La Cautiva y El Matadero El Ideologema Civilizacion y Barbarie y La Confrontacion Romanticismo Clasicismo

ESTEBAN ECHEVERRÍA El ideologema civilización-barbarie y la confrontación romanticismo-clasicismo Contexto histórico: So

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ESTEBAN ECHEVERRÍA El ideologema civilización-barbarie y la confrontación romanticismo-clasicismo Contexto histórico: Sociedad y cultura de la época En 1827 llega al gobierno Manuel Dorrego sin el consentimiento del interior ni el apoyo de los terratenientes de Buenos Aires. Una rebelión militar lo destituye y Juan Lavalle se hace cargo del gobierno con el apoyo de los unitarios porteños. En 1828 Lavalle ordena asesinar a Dorrego. A la crisis política se le agrega la económica, resultado de la falta de comunicación, la creciente centralización de Buenos Aires y el alzamiento de la campaña. Estanislao López y Manuel de Rosas comenzaron a actuar contra Lavalle. En 1829 Rosas es elegido gobernador y la Legislatura le otorga facultades extraordinarias. El panorama quedó conformado de la siguiente manera: Quiroga dominando las provincias interiores, López en el litoral y Rosas en Buenos Aires, aunque aumentando su influencia en todo el país. Durante su primer gobierno Rosas impuso el dominio económico sobre el interior; los hacendados ganaderos y los comerciantes exportadores fueron los grupos más beneficiados al ver aumentar su poderío monetario. En 1831 se firmó el Pacto Federal entre Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, como una alianza contra las demás provincias y como primer paso hacia la organización constitucional. La comisión de representantes se disolvió rápidamente porque había algunas disidencias entre los líderes y Rosas no estaba totalmente de acuerdo con la propuesta. En 1832 Rosas deja el gobierno porque no consigue la renovación de las facultades extraordinarias. Lo reemplaza Balcarce. Rosas se hace cargo de la comandancia de frontera y desde este lugar realizó numerosas expediciones contra los indios. La matanza de indígenas fue grande y un año más tarde Rosas regresa a Buenos Aires con un aumento de su fama y poder. Para la obtención del segundo mandato (1835-1852) Rosas contó con la colaboración de Encarnación Ezcurra, su esposa, quien provocó una agitación entre los partidarios rosistas cuando Viamonte –reemplazante de Balcarce- asumió el gobierno acusado de tener el apoyo unitario. En 1834 asume Manuel Maza, colaborador de Rosas, y finalmente en febrero de 1835 obtiene por segunda vez las facultades extraordinarias y con ello el gobierno. Dentro de las medidas que consolidaron su poderío realizó cambios decisivos en la economía. Sancionó la Ley de Aduanas. Estableció tarifas proteccionistas. No concedió la libre navegación de los ríos perjudicando las actividades de las provincias del litoral y de los comerciantes extranjeros. Redujo la cantidad de funcionarios, tanto administrativos como de la iglesia y el ejército. Su política contra los opositores fue represiva. Todo aquel que fuera adversario era considerado “salvaje unitario”. Se produjeron actos de violencia y persecución provocados por una policía brutal: La Mazorca. Se prohibió la libre expresión de las ideas y la prensa independiente. Numerosos intelectuales emigraron a países limítrofes. En 1837 hubo una

aparente disminución de las presiones sobre los opositores. Esto permitió el surgimiento de un movimiento intelectual conocido como generación del ’37.

