John Stuart Mill

1. Reseña Biográfica Figura 1. Retrato de John Stuart Mill John Stuart Mill, filósofo nació en Londres en el año 1806.

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1. Reseña Biográfica

Figura 1. Retrato de John Stuart Mill

John Stuart Mill, filósofo nació en Londres en el año 1806. Su padre, James Mill, fue uno de los amigos del filósofo Jeremy Bentham, y pronto embarcó a su hijo en un duro y exigente programa de educación para convertirlo en un intelectual. Tras dejar la universidad a causa de un colapso, se dedicó a trabajar en la Compañía de las Indias Orientales, y también a escribir. En 1931 inició una amistad con Harriet Taylor, con la que se casaría 20 años más tarde. Harriet era una luchadora por los derechos de la mujer y su influencia se plasmó claramente en la manera de pensar de John Stuart Mill, quien como defensor de la Ilustración creía en el principio de la igualdad y su filosofía en el tema, por ello, sería equiparable al feminismo liberal que se desarrolló más tarde. John Stuart Mill, tuvo que enfrentarse a la sociedad victoriana de su país natal, Gran Bretaña, al plantear la idea de la historia como una trayectoria de justicia para los seres humanos.

Contrario a toda forma de socialismo, por considerar que coartaba la libertad individual, y con el propósito de propiciar la justicia para la humanidad, propuso reformas institucionales y económicas y la idea de una moral que favoreciera el bienestar y la libertad. Mills fue un empirista abierto a la modernidad, que estaba en contra de las convenciones sociales y a favor de la lógica, sin llegar a ser determinista. Apoyó la causa sobre el sufragio femenino y le dio gran importancia al desarrollo de la psicología. Mill, que representó la cumbre del utilitarismo y del liberalismo político, dedicó su vida y su obra a defender la libertad y la democracia parlamentaria; equilibrando su lógica utilitarista y su perspectiva pesimista sobre la naturaleza humana y la ambivalencia de la civilización, con su filantropía y su tendencia hacia la ética. De 1865 a 1868, John Stuart Mill fue parlamentario en Londres, y desde esta posición su filosofía ganó aún más visibilidad, dedicó el resto de su vida a escribir su monumental legado económico, filosófico y político, hasta el día de su muerte, el 8 de mayo de 1873. (John Stuart Mill, Vida, pensamiento y obra, 2007)

2. La Teoría de John Stuart Mill Los aspectos principales del pensamiento de John Stuart Mill son los siguientes. 2.1.El mayor bien para el mayor número de personas Stuart Mill estaba muy influido por Jeremy Bentham, un buen amigo de su familia. Si Platón creía que el bien era la verdad, Bentham era un utilitarista radical, y creía que la idea del bien equivalía a lo útil. John Stuart Mill no llegó a los extremos de Bentham, pero sí que colocó la idea de lo útil en un lugar elevado de su sistema filosófico. A la hora de establecer qué es lo moralmente correcto, pues, estableció que hay que perseguir el mayor bien para el mayor número de personas. 2.2. La idea de la libertad

