La Lucha.Yribarren J.M

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LA L U C H A

COLECCIÓN

HERAKLES

Biblioteca Enciclopédica de los Deportes

SERIE

T — TÉCNICAS

DEPORTIVAS

J. M. YRIBARREN DE ACHA Luchador. Miembro del Consejo Directivo de la Federación Levantina de Lucha. Diplomado en Judo y Defensa Personal

LA LUCHA

EDITORIAL HISPANO EUROPEA BARCELONA (ESPAÑA)

Es propiedad 1965 © Editorial Hispano Europea

Depósito Legal: B: 24173-1965 GRÁFICAS PÉREZ

Núm. de Registro. B. 336-65

- Calderón de la Barca, 3 -

BARCELONA

PREFACIO DEL AUTOR Es para mí una gran satisfacción poder dar a conocer a todos los lectores de habla española las diversas luchas que se practican en el mundo, refundidas en un solo libro en el cual he puesto toda mi ilusión. Hacía falta un libro como éste que enseñase a todos los aficionados a la lucha, no sólo las peculiaridades de su especialidad preferida sino las de tantas otras que forman una sola lucha con un solo ideal: vencer al contrario. Todos mis conocimientos sobre las luchas que en el mundo existen, sus pormenores, sus historias, sus técnicas, todo he procurado exponerlo de la forma más sencilla con la intención de lograr que cada día sean más y mejores quienes practiquen las luchas y para que se beneficien de las innumerables virtudes que éstas poseen. Pero este libro no hubiese visto la luz de no haber intervenido personas cuyos nombres no pueden quedar en el anonimato, quienes con su ayuda, su aliento y su desinteresada colaboración, tanto me han ayudado en mi trabajo. Mi agradecimiento en primer lugar al Director de Editorial Hispano-Europea, señor Prat, quien tan acertadamente me orientó en la realización de este libro. Igualmente, mis más sinceras gracias a don Ignacio Jiménez Balgañón, Vicepresidente de la Federación Española de Lucha, y fanático de todo lo relacionado con la lucha, al que tanto debe ésta en España. A don Juan A. Caparros Benavent, Presidente de la Federación Levantina de Lucha, por su entusiasta labor

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en este deporte, al que ha dado un auge como nunca había conocido. Estoy muy agradecido a don Miguel Jiménez, asesor técnico de la F.L.L., tercer dan del Kodokan, el hombre que se ha entregado por entero al judo — su deporte, su afición y su pasión —, una de las más destacadas figuras que tiene el judo español. Gracias, Vicente Pía, Secretario de la Federación Levantina de Lucha por tu gran colaboración. ¡Cuan agradable y fácil resulta trabajar con estos compañeros y verdaderos amigos! Finalmente, muchas gracias a luchadores, a judokas, a entrenadores, a todos, en suma. Y al estimado lector que, tal vez por afición, quizá por curiosidad, tiene en sus manos este libro, espero le enseñe muchas cosas y llegue a convertirle en un judoka más, un luchador más o un aficionado más. O simplemente, que su lectura le haga pasar un rato agradable. Por lo menos, ese es mi deseo. YRIBARREN DE ACHA

DEPORTES DE COMBATE: JUDO, CATCH, DEFENSA PERSONAL Y MUCHAS COSAS MAS En primer lugar, es necesario aclarar estos conceptos, ya que si el estimado lector no los comprende claramente, le va a resultar a veces difícil distinguirlos. Para el profesional de la lucha, con muchos años de gimnasio, quizá esto le parezca innecesario, pero la realidad es muy distinta. Existen numerosas personas que ni siquiera conocían el término «deportes de combate». Pues bien, deportes de combate son todos los que se refieren a luchas. Todos en uno. Deportes de combate. Así, cuando lean que a una persona le gustan los deportes de combate, entenderán que su afición preferida son las diversas clases de luchas. Aclarado este punto, paso a otro no menos importante. Algunos creen que el judo es un deporte brutal, por tener que enfrentarse dos personas. Nada más equivocado. El judo es el arte de la agilidad, de la suavidad. Sus practicantes emplean la suavidad frente a la violencia de su adversario, de ahí el que niños muy pequeños lo practiquen sin el menor daño. Sobre la lucha grecorromana y la lucha libre olímpica hay una serie de ideas equivocadas, pero no ya sólo por parte del profano de la lucha, sino también incluso por algunos que la conocen, o creen conocerla. Grecorromana, familiarmente llamada «greco», es una especialidad de la lucha en la que no se permiten presas más abajo de la cadera, ni torceduras, ni golpes en la cabeza, ni estrangulamientos; consiste en luchar cuerpo a cuerpo (nunca mejor aplicado este término), por lo tanto no es el catch ni nada parecido.

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En la libre olímpica, casi desconocida en España, se permiten toda clase de presas, pero sin las violencias del catch. Es una lucha bellísima, intermedia entre la «greco» y el catch, pero no es ninguna de las dos. Catch, lucha libre americana, etc., ¡cuánto se habla sobre ella y cuánta afición hay en todo el mundo! «Catch as catch can», su nombre completo, equivale en nuestro idioma a «libre profesional», es decir, una lucha en la que se puede coger donde se quiera, practicada por una serie de personas que viven de ella, convirtiéndola en profesional. La Federación Española de Lucha tiene englobados a estos luchadores en su sección «Profesional». Pero no tiene nada que ver con las demás luchas, como creen algunos que la identifican con la libre olímpica, u otros que la asimilan a la grecorromana. En este libro no he querido separar totalmente cada lucha en su sección correspondiente para que se puedan observar mejor las similitudes que entre ellas existen; así, al hablar de la historia de la lucha grecorromana cito nombres famosos en el mundo del catch, sencillamente porque antes lo habían sido en la lucha grecorromana. O al citar ejercicios de entrenamiento, equiparo algunos de catch con los de «greco», sencillamente porque son buenos para ambos. Del mismo modo juego con los términos «deportes de combate», «deportistas», «arte», «ciencia», etc., porque, aunque unas veces cite un nombre y poco después otro, ello se debe a fin de cuentas a que el judo, valga el ejemplo, es un arte, pero también una ciencia. Siendo asimismo un deporte, ¿cómo llamar a los que lo practican? Deportistas, creo que es lo mejor. Quede bien claro, por lo tanto, que todas las luchas son hijas de una misma madre (a la que llamaremos «deportes de combate»), pero todas son distintas (judo, catch, grecorromana, etc.) y se diferencian entre sí por sus reglamentos y sus normas, distintos y propios de cada una. El hecho de citar en primer lugar la lucha grecorromana y terminar por el «sumo» no quiere indicar orden de

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preferencia ni de creación histórica, se debe simplemente a la forma en que fue preparado este libro, estudiando primero las propiamente occidentales y teniendo en cuenta que se empieza practicando la «greco», luego la libre olímpica, para terminar con el catch. Le sigue la lucha canaria, ajena a las citadas anteriormente, la leonesa, la lucha al aceite, etc., pero sin indicar preferencias ni antelación histórica. Y finalizo el estudio con las orientales, como igualmente pude haber empezado por ellas. Por lo tanto, el libro queda constituido por tres bloques, en los que «tanto monta» el uno como el otro. Primeramente, el grupo formado por grecorromana, libre olímpica y catch. El segundo, por numerosas luchas que en el mundo existen, agrupando las regionales españolas federadas con otras de diversos países. Y el tercer grupo, formado por las dos luchas nacidas en Oriente, el judo y el sumo. Todas ellas tienen vida propia e independiente de las demás, todas persiguen un mismo fin — vencer al contrincante — y todas ellas pertenecen a una misma entidad deportiva, la Federación Española de Lucha. La sección de defensa personal es propia a todas ellas y, aunque no se trate de una lucha de competición, valga la frase, todos queremos saber cómo deshacernos de nuestro enemigo o defendernos de él, en alguna ocasión.

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LUCHA GRECORROMANA A) CONSIDERACIONES GENERALES HISTORIA DE LA LUCHA

La lucha es tan antigua como la existencia del hombre sobre la tierra. Si algún deporte ha de practicar el hombre, o ha de serle de más utilidad, sin duda alguna es la lucha. Desde los documentos más antiguos que se conservan vemos cómo el hombre lucha en la guerra, lucha para sobrevivir, lucha para poder alimentarse, lucha en fin por todo, porque a fin de cuentas la vida es lucha. Los griegos consideraban a Hércules como el maestro y Hermes era el dios de la lucha. La lucha griega fue introducida en Roma a finales del siglo xi antes de Jesucristo. Pero en esas luchas se permitían toda clase de presas; era una lucha sin reglamentar, luchar por luchar y sin atenerse a ninguna norma, venciendo el más fuerte o el que resistía más tiempo, se podía dar puñetazos, poner zancadillas, etc. Dos clases de luchas había que distinguir en aquella época: la lucha en pie, «palé orthé», en la cual se tenía que derribar al contrario, y la «culisis», en la que continuaba el combate cuando el contrario era derribado. Pero los métodos no comenzaron a suavizarse hasta la Edad Media. Un país, Gran Bretaña, y un rey, Enrique VIII, lograron que la lucha se propagase enormemente, hasta hacerla popular. Enrique VTII, que fue un gran luchador en su época, hizo, con su incondicional apoyo, que este de-

