JAIME MONTOYA HISTORIA DEL CRECIMIENTO Y DLLO EMPRESARIAL EN PEREIRA

del crecimiento y desarrollo empresarial de Pereira Jaime Montoya Ferrer CONTENIDO COLECCIÓN MAESTROS No. 26 Histori

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del crecimiento y desarrollo empresarial de Pereira

Jaime Montoya Ferrer

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COLECCIÓN MAESTROS No. 26

Historia

COLECCIÓN MAESTROS N° 26

HISTORIA DEL CRECIMIENTO Y DESARROLLO EMPRESARIAL DE PEREIRA

Jaime Montoya Ferrer

Universidad Católica de Pereira Pereira 2019

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COLECCIÓN MAESTROS N° 26

Montoya Ferrer, Jaime Historia del Crecimiento y Desarrollo Empresarial de Pereira / Jaime Montoya Ferrer; prólogo Jhon Jaime Correa Ramírez; - - 1 a. ed. - - Colombia: Pereira: Universidad Católica de Pereira: Grupo de Investigación Estudios Económicos y Administrativos, 2019. 215 p. - - (Colección Maestros, No. 26) ISBN: 978-958-8487-45-8 (Electrónico). 1.CRECIMIENTO ECONÓMICO, 2.HISTORIA DE PEREIRA, 3.DESARROLLO EMPRESARIAL, 4.ECONOMÍA, 5.POLÍTICA ECONÓMICA. I. Jaime Montoya Ferrer. II. Jhon Jaime Correa Jiménez. III. Universidad Católica de Pereira. IV Serie. CDD 338.9 Desarrollo y Crecimiento Económicos Catalogación en la publicación – Universidad Católica de Pereira Universidad Católica de Pereira Título: Historia del Crecimiento y Desarrollo Empresarial de Pereira Autor: Jaime Montoya Ferrer ISBN: 978-958-8487-45-8 (Electrónico) Primera edición 2019 Rector: Pbro. Jhon Fredy Franco Delgado Vicerrector Académico: Jesús Gabalán Coello Directora de Investigaciones e Innovación: María Luisa Nieto Taborda Corrección de estilo: Giohanny Olave Arias Ilustraciones: Miguel Ángel Vela Rosero Diagramación: GRÁFICAS BUDA, SAS. Calle 15 No. 6-23 PBX: 335 72 35 Pereira – Risaralda - Colombia Reservados todos los derechos © Universidad Católica de Pereira, 2019 Carrera 21 No. 49-95 Pereira Teléfono 312 40 00 [email protected] www.ucp.edu.co © Jaime Montoya Ferrer El contenido de esta obra corresponde al derecho de expresión del autor y no compromete el pensamiento institucional de la UCP, ni genera su responsabilidad frente a terceros. Los autores asumen la responsabilidad por los derechos de autor y conexos contenidos en la obra, así como por la eventual información sensible publicada en ella. ISBN

Pereira, Colombia Noviembre de 2019

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ISBN: 978-958-8487-45-8

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HISTORIA DEL CRECIMIENTO Y DESARROLLO EMPRESARIAL DE PEREIRA

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ÍNDICE DE CONTENIDO Aspectos introductorios y metodológicos............................................................16 La noción de Comunidad...................................................................................20 Las instituciones.................................................................................................22 Capítulo I Ocupación del territorio y fundación de pueblos (1850-1870)..............27 1 Ocupación del territorio ......................................................................28 1.2 Fundación y ocupación del territorio de Cartago Viejo.........................37 1.3 Relatos e interpretaciones sobre la fundación........................................43 1.4 Primeros años y crecimiento económico de Pereira................................47 1.5 Crecimiento de la economía: inicio de la actividad cafetera...................55 1.6 Crecimiento económico de Pereira y trabajo comunitario.....................60 Capítulo II Desarrollo e impacto de la actividad cafetera.........................................63 2.1 Actividad cafetera en el desarrollo de Pereira.........................................64 2.2 Evolución del café: del oriente colombiano al Centro Occidente...........64 2.3 Crecimiento económico y proceso de modernización en Pereira............74 2.4 Las empresas trilladoras como promotoras del cambio y modernización......................................................................................84 Capítulo III Manufactura y comercio en los años 20 y 30 de Pereira.........................92 3 Panorama regional y local......................................................................93 3.1.1 Empresa de Aguas de Pereira...............................................................101 3.1.2 Compañía Exportadora de Pereira.......................................................104 3.1.3 Caja de Ahorros de Segovia (Marsella)................................................107 3.2 Crecimiento de la actividad manufacturera.........................................109 CONTENIDO

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Capítulo IV Pereira confeccionista: de la artesanía a las pequeñas y medianas empresas..............................................................................118 4 Tránsito de la artesanía a la industria...................................................119 4.2 La manufactura a domicilio.................................................................121 4.3 Expansión de la actividad confeccionista de prendas de vestir..............130 4.4 Participación sectorial en Pereira.........................................................142 4.5 Inversión extranjera e industria en Pereira - Dosquebradas..................150 4.5.1 Tejidos de lana Omnes Ltda................................................................152 4.5.2 Fábrica de Comestibles la Rosa............................................................152 4.5.3 Hilos cadena –Coats Cadena S.A........................................................154 4.5.4 Transformadores TPL..........................................................................155 Capítulo V Política y economía en el nacimiento de Risaralda...............................156 5 Antecedente nacional..........................................................................157 5.1.1 El nuevo orden territorial en el gobierno de Rafael Reyes....................158 5.1.2 Departamento de Caldas.....................................................................161 5.2 Estado de la economía como antecedente de la separación..................168 5.2.1 Transformación tecnológica por medio de la educación.......................171 5.2.2 Financiación para el progreso. Corporación financiera de Occidente.. 173 5.2.3 Consolidar la autonomía local ...........................................................180 Conclusión general.............................................................................192 Referencias bibliográficas....................................................................202

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ÍNDICE DE TABLAS Tabla 1 Tabla 2 Tabla 3 Tabla 4 Tabla 5 Tabla 6 Tabla 7 Tabla 8 Tabla 9 Tabla 10 Tabla 11 Tabla 12 Tabla 13 Tabla 14 Tabla 15 Tabla 16 Tabla 17 Tabla 18 Tabla 19 Tabla 20 CONTENIDO

Peticiones sobre usurpación y conflicto de baldíos 1870-1930....................................................................35 Contribuciones en el año 1870. Pereira.....................................51 Población de Cartago Viejo (Pereira) 1870................................52 Población de Pereira de 1905 a 1962. ......................................75 Clasificación por actividad, censo 1918.....................................76 Movimiento comercial. Mercado de introducción.....................79 Comercio de exportación, 1924-1925 ......................................80 Registro de actividades y empresas en Pereira.............................81 Registro de empresas en Pereira 1927........................................83 Trilladoras de Pereira en 1924....................................................85 Clasificación por actividad económica 1918..............................94 Ocupación en actividades de manufactura.................................95 Empleo en servicios 1918..........................................................98 Inversionistas de la Empresa de Aguas de Pereira ....................103 Empresarios y sociedades anónimas creadas entre 1920-1930 en Pereira..............................................................114 Población urbana y rural de los principales municipios 1938.....................................................................116 Comparación de incremento de productividad en docenas/mes de Valher.............................................................129 Lugar de origen de los Fundadores..........................................136 Distribución de la población según formas de actividad Pereira 1951.............................................................137 Valor bruto de la producción fabril 1953 y 1961....................143 6

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Tabla 21 Comparativo por ramas industriales del valor agregado por persona Año 1961...................................................................145 Tabla 22 Crecimiento en consumo de energía en Pereira........................147 Tabla 23 Movimiento de las sociedades en Pereira según área de actividad .................................................................................148 Tabla 24 Porcentaje de participación de la industria en el total de movimiento de sociedades en Pereira.......................................149 Tabla 25 Participación del PIB departamental frente al Nacional 1960-1967..............................................................................169 Tabla 26 Participación por ramas de producción en el PIB Risaralda................................................................................169 Tabla 27 Discriminación por sectores económicos de los créditos de cartera . ordinaria en los tres primeros años de funcionamiento Corporación Financiera de Occidente.....................................178 Tabla 28 Gobernadores de Risaralda 1967-1977....................................184

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ÍNDICE DE FIGURAS E IMÁGENES Figura 1

Consumo de energía industrial sobre el consumo total ...........148

Figura 2 Participación por ramas de producción en el PIB Risaralda.................................................................................170 Imágen 1

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Composición del departamento de Caldas...............................162

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PRÓLOGO Definitivamente, cada día cobra más sentido afirmar que la historia no es lo que se sabe si no lo que se busca. A quienes nos hemos tomado en serio y con rigor profesional las tareas propias del oficio del historiador, nos urge revisar continuamente las historias de cualquier índole y de cualquier lugar para volver a interpretarlas y reescribirlas. De igual modo, sigue siendo muy cierto lo señalado por E. Carr en el sentido de que la historia es una relación activa del presente con el pasado. Como nos intenta mostrar el profesor Jaime Montoya en su libro sobre la historia económica y empresarial de Pereira, el pasado está presente en distintas esferas de la vida social y es factible rastrearlo a través del trabajo paciente de archivo, consultando diversas clases de fuentes; ya sean documentos oficiales, correspondencia personal, prensa, fotografías, publicidad de la época, etc. En buena hora aparece esta publicación para consulta de públicos especializados en temas de historia empresarial, historia urbana, administración de empresas, etc., así como público en general. Muchos de los temas tratados a lo largo de los 5 capítulos que componen el libro, ya habían sido referenciados en otras publicaciones académicas locales y nacionales. No obstante, es necesario aclarar que estos textos han sido ampliados y articulados entre sí, en función de presentar una visión de larga duración del crecimiento y desarrollo empresarial de Pereira desde mediados del siglo XIX hasta la transición del siglo XX al siglo XXI. Son muchos los aspectos a destacar del libro, pero me quiero centrar en una especie de hilo conductor que está presente en muchas páginas del libro, como son los procesos de sociabilidad y la construcción de algo que en el presente llamamos “capital social”. Tomando como referencia las teorías neoinstitucionales CONTENIDO

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del historiador y premio nobel de economía del año 1993, Douglas North, el profesor Montoya le da un especial valor a la capacidad de asociación que han demostrado los empresarios de la ciudad de Pereira para emprender la creación de empresas y construir un ethos cívico que en muchos momentos de la historia de la urbe ha propiciado la creación de referentes de cohesión social y una amplia movilización ciudadana. Es decir, el sentido de comunidad de referencia y comunidad de destino ha estado muy atado al esfuerzo colectivo de sus pobladores, aparentemente sin diferenciaciones ni conflictos de clase. La idea de una ciudad prodigio o una ciudad self made, tiene mucho que ver con la forma como estos empresarios, a través de diversas generaciones, han asumido sus intereses particulares o gremiales como el interés superior de la ciudad de Pereira. Montoya considera que la capacidad de asociatividad de la comunidad para resolver sus problemas y necesidades fue un factor decisivo en el despegue económico de la ciudad en diversas etapas de su historia, pero que desde las últimas décadas del siglo XX ha venido en decadencia. Obviamente este es un tema sobre el que hay mucha tela por cortar, pero me parece muy válida la reflexión y la inquietud histórica en la que nos instala Jaime Montoya para entender la interrelación entre capacidad de asociación, procesos de institucionalización a nivel empresarial, incidencia en las políticas públicas de la ciudad, cambio tecnológico y mentalidad empresarial. En este sentido, se puede decir que el presente texto amplia las referencias que en su momento planteó Manuel Rodríguez Becerra sobre el empresariado del Viejo Caldas, así como los estudios de Enrique Ogliastri y Carlos Dávila Ladrón de Guevara para otras regiones del país. A partir de este estudio también se pueden evidenciar una serie de tensiones e imbricaciones entre el anhelo de modernización capitalista y la perpetuación –en muchos momentos de la historia de la ciudad– de valores e identidades de la tradición. Desde muchas décadas atrás, Pereira ha estado ubicada en una zona de frontera con un gran potencial económico, por ser zona de un alto tránsito comercial, y que posteriormente, con el auge de la cultura cafetera – desde finales comienzos del siglo XX–, también ocupó un lugar prominente en la modernización del mercado interno nacional. Por ende, el paso de la pequeña aldea decimonónica a la ciudad intermedia, refleja un ir y venir de personas y de procesos que dejaron su impronta en la historia de la localidad. Son muy interesantes las referencias que se hacen en el libro a la importancia que tuvo el café como regulador de la vida social, tanto en el campo como en las

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zonas urbanas, como un articulador del mundo campesino con los procesos de intercambio mercantil urbano: Para los pueblos cafeteros, sus prácticas culturales y los ritmos sociales que regulan la vida comunitaria estaban determinados por el ciclo de producción y cosecha cafetera. El café estableció las fechas de celebraciones festividades, las formas de convivencia y de trabajo, [por ejemplo, en el periodo de estudio de los niños quienes también debían participar en la faenas de recolección del grano durante las temporadas de cosecha], las prácticas de calidad que dieron pie a una intrincada manifestación de los aspectos comerciales, cultuales y religiosos que conforman lo que hoy se denomina cultura cafetera. En el texto se abordan otros temas de gran importancia para entender en años más recientes el impulso y el devenir de la economía local y regional y sus interacciones con las tendencias del capitalismo a escala internacional: la crisis del café por los bajos precios en los mercados internacionales y los procesos de migración que esto generó a partir de la década de los años 80 del siglo XX; la llegada de las industrias internacionales y multinacionales a la región, así como la serie de prebendas a nivel del fisco municipal y concesiones sobre el medio ambiente con las que se promovió la llegada de la inversión extranjera; la creación –y la corta vida– de la Corporación Financiera de Occidente para incentivar los emprendimientos empresariales en la región, etc. También se hace hincapié en la disputa elitista de los grupos de poder de la ciudad de Pereira con sus “pares” de la ciudad de Manizales, que conllevó a la “desmembración” del Gran Caldas. Montoya aporta una visión crítica sobre este proceso que es de tanta recordación entre los pereiranos de la vieja guardia, y que motivó a una alianza entre el empresariado, líderes cívicos, medios de comunicación y la dirigencia política de los partidos liberal y conservador, en pleno Frente Nacional. También merece destacarse el aporte educativo que realizó desde sus inicios (1961) la Universidad Tecnológica de Pereira a la consolidación de un espíritu empresarial en la ciudad y en la región, cuando existía el convencimiento común entre dirigentes políticos y empresariales de diversificar la economía para no depender exclusivamente del monocultivo del café y retomar el impulso de industrialización que la ciudad tuvo hacia las décadas de los años 20 y 30 del siglo XX. Pero así como Jaime Montoya destaca una serie de aspectos positivos sobre el espíritu emprendedor de los empresarios de Pereira, también hay una serie de análisis que aporta el autor para comprender a nivel histórico cuáles han sido los impedimentos o dificultades para generar un mayor valor agregado en ciertas áreas de producción de la economía local, especialmente en el campo de las CONTENIDO

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manufacturas y maquiladoras, señalando que no obstante los bajos costos de la mano de obra, “el proceso de incorporación tecnológica en estas pequeñas empresas es limitado”. No cabe duda que este libro trasciende la simple reseña cronológica y la evocación nostálgica del pasado cívico de la región. Esto se evidencia cuando al final del libro el autor realiza un examen crítico del presente en relación con el pasado –en especial, al analizar los impactos de la creación del nuevo departamento de Risaralda en 1967 y la consolidación de Pereira como ciudad capital–. Al respecto plantea que: La conformación político administrativa del territorio no es una condición suficiente para garantizar la unidad y el sentido de pertenencia de sus habitantes. Además de los aspectos físicos de geografía y demografía, influyen construcciones del orden cultural e histórico que le imprimen el alma, los valores y símbolos de identidad que son el armazón de lo que Anderson (1993) denomina comunidad imaginada. Esta es, a mi modo de ver, una de las grandes conclusiones que nos aporta el libro del profesor Montoya y que motivan a que este tipo de temáticas de historia económica y empresarial sean articuladas a los temas de imaginarios urbanos, nuevas identidades urbanas, a la par de las iniciativas que promueven una mayor cultura ciudadana, confianza en las instituciones y participación ciudadana, aspectos que pensados en conjunto pueden contribuir a generar un gran proyecto integral de región moderna, emprendedora, incluyente y respetuosa del medio ambiente. Por esto es que también es válido decir que el futuro depende mucho de la manera como reinterpretemos el pasado, y las síntesis históricas que nos proporciona de el profesor Montoya, de manera sesuda, ponderada y serena, son un aporte para el presente y los imaginarios que futuro que se puedan poner en debate a partir de la lectura de este texto. No es cuestión de limpiar o desempañar la bola de cristal para leer el futuro, sino de interpretar críticamente el pasado. Y esa labor la cumple a satisfacción el libro que hoy nos entrega Jaime Montoya, como una síntesis de su larga trayectoria como docente e investigador de la Universidad Católica de Pereira, de su compromiso con la Academia Pereirana de Historia desde el momento de su fundación, y como egresado y profesor de la Maestría en Historia de la UTP. Dr. JHON JAIME CORREA RAMÍREZ Director Maestría en Historia Universidad Tecnológica de Pereira

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AGRADECIMIENTOS He vivido en la maravillosa y sorprendente ciudad de Pereira cerca de cuarenta años, llegue a ella en aquellos momentos en los cuales se combinan las expresiones de una ciudad moderna y progresista con la nostálgica evocación permanente de lo pueblerino. En los años ochenta la vida en Pereira transcurría en un ambiente urbano, pero con sentidas reminiscencias de su cercanía con lo rural. Todavía permanecían frescos en la memoria de sus habitantes los aires del bambuco de Luis Carlos González, al tiempo que podíamos escuchar las majestuosas explicaciones y audiciones de las obras de música universal ofrecidas por Eduardo López y Benjamín Saldarriaga. Recuerdo con especial admiración las largas conversaciones con Hugo Ángel Jaramillo, luego de las clases que impartíamos en la Universidad Católica Popular del Risaralda en aquel momento. En realidad, más que una conversación mi intervención consistía en escuchar con profundo respeto los relatos De Don Hugo, sobre las culturas indígenas, sobre el deporte y la cultura, sobre la historia de la ciudad, que se constituyeron en el referente y el aliciente para indagar sobre la trayectoria y la modernización empresarial de Pereira. El contacto con sus historiadores y cronistas se presentó siempre en medio de una visión difusa. La juventud de Pereira, con tan solo 120 años de su llamada segunda fundación, se aparecía como una narración demasiado evidente y explícita contenido todavía en la memoria de sus habitantes, estos relatos eran la fuente más abundante para comprender su pasado y sus realizaciones. Pero a su vez su historia encerraba misterios y secretos que no lograban desentrañar estas maravillosas descripciones de sus cronistas y habitantes de sus cronistas y habitantes. La historia de Pereira transcurría entre el relato mítico, que se ha construido como leyenda y que a pesar de su belleza y simpatía siempre quedaba la sensación CONTENIDO

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de que no contenía toda la verdad. Lo antioqueño y lo caucano, lo caldense o risaraldense, lo comercial o lo industrial, lo rural o lo urbano, la economía cafetera tradicional o la moderna. Es Pereira como municipio diverso, con su magia y oportunidades a la que debo expresar mi gratitud, no solo por constituirse en mi objetivo de investigación sino la fuente de mis realizaciones humanas y profesionales. Este libro es el resultado de un dilatado y discontinuo proceso de trabajo, el cual se ha visto interrumpido en reiteradas ocasiones por las ocupaciones en cargos de dirección académica al servicio de la Universidad Católica Pereira, institución educativa en la que he trabajado por más de treinta y ocho años. Mi gratitud es ante todo para este entrañable centro educativo, en donde siempre encontré las oportunidades y el apoyo para edificar mi proyecto de vida. En este trabajo debo reconocer siempre como grandes aliados a los compañeros de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, con quienes compartimos la enriquecedora y siempre retadora iniciativa académica de publicar en nuestra Revista Gestión y Región, que siempre recordaremos como el gran aliciente para escribir y debatir sobre los asuntos regionales. En este esfuerzo de publicar la revista Gestión y Región y la revista institucional Paginas de la UCP, contamos con un apoyo necesario y abnegado por parte de Judith Gómez Gómez, directora la biblioteca Darío Castrillón Hoyos, quien ha sido siempre al alma y el baluarte incondicional para todas nuestras publicaciones y en especial para este libro que acompañó en todas sus etapas hasta su diagramación y edición. Debo agradecer a los lectores y evaluadores disciplinares y de estilo que con sus comentarios y aportes enriquecieron en forma significativa este proyecto, ayudaron con sus sugerencias a que se cumpliera de mejor forma el objetivo trazado. En el proceso de indagación siempre sentí la enorme necesidad de ampliar mi formación en historia, pues para la realización del proyecto solo contaba con el ejercicio académico que se ha promovido en Colombia por el profesor Carlos Dávila L. de Guevara, que organizo durante muchos años encuentros de investigadores en el tema de historia empresarial, muchos de los cuales tuve la posibilidad de participar y compartir sus metodologías y sus resultados. Estos CONTENIDO

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encuentros académicos fueron claves como aprendizaje y motivación y no deberían suspenderse en nuestro país, pues se requiere profundizar en el campo de la historia empresarial. La Universidad Tecnológica con su maestría en Historia me permitió alcanzar el sueño anhelado de ampliar la formación académica en esta fascinante disciplina, debo agradecer a sus profesores y directivos que colmaron con creces las expectativas académicas y alimentaron la necesidad de seguir indagando y estudiando sobre la ciudad y su proceso de modernización. Gracias al programa de maestría en Historia de la Universidad Tecnológica de Pereira por su participación como colaboradora en la edición y publicación del libro. Quiero extender mi agradecimiento y aprecio al Doctor Jhon Jaime Correa Ramírez, director de la maestría de historia, por su permanente impulso y compromiso con el libro y en general por la investigación sobre la historia de Pereira y de manera especial por su valioso aporte al escribir el prólogo. Estoy muy agradecido con el amigo y compañero en muchos espacios de nuestra vida universitaria, Miguel A. Vela Rosero por su lectura e ilustraciones que reflejan con su delicada estética la temática del texto. Dedico este libro a mi esposa Lucia, compañera que fortalece con su sabiduría todo proyecto familiar e intelectual y mis dos hijas quienes han sido y serán siempre la razón de ser.

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ASPECTOS INTRODUCTORIOS Y METODOLÓGICOS La economía y la sociedad colombiana no se transformaron de forma homogénea en todas sus regiones. El proceso de modernización no es uniforme; en cada región, las dinámicas sociales, culturales y el desenvolvimiento económico se manifiestan de forma diferente. La relación de aspectos culturales y geográficos con la historia debe permitir una construcción y tipificación de las identidades regionales y locales, que destaquen sus particularidades frente a la historia nacional. Esto ha llevado a lanzar nuevos retos en la reconstrucción de la historia local, como la siguiente propuesta sugerida por el profesor Luis Elvin Prado (2006, p.10): Hoy los retos de la Historia local pasan por otros parámetros. Esas historias en busca de antepasados ilustres del poblado, de mitologías y leyendas lugareñas, de las gestas épicas que emprendieron, deben dar paso a otra forma de representación del campo histórico, que avance en la indagación de procesos estructurales y cómo estos se insertaron en las localidades. Una nueva apuesta, en la cual las convenciones contraculturales en las cuales muchas de ellas fueron escritas, permitan dar participación a nuevos actores sociales, a nuevos procesos historiables y que se conecten con el mundo. Este reto requiere un equilibrio entre la historiografía nacional y local, a fin de evitar que se oculten los procesos particulares y que la historia local se CONTENIDO

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fundamente en una representación mítica de los procesos fundacionales y de los relatos de sus héroes. Se pretende establecer relaciones y categorías que permitan valorar las interdependencias y las influencias de los procesos y los hechos en cada dimensión de análisis. Los estudios sobre la historia de Pereira se enmarcan en el estilo que señala Prado (2006, p.12): Basta solamente “echar un vistazo” a los índices de aquellos libros para percatarse que tienen unas regularidades: el proceso de fundación, del cual generalmente tiene algún antepasado ilustre de la conquista, si son poblaciones coloniales o de personajes vinculados a las familias emblemáticas de la localidad, si son ya poblados del periodo republicano; el proceso de independencia en la que se resalta la participación del poblado en la guerra y se procura desentrañar los capitales axiológicos que existen en el pasado (puede ser el tránsito de Bolívar o algunos de los militares más importantes de la Guerra Magna, alguna batalla, algún miembro que tuvo un accionar importante, etc.); las obras republicanas, como puede ser un colegio santanderino en el mejor de los casos o alguna institución educativa de renombre; las actividades económicas; las fiestas religiosas; las vías de comunicación; las leyendas y mitos populares, entre otros. Al tener en cuenta estas observaciones sobre la historiografía local se debe reconocer la necesidad de superar las limitaciones, con el fin de identificar y comprender la naturaleza particular y las relaciones internas con los procesos sociales nacionales e internacionales. El presente trabajo sobre el desarrollo empresarial e industrial de Pereira tiene como objetivo establecer la relación entre la modernización e industrialización en esta ciudad y su correspondencia con la dimensión nacional, además de las especificidades propias de la región del Eje Cafetero. Esto supone la comprensión de los valores culturales e institucionales que le brindan a la región su propia identidad. En el libro se tienen en cuenta los acontecimientos sociales, productivos y comerciales de Pereira desde su nueva fundación en 1863 y su despegue modernizador en las décadas de 1920 y 1930. En estos años, Pereira es CONTENIDO

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todavía un pequeño pueblo con menos de 25.000 habitantes, con un proceso económico dinámico y emprendedor, con importantes iniciativas en la creación de empresas y organizaciones diferentes a las propias de la economía cafetera. Se evidencia el surgimiento y creación de empresas manufactureras de productos de consumo corriente como telas, productos de cuero, madera, cerveza, empresas de servicio, de telefonía, tranvía y una incipiente pero interesante actividad bancaría. En el estudio se busca profundizar sobre las graves alternaciones sociales y políticas en los años cincuenta durante el dramático fenómeno de la violencia partidista y su efecto para la ciudad, que rompió la armonía del crecimiento económico y urbano de la ciudad. En este periodo, crece también la inversión extranjera con la creación de importantes proyectos empresariales que le inyectan una dinámica diferente a las condiciones de crecimiento y desarrollo económico y social. Se trata de comprender cómo se articulan estos diferentes procesos con la situación política y la rivalidad administrativa entre las ciudades del departamento de Caldas a mediados de los años sesenta. En este escenario de confrontación se modifican las reglas de juego y aparecen o fortalecen nuevos actores que juegan con sus propias intenciones y con sus propios términos del desarrollo. En el análisis de las condiciones de cambio social se pretende hacer hincapié en la perspectiva institucional, con el fin de comprender los efectos y consecuencias en las reglas de juego de las grandes alteraciones nacionales y el enfrentamiento de los partidos tradicionales en las relaciones sociales y productivas de los habitantes de la ciudad de Pereira. Es importante observar la transformación en los sistemas de integración y participación de las élites directivas y empresariales de Pereira y su influencia en los sistemas de convivencia entre las ciudades representativas del departamento de Caldas. Estos cambios en el orden nacional y regional tendrían como resultado la separación y la división del departamento de Caldas. La creación del departamento de Risaralda, en el año 1967, no es un hecho independiente de los cambios sociales y económicos ocurridos a partir de los años 50; es el reflejo de los intereses políticos económicos, que pretenden una mayor CONTENIDO

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autonomía en la toma de decisiones para impulsar el desarrollo empresarial de la nueva entidad territorial. Se debe tener en cuenta, en el estudio del periodo propuesto, la función económica que ejercen las pequeñas unidades empresariales creadas a mediados de los años cuarenta. En la ciudad, el surgimiento de las empresas de confección opera en tres sentidos: 1. Como transformación de actividades artesanales, que da pie al aparecimiento de las empresas de vestido para hombre. 2. La atracción de nuevos inversionistas de otras ciudades en el montaje de plantas confeccionistas especializadas en camisas para hombre. 3. El surgimiento de empresas familiares, producto de los ahorros y rentas de trabajo. Se estudian las características de estos empresarios, sus valores, costumbres administrativas y organizacionales y la conformación de una institucionalidad y una cultura emprendedora diferente a las desarrolladas en las décadas anteriores, pero que tendrán, de igual forma, un papel determinante en la vida económica de la ciudad. El estudio pretende llenar un vacío que nos permita comprender de una forma más integral el tema de las empresas familiares y las Pymes en Pereira, los modelos institucionales que se construyeron en estos años y que son fundamentales para explicar la actualidad económica. Como una categoría especial en la vida económica y empresarial de Pereira se debe tratar el concepto de comunidad, el cual permite hacer conclusiones enriquecidas sobre la formación de una ciudad que se construyó con el aporte de gestas asociativas y de participación ciudadana organizadas y sistemáticas. Estas manifestaciones de integración comunitaria se constituyen en el siglo XIX en los primeros pasos hacia el camino de la modernización y que se disuelven o transforman a partir de los años 1960-70. Un segundo aspecto conceptual que se relaciona con el anterior se refiere a la conformación de una institucionalidad representada en valores, reglas de juego y derechos de propiedad, que permiten comprender de forma más precisa el cambio social que, en su devenir, favorecen o constriñen la formación de una cultura empresarial moderna. (North, 1990)