Con la finalidad de conseguir el objetivo anterior, las personas deben tener la libertad para establecer qué es aquello que las hace felices y les permite vivir bien. Solo de este modo es posible crear un sistema moral sin que exista una idea totalizadora e impuesta (y por consiguiente contraria a los principios de la Ilustración) de lo bueno. 2.3. Los límites de la libertad Para garantizar que los proyectos personales de búsqueda de la felicidad de las personas no se solapan entre sí causando un daño injusto, es importante evitar aquello que perjudique de un modo directo al resto. 2.4. El sujeto soberano Ahora bien, no es fácil distinguir entre una situación que beneficia a una persona y una en la que otra sale perdiendo. Para ello, John Stuart Mill sitúa un claro límite que no debe ser traspasado por voluntades impuestas: el propio cuerpo. Algo indudablemente malo es aquello que supone una intromisión indeseada en un cuerpo o en su salud. Así pues, Stuart Mill establece la idea de que cada persona es soberana de su propio cuerpo y mente. Sin embargo, el cuerpo no es lo único en lo que se crea un límite que no puede ser traspasado, sino lo mínimo, lo seguro en todos los casos, independientemente del contexto. Hay otra frontera moral: la que plantea la propiedad privada. Esta es considerada una extensión del propio sujeto soberano, como el cuerpo. 2.5. El fixismo El fixismo es la idea de que los seres permanecen aislados del contexto. Se trata de un concepto muy utilizado en Psicología y en filosofía de la mente, y que John Stuart Mill defendía a pesar de no utilizar esta palabra. Básicamente, el hecho de considerar que cada persona es soberana sobre su cuerpo y mente es una manera de establecer un marco conceptual en el que el punto de partida es siempre el individuo, algo que se relaciona con lo que hay más allá de sus propiedades adueñándose de ello o negociando, ganando o perdiendo, pero no cambiando. Esta idea se opone totalmente, por ejemplo, con la manera conductista de entender al ser humano. Los conductistas, especialmente desde las aportaciones de B. F. Skinner a este

campo, creen que cada persona es fruto de las transacciones entre estímulos (lo que perciben) y respuestas (lo que hacen). Dicho de otro modo, que no existen de un modo ajeno al contexto. 3. El Utilitarismo, de John Stuart Mill Esta obra tuvo su publicación en el año de 1863 y consta de cinco capítulos en los que se desarrolla la doctrina correspondiente a este sistema ético, desde algunas puntualizaciones importantes, la definición, un acercamiento teórico, hasta su relación con la justicia. Se dice que este libro, es la mayor obra filosófica del autor, donde fundamenta su doctrina mostrando su pensamiento ético. El texto inicia con la visión fundamental de esta forma de pensamiento, la cual dice que “según el utilitarismo, una conducta es moralmente buena en la medida en la que promueve la mayor felicidad del mayor número”. A lo largo de todo su estudio, el autor detalla y fundamenta como se alcanza esta felicidad, que es la única meta del hombre. La «teoría de la vida» llamada así por el mismo Mill, está influenciada por la escuela platónica de Epicuro, la cual es muy defendida y explícitamente elogiada por el autor; si bien, no se habla de que el origen sea el epicureísmo, se evidencia su similitud; se dice que, a esta escuela, le faltó para acercarse al principio de utilidad. Según los principios utilitaristas, una persona con facultades elevadas, necesita más para ser feliz que una «inferior»; por inferior el autor entiende a la persona que es ignorante, loca, egoísta e infame, en contra de alguien instruido, inteligente con sentimiento y consciencia. “La moral utilitarista reconoce al ser humano el poder de sacrificar su propio bien por el bien de los otros”, incluso eleva al hombre a la virtud más grande, haciendo de esto, su mejor modo de servir en un mundo imperfecto. Entregar la propia felicidad por la felicidad de los otros es un acto sublime y glorioso, en cambio sí es un sacrificio por sí mismo o no lleva a la felicidad general no sirve de nada. John Stuart propone como modelo perfecto de la ética utilitarista a Jesús de Nazaret, con su sentencia, «haz como quisieras que te hicieran a ti y ama a tu prójimo como a ti mismo», y a partir de ahí postula que esta doctrina exige: subordinar el interés personal en aras del común, que la educación vaya focalizada a la felicidad y el bien de todos, y promover