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porte se popularizase enormemente, hasta ser el más privilegiado en aquellos años. Más tarde sería Francia la gran meca de este deporte, y allí habrían de surgir las primeras salas de lucha. Así fue como nació la lucha grecorromana, mucho más suave que la antigua lucha anterior a la era cristiana, sin golpes más abajo de las caderas. Esta lucha alcanzó rápidamente gran popularidad en Francia, y en 1898 se celebraba en París el Primer Campeonato del Mundo de Lucha Grecorromana. Un hispanofrancés, Paúl Pons, fue el vencedor. Más tarde, esta invencible estrella de la lucha grecorromana fundó en París el «Gimnasio Pons», del que saldrían los mejores luchadores de aquella época. En España existía, en Barcelona, el gimnasio del Ateneo Enciclopédico Popular, que forjó en aquellos tiempos grandes luchadores. Pero a medida que pasaron los años, fue decreciendo la afición por aquella lucha que era la admiración de las enormes masas de gente que llenaban las salas en donde se celebraban los combates, a causa de una serie de personas desaprensivas que con sus malas artes viciaron y corrompieron lo que en un principio había sido una lucha noble que entusiasmaba al público. Por eso, desde entonces este maravilloso deporte que dignifica al hombre por recio y viril, ha quedado reducido al campo amateur, del que han seguido saliendo las figuras que luego suben al ring. Lucha grecorromana es la que acabo de citar, pero hay otras muchas, desde la oriental del judo, tan en boga en la actualidad en todo el mundo, hasta luchas regionales, de las que hay infinidad en la mayoría de los países. Dos existen en España: la lucha leonesa que, como su nombre indica, procede de León, y la canaria, de las islas Canarias. La lucha leonesa consiste en formar dos equipos o bandos de diez a veinte hombres cada uno. El combate comienza agarrándose al cinturón del adversario. Hay que

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derribarlo. Aplicando todas sus fuerzas, cada contendiente trata de derribar al contrario. La lucha es a tres caídas. La lucha canaria consiste en agarrar con la mano izquierda el calzón del adversario y poner la derecha en la espalda. Los combates son a tres o a cinco caídas. El gran maestro francés de la lucha, Louis Ballery, en su obra «Toute la lutte», al hablar de la lucha canaria dice textualmente: «...les indigénes de ees iles pratiquent une lutte qui ressemble á la lutte au calecon des suisses», o sea: «los nativos de estas islas practican una lucha que se parece a la lucha del calzón corto de los suizos». Esto demuestra claramente el gran número de luchas que existen en el mundo y el parecido que hay entre ellas, sobre todo en cuanto al fin que persiguen: vencer al contrario siguiendo ciertas reglas más o menos rigurosas, según la clase de iucha. Por último y a título de orientación para que el lector conozca, aunque sea muy estrictamente, el amplio campo que abarca la lucha, voy a citar el «catch as catch can», literalmente: «coger como se pueda», que es de origen inglés y que en todos los continentes atrae enormes masas de público a los recintos donde se practica. En ella están permitidas toda clase de presas, muy al contrario que en la grecorromana. Esta lucha es más espectacular que la grecorromana, al permitirse infinidad de trucos que en ésta se hallan terminantemente prohibidos. Pero todas las luchas, sea la que sea, dan al que la practica una seguridad en sí mismo, en su cuerpo, en sus propias fuerzas, que ningún otro deporte es capaz de lograr. HOMBRES FUERTES DEL MUNDO

Muchas han sido las figuras que con su potencia, sus impresionantes músculos y su agilidad han entusiasmado a los públicos de todo el mundo. Baste recordar aquellos

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nombres que hace más o menos años circulaban de boca en boca con un gesto de admiración. En todo libro de lucha grecorromana deberá citarse en primer lugar al «Gran Pons», que tanto ha hecho por ella. El fue el primer campeón mundial de esta lucha y era hispano-francés, motivo mayor aún para que su nombre destaque por encima de todos. Italia aportó a la lucha nombres tan famosos como los de Lancelotti y Bonetti; Bélgica a Le Marín y Le Boucher; Holanda a Van Der Berg; Rusia al hercúleo Georges Hackenschmidt, a Zaikine, Pytlasinsky, Padoubny, a Spoul, el hercúleo siberiano del Club de San Petersburgo. Citemos también al senegalés Anglio; al formidable norteamericano Tommy Gribson; a los hermanos suizos Deriaz; a los turcos, grandes luchadores en todos los tiempos, con Madrali, Ahmed, Mehmet, etc.; a los japoneses Takes Yanno y Yasniti Ono, considerados ídolos de su pueblo y condecorados por el emperador del Japón; el argentino АН Bargach; el alemán Cari Saft; el danés Jess Petersen, campeón del mundo; al hercúleo Tarkowsky, Mikailovicht y Rolland, campeones del mundo de pesas, como el canadiense Douglas Hepbourn y Charles Rigoleaut; el campeón mundial de lucha, Karadajian; el gran luchador y levantador de peso español, Hércules Cortés, etc. Nuestra patria también ha dado grandes figuras en el campo de la lucha, como Javier Ochoa «el León Navarro», José Salvado, Eladio Vidal, José Ardevol, los hermanos Huertas, etc. En la actualidad, la lucha se encuentra en nuestro país en un plano secundario, ya que no goza de esas figuras de categoría mundial que son imprescindibles para que un deporte se haga popular. Además, la juventud actual prefiere otros deportes más cómodos, más «bonitos», y sobre todo menos recios, ante el temor de una lesión más difícil de producirse de lo que la gente cree.

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E L LUCHADOR «NACE», PERO TAMBIÉN «SE HACE»

Nada más erróneo que esa creencia tan extendida entre la gente de que el luchador «nace», es decir, que ya desde muchacho apunta unas cualidades que le llevarán al éxito como luchador. Esto es cierto en una proporción muy pequeña. Un joven puede ser fuerte por naturaleza, incluso empezar a asistir al gimnasio para ver luchar a los demás, pero si no lleva dentro ese impulso que le atrae al ring no será nunca nada como luchador. Mis años de experiencia como deportista, no ya como luchador sino como deportista en general, me han enseñado que en el deporte, como en todas las actividades de la vida, lo primero que hace falta es la vocación. Nunca mejor que ahora para recordar unas palabras inmortales del tan llorado como admirado doctor Gregorio Marañón, gran médico, gran escritor, gran pensador y gran hombre. En un libro dedicado a los médicos españoles dice textualmente: «...todo lo que se hace sin vocación se marchita como una flor. Todo lo que se hace con vocación, aunque parezca insignificante, fructifica para siempre». Creo que con estas palabras está dicho todo. Puede haber luchadores que no sientan afición por lo que están haciendo, pero yo les invito a que abandonen la lucha y se dediquen a algo que les guste más, porque más pronto o más tarde fracasarán. Hay que tener afición, gran afición diría yo, para practicar un deporte tan bello, tan viril y tan recio, pero tan duro como es la lucha. ¿Qué duda cabe de que el mejor dotado tendrá ya desde pequeño más facilidad para triunfar que el débil? Pero todo consiste en proponérselo como me lo propuse yo. Os aseguro, y me dirijo ahora a los lectores que se asoman por curiosidad a estas páginas, que si sentís afición, si de verdad queréis ser fuertes, muy fuertes, acudid sin demora a cualquier gimnasio en donde se practique la lucha, pasad un año entrenándoos con tesón, y luego mirad los resultados; si no habéis conseguido potentes músculos, si no



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os sentís seguros de vosotros mismos, yo me atrevo a aseguraros que es porque no os habéis entrenado como debíais. No os quepa la menor duda. Pero si habéis conseguido lo que os habíais propuesto, seguid adelante, pensad que no habéis puesto más que la primera piedra, pero el edificio tiene muchas y con una sola no basta. Y os digo esto porque existen personas que «se lo creen». En efecto, hay tipos muy curiosos. Llegan muy callados el primer día al gimnasio, pasan los meses, el muchacho se va robusteciendo, los músculos se le empiezan a marcar y de repente hay una reacción en él, tan extraña como antideportiva. Se vuelve fanfarrón, retador, etcétera. No. No es eso. Ese tipo tampoco llegará muy lejos. Y ante todo, no es un verdadero deportista. El luchador tiene que demostrar que por encima de todo es un deportista. No sólo exterior sino también interiormente. El joven que aun no habiendo sido dotado por la naturaleza de esas cualidades necesarias para ser luchador desea serlo, debe seguir adelante sin desmayo, pero no crea que ha triunfado por haber logrado su primera victoria, o porque sus compañeros le alaban sus nuevos músculos. Que mire a las grandes figuras y se dará cuenta de lo lejos que está todavía de llegar a la meta soñada. Pero llegará. Querer es poder, y si no ha nacido con un cuerpo dotado para la lucha, pero él quiere conseguirlo, lo conseguirá. Tardará tal vez más años que el bien dotado por la naturaleza, pero llegará, e incluso puede que más lejos que los demás. Al que «nace» para la lucha sólo tengo que decirle que no desaproveche la oportunidad que le han puesto en sus manos, y al que quiere ser luchador, que haga un examen de conciencia y si de verdad quiere serlo que no pierda un día más, porque será un día más que ha malogrado para conseguir su meta. Pero los dos llegarán.

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Dos excelentes puestas de espaldas de las que sólo podrá zafarse el luchador caído haciendo «puente». No obstante, será muy difícil que pueda evitar la derrota a no ser que posea un poderoso cuello y aventaje en bastantes kilos a su contrincante, con lo que resistirá el «puente» el tiem. po recesario para poder escapar de eu comprometida situación. Cuando u n luchador se encuentra ya. cayendo de espaldas a la lona, como en estas fotografías, deberá intentar con todas sus fuerzas doblarse hacia un lado y agarrarse a su contrario; de esta manera evitará el ser «planchado».

