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Fuera de Serie

Kawasaki

Z1000 De otro planeta Texto: JCP - Fotos: Kawasaki

Si alguna moto parece salida de otro mundo es la protagonista de esta prueba. Con su mirada feroz y unas formas excesivas, la última creación de la marca verde no es precisamente la moto para quienes buscan algo discreto.

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a Z 1000 de la era reciente siempre ha sido una moto radical en su diseño, descarada podría decirse. Desde que Kawasaki decidió revivir la gama Z en 2003, quedó claro que no buscaban hacer una moto para todo el mundo, su naked de litro debía sobresalir y para ello hicieron una máquina impactante, de escapes atrevidos, motor voluptuoso, formas agresivas y colores brillantes, de esas que generan amores y odios, como cierto tipo de mujeres de curvas prominentes y vestuario insinuante que hacen girar cabezas en todas partes provocando toda clase de comentarios. De todas las Z, la última es la más atrevida, la más radical y también la más intimidante, solo basta mirarla a los “ojos” para que cierta sensación de respeto nos recorra todo el cuerpo. Sus cuatro faros elipsoidales tipo Led son realmente impactantes y ni hablar del pequeño carenado que los enmarca, es la cabeza de una fiera lista para lanzarse a su presa, que parece haberse escapado de algún filme de ciencia ficción. Aunque la base de la nueva Z es la misma de la versión anterior, bajo su nueva “piel”, que es el cambio más evidente y llamativo, hay novedades importantes que hacían irresistible la invitación de Kawasaki para probarla y sentir de primera mano qué tanto se podía mejorar una moto que en su momento nos dejó excelentes impresiones cuando la rodamos en nuestras carreteras favoritas y en la pista de Tocancipá hace tres años (Ed. 94). Dichos cambios se enfocaron principalmente en su propulsor de cuatro cilindros y 1.043cc, especialmente en la culata, en el sistema de admisión y en la gestión electrónica. El objetivo: lograr una respuesta todavía más contundente en todo el rango de rpm, sin baches a medio régimen y con mayor potencia arriba, ganando en total 4 caballos, (142Hp a 10.000rpm). El equipo de frenos también recibió mejoras importantes en el tren delantero, con pinzas monobloque, bomba radial de mayor caudal y sistema antibloqueo ABS que es un gran aporte a la seguridad, y para estar a tono con el mayor poder de frenado disponible se montó una suspensión invertida Showa BPF procedente de la Ninja ZX6R. Pero las diferencias con la versión anterior no paran ahí, su tablero es totalmente nuevo, provisto de un indicador de revoluciones muy novedoso que comienza en el display digital y luego a partir de 4.000rpm pasa a una escala de luces tipo Led que se van encendiendo a medida que el motor acelera, un sistema de alta visibilidad muy parecido a la de la última Ninja ZX10R. Los rines adoptan un nuevo diseño siendo 1,5kg más livianos que los anteriores, en una zona donde cada gramo influye directamente en la agilidad de la moto. Por último hay un cambio pequeño, pero muy importante, y es que le acortaron la relación final con un diente más en el “sprocket”, buscando una aceleración demoledora desde abajo, pero al mismo tiempo alargaron la relación de la sexta marcha para reducir el consumo a alta velocidad, tema que también se ve afectado favorablemente gracias al nuevo diseño del tanque, cuya capacidad creció en 1,5 litros (0,4gal), incrementando la autonomía de la moto.

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No se puede negar que la Z1000 es todo un derroche de originalidad.

