Jorge Bucay

Introducción "Hoy, a mí lo que más me preocupa, por encima de la situación económica, es la violencia. La violencia en

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Introducción

"Hoy, a mí lo que más me preocupa, por encima de la situación económica, es la violencia. La violencia en todas sus manifestaciones, desde la guerra a la intolerancia." Jorge Bucay

La violencia de género es un fenómeno que se ha dado durante toda la historia y en todas las sociedades y culturas, además este fenómeno se da en todos los grupos sociales y étnicos y no está relacionado con la clase social, el nivel cultural o la raza. En ocasiones, las distintas denominaciones de los malos tratos lleva a confusión: Violencia de Género, Violencia Doméstica, de pareja, hacia las mujeres, masculina o sexista, etc.; García (2005), indica que la violencia doméstica hace referencia a aquella que se produce dentro del hogar, tanto del marido a su esposa, como de la madre a sus hijos, del nieto al abuelo, etc. Excluye aquellas relaciones de pareja en las que no hay convivencia. La violencia de género tiene que ver con "la violencia que se ejerce hacia las mujeres por el hecho de serlo", e incluye tanto malos tratos de la pareja, como agresiones físicas o sexuales de extraños, mutilación genital, atentados femeninos, etc. La publicación de Velázquez (2003) amplía la definición de violencia de género: Abarca todos los actos mediante los cuales se discrimina, ignora, somete y subordina a las mujeres en los diferentes aspectos de su existencia. Es todo ataque material y simbólico que afecta su libertad, dignidad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o física. A pesar de los innegables avances de los últimos años en la consideración social de las mujeres como seres valiosos, capaces de desarrollar todo tipo de iniciativas, actividades tareas, trabajos, habilidades, hasta hace poco bien atribuidos casi en exclusiva a los varones, lo cierto es que la socialización de mujeres y hombres sigue siendo diferente, aunque en la actualidad se compartan algunos asuntos. La principal causa de que la violencia de género se haya dado durante siglos, es la cultura misógina que a lo largo de la historia se ha ido creando alimentada por las falsas creencias sobre el significado de masculinidad y feminidad y sobre la superioridad “natural” de los unos sobre los otros. García y Carrasco (2003), señalan que la existencia de estereotipos de género sigue siendo vigente, por más que los estereotipos no sean tan marcadamente diferentes y opuestos. La violencia de género suele manifestarse en primer lugar cómo agresión verbal en sus formas más encubiertas.

Hasta hace tan solo una década, la violencia de género se ha considerado una cuestión privada, un derecho del marido y algo “normal”. La violencia contra las mujeres no está determinada por el código genético, constituye una enfermedad de "transmisión social". Dada la enorme significación de la presencia de esta violencia en el contexto familiar, núcleo de la socialización de los individuos, se ve necesaria una reflexión, que contribuya a tener una visión de esta situación, que abarque las dimensiones, tanto sociológicas como psicológicas de este fenómeno, promoviendo la promoción de estrategias de carácter preventivo En referencia a esto Bercaglione (2005), opina lo siguiente: "Al igual que el de violencia hacia las mujeres, se trata de un concepto acuñado como resultado de nuevos enfoques, de una nueva comprensión de prácticas que no resultan nuevas. Mientras que el concepto de violencia sexista tiene ya varias décadas, el de femicidio es más reciente: cuestiona los argumentos que tienden a disculpar y a representar a los agresores como 'locos' o a concebir estas muertes como 'crímenes pasionales', o bien, a atenuar su importancia en el caso de situaciones de conflicto o guerra, como si estos contextos justificasen por sí solos la transgresión a las más elementales normas sociales."

Desarrollo Deseo referirme a este trabajo, a un tipo de violencia de género, la que se deriva de la preferencia que el poder confiere al género masculino en los diversos ámbitos de la vida cotidiana. Es bien sabido que un parte de la población mundial rutinariamente se halla sujeta a tortura, hambre, terrorismo, humillación, mutilación, incluso asesinato, simplemente por ser mujeres. Crímenes como estos, cometidos a cualquier otro grupo que no fueran mujeres, serían reconocidos como una emergencia civil y política, y como la violación de los derechos humanos. En un somero análisis de la violencia de género pretendo intentar develar el sentido profundo, de esas acciones, descubrir lo que está en la base, que no se considera violencia, porque han llegado a ser tan cotidianas sus expresiones que se visualizan como “naturales”, incluso deseadas o propiciadas por las mismas víctimas. Esto obedece al hecho de que existan mujeres golpeadas o violadas que encubren y defienden a sus victimarios. Tal como sucede con los niños golpeados por sus propios padres o madres, que en medio del dolor, claman por ellos. Le llamo violencia de género haciendo la salvedad que no identifico género con mujer o con lo femenino. La violencia de género como mencionaba uno de mis compañeros también se ejerce en contra de los hombres, como es el caso, por ejemplo, de la homofobia. Pero en este caso