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VERDADES Y MENTIRAS

¡Cuántas leyendas circulan por el mundo sobre la lucha! ¡Cuántas verdades, pero también cuántas mentiras! Por ejemplo, se dice que el luchador es un ser muy fuerte, un poderoso atleta. En efecto, es una gran verdad, pero no todo luchador ha de pesar cien kilos ni tener cara de «malo». Los hay bajos y delgados como corresponde a la categoría en que militan, ya sea ésta gallo, pluma, etc.; o de primera, segunda categoría, etc., como se llaman hoy en día. Se cree también que el luchador ha de tener cara de luchador. Yo nunca supe que había caras de luchador, supongo que entonces también las habrá de funcionario público, de bombero, de futbolista, etc. Y si por luchador se entiende tener tipo de bruto, nada más erróneo, porque el bruto tendrá mucha fuerza, pero nunca inteligencia para saber cómo y cuándo atacar o defenderse, salvo raras excepciones que no hacen más que confirmar la regla. Se dice también que los «intelectuales», entiéndase por ello a los estudiantes y profesiones de esta índole, no sirven para luchadores. Gran error, porque empezando por buenos compañeros y amigos míos que son estudiantes de medicina, leyes, comercio, etc., así como profesionales de la lucha que son excelentes hombres de negocios, y terminando por el autor de estas líneas que lleva su buen montón de años entre libros, todos demostramos que no es necesario ser leñador o cargador para poder ser luchador, ni tampoco «tener cara de luchador». Y entre «nosotros» tenemos desde un artista de cine hasta un locutor de radio; luego están equivocados quienes creen lo contrario. Tampoco es necesario emplear muchos años para llegar a ser un buen luchador, porque el que vale lo demostrará en seguida y lo mismo sucederá con el que no sirve; por lo tanto, el primero llegará pronto a su meta y el segundo no llegará nunca. 2

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Todo cuanto les he contado es para evitar malas lenguas de envidiosos y pobres de espíritu que sólo calumniando quedan satisfechos. Porque ni la lucha es violenta, ni peligrosa ni perjudicial para el cuerpo, sino todo lo contrario. Lo que ocurre es que esas personas que atacan por la espalda a la lucha tienen la enfermedad más dañina que existe y que ninguna medicina puede curar: la envidia. Yo les invito a ustedes, estimados lectores, a que vayan a un gimnasio en el que se practique la lucha, la prueben una temporada y luego den su opinión. Estoy seguro de que o se quedan para siempre como parte activa de este emocionante deporte, o se convierten en asiduos espectadores. Y si no quieren saber más de la lucha, sean sinceros consigo mismos y verán cómo lo que les ocurre es que han tenido «miedo» de subir a un ring. Pero ningún daño les ha hecho esa temporada pasada en el gimnasio. Lo que sucede en la actualidad es que la juventud se está haciendo cada día más cómoda ante las facilidades que el progreso está poniendo en nuestras manos: coches, escaleras mecánicas, ascensores, teléfono, radio, televisión, autoservicio, etc. El que más y el que menos apenas da un paso en todo el día, sentado en casa, sentado en el despacho, sentado en el cine, sentado siempre, y de ejercicio... nada. Ni un segundo al día dedican al ejercicio físico, y sus cuerpos se llenan de grasa, se hinchan, y algunos incluso se sienten orgullosos de su «barriga». Están matándose ellos mismos. Como puede observar, estimado lector, no estoy haciendo propaganda de la lucha; me refiero ahora al deporte en general, a sus beneficios infinitos; es la voz de la salud que llama a su puerta, pero usted será capaz de no escucharla. Es ya demasiado tarde, dirá, pero nada más lejos de la realidad, todo consiste en proponérselo. ¡Animo, pues nunca es demasiado tarde! Y ahora voy a hablar exclusivamente de la lucha grecorromana, pues dentro del maravilloso mundo del deporte se

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encuentra la lucha grecorromana, con su virilidad, su reciedumbre, su valentía. La lucha grecorromana es un deporte muy reglamentado hoy en día; el lesionarse es más difícil de lo que parece, y más difícil todavía si se está bien preparado físicamente. Da al que la practica una seguridad en sí mismo que sólo los deportes de combate pueden dar, porque enfrenta al hombre con el hombre, sin defensas, a la fuerza contra la fuerza, a la agilidad contra la agilidad, al valor contra el valor. Pero yo no quiero que me tachen de fanático de este deporte, ni de favoritismos, y menos aún que desconfíen de mis palabras tachándome de «exagerado». No. Ni una línea más que pueda considerarse propaganda. Les invito a que acudan a un gimnasio, observen, y luego den su opinión, pero que ésta sea sincera. Nada más. B) ELEMENTOS NECESARIOS PARA PRACTICAR LA LUCHA Voy a citar a continuación cada uno de los elementos sin los cuales no se puede practicar la lucha grecorromana como manda el reglamento vigente. Son estos elementos los siguientes: A) INDUMENTARIA. — Los concursantes deberán presentarse en público con maillot de una sola pieza y llevar, debajo, un slip de suspensión (art. 6.°). Está permitido llevar rodilleras ligeras; pañuelo (uso recomendado por el reglamento). Está prohibido añadir cualquier otra cosa a esta indumentaria; emplear calzado con tacones o suelas con clavos; embadurnarse el cuerpo con materias grasas o pegajosas (sistema tan usado por ciertos países cuyos nombres es mejor no recordar); estar sudoroso (el reglamento indica claramente a los arbitros tener gran cuidado para que los

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contendientes no estén materialmente bañados en sudor, lo que dificulta muchísimo la realización de las presas); usar muñequeras y demás artículos semejantes; llevar sortijas, pulseras, zapatos con hebillas; llevar calzado, calcetines o cordones de color verde, rojo, o parecido. B) TAPIZ. — Téngase en cuenta que en la lucha grecorromana se llama tapiz y no ring, como vulgarmente se conoce, al lugar donde se desarrollan los combates. El tapiz deberá medir seis por seis metros de lado como mínimo y tener diez centímetros de grueso en los encuentros internacionales. En los Campeonatos del Mundo y competiciones olímpicas el tapiz deberá medir ocho por ocho metros de lado. Para evitar todo accidente, deberá dejarse un margen de dos metros alrededor del tapiz, formado por un reborde del mismo grueso que éste. Las esquinas del tapiz se marcarán con los colores rojo y verde. En el centro del tapiz deberá trazarse un círculo de un metro de diámetro interior y de un ancho de diez centímetros en su circunferencia. El tapiz deberá ser montado sobre una plataforma elevada (postes y cuerdas como en los rings de boxeo, están prohibidos). La altura de la plataforma no deberá exceder de Г10 metros (artículo 7.°). C) SERVICIO MÉDICO. — Deberá funcionar durante toda la competición para estar dispuesto a intervenir en caso de accidente. En caso de litigio sobre el diagnóstico médico, la decisión definitiva será tomada por el médico jefe o por el consejo de los tres médicos, si éste se ha constituido. En este último caso, deberá figurar el médico del equipo del luchador en cuestión (artículo 8.°). D) EL ARBITRO, LOS JUECES Y EL JURADO. — En todas las competiciones internacionales, los directivos de cada match

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estarán compuestos por un presidente de tapiz, un arbitro, tres jueces y tres miembros del jurado (artículo 10). Está prohibido cambiar de jueces y de jurado durante el match. La indumentaria del arbitro y de los jueces deberá ser blanca y llevar la insignia de su nación. E)

EL COMBATE Y LA DURACIÓN DE LOS COMBATES. — La

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ración del match es de diez minutos, establecida en dos períodos de cinco minutos cada uno. Después del primer período de cinco minutos de combate, se dará un descanso de un minuto (artículo 11). Únicamente el arbitro puede, según su propia convicción, parar el cronometrador y detener el combate. Todo combate debe durar hasta la derrota del adversario. F) VICTORIA. — Puede ser por puntos, cuando después del tiempo reglamentario no ha habido un vencido; entonces se procede al recuento de puntos y el que más tenga ha vencido; o bien por puesta de espaldas (tocado, para no confundir con la lucha libre), que consiste en tocar el tapiz simultáneamente con los dos hombros y que el arbitro haya contado previamente hasta dos. Después de haber contado hasta dos, el arbitro levanta la mano para indicar que el «tocado» controlado ha sido comprobado. Así reza actualmente el reglamento en su artículo 31, ya que hasta ese momento no eran necesarios los dos segundos para dar por terminado el combate; con tocar el tapiz con ambos hombros al mismo tiempo era suficiente. Este artículo modificado es importantísimo tenerlo en cuenta, ya que de ahora en adelante, según mi opinión, revoluciona en parte el plan de ataque y defensa en los combates de lucha grecorromana. El luchador sobre el tapiz podrá zafarse de su contrario dando rapidísimamente una vuelta sobre su espalda, con tal que no quede retenido por su rival durante esos dos fatídicos segundos que le supondrían la derrota.