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La noción de comunidad En diferentes estudios y crónicas sobre la historia de la ciudad de Pereira se hace referencia a su crecimiento social y económico como resultado ante todo del crecimiento de su población, en primer lugar, provocado por el proceso de colonización antioqueña y luego por la atracción que produce la dinámica economía cafetera del principio de siglo XX. Se reconoce que el crecimiento demográfico puede ser un indicador de progreso dada la mayor disponibilidad de fuerza de trabajo, de demanda y de circulación monetaria, pero se requiere comprender no solo la noción de poblamiento en términos de la cantidad, sino la naturaleza y las razones o voluntades que mueven a los habitantes y que les permite, como diría Tônnies (1947, p.120), constituirse en una comunidad. En Pereira, desde sus primeros años se observa una necesidad de organizar y emplear medios asociativos y comunitarios para lograr resolver las dificultades que se derivan de su aislamiento y de su limitada capacidad productiva y comercial. Esto significa que no solo es el tamaño de la población sino las formas de organización y las decisiones de integración lo que les permite avanzar en el logro de sus proyectos y superar las dificultades. El tema de la fuerza de la comunidad y las manifestaciones económicas y culturales será un tema que estará presente en el libro. El concepto de comunidad sugiere el establecimiento de vínculos afectivos entre las personas naturales. Existen motivaciones morales y altruistas que impulsan el desarrollo de acciones cooperativas y de convivencia: La comunidad es un organismo vivo, cohesionado por el afecto, la simpatía y la voluntad de compartir, donde opera el consenso entre copartícipes próximos físicamente, con disposición para la armonía y el espíritu de concordia. En la comunidad existen lazos sociales visibles e identificables primariamente, prevalece el espíritu de cooperación, la ayuda, la acción social altruista y las convicciones (frente a la prevalencia de las convenciones en la “asociación” (Tezanos, 1996, p.89) Para Tônnies, la voluntad se manifiesta de dos formas: la voluntad esencial o la natural. La primera lleva a realizar acciones deseables por sí mismas, mientras que la voluntad arbitraria o racional que promueve la acción que a su vez CONTENIDO

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se constituye en el medio para alcanzar otros fines. Ambas expresiones de la voluntad conducen a la formación de sociedades diferentes; para el primer caso, las relaciones sociales son válidas en sí mismas, son entendidas por los miembros de la comunidad como algo natural en cambio en la voluntad arbitraria la sociedad se percibe como entidad artificial (Tônnies, 1947, p. 122). Esta concepción teórica aporta insumos para comprender la formación de una sociedad como la pereirana, en la cual se pone de manifiesto no solo la condición natural de las relaciones establecidas por sus habitantes, relaciones de vecindad o de amistad, sino las del orden arbitrario que llevan a establecer un proyecto de sociedad basado en una idea o en un proyecto que se construye mediante la acción deliberada y no solo mediante las condiciones de raza, amistad o identidad religiosa. La fuerza integradora de la voluntad construida arbitrariamente nos proporciona elementos para resaltar el enorme valor de muchas acciones orientadas a lograr de forma comunitaria y mediante una amplia participación, el desarrollo de obras como las carreteras, la educación y la infraestructura urbana. En todas ellas se pone de manifiesto ese aspecto de integración que puede denominarse como natural porque son deseables, pero que proviene de una racionalidad, de la identidad cultural y de la necesidad de intervenir y moderar su propio desarrollo. En la perspectiva conceptual de la comunidad, se establece la diferencia entre las formas espontáneas de ocupación de un territorio por parte de un grupo humano y las decisiones que dicho grupo toma para apropiarse de él y definir su propia identidad. Para la historia no basta, por tanto, comprender las formas, los medios, o las cantidades que permitieron el poblamiento del territorio de lo que hoy conocemos como la ciudad de Pereira. Es necesario tratar de indagar sobre el conjunto de acciones deliberadas y racionales que le permitieron a esta comunidad una particular forma de vivir y de resolver sus retos. La comunidad es la figura racional que los pobladores de este territorio adoptan como forma de lograr las metas y los proyectos que consideran necesarios para mejorar su condición y calidad de vida. Las formas asociativas en la historia de los habitantes de Pereira presentan identidades comunes, pero formas y manifestaciones diferentes en cada uno de los momentos, lo cual será un elemento vital del hilo conductor del libro. CONTENIDO

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La importancia del concepto de comunidad se debe a que el denominado proceso de modernidad en Pereira y de surgimiento de una actividad empresarial no solo fue producto de la acción individual y espontánea de algunos personajes emblemáticos, sino de la acción deliberada de la comunidad con grupos de personas que, organizadas y motivadas, bien sea por sus propios intereses comerciales, o por el sueño de contribuir al progreso de la ciudad, se dieron a la tarea de realizar, promover e impulsar obras de infraestructura, entidades de servicio público o empresas comerciales e industriales necesarias para impulsar el desarrollo económico. En la actualidad se ha revivido la preocupación y la incorporación en los análisis sociales de esta categoría, tratando de entender la relación comunidad-individuo, sobre todo cuando se comprende que las formas de asociatividad, de vinculación y participación de la comunidad no son estáticas; estas van cambiando con el tiempo, pasan de ser estructuras en las cuales los mecanismos de cohesión social y de identidad son muy fuertes y determinantes, a momentos en los cuales estos valores se resquebrajan y pierden la capacidad de articulación. Maya (2004, p.190) sostiene que no es que se esté presentando la desaparición de la comunidad, sino la aparición de nuevas formas comunitarias caracterizadas por el individualismo y la personalización de las prácticas sociales. En el estudio del desarrollo empresarial, esta dimensión y la relación individuocomunidad es fundamental para comprender las dinámicas que se crean en torno a los factores que pretenden mantener la unidad y la cohesión; actúan como conglomerados que han ocupado un territorio en el cual emergen sus propias formas de convivencia, de pertenencia e influencia. La fuerza de esta comunidad, sus luchas y manifestaciones, son elementos esenciales para comprender su historia que debe reflejar ante todo el cambio que ha tenido consigo misma. Las instituciones La premisa conceptual que nos lleva a buscar en el institucionalismo y más concretamente en el nuevo institucionalismo un referente importante, es el hecho básico de considerar que la producción social y el desarrollo económico no se pueden explicar por la existencia o la abundancia de recursos naturales y humanos, o por las transacciones en el mercado. Se debe también entender la CONTENIDO

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naturaleza de los valores, principios y normas o instituciones que le permite a esta comunidad aprovechar y dar sentido al uso de estos recursos. En la teoría económica tradicional se asume que las instituciones, como los derechos de propiedad y los contratos, están determinadas, se dan en sí mismas, o bien, es el mercado el que determina su comportamiento y su adaptación. Se presume que el mercado siempre logra obtener resultados eficientes y que todos los agentes que operan en el mercado poseen información completa, que puede ser adquirida en forma gratuita. Con todas estas consideraciones y supuestos se concluye que los agentes económicos, como el empresario, puede tomar decisiones e intervenir en el mercado sin la necesidad de un arreglo institucional. Desde esta perspectiva de análisis, es innecesario e irrelevante el estudio que trate de comprender el comportamiento de los agentes económicos y del empresario en particular. Al tratarse de modelos universales y generales, lo que se requiere es comprender las regularidades del mercado, sus estructuras de precios y los procesos de inversión, y no las eventuales decisiones de dichos agentes. La teoría institucional adquiere importancia y sentido porque permite precisamente entender de una forma diferente y más clara los valores y el comportamiento concreto y específico de los agentes económicos, ya que los ubica en un territorio y en una cultura en donde las condiciones no están determinadas exclusivamente por el comportamiento del mercado. Para los institucionalistas, la actividad económica no se realiza en un vacío social: por el contrario, defienden la idea central que estas actividades se realizan en medio de una dimensión cultural, en una población y un contexto histórico con sus reglas y normas jurídicas e instituciones políticas. Esto significa la posibilidad de considerar móviles diferentes al interés económico para explicar el comportamiento de los agentes. En el análisis del desarrollo económico, la teoría institucionalista acepta que las instituciones cumplen un papel importante que debe ser analizado para comprender las dinámicas y el establecimiento de reglas de juego y una estructura específica a los derechos de propiedad. Por la naturaleza de sus análisis e interpretaciones, es una teoría que recibe el aporte de un conjunto de disciplinas para poder comprender claramente el papel de los agentes económicos. CONTENIDO

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Pero si bien podemos hablar de instituciones sociales que determinan el comportamiento de las empresas, también debemos comprender las instituciones internas, tal como lo indica Miró (2004, p.9): Al analizar la actividad de una empresa se pueden distinguir diversas secciones o talleres que se prestan servicios o entregan productos entre sí. Los trabajadores pueden ser considerados como proveedores o clientes internos. Existen una serie de contratos implícitos, informales, no escritos, que regulan las relaciones de unos trabajadores con otros dentro de la empresa. La cultura de la empresa está formada por una serie de informaciones e instituciones que facilitan la comunicación interna, estimulando la calidad y la eficacia en la actividad productiva.  El aporte del enfoque institucional consiste en que nos proporciona herramientas de análisis para comprender la complejidad del cambio social que se presenta en Colombia, y muy particularmente en la región Cafetera o en la localidad de Pereira. Estas diferencias se pueden observar, por ejemplo, en el fenómeno que se ha denominado en Colombia como la violencia política, que se puede comprender como un acontecimiento general que afectó gran parte del territorio, pero en cada región e incluso en cada localidad, el conjunto de valores, intereses reglas de juego son particularmente diferentes. Las personas actúan e intervienen con su comportamiento y decisiones, moldeados por las instituciones en atención a sus intereses particulares, pero establecen relaciones sociales a través de las instituciones, es decir, de un conjunto de normas, principios y valores que configuran la acción colectiva y los niveles de actuación. La estructura institucional de una sociedad no es inamovible o estandarizada; es cambiante y se transforma en forma permanente: En general, la visión institucionalista concibe el mercado como una institución compleja, que es resultado delos arreglos económicos, sociales e institucionales a los cuales llegan los individuos, y que opera simultáneamente en la sociedad, la política y la economía. En este sentido, el mercado no es el único, ni el mejor mecanismo de asignación de recursos; por el contrario, se admite que las instituciones públicas y privada, directamente a través del mercado, contribuyen CONTENIDO

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significativamente a cambiar la asignación de recursos, contribuyendo a la mayor o menor eficiencia económica. (Ayala, 2000, p. 37) En el caso de la ciudad de Pereira, los actores sociales han vivido en medio de arreglos políticos e institucionales diferentes, como el hecho de pertenecer al Estado soberano de Cauca, luego al departamento de Caldas y por último al del Risaralda; vínculos que moldearon sistemas y estructuras institucionales diferentes que permiten comprender integralmente el papel desempeñado por los diferentes agentes en el mercado e incluso su estructura y formación. La tesis institucionalista se constituye en una visión metodológica para valorar las formas de asociatividad de la comunidad, la característica de los intereses que la promueven en cada etapa y los niveles de confianza entre los actores del desarrollo y las reglas de juego que les permite operar en su construcción social y en su arreglo económico y de mercado. En particular y para el caso de la separación de Caldas y Risaralda, los diferentes actores y en especial la clase empresarial y la política, elaboraron sus planes y propusieron nuevas reglas de juego para atender sus ideales de desarrollo. En este juego, las propuestas de las élites empresariales terminaran siendo vencidas por el predominio de los intereses partidistas y políticos que cambian por completo el panorama y la tendencia del desarrollo de la ciudad y el nuevo departamento del Risaralda, a finales de la década de 1960. Es importante señalar que también hay grandes ausentes en el presente trabajo. Cuando se habla de crecimiento y desarrollo empresarial, la figura humana del trabajador, el obrero, el campesino o el artesano son fundamentales para comprender integralmente la naturaleza de la sociedad que se está construyendo. Sus manifestaciones y sus luchas han sido en toda sociedad las voces que han permitido moldear su esencia. En el caso de la sociedad pereirana, la naturaleza de sus pobladores y de quienes llegaron a ocupar el territorio ofrece una enorme riqueza desde la perspectiva de las fusiones y encuentros culturales, toda vez que el poblado de Pereira desde sus inicios ha sido encuentro de inmigrantes de diferentes regiones. El encuentro de familias de colonos antioqueños, con los habitantes que provenían de Cartago y con quienes llegan desplazados de las guerras civiles de otras regiones, ofrece una alternativa muy rica para el análisis de las CONTENIDO

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formas de ocupación del territorio, los conocimientos y habilidades aportados y también de las formas de contratación que fueron diseñadas por los dueños de las tierras y los terratenientes que se van consolidando en la región. La formación de la clase obrera en Pereira y el importante papel de la mujer trabajadora en las empresas iniciales de la trilla y luego en la costura y la confección son aspectos que deben estudiarse con toda la atención que se merecen. Los anteriores son temas que no aborda el presente trabajo y que reclaman con urgencia la atención de los investigadores e historiadores. Este libro es el resultado de un trabajo de largo plazo que se ha propuesto responder la pregunta: ¿Cómo se ha dado el proceso de modernización en Pereira, su inserción en la economía regional y nacional y el papel que en este proceso han desempeñado los empresarios? El libro se ha desarrollado por medio de múltiples proyectos parciales sobre los diferentes momentos de la vida económica y empresarial de Pereira. Los resultados de estas investigaciones se han publicado principalmente en la revista Gestión y Región de la facultad de Ciencias Económicas y administrativas y en la Revista Páginas; ambas publicaciones de la Universidad Católica de Pereira. También en la revista de AD-Minister, de la Universidad de EAFIT. En el presente trabajo se han empleado estos resultados, pero en cada uno de los temas se han realizado ampliaciones, producto de nuevas búsquedas y aclaraciones, con el propósito de enriquecerlo.

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CAPÍTULO I OCUPACIÓN DEL TERRITORIO Y FUNDACIÓN DE PUEBLOS (1850-1870)

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Ocupación del territorio y fundación de pueblos (1850-1870) En este apartado se pretende abordar el proceso de colonización del territorio, en particular en la etapa orientada por los intereses de especuladores y grandes propietarios que aprovecharon la condición y legislación sobre baldíos como negocio. Se aclara aquí la importancia de la región en medio de un proceso de transformación nacional derivado de las reformas liberales de mediados del siglo XIX. 1. Ocupación del territorio El nacimiento del actual municipio de Pereira no fue un hecho fortuito provocado por los acontecimientos que se desataron luego de la muerte, en agosto de 1863, de José Francisco Pereira Martínez. El acto fundacional y la emblemática correría desde Cartago por parte de un grupo de habitantes de esta ciudad han sido ampliamente relatados por los historiadores y cronistas, dando como resultado una rica fusión en la cual el mito, la leyenda y la historia comparten su legado en la construcción de la identidad local. No obstante, los hechos que dieron origen a los relatos y memorias sobre la fundación fueron un proceso en el cual convergen diferentes fuerzas, intereses y tendencias sociales y culturales. El territorio ocupado es un espacio vivo y activo, una zona de frontera que por su condición llama la atención de un conjunto creciente de actores, económicos, políticos y militares. La ocupación y fundación del poblado forma parte, además, de las transformaciones profundas que se venían presentando en el contexto nacional con las reformas liberales y sus implicaciones en el orden público y en la economía, más orientada a lograr consolidar una alternativa de intercambio mercantil y de participar en el mercado de bienes primarios. En la dimensión regional se viene presentando la avanzada migratoria y de colonización sobre el territorio, en una fase dominada por el interés comercial y financiero y la especulación con la propiedad de la tierra.

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Son estos cambios en el contexto los que proporcionan elementos para interpretar las decisiones y las acciones de las personas y comunidades vinculadas con el territorio y la fundación de un nuevo poblado. En los relatos tradicionales de los cronistas se plantea el nacimiento de Pereira y su fundación como el deseo por restaurar la antigua Cartago, territorio que permanecía abandonado desde el año 1691 (Echeverri, 2002, p.56). Se reconoce la presencia de los colonos antioqueños en la zona y la necesidad e integrar la frontera productiva de los recién creados estados federales de Cauca y Antioquia. En estas versiones, el acto fundacional es causa y no consecuencia de los cambios económicos y sociales que se venían operando en toda la región y en general en nación colombiana. A mediados del siglo XIX, el territorio del actual Pereira, lejos de ser espacio vacío, inexplorado, aislado y alejado del interés económico, era ocupado por grupos humanos que representaban diferentes intereses económicos comerciales y financieros especulativos. En el caso de Pereira, fueron los cambios en las dinámicas económicas y comerciales las que originaron y promovieron su fundación y no al contrario como se ha pensado tradicionalmente, en el que se considera que el nacimiento de la cuidad es el punto de partida del crecimiento económico regional. En el caso de Pereira, no fue el acto de fundación lo que desató el proceso de trasformación económica y social del territorio; fueron los cambios acumulados los que originaron y justificaron plenamente su forma particular de nacimiento. En la segunda mitad del siglo XIX, los procesos de movilidad social y ocupación de territorio respondieron a la mayor apertura de la economía con la exportación de productos primarios, escenario que definió cambios profundos en las formas de tenencia y de uso de la tierra. La propiedad de la tierra pasó de ser una fuente del poder político para constituirse en fuente del poder económico.

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La creciente dinámica de ocupación de los territorios y fundación de pueblos en la zona del sur occidente colombiano se desarrolló en medio de grandes tensiones sociales, debido a los irregulares y en muchas ocasiones arbitrarios sistemas de reparto, apropiación y adjudicación de baldíos. De acuerdo con la tesis de Catherine Le Grand (1988), en Colombia se pueden establecer dos grandes fases en la política de baldíos en el siglo XIX: una fase inicial, comprendida entre 1820 y 1870, en la cual el Estado nacional, para resolver sus enormes problemas fiscales, otorgó concesiones territoriales como una forma de pago a sus servidores. El destino de estas concesiones no fue el de incentivar una actividad productiva y de transformación; los baldíos permanecieron como tierras ociosas y lotes de engorde para su posterior comercialización. La compraventa de títulos y luego de bonos territoriales expedidos por el Estado como recurso de financiación se constituyó en una práctica especulativa, alejada inicialmente de cualquier actividad productiva. En la primera etapa de la vida republicana de Colombia, perduró el atraso económico y la enorme desigualdad y fragmentación social heredada de la Colonia. Fueron frecuentes los movimientos populares y las luchas políticas; estas se sucedían sin lograr cambios significativos en las estructuras del Estado. La posesión de la tierra estuvo más ligada a las estructuras de poder político que a los proyectos de carácter económico. Una fracción más radical del Partido Liberal impulsó programas de transformación del Estado. Para este grupo, las alternativas de crecimiento económico debían estar encaminadas a impulsar la inserción en la economía mundial; el progreso nacional se lograría mediante la adopción del modelo capitalista y, en particular, aprovechando las riquezas nacionales para participar en la división internacional del trabajo mediante las exportaciones de materias primas. La segunda fase, a partir de 1870, tuvo como objetivo impulsar y promover la actividad productiva y el uso de la tierra. Su valor y el sentido de poder para el propietario cambiaron a partir de las primeras incursiones en el modelo primario exportador con los productos del tabaco y posteriormente con la CONTENIDO

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economía cafetera. La tierra se convirtió en un bien económico que se valorizó en función de la posibilidad de vincular su uso con el mercado internacional. Las reformas liberales y en particular las medidas tomadas en relación con la tenencia de la tierra, como la desamortización de manos muertas estuvieron orientadas a brindar una mayor movilidad y a destrabar sus mecanismos de comercialización, de tal forma que pudieran destinarse con mayor facilidad a la explotación agrícola. En relación con la desamortización de manos muertas, en la segunda mitad del siglo XIX, De la Cruz Vergara (2011, p. 217) nos plantea la siguiente ampliación: En el año de 1863 se expidió una nueva Constitución, con la que se cristalizan las ideas avanzadas radicales que en ese momento dirigían el quehacer político de nuestro país. En cuanto a los bienes eclesiásticos se plantea que se desamortizó aproximadamente la suma $12.707.000 pesos productos de los bienes desamortizados en el país, cuyo mecanismo consistía en que cada estado soberano realizaba un inventario de los posibles bienes amortizados los cuales estaban representados en casas, lotes, fincas, haciendas, semovientes y solares entre otros, este inventario era enviado al Agente General de Bienes Desamortizados ubicado en el estado Soberano de Cundinamarca (Bogotá) y este por oficio autorizaba la desamortización. E igualmente en cada estado se establecieron Juntas de Bienes Desamortizados, así como también la Caja de Amortización que en 1804 se llamaba Caja de Consolidación. Por otra parte, los bienes se remataron y vendieron a plazos dando preferencia a aquellos que se compraran de contado, de acuerdo con lo anterior la desamortización constituyó una red administrativa a través de la cual se intentaba controlar la expropiación y remate de las tierras enajenadas mientras se estimulaba a los agentes desamortizadores con un porcentaje sobre los bienes rematados para hacer el proceso más eficiente y eficaz. La demanda mundial de productos primarios y la urgencia nacional para conseguir recursos y divisas que permitieran al Estado colombiano solventar sus necesidades, llevó a la adopción de medidas orientadas a elevar la oferta de dichos productos (Kalmanovitz, 1985). CONTENIDO

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La posesión de las tierras estuvo enmarcada en la informalidad y la indeterminación por parte del Estado. Esta situación debió ser modificada para brindar las condiciones básicas de seguridad institucional requeridas por la inversión en los nuevos proyectos agrícolas. Tanto los grandes terratenientes y especuladores de tierra como los colonos y campesinos demandaron cada vez mayores precisiones en la legislación, que les permitiera asegurar la titulación de sus propiedades para participar en el mercado de la tierra o en el de sus productos. En la primera fase propuesta por Le Grand (1988) se evidencian dos usos de la tierra: la primera, representada en los concesionarios que luego de recibir la tierra han esperado el momento propicio para venderlas y obtener jugosas ganancias; y una segunda forma, representada en los campesinos y colonos que, atraídos por el ideal de hacerse propietarios, ocuparon las tierras y establecieron sus parcelas, a sabiendas de que existía la posibilidad de ser expulsados. El caso representativo de esta forma se evidencia en el periplo emprendido por Fermín López1, quien debió iniciar un largo ciclo de asentamientos, intentando siempre salir de los predios de la concesión Aránzazu. Su vida fue un claro ejemplo de lo que ocurrió en general y de la tensión entre dos formas de ocupación que se repelen, pero al mismo tiempo se necesitan. Por un lado, el sueño de los campesinos y colonos de poseer su propia parcela de tierra los llevó a aceptar enormes sacrificios y, de otro lado, la intención de terratenientes y especuladores fue alentar la migración y aprovechar los asentamientos de campesinos y colonos para valorizar sus propiedades. La realidad es que los terratenientes y comerciantes de predios necesitaban al colono para que abriera las tierras y ampliara la frontera agrícola y al campesino para que cultivara e integrara su producción al mercado; son ellos la fuerza que les permite agregar el valor a las tierras, los que convierten la selva en frontera agrícola. Esta condición debe tenerse en cuenta al estudiar la fundación de los poblados, para evitar caer en la fácil tentación de otorgar méritos por generosidad y desprendimientos a los concesionarios que 1 Se puede considerar a este legendario personaje como el representante de la odisea emprendida por los colonos antioqueños principios del siglo XIX. Inicia su recorrido por la cordillera central y occidental, en Sansón, luego pasó a Salamina y de allí se asienta en terrenos de San Cencio, Manizales, siempre con la esperanza de salir de los predios de la concesión Aránzazu y de esta forma reclamar la legalidad de las titulaciones. Luego de un recorrido por Cartago se establece y promueve la fundación de Santa Rosa de Cabal, en 1844.

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permitieron o incluso donaron tierras para atraer campesinos y colonos a su territorio. En ningún momento ellos perdieron su perspectiva especulativa y de acumulación. A partir de 1850, Colombia experimentó una oleada de “bonanzas” de exportación de productos primario: tabaco, entre 1850 y 1877; añil, entre 1867 y 1876; Quina, entre 1869 y 1882; algodón, en la década de 1860 y a partir de los años 1880 la exportación de café. Estas dinámicas productivas y de explotación agrícola no están aisladas del proceso político relacionado con la ley de tierras y la concesión de baldíos. Esto lo confirma Vélez (2012, p. 4) con los siguientes datos: entre 1827 y 1869, sin considerar las dedicadas a la fundación de nuevos poblados, se otorgaron 112 concesiones con una extensión total de 415 867 hectáreas; poco menos de 3 concesiones por año y 9.901 hectáreas promedio anual. Entre 1870 y 1900 se otorgaron 34 concesiones por año, con una extensión de 48 561 hectáreas. En el gobierno de José Hilario López, mediante la Ley 30 de 1851, se propuso impulsar una reforma agraria que le permitiría al Estado expropiar las tierras concentradas en manos de la Iglesia y los terratenientes. Se pretendía repartir y vender a precios favorables esas tierras a los campesinos, para la producción agrícola demandada por el mercado internacional. Tal como lo señala Laura Gutierrez (2003), este propósito no se logró en forma satisfactoria, pues el gobierno no contó con suficiente fuerza para evitar que las tierras continuaran en manos de unos cuantos terratenientes. A partir de 1870 se inicia una fase en el sistema de adjudicación de tierras destinadas a incentivar la actividad productiva y expandir la frontera agrícola mediante los procesos de fundación de poblados. La nueva fase de adjudicación de baldíos significó un cambio de mentalidad frente a la posesión de la tierra, al pasar de conceder poder político a consolidar el poder económico, más afín con los nuevos ideales de progreso y modernidad.

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Por otra parte, las reformas liberales significaron un cambio profundo en el concepto de adjudicación de baldíos y, en general, en la ley de tierras. Esto es lo que Le Grand (1988) considera como la segunda fase. La ley 61 de 1874 pretende integrar la asignación de baldíos al uso productivo de las tierras, cualquiera fuera su extensión. Esto incentivó el asentamiento y el cultivo de la tierra adjudicando un lote adyacente de igual tamaño a quienes permanecieran en ella. Pero también animó a personas ricas a adquirir todas las tierras que pudieran pagar. Art. 2.° Si se establecieren en tierras baldías dehesas de ganado o siembras de cacao, café, caña de azúcar u otra clase de plantaciones permanentes, el colono, ademas de adquirir la propiedad que se le concede por el artículo anterior, tendrá derecho a que se le adjudique gratuitamente una porcion del terreno adyacente, igual en estension a la parte cultivada. El Poder Ejecutivo fijará las reglas que deberán observarse para facilitar a los colonos la demarcacion i adjudicacion de dicho terreno adyacente. (Congreso de los Estados Unidos de Colombia, 1874,p.2) El notable incremento a partir de 1870 se debe a la importancia que adquirió la tierra como bien productivo y a la necesidad de ampliar la frontera agrícola para elevar la capacidad productiva y de exportación. La ley 48 de 1882 intentó proteger a los colonos y cultivadores, considerándolos como los propietarios reales de las tierras. En su artículo 2º reglamenta que Los cultivadores de los terrenos baldíos, establecidos en ellos con casa y labranza, serán considerados como poseedores de buena fe, y no podrán ser privados de la posesión sino por sentencia dictada en juicio civil ordinario. La debilidad del Gobierno y la fuerza política de terratenientes y especuladores impidieron que se cumpliera el espíritu democrático y modernizador de estas reformas. Por el contrario, sobrevino una gran concentración de la tierra, dada la capacidad de comprar en forma ilimitada predios y baldíos por unos cuantos propietarios, que no la destinaron necesariamente a la producción agrícola, sino que siguieron el tradicional esquema del control de la tierra como fuente del poder y de conservación de las formas serviles de trabajo. CONTENIDO

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Como se puede observar en el cuadro aportado por Le Grand (1988), lejos de disminuir el conflicto frente al manejo y adjudicación de baldíos su crecimiento es permanente (Tabla 1.1). Tabla 1. Peticiones sobre usurpación y conflicto de baldíos 1870-1930 (Le Grand, 1988, p.38) Período

Colonos

Otros*

Totales

1870-79

2

3

5

1880-89

23

18

41

1899-99

37

43

80

1900-09

64

95

159

1910-19

94

98

192

1920-29

210

160

370

1930-

24

39

63

 TOTAL

454

456

910

*otros: Municipios, terratenientes, particulares La política de concesión de tierras y adjudicación de baldíos durante el siglo XIX fue compleja y caótica; por tanto, causó profundas desigualdades sociales y conflictos que perduran hasta nuestros días. Pero además existen otras causas de la enorme rivalidad, como la relación entre caucanos y antioqueños, y luego entre los dos Estados. Además de sus manifestaciones de orden partidista entre liberalismo y conservatismo y las ideas en torno al proyecto de nación o la forma como se plantea la inserción en las demandas del capitalismo mundial, este conflicto tuvo profundas implicaciones en los intereses económicos asociados al control territorial de la frontera agrícola en expansión. Pero en la dinámica del control del territorio surgieron nuevas fuerzas e intereses. La conformación de Estados soberanos, de conformidad con la tesis de Uribe y Álvarez (1987, p.61), consolida el poder económico de las élites territoriales: Nuestra propuesta sostiene que la vigencia del régimen federal (18631886) permitió, paradójicamente, la configuración de un poder económico y político surgido de la actividad comercial que unificó, de hecho, los intereses de las élites regionales en torno a un proyecto CONTENIDO

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común: el fortalecimiento de los poderes regionales y la defensa de una clara política librecambista; lo paradójico reside en que por esta vía se consolida un espacio económico y político que supera las particularidades regionales y permite que la soberanía de lo privado se extienda por todo espacio nacional mediante la vinculación de los recursos del sistema productivo a las relaciones de mercado. Lo anterior permite comprender que la Confederación de Estados soberanos no logró ejercer la función política de integración regional, ni contribuyó a cerrar la brecha en torno a la unificación de un proyecto nacional. De allí su permanente conflictividad y los constantes enfrentamientos militares, al menos entre los Estados de Antioquia y Cauca. Los autores sostienen que es paradójico el acuerdo logrado por las élites comerciales y los empresarios especuladores regionales para respetar sus espacios territoriales y el ejercicio de su actividad económica orientada al mercado mundial, en medio de las grandes confrontaciones políticas: En estas condiciones no existía un Estado nacional con la capacidad de ejercer su soberanía sobre el espacio territorial interno; esta capacidad residió y fue ejercida por el capital mercantil especulativo, es decir, fue una soberanía de lo privado que se sobrepuso a la soberanía de lo público y, en consecuencia, fue una soberanía de hecho, aunque no de derecho (Uribe y Álvarez, 1987, p. 77). La debilidad política del Estado como un todo y en particular de los Estados soberanos es compensada con el poder económico de los grupos de élite comercial y especulativa, los cuales determinan con sus acciones la forma de incorporar el territorio en la dinámica de modernización primario exportadora. Para los caucanos, la fundación de los pueblos al norte de su territorio y el proceso de colonización antioqueño no fue considerada como un fenómeno lejano sobre el cual no ejercían influencia. Las reformas y sistemas de adjudicación y concesión de baldíos tenían la finalidad de incorporar su territorio a los procesos de expansión de frontera económica, de lograr elevar la capacidad productiva de su inmenso territorio, promover y facilitar la población y ocupación.

