La Fabula Del Arca

HABILIDADES GERENCIALES – MARIO E. VARGAS SAENZ 1 “LA FABULA DEL ARCA” Cuentan que, en cierta ocasión, hizo Dios llam

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HABILIDADES GERENCIALES – MARIO E. VARGAS SAENZ

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“LA FABULA DEL ARCA”

Cuentan que, en cierta ocasión, hizo Dios llamar al cielo al rey de un país. “No voy a darte mayores detalles”, le dijo, “pero necesito que hagas construir, en un plazo de un mes, un arca bien grande”. El rey regresó a su palacio y le contó a un amigo, la orden que le había dado Dios. “No te preocupes”, contestole su amigo, “al otro lado de las montañas vive un viejo fabricante de arcas. El te solucionará ese problema. El viejo fue llamado entonces al palacio y el rey

le

mandó fabricar el arca más grande de que fuese capaz. El anciano recibió la orden taciturno; y regresó a su taller donde; por generaciones, se habían construido las mejores arcas del reino. Pero uno de los sabios del Consejo Real encontró conveniente aconsejar al rey al respecto

“Majestad”, le dijo; “si se trata de la voluntad de Dios, me parece

imprudente adjudicar al viejito la construcción del arca. Su técnica es artesanal, y está ampliamente superada por el Knowhow moderno. Le recomiendo crear un grupo de trabajo interdisciplinario e intersectorial que coordine el PROYARGA, como podríamos denominar el proyecto” A los 15 días el viejito ya tenía lista la madera, pero los técnicos dudaron de su calidad. Por tal motivo recomendaron al Rey crear una compañía que investigase los bosques del Reino y se encargase del aprovisionamiento de madera para el proyecto. Se decidió entonces crear la MADERARCA, una empresa que tendría la ventaja adicional de obtener ganancias. Pero como la empresa no podía quedar al

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arbitrio de un grupo de expertos, se creó una superintendencia a la que se denominó la SUPERARCA. A los 20 días se descubrió un gigantesco robo de materiales en la SUPERARCA que ya para entonces disponía de miles de empleados. Para evitar nuevos desfalcos se creó una gerencia de control, de la que se responsabilizó a un funcionario muy honrado, proveniente del sector privado, y a la que se denominó con el nombre de GERARCA. Pasado 25 días del encuentro del Rey con Dios, la MADERARCA había empezado a producir ganancias, con el concurso de fincas de apoyo que estableció para contribuir al proyecto. Mientras tanto el viejito olvidado por los sabios y los expertos, fue a la capital del Reino por recursos para continuar con su labor. Pero allí se enteró de que el dinero, que inicialmente le habían asignado, había sido trasladado al Departamento de Relaciones e Imagen – IMARCA – responsable de la imagen publicitaria del Proyecto. Se presentó entonces donde el Virrey que por esa época había sido nombrado presidente de una compañía subsidiaria, la COMARCA; encargada de la comercialización de productos. Al presentar sus argumentos; fue acusado de oponerse al sistema PROARCA, controlado por computadores y; con suerte; pudo evitar ser arrestado por oponerse a la programación. Cumplido el plazo el Rey fue llamado nuevamente ante Dios.

“¿Y el arca?.

“Señor, tienes que darme 15 días más. Tenemos centenares de hombres trabajando día y noche en el proyecto. Aún no hemos comenzado el montaje, pero ya tenemos el diseño y los planos y nos encontramos a punto de iniciar la ejecución”. “Muy bien”, accedió Dios, no sin antes alertarlo a “tener el arca concluida dentro del nuevo plazo”. De regreso al palacio el Rey convocó a sabios y expertos y determinó que la COMARCA apresurase su labor. Para tal efecto fue instituido un Comité

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interinstitucional y se vincularon contratistas. Se trabajó sin descanso y, pasados 10 días, ya se perfilaba la proa; a los 13; la popa. A los 14 días el coordinador del proyecto, en una ceremonia ampliamente cubierta por los medios de comunicación, inauguró la puesta de la primera tabla. Al día siguiente se enteró el Rey que sería necesario solicitar un nuevo aplazamiento de 10 días para la entrega del arca. Y, contra su voluntad, no tuvo más remedio que acudir al cielo para tal propósito. Sin embargo, Dios no lo recibió.

Le envió un Santo. Quien le comunicó la mala noticia:

aplazamiento.

“no habrá

Dice Dios que ya le dio suficiente prórroga para cumplir

el

compromiso” De regreso a su Reino el Rey empezó a sentir una llovizna que poco a poco fue convirtiéndose en fuerte lluvia. Pasados 3 días seguía lloviendo. El gran Salón Dorado estaba inundado, así como todo el país. La gente, tenía el agua a la cintura. Estaban reunidos el Rey con sus sabios, técnicos y expertos para analizar la situación, cuando uno de ellos divisó, a través de una ventana; una pequeña mancha que asomaba en el horizonte, era un barco, ¡un arca!. ¿Y esa arca? – preguntó el Rey; “¿quién va en ella?”. Era el anciano Noé en su arca sólo llevaba animales. Pasó lentamente frente a ellos mientras que el Rey; los Ministros, los sabios, los técnicos y los expertos, continuaban reunidos en comités, con el agua al cuello, buscándole una solución al problema.