La Afectividad

La Afectividad La afectividad, los sentimientos y otros términos han tomado diferente significado a lo largo de los años

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La Afectividad La afectividad, los sentimientos y otros términos han tomado diferente significado a lo largo de los años como parte de la evolución cultural de la raza humana. Tanto filósofos griegos como grandes pensadores del siglo XIX han contribuido al concepto moderno de afectividad. El objetivo de este ensayo es explorar y discutir este término a través de Alma y Afectividad en Aristóteles de Hernán Villarino y la Metafísica del Amor, Metafísica de la Muerte de Arthur Schopenhauer. La afectividad es la capacidad de reacción generada por un grupo de estados de conciencia que tenemos los seres vivos ante estímulos externos e internos.

La afección hace alusión a ser movido por algo.

Es una

condición específica en el individuo, la cual no se decide de manera consciente, sino surge de manera espontánea a medida que atravesamos experiencias; sin embargo, sí podemos determinar de manera consciente nuestra actitud ante estos sentimientos. Los afectos se manifiestan como consecuencia de las interacciones y experiencias que atravesamos en la vida. Es necesario señalar que la conceptualización de este término ha sufrido modificaciones a través del tiempo.

Las afecciones eran una

referencia a lo que hoy en día llamamos sentimientos y éstos se relacionaban con las sensaciones. El término de afección se asimilaba con lo que identificamos actualmente como desear y necesitar. De la misma manera, el sentimiento se vinculaba con conocer, por lo cual podríamos interpretarlo como la palabra percepción.

Con el tiempo la palabra

sentimiento se equiparó con las palabras afección y emoción, dando lugar 1

al significado que poseemos en la actualidad.

Al igual que estos dos

vocablos, miles más han cambiado su significado con los años, ya que las palabras reflejan la evolución cultural de la humanidad y evolucionan a la par de ésta. En Aristóteles las afecciones responden al apetito del alma, el cual no se propone por el sujeto sino por una inclinación natural.

Según

Aristóteles, en todas éstas hay un objeto por el cual el afecto es movido. Una afección siempre mueve ya sea hacia la atracción o hacia la repulsión, con diferente intensidad de acuerdo al objeto por el cual se activa. Ya que la afectividad es una respuesta al apetito del alma, Aristóteles denomina dos tipos de apetito o modos de ser afectado: el apetito concupiscible y el apetito irascible. El apetito concupiscible es más pasivo que el apetito irascible; es el modo de ser estimulado de manera deleitable a los sentidos.

El apetito irascible o agresivo es el modo de influencia

conveniente para la naturaleza. Las afecciones dependen del conocimiento. En el caso del animal, las afecciones son estímulos que lo empujan a mantenerse con vida, alimentarse y reproducirse; en el vegetal no existe esta conciencia ni conocimiento, por lo cual no lo incitan a actuar.

La tendencia es clara:

mientras más inteligencia cognoscitiva, las afecciones son más variadas. En el caso de los animales superiores inclusive tienen vida social, aprenden e interactúan unos con otros. En la afectividad humana, Aristóteles dice que el conocimiento no asegura la afección sino que contiene otros ingredientes como la ira, el amor y la tristeza. También hace distinción entre la afectividad voluntaria 2

y la involuntaria.

Cuando el apetito del alma se busca en forma

intencional, se le llama apetito elícito; éste provoca una tendencia en la persona a buscar un bien.

A partir de todos los apetitos, Aristóteles

construyó una jerarquización de los afectos, en la cual los apetitos elícitos están en la cumbre y los apetitos vegetativos (propios de los vegetales sin inteligencia cognoscitiva) en la base. Metafísica del Amor, Metafísica de la Muerte es una obra de Arthur Schopenhauer, un filósofo alemán que buscaba profundizar en las bases de la filosofía occidental. Este libro se separa en dos partes: la metafísica del amor y la metafísica de la muerte. En la metafísica del amor, misma que abarca la mayor parte de la obra, Schopenhauer expresa su punto de vista del amor. Él comienza definiendo que los que generalmente retratan al amor son los poetas a través de bellos versos. Ellos son los únicos que pintan este sentimiento tan significativo y tema principal de obras dramáticas, románticas, comedias y clásicas. Al ver cómo los filósofos han abandonado el tema del amor, se aventura a expresar su punto de vista a partir de la observación, puesto que el amor es parte del mundo real. Schopenhauer propone que todo enamoramiento surge en el instinto sexual.

