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HELEN HELEN KELLER KELLER EL EL MUNDO MUNDO E N E L Q UE EN EL QUE VIVO V IVO 'i'

ATA L A N TA ATALANTA

«Aunque

ción y originalidad originatidad como escritora.» Oliver 0tiver Sacks

«Veo. «Veo, pero no con con mis ojos. Escucho, Escucho, Habto y me ha‑ hapero no con con mis oídos. Hablo Y me de una una voz. voz. Y blan, sonido de me btan, sin sin el e[ sonido visiodisf rutar de unas visio‑ emociono hasta disfrutar que nunca nunca he he inefabte belleza belteza que nes nes de de inefable podido ver mundo físico. físico. [Mis podido ver en en el eI mundo IMis mi convencimiento visiones] visiones] refuerzan mi que crea que el crea l[a mente aa e[ mundo mundo que de que partir de incontabtes sugerencias sugerencias y partir de incontables betto que el eI experiencias sutiles es más bello deI [os sentidos. El EI esplendor esptendor del mundo de los amicrepúsculo crepúscuto que pueden mirar mis ami‑ rojizas [ado de [as gos al las montañas rojizas aI otro lado Pero la [a es estupendo. estupendo. Pero seguramente seguramente es puesta de sol de la [a visión visión interior trae puesta puro porque es es deteite más más puro consigo consigo un deleite betteza que mezc[a de belleza la [a más fervorosa mezcla. desear.r, podamos cconocer O n o c e r y desear.» Helen Heten Keller Ketter

TRADUCCIÓN: rRnoucclótt: ANA ANA B'ECCIU BECCtU

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Fonds. Karsh Fonds. r948. © @ Yousuf Karsh Helen Helen Keller, Keller, 1948.

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ANA BECCIU

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TRADUCCIÓN

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EL MUNDO EN EL QUE VIVO

HELEN KELLER

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En Hclc'r'r Keller contempla l.n cubierta: cubicrta: Helen contcmpl;1 las l¡s vibraciones vil¡raciones dela de la música, rrúsica, que no puede pucdc escuchar. cscucl-rar. Biblioteca Biblioteca del Congreso Congrcso de ile Estados Estados Unidos. Unidos. En contraeubierta: o n su contracubierta: Helen Kclle r ccon Hclcn Keller su profesora. profesr)ri, Anne Annc Sullivan. Sullivan.

Dirección Dirección y diseño: discño: Jacobo Siruela .[acobo Siruela

Cualquier tlistribucirin, comunicación Cualquicr forma de de reproducción, rcproducciírn, distribución, comunicaciírn pública pública st'rlt¡ puede realizacla 0 ser realizada c o n la o transformación transforrnrrci(in de cle esta obra sólo con l¿ }iuede 11.'sus s:rlvo excepción autorización sus titulares, ¿utorizirción de titularcs, salvo excepcitin prevista prcvistr por ln le ley. ler.. (Ccntro Español Diríjasc z u m o (Centro Diríjasc a F.sp;rñol de Dcrcchos Reprográfícos, www.cedro..rrg) a ((tLI)lt() clc Derechos Reprogr;íficos, www.eedro.org) si ncccsita fotocopiar fotoctrpiar o escanear si necesita escilncar algún fragmento fragmcnto de de esta obra. obra.

rcserv-ddos. Todos 105 los derechos derecl¡os reservados.

Título Títrrlrr original: Thc World \\'orld I Live Lit,a [n In origir.ral: The © O De la traducción: tra.lucción: Ana An:r Beecíu Beccir-t ATALAN'IA. L.. © D I C I O N E S ATA L A N TA , S OE EDICIONE,S S.. L Mas M:rs Pou. Vilaür r7483. Girona. Vilaiir 17483. Girona. España lisparia Teléfono: T'clt>. edad?". Primero me la Ia belleza belleza a los seis años de la mumadrc para la niña, es la vida dc que que ccuentc u e n t e 1 aVida d e l a niña, e s madre para l a m u‑ jcr. Luego meconvierten me piden hija y me piden en mi propia propia hija jer. mc conviertcn en Por úl‑ ú1dc adulta. Por scnsaciones de u n a descripción de mis sensaciones descripción de una enrnis sueños, sueños, y en‑ timo, mc solicitan que escriba sobre mis timo, mesolicitan anacrónica; ccontar cn uuna abucla anacrónica; ttonces o n c e s me convierto en n a abuela ontar los especial de los se sabe, es es un privilegio especial sueños, sueños, ya se ancianos. o n ttan a n amables que sin duda editorcs sson ancianos. Los editores 1o que tenga dc lo quc yo yo tenga tienen ticnen razón al pensar que nada de inteunivcrso asuntos que decir sobre los a s u n t o s del universo sería inte‑ dccir sobrc quc oportunidad mc den den la oportunidad micntras no me Pero, mientras rresante. e s a n t e . Pero, scan yo misma, el cuestioncs que no sean de escribir sobre sobrc cuestiones reforde refor‑ instrucción y privado de mundo continuara continuará sin instrucción mundo mas, y yo yo sólo podré dar lo mejor de mí mediante el permitido que me es permitido intrasccndente ttcma único e m a que único e intrascendente tfraÍ"ar. r a t a r.

intenoscuridad", no fue mi inten‑ En a n t o de oscuridad», E,n el «Un "Un ccanto de poeta. pocta. Pensé que estaba escribiendo ción presumir prcsumir de de Job magnífico pasaje de cl magnífico por en o r el en prosa, a no ser p Job que rnis amigos les pareció parcció estaba estaba parafraseando. Pero a mis dc mi expo‑ expoindcpcndiente demi que esta parte era un ttcxto e x t o independiente de poema. poema. en uuna transformé en sición y lo transforme n a ssuerte u e r t e de Massachusetts, H. H. K. Wrentham, Wrcntham, Massachusetts, r9o8 r de julio de de 1908 1dejulio

12 Í2

EA ANÓ ONVI{ V'I

L A M A N O QUE V E

Acabo de t o c a r a mi perro. Estaba revolcándose en el césped, sintiendo el placer en cada u n o de sus músculos y miembros. Quise captar u n a imagen suya en mis dedos, y lo toqué muy levemente, c o m o si t o c a r a telarañas; pero e n t o n c e s su cuerpo robusto se giró, sepuso rígido y duro al levantarse, ¡y su lengua me lamió la mano! Se pegó a mí, c o m o si quisiera m e t e r s e dentro de mi mano. Mostraba su alegría c o n la cola, las patas y la lengua. Si hubiera podido hablar, creo que habría dicho lo mismo que yo: el paraíso se alcanza c o n el tacto, puesto que en el t a c t o residen el a m o r y la inteligencia. Este pequeño incidente me dio la idea de ofrecer u n a charla sobre las manos, de manera que, si p o r for‑ t u n a mi charla sale bien, se lo tendré que agradecer a mi perro-estrella. En cualquier caso, esgrato hablar de un t e m a que nadie ha monopolizado aún. Es c o m o t r a z a r u n a nueva senda en la selva virgen, abrir cami‑ no p o r donde nadie ha pasado a n t e s . Me complace Ia uaprseJ olf,El Ia ua anb otsand 'otcrt Ia uor ezuv)Ie as osre¡ed 1a :of anb olusrru ol oqrrp Errgrr1 anb oar3 le1qeq oprpod Erergnq rg 'rn8ual 11 I srred sr1 'e1oc e1 uoc tu8alt ns EgEJtsoW 'outrlr Iru ep oJtuep Js;etaru EJersrnb rs ouroJ '¡ru e o8ad aS ¡ouer.u el grtuel etu enBual ns d! 'es,rrtue^el IE o-rnp d opr8r-r osnd as 'o¡r8 as olsngoJ od¡an¡ ns seouolue o¡ad iseue:Elel €JEJo1 rs oLUoJ 'atuarua.tal lnu anbot o1 d 'sopap srLU ue rlns ua8eur eun ¡etde¡ asrn§ 'soJgruerru f solnrsnu sns ep oun EpEJ ua ,racrld Ie opucrlurs 'padsac 1a ua esoputf,lo^er eqElsg 'o¡¡ad rru E r€lo1 ep oqtrv

r .¡acapu8t anb c;puat o¡ as 'uarg elES EIJErll rru Eunl (souELU sEI eJqos EIJBqJ Eun --lo¡ -rod rs 'cnb EJauBur ap reJarJo ap Eapr el olp rur etuaprf,ur ouanbad atsE 'rr:ua8rlctur e1 f roure áp rEIqEq olr.¡E sa 'osec -rarnblenr

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arelduoc etr{ 'selut opesed Erl arpeu apuop ¡od ou -TLUEO rr.rqe 'ua8;r^ E^las EI ue Epues E^enu eun JezeJl oruof, sA 'une oprzrlodouoru Er-J arpru anb Etuat un 'Ellerlsa-orrad rtu

fr

13

ttomaros o m a r o s de ano mano de la m

y llevaros o r uuna n a senda no llcvaros p por no holla‑ hollada a n o essoberana. da aun a un mundo mundo donde dondc la m mano cs soberana. Sin embar‑ embargo, y a d e entrada n o s e n c o n t r a m o s c o n u n a dificultad. de nos entr:rda cncontramos con un¿1 dificultad. Bo, Ia Estáis ttan a n acostumbrados e m o que deis acostumbr,rclos a la luz que ileis qlle ttemo un traspié r a t e de guiaros a traspió cuando yo ttrate a través del país país de de la oscuridad y del dcl silencio. Se Sc supone que quc los ciegos no somos sornos los más indicados para servir de dc guías. Aun asi, así, aunque aunquc no pueda garantizaros c'ls extravia‑ cxtraviagarxrltizxros que no os ré, prometo que no os conduciré al fuego ni al agua, y ré, pronreto quc fuc-go os v que no caeréis crreróis en ningún pozo. Si tenéis tcnóis la paciencia de a n sutil de seguirme, seguirrne, descubriréis descubriréis que «hay sutil "hay un sonido ttan vive ecntre que n t r e este sonido y el silencio», quc nada vive silcncio», y que Quc hay mucho más significado en las cosas que en m:ís significaclr en cn aque‑ aquello que se se presenta prescnta a los ojos. ojos. Mi a n o es on Mi m mano es para mí rní lo lo que el oído yv la vista sson Viajan-ros por para o s o t r o s . Viajamos para vvosotl'os. mismas carreteras, leepor las mismas carretcras, lee‑ mos m o s los mismos libros, hablamos el mismo idioma, h,rblamos mis¡no idioma, y sin embargo u e s t r a s experiencias o n distintas. Todas embargo nnuestras expcriencias sson mis actividades giran sobre mi m a n o ccomo o m o sobre un mano un eje. n e al mundo cjc. La mano eslo cs lo que nrc uune mundc-¡ de homquc me de los hom‑ rnano bres y de las mujeres. La m a n o es mi a n t e n a , c o dc cs antena, conn ella l,r oscuridad, y salgo del dcl aislamiento aprovecho aislamicnto y de la r, aprovecho cada placer, ncuentran pl;rcer, cada actividad activiclacl que mis dedos declos eencuentran asu n a simple a n o de tra a su paso. Con uuna simple palabra palabra que la l;r m mano paso. Con de ootra persona dejó caer en mi mano, un leve movimiento dcjó en mano, lcve movimicnto de de los dedos, dcdos, empezó la inteligencia, inteligencia, la Ia alegría y la pleni‑ plenitud de mi existencia. o m o si existcncia. Al A[ igual que que Job, si Job, siento ccomo u na m a n o me hubiera hecho, hubiera dado una m;1r-lo forma a clado forma a todo mi cuerpo y moldeado molderrdo mi alma. alma. En En todas mis experiencias yy pensamientos, todas mis pcnsamientos. soy consciente de na m a n o . Todo lo que cle la presencia de dc uuna mano. que 14 14

me conmueve, todo lo que me emociona y me llena de ilusión, es u n a m a n o que me t o c a en la oscuridad, y ese c o n t a c t o esmi realidad. Decir que las impresiones que he acumulado mediante el t a c t o son irreales es

sauorsa¡drur srl anb Jrf,J(I 'puprleal ruJ se otlttuol ása i 'ptpr.lncso lll Lre EJot etrr anb oueur t]un se 'uorsn¡r í Euorloure eru cnb o1 opol (e^enruuol eul ap Euall eur

sa sJIEJTJT uos

otort Ie Jturrparu opelnt¡n3e aq

E o se3rláJ oIELI so ánb uorsrl EUn u JETuEII oruof, IuáJrr anb

llamar irreal a una visión que os hace felices o a una desgracia que anega dc amargas lágrimas v u e s t r o s ojos. El delicado temblor de las alas de una mariposa en mi mano; los suaves pétalos de las violetas cnros‑ cándose en los frescos pliegues de sus hojas o aso‑ mando dulcemente e n t r e la hierba de los prados; el c o n t o r n o preciso, firme, del r o s t r o y d e los miem‑ bros; el arco suave del cuello de un caballo y el t a c t o aterciopelado desu hocico: todo ello, y las numerosas combinaciones resultantes que t o m a n forma en mi m e n t e , constituyen mi mundo. Las ideas componen el mundo en el que vivimos y las impresiones nos proveen de ideas. Mi mundo está hecho de sensaciones táctiles, desprovistas de color y sonido físicos; pero, aun sin color ni sonido, es un mundo que respira y palpita lleno de vida. En mi m e n t e , cada objeto está asociado a cualidades tác‑ tiles, las cuales, combinadas de incontables maneras, me proporcionan u n a sensación de poder, de belleza o de incongruencia, pues c o n mis m a n o s puedo sentir t a n t o lo cómico c o m o lo hermoso en el aspecto e x t e ‑ como

-ularlu sol ap f o.¡lso¡ 1ap 'aru-rr¡ 'osroa¡d ou.roluo:) ¡a Ísope-rd sol ap EqrarLI ul ertue etuáuletlnp oputsLu -osr o srloq sns ep san8arld sof,seJ+ sol ua esopurJ -soJUJ sttelol^ sEI ep solrrgd salens so1 iourr-u rLu ue tsodr-¡rru EUn ep sEIE sEI ep rolquet opetrrlap 1E 'solo so;tsenl sruru8el sr?¡eure ap e8aue cnb rr:r¡3scp rLrn pEpnuEJ EI cp €luánJ srtp so ou'Elsr¡. e1 ap srapuadap anb 'so¡toso,r anb etues^a-rd pauel 'sesof, sel cp JorJ -a¡xe oloadst [e ue osoLuJaLI ol or¡ro] oirurof, ol olurl Jttuas opand soutur srlr¡ uo3 scnd'er)uan:Suoour ep o Ezellrq ap tapod ap uorlesuas EUn u€uor¡-¡odo¡d aru 'stJeutru se Iqttuo]ur ep stpeurquol 'salenl sEI 'sJlrt -JBt sJprprlrnf, B oprrlosr úlsa olelgo EpEr (atueu rur uE 'Epr^ ep ouell errdlud I t¡rdse¡ anb opunru un sc 'opruos ru ro]oJ urs unr 'o¡cd lsocrsrJ opruos I -lo1o: ep setsr^oJdsap'sa1rrcrl sJuorf,ESUJS ap oqtrJq rtsa opuntu rtr ] 'seapr ap uaa.ro;d solr seuorsa.rdurr srl I souJrlrl anb uo opunlu 1a uauoduror seapr sE'I ¡a 'opuntu ru ua,(nirlsuof, (eluaru ILU ua EurJoJ LreLUot anb scturtlnso; sauoroeurquro:l suso.rcrunlr sel I'o11a opot :oJr3orl ns ap opeladorr.rate orret Ia ,( olpqe: un ap ollenr lrp e^Ens oo,re 1a iso:g

rior d e las cosas. Tened presente que v o s o t r o s , que dependéis de la vista, no os dais c u e n t a de la cantidad de cosas que s o n tangibles. Todas las cosas palpables s o n móviles o rígidas, sólidas o líquidas, grandes o pequeñas, calientes o frías, y estas cualidades se modi‑ fican de m u y diversa manera. La frescura del nenúfar

JEJnueu lap tJnf,saJj E'I 'EJauEur Esie,\rp lnu ap ue:r¡ -lpotu es sJpuprl€nJ sets, f 'seu¡ o sallrerlel'sruanbad o sapur;8 'seprnbrl o stpr]os 'srpr8u o selr^olu uos salqed¡rd s-?sof, sBl sEpoJ 'salgr8uer uos anb stsos ep

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a u n t o de na florecer esdiferente Ia del viento de de u una ap punto de florecer es diferente de de la frescura de noche noche de verano, y diferente diferente asu a su vez dela de la frescura de de verano, la lluvia que penetra en el corazón corazón de todas las cosas que crecen creccn dándoles dándolcs vida y cuerpo. cuerpo. El terciopelo de de la rosa no es es el de un melocotón maduro, ni el de la mejilla ccon o n hoyuelos oca hoyuelos deun dureza de de la rroca de un bebé. La dureza esa o z profunda y 1o que la v voz durcza de la madera lo es a la dureza grave o z suave de n a mujer. Lo hombre esala voz de u una grave deun de un hombre es a la v que yyo o llamo belleza o e n c u e n t r o solamente n cier‑ bclleza llo encuentro solamente een cierresulta tas combinaciones de todas estas cualidades, cualidades, y resulta se en e c t a s y ccurvas u r v a s que se cn gran parte del flujo de líneas rrectas produce sobrc todas las cosas. cosas. produce sobre Supongo Supongo que os os preguntaréis qué significa significa para mí u n a línea rrecta. ecta. una varias cosas. Según Significa varias cosas. Simboliza el deber. Según Io inexorable inexorable que parece, posee posec la misma cualidad de de lo que tengo algo que que hacer y no puedo el deber. Cuando tengo recta, obli‑ oblieludirlo, siento ccomo o m o si st avanzara avanzara en en línea recta, gada a llegar a alguna parte, parte, o a no dejar de avanzar un momento la derecha ni a la solo o m e n t o sin solo m sin desviarme desviarme a la derecha ni izquierda. izquierda. a Eso eslo es lo que significa. significa. Ahora bien, para escapar a e s t e sentido este sentido moralizador, deberíais deberíais preguntarme: preguntarme: la línea línea recta?». recta?". Se siente siente ccomo «¿Cómo omo siente la "¿Cómo se siente monótono supongo e c t a : un que es, es, rrecta: un pensamiento monótono supongo que caso del que que se se prolonga prolonga interminablemente. En el caso tacto, la elocuencia elocuencia no reside en las líneas rectas, sino en las que no lo son, o en muchas líneas curvas y rrecec‑ juntas. Estas líneas aparecen y tas Estas on tas y desaparecen; sson interrumpen, ora superficiales, se se interrumpen, se se o r a profundas, o r a superficiales, ora se hunden hunden alargan o sufren ondulaciones. Se Se elevan y se 16 t6

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I7 ESe ua ueJnperl ¡ uelo¡q 'ueurru¡a8 anb 'srzeqeltJ sul ap sJUozur{lurrl stpuope-r sEI d erpues pun ep Erf,utroq -nro,¡c{ u-I 'scptpr^e¡ .{ so¡¡ns ep estlf, tpot opuer.u-ro} sopep sru o[uc1 EA-rnJ as 'epeqruo: arcr¡-radns ns f sal -uarps sns uoJ 'a¡qr.torurur BJoJ E'I 'loqJg un Jp seLUE.r s€l Lre ,( rzJtror ul LrJ uelnpo-ld es anb ot¡o-r o1 ,{ o,t.rnc o1 'oprBr-r o1 i elqrxal¡ o1 'osr1 o1 i o-radsr ol ertur salq -epr-r8e sauorltrJEA sel Jf,ouotral ouELU r14¡ 'od.ranc rut urr:rrJelts { r¡rdsa¡¡uc as anb s"lo sEI ep -rJpal otsa;d 1a f eprllnquez \ ep uorrusues EJSaJJ e ¡ o8ua: 'oluerrutss -uad rru ap orelqo 1c en8r Ia sa oputn) 'stlle E rrqns e¡ed olrsa¡au ¡nb tzJ?n¡ EI ua osuJrd 'srurio: ua c»s -ucrd opuenJ 'osJa^run Ie ouoJ tlst^ uet se eluetu BI 'orusr.rtucJo8a rrrs 'sand'orcedse Io ue edn¡o anb -re8n1 orlrsrLu 1a tdnco i '1ttr,r lopf, ns -rcprad r¡is 'rlaldu¡o: Er.uJoJ ns ua oJgeJcl rur u esed alqr8uer orafqo u¡ 'ard ap e¡-rauod E Je.\lo^ ap ofrqr,n 'eluarosuo:lur anbunr 'osL¡eluur IO JS.¡Euro] aqap anb 'o-rga;ac oltsan^ eclrlJr 'oprpuctua o8uat un8as 'anb r¡ ouro: EUnaJ el ua Eprl --ra^ur ua8eurr r:un ua ou 'aru.rr¡ uJrg IEOruc,r. uorcrsod ¿un ua sopap srru E úluesJ-rd as olafgo epro 'osrc rLLr ue 'anb rl 'satua;aqur srptprl¿nl ep d ruro¡ ap 'rprpcLu ap soLrrurJel ua oqlaLl utsa anb o,rad 'opruos 1a f roloo ]a Jf,ouoJ ou 'oqcrp urrl Jtu unBas 'anb opunr-u un LIa etuautepou-rol rr^rl oparrd anb rgasua aru EJrsrJ ET 'sesourrárl stsoJ sEI ap ugr8a.r EI Jp Eprnlrxa folsa ou 'o1arc Icp osuátur lnzE Iá ua ,¡r¡lauad o 'sEuulur)tu sEI cp o Ios ap ¿tsand Eun ap setutllrrq sarolor sol rrg -rc;ad epand olr outur rru anbunr 'sra,t oruo3 'Esollr^ -e-rtsu¡ í alqutoBuur sa pEperJe,L ns I 'srsnrd I socsn,rq sotuerurrloru Jrf,Bq ap urrrd ou 'sopap srlu ap oltqap

bles e n t r e lo áspero y lo liso, lo flexible y lo rígido, lo c u r v o y lo r e c t o que seproducen enla c o r t e z a y en las ramas deun árbol. La r o c a inamovible, c o n sus salien‑ tes y su superficie combada, se c u r v a bajo mis dedos formando toda clase de surcos y cavidades. La p r o t u ‑ berancia de u n a sandía y las redondas hinchazones de las calabazas, que germinan, brotan y maduran en esa el presto ceder de las olas que se encrespan y acarician mi cuerpo. Mi m a n o reconoce las variaciones agrada‑

debajo de mis dedos, no paran de hacer movimientos bruscos y pausas, y su variedad esinagotable y mara‑ villosa. Como veis, aunque mi m a n o no pueda perci‑ bir los colores brillantes de una puesta de sol o de las montañas, o penetrar en el azul intenso del cielo, no estoy excluida de la región de las cosas hermosas. La física me enseña que puedo vivir cómodamente en un mundo que, según me han dicho, no conoce el color y el sonido, pero que está hecho en términos de medida, de forma y de cualidades inherentes, ya que, en mi caso, cada objeto se presenta a mis dedos en una posición vertical bien firme, no en una imagen inver‑ tida en la retina c o m o la que, según tengo entendido, recibe v u e s t r o cerebro, que debe t o m a r s e el inmenso, aunque inconsciente, trabajo de volver a ponerla de pie. Un objeto tangible pasa a mi cerebro en su forma completa, sin perder su calor vital, y ocupa el mismo lugar que ocupa en el espacio, pues, sin egocentrismo, la m e n t e est a n v a s t a c o m o el universo. Cuando pien‑ so en colinas, pienso en la fuerza que necesito para subir a ellas. Cuando es el agua el objeto de mi pen‑ samiento, tengo la fresca sensación de Iazambullida y

extraña huerta cultivada en en alguna algunrr parte detrás de de las yemas o n la parte absurda ne‑ ycmas de mis dedos, ssc¡n nri irneabsurd.r de mi moria táctil y de dc mi imaginación. imaginación. Mis dedos dcdos se se delei‑ dcleittan an c o n la ltr suave la risa de un bebé yy. se con suavc cascada de de la de un se divierten ccon o n el vigoroso o‑ vigorosc-r cacareo del dcl déspota del ccorral. Una uve u n gallo d e m a s c o t a que solía po‑ mirscota lJna vez vez ttuve un de posarse en mi rrri rodilla, estirar sarse en estir¡rr el el cuello cuc'llo yy cacarear. cacarear. Más valía eentonccs n t o n c e s un pájaro en nlano que ciento... en mi mano ciento... en en el corral. corral. Mis dedos e n e r de un ncl pueden, por supuesto, ttcner dcdos no vistazo la impresión in-rpresión deun dc un todo global, global, pero siento sicnto las mente Nle desplazo partes y luego mi m e n t e las n e ecntre n t r e sí. Me l,rs u une mi casa por ras o t r o , en un objeto otro, cn orden, orden, por mi casa tocando un objcto ttras antes n a idea de haccrme uuna dc toda la casa. casa. trntes de que pueda hacerme En t r a s personas o c a r lo que Err las casas de ootras persorras sólo puedo ttocar que m e m u e s t r a n : objetos d e especial n las rnc muestran: de intcrés, tallas een espccial interés,

paredes paredcs o alguna particularidad particularidad arquitectónica, ;rrquitcctónica, todo f,rn-riiia. De De ahí ello expuesto o m o en expucsto ccomo en un un album álburn de de familia. familiarizada no me me que uuna n a casa ccon o n la que quc no estoy familiarizada r-lingún efecto, produzca ncuentre rrl principio ningún efccto, ni ni eencuentre produzca al armonía en sus detalles. No es n a concepción c om‑ cs u Lrna completa, sino uuna n a colección de objetos-impresiones objctos-impresioncs que rni m mente llegan ente llcgan a a mí nrí desconectados desconcctados y separados. separados. Pero mi llcna de asociaciones, asociacioncs. sensaciones teorías, y ccolr esta on está llena sensaciones y )' teorías, me recuerda a la ellas ellas construye la la casa. casa. El E,l proceso me había del templo ternplo de cle Salomón, edificación del Salorrrón, donde no había sierras t r a herramienta o‑ rnartillos, ni ni ninguna ootra herrarnienta ccosierras ni martillos, las piedras nocida, mientras na nrientras las picclras se iban colocando colocando uuna es la imaginación imaginación sobre t r a . El trabajador silencioso esla sobrc ootra. realidad del caos. que saca a a la realidad caos. mundo ¡Qué pobre sería mi mundo sin la imaginación! nri imirginaciónl Mi pobrc ¡Qué 18 r8

I9

6t uot¡rurBurur rrI oJed 'o]LrJr^ Ie uol as-rr:8a1dsap o as;rB -c1c1 lr:1o,r ot)ltuas JLI oí anb sr:pr-rard se1 r: upuu uo el -eJud as ou i sepledsJ sns E tssJrt r:8ar1dscp as ErJOtlrA rl r^JlI anb r:¡lun] 11 'rrtsn8ur rl Jp userd ou.ranp sll-rluerru rLLr LlrJur{ r1cn,r :rrb so-¡qLUerut ru rzJqul urs or.rJns Lrrl ¡^á rloAJ au anb o¡aur,¡d o[ '.EPrlv tsrJo]f,rA Rl Jp Etsal anb o¡ of,ot opuunJ 'ourur ru r urpu;8e rlrr 'al-rr Jt) s^rr,rclo suprlouotrJ-r ()snllur opLrárs^ (anb

agradan a mi m a n o . Cuando t o c o lo que r e s t a de la Victoria Alada, lo primero que me evoca esun sueño sin cabeza ni miembros que vuela hacia mi mientras duermo presa de la angustia. La túnica que lleva la Victoria sedespliega tiesa a sus espaldas y no se pare‑ ce en nada a las prendas que yo lie sentido volar, plc‑ garse o desplegarse c o n el viento. Pero la imaginación que, siendo incluso reconocidas obras de arte, no le o1

5^r-rntlnrsc sutrarr .{eq ar.rb'oS,rugura

ra y se mueve. Es verdad, sin embargo, que hay ciertas esculturas

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huerta sería u n a parcela de tierra silenciosa llena de estacas de u n a gran variedad de formas y aromas. Sin embargo, cuando los ojos de mi m e n t e se abren a su belleza, la tierra desnuda se ilumina bajo mis pies, el s e t o revienta de hojas y el rosal esparce su fragancia por doquier. Conozco el aspecto que tienen los árbo‑ les en flor y penetro en el gozo enamorado de las aves que se acoplan, este esel milagro de la imaginación. El milagro es doble cuando, c o n ayuda de mis dedos, mi imaginación se expande para e n c o n t r a r s e con la imaginación de un artista plasmada en la forma de una escultura. Comparado c o n el r o s t r o expresivo v cálido de una persona amiga, el mármol es frío, no late ni reacciona, y sin embargo mi mano lo encuen‑ t r a hermoso. El movimiento ondulante de sus curvas y sus ángulos s o n un verdadero placer; sólo le falta respirar. Pero, baio el sortilegio de la imaginación, el mármol vibra y seconvierte en la divina realidad del ideal. La imaginación pone un sentimiento a cada línea y cada curva, y así, al tocarla yo, la e s t a t u a es ciertamente la diosa, esa misma que, hechicera, respi‑ r

,)-

imperfecciones, imperfecciones, y al instante la Victo‑ Victoria se n a poderosa figura animada, on una animada, ccon se convierte en u ráfagas de viento en su túnica y el esplendor de la cl y conquista en alas. en sus alas. E n u n a hermosa statua e n c u e n t r o tt¿rnto a n t o lla a perfec‑ En una hermosa eestatua encuentro perfeclas cualidades ción o m o las la forma cualidades del ción de la forma corporal ccomo equilibrio yv la perfección. La Minerva, ccon o n su Minerva, de su red de perfección. alusiones poéticas, me da uuna n a sensación sensación de euforia casi n c a n t a n los los abundantes cabellc,s física; yy me eenc¿1ntan abuncl¿rntes cabellos casi física; hieondulados de Baco y de Apolo, Apolo, y la guirnalda guirnalda de de hie‑ fcstividades paganas. paganas. dra, evocadora evocadora de de las festividades imaginación ccorona Así es o m o la imaginación o r o n a la experiencia cs ccomo experiencia r-nis manos. mallos. Ellas aprendieron aprcndieron a a ser a¿lstutas gracias de s t u t a s gracias dc mis sabi:rs manos de ootra guiadas a las sabias t r a persona, persona, las cuales, guiadas mc condujeron sana sana y también ppor o r la imaginación, me completa

estas estas

no conocía, convirtieron en en conocía, convirtieron salva ppor o r senderos que yo no luz la oscuridad oscuriclad que había delante de de mí y endereza\, endereza‑ rron o n los caminos ttortuosos. ortuosos.

20

SVWECI SO-I ECI SONVIAI SV'I

LAS M A N O S D E L O S DEMÁS

1E

El calor y 1aprotección de u n a m a n o son lo más parecido a ese hogar al que siempre he recurrido cn busca de apoyo y alegría. Comprendo perfectamente al salmista cuando eleva su v o z al c a n t a r c o n fuerza y gozo: «Confío siempre en Yavé, su m a n o me s o s t e n ‑ drá y tendré segura morada». En la fuerza de la mano humana hay, también, algo divino. Según me han c o n ‑ tado, la mirada de u n o s ojos amados n o s emociona de lejos; pero no hay distancia en el t a c t o de u n a m a n o amada. Hasta las c a r t a s que recibo son: sgru

ol uos ouELU Eun ap uorccato¡d e1 d rop:

:uos ogrf,Jr anb srl-rrc sEI EtsEH 'pp€LuE ouelu Eun ep otJrt Ia ue Er3uelsrp &q ou o-rad isolal ap Euorf,oura sou sopetur sofo solrn ep EpEJrru 11 'oprt -uol utr{ aru un8a5 'our^rp o31e'uargruer'drq Euerunq ousur EI eP EZrcnJ EI uE '«EpEJoru r¡n8as a;puar I e.rp -ualsos aur oueru ns (a^E ue e¡duars orJuo3» :ozo8 Íeznn¡ uoo JEtuEl IE zo^ ns e^ele opuenJ stsrrules I€ aluerueltrcJ;ed opua-rdruo3 'er-r8a1e I olode ep Ef,snq ua oprJJnJe-r aq a;druars anb p .rr8oq asc e oprra-rrd 1cp rpunyo,rcl errotsrq

Cartas generosas que dejan ver la historia profunda del

r¡ ;c.r, uefap ,.rO ,rro.r'rllrTllrp corazón,

'oultur ?un ep er¡uesa:d ?l solunues Ienl ?l ua

en la cual sentimos la presencia de u n a

mano.

Es interesante observar las diferencias que hay e n t r e las m a n o s dc las personas. Muestran vitalidad, energía, quietud y cordialidad en sus múltiples expre‑

feq anb srroueraJrp sEI rtlrosqo atutseralul 'ptprplr,t

sE

-erdxe saldulntu sns ue ptprlerprol I pnrarnb'e¡8;aua urJtscntrAJ 'sruos;ad sEI op soueru sEI eJlua 1Z 2]

t)-

siones. No u e n t a de lo 1o viva que No me rnc había dado ccllellta está qllc esta la m a n o hasta que vi las heladas m,rno hcladas imágenes de yeso de de la colección ano colección de moldes del clel señor señor Hutton. La m mano que yo vida real tiene ftrerza de la yo conozco en cn la vida ticnc la fuerza sangre en resueltamente elástica. ¡Qué t:n sus venas venas y es cs resueltamente ¡Qué distinta era a n o del querido mano cr:r la m qucrido señor Hutton de su su pálida inscnsiblel Para mi, mí, el molde nrolcle no da la príliclrr imagen insensible! verdadera a n o . Entre los muchos verdadcra forma de la m m¿rno. rnuchos mol‑ moldes que componen l{utton, no componcn la colección colección del dcl señor scñor Hutton, no reconocí rcconocí ninguna mano, ni siquiera la mía. Sin embar‑ embargo, u n c a olvido na m a n o afectuosa. Recuerdo malro Recucrdo en go, nnuncrr olvido uuna en mis mis dedos dec'los las lrrs manos manos grandes grirncles del dcl obispo obispo Brooks, Brooks, rebos:rntcs de tternur,r los rebosantes ernura y la alegría alegría propia de los v de la hombres fuertes. o s o t r o s fueseis sordos y ciegos y fuertes. Si Si vvosotros hubierais podido ttomar o m a r la m a n o del señor Jefferson mano Jcfferson e n t r e las vuestras, ostro y vucstras) habríais visto entre visto en cn ella un un rrostro y voz oído una v o z afectuosa completamente distinta de oído unir afectuosa cr>r-npletamcntc clistinta de mano llen¿-t cclt¿1nt¿1s u a n t a s conocíais. La m a n o de dc Mark Mark Twain está cstá llena fant¿rsía y del más de dc fantasía más gracioso sentido del humor, y cuando uuno n o la sostiene sus bromas se o r n a n solidari‑ se ttonlan solidaridad y gallardía. gallardía. Me Mc dicen que las palabras que acabo de dc escribir escribir no l¿rs manos manr¡s de mis amigos, «describen» :rmigos, sino que quc sólo "c'lescriben" las les confieren conficren las las generosas humanas que les gcncrosas cualidades cualidades humanas quc yo sé que ellos poseen y que mi lenguaje expresa sé exprcsa en en términos tórminc¡s abstractos. L¿r crítica implica irnplica que no estoy cstoy al¡stractos. La clc lo 1o que siento. Pero ¿Cómo transmitiendo transmiticndo la verdad de ¿cómo los consiguen consiguen acaso ,rcaso las descripciones descri¡'rciones que aparecen aparcccn en en los libros o r hombres libros que que leo, escritas cscritrrs p por hombrcs que qlle sí pueden pucdcn nlostrar ver, m o s t r a r la fisonomía de dc un rostro? Leo Lco que un rrostro o s t r o es es adusto, paciencia e e inteli‑ intcliadllsto, afable; que denota paciencia zz

gencia; que esfino, dulce, noble, hermoso. ¿Acaso no tengo yo el mismo derecho a emplear estas palabras para expresar lo que siento que el que tenéis v o s o t r o s para describir lo que veis? Estas palabras expresan c o n exactitud lo que siento en la mano. Rara vez soy consciente de las cualidades físicas, y no recuerdo si los dedos de una mano son c o r t o s o largos, o si la piel e s húmeda o seca. Tampoco v o s o t r o s , sin hacer u n esfuerzo consciente, podéis recordar los detalles de un r o s t r o , aun cuando lo hayáis visto infinidad de veces. Si llegais a recordar los rasgos y afirmais que los ojos son azules, la barbilla pronunciada, la nariz c o r t a o las mejillas hundidas, creo que no consegui‑ réis m o s t r a r la impresión que os produce esa persona, no t a n bien como cuando hacéis una inmediata inter‑ pretación de las cualidades morales y esenciales cle su r o s t r o : su humor, gravedad, tristeza, espiritualidad. Si yo os contara, recurriendo a términos físicos, cómo siente una mano, v o s o t r o s n o sabriais por m i relato más de lo que podría saber un ciego a quien le descri‑ bierais un r o s t r o sin omitir detalle. Recordad que, cuando un ciego recobra la vista, no reconoce ningu‑ no de los objetos, ni siquiera el más corriente, a los que su t a c t o ya se había habituado, así c o m o tampo‑ co el r o s t r o deun ser querido, que sus dedos conocían t a n bien, y de nada le sirve que le hayan descrito las

-olJJ ou 'olcel Jp ErJeleru ue souedxeur sros onb 'so¡l -oso^ 'sencl rsy 'zc.\ urlo ( uun seuos,rad se1 d sesoc sEI olrrrsep ueirq a¡ anb r^rrs al epuu ap d 'uarg uu urrJouoo sopJp sns anb'opuanb Jas un ap oJlsoJ Ia oJ -odtuel oLUoJ rse 'oprntrgtq Erqrr.l as el otcel ns anb so1 e'atuar,r-rol srsrlr 1a rlarnbrs ru'sot3f(]o sol Jp ou -nHr¡ru aJouoJal orr 'EJSr,r EI rrqoleJ o8ar¡ un opurlt:) 'anb prp.roJJ¿ 'elletep Jrtrruo urs o-usoJ un sreJarq -rJlsep a1 ucrnb E o8arJ rrn JegES errpod anb o1 ap seru olEIeJ ru -¡od srErJqES oLr soJloso^ (ou€ru tun eluars oLUof, 'so:rsr¡ soururJel tr opuerJJnla¡ (u-rt:ltroc so o,{ rS 'puprltsnrr¡rdsa 'uzatsrll (pEpaAtsJB ';ournq ns :oJtso-r ns ap selrrf,uasa d seltrolu sapeprltntr sr] Jp uorceta¡d -ralur ElEIPcuIur ¿un srelBq oPUEnJ oLUoJ ucrq uEl ou 'euos.¡ad tsa arnpo-rd so anb uorsa;du¡r El Jullsour sraJ -rn8asuoc ou cnb oarc 'seprpunq sellrferu sEI o ElJol zrJEu vI'uptrcunuo-rd r:11rq-req r1 'sa¡nze uos solo so1 anb sruur:r1e f soEse; sol rEproJá-r e sre8all rS 'saf,e^ ep ptsprurlur olsrl srrfeq ol oputn3 unr 'o¡lso¡ un áp sallrtap sol lrpJoJe.r srapod 'Jlucr:rsuoo ozJanJse un Jef,tr.{ uts 'so-rloso.t orodrut¡ 'Ef,es o EparunL{ se pun ap sopap sol lard e1 rs o 'so8,rt1 o sotJoo uos outru rs opJenJeJ ou d 'srcrsr¡ sepeprlenl sBI ap etuJrf,suo: los za,t EJEU 'outur EI uá oluers anb o1 pntDJ¿xe uof, uesa¡dxa se;qeled selsg ¿sra^ anb o1 ,rrqr-lcsap e;rd so.rlosoA sraual anb 1a enb oluJrs anb o1 ¡rsa¡dxa e¡rd st;gepd sttsa recldrua r oqoarep oruslru 1a of o8uar ou osecy?'osouJaq'a1gou'a:1np'our¡ sa anb lrrcua8

las personas u n a y o t r a v e z . Así pues, v o s o ‑ t r o s , que sois inexpertos en materia de t a c t o , no r e c o ‑ noceréis u n a m a n o a l tomarla e n t r e las v u e s t r a s . Por eso ninguna descripción que yo pueda hacer lograra daros a conocer la m a n o amiga que mis dedos han cosas y

uerl sopap srru anb u8rur outru El .raf,ouoJ E soJul-) r-rr"r3o¡ Jaf,Eq Epend o,i ¡nb uorodr,rcsap eun8uru os¡ JOd 'SE]ISJN^ SEI áJ]UE EIJEIUO] IE OUEUI EUN SIEJá]OU

lz

23

estrechado an a r a e aho‑ menudo y que el cariño me me ttrae ahoestrechado ttan a menudo ra a la memoria. \a memoria. Soy incapaz o r clases o p or incap:rz dedescribir l¿rs manos p de describir- las por por tipos; no existe n a democracia Algunirs existc uuna democracia de de las manos. Algunas manos o n la mayor lo hacen manos me indican que que lo haccn todo todo ccon mayor mucho ruido. Otras sson agitación y armando mucho o n inquie‑ inquietas e na impruclcntes, y sus dedos dcdos nerviosos indican e imprudentes, indican uuna naturaleza sensible de sensiblc a los pequeños contratiempos de la vida cotidiana. cc¡tidiana. A A veces vcces reconozco, reconozco, no sin apren‑ aprensión, a n o buena la m mano sión, la buena pero pero estúpida cstúpida de alguien alguien que que n a r r a ccon o n demasiadas on narra c'lemasiadas palabras novedades novcdades que no sson Hc conocido a tales. He on u na m a n o jocosa, a un obispo c con una nrano .iocosa. mano seria y aun on u n a mano a un humorista humorista ccon Llna v triste, triste, aun homa un hom‑ bre que presumía on u na m a n o timorata valicnte ccon mano prcsurnía de valiente una timorat.r ya t r o sereno y que se o n un a ootro se deshacía en disculpas disculpas ccon hierro. Cuando puño de de hierro. Cuando era niña mellevaron mc llevaron a a ver’i vcr': a a mujcr ciega y paralítica. olvidaré la m maneu n a mujer ane‑ una paralítica. Nunca olvidaré rne tendió ll mano, mano, pequeña v temblorosa, y1, ra cconro o m o me tcndió la pcqucñ:r y l:r mía ccon llenan de de estrechó la o n compasión. Mis ojos se se llenan lágrimas al recordarla. En su m a n o delgada y afectuo‑ 1ágrimas rccordarla. su mano afectuosa an‑ sa que que avanzaba a tientas, podían percibirse el ccansancio, n a dulce dc'¡lor, la Ia oscuridad y sancio, cl dolor, v uuna dulcc paciencia. paciencia. l¿rs personas que no no me conocen, Creo que, n t r e las quc, ecntre conocen, muy pocas comprenderán hasta qué p u n t o puedo muv poc¿1s comprendcr¿ín hasta qué punto darme ccuenta u e n t a del e ánimo d e u n amigo que dcl estado estado dde de un

