Juan Calvino Su vida y su obra

!!"#"#"$%&#' su vida y obra a 500 años de su nacimiento !!"#"#"$%&#' Su vida y obra a 500 años de su nacimiento Nota

Views 219 Downloads 5 File size 3MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

!!"#"#"$%&#' su vida y obra a 500 años de su nacimiento

!!"#"#"$%&#' Su vida y obra a 500 años de su nacimiento

Nota introductoria y selección de

Leopoldo Cervantes-Ortiz

!$%&"#%'()&*+ su vida y obra a 500 años de su nacimiento © EDITORIAL CLIE CLIE, E.R. nº 2.910-SE/A C/ Ferrocarril, 8 08232 VILADECAVALLS (Barcelona) ESPAÑA E-mail: [email protected] http://www.clie.es Copyright © 2009 Leopoldo Cervantes-Ortiz Copyright © 2009 Editorial CLIE ISBN: 978-84-8267-548-0 Impreso en #OLOMBIA / Printed in #OLOMBIA Clasifíquese: 0850 BIOGRAFíAS: Reformadores CTC: 02-11-0850-06 Referencia: 224705

!"#$%#&'" Nota introductoria I. ASPECTOS INTRODUCTORIOS Eberhard Busch, ¿Quién es y quién fue Calvino? Interpretaciones recientes Salatiel Palomino López, Herencia reformada y búsqueda de raíces Mariano Ávila Arteaga, Vigencia de la cosmovisión calvinista para la Iglesia y el mundo de hoy. Alexandre Ganoczy, Calvino y la opinión de los católicos de hoy II. BIOGRAFÍA Denis Crouzet, Ausencias Alexandre Ganoczy, La vida de Calvino Lucien Febvre, Una puntualización. Esbozo de un retrato de Juan Calvino Émile Leonard, Calvino, fundador de una civilización Marta García Alonso, ¿Quién fue Calvino? William J. Petersen, Un amor que parecía ser: el extraño romance de Juan Calvino e Idelette de Bure Irena Backus, Mujeres alrededor de Calvino: Idelette de Bure y Marie Dentière

7 9 11 23 35 45 53 55 67 87 105 133 137 142

III. PANORAMAS GENERALES Wilhelm Dilthey, Juan Calvino y la Institución de la Religión Cristiana John H. Leith, Fe y tradición José Luis L. Aranguren, Calvino y el calvinismo contemporáneo Uta Ranke-Heinemann, El deseo de Calvino Bernard Cottret, ¿Calvino fue calvinista?

155 157 169 177 190 197

IV. INSTITUCIÓN DE LA RELIGIÓN CRISTIANA, TEOLOGÍA Y EXÉGESIS B.Foster Stockwell, Historia literaria de la Institución Uta Ranke-Heinemann, La doble predestinación de Calvino Alberto F. Roldán, El libre albedrío en la interpretación de JuanCalvino Alfredo Tepox Varela, Calvino, el exegeta de la Reforma

203 205 217 223 238

6 V. LA ÉTICA CALVINISTA Jürgen Moltmann, La ética del calvinismo André Biéler, El dinero y la propiedad Karl Barth, El gobierno y la política Eliseo Pérez Álvarez, La ética calvinista Michael Walzer, El calvinismo

257 259 270 283 292 314

VI. SERVET Y LAS REFORMAS RADICALES Esperanza Plata García, Calvino y el caso Servet Ángel Alcalá, Introducción a Treinta cartas para Calvino (fragmentos) George Williams, Calvino y la Reforma radical

329 331 340 350

VII. ÁMBITOS DE INFLUENCIA Aristómeno Porras, Calvino y la cultura occidental J.C. Coetzee, Calvino y la educación Juanleandro Garza, La ciudad de Calvino Rosa Regàs, La religión: la ciudad de Calvino

393 395 402 421 428

VIII. OTROS CONTEXTOS Gabriel Vahanian, Calvino y la muerte de Dios Francis Fukuyama, El manifiesto calvinista Alfonso López Michelsen, Nuevo prólogo a La estirpe calvinista de nuestras instituciones políticas Allan L. Farris, Antecedentes de una teología de liberación en la herencia calvinista Rubén Rosario Rodríguez, Calvino o el calvinismo: reclamando la tradición reformada para América Latina