Esteban Echeverría y la generación del ’37 Como ya hemos visto, durante los años ’30 el pueblo estaba dividido en dos facciones irreconciliables. El país se iba federalizando y la intervención del gobierno de Buenos Aires llegaba a todos los niveles. Las aulas de las facultades comenzaron a vaciarse y la enseñanza se tornó insuficiente. Los jóvenes intelectuales, la mayoría de ellos procedentes de la Universidad de Buenos Aires, comenzaron a nutrirse de libros de procedencia europea, especialmente autores franceses. Es así que el Río de la Plata fue la puerta de entrada del Romanticismo; especialmente un romanticismo de imitación francesa (contrario, por ejemplo, al de México o Perú, de imitación española) aunque no igual a éste. Sus características principales serán una entonación nacionalista del arte, color local y tono antiespañol. La influencia del romanticismo no se limitó sólo a lo literario sino que llegó a la política. Esta generación despliega por primera vez la necesidad de una literatura que responda a los intereses de un país naciente. Era la primera generación argentina después de la Revolución de Mayo, cuyos personajes compartían la época, la formación y la condición social. El propósito era crear una literatura nacional que logre la emancipación de la tradición española buscando el color local. Muchos intelectuales deben emigrar por ser considerados enemigos políticos del gobierno. El exilio los prestigia y la distancia sobredimensiona los sentimientos patrióticos. Según María Fernanda Maquieira “la idea que los une, en gran medida influida por el iluminismo, es la de considerar al pueblo como un elemento bárbaro y a un núcleo de intelectuales como privilegiados que irían a salvar a la patria para acercarla al modelo ideal”.1 Resultado de estas inquietudes nace el Salón Literario bajo la iniciativa de Marcos Sastre quien planteó su idea a Gutiérrez, Alberdi, Echeverría, entre otros. Allí se realizaba la lectura y puesta en común de los autores de la escuela francesa (Víctor Hugo, Dumas, Chateaubriand, Byron) y los planteos sociales de Saint-Simon y Leroux, las lecturas de Mazzini, Herder y Vico, Tocqueville, etc. “Los acuerdos realizados en la inauguración del Salón [...] fueron: la revalorización de una cultura nacional, su difusión democrática, el estudio de la realidad social, la integración de las nuevas corrientes y la ruptura con las tradiciones retrógradas”.2 La desconfianza del gobierno y la presión policial llevó al cierre del Salón Literario en 1838. Sin embargo, más de 30 jóvenes fueron convocados por Echeverría para conformar una sociedad secreta que se llamó Joven Generación Argentina y luego Asociación de Mayo (en el exilio de Montevideo de 1846). Su objetivo era unir pensamiento y acción. Así es como Echeverría resumirá en el Dogma Socialista el pensamiento de la generación del ’37: fraternidad, libertad, igualdad, progreso, emancipación, confraternidad de principios, etc.

1

“La generación del ‘37” en Echeverría, El Matadero y otros textos, Santillana, Bs.As., 1996, estudio y notas por María Fernanda Maquieira, pág. 89. 2 Op. Cit., pág. 89.

Los jóvenes se pronunciaron en firme oposición a Rosas pero también al partido unitario. Echeverría consideraba que la crítica situación política y literaria por la que atravesaba el país demandaba retomar los ideales de 1810 sumados a las nuevas doctrinas europeas. Finalmente la Asociación terminó por disolverse debido a la persecución del gobierno que provocó el encarcelamiento o emigración de sus integrantes. La obra de Echeverría renovó las doctrinas políticas y sociales y puso en contacto a los jóvenes argentinos con Europa (no sólo con el romanticismo francés sino con la Grecia de Platón, la Italia del Renacimiento, el romanticismo alemán) luego de su viaje a Francia (1825-1830). Su obra Elvira o la novia del Plata aparece en 1832; no tuvo demasiado éxito pero introduce novedades métricas desdeñando las típicas del seudoclasicismo. En cambio Los Consuelos de 1834 triunfó; en su epílogo Echeverría postula las condiciones para una poesía nacional a partir del Romanticismo. La Cautiva de 1837 tuvo un éxito inmediato. Fue muy conocida en Europa porque rescataba lo exótico. Es un extenso poema narrativo que recrea la época, ambientado en el desierto, donde el nacionalismo, el color local y el realismo son los elementos románticos que aparecen, aunque en esto nos extenderemos más adelante. Sólo diremos que esta obra “consagra la implantación del Romanticismo, incorpora el paisaje argentino a la gran literatura y da comienzo a una particular forma de entender la poesía nacional [...], dando lugar a una tendencia que podríamos llamar ‘la gauchesca culta’, y demostrando que es posible utilizar la literatura para expresar ideas y conceptos polémicos actuales”.3 Otros poemas son La insurrección del Sur (1837), La Guitarra (1842), El Angel Caído y Avellaneda del cual El Matadero parece ser un apunte. “Echeverría fue una especie de líder intelectual de los jóvenes de su época. Se forjó a sí mismo como una figura típica desde el imaginario del romanticismo: la del poeta y pensador profético”.4