El excelente o r r e c t o r de cxcc]cr.rte ccorrector ha cuestionado cucstionado mi rlc pruebas ha yo l,r palabra u s o de « v e r » . Si hubiera tuso clc la p.rlabrir.vcr.. hubiera dicho clicho «visitar», ncr "visita¡", él no habría significa «visi‑ l-r¿rl¡ría preguntado prcgltntirclo nada. Sin Sirl embargo, crnb,rrgo, ¿que significa ¿quó "visijustifi1(vcr>> (visitare)? Más adelante ttar" a r » si no v e r » (visitare)? nc) « tr¿1taró de justifi‑ adelante trataré car el uuso s o de de todo he conseguido idiotc¡do lo que he conscguido aprender del dcl idio‑ ma N . de ma inglés. ((1,i. da la A.) ’ï‘ 'r'

24 24

l

está conversando c o n

persona. Mi mano sigue

cuarl rf anb as aluarcrdur uorcelr8r ns Jod 'uolsn:slp run rr8rsc¡d c-ldurars ouerlr tfnc o,rtsa;8e o31t o8rulr un o8ua¡'eprue^rp Elrotslq tun eluenl uatnb Ia sá op -uenf, o 'opnadar eleq o1 eru ou anbune 'atsrgc uanq un Jtqonf,se sril rr-r8c1t ap elroo8a.r as opuenJ JIJap opend 'EJEJ EI 'ozetq 1c 'oueur el of,ol a1 Ísorsa8 sns 'EUosJad t¡to uoJ oputsJaluol Else an8rs

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otra

brazo, la cara. Puedo decir cuando se regocija de alegría t r a s escuchar un buen chiste, aunque no melo haya repetido, o cuán‑ do esél quien c u e n t a una historia divertida. Tengo un amigo algo agresivo cuya mano siempre presagia una discusión. Por su agitación impaciente séque ya tiene su razonamiento preparado en c o n t r a de alguien. I-le sentido c o m o daba un respingo cuando un súbito recuerdo o una nueva idea cruzaba su m e n t e . I-Ie sen‑ tido la pena en su mano. He sentido a su alma envol‑ verse majestuosamente en la oscuridad, c o m o en un m a n t o . Otra amiga mía tiene manos positivas y enfá‑ ticas que m u e s t r a n gran obstinación en sus opiniones. Es la única persona que conozco que pone énfasis en sus palabras al deletrcarlas y las acentúa, así c o m o enfatiza y acentúa las palabras que pronuncia cuando le leo los labios. Debo decir que prefiero e s t e énfasis variado a l s o n s o n e t e monótono d e las personas que no modulan al hablar, que me golpean la palma de mi m a n o c o n los significados de sus palabras c o m o c o n un martillo. Algunas manos, cuando t o m a n las nuestras, s o n ‑ ríen y no caben en sí de alegría. Palpitan y se dilatan llenas de Vida. Personas desconocidas han tomado mi m a n o e n t r e las suyas c o m o si fuera la de u n a hermana que no habían Visto en muchísimo tiempo. Otras me dan la m a n o c o m o si temieran que yo pudiera hacer‑ les algún daño. Estas personas tienden cortésmente la yema de los dedos, y te permiten toeárselos, pero en el m o m e n t o del c o n t a c t o los retiran, y tú íntimamente sus gestos; le t o c o la mano, el

eluallrslurtur nt I 'ur,rrteJ sol olf,EruoJ IJp oruátuotu Ie ua o;acJ 'so1as:rcot uauu;ad a1 I 'sopap so1 ap eual El JtucusauoJ LrepuJu sruos¡cd setsg 'ourp rr;r31r sa1 -JalELI rrcrpnd ol anb utJerLuet rs oulol oueur EI uep Jrrr sEJIO 'oduart otursrqJnu ue orsr^ utlqtq ou anb EuELrrrcLl EUn eP tsl EJ¡nj rs oruof se,tns su1 eJlue ouELU ru oPELuol UELI sEPrf,ouoJsaP sBuosrcd 'EPI^ áP sEual] LrEtEIrp as I uetrdlt¿ 'err8ale ap rs ue ueqtJ ou f uar-t -uos 'stJts¡nLr sel utrlrol oputnJ 'souELU seunSly 'ollrl]Elu un uoo orlrol se-rqeled sns ep soprcr¡ru8rs sol uof, outlu Iru ep euled ry ueadlo8 aru anb '-rtlqtq lE uelnpour ou ¡nb stuos¡ad st1 ep ouotououl ateuosuos IE opEIrE^ srsrluc rlsa orarJard anb rrJap oqcC 'soIqEI sol oel al oputnl rrrunuo¡d anb sr-rqrled st¡ tntuare I ezne¡ua ouroJ rse 'enluáJr sr1 ,{ sEIJEJJ}alap 1e se.rqtlrd sns ua srst1ue auod cnb otrzolroJ anb ruos¡cd tcrun t1 sE 'scuorurdo sns ue uorJEUrtsgo uu8 ur,rlsanru anb sectl -y¡ua f sr,r.rlrsod souELU euarl trur r8true EJ1O 'olutlu un ue oluoo 'prpr;ncso EI ua eluauesonlsafttu as.ra.t -lo^ue Er.ule ns E opnuas eH 'outtu ns ua euad EI opll -uas áH'3lueru ns EqEZnJl EaPI E^enu Eun o oPlanf,aJ otrgns un opuenJ oBurdsa¡ un Eq€p ourof, oprtucs a¡1 'uarn81e cp EJtuoJ ua opt.rtda.¡d oruaru¿uozcJ ns Sz

25

te dices que ojalá no vayan apedirte u e v o que ttoo‑ a pedirte de de nnuevo mes a n o que tiene mcs esa mano csil m tienc la «valentía lirón". Revela "valcntía del lirón». un carácter orgullo desagradable caráctcr aprensivo, un orgullo dcsagradable y bas‑ basttantc a n t e desconfianza. Es lo opuesto de la m a n o que te mano tienden los que sson o n generosos y simpáticos em‑ sirnpáticos por ttemperamento. Pe ramelrto.

Hay a n o de un Hav personas person¿ls que que nos dan la modo la m rnano un modo que uerte quc nos nos hace pensar un accidente o una m muerte pensar en un repentina. a n o agorera ccon o n la m ano repentina. Comparad esa l-nano firano esa m ágil, hábil y serena n a enfermera a quien recuer‑ recuerscrena de uuna do ccon o n cariño porque prodigó a mi m a e s t r a el maestra cl mejor de los cuidados. He dado mano de ano a daclo la m a personas ricas que que n u n c a han tenido nunca teniclo que realizar realizar labores laborcs duras y agota‑ agotadoras pero cuyas manos no s o n hermosas. Bajo doras pero cuy¿1s manos no son hermosas. Bajo su su ttersa e r s a rotundidad, ¡qué caos de carácter sin desarro‑ desarrocaos carácter sin ¡qué llar! Estov convencida manos que pue‑ Estoy convcncida de dc que no hay manos puedan compararse ccon o n las del médico, p o r su destreza clel rnédico, por paciente, erte‑ pacientc, su dulzura compasiva colrrpasiva y su magnífica ccerteza. No o s ha de extrañar, pues, No nnos pucs, que Ruskin Ruskin encuen‑ encuenttrc r e en los toques e r t e r o s del cirujano la perfección toques eccrteros pe'rfección del control y la delicada precisión que el artista debie‑ control clclicada precisión debiera emular. emular. Si Si el cl médico esun hombre, los toques toques es Lrn gran hombre, nranos sanarán también de sus sus manos t:rmbién el alma alrna de dc sus pacien‑ pacicntes. Un u e s t r o mé‑ lJn amigo mío rrío muy querido, méqucrido, que fue nnucstro dico en la salud y en la enfermedad, tenía en las m a‑ cnfermedad, man o s ecstc s t e toque mágico nos nrígico de dc bienestar. bier-rcstar. Su Su espíritu cspíritu alegre alegre y cordial hacía bien a sus pacientes, pacientes, necesitaran nccesit;lran o no medicinas. rredicinas. Si las bellezas ostro s o n muchas, bellczas del rrostro son rnuch¿s, también lo sson o n las de a n o . El a c t o conoce sus dc la Ia m mano. El tt:rcto sus éxtasis. óxtasis. Las Las 26 z6

de las personas c o n una gran sensibilidad y personalidad fuerte s o n extraordinariamente ver‑

i

Iap seJlsa^ls scrol] sEI uos soPaP sns eP solueIUIAoLLI so¡ I prprutunq ul ep sartse^lrs scrol¡ sEI uos sollg 'oueru iLU ua uuerlJlJp souanbad souru sol anb ucrq o[ rJ sre;arpnd anb tr¡rasag 'stllnf, lnru stuos,¡ad srunÍi1r Jp Ertcl EI ua sre^ aluarue¡n8cs so-noso¡ anb uorlunsrp f r:za11eq ELusrur EI uoJ Eertelap anb 'lrrogp inu r¡¡unru eun uoJ 'ESor:rErB f r11cq oLIEtu eun o3ol oputnJ ua ze,\ aO 'olucruresued Iep sef,rltlu sosJellp so1 resc;dxa ap sactdtf, uos anb -reqes rred sopap sns ap eruel 11 E ozrtsr^ un JEqJe uor Etsrg 'salItES -Ja^ etueLLrErJpurpiotrtxJ uos euanJ pEpII€uosJed run prprlrqrsues ut¡8 Eun uof, stuos¡ad sEI Jp soutul manos

una

sátiles. Basta con echar un vistazo a la yema de sus dedos para saber que son capaces de expresar los diversos matices del pensamiento. De vez en cuando t o c o una m a n o bella y graciosa, c o n u n a muñeca m u y dúctil, que deletrea c o n la misma belleza y distinción que v o s o t r o s seguramente veis en la letra de algunas personas muy cultas. Desearía que pudierais ver lo bien que los niños pequeños deletrean en mi m a n o . Ellos son las flores silvestres de la humanidad y los movimientos de sus dedos s o n las flores silvestres del idioma. Todo e s t o conforma mi propia ciencia de la quiro‑ mancia, y cuando os digo la buena fortuna no lo hago sirviéndome de alguna intuición misteriosa o de la brujería gitana, sino gracias a un reconocimiento natural y explicable del carácter estampado en v u e s t r a m a n o . La mano no sólo es t a n fácil de reconocer c o m o u n a cara, sino que también revela sus secretos de u n a manera mas sincera e inconsciente. Las perso‑ nas pueden dominar el semblante, pero la m a n o no obedece a ese freno. Se relaja y se vuelve pasiva c u a n ‑ do el espíritu está abatido; los músculos se t e n s a n cuando l a m e n t e está excitada o e l corazón c o n t e n t o . Pero hay cualidades inalterables que permanecen es‑ critas en ella todo el tiempo. 'EtuoIPI

'odLUJu Ia opol EIIa ue sttrJJ -se uJTJUELT-r¡cd anb sálguJetleur scptprlentr ltg o.la¿ 'olu3luoJ uozv.fo) [J o EPt]rJxe Elsa a]ualu EI oPUEn:) uEsust as solnrs^nlu sol loprregE Etse nru¡dso 1e op -Lrtnl r,r.rsud c^lan^ as,{ tltla,r aS'oLrcJJ asa E e3epaqo ou ouELU 11 orad 'aturlgrucs Ie Jeurruop uapand seu -os¡ad sE-I 'JllrarlslroJur a EJaouIS stLU EJauEtu Eun ap solarlas sns ElcAJl uarc]tuel anb ours 'r.¡E:l Eun ouro:) iJlouoleJ eP Ilryl uBl sJ olos ou ousLLI r-I 'ouEtu rrtsrn^ ua opedruttsa relotrtJ ¡cp cJqecrldxa I 1e;nttu otuarlurJouolJJ un e set:t¡3 outs 'Eutttll e1-rcf nrq El Jp o ESorJátsrLU uorlrnlur eunSp ap euopuaIAJIS o8ug o1 ou runuoJ Euang e1 o8rp so opupnJ f 'etcuetu -o¡rnb BI ep erruero rrdo-¡d rur EurJo1uor olse opol LL

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VZVU V'I ECI ONYW V-I

L A M A N O D E L A RAZA

-a¡dxa ep peprluel ue-r8 11 sreJal .{ 'so.¡loso,r. -rod t8tq o1 cnb orlserru 1e prpad 'so8ar¡ sros rs 'o [o¡3r5 lep olr -ruorccrgl [tauotlctg Í,tnrya2 orlsan^ petlnsuoJ

Consultad v u e s t r o Century Dictionary [Dicciona‑ rio del Siglo] o, si sois ciegos, pedid al m a e s t r o que lo haga por v o s o t r o s , y veréis l a gran cantidad d e expre‑ siones idiomáticas construidas a partir de la idea de mano y cuántas palabras provienen de la raíz latina m a n m : las suficientes c o m o para nombrar todas las cuestiones y e v e n t o s esenciales de la vida. La v o z «mano», c o n sus citas y palabras compuestas, ocupa veinticuatro columnas, es decir, ocho páginas. Este diccionario define la « m a n o » c o m o «el órgano dc la aprehensión». ¡Cuán perfectamente se ajusta a mi caso esta definición, en los dos sentidos de la palabra «aprehender»! Con la m a n o agarro y sujeto todo lo que e n c u e n t r o e n los t r e s mundos: e l físico, e l intelec‑ tual y el espiritual. Pensad en cómo el hombre ha contemplado el mundo en función de la mano. La Vida esti dividida e n t r e l o que s e apoya sobre u n a m a n o y sobre l a

el aJc'los ,{ ourr-u EUn árqos elod¿ as anb ol oJILIá EPIPI^IP 91sa EPr^ ET 'oLrelu EI aP uorlLrnj ue oPunLU 1c opeldurctuof, Etl erqluoq Ia oruoJ ua ptsuad 'pnrurdsa 1a f pnt -Jelallrr ¡o'orrsr¡ Ia :sopunu sa.rt sol ua o¡tuanoua anb ol opot olafns I o¡¡u8t oueur EI uoJ ¡«repuaqardt» e.rqrled EI ap sopuues sop sol ue 'ugrctur¡ap Etsa osEJ rru r r¡snfE es aluJujrroa¡.rad uen3! '«uorsueqerdE r1 cp ourS:o Ic» ouroJ EI euIJáp orJeuoIJ3Ip alsg 'srurBed oqco !r:ap sa 'scrrruniol oJrunJrlurJ^ ednco (s^tjlsendruoc su-rgt¡rd I setrc sns uof, '..ouELLI» zo^ e-Í 'Epr^ EI cp saltrrrucsa soluelc I sauorlsan¡ sEI SEPOT JeJguIOU e-¡ed Oruoc seluarsrlrls sel isnupLu Eurlel zrcr vI áp uauJr^o.rd se.rqeled sttrrgntr -t ouptu ep uepr e1 ep .rrr-red t stprnJtsuoJ sllJlttsruorpr sauols 6z

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otra."‘ los productos Las manufacturas manufacturas son son los que se se otra.'i Las productos que hacen ccon o n las s u n t o s se las manos. La los aasllrltos se La gestión gestión de los denomina inglós management. cn inglés md.nitscfttant. La La historia parece parece denrrmirra en rcgistro ‐-¡ay ser ¡a y nnuestr.ls u e s t r a s crónicas de guerra!‐‐ c[ registro c{c ser el ¡¡uerrir!- de histolas l¡s maniobras tan-rbién la histo‑ maniobras de los ejércitos. eiclrcitos. Pero también ria de \a paz, la narración narración de las labores en campo, rle la err el cl campo, victoen los bosques o n el victo‑ bosqucs y en las viñas, está escrita cscrita ccon ha cconrioso signo manual: a n o que ha on‑ de la m mano manual'. el cl signo de quistado dcsicrto. A un conjunto de dc trabajadores trabajaclores se se quist,rclo el desierto. les a n o de obra. los instrumentos para les llama ll¿rrnrr m mdno Err los p¿ra obra. En 1a manumisión histori,r de dc la la maníatar mani'.1.r^r y y, en la manunisi1eqg 'orru olos EJJ enb asuad 'pntua.tnl ]tu ep peprut^ EI

uo¡ 'ol anb oua¡-rat 1a ug 'a.recdsaIerls ep Etrf, eun81e urs ot¡ldruo3 esJtJaprsuoc uupod ofrsua un8ur¡ 'ottl|xu p oulrut Jll?rlLUoJ un (soplllras sogtuB (¡-re

g3 'lenuuur oteqtlIJu IJp znl e1 f eurldrcsrp EI Jp cruJr¡ oztJq [J uof, 'peprrncso EI ep sEZJanJ sEI EJtuoJ altquroJ ns 'algrBarroJur JaI3EJEJ rLU Eqef,npa EJlsaeru rur opul?ntr enb aJJnf,o aLU es 'o}¡crc rod ¿sepellnJ -l+]p sEI ]sJtrrol ,ouput v ottsut srlsnf sBltsanu ue seJ -opplunrJl eluauJlqop soureJtzlE sc¡u i soJtscrprgrut sopol soLlreJJS ou? 'uororzrlrlro EI ap tturJ EI soLu -eJUErle oputnJ ¿ep-rarnbzr ouyut el E uorf,uate rprqap e1 opusa-rd Eq es ou Eu?r-unq prprcrdec r¡ ap oralduoc -ur ollorrusap enb ep pnur^ ug? 'e,rto El onrol algrr -ouoq ,{ rraprp-ra.t u¿t s:l ,i r:11a uor oa1 sand 'rp;arnbzr res e n n u e s t r a s justas m a n o a mano"‘ c o n t r a las

izquierda, pues leo c o n ella y est a n verdadera y hono‑ rable como la o t r a . ¿En virtud de qué desarrollo in‑ completo de la capacidad humana no seha prestado la debida atención ala m a n o izquierda? Cuando alcance‑ mos la cima de la civilización, ¿no seremos todos ambidiestros y n o s alzaremos doblemente triunfado‑

la humillación oma humillación de acompañar al César César triunfal, ttoma u n a daga y exclama: a‑ mauna cxclama: «De "De prisa, de prisa, buenas m nos». nos,. Con el mismo instinto rápido, Casca confía en cn sus o r mí, mí, sus manos cuando apuñala a César: «Hablad por "Hablad p manos». mano>>, implora el manos». «Ah, déjame besar bcsar esa esa mano», "Ah, déjame ciego Gloucester aaLear. Lear. «Déjame limpic antes», antes», "Dóiamc que la limpie ccontesta o n t e s t a el anciano rey destrozado, «huele a mortali‑ mortali"h¡sls dad.» tristeza delata e s t e simple gesto o‑ este gcsto de ttodad." ¡Cuanta ¡Cuánta carse la mano! Nos abre los ojos a a los horribles horribles pade‑ padecimientos que Lear o s ense‑ ha tenido Lcar ha tenido que soportar soportar y nnos ensela ña ña que la realeza realeza no protege de de la ingratitud ingratitud ni de dc la refiriéndose a crueldad. La exclamación exclamación de Gloucester refiriéndose a su o n que pudiera erte c o n mi pudiera vivir para vvcrte con su hijo: «Sólo "Sólo ccon tacto, diría que volvía a ttener e n e r ojos», a n exacta ojos", es ttan exacta que que mí ccon Vibra o n la misma intensidad vibra en cn mi intensidad del dcl dolor que él él siente. En Hamlet, Hamlet, el espectro recita recita las injusticias injusticias que quc propician la tragedia: Así, mientras na m a n o de micntras dormía, mano dorrnía, fui despajado despajado por uuna de hermano, o r o n a y la Reina, todo a la hermano, de dc la Vida, vida, la ccorona V CZ. vez.

Cómo nnos o s emociona, cmociona, en Otelo, Otelo, ese csc pasaje, pasajc, cargado intención, en el cual la sospe‑ de uuna n a amarga doble intención, sospecha de Otelo tiñe tiñc de maldad todo lo que dice sobre la mano Ia respuesta de ella, candoro‑ m a n o de Desdémona; y la candoroha entendido inocensa, revela que sólo só1o ha entendido el significado significado inocen‑ te a n o la que e n‑ tc delas dc las palabras de dc él: ól: «Pues csta m mano en"Pues fue esta mi corazón». tregó mi corazónr. No todos los pasajes en e‑ cn los que Shakcspcarc se sc rrcNo quc Shakespeare fiere a a n o sson o n trágicos. Recordad mano Recordad el juego de a la m de pa‑ pa32 32

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sJJoTJaJUI salelrJrue sol sopol I a-rquoq ¡a 'o1arc 1a 'rr.r -art E-I 's^ouELU serdo-¡d sns uoJ olJEluP^al EJaqep :sBl -uerueJreq JEsn ou B ofieuapuoJ Etse 'reurg aluo1¡¡ ¡c uJ rutle 1a a.{nrrsuof, sesrotr{ oputnJ ¡oLrru EI ap se^ -t.u r Eprltu lrrluatlras rsa optuaplioJ Ie urrd .ras aga¡r alqrJJat enó! 'ar¡anur ts soprrf,uetuas sol ep sezaqtsl sEI eJqos sourru sns eiode uorce8e.r8t¡o: E'I 'rlurlf,rl el ap EZeqEf, EI ergos olreur 11 afodr atuerorJo Ia op -uenJ I a-¡druars oplly^ E-ras ororJrrf,es ¡a anb alelqclse ía¡ 11 ap opu-r8rs letf,riEf, ]E ¿soumrtsap (sourrnJl -suoJ !sorrrESEf, sou'sou-nueluoc'sourrad¡o8'soturcap -¡rtu 'sorurcapuáq 'sorue¡nf anb ua solueruour sapue;8 soI ue soluesn EI ou osetrV? 'oueru e1 rod optuorf,ues ylsa 'olepuELr-r EpE3 'otcu upu: 'eurunq tzvt El e p ErJol -s]q Bl ua anb EJJuurLr uLUSrur 11 ap '1ar.rs1 ap ErJolsrrl El uE 'otJársep Ia ue uac¡¡ad salrru 'ourur e1 tlur,La1 'o¡-r -rf,oJnlue 'a,nr¡ opurnJ 'EIIElntu Eun uoJrruro¡ f uo.r -elpl^lp as ofo¿ rEI I Iep sen8t se1 'ouriLLr EI orpuatxa sesrol tr oPLrtnJ '«oprpLrel ozeJq un ,( al.¡anj ourl'U EUn uol erqunpr^res pl ap ESEtr EI ep IrErsI ap sofrq so¡ e oJES Joges IE» :s8lqE]Ed selsa uo3 etuanJ as ordrSg ap tprtrtd E-I '«soerqaq sol uor E-rnp anJ uoErEJ Iap ouEru E'I» :8J3uEur JluernErs EI ep aJnpujt es soaJqeq sol ep uorsa;do rl 'sasrol{ ap .{ rouag lap solrtLrr se1 rod orllaLl gtse opol 'ouELLr EI cp rrJotsnl EI oruol opoxa le JrgrJcsc r Je^loA osnltrur ur.rpod aS 'outru EI ep EIqTLI es erlqrg EI ap solnl¡drc so1 sopot uE ¿EPEruE ns aP our?LLr 3l eJouol alurllru un anb Jofeur L¡elnb ¡? 'ourur p] aJqos olauos osorJrlJp un afal (osef,oJteJ I acue,Le ap uJ^rE^ Irgerl un uo3 'o8o1erp 1a anb ¡a ua 'alatlnf ,(, oatuo¿ ua srJqEI

do el oficiante apoye la m a n o sobre la cabeza de la víctima. La congregación apoya sus m a n o s sobre las cabezas de los sentenciados a m u e r t e . ¡Qué terrible debe ser para el condenado esa sentencia muda a t r a ‑ vés de la mano! Cuando Moisés construye el altar en el Monte Sinaí, está condenado a no usar herramien‑ tas: deberá levantarlo c o n sus propias manos. La tie‑ rra, el cielo, el hombre y todos los animales inferiores

En todos los capítulos de la Biblia se habla de la Se podría incluso volver a escribir el Éxodo c o m o la historia de la mano. Todo está hecho por las manos del Señor y de Moisés. La opresión de los hebreos se traduce de la siguiente manera: «La mano del faraón fue dura c o n los hebreos». La partida de Egipto se c u e n t a c o n estas palabras: «El Señor sacó a los hijos de Israel dela casa dela servidumbre c o n una mano fuerte y un brazo tendido». Cuando Moisés extendió la mano, las aguas del Mar Rojo se dividie‑ r o n y formaron una muralla. Cuando Yavé, enfureci‑ do, levanta la mano, miles perecen en el desierto. En la historia de Israel, de la misma manera que en la his‑ toria de la raza humana, cada a c t o , cada mandato, está sancionado por la mano. ¿Acaso no la usamos en los grandes m o m e n t o s en que juramos, bendecimos, mal‑ decimos, golpeamos, convenimos, n o s casamos, cons‑ truimos, destruimos? El caracter sagrado de la ley establece que el sacrificio será válido siempre y c u a n ‑ mano.

conoce la mano de su amada?

labras enRomeo yjulíeta, enel que el diálogo, con un hábil vaivén de avance y retroceso, teje un delicioso s o n e t o sobre l a mano. ¿ Y quién meior quc u n a m a n t e

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el el Señor porque Él É1 los ha hecho hecho (luando ccon o n sus propias m a n o s . Cuando el Salmista ccontemontem‑ manos. pla el cielo y la l:r tierra, exclama: «¿Qué es el hombre, hombre, "¿Qué es oh Yavé, para que te acuerdes siempre de él? é1? Pues Pucs tú lo has creado para ejercer tu tr"l dominio dominic¡ sobre la obra de de ttus u s manos». o n palabras va manos». La L:r plegaria dicha ccor-r plegari¿r dicha '!'¿1 siempre siempre acompañada de un gesto suplicante de la mano, y acompañada dc un gesto suplicantc la unas m a n o s limpias se o n un corazón manos se asocian ccon corazón puro. puro. Cristo Cristo consoló, cor.rsoló, bendijo, c hizo muchos mila‑ milabendijo, sanó e gros ccon o n sus manos. manos. Tocó los ojos del ciego yy éstos se se abrieron. Cuando Jairo fue a buscarlo abrumado de fue de Jairo ;rcudió m¿1nos dolor, acudió y posó sus m a n o s sobre la hija del dolor, Jesús Jesús jefe de la sinagoga y entonces ella despertó del sueño sueño reeresó al airmor de la m u e r t e y regresó m o r de su muerte su padre. padre. Recordad Recordad también cómo sanó jesús a la mujer encorvada. rrrujer cómo encc¡rvada. Le Lc Jesús dijo: «Mujer, quedas libre detu deformidad», y apoyó quedas libre tu deformid ad,,, de "Mujer, sus manos sobre inmediatasobrc ella; la mujer muier se se enderezó enclcrezó inmediata‑ m e n t e y alabó la gloria de nlente de Dios. Dios. Miremos a a donde miremos miremos a a lo largo dela de la historia, historia, tarde e m p r a n o eencontramos n c o n t r a m o s lla a m a n o trabajando, tarde oo ttcmprano mano trabajando, edificando, inventando, ayudando a la civilización a a vencer la barbarie. mano vencer a n o simboliza ttanto a n t o la fuerza barbaric. La m ccomo o m o la excelencia del trabajo. La m a n o del mecáni‑ trabalo.La mano mecánico, ano ese ministro de las fuerzas elementales, la m co, ese mano que labra, tala, ccorta o r t a y fabrica, es a n útil al mundo es ttan mundo ccomo o m o la m a n o delicada n a flor o moldea mano dclicada que quc pinta uuna moldea u na u r n a griega, o ccomo o m o la a n o del estadista que Lrna urn:1 la m mano estadista del quc escribe uuna n a ley. ano: lcy. Los ojos no pueden a la m mano: pueden decirle a necesito". ¡Bendita «No r e s veces veces ¡Bendita sea la mano! ¡Y ¡Y ttres "No te necesito». benditas las manos que trabajanl quc trabajan! sson o n sagrados p¿1ra para

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E L P O D E R D E L TA C T O

Hace unos meses, en un periódico que anunciaba la publicación de la revista para ciegos Matilda Zie‑ gler Magazine for t/oe Blind, podía leerse lo siguiente: «Preseindiremos de muchos poemas y c u e n t o s en los que sealude al sentido de la vista. Tampoco publi‑ caremos alusiones a los claros de luna, los arco iris, la luz de las estrellas, las nubes o los bellos paisajes, por‑ que sólo sirven para a c e n t u a r la percepción que tiene el ciego de su aflicción». Es c o m o decir que yo no debería hablar de hermo‑ sas mansiones ni de jardines magnificos porque soy pobre. No debería leer sobre París o las Indias Oe‑ cidentales porque no puedo v e r sus territorios en la realidad. No debería soñar c o n el cielo porque puede ser que no vaya n u n c a . Sin embargo, mi espíritu aven‑ t u r e r o me impulsa a emplear palabras que se refieren a la vista y al sonido, y cuyo significado sólo puedo conjeturar recurriendo a la analogía y a mi imagina‑

-llqnd oooduru¡ 'elsr^ EI ap oprluos IE cpnle cs anb so1 ua sotucnJ I srruaod sor.{Jnu ap sorueJrpurJSáJd» :aluarn8rs ol asreel trpod 'pullg aql rct autza8a¡4 np -atz pplttlr74 so8erc e.¡rd etsr.r.ar €l ap uoroecr¡gnd e1 Eqprounur anb oorpguad un ua (sasáLu soun aJEH

auarl anb uorcda¡;ad EI Jrntualt e¡ed uc,t.¡rs o19s anb -rod'safESrEd so1loq sol o segnu se1 'sr11a,rtsa sEI ap znl oorr sol 'eun1 ap SoJEIJ so] B sauorsnlt soruoJEf,



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-Eur8turr rtu E I erSolEUE €l E opuerlJnloJ JeJntcluo:) opand olos opeJrJru8rs olnc f 'opruos 1e d rrsr.t r¡ e ucrJrJar as anb srrqepd ,rraldua e rslndur eur oJaJnl -ua,rt nlr¡rdsa ru'o8;eqlrla urs 'Etrunu efe,L ou cnb ¡as apond cnb¡od olar3 le uoJ rtuos Erragep oN 'peprltar t] ue sorJotrJJal sns .ra,r. opand ou anb¡od saleluaprl -rO strpul sel o srred rrgos rael Elreqep o¡ 'a,rqod los enb¡od sorr¡¡u8rru saurp.rel ap ru seuorsueur sts -ourreq ap relqeq erráqap ou of anb -rrcap oruoo sE

§

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'ción. Este juego peligroso peligroso esla es la mitad del placer, la placer, de de la diversión, de mi vida cotidiana. Soy feliz cuando leo leo acerca accrca de maravillas que únicamente únicamcnte los ojos pueden pueden contemplar. contemplar. Las alusiones alusioncs a a los claros de de luna o a las nubes nubes no no acentúan acentúan la la percepción de mi aflicción: de mi aflicción: transportan transportan mi mi alma ahna mas más allá del limitado limitado presente presente de de mi aflicción. aflicción. A los críticos les eencanta n c a n t a decirnos dccirnos lo 1o que no pode‑ podem o s hacer. mos hacer. Dan Dan por sentado scntado que la ceguera ccguera y la sorde‑ sordera nnos o s apartan completamente de o n las que dc las cosas ccon que disfrutan los que vven e n y los que oyen, y p o r eso asegu‑ por asegurran a n que o s o t r o s no e n e m o s moralmente que nnosotros no ttenemos moralmente ningún ningún derecho a hablar sobre la belleza, el firmamento, las las montañas, a n t o de las aves montañas, el ccanto aves o los colores. colores. Declaran Declaran que las sensaciones u e s t r o sen‑ scnsaciones que nos proporciona nnuestro sentido del ttacto acto s o n «por delegación», uestros son si nnuestros ¡como si "por dclegación,, ¡como amigos sintieran el sol p o r nosotros! Niegan ¿{priori lo sol por nosotros! Niegan a priorilo que ellos no han han visto y yo he he sentido. Algunos escép‑ sentido. Algunos escépticos atrevidos han ido ttan a n lejos que hasta han negado negado mi mi existencia. existencia. Así Así las las cosas, cosas, para para saber saber que que existo, existo, rrecurro e c u r r o al método de Descartes: «Pienso, luego exis‑ dc exis"Pienso, t¡s". o » . Quedo, pues, metafísicamente establecida y que Quedo, carguen o n la tarea cargucn los los escépticos ccon tarea de demostrar mi inexistencia. e n e m o s en u e n t a que es inexistencia. Si ttenemos en ccuenta es muy poco lo que se ha llegado a descubrir sobre la mente, quc sc mente) ¿no es ¿no es sorprendente que quc cualquiera se se permita determinar determinar lo 1o que uuno n o puede saber o no? Admito que quc en en el universo universo visible hay innumerables innumcrables maravillas que yo no puedo puedo siquiera m a n e r a semejante, ¡oh crítico siquiera imaginar. De De manera semejantc, ¡oh que ttan a n seguro seguro estás de ti ti mismol, mismo!, hay un sinfín de de sensaciones o n las que tú sensaciol-lcs que yo percibo percibo y ccon rú ni sueñas. sueñas.

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as (sEsol sEI uElduletuol opuEn) 'opE^rllnf, Etsa ou ollEl [Jp oprlues ns enbJod ueJou8r saluEfetues sopEu -nuolu seur soJlsanu ánb 'salgrpe-rBr sezetJe) strlonru so8arc sol E EuorJ¡odo.rd ototl IE 'otu8 i a¡qrpnps sa 'epr,t ap ouell glse sopep snu uol oa.t of anb op -untu Ie anb as olog 'solo sol uoJ o oueru EI uof,;olau sourel rs rrJep r;rd uprcrpur s€uJ euos;ed e1 fos o¡ 'rs JJIuJ uez-rcn1o-r os I urpnfr cs soprtues so1 'alqetnuur fa1 Eun E eurJoJuoJ 'rsy 'sesoc sEI ap €sr3eJdur rue¡er-u rl ua JeJleuad atrru --rad sc1 enb E^Jnu pEllnJ€J Eun rsEJ Jas B áuer^ olEJIo IeP oPlrues IE 's?uosJed sr-rlo anb uotsrca¡d ¡oder-u ,{ prprlr:t¡ seru uoJ ualo opnuaur B so8aro so1 'uozrl Elsc rod 'soPrluas s9LUeP sol Je3rlrsuelur a JáJálEuoJ t apaco;d 'e¡rlce¡d EI aturrpetu 'rza1r-rnte¡ u1 ',rofaru ;rn8urtsrp ap ztdet sa ,{ opn8r sELU zeA EpeJ eAIanA ás otrel Iá 'EIp Iep ze+ EIep ezclpq EI rrl uepend ou f sop -EgEp uetsa solo sol rS 'onpr^rpur €pEO op saptprsaJeu sel t etsn(u as ezeltrnleN E-I 'zn'I EI ep pepnn EI rp sel -.rand se1 E eJtuanlua as ¡nb elcuar¡adxa EI ep eJoJlrlurl ugr8ar ESe E sJuorsJn3xá serl3nru o8eq 'otsn8 1a ,( oi -Ello Iá'otcet 1c'sc1cr¡ srrn8 sa¡t srtu uo) 'uauar^rp eur f uuseuorue aLU 'utruJolur eru'uae;lsrp au¡ anb sauorJ -psuas ep ptprurJur Eun e 'tuelelrdsoq sytu oqf,nur El -áueur EUn ap 'et¡and rur ueJqt ltu ep oJtuap urJ-rerf,ue eru 'ualrp un8as 'anb prpr,rn:so el I orcuairs IA 'Elp opuntu un petunlo^ e opue;nu solo

La necesidad otorga a los ojos la facultad inestima‑ ble de ver, y de igual modo otorga a todo el cuerpo la preciada facultad de sentir. A veces parece c o m o si la sustancia misma de mi cuerpo fueran muchísimos ojos mirando avoluntad un mundo recién creado cada día. El silencio y la oscuridad que, según dicen, me encierran dentro de mí abren mi puerta, de u n a mane‑ ra mucho más hospitalaria, a una infinidad de sensa‑ ciones que medistraen, me informan, me a m o n e s t a n y medivierten. Con mis t r e s guías fieles, cl tacto, el olfa‑ to y el gusto, hago muchas excursiones a esa región limítrofe de la experiencia que see n c u e n t r a a las puer‑ tas dela ciudad dela Luz. La Naturaleza seajusta a las necesidades de cada individuo. Si los ojos están daña‑ dos y no pueden v e r la belleza de la faz del día, el t a c t o sevuelve cada vez más agudo y escapaz dedistinguir mejor. La Naturaleza, mediante la practica, procede a fortalecer e intensificar los demás sentidos. Por esta razón, los ciegos a menudo oyen c o n mas facilidad y mayor precisión que o t r a s personas. El sentido del olfato viene a ser casi u n a facultad nueva que les per‑ mite penetrar en Ia maraña imprecisa de las cosas. Así, conforme a u n a ley inmutable, los sentidos seayudan y serefuerzan e n t r e sí. No soy la persona más indicada para decir si vemos mejor c o n la m a n o o c o n los ojos. Sólo séque el m u n ‑ do que yo veo c o n mis dedos está lleno de vida, es saludable y grato. El t a c t o proporciona a los ciegos muchas certezas agradables, que n u e s t r o s más afortu‑ nados semejantes ignoran porque su sentido del t a c t o no está cultivado. Cuando contemplan las cosas, se EpEJ opeeJf, uarre-r

sourrsrr.lJnur ueJenJ od¡an: Iur ep ELUSTu ErJutlsns el rs oLUo3 a¡a¡ed seJal V 'Jnuas Jp petlnleJ rperca.rd e1 od;anc Ia opot r e.3-¡oro oporu ¡en8r ap I '-ra,r. ap elq pttlnleJ r¡ sofo so1 r r8;oto peprsaJeu E'I -Er.unseur

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m e t e n las manos en mctcn en los

bolsillos. cabc duda de de que bolsillos. No cabe ésta es n a de es u una dc las razones por las que su su conocimiento conocimiento esa a n vago, impreciso impreciso e inútil. Es Es probable, es a menudo ttan e inútil. probable, también, que nnuestro u e s t r o conocimiento de los fenómenos fenómenos que están fuera del alcance de la m a n o sea igualmente mano igualmente fucra dcl alcancc de imperfecto. Pero, en todo caso, los contemplamos a a través de uuna n a neblina dorada de fantasía. fantasía. Sin embargo, no hay nada brumoso o incierto en en lo respecta a lo que podemos t o c a r. Gracias al lo que respecta lo que a que podemos tocar. sentido del acto c o n o z c o las caras de mis amigos, dcl ttacto conozco amigos, la infinita variedad de líneas líneas rrectas e c t a s y curvas, todas las superficies, on‑ supcrficies, la exuberancia del suelo, la delicada cconflores, nobles formación de cada u n a de las flores, las nobles formas de una de de los árboles y la gama gama de los poderosos vientos. Además de objetos, Ademas objetos, superficies y cambios atmosféri‑ atmosféricos, percibo innumerables vibraciones. vibracioncs. Los golpes y me han han ense‑ las sacudidas que siento ppor o r toda la casa me ensemucho sobre las cuestiones del día ñado mucho día a día. día. Descubro f)escubro que las pisadas pisadas varían de manera tactil táctil según la edad, el sexo y el comportamiento comportamicnto del dcl cami‑ camin a n t e . Es un niño nante. Es imposible confundir los pasitos de de ccon o n las pisadas de u n a persona adulta. El paso de una dc un hombre hombre joven, fuerte y libre, librc, esdiferente es diferente de Ia forma forma de la de n a persona de dc pisar, pisar, pesada, pcsada, sosegada, de uuna dc media‑ mcdiana n a edad, o e u n anciano que a r r a s t r a los o del dcl andar dde un que arrastra pies o n su paso pics o golpea el suelo ccon paso lento y vacilante. vacilante. Sobre el pavimento, n a muchacha camina ccon o n un pavirnento, uuna ritmo rápido y elástico, m u y diferente del paso muy más paso más grave característico de la mujer madura. Me he reido reído al sentir el crujido de n o s zapatos nuevos o el ttacoaco‑ dc uunos neo robusta criada brincando n e o de n a robusta de uuna brincando en en la cocina. cocina. Un IJn

