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Escuela de Animación Bíblica San Jerónimo, Melipilla La Formación de la Biblia La Biblia o conjunto de escritos sagrado

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Escuela de Animación Bíblica San Jerónimo, Melipilla

La Formación de la Biblia La Biblia o conjunto de escritos sagrados no es una especie de tesis profesional, un periódico o un reporte científico. Podríamos compararla más bien con una enciclopedia en la que están reunidas las experiencias de un pueblo durante unos 14 siglos, aproximadamente desde el año 1300 antes de Cristo hasta el año 100 después de Él. Además, los libros de la Biblia, particularmente los más antiguos, fueron surgiendo por etapas. Estas fueron las principales: — — —

primero hubo hechos y experiencias concretos; luego, se transmitieron los significados esos hechos (tradición); en seguida, esas tradiciones se pusieron por escrito: o texto inicial o añadiduras y retoques o edición final.

El cuadro anterior, aunque aproximado y no definitivo en todos los casos, da una idea aproximada de cómo se originaron los escritos de la Biblia. Expliquemos cada etapa. a.

Acontecimiento y Experiencia

En un principio, un grupo de pastores nómadas, de la familia semita, pobladores de una región del Medio Oriente (actuales territorios de Israel, Siria, Líbano, Jordania y Egipto) vivieron su experiencia humana normal. Tuvieron sus idas y venidas en busca de pastos para sus rebaños; crecían o disminuían según las relaciones o tensiones con otras tribus vecinas, realizaban pactos y acciones rituales y sufrieron las consecuencias y aventuras de todo grupo humano. A esas experiencias históricas se sumó un misterioso pero real encuentro con Dios, particularmente vivido y sentido por los jefes y líderes religiosos del grupo. Quizá a partir de ese encuentro con Dios surgió alguna fiesta, alguna poesía o relato y algún rito para conmemorar ese encuentro. b.

Tradición

Las experiencias de los antepasados ("los padres") se volvieron tradición para las generaciones siguientes. Aquellos antiguos hechos se constituyeron para la comunidad momentos de encuentro con Dios y, a la luz de este significado, se convirtieron en modelo de vida, en enseñanza religiosa y en historia sagrada para las generaciones que las heredaron; sea que pertenecieran a la misma raza y tribu, sea que las aceptaran y asumieran como propias. Además, esas tradiciones religiosas no solamente se repetían de padres a hijos o de mayores a menores, también se ampliaban con nuevas interpretaciones de los antiguos relatos, añadían

nuevas narraciones edificantes, incluían oraciones, detalles, acomodación de lugares, explicación de costumbres y ritos que corrían el riesgo de no ser entendidos. En definitiva, la tradición no era una cosa muerta, intocable e invariable, sino un relato vivo que se ampliaba y acomodaba a las nuevas situaciones que los hijos, nuevos creyentes, aceptaban e iban viviendo. c.

Texto escrito

Con el pasar del tiempo fue necesario poner por escrito las antiguas tradiciones por varias razones: la población aumentó y se extendió por otros lugares;  hubo contactos culturales con otros grupos, que poseían otras tradiciones;  surgieron estructuras políticas más avanzadas como la monarquía, que suplantaron la organización anterior del gran jefe o del grupo de ancianos. Si al principio el "padre" o jefe de la tribu o clan era quien todo lo sabía y todo lo resolvía, en la nueva organización surgieron grupos de especialistas que decidían por el grupo, dirigían a la comunidad, interpretaban las antiguas leyes y ritos para las nuevas situaciones y resolvían dificultades, pleitos o aplicaciones religiosas y civiles. Así, las antiguas tradiciones orales, transmitidas verbalmente de mayores a menores, fueron escritas y copiadas para beneficio de los diferentes grupos del mismo pueblo o tribu mayor. Pero esta recopilación por escrito trajo, a su vez, nuevos problemas. Los varios grupos que poseían las mismas tradiciones se alejaron poco a poco, ya por la distancia geográfica, ya por intereses prácticos diferentes o también por nuevos contactos culturales con sus vecinos o por un mayor o menor desarrollo. Tal alejamiento se tuvo que reflejar también en los intelectuales que estudiaban, redactaban y explicaban los escritos sagrados heredados del pasado. Otros factores más profundos hicieron su aparición. Primeramente fue la forma de interpretar. No todos aceptaron, sin más, la explicación "oficial" dada por los líderes intelectuales y religiosos. Hubo tensiones, jalones, discusiones acaloradas y deseos legítimos de liderar en tan delicado asunto. Surgieron entonces:  explicaciones nuevas de apoyo a una u otra versión de los hechos;  comunidades de hombres y mujeres religiosos que se consideraban intérpretes legítimos y autorizados;  orientaciones y tendencias prácticas inspiradas por ésta o aquélla forma de interpretar;  acentuaciones y énfasis de diversos aspectos según el contexto en que viven dichas comunidades. Otro gran problema fue el de la aceptación de tales o cuales escritos como sagrados por parte de todos. Esto depende directamente de la medida en que la comunidad creyente se reconoce en el relato que ha sido creado en su seno y recibido como herencia. Es la misma comunidad la que