La Cautiva Argumento: Un soldado, Brian, preso de los indios, es rescatado por María, su valiente mujer, cautiva de los salvajes. En medio de un festín horrible la pareja huye al desierto que fue descripto al comenzar el poema. Brian está herido y María afronta todos los riesgos para salvarlo. Se refugian en un pajonal y descansan, pero un incendio agrava su situación. María se multiplica. Salva otra vez a su esposo haciéndole cruzar el río, pero sus esfuerzos son inútiles. Brian muere en pleno delirio. María no desfallece; sigue hacia tierra de blancos en procura de su hijo, que la restituirá a la vida, pero los soldados de Brian le anuncian su muerte. María no resiste la pena y muere. La Cautiva fue publicado en 1837 dentro del volumen de las Rimas. Es un extenso poema que consta de nueve partes (El desierto, El festín, El puñal, La alborada, El pajonal, La espera, La quemazón, Brian, María) y un epílogo. En él se relata un historia trágica que se desarrolla en la pampa, en zona de indios, en una época indefinida pero posterior a la independencia. En esta obra el paisaje argentino se incorpora por primera vez a la literatura 3 4

Jitrik, “El Matadero” en Echeverría, El Matadero, Norma, Bs.As., 1996. Maquieira, op. Cit., pág 91.

y esto implica una nueva manera de entender la poesía tal como el mismo Echeverría había propuesto en el epílogo de Los consuelos: “preciso es que (la poesía) aparezca revestida de un carácter propio y original, y que reflejando los colores de la naturaleza física que nos rodea, sea a la vez el cuadro vivo de nuestras costumbres, y la expresión más elevada de nuestras ideas dominantes...sentimientos y pasiones...nuestros sociales intereses...”. Hay una permanente relación entre la descripción de la naturaleza y las acciones de los personajes y esto ya es un elemento romántico donde la subjetividad se desdobla pues, si bien la naturaleza es el contexto en el cual se desenvuelve el hombre, éste tiene una relación profunda con ella y a través de este espejo simbólico el hombre se explica y se comprende.5 Pero este relato poético implica toda una novedad en cuanto a la forma y estructura –si bien podemos encontrar todavía ciertos elementos neoclásicos-. A saber: se ha dado categoría de héroes a personajes que anteriormente no hubieran sido elegidos para tal fin; Echeverría utiliza metros característicos de lo popular (octosílabos, romances, décimas, etc.) y no el alejandrino o endecasílabo propios del clasicismo; 6 Además se ha buscado un tema actual y no mitológico y se le ha dado dimensión épica. Hay una mezcla de estilos – típicamente romántica- donde personajes nobles o cultos con un lenguaje elevado, ideales grandiosas y acciones heroicas se mezclan con personajes bajos, de acciones no heroicas y habla vulgar. Para consolidar la búsqueda de una poesía de carácter nacional, Echeverría no rehuye, exigido por la descripción del ambiente nacional, el vocabulario autóctono. Así, aparecen palabras locales como chajá, rancho, asado, beberaje, pajonal, indio, quemazón, puma, toldería, etc. Los personajes también se manifiestan productos de una mente romántica. María, la heroína, dirige sus acciones por el sentimiento y está lejos de la mujer materialista y sexualmente libre del neoclasicismo sino que antes bien aparece pura, intachable y protectora. Brian por su parte es el típico héroe un tanto pasivo del romanticismo, manifestando una moralidad y respeto hacia la figura femenina que permanecen intactos aún en el delirio. La oposición civilización-barbarie emerge como eje de todo el poema y se destaca el imposible acuerdo entre cultura y salvajismo. Teniendo en cuenta el público al cual está dirigido el poema, éste aparece como un llamado a la unidad nacional, pues estos personajes cultos representan al argentino más valioso que vive en constante peligro ante la presencia del indio. Echeverría no demuestra comprender la parte de razón ni de tragedia 5