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sol uof, Icf,lo3 osorJq un ep srprsrd sEI uortspro3eJ aur sosed sng 'aluáur ns ue Erlsrxe olos anb er¡uruosrp ru -n8p ap seduoc IE €setu ua ESJur áp Eql'rcrsnru e1 ap osEJ IaJELI urs 'o¡1o Ia stJluarru 'prpe,r.a1 I er¡¿¡8 uo¡ 'epurg EI ep ourlrJ IE Eqturruef, soJeJEurEJ sol ap oun 'olans lap se^Brt E saltJrsnu sepuo sEI Erlues ol I op -uBtrol EqElse Etrrsnlu eP EPUEq Euf]I 'orusrtu IJ EJa ou Jepur cp oporu ns o;ad'o¡to e¡¿d opEI un ep uegr soJ -aJEruE3 sop anb rJqnJSaC 'sard srru uof, opuer,lf,nJsa 'rlarnb ,(nu 'epetuas rf,euuuJJed 'uortrua¡e rru ofe¡lr Ilttryt ErJueuosrp Eun 'laroq un ep Joperuo: 1a ua 'rtp

día, en el comedor de un hotel, una disonancia táctil atrajo mi atención. Permanecí sentada, muy quieta, escuchando c o n mis pies. Descubrí que dos camare‑ ros iban d e u n lado para o t r o , pero s u modo d c andar no era el mismo. Una banda de música estaba t o c a n ‑ do y yo sentía las ondas musicales a través del suelo. Uno de los camareros caminaba al ritmo de la banda, c o n gracia y levedad, mientras el o t r o , sin hacer caso de la música, iba de mesa en mesa al compás de algu‑ na disonancia que sólo existía en su m e n t e . Sus pasos merecordaron las pisadas de un brioso corccl c o n los arreos de un caballo de tiro. A menudo las pisadas revelan en cierto modo el carácter y el estado de ánimo del caminante. Puedo sentir en ellas firmeza o indecisión, prisa o pausa, actividad o pereza, fatiga, indiferencia, timidez, rabia o tristeza. Soy muy consciente de e s t o s estados de ánimo y rasgos de carácter cuando se t r a t a de perso‑ nas allegadas a mí. Ciertos golpes y sacudidas interrumpen c o n fre‑ cuencia las pisadas; sé, entonces, cuando alguien se arrodilla, patea, sacude algo, sesienta o selevanta. Así e s c o m o m e puedo dar c u e n t a , hasta cierto p u n t o , d e lo que están haciendo las personas que me rodean y de sus cambios de postura. Ahora mismo, el pasito suave de u n o s pies desnudos y acolchados, y un brin‑ co, me dicen que mi perro acaba de saltar a la silla para mirar p o r l a v e n t a n a . Pero n o dejo d e atender a los ruidos que hace, dado que a veces siento ese mismo movimiento y en lugar de encontrarlo en la silla l o e n c u e n t r o e n e l sofá. .OJII EP OIIEqE] UN EP

SOEJJE

urge; 'zaplurt 'urcua.ra¡rpur 'eBrtr¡ 'ez¿¡ed o pEprlrlJr 'rsnrd o esr¡d 'uorsr:apur o EZJr.uJrJ sEIIe ue Jrtuás opend 'alutururer Iep oLurut ap opetsá ¡a ,l n::e;r-c Ie oporu otJarJ ue u€la^al sepesrd sEI opnueru V

ap 'otund ouár: Etstrl 'Etuenc .rep opsnd eur oLUoJ sJ rsv 'rtue^el as o úluers as 'o8p apnf,Es 'raled'e1¡rpor,rr as uarnSle oputnJ 'seJuolua 'as lseprsrd sel €rJuentr -aJJ uoJ uedrun.¡-ratur seprpnJes ,{ sadlo8 sotrarD 'ru t stpe8allt stu -os¡ad ap EtEJt e s oputn3 Jet)EJv) ap so8sr: ,( orurur ap soperse sotse ep atuarlsuoJ fnru do5 'EzalsrJl o

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'9jos Ie ua orluan3ua ol EIIIS EI ua olJErtuof,uJ eP JESnl ue d olusrrur^our oursrur ese otuers sef,e^ B anb opep 'aoeq anb soprnJ sol E Jepuale ap ofap ou oled 'puetue^ 11 -rod -re.¡rru u¡ud EIIrs El E rttlts ep €qEJE o;¡ad ru anb ualrp atu 'oo -urrg un I 'soprgcloce I sopnusap sard soun ap eltns olrsed 1a 'orusrru Eror1v 'elnlsod ap sorgtueJ sns ap ueapor au anb suuos;ad sEI opuárJer{ uetse anb o1

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39

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Cuando cn la casa o en en el gra‑ graCuando el carpintero trabaja enla nero, ncro, no muy lejos de de aquí, por la vibración dentada, dentada, oblicua, or aserrando, o p por oblicua, de arriba abajo, sé sé que está aserrando,

la la conmoción después de cle conmoción estrepitosa estrepitosa de un un golpe golpe después o t r o , que está martillando. n c u e n t r o lo bastan‑ martillanclo. Si me eencuentro bastanotro, Si me te cerca, e c o r r e de un eextremo xtremo ccrca, cierta Vibración, vibración, que quc rrecorre informa que el al ootro t r o la superficie madera, me me informa el superficie de la madera, carpintero está usando n a garlopa. usando uuna g.rrlopa. Un levc revuelo sobre la alfombra lJn leve alfombr¿r me indica que u n a brisa ha hecho volar los papeles de dc la mesa. Una lJna una :unlápíz rodadura e n u e esla lápiz seha rodadura ttenue se ha caído es la señal de de que quc un se cae produce yv rueda ppor o r el cl suelo. Cuando Cuando un libro se produce un ruido sordo v grave. Un b¿rlaustrada sc-,rclc-¡ y Un golpe golpe en la balaustrada mader¿r anuncia lista. Muchas Muchas de cle de de madera anuncia que la comida cornida esta est¿í lista. librc. En el cés‑ vibrrrciones desaparecen dcsaparecen al aire libre. césestas estas vibraciones ess ssii ped oo een n lla a ccarretera a r r e t e r a llo o único que puedo sentir e fuertc, y alguien ccorre o r r e o pisa fuerte, ue‑ estrucndo de las rruev el estruendo das. das. l¿rbios y la gar‑ m,rno garCuando a n o sobre Cuanclo pongo la m sol¡re los labios much¿rs vibraciones ganta n a persona, advierto ganta de uuna advierto muchas interpreto: las risitas de un niño, el específicas y las interpreto: una hombre cuanclo expresa expresa su sorpresa, u «¡uy!» de un hombre cuando na "¡uy!" denot¿r molestia molestia _V un exclamación exciam¿rción que que denota v perplejidad, un gemido de dolor, un un grito, carraspeo, griro, un susurro, un carraspeo, jadeo Las o alguien que se atraganta. atraganta. Las un o un sollozo, un un me los animales, aaun sin palabras, me expresiones u n sin expresiones de de los su resultan m u y elocuentes: o n r o n e o del nruy elocuentcs: el el rronroneo del gato, gato, su gruñón, nervioso el maullido, maulliclo, su bufido gruñón, nerviosc'r o enfadado; el «guau-grrau" nos recibe «guau-guau» del perro cuando nnos o s avisa o n o s recibe ronquiccon o n alegría, su gañido de desesperación y su ronqui‑ vaca; el parloteo del del do satisfecho; satisfccho; el mugido de la vaca;

4o 40

sEI JJqos ElElElEtr Eun oruof, 'eluarutsonlsalrru -lrHn¡ oprluas eq sol I osanq I au¡rc ap scuoal sorrt^ E op -EJot cH 'r1nrl ns ap seloJJtq sol ua oueuJ rru ;elodr 'o:apJoo un ouroo IE rEIqEr-[ opro eq o1 'eruersqo oN olrsuclour utl sa epuop 'oasnlu un ua aluaurelos a;8rt 'oueru rur uá opelqrrl ueq 'e;8rr 1a or IE optJol eI{ -da¡xa 'salerurur sol sopot f 'soc-lrc I salr,L¡rs selrtu -rur ep sanb¡rd 'soor8olooz saurp;rf Jttrsr^ ep opruel ag anb seuorsero sEI sepol oprqca,to;dr eq foq ap Elp 'oueur erdo.rd nu uo3 sopruos Ia EtsELl zauru rur epseg solse sopol oprluas aq anb 'ofrsua atsa uorf,uJte uoo utraal anb soondersa sol f so¡rtr¡r sol ep peprlrnbue-ri urd ';rprur egap gzrn§ 'a.r8rr 1ap oprgn-r8 elqrrral Ia uoal 1ap opr8n-r 1a iolleqro un ap oprldosa; 1a louoru

mono; el resoplido de un caballo; el rugido del león y el terrible gruñido del tigre. Quizá deba añadir, para tranquilidad de los críticos y los escépticos que leeran c o n atención este ensayo, que he sentido todos estos sonidos c o n mi propia mano. Desde mi niñez hasta el día de hoy he aprovechado todas las ocasiones que he tenido de visitar jardines zoológicos, parques de ani‑ males salvajes y circos, y todos los animales, excep‑ to el tigre, han hablado en mi mano. He tocado al tigre solamente enun museo, donde est a n inofensivo c o m o un cordero. No obstante, lo he oído hablar al apoyar mi m a n o en los barrotes de su jaula. He t o c a ‑ do a varios leones de carne y hueso y los he sentido rugir majestuosamente, c o m o una c a t a r a t a sobre las

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rocas. 1a

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Reconozco el plop del líquido en el interior de una jarra. De manera que, si derramo la leche, no tengo la Eun ap rorratur e1

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o8uar ou 'aqcal EI orusJJep

rs 'anb EJeuErr ag 'u.rref orzouorr¡

de mi ignorancia. También estoy habituada a la extracción de un corcho, al chisporroteo de la lla‑ ma, al tictac del reloj, al giro metalico del molino, al trabajoso subir y bajar de u n a bomba de agua, a los gruesos borbotones del agua de la manguera, al enga‑ ñoso golpeteo de la brisa c o n t r a la puerta o la v e n t a ‑ na, y a muchas o t r a s vibraciones en un número incal‑

1e 'ourlou lap of,rletrr-u o;r8 ¡e 'fo1ar 1ap crtcrt Ir 'eu -EII El ap oato.r.rodsrqJ IE 'oqc;oc un ep uor3Jerlxa el e Eptrurqtq lolsa uargutJ 'tsrJuErou8r ru ap Esnf,xa

excusa

'e IqElnl -lrrur o-reLunu un ua sauorf,EJgr^ srJlo serlonru r I 'ru -Elua^ e1 o ttrand BI Erluol Esrrq EI ap oatadlo8 osou -r8ua 1r 'e.¡an8urtu e1 ap en8r Iep seuoloqrog sosan,r8 'en8r ep Eqruoq Eun áp .reftq f -rrqns osofegrrr

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culable. Hay vibraciones táctiles que no pertenecen a la sensibilidad de la piel. Penetran en la piel, los nervios, los huesos, c o m o sucede c o n el dolor, el calor y el frío. El batir de un tambor me golpea violentamente del tórax a los omóplatos. El ruido de un t r e n , un puente o u n a trituradora continúa aferrándome c o n

uo3 auroPueJlelr Enurluo3 EJoPrJnlrJl Eun o eluand un (uaJJ un ap oprnJ IE 'sotBldoulo sol E xEJot Iep elueurluelor^ EedloS er.u roqr.uEt un eP rrlEq Ia 'oll] Ia I roltJ Ie lolop Iá uof, apeJns oruoJ 'sosanq so1 'sorlrru so1 'lard EI ua urrlaua¿ '1ard EI ap ptprlrgrsuas ul p ue3auel¡ad ou anb sa¡u:rt seuorJeJqr,r, ,{r¡1

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mar" mucho tiempo su garra de «lobo a r » aún mucho tiempo después "lobo de m movimiento se de haberse haberse desvanecido. Si vibración y movimiento se desvanecido. Si tiempo, tengo la sen‑ senconjugan en a c t o durante un tiempo, en mi ttacto la tierra mientras yo sación tierra se escapa escapa mientras yo sigo sación de que quc la inmóvil. Cuando r e n , la plataforma me apeo del ttren, plataforma gira Cuando me mantener a mi a n t e n e r el para m el mi alrededor alrededor y y tengo tengo dificultad para equilibrio al al caminar. caminar. Pero Cada átomo de es un vibroscopio. Pero de mi cuerpo esun mis sensaciones no o n infalibles. Extiendo ano no sson Extiendo la la m mano lanudo, yy mis dedos ssee e n c u e n t r a n ccon o n algo lanudo, que brin‑ encuentran brinactúa ccomo ca, sse e rretrae etrae c o m o ssii fuera aa saltar yy actúa o m o uun n como animal. Me detengo detcngo un instante por precaución. precaución. Lo más firmeza, firmeza, y descubro descubro ttoco o c o de o n mas de nuevo, esta vez ccon viento. Tanto dc piel agitado por el que esun es un abrigo de mono para vvosotros osotros c o m o para mí, lla a tierra n o parece m o‑ como verse verse y el sol, en cambio, sí, ya que los rayos de la me acarician se v van tarde me o s t r o mientras se a n retirando acarician el rrostro me más, se torna cada vez mas, hasta que el aire se t o r n a frío. Esto me cada la ccosta cómo es posible que que la permite osta permite comprender cómo barco parezca vez más pequeña cadavez pequeña a medida que el barco parezca cada menor incredulise e n o r increduli‑ de ella. Por eso eso no siento la m se aleja de dad cuando afirmáis que las líneas paralelas cconveronver‑ Hace gen a tierra sse e e ncuentra c o n eell cielo. Hace que lla encuentra con gen yy que revelaron mucho tiempo que mis pocos sentidos me revelaron impcrfccciones y sus engaños. engaños. sus imperfecciones nuson No sólo los sentidos s o n engañosos, sino que n u‑ No indican que las merosos u e s t r o idioma indican merosos modismos de nnuestro difipersonas n c u e n t r a n difi‑ que tienen cinco sentidos eencuentran personas que entendicultades para distinguir distinguir sus funciones. Tengo entendi‑ vemos que oímos espacios. tonos y saboreamos do que oímos espacios, vemos t o n o s y saboreamos do Me han dicho voces tienen color. El música. Me dicho que las voces 42 42

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yo tenía por u n a cuestión de percepciones agradables, resulta ser una cuestión de gusto. A juz‑ gar por el uso extendido de la palabra, el gusto pare‑ ce ser el más importante de todos los sentidos. Rige las grandes y pequeñas convenciones de la vida. No cabe duda de que el lenguaje de los sentidos está lleno de contradicciones, y mis semejantes, cuyas casas tic‑ nen cinco puertas de acceso, se sienten menos cómo‑ dos dentro de sí mismos que yo. ¿Me disculparéis, entonces, si este relato de mis sensaciones carece de precisión? ¿uorsrlaJd

Jp Jlerrf, sauorf,Esuás srru ep otEIaJ alse rs 'sáluolua 'srarrdln:srp ay{? 'of anb sorusrur rs ap ortuJp sop (oselle ap srr.rand of,urf, ueu -oLUoJ souJul urluers es -Jrl sESEf, seln¡ 'saluefarucs sru I 'sauor3JrpeJtuof, cp ouell Elsa soprturs sol ep afrn8ual 1a anb rp Epnp aqtl 'Epr^ EI ep sauorluJluoo seuanbad f sapur-r8 se1 'soprrurs

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a8r¿ sol sopot ap arueuodur sgr.u Ie res aJ -c¡rd otsnE 1a 'r;gr1ed EI ep oprpuelxe osn 1a -rod rr8 -znl V 'olsn8 ap uortsenJ EUn rás Etlnscr 'sa1grpr.r8r sauorcdec¡ad ap uortsanJ Eun -rod rrual od anb 'otJpl tacto, que

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L A S V I B R A C I O N E S MÁS SUTILES

referido antes a los numerosos golpes y sacudidas que a diario colaboran c o n mis facultades. Las vibraciones más sublimes y grandiosas, aquellas que despiertan mis emociones, son muchas y muy variadas. Escucho c o n t e m o r el estruendo de un t r u e ‑ no y la sorda avalancha de las olas del m a r al romper c o n t r a la playa. Y a m o el órgano, ese instrumento de múltiples sonoridades, que capta todos los diapasones del océano y los libera c o m o t o r r e n t e s d e olas eneres‑ padas. Si pudiéramos v e r la música, yo podría señalar adónde v a n las n o t a s del órgano, a medida que suben y bajan, suben más y más, se mecen y oscilan, o r a fuertes y profundas, o r a altas y tormentosas, luego suaves y solemnes, c o n vibraciones más leves que se intercalan y s e e n t r e c r u z a n . Yo diría que l a música del 'sapetlnleJ srLU uotr utroqtlol orJerp r anb sEprpnJES e selu€ oprráJer aq cW

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aluauElJaJJsd EJer^nlse rs oLUof, oJlsaEur IeP oesaP OAJI srtu Ir aPuodseJ urlor^ IE 'soluetunjlsur soJto u3 uerqruEl sourErluolua ol alqr8u?l lasBld ersg 'rrtuas 3p olf,E Ie srsEtxs IE E^ele ouESJo

órgano eleva al éxtasis el a c t o de sentir. Este placer tangible l o e n c o n t r a m o s también e n o t r o s instrumentos. El violín responde al más leve deseo del m a e s t r o c o m o si estuviera perfectamente

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-vivo. n t r e sus o t a s es más vivo. La distinción eentre sus nnotas más delicada que eentre n t r e las n o t a s del notas dcl piano. piano. Gozo Goz.o mucho más de la música del piano cuando cuando tengo ontacto c o n el instrumento. tengo ccontacto instrumento. Si mantengo la con la m a n o apoyada sobre la caja del piano, detecto los mi‑ mano apoyada sobrc caja dcl piano, minúsculos trémolos, trémolos, los cambios de de melodía y el silen‑ silencio que sigue. Esto me me permite comprender cornprcnder cómo el el oído puede escuchar desvanecerse dcsvaneccrsc el sonido: ...¡Cuán e n u e y nítido, ...¡Cuán ttenue nítido, y cada vez vcz más ttcnuc e n u e y nítido nítido y lejano! 1. lejano! y. rremotos "Oh, dulces e m o t o s se desde los acantilados dulccs V se oven acantilados l¡Oh, , débilmente débilmente los cuernos de de Elfland! Elfland!

Soy Soy capaz capaz de de seguir seguir el el espíritu espíritu yy la la atmósfera atmósfera dominante de de la música. Capto la danza danza alegre sobre el teclado, el onmuevo cl himno lento, la fantasía. Me cconmuevo ccon o n el o t a s atravesadas las nnotas el fogoso movimiento de de las atravesadas por ttonos o n o s atronadorcs en La La Valquiria, Valquiria, cuando cuando Odín enciende enciende el temible círculo de fuego que que custodia custodia a a Brunilda maravilloso esel instrumen‑ Brunilda dormida. ¡Qué maravilloso instrumenes el ¡Qué to sobre anta c o n sus manos! sobrc el cl cual un gran músico ccanta con manos! he conseguido distinguir uuna Nunca he n a composición de de o t r a . Creo que es otra. es posible, posible, pero la concentración concentración y la tensión a la que habría de ssometer o m e t e r mi atención serían serían ttan a n grandes dudo que grandcs que que dudo que el el placer placer obtenido obtcnido se se correspondiese ccon o n mi esfuerzo. esfucrzo. Tampoco o n facilidad n a melo‑ Tarnpoco puedo distinguir distinguir ccon facilidad uuna melodía cantada. Pero, apoyando la m a n o sobre la gargan‑ mano garganta ola n a persona, am‑ mejilla de uuna o la mejilla persona, puedo apreciar apreciar los ccambios de su o z . Sécuando v o z es su vvoz. lavoz Sé cuando la es baja o alta, alta, clara o o

46 46

-ract¡d ap uelquerl 'opuarcrp e]sa EUos-rJd e1 anb o1 ap r.rqr¡rd Eun ru epuenua ou anbunr 'sopap srru anb setueurJseJ uel uos zo^ pun ep sorquef, so1 anb sEI ua saca,t lr¡1 'rnburl un ap IESEu otueJe Iep Eturlsrp sc 'strqtltd sEI EJEJtsllrJE rs ouroo 'oueJns un Jp Jrlqeq áp EruroJ 11 'ua,r.ol Euosrád tsun rp EI ap ararJrp Eu -Errue EuosJed Eun ep zo^ el otort IE acnpo.rd au anb anual e1 'a,r8a1e o átsr-rt 'rpr8rde

apagada, triste o alegre. La t e n u e y trémula sensación que meproduce al t a c t o la v o z de una persona ancia‑ na difiere de la de u n a persona joven. La forma de hablar d e u n sureño, c o m o s i a r r a s t r a r a las palabras, esdistinta del a c e n t o nasal de un yanqui. Hay veces en las que los cambios de una v o z s o n t a n fascinantes que mis dedos, aunque no entienda ni u n a palabra de lo que la persona está diciendo, tiemblan de placer uorf,Esuas elnruaJt

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exquisito.

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soy extremadamente sensible a la

(oluárrueurqJal Ie Ie ouroJ 'sopru sotJaro ep EZeJnp elgrsuas aluetuepeluallxe dos 'at.¡ed EJto Jod

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o t r a parte,

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dureza de ciertos ruidos, c o m o el rechinamiento, el raspado, y el chirrido afónico de las cerraduras herrumbrosas. Los silbatos de niebla s o n mis pesadi‑ llas vibratorias. Me he detenido cerca de la obra de un puente en construcción y he sentido el estruendo tác‑ til, la barahúnda de las pesadas masas de piedra, el rodar de la tierra suelta, el ruido sordo de los motores, las descargas de los camiones de escombros, los triples golpes de los martillos perforadores. También puedo oler los braseros, el alquitrán y el c e m e n t o . Así me hago u n a clara idea de las obras de envergadura reali‑ zadas en acero y piedra, y creo que c o n o z c o todos los endiablados ruidos que hombres y máquinas s o n capaces de producir. El golpe seco de los cuerpos pesados al caer, el súbito temblor de los leños cortados al astillarse, el ruido cristalino del hielo machacado al hacerse añicos, el estrépito de un árbol derribado por un huracán, el caos irracional y persistente del ruido que hacen los t r e n e s de carga al cambiar de vías o de maquinas, la explosión de gas, la voladura dc piedras y ese chirrido aterrador de las rocas chocando unas c o n sernpr.rrJl

srl ap oJruolr oprrrrLlt 1a I

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I se;pard cp ErnpEIo^ 11 'sr8 ap uorsoldxa 11 'seurnbru Jp o str^ ep JErgruEJ 1u r8;rc ap seueJt so1 uaceq anb oprnJ Iáp etuatsrsred I puorcu-lr soel Ia (utf,EJnq un rod oprgr-r-rap Ioqre un ap otrda¡lsa 1a 'socrge asrclrr{ IE opslerlltru olarq lcp ourltlsrrl oprnr 1a 'as;e11nse 1e sopttror sogrl sol ep rolqtuát otrqns Ie lerf, p sopesad sod¡anr sol ap ocas adlo8 lE rrlnpord ap sacedrc uos seurnbgtu f sarqruoll anb soprn; soprlqurpue sol sopot oozouo3 anb oa¡c I'r.rpard I o¡a:e ua sEpEZ -rleer ErnptS¡a,tue ep serqo sel ap €apr EJEIo run o8eq áru rsv 'o¡ueural 1a f ue;trnbp 1a 'sorasr,rg sol Jelo opand u?lqtuel 'saroptroJrad so¡¡r;rur sol ap sadlo8 saldr.rr so¡'so-rguoJse ap sauonueJ sol ap srS.rrcsap se1 (saJotour sol ap opJos oprnl [o 'rtlans eJJan EI ep ]Epol ¡a 'e,rpard áp stsstur srpesad sEI áp epunqe-req e1 '1rr -f,Et opuJnJtsa Ia opnuas aq f uorJfnJtsuoo ue aluand un eP urqo el eP E3rátr oprurtep eq ahtr 'sErrolErqr^ sltll -rprsad srLU uos Elqeru ap soteqlrs soT 'srsorgurnrreq uotr stun oPUEf,oLIl selol sEI aP JopElJalE oprJJrLIf,

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o t r a s que precede al derrumbe: otras dcrrumbe:

todos estos ruidos han ruidos han formado mi experiencia cxperiencia táctil y contribuyen contribuyen a a la idea idea que me lo que esun manicomio, u n a batalla, me hago de cle quc es un manicomio, una batalla, u n a tromba e agua, n ttcrremoto e r r e m o t o yv algunas tras tronrba dde una agurt, uLrl-r algunas ootr¿1s enormes acumulaciones acumulaciones de cle sonidos. sonidos. Mediante a c t o me o n el tráfico y las Mediante el ttacto me relaciono relaciono ccon múltiples actividades de la ciudad. No No sólo distingo las emanaciones que provienen provienen de de las diversas tiendas, tiendas, de los automóviles, autornóviles, los l«rs carros, los caballos, cab,rllos, los pues‑ pu€sttos o s de fruta y todas las clases de humo, sino también también el bullicio y la presencia de la muchedumbre, y el chi‑ muchedumbrc, presencia de chirrido indescriptible indescriptible y los pitidos de de los tranvías eléc‑ eléctricos. Olorcs extraños yv rancios, rancios, el aire air.' áspero áspcro y polvoriento polvoriento lleno de de cal c,rl y de de arena arcna que rr,rclie puede soportar quc nadie soport,rr vuelven la calle intransitable, intransitable, gcntc irascible, la gente irascible, hasta que que' todos gritan, gritan, mientras rnientras circulan temblorosos, tcmblorosos, ()i():i r isión de sus ojos cc.rrt o n la l.r visión y el cl olfato olf.rto de de su nariz n¡riz anulados anulados ‐‐o muv disminuidos‐, disminuidos-, -o muy «¡Dios rlío!, ¿cuando ciudad?"'r ¿cuándo acabarán esta ciudad?»:" "¡Dios míol,

La ciudad es es interesante, pero el silencio táctil del ciel campo, resulta siempre muy grato después del bulli‑ bulli,r' Georges

’:‘

Georges Arnold. Arnold. 48

49

6V

eq onb sol]ndEr sol rrJ sEfagB stsl ap oprqrunz lJ (sol

incienso. Las incontables voces suaves de la tierra han en‑ contrado verdaderamente su forma de llegar hasta mí: el murmullo apenas audible de las m a t a s de hierba, el s u s u r r o sedoso de las hojas, el alboroto de los insec‑ t o s , el zumbido de las abejas en los capullos que he -Jcsur

§^o]

(Egrerq

aP otoJOqlu Ia (sEfoq sEI eP osoPas oJJnsns

ap sElEru sEI rp elqrpn¿ sBuadE ollnlllrntu Ir [e :Ilu ElsErl JESell aP EtUJoJ ns álucurBJePtPJe^ oPUluoJ -ue utLI ?J-Iall El eP se^Pns s3f,o^ seJgEluolul se-I 'osuaIf,ur

of,rLuEslrq un aP orPeru u¿ 'ez¿leJnlEu tsl aP ElsenbJo EI eP ElrsrlLu EI aP OLUIJ IE sasau soP eP souaur uá uEntf,J_la es sorqurEs solsa 56pe, A'ulJ Ie erqrl eJroJ .{ eeroS¡o8 'srrtou ep ollnLLr-rnlu un uol selallrJg sop -eleq sns adruo-¡ e;cprrcl 11 ap ofo.r-rp Iq 'zrla¡ E-rntur.r, Eun E rr8-raq1e rpand ou cnb aplrunq uel rr8nl un opunut Ie uJ Jtsrxe oN'JlsJo 1e f .rns [E seprtuerJo seq -olle setst^ sns ur¡ednlo ánb scAE sEI ti olanu ep JIq -rca.¡ r¡ed sEUtsJlua stprlos sl1s Jp opriol ¡a ua uu-ruda:d ás sosontsaftur salogry 'sepnusap srurrJ sel uJJqn:) afe11o¡ ep seuruo) 'EJrárl EI argos 'e¡o se;t r¡o 'sa,rog I oBsnru 'rq,rarq áp oueJro Ia átEgE cs atLraure^Ens 'Ep -ef-ro¡ uerla,r uorlrJJf, EUn r:lelcr olans Iá atuJruelrgls opu?nf, ptspruales ?ursrlu rtsa EuráU 'al:ud pJlo ue os -orf,uelrs orJrJo ns uac¡ala eqJou r¡ ap í Elp Iap sotoel -rnb-¡r sopeartafu sol se;tuertu eruJanp opot lol.rea-rc E rc^lo^ tpand etsa anb ¿-¡td e¡¡crl e¡ t tsa-t8a: opot 'rllqcre- as opot 'orcualts uJ erJ opoJ, 'stsruEJ sEI ep oluarl ¡a anb so.rnpur.u sornr¡ so1 I seloq sul uJBl rse :Eqrerq EI arqos sadlo8 sount¡odo í

cio urbano y de las molestas sacudidas del t r e n . ¡Cuán silenciosas y tranquilas son las demoliciones, las repa‑ raciones y las transformaciones de la naturaleza! No c o n un sonido a martillo, a sierra o a piedra cercena‑ da de o t r a piedra, sino c o n una música de murmullos y oportunos golpes sobre la hierba: así caen las hojas y los frutos maduros que el viento arranca todo el día de las ramas. Todo cae en silencio, todo se marchita, todo regresa a la tierra para que ésta pueda volver a crearlo; todo duerme mientras los ajetreados arqui‑ t e c t o s del día y de la noche ejercen su oficio silencio‑ so en o t r a parte. Reina esta misma serenidad cuando súbitamente el suelo revela una creación recién forja‑ da. Suavemente se abate el océano de hierba, musgo y flores, ola t r a s ola, sobre la tierra. Cortinas de follaje cubren las ramas desnudas. Árboles majestuosos se preparan en el fondo de sus sólidas entrañas para reci‑ bir de nuevo a las aves que ocuparán sus vastas alco‑ bas orientadas al sur y al oeste. No existe en el mundo un lugar t a n humilde que no pueda albergar a una criatura feliz. El arroyo de la pradera rompe sus hela‑ dos grilletes c o n un murmullo de n o t a s , gorgotea y c o r r e libre al fin. Y todos e s t o s cambios seefectúan en menos de dos meses al ritmo de la música de la orquesta de la naturaleza, en medio de un balsámico Brp Ie opor EJuEJJe

sollnruJnru Jp EJrsnu Eun uoo ours 'EJpard EJlo áp Ep -EueJJaf, u.rpard E o EJJors e 'o1¡rlrrru r opruos un uof,

oN ¡Ezelúlnlerr EI eP seuoIJtiuIJOJSLIEJt se1 I sauotce¡ -edar sr¡ 'sauorcrlotuJp sB] uos selrnbur.rl I sesoroualrs ugn3! 'uerl lap srprpnf,rs setsaloru sel ap f outgrn or:

arrancado, bañarcl aleteo alcteo de un pájaro pájaro que quc acaba de bañar‑ arrancado, el corre sey e n u e vibración ondulante del agua que c orre se y la ttenue e n t r e los guijarros. n a vez senti‑ Estas voces amadas, amadas, u una sentientrc guijarros. Estas zumban, aletean alctcan y vibran en en das, susurran, alborotan, alborotan, zumban, indelemi pensamiento siempre, formando parte indele‑ pensarniento para siempre, ble rnis recuerdos más felices. fclices. blc de mis Entre mis experiencias tras cxperiencias y las experiencias expcriencias de ootras mudo que yo personas, no existen espacio mudo existen abismos de espacio infino pueda n a infi‑ Es así porque dispongo de de uuna porquc dispongo pucda salvar. Es instructivos ccon el nidad o n t a c t o s variados o n el nidad de variados e e instructivos de ccontactos actividad mundo, ccon o n la vida, ccon o n la atmósfera, cuya actividad cstimulante energía energía radiante radiantc nos envuelve envuelve a a todos. La estimulante desbordante. rccubre, es es calida cálida y desbordante. del aire, que todo lo recubre, infinitamente variadas y Ondas de de calor y de de sonido, sonido, infinitamente combinadas ecntrc n t r e sí, juegan en mi cara hasta que soy innumeraser los innumera‑ capaz capaz de suponer cómo deben de ser rnis oídos insensibles insensibles no han perci‑ percibles blcs sonidos que mis bido. bido. clcl rcgiones, las estaciones estacioncs del El El aire varía según las regiones, año y las horas del día. Las brisas olorosas y frescas intermitentes que soplan a a mar quc soplan del m a r sson o n distintas de las intermitentes olorcs orillas del río, húmedas e impregnadas de los olores liviano cl aire airc seco, liviano Imposible confundir el de de la tierra. Imposible montañas ccon salado y tonificante de o n el aire acre y salado de las montañas cs densa, dcnsa. recia y del del océano. océano. La lluvia del invierno es vitalidad. una compacta. En la primavera tiene u n a nueva vitalidad. corxpacta. prirlavcra olode incontables olo‑ Es Es leve, lcve, cambiante y está cargada de ticrra, el césped y provienen de de la tierra, res palpitantes palpitantcs que provienen vcrano las hojas que brotan. El aire de mediados del verano como salieabrasador, esdenso, saturado, o seco y abrasador, c o m o si salie‑ es denso, fresca acaricia la ra de un n a brisa fresca un horno. Cuando uuna SO to

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SI 'otuJrLUrIdurnf,

barre el aire pesado guarda escasa similitud el frío c o r t a n t e del invierno. La lluvia invernal esgris y fría, inodora y triste. La lluvia dela primavera esbriosa, fragante, y está carga‑ da de una tibieza que da vida. La recibo c o n placer cuando visita la tierra, enriquece los ríos, riega en abundancia las colinas, ablanda c o n chaparrones los surcos para la siembra, produce un perfume que no puedo aspirar lo bastante hondo. La lluvia primaveral es hermosa, imparcial, encantadora. Con sus gotas perladas lava cada una de las hojas de los árboles o los arbustos, lo mismo atiende a las hierbas saludables c o m o a los brotes nocivos, v a a l e n c u e n t r o d e cada cosa viviente necesitada de su beneficencia. Los sentidos seayudan y serefuerzan e n t r e si, a tal p u n t o que no estoy segura de si es el t a c t o o el olfato el que más me informa acerca del mundo. En todas partes los arroyos de la percepción olfativa sc u n e n al río del t a c t o . Cada estación tiene sus propios olores. La primavera huele a tierra y a savia. Julio es rico en olor a cereales y a heno maduros. A medida que avan‑ zala estación, predomina un olor crujiente, seco, fuer‑ te, y las varas de o r o , las lombrigueras y las siemprevi‑ vas puntúan la marcha ascendente del año. En otoño, el aire se llena de las fragancias suaves y delicadas que despiden los matorrales, la hierba, las llores y los ár‑ boles, y que me hablan del tiempo y sus mudanzas, de la m u e r t e y de la renovación de la vida, del deseo y su cumplimiento. (Epr^

ns í orsDp IJp E[ rp uor]t^oual EI rp i auanu EI ap 'srzutpnLu sns f oduuau Iáp uelqeq JLLr enb I 'sa1og -rE sol i sa-rog sr1 'rgrarr¡ r¡ 'salerroteur so1 uaprdsap anb sr:pr:llep i sa,rrr-rs strluu8e.r¡ sul Jp uuall as eJru Ia 'ouoJt'r r.rE 'oulr lcp alrrapuElsll ELIfJELTT lll uEntund sr^ -r,ra;ducrs sr:¡ I srran8r-rclLuol se1 'oro ap sErEA sr:1 f 'at

-;cn,¡ 'ol;ls 'aluarfn-¡c Jolo un euruopc-rd 'uorlutsa e1 uz -ue.tu anb rprpJLu V 'soJnpru.r oueq c I sclra-rac E Jolo

uJ oJrr sa oilnf 'Erlus r .( u¡-¡art E Jlanq e;a.tuurud 11 'saJolo soldo¡d sns áLren uorlrtse rpBJ 'olltl Iap orJ IE uaun JS t^Ittllo uorcclac¡ad 11 ap so.,(o.ut sol sat¡ed sepot u;[ 'opunur lcp E],reJE Eurro]ur aLLr seLU anb 1a ottllo Ie o ottrllt le sa rs ap u-rnllas fotsa clu ¡nb otund (rs Itl r J-rlua uEzJanla-r Js i uupn,{r JS soprluas so-I 'tsrJucf rjaueq ns aP EPElrselelr atuor^r^ Eso:) uprl ap orluJnluá IE ts^ (so^rrou satorq sol E oruof, salc]EpnlLrs sECJJarq sE[ r apuar]E oLUSTLU o1 'sotsng;r sol o saloclrü soI ep srfoq sr¡ cp Eun rpE] r,\ul srprlrad stloB sns uo) 't.iopullrllJua '1ur:,rudulr 'esoru;aq sa 'opuoq atuptstq o1 :e;rdsr opand 1r-ra,r,rr"rrr.rd Er^nlI u] ou anb curnyad un acnpord 't.rqruars t 1 r;td solJns sol seuo.rJtdtq: uoc EpLrBIqts 'seurloc sel ErruEpunqr ua r8a¡¡ 'sclr-r so¡ aJonburrJ 'E;Jerl EJ ulrsr^ opueno raor:1d uof oqrleJ El 'Epr^ rp anb uzarqu Bun ap Ep -e3¡e¡ yrsa ,{ 'atur8r-r¡ 'usor-rg sa E-rJAprlrrJd u1 ap Er^nll E-I 'etsrrl I e;opour nul i sr¡8 sa IEurá.\Lrr Er^nll s'I 'ouiar^ur IaP JluBuof, orJj Ia uof con

pnlrlrurs Bslrlsc rp;rn8 cl¡lrsad JJrE Ia a:;'ec1 anb r.rn:r rl 'BluJruJol u Jolo ul1 oPnueLU E olet¡-¡ uJ anb seLUoJB soualu au.rl 'alurJo;os pnrarnb cura que

quietud sofoeante, trae menos aromas que en mayo y a menudo u n olor a t o r m e n t a . L a avalancha d e fres‑ -sa.r] eP rlLlJutslll^ll

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-EJIo Iap oprlues 1a 'alqecrldxeur uoze.r run81e -ro¿

Por alguna razón inexplicable, el sentido del olfa‑ del alto rango que merece e n t r e sus her‑ manos. Tiene algo de ángel caído. Cuando n o s a t r a e c o n los perfumes del bosque y nos cautiva c o n la fra‑ gancia de un hermoso jardín, lo dejamos e n t r a r en n u e s t r a s conversaciones sin problema. Pero cuando nos avisa d e algo cercano que huele mal, l o t r a t a m o s

ns e8¡oto a1 anb ptsprJotnt EI euen 'oprrce;dsouaru f oprprnosap sourdeq o1 anbunt 'anb I 'atutt¡odrur fnu sa otEJIo 1a anb trdold trcuet¡cdxa -rod a5 'zeJd^ I ou8rp odurarl olusrLu 1e eas anb opolrr un ep st^rtrllo scuorodac¡ad se1 e áuJrJeJaJ oqf,nu Etsánl au I 'prpruttunq EI ep sorlrnfa.rd so1 rp EIqEq oun opuenr sr-rqelrd sEI ap opecr¡ru8rs orapepre^ IE asreuete IIJlJlp lnu sE 'prprrnf,so rl rp sarorletxa sol -nl-rrl sol ts olopueBalar orJrlJes IerJ ns ¡od sout8rlstc o1 f '1aBur un cp rr8nl ua oruouep un eJanJ rs oluof, sourettJt o1 '1tru alanq anb ouelJal oBle ap ESI^e sou opuentr oJJd 'Eruelgo,rd urs sauor3rsJaluof, seJlsanu ua JeJlue sourfap o1 'u¡p-rrf osoruJerl un ep rrcur8 -ErJ EI uoJ E^rlntl sou I anbsoq Iep seun¡.rcd so1 uoc erite sou oputn3 'opreJ la8ut ap o31t auar¡ 'soutlu eoaJeu anb o8ue¡ otlt Iep ezo8 ou ol to no goza

-Jer.J sns eJtue

si fuera un demonio en lugar de un ángel, y lo castigamos por su fiel servicio relegándolo a los círcu‑ los exteriores de la oscuridad. Es muy difícil a t e n e r s e al verdadero significado de las palabras cuando u n o habla de los prejuicios de la humanidad, y me c u e s t a mucho referirme a las percepciones olfativas de un modo que sea al mismo tiempo digno y veraz. Sé p o r experiencia propia que el olfato es muy importante, y que, aunque lo hayamos descuidado y menospreciado, tiene la autoridad que le otorga su nobleza. Está escrito que Yavé ordenó que se quema‑ ra continuamente a n t e Él un incienso de a r o m a dulce. Dudo que haya alguna sensación provocada p o r la

como

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JP osucrlur un Ia eluE elualuEnurluof, E.r a.tr¡ anb olrJJSa glsg 'Ezelqou

as anb ouapJo

El lod Epero^ord uorJtsues BunBIE 'allnP ELUoiE

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vista que sea más deliciosa que de los aromas que se quc la de quc se filtran por el sol y filtran a través las ramas ranras templadas trirvós de las templadas movidas ppor o r el viento, o la l,r de c'lc la marea de c1e perfumes perfumes yez) ola que crece, t r a vez, r a s ola, lle‑ crccc, decrece y se ¿1lza ootra se alza oh ttras llcnando el ancho mundo rnundo de cle invisible invisiblc dulzura. Una ra‑ ráfaga o s hace o n mundos que faga del del universo nnos hace soñar soñar ccon que n u n c a Vimos, vimos, nos nunca nos recuerda recuercla en instante épocas en un un instante e n t e r a s de u e s t r a experiencia enteras de nnuestra cxperie ncia más más preciada. prcciada. No puedo aspirar r o m a de :rspirar el aaroma c1e las margaritas margarit:rs sin revivir las revivir las mañanas maravillosas en que paseaba ccon o n mi m aestra maestra por los prados mientras micntras aprendía ,rprendía palabras nuevas y los nombres nombrcs de c'le las cosas. El olfato esun cs un mago podc‑ podcrroso o s o que nos transporta miles y miles miles de kilómetros transporta a miles kilómetros y a cualquiera de los años que hcmos vivido. El olor quc hemos mc hace viajar a mi hogar sureño, a de ciertos frutos me a juegos infantiles en mis juegos cn el cl huerto de melocotoneros. melocotoneros. olorcs, instantáneos yv efímeros, Otros olores, cfímcros, provocan que quc el cl corazón corazcit-t se me mc dilate dil¿rtc de cle alegría o se sc me nrc contraiga contraiqa ccon o n el recuerdo n a pena. Sólo rccncrclo de de u una Só1o de dc pensar en en olores, olores, la nariz ya seme lle na de se mc llena de perfumes que quc despiertan en en mí los dulces recuerdos de veranos pasados y de c a m recuerdos dc pasados cam-‑ pos lejanos lcjanos de mieses maduras. maclurrrs. La más m¿ís levc levc bocanada bocarr¿rcla de aire procedente prclccdente de un Lln prado donde dondc haya heno recién rccién segado, scgado, secándose al secándosc al me desplaza sol, me desplaza en cn el cl tiempo ticmpo y el lugar. lugar. Regreso Regreso al Vie‑ viejo granero grancro pintado de rojo. Mis amiguitos y yo esta‑ estajugandr¡ en el henil. Es enorme, m o s jugando mos cnorme, está llcno de dc está lleno heno hcno fresco fresco y dulce; dulcc; subido sr-rt¡ido arriba del dcl todo, el más más pequeño de los niños puede llegar a t o c a r las Vigas vigas del pequcño cle pucde a tocrr.r techo. Abajo, en cn los establos, estan están los animales. Ahí {co Jcrry, mastieando esta jer‘ry, el masticanclo su estáJerry, el apatico apático y fecijerry, su avena 54 t4

un auténtico pesimista, resuelto a e n c o n t r a r que su pienso sabe mal, o no t a n bien c o m o debiera. Vuel‑ vo a t o c a r a Brownie, mi pequeño Browníe, siempre entusiasta y agradecido, dispuesto a olvidar el forraje más jugoso a cambio de una palmadita, que estira su hermoso cuello delgado esperando una caricia. Muy cerca está Lady Belle, c o n su dulce boca húmeda, extrayendo c o n pereza el cordial del fleo y del trébol y soñando c o n los pastos y los arroyos rumorosos de junio. El sentido del olfato mehaprevenido de la llegada d e una t o r m e n t a horas a n t e s d e que hubiera alguna señal visible de ella. En e s t o s casos, lo primero que n o t o es u n a palpitación debida a la expectativa, un ligero temblor y una concentración en mis orificios nasales. Éstos se dilatan a medida que se acerca la t o r ‑ m e n t a para recibir mejor la avalancha de olores a tie‑ rra, que semultiplican y sev a n extendiendo hasta que siento las gotas de lluvia salpicándome las mejillas. Conforme la t o r m e n t a se aleja, los olores se van disi‑ pando, cada vez más débiles, hasta que desaparecen en el espacio. Gracias al olfato sé en qué tipo de casa hemos entrado. Reconozco u n a casa de campo antigua por‑ que tiene varias capas de olores superpuestas, dejadas allí p o r las sucesivas familias que la han habitado, olo‑ res a plantas, perfumes y colgaduras. En la quietud del anochecer hay m e n o s Vibracio‑ nes que durante e l día, y e n t o n c e s confío más e n m i olfato. El olor sulfúrico de u n a cerilla me dice que han encendido las lámparas. Luego, n o t o un reguero