El instinto de elegir a una persona de distinto sexo como

compañero surge de la voluntad para crear y vivir en un nuevo y distinto ser. La atracción hacia el otro individuo origina la fuerza que conecta a dos individuos de distinto sexo; es la voluntad de vivir.

Con base en el

hecho de que no existen dos personas iguales en el mundo, cada ser debe buscar en el otro las cualidades que correspondan mejor a las propias. Ambos sexos se mueven por un instinto que lleva a la elección de amar a una persona en especial.

En el caso de los hombres, el instinto se 3

presenta hacia el cuerpo de la mujer y tiene influencia en su voluntad. La naturaleza del amor engaña a la conciencia para lograr sus fines reproductivos: el amor es el instinto de la reproducción de la especie. Por otra parte, las mujeres se dejan llevar por el impulso de adquirir un potencial genético deseado para sus hijos.

Ellas buscan de manera

involuntaria ciertas características en un hombre que les gustaría que sus hijos tuvieran. A partir de la Afectividad en Aristóteles y la Metafísica del Amor de Schopenhauer se pueden determinar aspectos en común sobre el afecto y cómo influye en nuestro comportamiento.

Tanto Aristóteles como

Schopenhauer consideran el concepto de afecto como lo que nosotros denominamos sentimiento. Mientras que Aristóteles se refiere al

apetito del alma en distintos

niveles que cambian con la inteligencia cognoscitiva (desde apetito voluntario hasta apetito vegetativo), Schopenhauer únicamente discute el instinto en los seres humanos. Aristóteles retrata al afecto como el apetito del alma que mueve al ser a la atracción o a la repulsión. Schopenhauer habla sobre algo similar a este apetito en la figura de los instintos que impulsan al hombre a actuar. Las afecciones (o sentimientos) responden al apetito del alma como una tendencia natural e involuntaria de la misma manera que el instinto que lleva al amor es una inclinación inconsciente que tiene como finalidad la procreación. Desde mi punto de vista, Aristóteles y Schopenhauer exponen de manera singular y diferente el concepto de la afectividad; sin embargo, parten de las mismas bases. Pienso que la visión de Aristóteles es más global, puesto que no sólo busca profundizar en la afectividad humana, 4

sino también considera a otros seres vivos como las plantas y animales. Él busca más detalles en el apetito que mueve las afecciones e inclusive establece una jerarquía entre éstos. Además encuentra que hay distintos factores que determinan nuestra manera de percibir la afectividad, siendo uno de los primordiales la inteligencia cognoscitiva.

Por otra parte,

Schopenhauer se centra en un único ser vivo, pero descubre hasta los más finos detalles en sus observaciones, tales como las cuatro razones por las que un hombre elige a una mujer (edad, salud, esqueleto y carnes) y aquéllas por las cuales una mujer elige a un hombre como pareja. Cabe destacar que Aristóteles se basó en teorías sobre el comportamiento de plantas, animales y seres humanos para establecer su concepto de afectividad, mientras que Schopenhauer se concentró en su totalidad en la observación de las relaciones humanas, derivando en el fino detalle detrás de la obra de Schopenhauer. Me parece de gran relevancia haber encontrado algo en común en las obras de estos dos autores y que guarden una relación: el apetito (Aristóteles) y el instinto (Schopenhauer). Ambos son involuntarios y estímulos que nos impulsan a actuar. En conclusión, las personas necesitamos la afectividad para desarrollarnos, actuar y vivir. Ésta se manifiesta y modifica conforme a las interacciones y experiencias que vivimos. Aristóteles la describe como el apetito del alma y Schopenhauer como el instinto que nos hace trascender a través de un nuevo ser. En la actualidad, la afectividad es el estado de conciencia que genera atracción o repulsión hacia una sensación.

Desde

mi punto de vista, es la manera de ser movido por un estímulo externo. Estos estímulos son los que nos incitan a actuar y vivir de cierta forma.

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La afectividad es una parte fundamental de nuestra vida; nos permite conocernos y evolucionar.

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Bibliografía Villarino, H. (2011). Alma y Afectividad en Aristóteles. Revista GPU, 7, 190-198. Schopenhauer, A.. (2ª. ed.2005). Metafísica del Amor, Metafísica de la Muerte. España: Ediciones Obelisco S.L. Schopenhauer, A.. (2009). El Arte de tener siempre la razón y otros ensayos. México: Punto de Lectura.

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