La Fragua de Vulcano

La Fragua de Vulcano "La Fragua de Vulcano" es la denominación que le dio José de Antepara a la reunión secreta celebrad

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La Fragua de Vulcano "La Fragua de Vulcano" es la denominación que le dio José de Antepara a la reunión secreta celebrada en casa de José de Villamil el 1 de Octubre de 1820, que marcó el inicio de la gesta libertaria de la independencia de Guayaquil y abrió las puertas de la libertad a todos los pueblos de Quito (actualmente Ecuador). Era un nombre simbolico, que hacía referencia al mito de Apolo, el dios del Sol, visitando al herrero Vulcano, para revelar a los hombres de la trama de una traición de que eran victimas y prevenirlos para la venganza. José María Antepara y Arenaza había nacido en Guayaquil, en 1770. En Londres tomó contacto con Francisco de Miranda, el precursor de la independencia sudamericana, convirtiéndose en su amigo y estrecho colaborador en la Gran Logia Hispanoamericana, en donde también fueron iniciados Vicente Rocafuerte, Carlos Montufar, Simón Bolivar y otros próceres de la independencia. Los patriotas guayaquileños necesitaban reunirse para poder plantear de manera más concreta ideas de libertad e independencia, que rondaban en aquella época. El domingo 1 de octubre de 1820, José de Villamil, estaba de visita en la casa de Pedro Morlás, ministro de las Cajas Reales; en donde la hija de este, Isabelita, sugirió la idea de hacer un baile.

Al evento en casa de Villamil (en la esquina de las actuales calles Malecón y Elizalde) asistieron las más destacadas personalidades de la ciudad, donde también fueron invitados los militares venezolanos, León de Febres-Cordero, Luis Urdaneta y Miguel de Letamendi -independentistas-, que se encontraban de paso por Guayaquil. Durante el baile, José de Antepara reunió secretamente a Vicente Ramón Roca, Diego Noboa, Luis Fernando Vivero, Antonio y Francisco Elizalde, Francisco Lavayen,

Manuel Fajardo, José Correa, Rafael María de la Cruz Jimena, Manuel Antonio de Luzarraga. José Joaquín de Olmedo, figura central de la gesta libertaria, faltó a la reunión ya que estaba siendo vigilado por las autoridades españolas.

Una vez reunidos se decidieron los detalles de la sublevación del día 9 de octubre de 1820. El sábado 7 la revolución de octubre corrió peligro, puesto que la conspiración para acabar con el régimen realista había llegado a oídos de José Pascual de Vivero, gobernador de la Plaza de Guayaquil.

Antepara llamó a ese momento histórico "La Fragua de Vulcano", no por vinculaciones masónicas, sino para “relacionarlo simbólicamente con ese dios romano del fuego y del metal, hijo de Júpiter y de Juno: Vulcano, nombre que evoca a aquel que hacía cadenas, tanto como las rompía; que hacía yugos, tanto como los deshacía”.

Según se sabe, en realidad fue un nombre que usaron los conspiradores, que eran miembros de la logia guayaquileña Estrella de Guayaquil y estaba dirigido por José de Antepara, para designar a esa reunión ocasional con nuevos miembros, destinada a preparar el golpe revolucionario.

Monumento a la Fragua de Vulcano

El monumento a la Fragua de Vulcano es un monumento de la ciudad de Guayaquil en el Ecuador. Se encuentra ubicada en la Plaza de la Administración, entre el Palacio Municipal de la ciudad y la Universidad de las Artes (antiguo edificio sede de la Gobernación del Guayas). El monumento conmemora la célebre reunión de patriotas que complotaron en favor de la independencia de Guayaquil que se desarrolló el 1 de octubre de 1820, denominada como «la Fragua de Vulcano».12 Consiste de un conjunto escultórico dividido en tres partes principales: la parte principal que consta de la figura del prócer don José Joaquín de Olmedo en medio de la escena, mientras que los otros dos elementos se encuentran a los lados conteniendo a las figuras de los otros personajes asistentes a la Fragua de Vulcano, como Luis Urdaneta, León de Febres Cordero, José de Villamil, José de Antepara, Miguel de Letamendi, Gregorio Escobedo, Antonio Elizalde, Luis Fernando Vivero, Lorenzo de Garaycoa, Rafael Ximena, Francisco de Paula Lavayen, entre otros. Los tres elementos forman un óvalo en el suelo de la plaza, en donde figura el escudo de la ciudad en dorado. El monumento fue obra del artista español Víctor Ochoa y fue inaugurado el 25 de julio de 2005.