-lan¡ 'Erargep oruof, uarg uet ou o 'lrru agrs osuard ns anb JEJluoJua € ollensa: 'rlsrrursad of,rlualne un o[uoO como

ale.r.ro¡ Ia rtpr^lo e orsandsrp 'oprcapu8e I etsersntua a.¡du¡ars 'atutnotg ouanbad tru'autolotár E J€f,ol E o^

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oJenSeJ un olou 'o8an1 'srrrdruel ssl oprpualua ueq anb aorp eru EIIrratr Eun ep oJrrnJlns rolo IE 'olEJIo rur ue stur orJuoo sef,uotua I 'Elp Iá atuernp anb sau -orrtrgr^ soueru frg ;acagoout Iep pnternb el uE 'se-rnpr81oo I sarun¡-rad 'srlueld r sa.r -o1o 'operrqrLl u€LI e1 anb serlrrutj se^rsaJns sr1 -rod r11e sepefap'srtsand;adns sJrolo ap srdrc sErJE^ auan anb -;od en8nue oduec cp ESEJ Eun oJzouola¿ 'optJlue sotuaq ESe3 ep odrr 9nb ua

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vacilante vacilantc de flot,r en dc olor que flota cn el aire y al cabo desapa‑ dcsaparece. Es la señal del toque de queda; las luces se se apa‑ apagan durante la noche. noche. Cuando estoy fuera, rrcconozco econozco e ell suelo que quc pisa‑ pisam o s y los lugares p o r donde pasamos gracias al olfa‑ mos lugarcs por olfato y\, al a c t o . En ocasiones, ¿r[ ttacto. oc¿rsiones, cuando no hay hirl, viento, los los olores están a n diferenciados cstán ttan diferencirrdos por grupos que advier‑ advierto la particularidad lugar; puedo situar fácilmente particularidad del lugar; un colmado, un na un henar, hcnar, un Lln jardín, un un un granero, granero, uuna pineda o uuna n a alquería ccon o n las vvcntanas e n t a n a s abiertas. abiertas. El ootrc¡ t r o día clía fui a caminar can-rinar a un bosque que conoz‑ conozco. De De repente, reperlte, un rne obligó un olor molesto me obiigci a detener‑ detenerme u n a peculiar y mode‑ me consternada. consternada. Entonces sentí una pecuIiar modeselltí rada sacudida r u e n o pesado, unifor‑ s¿rcudida y, enseguida, un ttrueno uniforme. m e . Comprendí Comprcndí perfectamente perfectamentc el cl origen origen del olor y de dc la sacudida. o s subimos a sacudida. Estaban talando talanclo árboles. árbolcs. N Nos a mLlrete un m u r e t e de piedra que u e s t r a izquierda. quc había hrrbía a nnuestra izquierda. yo aamo h¿1ce muchísimo rnuchísimo Bordea el bosque, m o desde bosque, que qlle vo dcsde hace tiempo, a n t o que o m o si me perteneciera. ticl.npo, ttanto cs ccolno Pero que es pertcnecicra. Pero hoy uuna n a ráfaga inhabitual y la inusitada pre‑ ráfaga de aire inhabitual prcmis amigos sencia sencia del del sol sol me n-re informaron que anrigos los que mis arboles árboles se habían habían marchado. march¿rdo. El El lugar estaba estaba vacío, ccomo omo u n a casa abandonada. Lln¿l abandonacla. Extendí Extcndí la mano. Donde Dondc a n t e s había pinos inamovibles, grandes, antcs herrnosos y grandes. hermosos húrnedos ttoconcs dulces, mi m a n o tocó o c o n e s verdes. Había mano tocci húmedos ramas o r todas partes, omo ramas quebradas csparcidas p quebradas esparcidas por partcs, ccomo las mon‑ Ias astas deun hcrido. El fragante serrín aamonde un ciervo herido. tonado searremolinaba sc arre molinal¡a a a mi alrededor. alrcdedor. Se Se apoderó de de mí un n t e esa irrircior-lal aante un resentimiento irracional esa despiadada dcspiadada destrucción m o . Pero destrucción de de la belleza que Pcro no hay hay, ira ni quc aamo. resentimiento star rcscntimiento en en la naturaleza. nrtLrraleza. El aire no deja dcja de de eestar

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'c-rluof, .rsu 'uelilpo-rd as atucruiunlrqúLl anb so¡ LIá soLI

Comparado c o n el t a c t o o el gusto, el olfato me proporciona una idea más completa de la manera c o m o probablemente la vista y el oído cumplen con sus funciones. Aparentemente, el t a c t o reside en el objeto tocado, porque s e produce u n c o n t a c t o d e superficies. En el olfato no hay noción de relieve, y el olor no parece residir en el objeto olido, sino en el órgano que lo huele. Puesto que yo huelo un árbol a cierta distancia, me resulta comprensible que u n a per‑ sona lo vea sin necesidad de tocarlo. No me sorpren‑ de que esa persona lo reciba en su retina c o m o u n a imagen sin relieve, puesto que mi olfato percibe el árbol c o m o una delgada esfera hueca, sin contenido. Los olores no sugieren nada por sí solos. Por asocia‑ ción, debo aprender en función de ellos a medir la distancia, identificar el lugar, las acciones o los e n t o r ‑ nos en los que habitualmente se producen, así como,

-Jotua soI o sáuorf,ce st1 telinl Ie Jt]I]nuapt 'ercuetst¡r EI rrpatu t sollá ap uolrunJ ue ;apuardt ogap 'uoto -Eroosll Jod 'solos rs ;od rpru ua;at8ns ou sa;olo soJ 'opruátuo) urs 'tcanq EJaJSa ept8lap Eull ourof, loqJE 1a aqrc-rac{ otr}lo ru anb otsand 'a,tatler uts ua.§tcr¡r EUn oLuor Eurlal ns ue €qrJc; ol Euosred tsa enb ap -r-¡c-¡d;os aru oN 'olrtlol ep pEpISeJeu urs Ee^ ol EUos -;ad run anb algrsua¡duo¡ Ellnsal eru 'urJutlslp Euarf, u Joq-re un olcnll ol ¡nb otsand 'alanq o1 anb ouuS¡o Ia ue orrrs 'opllo orafqo Ia ue rrprse-l ¡¡e¡td ou rolo [a Í 'a.tar1cr ap uorlou feq ou olEJIo Ie uA 'sarorl;adn"^ ep ot3etuoJ un ef,npo¡d as anb¡od 'opeJol oralqo Ia ue JPrse.r o1tr81 1a 'aluauralua;rdy 'seuollunJ sns uoc ualdlunl opro 1;l ,( etsrn EI aluáLLI¡lgeqo.rd otuo.) EJauELU trl ap eraldllrol strlr BepI uun tuotc¡odo-¡d rru otEJIo 1a 'olsnll Ia o ol3tt Ie uof, opr-rrdruo3 aroma. 'EtUO-Its

1ap ourfa1 s?ur ctnurl Ie ua ueJluJnllre as ErsEluE-1 11 I -ro1o [c rpuop ErUII ul :a]uozlroLl tiITELUEII Elrrcla6l 'Erf,uttsrp ap uortrEsuas tun EpurJq cru anb Jolo Ia ua srru o31e ,(r11 'uoroecrqn d opr-r8 'zttvtu ep utrqrue:) uerlsap as 'orgruel ua 'sa;c-r1o so'I 'sE)tJ

cargado con los olores de la vida y de la destrucción, pues la m u e r t e , igualmente cargada de crecimiento, contribuye a todas las formas de Vida victoriosas. El sol brilla c o m o siempre y el viento alborota a través de los espacios recién abiertos. Sé que un bosque nuevo brotará donde antes e s t u v o el Viejo y que será t a n bello y benéfico c o m o el anterior. Las sensaciones táctiles son permanentes y categó‑ ricas. Los olores, en cambio, se desvían y son fugaces, cambian de matiz, grado y ubicación. Hay algo más en el olor que me brinda una sensación de distancia. Debería llamarla horizonte: la línea donde el olor y la fantasía s e e n c u e n t r a n e n e l límite más lejano del 'sacr8n¡ uos

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'otuarrur:re.¡c ap tpe8-ref, eluaurlen8r 'el¡anut t1 sand (uorJJnrtsep EI ep I epr,r EI áp serolo sol uol optS.reo

según me han dicho, la gente gente aprecia estas cosas en en estas cosas función del color, la luz y el sonido. laluz sonido. Las exhalaciones cxhirl¿rciones me me enseñan muchas cosas acerca de las personas. uen‑ rne doy ccucnmenuclo me personas. Por ejemplo, ejer-nplo, a menudo ta del trabajo hacicndo. Los olores a a made‑ madetr;rbajo que están haciendo. ra, hierro, pintura y productos químicos o medica‑ medicam e n t o s se quedan adheridos a la ropa de quienes los mcntos se manipulan. Es así ccomo o m o distingo a un carpintero c¿lrpintero de de un herrero, a un artista de un albañil albarlil o un químico. quírnico. Cuando Cuando una persona pcrsona pasa rapidamente rápidamente de de un lugar a a una o t r o , tengo u n a sensación olfativa del lugar donde ha otro, tcngo ha la habitación estado: la cocina, cocina, el cl jardín o la habitación deun de un enfer‑ enferjabcin, el agua de colonia, la m o . Las rno. Las fragancias fr:rgancias del del jabón, ropa limpia, linrpia, las prendas prcndas de de lana o de de seda, los guantes guantes meproporcionan frescura me proporcionan ideas agradables de de frcscura y buen buen gusto. gusto.

No No poseo, desdc luego, luego. el olfato de los sabuesos sabucsos o poseo, desde de las las fieras. fieras. Nadie, salvo los tullidos yy los los ciegos, salvo los ciegos, tiene por qué ttemcr e m e r mi capacidad ncon‑ capacidad para buscar y e cnconttrat r a r, pues hay muchas cosas, además del agua, los ras‑ raslas huellas superpuestas ttros r o s borrados o o las superpucstas yy confusas, confusas, inclucirme a capaces de olores de inducirme a error. Sin embargo, embargo. los olores que desprenden o n muy desprcnden los seres seres humanos sson rnuy variados y es o m o lo son las manos y cs muy mu), fácil reconocerlos, ccomo las caras. Los m o sson o n ttan an [,os olores de las personas que quc aamo definidos, ttirn a n inconfundibles, que quc nada puede tapar‑ taparlos. Si pasaran rnuchos años antes los. ¿rntes de que pudiera vol‑ volpasaran muchos vver e r a ver a arnigo íntimo, íntir-no, creo que reconocería rcconocería ins‑ insir un amigo Áfri.r, y tantáneamente u n en el corazón de África, tantáncalrente su olor, aaun lo haría ttan an p r o n t o ccomo o m o mi hermano, este pronto ladra. cste que ladra. Hace mucho tiempo, n a estación tiernpo, hallándome h¿rllándome en uLlna estación

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s"Jolo.rJuJt E LruzJrdura ou souP aters o sras eP PEPa ul EIsEH 'rprrurop püprltLrosred ns ouroo s¡[qerJi]srpur 'aldruts'o;nd :eun¡rad orusrLu Ia ueuarl soprf,BU uarláJ soI sopo] anb nutou stsLLrap sol rs otun8e;d a14 'ElrsJj pEprlrlcl cp uorJrsuás Eun Ep au Í 'sesozolJ ,( sesorulJll 'selran¡ sESoJ srl sepol a.rar8ng 'oascp I our -srruncio cp errdle¿ ';ELU lep srpel€s sen8r se1 o ctuelu -rot 'oBanl oLUoJ '1rtu;ua1a oÍl1e &q seua,tof sa;g -ruorl sol aP Jolo lJ uE 'sllrrucuej 5^rl anb srprcouooa.r Jes cp se¡qrtdccsns seru oq:nru Í srsualur seru 'sal,ran¡ stut ua uos sELrrlnJseru seuorf,tlrqxJ sEJ Ip.rJuaB 'uso_ro¡¡,,, etrreru uun I puprlulr,t uurB .¡Jesod alans otran¡ dnru Jo[o un uo: uarnSle 'o¡JE-rJ -uoJ IJ .ro¿ 'arÍic1e o Buorut EtlnseJ cu atua.3 ap ásEIJ Etsa ze^ ue¡ ,i 'srrucp sol ap r:Surtsrp sel anb ordo¡d aurn¡.rcd un Jp srlsr.to¡dsap seuos;ad uof, oJ¡uJnJ -ua eur sJf,e^ V 'E^uEJIO rrouar¡adxa lru ep BJaurnb tun otuEII o,t anb ol s;I 'olJeor1rluápr rod soz.ranlsa srru opuertsnr¡ 'a;re Ie ue opuetol¡ rpanb as anb ¡rro, -Lrrlsnsur c o8r.r. .rolo url ueuJrt sur¡os¡¡d srrrnS¡y i 'sEJoJEtáur r .{ suprru -rxo¡dt sJSEJJ t etueruatrrttsuoJ -rrJJnf,eJ oqap osa -rod 'sa-io¡o sol x J¡uaJeJáJ operlJepü orJclnqu3o^ un8uru Jara¡ud IE (etsrxc oN 'lluosJad uun ap Jolo 13 otuof, e urr o31e srrqr:pd uoc -rrsa¡dxr ]rJrJrp sE lgrBuerur 'ur.rorualu rrlr ua oJSeJj an8rs ;o1o 'osaq aur cnb apsap sout soqlnru

olor sigue fresco en mi memoria. Es difícil expresar c o n palabras algo t a n intangible c o m o el olor de una persona. No existe, al parecer, ningún vocabulario adecuado referente a los olores, por eso debo recurrir c o n s t a n t e m e n t e a frases aproxi‑ madas y a metáforas. g Algunas personas tienen un olor vago e insustan‑ 'cial que se queda flotando en el aire, frustrando mis esfuerzos por identificarlo. Es lo que v0 llamo una quimera de mi experiencia olfativa. A veces me en‑ c u e n t r o con personas desprovistas de un perfume propio que las distinga de los demás, y rara vez esta clase de gente me resulta amena o alegre. Por el c o n ‑ trario, alguien c o n un olor muy fuerte suele poseer gran vitalidad y una m e n t e vigorosa. i Y‑ Las exhalaciones masculinas s o n en general más fuertes, más intensas y mucho más susceptibles de ser reconocidas que las femeninas. En el olor de los hom‑ bres jóvencs hay algo elemental, c o m o fuego, t o r ‑ m e n t a o las aguas saladas del m a r. Palpita deoptimis‑ mo y deseo. Sugiere todas las cosas fuertes, hermosas y gozosas, y me da u n a sensación de felicidad física. M e p r e g u n t o s i los demás n o t a n que todos los recién nacidos tienen el mismo perfume: puro, simple, indescifrable, c o m o su personalidad dormida. Hasta la edad de seis o siete años no empiezan a t e n e r olores ns o8;eguc urs

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deferrocarril atestada de gente, una dama me besó al pasar a toda prisa junto a mí. Ni siquiera toqué su vestido. Pero con su beso dejó un perfume que me permitió entreverla un instante. Han transcurrido muchos años desde que me besó, y sin embargo su

oprrlnrsuEJl uuFI 'elurlsur un tslJa^aJlua orlrur¡ad ¡ru anb crun¡rad un olap osag ns uof, oJed 'oprlsa^ ns anbot Erarnbrs IN 'lru r orunÍ rsr-rd rpot r ¡rsed ttrn'alu¡8 ep eptstsáte IrJlrroJJaJ ep

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propios, medida perceptibles, que irán madurando madurando a a medida plopios, perceptibles, due se desarrollan sus facultades que sedesarrollan iacultades físicas y mentales. mentales. NES Es posible que quc lo que acabo de escribir acerca del olfato el olor, especialmente cspecialmente el de las olf¿rto y L-rs personas, person,rs, pue‑ puev da ser o m o el sentimiento anormal de scr interpretado ccorno de alguien que e n o r idea quc no tiene menor tiene la m idea del «mundo de "mundo de realidad realiclad y belleza belleza que los ojos perciben». pcrciben". Existen Existen per‑ personas t r a s sordas para los sonas ciegas ciegtrs para los colores y ootras ttonos. o n o s . Pero la mayoría de la gente gentc es ciega y y sorda para om‑ parrr los olores. No No deberíamos debcríamos desaprobar desaprobar una comun¿r c mr,rsical basándonos posición musical basándonos en cn el testimonio de un incapaz dedistinguir oído incapaz tro, o un acorde de de distinguir un de o otro, o juzgar un cuadro fiándonos del veredicto de un crítico dal‑ daltónico. Las sensaciones sens¿rciones que qLrc' me proporciona el olfato, aquellas que me reconfortan, me lnc me instruyen instruyen y ,rmplían v amplían horizonte de vida, no dejarán el horizonte dc mi Vida, dcjarán de dc ser agradables agradables sólo sólo porque porquc un crítico crítico que quc marcha march,r por por la ancha ancha y luminosa lunrinosa vereda de de la Vista vista no haya hava cultivado cultivaclo su su sen‑ sentido olfativo. Sin las tímidas sensaciones fugaces, tido Sin las tírnidas fugaces, a a menudo inadvertidas, e r t e z a s que me inadvertidas, y sin las cccrtezas nle pro‑ proporcionan el gusto, a c t o , me gr-rsto, el olfato olf¿rto y el ttacto, me vería obli‑ obligada gacla a adoptar adopt,rr en su totalidad la concepción que los los demás universo. Me faltaría esa demás me me aportaran del dcl univcrso. Me faltaría alquimia un‑ alquimia mediante la cual puedo pucdo infundir infur-rdir en munen mi m do clo la luz, el color coior y la chispa proteica. La realidad realidad sensible que entrelaza u s t e n t a todos los ttanteos a n t e o s de cntrelaza y ssustcnta de mi tierra sólida mi imaginación se haría haría añicos. añicos. La L¿r tierra sólida se se nris pies y sedispersaría derretiría dcrretiría baio mis se clispcrs,rría en en el espacio. espacio. Los objetos que m a n perderían aman forma, qr.re mis manos a pcrderían su sr-¡ forma, se ntre se convertirían en cn cosas cosas muertas, y yo andaría eentre ellos ccomo o m o eentre n t r e fantasmas fantasm¿rs invisibles. invisiblcs. 6o 6o

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-olJ suI B arer]e-r cs enb saaatN svl ap vu|aY tl eP efesEd pprrg ,{ íry áp tsrrolsrq EI E of,utrur;p cnbor Ia ua ollaq un Ep Lrásrepuv LrcusrrqJ sue¡1 't.rrBalú ep rul -lES B ozuauof, uozeJol ru 'oprpred opnuás 1a oradnc -eJ opuun3 'sorrSptsou sopJenlar odruan un alutJnp Jes u uoJtstrd ruorc¡c'ldo¡d eur ot€Jlo 1a anb sálnns selrelap ep pnirtlnru E'I 'souetu cp Eqtr{rr od sarolo ap urJurs oln¡ a.¡re Ie ourotr apue.r.S urt'ptpalos ap ol -uárrLrrtuos ur1 orpt^ur aru 'o-rgtuose 1a opcsed za^ tLIn 'alurlsgo oN 'olrllo 1a tur-radnca¡ our¡duet o apJel anb rrclrs oA 'znl EI Ja^ e EJaAIo^ 'r.rarnblunc €rp un 'otr¡o¡d fnru anb ua t.rlLrol o8reqrua urs i ulsr,t EI ,Iap -red ap eqrce anb uarnBle rluars anb o1 t -rrlrurs o31u 'oprr8 Joualu r¡a anbunr 'aruauralqeqo¡d r¡a Erluas oÍ anb o'I 'áLlrnlJed olos un Jrtou ou d a-¡te 1e ;utdse 'saro¡o sol Jp rpelocuorsap Jluetuletot JBts, algraJlur oroe¡ud atr J 'sprp sorrpl alutrnp otsn8 1ap f ote¡1o Icp soprtuas sol cp rpt,r.rrd rA JrLt uorscro Eun uE

En una ocasión me vi privada dc los sentidos del olfato y del gusto durante varios días. Me pareció increíble e s t a r totalmente desconectada de los olores, aspirar el aire y no n o t a r un solo perfume. Lo que yo sentía era probablemente, aunque en m e n o r grado, algo similar a lo que siente alguien que acaba de per‑ der la Vista y sin embargo confía en que muy p r o n t o , un día cualquiera, volverá a v e r la luz. Yo sabía que tarde o temprano recuperaría el olfato. No obstante, u n a vez pasado el asombro, me invadió un sentimien‑ to de soledad, t a n grande c o m o el aire cuyo sinfín de olores yo echaba de menos. La multitud de deleites sutiles que el olfato me proporciona pasaron a ser durante un tiempo recuerdos nostálgicos. Cuando r e ‑ cuperó el sentido perdido, mi corazón comenzó a sal‑ t a r de alegría. Hans Christian Andersen da un bello toque dramático a la historia de Kay y Gorda en el pasaje dela Reina de las Nieves que serefiere a las flo‑ VA L O R E S R E L AT I V O S D E L O S SENTIDOS

SO(IIINES SO-t ACI SOAIIV-IEU SAUOIVA

res. Kay, a a quien quicn

un pedacito pcd¿1cito de dc cristal del espejo espcjo del c{el malvado hechicero m o r humano, vuclto ciego al aauror hcchicero ha vuelto hum;rno, huye furioso de las dc su hogar cuando cu¿rnclo descubre descr-rbre que quc las rosas han perdido su hermosura. hcrlnosura. La pérdida del olfato durante algunos días me me dio u n a idea, una ideir, más clara rllrnca, delo cl¿rra que nunca, de 1o que significa significa que‑ qucdarse de repentc irremediablemente irrenrcdiabien¡cnte ciego. Hacicndo dc repente cicgo. Haciendo un pequeño esfuerzo de imaginación, irnaginación, comprendí ctln-rprendí lo que debe ronto u n a pe‑ de sentir alguien alguicn cuando de de p pedebc de pronto una sada cortina se n t e él sc cierra aante é1 y lo priva de la luz del día, de dc las estrellas, cstrellas, del firmamento. Veo los ojos del ciego esforzandose e r la luz mientras, o n ttemor, e m o r, mientras, ccon esfclrzándosc por vvcr rccorridos, hasta ttrata r a t a de caminar o r sus caminar p por sus antiguos antiguos recorridos, hrrsta vacío inmutable que inr¡utable que quc el vacio que se se extiende cxtiende a su alrede‑ alrcdedor imprime imprirne la lrr realidad de las tinieblas sobre soLrre su con‑ conciencia. cier"rci¿r.

Mi pérdida temporal am‑ dcl olfato medemostró, me demostrír, ttarntemporal del bién, que o r qué la falta no tiene clue la falta de un un sentido senticio no tiene ppor qué entorpecer las facultades mentales n a persona ni mentalcs de uun.r distorsionar clistorsionar su su visión del dcl mundo. Entonces, deduzco dcduzccr que ni la ceguera ni la sordera desnaturalizan cegucra sordera desnaturaliz-an el orden interior intcrior del dcl intelecto. intelccto. Sé no Só perfectamente perfectamentc que que si si no hubiera olores olores para hubiera para mi, mí, de de todos toclt',s modos modr¡s seguiría scguiría poseyendo na p a r t e considerable poscy'endo uuna considcrable del mundo. parte clcl mundo. Abundarían las las novedades novedacles y las las sorpresas, y tendría muchas v e n t u r a s en las tinieblas. rnuchas más aaventuras tiniebl¿rs. rni propia clasificación Según Scgún mi los sentidos, senticlos, el el clasificación de los oído, y el olfato es a c t o es cs algo inferior al al oído, el ttacto es muy supe‑ superior a artistas y vist:r. Descubro ¿r la vista. Descubrt> que que hay hrry grandes grancles filósofos que piensan rnismo que yo. Diderot picnsan lo mismo Diderot dice: dice:

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'ï' «Enconttaba que, de todos los sentidos, la vista era el más superficial; el oído, el mas orgulloso; el olfato, el más voluptuoso; el gusto, el mas supersticioso y el mis incons‑ t a n t e ; el t a c t o , el mas profundo y el más filósofo.»



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-suoJr-rr srru lJ ,t osor¡ns¡¡dns suLU la 'olsnB ¡c losontdnlo,r srrur [.)'orc][o 1a:osrt11n8-ro sr]ur [r ropro [J iltrtrt¡radn:^ srur la u-rJ Etsr^ r1 'soprtuas soI sopo] ap'anb tL]tr-rtLroJuE» ...

'«o-rclnrsrp so1 'soFeoot 1r 'orrPrtr ts[ o[9s

LorenzoGliiberti, t r a s describir u n a escultura dela An‑ tigüedad que Vio en Roma, añade: «Las palabras y la fuer‑ za del lenguaje no bastan para expresar la perfeccion del conocimiento, la maestría y el a r t e que hay en ella. Su mas exquisita belleza no podria ser descubierta c o n la vista, sino únicamente mediante el t a c t o de la mano que la recorre». Sobre una estatua de mármol de la época clásica que se e n c u e n t r a en Padua, dice lo siguiente: «Cuando triunfó la le cristiana, un alma sensible escondió esta e s t a t u a en esc lugar; al verla t a n perfecta, modelada c o n un a r t e t a n mara‑ villoso y con t a n t a genialidad, eompadeciéndose de ella, hizo construir un sepulcro deladrillos, y allí, ensu interior, enterró la estatua y la cubrió c o n u n a ancha losa de piedra para que nadie pudiera dañarla. Posee u n a gran cantidad de rasgos dc gran belleza, t a n t o s que esimposible que los ojos solos puedan abarcarlos, por intensa o t e n u e que sea la luz. Sólo la mano, al tocarlos, los descubre».

'znl tl r¡s cnb anuat o EsLrJtrl ;od 'soyeorrclr ur:pand solcrs sofo s('rl crrb olqrsodrur sa anb sotLrrt'r:za¡1aq rrerF rp soBsr¡ Jp pt:puurr r¡t:-r8 eun J¡S^od 'rlruurp e.rcrpnc{ .rrpuu enb e.rud r,rpard JP 3soI ELI]U? BLrrl r.ro.1 orJrlnr r:] u11l1llsJ llI oJJa]ue ^ lor-l¡tur ns uJ (rllr I 'so1¡r-rpu1 ep orl[ndJS un rrnr]suoJ ozn1 'r11c op rsopuerrap?duc'ro 'prprlrrua8 rtuet uoo f oso11r,r, urt JtJr un uol ?ptlcporu 'rtca¡:ad utl Bl,¡J,\ 1r i:e8n¡ -EJllur

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'140.e11 eluaJtl) Joucs 1a 'elaod IE 'EuEorreLUEálJou ersaod rl ep orosat-rser ns ua onrs elref,Eq ap -rrfap erpod ou Ic oruof, our¡ utt olrtrJ3 f eraod un sand 'er8o1ol -uV ns opur:rda-rd Eqetse oputnJ tuaod alsa EJeIJou -oJ uerupets roues 1a o8rrue rtu cnb ap o-l8a1t a¡¡

Me alegro de que mi amigo el señor Stedman c o ‑ nociera este poema cuando estaba preparando su An‑ tología, pues un poeta y crítico t a n fino c o m o él no podía dejar d e hacerle sitio e n s u c a s a - t e s o r o d e l a poesía norteamericana. El poeta, el señor Clarence Hawkes, es ciego desde la infancia, y sin embargo halla en la naturaleza indicaciones de las combinacio‑ nes que necesita para sus cuadros mentales. A partir del conocimiento y de las impresiones que recibe, construye u n a obra de a r t e que cuelga en las pare‑ des de su pensamiento. Y en el interior de la casa del poeta e n t r a n todos los verdaderos espíritus del mundo. Quien pensó en la montaña c o m o «el primer esquema impreciso del plan de Dios» era un poeta excepcional, Ésa esla verdadera maravilla del poema, y no que un hombre ciego hable del cielo y del m a r c o n t a n t o aplomo. Nuestras ideas sobre el cielo s o n u n a acumulación de destellos táctiles, alusiones litera‑ rias y observaciones hechas por los demás, todo ello mezclado emocionalmente. Mi r o s t r o sólo siente u n a st

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V

ínfima porción de la atmósfera; pero atravicso el cl pcro yo yo atravieso espacio unto, a cspacio continuo y siento el aire en en cada p punto, a cada instante. Me han hablado de la distancia que scpara quc separa n u e s t r a tierra del sol, de los o t r o s planetas y de las nuestra otros estrellas. o r mil Yo multiplico ppor mil la la mayor mayor altura cstrcllas. Yo altura y y anchura que acto así obtengo n a pro‑ ol¡tcngo uuna proquc alcanza mi ttacto funda sensación de inmensidad del cielo. de la inmensidad cielo. L l e y a d m e cconstantcrncntc o n s t a n t e m e n t e sobre Llcvadme sobrc agua yy nada mas más que agua, me daréis la soledad, a¡Jua, y me soledad, la vastedad del océa‑ océano que eentra ntra p o r los ojos. He He estado a bordo de un por pequeño a r mientras a r e a ascen‑ vclcro en cn el cl m mar micntras la la m marea ascenpcqucño velero dente lo arrastraba om‑ arrastraba a a la orilla. ¿No ¿No puedo acaso ccomimagcn del prender dcl poeta prcndcr la imagen pocta cuando dice: «El "El verdor de la primavera inunda la tierra omo u n a marea»? marea, ? tierra ccomo una vcla temblar He sentido n a vela o n la brisa. scntido la llama de dc uuna tcmblar ccon brisa. ¿No u n sinfín de luciér‑ dccir, entonces, cntonces, que «"un luciérpucdo decir, ¿No puedo revolotean aquí nagas revolotean aquí y allá en en la hierba empapada de de rocío ccomo o m o si fueran diminutas candelas candclas trémulas»? trémulas"? Combinad el espacio de de aire interminable, la tibie‑ tibieza del los olores del sol, la preponderancia preponderancia de dc los olorcs intermi‑ intcrmitentes, tcntcs, las nubes nubcs descritas a a mi espíritu inteligente, inteligente, el el frecuente penetrar frecuente xten‑ penetrar de de un arroyo en en la tierra tierra o la eextensión de dc un lago cuyas aguas riza el cl Viento, viento, la ondula‑ ondulalas colinas, las cuales Ción ción táctil de las colinas, de las cuales me acuerdo acuerdo cuando estoy cstoy lejos lcjos de ellas, cllas, el desfile de los árboles imponentes cuando marcho a su lado, la orientación orientación mantener micntras ootras que rato d e m a n t e n e r mientras t r a s personas e que ttrato de pcrsonas m me indican indican las direcciones direccioncs de los diversos diversos puntos puntos del pai‑ paimás seguros de mi pano‑ saje, yv empezaréis a a sentiros mas panorrama a m a mental. El máximo límite al que mi pensamien‑ mcntal. máximo pensamienllegará ccon horizonte de mentc. to llegará o n claridad ente. A claridad esel es el horizonte de mi m

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partir de este horizonte imagino el que los ojos dis‑ tinguen, El t a c t o no puede superar las distancias ‐ c s apto únicamente para e n t r a r en c o n t a c t o con las superfi‑ cies‐, pero el pensamiento salta sobre e s t e abismo. Por esta razón soy capaz de emplear palabras que describen los objetos que están lejos del alcance de mis sentidos. He sentido la redondez de la tierna for‑ madeun recién nacido. Puedo aplicar esta percepción al paisaje y a las colinas lejanas. -srp so(o so1 anb

orrr8eurr aluozrJoL[ alse ep ¡u¡ud 'ucnBr¡rl

'sEUEfál súurloJ sEl E I alrsrrd 1r uoroda:.¡ed rtsa -ltorldt opJnd 'oprJEU uarleJ un Jp Eru _JOJ EUJAI] UI CP ZJPLIOPEJ ITI OPI]UJS 3H 'SOPI]UES SIIU ep elutllc 1ap sofal r-rrls¡ anb sotafqo sol urgrrJsap anb strqrpd -realdrua ap zedn fos rroz¿.¡ Else rod 'orusrgE Jtsa aJgos rllES otueruresuad 1a orad '-sarc -r¡.radns sEI uoJ otletuol ua JErtuJ e-red aluarurcrun olde s¡- slrrlutlsrp sr¡ -ru-rcdns apand ou oltrtst IE

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Ngrlda)ugd v'r Na svlco'rvNV

ANALOGÍAS EN LA PERCEPCIÓN

SOCIIINES SO'I lCI

DE L O S SENTIDOS

-af,uor opend u?lgrurI 'olauod un ep Ia se ou e(ue¡eu Eun ep cun¡;ad 1a anb ¡s anb¡od rselu-rrf Iep oturtsrp Eas ttelJrlse Jolotr 1a anb etuarutlJeJ-rad opuartuE 'rplrdsa tsi eioplrgp srrl so soJloso,\ opuenl afrsred 1a a:a;tdrscp o:odrutt oluoJ Jrlsrxa ap oprlap ucrl ollr ¡od ou ored 'Era^trur¡d uc ua¡ -epJaAJr saloqJe so1 ococlurt ru 'socrsr¡ solo sru¡ e.red uEIIrrq o8rdrurla; lap roBln¡ Ia ru Ios 1a r¡ 'rur e.red se.¡olol Jás ep uefap o¡1a ;od ou o¡ad 'srrtralap so soll -oson anb so1 uoc sollanbc uol etuáuttlf,Exo uepuod -seJ.ror as ou 'sodrurJ sol ap epJe^ 1a 'o1ar: Iep lnzE ¡a 'opunru nu ut3rJrro¡8 cnb seroloo so1 anb apand 'orlsánl Ie ourof, ellrrq olr Ios nu gzlnó 'rrlod EIIerrsE 11 -rod u¡n8 as anb ¡a glse o] oruo3 o]arr ]u .rr8a11 ap Ern8as utl (Epr Iru ap laleq ¡a rtu;ac1o8 ap zede: los sEJIJ uol I 'aqcou EI elrruJnp Jouelu e1 ,( urp Ie elueJnp ¡t.radrur e¡rd ¡o&u e¡ 'ctuaru rur ua sornl sop 01 -sand eq sorq anb ap e-rn8as folsa o.rad 'run1 e1 ap err -o¡3 11 ru ullerlse üun rp orrrotuol Ie oprrot eq oN

tocado e l c o n t o r n o d e una estrella n i l a glo‑ ria de la luna, pero estoy segura de que Dios ha pues‑ to dos luces en mi m e n t e , la mayor para imperar durante el día y la m e n o r durante la noche, y c o n ellas soy capaz de gobernar el baje] de mi vida, t a n segura de llegar al cielo c o m o lo está el que se guía por la Estrella Polar. Quizá mi sol no brille c o m o el v u e s t r o . Puede que los colores que glorífican mi mundo, el azul del cielo, el verde de los campos, no se corres‑ pondan e x a c t a m e n t e c o n aquellos c o n los que v o s o ‑ t r o s os deleitáis, pero no por ello dejan de ser colores para mí. Ni el sol ni el fulgor del relámpago brillan para mis ojos físicos, ni tampoco los árboles reverde‑ cen en primavera. Pero no p o r ello han dejado de existir, c o m o tampoco desaparece el paisaje cuando v o s o t r o s o s vais dándole l a espalda. Entiendo perfectamente que el color escarlata sea distinto del carmesí porque sé que el perfume de u n a naranja no esel de un pomelo. También puedo conce‑ No he

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bir que los colores colores tengan matices y adivino adivino lo 1o que los matices. En los En materia materi¿r de sabores sabores y y olores, la gama a n amplia o m o para ser cle variedades variedadcs no es tt¿1n ,rmplia ccomo gam¿r de determinante, Hay cleterminantc, de dc manera rnaneril que las llamo matices. lratices. Hay junto media docena de rosas junto a mí. Todas tienen n-ledia doccna rosas Todas ticnen el el inconfundible inconfundible perfume perfumc a ir rosa, pero mi nariz me l-le dice que o n iguales. La American iguales.La American Beauty Beawty es qlle no sson es distinta de de la la jacqueminot olores que des‑ desJacqueminot y de La France. Los olores prenden ciertas hierbas pierden intensidad para prcnden ciertas hierbas picrdcn para mi sentido o m o la senticlo del clel olfato olfato ccomo la pierden pierden ciertos cicrtos colores colc¡res expuestos al sol para u e s t r o sentido ex1)ucstos al p:rrrr vvuestro scntido de 1;r vista. La La cle la frescura n a flor en mi a n o es frcscura de uuna n-ri m mano freses análoga análog:r a la lir fres‑ manzana recién cortada del cura que saboreo en uunir n a manzana árbol. o m o éstas para ampliar árbol. Me sirvo de analogías ccomo ampliar mi concepción concepción de los colores. Algunas analogías que que establezco n t r e las establezco eentrc las cualidades la superficie yy la cualid¿rdes de la vibración, olor, s o n las que vibracicin, el cl sabor yy el oloq cl son que establecen establecen o tros e n t r e la a c t o . Esto me cntre 1a vista, el oído y el otros cl ttacto. me alienta alienta a perseverar, a ttrat:-rr r a t a r de superar el abismo e n t r e los cntre manos. ojos oios yv las manos. Soy capaz, Soy capaz, desde luego, lucgo, de comprender el cl placer placer sicnten mis semejantes que sienten n t e la belleza semejantes aantc belleza que ven y la armonía a pena antener armonía que quc oyen. Vale Valc ll¿ pena cuidar cuidar yy m mantener y este vínculo e n t r e la humanidad u n cuando entre hum:rnidad yo, aaun cuanclo las ideas lo fundamento demuestren ideas sobre sobrc las las que lo que fundamcnto demuestrelt ser

son son

erróneas. errí>ne as. Existen Vibraciones o n hermosas y dulces a vibraciones que quc sson a m a c t o , aunque tra‑ mii ttacto, aunque para llegar hasta m míí tengan que aatravesar t r a s sustancias además del aire. Es así c o mo vesar ootras aire. así como imagino los sonidos dulces y placenteros, y los arre‑ ,rrreglos artísticos o n ellos realizados, irrtísticos ccon realiz:rdos, los cuales reciben rcciben 80 8o

urlrr,t anb opr.tlo ou f 'rcrsntu ap aJqrrou Ie

el nombre de música, y no olvido que viajan a través del aire hasta los oídos transportando impresiones en cierto modo iguales a las mías. También sé qué s o n los t o n o s , ya que los puedo percibir tactilmente en una voz. Ahora bien, e l calor varía e n o r m e m e n t e e n e l sol, en el fuego, en las manos y en la piel de los animales; puedo percibir incluso algo así c o m o un sol frío. Entonces pienso en las variedades de luz que t o c a n los ojos, frías o calientes, intensas o tenues, suaves o deslumbrantes, pero siempre luz, e imagino su t r a ‑ yectoria por el aire hasta llegar a un sentido t a n vasto, en lugar dea o t r o t a n limitado c o m o el t a c t o . Gracias a la experiencia que he adquirido c o n las voces, adivi‑ no cómo hace el ojo para distinguir los matices a plena luz. Mientras estoy leyendo en los labios de una mujer con v o z de soprano, advierto un t o n o bajo o u n o alegre en medio de una v o z alta y fluida. Cuando siento que tengo las mejillas ardientes, se que me he ruborizado. He leído y hablado t a n t o sobre los c o ‑ lores que sin quererlo les adjudico significados, así c o m o todo el mundo o t o r g a un significado determi‑ nado a términos abstractos c o m o esperanza, idea‑ lismo, monoteísmo, intelecto, para los cuales no hay objetos visibles que los puedan representar realmen‑ te, pero que s o n comprendidos estableciendo analo‑ gías e n t r e los conceptos inmateriales y las ideas que suscitan de las cosas exteriores. Esta fuerza de asocia‑ ción me lleva a decir que el blanco eselevado y puro, el verde esexuberante, el rojo sugiere amor, vergüen‑ za o fuerza. Sin el color, o su equivalente, mi vida sería oscura y estéril: u n a v a s t a negrura. saAEJt e

ue sJuorserdur opuet.rodsur¡t sopJo sol

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lsa¡rrurur sol ap lard 11 ua d soueu sEI ue 'o8an¡ 1a ua '1os 1a uá etueruáruJoua ErJEA Jolel Ia 'uarq e;oqy 'zo,L Eun ue atuetulrtJ€l -rrgrc-rad opand so1 anb el 'souol sol uos anb as uglqruel'serru sEI r salenSr oporu otJarJ