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Considero esta modificación del artículo 31 un gran acierto, ya que en adelante se evitarán ciertas victorias «casuales», pues ha habido casos de luchadores a los que, por un error de su contrario o por pura casualidad, se les ha servido la victoria «en bandeja». A partir de ahora, el luchador «casi vencedor» deberá «retener» dos segundos a su rival con los hombros sobre el tapiz, y desde estas sencillas páginas me atrevo a proponer una posterior revisión de ese mismo párrafo del artículo 31, en el sentido de que tendría que aumentarse en tres segundos más, o sea hasta un total de cinco segundos, el tiempo que el luchador debería permanecer sobre el tapiz para considerar «tocado». Ello supondría un rotundo triunfo para el luchador que lo consiguiese sobre su contrincante, ya que si durante cinco segundos éste no ha sido capaz de zafarse de la presa a que se le ha sometido, se demuestra rotundamente la superioridad indiscutible del adversario, quien se anotará un buen tanto en su palmares particular, algo así como el K.O. en el boxeo. Los boxeadores no dicen nunca las victorias que han obtenido globalmente sino que destacan las que han obtenido por K.O. Creo que sería un acierto, pero quede bien claro que ésta no es más que una opinión muy particular de un aficionado entusiasta de la lucha. Y mientras no se diga lo contrario, no hay que olvidar que para considerar «tocado» el arbitro deberá contar hasta dos. G) GONG. — Campana que anuncia el principio y final de cada asalto. H) CUIDADORES O SEGUNDOS. — Las personas que atienden a los luchadores al final de cada asalto. PESOS O CATEGORÍAS

Hasta hace pocos años se dividían en pesos, al igual que en la lucha libre, el boxeo, etc., pero en la actualidad

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se h a introducido u n a modificación y se emplean categorías: primera categoría, segunda categoría, etc. A continuación expongo los pesos que se encuentran comprendidos dentro de cada categoría: Primera categoría: Segunda categoría: Tercera categoría: Cuarta categoría: Quinta categoría: Sexta categoría: Séptima categoría: Octava categoría:

Hasta » » » » » » Más de

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kilos » » » » » » »

Sólo a título comparativo y para orientación de los lectores a quienes suponga u n a complicación el uso de «categorías», en vez de pesos como en los demás deportes, expongo seguidamente los «pesos» en catch: Peso Peso Peso Peso Peso Peso Peso

pluma: Hasta 56 kilos. gallo: De 56 a 61 kilos. ligero: De 61 a 66 kilos. semimedio: De 66 a 72 kilos. medio: De 72 a 79 kilos. semipesado: De 79 a 88 kilos. pesado: Más de 88 kilos.

Como puede observarse, en catch existen siete pesos, mientras en lucha grecorromana hay ocho categorías o pesos. Esto se debe a que el peso pesado del catch abarca dos de las «categorías» de la lucha grecorromana (la séptima y la octava); por lo tanto, el peso pesado, que en el catch se inicia en los 88 kilos, sigue limitado h a s t a los 97 kilos en la «greco», quedando libertad de este peso en adelante (más de 97 kilos). ESTATUTOS DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE LUCHA

(Extracto) Todo edificio debe tener bien afirmados sus cimientos o de lo contrario se derrumbará pronto o tarde; del mismo

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modo es absurdo pretender llegar a destacar en un deporte si no se conoce éste a fondo, no sólo en lo que se refiere a ejercicios y preparación física, sino también los reglamentos, estatutos y normas por los que se gobierna. Sólo con un conocimiento total se llegará al triunfo definitivo. Por dicha razón, voy a exponer a continuación los Estatutos de la Federación Española de Lucha y más tarde explicaré aquellos artículos más importantes del Reglamento vigente. Empiezo por los Estatutos. ¿De qué le serviría al luchador saber realizar perfectamente las presas, si no está al corriente de las que han sido eliminadas del reglamento, ni de las que han sido prohibidas, ni de los derechos y deberes que tiene para con su entrenador o para con su Federación? En primer lugar, téngase en cuenta que la Federación Española de Lucha abarca las siguientes modalidades de la lucha: Grecorromana Libre olímpica Libre profesional Canaria Leonesa Judo y además aquellas otras especialidades que pudieran surgir y que serían incorporadas previo estudio, reglamentación y aprobación de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes. Corresponde también a la Federación Española de Lucha el crear e intervenir en la formación de personal docente en materia de lucha, y en las designaciones de los que hayan de ocuparse de enseñar este deporte. Gran labor, acertadísima y muy competente, la que la Federación está realizando en este aspecto, gracias a la cual el deporte de la lucha en España aumenta día a día su número de practicantes. La Federación Española de Lucha está formada por: —Un Consejo Directivo (con sus distintos departamentos).

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—Las Federaciones Regionales. —La Asamblea o Pleno. El Consejo Directivo está compuesto por: 1." 2.° 3.° 4.° 5.° 6.°

El Presidente de la Federación Española de Lucha. El Asesor Técnico. Los Vicepresidentes. El Secretario General. El Tesorero-Contador. Los Vocales.

Las Federaciones Regionales, por delegación de la Federación Española de Lucha, regirán en su demarcación las distintas modalidades de lucha, teniendo como principal misión el desarrollo, fomento y elevación de las mismas. Estarán compuestas por: —Un Presidente. —Un Vicepresidente. —Un Secretario. —Un Tesorero. —Los Vocales. Muy importantes son las incompatibilidades que imponen los Estatutos. Dicen textualmente: «...Ningún miembro del Consejo Directivo de la Federación Española de Lucha ni de sus Federaciones Regionales podrá ser a la vez directivo de un club de lucha o jefe de la sección de lucha de alguna sociedad o club.»

REGLAMENTO INTERNACIONAL DE LUCHA GRECORROMANA

(Extracto) La lucha grecorromana es actualmente un deporte amateur, y fue precisamente cuando dejó de serlo, hace ya muchos años, cuando tan viril deporte se echó a perder con las malas artes de algunos desaprensivos; en el amateurismo,

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y sólo en él, tiene su puesto la lucha grecorromana, practicada por unos deportistas fuertes y nobles como sus normas lo exigen. El Comité Olímpico Internacional ha descrito así al deportista amateur: «...Es amateur quien participa y siempre ha participado en los deportes, sin ganancias materiales. Para calificarse como amateur es necesario reunir las siguientes condiciones: A) Tener una ocupación normal que le asegure su presente y futura existencia. B) No haber recibido nunca cantidad alguna por participar en cualquier competición deportiva. C) No salirse del Reglamento de la Delegación Internacional del deporte que practique. D) No salirse de la interpretación oficial de sus Reglamentos.» Respecto al pesaje, éste deberá empezar el primer día del campeonato, de cuatro horas a tres horas antes del primer combate. Los demás días deberá empezar dos horas antes y acabar una hora antes del primer combate. El pesaje deberá efectuarse sin ropas y los luchadores serán examinados antes del mismo por los médicos, quienes podrán rehusar a todos los que puedan provocar alguna contaminación. Las uñas deberán estar muy bien cortadas. Durante el combate, en ningún momento podrá el luchador abandonar la pelea. Únicamente el entrenador y un directivo del equipo pueden asistir y ayudar en los cuidados dados por el médico. Respecto a los jueces y el arbitro, éstos asumen todas las funciones previstas en los reglamentos. Para cada juez hacen falta: 4 paletas rojas, con nada, 1, 2, 3. 4 paletas verdes, con dada, 1, 2, 3. 1 paleta blanca.

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Voy a exponer a continuación las presas consideradas ilegales en lucha grecorromana. Son éstas: 1. Tirar de los pelos o de las orejas, pellizcarse, golpear las partes genitales o tirar del «maillot». 2. La torsión de los dedos de los pies. 3. Pelearse, darse patadas, estrangularse, realizar o provocar presas que puedan poner en neligro la vida del adversario o provocar una fractura o luxación de los miembros. 4. Las presas que tienen por objeto torturar al adversario o hacerle sufrir para obligarle a abandonar. 5. Pisar al adversario. 6. Tocar al adversario entre las cejas y la línea de la boca. 7. La presa de garganta. 8. Levantar al adversario que está en puente y volverle a lanzar luego sobre el tapiz. 9. Retorcer los brazos a más de 90°. 10. La presa de cabeza con las dos manos. 11. Hundir el codo o la rodilla en el vientre o en el estómago del adversario. 12. La corbata. 13. Hablar los luchadores entre sí durante el combate. 14. Sujetar al adversario por debajo de las caderas o apretarlo con las piernas. 15. Todos los empujes, presiones o salidas por contacto de las piernas sobre cualquier parte del cuerpo del adversario. 16. Finalmente, está prohibido, por ejemplo, en el ataque durante la lucha en tierra, levantar al adversario por la entrepierna con la rodilla y el muslo, para provocar su caída. Trata a continuación el Reglamento de las amonestaciones. Dice textualmente el artículo 24: «...El arbitro puede hacer una amonestación al luchador que comete una falta, con el consentimiento de dos jueces o por mayo-

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ría de votos, teniendo en cuenta los votos de los miembros del jurado en el momento de la votación.» Y señala el citado artículo los casos en que se deberá aplicar la amonestación: A) B) C) D)

Pasividad. Presas ilegales. Infracción de la disciplina en el trascurso del match. Violación de las reglas.

El deber del arbitro hacia el luchador que comete una irregularidad es el siguiente: A) B) C) D)

Hacer cesar la irregularidad. Hacer soltar la presa si ésta es peligrosa. Solicitar una amonestación. El luchador que comete una falta puede ser declarado vencido.

