La Gracia y El Pecado (Ensayo)

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina La gracia y el pecado Por: Ricardo Sánchez Molina E

Views 108 Downloads 7 File size 507KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

La gracia y el pecado Por: Ricardo Sánchez Molina

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia

Prof. Jesús Petrikovski

SEMINARIO TEOLÓGICO REFORMADO DE BAJA CALIFORNIA (MINTS)

Calle Mexicali 160 Col. Revolución Ensenada Baja California México 22810

1

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

Contenido INTRODUCCIÓN LA DEPRAVACIÓN TOTAL 1. 2. 3. 4.

Conciencia de mi estado espiritual y llamamiento Divino El problema del mal Regeneración espiritual El Nuevo nacimiento

LA SOBERANÍA DE DIOS (Él el que quita y pone reyes) 1. El Señor ordena todo lo que sucede 2. Dios es quien ordena nuestros pasos y pensamientos 3. Nada hacemos que Dios no tenga previsto

INCAPACIDAD TOTAL HUMANA 1. 2. 3. 4. 5.

El alcance de los efectos del pecado original Solo la obra del Señor Jesucristo retira nuestra maldición Dios deja al hombre en su estado pecaminoso y no puede alegar injusticia en Dios El hombre natural vive pervertido y en ignorancia El hombre está muerto en sus delitos y pecados

SI NO NACES DE NUEVO, NO PUEDES VER EL REINO DE DIOS CONCLUSIÓN BIBLIOGRAFÍA

2

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

Introducción En nuestro tiempo, de tanta confusión de valores, en medio de una sociedad convulsionada por la violencia, corrupción en todos los órdenes, no solo en los gobernantes sino en casi todos los campos de acción en que nos presentamos, deporte, espectáculos, comercio, en el ámbito empresarial o gremial, sea del transporte, la agricultura pesca, etc. Prevalece una conducta de desconfianza mutua entre cualquier persona que se desarrolle en cualquier actividad, aún en las no descritas. No deja de llamar la atención el hecho de que siendo como somos practicantes de la corrupción; compramos música pirata, medicinas piratas, ropa pirata, vendemos carros en mal estado con solo “una manita de gato” para impresionar al posible comprador, nos indignamos cuando nos engañan, pero callamos cuando engañamos, queremos linchar al comerciante cuando se ve obligado a subir el precio de las mercancías, pero nadie nos puede decir nada si subimos arbitrariamente el precio de nuestros servicios, condenamos al empresario que paga muy poco a sus obreros y se nos olvida que pagamos mucho menos a nuestro (a) trabajador (a) doméstica, hacemos de lado la justicia cuando nos conviene, pero que no se practique con nosotros porque escandalizamos y hacemos protestas y marchas perjudicando a terceros sin que nos importe porque es más importante defender nuestros “derechos” que el trabajo y el libre tránsito de los demás. Sin duda, nadie quiere que se le califique como persona conflictiva o irresponsable, y nos dedicamos a idear discursos para desprestigiar al que justamente nos señala, no usamos de misericordia ni honestidad tratándose de defender “lo nuestro”, pleiteamos a diestra y siniestra y al final del día nos sentimos adoloridos y cansados, deseosos de que llegue el momento de estar en la cama y descansar porque mañana nos espera una nueva lid, y deseamos recuperar las fuerzas para abatir de una vez por todas a nuestro oponente.

La depravación Total Algunas veces en la noche la conciencia nos despierta y comenzamos a pensar en los excesos que cometimos con nuestro “adversario” siendo muchas veces el que nos ayudó a subir un escaño en nuestro trabajo recomendándonos por nuestras capacidades, y, paradójicamente el único que nos mostró amistad sincera y espontanea pero, cometió el pecado de hacerme ver un error en mi proceder, y por eso y solo por eso ahora es mi enemigo,

3

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

rechinamos los dientes en la cama por el coraje que sentimos, y no queremos reconocer que somos culpables, mas nuestro orgullo es más fuerte que cualquier razonamiento honesto de nuestra parte, amanecemos desvelados, de mal humor y dispuestos a hundir a nuestro oponente pues urdimos en el lecho la manera más baja de hacerlo pedazos. Pasan muchas noches y después de haber logrado lo que queríamos, no podemos tener paz y cada vez es más fuerte la insatisfacción por lo que hemos logrado y nos sentimos miserables y fracasados pues el que era mi amigo ahora me mira con desprecio y siento la reprobación de mis compañeros de trabajo, casi nadie me habla y evitan mi compañía, y en las noches pienso: Que gané, cual es mi gloria, estoy solo y ahora si tengo verdaderos enemigos, casi nadie me habla más que mi superior solo para darme órdenes, y si en él estuviera, hace tiempo que me hubieran despedido. ¡Oh! si pudiera volver a empezar desde cero en mi vida; o que Dios me dejara ser 'nacido de nuevo'. Esta clase de pensamiento, por supuesto, revela que estoy frustrado con la manera que mi vida ha ido; o aún quizás peor, estoy deprimido porque nada parece ir bien en mi vida. Aparentemente estoy "contento" con mi vida porque parece que tengo todo que deseo. De hecho, ¿Qué haré, porque no tengo donde juntar mis frutos?”; y entonces decimos, “Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años; repósate, come, bebe, huélgate” (Mt. 12:17-19). Lo que vivo está tan triste y es que a pesar de lo que he hecho por progresar y ganar más a costa de lo que sea, no me deja satisfecho ni feliz. Pero en una de esas noches tormentosas me vino un sueño y vi como lo que tenía me era quitado y dado a otros, produjo tal angustia en mí, que me sentía inseguro y sin energías ni motivación, por muchos días no podía conciliar el sueño pensando en aquello que me podría pasar, y en otra noche por mi mal humor reñí con mi esposa y la maltraté, después del pleito quedándose ella llorando y yendo a la recamara contigua se encerró temerosa quizá de que mi furia rallara en la violencia física y me puse mas apesadumbrado pues decía de mí: Yo, el hombre educado de mucha cultura y que presumo de llevar el control no sé cómo tratar a mi esposa y hasta la he lastimado hasta lo profundo, y al mismo tiempo comencé a observar que algunas cosas que eran normales para mi, ya las cuestionaba y algunas veces las desaprobaba, como el incidente de esa noche el cual provocó mayor distanciamiento con mi familia pues todos se dieron cuenta con mis gritos y mis improperios. Vinieron más noches tormentosas y en una de esas tantas noches recordé con mucho interés las palabras de un joven, que con gran denuedo decía en el autobús donde viajaba un día de regreso de mi trabajo a casa, palabras acerca de un Plan Eterno de Vida que estaba reservado para aquellos que oían y creían en el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, era tanta su elocuencia que lo escuchaba asombrado, pues el tal frisaría si acaso en los 17 o 19 años, pero era vehemente al hablar de la necesidad de reconocer que somos pecadores y que era menester arrepentirnos de corazón de todas nuestras maldades, y que Dios, pasando por alto los tiempos de nuestra ignorancia, demandaba que creyésemos en el Nombre de su amado Hijo y que vendrían a nosotros tiempos de refrigerio y salud. Cuando le miraba en su rostro, parecía como si brillara con una luz sobrenatural y comencé a sentir como un nudo en la garganta y sentía que se me humedecían los ojos, más me hice el “fuerte” y contuve mi emoción, eran emocionalismos de un joven inexperto en la vida decía para mis adentros, sin embrago miraba como algunos pasajeros le escuchaban y otros tenían los ojos llenos de lágrimas, pero otros, los más, le gritaron que se callara y que respetara su religión, que los dejara en paz y que se bajara del autobús, pero lo que más me impresionó fue ver que lejos de contrariarse decía que estaba lleno de gozo porque decía que la Palabra de Dios es como martillo que despedaza y a unos quebranta y a otros endurece, y bajó del autobús agradeciendo al conductor haberle dejado hablar. Al recordar aquello, comencé a ver lo miserable y pobre que era, como una película pasaron escenas en mi mente de todo lo que había cometido desde niño hasta mis días actuales, y como una tormenta en medio del mar, fui inundado en lagrimas, no podía mas y lloré, y lloré desconsoladamente, después vino a mí una calma y soñé, y mi sueño me fue agradable. Eran los días en que se haría una evaluación en la compañía donde prestaba mis servicios, estaba muy emocionado porque se tomarían en cuenta, antigüedad, capacidad, preparación, asistencia a cursos de capacitación y a seminarios sobre productividad e innovación tecnológica, conocimiento y promoción de los productos que manufacturábamos, que pensaba, en todas esas áreas estoy al día y no hay quien me haga sombra, seguramente voy a ser promocionado en alguna de esas áreas, creo que tengo la capacidad y se van a fijar en mi. Cuando al fin llegó el esperado día, el Presidente de la empresa nos dio un discurso a todos los jefes de departamento entre los cuales figuraba yo, y con arengas y palabras persuasivas nos hablaba de los grandes logros y planes de crecimiento y expansión, y de la promoción del personal a nuevos y mejor remunerados cargos con un promisorio futuro, pues eran ya a nivel ejecutivo en varias sucursales en la Cd. Y en el interior del país, por lo que me frotaba las manos, emocionado y pensando en mi ascenso y de un posible cambio de vecindario pues, ahora si me iba a ser posible sufragarlo. Cuando llegó el ansiado momento, el jefe de personal comenzó a leer una lista de los promovidos y al escuchar que nombraban a “fulanito de tal” y a “menganito” y a “zutanito” yo cavilaba, ¿pero a ese porque? Es un tarado, y este