435 437 457 461

EPÍLOGO. Omar Pérez Santiago, El Evangelio según san Borges Procedencia de los textos

513 521

467 477

#()*+,-).(/01)(.,* l 500º aniversario del natalicio del reformador francés Juan Calvino marca una fecha importantísima en el devenir de la cristiandad mundial. El impacto del pensamiento calviniano sigue apreciándose en muchas áreas del quehacer humano, con todo y que la tradición reformada presenta muchas y muy variadas manifestaciones por todas partes. No obstante esta influencia tan reconocida, en el mundo de habla hispana es muy escaso el número de obras sobre Calvino y las que hay no encuentran suficiente difusión en las instituciones de educación teológica. Asimismo, resulta lamentable el abismo existente entre éstas y las comunidades, motivo por el cual, en buena parte de las iglesias que reivindican su legado se desconocen los alcances sociales y culturales de su obra. La actividad que desarrolló en Ginebra, la ciudad que lo acogió y en donde pudo desarrollar sus ideas sobre la Iglesia y la sociedad, no se conoce suficientemente, lo que ocasiona que se acepten, en general, muchas de las caricaturas y deformaciones de que es objeto. En algunos sectores protestantes latinoamericanos todavía se asocia la figura de Calvino a una serie de ideologías ligadas al conservadurismo eclesiástico y teológico. La imagen transmitida por ciertas tendencias misioneras de antaño hicieron que se perdiera de vista su perfil ecuménico y de diálogo con las demás tradiciones cristianas. De ese modo, tienen mucha difusión los debates acerca de la muerte de Miguel Servet y la influencia de Calvino en el surgimiento del llamado “espíritu capitalista”, entre otros aspectos, lo que contribuye a que, al interior mismo de las iglesias se le vea como una persona intolerante, fanática y autoritaria. Esto no excluye que, en efecto, se analicen también con objetividad histórica sus errores y excesos. Algunos investigadores ajenos a la experiencia eclesial han demostrado la validez y trascendencia de Calvino y la tradición reformada en la conformación de instituciones y mentalidades vigentes hasta la actualidad. En el terreno político, por ejemplo, es muy relevante enfatizar la relación entre esta tradición teológica y el surgimiento del concepto moderno de democracia. La presente antología de textos sobre la vida y obra de Juan Calvino es el resultado de varios años de investigación personal y colectiva. Procede, en lo fundamental, de los cursos de Teología Reformada ofrecidos entre 1989

!

8

Nota introductoria

y 1997 en una institución presbiteriana de la Ciudad de México. Ante cada nueva oportunidad de exponer frente a un grupo las bases históricas, culturales y religiosas del pensamiento calviniano, aparecían textos críticos en los lugares más inesperados. El criterio general de selección de estos capítulos de libros, artículos, ensayos, reseñas y notas sueltas es la seriedad en el análisis y su pertinencia para el debate actual en nuestro continente. Se incluyen varios textos escritos originalmente en castellano, pero no se ignoran las aportaciones procedentes de otros idiomas que se han establecido sólidamente con el paso del tiempo, especialmente las que representan horizontes críticos amplios. Debo expresar mi más profunda gratitud a quienes me iniciaron en la pasión por la Reforma y Calvino y a quienes contribuyeron después con nuevos insumos y perspectivas. Sus nombres son: Ángel Reynoso, Mariano Ávila, Salatiel Palomino, Samuel Trujillo (†), Abel Clemente, José Luis Velazco y Eliseo Pérez-Álvarez. Su amistad y simpatía incondicionales han acompañado el fervor y la dedicación a este tema. En años recientes, los amigos Odair Pedroso Mateus, Germán Zijlstra, Eduardo Galasso Faria, Zwinglio M. Dias, Gonzalo Balderas, Alicia Mayer y Rubén Arjona, además de una nueva generación de estudiantes entusiastas, han expresado su interés en el trabajo llevado a cabo. Odair, en particular, desde la Alianza Reformada Mundial, y Germán desde la Alianza de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de América Latina (AIPRAL). Desde España, Ignacio Simal (Lupa Protestante y Ateneo Teológico) ha sido el cómplice ideal para estas y otras aventuras teológicas y editoriales, y Pedro Tarquis, quien abrió su espacio periodístico (Protestante Digital) para promover todo lo relacionado con Calvino. Este recuento de gratitudes estaría incompleto si no se mencionara a Lukas Vischer (†) y Serge Fornerod, de la Federación de Iglesias Protestantes Suizas, quienes estimularon, y lo siguen haciendo, la participación en las actividades internacionales de celebración del Jubileo de Calvino. Leopoldo Cervantes-Ortiz Mayo de 2009