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El investigador Alonso Valencia Llano señala que los 668.800 Km2 del Estado de Cauca corresponden a más de la mitad del total del territorio de los Estados Unidos de Colombia y que de esta enorme extensión, el 91% (603.800 Km2) eran tierras baldías sin mayor población. En todo el territorio de Cauca la población total no alcanzaba el medio millón de habitantes (Valencia, 1993, p. 21). Para superar el problema de la baja población del territorio, los dirigentes caucanos emprendieron diferentes estrategias. Promovieron la construcción de caminos y medios de comunicación, establecieron colonias penales en sus territorios como avanzadas de ocupación del territorio, apoyaron y motivaron los procesos de colonización de los campesinos antioqueños, tanto en la modalidad de acción individual y espontánea, como en la acción comercial y organizada, penetran el norte del estado soberano. En consecuencia, la fundación de Pereira y la nueva ocupación del territorio es un hecho que se inscribe plenamente en las dinámicas sociales antes anotadas, a saber: los procesos de reformas de las leyes de tierras y sistemas de adjudicación de baldíos orientados a promover la actividad exportadora; la función especulativa de comerciantes y terratenientes que encuentran en la movilidad y en los procesos de migración y ocupación de la tierra un atractivo y rentable negocio que lejos de ser obstaculizado por la construcción política de los Estados federales es la soberanía y la unidad de lo privado. 1.2. Fundación y ocupación del territorio de Cartago Viejo La fundación de Cartago Viejo, en 1863, fue una decisión que permitió a los propietarios, comerciantes y empresarios aprovechar la presencia de familias campesinas que ayudaban con su presencia en la valorización de sus tierras. Para los colonos, por su parte, se ofrecía la oportunidad de recibir los beneficios de la adjudicación de tierra, y de esta forma cumplir el sueño de hacerse propietarios de una parcela. Los colonos asentados a partir de la segunda mitad del siglo XIX en el territorio del Cartago Viejo y la vecina Aldea de Condina, son ante todo familias de campesinos pobres que viven del servicio que prestan a los viajeros y arrieros en el tránsito de mercancías en el incipiente -pero creciente- mercado entre las provincias de Cauca y Antioquia. Esta población, en su mayoría antioqueña, CONTENIDO

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proviene de las zonas mineras del norte de Estado del Cauca y de otros pueblos recién fundados. A pesar de ser un proceso tardío de ocupación en la denominada colonización antioqueña, el interés de los campesinos y colonos sigue siendo el de hacerse a la propiedad de una parcela de tierra (Zuluaga, 2013, p. 248). A las reiteradas solicitudes de la formalización administrativa del poblado, ejercidas por los campesinos, se sumaron en 1863 los intereses comerciales y productivos de las importantes familias que encontraron en la nueva población una oportunidad para avanzar y fortalecer sus negocios. La familia Pereira, en cabeza de Guillermo Pereira Gamba, por sus vínculos con las autoridades nacionales y regionales, conoce la experiencia de conflictos sociales vividas con los colonos en la concesión Aránzazu que ocuparon y penetraron en forma masiva el vasto territorio. Al pasar a la concesión a la nueva etapa de empresa González Salazar, se intenta la solución de los agudos conflictos con los colonos mediante la fundación y legalización de pueblos, como lo documentó muy bien Albeiro Valencia para la fundación de Neira (2103, p. 53): La empresa agrícola necesitaba organizar pueblos para legalizarse y por esta razón los socios planearon la fundación de Neira, pues centenares de campesinos se estaban organizando para levantar una colonia con iglesia, plaza de mercado y sitios de esparcimiento. En esta dirección, el representante de la empresa Elías González, hizo circular un impreso fechado en Rionegro (abril de 1842), por medio del cual se invitaba a los colonos que marchaban hacia las tierras del sur de Antioquia o que estaban tumbando selva o que tuviesen intenciones de fundar un pueblo, para que se acercaran a las “incultas tierras de Chinchiná” La Fundación de Neira es, por tanto, el resultado de una decisión estratégica de la compañía González Salazar con el fin de evitar la ocupación de sus territorios y además aprovechar, para los fines productivos, la creciente inmigración en el territorio. En efecto, cada poblador cabeza de familia, con inclusión del primer cura de la parroquia, se le concederá en plena propiedad un solar de 50 varas en CONTENIDO

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cuadro en el lugar de la población, y 12 fanegas de tierras en el que se designará después para repartir a los nuevos pobladores; bajo las condiciones que a continuación se expresan. (Valencia, 2013, p. 54) Los propietarios de concesiones comprendieron que los colonos, más que una amenaza, se debían considerar como la oportunidad para valorizar sus tierras y participar en el creciente mercado de propiedad raíz que se venía impulsando en toda la zona de frontera. La mejor fórmula era conceder a los campesinos lotes y parcelas de tierra, promover la fundación legal de los poblados, formalizar los procesos de adjudicación, de tal forma que se evitara conflictos y enfrentamientos y una penetración desordenada y sin control en los terrenos de la concesión. Los propietarios aprendieron y por tanto, supieron que se recuperarían con creces los valores de las tierras donadas, gracias a la valorización de sus predios. La fundación de Pereira se ajusta a esta estrategia comercial y de valorización, impulsada por importantes agentes económicos, como Don Félix de la Abadía quien, en 1855, solicitó al Estado de Cauca la concesión del privilegio para la construcción del camino que facilitaría la comunicación y el tránsito desde Cartago Nuevo hasta Villa María. La debilidad económica y fiscal de los Estados permitió que fueran los agentes privados y hombres de negocios los que construyeran estas obras de comunicación. Este camino fue fundamental para atraer nuevos pobladores, que se ubicaron en la zona comprendida entre las cuencas de los ríos Otún y Consota. El seis de diciembre de 1855, mediante la ordenanza Nº 32 …se le entregó a don Félix de la Abadía para construir un camino desde Cartago Nuevo hasta la de Villa María. El trayecto de cerca de 70 Kilómetros, una vez trazado por un experto, sería medido por él y dividido en tramos, a efectos administrativos. Debiendo quedar de primera categoría, amplio y con piso firme y parejo, puentes en los cauces principales con capacidad de resistir grandes pesos, habría de complementarse con tres tambos a veinte kilómetros de distancia uno de otro, para albergar viajeros y sus cargamentos. El Estado le pagará a don Félix la inversión y éste sostendría el camino y le sacaría provecho comercial mediante el cobro de peajes (Archivo histórico de Popayán, 1855, p.58) CONTENIDO

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Estos caminos promovieron el intercambio comercial y el tránsito de ganados de las haciendas ubicadas en la región y en las cercanías de la ciudad de Cartago, con las recién fundadas poblaciones de Santa Rosa, Villa María y Manizales, y a su vez, sirvieron de posada para los arrieros y viajeros que se hacían cada vez más frecuentes entre los pueblos vecinos. El historiador Alfredo Cardona Tobón (2011, p.1). describe con claridad los detalles constructivos de esta importante obra preliminar a la fundación de la villa de Cartago Viejo: La construcción del camino empezó en enero de 1856 con cien trabajadores que abrieron paso hasta la zona de los Cerrillos, llegaron a Cartagoviejo, donde se construyó un tambo en el sitio del actual parque Olaya Herrera en Pereira y empalmaron con el puente que habían construido los santarrosanos en 1852 en el paso de Los Frailes. La obra siguió por los cerros orientales de Dosquebradas, pasando por el punto del moderno Puente Helicoidal, llegó a Santa Rosa, cruzó el Rioclaro y en Villanería empató con el puente y el tramo construidos por los manizaleños. Es claro que el propietario del camino, don Félix de la Abadía, se interesó en aumentar el flujo de viajeros para cobrar su peaje. La fundación de la Villa de Robledo, tal como lo solicitaron y denominaron inicialmente los habitantes ya establecidos en la zona, era importante para recuperar su inversión y, además, como hombre de negocios, brindar nuevas oportunidades de trabajo en las tierras recibidas como compensación por el trabajo de construcción del camino y, en general, por la urgencia de atraer fuerza de trabajo estable en la zona. Desde la perspectiva de los nuevos pobladores que se asentaron en el territorio, existían también razones e intereses para solicitar la fundación del poblado al que se refieren como Villa de Robledo. Sus argumentos se pueden comprender mejor en la carta de petición enviada al gobernador de la provincia de Cartago; documento que contiene elementos importantes, por lo que citamos en extenso (Zuluaga, 2005, pp. 77-78): Señor gobernador de la provincia del Quindío. CONTENIDO

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Doctor Ramón Rubiano. Los infrascritos habitantes de Cartago viejo usando el derecho de petición ante usted con el acatamiento debido, representamos: que después del transcurso de 167 años en que fue abandonada la antigua Cartago y trasladada al punto en que hoy existe; después que olvidado el asiento de nuestros mayores y por consecuencia de un espíritu de egoísmo y apatía; y finalmente cuando estaba al perderse la tradición de este ventajoso y agradable lugar, célebre por haber sido aquí donde fue renovada la imagen de María Santísima bajo la advocación de la pobreza, no podemos menos que hacer un esfuerzo para volver a reedificar esta ciudad y contando con un número suficiente de vecinos, que de día en día se trasladan a este bello sitio, no hemos vacilado un instante en solicitar de ustedes de acuerdo con la disposición del artículo 159 de la ley del 23 de Diciembre de 1857, el que se sirva establecer en este caserío un alcalde y un juez que nos rijan en lo político y judicial, en tanto que se erige en distrito por la respectiva autoridad. Ha como tres o cuatro meses y con el informe del señor Gobernador, solicitamos del Poder Ejecutivo Nacional, la concesión de doce mil fanegadas de terreno baldío para la población que estamos levantando en este sitio de grata recordación y no dudamos se logren nuestros deseos porque confiamos en la protección del gobernador, y en que la petición que hicimos fue apoyada en una ley vigente de la República. Como hasta la fecha no sabemos la resolución que haya recaído en nuestra solicitud, pedimos a usted que por conducto del señor Gobernador del estado [del Cauca], se digne solicitar si el expediente respectivo ha llegado al despacho del señor Secretario del Gobierno de la Confederación a quien corresponde esta clase de negocios. Esta población importante vendrá a ser dentro de breve tiempo la nueva arcadia, tanto por su situación topográfica como por la feracidad de sus terrenos, por los caminos de primer orden que lo cruzan, por la benignidad de su clima y lo saludable de sus aguas. Al servirse usted acceder a nuestra petición esperamos que este caserío sea agregado por usted al distrito de Cartago Nuevo mientras que se erige en distrito independiente, y deseamos esto lo primero, porque el camino de aquí a la capital es magnífico; lo segundo, porque aun cuando la distancia que media entre el caserío y el de Condina es casi CONTENIDO

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igual al que hay de aquí a la expresada ciudad, el camino de Condina se encuentra en mal estado, y además allí no hay persona inteligente que dirija los destinos públicos, y lo tercero, porque las relaciones que nos unen con los habitantes de la nueva Cartago son muy estrechas, Por estas razones pedimos a usted se digne acceder a nuestra solicitud. Cartago Viejo 29 de diciembre de 1858 En la carta se observa que la solicitud es la formalización de un hecho ya cumplido sobre la existencia del caserío; lo que esperan es su reconocimiento para continuar con el trámite de adjudicación de baldíos para luego ser repartidas en lotes y parcelas de acuerdo con lo que dispone la ley. Los campesinos también se sumaron al propósito fundacional debido a que encontraron en la legislación la posibilidad de cumplir el sueño más preciado de hacerse propietarios de una parcela. El Estado nacional, con el fin de estimular los procesos de ocupación productiva del territorio, adjudicó a fundadores de los poblados lotes de tierra para ser repartido en lotes comprendidos entre 32 y 54 hectáreas. Este era el ideal de una república de medianos propietarios con suficiente tierra para emprender proyectos de agricultura comercial y sumarse al proyecto de ampliar la oferta de productos de exportación. Los proponentes de la carta se refieren a la aldea de Condina, como un ejemplo adicional sobre la población y ocupación del territorio por parte de campesinos que en este caso fueron atraídos para ayudar con el mantenimiento de caminos y en particular con el camino del Quindío. Con el aumento de la población en el sitio denominado Cartago Viejo, se agudizó el proceso de decaimiento de Condina, que venía ocurriendo de tiempo atrás hasta desaparecer en forma definitiva en la década de 1870 (Zuluaga, 2013) El acto fundacional de la aldea del viejo Cartago, que luego será Pereira, fue una decisión que respondió a los cambios sociales que se precipitaron en la región, sobre todo a partir de las reformas liberales del siglo XIX, y que permitieron un cambio en la orientación económica de los territorios, con el fomento de productos agrícolas de exportación. En este nuevo escenario, la regla de juego de los propietarios y los sistemas de tenencia de la tierra pasaron de las estructuras de poder político al poder económico. Eran los CONTENIDO

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comerciantes de bienes raíces, tierras, insumos y productos primarios quienes ejercían el poder y los que creaban nuevas reglas de juego. Pereira fue fundada porque interesaba a los hombres de negocio, quienes además comprendían no solo su valor estratégico desde la perspectiva comercial, sino también desde la perspectiva política, en la rivalidad por el control del territorio entre antioqueños y caucanos. Los intereses económicos se evidencian en el conjunto de negocios y de actividades económicas que se desataron en esos años en toda la región: actividad extractiva con el caucho, ganadería en las zonas aledañas a Cartago, el camino del privilegio, la salina del Consota y el comercio mismo entre las regiones caucanas y los recién fundados pueblos de la colonización antiqueña. 1.3. Relatos e interpretaciones sobre la fundación Es valioso incluir en la historia de la ciudad la connotación política de la colonización antioqueña. Esta perspectiva fue señalada por Otto Morales como un elemento que se debe profundizar mediante nuevas investigaciones, al considerar que la política en Antioquia se orientó más a la defensa de los terratenientes, en tanto que en la convención de Rionegro los caucanos propiciaron una política de protección a la propiedad parcelaria de los colonos. Destaca además que: “la fundación de Pereira y Villamaría, se ideó como un recurso bélico: era aconsejable detener el avance conservador de Antioquia. No es singular que esa concepción se impusiera, pues se pensaba con frecuencia con afán guerrero” (Morales, 1989). En este mismo prólogo al libro sobre la colonización antioqueña, se reconoce la necesidad de integrar los procesos de historia local con un contexto de la política nacional de mayor amplitud y profundidad. El análisis social y económico de la colonización antioqueña se ha convertido en una noción excluyente. Se asume como un modelo universal, válido para explicar todos los casos y para comprender la fundación de los diferentes poblados. Esta visión generalista no ha permitido destacar con claridad los antecedentes o la presencia en el territorio de otras comunidades, como negros e indígenas, e incluso de otros grupos o familias que llegaron a la región provenientes del Tolima o Chocó. El esquema de la colonización antioquena tiende a ocultar las diferentes modalidades en el asentamiento, ocupación de territorio y la fundación de los pueblos. CONTENIDO

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El historiador Víctor Zuluaga (2004), en su libro: “Nueva historia de Pereira: Fundación”, inicia su análisis señalando que la “invisibilidad de los pueblos indígenas y afroamericanos se hizo evidente, cuando quedaron relegados a unas breves alusiones sobre su presencia en la historia” (p, 21). Los historiadores y cronistas de la ciudad no resaltan la presencia de estos grupos humanos en el territorio, debido a que predomina la visión de salvaje e incivilizado. Al avanzar en su texto, el historiador aporta visiones sobre los antecedentes de la fundación de Pereira completamente inéditos, que permiten comprender que los nuevos pobladores no llegaron a un territorio aislado, vacío y totalmente despoblado en el que debían iniciar sus actividades, sin la más mínima dotación. Por el contrario, los pobladores antioqueños llegaron a un territorio y se sumaron a sus dinámicas existentes, que también influyeron en la naturaleza institucional de la nueva población, determinó condiciones de trabajo, uso del suelo y derechos preexistentes de propiedad. El caso de las Salina del Consota e incluso otra existente en el Río Otún, pone en evidencia que, antes de la llegada de los campesinos antioqueños, existía una actividad productiva y laboral de minería no sólo de la sal, sino además de oro y cobre, y de una actividad ganadera en esta misma zona (Zuluaga, 2004). Frente a los afrocolombianos, quienes también han sido ignorados en la historia de la colonización, se reconoce su presencia en diferentes palenques ubicados en el territorio y su presencia en las continuas fugas de esclavos de las haciendas de Cartago. Los relatos sustentados en la diferencia y la capacidad racial de los antioqueños se constituyen en un fuerte obstáculo para comprender las dinámicas sociales e institucionales que se configuraron en el territorio y que son las bases que permiten explicar el comportamiento integral de la comunidad. En otra perspectiva que aporta a la revisión crítica de la colonización antioqueña vista como un modelo se encuentra la tesis de Londoño (2002, p. 191): La apropiación indirecta, no de una categoría de análisis, sino de un modelo, impidió la recomposición, modulación y adecuación del concepto de frontera a las particularidades de los procesos históricos colombianos. De esta manera, se cerró la opción de buscar explicación alternativa. Las labores de investigación quedaron circunscritas a recabar CONTENIDO

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información para superar las lagunas de la obra de Parsons y se obstruyó la posibilidad de participar y de contribuir en el debate teórico sobre la problemática del concepto de frontera. Es un error negar la presencia económica y política de los caucanos en los primeros años de Pereira. El control político y administrativo del poblado se realizó de conformidad con las normas y las costumbres caucanas; es una fusión en las formas y condiciones de convivencia. La aldea del viejo Cartago pertenecía al Estado soberano de Cauca y correspondió a los caucanos establecer las normas políticas para regular la convivencia. En los primeros años de la pequeña villa fue permanente la intervención de las autoridades locales, registradas en las actas de las juntas legislativas, organizando la instrucción pública, ordenando y postulando normas orientadas a mantener el orden y la disciplina; regulando y evitando los juegos de azar, las riñas de gallos, el abandono de los predios, el comportamiento frente al consumo de alcohol, etc. Esto significa que las formas de actuación de los campesinos sufrieron una influencia de las dos expresiones culturales: la capacidad de trabajo familiar por parte de los colonos antioqueños y el sistema legal, y la visión de ciudadano y de los administradores caucanos. La condición de zona de frontera no ha sido abordada suficientemente (Londoño,2008). En particular el caso de Santa Rosa y Pereira, localidades que cuentan con una población antioqueña, pero con un sistema administrativo dirigido y controlado por caucanos. Esto significa que lejos de rechazar a la población inmigrante, la política del Estado soberano de Cauca era promover la ocupación, que fue durante todo el siglo XIX una preocupación de las autoridades de Popayán, como lo aclara Alonso Valencia (1993, p. 51): Si se recuerdan los bajos niveles de población y lo extenso del territorio se estará de acuerdo en que el Cauca no tenía población suficiente para ocupar los inmensos baldíos que lo conformaban. Esto obligó al desarrollo de políticas tendentes a llevar población que explotaría la riqueza de la selva, lo que se dio en dos estrategias; la primera consistía en poblar la zona de frontera con delincuentes originando la colonia penal de Boquía en la Municipalidad de Quindío y, la segunda, con la atracción de la población de otros Estados como en el caso de los colonizadores antioqueños a quienes se les daba ciudadanía caucana CONTENIDO

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con una vecindad mayor a seis meses y la propiedad de los lotes que beneficiaran. En Cauca eran perfectamente conscientes del enorme potencial económico de su región y deseaban su incorporación a un proyecto de modernidad y modernización. Tanto en la fundación de Santa Rosa como de Pereira, las autoridades caucanas aceptaron la ocupación del territorio y la explotación económica por parte de los campesinos provenientes principalmente de Antioquia, pero no cedieron en su ideal político de carácter liberal, que se oponía en forma radical a la política conservadora de Antioquia. En conclusión, el tema de la fundación de Pereira y su relación con los procesos de colonización ha estado enmarcado dentro de la visión de Parsons (1961) y la representación de la epopeya. Esta idea alude al imaginario de “titanes de la montaña”, raza especial de hombres que hacen que su presencia sea la causa fundamental de desarrollo y el progreso local. Una visión como esta no ha permitido profundizar en particularidades como la importancia estratégica que tuvo para los Estados soberanos de Antioquia y de Cauca la presencia de los habitantes y de los colonos, es decir, que el interés político de la ocupación y, por tanto, de ejercer la administración del poblado por parte de los caucanos, es una diferencia sustancial en la dinámica del desarrollo de los dos poblados que están en la frontera, como Santa Rosa y Pereira. Pero también oculta el hecho de que las formas de ocupación del territorio y las rivalidades y relaciones entre propietarios de concesiones y colonos tengan sus particularidades, como el caso de la donación de 12.000 hectáreas a los pobladores de Pereira, hecha por parte del Estado nacional, que obedeció más a los intereses y al modelo de estructura agraria defendida por los dirigentes caucanos que al modelo de los antioqueños que deseaban continuar privatizando la tierra, para ejercer y perpetuar su negocio de venta y especulación con la propiedad raíz. Las anteriores observaciones sobre las interpretaciones que se han hecho al proceso de colonización y fundación de los pueblos, en lo que se ha denominado como la zona de colonización antioqueña hacia el occidente del país, tiene como objetivo destacar aspectos diferenciadores en el caso de Pereira, las cuales no encajan en las interpretaciones tradicionales en el denominado modelo de Parsons. CONTENIDO

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El caso de Pereira no se pude comprender como un territorio vacío y desconectado; la presencia de otros pobladores como negros e indígenas y la influencia de los Caucanos en Cartago con enormes influencias en el territorio y le dan un valor especial no solo a su fundación sino a lo que será la historia posterior de esta ciudad. El comportamiento político y militar en el territorio es un tema que desborda el objetivo de esta historia, pero es comprensible que las guerras civiles y la permanente presencia de ejércitos y tropas, e incluso algunas pequeñas pero importantes incursiones militares en el territorio, ejercieron una influencia directa en la conformación y particularidad económica del territorio. En ninguna de las crónicas se estudia el tema de las guerras civiles y su influencia; tampoco se estudian las políticas económicas y sociales que se promovieron en cada Estado. 1.4. Primeros años y crecimiento económico de Pereira Desde su fundación, en 1963, hasta el comienzo del siglo XX, el sitio de Cartago viejo fue una pequeña aldea ocupada por inmigrantes, en su mayoría atraídos por la dinámica de colonización. Los pobladores antioqueños se acogieron a las reglas de juego y la estructura política y administrativa del recién creado Estado soberano de Cauca. Pereira es el resultado de una mezcla cultural y política, confluencia de pensamientos e ideas de civilización que provenían de los Estados federales. Estos, en medio de paradojas y contradicciones, presentaron las tensiones entre la modernidad capitalista y la perpetuación de valores e identidades de la tradición colonialista. Era una zona de frontera con un valor económico y geopolítico fundamental por ser zona de tránsito comercial y luego, con la cultura cafetera, de producción del sector clave en la modernización nacional. Estas nociones fueron la causa de los enormes conflictos entre ambos Estados. La confrontación no es tan solo un problema de fronteras geográficas; obedece a diferencias en torno a la concepción de las categorías de Nación, civilización y ciudadanía. De acuerdo con lo que expone Valencia (2008), el concepto de ciudadanía es ampliado en las constituciones caucanas de 1865 y 1872, según las cuales se gozará del derecho de ciudadanía sin ningún requisito de escolaridad o de fortuna. No es igual la ocupación de un territorio y la fundación CONTENIDO

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de un poblado que está adscrito a un territorio en el que impera el ideal conservador a uno en el que este ideario se ha transformado profundamente, como expresión de la noción liberal de sociedad, en el que se defienden las libertades individuales de movilidad, la libertad de pensamiento de comercio y libertad de ejercer oficio o profesión y de ofrecer a los ciudadanos educación laica. Queremos significar con lo anterior que es un dato relevante el hecho de la fundación de Pereira, en el año 1863, después de culminada la muy agitada confrontación y negociación que dio como resultado la constitución de Rionegro, en mayo del mismo año. Los pereiranos se organizaron en una institucionalidad política enmarcada en los sueños de libertad individual, integrados a un territorio que tendría para ellos un significado más profundo que el simple hecho de ser el receptor. Otro elemento sobre el que se debe llamar la atención, pese a que no es el objeto de este trabajo, es el concepto de frontera. Según lo visto, con la Constitución del 1863 la frontera entre Cauca y Antioquia era más que una disputa geográfica o un problema económico de ocupación del territorio, como en ocasiones lo reduce el análisis con la mirada excluyente de la colonización antioqueña. Al contrario, esa frontera fue una manifestación de la noción de república que se defiende y, por tanto, las implicaciones en los campos de las libertades individuales, de las potencialidades humanas frente al pensamiento, la movilidad, la ocupación y la educación, entre otros. Con estas advertencias preliminares se puede comprender, además, que los primeros años del poblado eran bastante limitados desde la perspectiva de su actividad económica. La preocupación central de la autoridad era profundizar la ocupación y propiciar las condiciones para la llegada de nuevos habitantes. El propósito de Cauca era ampliar la población y ampliar la frontera productiva de su dilatado territorio. Los primeros pobladores fueron atraídos y beneficiados por el primer reparto realizado con las tierras entregadas a nombre de la familia Pereira Gamba. El historiador Víctor Zuluaga (2005) sostiene que las tierras en donde se estableció el poblado de Viejo Cartago no le pertenecían realmente a la familia Pereira; se trataba de tierras realengas otorgadas a la familia Gómez Lasprilla, en el año 1810. No obstante, es una polémica interesante dado que otros CONTENIDO

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historiadores, como Emilio Gutiérrez (2016), sostienen que estos terrenos sí le pertenecían realmente a la familia Pereira. Desde el punto de vista económico, lo que se ha destacado en el apartado anterior es que el asentamiento de las familias campesinas y la transformación económica de la región del sur occidente, a partir de 1850, permitieron que la tierra cobrara un valor económico y político importante. El propósito de la familia Pereira, en cabeza del Guillermo Pereira Gamba, era la de aprovechar la valorización de las tierras de su propiedad aledañas al poblado. Su proyecto económico no se sustentaba en la explotación productiva de la tierra, ni en actuar como empresario agrícola, sino en actuar como negociante de propiedad raíz, derivando su ganancia de la dinámica de valorización. Los dueños de las concesiones sabían perfectamente que es la población y los campesinos que ocupan el territorio los que valorizan las tierras, son quienes le dan viabilidad económica al proporcionar fuerza de trabajo, capacidad de consumir y tránsito de productos y personas para la apertura de caminos. Pero se debía evitar que los colonos entraran en sus predios de una forma desordenada; los conflictos de tierra entre terratenientes y campesinos afectarían no solo la valorización sino la comercialización de la tierra, dado que los posibles compradores no negocian donde existe la posibilidad de un futuro pleito con los vecinos. En efecto, lo que ocurrió a continuación con las tierras heredadas por Guillermo Pereira fue la venta por lotes de su tierra, al punto de no dejar ni un solo predio para su disfrute. Las tierras repartidas a los primeros pobladores tuvieron el efecto inmediato de estabilizar a los poseedores; fue, al menos, un intento por lograrlo. En las actas de las juntas auxiliares legislativas en el libro de 1867 -1873, hay instrucciones precisas sobre la ocupación y el uso de los terrenos otorgados. En el proyecto de deliberación del 25 de mayo de 1867 se lee2: En la aldea de Pereira a los veinticinco días del mes de mayo de mil ochocientos sesenta y siete. La junta auxiliar legislativa en uso que le confiere sus facultades decreta lo siguiente. 1. Ningún individuo que tome solar, respetado como vecino no lo podrá vender como propiedad sin tener un año de residencia; como

2 Con ortografía del documento original.

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también le halla edificado con casas, sercas i siembra agrícola, sin estas formalidades se dictará nula la venta. 2. Ningún individuo concentrará en su casa juegos de dados y de clase que perjudique el bien público, particularmente en los días de semana, quedando incurso en la multa de dos pesos por primera vez y por segunda cuatro, y por tercera diez y de individuo que se averigüe que juega en tal punto público, por cada vez que se halle jugando pagará dos pesos. 3. Toda mujer que sea sola que tenga familia, y no dependa de nadie, podrá poseer un solar igualmente, como cualquier agraciado del pueblo. Secretario Vicente Durán. (Junta auxiliar legislativa, 1867) No toda la tierra donada es adjudicada a los vecinos de la villa. Parte del terreno fueron los ejidos, los cuales se dejaron como reserva para posteriores repartos a los nuevos habitantes que fueron llegando a la aldea o para completar el solar a quienes recibieron menos de las 50 varas cuadradas. La junta fue incorporando las tierras de les ejidos al espacio urbano. En el Acta de 22 de febrero de 1870, se establece que: A los individuos que no se les hubiese entregado solar completo de 50 varas en cuadro, conforme a lo prescrito, pueden reclamar lo que les falte. Al efecto se destina desde la tercera manzana al sur de los ejidos de que se habla en el artículo primero de la deliberación 1, para que se le ceda a cada uno de los que no hubiesen obtenido un solar entero reclame el resto en ese punto. (Archivo Municipal de Pereira 1870, libro de actas de la junta auxiliar legislativa de 1867-1873). A medida que fueron llegando los nuevos pobladores se redujo el área productiva de los ejidos. La tierra comunal destinada a la agricultura y la CONTENIDO

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ganadería se incorporaba gradualmente al espacio urbano en solares muy pequeños que no permitían producir el sustento necesario de los habitantes. Esta situación frente a la falta de tierras para el reparto de las nuevas familias fue fuente de conflictos en los primeros años de poblado, entre los colonos que ocupaban las tierras baldías adyacentes. La situación se tornó cada vez más incontrolable, debido a que el crecimiento de la población significaba la disminución del área productiva de pancoger. La pobreza y la miseria de los pobladores llegó en estos años iniciales de la fundación a niveles muy preocupantes, que se manifestaron en la proliferación de juegos de azar, dados, riñas de gallos. La junta auxiliar legislativa trató de controlar esa situación por medio de multas, toques de queda y otras medidas. Se evidencia la importancia de estas medidas y el esfuerzo por el control; en el presupuesto general de rentas de 1870, la suma de impuestos a diversiones y multas representa el 11% de los ingresos totales. Se observa también que la contribución directa, que es el impuesto que pueden pagar los propietarios, negociantes o comerciantes, es bastante reducida; el degüello de ganados y de cerdos era la fuente más importante de recursos para el poblado (Tabla 1.2). Tabla 2. Contribuciones en el año 1870. Pereira (Junta Auxiliar legislativa, 1869. Acta del 23 de diciembre de 1869) Cocepto

Valor $

%

Contribución directa Degüello de ganado vacuno y cerdos Consumo de plaza Multas Diversiones Total

100

25.4

200 50 24 20 394

50.8 12.7 6.1 5.1  

En los primeros años de la fundación del poblado, la autoridad y la administración eran ejercidas por las personas oriundas de Cartago que actuaban de acuerdo con las normas del Estado soberano de Cauca. Su labor consistía, en buena medida, en ordenar y disciplinar la población antioqueña que era atraída por un conjunto de intereses dispares, como el deseo de CONTENIDO

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establecerse y lograr la propiedad de una parcela; hasta la de los guaqueros, que buscaban tesoros, de manera inestable y sin asentamientos definitivos y los comerciantes y aventureros. La decisión de la fundación tiene efectos importantes para el crecimiento y viabilidad de los negocios que se venían constituyendo en la región y que respondía a los intereses de los propietarios caucanos, más que a favorecer los intereses de los colonos que debían soportar enormes dificultades económicas durante estos primeros años. La estrategia consistía en garantizar y legalizar el asentamiento para asegurar crecimiento y estabilidad de la población en el territorio. En los primeros cuatro o cinco años, la población en la villa creció a un ritmo moderado, pero sostenido. Al no concederse nuevos repartos de tierras para atraer pobladores, los colonos dejaron de llegar en el ritmo inicial. En 1870, según el censo de población levantado por el veedor Juan Polanco, la población de la villa de Cartago Viejo se puede apreciar en la Tabla 1.3.