4

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

otro, como es posible, ni siquiera conoce la “O” por lo redondo, bueno, pensaba, allá ellos, y comencé a angustiarme y mi angustia cambió en desesperación cuando vi que mi nombre no era mencionado, y caí en frustración cuando aquel al que le impedí el ascenso fue nombrado jefe de mi departamento y yo vine a ser un subordinado de él, no lo podía creer, sentía que mis pies se hundían en el cieno y le miré a los ojos y advertí una mirada serena y sin altanería, más bien de humildad y yo le miré con odio y desprecio, ¡que bárbaro! Al único que me mostró amistad yo le correspondía con odio y desprecio, sobra decir que ni fui nombrado ni tomado en cuenta para nada, antes bien, quedé como subordinado del que consideraba mi peor enemigo.

1. Conciencia de mi estado espiritual y llamamiento divino Sin darme cuenta y ni siquiera sospecharlo, mi completa depravación, de repente comenzó a ser observada por mi alma, antes estaba “contento” pero ahora ya no había satisfacción en lo que hacía, me sentía perturbado e infeliz, algo en mi interior estaba en conflicto con la persona que había sido yo siempre, comenzaba a sentir vergüenza por la forma en que miraba a mi esposa en la intimidad, y no solo a ella, también a mis compañeras de trabajo, seguramente se daban cuenta de la manera tan lasciva en que las miraba y me rehuían y antes de preocuparme por ello, me recreaba en pensamientos inicuos y llenos de maldad, sin darme cuenta Dios estaba denunciando mi pecado, desde aquel día que escuche a aquel joven que hablaba del arrepentimiento y de que Dios demandaba creer en su Hijo Jesucristo, a la par que era incapaz de dejar mis instintos pecaminosos. Años después me enteré que todo hombre es incapaz de arrepentirse por sí mismo, si antes Dios el Padre no le lleva a Jesucristo, su Hijo, y prometía que Él le resucitaría en el día postrero, supe entonces que eso que me pasaba se llamaba “Depravación Total” o “Incapacidad Total Humana” y cuando escuché el Evangelio a través de aquel joven del autobús, supe que se conocía como Llamamiento Eficaz, y también como Elección Incondicional, aunque por esos días ni creía ni sabía de doctrinas, empero, dentro de esos sucesos, de repente comencé a sentir curiosidad y deseo de leer La Biblia.

Esa tarde llegué a casa completamente abatido y derrumbado, tenía mucha congoja y no sabía qué hacer, creo que si hubiese pasado esto unos meses antes del incidente en el autobús antes narrado, seguramente estaría en algún bar, bebiendo hasta embrutecerme y luego llegar haciendo escándalo en la casa, despertando a los niños sin importarme su bienestar y tranquilidad, pero esa tarde no tenía ni ganas de beber y tampoco dinero, llegué y saludé a mi esposa con un “ya vine” y tocando la cabeza de los niños con la palma de la mano, subí a mi recamara y me encerré, hacia días que deseaba darle a mi esposa una sorpresa agradable y buscar la manera de acercarme a ella, mas no sabía cómo, y no me animaba a pedirle perdón, pensaba que con la buena noticia y un cambio de casa todo se iba a olvidar y todo volvería a ser como siempre

2. El problema del mal “Pero el problema ha sido, y siempre será, no tanto la falta ni la posesión de las cosas que determina nuestra felicidad en esta vida (porque como el Señor Jesús lo pone, “La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” [Lucas 12:15]), sino que el problema es la naturaleza pecadora con la cual nacemos. El pecado siempre nos hará miserables e infelices, aún cuándo las cosas parecen ir bien en nuestras vidas y somos "bendecidos" con la abundancia de cosas. O sea que lo tenemos todo, o no tenemos nada, si no trataremos con el problema del pecado seremos la persona más miserable y más infeliz en el universo entero a menos que algo radical suceda en nuestras vidas para que podamos decir con el apóstol Pablo: “Pues he aprendido á contentarme con lo que tengo. Sé estar humillado, y sé tener abundancia: en todo y por todo estoy enseñado, así para hartura como para hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:11-13). Y en ese tiempo ni siquiera podía pensar en Dios ni decir como el apóstol “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme á sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (v.19). Aún el Salmista concuerda con él: “Jehová es mi pastor; nada me faltará,” es decir, no tener carencia (Salmo 23:1). Amén.”

3. Regeneración espiritual Las esposas conocen muy bien a sus esposos, y la mía no era la excepción, no tenía ni siquiera cinco minutos de estar en la recamara cuando abrió suavemente la puerta y levemente me preguntó ¿Quieres cenar? Hice unas tortitas de carne deshebrada con huevo en salsa verde que tanto te gustan y sopa de fideo seco con queso fundido, ¿quieres