directamente el bien general. Al cuestionarse sobre las diferentes posturas éticas defiende que el utilitarismo, al igual que los demás sistemas de moral busca un orden social que favorezca el respeto al interés público, por lo tanto, no es utópico. Para John Stuart Mill, el principio de utilidad contiene todos los elementos que se encuentran en otros sistemas de moral, siendo tan completa y fuerte como otros, pues los hombres desean siempre la felicidad, aunque no esté sujetada a una primicia moral. Existe un criterio del deber, un sentimiento en la conciencia que surge y se forma con una educación moral apropiada, conformando poco a poco y finalmente la esencia de la conciencia. Todos los medios que el hombre desea, desde el dinero, la virtud, el gusto por la música, el cuidado de la salud, son medios que no se presentan dispares con el fin del utilitarismo; por el contario, son una parte de la felicidad del que lo busca, todo está incluido en ella: “la felicidad no es una idea abstracta, sino un todo concreto; y ésas son algunas de su parte. Y el criterio utilitario lo sanciona y aprueba”. (Stuart Mill, 1980, 113pp.) 4. El Positivismo de Mill John Stuart Mill también se vio atraído hacia la teoría comtiana del consenso y su método positivista. Para Comte tanto la Ciencia Social como los grupos sociales constituían una unidad propia e independiente que no era igual a la suma de las partes. En el plano personal esa unidad social se convierte en operativa mediante el consenso. Este consenso es la expresión de una voluntad general y de una conciencia colectiva y se logra, ante la volubilidad individual, bien coactiva o bien voluntariamente a través de castigos o de premios.

Por otro lado, el método positivista propuesto por Comte para las ciencias

sociales abomina toda explicación y todo postulado que rebase la experiencia y no sea verificable en la realidad. Por eso, Comte rechazaba en las investigaciones económicas el método abstracto y deductivo el cual tuvo apogeo en su época. No obstante, Mill, que asumía tales propuestas en su aplicación a la sociología, acabó encontrando el positivismo de Comte muy restrictivo para poder ser aplicado en toda su integridad al campo de la economía. Mill había escrito a Comte comunicándole su intención de publicar un tratado sobre economía política sin perder de vista la provisionalidad de sus conclusiones, sobre todo las concernientes a la distribución y el cambio por estar vinculadas a los peculiares

estados concretos de cada sociedad. Comte le contestó que, en su opinión, un análisis económico independientemente de la sociología en general no debería afrontarse, pero que podría tener una cierta eficacia provisional en tanto no estuviera más desarrollado el análisis sociológico; pero, de una forma ambigua y con ánimo conciliador, Mill le insistió a Comte que no perdería de vista el carácter provisional de toda doctrina referente al movimiento general de la humanidad. En resumen, Mill daba a entender que calificaba de provisionales a sus investigaciones sobre economía política. Pero Comte lo entendió de forma distinta a lo que quería decir Mill; lo interpretó en el sentido de que la economía política acabaría siendo integrada en la ciencia general de la Sociología. Sin embargo, Mill se refería a que sus análisis estarían sujetos a cambios en función de los que experimentaran las instituciones sociales, en especial el régimen de la propiedad privada (Ashley, 1909, pp. 20-21). Las ideas centrales de las teorías positivistas de Mill fueron la inducción en lógica y el criterio utilitarista en ética. Su lógica es inductiva y la idea que la atraviesa afirma que todo conocimiento científico, sin exceptuar el matemático, se adquiere mediante la inducción, la cual es un método de generalización basado en uniformidades observables en los fenómenos naturales. La inducción es el único método valido para las ciencias. La lógica inductiva ofrece leyes y modelos; así, los razonamientos que a ellos se ajusten resultaran concluyentes. Mill distinguía cuatro métodos de inducción científica: a. Método de concordancias: si muchos casos, en los que ocurre el mismo fenómeno, convienen en una sola circunstancia, esta será la causa (efecto) de aquel fenómeno. b. Método de diferencias: si un caso, en que se da el fenómeno, conviene en todas las circunstancias, excepto una, con otro en que no se da, esta circunstancia será efecto, causa o parte necesaria de la causa de aquel fenómeno presente en el primer caso. c. Método de residuos: si de un fenómeno complejo separamos lo que es el efecto de circunstancias ya conocidas, el residuo es efecto de las circunstancias presentes. d. Método de variaciones concomitantes: si a una variación en el fenómeno A corresponde otra en el B, entre ambos fenómenos existe relación causal.