Tabla 3. Población de Cartago Viejo (Pereira) (Junta Auxiliar legislativa, 1870. Censo de población levantado por el veedor Juan Polanco) Edad

Hombre

Mujer

Total

%

Acumulado

Menores de un año de 1 a 7 años de 7 a 21 años de 21 a 50 años de 50 a 70 años de 70 a 100 años mayores de 100  

14 64 111 105 18 2 3 317

13 58 122 122 5   3 323

27 122 233 227 23 2 6 640

4,2 19,1 36,4 35,5 3,6 0,3 0,9  100

  23,3 59,7 95,2 98,8 99,1 100  

El cuadro revela algunos datos interesantes: el equilibrio entre la población masculina y femenina; el 59.7% de la población, tenían menos de 21 años y el 95% menos de 50. No obstante, la tasa de crecimiento de la población era bastante alta. Si aceptamos el supuesto de que los 27 niños menores de un año CONTENIDO

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son nacidos en su totalidad en la aldea, esto representa una tasa de natalidad de 4,2% anual, que se puede considerar muy alta aun para ese momento de la sociedad colombiana. Esta situación de pobreza es la que movió a los habitantes a iniciar una acción administrativa y jurídica para tratar de favorecerse con la política nacional de adjudicación de tierras para los nuevos fundadores de poblaciones. Los habitantes de la pequeña aldea desean beneficiarse de la ley de tierras que ha concedido a otros pueblos lotes de hasta 12.000 hectáreas de tierras a los nuevos fundadores y pobladores, como incentivo nacional a la ocupación y ampliación de la frontera agrícola. La solicitud adelantada por los primeros habitantes de Cartago Viejo se constituye en otro interesante debate de la historia local, debido a la impugnación que ejerció el señor Guillermo Pereira Gamba a la petición de los habitantes de una adjudicación de baldíos por parte del Estado, alegando que no se debían entregar tierras a los campesinos pues ya habían sido beneficiados gracias a su donación inicial. En nuestro análisis, lo que sobresale es el interés particular de un propietario que ha deseado atraer población para valorizar sus tierras frente al propósito de un grupo de campesinos acompañados por otros dirigentes, que desean consolidar el proyecto soñado por la atribulada ley agraria colombiana de crear una república de pequeños y medianos campesinos (Valencia, 2000, p.161). La lucha de los colonos, tanto de Condina como de Cartago Viejo, por recibir del Estado el reconocimiento como Aldea y de esta forma lograr la adjudicación de un baldío, no fructificó anteriormente debido a la incapacidad para cumplir uno de sus requisitos, que consistía en que el número mínimo de residentes debía ser de 50 familias (Gutierrez, 2016). Gracias al empeño de los habitantes y a la actividad emprendida por el doctor Ramón Elias Palau, se logró que el Estado nacional otorgara un lote de tierra que permitió un sistema de adjudicación diferente a los lotes concedidos en el primer reparto. En el año 1871, la aldea de Pereira fue beneficiada con una concesión de un baldío de 12.000 hectáreas. Esta adjudicación de terrenos se hizo amparada CONTENIDO

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en la legislación sobre adjudicaciones de baldíos. Desde el 6 de mayo 1834 el Estado colombiano, con el fin de facilitar la colonización de las tierras, se propuso entregar lotes en estas proporciones para que fueran repartidos entre los pobladores y a cada cabeza de familia se le pudiera asignar hasta una cantidad de 60 fanegadas (Villegas y Restrepo, 1978, p. 24). Luego en la ley 14 del 21 de abril de 1870, adicional al decreto legislativo del 4 de mayo de 1866, se establecen de nuevo los criterios para el reparto y la adjudicación de la baldíos de la nación. En el artículo sexto de esta ley 14 de 1870 se establece los términos del reparto para los pobladores que previamente fueron elegidos e incluidos en el listado de reparto: Artículo 6º. Los pobladores inscritos así en la lista tendrán derecho a que se les adjudique un lote de tierra fuera de los límites del área de población en las proporciones siguientes: 1º Hasta treinta y dos hectáreas cada varón casado y sin familia, cada viudo sin familia, cada varón soltero mayor de veintiún años, y cada huérfano varón mayor de quince años que se halle legalmente bajo tutela. 2º. Los varones casados y los viudos con familia tendrán, además, derecho a cinco hectáreas por cada hijo menor de veintiún años que tengan a su cargo. (Congreso de los Estados Unidos de Colombia, 1870) En efecto, al recibir este baldío la población asentada en Pereira pudo iniciar un proyecto económico independiente y cumplir su sueño de ser propietario, logrando con ello una mayor autonomía y libertad de acción. Es notable el empeño de la administración y la Comisión Agraria nombrada para ejecutar la repartición de los predios en hacer cumplir lo ordenado en la ley. Esto lo pudo comprobar el historiador Sebastián Martínez (2007, p.234) quien en su investigación encontró que: En el año 1873 se hicieron entregas escrituradas en actas a 334 personas, entre las cuales 44 eran mujeres y 290 hombres con un promedio de 39 hectáreas por persona. Pero la cifra que más sorprende es el número de CONTENIDO

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tierras que se entregó: 13.134 hectáreas, lo cual supera en sobremedida las 12.000 iniciales que tenía la cesión que había hecho la nación. Aún no se tiene una explicación corroborada sobre esta contradicción, pero existen versiones. Continuando con los resultados de Martínez, en los años siguientes se hicieron nuevos repartos ya en menores cantidades, hasta completar en el año de 1882, un total de 510 adjudicaciones que suman 19.372 hectáreas que representan un promedio de 37.9 hectáreas por predio adjudicado. Con admirable sujeción a lo dispuesto en la legislación, la comisión agraria, nombrada para el efecto, entregó lotes entre 34 y 54 hectáreas y fueron cuidadosos de no conceder más de un lote a cada beneficiario. Con esta adjudicación se puede considerar que inició una verdadera transformación económica del territorio, dado que permitió a los campesinos asentados, organizar una economía que superaba el simple atributo de sobrevivencia. Se cumplió el sueño de los legisladores de conformar una república de medianos propietarios con suficiente tierra como para brindar empleo a una familia. El reparto de estas tierras a los campesinos que ocupaban el territorio y que en muchas ocasiones no tenían recursos suficientes para cancelar el pago del agrimensor, permite evidenciar la pobreza de estos pobladores en los primeros años y por tanto el gran interés por parte del Estado nacional y de los grandes propietarios de tierras en atraer campesinos para incorporar el territorio a la dinámica económica que se presentaba en esta frontera. 1.5. Crecimiento de la economía: inicio de la actividad cafetera A partir de 1874 y hasta bien avanzada la década de 1880, la actividad económica se concentró en los cultivos de pancoger. Las familias se dedicaron a la apertura y adecuación de las tierras adjudicadas, de tal forma que pudieran garantizar la sobrevivencia, o lo que podemos llamar en la actualidad, la seguridad alimentaria; el limitado excedente de producción se llevaba al mercado el día sábado para su comercialización. El tamaño de los lotes de esta adjudicación permitió a la población obtener ingresos de otras actividades agrícolas comerciales, como la producción de panela y cacao, que desempeñarían un importante papel en el desarrollo de la ciudad. CONTENIDO

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El comercio se constituyó en una actividad central en la trayectoria histórica de Pereira. Este sector siempre ha sido relevante en su crecimiento y desarrollo; la existencia de colonias mineras en el norte del Estado Soberano de Cauca y límites con Antioquia se constituyó en fuente de demanda de todo tipo de bienes de consumo. Estas necesidades crecieron en la medida en que se mejoraban las técnicas de producción y explotación minera, y el reemplazo de la mano de obra esclava por trabajadores libres y asalariados. A pesar de considerar que el motivo fundamental de la expansión de la frontera agrícola se debe a la necesidad de intervenir en el mercado mundial, con productos primarios exportadores, no se excluyen factores de demanda de carácter interno, como el de la necesidad de abastecimiento de los pueblos mineros. Otro factor de expansión comercial fue la apertura de nuevos caminos, como el de Privilegio o el camino de Caramanta; este último, construido con fondos privados y con el trabajo gratuito de los colonos, facilitó la comercialización y el intercambio entre la población que vivía de las minas de Marmato y Supía con la región de Cartago. En toda la región intervienen los comerciantes que venden mercancías importadas, alimentos y cerdos, compran cacao, mulas y otros alimentos para distribuir en toda la región, aprovechando la fundación y existencia de los pueblos de la colonización. La copla popular de Juan José Botero (citado por Uribe y Álvarez, 1985, p. 78) relata este proceso en forma muy acertada: Fui a Pasto, Popayán y Quilichao Volví a Antioquia cargado con cacao y sin quitarme el tercio en muchos días llevé de Antioquia al Cauca mercancías Además de estas actividades que acompañan y complementan el proceso de apertura y mejoramiento de las tierras adjudicadas, existen otras actividades económicas, como la selvicultura, la extracción de caucho y sobre todo la ganadería en la zona aledaña a Cerritos; por lo general, tierras que los comerciantes y ganaderos compraron al Estado, como lo afirma Zuluaga (2013, p. 315): A partir del año 1871, cuando la nación oficializó la entrega de doce mil hectáreas para la naciente aldea de Pereira, el flujo de empresarios se comenzó a dar, especialmente aquellos que estaban interesados en CONTENIDO

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proyectos relacionados con la ganadería. Esa es la razón por la cual las tierras de Cerritos y aledañas, fueron las más codiciadas por dichos empresarios, no sólo por la existencia de unos caminos amplios sino también por las condiciones del suelo y del clima. En esta área existían, de vieja data, propiedades de descendientes de españoles establecidos en Cartago, como Miguel Sánchez, El Tablazo, Guavinero, Atanasio Brito y Paiba. El doctor José Francisco Pereira tenía grandes extensiones de tierra en esta zona, toda vez que había comprado unos baldíos a la nación en 1826. En los años comprendidos entre 1874 y 1885, la economía local estaba asociada preferencialmente a la producción agropecuaria de pancoger. Sin embargo, esta actividad coexistía con algunas empresas ya existentes, como la salina en el río Consota, la explotación del caucho y sobre todo en la incipiente pero dinámica zona urbana, los ingresos monetarios de esta población serían destinados al comercio y compra de bienes procesados de la artesanía local o de productos importados. En este periodo que podemos denominar como de transición, la principal transformación consistió en la adecuación de las tierras para iniciar con un cultivo comercial. La gran oportunidad de la economía cafetera en la región y en el municipio de Pereira fue contar con un grupo de propietarios con lotes de mediana dimensión, recién adjudicados que no habían sido sometidos todavía a grandes procesos de concentración de la propiedad, y que podían dedicar una zona importante de sus tierras al cultivo de un producto como el café y esperar el tiempo suficiente para obtener las primeras cosechas e ingresos. No se inició propiamente la economía cafetera, a pesar de la apertura de la primera finca con técnicas avanzadas de producción, como fue la Hacienda La Julia, de Luis Jaramillo Walker, quien había iniciado operaciones a finales de los años 70. Esta experiencia productiva cumplió un importante papel formativo y de difusión de la caficultura, brindó a los pequeños y medianos propietarios la posibilidad de aprender las técnicas agrícolas para el cultivo del café, conocer las técnicas de siembra, recolección y beneficio del grano.3 El cultivo de café 3 En el año 1880, Mariano Ospina Rodríguez publica pequeñas cartillas para promover el cultivo de café en Antioquia, que se difunden a demás por toda la región de colonización.

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en gran escala demanda una exigente cantidad de recursos monetarios y financieros para la preparación de la tierra, la siembra y el mantenimiento por un periodo de tres o más años, antes de iniciar con la recolección de los primeros granos que proporciona ingresos. En esta modalidad, los nuevos cafeteros eran personas con capacidad para destinar parte de los excedentes obtenidos en otras actividades como la ganadería, el comercio o las actividades extractivas para financiar el montaje de medianas y grandes propiedades cafeteras, así como aprovechar los beneficios y atractivos de los precios internacionales a fines del siglo XIX. Pero en pequeñas escalas el café es un cultivo que no requiere grandes inversiones en equipos o herramientas; demanda ante todo trabajo y, por tanto, se adapta bien a la estructura familiar de la región, representada en la familia patriarcal -por lo general numerosa- en la cual el padre asigna funciones a todos sus integrantes. Tal como lo expone Bejarano (1996, p. 170): El café se acomodaba bien a la economía parcelaria una vez que ésta hubiera logrado estabilizarse, porque no requería grandes inversiones de capital; además, es un producto durable y de fácil procesamiento, de modo que no era necesaria la inversión en maquinaria cara, ni estaba sujeta a economías de escala significativas; finalmente, se combinaba bien con otros cultivos de subsistencia. Así pues, aunque la colonización no se realizó para fundar cafetales, se comprende bien por qué estos prosperan después del asentamiento estable de los primeros pobladores. Como centro de la actividad económica, la familia asigna funciones y tareas a todos sus integrantes y se constituye en el eje fundamental para comprender la formación de la cultura cafetera. Dentro de ella, las formas de servidumbre o sistemas como el arrendamiento y la aparcería no jugaron un papel importante, a diferencia de lo ocurrido en otras regiones cafeteras, como las del oriente colombiano o las grandes haciendas de Cundinamarca. La presencia de campesinos libres que podían ofrecer su fuerza de trabajo como capacidad excedente permitió el surgimiento de asalariados que, a su vez, impulsaron el crecimiento monetario y del mercado interno. Al respecto, Mariano Arango (1979, p. 95) plantea: después de un periodo de difusión del conocimiento del cultivo en las regiones del Valle del Cauca, Quindío, y Risaralda, donde había CONTENIDO

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una población considerable de medianos y pequeños campesinos, en los años de 1882 – 1892, éstos dieron un empuje prodigioso a la producción cafetera en estos departamentos, del último año hasta 1930 transformaron profundamente sus economías. La importancia de la economía cafetera en la región y particularmente en Pereira, se debe a la democratización del ingreso cafetero, la naturaleza en las formas de tenencia de la tierra y el surgimiento de un sector de trabajadores asalariados tanto para las faenas agrícolas como para las actividades urbanas y de artesanía. Todo ello permitió una mayor demanda de bienes y servicios que fueron atendidos tanto por la producción interna de productos artesanales como por el comercio de importación al que se asociarían los comerciantes de café. La segunda fase en el proceso de adjudicación vino acompañada de un crecimiento de población. En el censo realizado en la localidad, en 1870, Pereira contaba con 640 habitantes y para 1895 alcanzaba los 9.000 habitantes. En este periodo, caracterizado por el crecimiento de la población, se sumaron nuevos actores que no fueron beneficiarios de las adjudicaciones de tierras, pero que llegaron como trabajadores y peones asalariados, quienes debido a su pobreza debieron aceptar condiciones muy adversas y explotadoras de trabajo. Un segundo grupo de inmigrantes eran personas con capital para comprar tierras y aprovechar las ventajas que ofrece precisamente la posibilidad de comprar y concentrar grandes extensiones de tierra y explotar una mano de obra abundante y empobrecida: Llegaron los hermanos Juan María, Francisco y Mariano Marulanda, Luis Jaramillo Walker, Pedro Restrepo, Florencio Echeverri, Delfín Cano, Juan Antonio Cadavid, Francisco y Lázaro Arango, Epifanio Mejía… Esos empresarios establecieron haciendas ganaderas y extensos cultivos de café, con la mano de obra barata de los colonos sin tierra. Las cuestiones sociales les importaba un pito. Aunque fueran conservadores, llevaban metido en el alma el liberalismo manchesteriano. Las fincas se abrieron a costa del trabajo y la salud de los más pobres. Se podría decir que cada estaca de un potrero señalaba un peón muerto, víctima del paludismo y las culebras (Salazar, 2014, p.134). CONTENIDO

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El proceso de transformación productiva se realizó a partir de la década del 80; no obstante, el crecimiento de los cultivos fue muy lento debido a la enorme inestabilidad política y social en estos años de frecuentes y abrumadoras guerras civiles. La siembra del café se inició en la década de 1880. En 1900 se estimaba que Pereira contaba con 500.000 árboles. El crecimiento no fue mayor por causa de la Guerra de los Mil Días (1899-1902) y la inestabilidad política que vivía el país, lo que impedía el normal funcionamiento en su producción como la comercialización y exportación del grano. El cultivo de café introdujo en toda la zona una enorme dinámica económica que significó la llegada de nuevos pobladores atraídos por las posibilidades de trabajo y la demanda de nuevos elementos e implementos para la finca cafetera y para las familias. Creció la actividad artesanal de una serie de productos de talabartería, madera, herramientas y un amplio comercio de productos artesanales y manufactureros importados. La economía cafetera en la región y particularmente en Pereira propició la democratización del ingreso y la ampliación de la capacidad de consumo de bienes manufacturados por parte de los grupos familiares o de los trabajadores. Ellos vendieron como asalariados el excedente de trabajo que no ocupaban en las labores de la propiedad familiar. 1.6. Crecimiento económico de Pereira y trabajo comunitario Para comprender el proceso de crecimiento económico de Pereira en este periodo de finales de siglo XIX y principios del XX, es oportuno detenerse en otro aspecto diferente a la expansión de la económica cafetera y el auge como centro de actividades comerciales, para observar aspectos de organización social que son centrales en la identidad y en la naturaleza, no solo cultural de la ciudad sino en su comportamiento económico. En Pereira, la noción del individualismo, orientada a destacar a los personajes y pioneros del desarrollo, no es en realidad la visión más acertada; dado que desconocería un aspecto esencial en el desarrollo económico y social de la ciudad y que debe ser objeto de mayores investigaciones. Se debe tener en CONTENIDO

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cuenta como una particularidad y un distintivo la capacidad de asociatividad de la comunidad para resolver sus problemas y necesidades. Desde sus primeros años, los habitantes encontraron que la forma de hacer frente a sus múltiples dificultades, en particular la de su aislamiento, era mediante el trabajo comunitario. Obras como la Catedral y muchos caminos, carreteras y puentes, fueron realizadas mediante convites, acción comunitaria y trabajo personal subsidiario, en los que participaba toda la comunidad y aportaba con trabajo, donación de materiales o el pago de jornales. El trabajo personal subsidiario es una contribución que, si bien no fue exclusiva de Pereira, sí desempeñó un papel predomínate en su desarrollo. Esta contribución fue regulada en Pereira mediante el acuerdo Nº 5 de 1876. En este acuerdo se establece, de conformidad con el patrimonio de todos los varones mayores de 18 años y menores de 60, seis categorías. Para cada una se define el monto de los jornales que debe contribuir. (Junta Auxiliar legislativa, 1876) Son frecuentes las modificaciones realizadas a los acuerdos y regulaciones sobre el trabajo personal subsidiario, lo que permite deducir que se utilizó realmente como el medio para adelantar muchas de las obras. Era un impuesto progresivo, en el sentido en que las personas acaudaladas pagaban más y la unidad de pago se establecía en jornales de trabajo. Fue empleado de una forma eficiente para la construcción de importantes obras, como los caminos que permitieron la comunicación entre el casco urbano con las principales veredas corregimientos de la ciudad; y la Catedral de la Pobreza, que fue construida por medio de convites y actividades de integración comunitaria. En efecto, lo que se desea destacar es precisamente las formas de organización comunitaria y los patrones de sociabilidad que se presentaron en Pereira, en los cuales la comunidad se organizaba para resolver sus necesidades. El trabajo personal subsidiario y los convites fueron recursos empleados por los nuevos pobladores de los municipios que se fundaron en el proceso de colonización. La comunidad se organiza para ejecutar las obras de infraestructura necesarias por sus propios medios debido a las limitaciones del Estado central y las limitaciones económicas predominantes en el país y sus regiones. CONTENIDO

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En la contribución del trabajo personal subsidiario convoca la participación activa de todos los habitantes del poblado para la construcción de obras y proyectos que favorecen a toda la comunidad y a su vez permite con mayor facilidad el ejercicio de la acción individual de carácter empresarial. En Pereira, esta figura de integración comunitaria tuvo un uso amplio y considerable debido a la necesidad de los habitantes de superar el permanente estado de aislamiento al que lo sometían las autoridades regionales, tanto en el escenario caucano como luego en el ámbito de Caldas. El desarrollo de las obras de infraestructura se constituyó, en los primeros años del siglo XX, en la mayor prioridad. Estas obras son las que permitieron la conformación de una élite, una comunidad de emprendedores que impulsaron y movieron todas las fuerzas internas del poblado y del recién creado departamento para conseguir las aprobaciones y los recursos necesarios para su realización. Los habitantes encontraron en el trabajo y la participación comunitaria un sistema institucional que se empleaba en otras actividades y modalidades diferentes al desarrollo de los proyectos de construcción de servicios e infraestructura, como la creación y fundación de diferentes proyectos empresariales; por ejemplo: la compañía exportadora de Pereira, el banco del Ruiz, la empresas de energía y un conjunto de importantes proyectos empresariales creados mediante la sociedades anónimas en la década de 1920 y que serán objeto de análisis en el siguiente capítulo. En conclusión, la economía cafetera se presenta a finales del siglo como la carta salvadora para una población que a pesar de sus esfuerzos para encontrar productos y actividades económicas que les garantizara su progreso y su inserción en la economía nacional, no lograba salir plenamente de su aislamiento y de su autosuficiencia. La ventaja que permite dicha expansión del café se debe a la existencia de un conjunto de propietarios, que recibieron las adjudicaciones de lotes en proporciones muy satisfactorias para continuar en forma simultánea con la actividad de pancoger y el intercambio básico de sus productos, hacia una agricultura comercial orientada al mercado internacional que moderniza todo el aparato productivo y la identidad cultural de sus habitantes. Pero no menos importante es la capacidad de organización social que emplea la asociatividad de la comunidad para atender de forma participativa las grandes dificultades y limitaciones económica y políticas de su momento.

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CAPÍTULO II DESARROLLO E IMPACTO DE LA ACTIVIDAD CAFETERA

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2.1. Actividad cafetera en el desarrollo de Pereira El aporte de la actividad cafetera no se redujo a la transformación productiva ni a la apertura de oportunidades de exportación y de comercialización con otras economías. La caficultura se constituyó en una oportunidad esperada para cambiar las reglas de juego que permitieran trasladar las instituciones sometidas a la más estricta tradición por unas nuevas condiciones que, poco a poco, irían llevando el país a la modernidad. Si bien el proceso fue lento y tortuoso, es el café el producto que permitió que estos poblados aislados, pobres y empobrecidos por las guerras, la lejanía y la ignorancia encontraran una luz orientadora que les permitió conectarse en forma más eficiente con el mundo y con la civilización del capitalismo moderno, con todas sus consecuencias. Este aporte lo define con toda claridad Marco Palacios (2009, p. 31) en el siguiente comentario: En torno al café se establecieron reglas de juego, estilos de razonamiento y organizaciones que facilitaron a líderes políticos y a hombres de negocios tramitar un proyecto nacional pragmático de modernización capitalista. Se intentó la síntesis de capitalismo salvaje y capitalismo maduro, para usar la fórmula del sociólogo brasilero Florestan Fernandes. Es decir, la integración de arcaísmo y modernidad; Estado y sociedad civil; lo público y lo privado; orden y violencia. A finales del siglo XIX, la economía regional y local era muy limitada; la capacidad productiva se concentraba en productos agrícolas que se destinaban al mercado de consumo de la población, por medio de un sistema de intercambio simple que no facilitaba procesos de transformación. El café, como producto de exportación en el mercado de las materias primas, se convirtió de inmediato en el factor dinamizador que permitió que estas poblaciones fueran saliendo de su letargo. 2.2. Evolución del café: del oriente colombiano al Centro Occidente En el periodo colonial se encuentran evidencias sobre el cultivo de café para el consumo doméstico, como planta ornamental o medicinal, sin ninguna connotación comercial. La economía cafetera en Colombia se originó CONTENIDO

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en la zona oriental especialmente en los departamentos de Santander y Cundinamarca mediados del siglo XIX. En esta región, el café se producía en grandes haciendas; sus propietarios emplearon sistemas de trabajo en condiciones de servidumbre como el peonaje, la parecería y los arrendatarios. En estas condiciones de producción no se requería destinar grandes capitales para la transformación productiva (Arango,1979). Este sistema de explotación del trabajo no permite la libre movilidad de la mano de obra y restringe en forma considerable el pago de salario y la circulación monetaria. El sistema de explotación de la tierra y del trabajo mantiene la estructura productiva tradicional, anulando toda posibilidad de modernización del aparato productivo y las relaciones sociales. El cultivo de café en las haciendas de la zona oriental de Colombia concentró su impacto en el mismo sector rural y agrícola, sin desarrollar efecto multiplicador con otros sectores. La ausencia de un pago en salario y la concentración de la riqueza en manos de los grandes propietarios no permitieron una considerable ampliación del mercado interno. En consecuencia, esta modalidad imposibilitó la modernización general de la economía; además, no transformó la estructura social para el surgimiento de una clase trabajadora asalariada y, por tanto, la circulación monetaria para facilitar e impulsar la ampliación del mercado interno. Los grandes hacendados cafeteros operan, a su vez, como comerciantes y exportadores de café. Esto permite una alta concentración de los ingresos al dejar por fuera de cualquier beneficio económico y monetario a otros actores, como los trabajadores en primer lugar y un sector intermedio de comercio. Mariano Arango sostiene que una diferencia con la caficultura que posteriormente se desarrolló en la zona occidental es el proceso de trilla de café, el cual permanece como una actividad agrícola propia de la hacienda cafetera: “La mayoría de las haciendas trillaban el café hasta finales de los años ochenta y compraban el grano en cereza a los pequeños productores de sus localidades para beneficiarlo y exportarlo” (1979, p. 174). A finales del siglo XIX, la participación del café producido en esta región representaba el 80% del total de producción del país. CONTENIDO

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El declive de la caficultura en el oriente colombiano en los últimos diez años del siglo XIX se debe a varios factores: el efecto demoledor de las guerras civiles que provocó el abandono de la tierra por parte de los campesinos afectados por el reclutamiento forzoso; los sobrecostos que debieron asumirse ante las dificultades enormes de transporte; y sobre todo, la disminución de los precios internacionales de los productos primarios de exportación y en especial el café, con las consecuencias fiscales al ser un economía dependiente de los ingresos aduaneros (Bejarano, 1996, p.164). En el occidente colombiano se presentan condiciones favorables para el desarrollo de la economía cafetera. Al tiempo que declina en el oriente, en la zona de colonización del occidente colombiano se fortalece. Una característica diferente es la estructura de la propiedad en ambas regiones. En la zona del occidente, la pequeña y mediana propiedad parcelaria convive y se desenvuelve con la gran propiedad, como un resultado del complejo fenómeno social de la colonización antioqueña. La economía parcelaria se adapta bastante bien a la producción cafetera. Su estructura está asociada con las familias campesinas que se establecieron como colonos en las zonas altas y medias de las cordilleras central y occidental, fundando pueblos que permitieron una mejor y más amplia comunicación entre los vecinos, para facilitar el intercambio y la movilidad social. Estos propietarios de pequeñas y medianas parcelas encontraron en la caficultura una fuente segura y estable de ingresos, para superar la limitada economía de pancoger que se restringía a un intercambio simple de bienes y servicios de trabajo. El caso de la aldea de Pereira corresponde a la estructura general de la colonización, aunque con sus diferencias notables. Esto permite considerar que, lejos de ser un modelo universal en donde todos los poblados y pobladores encajaban armónicamente, la colonización fue un complejo sistema de relaciones y de intercambios de dimensiones sociales muy variadas, que en cada pueblo se vivió de una forma particular. En Pereira se debe destacar como uno de los elementos que propone una notable diferencia, el sistema de adjudicación y el reparto de las tierras a los colonos y nuevos pobladores a partir del año 1874, como beneficiarios directos de la donación por parte del Estado Nacional de un baldío de 12.000 hectáreas. El modelo general de adjudicación de baldíos a los fundadores CONTENIDO

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y pobladores de nuevas zonas de colonización no constituye una novedad. Estas adjudicaciones obedecen a una política agraria orientada a fomentar la apertura de frontera agrícola en Colombia, con un ideal de construir una república de medianos propietarios. El sistema de reparto de estas tierras se hizo acorde con lo dispuesto en la ley, que propendía por la conformación de comunidades de medianos propietarios, dueños de predios entre 32 y 54 hectáreas. El tamaño de estos lotes permitió destinar un porcentaje importante del predio al cultivo comercial, mientras la familia lograba sobrevivir con la agricultura de pancoger, o con el ingreso suministrado por otros cultivos orientados al consumo interno, como la caña panelera o el cacao. Esta estructura agraria más democrática en sus formas de tenencia y propiedad de la tierra se alteró con el tiempo. En efecto, se presentó un fenómeno posterior de concentración de la tierra. Pero el proceso de adecuación y montaje de las tierras permitió a las familias campesinas encontrar a los pocos años de recibir su parcela un incentivo adicional de ampliar sus ingresos mediante el cultivo comercial de café de un lote importante de su propiedad. Tanto los propietarios de la parcela como los interesados en comprarlas sabían que era la caficultura el factor esencial en la valorización de la tierra. No es igual un proceso de colonización y de asentamiento campesino orientado por la economía de subsistencia y de pancoger, que la colonización y ocupación de un territorio en el cual se encuentra una posibilidad enorme de vincularla con la agricultura comercial. Las reglas de juego que mueven la relación entre propietarios de tierras y compradores, le imprimen a la sociedad nuevas dinámicas comerciales y produce nuevos factores de atracción para que lleguen al poblado nuevos habitantes, pobladores con otras competencias de trabajo, con nuevos capitales o nuevos apetitos comerciales. En conclusión, lo realmente importante no fue la donación del baldío, sino la forma de su reparto y el momento especial que permitió su rápida inserción en la economía cafetera. La segunda mitad de la década de 1870 y principios de la siguiente, se pueden comprender como un momento de transición en la conformación CONTENIDO

