La Cultura Del Conflicto (1)

Diego Suarez López. LA CULTURA DEL CONFLICTO: LAS DIFERENCIAS INTERCULTURALES EN LA PRÁCTICA DE LA VIOLENCIA MARC HOWAR

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Diego Suarez López.

LA CULTURA DEL CONFLICTO: LAS DIFERENCIAS INTERCULTURALES EN LA PRÁCTICA DE LA VIOLENCIA MARC HOWARD ROSS

Partiendo de la idea de que el conflicto se encuentra en todos los aspectos y etapas de la vida del ser humano, es necesario tener en cuenta que cuando este se presenta no es manejado ni interpretado de la forma correcta en las sociedades; en las que usualmente se busca una solución al mismo por medios violentos en contraposición a la mediación o la negociación (formas pacíficas de solución de conflictos). Estos mecanismos, afirma el autor, al estar inmersos en una cultura violenta son considerados como signos de debilidad y aclara de igual forma que precisamente la cultura y la forma en que ésta afecta el conflicto es el punto de partida desde el cual se pueden explicar sus raíces. De esta manera Howard Ross se plantea el interrogante de “¿Por qué algunas sociedades son más conflictivas que otras?”, a partir del cual explica que resulta más conveniente en su investigación realizar un análisis intercultural de los conflictos asociando los datos y las teorías para lograr indagar aquellos elementos que componen el conflicto como lo son la conducta interpretativa de los acontecimientos por parte de los actores del mismo y las posiciones psicoculturales de identidad. A partir de lo anterior, Ross propone dos teorías desde las que pretende estudiar el conflicto, que si bien estudian aspectos diferentes del mismo, no son excluyentes entre sí, sino por el contrario, para fines prácticos deben ser vistas de una forma conjunta. De esta manera al tener en cuenta que para el autor es importante observar factores estructurales y psicoculturales, encontramos que en el texto se plantean dos casos de sociedades preindustriales en las que estos factores varían de tal forma que el conflicto es visto y asumido de formas totalmente divergentes. En primer lugar encontramos el pueblo yanomamo caracterizado por hacer del conflicto y la violencia parte esencial y fundamental de su vida en comunidad y sus relaciones interpersonales, de modo tal, que la crianza de sus hijos se basa principalmente en la inculcación de la ferocidad y especialmente de la hostilidad masculina, actitudes que surgen como consecuencia de lo que se denomina el complejo waiteri, el cual es generado por el temor que tiene esta comunidad tanto a lo sobrenatural como a los seres humanos mismos, generando en ellos un afán por conservar su independencia y el respeto y miedo que les tienen otras comunidades.

Por otro lado, encontramos a los mbuti caracterizados por no tener líderes formales y manejar sus pequeños conflictos colectivamente, es decir que el interés y preocupación de uno se transforma en el de toda la comunidad. De esta manera, cuando se presentan quejas o inconformidades por parte de algún miembro se acude a terceros quienes con el conocimiento pleno de todos los mbuti buscan la forma de llegar a conclusiones o soluciones sanas para toda la comunidad sin entrar a establecer que tan nociva o beneficiosa fue la conducta de los actores. A partir de estos dos casos, vemos que los planteamientos de Ross se basan principalmente en identificar ¿cómo la cultura afecta los conflictos? Entonces en virtud de esto y teniendo en cuenta que un conflicto siempre se presenta por un asunto en específico que encierra un conjunto de motivos o razones de fondo que fortalecen las diferencias entres las partes en litigio, encontramos que el conflicto puede ser estudiado desde dos teorías que como se dijo anteriormente, si bien estudian aspectos diferentes del mismo, no son excluyentes, sino que por el contrario al ser vistas de una forma conjunta permiten formar una teoría más útil sobre el conflicto. La primera teoría, es la psicocultural; la cual plantea que las primeras relaciones sociales de toda persona tienen una fuerte influencia respecto a la interpretación y a la percepción que tendrán los individuos de los conflictos durante toda su vida; ya que es precisamente la formación que se le da a las personas en su infancia la que determinará el modelo de conducta social que tendrán a futuro, la forma en que concebirán las acciones que pueden conllevar a un conflicto, hasta dónde puede llegar dicho conflicto y la forma en que éste será manejado. La segunda teoría, es la socioestructural, la cual se concentra en identificar cuáles son los intereses que tienen las partes durante el conflicto. Dichos intereses, son determinados por la organización social, que direcciona contra quién ha de presentarse la conducta conflictiva, ya sea contra miembros de la misma comunidad, contra agentes externos o contra ambos. De este modo, es posible afirmar que las instituciones sociales refuerzan la conducta social formada en las primeras experiencias de socialización, y por esto, es que la teoría sociestructural le atribuye a la organización social la determinación de los fines que persiguen las partes en litigio. Por último, Ross determina tres factores que han de determinar el conflicto: los intereses comunes que tenga una comunidad, la complejidad socioeconómica de la misma, y las relaciones afectivas que caracterizan a la comunidad. 1. Los intereses comunes que tenga una comunidad: Entre más intereses comunes tenga una misma comunidad, menos posibilidades de conflictos se presentarán puesto que dichos intereses garantizan la cooperación entre las