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Aquello de que las apariencias engañan se cumple al pie de la letra con esta fiera de mirada intimidante. La Z es una moto que genera un gran respeto, incluso para muchos es una moto que produce miedo, la ven como un animal salvaje que se los puede comer vivos con solo girar el acelerador, pero la realidad dista mucho de esa impresión que genera su aspecto feroz, basta con subirse en ella y comprobar que se trata de una moto muy compacta, que ofrece al piloto una posición agresiva y deportiva, pero sin dejar de ser cómoda, dotada de un asiento amplio, con una cintura esbelta que acoge muy bien las piernas del piloto y con un manubrio ancho y adelantado que da confianza y sensación de control desde el primer momento. Su peso llega hasta 220 kilos con el tanque lleno, que no es poco, pero están tan bien repartidos que entre las piernas se siente mucho más liviana de lo que aparenta y de lo que dice la báscula. Luego, al ponerla en marcha y comenzar a rodar entra en escena un motor que tiene todo el poder que uno desea, con tanto torque que incluso es capaz de arrancar en una cuesta leve sin necesidad de acelerar, solamente soltando el embrague con delicadeza. Pero ese poder descomunal, que se transforma en una aceleración brutal cuando giramos a fondo el acelerador, también brilla por su gentileza cuando somos delicados con la mano derecha, regalándonos una aceleración suave, predecible y lo más importante, totalmente controlable. Es por ello tal vez que no dis-

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Kawasaki Z1000 pone de todo el arsenal tecnológico casi obligatorio hoy en día en motos de su clase, en ella no encontraremos diferentes modos de manejo y mucho menos control de tracción, y si no están es simplemente porque no los necesita y eso es gracias a la flexibilidad de su motor que va igual de bien a 60km/h en primera o en sexta marcha y eso permite disfrutar de un paseo agradable y relajado cuando estemos en plan paisaje, olvidarnos de sustos en pisos de poca adherencia o liberar todo el empuje bestial cuando se nos antoje, exprimiendo los cuatro cilindros cada que tengamos al frente un tramo de carretera suficientemente largo para disparar las seis marchas en ráfaga, gracias a una caja que es precisa, rápida y suave al extremo. Pero la nueva Z no es solo un motor bestial y amigable al mismo tiempo, en ella encontrarás mucho más que aceleraciones fulgurantes y una dura rival para cualquier moto que se le enfrente en línea recta. Cuando entran en escena las curvas hay que prepararse para “devorarlas” sin contemplación, la Z 1000 es insaciable tragando curvas a diestra y siniestra, de hecho ya lo era en la versión anterior, pero la llegada de la nueva suspensión delantera, mucho más sólida, y los cambios en la postura de manejo, especialmente a nivel del manubrio, obran milagros llegado el momento de enlazar curvas una tras otra, casi como si se tratara de una pequeña y ágil 600. Esto siempre y cuando hablemos de asfalto en buen estado, porque la dureza de ambas suspensiones, cuyo recorrido es tan corto como el de una deportiva RR, no la va muy bien con baches o rizados, especialmente en el tren trasero, cuya reacción es muy seca, provocando fuertes rebotes que además de castigar nuestro cuerpo, complican la tarea de mantener la moto en la trazada ideal. En esas condiciones lo más sensato es bajar el ritmo y dedicarse a disfrutar del inmenso caudal de torque a bajo y medio régimen, que nos lanzará como un misil terrestre hasta que se acerque la siguiente curva, donde bastarán dos dedos y una leve presión sobre la leva del freno para que el ritmo decrezca en muy pocos metros con todo bajo control. Indiscutiblemente los frenos ganaron mucho con el nuevo material que recibieron, pero mantienen una cualidad que destacamos de la versión anterior y es su progresividad, tienen

Por frenos no hay que preocuparse, su equipamiento es de primer nivel, adicionalmente cuenta con ABS. Lo más llamativo del tablero es la escala de Leds que indican las revoluciones.

La Z es una dura rival para cualquier moto que se le enfrente en línea recta, una cazadora que se mantiene al acecho.

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La Z es insaciable tragando curvas a diestra y siniestra, por eso cuando entran en escena hay que prepararse para “devorarlas” sin contemplación.