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de la pequeña aldea de Pereira. Las familias recibieron sus propiedades y las dedicaron inicialmente a la producción de bienes de pancoger, para asegurar su subsistencia. La dinámica del intercambio mercantil se concentró en la producción y comercialización de algunos productos como el caucho, el producto de la salina y el incipiente intercambio de excedentes de la producción agrícola. Esto permitió, a su vez, el sostenimiento de la producción artesanal que proveía la mayoría de utensilios necesarios para la familia campesina y las herramientas de trabajo. El ambiente era de transición, debido al tamaño de los lotes entregados que facilitaron a las familias destinar una parte a cultivos de pancoger u otras a actividades como la ganadería o la caña de azúcar, que son productos más orientados al mercado. Este fue un periodo de adecuación de terrenos, donde las familias contaron con los recursos suficientes y con las condiciones de sobrevivencia para poder dedicar un lote de su predio a un cultivo comercial y esperar el tiempo necesario para que empiece a generar ingresos. Las condiciones estaban dadas para iniciar una fase de agricultura comercial, lo que faltaba era el conocimiento que sería aportado por emprendedores y pioneros encargados de fomentar y enseñar las técnicas de cultivo y sostenimiento de la caficultura. A pesar de que el café no requiere grandes inversiones en tecnología, sí demanda un conocimiento amplio en cada una de sus fases de cultivo, recolección y beneficio. El empresario pionero al que se reconoce como el gran promotor de la caficultura en la localidad de Pereira es el Señor Luís Jaramillo Walker, en su hacienda La Julia, alrededor del año 1886. Este importante empresario, oriundo de Manizales, se entusiasmó con el café gracias a la influencia de su tío Eduardo Walker, quien había desarrollado para la época una importante experiencia en su hacienda La Cabaña. En Manizales, para los años 70 se contaba con empresarios que habían creído en el café como una actividad económica rentable y con un futuro prometedor. Las experiencias iniciales de grandes emprendedores, como Pantaleón González, heredero del gran terrateniente de la zona, don Elías González, promovieron el desarrollo y modernización de la economía regional. Albeiro Valencia considera que don Pantaleón fue también uno de los pioneros cultivadores de café en forma moderna. No solo se preocupó por el cultivo, sino también por la fase de exportación; con este fin, instaló una trilladora para beneficiar y empergaminar el café (Valencia, 2003, p. 94). CONTENIDO

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Don Luis Jaramillo Walker fue el pionero que inició el cultivo técnico del café. En 1885 compró un lote de terreno de 240 hectáreas; a un predio inicial comprado a Eusebio Londoño le fue agregando otros terrenos, incluidos lotes entregados en el reparto de las 12.000 hectáreas donadas por la nación. De esta forma, La Julia se convirtió en una hacienda de 330 hectáreas ubicada en los predios alrededor de la circunvalar, la Rebeca, Pinares, los Álamos, la Universidad Tecnológica y el cerro El mirador. Estos terrenos, que reúnen todas las condiciones de altura y calidad de los suelos para el cultivo de café. El tamaño de la hacienda le permitió diversificar la producción con áreas de pasto, plataneras y frutales. La Julia llegó a tener unos 120.000 árboles de café, que ocupaban un área de 100 hectáreas y una producción de 750 cargas equivalente a 88.000 Kilos (Gutiérrez, s.f., p.53) La Hacienda la Julia fue fundamental como medio de difusión y entrenamiento para el cultivo de café. Los campesinos aprendieron las técnicas del cultivo y todos sus procesos, desde la semilla, el almacigo, la siembra y el cuidado hasta la cosecha. Para don Luis, la expansión de la caficultura era necesaria en su visión de integración de todo el negocio. En los predios de su hacienda se construyó también la primera trilladora de café que le permitió procesar el grano para venderlo como café arábigo verde en el mercado internacional. Las exportaciones se hacían llevando el café a lomo de mula hasta Manizales y de allí por medio del cable hasta el Magdalena, para luego salir por el puerto de Barranquilla. No se sabe la cantidad de café exportado, dado que con sus agencias y las dos trilladoras de su propiedad don Luis se convirtió en uno de los principales exportadores de café en Caldas. De todas formas, se conoce que logra un volumen considerable que además lo hizo muy vulnerable frente a los altibajos del precio y frente a las condiciones sociales y políticas en Europa, que era su destino principal. En efecto, debió viajar a Europa en el año 1915 para tratar de recuperar los pagos de las ventas de café que se habían suspendido por los efectos de la Primera Guerra Mundial y que, en efecto, no logró recuperar. El cultivo tecnificado del café en todas sus etapas de preparación del terreno y almácigos y luego en las formas de mantenimiento cultivo y cosecha y beneficio, se constituyó en una permanente escuela de formación agrícola para los campesinos que no habían tenido una experiencia real sobre cultivos comerciales de largo plazo. CONTENIDO

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La caficultura tiene efectos importantes en diferentes aspectos de la vida económica y social. En la dimensión agrícola, con la aplicación de técnicas propias de un cultivo comercial en el cual se requieren conocimientos especiales para la preparación del terreno, la selección de la semilla, el cuidado de los almácigos y luego en la plantación, que debe hacerse en surcos y trazados de acuerdo con las pendientes y a la topografía del terreno y luego con las prácticas de cosecha, recolección y beneficio del grano, que son la esencia de la calidad. Estos conocimientos y la atención a los detalles son la base en la que se sustentará la excelencia y la calidad como expresión de la cultura cafetera de la región. Las labores agrícolas requieren preparación de los cultivadores y demanda grandes cantidades de trabajo con bajos niveles de inversión y de capital para la adquisición de máquinas y herramientas. Por esta razón, sostiene Bejarano (1996), el cultivo del café va bien con la propiedad parcelaria y con el prototipo de familia patriarcal extensa, que asigna funciones a todos sus integrantes. La familia es la condición clave para el mantenimiento de condiciones de calidad con bajos costos obtenidos a través del trabajo no remunerado de sus integrantes. Las exigencias técnicas para el cultivo de café demandaron una labor educativa que se cumplía mediante la observación del cultivo y beneficio en las fincas pioneras como La Julia, que se constituyó en el medio de difusión y estímulo para que los pequeños y medianos propietarios trasformaran sus parcelas. Para los pueblos cafeteros, sus prácticas culturales y los ritmos sociales que regulan la vida comunitaria estaban determinados por el ciclo de producción y cosecha cafetera. El café estableció las fechas de celebraciones festividades, las formas de convivencia y de trabajo, las prácticas de calidad que dieron pie a una intrincada manifestación de los aspectos comerciales, cultuales y religiosos que conforman lo que hoy se denomina cultura cafetera. Después de la Guerra de los Mil Días se inició un verdadero proceso de expansión de la economía cafetera. En 1900 se estimaba que Pereira contaba con 500.000 árboles; de acuerdo con el censo realizado en 1913, había un total de 3.260.000 árboles sembrados en el municipio; para este mismo año se contabilizaron CONTENIDO

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800 plazas sembradas en caña, que producían 450.000 arrobas de panela anual, así como de 12.500 árboles de cacao. La casi totalidad de las fincas productoras de café tenían de cinco a diez mil árboles y más de 100.000 sólo dos: La Julia de Luís Jaramillo y la hacienda Canceles de Mariano Mejía. (Diario El municipal, 1918, p. 22). El cultivo de café permitió la integración de la incipiente economía local con el desarrollo regional y nacional, al pasar de producción de autoconsumo o de un intercambio mercantil simple y cerrado, a las formas de intercambio amplio de bienes y servicios. La comercialización del café terminó por desatar la circulación monetaria, pese a que algunos comerciantes y compradores de café emplearon sistemas especulativos de trueque; la actividad general de intercambio cafetero se desarrolló en moneda metálica. La circulación monetaria llevó a la ampliación y modernización del mercado interno local y regional. El café ejerció un papel vital en el proceso de modernización, al establecer un puente entre las prácticas campesinas de las economías tradicionalmente cerradas con los procesos de intercambio mercantil a nivel internacional, que se regulan por medio de la más avanzada cultura capitalista. Su impacto no solo se presenta en la dimensión agrícola, sino que se constituye también en una fuente trasformación de la vida y la actividad urbana. El comercio del café y las formas de intercambio con el campesino productor constituyen un nuevo escenario en el que afloran categorías y reglas de juego que regulan la asignación de precios y la relación precio-calidad, como el factor determinante en las ganancias de los productores; la comercialización del grano trajo como resultado una creciente monetización de la economía y se transforman las tradiciones mercantiles de intercambio simple. El campesino empezó a recibir un dinero que le permitió nuevas libertades de comprar otros bienes, acumular o malgastar. Esto significa que el café proporcionó los medios monetarios que facilitaron y estimularon una economía de mercado, campesinos con dinero y necesidades qué satisfacer y comerciantes con productos importados o nacionales qué vender, pero también artesanos locales que ofrecen una enorme y variada expresión de la creatividad y talento. La modernización y el rompimiento de las formas tradicionales de producción se fueron dando en forma paralela a la expansión cafetera. En primer lugar, CONTENIDO

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la aparición de un conjunto de pequeños talleres artesanales dedicados a la fabricación de todo tipo de bienes de uso doméstico y agrícola, y muy especialmente las trilladoras, que serán una actividad clave en el proceso de urbanización y modernización. En 1912, la ciudad contaba con 7 trilladoras de café movidas por fuerza hidráulica y eléctrica, dos tostadoras de café, seis establecimientos de caña de azúcar, dos salinas que producen 5.700 arrobas de sal de buena calidad, dos fábricas de bebidas de gaseosas y dos de cerveza, una fundición donde se fabrican máquinas de diversa clase y prestan servicio a las empresas de café, caña de azúcar y demás establecimientos industriales, tres empresas de baños públicos, una tenería, dos imprentas movidas, una de ellas por fuerza eléctrica (Concejo Municipal de Pereira, 1928, p. 79). Las trilladoras que ya poseía la ciudad se constituyeron en una fuente de empleo urbano y en el sector que propició las condiciones para la transformación tecnológica. La modernización económica y social fue fuente para el crecimiento en otros sectores, verdaderos motores de desarrollo económico. La operación de la trilla del café por fuera de la hacienda se constituyó en una diferencia sustancial entre la zona oriental y el occidente colombiano. Cuando la trilla se realiza como una operación más de las labores agrícolas de la finca cafetera, su contribución a la transformación tecnológica, modernización productiva y ampliación del mercado interno es mínima, debido a que se perpetúan las mismas condiciones de explotación y retención de la mano de obra y, por tanto, la transformación tecnológica y sus impactos en los factores de producción y la productividad permanecen inalterados. Al apartarse la trilla de la finca y de las áreas de producción y trasladar su operación a los centros urbanos se propician otras dinámicas productivas y comerciales, que se constituyen en experiencias pioneras en el desarrollo de la actividad manufacturera. La trilla del café cumplió en Pereira un importante papel en la formación de la función y mentalidad empresarial, por varias razones: apoyó la transformación tecnológica al incorporar nuevas herramientas y tecnología al proceso productivo. Al salir del campo y liberarse en forma gradual de su dependencia a las caídas de agua como fuente de energía para su operación, se CONTENIDO

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constituyó en una actividad urbana que propició la transformación del trabajo de campesino y artesano en obreros. Gracias a las trilladoras como La Julia se construyó la acequia que tomaba el agua del río Otún con un recorrido por los terrenos que ocupa actualmente el Colegio Gimnasio de Pereira, hasta el sector de la Rebeca; de allí reparte el agua para alimentar la primera planta eléctrica de la ciudad y otro tramo mediante un túnel para pasar por encima de la quebrada La Arenosa, en un sistema de canales de madera calafateados para alimentar la trilladora La Julia frente al asilo de ancianos, hoy trilladora San José. Las trilladoras urbanas son instituciones determinantes en el proceso de modernidad y modernización; su efecto más destacado es que requieren un cambio de mentalidad en la forma de concebir la empresa: ya no es un negocio que depende de la habilidad o capacidad especulativa de su propietario sustentado en la lógica de comprar barato para vender más caro. En la trilladora, la rentabilidad está asociada integralmente a un conjunto de factores basados en una lógica organizacional y administrativa moderna; la información se constituye en la variable de manejo fundamental. El sistema de contabilidad por partida doble y los sistemas de registro de capacidad productiva de cada una de las unidades de trabajo, requieren sistemas de balanceo de las líneas de producción que implican aplicación de modelos de ingeniería industrial o de criterios de división técnica del trabajo. En ellas se necesitaba una visión organizacional que incorpora un conjunto complejo de variables, como precios locales e internacionales, diferencias de precios y calidades, sistemas de embarque y pago de fletes, además de otros aspectos laborales, como la contratación de las trabajadoras y su distribución en las áreas de trabajo. La vinculación del trillador con las agencias comercializadoras y exportadoras del grano, incluso con otras trilladoras que incorporaban nuevas técnicas para la clasificación del grano y para los controles de calidad en el secado, empaque y almacenaje, las convirtió en escuelas de aprendizaje administrativo de los negocios. Se resalta en estas primeras épocas de la economía cafetera, que la separación de las actividades que hoy se denominan como la cadena de valor del café, ocurre solo para los pequeños y medianos cultivadores. Los grandes cafeteros integran todo el proceso desde la producción, el beneficio, la trilla y CONTENIDO

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la comercialización; de allí que los grandes productores asumen la función de compra de café de los vecinos y pequeños y medianos productores. El crecimiento y ampliación de la actividad cafetera, la mayor circulación monetaria y los desarrollos del comercio y la artesanía, le dieron a los habitantes de Pereira una capacidad de demanda de bienes manufacturados, como telas, hilos, herramientas y artículos para el hogar, que fueron cubiertos por los artesanos locales y también por los bienes importados por parte de algunos comerciantes locales, quienes establecieron negocios con las firmas exportadoras de Buenaventura. 2.3. Crecimiento económico y proceso de modernización en Pereira Al vincularse la población pereirana con la actividad productiva del café, se abrieron nuevos espacios de expansión que permitieron aprovechar las oportunidades comerciales que representaba la ubicación de Pereira. Esta ventaja se ha manifestado en la programación de ferias comerciales en las cuales se logra un proceso de intercambio muy variado de productos agrícolas y sobre todo de productos artesanales. Pero estas formas tradicionales y bucólicas de una población pequeña con sistemas de intercambio limitados y en los cuales la vida transcurre a un ritmo más tranquilo, se empezaron a transformar al avanzar el siglo XX, con el aumento considerable de la población y con el desarrollo de obras de infraestructura y de comunicaciones que le brindaron al poblado nuevos horizontes y una dinámica más cercana al patrón sociocultural de la modernidad. En la Tabla 4. se puede observar el gran crecimiento que vivió Pereira, sobre todo en la década de 1918 al 28; en este periodo se duplicó su población. La ciudad fue un destino atractivo para los campesinos y trabajadores que encontraban oportunidades de trabajo e incluso de emprender proyectos productivos con muy pocos recursos. Es también el espacio para atraer de nuevos inversionistas en diversos campos de la actividad productiva, café, ganadería, comercio, empresas de servicios y manufactureras.

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Tabla 4. Población de Pereira de 1905 a 1962 (ANDI, 1964, p. 20) Años

Población

Crecimiento absoluto

Crecimiento Relativo %

1905 1912 1918 1928 1938 1951 1956 1961 1962

19.036 18.500 24.570 50.069 60.492 115.342 149.500 183.700 202.120

  -536 6.070 25.499 10.423 54.850 34.158 34.200 18.420

    32,81 103,78 20,82 90,67 29,61 22,88 10,03

Como se observa en el cuadro, la población en esta década crece al 103%, es decir, se duplica debido a la gran atracción de nuevos pobladores y de inmigrantes que encuentran en la ciudad una oportunidad para mejorar sus condiciones de vida. En el censo de 1918, el 70% de la población ocupada se dedicaban a actividades agrícolas, en tanto que el 10,65% correspondía a los oficios y actividades manufactureras. Cuatro oficios: carpinteros, costureras, zapateros y sastres empleaban el 83,37% de las personas ocupadas en la manufactura. Estas cuatro actividades van a desempeñar en el futuro un destacado papel en el desarrollo industrial de la ciudad.

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Tabla 5. Clasificación por actividad, censo de 1918 (Archivo municipal de Pereira, Fondo del Consejo municipal de Pereira, noviembre de 1919)4

Actividad Agricultura Manufactura Servicios de administración Total población ocupada Total población



%

%

personas

Personal/pob. ocupada

Actividad/p total

8.629 1.311 2.371 12.311 23.5574

70,09 10,65 19,26 100,00  

36,63 5,56 10,07 52,26  

Uno de los efectos más significativos que provoca la expansión de la actividad cafetera es el desarrollo de la infraestructura urbana y de comunicaciones, especialmente en carreteras y ferrocarril. Las vías de comunicación avanzan rápidamente entre 1910 y 1930, facilitando el intercambio entre las poblaciones vecinas como Cartago, Salento, Armenia y Santa Rosa. La obra de infraestructura más determinante para el desarrollo de la región y muy especialmente de Pereira fue el ferrocarril, que tendrá como eje fundamental la actividad cafetera, pero con impactos profundos en la actividad comercial y en los procesos manufactureros asociados a la trilla de café. Poveda (2003) señala que desde 1911 los dirigentes del recién creado departamento de Caldas y el Gobierno nacional decidieron la creación de una línea férrea para comunicar a la capital, Manizales, con el punto de llegada de los vapores que venían de Cali y que a su vez se conectaban con la línea de ferrocarril que salía de Buenaventura. Para la ejecución de la obra, el departamento contrató los servicios del ingeniero Felipe Zapata Cuenca. Sobre las características de la obra y su conexión con el puerto de Buenaventura, el profesor Gabriel Poveda (2003, p.5) sostiene:

4 Se observa una diferencia de 1 013 habitantes de Pereira en 1918. En los registros suministrados por el Censo realizado por el concejo municipal el total es de 23 557 y el dato reportado en 1964 por la ANDI es de 24 570. Debido a esta diferencia, cada cuadro se debe analizar por separado.

CONTENIDO

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A pesar de la escasa envergadura que aún tenía este ferrocarril, ya había facilitado y abaratado grandemente el transporte de café desde el interior de Caldas hasta Buenaventura. Las recuas de mulas y bueyes traían el grano a Pereira, desde las trilladoras de Manizales, de Armenia y de todo el departamento. El pequeño ferrocarril lo transportaba a lo largo de los cuarenta kilómetros de Pereira a Puerto Caldas, donde era trasladado a los vapores del río Cauca. Estos acarreaban el café a Puerto Issacs, donde era descargado y recogido otra vez por mulas que lo llevaban a Cali o Yumbo. En una u otra de estas estaciones se cargaba en los trenes del ferrocarril del Pacífico y estos lo llevaban a Buenaventura. El ferrocarril promovió en Pereira la consolidación de otro eje estratégico de comercialización, al permitir la vinculación de la economía del Valle de Cauca en especial Cali y Buenaventura con la actividad cafetera; el Ferrocarril permite nuevas alternativas de comercialización de café y mercancías diferentes a las tradicionales en Caldas, monopolizadas por las casas de Medellín y Manizales. Este cambio de orientación en la exportación cafetera fue de enorme importancia para los comerciantes locales que lograron un mayor control de la caficultura de la zona sur occidental de Caldas. Los comerciantes y compradores de café en Pereira empezaron a ejercer un control sobre la caficultura del centro occidental de Caldas, municipios que serán tributarios de Pereira, tal como lo sustenta Antonio García: Pereira es el verdadero vértice geográfico de las vías interiores. Por consecuencia, su desarrollo comercial sigue el ritmo de las grandes vías caldenses: empieza en 1922 y llega al punto máximo en 1927, año que hace un empréstito de un millón de pesos para invertirlo en empresas públicas. La expansión económica de Pereira reside en la facilidad de penetrar otras regiones y de monopolizar sus mercados y sus mercados y sus productos agrícolas. Siendo crucero forzado de siete vías, vive en contacto con los abastecedores y los compradores. Es esta la red vial que asegura sus comunicaciones con el norte, el sur y el occidente de Caldas, con otros departamentos y con el exterior:

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1) 2) 3) 4) 5) 6) 7)

Ferrocarril de Caldas Ferrocarril del Pacífico (Nacederos – Armenia) Carretera Pereira – Armenia Carretera Pereira – Manizales Carretera Pereira - Marsella Carretera Pereira – Riosucio Carretera del Valle

Puede decirse que el occidente de Caldas está dominado comercialmente por Pereira, municipio en el que se centra el mercado y el beneficio del café. Es pues aproximado el cálculo de la Cámara de Comercio de Pereira, de que más del 25 por 100 de las plantaciones cafeteras caldenses caen bajo su dominio económico. (1978, p. 257) El proceso de consolidar a Pereira como un centro estratégico de la actividad comercial de la región se deriva no solo por su condición natural de ubicación geográfica. También desempeña un papel importante la capacidad empresarial de los comerciantes que establecen negocios de compra de café, trilladoras y abastecimiento de bienes de consumo con los municipios vecinos. En 1921 llegó el ferrocarril a Pereira, hecho que propició la transformación en la orientación comercial de la ciudad al permitir ampliar la relación comercial con otras ciudades, como Cali y Buenaventura. Este hecho es claramente destacado por Ricardo Sánchez (2002, p. 183): Hasta entonces la vida comercial de Pereira se alimentaba en el robusto mercado manizaleño, pero a medida que los rieles avanzaban hacia la capital del departamento, las relaciones comerciales se estrechaban con Cali por la mayor facilidad en los transportes, pero muy pronto, en el año 1925, y de allí en adelante, contando ya Pereira con un numeroso grupo de introductores de mercancías en gran escala, se constituyó en una seria competidora de las plazas de quienes hasta entonces venía siendo tributaria. El ferrocarril permitió nuevas posibilidades comerciales para la exportación cafetera; los comerciantes locales que hasta el momento dependían de las casas exportadoras de Manizales o Medellín desarrollaron una relativa autonomía que les permitió adquirir las cosechas de los pueblos vecinos. La importancia que tuvo para Pereira el giro en la comercialización es que los empresarios y comerciantes locales pudieron por fin ejercer un control mayor sobre la cosecha cafetera y sus flujos monetarios. CONTENIDO

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En el Anuario Estadístico de Pereira (1927), publicado por la Cámara de Comercio, se presentan las siguientes cifras útiles para comprender la dinámica comercial que se vivía en Pereira, en la década de 1920 (Tabla 2.3). Tabla 6. Movimiento comercial mercado de introducción (Cámara de Comercio de Pereira, 1927) Comercio de Introducción en bultos  

1924

1925

1926

Mercancías en telas y socos de empaque

2.875

18.602

12.384

Ferretería, abarrote y maquinarias

5.355

40.025

42.402

 

 

10.602

735

2.926

5.323

8.300

16.060

34.203

 

17.534

194.174

Harina

5.700

4.875

8.222

Arroz

1.950

8.977

19.419

Sal

3.800

3.957

 

Tabaco, cigarros y cigarrillos

3.793

5.047

3.168

Trigo

4.000

 

9.573

Papas

3.800

4.000

 

Cerveza Drogas, vinos y licores Cemento Teja y adobe

Cal

1.785

1.800

2.057

Manteca

875

3.580

2.079

Cacao

580

7.508

9.473

Parafina

754

 

3.044

Quesos y mantequilla

280

1.300

 

Pieles curtidas

25

 

 

Loza y cristal

 

825

 

Papel

 

477

 

Maíz

 

39.835

18.246

Frijoles

 

8.263

1.216

Maderas

 

13.218

22.121

Panela

 

15.242

3.921

Azúcar

 

3.098

2.837

Víveres

 

1.968

 

Gasolina

 

 

5.076

Varias

4.200

23.852

50.534

Suma

48.807

242.966

460.074

CONTENIDO

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El término “mercado de introducción” se refiere a productos de importación, es decir, aquellos bienes adquiridos que no necesariamente son comprados en el mercado externo. Con esta observación y las limitaciones de los registros, se pueden observar ciertas tendencias que aportan a la comprensión de la transformación y crecimiento económico que registra la ciudad, gracias al aporte de la economía cafetera. Es interesante observar el valor significativo de las compras de algunos productos, como cemento, tejas y adobe, que en el año 1926 representan el 49% del total de los productos introducidos (importados), y en tan solo dos años estas importaciones se multiplican por más de diez veces. El crecimiento urbano y, en consecuencia, el crecimiento de la población, eleva y multiplica el papel de la caficultura. Le sigue en este orden los productos de ferretería y maquinaria; aunque no aparece separada de abarrotes, se puede traducir una participación de importaciones destinadas a la ampliación de actividades productivas. En igual sentido, se observa la importación de harina y el trigo que, en buena medida, se asocia con otra actividad empresarial. Tabla 7. Comercio de exportación, 1924-1925 (Cámara de Comercio de Pereira, 1927, pp. 4-8) Comercio de exportación Para el exterior Café Para el interior Café Pieles Suma

1924  0  0 121.566 11.432 132.998

1925 116.204 95.563 211.767 15.300 227.067

En las exportaciones, el 93% corresponde a café; la referencia en bultos no permite comprender los valores monetarios tanto de las exportaciones e importaciones para establecer una aproximación a la balanza comercial que nos permita determinar si existió un superávit o ganancia que se pudiera destinar a la financiación de otras actividades. Sorprende la exportación de pieles, que también se asocia con la comercialización de un producto primario en el cual CONTENIDO

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existe un mínimo de procesos productivos de transformación curtiembre o las llamadas tenerías. Es notable la diferencia en la variedad de productos entre la importación y la exportación, en la cual se establece desde tan temprano una gran dependencia frente a la actividad cafetera al punto que productos agrícolas que son propios de la zona como el maíz, el frijol o la panela, requieren ser importados La transformación en la ciudad de Pereira, debido al aumento de la población y el desarrollo de la infraestructura y en particular de las vías de comunicación, se manifiesta en la estructura comercial y productiva del municipio, tal como se puede observar en la Tabla 8, tomada del anuario estadístico de 1927. Tabla 8. Registro de actividades y empresas en Pereira (Cámara de Comercio, 1927, p.10) Hay en la ciudad:

Casas introductoras Almacenes en telas al por menor Tiendas mixtas Boticas Agencias y oficinas de negocios Hoteles Restaurantes Casas bancarias Prenderías Bibliotecas (se refiere a librerías)  

Número

%

42 67 340 17 34 13 65 5 5 6 594

7,1 11,3 57,2 2,9 5,7 2,2 10,9 0,8 0,8 1,0 99,9

Para una comunidad de menos de 25.000 personas, este representativo número de negocios comerciales permiten pensar que su actividad no se concentra solo en atender el mercado local, se expande a todos los habitantes regionales. Pereira se convirtió en un centro de abastecimiento estratégico y al estar vinculada con el circuito de producción y comercialización del café, se transformó en un factor de diferenciación y de crecimiento que no alcanzó a tener otra ciudad, como Cartago. Esta última, a pesar de su magnífica CONTENIDO

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posición geográfica, se marginó de la actividad cafetera y, por tanto, perdió la posibilidad de ejercer un control comercial y económico en la zona de influencia. En los primeros años del siglo veinte creció la demanda de bienes manufacturados, como telas, hilos, herramientas y artículos para el hogar. Estos productos fueron cubiertos mediante la importación que ejercían unos cuantos comerciantes locales, quienes establecieron negocios con las firmas exportadoras e importadoras, como las de Santiago Eder en Buenaventura: En materia de mercancías, el mayor almacén era el de Vallejo Restrepo y CIA., en la mitad de la cuadra de la plaza de Bolívar, en el costado del ‘Hotel Soratama’. Como no teníamos industrias, las mercancías eran ciento por ciento extranjeras y casi todas importadas directamente de Inglaterra y Estados Unidos y llegaban continuamente por el puerto de Buenaventura, las cargas zunchadas de ‘género para la familia’, en piezas olorosas, con láminas de colores. La zaraza americana, los cobertores y las sedas, ese si legitimas de Francia, los pañolones de jersey, los cortes de paño, las piezas de olán, y los peluches y terciopelos de una envidiable finura, que daban visos con la luz y deslumbraban con su brillo. Claro que había otros comerciantes de mercancía, pero aquel el de mayor auge y prestigio porque don Nepomuceno Vallejo y don Fernando Restrepo, a más de ser comerciantes muy hábiles, eran personas de gentileza y bondad ingénitas y de honorabilidad por todos reconocida, lo que le daba al negocio una suma confianza (Uribe, 2002, p. 106). Asociada a la actividad comercial se inició también una importante actividad manufacturera. En el registro de la Cámara de Comercio para 1924 se cuenta con un total de 31 establecimientos industriales en funcionamiento y se anuncian dos nuevos que estrían pendientes de iniciar: una empresa cervecera y la vidriera de Caldas que, en efecto lo hace en 1926 (Tabla 2.6).

