La guerra del centavo - Ensayo

Daniel Rodrigo Huertas Zárate Código: 25441333 C.C. 1070615817 La glorificación del dinero como sistema de transporte i

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Daniel Rodrigo Huertas Zárate Código: 25441333 C.C. 1070615817

La glorificación del dinero como sistema de transporte ideal

El objetivo del transporte público es la prestación de un servicio eficiente, seguro, puntual, económico y sustentable con el cual se busca mejorar la calidad de vida de las personas; el documental realizado por Ciro Durán describe de gran manera como funcionaba el transporte público en la ciudad de Bogotá para el año 1985, y que tan alejado estaba de prestar un buen servicio, tomando distintas perspectivas del sector: conductores, miembros de varios sindicatos, funcionarios del gobierno y políticos relacionados al transporte público. Del caos que se puede observar en las calles a lo largo del reportaje, se dan unas estadísticas alarmantes: 4500 muertos, 20000 heridos y 70000 accidentes para el año 1983, lo que representa un aumento del 20% respecto al año anterior (1982), en otras palabras, en el país había 12 muertos diarios, de los cuales 4 eran en la ciudad de Bogotá. Contrario a los que se pensaría, dada la cantidad de vehículos particulares que había en la capital para ese año, solo el 8% de carros particulares se accidentaban, mientras que en los buses este porcentaje llegaba hasta un temerario 50%. Pero estas cifran tan preocupantes ¿a qué se deben?, antes que nada, cabe aclarar que el conductor es uno de los componentes más importante dentro de la prestación del servicio de transporte público, por tanto, sus condiciones físicas y mentales, tienen una gran repercusión en el servicio, de esta manera se puede entender que dada la precaria situación de los conductores de servicio público en la ciudad, al no contar con un salario fijo, sino con una participación por cada pasajero, se genero en la ciudad una lucha diaria en la obtención de los pasajeros, denominada “la guerra del centavo”, ya que los conductores con el objetivo de ganar la mayor cantidad de dinero posible, realizaban jornadas de trabajo de hasta 17 horas, junto con maniobras arriesgadas con el objetivo de recoger la mayor cantidad de personas, produciendo de esta manera una cantidad desproporcionada de accidentes. A pesar de la gravedad de la situación, mientras todo esto ocurría, el gobierno a través de su director de tránsito minimizaba y actuaba como espectador, culpando de la alta accidentalidad a factores superficiales, normalizando de esta manera la problemática, que iba en aumento conforme pasaban los años. Del mismo modo, justificaba el incumplimiento de la legislación laboral por parte de las empresas de transporte público, y apoyaba de forma descarada la ilegalidad de los convenios internos de estas con los conductores, con el débil argumento de que de esta forma se aumentaba la eficiencia del servicio, y la movilización de un mayor volumen de pasajeros, tomando como único factor de importancia el dinero, sin tener en cuenta en lo más mínimo el riesgo que corrían las vidas de las personas diariamente.

Por otro lado, irónicamente las empresas privadas y particulares decían que estaban perdiendo grandes cantidades de dinero, aunque, continuaban utilizando las mejores rutas y el subsidio del gobierno, de lo anterior es inevitable preguntarse ¿Por qué continuaban en este negocio?, y ¿Por qué no municipalizaban el transporte?, pues la respuesta resulta evidente, debido a que en Colombia los partidos políticos no estaban financiados por el estado, buses y elecciones iban de la mano, puesto que el transporte de los votantes lo hacían los transportadores de manera gratuita, adquiriendo de esta forma un inmenso poder, que luego se convertía en favores y compromisos, llegando al punto de influir en las decisiones políticas que se tomaban en la ciudad y el país. De ahí, no resulta difícil encontrar y conocer las causas por las cuales la empresa distrital de transporte urbano se encontraba en una grave situación financiera, como por ejemplo, lo fue la compra de 250 trolebuses que costaron para la época 25 millones de dólares, y que lamentablemente solo se usaron en la prestación del servicio 36 de ellos, los demás físicamente se los comió el óxido, gracias a la falta de rutas, causada predeciblemente a su vez por la presión que ejercieron políticos y empresarios del sector de transporte público. En consecuencia, se desaprovechó la oportunidad de que el distrito proporcionara unas rutas exclusivas y rentables a la empresa distrital de transporte urbano, la cual podría haber prestado un mejor servicio a los bogotanos, puesto que los vehículos eran de muy buena calidad. Así pues, con muchas acciones de este tipo, se produjeron pérdidas de dinero considerables para la ciudad, y esta empresa que había alcanzado a ser el mayor transportador de la ciudad terminó para el año 1985 con menos del 1% del transporte de la ciudad. Este documental, también muestra un poco la actitud individualista muy común en el país, en donde la mayoría vela por sus propios intereses sin tener en cuenta el bien común, actitud que se ve reflejada principalmente en los funcionarios del gobierno, políticos y empresarios del sector del transporte público, que velaban únicamente por su propio beneficio, utilizando descaradamente a los conductores como simples fichas de sus planes, distrayéndolos a través de eventos y celebraciones como el “mes del conductor” y a partir de ahí, convencerlos con mayor facilidad de que con esas condiciones laborales ilegales, estarían obteniendo mayores beneficios que si se cumpliera la normatividad legal. Por último, este documental resulta de gran utilidad para observar el mejoramiento exponencial que ha tenido el transporte público en la ciudad en todos los niveles, a pesar de la gran cantidad de deficiencias que aun persisten en la actualidad, del mismo modo, hoy en día se percibe una actitud en la población, menos pasiva que la observada en el documental, puesto que la ciudadanía hace un mayor control y exigencia a la clase política de la ciudad y del país.