5. Pensamiento Económico de John Stuart Mill En términos económicos, John Stuart Mill es considerado como el último gran economista clásico. Con su muerte termina una tradición cuyos principales exponentes son además de Mill; Adam Smith, Thomas Malthus y David Ricardo. 5.1.La estructura de la investigación de Mill en economía. Reflexionando sobre este frágil equilibrio, es característico que, reafirmase y ampliase el marco ricardiano, incorporando simultáneamente nuevas ideas. Los principios de Mill fueron uno de los más ampliamente leídos y utilizados. Era y es un completo tratado de teoría económica clásica, política y filosofía social. 5.1.1. Carácter y afinidad de los principios Para fines prácticos, la economía política está entrelazada con muchas otras ramas de la filosofía social. Destacaba desde el principio el carácter dual de esta obra y se planteaba claramente el resumen y la síntesis de todo el conocimiento económico de su tiempo. Llegó a afirmar la ahora famosa dicotomía entre las leyes económicas de la producción y las leyes sociales de la distribución. Las primeras, según él, son invariables, gobernadas por leyes naturales. Éstas, constituyen el campo propio de la economía en sentido estricto, como una ciencia autónoma. Pero las leyes de distribución, no están determinadas sólo por las fuerzas económicas, son casi por entero materia de la voluntad y de las instituciones humanas, producto de valores, costumbres, son modificables y su plena explicación y comprensión no descansan solamente en la investigación económica, sino en las leyes históricas que subyacen en el progreso económico. Gran parte del pensamiento de Comte tenía que ver con el descubrimiento de estas leyes históricas. Afirma que el intelecto humano pasa por tres etapas separadas y distintas: 1. la

etapa tecnológica, 2. la etapa metafísica y 3. la etapa positiva, en la que el conocimiento introspectivo viene eliminado y el método científico se emplea en la búsqueda de la verdad. Lo importante; en lo que se refiere a la influencia de Comte es la idea de relatividad. Las 5 divisiones o libros de Mill amplían la distinción entre las leyes inmutables de la producción y las leyes relativas de la distribución. 5.2.Ideas de Mill sobre la producción Mill, como hicieron generalmente Ricardo y otros economistas clásicos, asignó un papel fundamental al capital y a la acumulación del mismo. Asignó gran importancia a sus 5 proposiciones fundamentales respecto al capital que reafirmaban la teoría clásica del progreso económico. Mill argumentaba que, dada la Ley de Say, el empleo y los mayores aumentos de producción dependen de la acumulación e inversión del capital. Parte de las inversiones de capital, resultado del ahorro, son necesarias para mantener el trabajo durante un periodo discontinuo de producción. Aunque posteriormente parece que se retractó de esta idea. Relevaba una comprensión muy clara de la doctrina del fondo de salarios. El desempleo de recursos, no lo consideraba posible la Ley de Say. Contrariamente a la postura maltusiana, el ahorro se convertiría automáticamente en otra forma de gasto (inversión), y una plétora general de bienes, a causa del subconsumo, era imposible. En resumen, Mill nunca consideró que pudiera producirse una falta de demanda agregada en el sistema económico. La interpretación de J.S. Mill respecto a la ley de Say es muy interesante por los siguientes aspectos (según Schumpeter, 1954, p. 689): 1º. El estar de acuerdo con la ley de Say no es un impedimento para reconocer la existencia temporal de plétoras generales. 2º. La Ley de Say se considera como una igualdad y no como una identidad. 3º. Las consideraciones monetarias tienen una gran trascendencia en la determinación de las

magnitudes reales de la economía (aunque Mill, por lo

general, considere al dinero como

neutral). Este aspecto introduce en la economía

monetaria moderna, donde la demanda de

liquidez es equivalente a la suboferta

de dinero. 4º. La explicación de Mill constituye una incipiente teoría del ciclo económico.