5

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

que te lo suba?, de pronto me quedé sorprendido, días que no nos hablábamos, yo le había ofendido y ella aparecía como si fuese la ofensora, pero la manera tan dulce y suave con que me pregunto, como te sientes, me hizo desvanecer y no quería que me viera a los ojos, me avergonzaba que me viera llorar, pero lo notó, y puso su mano sobre la mía y con la otra frotaba mi espalda suavemente y me dijo: Anda, anímate, baja a cenar, ¿Te fue mal en el trabajo?, yo pensé, que comes que adivinas, pero ella me dijo: Ándale, vamos a cenar, y no me dio tiempo de nada y cuando me di cuenta, iba bajando la escalera precedido por ella, al llegar a la puerta del comedor, de pronto se apagaron las luces y mi esposa me tomó de la mano suavemente y me encaminó hacia adentro donde estaban mis tres hijos y todos dieron un grito al unísono diciendo: Feliz cumpleaños papá y frente de mi un hermoso pastel elaborado por mi esposa con muchas velitas que los niños me pidieron que apagara, y diciendo pide un deseo y sóplale, cantaron las “mañanitas” cuando por primera vez dije: Dios, si existes, deja que yo sea feliz. Fue una tarde inolvidable, los niños me abrazaban y mi esposa me atendía dándome aquel rico guisado, un buen café y una suculenta rebanada de pastel y los niños estaban felices de vernos comer juntos y sin estar regañándoles como siempre sino recibiendo abrazos y abrazándolos como hacía mucho tiempo no lo hacía, de repente el mayorcito me dijo: papá, te quiero dar un regalito, espero que te guste, ¡ah! que bien, gracias hijo, y en sus manitas traía un paquete cuidadosamente envuelto en papel de china y al abrirlo vi que era un libro con una pasta de piel negra y una cruz impresa y decía debajo de ella “La Santa Biblia”, creo que estaba finalizando el día más memorable de mi vida de una manera inesperada, altamente contrastante con lo que me había sucedido en la mañana, el odio, coraje y frustración, se transformó en dolor y congoja, y después en gran consolación, creo que en otras circunstancias no hubiera apreciado el regalo que me hizo mi hijo, más aún cuando me dijo que unos “gringos” se la habían regalado y que a él le dio mucho gusto porque iba a tener un regalo para mí el día de mi cumpleaños, y a sus ocho años de edad me dijo: Papá, es necesario que creas en Jesucristo para que escapes del infierno, y me dio un beso en la mejilla yéndose a dormir con sus hermanitos quienes también me besaron, todo tan rápido que no pude cuestionar ni preguntar nada.

El Nuevo Nacimiento Esa noche al estar con mi esposa en el lecho le comenté: ni siquiera me acordaba de mi cumpleaños, andaba tan, tan… y titubeaba, no sabía cómo decirle lo de la mañana, quería decirle muchas cosas, pero no me animaba, hasta que ella me preguntó; ¿No te ascendieron verdad? Y sorprendido le dije que como sabía lo de los ascensos, me comentó que una amiga de ella le comentó, pues su esposo trabajaba en la misma compañía, y luego me dijo, pero no te preocupes, tenemos que comer, vestir y techo donde dormir, y con esto estemos contentos, acariciando mis manos. Ya no pude resistir mas y le conté toda la historia sobre el que consideraba mi enemigo y como había pasado todo, y que quería darle una sorpresa, pero que nada podría ofrecerle, y me dijo: Te equivocas, me das tu compañía, protección y estás en casa con nuestros hijos, yo te tengo a ti y tu a mí, y eso es lo más valioso. Entonces comprendí que algo le había pasado a mi esposa, hablaba de manera diferente a lo habitual, era maldiciente malhablada, irritable y muy maliciosa, por lo que le pregunté, ¿y ahora qué te pasa?, ¿Por qué? Me dijo, pues no sé, tú no eres así le contesté, y la mera verdad estoy sorprendido con este recibimiento y pues no se qué pensar, yo soy el que te ha ofendido y actúas como si quisieras que yo te perdonara, ¿Qué está pasando? Y mi hijo me regala un libro que le dieron unos “gringos”, ¿Dónde y cuándo? Entonces ella me dijo: ¿Sabes? Hace unas semanas un joven de unos 18 ó 19 años estaba en el parque cuando llevé a jugar a los niños y con un magnavoz hablaba del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, de la necesidad de arrepentirnos de nuestras maldades y de creer en el Hijo de Dios por quien podemos alcanzar arrepentimiento y perdón de pecados, los niños lo oyeron y creyeron y me pidieron que los llevara a la Iglesia pues nos dieron unos volantes con la dirección, ya van tres domingos que los llevo en la mañana mientras miras el futbol, y ya no quieren dejar de asistir pues han hecho buenos amiguitos y aprenden muchas lecciones de la Biblia, fue allí donde conoció a estos “gringos” que estaban de visita la semana pasada. Callé, no dije nada, algo raro estaba pasando en mi vida, pero fue una noche de reconciliación y mi esposa y yo fuimos mutuamente consolados. Como siempre, esa noche volví a despertar sin poder conciliar el sueño, pero ahora no era por preocupación, era algo que no alcanzaba entender respecto a lo que estaba pasando en mi familia, y por más que le daba vueltas al asunto, no podía relacionar los últimos acontecimientos de mi vida con el propósito Divino, pues no me era dado aún entenderlo, de repente mi pensamiento giró en otra dirección y recordé el regalo de mi hijo mayor, la Biblia que me había regalado y que había puesto encima de mi buró, extendí la mano para encender la lámpara cuidando de ser

6

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

sigiloso para evitar despertar a mi esposa, y abriendo al azar la Biblia, encontré una lectura que decía: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa” lo volví a leer y meditaba en ello, no me había dado cuenta que sin siquiera proponérmelo, ya estaba creyendo en Él, que mediante su Poder Él ya estaba obrando cambios en la vida de mi familia y que siendo como era y soy de pecador, me había llamado y escogido para ser adoptado como hijo suyo, sin haber nada de por medio en mi para decir que yo había contribuido para este fin, salvo el creer y esto como regalo que me dio cuando escuché hablar al jovencito del autobús, ahora puedo entender que esto fue una Elección Incondicional en la cual yo no tuve ningún mérito, de pronto, me encontraba leyendo en el Génesis el capitulo 1 y cuando leí la declaración clara y contundente que decía: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” hubo un estremecimiento en mi, y conforme iba leyendo el capitulo 1, sentía como si alguien me dijera: “Yo hice todo hijo, y te he llamado para que seas feliz y me sirvas” y se comenzaba a derrumbar toda mi convicción acerca del origen de las cosas y del hombre adquirido por el estudio y preparación a través de toda mi vida anterior, era abrumador y sentía como se me “enchinaba el cuero” mientras leía, y un gran consuelo y paz venía a mi vida y quedé profundamente dormido. Al día siguiente desperté muy contento, y lo primero que pensé y dije en voz como de un susurro fue: Dios, ayúdame este día. Mis hijos ya estaban en el comedor desayunando voraz y rápidamente para irse a la escuela, me puse a contemplarlos y le agradecí al Cielo por su salud y vitalidad que se me humedecieron los ojos de alegría, mientras mi esposa me invitó a sentarme y a tomar el desayuno que amorosamente me había preparado, sin duda, era otro el ambiente, cuando los niños tomaron su desayuno, el mayorcito le dijo a sus hermanitos; demos gracias por el desayuno y sonriendo los tres dijeron: Gracias Señor por la comida y bendice a mi papá y a mi mamá, te lo pedimos en el Nombre de Jesús, y nuevamente hubo conmoción en mi, de repente miraba mi hogar iluminado con una luz diferente, esa alegría y atenciones de mi esposa era algo a lo que no estaba habituado y tenía unas ganas locas de salir corriendo y gritar por toda la calle: Dios, que feliz me siento, apuré mi desayuno, subí a los niños al autobús escolar y mi esposa me despidió con un fuerte abrazo y un tierno beso diciendo: “Que le Señor te bendiga y te guarde, tenga de ti misericordia, alce sobre de ti su rostro y ponga en ti paz”, que extraña despedida, y nuevamente me volví a estremecer al tiempo que miraba los ojos de mi esposa, los cuales expresaban una serenidad y confianza que me contagié de ese optimismo y paz. Cuando hube dejado a los niños, no sin antes platicar con ellos sin tener que gritarles por no ir quietos, advertí que en sus comentarios mencionaron su deseo de que llegara el domingo con mucha emoción, pues iban a ir a la Iglesia para aprender muchas cosas de su Salvador, y contrastaba con lo que yo pensaba pues esperaba ver el futbol y ver a mi perdedor equipo el “América” a ver si en esta si lograban ganar el campeonato nacional, que contrastante, sin sospecharlo, en el futuro yo iba a desear lo mismo que ellos, saber más sobre mi Salvador.