& ASPECTOS INTRODUCTORIOS

670,8-+35+9+:0,8-+;03+!* &-)3.4.3)*1,(-35+.31,3-)35 Eberhard Busch

&2+&-)3.4.3)*1,(-35+*-)3.,(.35 uando miramos atrás en cuanto a las interpretaciones de Calvino de 100 años para acá, encontramos una amplia variedad de puntos de vista, si bien han definido durante décadas la apreciación de este reformador. Según Albrecht Ritschl, Calvino confundió y combinó la diferenciación luterana entre la Iglesia como agente de gracia y el Estado como agente de la “ley y el orden”. Así, Calvino pudo haber dicho algo impensable para los luteranos alemanes, esto es, que cada persona es igual ante la ley y que el derrocamiento de los tiranos por parte del pueblo es legítimo.1 Más recientemente, en 1940, Dietrich Bonhoeffer repitió esta afirmación en su Ética.2 En contraste, Jacob Burckhardt, el historiador de la cultura, en Basilea, señaló: “La tiranía de un solo hombre nunca fue promovida mejor que por Calvino, quien no sólo hizo de sus convicciones privadas una ley general y oprimió o confinó las demás opiniones sino que también insultó a todos constantemente considerando los asuntos más inocentes de prueba (taste)”.3 Siguiendo esta línea, el poeta Stefan Zweig utilizó, en 1937, esta caracterización de Calvino para acusar a Adolfo Hitler de ser un hombre satánico.4 Incluso Karl Barth escribió que, al considerar a Calvino vienen a la mente palabras como tiranía y fariseísmo. “A ninguno de nosotros... le gustaría haber vivido en esta santa ciudad [Ginebra]”.5 Las tesis ampliamente difundidas de Max Weber acerca de que Calvino fue uno de los pilares del capitalismo fue repudiada por Ernst Troeltsch antes

"

! 1. A. Ritschl, Geschichte des Pietismus. Vol. I, Bonn, 1880, pp. 61-80. 2. D. Bonhoeffer, Ethik. Munich,1958, p. 43. 3. Cit. por Kaegi, Jacob Burckhardt. Bd. 5, 1973, p. 90. 4. S. Zweig, Castellio gegen Calvin oder ein Gewissen gegen die Gewalt, 1936. 5. K. Barth, Die Theologie Calvins, 1922. Zürich, 1993, p. 163.

12

Aspectos introductorios

de que lo hiciera André Biéler.6 Según Troeltsch, fue más bien el caso del “socialismo religioso”, a comienzos del siglo XX, que surgió dentro de la tradición reformada, siguiendo los pasos de Calvino, muy diferente del luteranismo conservador y antidemocrático.7 En contraste con Troeltsch, Charles Hodge en Princeton, vio a Calvino como un representante de la doctrina luterana de “los dos reinos”. Pensaba que la Iglesia como tal no tenía nada que ver con asuntos seculares. Esto fue verdad incluso si, continúa Hodge, los políticos no silencian a los representantes de la Iglesia, cuando ellos dan testimonio de la verdad y la ley de Dios.8 De la misma manera, el holandés Abraham Kuyper declaró que por un lado el calvinismo distinguió fuertemente entre la Iglesia y el Estado, incluso en la cultura, pero por otro lado afirmó que ambos están directamente sujetos al gobierno divino.9 Lo que es verdad en la mayoría de estas interpretaciones es que todas hablan más generalmente del llamado calvinismo que de Calvino como tal o, como señaló Stanford Reid en 1991, hablan frecuentemente de Calvino, “sin tomarse la molestia de observar que dijo él realmente”.10 &&2+%$(*?)/:.3 Omar Pérez Santiago

El 14 de junio de 2006, con motivo del vigésimo aniversario de la muerte de Jorge Luis Borges, el escritor chileno Omar Pérez Santiago pronunció esta conferencia en la Biblioteca Nacional de su país.

