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• Sango Alafose

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La fuerza interior Odugbemi.

Las decisiones que tomas y cómo las llevas a cabo son un reflejo de quien eres en realidad. Sólo tienes un juez de tu propio honor, y eres tú mismo. Aprende a conocerte a ti mismo y ha no limitarte. Utiliza este conocimiento como una herramienta para desembarazarte del miedo, la inseguridad y finalmente de los errores. Estas cosas podrían matarte interiormente. Cuando dices que harás algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra te detendrá en la realización de lo que has dicho que harás. No has de dar tu palabra. No has de prometer. El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer. Hablar y hacer son la misma acción. Eres responsable de ello y de todas las consecuencias que le sigan. Las palabras de un hombre son como sus huellas; puedes seguirlas donde quiera que él vaya. Álzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir. Actuar es vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. La perfección es una montaña inescalable que debe ser escalada a diario. Reemplaza el miedo por el respeto y la precaución. Debes ser intensamente leal a aquellos o aquello bajo tu cuidado. Para aquellos de los que eres responsable, permanece fieramente fiel. Cuidado con el camino que sigues. Un perro sin amo vagabundea libre. El halcón con un entrenador vuela más alto. Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. Cree en la Justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la tuya propia. No existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y justicia. Sólo existe lo correcto y lo incorrecto. No tienes poder divino, tú haces de la honestidad tú poder divino. Caminos torcidos y acciones injustas son considerados denigrantes e inhumanos. No eres como el resto de los hombres. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos. Ten compasión. Ayuda

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a tus compañeros en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no surge, salte de tu camino para encontrarla. No tenemos motivos para ser crueles. No necesitas demostrar tu fuerza. Debes ser cortés incluso con tus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los animales. Recibes respeto por tu manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior se vuelve evidente en tiempos de apuros. Un alma sin respeto es una morada en ruinas. Debe ser demolida para construir una nueva. No tienes un poder mágico, tú haces de tu personalidad tu poder mágico. El hombre y el universo fueron hechos para ser semejantes tanto en espíritu como ética. Esta es un parte de los principios que han hecho de Japón una potencia mundial considerada dentro de los ocho países más poderosos de la tierra tiene los 10 bancos más grandes del mundo, tiene el índice educativo y de longevidad más alto del mundo, tiene el índice de criminalidad más bajo del mundo y su producto nacional es igual a lo que producen Francia, Inglaterra y Alemania juntos. Estos principios eran un modo de vida y un código para el samurai también llamados Bushi, una clase de guerreros similar a los caballeros medievales de Europa. Formaron una clase durante los siglos IX y XII. Emergieron de las provincias de Japón para transformarse en la clase gobernante, hasta su declive y total abolición en 1876, durante la era Meiji, cuando pensaban que ya no había necesidad para los hombres luchadores, para los guerreros, para los samuráis. Pero no fueron olvidados del todo. Los pueblos Yorubas, se han enfrentado durante siglos a preservar a través de su fuerza interior su sabiduría y poderes ancestrales religiosos y culturales. Ogbó Ató.

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