La Soberanía de Dios (Él es el que quita y pone reyes) Pasaron algunos días, mi desempeño en el trabajo había mermado motivado quizá por el desaliento de no haber sido promovido, aún me causaba dolor el haber sido omitido, a la par, crecía en mí el interés por leer la Biblia, y era mi pasatiempo favorito, después se convirtió en necesidad, mi léxico fue trastornado por la lectura de la misma, ya no era alburero ni despotricaba con “palabrotas” como antaño, sin proponérmelo mi comportamiento fue notado por mis compañeros de trabajo, algunas veces alcancé a escuchar algunos comentarios sobre mí, no todos favorables en el tenor siguiente: “Y ahora, que le pasa a este” “Es un hipócrita” decían otros, “anda muy sedita después del escarmiento que le dieron” “Que bueno, se lo merece, a ver si así entiende” “Ahora si le llegó su fiestecita” y así por el estilo, tenía ganas de enfrentarlos y contestarles airadamente pero algo en mi no me dejaba hablar y prefería callar y honradamente, no tenía deseos de entrar en confrontaciones y discusiones con ninguno de ellos, pues prefería mantenerme en un proyecto muy interesante que me había encargado mi superior quien, a la sazón era al que consideraba mi enemigo. Cuando me encargó el proyecto, pude ver que originalmente era una propuesta de hacía unos siete meses antes de la promoción, la cual había presentado a los directivos de la compañía y encontró el favor de ellos por su gran aportación e innovación tecnológica y laboral, reduciendo el gasto en insumos y elevando la calidad del producto así como las condiciones de higiene e ingreso económico de los trabajadores, cuando lo examiné, comprendí el porqué de su ascenso, y se hizo verdad aquel dicho que reza “Mas hace el que quiere que el que puede” , lejos de que hubiera en mí sentimientos de envidia, comencé a sentir admiración por este trabajo, a pesar que estaba frente a mis ojos la solución y mejora de la problemática, no me fue dado mirarlo, sin embargo invertí mucho interés y dedicación para la puesta en marcha de este proyecto, al cual también sugerí algunas pequeñas modificaciones que mejoraban sustancialmente la funcionalidad del mismo, las cuales fueron después de ser examinadas, aceptadas y puestas en ejecución, esto me produjo una profunda gratitud y por primera vez le dije a Dios: “Gracias Señor, porque esto procede

7

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

de Ti” sin duda, esto cambiaba mis expectativas, y no era por mi capacidad, sino mas bien porque Dios hizo que viera con atención este proyecto, sin la arrogancia e intolerancia que me caracterizaba. Al mismo tiempo mi superior se mostró muy complacido por el interés que puse en su proyecto, y una tarde al salir del trabajo al estar quitándome la bata de trabajo y prepararme a salir, me dijo de manera muy amable, mira, mi esposa organizó una reunión en nuestra casa para dentro de dos semanas, quiero invitarte a ti y a tu familia para que nos acompañen, habrá unos bocadillos y un buen café, ¿nos harías el honor de aceptar nuestra invitación? Me le quedé mirando fijamente, advertía como una mirada suplicante y a la vez digna y su voz era clara y serena, no lo pensé mucho y acepté.

1. El Señor ordena todo lo que sucede

"Los decretos de Dios son su propósito eterno, según el consejo de su voluntad, en virtud del cual ha preordinado para su propia gloria todo lo que acontece". CMW

Al día siguiente estábamos apresurados pues se había vencido el plazo para la puesta en marcha del susodicho proyecto y solo afinábamos los detalles del mismo, estábamos emocionados y expectantes, todo estaba dispuesto, las máquinas de producción estaban a punto, las áreas de trabajo bien delineadas y definidas, los pisos bien pintados y relucientes, las paredes recubiertas y pintadas de un color claro y una excelente iluminación, los extinguidores, sensores de alarma de fuego, los sanitarios nuevos, limpios y resplandecientes, la nomenclatura en todos los pasillos y letreros alusivos a la seguridad, los garrafones de agua potable en sus distribuidores en cada área, los uniformes y equipo de protección nuevos y de última generación, los montacargas nuevos y movidos por energía eléctrica para evitar la contaminación, una excelente ventilación y control climático en el interior de la nave de producción y los trabajadores que habían sido capacitados en cursos intensivos durante más de 3 meses en los fines de semana sumando más de 72 horas de entrenamiento y adiestramiento, estaban impacientes para esperar el “banderazo” que daría inicio a una nueva era en las actividades de nuestra compañía, si de nuestra compañía, ahora estaba muy identificado y complacido con mi trabajo. Cuando llegó la hora, el Presidente de la compañía, después de arengarnos y felicitarnos por nuestro empeño en este proyecto, enfatizó también el esfuerzo hecho por los directivos e inversionistas los cuales estando presentes con nosotros, celebrando con un fuerte aplauso por la puesta en marcha del proyecto más ambicioso que había hecho esta compañía, y quiero destacar que antes de cortar el listón simbólico y dar el banderazo, el presidente de la compañía le pidió a mi superior que dijera unas palabras a los presentes, pues de él procedía la idea original y propuesta para este proyecto, y sin vacilar y de manera serena dijo las siguientes palabras: Señores directivos y compañeros de este centro laboral, soy uno de los empleados más antiguos en esta compañía y me identifico plenamente con ella, pero ahora quiero que me permitan darle gracias al Único, Sabio y Soberano Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien me inspiró a esto, siendo Él el merecedor de toda la gloria, porque de Él, y por Él y para Él son todas las cosas, y a ustedes porque con el esfuerzo de todos se hizo posible esto que hoy vemos y palpamos. Gracias.” Todos guardaron silencio un poco desconcertados, de repente mis manos se vieron impulsadas a dar un aplauso de manera muy discreta por temor “al qué dirán” y el presidente de la compañía asintió diciendo: “Muy bien dicho” y se unió a mi aplauso siendo seguido por todos en una estruendosa ovación, seguida de felicitaciones y abrazos de todos los presentes, eran las 9 de la mañana y se dio el “banderazo” de arranque con felicidad y entusiasmo y en ese momento se me llamó y se me dio el cargo de Jefe de Producción de la nueva planta, quedé anonadado y sorprendido, sinceramente ni lo esperaba y menos aún lo imaginaba, y mis compañeros aprobaron con un fuerte aplauso mi designación , la cual dicho sea de paso ya había sido evaluado y aprobado por el consejo administrativo, reservándose hasta el último momento notificármelo, y, al recibir el memorándum y el anuncio verbal del mismo a los presentes, quedé embriagado de felicidad, definitivamente Dios estaba en el asunto y solo atiné a reconocerlo y a inclinar simbólicamente la cabeza delante de Él. Antes de finalizar el primer día de producción, todos habíamos acordado esperar el anuncio de las estadísticas de producción para conocer el resultado del proyecto, cuando se nos dio el resultado, todos respondimos con un ¡Ahhh! Pues había rebasado con mucho la meta que de por si era superior en un 100% a lo habitual con los antiguos métodos, habiendo rebasado el 150%, que felicidad, era un éxito, salimos contentos cada quien para su casa.