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Tabla 9. Registro de empresas en Pereira 1927 (Cámara de Comercio de Pereira, 1927, p. 10) Actividad

Empresas

Molineras

2

Chocolatería Bebidas gaseosas Cervecería Cafetería (procesadoras de café) Confitería Jabonería Fábrica de hielo Fábrica de mosaicos Pastelería colombiana Fábrica de aceites Fideos y tallarines Fábrica de sellos Fábrica de catres Fábrica de velas La fábrica de hilados y tejidos (suspendida)

3 3 1 5 1 5 2 2 1 1 1 1 1 2

 

31

 

La actividad cafetera fue el motor que permitió a los empresarios y agentes locales insertarse en la economía nacional y en el mercado mundial. Se constituyó en el puente por medio del cual entraron las ideas de la modernidad y los cambios modernizadores, pero también los insumos y las mercancías que promovieron la creación de un mercado interno y de una demanda local. Además, el café despertó la mentalidad de los productores agrícolas de la región, todavía sometidos a la producción de subsistencia y en el mantenimiento de una agricultura para el autoconsumo. Se puede considerar como otro aporte significativo de la actividad cafetera, el hecho de superar el atraso en materia de comunicaciones, incentivando la inversión en obras de infraestructura vial y sobre todo en el ferrocarril, que al llegar a Pereira se inició una transformación radical en la actividad comercial, económica y cultural y le otorga un papel protagónico en las relaciones de intercambio mercantil con otros municipios importantes del departamento de Caldas. CONTENIDO

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2.4. Las empresas trilladoras como promotoras del cambio y la modernización Se ha mencionado el papel de las trilladoras, pero es necesario en este apartado profundizar sobre su papel como un puente o el enlace que separa la producción agrícola de la actividad manufacturera. Es cierto que la trilla era todavía un proceso primario que no agregaba mayor valor al producto; lo que se producía seguía siendo materia prima para continuar con los procesos de tostión y molienda que son en realidad los que permitían generar el valor y reconocer las verdaderas cualidades del café suave colombiano. No obstante, para el momento de los años 20 en Pereira el aporte de la trilla en la orientación manufacturera de la ciudad fue muy importante. Las trilladoras que ya poseía la ciudad en la segunda década del siglo XX se constituyeron en una fuente de empleo urbano y en el sector que propició las condiciones para la transformación tecnológica. La modernización económica y social fue fuente para el crecimiento en otros sectores; verdaderos motores de desarrollo económico, como se puede deducir del anuario estadístico de Pereira donde se describen las ocho trilladoras existentes en 1924:

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Tabla 10. Trilladoras de Pereira en 1924 (Cámara de Comercio de Pereira, 1927, p. 10)5 Nombre

Propietario

Aristizábal y Piedrahita (Cali) Adelina V de Pinzón Compañía Anónima

La Aripie La Eléctrica La Central Bernalé Noruega La Julia El Polo El Jardín Total

Energía

Vapor (2 calderas) Fuerza eléctrica Fuerza eléctrica Fuerza eléctrica Fuerza eléctrica

Pedro Bernal Pablo Arias & Cía. Camila González V De Jaramillo Juan At. Toro e Hijos Carlos González  

Fuerza hidráulica Fuerza hidráulica Fuerza hidráulica  

Capacidad @ diarias

Empleo

Distancia En cuadras5

3.000

400

2

1.000

200

12

1.000

120

6

1.000

200

1

1.000

100

30

500

120

5

1.000

120

10

500

80

2

9.000

1.340

Estas trilladoras ocupan alrededor de 800 obreras, y podrían beneficiar hasta 10.000 arrobas diarias, que equivalen a 3.000.000 anuales, trabajando sólo 300 días; es decir, que podrían beneficiar cerca de cinco veces más del que hoy se produce. Pero hay también en el municipio una extensión de terrenos incultos, propios para este cultivo, de más de 20.000 hectáreas, en donde se podrían quintuplicar las plantaciones que hoy existen, lo que seguramente sucederá, siempre que se mantenga firme el precio del café para animar a los agricultores a intensificar sus cultivos (Cámara de Comercio de Pereira, 1927, p.23)

5 Distancia en cuadras de la trilladora a la estación del ferrocarril.

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Como se puede observar en la tabla anterior de resumen, las trilladoras se van estableciendo alrededor de la estación del ferrocarril, para facilitar su proceso de exportación; sólo dos de ellas estaban a más de diez cuadras. Esta ubicación y el hecho de convertirse en una actividad urbana, propició la transformación del trabajo de campesino a obrero y el crecimiento del mercado interno. Las trilladoras de acuerdo a la tabla y la descripción son generadoras importantes de empleo de mano de obra, pero además aportan un renovador cambio de tecnología, que les permite reemplazar la fuerza hidráulica que aprovechan las caídas de agua, por sistemas avanzados de calderas de vapor y cuatro empresas que empleaban energía eléctrica, lo que significó un avance considerable para una población en donde predominaba en el ámbito general de producción la artesanía, con técnicas bastante rudimentarias. Otro aporte de las trilladoras al proceso de modernización está relacionado con las funciones y criterios administrativos; en ellas se requería una visión organizacional más compleja, ligada con la actividad de comercialización del producto que requería un sistema de información para establecer un plan coherente entre las compras internas y las tendencias del mercado y los precios internacionales del grano. El manejo administrativo de los procesos productivos y de un número elevado de obreras que demandaban un sistema de planificación y control más sofisticado. La vinculación del trillador con las agencias comercializadoras y exportadoras del grano, incluso con otras trilladoras que incorporaban nuevas técnicas para la clasificación del grano y para los controles de calidad en el secado, empaque y almacenaje, las convertíó en escuelas de aprendizaje propias del mundo moderno de los negocios. Fueron empresas de capital nacional que integraron el comercio del grano con el procesamiento y luego con la exportación directa. De esta forma, los capitales locales controlaban la economía cafetera desde la producción hasta la exportación, en un mercado dominado por la lógica de economía primaria exportadora. Se ha considerado que la trilladora tiene un efecto modernizador, dado que exige a sus dueños el desarrollo de habilidades administrativas avanzadas, como los procedimientos para contratar, remunerar, capacitar y dirigir a sus obreras; la asignación de precios para la compra del grano de conformidad con datos de cotizaciones internacionales; y el manejo de sistemas de crédito otorgado por los comparadores internacionales. A la postre, esta última sería la causa de la quiebra de muchas de estas empresas, debido al CONTENIDO

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manejo especulativo del precio internacional por parte de las compradoras finales del grano. Se debe anotar que estos cambios ya se venían presentando, no solo con la ubicación de las trilladoras en el casco urbano, sino también con la instalación de una pequeña planta de 50 kilovatios, puesta en funcionamiento en 1912. Esta planta, según la revista Nueva imagen: Apenas alcanzaba a alumbrar pobremente las calles centrales de la ciudad con cien lámparas y suministrar luz a 50 casas particulares. Esta modesta potencia de 50 kilovatios servía además para mover dos trilladoras de café, las oficinas del Banco Mercantil, la imprenta de Nariño, la fundición del Águila y la panadería Bogotana. (Empresas Públicas de Pereira,1982,p.20) Es importante resaltar que esta empresa de servicio eléctrico se instaló gracias a la iniciativa particular de varios empresarios y comerciantes, quienes la constituyeron como “sociedad anónima, con un capital de $45.000 representada en 4.500 acciones de $10 cada una” (Notaria primera. Escritura Nª 473 constitución de la empresa de energía de Pereira. Junio 12 de 1912). En 1918, ante el crecimiento de la demanda de energía se instaló una nueva planta con capacidad de 200 kilovatios. Con esta capacidad de generación la empresa estaba en condiciones de atender las demandas locales y de celebrar un contrato para el alumbrado público de Cartago, en donde se instalaron 200 lámparas en las calles y plazas y 520 en las casas. En 1919 se inició la construcción del primer acueducto metálico de Pereira, obra que fue terminada en 1922. Y la cual “debido al empleo para su construcción de tubería de hierro de baja calidad, así como la colocación de los tanques demasiado cerca de la ciudad, lo cual hizo, posteriormente, necesario su cambio” (Empresas Publicas de Pereira, 1982, p.18). El crecimiento de la población y la demanda del servicio de agua, exigió que al cabo de pocos años se construyó nuevo acueducto a 2,5 Kilómetros de la Plaza de Bolívar, inaugurado en 1936.

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Los cambios no solo en la actividad productiva el creciente desarrollo urbano representado ante todo del cambio demográfico y el desarrollo sustancial de obras de infraestructura y el surgimiento de empresas como las trilladoras, son los que permiten concluir que la actividad cafetera no fue solo fuente de divisas o de empleo, sino ante todo un factor de transformación social y cultural hacia la modernidad En la perspectiva teórica de la historia empresarial, se acude al concepto planteado por Schumpeter (1997) sobre modernidad. En el libro: Teoría del desenvolvimiento económico, establece una clara diferencia entre modernidad y modernización: lo primero significa ante todo una revolución en las mentalidades en las formas de comprender la nueva racionalidad en el capitalismo, que consiste en el dato, el cálculo contable y la información para tomar las decisiones; la modernidad, significa que las prácticas intuitivas y sustentadas en la malicia del negociante o en su experiencia son sustituidas por las decisiones que se sustentan en el riguroso y frío cálculo contable, financiero y del mercado. No basta con incluir en los procesos productivos, un nuevo proceso tecnológico o maquinaria si la mente del negociante -ahora empresario- no ha entrado en esta nueva racionalidad. La modernización por su parte se refiere al cambio tecnológico y al proceso mismo de industrialización. Se puede considerar el aporte al cambio y la aproximación a una mentalidad moderna, lo brinda la economía cafetera cuando se logra establecer un nivel de integración de sus eslabones. Es decir, cuando deja de ser agricultura cafetera y se convierte en economía cafetera. Con una lógica propia de la empresa capitalista, administrada con la racionalidad del capital y el cálculo contable y financiero de la relación entre inversión y utilidad, que dispone de los recursos suficientes y necesarios para invertir en proyectos más avanzados en tecnología; no se debe mirar como acumulación de capital en términos individuales, sino como proceso de formación de capitales por parte de un grupo de productores, comerciantes y procesadores de café. El proceso de concentración de la trilla en las zonas urbanas y en particular en Pereira, para ejercer control del café producido en la zona, es una razón clave para comprender la dinámica del desarrollo y el surgimiento de importantes actividades productivas, comerciales y de servicio en las décadas del 20 y 30 en Pereira.

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Lo que se vive en la región lo considera Mariano Arango (1977, p. 222) como la diferencia fundamental entre la caficultura de Caldas y Antioquia; (...) las diferencias son evidentes entre la caficultura de Antioquia y Caldas sobre todo en lo que concierne al control de la trilla y el comercio, para el caso de Antioquia el monopolio comercial de los exportadores estaba basado en el control de la trilla, que al concentrarse en el principal centro urbano de Medellín juega un papel fundamental en el desarrollo de las actividades industriales a pesar de reconocer que no fue el factor desencadenante. En tanto en Caldas el florecimiento de la trilla y su relación con el comercio se da en condiciones de menor concentración, es ejercida por un número mayor de pequeñas y medianas trilladoras, esta menor concentración de capital es una de las causas que explica la diferencia y el menor desarrollo industrial en Caldas a pesar de contar con muy favorable producción y comercialización de café. En el desarrollo empresarial y económico de Pereira se observa que la riqueza acumulada por las personas acaudaladas fue menor; se podría plantear la hipótesis, que los ricos eran menos ricos si se compara con los capitales acumulados en otras regiones y en particular con Medellín. Los excedentes generados por la actividad cafetera y lo obtenido en su comercialización, era la fuente primaria para la inversión en otras actividades económicas; en efecto, en los años 20 surgió un grupo de empresas comerciales industriales y de servicios que fueron financiadas mediante el sistema de acciones y la constitución de sociedades anónimas. Este grupo de personas se benefició con la economía cafetera, lo que les permitió instaurar la primera experiencia industrial en Pereira. Las empresas creadas en esta primera etapa tuvieron un efecto cultural importante de apertura hacia las nuevas realidades económicas nacionales y mundiales. No obstante, su presencia se vio fuertemente comprometida debido a los efectos de la crisis económica en los años treinta. La actividad de la trilla de café, como un proceso productivo urbano, se desenvolvió a través de diversas operaciones y funciones administrativas y operativas. Estas iban desde la compra de la materia prima, que implicaba la aplicación de una cantidad de procedimientos de calidad y precio; luego, el almacenamiento de la materia prima, su procesamiento y clasificación. El producto final procesado se destinaba a la comercialización y exportación; CONTENIDO

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operaciones en las cuales también se requieren grandes conocimientos y decisiones muy delicadas para mitigar los riesgos. La importancia y el aporte de estas nuevas operaciones de transformación y comercialización del café, consiste en la creación de condiciones que limitan el ingreso al negocio de nuevos inversionistas, la barrera de entrada significa que para iniciarse en el negocio de trilla y comercialización no depende de la posesión del capital sino del conocimiento y los contactos internacionales que se tenían. La trilla se convirtió en el eje de desarrollo de la actividad industrial en el departamento de Caldas y en la ciudad de Pereira. Para instalar las trilladoras era necesario resolver grandes dificultades y limitaciones de infraestructura, como la energía. Al canalizar las aguas para moverlas se propiciaron las condiciones para el surgimiento de plantas de energía en los primeros años del siglo XX. Los problemas de transporte que luego puede aprovechar otras actividades manufactureras se resolvieron o minimizaron para atender las demandas del beneficio y la exportación del grano; todo ello acompañado de los procesos de aprendizaje y la creación de una mentalidad racional y empresarial que sustentaba su negocio ya no en la intuición o la malicia del negociante, sino en el cálculo racional. En este último factor quedaron implicadas las difíciles y delicadas operaciones del mercado internacional del café. En conclusión, la actividad cafetera vista en su conjunto desde las prácticas agrícolas, la actividad manufacturera que representa la trilla y los procesos de comercialización que promovieron, significaron la ruptura económica y empresarial con las formas arcaicas de producción orientadas a los mercados nacionales y sometidos por la especulación en la posesión de la tierra, como la fuente importante de renta. El café fue el producto que permitió a los empresarios locales conectarse con el mundo, observar las dinámicas propias del capitalismo moderno e iniciar proceso de transformación. El aporte de la economía del café no se debe establecer sólo desde la fuente de acumulación de capital. Para el caso de Pereira, otras fuentes como la ganadería y la explotación del caucho durante un tiempo fueron fuentes importantes de ingreso y acumulación, pero sus efectos sobre los procesos de modernidad y modernización fueron muy limitados o incluso contrarios, dadas sus formas de producción y explotación.

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El café aportó tanto en capitales como en conocimiento y en la apertura mental al agitado y convulsionado mundo del capitalismo moderno, con todas sus consecuencias. El crecimiento urbano y la enorme transformación en el transporte y las comunicaciones en los primeros veinte años del siglo XX fueron un aporte de la economía cafetera que, además, proporcionó nuevas formas de contratación de mano de obra y estimuló el surgimiento de la clase obrera regional. Son estas condiciones las que permiten que los años 20 y 30 sean considerados por Jaime Jaramillo la época dorada o ciudad Prodigio (Jaramillo, 1963, p.382)

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CAPÍTULO III MANUFACTURA Y COMERCIO EN LOS AÑOS 20 Y 30 EN PEREIRA

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Manufactura y comercio en los años 20 y 30 en Pereira 3. Panorama regional y local En el capítulo anterior se analizó la actividad cafetera y sus efectos en el desarrollo de las obras de infraestructura, la acumulación y transformación de la mentalidad empresarial, el desarrollo urbano y el surgimiento de la clase obrera, así como la gran ampliación de la demanda interna. En este capítulo avanzaremos hacia el proceso de transformación económica de los años 20, con el surgimiento de importantes empresas industriales, de construcción y de comercio. El inicio del siglo XX se presenta como el momento de inflexión entre la guerra y la paz y el comienzo de la modernidad. Tanto en el escenario económico como en lo político se vive un periodo de transformación que permite nuevas iniciativas de negocio y un interés por expandir el espacio de comercialización de los productos locales. A pesar de su importancia en la satisfacción de la demanda interna de bienes manufacturados, la actividad artesanal encontrará cada vez una mayor competencia de los productos importados, que en los primeros años del siglo XX elevan su participación, debido a la mayor disponibilidad de divisas y a los avances en la comunicación lograda por la construcción de los ferrocarriles. En el censo de 1918 se observa la importancia y el papel que desempeñó la artesanía registrada como manufactura, en la generación de empleo, con un aporte del 10.6% del total de población ocupada y un 5.56% de la población total. El porcentaje de población ocupada que corresponde al 52% frente al total es difícil de analizar debido a las diferencias históricas en su definición y el tiempo la persona dedica a una actividad laboral y la edad para clasificar como persona activa. No obstante, lo que se debe destacar es que un 30% de esta población clasificada como ocupada se emplea en actividades diferentes a la agricultura

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Tabla 11. Clasificación por actividad económica, Censo 1918 (Archivo municipal de Pereira. Fondo de Concejo municipal de Pereira, noviembre de 1919) Actividad

Agricultura Manufactura Servicios de admon Total población ocupada Total población

Nº personas por actividad

% de población ocupada

% actividad/P total

8.629 1.311

70,09 10,65 19,26 100,00  

36,63 5,56 10,07 52,26  100,00

2.371 12.311 23.557

A pesar de la alta diversidad de oficios, el empleo se concentró en tres actividades más influyentes: carpintería, costura y zapatería; sectores que empleaban a 1.061 personas, lo que representa el 81% del total ver tabla 11. (Concejo municipal de Pereira, 2019) La presencia de este importante grupo de oficios se destina principalmente para satisfacer la demanda interna. En el censo de 1918 no aparece la categoría de obrero o personal asalariado, que ofrece al mercado su fuerza de trabajo abstracto. Los oficios registrados en el censo requieren conocimiento y destreza manual; en la artesanía, a diferencia de la industria en la producción manufacturera, el virtuosismo y la experiencia es el aspecto central. La modernidad capitalista terminará por romper estas estructuras sociales para dar paso a un modelo de producción basado en el uso de maquinaria y herramientas de trabajo, en las cuales la destreza y habilidad es sustituida por la velocidad, la rutina y la especialización del trabajador en una parcela cada vez más pequeña del oficio. En la actividad agrícola sí aparece la categoría de jornaleros; ellos representan el 35,2% de la población ocupada total

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Tabla 12. Ocupación en actividades de manufactura, Censo de 1919 (Archivo municipal de Pereira. Fondo de Concejo municipal de Pereira, noviembre de 1919) Personal vinculado

Actividad

485 438 138 86 38 32 20 18 18 12 8 5 4 4 3 2 1.311

Carpinteros Costureras Zapateros Herreros Cerrajeros Sastres Talabarteros Estereros Hojalateros Impresores Veleros Salineros Panaderos Sombrereros Fabricación de calzado Fabricación de jabón Totales

% participación

37,0 33,4 10,5 6,6 2,9 2,4 1,5 1,4 1,4 0,9 0,6 0,4 0,3 0,3 0,2 0,2  

Un aspecto importante que se debe tener en cuenta en el proceso de transformación económica y el impulso a la modernización de la región de la ciudad fue la iniciativa inicial de Rafael Uribe U. de cambiar las formas anacrónicas de división del territorio ligada más a los poderes de sectores tradicionales para crear nuevas entidades como los departamentos con arreglo a criterios técnicos, geográficos que brindaran nuevas oportunidades de crecimiento económico (Quinche, 2011, p.55): El dirigente liberal consideraba que la preservación de las grandes subdivisiones territoriales del federalismo representaba la principal causa de los profundos desequilibrios que en materia territorial, CONTENIDO

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poblacional, electoral y fiscal se evidenciaban entre los departamentos y al interior de ellos mismos. De esta manera, para Uribe Uribe la reforma de la división del territorio se hacía una medida política de carácter cada vez más necesario, con la salvedad de que para su adecuada implementación debía desarrollarse sobre la base de criterios técnicos que atendieran a las condiciones geográficas, económicas, demográficas, sociales y políticas del país. Le corresponde al presidente Reyes retomar las ideas sobre división del territorio del general Uribe Uribe, pero con nuevas consideraciones del orden administrativo orientadas a consolidar su propuesta de “mayor administración y menos política”. Su visión práctica de modernización económica de los territorios es respaldada por las elites empresariales que se están formando en los nuevos entes territoritoriales, tal como lo afirma Quinche. En el ideario de modernización económica del presidente Reyes era necesario un nuevo ordenamiento administrativo y regional que permitiera la conformación de otras estructuras regionales, para incentivar y mejorar las condiciones de producción. Esta condición se manifiesta particularmente en el papel que cumplen algunos representantes de las élites emergentes de ciudades de gran proyección urbana, demográfica y económica como Manizales o Barranquilla, gracias al auge cafetero y portuario que dichos centros comienzan respectivamente a experimentar, lo cual resulta de primera importancia en los procesos que derivaron en la creación de los departamentos de Caldas y Atlántico, y evidencia así la efectiva influencia que los sectores empresariales ejercieron sobre el gobierno aun en materia de división territorial. (Quinche, 2011, p.63) Para el departamento de Caldas, además de las consideraciones económicas y administrativas que llevaron a tomar la decisión, se atribuye un interés político adicional. El departamento fue ideado por el presidente Reyes, para crear un ente territorial intermedio entre Antioquia y Cauca, que en los últimos cincuenta años habían sostenido fuertes rivalidades y confrontaciones políticas y militares.

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Gracias a sus favorables condiciones de suelo y clima, el recién creado departamento de Caldas llegó a constituirse en la principal zona cafetera nacional. Esta actividad también desempeñó en el resto del departamento de Caldas un importante papel en la transformación y modernización del sistema productivo y, en particular, de la modernización del sistema de transporte para atender el creciente mercado interno y el desarrollo urbano. El crecimiento de la economía cafetera en el departamento de Caldas en los primeros 20 años del siglo XX fue más acelerado que el promedio nacional. En Caldas, la producción pasó de 2.000 toneladas en 1905 a 163.000 en 1965. En 1924, el área cultivada en café en el departamento era de 57.000 hectáreas; pasó a 78.000 en 1932 y tuvo un enorme crecimiento de 226.000 para 1960 (Crece, 2005, pp.10 y 11). El cultivo y en general la economía cafetera introdujo en toda la zona una enorme dinámica económica que significó la llegada de nuevos pobladores atraídos por las oportunidades de trabajo para las familias. En las fincas cafeteras, pese a su estacionalidad en las temporadas de recolección de la cosecha, se debe contar con trabajadores para las diferentes actividades de limpia y mantenimiento, siembra, resiembra y fertilización; además, el beneficio del café, su lavado, secado y luego el transporte hasta los centros urbanos. En ellos, el trabajo urbano que generaba el café era también considerable, con los procesos de trilla, almacenamiento y transporte. La ampliación del trabajo asalariado en Pereira se tradujo en una mayor democratización del ingreso, sobre todo en el núcleo familiar, debido a que se amplío la posibilidad de trabajo para todos. Este mayor ingreso elevó la capacidad de compra de bienes manufacturados por parte de las familias. En el censo de 1918, mencionado anteriormente, se observa también una participación muy significativa de 131 comerciantes y una cantidad de oficios y actividades diferenciadas que permite valorar el dinamismo y transformación social de la ciudad.

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Tabla 13. Empleo en servicios. Censo de 1918 (Archivo municipal de Pereira. Fondo de Concejo municipal de Pereira, noviembre de 1919) Servicios de administración

Número de personas

%

Empedradores Comerciantes Empleados públicos del departamento Poetas Maestros del departamento Barberos Lecheros Catedráticos Empleados públicos municipales Limpiabotas Escritores públicos Comadronas Policiales Maquinistas Agiotistas Abogados Porteros Pintores Dentistas Carteros Ingenieros Músicos Rematadores Telegrafistas Farmacéuticos Médicos Libreros Prestamistas

480 131 105 88 64 57 48 45 35 25 15 14 13 12 12 10 10 8 8 6 6 6 5 4 4 4 4 4

20,2 5,5 4,4 3,7 2,7 2,4 2,0 1,9 1,5 1,1 0,6 0,6 0,5 0,5 0,5 0,4 0,4 0,3 0,3 0,3 0,3 0,3 0,2 0,2 0,2 0,2 0,2 0,2

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Enchapadores Sacerdotes Agrimensores Bibliotecarios Agentes de seguros Banqueros Periodistas Rectores Vicerrectores Sacristán Dibujantes Fotógrafos Jueces nacionales Jueces municipales Curas Sirvientes Totales

3 2 2 2 2 2 2 2 2 1 1 1 1 1 1 1.123 2.371

0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 47,4 100,0

Un grupo importante de la población, registrado en servicios administrativos, aparece en el censo como sirvientes. Se trata de personas que reciben un salario o una remuneración por su trabajo y se constituyen en mano de obra disponible para ser contratada por los comerciantes y empresarios. Los efectos que se produjeron a principios del siglo XX, por el reciente y prometedor avance de la economía cafetera y el crecimiento de nuevos pobladores en la ciudad y la región, condujeron al cambio institucional y la construcción de sistemas de integración comunitaria ideado para resolver sus necesidades y aprovechar las nuevas oportunidades económicas y comerciales. En Pereira, por su naturaleza de frontera en el momento de su fundación y su vínculo con los dos estados soberanos de Antioquia y Cauca, la necesidad social de integración y asociatividad comunitaria entre sus habitantes se consolidó, en un principio, como resultado de las incursiones militares de los ejércitos liberales y conservadores que pasaban por sus predios durante las continuas guerras civiles de finales del siglo XIX. En estas incursiones, ambos ejércitos pedían a los habitantes adhesión a su causa; los caucanos, reclamando que el CONTENIDO

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territorio estaba asentado en su Estado, y los antioqueños reclamando fidelidad a su origen y a su cultura. En medio de este conflicto, los habitantes decidieron no tomar partido, no se dividieron en bandos radicalizados o polarizados. El efecto de las guerras llevó la población asentada a comprender el valor de la integración y a fortalecer el concepto de comunidad. Como efecto final en Pereira, las guerras fortalecieron el sentido de comunidad, entendido como un sentimiento subjetivo de pertenencia mutua de sus integrantes, diferente a la noción de asociación, que es vista más como la expresión de integración de intereses que se han establecido racionalmente (Tônnies, 1947). Un segundo aspecto distintivo es que en Pereira las instituciones sociales de integración no quedaron reducidas a los convites o al trabajo personal subsidiario. Desde finales del siglo XIX, en la vida económica se emplearon sistemas de asociación para la creación de empresas financiadas con la emisión de acciones. Los agentes promotores y emprendedores aprovecharon el sentido de pertenencia de las personas que habitaban la ciudad; sentido que los movía a apoyar iniciativas de trabajo comunitario que permitió consolidar el vínculo de arraigo con la ciudad; se sentían parte de un proyecto de comunidad, como un todo interdependiente. En esta iniciativa se evidencia que los pereiranos se proponen depender de ellos mismos para lograr condiciones de progresos y desarrollo. Su condición de aislamiento y las relaciones no siempre favorables con las autoridades en principio de Estado de Cauca y luego con el departamento de Caldas, se constituye en un incentivo para sobresalir y demostrar su valor y su capacidad. Durante el periodo inicial del siglo XX se emplearon tanto las formas de trabajo comunitario como la más moderna de la financiación de sus proyectos de empresas, servicio y comerciales mediante la emisión de acciones. Esta forma de constitución de sociedades y de integración de intereses en Pereira es sorprendente, si se tiene en cuenta que aun para Colombia esta figura era bastante limitada en 1930, tal como los sostiene Arboleda (2004, p. 12): Para los años 1930, el desarrollo industrial del país aún estaba en sus inicios y fundamentalmente existía desconfianza por los inversionistas para constituir una sociedad anónima, para la época CONTENIDO

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invertir en sociedades anónimas era sinónimo de pérdida, debido al desconocimiento que se tenía del funcionamiento de estas por parte de los posibles inversionistas. En general, se considera que la forma de asociación comercial por medio de acciones se debe a la limitada capacidad de los inversionistas individuales para aportar los recursos necesarios en la financiación de un proyecto empresarial de mayor tamaño; se trata de un sistema de asociación orientado a financiar proyectos relativamente grandes de inversión. La voluntad de usar esta figura es un indicio de la existencia de proyectos ambiciosos que denotan un afán de progreso y de destacarse. Este cambio en las condiciones mentales e institucionales se puede observar en la constitución y fundación de tres importantes empresas, que se describen a continuación. 3.1.1 Empresa de Aguas de Pereira La empresa se constituyó mediante escritura pública Nº 493 del 29 de mayo de 1897, con el fin de abastecer de agua limpia a la comunidad pereirana. Fue la primera empresa en emplear como fuente de financiación la emisión de acciones, sistema que se emplea para crear servicios públicos como para empresas comerciales industriales que se fundaron en Pereira hasta mediados de los años 20. El artículo cuarto dice sobre su objeto: La empresa de Aguas de Pereira se ocupará de conducir y repartir convenientemente el agua del río Otún a este poblado, reglamentando y administrando, ya sea vendiendo o alquilando pajas de agua, todo de acuerdo con la Asamblea General de Accionistas. El capital de la Empresa se compone en doce mil pesos ($12.000) dividido en ochenta acciones de ciento cincuenta pesos cada una, cuya suma se ha puesto por los socios fundadores en la proporción expresada ya. En el momento de su creación, se permite la iniciativa privada en la creación de empresas orientadas a la atención de estos servicios públicos. En la empresa CONTENIDO

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de Aguas de Pereira participaron 31 inversionistas que compraron las ochenta acciones ofrecidas para la constitución de la sociedad anónima. En esta sociedad, todo socio-dueño de una o más acciones tiene derecho a concurrir a las reuniones, en donde será admitido con voz y voto. Esto evidencia que lo fundamental en este sistema de organización y de integración era la participación de la persona como tal; no tanto los recursos o su capacidad económica. El pago de dividendos era acordado por la asamblea general, en sus reuniones ordinarias programadas para el 30 de junio y el 31 de diciembre de cada año. La mayor preocupación a lo largo de la escritura se refiere a la transferencia, la venta o la propiedad de las acciones y los derechos como accionistas de los herederos, en caso de fallecimiento del titular. Esto permite pensar que el valor fundamental de la inversión está en el capital y no tanto en las ganancias que se puedan obtener a través del pago de dividendos. Esta empresa funcionó como entidad privada durante unos veinte años, para luego ser adquirida por la alcaldía en un propósito de oficializar y regular la administración y la prestación de este importante servicio. En el siguiente cuadro se observan los inversionistas y los montos de capital aportado.

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Tabla 14. Inversionistas de la Empresa de Aguas de Pereira (Notaría Primera de Pereira, Libro año1897, Escritura 493)  

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Nombre del inversionista

Nº de acciones

1

Juan María Marulanda

16

2

Varelaino Marulanda

4

3

Francisco Antonio Marulanda

4

4

Isaza Hermanos

4

5

Ricardo Echeverri G.