'olse,t urt opltuas un r ,re8a11 EtsELI eJIB 1a .rod tr¡otcaf -EJt ns our8etur a 'zn¡ a.¡duars o¡ad 'satueJqrunlsap o seAEns 'sJnuJl o sEsuelur 'saluerlrc o sErJJ 'solo so1 uetrol anb zn1 ap saptparJt^ sBI ua osuard se3uotug 'orJJ Ios un oruol rse o31e osnlJur ;rqrc'tad opand

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-olrur opuarlalgutse soprpuaJdruoo uos anb o¡ad 'al -uárrrleeJ ;eluasa¡da¡ uepand so1 anb selgrsr^ sorafqo Íeq ou sJIEnf, sol r;ed 'otoalalur 'ouusrelouoru 'orusrl -eapr 'ezue¡adsa ou¡of, solJ€Jlsge sourluJal E op€u -rurrJtcp oprcr¡ru8rs un r3¡olo opunr-u Ia opor oLuol rsr 'soprcr¡ruBrs oorpnfpr sa1 ol.ra.ranb urs anb sa;o1 -of, sol erqos otuEt opelgeq I opral áH 'optszrrognr JLI Jr.u anb cs 'sctucrpre selpfar-u sr1 o8uat anb otuers oputnJ 'EplnlJ I rtlu zo.t Eun ep orpeu ua a;3a1e oun o oleq oLrot un oue r^pr 'oue¡dos ep zo^ uoc ;alnur úun ep sorqul sol ua opualal lolsa sr;luaryl 'zn¡ euald E salrteru so1 -trn8urtsrp e-red olo 1a aJEq ouror ou -l^lpe 'seoo,r. sEI uof, oprrrnbpr aq anb rrcuer.radxa e1 e uut oJto e ap .rr8n1 ua stsrJtsJC

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'eJnJBau EIsEA eun :lrJalse ,{ rrncso rr¡as Epr^ rtrr 'atualt.trnbJ ns o 5o1oc Ia uls 'ÉzJ¿nI o EZ -uen8¡a.t ..toure a¡ar8ns olo.r 1a 'atueraqnxa sa apJal Iá

81

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interior decompletitud de completitud Entonces, gracias a n a ley interior au una sonido ddee que fuerza ente a e xtraer e mii m mente extraer ell color yy eell sonido fucrza a m los u n c a dejan de ttener ener los objetos, mis mis pensamientos nnunca mi educación, uuna percolor. Desde el comienzo de mi n a per‑ ssona o n a de sentidos aguzados y y delicada delicada sensibilidad sentidos aguzados siempara los significantes dc describirme describirme siem‑ significantes se se encargó de conpre las cosas ccon o n sus colores y sus sonidos. Por c on‑ como siguiente, habituada a pensar pensar en ellas ellas c o m o estoy habituada siguicntc, estoy resonancias. El hábito sólo es es rresdotadas de es‑ dc color y resonancias. responcs respon‑ ponsable n a parte. El E,l sentido del alma es ponsable de uuna basaEll cerebro, ccrcbro, ccon estructura sable e o t r a parte. o n ssu ue s t r u c t u r a basa‑ sablc dde otra parte. E reivindica su derecho y es es los cinco sentidos, da en los unidad responsable e s t o . Incluyéndolo todo, la unidad rcsponsable del rresto. tenga rnundo exige cxige que el color esté guardado allí, tenga del mundo queconocimicnto de él. é1. En lugar de que‑ o no tenga tenga yo yo conocimiento darme al margen, participo en el mundo debatiendo de las é1, imaginándolo, imaginár-rdolo, dichosa ccon sobre él, o n la felicidad de maravicontemplan los ttonos personas que ami o n o s maravi‑ a mi lado contemplan iris. llosos n a puesta de Ilosos de dc uuna de sol o un arco iris. múltiple, mano de conocimicnto Mi m a n o participa de este conocimiento múltiple, Mi los dedos sólo veo olvidarsc que que ccon pero o n los debe olvidarse pcro no debe superficic y que tengo tengo que u n a ínfima parte de u n a superficie una una repetidas veces, ttantas como mano pasar la m a n o sobre ésta repetidas antas c omo su a conocer su neccsarias, para que mi ttacto sean necesarias, a c t o llegue a importante rrecores aún más importante totalidad. Sin embargo, es ecor‑ detern-riimaginación no está cstá amarrada a determi‑ dar que quc mi imaginación distancias, sino que que junta ubicaciones y distancias, nados puntos, puntos, ubicaciones viera o o sirnultáneamente ccomo todas las partes simultaneamente o m o si las viera scntirlas. Sólo siento uuna peconociera n a pe‑ conocicra en lugar de sentirlas. nercaballo aala queña parte de mi caballo la vez ‐-es e s un animal n er‑ manuales-, pero a exploraciones manuales‐, vioso y no se o m e t e aexploraciones se ssometc 82 8z

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r:prnb11 E[ (sEllr ;od oqns opurnf, su¡sJn] srI Jp prprs -o8n; 11 'sotcasur sol ep opn8r oprgurnz 1a 'sope8"rr¡r sod.ran:r sol ap oaluad;as II3.E Ia 'salerurur so1 ap lard rl rp olIrrq 1e 'suuuunq sourlu sEI ap opr]EI lr :sESoJ srl s¿por arqos tslse uoilrar3 EI áp ptprpa; u1 'rpr.r E[ Jp ro[E] 1E 'or-rr:lm8 'Elor 'Ernurl1 'seurtuolu 'ou -ueco'o¡aro'rJSoLu'lrlda¡'e,r.B'¡trurur'a.rquroq :uorsrA tsun o[roJ aca;edr 'opot un oLUoJ opunru Ie JEJrtu ep ol]u¡r opuen) 'srrtsnLu srfoq se1 Í o,n-rnc olpr

he sentido muchas veces el corvejón, el hocico, el casco y la crin, puedo ver los corceles de Febo Apo‑ lo galopando en el cielo. Con semejante fuerza en actividad, es imposible que mi pensamiento sea vago o confuso. Es necesa‑ rio que sea potente, categórico. Esto es realmente un corolario de la verdad filosófica que establece que el mundo real existe sólo para la m e n t e . Lo que equiva‑ le a decir que yo n u n c a puedo t o c a r el mundo en su totalidad. En realidad, t o c o menos que la parte que los demás v e n y oyen. Pero todas las criaturas, todos los objetos pasan íntegramente a mi cerebro y ocupan allí la misma extensión que en cl espacio material. Declaro que, en mi caso, los pensamientos ramifica‑ dos, en lugar de pinos, ola, vaivén o murmullo, vuel‑ ven musicales las cadenas de montañas cuyas cimas se yerguen sucediéndose unas a o t r a s . Si mencionais una rosa que está demasiado lejos c o m o para que yo pueda olerla, inmediatamente u n a fragancia irrumpe en mis orificios nasales, una forma seacurruca en mi palma abriéndose c o n toda suavidad, c o n sus pétalos redondeados, sus bordes ligeramente encrespados, el tallo c u r v o y las hojas mustias. Cuando t e n g o la dicha de mirar el mundo c o m o un todo, aparece c o m o u n a visión: hombre, animal, ave, reptil, mosca, cielo, océa‑ n o , montañas, llanura, roca, guijarro. El calor de la vida, la realidad de la creación está sobre todas las cosas: el latido de las m a n o s humanas, el brillo de la piel de los animales, el ágil serpenteo de los cuerpos alargados, el zumbido agudo de los insectos, la rugo‑ sidad d e las c u e s t a s cuando subo por ellas, l a líquida Er1]rp E[ 1a

'sopudsaJf,ue eluárue,ra8rl sepJoq sns 'soprapuopeJ

so¡rrcd sns uoJ 'pepr.Lrns Epo] uol JsopuJrlqt rr-uled rlu ue tlnJJnou as tLLrJoJ uun 'saleseu sorlrJrJo srLU ua aduln¡;r trcut8u¡ Eun etuáurtsterpáuur 'e1ra1o tpand of ¡nb e¡ud ouoc sofcl oprrsrtucp EtsJ cnb eso-r EUn srruorluaur rS 'stJlo u suun esopuarpeJns uanS¡a.{ JS sELUrl srlnc seuutuoul op sEUJpEJ sel sJleJrsnru ual -1an,l. 'ollnruJnlu o ue^rr^ 't1o 'sourd ap .rr8n¡ ua 'sop -ElrlrrlrtJ soluerruesuad so1 'ostsJ rlu ua 'anb oJEIráC 'lrrrJtrtu orcedsa 1c uc cnb uorsuJtxJ ELUSTLU EI llle uedn¡o f o;garao rur E elueurr;Batur ursrd soralgo so1 sopol 'srlnleul sEI sepol o-la¿ 'uafo f ua,l. struap sol anb at¡ed u1 anb soueru orot 'prprlter uE 'peprlelol ns ua opunru Iá ,rrf,ot opand Elunu of anb Jrf,áp E ál -e,l.rnb¡ anb o1 'ctuJru 11 e-red olos JtsrxJ IEJJ opunur 1a anb alelgrtsa anb rcr¡osolrl ptpre^ el ep orrelorof, un otuáruleal sa olsg 'o:r¡o8atr¡ 'atuatod eas anb or.l -ESeJeu sE 'osnJuoo o o8e,L Ees oluarllrrsuad ru anb alqrsodur sa 'pepr,rrtcr u¿ ezJaÍt1 atuelaruas uo3 'olan Ie ua opurdo¡r8 o1 -ody oqag ap seleoror sol re^ opand'uuc 11 I ocser 1a 'o:rcoq 1a'uofa.r-roc Iá sale^ seqf,nu opnuas áq ouoJ como

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movilidad ontra movilidad y el estrépito de las olas olas al romper ccontra las rocas. Es extraño decirlo, pero p o r mucho que me Es me por mucho esfuerce no puedo obligar a mi ttacto a c t o a infiltrarse en en e s t e universo r a t o de este univcrso en todas direcciones. Cuando ttrato de hacerlo, e s t a n objetos haccrlo, el cl conjunto se sc desvanece; desvanecc; sólo rrcstan objetos pequeños o partes restringidas de u n a superficie, restringidas pequeños o partes de una superficie, meras señales scñales táctiles y un caos caos de cosas dispersas al al azar, mo‑ azar, que que de esta forma no despiertan ninguna eemoción, ningún deleite. Restituid al interno ción, ningún deleite. Restituid al sentido sentido interno artístico que todo lo abarca su legítimo dominio y todo lo abarca quc me daréis uuna n a alegría, que que es la mejor prueba de la realidad. realidad.

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V)ZANVI\IV VW]V'IA ANÓ

ACI

SEINV

ANTES D E QUE E L A L M A A M A N E Z C A

Antes de que mi m a e s t r a llegara, yo no sabía que soy. Vivía enun mundo que no era un mundo. No me anb rrgrs ou aLU

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'u,rr8a11 EJIsJELU

rur cnb Jp setuv

oN 'opunur un E-rc ou anb opunru un ue tr,r,r¡'fos

hago ilusiones de poder describir de la forma adecua‑ da esa época inconsciente, aunque también conscien‑ te, de la nada. Yo no sabía que sabía algo, cualquier cosa, o que Vivía, actuaba o deseaba. No tenía volun‑ tad ni intelecto. Me dejaba llevar por cierto impulso natural ciego hasta los objetos y los a c t o s . Poseía u n a m e n t e que provocaba en mí sentimientos de ira, satis‑ facción o deseo. Estas dos circunstancias llevaron a quienes me rodeaban a suponer que yo pensaba y tenía voluntad. Sime acuerdo de todo esto, no espor‑ que yo supiera lo que sucedía, sino porque tengo memoria tactil. Me permite recordar que n u n c a frun‑ cía el ceño cuando pensaba. Nunca examinaba algo de a n t e m a n o o l o escogía. M e acuerdo, también gracias al t a c t o , de que nunca, p o r un sobresalto del cuerpo o un latido del corazón, sentí que a m a r a o que algo me -En3apE EruroJ EI áp rrgrrJsap .rapod ap sauorsnlr

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-unlo^ Brual oN 'Egeesap o pqrrntJE 'r¡,r.r¡ anb o 'ESoJ -rcrnblenc 'o31e ergrs anb erqes ou oA 'Eptu EI ap 'cl -uerf,suoJ uerqurl anbunr 'atucrcsuocur e¡oda ESa ep aur oli¡r cnb o E-IELLrE cnb uuos 'uoztsJo3 Iep oprlpl un o od¡an¡ IJp otlt?scrqos un ¡od 'EJunu anb ap 'otcrl 1e srrce¡8 uerqtuet 'op;anor a14 'rrSocse ol o ouELUJtuE ap oli¡r: EqEurLLrExJ ElunN 'egesuad oputnJ oueo Ia Er:) -unJJ EJUnu anb rrp;ooa¡ atrru.¡ed ctr\J 'lrttrgt ErJoLUaur oliuct enb¡od ours 'erpa:ns anb o1 e,rardns od cnb -¡od sa ou 'oJSJ opot Jp opJJntrE aru rS 'petunlo^ Bruel I eqesuad ol anb ¡auodns r urqtJpor cru sauarnb E uoJE^JII sErlrrEtsunrJrr soP stlsE 'oesaP o uorrlBj -srles 'E;r ep soluerurlues rlu uJ EqEJoAo¡d enb alualu EUn Ercsod 'sotlr so1 I sorafqo sol Etsttl o8arc 1e;ntru oslndurr otiJrJ -rod -rr.r.c¡1 rqrfop aW 'ottralalur rrr pEl

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importara. vida interior era, pues, un vacío importara. Mi Mi Vida vacío sin pasado, presente o futuro, sin esperanza ni ni anticipa‑ anticipación, sin asombro, alegría o fe. fe. No No era de día ni de de noche. noche. Mas el vacío que absorbe absorbe espacio, y lijeza, lijcz.a, sin un lugar. lugar. No No había hahía estrellas, estrcll¿s. ni tierra, ticrr¡, ni tiempo, tie rnpo. ni obstáculos, ni cambios, ni bondad, bondad, ni crímenes. crímenes.

Mi ser scr durmiente no tenía noción de de Dios ni de dc la la inmortalidad, uerte. inmortalidad, tampoco tenía miedo miedo de de la m muerte. Recucrdo, también por el Recuerdo, a c t o , que tenía capaci‑ cl ttacto, capacidad de omo u na de asociación. asociación. Sentía Scntía sacudidas táctiles, táctilcs, ccomo una pisada, ortazo o n a vvcntana e n t a n a abriéndose pisada, un un pportazo o uuna abriéndose o o cerrándose. Después de oler repetidas veces la lluvia y cerrándosc. Después de olcr repetidas lluvia sentir scntir la molestia de dc la humedad, actuaba igual igual que las las personas que entana. quc me me rodeaban: rodeaban: corría a a cerrar la vventana. Pero Pcro no se se trataba en en absoluto absoluto de de pensamiento. pensamicnto. Era el el mismo tipo de asociación que lleva a los animales dc que llcva animales a a resguardarse resguardarse de la lluvia. Con el mismo instinto ani‑ animal de imitar a a los demás, dcmás, yo doblaba la ropa que lle‑ llela lavandería gaba gaba de de la lavandería y y guardaba guardaba la la mía, mía, daba daba de dc ccomer o m e r a los pavos, cosía dos abalorios c o m o ojos en como en la cara cara de dc mi muñeca muñeca y hacía un montón montón de cosas más, más, de dc las las cuales cuales conservo conservo un un recuerdo táctil. táctil. Cuando Cuando quería algo, un helado, o r ejemplo, hclado, p ejemplo, que por quc me me gustaba gustaba mucho, un sabor delicioso en la lengua (lo cual, mucho, sentía sentía sal¡or delicioso cn lengua cual, p o r cierto, u n c a me ocurre), y en la m a n o sentía por cicrto, ya mano va nnunca scntía / ccomo o m o funcionaba funcionaba el congelador. congelador. Yo hacía la señal y mi mi madre madrc sabía que quería un helado. hclado. «Pensaba» desea"Pensaba" y desea‑ 86 86

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sr¡to anb ptprrell seru uoJ -rrluasa;da-r opand o¡ 'e-rdruars r¡rd orce¡rdrsap 'sauolJEsues srru ep optlorp IE rr^ál] rclulap eLU salut anb Je -¡od 'o8aro os¡ndur lanbt 'rsy 'ErpualLra I erqes ed anb oI JJgos JEu -orxalJer 'ourt1¡ ¡od ',t -rcpuarduoc 'raqes EqEIequV 'seuollolua sEI srpol ap I rr-r8ele EI rp ilorue 1ap eluerJsrrof, ozrq aru otuenuesued 1g 'saprpardo.rd I sáprprluno 'sa-rguou sns 'sotofgo sol áp uolcdar¡ad ns '-ro¡r,L ns sopuuas srru e o3¡olo a1 anb o¡au¡l¡d ol Erult Iru áp J€uedsep Ie rn{ 'otuarurrlolro: 1a ouoruod -o¡d aru anb 1a otltt Iáp opnues 1a 'sand 'e n¡ o¡ 'za.t r-rarur-rd rod rLu r¡ed ortsrxa ErJuárJuor e1 '.resuad e a¡adrua sa3uolua d o8¡t r¡a of anb ugn:sap '«rru» ap f "o.{" rp opEJrJruSrs Ia rpua,rdr opuen3 'uluosa ue-r8 ¿ o-racl lopelaSuor lJp otuJrrurlour Iá oluof, rJE 'uq -Ecscp cnb sollanbt uá olos d'sotafqo Lre olos EqESuád 'oPBuasua €lqrq JLU EIIO otuor IEl soPeP sol opuer^or.u Eqeasap anb o1 eluetulror¡ seur Eruclqo opurntr -lare¡d o^r^ un tsJlues atuaualdrurs 'oJgaJaJ rr.u ue rralnpo-rd as anb osa:ro.¡d o orgurrf, unBuru ep átuarlsuol EJe ou oi'nor¡cn¡lsur rul ts ozuer(uoo orp tJlsa¿ru rur opuenf, 'anb r¡aueu eCI 'oJlo uoo lrtuatu oprtre un BqEJ -rduuoo ou lesuad ornlosqt ua erpod ou ol oruoJ 'crgruoq ouroo apJel sttu 'ouru oruoo o¡aur¡d tas 1a afnlrlsuc'¡c anb o1 sc 'E-uo ap ;rued ¿ esof, tsun ua -r¿suad ap prprcudef, pl o 'prpr¡ruorcr-r t1 i :rr8ala ep ptueqrl 11 o 'or.rpagle erqrl 1c 'sapellnor¡ sop sul rp ollor]Esap Iap ozuenuor 1a anb olnlcuoc

ba c o n los dedos. Si yo hubiera creado al hombre, seguramente habría puesto el cerebro y el alma en la yema de los dedos. Por reminiscencias c o m o éstas concluyo que el comienzo del desarrollo de las dos facultades, el libre albedrío, o la libertad de elegir, y la racionalidad, o la capacidad de pensar cn u n a cosa a partir de o t r a , es lo que constituye el ser, primero c o m o niño, más tarde c o m o hombre. Como yo no podía enabsoluto pensar, no compa‑ raba un estado mental c o n o t r o . De manera que, cuando mi maestra dio comienzo a mi instrucción, yo no era consciente de ningún cambio o proceso que se produjera en mi cerebro. Simplemente sentía un vivo placer cuando obtenía más fácilmente lo que deseaba moviendo los dedos tal c o m o ella me había enseñado. Pensaba sólo enobjetos, y sólo en aquellos que desea‑ ba. Era como el movimiento del congelador, pero a gran escala. Cuando aprendí el significado de «yo» y de «mi», descubrí que yo era algo y e n t o n c e s empecé a pensar. La conciencia existió para mí por primera vez. No fue, pues, el sentido del t a c t o el que me pro‑ porcionó el conocimiento. Fue el despertar de mi alma lo primero que le otorgó a mis sentidos su valor, su percepción de los objetos, sus nombres, cualidades y propiedades. El pensamiento me hizo consciente del amor, de la alegría y de todas las emociones. Anhelaba saber, comprender y, por último, reflexio‑ n a r sobrc lo que ya sabía y entendía. Así, aquel impulso ciego, por el que a n t e s me dejaba llevar al dictado de mis sensaciones, desapareció para siempre. No puedo representar c o n mas claridad que o t r a s selse oruoo serouef,srurlual Jod 'sopap so¡ ap rruaf EI ua I o-rqa-rac ¡a otsand Errgerl stuarue¡n8as ELUIE 1a

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7

personas se pro‑ propcrsonas los cambios graduales y sutiles que se impresiones rccibimos las primeras impresiones ducen desde descle que recibimos las ideas ideas abstractas. hasta hasta la elaboración al¡stract:r.s. Pero sé sé claboración de las que quc mis dccir, las las ideas derivadas derivadas de de nris ideas físicas, es es decir, los objetos materiales, se omo me aparecen primero ccomo sc me las del ttacto. Al instante instantc adquieren adquieren ideas similares a c t o . Al sirnilares a las significados Despuós, el significado ha‑ hasignificados intelectuales. Después, lla su llarna «el hal¡la interior». intcrior". en lo que se se llama su expresión en "el habla interior Cuando era era mi habla hirbla cra un deletreo deletrecr cra niña, mi frecucntcinterior. Aunque aún hoy me mc sorprenden frecuente‑ rrrente mí misma misma sobre dedos, m e n t e deletreando para para mi sobrc mis dedos, misma ccon hal¡lo conmigo conmigo misma los labios, yy es es también o n los taml¡ién hablo a l'ni nrcnte descarcierto que cuando aprendi a hablar mi m e n t e descar‑ cicrto aprcnclí síml-»olos y empezó empczó a a articular. articular. No tó los dedos o m o símbolos declos ccomo rccordar lo que alguien me me obstante, r a t o de obstantc, cuando ttrato dc recordar rni conciencia es dcletreanha dicho, mi n a mano deletrean‑ cs la de u una do en la mia. nrírr. fucron mis Mc han preguntado lncnudo cuáles fueron Me preguntirclo a ir menudo me descu‑ primeras impresiones impresioncs del mundo en el cl que me descubrí a mí misma. Pero quien realmente rcalmente piense en sus sus cs un miste‑ misteprimeras primcras impresiones irnpresiones sabe sabc que todo eso esun imprcsiones evolucionan rio. Nuestras evolucionan y cambian c¿rrnbian sin Nuestrls impresiones lo advirtamos, rnancra lo que que supone‑ suponeque a n e r a que que lo ¿rclvirtamos, de m que lo m o s que pensábamos mos nirlos puede ser pensábarnos cuando éramos niños m u y diferente muy lo que en cn realidad rcalidad experimentába‑ difcrcntc de lo experimcntábamos Yo sólo sé cn los ccOm o s en u e s t r a infancia. Yo o‑ cn nnuestr¿1 sé que, quc, en rni educación, mienzos de cducación, el mundo que tenía a mi cie mi qure tenía lnis blocs y para alcance alcancc estaba vivo. Deletreaba para mis paril mis perros. compadccía de las plantas plantirs cuando les pcrros. Me compadecía arrancaban s t o las las‑ flores, porque lasarrancabarr las flores, porque pensaba pcnsaba que eesto Patimaba y que sufrían ppor o r sus pimpollos pimpollos perdidos. pcrdidos. Pa‑ 88 88

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-uts^V 'ruos-rad r¡to cp alqr8uerur eLUItr [J ua uJ¡3uo ns JElleleP ,rcpod eP sJIUE set¡u¡t¡adxa serdo.¡d srur uof, olrtsJtsdu¡oc I'seruap so] áp solnf,snu sol Dp prprJ -llal ep scr-rororlrdlrd su1 !o1op IaFr Lrorsurt tspulortLro] 'rpruuda,r tr1 'oparru 1ap ordrrurrd 1a ,rrgrorad trqag 'seJorJJlLu sollrerrurluas sol Jp seJorJJlxJ souFrs so1 -rapua;dr ¡nl> e¡nt oJDLUr.rd 'syLUJp sol r¡J sauororslrcs ,( s¿uoroorue srLU ep ua8eur eun anbsng opLIUnl ep -Jtsl sELU oq3nu ptsELI an1 ou 'tsas anb rrcrnbouo3 'rpeu fr:q o¡odtutl r.ran¡ anb Jp uorsnlJ -uol r?[ E saJuo]LlJ ue8al-I ¡üpELr rrrllrrq orr ,,{ sulusrur rs ap oJluJp ue,rr14! 'str¡uar¡adxa ap turt8 tsprJnpJr ns rp EIIe sgu leq anb o1 a.rqos oood uel urqes stu -t'rs.¡ad ser{f,nrlr IEnJ EI .rocJ uozr¡ e1 'vznb 'sa ulsg'erc -ucr3uoJ E-rlscnu eP ¡lrLUrl I3 uor-)rPuor EI sá olusrLU ^ oun Jp oJU.)rLLrrlolroc ¡a 'sera¡sa sop selse ep Elarnb -Itsnf, uq 'sJluelrELUJcd saluuaru scuorJEsucs ap ua8rurr uul-r oLUoJ cllrauraldrurs 'c¡ladsa un ollrof, lpr;altsur op -unLu [J -rc,t apand as 'clsoruc8ur oluerLuEUoz¿,¡ oucnb -¡d un ap epn,{e uo) 'srJpr J sotuerluuu¡s sordo¡d soJlsenu o,,r1rs 'rpeu souraqrs ou anb uEurJrJE anb sol -osgllJ sol E _laeJl E PPPrrrlllrr otuJrs etrAJ'Eu.¡sItu ]LL¡ JP uua11 I eptEeldc-r Eqttsr -retrot rrpod ol anb opunru I¿- Ez)leJntrru ,-, 'soPIuIJeP ualq soluclurgsuad oLUo3 ¡s-lesroa¡d E uoJEZuJuroJ €rf,uEJul EI ap 'so:lrlaod 'soprur¡apur sotuarL[rrlLrJS sol'stpr-rnlord st:rLr uurJELI

ba c o n ellos. A medida que mis experiencias se ampliaban y hacían más profundas, los sentimientos indefinidos, poéticos, de la infancia comenzaron a precisarse c o m o pensamientos bien definidos. La naturaleza ‐el mundo que yo podía t o c a r - estaba replegada y llena de mi misma. Me siento inclinada a creer a los filóso‑ fos que afirman que n o sabemos nada, salvo n u e s t r o s propios sentimientos e ideas. Con ayuda de un pe‑ queño razonamiento ingenioso, se puede ver el m u n ‑ do material c o m o un espejo, simplemente c o m o u n a imagen de sensaciones mentales permanentes. En cual‑ quiera de estas dos esferas, el conocimiento de u n o mismo esla condición y el límite de n u e s t r a concien‑ cia. Ésta es, quizá, la razón por la cual muchas perso‑ nas saben t a n poco sobre lo que hay más alla de su reducida gama de experiencias. ¡Miran dentro de si mismas y n o hallan nada! Llegan e n t o n c e s a l a c o n ‑ clusión de que fuera t a m p o c o hay nada. Comoquiera que sea, no fue hasta mucho más t a r ‑ de cuando busqué u n a imagen de mis emociones y sensaciones en los demás. Primero t u v e que aprender los signos exteriores de los sentimientos interiores. Debía percibir el principio del miedo, la reprimida, controlada tensión del dolor, las palpitaciones de feli‑ cidad dc los músculos de los demás, y compararlo c o n mis propias experiencias a n t e s de poder detectar su origen en el alma intangible de o t r a persona. Avan‑

f ueqrrldurt es strJucr¡adxa sru enb €prparu V -rzado¡t o eclulndr-ua a;duars f 'rroap

so1 anb zJ^ Ep,l rr.;;l';r';;:: enb ol Lrtrpualua on so¡¡ad

de que pudiera comprender que mis perros no entendían lo que les decía, y siempre les pedía disculpas cada vez que los cmpujaba o tropeza‑ sc1

sc1

srru enb rapua.rduoc r.rarpnd anb ap setuu sout uoJES

saron años antes

Y zando zando a a tientas, insegura, a1 al final encontré mi identi‑ identidad e r mis pensamientos y mis dad y, y, después de vver mis sen‑ sentimientos t r a s personas, poco timientos repetidos en cn ootras poco a a poco fui construyendo hombres y de construycndo mi mundo de de hombres de Dios. Dios. Cuando leo u e n t a de s t o es lco y estudio, estudio, me me doy ccuenta de que eesto es lo mismo e s t o de la raza humana. mismo que ha ha hecho el el rresro dela humana. El El hombre o n el tiempo hornl¡re mira en su interior y y ccon tiempo llega llcga a a descubrir significado del universo. dcscubrir la medida y el el significado dcl universo.

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otucru.rrfouoJ l) oJad 'selgaluu sRI LIo o¡druets e¡t:c1 JrAl^ EJrlru8rs anb ol ep rtuenl ElEp as ou 'stuap so1 ap rrcuauadxJ EI ap EZuplEg uLUSILLI El ua EpI^ ns ¡tscd rpand ou anb EtsEH 'rcpeJlt cprdr-ur cl ptplrnlso u¡ anb s()i ü seJJre¡d salqu-ralunuul 'soqluut sol EJ -ouB1 'cl-rrr aca¡ed el osJ ep BpEU'stuta¡r sol ap -rapuad -ep 'satur¡rcr.r sosed ;ep 'o-r1o r .re8n1 un ap sttualt u JEpuE anb ;cuat osnllul :aoouof, anb opunur Ia sE 'clq -rJ-rel lu orJllrilPJoEJlxJ JP IIPEU EJluanJLIe Ou SEII3 uE 'sEIo^árre(] uos sEIqaILItl stl 'oBato oulu le EJEd 'uelL¡¿f, so.rrlgd so1 f 1os Ia E¡rrq e;duats apuop 'opunru 1ap EZallJq tsl eJouo] Etult ns I a,r,r,r. anb 1c ue opunur

sa vida, el niño sordo y ciego, encadenado a la roca desnuda de su circunstancia, semeiante a u n a araña, manda tenues hilos de pensamiento al interior del vacío inmensurable que lo rodea. Explora las tinieblas con paciencia, hasta que sc forja un conocimiento del mundo en el que vive y su alma conoce la belleza del mundo, donde siempre brilla el sol y los pájaros c a n t a n . Para el niño ciego, las tinieblas s o n benévolas. En ellas no e n c u e n t r a nada de extraordinario ni terri‑ ble. Es el mundo que conoce; incluso t e n e r que andar a tientas de un lugar a o t r o , dar pasos vacilantes, de‑ pender de los demás, nada de eso le parece r a r o . Igno‑ ra los muchos, innumerables placeres a los que la oscuridad le impide acceder. Hasta que no pueda pesar su vida en la misma balanza de la experiencia de los demás, no se dará c u e n t a de lo que significa vivir para siempre en las tinieblas. Pero el conocimiento Iap oluerrurtrouoo un eho¡ as anb rtseq 'rtcuarced uoc sEIqcllrn sr:¡ r-roldxg 'tsapoJ o1 cnb alqurnsueurul orf,E^

IJp -rorJrtur IE otuárurtsucd ap solILI senuet Eputul 'ELteJe uLrn E alutfatuas 'Erf,utlsun3Jtf ns ep EpnusaP EtroJ EI E optuepeJua 'o8ctc I op-los oulu Ia 'rpt.,r ts -or¡adrur 'atutlaque e1 ap'epr.t EI cp olpatu ua'rsy

Así, en medio de la vida, de la anhelante, imperio‑ LAS MAYORES SANCIONES

SENOIf,NVS SAUOAVW SV'I

Y

que on‑ quc le le enseña csta amargura enseña esta amarsLrra también le le brinda cconsuelo: la [a luz h-rz espiritual, la promesa promcsa del día que quc sera. será.

El niño ciego ‐el niño sordo y ciego“ ha heredado heredadcr cieuo- ha -el niño la m e n t e de na mente dc sus antepasados, antepas:rdos, hecha hecha para ver y oír, uuna m e n t e a la medida de mente dc los lc,s cinco sentidos. Por consi‑ consiguiente, s t a r influido, guientc, tiene que ecstar influido, aunque aunque él él no no lo sepa, sepa, p o r la luz, o n transmitidos por luz, el color, color, la canción, lc sson cancicin, que le transmitidos a traves dci lenguaje lengua.jc que le han enseñado, través del cnseriaclo, ya que las l,rs recamaras e n t e están siempre preparadas recárnrrr:rs de la m mente prcparadas para para recibir an rccibir este lenguaje. icnguaje. El cerebro de dc la raza se se halla ttan impregnado impregn,rdo de color cc¡lor que tiñe tiñc incluso el habla de los los ciegos. n o de los objetos cie¡;os. Cada Cirdir uuno objctos en en los que pienso pienso está cstá teñido o n o que teniclo de un ttono c{c un clLrc le pertenece pertcnccc gracias ia asocia‑ grirciirs a la asociirción de n a per‑ dc ideas y la memoria. memoria. La experiencia expericr-rcia de de u una pcrssona o n a sorda un mundo de personas sorda yy ciega, en cn un personas que que vcn) essemejante oyen y es semejante a ir la de dc un marinero marinero que llega r. ven, a uuna n a isla isla cuyos cuyos habitantes habitantcs hablan un un idioma que que él no conoce n a vida muy distinta corrocc y llevan uun¿r clistinta ala a la que él él h a llevado hasta ese m o m e n t o . É l e s u n o , ellos s o ha llev,rcJo hasta cse nlomento. Él e, .,,ro, ellos sonn muchos; rnuchos; no hay manera de llegar a a un acuerdo. Debe acuerdo. Debe aprender a e r ccon o n los ojos de o n sus oídos, a vver de ellos, cllos, oír ccon oídos, pensar ccon o n sus pensamientos, pcnsamientos, perseguir sus idealcs. sr-rs ideales. Si el mundo silencioso y o s c u r o que lo rodea fuese Si oscuro esencialmente e s o n a n t e e ilumi‑ esenciirlmente distinto del clel mundo rresonente iluminado o r la luz del sol, sería incomprensible nadcr p laluz incomprensible para sus por semejantes u n c a podría hablar de él o n nadie. semejantcs y nnunca nadic. Si ól ccon Si sus sentimientos y sensaciones fuesen fundamental‑ sus scntilnientos y sensaciclnes fucscn fundamentalm e n t e diferentes mcnte difercntcs de las que experimentan expcrimentan los demás, demás, serían serían inconcebibles inconcebiblcs para todos, salvo p,rrtr todos, salvo para quicnes ¡ra¡¡ quienes tuvieran tuvicran sensaciones sensaciones y sentimientos análogos. Si la y sentimientos conciencia mental de la persona pcrsona sorda y y ciega fuese 92

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-rroJElJu.r «rrfrlJal» srqElud EI -Iápurrdluof, oPand enb otsand 'sErJesJ.rJu uos ou ,{ 'rrcuapuodse-r¡oc EI JelJIq -uls¡ r¡rd sEpJOS f sc8al¡ seJoluláu ucls^rxe oN 'sEI -¡87¡rltluraa.¡ enb uor trruorpr o,rlscnu Lra epEU ,(rq ou anb ot.^and'st11a uoc -rrrlord oqap 'o8rtqtue uIS 'suro¡ -ylau rros sJSEr+ srlsa anb cs tsf,'«¡tspr^ ns se etslJt I EJnlso gn§!" o «¡uorluso,trnba ru oa,t t.,( 'qO!» :oLLI -E[]xá opuenJ ttltseJgos aur sclo^ r enb 11 'peprlra-r 11 op uorlüsrres rso.¡o8r.,r Eun ours 'afrn8ua¡ Iep uolfuel -uor uun se oN'sofo so1 ercd zn¡ r:1 sa anb au-¡eur8 -rurr opand 'peprrrlc ese sJ anb opuargrs { 'otucrrurs -uad ru u up anb uorrrtuerro ,( pr:pr-rr¡: ri -rod pppra^ El oJzouotráU 'sa]EntrJrdsa stlla;tse sILU ep saue8erul sEI uof, sol]Euall r oparord o.,( f 'salsalac sotcedsa solsu^ sol aJc'lt 3ur lllllraLLr olJrJ rtr \I 'olrreLuEurJr} Ic uá EtaruoJ un ezv)f cnb opr;-lo:a,r oprdr.r 1c I o8tdruela-r 1ap ro8ln¡ 1a urrrldxe puproola^ ns f otuerrutsuad 1ap ollatsep [E 'soucruoueJ ep rlur8 e1 Epol ep se^tr] E

absolutamente distinta de la de sus semejantes, no tendría forma de imaginar lo que ellos piensan. Pues‑ to que la m e n t e de los invidentes es esencialmente la misma que l a delos que ven e n c u a n t o a que n o admi‑ te carencias, debe suministrar una s u e r t e de equiva‑ lente de las sensaciones físicas desaparecidas. Debe percibir una semejanza e n t r e las cosas exteriores y las interiores, una correspondencia e n t r e lo visible y lo invisible. Me sirvo de esta correspondencia para m u ‑ chas asociaciones, y por mucho que la extienda a las cosas que no puedo ver, resiste muy bien la prueba. La correspondencia, tomada c o m o una hipótesis detrabajo, esadecuada a todos los aspectos de la vida, a través de toda la gama de fenómenos. El destello del pensamiento y su velocidad explican el fulgor del relámpago y el rápido recorrido que t r a z a un c o m e t a en el firmamento. Mi ciclo mental me abre los v a s t o s espacios celestes, y yo procedo a llenarlos c o n las imágenes de mis estrellas espirituales. Reconozco la verdad por la claridad y orientación que da a mi pen‑ samiento, y, sabiendo qué es esa claridad, puedo ima‑ ginarme qué es la luz para los ojos. No es una c o n ‑ vención del lenguaje, sino una vigorosa sensación de la realidad, la que a veces me sobresalta cuando excla‑ m o : «¡Oh, ya v e o mi equivocación!» o «¡Qué oscura y triste es su vida!». Ya se que estas frases s o n meta‑ foras. Sin embargo, debo probar c o n ellas, puesto que no hay nada en n u e s t r o idioma c o n que reemplazar‑ las. No existen metáforas ciegas y sordas para esta‑ blecer la correspondencia, y no s o n necesarias. Puesto que puedo comprender la palabra «reflejar» metafóri‑ 'rpr.t e1 ap sor:adse sol sopol E tptn3apr sa 'ofuqe;t ap srsalodrrl Eun ouroJ Eprruol 'rrouapuodserJoJ p^I 'rganrd EI uerq ,(nru atsrsa; '.ral opand ou anb sesoc sEI E Bpuerlxe

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11 anb oqJnu ¡od I 'seuolcerJost sEr{J rls¡ ap o^JIS ar{ 'JIqISr^uI

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o1 f alqrsr,t ol erlua trruapuodsaJJoJ trun 'sa¡ot¡alur sr1 I so-lor.retxa sESof sE] ertua tzr¡rfauas run;rqtc-rad aqoq 'srpr¡a,¡trdesap srJrsrJ s.llrorJrsuas sEI ap atual -r,trnba ep euans ELrn J€Jlsruruns oqap 'serouaJtJ al -lLUpt ou anb E otuenf, uo ua^ cnb so¡ ep r1 anb EursrLU el etuatulErJUeso se salLraprlur sol ap aluoLU t1 cnb ot -send 'uesue rd so1¡a anb o1 ;eur8rrur ep tturoJ tsrJpual

ou 'salurlallras sns ap BI ep Etlrusrp atualuttnlosrle

Y un espejo nnunca u n c a me me ha dejado perpleja. La manera manera en en que que mi mi imaginación imaginación percibe percibe las las cosas a usentes m e permite ver ausentcs me ver cómo cómo los los anteojos :rnteojos pueden pucden agrandar las cosas, acercarlas o alejarlas. rrgrandar alej;rrlas. Negadme eesta s t a correspondencia, corrcspondencia, este sentido scntido inter‑ interno, confinadme confinadmc al mundo munclo fragmentado, fragmentado, incoherente incoherente del ttacto, a c t o , v yo o m o el murciélago murciélago que vuela sin vo sería ccorno sin saber para qué ni p o r dónde. Suponed que olvidara s;rbcr para por c1ónde. que olvidara todas las palabras palirbras que hacen referencia a la Vista, que hacen vista, el el oído, oíclo, el cl color, color. la luz, el cl paisaje, pirisaje, y a los los incontables incontal¡les fenómenos, instrumentos on instrumcntos y bellezas relacionados relacionrrdos ccon ellos. Sulriría u n a importante disminución del asom‑ Sufriría una importante asombro y del placer que me embargan cuando aprendo; aprendo; además, adcmiís, lo que qr.rc sería aún más terrible, tcrriblc, mis emociones emociones quedarían muy e o no nrr"ry debilitadas dcbilit:rdas y las cosas que no vveo no podrían conmoverme. podrían conmovcrme. ¿Hay c^paz, de dc refutar lo 1o apropiado apropiado que resul‑ rcsul¿Hay algo capaz ta na t¿r la correspondencia? ¿Han vez uuna ¿Han abierto alguna vez de las cámaras del dcl cerebro cercl¡ro de un ciego y la Ia han encon‑ encontrado vacía? algún psicólogo ha explorado vacía? ¿Acaso cxplorado la la ¿Acaso m e n t e de los invidentes ..Aquí no mente in',.identcs y ha podido l' ha podido decir: clccir: «Aquí no hay hav ninguna sensación»? sensación"? Piso la tierra ticrra sólida; respiro el aire perfumado. pcrfumado. A partir de estas dos experiencias, establezco expcriencias, cstablczco innumera‑ innurnerables blcs asociaciones y correspondencias. corrcspondencias. Observo, sien‑ sientto, o , pienso, n t r e sí picnso, imagino. irnagino. Asocio Asocio eentre sí la la incontable incontable diversidad divcrsidad de impresiones, experiencias expcriencias y conceptos. conccpros. Con s t o s materiales, la Con eestos la Imaginación, la ingeniosa ingcniosa a r t e s a n a del cerebro, suelda u n a imagen artesana una ilraqen que ecll escép‑ escóptico me negaría o n mis ncgaría porque porque no puedo ver ccon rnis ojos físiojos físi‑ cos o s t r o cambiante v cos el rrostro dc ese ese niño que l. adorable de que camente,