2. Dios es quien guía nuestros pasos y nuestros pensamientos Ordena mis pasos con tu palabra, Y ninguna iniquidad se enseñoree de mí. Sal 119:133

Cuando llegué a casa mi esposa me esperaba ansiosa de saber cómo fue la puesta en marcha del proyecto, y al saber de lo acontecido, le daba gracias a Dios pues ella había estado orando a Dios porque me fuera bien en este proyecto y más aún cuando le conté de mi nombramiento y ascenso, lo que le produjo lágrimas de emoción y mas agradecimiento, durante la cena me comentó que si me parecería bien que asistiéramos a una reunión, a la que había sido invitada para dentro de dos semanas, y le dije: que curioso, a mí también me invitaron, repuse, y ¿en donde será la reunión? En casa de la amiga que te comenté la otra noche, ¿te acuerdas? Sí, creo que sí, entonces tendré que cancelar

8

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

la invitación que me hizo mi ex jefe, ¿Cómo? Interpeló mi esposa, sí le dije, es que ahora me cambiaron de departamento y soy jefe de producción, pero ayer le dije que sí, así que tendré que disculparme desde mañana con él, ojalá no se moleste, ahora que las cosas van muy bien entre los dos. Al terminar, los niños se despidieron dando gracias a Dios por la cena, lo cual ya era habitual en la familia, y me dijo mi esposa: ¿en qué libro de la Biblia vas? En los Profetas menores, repliqué, ¿de verdad? Repuso, vas muy rápido, apenas tienes tres meses leyéndola, ¡qué bien! ¿Y qué es lo que más te ha llamado la atención de lo que has leído? Me volvió a preguntar, ¡hummm! Pues ahorita que me acuerdo hay un pasaje en el Profeta Isaías que me gustó mucho, que si no mal recuerdo dice: “Tú guardarás en completa paz, a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. Is.26:3 y otro que está en Jeremías que dice: “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es ordenar sus pasos.” ¿Y por qué te gustan? Me preguntó, y repuse: pues primero porque demuestra que tiene poder para saber lo que piensas, tiene poder para guardar tu alma, te hace perseverar y te hace estar confiado, y segundo porque te hace saber que no somos los hombres los arquitectos de nuestro destino, que no somos dueños de nuestros caminos o destinos, así que Él es el que ordena nuestros pasos. Poco a poco comenzaba a relacionar la lectura de la Biblia y sus enseñanzas con las vivencias diarias, primero parecían como situaciones coincidentes, luego como análogas y de repente miraba como si todas las cosas estuvieran ya predeterminadas, mi asombro era mayor cuando leí los Salmos y en muchos de ellos hablan de los sufrimientos de el Señor Jesucristo, Sal. 22 ó 69, aunque muchas cosas no entendía, pero lo poco que aprendía se refería constantemente a un hombre en el futuro, todas las cosas que me habían acontecido tienen un algo sobrenatural, no entendido fácilmente por cualquier hombre, y todo encaminado a mi bienestar, a estas alturas ya había comprendido que mi bienestar es precisamente el Señor en mi vida, sin embargo me preguntaba, ¿ porqué un hombre como yo, que no tengo nada de bueno, que había sido traicionero, malhablado, sin integridad, lleno de orgullo y altanería y de pecado, de repente Dios le cambio su manera de pensar y de sentir? Era algo que no podía entender y me sentía inseguro e hipócrita, sobre todo cuando mi mirada se cruzaba con mi supuesto enemigo. Algunas noches cavilaba en esto y aunque no se lo pedía directamente a Dios, deseaba saber porque me estaba pasando esto, aunque en honor a la verdad, no me disgustaba, más me sentía incómodo pues no encontraba nada bueno en mi como para decir que con toda intención quería seguir a Dios, lejos estaba de sospechar que pronto se daría respuesta a mi interrogación.

3. Nada hacemos que Dios no tenga previsto Al día siguiente, durante la hora de la comida en el comedor de la fábrica, busque a mi ex jefe y le rogué que me disculpara pues mi esposa ya se había comprometido con su amiga para asistir conmigo y los niños a su casa, por lo que convine con él que en otra ocasión lo podríamos hacer, a lo que asintió con un “No te preocupes, de Dios son los tiempos y las sazones” Tres días antes de asistir a la reunión con la amiga de mi esposa, estando en la sala de mi hogar leyendo el Evangelio de Sn. Mateo, en el Sermón del monte, me quedé muy triste y pensativo e hice de lado la Biblia y me quedé como paralizado y sin decir nada subí a mi recamara sin despedirme de nadie, cuando mi esposa lo notó, apuró a los niños para que se fuesen a dormir y apagaran y guardaran sus cosas, al subir a la recamara advirtió mi tristeza y preocupación, y me preguntó cariñosamente: ¿Te pasa algo? No, le contesté, ¿por qué? Pues de repente te levantaste y dejaste la Biblia como si estuvieras preocupado o molesto por algo, me contestó. Lo que pasa, le dije, es que estaba leyendo un pasaje que decía más o menos así “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea lanzado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que uno de tus miembros se pierda, y no que todo tu cuerpo sea lanzado al infierno.” Y

pues, me doy cuenta que no merezco acercarme a Dios porque soy como uno de esos de los que habla el Señor Jesucristo, así que creo que no tiene caso que siga leyendo la Biblia, nunca seré “bueno”. Por un momento se hizo un gran silencio, de pronto ni un rumor o ruido extraño se advertía y era imponente ese silencio que de pronto mi esposa rompió con un verso de la Biblia que ella leyó en voz baja diciéndome: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. Sn. Jn. 6:44” y otro que decía: “para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Sn. Jn. 3:15, ¡A ver, a ver a ver, Espérame! Exclamé, ¿Quiere decir que tan solo por creer en Jesús ya la hice? Así es, repuso. Y luego le pregunté: ¿Entonces todo lo que he sido de malo no cuenta? Si amor, Dios te justifica tan solo por creer con fe, porque ningún ser humano merece acercarse a Dios pero Él mandó a su hijo para salvarnos y pagar el precio de nuestras rebeliones por medio de su sacrificio en la cruz del Calvario. No pregunté más y me quedé callado y pensativo, hasta que el sueño me venció quedándome profundamente dormido.