personas y disminuyen la gravedad los conflictos; no obstante, la disminución de la conflictividad al interior de la comunidad gracias a los intereses comunes, genera una unión mayor de las personas, por lo cual, aumenta las posibilidades de problemáticas con agentes externos que puedan llegar a afectar la interacción de la comunidad. 2. La complejidad socioeconómica de la comunidad: La complejidad socioeconómica también es un factor determinante en la creación de conflictos; puesto que las comunidades con sistemas económicos más sencillos, en los que existen pocos recursos, cuentan menos probabilidades de tener conflictos a causa de la concentración de los mismos, por lo que las agresiones entre personas de la misma comunidad han de ser menores. Sin embargo la capacidad para defender sus pertenencias también es menor, por lo que resulta necesario que dicha comunidad cuente con una autoridad política capaz de dirimir de forma pacífica los conflictos. 3. Las relaciones afectivas que caracterizan a la comunidad: Determinan el grado de unión que se tiene entre los familiares y los mismos integrantes de las comunidades; de este modo, según las investigaciones hechas por Ross, si una comunidad cuenta con una unión afectiva mayor, los conflictos internos y externos son menores, en comparación a los que tiene una comunidad con poca unión afectiva, en la que los conflictos internos y externos aumentan considerablemente. Las anteriores afirmaciones pueden respaldarse en el hecho de que los conflictos que surgen dentro de una sociedad o con grupos externos presentan características psicoculturales comunes pero estructuralmente distintas, puesto que dicha situación está delimitada por los aspectos psicoculturales arraigados en las personas desde su infancia; mientras que los objetivos que son perseguidos por medio del conflicto están conectados con la organización social de la comunidad. En conclusión podemos decir que el autor a través de estos ejemplos pretende enmarcar la forma en que los intereses y disposiciones psicoculturales son herramientas para identificar las disimilitudes sociales que determinan y originan los comportamientos conflictivos; proponiendo tratamientos alternativos para manejarlos y solucionarlos de manera efectiva. Para esto, Marc Howard propone lo que él denomina una teoría intercultural del conflicto que se basa en el análisis de los factores psicoculturales e interpretativos que originan y reproducen los enfrentamientos entre individuos y grupos, realizando un estudio comparativo entre dos sociedades para explicar porqué algunas sociedades son más Conflictivas que otras. De igual forma, Howard señala que debe ponerse especial atención a las interpretaciones que los sujetos hacen de su conflicto, ya que éste suele tener un componente interpretativo y otro psicocultural los cuales actúan como filtros para lograr la comprensión de las acciones de los otros. Incluso, señala que a mayor nivel de duración del

conflicto, la influencia de las interpretaciones personales seguramente será mayor.