solo hare referencia a la violencia contra la mujer, no quiere decir que la que existe hacia los hombres sea menos importante. La violencia de género es un problema que ha existido siempre. Ha sido objeto de estudio en la psicología desde sus orígenes. No obstante, no fue hasta el siglo XX cuando se convirtió en un tema de investigación científica propiamente dicho. “La agresión a la mujer no es algo nuevo, ni siquiera diferente, siempre ha estado ahí, y quizá ese sea el problema. Antiguamente la mujer permitía en determinadas circunstancias la violencia del hombre como demostración de su autoridad y superioridad respecto a ella, la cual aceptaba esa situación como ‘pago’ a la ‘protección’ que éste le ofrecía”. Hoy en día vivimos en una sociedad en la que poco parecen alarmarnos los casos de violencia de género. Nos hemos acostumbrado a los extremos. Y en mi punto de vista todo este problema, comienza desde casa, en la familia, debido a la mala información o más bien al tradicionalismo. El de decir “Es normal que te pegue, ofenda, es tu marido” “Está bien que te trate así, pues no haces las cosas bien”. Esta mala imagen que se crea, en la que el hombre tiene derecho a todo y sus acciones son marcadas como válidas y correctas. Considero y creo que muchos pensamos así, que la mujer en la familia es el pilar principal, pues su papel no es fácil, tienen que cuidar de la educación de sus hijos, ver por los quehaceres de la casa, algunas trabajan. En muchos casos no se les da la importancia y reconocimiento que merecen. Ahora si hablamos de una familia en la que existe violencia de género, en donde el padre es un machista que piensa que la mujer esta para atender los asuntos del hogar y vivir para el bienestar de su marido, que no tiene ni voz, ni voto. Para él está bien porque así criado, y , entonces este lecho se va repitiendo de generación en generación, lo cual provoca que sus hijos sean testigos de esta escenas y se vayan creando estereotipos incorrectos del hombre y mujer, y lo más importante la manera en la que ellos van idealizando el concepto de “demostrar amor”. Este tipo de situaciones lamentablemente van creciendo día con día. La violencia de género no tiene por qué comenzar después del matrimonio, de hecho, generalmente y cada vez más, ésta se da en el noviazgo o al comienzo de la convivencia. En el noviazgo, “relaciones que comienzan cada vez a una edad más temprana”, la violencia dada no es diferente a las demás. Comienza desde el abuso verbal y emocional, hasta la agresión sexual y el asesinato; “es un grave problema que afecta de forma considerable la salud física y mental de las adolescentes”. La normalización de la violencia de género en la adolescencia es mayor si cabe que en otras edades, ya que ellos y ellas son capaces de describir la violencia, conocen casos de violencia de género, pueden identificarla sobre el papel pero, en general, creen que se trata de algo que sólo le ocurre a mujeres mayores que ya están casadas.

“Además, se da la circunstancia de que determinados comportamientos, que están en la base y en el inicio del problema, como los celos y el control exagerado, para muchos adolescentes son síntomas de amor y preocupación por la pareja y no lo ven como el posible germen del problema”. Hay una tendencia general en las mujeres jóvenes a pensar que su novio las quiere más por ser celoso o controlarlas más. Ellos no quieren que ellas vayan a ninguna parte si ellos no van al mismo sitio y lo justifican diciendo que es porque no pueden estar sin ellas. Controlan su manera de vestir, maquillarse, hablar o comportarse. Para conseguir lo que quieren les hacen sentir culpables. Las chantajean si ellas no quieren mantener relaciones sexuales poniendo en duda sus sentimientos hacia o se burlan de ellas delante de la gente. Las razones para justificar dicha violencia están presentes los jóvenes y ellos siguen las mismas falsas creencias y mitos que han existido siempre acerca del tema. El verano de 2010, el Ministerio de Igualdad publicó el primer estudio sobre la situación de la violencia de género en adolescentes. Uno de cada tres chicos corría el riesgo de convertirse en un maltratador y casi el 5% de las adolescentes encuestadas admitía haber sido víctima ya de algún tipo de violencia física o psicológica por parte del sexo opuesto. Por otra parte “el 7.5% de los chicos reconocen que en una o más ocasiones han pegado o empujado a su pareja”. Escuchamos hablar constantemente del maltrato físico pero se nos olvida que la violencia de género no empieza con una agresión física, sino con pequeñas humillaciones. El maltrato psicológico no solo son los tirones de pelo o los insultos, hay mucho más detrás de todo esto. Según Bercaglione, Chejter, Cisneros, Fontenla, Kohan, y Labrecque. (2005), se ha logrado el reconocimiento oficial de la violencia sufrida por las mujeres considerándola una violación de sus derechos humanos junto con el compromiso de los gobiernos de condenarla.

Conclusion En definitiva, aunque los hombres cada vez tienen más información y las mujeres están más advertidas, sigue existiendo un gran machismo. Muchas jóvenes admiten haber vivido alguna experiencia de las anteriormente nombradas y lo justifican diciendo: “Lo hace porque me quiere”. Es primordial que se creen programas bien fundamentados, ya que se da el caso que los talleres son mal impartidos y generan una mala información. Este problema no debe verse como secundario, ya que poco a poco va obteniendo más realce, aunque también los medios de comunicación se han encargado de difundir hechos, sucesos relacionados con estos temas para despertar la mente de muchas mujeres, hacerles ver sus derechos. Sabemos que combatir la violencia de género es una lucha incondicional, la cual claramente debe comenzarse en la familia y la escuela, ya que estas dos son las bases de la formación de

cada persona y con el tiempo ir eliminando esos mitos que se han ido inculcando malamente por la sociedad.