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EcPoJ ol oluEnf, anb EJluenlug 'l? sEJl oP€lJ3J Etl ás eurncl rdnc alqrsr^ opunru Ia rrpLreqrrde utd salttr

desvanecería hasta convertirse en nada y vo no tendría en mis manos o t r a cosa que un terrón sin alma, inútil, de materia m u e r t a . Pero, aunque el cuerpo físico esté arraigado c o n vida a la roca de Prometeo, la cazadora del aire, de espíritu orgulloso, continuará persiguien‑ do las vías abiertas, brillantes, del universo. La ceguera no tiene ningún efecto restrictivo sobre la visión mental. Mi horizonte intelectual es infinita‑ m e n t e grande. El universo que abarca es inmensura‑ ble. Los mismos que me ordenan que me mantenga dentro del estrecho límite de mis exiguos sentidos, ¿le exigirían a Herschel que techara su universo escelar y que nos devolviera el sólido firmamento de esferas cristalinas de Platón? ¿Sacarían a Darwin desu tumba para ordenarle que borrara su tiempo geológico y n o s devolviera unos pocos míseros milenios? ¡Ah, los creídos escépticos! Siempre están tratando de c o r t a r ‑ le al espíritu sus intrépidas alas en pleno vuelo ascen‑ dente. La persona privada de u n o o más sentidos no ha sido arrojada, c o m o muchos creen, a un páramo inex‑ plorado sin indicadores ni guía. El ciego lleva consi‑ go, a su medio ambiente oscuro, las facultades esen‑ ciales para aprehender el mundo visible cuya puerta se ba cerrado t r a s él. Encuentra que c u a n t o lo rodea -uasa saptllrltrEJ sr[ 'oJnJSo elLIetguJE olpeur ns t 'c¡3 -rsuo3 r,\a11 o8erc 1E 'rrn8 ru saJoPElrPur LIrs oprrold -xeur orlrrJrd un E 'ueeJ:r soqtrnu ourol 'rprlour opts Erl ou soprlLrJs sELU o oun Jp upe,r.r-rd tuosrad t1 'aluaP -uJJSE o1an,n ouald ua

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--rul,rol Jp opuEtEJt ugtse erdruar5 ¡soortdJf,se sopre,If, so1 'qy! ¿soruelru so,rJsrlu so¡od soun tJJIAIo^cp sou ,( ocrSo¡oc8 oduan rls EJEJJoq anb a1:ttrap¡o e¡rd

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sErcJSe ap otueuturrj opr]os la trerllo^ep sou anb { .ru¡a:sa osJalrun ns EJur1Jet anb ¡cqcsrcg r ueur8rxa a1?'soprruas sonBrxa srLu ap a¡ILUII olltráJlsa IJp o-itii¡p e8u¡tueu aru anb uEUapJo au anb sousILU so'I 'alq -EJnsLreLUur sa Ef,JEqE anb os¡a,trt¡n IE 'apuEJB atuau¡ -etrLrrjur sJ IEnlf,JIallrl eluozrjoLI rly'\tr 'IE]LIeLu UoISI^ t7l aJqos olrlor;lsal olf,c+a un8utu euall ou t-lanSac e1 'sarurlltrq 'settatgr ser^ sEI oP

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es mi pensamiento. Él haría añicos el espejo de mi m e n t e . Este vándalo del espíritu humillaría mi alma y me obligaría a morder el polvo de las cosas materiales. Mientras mastico el pedazo de circunstancia, él me castiga y meaguijonea c o n la cspuela delos hechos. Si le prestara atención, la tierra de dulce semblante se

Y

esun n t o r n o homogéneo, c o m o el eentorrro n t o r n o del m un‑ cs un eentorno como mundo iluminado por el sol, puesto que que hay un océano océano inagotable semejanzas e n t r e el mundo interior y el inagotablc de intcrior de sen-rcjanzas entre cl mundo rnundo exterior, cxterior, yy descubre semejanzas, descubre que quc estas estas semejanzas, estas n a de las estas correspondencias, equivalen equivalen a cada cada uuna exigencias que su vida presenta. su Vida prescnta. La necesidad de de algo semejante ala ,r la corresponden‑ correspondencia o el simbolismo es e z más cs cada vvez n'tás urgente, teniendo en u e n t a los deberes cn ccuenta religión y la filosofía nos debcres que quc la religión imponen. imponcn. Se o m o un Se espera de los ciegos que lean la Biblia Biblia ccomo medio rrredio para felicidad espiritual. p,rra alcanzar alcanzar la la felicidad cspiritual. Ahora bien, bicn, la Biblia está llen¿r, de de principio a fin, de está llena, dc refe‑ referencias a nubes, las estrellas, los colores a las nubes, colores y la belle‑ belleza, que qlre son a menudo indispensables irrdispensal¡les para compren‑ comprender el sentido de mensaje donde apa‑ de la parábola o del dcl mensaje aparecen. Esto demuestra clemuestra a a las claras la falta de lógica de de las personas os pcrsonas que creen en la Biblia y, sin embargo, cmbargo, nnos niegan a nnosotros, o s o t r o s , los ciegos, e a hablar d e o ell derecho derecho de llo \reñros, y que, en realidad, ellos tampoco ven. que no vemos, ven. ¿Quién a n t e : «Si, él voló a mi corazón que ccante: ¿Quién impedirá a "Sí, viento. Hizo sobre las alas del Viento. Hizo de oscuriclad su luqar de la oscuridad su lugar ssccreto; e c r e t o ; su pabellón las aguas pabellón a su alrededor alrededor eran cran las oscuras yy las densas nubes del cielo»? cielo"? L a filosofía alude cconstantemcnte o n s t a n t e m e n t e a lla a poca fiabili‑ La fiabilidad de los cinco sentidos y al importante importante trabajo de de raz.ón, que la razón, quc corrige corrigc los errores de la Ia Vista al vista y deja al ilr-rsioncs. ¡Si descubierto clescul¡ierto sus sus ilusiones. podcmos depender depender ¡Si no podemos de dc cinco sentidos, sentidos, cuánto menos mcnos podremos fiarnos de de tres! o s basamos para tres! ¿En qué nnos para descartar la luz, el el ¿Err qué sonido yv el color o m o parte integrante uestro color ccomL) integrarte de dc nnuestro

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'Err.rete EZOIIáq E] ap opunru Ia eldu¡etuoc 'a¡qrn8 -uuxalrr lrorsr^ run uor 'orlr o¡ epsep f r¡rn3g ep sEIp uoJ olarf, [B EAcla es n1r¡rdsa rtu 'so.lnBasur sosrd uc¡¡ uorletrqeq ru ¡od ounueJ scJtuertr l 'atuáur rru alue

mundo? ¿Cómo haremos para saber que han dejado de existir para nosotros? Debemos dar por supuesta su realidad, c o m o hace el filósofo, que asume la reali‑ dad del mundo sin e s t a r capacitado para verlo física‑ m e n t e c o m o u n todo. La filosofía de la Antigüedad nos ofrece un argu‑ m e n t o que todavía parece ser válido. Tanto en el indi‑ viduo que es ciego c o m o en el que ve, existe un Ab‑ soluto que otorga verdad alo que sabemos que es ver‑ dad, orden alo ordenado, belleza a lo bello y tangibi‑ lidad a lo que es tangible. Si admitimos esto, cabe deducir que dicho Absoluto no esimperfecto, incom‑ pleto o parcial. Debe forzosamente superar la limita‑ da evidencia de n u e s t r a s sensaciones, además de o t o r ‑ gar luz a lo invisible y música a lo musical que el silencio apaga. Así, la m e n t e misma nos obliga a reco‑ nocer que e s t a m o s e n u n mundo d e orden, belleza y armonía intelectuales. Las esencias, o los absolutos de estas ideas, disipan necesariamente a sus opuestos, que secorresponden c o n el mal, el desorden y la dis‑ cordia. Por lo t a n t o , la sordera y la ceguera no existen enla m e n t e inmaterial, la cual, desde el p u n t o de vista filosófico, esel mundo real, sino que estan desterrav das c o n las sensaciones materiales perecederas. La realidad, cuyo símbolo s o n las cosas visibles, brilla a n t e mi m e n t e . Mientras camino p o r mi habitación c o n pasos inseguros, mi espíritu se eleva al cielo c o n alas de águila y desde lo alto, c o n u n a visión inextin‑ guible, contempla el mundo de la belleza e t e r n a .

€llrrq '> Esorlo 'r1p eprrrras rttso alqrpe;8r ErE 'elrlsep ue;8 1a :urr -uasc;d rrrd uo1lrs rur Lra átuoLUpÁJnu oltlsur eW 'EgJ Jp asJrlJas e;ed peprlrqtq EI ours ESol €un ap uorscsod rl sc ou ¡tuet;odu¡r stur ol anb ap rru3no rp aru .{ e,t -Drruotr uu.¡8 ru e clduaruoc 'sezue,¡adsc stl stplpJed '-rcJELI anb rpru plqeq oN '«seuolel sns uá ,rop.ru .,( upr,L utruod» strpolsru sucol anb o¡ou8t a 'a11er 1a .rod Epezetqe rla¡ed elleq ns E EqE^ell solla ep oun EpEJ 'etJEpurlsJ rru oleg uoJárunal as ou oluetuesuad Iap sollESE^ so1 orad 'sopr8uolo¡d I sat¡an¡ sanbor uol urrell Jeuos eJrI-I 'orusrru o1 eqesed aru rru V Ia 'ur-rclu a¡ ou '¡ruod rp anb 1a uc sadlo8 sol ep .{ solr¡8 sns op ,resad y 'oure Iep zo^ el .rro elap srl ou'se¡¡etuol opuar3rp sen8ual ep pnlulntu ,L rcrsnur EI áp oprnr IA 'uorsnluoJ e1 ap I 'e¡eq 1a 'ElserJ Eun oPUEP uElse soPErJs sns [8101 Eun eureu aub uo¡ u-rtuenf,Llá as -¡tsa.¡8a¡ IE oJed 'oprlap erqeq ol oruol IEt opot o[JeJtrro]uá opurradsa -le8oq ns E eA

ve asu hogar esperando encontrarlo todo tal como lo había dejado. Pero a l regresar s e e n c u e n t r a c o n que sus criados están dando una fiesta. Reina una total confusión. El ruido de la música y el baile, y de la multitud de lenguas diciendo tonterías, no les deja oír la v o z del amo. A pesar de sus gritos y de los golpes que daenel portal, no le abren. A mí me pasaba lo mismo. Hice sonar el clarín c o n toques fuertes y prolongados, pero los vasallos del pensamiento no se reunieron bajo mi estandarte. Cada u n o de ellos llevaba a su bella pareja abrazada por el talle, e ignoro qué locas melodías «ponían vida y ardor en sus talones». No había nada que hacer. Perdidas las esperanzas, contemple a mi gran comiti‑ va y medi c u e n t a de que lo más importante no esla posesión deuna cosa sino la habilidad para servirse de ella. M e instalé n u e v a m e n t e e n m i sillón para presen‑ ciar el gran desfile. Era agradable e s t a r sentada allí, ociosa « c o m o un barco pintado en medio de un pin‑ tado océano», viendo a c t u a r a mis pensamientos. Era

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en cosas agradables que decir sin t o m a r ‑ sela molestia de escribirlas. Me sentía c o m o Alicia en el País de las Maravillas cuando ella y la Reina de Corazones c o r r e n a toda velocidad sin cambiar n u n c a de lugar ni llegar a ninguna parte. La fiesta proseguía, alegre y divertida. Los bailari‑ nes eran todos los tipos de pensamientos. Había pen‑ samientos tristes y felices‘ pensamientos aptos para cada clima y tiempo, pensamientos que llevaban la marca de cada época y cada nación, pensamientos n e ‑ cios y pensamientos sabios, pensamientos sobre per‑ c o m o pensar

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buesonas, cosas y sobre nada, pensamientos bue‑ sorlas) sobre cosas refinados, nos, pensamientos pensamientos pícaros y pensamientos refinados,

tolerantes y generosos. Allá iban, girando espiral, eirando en espiral, siempre cogidos de la m a n o . Un bufón on mano. bufón ridículo, ccon Los no un traje r o , dirigía la danza. invitados traje verde y o oro, ladanza. invitados no seguían alguna. No había dos pen‑ penseguían orden ni prioridad alguna. samientos que tuvieran algún parentesco eentre n t r e sí, ni siquiera el de primos en ccuarto u a r t o grado. grado. Tampoco exis‑ existía algo así ccomo o m o uuna n a alianza internacional e n t r e ellos. entre ellos. alianza internacional Cada o m o un un poeta C:rda pensamiento pensamiento se comportaba comportaba ccomo recientemente rccientcmente creado. creado. Su Su boca no podía abrir, abri¡ pero n trropo. ropo. pcro allá allí voló uun lctras mágicas..., si al menos las hubiera ¡Oh, hubiera escri‑ escri¡Oh, letras E,sta alegre to yo! yol Esta alegrc multitud multitud bajaba desordenadamente desordenadamente por las e n t e . Llegaban las avenidas avcnidas aisladas aislad¿rs de mi mi m mel-rte. Llcgaban en en medio de uuna n a bacanal de ccantos a n t o s y de gritos, en en la más más desconcertante n o s ojos hayan clcsconcertante confusión que uunos hayan visto. Cerrad u e s t r o s , y ved llegar a los caballeros Cerritd los vvuestros, a caballeros y a las damas de mi fiesta. Con plumas y turbantes se se acercan, o n encajes unto, acercan) ataviados atavi:rdos ccon cnca;'cs de seda seda y de p punto, delicadas doncellas vestidas en los ttonos o n o s grises de los cuáqueros, o n sus cuáqucros, príncipes alegres ccon sus capas capas de color rojo escarlata, o n rosas prendidas en cscarlata, damas galantes ccon en los cabellos, o n capuchas que hubieran cabcllos, monjes monjcs ccon hubieran podi‑ podido cubrir la alta Torre de la Catedral, recatadas Catedral, niñas recatadas nruñecas de ccon o n sus muñecas dc papel en brazos y alocados cole‑ colegiales giales de rubicundas caritas caritas matinales, un un profesor profcsor distraído clistraído que lleva llevrr sus sus zapatos zapatos bajo el cl brazo y tiene tienc 1f22 22

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ap Elalue uJJirLl Eun EruJ^ so¡J ErlrH 'uorceurlsapard rl e-rgos LrourJas un ,,( stprsoJuos st¡¡rlaur sns ua sol -an,(oq uo3 ctsrql un 'oluerrqtutq I opr[gnJsa unluoJ .rr$n1 un :oztrq 1ap soprSoo ueqr anb seurrtlreq sarl rrr,rn8uu.^rp JS rllt cp úrJlrutsrp trod y 'orJESoJ Ia op -uEZeJ rfuour cplrunq Eun Eqeqr.rrru -iopuar^ EC1Else anb o1 .roc;:r rrpod srucdrl- 1a c o:unf ,t 'sesor¡¡-rd strpcrd uor sepeurope srrlepurs i sap;c,t sollequ] uof, (soJEJ 'ur¿ lrr.Lof Ia Erlre.\ solle ep sEJtaC ¡sotsan uel ,(nu sasauodef soze;ar solnurLrrrp solr11 I so^o¡¡r 'sa;o11 uEclEZuEp sal¡rd srpor ;od seJtuarur 'o¡lo e¡ed opul un cp E.r^oLU usr-rq a,\rl-rs rr¡n anb seprrsoJ sJgr-ru erqos oprrcSltqro soprdnr seropelutrua ep lcdo,rl un Jp rprJpo.r 'laqrsi EUraJ El oLUoJ «rtsendsrp uarq .{ tp -rrLurue» 'opurltrcl 'algrcrdr f rua¡as Eprr,rrul ap '-osal uá eploru ordo¡d ru-r áp ptrexa erdoc t1- snua¡ o8a11 sandsag 'loS sorp Iep prur ürursrLusrur EI JtuE 'rtund EI ur EqEeLUrll anb 'e1oc esolp,teJclu ns grr8e f sefof oLL¡oJ sE]E sns oBa¡dsap alsa enb r,( '1ta.r «r,ted p ouru -rLU SELu ol ue ocunlJad ou olsg 'oPEf,srlurErll of,JE ns uoo stperop seqJelj o;rdsrp a1 oSon¡ ep orrto ns apsep I urlanr pl olp as olody anb cl;an1 urt olr¡3 rrn org 'sopESoJ sotnJ] sol opueetocrd 'optuu8 un ap aferue¡ Iap oputs]o^ rrlus ,( Egtrlur 'oqour8 ep Erluo¡ ua o¡rd ur¡8 un rrol '1rc-r o.trd u¡ 'ortroi ap stpr:la8uo¡ srlo8 I sefoq ep Erpeq tsrál€osa run .rod Eunl EI B Elqns rp -uonp un 'suLUEii s?l ap sa^uJl u opuusrd utsg¿,nlrr sou

de sabio, seguido por sus colegas, por hadas, duendes y toda la multitud recién bajada del arca de Noé t r a s haber sido ésta sacudida por l a t o r m e n t a . Caminaban, sepavoneaban, volaban, nadaban y algu‑ nos entraban pasando a través de las llamas. Un duen‑ de subía a la luna por una escalera hecha de hojas y gotas congeladas de rocío. Un pavo real, c o n un gran pico en forma de gancho, entraba y salía volando del ramaje deun granado, picoteando los frutos rosados. Dio un grito t a n fuerte que Apolo se dio la vuelta y desde su carro de fuego le disparó flechas doradas c o n su arco ehamuscado. Esto no perturbó en lo más mí‑ nimo al pavo real, ya que este desplegó sus alas c o m o joyas y agitó su maravillosa cola, que llameaba en la punta, a n t e la mismísima cara del dios Sol. Después llegó Venus ‐la copia exacta de mi propio molde en yeso‐, de mirada serena y apacible, bailando, «anima‑ da y bien dispuesta» c o m o la reina Isabel, rodeada de un tropel de encantadores cupidos eabalgando sobre nubes rosadas que una suave brisa movía de un lado para o t r o , mientras por todas partes danzaban flores, arroyos y u n o s diminutos cerezos japoneses muy raros, ¡en tiestos! Detrás de ellos venía el jovial Pan, c o n cabellos verdes y sandalias adornadas c o n piedras preciosas, y junto a él ‐¡apenas podía creer lo que estaba viendo!‐ marchaba u n a humilde monja rezan‑ do el rosario. A poca distancia de allí se distinguían t r e s bailarines que iban cogidos del brazo: un lugar común escuálido y hambriento, un chiste c o n hoyue‑ los en sus mejillas sonrosadas y un sermón sobre la predestinación. Hacia ellos venía u n a hilera e n t e r a de

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Noches o n los cabellos al Nochcs ccon ¿rl viento y de dc Días llevando llevandcr en la espalda enormes cnormes haces haces de leña. Súbitamente Súbitamcnte vi aparecer apareccr la figura fieura generosa generos¿1 de la Vida, que sobresalía sobresalíir del torbellino de dc la multitud, multitud, sosteniendo sostenicndo a un niño desnudo na m a n o y en tra u n a espada reful‑ desnuclo en cn uuna rl¿1no cn la ootra unil refulgente. Un oso se echó a sus pies, y en t o r n o a ella gira‑ gentc'. Un se pics, torno giraban y resplandecian rcsplandecían gran cantidad de rninúsde átomos ¿ítornos minús‑ jur-rtos: «Somos .Sor¡os la voluntad de culos cantando todos toclos juntos: dc Dios». Dios". El átomo desposó dcsposó al ¿rl átomo y la sustancia qui‑ química se casó c o n la sustancia química, y la danza cós‑ casír con sc l:r química, cósmica siguió yr' siguió aall compás e u n ritmo onstante cornpás dde un ritmo cconstantc yv variable, vrrriablc, hasta que quc mi cabeza cantó cual cLlal sierra chi‑ chirriante. rriantc. Justo cuirndo estaba estaba pensando cn abandonar esta prensanclo en Justo cuando escena de de fantasmas para ir a a dar un paseo pasco por los bos‑ boscajes silenciosos del Sueño, observé obscrvé un gran tumulto tumulto cerca n a de cerca de uuna dc las entradas cntradas de dc mi palacio encantado. encantado. Era evidente, por los murmullos el bisbiseo murmullos y quc se se ¡- bisbisco que había había levantado, levantado, que hal¡ían llegado llcgado más quc habían más personajes célebres. sta‑ célcbres. Al Al primero que fuc a Homero, quc vi fue Homero, ya esta,va no e ba ciego, n a cadena de cicgo, sino que que guiaba, tirando de uuna de o r o , las naves oro, navcs de cic blancos blanc-os espolones cspolones de dc los krs aqueos, aqueos, que qllc mcneaban sus meneaban o m o hacen sus cabezas cabezas y hacen y graznaban graz.naban ccomo muchos cisnes cisnes blancos. blancos. Lo Lo seguían Platón Pl:rtón y Mam¿í v Mama Gansa, yy detras detrás de dc ella los numerosos niños niños del del Za‑ Zay pato. y Jack, c o n sus cráneos pato. Simón el el Tonto, Jill con sus cráneos Jill Jack, recién recién remendados, remcndados, y el gato que quc se se cayó cal.(r dentro de la de la nata l¡,rilaban uuna n a t a bailaban n a vertiginosa vertiginosa danza dilnza escocesa, mie nescoces¿, mien‑ ttras r a s Platón disertaba solemnemente acerca delas PIatón clisertaba solemnemente accrca dc las leyes lcyes del País Patasarribai o n ex‑ Patasarriba. Detras Detr¿ís venían vcnían Calvino, ccon expresión presión adusta, y «la sonricnte y dulce dulcc Safo, Safo, coronada coronada "la sonriente 124 r24

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125 -sILl lP JlPqrtloJ un utqEJC-lI[ «t)-lo áp oJol lf» I "edt¿ lrp rlnru r.I» 'oro rP so^anq sol cP turllB8 EI e tláPutg ELnl uc opuu^JII u¿qEIrJSeP rnb 'uPuoPeu ESrw EI ap sorailEgBf asop sol rod soPElndrua uo.renj soqLUV 'sElsrJEtuJLUol sol eP sou€ru E JluElsEg oPrJJns uElqeq r:,{ sr:fn.rq sEI anb ?qE]ueLLrn8-rr arrcdsa{eqS 'sepp:) --roqr I sept¡nldto .res uurqap 'qlaqta¡,¡ ua 'srfn;g su1 enb uc urlsrsur rrLlltW 'areadsaluqs turltg¿N I reqrepX uoltoJ ur'ta cnb alnpap LrorrES;eAUoJ ns .rod 'cle-rr op -tr.ttlltgt un ergos oPErtJI aP E]Iult eun Egr^ell E.Ito u1 f rsrc ;od -lrpur r.¡rd ouroc r?puse,\ Eqr stslla Jp Eun 'Erf,uJIOr^ LrOl JrtnJSrP e uo¡crsnd cs sr-rn8r¡ soc'roJnj oPü^oLIá,I uol JITZLIJLUoI ts ol{an^ ulgrq «Solc'ltl sol ep EIIrlEg» EPrzrurplua 11 anb ago-rduroc ,{ sopucru -áJt otoJogle un i or¡atr¡8 un ofo os 'Jluadar eO 'eLllou ESa r-¡ar^oll enb Jes crpod anb oo

de violetas», que bailaban un schottiscbe. Aristófanes y Moliere se unieron a ellos, siguiendo el compás y hablando los dos a la vez, Moliere en griego y Aris‑ tófanes en alemán. Pensé que era raro, porque se me ocurrió que el alemán era una lengua m u e r t a antes del nacimiento de Aristófanes. Shelley, el de los ojos bri‑ llantes, trajo una alondra aleteante que prorrumpió en el c a n t o del gallo Cantaclaro de Chaucer. Henry Es‑ mond daba su mano en un soberbio minué a Diana, la de las encrucijadas. Evidentemente, él no entendía el humor muy del siglo X I X de la joven, ya que no sereía. Tal vez habían dejado de gustarle las mujeres inteli‑ gentes. Dante y Swedenborg llegaron juntos, conver‑ sando animadamente sobre cosas r e m o t a s y místicas Swedenborg dijo que hacía mucho calor. Dante repli‑ có que podía ser que lloviera esa noche. De repentet se oyó un griterío y un alboroto t r e ‑ mendos y comprobé que la encarnizada «Batalla de los Libros» había vuelto a comenzar c o n renovado furor. Dos figuras sepusieron a discutir c o n violencia. Una de ellas iba vestida c o m o para andar por casa y la o t r a llevaba u n a túnica de letrado sobre un abigarra‑ do traje. Por su conversación deduje que eran Cotton Mather y William Shakespeare. Mather insistía en que las brujas, en Macbeth, debían ser capturadas y ahor‑ cadas. Shakespeare argumentaba que las brujas ya habían sufrido bastante a manos de los comentaristas. Ambos fueron empujados por los doce caballeros de la Mesa Redonda, que desl‘ilaban llevando en u n a bandeja ala gallina delos huevos de o r o . «La mula del Papa» y «El t o r o de o r o » libraban un combate de his‑

-r1dc; atueq 'roltl oqlnu ETTELI enb ofrp 8-roquapa-arg 'srltsrrlr i srlorua-¡ süsotr eJqos Jllrolurpürullru oplms -rc^Lror 'solunÍ uo-rrllc11 3-roquapamg ,{ arurg 'satua8 -rlelur sorafnut sr1 cl.rersn8 cp optfep ut:rqer{ z¿^ IeL 'Errr es ou anb rf 'ua¡.of El rp xrx o¡8rs 1ap lnru -rorunq 'seprltcn;cue sEI ap IJ Erpuetuá ou 1a 'cluaruetuJpl^E ui 'euurg u anluLu orglegos Lrn ue ouELLr ns Egrp puolu -sg d.rua¡1 'rárnrq..l ap orelrttue3 o11e8 Iep olutl Ia

ua ordurn;;o¡d anb alutsatale EJpuol€ eun ofr¡l 'scrue1l -rrq solo sol ap 1a 'ía11aqg 'seur+otsr-rv ep otuerurruu Iep salut EuJrlru rn8ual run E-re uttualt 1a anb orJJnJo anb¡od 'OJEJ uJe rnb asua¿ 'LrrLLralts r¡e sauEJol aLLr JS

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lilo había leído en los li‑ toria y ficción, tal ccomo o m o yo yo lo animaliEstos animali‑ bros, nunca lo había presenciado. preser-rciado. Estos bros, pero nunca apareció un ttos o s huyeron u a n t o apareció en ccuanto huyeron despavoridos clespavoridos en dcsplazaba e n o r m e elefante, que se desplazaba pesadamente ccon on qL¡e enorme Súslr trompa. tronlpa. Sú‑ Rudyard Kipling a horcajadas sobre su metamorfoseó en «.un berbitamente, u n ber‑ bitamentc, el elefante elcfante se metamorfoseó lo que es gantín». es un bergantín, bergantín, pero éste gantín". (Yo no sé sé lo veloz.) Seguramente era u y fino fino y), muy veloz.) Seguramentc cra un rnuy Lrn barco m los había sido abandonado hacía mucho tiempo por los salvajes corsarios de Mares del Sur, Sur, porque, porque, colga‑ colgac{e los Mares jarcia mientras el el do de la jarcia y saludando alegremente mientras hornbre de de ojos cente‑ hundía, distinguí a a un hombre centebarco se se liundía, llcantes vestido vestido ccor-r de pana. lleantes on u n a chaqueta una chaqueta de panir. Justo Jr-rsto Falstaff se se perdía de dc vista, Falstaff se precipi‑ precipicuando el barco se navegilnte solitario y... tó tó en en auxilio del navegante ¡le robó la 1,... ¡le Pcro Miranda lo convenció conrenció para que se se la de‑ debolsa! bolsal Pero Mirand,r lo volviera. volvicra. Stevenson Stcvenson dijo: «Basura "Basura roba quien roba mi Falstaff se se rrió er:lun chisbolsa». i ó y admitió un buen chis‑ bolsa". Falstaff adn-ritió que era su te, a n bueno o m o los que tc, ttan l¡ueno ccomo quc había escuchado escuchado en su época. época. f,,re la la señal señal para caver¿1 encima encim¿ un Ésta fue o s cayera paril que que nnos una enjambre t r o , eran u na cnjambre de dc citas: iban de de un lado para o otro, incipiente multitud de frases sin terminar, oraciones frascs terr¡ina¡ oraciones metáforas brillan‑ brill:rntruncas, sentimientos parodiados parodiaclos y metáforas ninguna frase o idea que fuera ttes. e s . No pude distinguir distinguir ninguna mía. Vi ccolno omo u n a oración l-rarapienta y enco‑ eucouna oraciírn pobre, liarapienta atrapaba gida, que hubiera podido ser mía, atrapaba al vuelo que ser u n a hermosa omo una hcrmosa idea iclca con la luz del genio brillando ccomo gcnio brillando un halo sobre su cabeza. cabeza. vcz los bailarines baiiarines cambiaban cambiaban de de pareja, parcja, Una y ootra t r a vez sin previa invitación o permiso. Los pensamientos invitacici¡r se pcrmiso. perrsamientos se prrevia 126 tz6

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'utsrJeuJucd sa1 enb uor¡tntund ap sou8rs sol relln3o ep opuettlt souttr8 Jp stlrl soJto i s)unluol sc-reÍin1 satuEuorldJrJp utsJe sorrnSle anb ¡nbr cq 'stt.ltlseru sr1 otrnb sál opuEnl 'o;a¿ 'solrat-rl i so^nr8n¡ so1 ap sounS¡r r .rcpuaga.rdr o.r8oi 'seuolndu¡e d soprldosa; 'rr¡e-rJol Er.llnru ap sandso¡1 'sol;r¡ntdr¡ t-red so¡1a sErl 3nj Errourehl EI Á '«¡Euenbtllaq uuErlxe tun sg! ¿urdtcsa cs anb ro¿?" :o(rp c1 I et-rorua¡4 11 t e8ueu EI AP 9JIT JI PEPISOIJN) ESEI^EJI E'I 'SOJ]SOJ SNS EIJqNf, anb o1a.t Ie eJunu csJttrnb urs 'saJel ap BUá3op tlparu uo¡ar:e,¡tdrsap i uoler¡a¡rdee¿'uurf,oJrdesap o.isd 're¡rg E utqr cnb erca-rt¿ 'utgr as JtuaurttelpaLuur oJad (uorJr¡rdr ns rrceq 'opr.tlo Iap safr¡t satur,trl

enamoraban a primera vista, se casaban en medio de un compás y unían sus manos sin haberse cortejado antes. La boda de dos ideas que no han pasado por un período razonable de noviazgo es u n a incongrueneia, y los matrimonios sin flirteos conducen a la discordia en el hogar y hasta pueden t e n e r c o m o consecuencia la disolución de u n a familia de rancio abolcngo. Entre las parejas casadas seencontraban ciertos símiles cuyo celíbato y soltería permanecía inviolable, y que eran muy respetados. Con sus maneras de proceder t a n excepcionales, estuvieron a p u n t o de romper la danza. Pero la fatuidad de sus uniones les resultó evidente y se separaron. Había o t r o s símiles que parecían e s t a r acostumbrados a vivir peleándose. Habían estado casados un montón de veces y se habían divorciado o t r a s t a n t a s , Pertenecían a la famosa sociedad de las Metáforas Mixtas. Una compañía de fantasmas, vestidos c o n los cau‑ tivantes trajes del olvido, hacía su aparición, pero inmediatamente se iban. Parecía que iban a bailar, pero desapareeían. Reapareeieron _vdesaparecieron media docena de veces, sin quitarse nunca el velo que cubría sus r o s t r o s . La traviesa Curiosidad le tiró de la manga a la Memoria y le dijo: «¿Por qué se escapan? ¡Es u n a extraña bellaqueríal». Y la Memoria fue t r a s ellos para capturarlos. Después de mucha eorrería, resoplidos y empujones, logró aprehender a algunos de los fugitivos y traerlos. Pero, cuando les quitó las máscaras, he aquí que algunos eran decepcionantes lugares comunes y o t r o s citas de gitanos tratando de ocultar los signos de puntuación que les pertenecían. -nE3 sol

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ctuapr,r.a gtlnsa¡ sel sJrrorun sns ep púprn¡EJ EI ored

'EZUtp e1 ;aduor Jp orund r uoJár^ntse 'saleuorrdacxa rret JapaJo-ld ap sEJauE[r sns uoJ 'soprtadsa; fnu ue¡e cnb f 'e1qe1or,tur r,rreutsruJed t,r-ratios I orrqrlac oíno salrurs sotJerl urqtJluof,ua as supcsEJ sefa,rtd se1 artug 'oHucloqr orout.r ap ¿rlrrueJ Eun ep uorf,nlosrp EI ErouanlJsuor ouloJ Jeuat uapend rrsuq LreSoq 1a ua ErpJof,srp Bi u ue3nplrof, soetrrl1 Lrrs soruouruteu so1 i 'rr¡uen;Suolur Eun sa o8zer,Lou ep alqruoztr oporrad un ¡od oprsud ueq ou anb srapr sop ap Epoq e-I 'satue oprfat.roo JSJeqBq urs sorruur sns uerun I srduoc un ep orpallr uJ uugusef, as 'Elsr,r r.¡arul-td E ueqe-rou-rtue

La Memoria Mcmoria se sentía sentía muy nruy contrariada contrariacla por haberse haberse molestado ttanto a n t o en ir ir a ¿t cazarlos cazarlos y no haber atrapado atrapado más que a o s c o s bribones. lamcntable hatajo de a un lamentable de ttoscos bribones. Cuatro majestuosos rnajestuosos gigantes, que se se hacían llamar llar-nar Historia, Filosofía, Derecho Dcrecho y Medicina, Medicin:r, se se incorpo‑ incorpt-rrraron a r o n a la multitud. Parecían P:rrccían demasiado deniasiado solemnes e e imponentes imponentes para Pero, para unirse unirse al baile baile de máscaras. Pero, mientras yo los contemplaba, estos estos formidables invi‑ invitados fr,rgmentos que se se pusieron a a t¿rdos sedividieron sc dividieron en cn fragmentos girar divisioncs, subdivisiones grar y a bailar en forma de divisiones, más subdivisiones de ¡tonterías científicas! La yy más subdivisiones de ¡tonterías científicas! Historia se antropoloen filología, filología, etnología, etnología, antropolo‑ se dividió en mitología, :r vez, clividieron gía mitología, y éstas, a su vez, se dividieron ttan an gía y éstas, se v finamcnte ccomo finamente o m o si de r a t a r a . Cada espe‑ dc cabellos se se ttratara. especialidad cialidad abrazaba dc conocimiento y aL'»razaba a su pedacito de vueltas. El bailaba o n él un vals, dando bailaba ccon v más vueltas. dando vueltas y cornpañía empezó rresto e s t o de dc la compañía cmpezó a a dormitar dormitar y yo también Para poner sentí que me entraba cntraba sueño. Para a los giros giros poner fin a solemnes, solemncs, un tropel de hadas compasivas arrojó ama‑ amapolas sobre todos nnosotros, osotros, e e máscaras desa‑ ell baile baile dde dcsapareció, di n a cabezada, cabezad:r, y v me sobresalté. sobresalté. El El sueño sueño di uuna me había despertado. viejo amigo me despertado. A mi lado estaba est¿rba mi Viejo arnigo Bottom. Bottom. ,,le el «Bottom», le dije, «he "he tenido un sueño del que el ingenio humano Mc hunrrno no podría decir qué sueño sueño fue. Me era..., no no hay hay quien decir el el pareció que quc yo yo era..., quien pueda decir hombrc no ha ha oído, el oído del hom‑ homqué. El ojo del hombre bre no ha visto, su m a n o no es capaz de saborear, ni brc mano es repctir lo que su su lengua lengua de su corazón corazón de de repetir dc concebir, ni su fue fuc mi n-ii sueño.» sueño.,

rz8

PBPrrnJso aP olue)

url

Un

canto

de oscuridad

l

Mis alas han tapado mis oídos soplo snu opedrr uur.l spp

srtr

y se han cruzado encima de mis ojos,

'solo srur ep euIrru, oprznJf, uuq as ,{ pero através de su plateada sombra u-rqruos eprarrJd ns ap s:.re:r e o.rad

y de sus plumas ndormeccdoms suroparauropu sttunld sns ep

i

surge una Forma, un grupo dc sonidos. sopruos^

rp odn:3 un

'ELUJoc uun cB.¡ns

opprrqtl oalauotd'ia¡¡aqs 'B d

P. B. Shelley, Prometeo liberado

No me a t r e v o a preguntar por qué e s t a m o s

priva‑

'zn1 c¡r sop -e,Lr¡d soLuetsa anb .rod .¡elun8c¡d e o^eJlr aur oN

dos dc luz, confinados en n u e s t r a s islas solitarias en medio de un mar infinito, o cómo n u e s t r a Vista fue educada para la gloriosa JP orPsru ua sErJElrlos sEISr sEJtsanu ua soPeurJuol

rsouol8 u¡ r::ed rptlnpa en+ rlsr^ EJtsJnu oLrrol o 'olrur¡nr -ruuJ un

Visión, para apagarse y desaparecer y dejarnos solos en la 'uotsIA

EI uJ solos sou'lrfap

d ¡acc¡rdrsap

f

asrr8ede emd

oscuridad. El s e c r e t o de Dios está en n u e s t r o tabernáculo; no me a t r e v o a c o n o c e r su misterio. Lo único que 'PEPrlnlso

lolncru;cqet

oJtsánlr ua Etsa

anb o¡run o-I 'or-ralsrru

l1s

sorq ap olJJlJS IE

'S JJrouoJ tr o^J-rlu or.u ou

sé es esto: c o n Él está la fuerza, c o n Él la sabiduría, :O]SA S3

orlsanu ua PEPrJnlso oPEruEJJaP rq rlr";r.;ffjr, 'runprges EI Iq uol 'eznn¡ EI gtsr I-E uoc

y Su sabiduría ha derramado oscuridad en n u e s t r o camino. De las ignotas, inconcebibles tinieblas venimos, y dentro de poco regresm‘emos a las vastas, irrefutablcs tinieblas. 'sorutuaa splqaxul salqtqaJuüut'sylou8t syl aO

,(

tp o.ttutp

a

'sylqdluti salqelntailt 'salsua svl

sout¿.tus¿t8¿t osod

rIr

131

dulcc, sagrada ¡Oh terrible, dulce, Oscuridad! ¡Tú, ¡Tú, terrible, ¡L)h Oscuridad!

