Si viviéramos para siempre, si los rocíos de Adashino nunca se desvanecieran, si el humo del crematorio del Toribeyama n
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Si viviéramos para siempre, si los rocíos de Adashino nunca se desvanecieran, si el humo del crematorio del Toribeyama nunca se disipara, los hombres apenas sentirían pena por las cosas. La belleza de la vida está en su impermanencia. El hombre es el ser viviente de vida más larga… incluso un año vivido pacíficamente parece muy largo. Sin embargo, para quienes aman el mundo, mil años se desvanecerían como el sueño de una noche. Yoshida Kenkō Ensayos en la ociosidad (1330 – 1332)