4

6

Ricardo Mejía

4

7

Luis Jaramillo E.

4

8

Julio Castro

4

9

Delfín Cano

2

10

Valentino Deaza

2

11

Pedro López

2

12

Federico Rivera

2

13

Agapito Arias

2

14

Londoño Hermanos

2

15

David Echeverri

2

16

Juan Bautista Villegas

2

17

Francisco Gutiérrez

2

18

Juan Prudencio

2

19

Andrés Martínez

2

20

Benicio Ángel

2

21

Presbítero López

2

22

José Joaquín Gaviria

1

23

Nepomuceno Vallejo

1

24

Luis Lotero

1

25

Germán Vélez

1

26

Carlos A. Gómez

1

27

Juan Antonio Botero

1

28

Dimas Monroy

1

29

Valerio Mejía

1

30

Gregorio Marulanda

1

31

Francisco Mejía

1

 

Total

80

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3.1.2. Compañía de Exportadora de Pereira Fue fundada el 27 de septiembre de 1903 mediante escritura pública número 1932, de la Notaría Primera de Pereira. La fundación de esta empresa es una clara evidencia de la tendencia de modernización que vivía Pereira a fines del siglo XIX y principios del XX. La empresa exportadora tiene unos fines económicos concretos, una visión de empresa moderna orientada a promover la producción y comercialización de productos de exportación. Es muy significativo que tan pronto termina la Guerra civil de los Mil Días, un grupo de personas consideraron la necesidad de diversificar y aprovechar oportunidades similares a las que se venían ampliando con la caficultura. Es una prematura apuesta por ampliar la participación en el mercado mundial con otros productos del sector primario. En la escritura de constitución Nº 1.932 de la Notaria Primera de Pereira, se lee en su artículo tercero: La “Compañía de exportadores” se ocupará, en lo general, de lo que va a expresarse: a) De la exportación de mercancías y de todo producto comercial extranjero: b) De la exportación de café, oro, pieles de res y de todo producto nacional exportable; c) De la compra de oro en bruto y en alhajas, plata amonedada y bruta; letras sobre el exterior y de todo artículo comercial como ganados, bestias, fincas raíces, etc.; d) De exportar documentos públicos y privados. e) De recibir en depósito fijo y disponible cantidades de dinero, mediante las condiciones que se estipulen; f ) De dar dinero que interese con fianza hipotecaria, prendaría y personal; g) De la compra y venta en comisión de oro y plata, piedras preciosas, muebles y todo objeto comercial; CONTENIDO

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h) Finalmente, desempeñar agencias y demás operaciones compatibles con la naturaleza de los establecimientos mercantiles. Esta fuente de constitución y financiación de las empresas se fue constituyendo en el ejemplo a seguir por parte de los pereiranos; fue el camino que la comunidad, como entidad emprendedora, eligió para fundar y constituir empresas. El proyecto empresarial no se quedó adscrito a la iniciativa individual, ni a la necesidad de protección o de identidad comunitaria, sino que evolucionó hacia un escenario más moderno de asociatividad, en función de intereses económicos y comerciales. Es importante considerar que, en una visión institucional predominante marcada por la individualidad y la capacidad de cada uno, debían operar fuerzas externas o motivaciones muy especiales para promover la creación de esfuerzos empresariales comunitarios, tanto los procesos de acumulación de capitales como las relaciones políticas que se establecieron con la capital, Manizales. Estos aspectos pueden explicar la particular motivación por la creación de empresas, mediante la emisión local de acciones. A partir de ese momento y hasta los primeros treinta años del siglo XX, la conformación de sociedades por acciones fue un recurso característico en el crecimiento industrial de Pereira, lo que se ha denominado como la década dorada de la ciudad. Es importante resaltar que la sociedad anónima consiste en la conformación de un “fondo social” suministrado por los accionistas, que compran acciones de igual valor. Es la reunión de un grupo de accionistas que desean emprender proyectos de inversión y que asumen responsabilidades hasta por el monto de sus respectivos aportes: El origen y la historia de la acción está íntimamente ligada al origen y la evolución de la sociedad anónima, ésta surge cuando se crea la necesidad en el trato comercial de emprender grandes empresas que una sola persona no estaba dispuesta ni posibilitada para asumir el riesgo y el aporte de grandes capitales, pero igualmente la sociedad requería que los socios pudieran ser personas en cierta forma desconocidas en muchas ocasiones entre los mismos socios y es así como se da inicio a las sociedades de capital, donde no necesariamente requerían de CONTENIDO

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la presencia del aportante de recursos para administrar la sociedad y mucho menos que la responsabilidad del mismo sobrepasara el monto de su aporte, es decir, surge como incentivo para el socio inversionista la limitación de su responsabilidad hasta el monto de sus aportes que en últimas es el único riesgo que asume (Arboleda, 2004, p.9). La modalidad para financiar proyectos empresariales a través de emisiones de acción se relaciona con el tamaño y la cobertura que se desea; el esfuerzo mancomunado del grupo de accionistas permite pensar en proyectos de mayor tamaño y capacidad comercial y operativa. Se debe tener en cuenta que la conformación de la empresa exportadora de Pereira rebasaba la capacidad financiera de un solo empresario. Se trataba de crear una empresa con un capital inicial de $250.000: una cifra enorme para estos años. El capital total se divide en 10 acciones de $25.000 cada una, cifra que sigue siendo muy elevada y que solo un puñado de ciudadanos estaba en capacidad de aportar. Para establecer su magnitud se puede comparar con los precios de venta de lotes ubicados en el perímetro urbano de la ciudad; para estos años, el precio promedio de una vara de tierra era de $20. Además del significado financiero que tiene este proyecto y en general todas las sociedades anónimas creadas en ese periodo, se destaca el desarrollo y aprendizaje de carácter administrativo y organizacional. Estas empresas debieron contar con una estructura organizacional que brindara la seguridad y confianza a los asociados, una junta de socios y una gerencia que comandara las acciones y la estrategia corporativa. Para ello se requirió, a su vez, la creación de sistemas de información que permitirán registrar las decisiones y someterlas a la consideración de la junta de socios. Mediante este tipo de sociedad, los inversionistas debieron establecer sistemas adecuados de administración y organización del trabajo que garantizara la eficiencia de la operación del negocio y las modalidades para ampliar la inversión o para la liquidación, en caso de ser necesario. Se trataba de una asociación perfectamente planeada, para garantizar el cumplimiento de los objetivos comerciales y sociales que se había propuesto alcanzar. En la razón social se define como compañía de exportadores; en efecto, de los ocho socios, cuatro tenían vínculos directos con la exportación de café: Roberto Marulanda, Valerio Mejía, Francisco Mejía y Camilo Ángel. Esto CONTENIDO

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significa que ya estaban familiarizados con los negocios internacionales y pretendían ampliar con otros productos, como pieles, oro y, en general, todo lo que pudiera ser exportable, aunque en ese momento era bastante limitada la oferta de bienes exportables del país. Para garantizar el buen funcionamiento de la compañía y asegurar su inversión, en la escritura de constitución se propuso la conformación de la junta directiva, que sería la entidad responsable de la administración de la sociedad; para formar parte de ella se debía ser accionista. También se definieron las funciones del Director–Gerente, al que se le asignaron las funciones que vale la pena resaltar, porque muestran la simplicidad e ingenuidad en los negocios que se vive en esta época: Artículo Veinte: son deberes del Director-Gerente, fuera de los expresados, los siguientes: 1. Firmar con el Secretario de la Junta Directiva los títulos de las acciones suscritas; 2. Representar a la Compañía en sus relaciones comerciales y en los asuntos que se ventilen ante las autoridades públicas; 3. Proponer a la Junta Directiva la adopción de las medidas que estime convenientes para la buena marcha de la Compañía. (Notaría primera de Pereira, 1903, Escritura Nº 1932) La compañía exportadora operó efectivamente en Pereira durante veinte años, incursionando en el mercado externo y muy especialmente en los negocios internos de compra de ganado y de finca raíz, para luego desaparecer por razones que deben ser objeto de más detalladas investigaciones. 3.1.3. Caja de Ahorros de Segovia (hoy, Marsella) Marsella fue constituida como municipio en 1905 mediante la ordenanza Nº 83 y su territorio segregado de Pereira. Entre ambas poblaciones existía un vínculo comercial y cultural muy activo para 1907, año de constitución de esta sociedad. La diferencia notable de esta empresa es la naturaleza de sus asociados. En los casos anteriores, los socios son personas más acaudaladas, que poseen otros CONTENIDO

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negocios y por tanto en su afán empresarial, buscan y promueven alternativas de inversión. En la Caja de ahorros de Segovia los socios son trabajadores, amas de casa, pequeños negociantes, sacerdote; personas que no se mueven necesariamente en el ámbito empresarial. Los promotores de esta idea pretenden una participación más amplia y popular en el proyecto, es decir, se intenta vincular a la población con los ideales de progreso y desarrollo. En 1907 se constituye mediante escritura 683 en el “municipio de Segovia, provincia de Robledo, Departamento de Caldas, la sociedad “Caja de Ahorros de Segovia”. Ella se ocupará, como lo dice en el artículo tercero, de la compra y venta de mercancías extranjeras y del país; en la compra y venta de café, cacao, caucho, oro, etc.; en colocar dinero a intereses mediante buenas seguridades, consistentes en fiador personal, en prendas y en hipotecas. Participaron en la creación de esta empresa 77 socios, representantes de las más diversas actividades; empresarios, amas de casa, un sacerdote, mujeres solteras, que compraron acciones por un valor de 2,9 y de 1,5 centavos oro cada una (Notaría Primera de Pereira, 1907, escritura Nº 83) No se dispone de registros que den cuenta del funcionamiento y operación de la empresa y el resultado final de su actividad. Pero se debe reconocer que su valor histórico se debe a la iniciativa y capacidad para asociarse en proyectos empresariales. Estas empresas pioneras en la colocación de acciones como fuente de financiación permiten destacar un ideal de progreso y modernización. Pero también se puede interpretar como el dato que corrobora la existencia de un grupo de comerciantes y hacendados cafeteros, deseosos de diversificar sus negocios, pero que no tienen en forma individual la suficiente capacidad financiera para invertir en proyectos más exigentes, como la manufactura o la infraestructura, y encuentran en la asociatividad la forma de superar la limitación. El sentido de asociatividad en el momento del auge cafetero permite emprender proyectos de modernización de la ciudad. No se debe considerar con exclusividad como la desinteresada acción cívica y la voluntad de los líderes sociales y empresariales de servir a la ciudad; no se pude olvidar que estas personas son ante todo agentes económicos que actúan con la racionalidad CONTENIDO

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empresarial en la cual los desarrollos económicos y de infraestructura son conveniente para sus propias actividades empresariales. El investigador John Jaime Correa en su trabajo sobre el civismo en Pereira lo expresa con toda claridad: Es un hecho verificable que las élites de la ciudad consolidaron de manera hegemónica su poderío económico – que ejercían a través de gremios asociaciones productivas-, de la mano del importante rol que cumplieron las organizaciones cívicas. Ya se ha dicho que en estos espacios de nuevas sociabilidades se ponía en juego la honorabilidad, el buen gusto y la representación de los lazos familiares maritales católicos. Pero no se estaba poniendo en juego simplemente una visión decorativa u ornamental de la ciudad objeto de intervención de las sociabilidades cívicas; lo que realmente estaba en juego era todo un proyecto de cohesión y orden social, a través de la promoción del progreso material cívico. (2013, p.37) El tema de la asociatividad de la élite económica y social de la ciudad tiene a lo largo de la historia de Pereira diferentes manifestaciones, que la constituyen en una fuerza, un valor y un capital social para superar las barreras del aislamiento. 3.2. Crecimiento de la actividad manufacturera En los primeros veinte años del siglo XX, Pereira era un poblado que se movía entre el mundo dominado por la tranquilidad y el ritmo de la vida campesina; una población relativamente pequeña donde todos se conocían o se “distinguían”, si usamos el lenguaje tradicional de la cultura. Pereira tenía en su interior una fuerza de cambio que la transformó y la modernizó, con sus ventajas y desventajas. Las nostalgias de los cronistas de la época por las pérdidas de la ciudad se fueron perfilando y el bucólico pueblo en transformación manifestaba la llegada de las nuevas condiciones de vida que trae el progreso (Sánchez, 2002) La transformación y crecimiento permanente de la economía cafetera, a partir de la Guerra de los Mil Días; el surgimiento de grandes proyectos de infraestructura urbana; la creación de empresas asociadas al café, como las CONTENIDO

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trilladoras y las empresas de compra venta del grano; el protagonismo de la actividad comercial ejercida por los negociantes y empresarios pereiranos en toda la región del sur occidente de Caldas; y el activo negocio de transporte por medio la arriería, eran los aspectos centrales para considerar que ya se traía y se había consolidado una dinámica interna, endógena, que permitirá aprovechar los nuevos factores de cambio que en definitiva lanzarán a la ciudad a una etapa de su modernización. En su libro Historia de Pereira, Jaime Jaramillo (1963, p.384) señala que entre 1920 y 1930 hubo grandes iniciativas y transformaciones en Pereira. El más destacado y crucial factor de cambio lo constituyó la llegada del ferrocarril a la ciudad; su construcción permitió resolver en forma definitiva el aislamiento de la ciudad. Pereira se había ufanado de su ubicación como ciudad equidistante, pero no contar con un sistema de transporte adecuado significaba estar aislado de todos. El ferrocarril y las carreteras que se empezaron a construir para comunicarse con los vecinos Santa Rosa, Cartago, Salento, rompieron esta sensación de aislamiento y soledad, y brindaron a los comerciantes cafeteros nuevas oportunidades de inversión. El efecto de la expansión cafetera y la solución del transporte por medio del ferrocarril se convirtió, en los años 20, en un motor de transformación estratégico que redefinió el papel que desempeñaron los empresarios y comerciantes pereiranos en el escenario regional. El eje comercial del café cambió al ser Pereira el puerto más importante para su almacenamiento y transporte. La trilla adquirió una dimensión importante en Pereira después de 1921, al llegar el ferrocarril. El negocio de la trilla permitió no solo comprar el café que se producía en el municipio, sino también el de los pueblos vecinos. No existe evidencia para afirmar que los capitales acumulados en el proceso de trilla se destinaran como acumulación originaria para financiar otros programas empresariales, pero sí fue fundamental el aporte en lo que podemos denominar como la modernización de la ciudad. CONTENIDO

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Al salir de la finca cafetera, la trilla demandó unas condiciones técnicas que permitieron incorporar los fundamentos de la administración moderna. En estas procesadoras se debía contratar mano de obra y distribuir su trabajo con arreglo a criterios de división técnica del trabajo. Los sistemas de producción y la asignación de funciones y de tareas en cada área de trabajo se perfeccionaron con la incorporación de tecnologías operativas y organizacionales más avanzadas. En general, como lo sostiene Antonio García (1978, p.257), las construcciones de vías de comunicación le otorgaron a Pereira un papel protagónico en la economía regional: La expansión económica de Pereira reside en la facilidad de penetrar en otras regiones y de monopolizar sus mercados y sus productos agrícolas. Siendo crucero forzado de siete vías, vive en contacto con los abastecedores y los compradores. En esta red vial que asegura sus comunicaciones con el norte, el sur y el suroccidente de Caldas, con otros Departamentos y el exterior. Los dos factores de cambio representados en la construcción del ferrocarril y el surgimiento de las trilladoras como un proceso de manufactura de carácter urbano están unidos estrechamente, se integran y complementan. El crecimiento, no tanto en cantidad de empresas sino en volumen de operación de las trilladoras en Pereira, se debe a las posibilidades de comercialización y transporte por medio del ferrocarril. Estas empresas se sitúan alrededor de la estación del ferrocarril como enlace estratégico para su operación. En la memoria anual de la Cámara de Comercio (1935, p. 84) se presenta la siguiente información: En el municipio de Pereira se exportó en el año de 1934 la cantidad de 145.882 sacos de almendra de 70 kilos, con un peso total de 10.211.740 kilos netos. Las estadísticas se han encargado de demostrar que un 50% de estas exportaciones no son exclusivamente de café producido dentro de los límites distritales, sino que la mitad de ellas viene a beneficio desde otros municipios, y luego se incorpora como total del de Pereira. CONTENIDO

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Como se ha establecido, en estos primeros 30 años del siglo XX se transformaron las condiciones económicas y sociales; se contó con un sector clave, el café, que generó divisas y aportó recursos y empleo en las actividades agrícolas y en el empleo urbano. Además, se resolvió de manera satisfactoria el aislamiento de la ciudad, no solo frente a sus vecinos sino también ante la economía mundial, con la construcción del ferrocarril. Por último, la población creció y demostró su voluntad de permanecer y consolidar proyectos de vida en una ciudad que los recibió con simpatía. Por su proceso de migración, el aislamiento en el que vivió durante años y la indiferencia de los centros de poder político que la administraban, Pereira fue más abierta y proclive a recibir amablemente a sus nuevos pobladores; no se requirió otra condición diferente al deseo y voluntad de trabajar. En el estudio sobre el empresariado del viejo Caldas, Manuel Rodríguez establece que los empresarios y fundadores de empresas de Pereira provienen en mayor proporción de familias de menor estrato social: En síntesis, estos individuos proceden de los bajos estratos socioeconómicos de la región. Al examinar su carrera ocupacional se encuentra que la casi totalidad la inició en trabajos similares a los de sus padres; o en otras palabras a estos individuos bien les cabe la calificación de “hombres hechos a sí mismos”. Las personas fundadoras que no pertenecen ni a la oligarquía, ni proceden de los estratos económicos bajos (seis en Pereira y dos en Manizales) se han calificado como procedentes de familias situadas en los estratos económicos medios de la región. (1983, p. 28) El elemento distintivo en la formación empresarial de Pereira es que junto al empresario individual, que aprovecha las oportunidades que le brinda el crecimiento del mercado regional, surgen también las empresas asociativas y por acciones que les permiten realizar inversiones en preyectos más ambiciosos. La noción del empresario individual se refiere a personas pioneras y emprendedoras que, con gran voluntad de trabajo y decisión, logran romper las dificultades y las vicisitudes; son personas temerarias y emprendedoras que CONTENIDO

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asumen los retos de su ambición. Este modelo no se ajusta favorablemente al caso de Pereira, porque desconoce otra realidad que se materializa en la capacidad de formar comunidades y asociarse. La necesidad de asociación se debe a varios motivos e intereses. Los negociantes y trilladores de café en Pereira lograron controlar la comercialización del grano producido en los municipios vecinos. Su negocio se incrementó en forma sustancial con la llegada del ferrocarril, que cambió el eje de concentración y transporte del grano de Caldas. No obstante, esto comerciantes no tenían control sobre el resto de la cadena de valor del café; eran intermediarios de las casas exportadoras y grandes inversionistas con suficiente disponibilidad de efectivo para comprar las cosechas de una región. En este sentido, recibían un porcentaje del total de la exportación cafetera y corren enormes riesgos frente a la variación en los precios y la cotización internacional. Los empresarios de los años 20 en Pereira eran personas acaudaladas en referencia a los estándares locales, aunque en proporción menor frente a los negociantes y empresarios cafeteros de otras regiones. Ellos habían acumulado suficiente capacidad financiera y experiencia que les permitió ejercer mayor control sobre la dinámica nacional y mitigar los efectos perversos que siempre ha presentado la enorme volatilidad de las cotizaciones internacionales. De todas formas, la inestabilidad en los precios del café exigió que este grupo de negociantes y empresarios acudiera a su criterio de racionalidad mediante estrategias de diversificación de la inversión. El aspecto diferenciador los condujo a pensar en grandes proyectos. Estos líderes empresariales eran, a su vez, hombres con una voluntad de trabajo que soñaban con el progreso de su ciudad y que lo consideraban como la forma de asegurar su éxito empresarial. La lógica empresarial de este grupo de inversionistas apuntó más a la diversidad de opciones industriales, comerciales y de servicios. El resultado alcanzado de este proceso de ampliación y diversificación de la actividad económica del municipio fue su mayor inserción e integración con la economía nacional. La propuesta que hicieron fue la asociación colectiva de los negociantes, comerciantes y empresarios, para comprar acciones de los proyectos de inversión que iban surgiendo. CONTENIDO

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Entre 1922 y 1930 se fundó un grupo de empresas comerciales industriales y de servicio, mediante la venta de acciones. El caso sirve de muestra para evidenciar la participación de un grupo de doce empresarios que construyeron una especie de portafolio de inversiones. Tabla 15. Empresarios y sociedades anónimas creadas entre 1920 -1930 en Pereira. Archivos sobre disoluciones registradas en la Cámara de Comercio de Pereira, entre los años 1923 a 1945 (Montoya, 2004, p.33). Compañía exportadora del Pacífico

Chocolatería de los Andes

Compañía Hilados y Tejidos

Cervecería Tropical

Vidriera de Pereira

Constructora de Pereira

Banco de Pereira

Telefónica de Pereira

Año de Fundación

1922

1925

1925

1925

1926

1926

1926

1929

Manuel Mejía Robledo

X

 

X

X

X

X

X

X

7

Alfonso Jaramillo

 

 

X

X

X

X

X

X

6

Nepomuceno Vallejo

 

 

X

X

X

 

X

X

5

Roberto Marulanda

X

X

 

 

 

X

X

 

4

Epifanio Gaviria

X

 

X

 

 

 

X

 

3

Santiago Londoño

 

X

X

 

X

 

 

 

3

Camilo Gutiérrez

 

X

X

 

X

 

 

 

3

Ernesto Villegas

 

 

X

 

 

X

X

 

3

Eliseo Arbelaez

 

 

X

 

X

X

 

 

3

Francisco Mejia

X

 

X

 

 

 

X

 

3

Bernardo Mejia

X X

   

   

 

Jesús Cano

   

   

Nombre del empresario

X

X

 

   

Total

2 2

Nota: la X significa que esta persona invirtió en el proyecto empresarial señalado. CONTENIDO

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En esta muestra de doce importantes líderes empresariales y cívicos de la ciudad de Pereira se puede observar la conformación de un sistema de integración y de comunidad que permite la financiación de importantes proyectos empresariales. Tres de estos empresarios y personajes cívicos de la ciudad invierten en más de cinco proyectos; seis de ellos invierten en tres empresas. Se debe aclarar que en cada una de las empresas participan otros ciudadanos que compran acciones para fortalecer la noción de colectividad, pero la promoción, iniciativa y puesta en ejecución del proyecto es siempre comandada por estos representantes. Estas empresas se caracterizan por su tamaño, generalmente grande o de alto desarrollo tecnológico, como la Telefónica, que era de una enorme dimensión para una ciudad como la Pereira de ese momento; eran ideas empresariales proyectadas para el futuro. Otras empresas fundadas con la colaboración y participación de muchos de estos líderes empresariales fueron: Empresa de energía; instituciones educativas y de Salud, como el Hospital San Jorge; Empresa de Tranvías; Cámara de Comercio (creada en el año 1926) y Sociedad de Mejoras públicas, que desempeñará un papel determinante no solo en el amueblamiento urbano de la ciudad sino en la dotación de un conjunto de obras de infraestructura, como la plaza de mercado. Estas empresas alcanzaron volúmenes de producción y de empleo bastante altas para la época. Referirse a estos personajes como líderes empresariales y cívicos se debe a que su motivación no solo se explica por la ambición económica y el deseo de acumulación. Existió una condición política que movió y estimuló la acción emprendedora y es su deseo de integrarse para luchar contra el excesivo centralismo ejercido por Manizales, que no logró vencer las rivalidades históricas existentes entre los grupos empresariales y en general de la población de Manizales y Pereira. Fueron frecuentes los encuentros, diferencias y debates entre los dirigentes de ambas ciudades para conciliar sus diferencias. Desde la creación del CONTENIDO

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departamento de Caldas los ciudadanos de Pereira no se sintieron cómodos o agradecida por pertenecer al departamento. Al contrario, fueron también frecuentes las reuniones y los intentos con Armenia de separarse y crear al menos otro departamento. Este será un tema a profundizar en el siguiente capítulo. Las empresas creadas como sociedades anónimas tuvieron un impacto importante en la conformación de una mentalidad moderna de los pereiranos y su visión de futuro, pero se vieron afectadas por varios factores. En primer lugar, por la crisis de los años 30 y la disminución de los ingresos cafeteros con la consecuente reducción del mercado local y nacional y, en segundo lugar, por las dificultades para disminuir costos mediante la ampliación de la economía de escala, debido a las dificultades para el abastecimiento de materias primas y de acceso a otros mercados. La economía de la ciudad continuó muy vinculada a la actividad cafetera, que aportaba los ingresos más dinámicos. No obstante, los anteriores ejercicios empresariales propiciaron un crecimiento urbano importante que encontró en la actividad artesanal su principal fuente de ingresos, sobre todo aquellas actividades asociadas a la labor agrícola, como la marroquinería, la talabartería y la confección de prendas burdas; por ejemplo, la ropaza. En el censo de 1938 se observa la siguiente composición en la población del departamento de Caldas: predominio de población rural, con la diferencia notable de Pereira, que contaba con una distribución más equilibrada: Tabla 16. Población urbana y rural de los principales municipios, censo de 1938 (Contraloría General de la Republica de Colombia, Departamento de Caldas, tomo V, 1941, pp. 9-10) Municipios

Urbana

%

Rural

%

Total

Totales

246.987

32,08

522.981

67,92

769.968

Manizales Armenia Pereira

51.025 34.304 30.762

59,31 71,41 50,85

35.002 16.534 29.730

40,69 32,52 49,15

86.027 50.838 60.492

CONTENIDO

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El periodo de menor crecimiento de la población fue precisamente entre 1930 y 1940. Los efectos de la inestabilidad internacional por la crisis y luego la Segunda Guerra Mundial afectaron la economía cafetera, que debió soportar periodos de estancamiento de las exportaciones y disminución de precios. El comportamiento inversionista se puede explicar desde la tesis formulada por Mariano Arango (1979), al establecer la diferencia entre los empresarios de Antioquia con los de Caldas. El autor considera que en esta región los procesos de acumulación de capital fueron menores debido a que no logran los niveles de control de la comercialización del grano y de la exportación en forma monopólica, como ocurre con los cafeteros antioqueños. Es decir, es cierto que son las personas acaudaladas del pueblo, pero no tienen la fuerza individual para realizar grandes proyectos empresariales, aunque cuenten con iniciativas y también con suficiente experiencia. Como ya se dijo anteriormente, la población de Pereira tiene un pasado de asociación e integración como la forma de defender mejor sus intereses ante la indiferencia de las autoridades, tanto de Cartago en un principio, como de la capital del departamento de Caldas. En el proyecto de modernización ideado por sus dirigentes locales, la asociatividad fue la figura institucional para combatir el centralismo. Esto permitió un acuerdo político que superó las rivalidades de orden partidista; esta noción se traduce en la idea de que el progreso de la localidad de Pereira dependía de ellos mismos.

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CAPÍTULO IV PEREIRA CONFECCIONISTA DE LA ARTESANÍA A LAS PEQUEÑAS Y MEDIANAS EMPRESAS

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4. Pereira confeccionista: de la artesanía a las pequeñas y medianas empresas6 4.1 Tránsito de la artesanía a la industria A partir de los años 30, la actividad manufacturera de Pereira estará asociada a la transformación y sustitución de la actividad artesanal en el sector de la confección textil. En el censo de 1918 en Pereira se registraron 438 costureras y 32 sastres, de un total de 1.311 personas que trabajan en oficios de artesanía. (Concejo Municipal de Pereira, 2019). Este dato significa que un grupo importante de personas conocen y viven del oficio y la práctica artesanal, caracterizado por la limitada división técnica del trabajo. Las actividades artesano, sastre o modista, se concentran en sus manos y en el conocimiento de las formas de realizar todas las labores claves de diseño, corte y costura; allí solo se delegan tareas secundarias, como el planchado y el acabado final de la prenda. El conocimiento de las técnicas de confección es un arte que se ha trasmitido por generaciones y su gran virtuosismo y especialización se debe a que durante siglos estuvo asociada al arte de vestir a las grandes familias de nobles, que exigían prendas de gran complejidad y refinamiento. El sastre, además de la confección propiamente dicha, cumplía la función de asesorar al cliente sobre el diseño y la calidad de las telas que se deberían emplear en una prenda. En su Historia del traje, de Aida Martínez Carreño, se comprende cómo la sastrería y la modistería eran oficios de carácter masculino: “La sastrería fue uno de los oficios reservados a blancos o mestizos, y de su práctica quedaban formalmente excluidos negros, mulatos y zambos. Su posición dentro de las jerarquías existentes debió de ser alta.” (1991, p.63) A pesar de ser transmitido de padres a hijos, como lo establece la autora citada, también es un oficio que cuenta con una estructura de enseñanza por medio de aprendices.

6 En este capítulo se emplean resultados de investigación y apartados de artículos publicados en las revistas Gestión y Región y Páginas de la Universidad Católica de Pereira. Estos textos, no obstante, han sido ampliados y modificados como resultado de nuevas exploraciones.