5.3.Ideas de Mill sobre el crecimiento económico Mill se centró en las variables fundamentales de la acumulación de capital, el crecimiento de la población y la tecnología. Combinándolas con los rendimientos decrecientes en la agricultura, Mill ofreció una discusión clara de la teoría clásica del desarrollo económico. Como Ricardo, Mill creía que la economía, debido a los rendimientos decrecientes y a la caída de los incentivos para invertir, se veía empujada de un estado progresivo a un estado estacionario. Pero fue el único de los clásicos que no creía que el estado estacionario fuese indeseable, porque, suministraba las condiciones necesarias para su programa de reforma social. Creía que una vez que se alcanzase el estado estacionario, podrían evaluarse los problemas de equidad en la distribución y las reformas sociales podrían realizarse con rapidez. 5.4.Avances teóricos de Mill Ampliación de sus contribuciones teóricas más importantes. Puente entre el análisis clásico y neoclásico. 5.4.1. Oferta y Demanda Primera contribución británica clara a la formación del precio de equilibrio estático. Utilizando puramente el análisis verbal, reconoció plenamente la necesidad analítica de abstraer y simplificar los principios subyacentes de la relación funcional entre el precio y la cantidad demandada y ofrecida. Resultado, una formulación correcta de la demanda y de la oferta como listas que muestran la relación funcional entre precios y cantidades demandadas y ofrecidas, Ceteris Paribus. La relación matemática adecuada era una ecuación, no una relación. Una relación entre la demanda y la oferta sólo es inteligible si por demanda queremos significar la cantidad pedida y si la relación designada es la que existe entre la cantidad pedida y la ofrecida, y esta, varía según el valor. La ecuación sería si la cantidad pedida y la

ofrecida se igualarán. Si en algún momento son desiguales, la competencia las iguala y esto se realiza por un ajuste del valor. 5.4.2. Oferta conjunta Otra contribución de gran importancia. El desarrollo que hizo de la teoría de los bienes ofrecidos conjuntamente. Formuló el principio en su capítulo de algunos casos especiales del valor. Algunas veces, dos mercancías diferentes tienen todo lo que puede llamarse un costo de producción conjunto. Las dos resultan de la misma operación, y el gasto se realiza para obtener ambas. Se gastaría lo mismo para obtener cualquiera de las dos, si no se necesitara o deseara la otra. El costo de producción no interviene para nada al decidir el valor relativo de las mercancías asociadas, por comparación. Sólo se decide el valor conjunto. 5.4.3. La teoría de la demanda recíproca Mill amplió su profunda comprensión de la oferta y demanda al área de los valores internacionales. Como David Ricardo y sus ventajas comparativas, Mill procedió a construir un modelo que incluía el coste y la demanda como determinantes de los valores internacionales y de la relación real de intercambio. Sólo utilizó la expresión verbal pero no hay mayor evidencia de su capacidad analítica que su modelo de la ecuación de la demanda internacional. Haciendo abstracción de los costes de transporte y del cambio tecnológico, construyó un modelo de dos países y dos mercancías, a fin de investigar la determinación de los precios internacionales. Ley de demanda recíproca, en palabas del propio Mill: Los productos de un país se cambian por los de otros países a los valores que se precisan para que el total de las exportaciones pueda exactamente pagar el total de sus importaciones. No es sino una ampliación de la ley general del valor a la que llamamos ecuación de oferta y demanda... el valor de una mercancía se ajusta por sí mismo de tal manera que la demanda y la oferta se equilibran exactamente. La oferta y demanda no es sino otra forma de expresar la demanda recíproca, el valor se ajustará por sí mismo. (Mill, J.S., 1978, pp. 511.)