Oscuridad! Oscuridad! le mirada humana human¿r En ttus u s espacios solemnes, solcnlncs, que que la no abarca, abarcir, l,t Dios forjó Su universo; puso los cimientos de la tierra, ti crra, \a raya horimagnitu d y trazó la raya de su hori‑ estableció estableció su magnitud zzonte; onte; 1o techó puso ar y o n la gloria ¡l m mar tech(r ccon pLlso puertas al r' lo eloria de las

nubes; nubes; orden a a Su Su aurora, y, ¡contemplad!, dio uuna n a orden ¡contemplad!, l-ruyó al vvcr el e r la faz del sol; cl caos huyó desbordaran dividió el u r s o de los ríos para que desbordaran cl ccurso las aguas; aguas; ticrra, envió la lluvia sobre la tierra, había, cl yermo, dondc hombres no había, sobre sobrc el yenno, donde brotaba, doncle la hierba no brotaba, sobre el desierto, desicrto, donde rrilagro!, el verdor cubrió las planicics pl,rnicics y,¡oh r.,¡oh milagro!, montañas! ¡y belleza vistió colinas y montañas! ¡y la belleza tirtie blas venimos, venimos, De las ignotas, ignotds, inconcebibles inconcebibles tinieblas 7'egresdremos y), dentro dentrc¡ de da poco i'egresaremos

tinieblas. aastas, irrefutables tinieblas. iia las vastas,

Oscusecreta Cinescrutable c inescrutable Oscu‑ ¡Oh ¡Tú, secreta ¡O1-r Oscuridad! ¡Tú,

ridad! ridad ! manantialcs silenciosas, manantiales En u s profundidades En ttus profundidades silenciosas, honrbre, inintcligibles inintcligibles para el hombre, humana. Dios forjó el alma humana. omnisciente Oscu‑ Oscu¡Oh Oscuridad! ¡Compasiva, ¡Cornpasiva, omnisciente ¡Oh Oscuridad! ridad! ridad ! atardecer, Tiernamente, o m o las sombras al atardecer, Tiernamcntc, ccomo

132

fft

133 .SAIq

en la sombra sopla un Viento de alas angélicas, y a su alrededor se vierte u n a luz de llamas invisi‑ bles. -rsrAUr sELUEII

ap znl Eun etJár^ es JopapJJIe ns r f 'sect198ut sEIE ap otuer^ un eldos

Etquos EI ue

¡eoautru-tcd aqap uarnb ap stllllaru sr¡ c-rc1os o;ad :srrIqcrun sEI E]r,\a 'e sorpcru 'Eprrult ErulE IE

pero sobre las mejillas de quien debe permanecer

El alma tímida, medrosa, evita las tinieblas;

'svlqatut salqwnta,t,u 'svtsua sa1 a soutatysat8at otod ap otluap (,

la puerta abierta de la vida, cuando se rompan las argollas de la noche y el día derrame su luz. De las ignotas, inconcebibles tinieblas venimos, y dentro de poco regresaremos n las vastas, irrefnmbles tinieblas. 'soLutuaa svlqatuti s¿lqlqaJuoJut 'sn1ou7t sul ae 'znl ns aue-rrep r¡p 1a f áLIJou e1 ap sr¡1o8;r se1 urduoi as opuen:) ap Euerqts et:and u1

'rpr,r

e1

eu¡ elrentr ar]nP rl oPuEnl i air]ouol olr 'uquos r¡

no conoceré el éxtasis del miedo cuando la dulce Muerte me lleve a través de aP se^ts-rl E a^ál]

oPaltLI IaP srselxá [a

la sombra,

rp allE^ 1a "rod

aLIJJETu anbune lounSlr IEtu oruat ou :Joruál urs ourulpf serJetrlos sEI]r-¡o snl rod

¡Oh Oscuridad ¡Sabia, vital, estimulante Oscu‑ ridad! En tu misterio escondes la luz que esla vida del alma. Por t u s orillas solitarias camino sin t e m o r ; no t e m o mal alguno; aunque marche por el valle de 'rrulr IrP

z11l

EPr,\ tsl sa enb

rl sePuoJsa orJJlsruj nt uE ¡PEPI]

-n3so atu€lnrurlsa '1etr,r 'erqegl prpun:lsO qOl

'sqqltuti sa¡qnlnlattt'syisya syl 1) sotuatasa.¿8¿"r. osod Jp ottuJp t, 'souttztaa sqqatul salqxqiluuut'sulou8t syl dO '.ropr,rrda.r ozEJqE nl E 'rru¡r ns f

cansados, y su alma, fatígada y nostálgíca, r e t o r n a atu abrazo reparador. De las ignoms, inconcebibles tinieblas venimos, y dentro d e poco r e g r e s a r e n i o s a las vastas, irrefntnbles tinieblas. ELrJotáJ

'¿¡r8ltlsou

f

epeSrrr:1

'sopusuu:r

soped;rd sns aJqos ouELU nt sEJoloJ pepr^Ens uoJ 'arqtuorl p aftsuau nl e8a11

llega tu mensaje al hombre. Con suavidad colocas tu mano sobre sus párpados

Mágicos rayos resplandecen respl¿rndecen en la oscuridad; sendas scndas de belleza bellcza serpentean mundo serpentean a través de su mundo

de de negrura ncgrura hasta ootro t r o mundo de luz, dc luz, donde fucra del doncle ningún velo vclo de cle sentido lo lo deja deja fuera Paraíso. Par¿ríso. penimos, De Da las ígnotas, ignotas, inconcebibles inconcebibles tinieblas venimos) y1, dentro de de poco regresaremos regresaremos a aastas, irrefumbles irrefutables tinieblas. tinieblas. a las vastas,

¡Oh Oscuridadl ¡Tú, bendita, serena Oscuridad! Oscuridadl ¡Oh Oscuridad! ¡Tú, bendita, Para o r a r contigo, Par¿r el cl solitario exiliado exili,rdo que debe debc m morar contigo, tú eres benévola y cordial; cordial; lo guareces; del riguroso mundo tú tú lo guareccs; le e c r e t o s de lc susurras los ssecretos de la noche noche maravillosa; maravillosa; le concedes vastas a n infinitas c o m o su vastas regiones, regioncs, ttan como su espíritu; espíritu; glorificas todas las cosas humildes; hurnildes; ccon o n ttus u s alas alas protectoras cubres todos los objetos objctos desagradables; dcsagradables; bajo ttus u s alas maternales maternales hay paz. paz. De las l¿ts ignotas, ignotas, inconcebibles inconcebibles tinieblas tinieblas venimos, venimos, y dentro de poco regresaremos de regresaremos a las vastas, irrefztmbles ltts'uastas, irrefittables tinieblas. tinieblas.

H II

Erraba o r regiones Err¿rbl yo p regioncs sin luz por tropezando tropczando en en la negra oscuridad, oscuridad, miedo me llevaba llev¿rba de la mano; mano; yr. el miedo me r34 134

lIr

135

izn¡ ,ivrl prprrn:so Bi ap seLrrJuof, sol ua lolarc ¡a opele^sap Eq oluárurlouol IE

El conocimiento ha desvelado el cielo; en los confines dc la oscuridad hay luz; 'opuntu

mis miembros tiemblan de alegría; mi corazón y la tierra tiemblan de felicidad; el éxtasis de la vida esextranjero en el mundo. 1a

ua o.rafurJtxá

se

EPr^ EI JP srselxa Ie

fprpr:r1a¡ ap uEIqtuár1 EJJerl EI Í uozr¡oc rru ier,r?a1r ap utlqtuerl sorgruarru sIuI 'ozo? ap oJzeLueJtsa atrAJ M e c s t r e m e z c o d e gozo,

'uorar-rqr es EICI 1ap srtrand stl

f

Mis dedos ansiosos buscaron los misterios, los esplendores, el carácter sagrado más secreto de las cosas, y en las vacuidades distinguieron, c o n espiritualidad, la plenitud de la vida; y las puertas del Día seabrieron. Íeprn 11 ap pnrruald e1 'peprlenrr-rrdsa uoc 'uo-rarnSurtsrp sapeprncr,r. se1 ua f

'srsoc

se1

ap oleJlas sru ope;8us retJrJtf, 1a 'sa.lopua¡dsa so¡ 'sor-rclsrru sol uortsJsng sosorsuú sopap srJ I Jourv ep se,rqeled se1 'ntr.r,rdsa rLU uoJELuEI+ur

Las palabras dc Amor inflamaron mi espíritu. .«s3lqtsintr

culables».

-lrlur sezanbl¡ casod r:¡1E 'e-ran8al nt E EJtuanf,ug

Entonces llegó Amor, llevando en la mano la antorcha que esla luz para mis pies, y en v o z muy baja me dijo: «¿Tc has interesado por los t e s o r o s de la oscuridad? ¿Te has internado en los tesoros de la noche? Encuentra a tu ceguera. Ella posee riquezas incal‑

¿eqf,ou EI eP soJosJl sol ua oPeurslur srq a¡?

OPESJJaILII srr¡

¿prprrnrso EI ep soroser so1 -rod e1?" :oftp aru tftq lnur zotua ,{

'sard srru e:ed zn¡ 11 sa anb EqJJoluE ¿l olrelu El ua opuu^a11 toury o3a¡1 sa:uorug

'euranp ou anb r¡p ¡e satuuroldrur sozerg srru rpuál 'sou¡nt:ou sa,roJrat soJJotur rod epetsnsy 'seduu.¡t o sozod E Joruel uof, 'E¡;etl ef ezJen| uoc urqrstd sa¡d stu

mis pies pisaban c o n fuerza la tierra, c o n t e m o r a pozos o trampas. Asustada por amorfos t e r r o r e s n o c t u r n o s , tendí mis brazos ímplorantes al día que no duerme.

¡la haz de luz! ur,haz luz! ¡la medianoche ha emitido un ¡La ciega que tropezaba en la oscuridad sin luz en ¡La contempla un nnuevo u e v o día! día! En la oscuridad reluce la estrella Pensamiento; oscuridad reluce estrella del Pensamiento; la Imaginación n a mirada luminosa luminosa Imaginación tiene ticnc uuna y la m ente u n a visión gloriosa. mente una gloriosa. IIII II

«El es para es ciego. ¿Qué para él la vida? ¿Qué es "El hombre es libro cerrado delante Un libro o s t r o que no ve. delante de un rrostro ver ¡011, si pudiese v e r ¡Oh, pudiese aquella hermosa hermosa estrella estrella y conocer ttan a n sólo por un instante supremo la alegría palpitante de la visión!» visión!" palpitante de Toda visión es es del alma. alma. ¡Contémplala en el vuelo ascendente ascendente ¡Contémplala en del espíritu liberado! ¿Has ¿Has visto al al Pensamiento florecer florecer en en la la cara cara de un niño de un ciego? ciego ? ¿Has e n t e crecer, c o m o el amanecer, mente como amanecer, ¿Has visto su m Maestro? para aprovechar la visión del Maestro? Era el milagro de de la visión interior. interior. En las regiones regiones del asombro donde resido resido exploro o n mis manos; cxploro la vida ccon reconozco, yy soy feliz; leliz; reconozco, mis dedos ansían siempre siemprc la tierra y beben o n deleite, beben sus maravillas ccon deleite, prolongan los placeres de de la tierra; ticrra; 136 r36

tf.t

137

EIIrprr e1 rtrn8rrur aluaurlredrur r1¡1 'Er^nll 11 ap sgndsap ooscr¡ sr e-rre Ic apuop 'sourd sol ap ofeqap uprnb¡1 rrgruos EI ua ogrq eIN 'cnbsoq Ic apsap alonrual otuerl 1a anb opruos ap sauo,uedrql sol orlrnJsá sttralE soPáP uoJ

los ehaparrones de sonido que e l viento r e m u e v e desde e l bosque. Me baño en la sombra líquida debajo de los pinos, donde el aire es fresco después de la lluvia. Mi impertinente amiguita la ardilla Con dedos alertas escucho

'padsa: E ro]o ep EpErnlES our-rel ep Er^nll EUn ep rrcrdps ourletsrlo Ia lt.rlse¡¡r oluar^ 1a anb sepelaq sefoq se1 'ue-rrnlsa as anb stf,sarJ srfoq cp Ef,rsnur El ilr.tttsa rgralq PI ua seslrg sanuel Írn8r 1ap soprareld solrq sol isotcesur sol ep srlr ep Jrrtq etuaprrlsa Ia latuapn,rd eulltd rLU ua e11r1od eun ap sEIE sEI rp octrlr osopas Ie irpr,t e1 ap soprruu sard saolnp so1 laluarua,ttns opuEJJnsns UEJJálE as

susurrando suavemente; los dulces pies tímidos de la vida; el sedoso aleteo de las alas de u n a polilla en mi palma prudente; el estridente batir de alas de los insectos; los hilos plateados del agua; t e n u e s brisas en la hierba estival; la música de hojas frescas que se eseurren, las hojas heladas que el viento arrastra; el cristalino salpiear de u n a lluvia de v e r a n o saturada de olor a césped. se acercan

Errarr E[ ap sopanb sttu sopruos so'I

Los sonidos más quedos de la tierra

'EPr^ El aP orqrl Ia etsrrgE atU rll 'osor¡nJ 'elueu¡E 'oBar¡ oIJEI ¡seruled srru uá eltedurrs ap o11r,rq arsa! 'uoze)o) Iu¡ ue JeJeuEurE alse 'a.r8urs 11 ap ar8ale rrnl; átsá 'rala alsa 'erur11 elsa

Taeto ciego, a m a n t e , curioso, tú me abriste el libro de la vida.

corazón, ¡este brillo de simpatía en mis palmas!

este amanecer en mi

llama, este éter, este fluir alegre de la sangre, esta

'as¡aoerua;lse elsa'¡EJol se olsE

Esto es t o c a r,

este estremeeerse,

'arcrf, anb o1 opol ep soprtel sol 'so¡lnurnru sol ep soprS.rec urtsa sard sru

mis pies están cargados de los murmullos, los latidos de todo lo que crece.

r roza mi hombro o n su hombro ccon su cola, cola,

salta de uuna n a ola de hojas a tra, ao otra, regresa mano, regresa para desayunar desayunar en mi mano, gozosa; e ntre n o s o t r a s existe n a afinidad gozosa; nosotras cxiste uuna entre ella salta juguetona; mi pulso baila; pulso baila; ¡me n a jubilosa alegría de vivir! de vivir! ¡me embarga uuna ¿No o n la arena han jugado mis dedos ccon ¿No han de la ia playa bañ¿rda por el sol? piaya bañada ¿No antar ha sentido mi cuerpo desnudo al agua ccantar ¿No ha mientras lo envolvía el m ar mar música? ccon o n el susurro de su música? ¿No ¿No he sentido la cadencia de las olas debajo de mi barca, barca, vela, el golpeteo de de la vela, mástil, la tensión del mástil, furiosos los embates furiosos del viento cargado cargaclo de relámpagos? relárnpagos? he olido el cl vuelo veloz, agudo, ¿No agudo, ¿No he de los aromas alados aladc¡s que quc presagian presagian la tormenta? Aquí está la alegría, alegría, despierta, radiante; radiante; aquí está el tumulto del corazón. corazón. manos Mis m a n o s evocan la visión yy el sonido a partir de lo que sienten, sienten, intercambiando intercambiando sensaciones sensaciones sin fin; relacionando el el movimiento movii¡iento ccon vista, el olor relacionando o n la Vista, ccon o n el sonido a la brisa meliflua, meliflua, dan color a el compás y la pasión de n a sinfonía de uuna invisibles. al batir batir y al temblor de de alas invisibles.

138 rl8

errt Iep d 1os ¡ap'E¡¡an

los s e c r e t o s d e l a tierra, del sol y del aire mis dedos s o n sabios; arrancan luz de la oscuridad, s c c s t r c m c c e n c o n armonías susurradas e n silencio.

'pepr;ncso EI ep znl uE)ueJJe Ísorges uos sopap snu solarles sol uE EI ap

En

'orf,uelrs ue sEPEJJnsns sBruoruJB uof, ueJsurJ-nsc

3s

Camino enla quietud de la noche y mi alma rebosa de alegría. ¡Oh Noche, Noche perfumada, te amo! ¡Oh vasta, extensa Noche, te amo! ¡Oh inmutable, gloriosa Noche! aqrou EI ap pnlelnb

e1

ua

oulrue)

¡otue et 'aqco¡ esualxa 'etse,r. qg! ¡orue al'eprun¡.red ar{loN'aqro¡ qg! 'eu?a1e ap Esoger erule ru I

'olansuos ollBrl ieznn¡ nt ua odode au Ísouetu srul uof, oool eJ ¡eqroN esouolS'a¡grrnuur qg! Te t o c o c o n mis manos; me apoyo en tu fuerza;

hallo consuelo.

'olernbur ntr.¡]dsa ru e¡ed orueslgq un saJE ¡ar{roN Eroptlosuoc'a¡qepuosul qO!

¡Oh insondable, consoladora Noche! Eres un bálsamo para mi espíritu inquieto, anido agradecida en tu seno,

aJperu esorpJoor;asrru'r.¡n¡so ! 'ouas nt ue Epr3ep€J8e oprue

¡oscura, misericordiosa madre! Cual paloma descanso en tu seno. De las ignotas, inconcebibles tinieblas venimos, y dentro de poco regresaremos a las vastas, irrefutables tinieblas. ¡

'ouas nt ua osuEJSáp eruo¡ed ¡en3

'sqqatuq salqatntaut 'svlsaa sa1 u sotuatpsat8at otod ap o,uuap t, 'soruutaa sqqatutl salqlq»uoiut'spTouBt sq ae 6f.t

I39

H. K. ccon o n su su perro, perro, leyendo leyendo en en braille. © @ Biblioteca Biblioteca del Congreso Congreso de de Estados Estados Unidos. Unidos.

l6gr

1894

Mí historia

ErJol srg IW

ninguna clase, clase, por ayuda de de ninguna sieue fue fuc escrito, escrito, sin ayuda [El e x t o que sigue [El ttexto posteriormente años de edad, y posteriormente dc doce años u n a niña ciega y sorda de una cambios.l dado a la imprenta sin cambios.]

¡La mente, la m e n t e sola es luz, esperanza, vida y poder!

¡npod { rpla'pzuptadsa 'zn1 sa ylos aiuaru v1 'aruaut u7!

ep EqeqEJE anb opunur lep soprenf,ar sef,lnp seru sol ap ouell rJar^nlsa uozeJoJ ouanbad rur rs oruoJ Bra-r -uos I 'a,rperu ltu áp sosour.reJ soztJg sol ue Btualuoo fnu rqutuof,ue eW 'strp sorJt^ alueJnp rrSoq olanu rLu ua EpEu ua eJEd¿J ou oJed 'xo [ -ra,t erpod od 'opunur osouJaq atse E za,r. t¡arur¡d Jod Jr^r^ B eur^ oputnJ 'anb olsand 'rpr,L rganbad r¡1o -rarnb¡enc ap ozuarluo: IE JEIturs lnru I aJdrurs fnu an¡ Epr^ nu aP ozuaruor IE 'ELUEqEIV eP euou EUoz eI uá EPenlrs a¡qtpt.r8e I tganbad pepnr: eun'rrqtunosnl ue 'orunf esourtunl Eun 'soue arop erer{ rJBN

Nací hace doce años, u n a luminosa mañana de junio, enTuscumbia, u n a ciudad pequeña y agradable situada en la zona n o r t e de Alabama. El comienzo de mi vida fue muy simple y muy similar al comienzo de cualquier o t r a pequeña vida, puesto que, cuando vine a vivir por primera vez a este hermoso mundo, yo podía v e r y oír. Pero no reparé en nada en mi

ep

EUEUETU

hogar durante varios días. Me encontraba m u y c o n t e n t a en los brazos cariñosos de mi madre, y s o n ‑ reía c o m o si mi pequeño corazón estuviera lleno de los más dulces recuerdos del mundo que acababa de dejar. Me agrada pensar que vivía c o n Dios en un her‑ m o s o Algún Lugar a n t e s de llegar aquí; p o r eso siem‑ pre supe que Dios me amaba, a u n cuando hubiera olvidado Sunombre. Pero cuando empecé afijarme en las cosas, u n a ale‑ gría maravillada se reflejaba en mis ojos azules. Me nuevo

'.refap

atrAJ 'selnze sofo srru ua tqela¡¡ar ás EpEIIT^entu eu8 -ale Eun'srsof, sEI uá aruJrfr¡ e acadua opuenf, oJad 'argluou ns oPEPr^lo Blalgnq opu€nl unt (EqELue eru sorq anb edns a¡d -Luers osá -lod i¡nbr rr8a1l ap salur ;r8n1 un31y osoru -raq un u3 sorg uoo Er^r^ anb -¡esuad eprr8e ayg

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143

quedaba quedaba mirando el cielo cielo azul, bello y profundo, y tendía tendía mis mis manitas a los los dorados dorados rayos de sol que que jugar venían a conmigo conmigo al escondite. escondite. Así transcurrían transcurrían mis horas felices cuando era un bebé. Crecía, lloraba lloraba y reía, o m o todos los recién rcía, ccorno recién nacidos. nacidos. Entretanto, Entretanto, me me habían habían dado un nombre. nombre. Me llama‑ llamarron o n Helen, porque Helen significa significa luz, y a a mi madre madre le agradaba pensar que mi mi vida estaría llena de la cla‑ claridad del día. día. Los recuerdos rccuerdos que tengo de mi temprana infancia infancia muy imprecisos. Tengo un confuso son, desde luego, m u y imprecisos. largos días de recuerdo de largos o n muchísima luz, dc verano ccon luz, voces de los pájaros cantando a la luz del sol. y las voces Creo acordarme, o m o si fuera ayer, de acordar[re, ccomo de haberme haberme per‑ perdido en verde, donde había flores en un inmenso palacio verde, hermosas y arboles hermosas árboles fragantes. Me hallaba debajo de de u n a planta alta y dejaba que sus pimpollos una descansapimpollos descansa‑ mi cabeza rran a n sobre sobre mi cabeza de cabello cabello ensortijado. Veía pequeños copos de n t r e las flores; dc luz revoloteando revoloteando eentre supongo que supongo que serían serían pajaros, pájaros, o acaso acaso mariposas. Oí que me llamaba uuna n a vvoz o z que yo conocía bien, pero, pero, por pura travesura, no no le contesté. Me Me sentí feliz, sin llevó embargo, cuando mi madre me encontró y me llevó de vuelta en sus brazos. brazos. Ia verdadera forma de caminar el día en Descubrí la en que cumplí cumplí un año, y durante los radiantes radiantes días de de vvee -‑ rrano a n o que siguieron no permanecí quieta ni un minu‑ siguicron minutto. o . Mi madre madre me me miraba orgullosa orgullosa y feliz mientras yo rcía, jugaba y balbuceaba. iba, venía, reía, balbuceaba. Yo Yo era su única única hija y ella u n c a antes tra ella creía creía que que nnunca antes había existido ootra hcrmosa ccomo bebé ttan a n hermosa o m o su pequeña Helen. pcqueña Helen. 144 I44

14s

Slt

ep JurlEtEJ-¡ad u-red uc,r.ol opersuruep prJ

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alzaba con sus fuertes brazos, me despejaba la cara echando atrás mis rizos ensortijados y me besaba m u ‑ chas veces diciendo: «¿Qué ha hecho hoy mi mujer‑ cita?». Sin embargo, el más luminoso de los veranos tiene al invierno pegado a los talones. En el frío y desapa‑ cible mes de febrero, a los diecinueve meses de edad, contraje una grave enfermedad. Aún conservo recuer‑ dos confusos de aquella enfermedad. Mi madre e s t a ‑ ba sentada junto a mi camita y trataba de aliviar mis gemidos febriles mientras rezaba cn el fondo de su corazón angustiado: «Padre que estás en los Cielos, sé misericordioso c o n la vida de mi bebé». Pero la fiebre subió y ardió en mis ojos, y durante varios días mi buen médico creyó que me moriría. Pero una mañana temprano la fiebre se fue t a n misteriosa e inesperadamente c o m o había llegado, y yo me bundí en un sueño apacible. Entonces mis pa‑ dres supieron que viviría y sesintieron muy, pero que muy felices. Durante un tiempo después de mi r e s t a ‑ blecimiento, no sedieron c u e n t a de que aquella fiebre cruel me había arrebatado la vista y el oído; se había llevado toda la luz, la música y la alegría de mi peque‑ ñavida. Más tarde cayeron en la c u e n t a de la triste verdad, y la idea de que su hijita n u n c a más vería la hermosa luz ni oiría las voces que amaba llenó sus corazones de angustia. Pero yo era demasiado joven para percatarme de o.la¿

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seuozeJof, sns ouáll Egtum anb scco,t s€l ErJro ru znl rsourJaq tsl ErJe^ setu Bf,unlr r:rrftq ns enb ap eapr e1 .,( 'pr:pra,r elsrJt tsl áp Etuanc 11 ua uo;aito apJst sEW 'EPr^ Eu

-enbcd ILU ep tr.r.9a¡r r:1 i ecrsnru u1 'zn¡ El Epot opE^a[[ Erqtq as iopro 1a I t:tst,t tl oprtegarre Ergttl atu [rt-I-I.) JJgarJ rllanbr anb ap Etlranf, uoJarp es ou'otuerrurJalq -ElseJ ILu Jp sondsap odruarl un atuEJnC 'saorla¡ fnru anb o.rad'fnu uo-lcrturs as i ErJr^rA enb uo¡ardns saJp -rd sru scJuotug 'algroedu ouans un ue Jpunq ¡u o,i ,( 'opr8a11 ETqELI orlrof, aluJurept¡adsaur e esorJJtslur urt en; JS aJqeu r1 ouudurat tlututru Eun oJed '¿r-rrJOLl¡ ¡u anb ola;r of,rp¡ru uanc'l rur surp sorJe^ Jtlruirlp Á'sofo srLu ua orp;u,( orqns eJgeIJ EI oJad '«9qec'l tLtl JP EPI^ E] uof, osoIPJolIJásILU as 'so1ar3 sol ua setsa ¿nb erptd» :operlsn8ut uozt.t()) ns cp opuoJ Ie uJ EgEZrr serluerru solrrqeJ soprua8 sttu .rErArlE ap EgElEJt I ulrurc ru¡ t otunl Bpetues Eq -Ersa erpeur ry{ 'peparu-ra¡ua cllanbr ep sosnJuof, sop -.renoeJ o^Jasuol unV 'prpJLu-rJJue a,r.e¡8 tun alr¡tuo¡ '.ptspa ep saseu a^Jnurf,árp sol r 'o:e;qal áp sallr algrl 'sauolEi Jr sol r: ope8ad ouraIALII -rdescp i or-r¡ Ia LrE auerl souEJ)A sol ap osourrunl s_Eut Ia 'o8;tgu-ra ut5 '«

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-;afnru rr-u loq oqJsq uq an§?" :oPuer3rP seJe^ ser{J -nLu Egeság au ,,( sopeft¡Josuá sozrJ srur SEJIE oputqJa ErE) el eqrfadsap aru 'sozuq sJuanJ sns uoo eqezle au 1a I olJrqrJcl e¡ud uot¡od Ie Erseq erJJo) ol 'esrc Er^lol a;ped rtu oputnr 'ep-rel EI JeEJ ¡e 'sandsaq

casa, yo corría hasta el portón para recibirlo y él me

Después, al caer la tarde, cuando mi padre volvía a ts

lo que había sucedido. Cuando ncon‑ me desperté Cuando me dcsperté y eencontré que todo estaba cstirba oscuro y que silcncioso, supongo que v silencioso, pensé que todavía era de clc noche, yv debí de preguntar‑ preguntarme a n t o en Poco a me por qué el día tardaba ttanto en llegar. llegar. Poco a poco, poco, sin embargo, la oscuridad embargo) me habitué al silencio y a 1aoscuridad que me me rodeaba rodcaba y me olvidé de que alguna vez había habí:r sido de día. Olvidé todo lo Io que antes había, habíir, excepto quc antes exccpto el tierno a m o r de mi r o n t o también se quedó mi madre. Muy ppronto amor quedó callada mi o z infantil, infantil, porque los mi vvoz porque había dejado dejado de de oír los sonidos. sonidr¡s. no todo estaba perdido! la ¡Pero de todo, la pcrdido! Después de ¡Pero no rnás que dos de vista yv el oído no eran cran más dc las hermosas valioso, Dios me me había dado. El más valioso, bendiciones que quc Dios m,ís maravilloso de Sus Sus dones mío. el más dones seguía scguía siendo sicndo mío. «aunquc 1a Mi e n t e se mantenía mentc Mi m mantcnía clara yy activa, «aunque la luz huyó para siempre». sicrnpre". intereEn ccuanto u a n t o volví a ttencr e n e r fuerzas, empecé cmpecé a intere‑ sarme me rodeaban. sarme en en lo que hacían las personas que merodeaban. pcgaba al vestido vcstido de dc mi rni madre madrc mientras mientr¿rs ella iba Me pegaba y venía por la casa a r e a s domésticas, casa haciendo sus ttarcas dornésticas, y mis manitas sentían n o de los objetos y obser‑ scntían cada uuno obsery de esta est¿-r manera maner¿l aprendí vaban vaban cada cada movimiento, y muchísimas cosas. cosas. me hice un poquito mayor, mayor. sentí la nece‑ neceCuando me sidad de e n e r algunos on clc ttcner algunos medios meclios para parrl comunicarme comunicarme ccon rclcleaban y los que me puse a clue me mc rodeaban ¿1 inventar signos que que )'rl1e fácilmente. mis rnis padres y amigos pudieran entender facilmente. Pero a menudc, sucedía que era incapaz de expresar cxpresar ;r menudo quc era mis ntonces mis pensamientos manera inteligible, intcligiblc, y eentonccs pcnsamicntos de manera me mc ponía furiosa y daba rienda ricnda suelta a a mi rabia. ral¡ia. 146 r46

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I47

opot olrrur8rtur opand 'Eprf,ouoJsap rruep EI E rEJ -snq E uorsBlse EI E oPcrlJrEru Ergrq Js osácl un oPrp ^ trgeq aru arperu rru cnb cpscp 'opurrcdsc 'r11e egrrsg 'úrrsrrtrAl r¡ oBe11 opurnl aqc.rod Ie ue Egelse oÁ 'o8ruruoo -ra:eq anb o31e eruct cnb rurp eun.rrBall ap otund E EgEtsJ enb 'r.re1c opers€ruáp ou EruJoJ EUn cp '.repue;dluor oqf,eq Erqeq atu crprr.u r¡4 ¡93a11 r11a anb ua apJet EI opJanJcr uarg anb'q6! 'sopru sns Ja:) -Erl E otlrn^ uErgELI saluosurs so1 urp-rel ¡c ua f opuEl -org uegelsá saltslnr] srloqrB so'I 'E^enu ePr^ ep EIIInq uoz.efo) osuJLuur ns oLUoJ Jrluas r: rqrzedure EJJ -cn E-I 'r-rtsetry rur e-re8c¡1 anb ap satut (ozJELLr EJE

tando y en el jardín los sinsontes habían vuelto a ha‑ c e r sus nidos. ¡Oh, qué bien recuerdo la tarde en que ella llegó! Mi madre me había hecho comprender, de u n a forma no demasiado clara, que estaba a p u n t o de llegar u n a dama que tenía algo que hacer conmigo. Yo estaba en el porche cuando llegó la Maestra. Estaba allí, esperando, desde que mi madre me había dado un beso y se había marchado a la estación a bus‑ car a la dama desconocida. Puedo imaginarlo todo Era marzo, antes dc que llegara mi Maestra. La tie‑ empezaba a sentir c o m o su inmenso corazón bullía de vida nueva. Los árboles frutales estaban bro‑ rra

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trusa.

-ur EUn oluor e¡rurruJeq állnp rru E rcl E gcadrua I urrcauat¡ad Jtu erprru Iru ap oprprnl 1a I -loue 1a anb EgESued 'ollf,nru f 'rgeqrotsa au anb grca,rrd au sand -sap oood o;ad 'aqag El uor Epttuef,ue EgEtsa of ord -rcur¡d IV 'EpeteJtleu lnru I eprurru fnru 'rtopuu;8 odtrr ap EtrJunru Bun eJa .{rue¡ 'lcue¡ ep EunJ el ua (alqerope egeg Eun Ero ptprlear ue ored 'ElaunLU Eun e-¡a anb rc;o) rcagnu EsoruJeq EUn rlgnf,sep Elp un 'rrgntoo ep sáur 1a ua o8a11 perpllni Etruerurar{ rtr{ 'sout sres eruat oÁ'9ggr ap oueJal Ia uJ en{'rs anb 9r -sátuor sou8euy rolrop opr-ranb tA 'Btlflq ns r.red'op -roa-led uarn8lr o 'EJtsaeru EUn B .rtrlua rrpod IS glpld ElnE-I E opeuasua uErqELI apuop uor3

Mi hermanita Mildred llegó en el mes de octubre. Un día descubrí u n a hermosa muñeca (creí que era una muñeca, pero en realidad era una bebé adorable) en la cuna de Nancy. Nancy era una muñeca de trapo grandota, muy mimada y muy maltratada. Al princi‑ pio yo estaba encantada con la bebé, pero poco des‑ pués me pareció que meestorbaba, y mucho. Pensaba que el a m o r y el cuidado de mi madre me pertenecían y empecé a ver a mi dulce hermanita c o m o u n a in‑ Por supuesto, mis padres sepreocupaban muchísi‑ m o por m í cuando m e portaba t a n mal, y t r a t a r o n d e pensar en alguna forma de educarme. Al final decidie‑ r o n que debía t e n e r una m a e s t r a . M i padre escribió una c a r t a al señor Anagnos, el director de la institu‑ ción donde habían enseñado a Laura Bridgman, y le pidió si podía enviar a una maestra, o alguien parecí‑ do, para suhijita. El querido doctor Anagnos c o n t e s ‑ tó que sí. Fue en el verano de 1886. Yo tenía seis años. a1

I 'uruSprrg

-nlusur El ap JolJeJrp 1a 'sou8euv Jouas IE El-rrf, Eun grqrJf,sa a;prd rtr l 'Eltsetur run Jauat erqap anb uo-r -erprJap IEUI¡ IV 'er.urtJnpa ap Eurlo¡ runSp ua ¡esuad ap uoJetert f '¡rur ur1 egrlrod etu oputnJ ¡u ;od oru -rslLl3nru uegedncoa-ld as sa,rprd snu 'otsendns Jod

ahora. Allí estaba yo de pie, pegada a‑ m:rl¿r barra de m pegada a la dera clera del porche, melancólica y pensativa pcnsativa esperando no sabía qué. qué. Los últimos rayos del sol caían sobre mi cabello y De m e besaban ssuilvementc uavemente e n lla a cara. D e repente, repcnte, sentí mc cn pasos vez más rnás cerca; pasos que qLle se acercaban; accrcall¿1n; estaban cada cad,r vez rnanita ccon extendí o n ansiedad; alguien la tomó y al mi manita cxtendí mi instante n t r e los brazos de instantc siguiente me encontraba eentrc de mi o s t r o y sus o n curiosi‑ sus manos ccon curiosimi Maestra. Sentí Scntí su rrostro dad y dejé que quc me besara, al tiempo que penetraban pcnetraban en mi corazón corazón sentimientos scntimierltos que no puedo pucdo describir. descril¡ir. cn mi hablarnos; yo no podía preguntarle preguntarle No podíamos hablamos; vcnido. Sin embargo, scgura de cle cmbargo, estoy estoy segura por que quó había venido. hervag¿1n1ente perpleja, algo her‑ que yo presentía, prescntía, vagamente pcrpleja, que que algo quc yo succdcrme. Sabía que la dama desconoci‑ dcsconocim o s o iba a sucederme. moso fuesc mi vida fuese amor da m o r haría que mi cla me amaba, y que su a y fehz. dulce, clulcc, buena buenrr feliz. rn¿rrlana siguiente iiegada de Maestra, A la mañana siguientc de de la llegada de mi Maestra, mut' atareada deshahabitación y la encontré muy atareada desha‑ fui a a su su habitación ayudarla. ciendo perrnitió quedarme qucdarme y ayudarla. ciendo su baúl. Me permitió luga¡ me mc todas las las cosas cosJs estuvieron cstuvieron en el-l su lugar, Cuando todas nre mttñcca mu), bor-rita. una besó amablemente y me dio u n a muñeca m u y bonita. bcsó amablcrnente v largos acloral¡le y delicada, de largos cra uuna Oh, era n a muñeca adorable rizados, ojos que se sc abrían y cerraban cerraban y ccon cabellos rizados, on mohín en los labios. No No obstante, ol¡stante, exquisita cc()nro un mobín omo nti cstuvo satisfecha, como curiosidrrcl era, t a n p r o n t o c o m o mi curiosidad e s t u v o satisfecha, cra, tan pronto nri regazo regazo sin ocuparme más de ella. ella. la dejé dcjé en mi mano muy desEntonces ano y m u y des‑ Entc¡nces la Maestra me cogió la m lirs letras m-u-fve-c-a ln-u-li-e-c-a ccon dcdos, a la slls dedos, pacio hizo las o n sus [¿ muñeca. vez que me hacia o c a r la muñcca. hacía ttoc¿rr srrbía que los movimientos movimicntos sig‑ sigYo, desde dcsde luego, no sabía 148 r48

149

6tt

11 'ecsar¡ 'err1 'rr¡rs rnSu 1a sriluJrur ',{ opur;qruoq rqtlsc uarnSly 'rn3r ap EqLUoq EI rqelsa aPuoP ElsErl áuJp^all r¡r:d tt,rand t1 -rocl rrles ozrrl ;ru í uozrt 1a orp aur 'arcl ap osnd as IErrrJ lV '-¡oJ-ra rrrr r.rarpr-ra-rduro: oí enb icleq ap srzur-rcdso se1 ,rap,rcd rp orqep rrl -sáEur rur enb rrsrq 'eqoa1 e p -rr8n1 ua «uozet>> I uozel ep -re8ni ue «eqlrl» opurarlelep rrn8as .{ rp-ra1 lnu ura ol o-¡ed iatua¡eJrp Ereutur ap ueqrturrll as uoztl crlr)l u¡ ,( rroztt

nificaban letras. Pero jugar c o n los dedos me interesó y traté de iniciar los movimientos, y creo que conse‑ guí deletrear «muñeca» en muy poco tiempo. Luego bajé corriendo por la escalera para enseñarle mi nueva muñeca a mi madre, y estoy segura de que se quedó muy sorprendida y complacida cuando levanté mi manita e hice las letras de «muñeca». Aquella tarde, además de «muñeca», aprendí a deletrear «alfiler» y «sombrero»; pero no entendía que todas las cosas tuvieran un nombre. No tenía l a m e n o r idea d e que m i juego c o n los dedos fuera l a llave mágica que más tarde abriría la puerta de la pri‑ sión d e m i m e n t e y, d e par e n par, las v e n t a n a s d e m i alma. La Maestra había estado conmigo cerca de dos semanas, y yo ya había aprendido unas dieciocho o veinte palabras, cuando el pensamiento surgió c o m o un destello en mi m e n t e , c o m o sale el sol en un mundo dormido. En aquel instante de iluminación me fue revelado el s e c r e t o del lenguaje y t u v e un atis‑ bo del hermoso país que estaba a p u n t o de explorar. La Maestra había estado toda la mañana tratando de que yo comprendiera que el tazón y la leche en el tazón se llamaban de manera diferente; pero yo era m u y lerda y seguia deletreando «leche» en lugar de tazón y «tazón» en lugar de leche, hasta que mi maes‑ t r a debió de perder las esperanzas de hacer que yo comprendiera mi e r r o r. Al final sepuso de pie, me dio el tazón y me hizo salir por la puerta para llevarme hasta donde estaba la bomba de agua. Alguien estaba bombeando y, mientras el agua salía, fría, fresca, la Ja Lra

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llu JP srutttllel st1 '-rtd ua ¡ud ap '.{ atucu¡ IrtI aP uoIS -r.rcI r1 l¡r errcnd tl tr-n.rc]r JpJEt serr anb ucr8eru a,,r,t¡¡ El ErcrlI sopap sol uor o8anl rur anb rp rapr roueur EI Eruat oN 'Jlgruou un uEJJrAnt sEsoJ sr1 srpor anb Erpuatrra ou o¡ad l«oJáJc-lLuos» d «JelrJ]p» JpJllclap e rpua-ldt («PlJLrlltu» aP s^rruIePE 'JPrEt tllanby '«tl:)áUl-ILLI» aP SEJlel Sel ellq J UlIUlltll rut atlrt^eI oputnf, tprrrldruoc f tprpuardJos Ánru gpanb ¡s anb ap rrnlics lorsa I 'a,rprru rru E e:eunLu Elenu rul Jl-rEUasua e¡ed t-reltlse e1 .rod opuarr-roc aleg

o8cnl 'odruart ocod fnu¡ Lre «pocunru» "rue.rlelep JnE -rslrol anb r»a¡o d 'solr¡c¡u¡lAoru sol -mlfrrrr ep gltJl ^

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hizo colocar eell tazón azón debajo del chorro yy deletreó a-g-u-a. ¡Agua! ¡Agua! Esa palabra me me sobrecogió el alma, que se se desper‑ despertó, plena del anto l:r mañana, plena de clel espíritu de dc la de un ccantc'r jr-rbiloso. Hasta ese gozoso, e n t e había sido csc día, mi m mente gozoso, jubiloso. u n a cámara a oscuras, n t r a r a n las Ia espera una oscuras) a la espera de que eentraran palabras y encendicran la lámpara, que quc es cs el pensa‑ pensamiento. rniento. Me aleje o n un alejé de la la bomba bombir de cle agua ccon Lrn deseo inmen‑ inmenso de aprenderlo aprenderlo todo. Encontramos Encontramos a la enfermera, enfermera, que aestra que llevaba en brazos brazos a mi mi sobrinito, y mi m macstra deletreó «be-bé». Entonces, p o r primera vez, deletreó "be-bé". Entonces, por primera vez, me mc impresionó imprcsionó lo pequeño pequeño que ql¡c esun cs un bebé bebé y sufragilidad, su fragilidad, rnezclci ccon y este pensamiento o n el pensamicnto se sc mezcló cl de mí misma, y,v me sentí scntí feliz de ser yo yo yy no un bebé. bebé. Aquel aprendí un montón Aqucl día un día montón de palabras. No ..p¿d¡sr, fucron todas, recuerdo cuáles fueron toclas, pero sí sé sé que «madre», .padrc", «hermana» .hermana, y)' «omaestra" «padre», m a e s t r a » figuraban ntre figuraban eentre ellas. n c o n t r a r esa na ellas. Habría sido sido difícil eencontrar csa noche aa uun¿1 rnás feliz niña más acostada en mi camita, repa‑ feliz que yo, mi repayo, sando todas tod,rs las alegrías que me había traído. Y qr-rc el cl día me por primera e z ansié la llegada de primera vvcz dc un nuevo día. día. l¿r mañana rlirñana siguiente A la o n el rne desperté ccon siguictrtc me cl corazón corazón lleno de alegría. todo lo que tocaba alcgría. Me parecía que 1o todo quc temblaba de Vida. vida. Era Era así así porque veía todas porque yo yo veía todas las cosas ccon o n la nueva, extraña, hermosa vista que herrnosa Vista acabaquc acaba‑ bade u n c a más, puesto que recibir. Ya no me me enfadó ba de recibir. enfadcí n nunca quc podía entender erltender lo que mc decían y estaba quc mis amigos me m u y ocupada aprendiendo muy muchas cosas aprendiendo muchas cosas maravillo‑ maravillomomento sas. o e stuve n n m o m e n t o quieta sas. N No estuvc nii uun quicta durante aque‑ aqucllos primeros feliccs de libertad. Estaba cons‑ prirncros días felices clc mi libertad. consm aestra m e maestra me

ISO rto

d eqeiles 'rqrurted 'rr-r-ro3 'EqteJlelep sEI seJluarur se-lqr¡rd sEI Egeluesa;da-l f 'opuea;ra¡ap atuJrualuel

deletreando, y representaba las palabras mientras las deletreaba. Corría, patinaba, saltaba y daba mil vueltas sin que me importara dónde me encontraba en ese m o m e n t o . La madreselva colgaba formando largas guirnaldas, deliciosamente fragantes, y las rosas n u n c a habían sido t a n hermosas. Mi Maestra y yo vivíamos fuera de la mañana a la noche, y y o disfrutaba e n o r m e m e n t e bajo aquella luz que había olvidado y e l sol que había vuelto a e n c o n t r a r. No seguía, c o m o ahora, clases regulares. Simple‑ m e n t e aprendía sobre todas las cosas, sobre los árbo‑ les y las flores, cómo absorben el rocío y la luz del sol; sobre los animales, «sus nombres y sus secretos; tantemente

rqr8lor E^leseJptru E-I 'oluaruolu ase uá EqeJtuoJue atu opuop Ei€uodrur aur anb urs setlanl IIru EqEp