e levanto muy temprano y voy al encuentro con Jorge Luis Borges. Participo de una reunión de trabajo de la OMS en Ginebra. Pero esta mañana de invierno salgo del Hotel Cornavin decidido a encontrarme con Jorge Luis Borges, el maestro. La nieve le otorga una azulina claridad a esta ciudad, a esta hermosa ciudad. Cruzo el río Ródano y me introduzco en la ciudad vieja por Rue de la Sinagoga. Ingreso al Cimetière des Rois, el panteón de Ginebra. El cementerio es austero, a estos muertos les ofende el lujo y la apariencia. En la entrada hay una capilla y en la muralla, un mapa. Camino a la zona D y llego a la tumba 735. La piedra recubierta de hielo dice: Jorge Luis Borges. Debajo de un relieve de unos guerreros vikingos la frase “...and ne forhtedon nà”, “...no tener miedo”—, y, más abajo: (1899-1986). No sé qué hacer. Doy una vuelta alrededor de la piedra. Allí se lee la frase de la Völsunga Saga: “Hann tekur sverðið Gram og leggur í meðal þeirra bert”, “Él tomó su espada, Gram, y colocó el metal desnudo entre los dos”. Hay un grabado de una nave vikinga, y bajo ésta una tercera inscripción: “De Ulrica a Javier Otálora”. De pronto, siento un aliento. En este mismo cementerio, unos pasos más allá, están los restos de Juan Calvino. Me surge una intuición. Borges fue un calvinista. Su estética es calvinista. ¿Y su fe, cuál era la fe de Borges? Borges llegó por primera vez a Ginebra el 24 de abril de 1914 y la ciudad tenía 130 mil habitantes. Hasta el 6 de junio de 1918 vivió aquí con

&

516

Epílogo

sus padres, su hermana y su abuela materna —en la Vieille cité, en la actual Ferdinand Doler número 9, cerca de la iglesia ortodoxa rusa. Entonces Borges tenía 15 años, la edad única de formación intelectual y de una fe. Borges no era feliz. “Yo era entonces un joven desdichado”. Su padre lo envió a ver una puta en la calle Dufour. No pudo realizar el acto. Era joven y no era feliz. Su hermana Norah ha recordado que Borges estaba muy triste y volvía por las noches llorando a casa. Esta desdicha la convertiría Borges con el tiempo en una pose literaria: He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz. (“El remordimiento”)

El joven desdichado hace el bachillerato en el Collège Calvin, un liceo inaugurado en 1559 por Juan Calvino. Borges entra a la clase del profesor H. de Ziegler, el segundo año lo hace con de Patois y el tercer año con Juvet. Son 40 alumnos, más de la mitad eran extranjeros. Varios de sus compañeros y amigos eran judíos. ¿Qué se podría haber estudiado allí en el Collège Calvin? Conjeturo: una fe. Borges, el bilingüe, se hace multilingüe. Lee allí lo que muchos jóvenes aún hoy leen como primeras lecturas: los simbolistas franceses (Verlaine, Rimbaud, Mallarmé), la poesía de Walt Whitman (en una traducción alemana en un anuario expresionista) y la filosofía de Schopenhauer. Borges no puede sustraerse a la influencia de la revolución rusa del 17 y escribe sus poemas Los salmos rojos (“La trinchera que avanza / es en la estepa / un barco al abordaje / con gallardetes de hurras”). Borges leyó la Biblia en la traducción de Lutero, que “contribuye a la belleza” y aprendió de Calvino su gusto por la sencillez. Obviamente, qué duda cabe, Borges aprendió en el liceo a parafrasear como su actual vecino, Calvino: corto, irónico, cortés, elusivo. El decoro de los calvinistas. Puntillistas. Calvino se dirigía a la gente culta. Su estilo de escritura es clásico. Razona sobre los sistemas, utiliza la lógica. Calvino amaba el retraimiento. Era breve. Qué duda cabe, ¿verdad? Borges se educa en el recato de los calvinistas. Austeros. Les ofende el lujo y la apariencia. Calvino había roto con los santos,