5.4.4. Contribuciones neoclásicas de Mill

Gran maestro y depositario del pensamiento clásico anterior, teórico creativo que señaló el camino hacia el análisis económico neoclásico. Sus excelentes realizaciones en la teoría de la demanda, incluyendo el caso de la oferta y demanda conjuntas, le colocan en línea directa con Alfred Marshall y han construido la base de importantes ramas de la teoría económica. Su modelo verbal de la demanda recíproca en la teoría del comercio internacional, fue un logro teórico único y excepcional. Lo sitúa por delante de Walras. En resumen, las acentuadas contribuciones de Mill a la teoría del valor le señala como pionero audaz y original en el auge de la economía clásica. Podría considerarse como una importante figura de transición de la época clásica a la del neoclasicismo marshaliano y walrasiano. 5.4.5. La economía normativa de Mill Militante en materia de reforma social, pero de una manera que observaba y realzaba la libertad y la dignidad individuales en la mayor medida posible. Interés humanista por una mayor igualdad en la riqueza y en las oportunidades, ello lo sitúa aparte de los demás economistas clásicos. Destreza como teórico manifestada en sus 3 primeros libros de los Principios de Economía Política y como reformador en los 2 últimos, subrayan las aplicaciones de la economía política para la mejora de la humanidad. Mill tomo interés por las reformas sociales como; la redistribución de la riqueza, la igualdad de las mujeres, los derechos de los trabajadores, el consumismo y la educación. 5.4.5.1.

El Estado estacionario

Mill lo consideraba como una condición previa de una reforma social perdurable, la cual rompió con la tradición ricardiana. David Ricardo lo consideraba como una construcción teórica y útil para demostrar los posibles resultados de determinados principios analíticos de la teoría del crecimiento económico. Para Mill se convirtió en algo parecido a una utopía, en la que, habiéndose alcanzado la abundancia, el Estado podría resolver los problemas que realmente importan; la igualdad de la riqueza y de las oportunidades.

La convicción de Mill de que la verdadera reforma social no consiste meramente en la destrucción de las instituciones opresivas, más bien en; el efecto combinado de la prudencia y la frugalidad de los individuos y de un sistema legislativo que favorezca la igualdad de las fortunas en tanto sea compatible con el justo derecho del individuo a los frutos, de su propia actividad.

5.4.5.2.

Redistribución de la riqueza

El objetivo de Mill, era una mayor distribución de la riqueza, no de la renta. Creía que los individuos debían recoger el fruto de su propio esfuerzo, pero no la acumulación de la riqueza como un fin en sí mismo. Más allá de cierto límite, las ganancias adicionales son frívolas. Así como el odio al exceso de acumulación que tomó la forma de una propuesta para limitar el tamaño de los legados. Defendía un mundo en que la gente se viera libre de demandas perentorias de la necesidad económica y pudiera acceder a las mejoras de la calidad de vida. Con esto revelaba, al intentar limitar las fortunas individuales que son proposiciones normativas, no analíticas fruto de un profundo humanismo filosófico. Sobre las oportunidades sobre el desarrollo personal en el estado estacionario, fue rotundo; Una situación estacionaria del capital y la población no implica una situación estacionaria del adelanto humano. 5.4.5.3.

Gobierno y Laissez Faire

Buena parte de la economía normativa de Mill se refiere al adecuado papel y a la influencia del gobierno. En su V capítulo de Principios de Economía Política, distinguió entre las funciones necesarias y las opcionales. Necesarias o bien inseparables del concepto de gobierno o se ejercen habitualmente sin objeción por todos los gobiernos. Hay otras funciones que no son universalmente aceptadas y hay motivo de controversia sobre si los gobiernos deben o no ejercerlas. La lista de funciones del gobierno constituida por Mill incluye la facultad de imponer tributos, acuñar moneda y establecer un sistema uniforme de pesos y medidas; la protección