Finalmente, voy a tratar de la puntuación, tan importante en este deporte, ya que numerosos combates finalizan su tiempo reglamentario sin vencedor ni vencido sobre el tapiz, por lo que se ha de recurrir a los puntos que los jueces han ido anotando durante el desarrollo del combate. Se pueden conceder uno, dos o tres puntos ateniéndose a lo que señala el Reglamento. UN PUNTO: El luchador que pone y mantiene a su adversario en tierra, pasando por detrás de él. El luchador que sobrepasa y mantiene al adversario. El luchador que realiza una presa correcta y que hace tocar el tapiz a su adversario, con el hombro o con la cabeza, durante la ejecución. La amonestación contará un punto para el adversario. Si un luchador se echa a tierra voluntariamente, bien porque esté agotado o porque su idiosincrasia de lucha sea ésta, hay que anotar un punto a su contrario. Dos PUNTOS: El luchador que realiza una presa correcta y que pone momentáneamente en peligro a su adversa-

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rio (menos de cinco segundos). Los luchadores que toquen instantáneamente el tapiz con los dos hombros deben ser penalizados con dos puntos. TRES PUNTOS: El luchador que mantiene a su adversario en peligro (ángulo de los hombros con el tapiz menor de 90°) durante cinco segundos. En este caso será el arbitro quien cuente los segundos. VIDA DEL LUCHADOR

Ante todo el luchador debe ser un deportista, un verdadero deportista en el sentido más amplio de esta palabra. Deportista en el modo de vivir, de trabajar, de expresarse, deportista en el modo de acatar las órdenes o las decisiones de sus superiores, sean éstos entrenadores, arbitros, etc. Una vida sin desórdenes de ninguna clase, sin vicios. El deportista debe hacer vida al aire libre, ser un enamorado de la Naturaleza, no de las tabernas, de los tugurios y demás lugares que sólo servirán para que con el tiempo pierda su categoría de tal. Quede por tanto bien claro que no considero deportista al vicioso, al trasnochador y al pendenciero. Aquí me dirijo sólo al que desea ser el mejor, física y moralmente, al que esté dispuesto a sacrificarse en muchos momentos por el deporte, por su deporte, porque todo lo bueno cuesta. Vaya para él mi más sincera felicitación, porque ha escogido el buen camino. VIDA

SOCIAL

Ante todo, el deportista — se llame luchador, gimnasta o atleta —, debe tener un dominio absoluto sobre sí mismo. Sí, ya sé que eso no es nada fácil, pero lo podéis y lo debéis conseguir, de lo contrario, causaréis vuestra ruina física y moral.

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Una disciplina rígida en grado sumo es necesaria. Sin titubeos, sin vacilaciones, hay que dominar nuestros actos y nuestros pensamientos. El deportista, en general, está más expuesto que ningún otro ser humano a las debilidades terrenas, a placeres y distracciones que sólo conseguirán desviarle del verdadero objetivo, del único objetivo que debe perseguir todo deportista: el triunfo deportivo, pero también el triunfo sobre nuestros instintos, a veces mucho más difícil de conseguir que el primero. El deporte es el fenómeno del siglo xx; hoy en día se habla de deporte, se discute de deporte, se practica deporte, pero hay muy pocos deportistas. Porque no todos los que practican un deporte merecen llamarse deportistas; los hay que sólo saben vanagloriarse de sus propios triunfos, los hay que al lograr su primer triunfo se erigen en figuras aunque después se pierdan en el anonimato, los hay en fin que presumen de ser más poderosos que los demás, de ser el mejor, el más fuerte. ¡Cuántos han hecho el ridículo! Por encima de todo, el deportista debe ser modesto. Se le debe admirar dentro y fuera del recinto deportivo. Dentro, por sus triunfos logrados en buena lid ante sus adversarios; fuera, por su vida sencilla, modesta, propia del ser humano que es. El deportista, el luchador, hace vida en sociedad, alterna con otras personas y debe saber comportarse. Ante todo, nunca debe presumir de sus poderosos brazos o de sus grandes victorias; ya saldrá a la conversación sin que él lo adelante. Debe ser educado, fino, galante; pero nunca grosero, arisco, donjuanesco. Ha de procurar que su presencia y su conversación agraden a los demás, y debe evitar discusiones y peleas; los demás ya saben que es luchador, no es necesario que lo demuestre. Porque arme el gran escándalo y salga vencedor nadie le va a considerar mejor luchador, sino simplemente un fanfarrón. Un punto muy importante es la personalidad. Todo ser humano debe tener su personalidad propia, prescindiendo

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de imitaciones como hoy se ha puesto tan de moda al pretender imitar a ésta o aquella figura de actualidad. ¡Qué sensación de pobreza de espíritu dan esas personas! ¿Es que no están orgullosas de lo que son? No. Tienen que recurrir a imitar a quien sea. Es absurdo. Tened vuestra personalidad, vuestro modo peculiar de andar, de alternar, de vestir, etc. Además, hay que ordenar actividades e ideas. Nada de improvisaciones. De dejarlo todo para última hora. Emplear para cada acto el tiempo que sea necesario, sólo el necesario, ni más ni menos. No hacerlo rápidamente, ni perder el tiempo repasándolo una y otra vez. Dominio en cualquier circunstancia, en cualquier situación. Ante un accidente o ante cualquier otro espectáculo que pueda ser desagradable no retroceder nunca, pero tampoco querer curiosearlo todo. Ayudar. Colaborar. Y que cuando os pregunten vuestra identidad, una vez pasados los primeros momentos del desastre, cuando se os vaya a agradecer de la forma que sea vuestra desinteresada colaboración, podáis decir con la frente muy alta: soy fulano de tal, luchador, Así. Sin más. Es suficiente. Otro punto que creo conveniente tratar es la postura que se debe adoptar al andar. Al andar, la postura no debe ser encorvada, como queriendo demostrar modestia, o quizá tal vez pasar inadvertido, ¿por qué? Pero tampoco hay que mostrarse arrogante o incluso arrollador, pretendiendo que se postren a vuestros pies los demás. Hay algunos que parecen querer dominar el mundo con su forma de andar. No. Ni lo uno ni lo otro. Andad erguidos, firmes, con la cabeza levantada, viriles, orgullosos de ese cuerpo fuerte y sano que tantos sacrificios os ha costado lograr, pero sin fanfarronear, sin arrollar. Sed modestos, sencillos, se os admirará más todavía. Os lo aseguro. Quiero tratar ahora de ciertos peligros que, como ya indiqué al principio de este capítulo, no lo son más que de una manera esporádica.

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Ante todo, las mujeres; sí, tal como lo estáis leyendo. No voy a aconsejaros que huyáis de las mujeres, nada más absurdo ni antinatural, ni que os dediquéis a la sencilla y peligrosa profesión de conquistadores femeninos. No. Os voy a aconsejar que tratéis a la mujer como se debe y como se merece. La mujer es un ser delicado e inferior a vosotros; sed finos, amables, educados; en una palabra, sed hombres. Me refiero, claro está, a vuestras relaciones con mujeres, no con esos desperdicios humanos de vida fácil, que sólo pretenden robar la salud y el dinero. Ahuyentad de vuestra mente todo pensamiento nocivo que en nada os ayudará, sino en preocuparos y en desviaros de vuestro único ideal, el triunfo deportivo. Casaos Jóvenes; es muy recomendable, ello evitará un sinfín de tentaciones y al mismo tiempo ordenará vuestro organismo. Nunca se os ocurra ir a ciertas «casas» donde sólo infecciones, enfermedades y miseria podréis obtener. Os hablo no como moralista, ni como sacerdote, porque ninguna de las dos cosas soy, sino como compañero vuestro de gimnasio y de entrenamientos. Es un consejo, en vosotros está el tomarlo. Mi felicitación para los que no se hagan los sordos. En mi vida como deportista, he observado que no sólo los luchadores y los deportistas en general toman a veces calmantes, sino que son los propios entrenadores los que los obligan a tomar. Yo he sido objeto en su día, hace ya años, de esa orden, porque no se puede llamar de otra manera. Es una barbaridad y quienes los toman u ordenan tomar, sólo demuestran con ello, sean deportistas o entrenadores, su incompetencia. Estos calmantes, bromuro principalmente, ejercen sobre el organismo una acción calmante pasajera, pero luego hace reaccionar mucho más violentamente al que los ha tomado, con lo que a la larga saldrá perjudicado.

Salida de un «souplesse». El luchador que lo ha

ejecutado

es el que queda en este caso debajo momentáneamente, ya que su propio impulso le h a r á rodar, por lo que al Anal de la presa las posiciones deben quedar invertidas a lai; de la

fotografía.

El luchador lanzado sufrirá en esta presa un duro castigo, ya que será su cuerpo el que cargue con todo el peso en la caída, aunque la fotografía parezca demostrar lo contrario.

I

'

José Panizo. Seis años campeón de España. Peso pesado. Perteneciente a la Federación Castellana-Centro.

Dos momentos distintos del «souplesse», presa decisiva en Lucha Grecorromana, ya que se requiere u n a gran habilidad p a r a poder salvarse de ella sin ser derrotado. Técnica, valor y perfecta ejecución. Obsérvese cómo el luchador que la realiza se a p o y a con la cabeza en el ring, por lo q u e es sumamente importante el entrenamiento del cuello. P r e s e de gran mérito y belleza. No h a y q u e huir de esta presa. Algunos luchadores van dando vuelt a s a la lona continuamente para que no los lancen, aunque tampoco se deberá permitir cuando nosotros no podamos responder con las mismas a r m a s , y a que el «souplesse» s u m a unos puntos que pueden ser decisivos si no ее contrarrestan.

El luchador de la derecha de la fotografía está materialmente derrotado por la perfecta presa a que le tiene sometido su contrincante. Si su rival no comete a l g ú n error técnico, pocos segundos podrá resistir en esa posición tan a p u r a d a , de la que saldrá vencido al agotarse y tocar con los hombros el tapiz. H a y que evitar en todos los casos q u e d a r en esta situación, de la que es materialmente imposible salir, sobre todo si el contrincante le бирега en peso.