-oqry sol a-rgos 'sesol sEI sepot eJgos Erpua¡de atuaru -aldurg 'sa;rlnBa-r sesEIJ 'rroqt ourof, 'ern8as o¡ 'rertuof,ue E otlanl e¡qrq anb 1os ¡a f opepr^lo Erqeq cnb zn1 e¡1anbt oftq atuaruaurroua rqrrn;¡srp of f 'aqcou el E EuEUEru EI áp EJenJ souItrlr^ ol I e.rtsat14 rtr l 'sesoruraq uel oprs ue¡geq Ef,unu seso.r se1 d 'salurBe;¡ etuaurEsor3rlap'srp¡eu'lrnB se8.re1 opuEtuJoJ ilos

1ap

lsola¡cas sns d sa,rqruou sns>) 'saprurut sol eJqos znle¡ Á orcor Iá ueqrosg€ oruor 'sa.rog sel f sal cómo los c a s t o r e s hacían sus casas,

(sEsEl sns u?rJerl seJolsef, sol ourof,

'seto]]rg sns sEl¡pre s?l uEIpuotrsa apuoP

dónde escondían las ardillas sus bellotas, cómo hacía e l reno para c o r r e r t a n veloz, por qué el conejo era t a n tímido». 'zo1c,r. uet JaJJor

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uoel un e e:orJe)e lsouoru so1 e I seluelele sol E Jauoo ep IC 'uer^r^ apuop sasrrd so1 f safr,tles sáltruru€ of,rrJ IE rn¡ za^ EUn tr

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Una vez fui al circo y mi Maestra me describió los animales salvajes y los países donde vivían. Di de c o m e r a los elefantes y a los monos; acaricié aun león dormido y me senté encima del lomo de un camello. Los animales salvajes me interesaban muchísimo y me acercaba a ellos sin t e m o r , ya que me parecía que for‑ maban parte del v a s t o y hermoso país que yo estaba explorando. La etapa siguiente de mi educación, que recuerdo perfectamente, fue aprender a leer. En c u a n t o pude deletrear algunas palabras, mi Maestra me entregó u n a s fichas de cartón que llevaban impresas palabras sol grgrrf,scp cru ErtsáEj

I

egetse of enb sred osoru.¡aq I otse,t 1ap ar.red utqeru -.ro¡ anb etcamd aru anb rf toruat urs solla E Eqtf,-rale au d orursrqonul uEqESJJatur aLU saft.tps sel€rurue so-I 'ollatueJ un ep oruo] Iap Erurlue ?turs aur f opru;op

sr.rqrJrd sesa-¡drur ueqe^all anb uot¡e¡ ep sErloIJ sEUn o8a¡lua atu ErlsJetr\l ru 'se;ge1ed srunSle JeaJtelep apnd oturnf, uE 'Jael r -repua;de an¡ 'aluaruetca¡-rad rtu ap atuern8rs rdeta e1 'opurroldxa opJOnoáJ anb 'uoroucnpa

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151

ccon o n las letras en relicve. Aprendí en relieve. Aprendí rápidamente que las las

palabras impresas impres:rs equivalían a a cosas. cos¿1s. Disponía de de un un m a r c o en marco en el cual podía disponer las lirs palabras para for‑ form a r ccon o n ellas mar ellas pequeñas pequcñas oraciones; oracioncs; pero, pero, antes antes de de organizar a r c o , las construía ccon on organizar las oraciones or¿rciones en marco, en el m los objetos. objetos. Buscaba los ccartoncs a r t o n e s que representaban representaban «la muñe"la muñe‑ ca está est¿í sobre sobrc la cama» y los colocaba encima cncirna de los objetos, n a oración. objctos, y de de esta manera maner¿l formaba u una oración. Nada juego. me deleitaba mas que este juego. Podíamos deleitaba más que estc Podíarnos pasar jugando juntas. juntas. Cuando horas horas jugando la habitación ya Cuando en cn la ya estaba nton‑ estal'ra todo dispuesto tonrrr oraciones, clispuesto para formar oracitrncs. eentonces encontraba a Ia Maestra encontraba ala Maestra y le enseñaba cnseñaba lo que quc había había hecho. Luego Lucgo iba hecho. de la Cartilla y buscaba ib¿r en cn busca busca de Cartilla l-ruscaba las las palabras que ya n a daba vr1 sabía, y dcscubría uuna dabir \. cuando descubría gritos de dc alegría. alegríir. Leí u e n t o un día del mes dc mayo, y Lcí mi primer ccuenro desde n t o n c e s los o somos amigos descle eentonces ios libros yy yyo íntimos arnigos íntimos inscparables. Ellos yy compañeros con,pañeros inseparables. Ellos han han creado creado a mi alrededor alredec{or un mundo resplandeciente rcsplandeciente de de pensamiento pcnsamiento y belleza. Ellos han sido mis fieles m a e s t r o s en todo maestros toclo lo me han t r ans‑ 1o que es cs bueno l¡ueno y hermoso. hcrmoso. Sus paginas me han páginas transportado portadc, a a épocas antiguas, antiguas. ¡y me han mostrado mosrrado Egip‑ Egipiy me tto, o , Grecia, Roma! Me han iran presentado a a reyes, rel,es, héroes héroes y dioses, y me me han revelado revclado pensamientos pensamientos extraordi‑ extraordinarios yY grandes o m o para extrañarse, grandcs hazañas. ¿Es extrañarsc, ¿Es ccomo entonces, cntonccs, de que 1s ame? qrre los ante? Me o n t a r cómo me Mc gustaría ccontar mc enseñaron enseñaron a escribir escribir y meexplicaron la aritmética básica, pero mi historia se me explicaron aritmétic¿r l¡ásica, sc extendería cxtencl cría demasiado. dcnrasi adc,. Ahora quisiera quisicra describir la primera Navidad que 152

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sri septtues 'ouJcr^ur ep sJp,rrt su8,rt1 sEI áluuJnq 'ofeu cp selturl ep EUEgEru Eun sJuoztJo) sourng soi ep ptpllJf ESoLU-rrq r1 e r:pe8a11 11 'otu -rr1¡ rod'Í afrr,r 1a'arpuu rru tsJtsJtsIN lur uoo Eprt ^ -rrd 11 'so,r.rtr¡uda;d so1 'osaons zrleJ Jtse Lrof, opulrorJ -rlcj ol oPot ?JEPr^lo ElunN 'uolsog E Elrsr,\ ruI enj llpr^ rrrr ap aruut.rodun olucrLUrrJtuolu

descubrí. ¡Oh, fue una Navidad tan, pero que t a n fe‑ liz! Ningún niño de la tierra habría podido ser t a n feliz como lo fui yo. Antes de la llegada de mi Maestra no sabía lo que significaba la Navidad, y cada u n o de los miembros de mi familia procuró hacer de mi pri‑ mera Navidad u n a fiesta memorable. Todos me prepararon sorpresas. y el misterio del que rodearon sus regalos fue lo que mas me divirtió durante los últimos días de diciembre. Mi madre y mi Maestra daban la impresión de e s t a r siempre t r a m a n ‑ do secretos, que fingían esconder en c u a n t o me veían. Me entusiasmaba eada vez más a medida que se apro‑ ximaba el día en que los misterios serían revelados. ¡Llegó, por fin, cl hermoso, gozoso Día de la Na‑ vidad! Me desperté más temprano que de costumbre y fui volando a la mesa donde me habían dicho que Santa Claus dejaría sus regalos. ¡Allí estaban! ¡Sí! ¡Y qué regalos! ¡Qué regalos! ¡Cómo deseribirlos! Había un canario de verdad en una jaula, una muñeca precio‑ sa en una cuna, un baúl lleno dc tesoros, un hermoso juego de platos y muchas más cosas maravillosas. Fue un día lleno de alegrías de principio a fin, y siempre pensará que Jfue la Navidad más dichosa de mi infancia. El siguiente acontecimiento importante de mi Vida fue mi Visita a Boston. Nunca olvidaré todo lo rela‑ cionado c o n este feliz suceso, los preparativos, la par‑ tida c o n mi Maestra y mi madre, el viaje y, p o r últi‑ m o , la llegada a la hermosa Ciudad de los Buenos Corazones u n a mañana de finales de mayo. Durante las largas tardes de invierno, sentadas las ctuarr-r8rs 1E 'ETJUEJUT rLU

ap BSOqlrp s¿ur ptprAtsN EI á11+ eub c¡usuad a¡durars f 'ulJ r ordrcuud ap srr-r8ap ap ouall rrp un ang 'susollr^rJtru susor stru suqlntu ,( soltrld ap o8anl osourJaq un 'so¡osat cp ouell InEg un 'euno run uo es -or¡a-rd rJaunLU run 'r1nr( EUn Lra pep-ra^ ap orJEUtJ un EIqEH ¡solrrqrrrsep oru93! ¡so1t8a.r 9n§! ¡sole8a; anb ¡,1 ¡lSl ¡urgrlsa r11y! 'sop8a; sns rutfep snEI) tturs anb oqcrp urrqcq rtu epuop Eser.u EI r oputlo^ rnJ ,i a;qurntso: ap anb out.¡duat seru al-¡¡dsap aN ¡ptpr^ -EN EI ep rlq osozo8 'osoru;aq lr 'ul1 -rod 'o8a11! 'sope[J^eJ uerJes sorJatsrlu so1 anb ue pJp EC-ltLurx Ia -o¡dr as anb rprpau¡ E ser-u ze^ BpEJ Egeurstrsnlua etr{ 'urrel JLU olutnf, uJ Jepuof,sa rrer8ur¡ anb 'solarcas op -uEruEJt a;du¡ars Jtlsc áp uorsa¡drur tl u€qtp EJtsaEtrAI ru I alprru ry{ 'eJcltuarllp ep serp solurtl} soI elutrnp gnJr^rp aru stsru anb o1 cn¡ solr8a.r sns uoJrepo; anb

lap or-retsrru 1a i 'srsa-rd-¡os uo¡e-¡tde-¡d au¡ sopol 'elqEJotueLu Elseu €un PePl^EN E-IouI

-r¡d rru ap rertq o-¡nco.¡d Erlrure¡ Itu ap sorgr.ualru sol Jp oun epec ,( 'pupr,rr¡ 11 egrcr¡ru8rs anb ol ErgBS ou ertsáE6 rru ap epe8all EIrp satrrV'oÍ rn¡ ol oruor zrláJ urr ras oprpod Errqeq ¿-r;ar1 tl ep oluu un8ur¡ ¡zr1 urr anb o-¡ad 'urt pe¡rr,teN Eun anl 'qg! 'rrqnf,sep -aJ

hados al calor de la chimenea, me había ha‑ chimenea, mi Maestra me blado o r t e , y de l¡lado de de suhogar, cn el nnorte, de sus que‑ quesu hogar, allá lejos, enel ridos amigos desconocidos que amaque tenía tenía allá allá y que ama‑ ban a su pequeña alumna, hasta hasta que que un un gran deseo de o n fuerza visitar Boston empezó fuerza en mi cle visitar cmpezó a crecer crecer ccon corazón. Y Y un un día, a modo de respuesta a mi mi deseo, deseo, llegó n a amable ccarta a r t a del ilegó uuna dcl señor seiror Anagnos Anagnos en la que nos invitaba a mi madre, y a mi maclre,:ra mi Maestra Maestray mí a a pasar el verano c o n él. cl con é1. La fue aceptada fijó la la fecha La invitación fue accptada yy se fijó fecha de de n u e s t r a partida para mediados nuestra mcdiados del mes de mayo. Los imp:rciente espera meparecieron días de de mi impaciente me parecieron infinitos, infinitos, pero se acabaron por fin, y me encontré sentada al pero y mc encontré montón lado de mi Maestra en el ttren, r e n , haciéndole un montón de ansiosas preguntas mientras marchábamos a toda velocidad. velocidad. \Washington Visitando Permanecimos n o s días en Washington Permanccimos uunos visitando los lugares lugarcs de de interés, ilterés, y aprendí muchas cosas sobre el el gobierno u e s t r o país. Vi al Presidentex‘ Presidente" y los her‑ hergobierno de nnuestro jardines mosos de la Casa Blanca. Fue allí, también, rnosos rni querido amigo el doctor Bell. Se donde conocí a mi Se jugueme me acercó tardc me me envió cnvió un elefante elefante de accrcó y v más tarde de jugue‑ me diVirtió divirtió muchísimo. te que me muchísimo. Pero, Pero, si l¡ien disfrutaba mi estancia cstancia en Wa‑ si bien disfrutaba de mi \7ashington, u y ccontenta o n t e n t a de uestro shington, me me sentí scntí m muy de reanudar nnuestro viaje, yy más ccontcnt¿ o n t e n t a todavía cuando r e n sse e detu‑ detucuanclo ecll ttren vo y mi nri Maestra Macstra dijo: «¡Esto es Boston!". "¡Esto esBostonl». Desearia n a descripción Dcsearía poder hacer uuna descripción completa de de memorablc visita, pues pues fue fue rica en aconteci‑ aquella memorable aconteci-

"‘ Clcveland. 'i' Grover Cleveland.

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mientos y experiencias nuevas y estimulantes. Pero me llevaría mucho tiempo y t e m o que mi historia ya sea demasiado larga, de manera que sólo mcncionaré, aunque no estén relacionadas e n t r e sí, las cosas que

rrqeq ap rso11n3.ro llucs atu I uor¡oua eP orgl^ uoz -EJotr rru !srud opuanb o¡tsanu ep ptlJaqrl e1 uoretsrnb -uoo cnb seJqLuoLI sol uoJenj soso¡eua8 I satuatlu.t uenl otuof, cur EJlseEtr ü Itu 'lllH Jalung eP oluetunu -oru oprqns Eiqrq oputnc 'scndsap sEIP soun 'EIr lE ^ sol -otsrq ap asrll e¡aur¡d lru an{ 'souu8a-la¿ serPtd ap rpe8all tl rp Euolsltl EI scratul ut¡8 uoc aqcncsa 'tu -elr¡nd ,{ rosa,¡otuld 'pepnro rlcr,t ellanbr ue .{ 'gtnour -11¿ soueirsr^ uolsog e rtBa11 ap oduart ocod 1y 'PEPIIESr otlrsq Erqtq es Errutlur ILU cp ouens Ie Á ¡ESEI Iur ua eqrrsE! 'r¡afue.rlxa Eun EJe ou el ol 'ueu8pug tJnE-J sJSEII oprqrrar erqeq epuop ,{ amog rotJop Ie opI^I^ Brgrq apuop prpnr: e1 ua 'uorsog ua o.rad iata-ld;alul EUn aP sJAEJt e €qrlqeq anb'e¡afur¡txa euanb¡d eun oPIS Erq -eq of 'otuJu¡oru ese ErsEH ¡ESrJ Iur ue oLuoJ opuntu olse^ Ie ue JLUJrtuá5! ¡souru soJlo uol etueurrf,utJJ rEIqpLl rapod 'peprcr¡a¡ anb 'qg! 'soPaP sol uo3 rearl -elep utlpod so8rrur solánu sltu sopol tseo anb JIJgnJ -sap olurluJ eW 'eluetuenultuoo €qelqeq .{ 'so8anl I sEeJEt sns sepot uJ so8áIf, souru sol uoc tqrdtctue¿ 'uoJruoISaJdrut aru seu anb srso¡ sr1 '¡s cllue ssPEuoIsEIáJ uelse ou anbune 'e;euoroucru olos anb tJautru ap 'e3rr1 oPEISETueP Eas el euolsrq lu anb ouel f oduratl oqonru BrJe^ell aru oJad 'sáluelnu:rls3 I se,Lanu stt¡uar¡adxa f soluatru más meimpresionaron.

Participaba c o n los niños ciegos cn todas sus tareas y juegos, y hablaba continuamente. Me encantó des‑ cubrir que casi todos mis nuevos amigos podían dele‑ t r e a r con los dedos. ¡Oh, qué felicidad, poder hablar francamente con o t r o s niños! ¡Sentirmc en el v a s t o mundo c o m o e n m i casa! Hasta ese m o m e n t o , y o ha‑ bía sido una pequeña extranjera, que hablaba a través de u n a intérprete; pero en Boston, en la ciudad donde había vivido el doctor Howe y donde había recibido clases Laura Bridgman, yo ya no era u n a extranjera. ¡Estaba en mi casa! Y el sueño de mi infancia se habia hecho realidad. Al poco tiempo de llegar a Boston visitamos Ply‑ mouth, y en aquella vieja ciudad, pintoresca y purita‑ na, escuché c o n gran interés la historia dela llegada de los Padres Peregrinos. Fue mi primera clase de histo‑ ria. Y u n o s días después, cuando había subido al m o ‑ n u m e n t o d e Bunker Hill, m i Maestra m e contó cuán valientes y generosos fueron los hombres que c o n ‑ quistaron la libertad de n u e s t r o querido país; mi c o r a ‑ zón Vibró de emoción y mc sentí orgullosa de haber nacido norteamericana. Pasamos u n a mañana m u y feliz c o n los niños s o r ‑ dos en la escuela Horace Mann. No se me había o c u ‑ rrido n u n c a que podría aprender a hablar c o m o los demas hasta que, aquella mañana, mi Maestra me dijo 'EUEtrr-TeLUEel.IOU OPIJEU

--ros souru sol uof, zrla¡ .{nLu EuEuutLI Eun soruesed

ofrp cu EJtsaEr{ Itu 'eueuuLu rllanbe 'anb etsrq sgLUJP sol oruol JEIC1ELI t ;apua;dt er-rpod anb ecunu opr"r.r -nJo ETqPLI JLU as oN'uuEW alEJoH Elanf,sa EI uc soP

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que que estaban cstaban enseñando cnscñando a hablar hal¡lar a los los niños sordos. sordos. Estaba deseosa de aprender yo también, tarnbión, y, ¡ dos años más tarde, en esa csa misma misma escuela, escuela, aprendí a hablar. Así a hablar. fue o m o ootro tro m u r o , el fuc ccomo muro, n-ri alma el que que separaba mi alrna del dcl mundo exterior, exterioq fue derribado. derribaclo. La querida señorita Fuller u y poco Fullcr me mc enseñó cnseñó en en m muy tiempo a hacer haccr todos los sonidos que componen componen eso ttan a n curioso curioso yy maravilloso que quc llamamos llamamos habla. habla. Mi Mi madre creía que o z de su hijita se quc la vvoz se había perdido para siempre. sicmpre. Pero hete hete aquí que que el cl Amor la había había

hallado y traído a casa. halladoytraídoacasa. Ahora deseo dcsco hablar de mi visita a la costa, ya que quc fue durante mi o r t e cuando ttuve u v e mis mi estancia en cn el cl nnortc primeras impresiones imprcsioncs del gran océano. A mediados mcdiados de dc julio, después uestro dcspr-rés de de que mi madre r-nadre regresara rcgrcsara a nnlrestro que mi hogar, en cn el soleado mi Maestra soleaclo sur, sur, mi Macstra y yo fuimos a yo fuimos a Brewster, n a pequeña Brewstet uuna pcqucña y agradable ciudad situada en cn Cabo Cod, donde pasamos un u y feliz. un verano m muy feliz. A la mañana u e s t r a llegada, rnañana siguiente siguientc de dc nnuestra llegada, me me des‑ desmuy perté m u y temprano. tcmprano. Era un un hermoso día de dc verano, vcrano, el cl día en cn que conocería conocería aun a un amigo melancólico mclancólico y mis‑ n-risterioso. Me levanté y me vestí rápidamente, y tcrioso. y rnc vcstí rápidamente, bajé bajé corriendo la escalera. o n mi Maestra cscalcra. Me Me encontré ccon Maestra en en el a r inmedia‑ cl vestíbulo vcstíbulo y le rogue rogué que quc me mc llevara llcvara al m mar inmediattamente. a m e n t e . «Todavía no», trre respondió riendo, ricndo, «prime‑ "Todavía no>>, merespondió "primero debemos desayunar.» dcbcmos desayunar., En ccuanto u a n t o acabamos n u e s t r o desayuno, salimos a nucstro a toda prisa y nnos o s dirigimos a o s t a . El sendero tra‑ a la Ia ccosta. scr-rdcro aatravesaba vcsaba bajas colinas arenosas, yI yo, cn mi mi apresura‑ apresuraIo, en miento, a menudo tropezaba en las hierbas tropczaba las hierl¡as largas y ásperas áspcr:rs y me mc caía riendo sobre sobrc la arena arcna caliente y bri‑ bri156 rt6

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llante. El hermoso aire tibio tenía una fragancia pecu‑ liar y, a medida que avanzábamos, lo iba notando mas fresco y renovado. De repente nos detuvimos, y supe, sin que me lo dijeran, que el Mar estaba a mis pies. Supe, también, que era ¡inmenso, atrozl, y por un instante mc pare‑ ció que algo de la luz del sol se había retirado del día. Pero no creo que tuviera miedo, pues mas tarde, cuando ya tenía puesto el traje de baño y las pequeñas olas llegaban a la playa y me besaban los pies, gritaba de alegría y me zambullía sin t e m o r en la espuma del oleaje. Pero, desafortunadamente, mi pie tropezó con una roca y caí hacia delante, al agua fría. Entonces una sensación extraña, espantosa, de peligro, meaterró. El agua salada meentró en los ojos y me impidió respirar, y una ola enorme me arrojó a la playa, con t a n t a facilidad c o m o si yo hubiera sido un guiiarro. Después, durante varios días, e s t u v e muy intimidada y no pudieron convencerme de que me metiera en el agua de ninguna manera. Pero poco a poco fui recuperando el valor y, a n t e s de que el vera‑ no llegase a su término, lo más divertido del mundo era para mí dejarme zarandear p o r las olas del m a r. ¡Oh, qué horas t a n felices pasé buscando hermosas conchas! ¡Qué bonitas eran, c o n sus formas exquisi‑ tas y sus t o n o s naturales! Y qué grato era e s t a r s e n t a ‑ d a e n u n banco d e arena y t r e n z a r hierbas marinas mientras mi Maestra me contaba historias del Mar y me describía, c o n palabras sencillas, que yo pudiera entender, el majestuoso océano y los barcos que bogaban a lo lejos, c o m o aves de alas blancas. sáA1l oLUOf ':^o(e1 o1

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anb soo-rrq so1 i outJlo osontsefELLr 1e ilapuaruc uerl'rnd ol anb 'sellrcuas sr-rgtpd uoc 'ergr.rcsJp eur i rr1,a¡ spuotsrq Bqttuor cru utsar:],¡ü rLLr sE.urrJrLU Iep JEZu¡Jl f rua¡c Jp orueg un ua Ep sELnJrLLr sEgJerLI

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sttruocl an§! isrllluoo -rsrnbxa sELUJoI sns uof ^ sr:soLulcrl opLmlsng astrd sccrla1 utrl sEroLI anb 'q11! 'rrrrr Iap sEIo sEI rod rtapur:r-z aurrcbp rru r:"red r¡e oprrnur Iap opltre^rp sgur o1 'ourru;at ns e ast8all ou -r-ra,\ IJ cnb ap salur 'l Jolll^ I¡ opur.rcclnra.r rn1 orod r o¡od oJJd 'rJeueu etrn8uru cp en8r IJ ua tJarlJul aur cnb ep aurJ¡lue,\uof rroJarpnd ou I tpr¡rrurrtur lnu¡ e.tntsa'strp sor-re,t allrrrrnp'sanclsag'o¡.¡tfrn8 un oprs Ererqnr-¡ of rs oLUOI pEprlrltj tsturt uor 't,{e1d e1 E oloJrp oLLr eluroua ulo tun I :¡e¡rdse-l giprdurr aru I solo so1 Lre oitrre aLu rpt]rs rn8r 1g 'o.rJett aru 'o-r8rlad ap 'BSOlucdsc 'rnr¡lrJ uorf,úsues uun srtrLroluq 't:r.r1 rnBe 1t: 'aluelap trlEr{ rE3 f r¡o¡ tun uoc ozado¡l crd rLu 'atuarurpruntJoltsep 'o-la¿ 'alealo 1ap rurndsa ú] ue -roruet urs Erllngtutz ew I ru8alt ap rc1r1¡¡f; 'sard so1 ueclrsrcl aur I eirlcI 11 e uegu8all sEIo s¿uanbad sEI ourq ap alerr 1a otsand rruat r,( opuenr ^ 'apJrl srur sand 'oparru uJar^nl anb oa¡¡ otr oJed 'rJp Iep opr-rner ugurl rs Ios Irp zrll El e p o31t anb oic -aJed Jur alurtsur un ¡oc{ Á'¡zotlv'osuaruur! r¡a anb 'ucrqrurt 'cdng 'sard srru e Egrtsa JpW 1a anb 'ur-rcfrp ol ¡Lu anb urs '¡dns f 'sou¡r,tfllep solr eluJdal eO 'opeloueJ i o:sa.r¡ stur opurtou Eqr ol 'sourrgrzur,re anb Eprpetu u 'f -rer¡ -n:l¡d ercur8r-r1 EUn Eru)t orqrl aJrp osorurerl ]A 'atuEII

La gente gcnte se veces de dc que ame el se sorprende a veces que yo yo ame el océano, u n cuando no pueda verlo. Pero no océano, aaun ncl pienso pienso que eesto s t o sea a r o . La razón es Dios ha sembrado sca rraro. cs que Dios sembrado el aamor m o r de Sus maravillosas obras en lo profundo de de y, los de Sus hijos, y, las veamos o n o , en Ios corazones c1c hijcls, las veamos o no, cclr¿rzones Sus todas partes sentimos omo n o s envuelven su belleza nos scntimos ccomo bellcza y su su misterio. misterio. Regrese o‑ Regresé a mi mi hogar sureño comienzos de nnosureño a comienzos viembre, o n la vicrrrbre, ccon l,r cabeza cal¡eza llena de de hermosos hermosos recuerdos recuerdos y el corazón m o r agradecido o r los queridos dc aamor agradecido p corazón lleno de por yo fuera amigos a n t o habían habían hecho hecho para fucra amigos que que ttanto para que que yo feliz. f eliz. Transcurrió mucho tiempo aantes n t e s de que visitára‑ visitáramos Bucnos m o s nnlrevamcnte u e v a m e n t e lla a hermosa Ciudad e los Buenos Ciudacl dde Corazones. Coraz-oncs. Proseguí Proscguí mis rnis estudios cstudios en cn casa, yv cada día yy cada o n cada uevo noche aumentaba mi dicha cada noche aumentaba mi dicha ccon cada nnuevo conocimiento maravilloso que quc llegaba hasta mí. No dccir, por supllesto, que no estuviera quiero decir, por supueSto, que no estuviera triste alguna vez. Supongo no d e n o s o t r o s tiene nosotros Suporrgo que cada uuno de ticne oEn sus penas. Nuestro querido poeta ha h:r dicho: «En cada penas. Nuestro vida vicla un poco de ha de de caer», clc lluvia ha caer,, y estoy segura de dc que la lluvia a n necesaria osotros c o m o para lluvia es neccs.rria para nnosotros cs ttan como las flores. flores. Lloré Lloré amargamente amarganlentc cuando cuando oí oí que que mi mi hermosa herrnosa perra u e r t o , pues yyo o lla a amaba c o n ttcrnura. ernura. pcrra había m muerto, con ¡Oh, a n valiente a n mansal valie nte y ttan nlansal Apoyaba la ¡Oh, Leona era ttan yo la acariciaba, cabeza mi falda f,rlda cuando cabcz¿r sobre mi cr-r,rndo yo :rcariciab:r, y vo sabía que en sus ojos marrones había n a expresión sabía cn sus marroncs h;rbía uuna expresión de m o r y de dolor sentí pensando de aamor de dulzura. ¡Cuánto pensando ¡Cuánto volvcría a vcrla nnunca Pcro incluso esa que u n c a más! quc no volvería ¿r verla másl Pero tristeza tenía tcnía su luminoso. su lado luminoso. 158 r t3

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6\t 'saluáPr.\uI soLIIu

Cuando los a m a n t e s de los perros, en Inglaterra y en Norteamérica, se e n t e r a r o n de que habían matado a mi perra, lo lamentaron mucho y se ofrecieron ge‑ n e r o s a m e n t e a reunir e l dinero para comprarme o t r o mastín. Entonces supe que la m u e r t e de mi hermosa perra sería un medio de llevar luz y alegría a una vida desconsolada. Escribí una c a r t a a aquellos amables caballeros y les pedí que me enviaran el dinero que se habían ofrecido a reunir; en lugar de comprarme o t r o perro, lo utilizaría para ayudar a educar a Tommy [Stringer]. La historia del pequeño Tommy es muy triste. La primera vez que oí hablar deél fue durante unas vaca‑ ciones en Pensilvania, de visita en casa de unos queri‑ dos amigos míos. Tommy seencontraba e n t o n c e s en un hospital de Pittsburgh. Cuando tenía apenas cua‑ t r o años de edad, sufrió una horrible enfermedad que lo privó dela vista y del oído. Su madre había muer‑ to cuando él era aún un recién nacido, y su padre era demasiado pobre para procurarle una educación. De manera que sequedó en el hospital, ciego y sordo, y mudo, y pequeño y sin amigos, todo junto. ¿Podía ser alguien más desdichado? Cuando regresé a Boston en el o t o ñ o siguiente, Tommy seguía ocupando mis pensamientos. Habló de él a mis amigos, y cl señor Anagnos meprometió que, si yo reunía el dinero suficiente para pagar a su maes‑ t r a y o t r o s gastos, encontraría un lugar para mi pequeño retoño en el hermoso Jardín de los Niños, que el generoso pueblo de Boston había donado alos niños invidentes.

sol ü opeuop tslqrq uotsog ap olqend oso.¡aua8 1a anb (sog]N sol ep urp.rrI osoru.req r.re ouo]a.r oganbad Ja rur EJEd -rr8n1 un ErJt-rluolua 'sotse8 scl¡lo f u-ll -satru ns e ¡r8rd pJrd cluErorlns oJeurp IJ Erunal ol rs 'anb orlaruo¡d ar¡-¡ sou8tuy -roues ¡a .,t 'so8rulr sru¡ E Ia ep glqtH 'sotuerurtsuad sru opuudnro e¡n8as fuucr¿ 'aluarn8ls ouoto IJ uc uolsog e asar8a; opuenJ oprr.lrrpsep sgLL¡ uarnSlr ¿

.ras r¡po¿? 'otun( opor'so8rurr urs ,{ oucnbad f 'opnru f 'op;os I oBar¡ 'letrdsoq 1a ua gpanb as cnb €reurur JC 'rrorltsfllpá uul1 a1;e;n:ord e;ed c-rqod optsrsrlrrep r,ra a-rped ns f 'oprcru uerJa.r un unt BJá Ia opuEnJ ol -renlu Erqtq erprru nS 'opro ¡ap I rrsr,t 11 ap o,trrd o1 anb ptparureJrra elgrrrorl Eun or,rJrls ¡ptpe Jp sou€ o;l -rnc sruadt Bruat opLIEn3 'qS.rnqsrrld ep ]ttldsorl un uJ seouotuJ EqerluoJua as fururol 'soru so8rure sop -r.ranb soun ap tstf, uo Elrsrl ap 'trruenJrsua¿ ua seLrorf, -EIEA seun etuernp enj Ig ap JEIqErl ro anb za.t e¡arur¡d E-I 'etsrlt lnru sc fruuo¡ ouanbad Iep Brrotsrq E'I

'[,raBur-rr5]

fuuo¡ E JEJnpe e -rrpnfe emd er:r-ztlrtn ol 'o¡¡cd o¡1o atu.¡r¡duof, ap ;e8nl ua Í¡runa¡ r oproal+o u€rqtq as anb oreurp Ia uErErAUa aru anb;pad se1 f so.rcJltcleo salqttrre sol¡anbr e Eue) EUn rqrrJsg 'EpEIosuoJSap rprl Bun r rr.r8a¡r I zn1 rt,raJl ep orpaur un ur-res r¡.¡ad ESouJaq ltu ep JuánuJ rJ anb adns sacuoluÍ 'u)lstur oJto auueJdruoo e;ed oraurp Iá Jrun3J E alr-rourtsoieu -aB uo:ar¡aJJo as I oqonur uoJElLreurrl o1 'r.r.rad ru r opeltLu uerqtr{ anb ap uoJEJelue as 'Ef,r¡aurreuoN uJ I

rr-rare¡8u1 ua 'souad sol ap seturrut sol

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Me pareció algo muy fácil de muy facil de hacer. hacer. Yo sabía que el el mundo estaba m o r y de compasión, y que llcno de aamor estaba lleno un llamamiento llirrnamicnto en er1 favor de cle un niño desamparado desamparaclo ob‑ obtendría uuna n a afectuosa respuesta. respucsta. Y Y así aman;rsí fue. Los aman‑ tes dc los perros dieron comienzo inmediatamente a tes de a la recaudación rccaudación de fondos para Tommy, Tomrny, niños peque‑ pequeños ños empezaron empczaron a obrar obrar en en beneficio de Tommy, Tornm¡ y personas personas residentes en estados cstados muy muv lejanos, incluso incluso en Inglatcrra y cn Inglaterra y en Canada, Canirdá, enviaron cnviaron donativos de de dinero u e s t r a s de simpatía. dir-rero y m muestr¿ls simpatía. En m u y poco muy proco tiempo tiempo se había recaudado dinero dinero suficiente o m o para suficientc ccolno para sufragar los gastos de Tommy Tomrny durante un año, y en Jardín de en el elJardín de los Niños Niños hubo hubc', para para él ól un rincón soleado. En aquella atmósfera de amor, amo¡ cálida y llena de uy p r o n t o apren‑ dc luz, la florecilla m muy pronto ¿lpreny se disolvió dió la oscuridad que dió a crecer crecer y disolvió la que hasta e n t o n c e s envolvía m o r es cntorlces cnvolr,ía su su vida infantil. Así que el es el a amor .Amor: ninguna lo más bello del t r a palabra uinguna ootra dcl mundo. «Amor: palabra que a n dulce y bella es.» quc pronunciemos pronunciemos ttan es." Aquí doy Aquí doy por por terminada termin¿rda la Ia pequeña pequcña historia de de irrfancia. Estoy mi infancia. pasando el invierno en casa, en mi Estclv invicrno en en r-l-li amado an-rado sur, su5 la lir tierra del dcl sol y de dc las flores, flores, rodeada rodeada de de quc hace la vida dulce todo aquello que nos dulcc y y natural: uunos padres pac{res cariñosos, cariñosos, un un hermano herrnano que un precioso que es un prccioso bebé, uuna n a tierna hermanita y la m a e s t r a más querida hcrmirnita macstra del mundo. Mi Mi vida está cstá llena de dc felicidad. Cada día me rae u n a nueva n a nueva m u e s t r a de mor mc ttrae rrucstra una nLleva alegría, alcgría, uuna rrmor de a de mis r-nis amigos lejanos, lcjanos, hasta hast:r que en rni en la plenitud plenitud de cle mi corazón dichoso, grito: «¡El a m o r lo es todo! ¡Y Dios corazón dichoso, ¡Y "¡El amor es es el es elAmor!". Amorl».

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FUENTES BIBLIOGRÁFICAS DE L A S CITAS

SVII)

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ECI

-Pág. 31: «Concede a sus labios tu mano bienhechora» William Shakespeare, Tito Andróníco / Antonio y Cleopatra / Cimbelíno, Planeta, Barcelona, [983, pág. 157. Trad. de José María Valverde. «EroqrequáIg ouEru nl solq€l sns

'áprá^ls¡ ErrEtr l asoI ap 'pet¡'lS r '8ed'f g6r 'rzuolac.rrg'rrauul¿ 'ouqaqut3 ¡ auadoal2 ,(, otuottty ortuotpuV o1t¡'amadselEr{S rutllll/§. ePaJuoJ» :I € '2y¿E

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-Pág. 31: «mi compañera de juegos: ¡ese sello real, esa prenda de altos corazones!» William Shakespeare, Tito Andro'níco / Antonio y Cleopatra / Cimbelíno, Planeta, Barcelona, 1983, págs. 145-146. Trad. de José María Valverde. esa'1eal

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‐Pág. 32: «De prisa, de prisa, buenas manos» William Shakespeare, Tito Andróníco / Antonio y Cleopatra / Címbelíno, Planeta, Barcelona, 1983, pág. 173. Trad. de José María Valverde. «sorrELU sEueng 'rsr-rd ap

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-Pág. 32: «Hablad por mí, m a n o s » William Shakespeare, «Julio César», en Tragedias, RBA (col. «Historia de la Literatura», núm. 3), Bar‑ celona, 1994, pág. 438. Trad. de José María Valverde. 's

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‐Pag. ano» mano» -Pág. 32: 3z: «Ah, "Ah, déjame besar esa m William Lear", en Tragedias, Tragedias, Villiam Shakespeare, Shakespeare, «El "El Rey Lear», RBA (col. «Historia BarLiteratura>>, núm. 3), 3), Bar‑ "Historia de la Literatura», celona, 1994, pag. 229. Trad. de José María Valverde. r994, pág. zz9.Trad. dc José María Valvcrde. ‐Pág. e lla a limpie ontesta e me limpie antes», -Pág. 32: antes>>, c contesta ell 3z: «Déjame "Déjame que m anciano anciano rey rcy destrozado, dcstrozado, «huele mortalidad." "|¡usls a mortalidad.» William Shakespeare, «El Rey Lear», en Tragedias, Lear", Tragedias, Shakespeare, "El RBA (col. «Historia BarLiteratura>>, núm. 3), 3), Bar‑ "Historia de la Literatura», celona, 1994, pág. Trad. de zz9.Trad. María Valverde. Valverdc. pág. 229. de José José María

-Pág. o n que erte c on quc pudiera pudiera Vivir vivir para vverte con -Pág. 32: 3z: «Sólo "Sólo ccon mi e n e r ojos» mi tacto, diría que volvía a ttener ojos» ..El Rey Lear», William Villiam Shakespeare, Shakespeare, «El Lear", en Tragedias, Tragedias, RBA (col. «Historia Literaturx)>, núm. 3), Bar3), Bar‑ "Historia de la Literatura», celona, 1t994, 9 9 4 , pág. María Valverde. r 8. Trad. de María Valverde. pág.z218. de José José ‐Pág. na dormía, fui despojado despojado por uuna -Pág. 32: 3z: Así, mientras dormía, Reina, m a n o de o r o n a y la Reina, mano de hermano, hermano, de de la Vida, vida, la ccorona vez. todo a a la vez. .f{¿1¡ls¡,, en William Tragedias, \Villiam Shakespeare, Shakespeare, «Hamlet», en Tragedias, BarRBA (col. «Historia dc la Literatura», Literatura>>, núm. 3), 3), Bar‑ "Historia de 1994, pag. María Valverde. Valverde. celona, 1994, 2 I . Trad. de pág.zr. de José José María -Pág. 32: mano ‐Pág. a n o la que entregó mi cora‑ cora3z: «Pues "Pues fue esta m zón» zón" William o r o de Villiam Shakespeare, Shakespearc, «Othello, eI m moro de "Othcllo, el (col. «Historia Tragedias, RBA RBA (col. Venecia», de la Venecia", en Tragedias, "Historia 1994, pág. 296. z96.Trad. Literatura», Trad. Literatura", núm. 3), 3), Barcelona, 1994, María Valverde. Valverde. de de José José María

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-Pág. 131: «Mis alas han tapado mis oídos...» P. B. Shelley, Prometeo liberado, Híperión, Ma‑ drid, 2009, págs. 39, 41. Trad. de Alejandro Valero.

'zuvrreq oran8y orntrv ap 'pE{ 'fl '?ed'6ooz 'plrprry 'ezuer¡y 'sputaod so.qo ,( uvqx qqruN ue (a8Puelo3 'S 2009,

pág. 43. Trad. de Arturo Agüero Herranz.

pintado océano» S. T. Coleridge, «La rima del anciano marinero», en Knbla Khan y otros poemas, Alianza, Madrid, '..oJeurJELU ouErruE IáP ErurJ E-I»

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‐Pág. 86: «No era de día ni de noche...» Lord Byron, Obras. qrou

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-Pág. 63: «Las palabras y la fuerza del lenguaje no bastan para expresar la perfección del conocímiento,...» J. A. Symonds, El Renacimiento en Italia, Fondo de Cultura Económica, México, D. F., vol. I, págs. 729-730. Trad. de Wenceslao Roces.

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LA IMPRENTA LLANOOGRÁFICA, L.. E NL A IMPRENTA A N O O G R Á F I C A , sS.. L EN D E SABADELL S A B A D E L L EN E N ABRIL ABRIL DE D E 2OI2 ZOIZ DE

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Helen Keller nació en Tuscum'bia, una pequeña ciudad rural de Alabama, en 1880. A los diecinueve meses, una fiebre desconocida la dejó sorda, muda y ciega. Desde entonces sus dedos se convirtieron en sus «nuevos ojos»; las vibraciones del suelo, en las distancias del espacio. Podía oler, saborear y tocar el mundo. pero eso era todo. Este ab‑ soluto aislamiento la distanció de su de‑ sarrollo humano hasta quedar reducida al estado larvario de un animalito salva‑ je suspendi-do en una interminable noche de silencio. Helen permaneció asi hasta que sus padres encontraron una educadora especial, Anne Sullivan, que a las pocas semanas logró vencer su terca ferocidad y comenzó a hacer pro‑ gresos. Un día dejó caer sobre la mano de Helen un chorro de agua y luego deletreó varias veces en su palma la palabra water. La niña entendió ense‑ guida el significado de esos signos y esa palabra despertó a su espíritu de las tinieblas. A partir de ese momento, su educación experimentó un avance sorprendente. En diez semanas apren‑ dió el alfabeto y podia comunicarse con su educadora. Gracias al poder del len‑ guaje, el mundo empezaba a cobrar un significado nuevo, cada vez más com‑ plejo. Tras mucho entrenamiento, Helen pudo «escuchar» por la vibración de sus labios las palabras que pronunciaba y acabó dando conferencias. También escribió varios libros. William James y Mark Twain le profesaron su admira‑ ción. Murió en 1968, a los ochenta y siete años, feliz, habiéndose ganado el reconocimiento mundial. r

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