El evangelio según San Borges

517

las devociones y las supersticiones. Calzaba bien con Borges, con su pudor, su sentido del ridículo y su dignidad. Juan Calvino buscó encontrarse a sí mismo: “Casi toda la suma de nuestra sabiduría, que de veras se debe tener por verdadera y sólida sabiduría, consiste en dos puntos: a saber, en el conocimiento que el hombre debe tener de Dios, y en el conocimiento que debe tener de sí mismo” (Institución de la Religión Cristiana, libro primero). Borges creyó lo mismo: “Le doy vueltas a una idea: la idea de que, a pesar de que la vida de un hombre se componga de miles y miles de momentos y días, esos muchos instantes y esos muchos días pueden ser reducidos a uno: el momento en que un hombre averigua quién es, cuando se ve cara a cara consigo mismo” (“Credo de poeta”, en Arte poética). Extraer de sí mismo a sí mismo. Un nacimiento interior. Una proyección de Dios. O del Espíritu. O del destino (que tal vez es lo mismo, diría el mismo Borges). La palabra —ha dicho el poeta— viene dada. Uno descubre su voz natural, su ritmo. Uno, finalmente, transmite un sueño. Sus historias deberían ser leídas como se leen las historias bíblicas, “como las fábulas de Teseo o Ahuasero”, al fin, como un evangelio no canónico. Esta es la conclusión, que recibo esta mañana fría frente a su tumba: Borges era gnóstico, creía en el proceso intuitivo de conocerse a sí mismo. Los gnósticos —se había olvidado esto— son cristianos eruditos y carismáticos. En la época paleocristiana —entre los siglos I al IV— había tres corrientes del cristianismo, la cetrino-paulina, la judeocristiana y la gnóstica. Los “evangelios gnósticos” —el Evangelio de Tomás, el Evangelio de Felipe, el Apocrifón de Juan, el Evangelio de la Verdad, el Evangelio de los Egipcios, el Evangelio de Judas, el libro secreto de Jaime, el Apocalipsis de Pablo, la Carta de Pedro a Felipe y el Apocalipsis de Pedro— habían permanecido ignorados. Existen muchos antecedentes en la obra de Borges de su relación con el gnosticismo. Y quizás una parte de esa influencia haya estado en Ginebra, donde había una fuerte corriente gnóstica y que, quizás por la influencia anarquista de su padre, haya tenido acceso. En 1944 se publicó Ficciones de Borges. El libro incluía ocho cuentos ya reunidos antes en El jardín de senderos que se bifurcan (1941) y agregaba otros seis nuevos, bajo el encabezamiento Artificios.

518

Epílogo

En el cuento “La forma de la espada”, el protagonista narra la historia de una traición como si él fuera la víctima y no el traidor. En “El tema del traidor y la muerte”, el primero se convierte en el segundo, en una trueque de roles. En el cuento “Tres versiones de Judas”, el sueco Nils Runeberg, interpreta la naturaleza del sacrificio de Cristo. Su tercera conclusión es que Dios no se encarnó en Jesús cuando asumió la condición humana, sino que Dios totalmente se hizo hombre en Judas. Años después, en 1975, Borges publica El libro de arena. Y su cuento “La secta de los Treinta” puede leerse como un adjunto de “Tres versiones de Judas”. Aquí habla sobre la voluntariedad del sacrificio de Jesús y de Judas. En la tragedia de la Cruz sólo hubo dos voluntarios: el Redentor y Judas. Por otro lado y del mismo modo a Borges le preocupa la belleza. Calvino admiraba a los celtas por razones políticas, religiosas y estéticas. Borges aprendió de Calvino que las traducciones literales tenían exotismo, y por eso, belleza. Borges afirma que las bellas traducciones literales surgen con las traducciones de la Biblia. Principalmente, cita Borges la Biblia inglesa, la Biblia de su abuela protestante, donde él aprendió a leer. Calvino admiraba a la literatura gaélica por la calidad estética de la traducción de la Biblia. La literatura gaélica era un orden de los celtas. Viene del alfabeto ogham y tiene base rúnica. La literatura gaélica está asociada a la religión culta y a la lectura de la Biblia. Así Borges llegó a la idea germana: unos hombres sometidos a la lealtad, al valor y a una varonil sumisión al destino. Por esa vía, Borges se topó con la literatura escandinava, las runas y las sagas islandesas. Una runa era una manifestación divina. 46 años después, Borges, junto a la bella María Esther Vázquez, completaría su viaje cuando publica Literaturas germánicas medievales, y escribiría su popular sentencia: “De las literaturas germánicas medievales la más compleja y rica es incomparablemente la escandinava”. Cuando su mujer, María Kodama, en sus últimos días aquí en Ginebra, le preguntó si le llamaba a un sacerdote, Borges contestó que le trajera dos: un católico y un protestante. Antes de morir el poeta rezó el Padre Nuestro. En Ginebra, el día 14 de junio de 1986, oficiaron los ritos funerarios de un gnóstico, un sacerdote católico, Pierre Jacquet y un pastor protestante,