El luchador que se encuentra arriba está descansando completamente por lo que, si el combate no le es favorable, no se le deberá permitir que permanezca en esa posición, ya que en ella se recuperará y p o d r á a continuación a t a c a r de forma contundente. El luchador que se encuentra debajo deberá esperar el movimiento de su contrincante p a r a zafarse rapidísimemente, ya que de lo contrario de la posición de la fotografía podría pasar a otra en la que vería acabar el combate. L a agilidad y el ataque en el momento oportuno es le mejor a r m a centra este presa.

LUCHA GRECORROMANA

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Dos aspectos más quiero tocar en este capítulo: el tabaco y la bebida. Voy con el primero. El tabaco. Yo no fumo. Pero no creáis que tengo nada contra el tabaco. No. Yo sólo os doy un consejo, en vosotros está el aceptarlo o no. Considero peligroso el fumar; perjudica los pulmones, fatiga antes al fumador. La nicotina es un veneno para el deportista. No fuméis. Y la bebida. Espectáculo lamentable el que dan los bebedores cuando pierden el control de sus facultades. No es que os considere en ese grado de bebedores, una copa hoy y otra mañana irán minando el organismo. Yo no bebo. No. Seguro que alguno de vosotros ya me está llamando anticuado, ñoño, ridículo... y otras cosas que me callo. No. Yo no bebo porque soy un enamorado del deporte, pero del deporte puro, sin artimañas, sin negocios misteriosos, y sin dinero. Sobre todo eso: sin dinero. Practico deportes, he practicado casi todos los que existen, y me gustan todos. Cada uno tiene un «algo» que agrada, cautiva y distrae. Hay deportes que no exigen plenitud de facultades para practicarlos, pero aquí me dirijo a luchadores, y esos deportes de lucha en general exigen mucho del cuerpo, yo diría que una entrega total, constancia, mucho entrenamiento, plena forma física, ¿creéis que en la taberna vais a encontrarla? Dejad esas copitas, hoy una, mañana otra. Un poco de vino en las comidas no hace daño, cerveza de acuerdo, coñac para cuando estéis resfriados (pero no he dicho tomarlo para no resfriaros, no nos engañemos), y nada más. Refrescos los que queráis, a pesar de que hoy están apareciendo algunos que casi me van a obligar a retractarme de lo anteriormente dicho. Porque ese limón, naranja, etc., que tanto destacan a la hora de hacer la publicidad del producto, cuando llega el momento de consumirlo no se ve ni se nota por ningún lado. Resumiendo: ni tabaco, ni bebidas alcohólicas; es un consejo de un deportista a los deportistas. i

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LA

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VIDA DEPORTIVA

El luchador deberá hacer vida al aire libre, ello es muy beneficioso para su forma física. Existen deportes que le ayudarán no sólo a mantener su forma física sino incluso a mejorarla. Son éstos: Levantamiento de peso (Halterofilia). — La potencia, dureza de golpe y potente musculatura que da el levantamiento, le ayudarán a la hora de enfrentarse con un rival. Existen ciertos ejercicios de levantamiento que cuando los domine le servirán de mucho en el ring, en el tapiz o en el tatami. Atletismo. — Dentro de este deporte, los saltos y los lanzamientos le darán la agilidad necesaria; es éste un deporte que se puede practicar en todas partes. Peso y disco, estos dos lanzamientos los podrá hacer en la playa o en el campo; no se persigue que supere ningún récord, sino simplemente la distracción mientras toma el sol, luego no es necesario que tengan lugar en una pista de atletismo. El salto de altura y el de longitud también pueden hacerse en cualquier lugar. Se busca con estos ejercicios la distracción y el mantenimiento en forma. Las carreras, alternando larga y corta distancia, rápida y lenta, darán el fondo del que tan necesitado está el luchador que con tanto ring, tanta pesa, tanto gimnasio en suma, llega a olvidarse un poco del entrenamiento atlético, concretamente de la carrera, tan adecuado para adquirir fondo. Gimnasia de aparatos. — Es muy beneficiosa, aunque quizás al peso pesado o semipesado le cueste demasiado colgarse de la barra fija o hacer el «cristo» en las paralelas. La considero excelente por los potentes hombros que proporciona, por la cintura ágil y de hierro, por esos abdominales a toda prueba, etc. Un poco de paralelas, de anillas, o de barra, servirán de mucho al luchador. Los an-

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teriormente citados pesos pesados y semipesados deben probar; observen que digo probar y hacer lo que buenamente puedan, porque comprendo lo difícil que es colgarse materialmente de unas anillas con sus 80, 90 o 100 kilos, y hacer el «cristo» como si se tratase de gimnastas consagrados de 50 kilos solamente. Remo. — Es un deporte excelente por la fortaleza que da a toda la musculatura de la espalda y preferentemente a los ríñones, tan castigados por los «souplesses», tan bellos y espectaculares, como difíciles y peligrosos para el que es proyectado sobre el tapiz. Es uno de los deportes más completos que existen, porque pone en juego todos los músculos del cuerpo. Natación. — Excelente como descongestionante de los músculos y para adquirir fondo. Muy peligroso cuando se acerca una competición, ya que el desgaste del agua, más el sol y el desgaste propio de todo ejercicio, darán al luchador una fatiga que le destrozaría sus energías cuando más necesitase de ellas. Ablanda en exceso los músculos, por lo que a los luchadores de pesos ligeros no les conviene practicarla. Fuera de temporada de competiciones es muy saludable, aunque sin llegar a la fatiga total. Juegos con balón (balonmano, fútbol, baloncesto, balonvolea, etc.). — Dan flexibilidad, sirven para mantener en forma cuando faltan días (pocos) para los combates; sin llegar a la fatiga, distraen y conservan en buena forma. Camping. — Sana distracción para aquel que, tras una semana de taller u oficina, busca en el mar o la montaña la «limpieza» de toxinas almacenadas en su organismo durante toda la semana. Muy sano y económico y al alcance de cualquier bolsillo, en España la gente no ha sabido sacar el máximo provecho a esta distracción-deporte que tanta salud aporta a nuestro organismo oculto toda la semana bajo gruesas ropas que no dejan filtrarse un solo rayo de sol.

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TRABAJO

Sin duda, el trabajo habitual que realiza el luchador diariamente tiene que influir, a la hora de sus entrenamientos, en la forma como ha de enfocarlos. Dejando aparte a los profesionales de la lucha libre, un luchador de grecorromana que sea cargador estará mejor dotado para la lucha que un estudiante, y no necesitará tanta preparación como el segundo, cuyas sesiones de entrenamiento habrán de ser durísimas si quiere igualar y superar al primero. Yo divido los trabajos u ocupaciones habituales de los luchadores de grecorromana en tres grandes grupos: A) Trabajos intelectuales, en los cuales incluyo a los estudiantes, periodistas, oficinistas, y demás oficios en que no se permanezca largo rato de pie o que no requieran gran esfuerzo muscular para ejecutarlos. Estos trabajadores deberán entrenarse todos los días de la semana, alternando una sesión fuerte con otra suave, pero haciendo ejercicio físico todos los días, pues de lo contrario sus músculos no resistirán la potencia de sus rivales, cuyo trabajo habitual suponga un complemento a sus entrenamientos. El estar sentado largos períodos de tiempo no favorece en nada al organismo, sino al contrario. Proporcionará unos kilos de grasa alrededor de la cintura que le desorientarán a la hora de pesarse y que nunca supondrán más fuerza, sino menos agilidad. B) Trabajos «manuales», o sea aquellos en los que el obrero o técnico necesita a menudo de sus fuerzas para resolver sus tareas. Sin querer, este hombre se está entrenando a toda hora, ya que sus músculos se mueven. Se incluyen en este grupo los obreros, mecánicos, herreros, cargadores, mozos de almacén, etc. Depende de la mayor o menor actividad física que desarrollen si deberán forzar o no sus entrenamientos. Un he-

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rrero deberá entrenar sobre todo su cintura, hacerla más ligera. Un dependiente apenas someterá sus músculos a esfuerzo aunque los mantendrá en continua tensión. Reposo. En el gimnasio necesita adquirir, sobre todo, potencia. Y en todos los casos, mucho ring. Es muy necesario. C) Deportistas. Llamo así a los que son entrenadores, profesores de gimnasia, a los que son dueños de un gimnasio, a los que practican además otro deporte. Nada nuevo habré de decirles a éstos, porque ellos mismos son sus propios entrenadores y conocen mejor que nadie lo que necesitan. El poseer o tener facilidades para entrenarse a toda hora les da grandes ventajas sobre sus rivales deportivos. Con estas tres categorías se abarca a todos los que practican la lucha grecorromana. Queda, por lo tanto, bien claro que a más actividad física habitual menos esfuerzo en el gimnasio, y a menos actividad física en el trabajo habitual, más peso en el gimnasio. Pero yo creo también que esto no es decisivo ni se llega a confirmar de un modo rotundo a la hora de subir al tapiz. Es sólo una opinión y un consejo muy particular. Valor y constancia son los que darán al luchador la verdadera medida de sus posibilidades. La cuestión de las profesiones no es más que un accesorio, aunque consideré oportuno citarlo. HIGIENE Y MEDICINA

Hablaré muy por encima de las más elementales nociones sobre los cuidados que el individuo requiere físicamente. Voy a tratar primeramente de la higiene. Un deportista deberá tener gran cuidado con su cuerpo y con su aseo personal. Todos los días, tras el consabido entrenamiento más o menos largo deberá ducharse con agua templada y al final con agua fría para que el cuerpo reaccione y se cierren sus poros para evitar todo resfriado, peligro nú-