demasiada potencia pero es muy fácil dosificarla, evitando sustos desagradables a pilotos menos expertos, aunque en últimas ahí está el ABS, siempre listo a mantener todo bajo control cuando no haya más opción que parar. Subirse en la Z 1000 no solo es enfrentarse a un aparato que acelera, cruza y frena de manera impresionante, la experiencia auditiva no se queda atrás, ese ha sido unos de sus rasgos de identidad, un sonido que deleita a todo el que tenga el privilegio de abrir su acelerador por arriba de 6.000 revoluciones, justo donde comienza su mejor punto en la aceleración. Mientras el cuerpo recibe toda la energía del brutal empuje, los oídos retumban con un magnífico rugido de altos decibeles que proviene de la admisión de aire, subiendo (todavía más) los niveles de adrenalina. Si usted es de esas personas que prefieren pasar desapercibidas y por alguna razón decide subirse en la nueva Z, la recomendación es mentalizarse para ser el centro de atención por donde quiera que vaya. Es claro que nadie mirará al piloto, porque la moto, con su impactante diseño siempre se robará toda la atención, pero la sensación de que todo el mundo se nos queda mirando y ver como giran sus cabezas al mismo tiempo mientras la moto avanza es algo extraña, aunque para muchos será una razón de peso para pensar en ella como su próxima moto. ¿Ciudad? ¿Z 1000? En este mundo hay de todo y no faltará el que decida comprarse una fiera de 142 caballos para ir de la casa al trabajo, con esto en mente nos lanzamos al caótico tráfico de medio día y encontramos una moto que se deja llevar bastante bien en este hábitat de paso lento. La Z se muestra ágil y no tiene dificultad para colarse por espacios reducidos, lo único que la complica es su limitado radio de giro y aunque su motor es muy suave y se amolda a cualquier ritmo, en medio de las congestiones tendremos que aprender a convivir con una dosis elevada de temperatura entre las piernas. Al ver la última Z 1000 lo primero que se viene a la mente es una moto salvaje, una fiera indomable de tacto brusco, traicionera, en pocas palabras una moto difícil de llevar, exclusiva para pilotos curtidos. Pero nada más lejos de la realidad, su aspecto nada tiene que ver con su desempeño. Efectivamente es una moto demasiado potente, que acelera y frena durísimo, y lo más recomendable es tener bastante experiencia para aprovechar todo su potencial, pero también es una moto dócil, amigable con pilotos de todo nivel, fácil de llevar, con un motor que empuja de verdad en toda la escala del tacómetro, tanto que al final es inevitable terminar manejando la mayor parte del tiempo en quinta o sexta, como si fuéramos en una moto automática, pero lo mejor es que siempre que necesitemos acelerar bastará con girar el puño derecho para salir disparados al frente, con un empuje feroz que convertirá en presa fácil a todo aquello que se cruce en nuestro camino.

Comentarios Motor

Ficha Técnica

Cilindrada Rel. compresión Torque Máx. Potencia Máx. Alimentación Encendido Transmisión Susp. Del.

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Susp. Tra. Freno Del. Freno Tra. Peso Capacidad Tanque Precio Para saber más

Cuatro cilindros, 16 válvulas, DOHC, refrigerado por agua 1.043 c.c. 11,5 : 1 111 Nm a 7.300rpm 142 hp a 10.000rpm Inyección electrónica Eléctrico 6 velocidades / Cadena Telescópica invertida ajustable en precarga y rebote Monoamortiguador progresivo ajustable en precarga y rebote Doble disco de 310mm Disco de 250mm 220kg en orden de marcha 4,5 galones (17L) $33.990.000 www.kawasaki.com.co

- Nos llamó mucho la atención lo bien dispuestas que están todas las guayas en el manubrio. - A ritmos normales de carretera su consumo fue de 65km/g, logrando rodar más de 270km con el tanque, incluyendo la reserva. - A pesar de ser muy compacto y estar lejos de la visual, el tablero es fácil de leer, solo extrañamos el indicador de cambios, aunque con un motor que empuja a cualquier régimen y en cualquier cambio, este aditamento resulta más un lujo que una necesidad. - Sus faros tipo Led proyectan una luz blanca demasiado intensa que da seguridad en la noche y nos hace demasiado visibles. - Es claro que el diseño primó ante la comodidad del pasajero. La silla es minúscula, dura y no ofrece nada para sujetarse. - Los retrovisores son muy llamativos pero poco efectivos. - Tratándose de una moto bastante deportiva, se extraña que no tenga la opción de desconectar el ABS.

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