Sarmiento en su Facundo, cuando esboza su teoría de la influencia del medio, se apoya en las descripciones de La Cautiva pues son de tal fuerza que las toma casi como documentos fehacientes. 6 El octosílabo es el verso preferido de Echeverría “a pesar del descrédito a que lo habían reducido los copleros” afirma Gutiérrez en el prólogo a las Rimas. Es interesante señalar que la confrontación literaria entre unitarios y federales se realizó en una de sus formas en la copla popular donde este verso predomina. Para la época en que Echeverría escribía El matadero, en su exilio en Montevideo aparteció esta copla federal: Quien quiera leer falsedades Y acostumbrarse a mentir; El que quisiere vivir De un tejido de maldades Y en religión ser ateo Vaya a hoy a Montevideo;

que viven los aborígenes; simplemente son mostrados como un elemento más, feroz, del paisaje. Esta imagen de “cosa” respecto de las culturas primitivas era muy usual en la literatura europea. La cuestión del indio (¿Qué se hace con él? ¿Se lo extermina o se lo inserta en la civilización?) queda planteada por primera vez en la literatura argentina. La Cautiva, a pesar de sus dicotomías y ciertos esquematismos, abre un camino en la literatura argentina, cualidades ya reconocidas en su tiempo como lo demuestra su gran repercusión.

El Matadero Argumento: En Buenos Aires, en la cuaresma de 183..., una lluvia muy copiosa anegó los caminos y provocó una inundación que imposibilitó durante quince días la entrada de ganado al Matadero de la Convalescencia. Mientras que los médicos temían por la salud del cuerpo y los clérigos por la del alma, el día 16º entraron cincuenta cabezas de novillos gordos. Carniceros, achuradoras, perros, ratas y gaviotas vuelven a poner en movimiento al Matadero. En quince minutos se produjo la matanza de 49 animales pero el último, enfurecido, cortó el lazo –cuyo chicotazo cercenó la cabeza a un niño- y luego de una corrida de veinte cuadras que provocó la caída del caballo a cierto inglés, fue atrapado y degollado por el carnicero Matasiete. En ese momento pasa a caballo un unitario. La chusma provoca a Matasiete para que ataque y mate al joven. Este lo hace y cuando estaba por ejecutarlo interviene el juez del Matadero quien ordena que le corten el pelo “a la federala”. Sigue un humillante interrogatorio. El joven no lleva divisa ni luto. Los federales se disponen a atarlo y azotarlo cuando el joven muere del shock en medio de un charco de sangre que surge de su boca. Finalmente lo desataron, cerraron la puerta de la oficina y se marcharon como si nada hubiera ocurrido. El Matadero fue publicado en 1871 en la “Revista del Río de la Plata”, gracias al descubrimiento del manuscrito por parte de Gutiérrez, entre los papeles póstumos del poeta. Poco a poco fue ganando significación hasta convertirse en “un texto medular de la narrativa argentina”.7 El texto se inicia con un comentario acerca de la intención del narrador de apartarse de los modelos convencionales del pasado; presenta a la suya como “historia”; la sitúa en tiempo y lugar aunque con cierta imprecisión en el año; y establece la situación inicial: la escasez de carne debido a la cuaresma y la inundación. Ciertas fórmulas como “sucedió, pues, en aquel tiempo...” distancian temporalmente al narrador (en 3º persona, subjetivo) de la historia, aunque se muestra como testigo mediante sus permanentes observaciones. El relato se divide en tres partes claramente diferenciadas por el estilo. La primera, de claro tono costumbrista, está plagada de ironías contra el gobierno y el clero. Se describen las disímiles reacciones de los médicos, los curas, y de distintos personajes típicos, como así también las costumbres alimenticias de la población 8 que, finalmente, provoca un alboroto ante la carencia de carne. El narrador subjetivo caricaturiza el discurso oficial del gobierno –que atribuye el conflicto a los “salvajes unitarios” y dispone por decreto el traslado de ganado al Matadero- y alude a la desigualdad social, al autoritarismo 7 8

Domínguez, “El Matadero y el acceso al realismo” en Echeverría, El Matadero, Norma, Bs.As., 1996. Echeverría también trató este tema en “Apología del matambre” e “Historia de un matambre de toro”.