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mero uno de todo deportista ya que disminuye enormemente sus facultades. El resfriado es muy molesto, retrasa la puesta a punto y puede llegar a hacer perder un combate por la debilidad que a todos los músculos del cuerpo proporciona. Tras la ducha, un buen automasaje con colonia o alcohol le devolverá el vigor perdido tras el sudor del entrenamiento, y descansará sus músculos. Evitar entrenarse en el tapiz con compañeros que tengan granos en su cuerpo. Es muy fácil un contagio, con todas sus molestias, aparte de que en poco tiempo casi todo el gimnasio ofrecería un lamentable aspecto. La limpieza es muy necesaria en este deporte, ya que al estar tanto tiempo en contacto ambos cuerpos y al abundante sudor de éstos, todos los poros serán como aspiradores que atraerán fácilmente todos los microbios El arbitro deberá observar cuidadosamente a los contendientes antes de la pelea, así como el ring, ya que un simple grano de mal aspecto podría convertirse en epidemia para todos en pocos días. Creo que se da poca importancia a este punto, confiando demasiado en la buena voluntad de los participantes. Grave error. He conocido casos de luchadores que han estado imposibilitados hasta tres meses por lo que al principio pareció un vulgar grano como tantos otros que había tenido. Las uñas deberán estar siempre bien cortadas; este punto lo trata ya el reglamento, y observo que los arbitros lo vigilan un poco por rutina, y otro poco porque así lo manda el reglamento. No debería ser asi. Otro punto que debo señalar es el de los baños de pies. No. No se trata de higiene personal, sino de cuidado deportivo. Un buen baño de pies antes de un combate o después de una dura sesión de footing obra resultados magníficos. Los boxeadores prestan gran atención a este punto, ¿por qué no prestarla también los luchadores? En la ducha, ante todo, se han de mojar los brazos, luego los hombros, pecho, espalda y piernas por este orden, para facilitar la circulación de la sangre tras el entrena-

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miento y evitar un choque violento del agua sobre el cuello, pongo por ejemplo. Permanecer sólo el tiempo indispensable en la ducha, no olvidar nunca que el agua debilita y desgasta, y que el luchador necesita todas sus fuerzas para vencer a su rival. Respecto a la medicina, cada luchador deberá tener su médico particular además del propio de la Federación a que pertenezca, ya que este último no podrá atender en cualquier momento al luchador que se hava lesionado. El médico no sólo podrá ayudar a ia hora de curar una lesión o una enfermedad, sino también para resolver problemas físicos que se puedan plantear. No confundir nunca la misión del médico con la del entrenador o la del sacerdote. El médico cura el cuerpo, el entrenador cuida el cuerpo, el sacerdote cura el alma. Por lo tanto, cada problema debe ser expuesto a quien corresponda resolverlo. Normalmente, el luchador es un hombre sano de cuerpo, pero puede estar enfermo como otro ser humano cualquiera; por eso necesita al médico. No os inclinéis ante la mayor o menor verborrea del primer médico que encontréis; elegid antes de decidiros por el que deba ser el vuestro particular, porque hay muchos y muy buenos. Tened en cuenta que los médicos demuestran sus aptitudes con hechos, nunca con palabras, pues esto queda nara los vendedores. ALIMENTACIÓN

Y VITAMINAS

Esta parte del libro es una más que, junto al masaje, deportes complementarios y la posterior, sobre los entrenamientos, son básicas y constituyen los pilares sobre los que se apoyará el luchador para lograr el tan ansiado como costoso triunfo deportivo. No es necesario destacar las cualidades de una alimentación sana y bien regulada, adaptada a cada individuo en particular. Pero yo voy a hacer algo más, voy a sepa-

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rar en tres partes este pequeño estudio sobre regímenes alimenticios. La primera tratará de los diversos alimentos y su valor en calorías. La segunda tratará de las vitaminas. Y la tercera de los medicamentos-alimentos. En realidad, son una sola cosa pero vista bajo tres puntos distintos. Y vamos con la primera. Los alimentos y sus calorías. Los alimentos se deben tomar lentamente, pero ni tan lentamente que hagan perder el apetito, ni tan rápidamente que hagan dificultosa su digestión. Esta es la causa de tantos enfermos del estómago, esas auténticas bolas de comida sin digerir, que trastornan todo el organismo, con molestias cuya resolución es de lo más sencillo. Hay que comer lentamente. Masticar bien los alimentos. Ensalivar bien esos alimentos. La alimentación debe estar proporcionada a la persona que los va a tomar y guardar proporción con sus necesidades. He observado la prisa que tienen algunos por hacerse «fuertes». Quieren poco menos que un milagro. Aquí no hacemos milagros. Algunos quieren ser fuertes de la noche a la mañana. No. Hacen falta años de entrenamiento para poder levantar ciertos pesos y para poder soportar cierta alimentación. Si una persona cualquiera tomase en un día la alimentación de un luchador veterano, moriría de indigestión. Y ellos comen así todos los días y no les pasa nada. ¿Por qué? Muy sencillo. Están preparados. Lo necesitan y lo soportan. Hay que establecer el régimen propio en proporción al entrenamiento. Durante períodos de descanso, la alimentación será más pobre que durante la temporada de competiciones. Cada cual deberá ser su propio dietético. El luchador, como todo deportista, aparte de su propio entrenador, médico, masajista, etc., deberá ser él mismo quien se vigile, quien se diga: «No, yo no tomo esto porque me puede sentar mal». Existe una verdadera guerra sin cuartel entre los carnívoros y los vegetarianos. El luchador debe estar ajeno a esa lucha porque necesita de los dos, casi podría indicar

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que debe proclamarse neutral y tomar lo que más le interese de ambos, porque de los dos necesita. Los vegetarianos dicen que la carne es tóxica. Los carnívoros dicen que... Yo no me voy a meter en ese asunto. A cada cual lo suyo, y al luchador un poco de los dos. Existen unos alimentos que por su valor nutritivo son básicos para el luchador y para el deportista en general. Voy a citar sólo algunos y su valor en calorías por cien gramos: Leche. — Es excelente para todo el organismo, de fácil digestión y gran riqueza en calorías. Un vaso normal viene a tener unas 300 calorías. Azúcar. — Una cucharada pequeña supone unas 50 calorías. Gran complemento durante los entrenamientos. Hay que masticarla antes de tragarla, pues es muy perjudicial tragarla entera. Acompañada de leche es un gran complemento. Miel. — Unas 100 calorías. Existe una papilla, que os recomiendo si queréis engordar, a base de leche, copos de avena y miel. Hervir la leche y añadir los copos de avena, luego se mezcla miel y os aseguro que engordaréis a gusto cuanto deseéis. Chocolate. — Al igual que el azúcar se pueden tomar pequeños trozos durante las sesiones de entrenamiento. Unos 100 gramos vienen a tener 200 calorías. Limón. — Yo soy un fanático del limón. Lo tomo en cualquier momento. No sólo es alimenticio, sino también curativo. La cura de limón es excelente para los enfermos del hígado. Tomar de 3 a 5 limones antes de cada comida, triturados con corteza y todo. Es la llamada cura de limón integral. Como es sabido, el limón era esencial para los antiguos navegantes, pues con él evitaban el terrible escorbuto. Tengo en mi biblioteca un pequeño librito sobre el li-

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món, sus infinitas aplicaciones y virtudes. Es formidable. Ojalá pudiera copiar aunque fuese un poco de lo mucho y bueno que contiene ese libro, pero este trabajo no me permite extenderme en estos conceptos. Sólo os diré que sirve como alimento, condimento, bebida, medicamento natural, adelgazamiento, etc. Un vaso de vino tinto. — Tiene 75 calorías. En las comidas puede tomarse, pero sin abusar, recordando que el alcohol es peligroso y el vino lo contiene. La sal no se debe tomar en cantidad; con la que poseen los alimentos naturales es más que suficiente para las necesidades humanas. Existen personas que echan gran cantidad de sal en las comidas. Ello es muy peligroso, pues las comidas deben ser más bien sosas. Es preferible. Aceite. — Excelente. Gran valor alimenticio. Unas 850 calorías por cien gramos. La mantequilla posee casi tanto valor nutritivo como el aceite. Costillas de cerdo. '•— Tiene 450 calorías por cien gramos. Un buen plato de costillas de cerdo antes de disputar un combate dará grandes energías al luchador. Las costillas de buey tienen un valor alimenticio algo menor. Leche concentrada. — 355 calorías. Téngase en cuenta que al estar ya azucarada aumenta su valor alimenticio. A continuación voy a exponer un cuadro que he trazado acerca del valor alimenticio en calorías que necesita cada persona. Según la talla, cada cual sabrá el peso ideal y las calorías que requiere. Sin más preámbulos, paso a exponerlo. Por lo tanto, si se trata de un luchador cuya actividad habitual es la de obrero en una empresa, de 1'55 de estatura y de 19 años de edad, necesitará al día:

CUADRO

DE

CALORÍAS EDAD

TALLA

Peso ideal

TRABAJO de 35 a 45

Oficinas

Obreros

Deportistas

m.

50

1.500

375

300

225

150

300

450

m.

55

1.750

438

350

263

175

350

525

1'60

m.

60'5

2.025

506

405

304

203

405

608

Г65

m.

66'5

2.325

581

465

349

233

465

698

1'70

m.