9

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

Al día siguiente en mi trabajo el jefe de personal me presentó a un nuevo elemento que la Compañía contrató y tras previo entrenamiento, se me notificó que me iba a suplir durante los fines de semana pues entre mis mejoras laborales, figuraba la de trabajar de lunes a viernes, lo que me daba más tiempo para la familia, y con gusto le puse al tanto de todo lo necesario para su desempeño, pero seguía pensando en la plática de la noche anterior con mi esposa, y me mantuve un poco intranquilo pues no sentía seguridad de que así como así todos mis pecados fueran borrados. Por fin, llegó el sábado, y fue maravilloso, tuve tiempo de jugar con los niños, arreglé el garaje que estaba muy desordenado, es una de las ventajas de tener libre el fin de semana, hasta alcancé a podar el pasto del jardín que estaba ya muy crecido, y ya en la tarde después de un buen “regaderaso” comí muy a gusto con la familia, ya los niños estaban ansiosos de ir a la casa de la amiga de mi esposa, pues eran amiguitos de los hijos de ella, y nos dispusimos a ir a la visita previamente programada, no me imaginaba que me llevaría una gran sorpresa. Cuando por fin llegamos, tocamos a la puerta y nos recibió una joven muy amable y nos invitó a pasar con una gran sonrisa, y pasamos hasta el comedor donde estaba la amiga de mi esposa terminando de preparar algunos bocadillos y la cocina despedía un agradable aroma del café que borboteaba de la cafetera, y sin tardanza me ofreció una tasa del mismo que saboreé con mucho placer. En un momento viene mi esposo, salió por algunas cosas y ya viene en camino, mientras tanto llamaron a la puerta y fueron llegando algunos invitados y estábamos en total seis parejas adultas y sus niños, a los que la jovencita que nos recibió se encargó de atender llevándolos al jardín el cual era muy amplio. La anfitriona nos pasó a la sala y dispuso una gran mesa de centro con una variedad de antojitos y botanas y comenzamos a identificarnos, era una buena plática sobre temas de trabajo, escuela, hogar, etc. Cuando de pronto escuchamos el ruido característico de la cerradura al abrirse, dando paso al esposo de la anfitriona, y cual no fue mi sorpresa pues era ni más ni menos que mi ex jefe, al que tenía por enemigo, con una gran sonrisa, se dirigió a todos dándonos una gran bienvenida y cuando advirtió mi presencia, dejando en la mesa lo que traía, fue hacia mi extendiendo la mano muy afablemente y dándome un espontaneo abrazo, a la vez que me preguntaba, ¿Esta es la reunión a la que tu esposa fue invitada? Sí, no sabía que era en tu casa, pues ya vez, “De Dios son los tiempos y las sazones” pero, siéntete como en tu casa, aquí siempre serás bienvenido. Gracias, asentí. Después de unos veinte minutos, el anfitrión dijo: Hermanos, quiero presentarles a un compañero de trabajo al cual tengo en gran estima, espero que le reciban y le brinden su amistad de la manera que nos ha enseñado el Señor en su Palabra, y dirigiéndose a mi esposa y a mí nos dijo, les damos la bienvenida esperando que el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo les colme de amor y bendiciones juntamente con sus hijos, y llene de paz su hogar, seguidamente pidió a todos que sacaran sus copias de la clase anterior y al mismo tiempo, su esposa nos daba una copia a mi esposa y a mí de la clase anterior. Sin titubeos, pidió a todos que abriésemos la Biblia en la carta a los Romanos en el capítulo 5, y leyéndolo todos al unísono, él dirigiendo la reunión, debo aclarar que aún no había leído la carta a los Romanos, apenas iba en el Evangelio según Sn. Mateo comenzando desde el Génesis, y después de él haber orado, comenzó a exponer la Palabra de Dios con tal autoridad, que me quedé pasmado y explicando verso por verso comenzaron mis dudas y temores a desvanecerse por completo, que cuando terminó de explicar todo, yo sentía una gran seguridad de que Dios me había perdonado de mis pecados, pues Él era testigo de mi aflicción por mis pecados que ya previamente le había confesado, y cuando explicó el verso 5, ya no tuve dudas de que Dios me había dado su Espíritu, tan solo por creer con fe, ¡Que maravillosa tarde! Al mismo tiempo, sentí una profunda vergüenza y dolor por el comportamiento que tuve con mi anfitrión durante años, y ahora comprendía el porqué de sus dichos y palabras, y las palabras que expresó el día de la puesta en marcha de la nueva planta, ahora podía ver que era nada menos que un hijo de Dios que estaba dando testimonio de su fe por medio de su conducta e integridad, en esos momentos quise decirle que me perdonara, pero callé por miedo a los presentes, temiendo que fueran a pensar mal de mí. Ese domingo en la mañana era la final del futbol mexicano, inesperadamente tomé una decisión y me arreglé para salir, esperando que los niños y mi esposa salieran rumbo a la Iglesia, ellos no sabían de mi decisión de acompañarles esa mañana, y mis hijos lo celebraron con un ¡Yupiii! Estruendoso, y gozosos nos dirigimos a pie pues estaba a tres cuadras de la casa el recinto de la Iglesia, al llegar se nos condujo a uno de los anexos del templo y los niños corrieron a su clase pues ya estaban habituados, cuando entramos, ahí estaba otra vez mi anfitrión de la noche anterior dirigiendo la oración y al otro extremo del recinto, divisé a aquel jovencito que con tal valor y denuedo le escuché hablar del Evangelio en el autobús, sin duda, Dios me llevaba de sorpresa en sorpresa y no pude contenerme, y mientras escuchaba la oración, mis ojos estaban llenos de llanto, pero no era de dolor sino de un profundo quebrantamiento y gratitud.

10

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

Incapacidad Total 1.

EL ALCANCE DE LOS EFECTOS DEL PECADO ORIGINAL

La doctrina de la incapacidad total, declara que el hombre está muerto en sus delitos y pecados, no significa que todos los hombres sean igual de malos, o que algún hombre sea tan malo como pudiera ser, o que exista alguna persona destituida por completo de virtud, o que la naturaleza humana sea mala en sí misma, o que el espíritu del hombre esté inactivo, ni mucho menos que el cuerpo físico este muerto. Lo que en realidad significa, es que el hombre desde la caída se encuentra bajo la maldición del pecado, que es movido por principios pecaminosos, y que es incapaz de amar a Dios o de hacer algo que haya de ameritar la salvación. Su corrupción es extensiva pero no necesariamente intensiva. Es en este sentido que el hombre desde la caída "se encuentra completamente incapacitado, y opuesto a todo bien e inclinado a todo mal". Su voluntad está contra Dios de forma permanente y de manera instintiva y voluntaria se torna hacia el mal. Gén. 8:21; Rom. 3:11. Nace alejado de Dios, y peca por elección. Su incapacidad no consiste en la de no poder ejercer su voluntad libremente sino en la incapacidad para desear ejecutar la voluntad de Dios. Fue este hecho que llevó a Lutero a afirmar que "el libre albedrío" es un término hueco, cuya realidad se ha perdido y una libertad perdida, de acuerdo a la gramática, no es libertad. En lo que a la salvación respecta, el hombre no regenerado carece de libertad para escoger entre el bien y el mal (espiritualmente hablando), se reduce tan solo a escoger entre un mal mayor y otro menor, lo que en realidad no es albedrío. El hecho de que el hombre caído aún tenga habilidad para hacer algunas obras moralmente buenas en sí mismas, no prueba que pueda hacer obras que ameriten su salvación. El hombre tiene un albedrío pero no puede generar el amor de Dios en su corazón. La voluntad del hombre es libre en el sentido de que no está controlada por fuerza alguna fuera de sí mismo. Así como un ave con un ala quebrada es "libre" para volar pero incapaz de hacerlo, de la misma manera el hombre natural es libre para venir a Dios pero es incapaz de hacerlo. ¿Cómo se arrepentirá de su pecado, si ama el pecar? ¿Cómo se tornará a Dios, si lo odia? Tal es la incapacidad de la voluntad que caracteriza al hombre natural que Jesús dijo: "y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas" (Jn.3:19). Y en otro lugar dijo: "y no queréis venir a mí para que tengáis vida" (Jn.5:40). La ruina del hombre se debe principalmente a su voluntad perversa. No puede venir a Dios porque no quiere. Suficiente ayuda le es provista si tan sólo la aceptara. Pablo nos dice, "por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne, no pueden agradar a Dios" (Rom.8:7).

2. Solo la obra del Señor Jesucristo retira nuestra maldición Al término de la oración el hermano Enrique, que así se llamaba mi ex jefe, (otra sorpresa más), nos invitó a que abriésemos la Biblia en el cap. 3 de Gálatas, y comenzó a explicarnos sobre el significado del sacrificio de Jesús en la cruz y su analogía y/o tipo que se encuentra en Números 21:9 el cual anticipaba lo que había de venir pero que estaba presente espiritualmente en la vida del pueblo de Israel en el desierto, donde allí también se manifestaba la gracia del Señor. Después comenzó a hablarnos de la incapacidad del ser humano para acercarse a Dios, mi mente comenzó a considerar todo lo que había pasado en mi vida y al escuchar esta explicación, vino a mí un gran consuelo y gratitud por la obra de Cristo en la cruz por mis pecados, me sentía en situación de privilegio. El suponer que porque el hombre tiene la capacidad para amar, tiene por tanto la capacidad para amar a Dios, es igual de absurdo que el suponer que porque el agua tiene la habilidad de fluir, tiene por tanto la habilidad para fluir hacia arriba; o razonar que porque un hombre tiene poder para lanzarse de la cima de un precipicio, tiene por tanto igual poder para transportarse de la profundidad a la cima.