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valida el texto. Por último, se llegó a la compilación definitiva de todos los escritos en una unidad que los contuviese a todos. 1. La Inspiración Tanto judíos como cristianos reconocieron en las Escrituras una cualidad especial que las hacía Palabra de Dios, texto sagrado y escrito inviolable y normativo: su inspiración por parte de Dios. Entre los años 90 y 100 de nuestra era, los judíos aceptaron que sus 39 escritos hebreos del Antiguo Testamento constituían su norma de fe y su gran patrimonio sagrado. Para entonces, los cristianos ya aceptaban que toda la Escritura está divinamente inspirada y que instruye para alcanzar la salvación a través de Jesucristo (2 Timoteo 3,15-16) y también que algunos hombres hablaban de parte de Dios pero llevados por el Espíritu Santo (2 Pedro 1,20-21). Con todo, hasta 1546 el Concilio de Trento declaró que las Escrituras son fuente de toda verdad salvífica y de toda regla moral, y afirmó también que sus contenidos fueron recibidos y transmitidos por los apóstoles bajo el dictado del Espíritu Santo. Esta idea del "dictado" se modificó en 1870, cuando el Concilio Vaticano I precisó que los escritos bíblicos son sagrados porque "escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios por autor y fueron transmitidos como tales por la Iglesia". Más recientemente, el Concilio Vaticano II declara que en la Escritura hay verdades divinamente reveladas bajo inspiración del Espíritu Santo, que Dios es su autor y que El escogió a algunos hombres en especial, actuando en ellos y por ellos, para transmitir todo y sólo lo que El mismo quería comunicar. En suma, de lo anterior se desprende que la inspiración:  alcanza por igual a toda la Biblia y a todas sus partes;  hace que un escrito tenga autoridad divina y tenga también un autor humano;  libera a los escritos bíblicos de cualquier error, cualidad que negativamente suele llamarse "inerrancia" y, positivamente, "verdad orientada a la salvación del hombre";  y da a los escritos una autoridad infalible que los convierte en definitivos y normativos. 3.

El canon

El término deriva de un vocablo hebreo parecido con el que se designaba una medida, una regla, el patrón o modelo a seguir. De igual manera los antiguos y grandes pensadores cristianos utilizaban el término para designar la regla de la tradición, de la fe, de la verdad y de la Iglesia que se encontraba plasmada en la lista de escritos bíblicos mencionados atrás. Por ello, la tradición cristiana sigue aferrándose tan fuertemente a su propio conjunto de escritos que le dan la seguridad de la verdad.

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En consecuencia, los cristianos no son creyentes que se sienten seguros en un territorio determinado ni en tiempos de bonanza y respeto por parte de los demás hombres y ni siquiera poseedores de un idioma por más sagrado que se le considere. Lo importante para los cristianos y lo que constituye su seguridad es precisamente ese canon de escritos que son la Palabra de Dios y que no sólo la contienen. Para terminar, así como la Escritura nació de la experiencia, pasó por la tradición y se consolidó como escrito sagrado, así ahora este escrito se vuelve tradición para convertirse en la experiencia de un nuevo pueblo en marcha hacia Dios y seguro de vivir en y de difundir la verdad de Dios sobre el mundo y sobre el hombre.

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