El evangelio según San Borges

519

Edouard de Montmollin, que aclaró la importancia de la fe metodista de la abuela de Borges. El pastor leyó el primer capítulo del evangelio según San Juan. Leyó, como si fueran textos sagrados, como si fueran textos del Evangelio según Borges, la parábola “El palacio” y el poema “Los conjurados”, un homenaje a Ginebra, un homenaje a la tolerancia: Se trata de hombres de diversas estirpes, que profesan diversas religiones y que hablan en diversos idiomas. Han tomado la extraña resolución de ser razonables. Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades.

En el funeral de Borges, María Kodama estaba vestida de blanco, y las rosas, también blancas, sobre el féretro. Ese día de junio, en la Catedral de Saint Pierre, una iglesia gótica donde Calvino proclamó su fe cismática, fue velado el poeta. Desde la catedral por una sola callejuela en bajada se llega, por la rue de la Sinagoga, al Cimetière des Rois. Este es el Panteón de Ginebra. Aquí está Calvino. Aquí está Borges. Y aquí estoy yo, humildemente, en esta ciudad fría, fría y bella y de luz azulina, para rendir respeto al maestro.

PROCEDENCIA DE LOS TEXTOS

Eberhard Busch, “Who was and who is Calvin? Interpretations in recent times”, en Reformed World, vol. 57, núm. 4, diciembre de 2007, pp. 237-250, http://warc. jalb.de/warcajsp/news_file/refworld57_4.pdf. (Traducción: L. Cervantes-O.) Salatiel Palomino López, “Herencia reformada y búsqueda de raíces”, en Varios autores, Calvino vivo. México, El Faro, 1987, pp. 91-103. Mariano Ávila A., “La vigencia de la cosmovisión calvinista para la Iglesia y el mundo de hoy”, en Calvino vivo, pp. 135-146. Alexandre Ganoczy, “Calvino y la opinión de los católicos de hoy”, en Concilium, núm. 14, abril de 1966, pp. 511-512. Denis Crouzet, “Ausencias”, en Calvino. Barcelona, Ariel, 2001. Trad. I. Hierro. Alexandre Ganoczy, “Calvin”, en P. Chaunu, ed., The Reformation. Gloucester, Alan Sutton, 1985. (Traducción: L. Cervantes-O.) Lucien Febvre, “Una puntualización. Esbozo de un retrato de Juan Calvino”, en Erasmo, la Contrarreforma y el espíritu moderno. Barcelona, Orbis, 1989. Émile Leonard, “Calvino, fundador de una civilización”, en Historia general del protestantismo. Vol. 1. Trad. S. Cabré y H. Floch. Barcelona, Península, 1967, pp. 263- 314. Marta García Alonso. “¿Quién fue Calvino”, en http://e-spacio.uned.es/fez/eserv.php? pid=bibliuned:588&dsID=calvino_revistadelibros.pdf. William J. Petersen, “A Love That Was Meant To Be: The Odd Romance of John and Idelette Calvin”, en Glimpses of Christian History, núm. 170, www.chinstitute. org/GLIMPSEF/Glimpses/glmps170.shtml. (Traducción: L. Cervantes-O.) Irena Backus, “Mujeres alrededor de Calvino: Idelette de Bure y Marie Dentière”, ponencia presentada en el ciclo de conferencias “Calvino y su influencia: La fe modela a la sociedad“, Facultad de Teología de la Universidad de Basilea, Suiza, 16 de abril de 2009. (Traducción: L. Cervantes-O.) Wilhelm Dilthey, “Juan Calvino y la Institución de la Religión Cristiana”, en Hombre y mundo de los siglos XVI y XVII. Trad. y pról. de E. Imaz. México, Fondo de Cultura Económica, 1978. John H. Leith, “Faith and Tradition”, en Introduction to the Reformed Tradition. A way of being the Christian community. Louisville, Westminster John Knox Press, 1981. (Traducción: L. Cervantes-O.) José Luis L. Aranguren, “Calvino y el calvinismo contemporáneo”, en Catolicismo y protestantismo como formas de existencia. Madrid, Alianza Editorial, 1980.