de Rosas y al apoyo eclesiástico al gobierno de éste. En esta primera parte (los primeros 12 párrafos), el rosismo queda identificado con el problema de la carne. Con la descripción del plano general del Matadero comienza la segunda parte (24 párrafos) de marcado tono realista. La elección del ámbito donde se desarrollarán las acciones no es casual. La identificación del rosismo con la ganadería tiene que ver con que éste es el sector privilegiado por el sistema económico del gobierno. Además el Matadero es el límite entre lo urbano y lo rural; se comienza a marcar un juego de opuestos propio del Romanticismo: civilización y barbarie. El realismo está en las descripciones, en el detenerse en primeros planos, en las conversaciones y mínimos gestos. Las actividades, actitudes y lenguaje de la chusma del Matadero quedan perfectamente retratados. Aquí aparece el episodio de la fuga del toro que incluye la muerte del niño y el accidente del gringo. Esta segunda parte está marcada por la acción y el dramatismo. Frente a la muerte y la violencia se oponen la inestabilidad y los comentarios humorísticos de los carniceros. La relación Matadero-Federación toma cuerpo e irá ‘in crescendo’ hasta el final. Para el narrador, lo que ocurre en el Matadero es una muestra metonímica de lo que ocurre en el gobierno, a tal punto que se pueden encontrar claros y previsibles simbolismos: el degüello corresponde al degüello federal protegido por un gobierno insensible y tirano –representado por el juez del Matadero- y ejecutado por su brazo armado –la mazorca- simbolizado en el héroe de la jornada, el carnicero Matasiete. Luego de una breve calma y ante el grito de: “¡Allí viene un unitario!” comienza la tercera parte con un tono realzativo que contrasta con el realismo descriptivo anterior. La prosa se carga de adjetivación ensalzando la figura del unitario y disminuyendo y despreciando los elementos propios del Matadero. El narrador aumenta sus intervenciones (¡”Qué nobleza de alma! ¡Qué bravura en los federales!”) y su testimonio se convierte en denuncia. Se llega al punto que Echeverría quería reflejar: la confrontación de dos mundos representados en estos dos personajes antagónicos que aquí aparecerán estereotipados, especialmente el joven unitario; gallardo, buen mozo, y con un lenguaje artificioso e idealizado. Hay un paralelismo entre la rebeldía y bravura del toro de la segunda parte con las del joven unitario que culmina la identificación Matadero-Federación que sintetiza el relato: lo que ocurre en el Matadero es una muestra metonímica de lo que ocurre en el gobierno de Rosas. La cuestión del género El Matadero inaugura la prosa de ficción en la Argentina. La crítica ha oscilado entre llamarlo “cuadro de costumbres” y “cuento”. Estamos ante un momento fundacional y de allí deriva la dificultad para encasillarlo bajo un nombre genérico. Como hemos visto el texto comienza con una pintura de costumbres del Buenos Aires de 183..., Pero poco a poco se convierte en una denuncia política. Ya no se trata de características más o menos pintorescas con las que la sensibilidad del narrador se muestra o no en desacuerdo sino de actos y hábitos que comprometen al hombre y por ende al mundo. Lo que se describe es algo mucho más amplio y objetivo. Es decir, se unen la ironía y enjuiciamiento del “cuadro costumbrista” con el detalle objetivo del “relato realista” para dar una especie de “crónica”, a la que sobre el final se le agregará una “acción dramática” entre dos personajes antagónicos.9 9

Incluyendo un coro de voces anónimas de fondo.

Pero si bien señalamos elementos realistas éstos están insertos en un esquema romántico (los juegos de opuestos, las críticas al poder político y eclesiástico, el narrador subjetivo, el héroe romántico). Tampoco podemos encontrar un hilo argumental claro y definido. Cada episodio tiene autonomía propia por lo que se nos desvanece la posibilidad de definirlo como cuento. Al principio predomina la descripción y paulatinamente la narración es la que predomina.10 Tampoco se puede soslayar la alusión una doctrina política que lo puede emparentar con el ensayo o panfleto político. Aparecen dos registros lingüísticos; el de los federales y la chusma (con algunos términos solamente inicializados) y el del unitario (retórico y más elevado). La tensión dramática se maneja intercalando momentos de acción con momentos de reflexión. Introduce el grotesco con el uso de la hipérbole y la deformación en la pintura de ciertos personajes.11 Esbozo de un poema o ensayo, cuento o no, lo cierto es que Echeverría en El Matadero despliega un abanico de virtudes narrativas y recursos literarios que luego se dejan entrever –ya reelaborados- en nuestra literatura. Del mismo modo, en el contraste de opuestos tan caro al romanticismo, dejó instaurado los ideologemas civilización-barbarie (así lo denominó Sarmiento más tarde) y romanticismo-clasicismo, que serán los ejes sobre los cuales girará la historia y, por ende, la literatura argentina. Marcelo Raúl Crisafio

10 11

El diálogo también ocupa un lugar importante. Pensemos en esa escena donde animales y personas pelean a golpes y a cuchillo por un pedazo de carne.