11

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

El hombre caído no ve nada deseable en "El que es todo codiciable, señalado entre diez mil". Podrá, quizá, admirar a Jesús como un hombre, pero jamás le reconocerá como Dios, y resistirá con todas sus fuerzas las santas influencias externas del Espíritu. El pecado, y no la justicia, es lo que se ha convertido en su medio natural de modo que no existe en él, deseo alguno por la salvación. La naturaleza caída del hombre da lugar a la más obstinada ceguera, insensibilidad y oposición a las cosas de Dios, su voluntad está bajo el control de un entendimiento entenebrecido, que confunde lo dulce con lo amargo, y lo amargo con lo dulce, el bien con el mal, y el mal con el bien. En cuanto a sus relaciones con lo que a Dios concierne, desea solamente lo malo, aunque lo desea libremente. La espontaneidad y la esclavitud en efecto existen juntas. En otras palabras, el hombre caído está moralmente ciego que de manera uniforme prefiere y escoge el mal en vez del bien, tal como lo hacen los ángeles caídos o demonios. Cuando el creyente, sin embargo, llegue a un estado de santificación completa, preferirá y escogerá el bien de manera uniforme, tal como lo hacen los santos ángeles. Ambos estados son congruentes con la libertad y la responsabilidad de seres morales.

3. Dios deja al hombre en su estado pecaminoso y no puede alegar injusticia en Dios Sin embargo el hombre caído, a pesar de que actúa de manera uniforme jamás es obligado a pecar, sino que peca libremente y se complace en ello. Su disposición y sus deseos, están inclinados hacia el mal, y peca a sabiendas, de manera voluntaria, siendo movido espontáneamente por su corazón. Esta inclinación natural, o predisposición hacia el mal, es tan característica de la naturaleza caída y corrupta del hombre que, como dice Job, el tal "bebe la iniquidad como el agua" (Job.15:16), por esto mismo no se puede alegar injusticia en Dios, ya que deja al hombre impío en su impiedad y elige el camino que le agrada, que es el camino a la muerte eterna. Leemos que el "hombre natural" no percibe las cosas que son del espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente" (1Cor. 2:14). Por lo que se explica cómo una persona que, teniendo “sentido común” y leyendo las claras palabras de de este versículo, pueda abogar por la doctrina de la habilidad humana. De aquí sigue el cumplimiento de las palabras de Cristo ante los incrédulos judíos a los cuales les dijo citando la profecía de Isaías: De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. Mat 13:14 y el Apóstol Pablo confirma diciendo: Y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, 2Ts 2:10-11 El hombre en su estado natural no puede ni aún ver el reino de Dios, mucho menos entrar en él. Una persona inculta puede ver una bella obra de arte como un simple objeto de la vista, pero no puede apreciar la excelencia de dicha obra. Igualmente, puede ver los números de una compleja ecuación matemática, pero carecen de significado para él. Las bestias pueden ver la puesta del sol, o cualquier otro fenómeno de la naturaleza que ven los hombres, pero no pueden apreciar la belleza artística de dichos eventos. Igual sucede con el hombre no regenerado al presentársele el Evangelio de la Cruz. Quizá tenga un conocimiento intelectual de los hechos y doctrinas de las Biblia, pero no tiene discernimiento espiritual de su excelencia y jamás se deleitará en ellos. Un mismo Cristo es para unos sin atractivo ni hermosura para que lo desee, sin embargo, para otros, es el príncipe de la vida y el Salvador del mundo, Dios manifestado en carne, al cual es imposible no adorar, amar, y obedecer.

4. El hombre natural vive pervertido y en ignorancia La Incapacidad total no solo emerge de una naturaleza moral pervertida, sino también por causa de la ignorancia. Como escribe el Apóstol Pablo diciendo que los gentiles Andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios, por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón" (Efe.4:17,18).

12

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

Y en otro lugar escribe "Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden, pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios" (1Cor.1:18). Recalcando con este versículo Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.1ª Co. 2:9 El Apóstol Pablo no se refería a las glorias del estado celestial, como se cree comúnmente, sino a las cosas espirituales que en esta vida que no pueden ser vistas por la mente no regenerada, como se demuestra claramente por las palabras del versículo siguiente: Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu 1Cor.2:10. Jesús dijo: Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar" Mat.11:27. Claramente Él enseña que el hombre, en su naturaleza caída y entenebrecida, no conoce al Dios vivo, y que el Hijo soberanamente escoge a quienes les ha de ser revelado el conocimiento de Dios. El hombre caído no puede discernir las cosas espirituales. Su razón, o entendimiento, está cegado, y sus deseos y sentimientos pervertidos. Y puesto que este estado es innato, como una condición de su naturaleza, está fuera del poder de su voluntad el cambiarlo. Más bien, dicho estado controla sus afectos y voluntad. La regeneración se advierte claramente en la comisión divina que Pablo recibió en su conversión cuando se le dijo que había de ser enviado a los gentiles para abrir sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios Hch.26:18. Jesús enseñó esta misma verdad, pero usando una figura distinta, cuando dijo a los Fariseos: ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro Padre el Diablo, y los deseos de vuestro Padre queréis hacer" Jn.8:43,44. Los fariseos no podían entender, ni aún oír sus palabras estaban enceguecidos. Para ellos sus palabras sólo eran necedad, locura; y le acusaron de estar poseído de demonios (vv.48, 52). Sólo sus discípulos podían conocer la verdad v.31, 32; los fariseos eran hijos del Diablo v.42,44, y esclavos del pecado v.34, aunque se creían ser libres v.33. En otra ocasión Jesús enseño que un árbol bueno no puede producir fruto malo, ni un árbol malo producir fruto bueno. Esto significa que unos hombres son gobernados por unos principios, mientras que otros son gobernados por principios distintos. Es imposible que una misma raíz produzca fruto de distintas clases. Negamos, por tanto, que exista en el hombre un poder que le permita actuar de ambas maneras por la sencilla razón de que la virtud y el vicio no pueden surgir de una misma condición moral.

5. El hombre está muerto en sus delitos y pecados En la epístola a los Efesios, Pablo afirma que cada alma humana antes de ser vivificada por el Espíritu de Dios, se encuentra muerta en delitos y pecados. Ahora bien, ciertamente se concederá que el ser muerto, en pecado, es evidencia clara y positiva de que no hay ni habilidad ni poder para realizar alguna obra espiritual. En la esfera natural y física, un hombre muerto es uno en el cual no existe posibilidad alguna de realizar obras físicas. Un cadáver no puede actuar, de manera que el estar muerto en pecado es evidencia clara y positiva de que no existe aptitud o poder alguno para realizar obras espirituales. Por tanto, la doctrina de la inhabilidad total del hombre descansa sobre evidencia bíblica sólida. En base al principio de que “Ninguna cosa limpia puede salir de cosa inmunda" (Job.14:4), todos los nacidos de mujer son considerados "abominables y viles", a quienes sólo les atrae la iniquidad (Job. 15:14-16). Por consiguiente, los hombres no tienen que esperar a llegar a la edad de responsabilidad moral para constituirse en pecadores, sino que son apostatas desde el vientre de su madre, y tan pronto como nacen se descarrían hablando mentiras (Sal.58:3); además, son formados en maldad y concebidos en pecado (Sal.51:5). La inclinación de su corazón es mala desde su juventud (Gén.8:21). Y es del corazón que mana la vida (Prov.4:23; 20:11). Las obras pecaminosas son, por tanto, la expresión del corazón natural, “el cual es engañoso más que todas las cosas y perverso” (Jér.17:9). Ezequiel nos presenta esta misma verdad en lenguaje gráfico al darnos el cuadro del recién nacido, abandonado en sus sangres y dejado para morir, pero el cual el Señor misericordiosamente encontró y cuidó (cap.16).