Uta Ranke-Heinemann, “El deseo de Calvino”, en El protestantismo. Naturaleza y evolución. Trad. Diorki. Madrid, Studium, 1971. Bernard Cottret, “Was Calvin a Calvinist?”, Conferencia presentada en el Calvin College, Grand Rapids, Michigan, octubre de 2000. Traducción: L. Cervantes-O. B. Foster Stockwell, “Historia literaria de la Institución”, en Juan Calvino, Institución de la Religión Cristiana. Trad. de C. de Valera. Edición facsimilar. Buenos Aires, La Aurora, 1952. Uta Ranke-Heinemann, “La doble predestinación de Calvino”, en El protestantismo. Naturaleza y evolución. Alberto F. Roldán, “El libre albedrío en la interpretación de Juan Calvino”, en boletín Jubileo Juan Calvino 2009, http://jcalvino-jubileo-2009.blogspot.com/.../el-librealbedro-en-la-interpretacin-de.html. Alfredo Tepox Varela, “Calvino, el exegeta de la Reforma”, en Calvino vivo, pp. 33-53. Jürgen Moltmann, “La ética del calvinismo”, en El experimento esperanza. Salamanca, Sígueme, 1977, pp. 90-108. André Biéler, “El dinero y la propiedad”, en El humanismo social de Calvino. Buenos Aires, Escaton, 1973. Karl Barth, “The government and politics”, en The theology of John Calvin. Trad. G.W. Bromiley. Grand Rapids, Eerdmans, 1995. (Traducción: Rubén J. Arjona) Eliseo Pérez Álvarez, “La ética calvinista”, en Calvino vivo, pp. 161-186. Michael Walzer, “El calvinismo” La revolución de los santos. Estudio sobre los orígenes de la política radical. Trad. S. Villegas. Buenos Aires, Katz Editores, 2008, pp. 37-49. Esperanza Plata García, “Calvino y el caso Servet”, en Calvino vivo, pp. 107-116. Ángel Alcalá, “Introducción” a Miguel Servet, Treinta cartas a Calvino. Sesenta signos del Anticristo. Apología a Melanchton. Madrid, Castalia, 1981. George Williams, “Calvino y la Reforma radical”, en La Reforma radical. Trad. Antonio Alatorre. México, Fondo de Cultura Económica, 1983. Aristómeno Porras, “Calvino y la cultura occidental”, en Calvino vivo, pp. 149-157. J.C. Coetzee, “Calvino y el estudio”, en Jacob T. Hoogstra, comp., Calvino, profeta contemporáneo. Grand Rapids, TSELF, 1973, pp. 199-229. Juanleandro Garza, “Espejismo histórico: Ginebra amnésica y contradictoria”, en Calvino vivo, pp. 23-30. Rosa Regàs, “La religión: la ciudad de Calvino”, en Ginebra. Barcelona, Seix Barral, 2002. Gabriel Vahanian, “Calvino y la muerte de Dios”, en Ningún otro Dios. Trad. A.

Lapunte y M. González. Madrid-Barcelona, Marova-Fontanella, 1972. Francis Fukuyama, “Manifiesto calvinista”, trad. Z.J. Valcárcel, en La Nación, Buenos Aires, 6 de abril de 2005, www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=693524. Alfonso López Michelsen, “Nuevo prólogo a La estirpe calvinista de nuestras instituciones políticas”, en El Tiempo, Bogotá, 5 de febrero de 2007. Allan L. Farris, “The antecedents of a theology of liberation in the Calvinist heritage”, en Reformed World, vol. 33, núm. 3, septiembre de 1974, pp. 107-116. (Traducción: L. Cervantes-O.) Rubén Rosario Rodríguez, “Calvin or Calvinism: Reclaiming Reformed Theology for the Latin American Context”, en Apuntes. Reflexiones teológicas desde el margen hispano, Asociación para la Educación Teológica Hispana, invierno de 2004. (Trad. R.J. Arjona y L. Cervantes-O.) Omar Pérez Santiago, “El Evangelio según san Borges”, en Letralia, año X, núm. 144, Caguas, Venezuela, www.letralia.com/144/articulo03.htm.