contra la violencia y el fraude; la administración de justicia y la vigencia de los contratos; establecimiento y protección de los derechos de propiedad, incluyendo el uso del entorno, protección de los derechos de los menores y de los mentalmente incapaces; y la provisión de determinados bienes y servicios públicos, como carreteras, canales, diques, puentes y servicios sanitarios. Se mantuvo firmemente en la tradición clásica, al reafirmar la máxima de que el Laissez Faire debía ser la regla y que cualquier desviación del mismo a menos que venga exigida por algún gran bien, es un mal cierto. Reconoció que la interferencia del gobierno, en el capitalismo, podría venir exigida por algún gran bien. Así, pudo enumerar varias excepciones que permitirían la intervención gubernamental en el área de protección al consumidor, educación general, conservación del entorno, protección selectiva de la vigencia de los contratos permanentes basados en la experiencia futura, regulación de servicios públicos y la caridad pública. Reconoció y en algunos casos enunció la mayoría de las excepciones populares al laissez faire que se han convertido en parte integrante del capitalismo moderno, al menos en Estados Unidos. Fue muy explícito sobre las advertencias que el Estado tenía que tener presente al instituir tales medidas y no hubiera aprobado todas las modificaciones que se han llevado a cabo en las instituciones del capitalismo. Marca el carácter de transición en sus trabajos lo que señala a Mill como un economista moderno. 6. Críticas a John Stuart Mill En resumen, las críticas más repetidas inciden en los siguientes argumentos: 6.1.La imposibilidad de medir el placer, por falta de un criterio. Es sencillamente imposible sumar el placer que experimentan individuos diferentes para obtener un total. Los utilitaristas se defienden de esta crítica haciendo referencia al óptimo Paretti (Alfred Marshall AC Pigou). 6.2.El peligro político del utilitarismo. Este argumento ha sido defendido por grupos conservadores, temerosos de que una extensión del utilitarismo aumento del egoísmo, pero también que el utilitarismo signifique una serie de medidas de ingeniería social reformista. Como el utilitarismo no cree en la existencia de

"derechos naturales", a menudo el liberalismo conservador considera que en el utilitarismo hay un fuerte componente de arbitrariedad y de construcción social. 6.3.Los valores "sagrados" o "no-negociables". Rawls (y entre los ilustrados, el último Condorcet) han afirmado que hay valores "inviolables" o "no negociables", que no deben ser sometidos cálculos de ventaja para la sociedad. Algunos críticos (Amartya SEN, Richard Dworkin ...) han afirmado, además, que el utilitarismo no da suficiente importancia a los derechos del hombre. En realidad, lo que los utilitaristas afirman es que, sin un contexto social que garantice los derechos, su simple proclamación teórica es "non-sin". Como dice Mill a Utilitarianism: "Tener un derecho es, en mi opinión, tener algo el disfrute de la que me ha de garantizar la sociedad. Si algún contradictor me pregunta por qué me lo tienen que garantizar, no le puedo dar otra razón que por utilidad general ". 6.4.El placer como fenómeno psicológico. Es un argumento muy usado en el ámbito del materialismo, pero también utilizado por algunos neofreudians que consideran el placer como una cuestión fisiológica o psicológica, que podría ser también buscado con drogas o euforizantes varios. En general, sin embargo, se quiere poner de relieve que el utilitarismo es un reduccionismo. La idea de que quieren destacar estos críticos es que acciones como el robo o la mentira no son sólo malas porque agreguen dolor o disminuyan el placer, sino también para ellas mismas, con independencia de que, además, produzcan dolor.

CONCLUSIONES 

Mill fue, sin duda, producto de su entorno intelectual, pero también matriz del mismo. Dedicó sus esfuerzos intelectuales a una síntesis y mejora del conocimiento económico en una época en que la economía como ciencia experimentaba



dificultades. Enriqueció la teoría económica con sus propias contribuciones analíticas. No confundió nunca las dos ramas de la economía teórica y política, mostrando hábilmente las interrelaciones existentes entre las dos. Su influencia sobre otros economistas y pensadores fue profunda y duradera.



Que el utilitarismo, en definitiva, defina el bienestar como sinónimo de utilidad y considere que el estado más justo es aquel que logre conseguir mayor utilidad para el mayor número de personas, abre una serie de deficiencias propias que tiene esta concepción filosófica. Es por eso, que las críticas a esta corriente han sido y siguen siendo muchas.

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SCHUMPETER, Joseph Alois (1954): Historia del análisis económico; versión en castellano de Ediciones Ariel, S.A., Barcelona, 1971.



Stuart Mill, El Utilitarismo, ed. Aguilar, trad. Ramón Castilla, 6ª ed., Argentina, 1980, 113 pp.