73

2.650

663

530

398

265

530

795

1'75

m.

80

3.000

750

600

450

300

600

900

1'80

m.

87'5

3.375

844

675

506

338

675

1.013

95'5

3.775

944

755

576

378

755

1.133

4.200

1.050

840

660

420

840

1.260

m. m.

.

de 25 e 95

Г50

1'90

.

de 15 a 25

1'55

1'85

.

Calorías base

104

Este cuadro ha sido creado por el autor.

-f- 25 c/c

+ 20 % + 15 % + 10 % + 20 % + 30 %

44

LA

LUCHA

1.750 calorías por su estatura 438 » por su edad 350 » por su trabajo habitual Total: 2.538 525

» »

diarias, a las que hay que añadir: por ser luchador

3.063

Es decir, que ese muchacho va a necesitar consumir al día 3.0&3 calorías, sin el menor peligro de indigestión, para superar día a día su forma física. De lo contrario, su rendimiento será muy pobre, pues su cuerpo no podría soportar tanto ejercicio con tan «poca» alimentación. Es como una máquina a la que hay que echar carbón según las necesidades; si funciona intensamente y durante mucho tiempo necesitará una gran cantidad de carbón, sin el menor peligro de reventar la caldera, pero si va despacio y recorre un trayecto corto, con muy poco carbón será suficiente. Por lo tanto, ya sabe cada luchador las calorías que necesitará para rendir al máximo. «Buscaros» vosotros mismos en el esquema anteriormente expuesto y sabréis la cantidad de calorías que necesitáis al día. Y para mayor claridad, aún voy a exponer unos cuantos ejemplos más. Los alimentos en los que podéis encontrar esas calorías serán detallados más tarde. Un joven de 24 años, de Г80 metros de estatura, que practique la lucha grecorromana y cuyo trabajo habitual sea el de estudiante, necesitará diariamente: 3.375 calorías por su estatura 844 » por su edad 338 » por su trabajo habitual Total: 4.557 1.013

» »

al día, a las que hay que añadir: por ser luchador

5.570

Por lo tanto, ese estudiante necesitará al día 5.570 calorías sin el menor peligro para su cuerpo.

45

LUCHA GRECORROMANA

Un oficinista de 27 años, de Г70 metros de estatura, que practique la lucha grecorromana, necesitará diariamente : 2.650 calorías por su estatura 530 » por su edad 265 » por su trabajo habitual Total: 3.445 795

» »

diarias, a las que hay que añadir: por ser luchador

4.240

Es decir, este oficinista va a consumir diariamente 4.240 calorías para lograr la forma física deseada. Como habréis podido observar, según la estatura, cada uno tiene, siempre siguiendo una línea horizontal, unas calorías base ya determinadas, a las que habrá de añadir las que le correspondan según edad y trabajo, más las que le correspondan como luchador. Estas cifras se han hallado siguiendo unos tantos por ciento determinados que van en aumento o disminución según edad y trabajo, ya según que el cuerpo humano se encuentre en período de desarrollo o ya adolescente necesitará un número determinado de calorías. De igual modo, si es oficinista necesitará menos calorías suplementarias que si es obrero, ya que su esfuerzo físico es muy inferior al del segundo. Mas como luchador tendrá una cifra muy elevada de calorías y sumadas todas se obtendrá la cantidad total que se debe proporcionar al cuerpo. Si a esto añadimos ocho horas seguidas de sueño como mínimo y nueve como máximo por las noches, y una preparación óptima en el gimnasio, si no llega más pronto o más tarde a ser un buen luchador es que no sirve. Y ahora paso a exponer los alimentos donde se encontrarán esas calorías que el cuerpo necesita. Quede bien claro que el número de calorías se considera siempre por cien gramos; por lo tanto, a mayor ración alimenticia mayor número de calorías se aportan al organismo.

46

LA

LUCHA

Algunos dicen que no progresan físicamente. Nunca se debe atribuir a los malos alimentos porque los alimentos no tienen la culpa. Si un sujeto sabe el valor alimenticio de cada uno y toma la cantidad necesaria para no engordar o para superar su propio peso y no lo logra, es por causa de enfermedad, infección, mala vida o sobreentrenamiento, pero nunca se puede culpar de ello a la alimentación. En estos casos, se ha de confiar en el médico para descubrir el motivo, nunca tratemos de descubrirlo por nuestra cuenta o de autodiagnosticarnos un aumento de alimentación porque no conseguiremos más que dañarnos nosotros mismos. Calorías por 100 gramos; Aceite . Mantequilla . . Avellanas . Costillas de cerdo Costillas de buey . Roquefort . . Gruyere . . Costillas de corder o . Leche concentrada . Harina de trigo . Lentejas . Miel. . . . Pescados . P a n blanco . . Judías . Plátanos. . P a t a t a s hervidas Huevos (50 gramos cada pieza) . .

845 790 635 450 430 420 400 380 355 350 335 320 250 250 115 100 95

Azúcar . . . . Alcachofas . C i r u e l a s . . . . Leche n a t u r a l . Melocotones. Vino (un vaso) . Cerveza (un vaso). L i m o n e s . . . . Pollo Yoghourt Tomates L e c h u g a . . . . N a r a n j a . . . . Uva Manzana Cerezas . . . .

405 75 75 70 65 60 55 45 205 140 90 120 20 20 50 20 60 80

160

Respecto a las vitaminas voy a indicar las principales características de cada una de ellas, aunque sea muy por encima: Vitamina A. — Favorece el desarrollo, protege la piel y la vista.

LUCHA GRECORROMANA

47

Los alimentos que contienen mayor cantidad de ella son los guisantes, la mantequilla, el queso y el aceite de hígado. Vitamina B^ —Su ausencia aumenta los estados de fatiga; es muy importante para el luchador. Los principales alimentos son la leche, las lentejas y los tomates. Vitamina B2. — Es la vitamina de la longevidad. Su carencia retrasa el crecimiento. Los principales alimentos son la leche y el queso. Vitamina C. — Su carencia causa una enfermedad llamada escorbuto, padecida antiguamente por los navegantes. Provoca una gran debilidad y hemorragias intensas. El alimento básico para combatirla es el limón. Vitamina D. — Llamada antirraquítica. Provoca la tuberculosis. Más que alimentos es mejor recomendar baños de sol. Vitamina E. — Es la vitamina del equilibrio sexual. Su carencia provoca la atrofia muscular. Los principales alimentos para combatirla son la leche y la lechuga. Vitamina K. — Su falta provoca hemorragias. Tomates y espinacas son los alimentos más indicados. Vitamina P. — Su ausencia provoca enfermedades del hígado. Limón, la ya indicada cura de limón integral. Vitamina P P. — O antipelagrosa. Sobre todo alimentación a base de hígado, levadura y leche. Y por último voy a hablar de los alimentos-medicamentos. El luchador en concreto, el deportista en general, consume tal cantidad de calorías al día que quizás algunas veces encuentre difícil lograr tal cantidad en la alimen-

48

LA

LUCHA

tación natural, en las comidas que hace todos los días. Por eso existen estos alimentos que podríamos llamar «de farmacia» y que son el complemento ideal. Pero no debemos abusar de ellos; no es que exista ningún peligro, al contrario, son excelentes, pero más vale no abusar ni acostumbrarnos a ellos. Además, antes de consumirlos debemos consultar a una persona competente en la materia que nos indicará su utilidad, su dosis y precauciones a adoptar. En Estados Unidos, por ejemplo, existen infinidad de ellos, excelentes en su mayoría, pero hay que tener en cuenta que es un país muy aficionado al deporte y en particular a los deportes de pesas, que son los que más hacen trabajar todas las regiones del cuerpo y, por lo tanto, los que más ayuda necesitarán por todos los medios. Pero no voy a citar productos norteamericanos ni es necesario hacerlo, porque en Europa tenemos y muy buenos. En la Alemania de Hitler, por ejemplo, el Ejército era cuidadosamente vigilado en este aspecto y se proporcionaba estos alimentos-medicinales a los soldados para mantenerlos más en forma. Hoy en día, todo país que se considere en vanguardia debe tener estos productos en sus farmacias, pues ha llegado ya el día en que no es propio de enfermos el acudir a la farmacia, ni el darse sesiones de masaje, ni el cuidar el cuerpo mediante el ejercicio. No. El tipo embrutecido tiende a desaparecer; el atleta anacrónico que no cuidaba su cuerpo, ha pasado a segundo plano con sus marcas anticuadas para dejar paso a un tipo de atleta mucho más completo y mucho mejor desarrollado. Los récords han sido superados y en algunos casos doblados, el desarrollo actual supera en medidas y en estética al del hombre de antes, y todo ello gracias a los nuevos sistemas de entrenamiento mucho más completos que los antiguos, a la preparación rigurosa y la alimentación cuidada. En España existen productos excelentes en farmacias y en tiendas especializadas. Voy a citar tan sólo unos cuantos que en ningún caso sustituirán a los alimentos

Panizo, el gran campeón español con barba por exigencias cinematográficas, hace uso de su gran fuerza para doblar el cuerpo de su contrario y ponerlo de espaldas. Sólo si se tiene u n a g r a n fuerza es recomendable este movimiento, pues de lo contrario puede ponerse uno mismo en posición m u y comprometida, si el rival sabe aprovechar nuestro propio impulso. El cuello juega u n importante papel en esta posición, ya q u e , si es potente, cuando nuestro atacante intente ponernos de espaldas 6e podrá hacer «puente» en espera de mejor ocasión para salir definitivamente de la apurada posición.

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