13

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

Las ceremonias de la circuncisión de los niños y la purificación de la madre en el A.T., tenían como propósito enseñar que el hombre viene al mundo en pecado, y que desde la caída, la naturaleza humana está corrompida desde su raíz. Pablo enseñó esta verdad de manera aún más enfática en (2Cor.4:3-4). "Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el Dios de este siglo, es decir el Diablo, cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios" . Es decir, los

hombres caídos, estando ajenos a las operaciones del Espíritu de Dios, se encuentran bajo el gobierno de Satanás. Están cautivos a la voluntad de él. (2Tim. 2:26). Mientras "el hombre armado" no sea molestado por el "más fuerte" que él, logra mantener su reino en paz y sus cautivos cumplen su voluntad. Pero el que es "más fuerte que él" le ha vencido, le ha despojado de todas sus armas, y el derecho de dejar en libertad a los que él quiere; y el que ha nacido de nuevo es uno de esos pecadores rescatados del reino de Satanás. Fue a esto que Jesús se refirió cuando dijo, "todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado" (Jn.8:34).

Por ser tan profunda la corrupción del hombre, está más allá de su poder el purificarse a sí mismo. Su única esperanza de restauración se encuentra por tanto, en un cambio de corazón, el cual sólo puede efectuar el poder soberano y recreador del Espíritu Santo, actuando cuándo, dónde y cómo le place. Este cambio de muerte espiritual a vida espiritual, llamamos "regeneración". Las Escrituras usan varios términos al referirse a dicho cambio como, por ejemplo, "dar vida", "llamado de las tinieblas a la luz", "vivificar", "renovación", "quitar el corazón de piedra y dar un corazón de carne", etc.; y lo presentan como una obra exclusiva del Espíritu Santo. La Biblia nos dice que la regeneración es efectuada por el mismo poder sobrenatural que Dios operó en Cristo cuando le levantó de los muertos (Efe.1:18-20). El hombre no posee el poder para regenerarse por la verdad del evangelio pese a todos los testimonios externos que se le presenten. Abraham dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. Lc. 16:31 Las buenas obras de hombres no regenerados, no son pecaminosas en sí mismas, sino pecaminosas por defecto, dichas obras carecen del principio que sólo puede hacerlas justas a los ojos de Dios. Un ejemplo: el caso de los narcotraficantes, es fácil ver como todas sus obras son delito contra el gobierno. Mientras continúen como narcotraficantes, la navegación, la reparación o el equipo de sus equipos, y aún su comer y beber son delitos a los ojos del gobierno, ya que dichas obras son hechas sólo con el propósito de continuar su carrera delictiva, y son parte de su rebelión. Igualmente sucede con el pecador. Mientras el corazón de este continúe siendo malo, todas sus obras estarán contaminadas a los ojos de Dios. El simple e inequívoco lenguaje de Dios es: Aún los pensamientos de los impíos son pecado Prov.21:4. Esta mencionada incapacidad a la que las Escrituras se refieren cuando afirman: Los que viven según la carne no pueden agradar a Dios Rom.8:8. Y todo lo que no proviene de fe, es pecado Rom.14:23. Sin fe es imposible agradar a Dios" Heb.11:6. Y aún las virtudes mismas del hombre no regenerado son como flores desarraigadas y marchitas. Jesús dijo a sus discípulos: Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. De lo que se ha dicho se desprende también el hecho de que la salvación es absoluta y únicamente por gracia. Dios es libre, conforme a las infinitas perfecciones de su naturaleza, para no salvar a ninguno o para salvar a unos pocos, o a muchos, o a todos, según el soberano placer de su voluntad. Igualmente se desprende el hecho, de que la salvación no está basada en algún mérito en la criatura y que, por tanto, depende de Dios, y no de los hombres. Dios obra soberanamente al salvar a algunos y dejar a otros sufrir la justa recompensa de sus pecados. La elección de algunos a vida eterna es tan soberana como si Cristo pasase por un cementerio y ordenase a uno aquí y otro allá a salir de sus sepulcros; la razón de restaurar a vida a uno y dejar a otro en su tumba se halla sólo en su buena voluntad, y no en los muertos. De ahí la afirmación de que estamos predestinados según el puro afecto de su voluntad, y no conforme a nuestras buenas inclinaciones; y para que fuésemos santos, y no por ser nosotros santos (Efe.1:4,5). "Puesto que todos los hombres al igual merecían sólo la ira y la maldición de Dios, el único método posible de expiación por la culpa de estos, es la más estupenda exhibición del favor inmerecido y amor personal que el universo jamás haya presenciado". (1)

Si no naces de nuevo, no puedes ver el reino de Dios Esto levanta la pregunta: ¿Cómo podemos Ud. Y yo disfrutar de la vida plenamente y ser felices a pesar de no tener nada o tener todo en esta vida? La respuesta es: "Os es necesario nacer otra vez” según el Señor Jesúcristo. Cuándo experimentamos el Nuevo Nacimiento, ¡es entonces que empezamos una NUEVA VIDA! Todavía quizás no tengamos nada o lo tenemos todo, pero nuestra perspectiva en relación con las cosas del mundo son cambiadas y

14

Ensayo sobre las Doctrinas de la Gracia Por Ricardo Sánchez Molina

comenzamos a tener un interés por las cosas espirituales. Ahora vivimos con una nueva actitud, los lujos y la vanagloria de la vida viene a ser superflua y sin valor, ahora todo lo comenzamos a ver a la luz del glorioso Señor. “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las cosas que se ven, sino á las que no se ven: porque las cosas que se ven son temporales, mas las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:18). Y Colosenses 3:1-4 lo describe así: “Si habéis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado á la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque muertos sois, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifestare, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”. Pero esto sólo puede ser verdad si somos “nacidos de nuevo”. Nosotros AHORA empezamos una Nueva Vida porque Cristo es nuestra “vida”; y el dominio del pecado que nos controlaba “en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos” (Efesios 2:3 ) y para que sea efectivo en

nuestras vidas ha sido anulado por la Muerte y la Resurrección del Señor Jesucristo para que AHORA nuestro sumo Gozo y Felicidad están en Él Solo y para estar con Él en la Gloria para siempre y jamás. Amén.

Conclusión

Ninguna gloria es el conocer los “Cómos y porqués” del proceso de la salvación del hombre a través de la preciosa Gracia del Señor, si este conocimiento no es compartido con otros, de que me sirve mucha “intelectualidad” y multitud de conocimientos doctrinales si no pongo énfasis en la tarea principal asignada a todo creyente en el Evangelio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, pues, ¿Cómo nacerán si no hay quien les diga del reino de los cielos? ¡Ohh! Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor (POR EL EVANGELIO), vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor (POR EL EVANGELIO), nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor (POR EL EVANGELIO), de nada me sirve. Rom 10:13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. Rom 10:14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? Rom 10:15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Rom 10:16 Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Rom 10:17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. 1Co 2:1 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. 1Co 2:2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. 1Co 2:3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; 1Co 2:4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, 1Co 2:5 para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. 1Co 2:6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. 1Co 2:7 Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, 1Co 2:8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. 1Co 2:9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1Co 2:10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 1Co 2:11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 1Co 2:12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 1Co 2:13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 1Co 2:14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 1Co 2:15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 1Co 2:16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

Bibliografía Santa Biblia VRV 60 “Si Jesús” Roger Smalling (Intr. A las doctrinas de la Gracia” “Confesión de fe de Westminster” “La Predestinación” L. Boetner “Toda Gracia” Lázaro Flores

15