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El oficio frecuentemente se traspasaba de padres a hijos, sin que ello los excluyera de cumplir con los requisitos establecidos para ser admitidos en el gremio: La Instrucción General para los Gremios de Santafé, expedida en 1777, contiene las formalidades que debía cumplir quien aspirara a la sastrería: entre los 10 y 14 años los muchachos se iniciaban como aprendices en el taller de un maestro, donde permanecían cuatro años antes de ser admitidos a examen para pasar a la categoría de oficiales; en ésta permanecían dos años más, concluidos los cuales podían presentarse a un examen (cuyos costos asumía el estudiante), que consistía en la ejecución de una pieza ante dos veedores del gremio. Hasta ser aceptado como maestro, no podía poner tienda ni ejercer. (Martínez, 1991, p.64) En el oficio de costura, al cabo del tiempo se admite la participación de las mujeres, que estaban confinadas realizar labores restringidas como el bordado. En el trabajo citado se describe cómo las mujeres entran en el mundo de la modistería: La sólida convicción de lo apropiado de la costura como actividad femenina se confirma con dos publicaciones, encaminadas a enseñar el corte de vestidos. En 1887, Pedro María Arango publicó un Tratado de corte, obra escrita “con tanta claridad que cualquier señorita de regular inteligencia puede aprender en ella todo lo que se refiere al corte de vestidos”. En 1897 las profesoras Carlina y Amalia Barriga Echeverría publican el Nuevo método de modistería, que las directoras del Colegio Pestalozziano saludan como una “obra en extremo importante y que merece la mayor acogida social”. (Martínez,1991, p. 73) En el escenario de la ciudad de Pereira, en las primeras décadas del siglo XX se configuran dos formas de artesanía de la confección: la modistería y sastrería de prendas elaboradas para los sectores sociales acaudalados que demandaban una calidad y diseño sofisticado. Se puede considerar que esta actividad, con sus pequeñas modificaciones en términos de incorporación de nuevas herramientas, permanece y conserva su ambiente tradicional en la actualidad. Es común que las personas que desean prendas más elaboradas o para ocasiones muy especiales como matrimonios, graduaciones, etcétera, CONTENIDO

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las contraten con modistas o sastres reconocidos, para que la prenda se ajuste a las medidas exactas del cliente de acuerdo con el diseño propuesto por el artesano o por catálogo. Una segunda modalidad, que es precisamente la que logrará la transformación importante en el proyecto de industrialización, es la confección de prendas populares, rústicas y burdas para las labores del campo. En Pereira merece especial consideración la confección de ropaza, que es un producto artesanal sencillo, elaborado con telas muy burdas y resistentes que sirve para atender las necesidades de campesinos y gente asociada con trabajo manual. La nueva etapa de crecimiento de la manufactura en Pereira se puede considerar como la desintegración y transformación de la actividad artesanal y el surgimiento de una industria confeccionista moderna. Los comerciantes de tela, que ejercían la función de proveer a los talleres de artesanos, encuentran en este negocio una oportunidad de crecimiento: en primer lugar, la existencia de un grupo importante de talleres de ropaza y pacotilla; se contaba, por tanto, con mano de obra capacitada en costura. En segundo lugar, la creciente demanda de un sector muy importante en la economía y la sociedad del momento, el campesino cafetero que al disponer de ingresos monetarios ha dejado la condición de autarquía para convertirse en un potencial comparador, pero también crecen los oficios urbanos remunerados que permiten ampliar la demanda e incluso cualificarla. Estas dos condiciones: conocimiento del oficio por parte de un grupo importante de personas y la demanda creciente del producto, hicieron posible el ingreso del comerciante en el negocio de la ropaza, dando origen a un proceso de manufactura a domicilio. 4.2 La manufactura a domicilio El origen más remoto de la confección en la ciudad de Pereira se encuentra en la actividad artesanal, la cual será transformada por la intervención productiva de los comerciantes de géneros y telas, como lo dice el escritor Fernando Uribe Uribe:

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Había otros almacenes en grande; Camel Ilian, Don Víctor Mazuera, Don Enrique Posada, Don Julio Castro y todos de tela, pues prendas confeccionadas no se vendían; eso era de manufactura doméstica, lo mismo las prendas interiores masculinas y femeninas y los trajes y vestidos de calle o de fiesta se hacían sobre medidas, por la señora de la casa o por las escasas costureras que a ello se dedicaban (Uribe, 2003, p.147) El crecimiento en la demanda de estas prendas motivó a los comerciantes de telas para entrar en el negocio, mediante la alianza productiva y comercial con los artesanos, que será el origen a la manufactura a domicilio en la ciudad de Pereira. (Ruiz y Montoya, 2012, p. 9) Los comerciantes operaban como minoristas en la distribución de telas nacionales producidas en las grandes textileras, como Coltejer y Fabricato, y en algunos casos con telas importadas. Su incursión en la actividad productiva se desarrolló en dos perspectivas artesanales diferentes: una primera oportunidad de negocio se presenta con la confección de prendas sobre medida, como vestidos para hombre, los cuales eran confeccionados por sastres reconocidos. Se debe anotar que en esta transformación las prendas para mujer, que son más elaboradas, continuaron siendo confeccionadas en los talleres de modistas muy virtuosas. El otro negocio consiste, por el contrario, en la confección de ropa sencilla de trabajo, sobre todo de las faenas del campo. Producción de prendas denominadas ropaza, elaboradas con telas muy fuertes y resistentes en las cuales no existe un diseño diferenciado sino moldes para tallas diferente. Estas prendas se dirigen al mercado muy amplio de los campesinos y trabajadores. En los almacenes de telas, que se vinculan en una de estas dos modalidades, se dispone de un espacio para el corte de la rapaza, que luego será enviada a las costureras a domicilio o bien para la sastrería que se integra con la venta de las telas nacionales y los paños importados. En el caso de la ropaza la primera actividad es el corte. Se realiza en el almacén y luego se distribuye a las costureras que terminan la confección de las prendas en sus hogares. La actividad de despacho y recolección de las prendas y los CONTENIDO

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demás insumos necesario para la confección corría por cuenta del almacén, con mensajeros que hacían estos recorridos para entregar las telas cortadas y recoger el producto final. En Pereira, la confección a domicilio se concentró en el barrio Obrero, cerca del hospital San Jorge; este fue una donación de 60 casas otorgadas por la alcaldía a mujeres viudas, quienes obtenían sus ingresos con la costura de estas prendas. (Angel, 1978) El mercado de la ropaza perdura por unos veinte años hasta que los cambios en los hábitos de consumo, la creciente urbanización y la penetración de prendas fabricadas por empresas modernos con mayor diseño y calidad terminan por dar al traste con esta actividad. Al declinar el negocio de confección de ropaza se propicia una nueva modalidad orientada a la producción de vestidos para hombre, compuesto de saco y pantalón, que tiene alta demanda en estos años. En un principio, la confección de vestidos es también de carácter artesanal, condición que es aprovechada por el comerciante José Giraldo Gómez, creador de confecciones Fábrica de Vestidos Gales, empresa que contrató artesanos para reunirlos en un mismo local distribuidos en talleres para la elaboración de las prendas. Esta nueva modalidad significa un avance en el proceso técnico de producción. El comerciante y luego administrador de la manufactura inicia el recorrido que terminará en el desarrollo de la actividad industrial. Ya su negocio no se concentra en la venta de la tela, sino en generar un valor agregado mediante la confección que sigue operando en principio de forma completamente artesanal. En la entrevista con el Señor Apolinar Mejía se explica el proceso: .. comenzamos a producir vestidos de paño, pero sobre medidas; trajimos un cortador ecuatoriano: Don Luis Moreno. Luego tuvimos varios y entonces teníamos quien hacía chaleco, quien hacia pantalón, quien hacia sacos, y de ahí se cruzaban las tres piezas y lo hacíamos sobre medidas, y teníamos un sastre probador que no hacía sino probar, que probaba los sacos, eso se hacía hasta dos pruebas, se probaba hasta el chaleco, lo único que no se probaba era el pantalón, porque ese CONTENIDO

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era más fácil, pero lo que es el saco que era la prenda básica, una, dos pruebas, y cuando era un tipo muy destacado hasta tres; le hacíamos todo: mangas y cuellos y solapas porque eran fundamental y que le cayera con plomo. (Mejía 1998). En Confecciones Gales toda la prenda es elaborada por un solo artesano que la realiza desde el corte hasta la confección final, con sus respectivas pruebas y ajustes a satisfacción plena del cliente. Esta modalidad va cambiando con el tiempo, dando lugar a una incipiente división técnica del trabajo al interior de cada uno de los talleres artesanales reunidos en un mismo local. En Gales no se presenta una ampliación de la división técnica que permita el intercambio de actividades entre los diferentes artesanos, pero se da la aplicación de sistemas de patronaje que les permite elaborar prendas en variedad de tallas, para atender mercados más amplios de carácter nacional e incluso internacional. Una segunda experiencia de transformación de la actividad artesanal se presenta con industrias VALHER. A pesar de no incursionar en el mercado de ropaza, como Gales, se puede comparar porque inicia su actividad productiva en la confección de vestidos para hombre. En la década de los años 30 iniciaron el negocio con un almacén de telas importadas llamado Valencia Hermanos. Su operación de mayoristas les permite surtir a otros almacenes y negocios en los municipios vecinos o directamente a las sastrerías locales. A mediados de los años cuarenta, cuando el almacén estaba plenamente consolidado, Leónidas Vega (un sastre ecuatoriano muy cotizado por su habilidad y destreza, dueño de un taller denominado El Chic) pidió a los propietarios del almacén administrado por los hermanos Valencia que lo dejaran establecer su sastrería en la parte posterior. Al ofrecer sus servicios de diseño y confección impulsaba en los clientes la compra de los hilos y entretelas necesarias para la confección de los vestidos y sobre todo las venta de telas. Don Esteban Valencia vio en este ofrecimiento una oportunidad, según lo cuenta Alonso Henao Valencia: Esteban tenía la visión más amplia, él tenía una visión del negocio; naturalmente Leónidas Vega era un sastre y muy buen sastre y era ecuatoriano, de moda llamémoslo así, y le compraba mucha tela y Esteban le mandaba a fabricar vestidos y era como comprar un Cristian Dior de hoy, entonces había que cuidar a ese Cristian Dior; había que CONTENIDO

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cuidar el negocio. Él tenía la visión y ¿cómo lo iba a dejar ir para que le comprara las telas a otro? (Entrevista realizada por el autor a Alonso Valencia,1992). Esta sastrería tenía una capacidad muy reducida de producción: 5 o 6 prendas semanales confeccionadas sobre medida. No empleaban sistemas de modelaje o de patronaje para ampliar la capacidad de producción con proceso más estandarizados de acuerdo con las tallas. La estandarización del proceso se constituye en una condición fundamental para ampliar su mercado y ofrecer los vestidos en otras zonas. El vestido confeccionado sobre medida exige gran proximidad del cliente, quien debe visitar varias veces al sastre para que corrija las medidas, de tal forma que el traje se ajuste perfecto a la medida de cada cliente. Esta limitación del sistema de confección artesanal y sobre medida empieza a resolverse de la siguiente forma: Leónidas Vega, fue el que hizo los primeros moldes. Inclusive que hay unas anécdotas fantásticas, interesantísimas sobre los primeros pasos industriales, cuando se empezó realmente a hacer vestido. Le dijo don Esteban al señor Vega que buscara los moldes con las medidas de tres amigos, que se llamaban fulano, fulano y fulano y que hicieran moldes de papel con las medidas de esos señores. Se hicieron tres tamaños, una serie de tallas que correspondan a una estatura, se fueron ampliando y se dedicaron a trabajar. Yo les decía que para eso había un sistema que lo había leído en una revista, empezamos por aprender a escalar los moldes de un tamaño original. (Entrevista realizada por el autor a Alonso Valencia,1992). Este sistema rudimentario de diseño basado en la prueba y error, tomando como referencia o “modelo” a los propios clientes con medidas, pesos y contextura diferente, fue sumamente útil para definir y lograr alguna normalización de las diferentes tallas y permitir una mayor flexibilidad en la producción y conservación de un pequeño inventario de productos en proceso, de tal forma que cuando la persona los iba a comprar, el sastre podía hacer los ajustes necesarios para que se adaptara adecuadamente a su cuerpo: En 1945-1946 se comenzó a trabajar en la fábrica y se trajeron técnicos del exterior: unos puertorriqueños, que eran los que venían y comenzaron a hacer los primeros moldes, basados en algunos que ellos CONTENIDO

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seguramente habían sacado de alguna fábrica de Estados Unidos. Con base a eso se adaptaron a las medidas colombianas, se acertó un poco y se comenzó a trabajar en base a eso. Hasta 1955 se trabajó con buen éxito. Los técnicos habían sido extranjeros, hasta que llegó más o menos en 1955 a Pereira don Hernando Trujillo, propietario hoy de la firma Hernando Trujillo y Cía. en Bogotá. Trabajó en Valher unos 5 o 6 años, como técnico para desarrollar los primeros moldes, con una adaptación más lógica, porque aquí todo era muy incipiente y nada se sabía, y cuando don Miguel Gutiérrez entró a trabajar aquí, fue el ayudante de don Hernando Trujillo. Más adelante fue a Estados Unidos a capacitarse en moldaje y fue el asistente de don Hernando hasta cuando él se retiró. Ya entró don Miguel Gutiérrez a trabajar en los moldes en la parte de diseño, también lógicamente se sabía que tenía poca experiencia, estaba apenas aprendiendo y era muy joven; entonces se le comenzaron a traer técnicos para que le fueran explicando y asesorando toda la fábrica, en todo lo referente a las técnicas del moldaje y patronaje y acercarlo más a la información que él podía tener en cuenta a escalado y patronaje. (Entrevista realizada por el autor a Eduardo Valencia, 1991). Las dos experiencias en la confección de vestido para hombres son diferentes: Vestidos Gales permanece en el sistema de manufactura artesanal, en el cual el predominio de la actividad se concentra en la habilidad y capacidad del sastre artesano, que opera como un taller que comparte con los otros artesanos solo el local. La vinculación laboral opera mediante el pago a destajo, por cada vestido confeccionado. El único proceso controlado y realizado directamente por la empresa es el corte; este control le permite al empresario distribuir y asignar el trabajo en los diferentes talleres. Sobre esta transformación productiva, en la entrevista el señor Apolinar Mejía propone los siguientes aspectos: Teníamos un cortador que trabajaba aquí sobre medidas; él entonces cortaba los pantalones y los entregábamos hechos. Hacía como si estuviera en la casa; él no tenía ninguna modificación a nada, lo mismo hacía en el saco y lo mismo en el chaleco. Cuando fue creciendo la empresa, entonces ya comenzamos a ver que no se podía cortar así, CONTENIDO

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sino que había que tener cortador, pero técnico. Era colocar varias telas, ya no era una sola, sino que podíamos jugar con 5, 6, entonces compramos una máquina cortadora; al principio era tijera. El mismo ritmo va indicando qué es lo que uno va necesitando, y luego seguimos, el que hacía los trazos, lo trazará con tiza encima, sino que lo trazara en un papel que tenía el mismo ancho de la tela, y los lleva, y él trazaba todo completo, y luego nos veníamos jugando con las piezas para ver, con la posición, tape este roto aquí, voltee aquí…Nos ganábamos, por ejemplo, 10 o 15 centímetros; eran 100 vestidos o 1.500 centímetros, eran 15 metros y 15 metros de ahorro. (Entrevista realizada por el autor a Apolinar Mejía, 1998) Gracias a este sistema, además, la empresa logra la producción en serie de diferentes tallas y medidas que le permite cubrir la comercialización en el mercado nacional y una experiencia de exportación a Nicaragua, despachando primero a San Andrés para luego llevarlas a Nicaragua sin el pago de arancel. En este método, que se puede considerar de manufactura simple, el empresario o comerciante es el dueño de la tela y de los insumos necesarios para la producción de la prenda; el artesano aporta los métodos de producción y las herramientas e instrumentos de trabajo. La única innovación introducida es en el proceso de corte, que se realizaba con personal contratado directamente por la empresa, siendo estos en realidad sus únicos operarios. La transformación de la producción artesanal en actividad industrial y sobre todo en empresas formalizadas fue impulsada por disposiciones gubernamentales en el código de trabajo. La legislación establecía exigencias en torno a la jornada de trabajo. En el caso de la confección, se determinó un tiempo necesario para la producción de una prenda y con esta base se calculaba el número total de prendas que debía producir cada artesano en la semana. La fijación de este “estándar” de la producción no obedecía a estudios realizados con arreglo a criterios técnicos; por tal motivo, el número de prendas que correspondía a la jornada laboral de 48 horas de trabajo siempre era inferior a los promedios de confección real semanal, que por tradición se habían establecido entre comerciantes y artesanos, lo que significa un pago adicional. Las prendas excedentes, de acuerdo con el estándar de la oficina de trabajo, debían ser pagadas como horas extras, condición que era inaceptable para los CONTENIDO

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directivos de Gales, debido a que no tenían ningún control sobre el trabajo del artesano. La imposibilidad de lograr un acuerdo en cuanto a número de prendas promedio y sobre la jornada de trabajo llevó a la suspensión de la actividad productiva de la empresa por casi dos años, para luego suspender sus operaciones definitivamente. En Vestidos Valher (Valencia Hermanos), por su parte, se emprende un camino de crecimiento muy exitoso. Se emplean los servicios del sastre, pero entiende claramente que no puede perpetuar el sistema de producción sobre medidas ya que el futuro es la producción en serie para abastecer mercados más amplios y ofrecer sus productos en otros municipios y ciudades del país. Los Hermanos Valencia entienden con claridad que su condición de crecimiento y sobrevivencia dependía de la capacidad de innovación técnica y del diseño y creación de nuevas estructuras de producción, cambiando las formas de contratación de los trabajadores, es decir, creando una organización moderna inspirada en las lógicas del capitalismo y de las técnicas y herramientas administrativas que le garanticen su vinculación y participación en el mercado de vestido para hombres. En ponencia presentada en el año 1983 por Eduardo Valencia en el Congreso Andino de la productividad, reconoce que en los años cuarenta la ignorancia sobre los temas de tecnología era la norma. Destaca que las empresas vendedoras de máquinas fueron las encargadas de traer información sobre “los adelantos que existían especialmente en Estados Unidos y se empezó a hablar de sistemas de trabajo”, pero la verdadera transformación se presenta en 1952 con la adquisición de nuevos equipos, cuya posibilidad de compra había sido suspendida durante la guerra y que exigía la capacitación de todo el personal para mejorar los métodos y simplificar operaciones. En esta búsqueda encaminada a elevar la productividad, de acuerdo con lo expuesto por el empresario Eduardo Valencia, jugó un papel fundamental la creación del Sena en 1958, porque impulsó la capacitación de los trabajadores en las nuevas aplicaciones de maquinaria y en la modernización de los procesos de producción en las plantas. (Valencia, 1983) La orientación comercial de Valher hacia el mercado nacional se constituyó en la razón más permanente para elevar la productividad y la calidad de sus prendas. En la ponencia en mención se presenta un interesante cuadro sobre CONTENIDO

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el incremento de la productividad. Se toma como base el año 1972 para los pantalones y para los sacos el año 1979. Tabla 17. Comparación de incremento de productividad en docenas/mes de Valher (Valencia, 1983, p.7) Año

Pantalones

Sacos

1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983

1.000 1.035 984 1.153 1.222 944 1.141 1.173 1.194 1.322 1.260  

              1.000 1.066 1.214 1.080 1.138

En términos generales, se observa el crecimiento en la productividad que fue calculada para el mismo número de trabajadores. En el año 72 realizaron 1.000 prendas en la misma unidad de tiempo; ya para el año 1981 han elevado esta capacidad a 1.322 y luego en el año 1981 decae un poco a 1.260. En sacos sucede algo similar, pero se alcanza a apreciar que el año 1981 fue excepcional desde la perspectiva de la productividad. A finales de los años cuarenta y toda la década del cincuenta, la ciudad vivió un período de crecimiento industrial. La confección de vestidos, que inició como industria a domicilio, se fue transformando en una empresa manufacturera; sobre todo en el caso de Confecciones Valher, que transformó su base tecnológica de producción incorporando nuevos equipos y procesos modernos de administración del taller, que le permitieron aumentar en forma considerable su capacidad operativa y, por tanto, su capacidad para competir en el mercado nacional. Otro factor que ayuda a explicar este auge CONTENIDO

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de la actividad industrial es el gran crecimiento de la población urbana en el municipio. En 1938, los habitantes de Pereira eran 60.492 personas, con un porcentaje rural del 49,1%. En 1951, esta población era de 115.342 personas, con una participación rural del 34%. 4.3 Expansión de la actividad confeccionista de prendas de vestir Una segunda modalidad en el proceso de crecimiento del sector confeccionista se presenta en forma simultánea con la transformación descrita anteriormente de la actividad artesanal a la industria. Se trata de la inversión y montaje a lo largo de las décadas de los años cuarenta y cincuenta de un conjunto de empresas nacionales de confección, tales como: Camisas Charles, Confecciones Cerchez, Camisas Jarcano, Conadis, Camisas don Félix y La Garantía. La Garantía no era exclusivamente confeccionista, ya que producía telas en tejido de punto y confección de camisetas, pero llegó a dominar el mercado nacional por muchos años. La Garantía operaba como subsidiario de la empresa creada por Antonio Dishington en Cali, a principios del siglo. Otras empresas importantes creadas en esta época son textiles Safir, Muebles Ensestein. Su importancia no se debe solo al aumento de la producción y al empleo industrial; su gran aporte fue la transformación cultural para consolidar la lógica de la empresa industrial capitalista, su racionalidad operativa y las formas de producción en serie con una mayor división interna del trabajo y un ejercicio de control de calidad necesario para sostener su competitividad. Los nuevos empresarios locales aprendieron y se prepararon en estas empresas en las que trabajan como operarios y operarias; en ellas conocieron las técnicas productivas y administrativas modernas necesarias para iniciar una actividad empresarial industrial. JARCANO era una sociedad limitada fundada en 1941 por don Humberto Jaramillo como socio principal y don Manuel Cano como socio minoritario, con una participación sobre la propiedad de la fábrica del 66% y el 33%, respectivamente. La empresa consistía en un almacén que funcionaba en la plaza de Bolívar y la fábrica que funcionaba en la calle 21: Fue una fábrica de camisería que progresó enormemente y fue líder. En la confección había tres fábricas en el país que eran muy importantes, PRIMAVERA confeccionaba camisas, el ROBLE era de Bucaramanga, CONTENIDO

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pero PRIMAVERA y JARCANO eran dos fábricas muy grandes realmente. (Entrevista realizada por el autor a Arturo Pinzón, 1990) El aporte de estas empresas al crecimiento y desarrollo del sector confeccionista en Pereira se centra en la transformación tecnológica; son empresas industriales que operan bajo el sistema de producción en serie con mayor división del trabajo y con el sistema de talleres y de lotes de producción. Al referirse al sistema de producción empleado para la confección de una camisa, el Señor Pinzón ilustra el siguiente procedimiento: Primero viene una orden de confección. La orden consiste en que hay que cortar determinado número de tallas; si usted quiere hacer camisas S, M, L; de acuerdo, con eso usted distribuye cuántas cantidades de camisas va a cortar, cuántas de M cuantas de L y cuántas de extra larga, si es el caso. Luego hace una muestra, sobre una muestra de una camisa que ya se ha hecho anteriormente, entonces viene la orden: se saca la tela, se hace el trazo de acuerdo con los diferentes anchos que tiene la tela, porque la tela no viene estándar, sino que hay telas que vienen muy anchas, vienen de 1mt con 10 cms de 1 con 50. El trazo se hace manualmente, una serie de moldes que consiste en las tres tallas, se traza, luego se tiende sobre la mesa, se hacen los tipos de empalmes para poder extender la tela y luego se empieza a extender con una máquina de extendedor. Después de que está extendida la tela, (digamos hay 200 telas) se pone el trazo encima de la tela, se abrocha con una grapa de coser y se cose por la línea de trazo; ahí le queda un trazo definido, se marcan las tallas. Cada pieza debe ir marcada con el número de la talla y el número de la pieza, porque sino al armar no se sabe que puede haber una diferencia de tonos, se puede revolver el trabajo en el proceso y salgan las camisas trocadas, una vez está marcado se amarran los paquetes, se baja y se distribuye en la planta, la planta tiene una sección de cuellos, una secciona de mangas, una sección de puños, una sección de piezas grandes, como por ejemplo las faldas y la sección de embolsillar, y luego viene un sistema de ensamble que ya es unir todas las piezas que forman la camisa y echarlas por una línea hasta que llegan al final. Después de terminadas pasan a la revisión y a la plancha, las empacan en cajas, es decir, a la camisa CONTENIDO

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aplanchada se le ponen algunas cosas como unas tiras de plástico para darles presentación, un soporte aquí en el cuello, un tiquete, se meten en una bolsa plástica y se empacan, ya sería en cajas de 6 camisas dependiendo si son de un sólo color o de varios colores, entonces se surten de 6 colores, en cajas de media docena, se empacan en la cajita y se pasan a la bodega; las empacan para despachar al mercado en cajas de 6 docenas. (Entrevista realizada por el autor a Arturo Pinzón, 1990) Este procedimiento básico no requiere grandes inversiones en equipos especiales y costosos; refleja un avance en términos de cambio en los sistemas de producción en serie - división del trabajo y producción en línea- que requiere el establecimiento de estándares mínimos para cada operación. Este aprendizaje, que permite establecer una diferencia clara entre la costura y la confección, se fue extendiendo en la comunidad, se popularizó de una forma significativa hasta convertir a la ciudad de Pereira durante los años cincuenta en un importante centro productivo y de consumo de telas: No era una cosa muy complicada hacer una camisa: una camisa se puede hacer con una máquina o se puede hacer con cien, con las que uno pueda. Una persona que tenía unos centavos decía..., pensaba en una industria de confecciones, no solamente en camisas, de otras prendas también, pantaloncillos, ropa interior para señoras, para hombre y esas cosas así también se hacían, pero digamos que no había una competencia que no dejara trabajar a los pequeños; los pequeños podían adelantar y surgir (Entrevista realizada por el autor a Arturo Pinzón, 1990) Estas empresas alcanzaron un considerable número de trabajadores, como Camisas Don Félix que, en el año 1962, llegó a contar con 260 operarias. Todas estos emprendimientos van a servir como instituciones de incubación de nuevas empresas, fundadas principalmente por operarias que habían tenido algún vínculo laboral o comercial y aprovechan las facilidades técnicas, comerciales y financieras para crear micro y pequeñas empresas en un sector que no exige grandes barreras de entrada: Éste fue un sector donde se requería una muy baja inversión de capital para empezar una empresa. Eso explica tal vez el surgimiento de CONTENIDO

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muchas empresas pequeñas de confecciones; no se requería mucho capital: en primer lugar, las maquinarias no eran muy costosas. En el país había casi que libertad de importación de equipo con muy bajos aranceles y, en segundo lugar, la situación financiera, el mercado financiero era un mercado mucho más blando y amplio y eso se traducía no únicamente en las relaciones que uno tenía con el sistema bancario, sino en las relaciones que tenía con los proveedores. En aquella época desde que uno fuera una persona honorable y cumplida en sus compromisos, tenía acceso al crédito relativamente fácil y no existían por ejemplo los costos financieros en las compras de telas, de cartones, de plásticos, de hilos, que en este momento existen, total que era mucho más fácil el inicio de empresa desde el punto de vista de recurso financiero necesario; esta fue una empresa que se creó con un capital muy pequeño (Entrevista realizada por el autor a Francisco Navarro, 1996) Los empresarios locales empleaban sus rentas de trabajo y sus ahorros acumulados en las cesantías para comprar unas cuantas máquinas de coser e iniciar su actividad confeccionista en pequeña escala; en principio para atender un mercado regional, y luego para ampliar al mercado nacional. Al respecto, Francisco Navarro en la entrevista citada se refiere a la experiencia en la fundación de Camelia, la empresa de su padre: Existía la posibilidad de empezar una empresa con muy poco capital. Los pequeños ahorros que uno tuviera permitían empezar una empresa; también las rentas de trabajo, los pequeños excedentes. Mi papá utilizó en su época sus cesantías; él básicamente hizo un acuerdo con Jarcano. Él trabajaba allí, cuando le comentaron que esta fábrica se había quebrado y que no había con qué pagar las deudas, él le propuso a su jefe, que en ese momento era Don Gabriel Cano, hermano de don Delfín, que le hiciera un préstamo respaldado en sus cesantías con el fin de él poder comprar la mitad de la empresa, total que la acumulación fue realmente renta de trabajo; lo demás se fue generando. Ya las empresas que pudieron manejar sus evoluciones se fueron capitalizando, fueron creciendo, otras se quedaron siendo pequeñas y otras desaparecieron; pero esas condiciones han cambiado sustancialmente. En este momento, iniciar actividades en el sector CONTENIDO

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de las confecciones requiere una relativa alta inversión de capital, así esa inversión sea mucho menor a la que se requiere para otro tipo de actividades, pero ya la situación es muy diferente. (Entrevista realizada por el autor a Francisco Navarro, 1996) Se observa que las empresas de capital nacional logran romper la barrera tecnológica que limitaba el montaje de las empresas locales, cuando la comunidad se apropia de un oficio y comprende sus reglas de operación, se crean unas dinámicas sociales y reglas de juego, que permiten neutralizar otras limitaciones como la situación financiera o los sistemas de distribución y mercadeo. La facilidad para la creación y montaje de las empresas se asocia también con la facilidad para salir del negocio. Esto lleva a una gran rotación de empresas, intercambiando básicamente los mismos activos. La actividad confeccionista de esta época es intensiva en mano de obra en la que se incorpora poca tecnología e innovación; la demanda tecnológica se torna rápidamente en un bien genérico que se adquiere con facilidad. La fuerza competitiva de la actividad confeccionista en este periodo está centrada en la amplia disponibilidad de mano de obra más que en la incorporación de condiciones técnicas y tecnológicas, más exigentes en la inversión e incorporación de capital: Cuando las familias llegaron a Pereira huyendo de la zona de violencia, existía para el grupo de mujeres una ética de vida y una cultura de vida orientada al trabajo y al sostenimiento de la familia. Eso produjo que estas personas de una manera relativamente organizada buscaran fuentes de ingresos complementarios para la familia, y hubieran sido de pronto muy receptivas a la formación y entrenamiento que se les pudo proporcionar en algunos talleres y en algunas fábricas que existían, y se dio por eso una formación muy rápida de una mano de obra calificada, orientada al sector de la confección. Para poder generar industrias de confección en cualquier ciudad, más importante que la disposición de capital o de la tecnología es el recurso humano, y aquí se creó la condición, primero por la emigración abundante de mano de obra barata, relativamente barata, pero sobretodo con la disposición, el interés y la necesidad de aprender rápidamente el oficio. Eso permitió formar un cuadro numeroso CONTENIDO

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de operarias especializadas en la costura industrial; operarias que se entrenaban durante 3 o 4 meses de vinculación a una fábrica o a un taller. (Entrevista realizada por el autor a Francisco Navarro, 1996) También es necesario destacar la presencia en la ciudad de un representativo núcleo de familias siriolibanesas, creadoras de diferentes negocios de tipo comercial e industrial, como el destacado caso de Confecciones, Saad creada por el señor Álvaro Saad Ch. en 1960; esta empresa en pocos años pasó de una contratación de 15 empleadas a 300 en 1964, con una producción de 3.500 docenas mensuales de vestidos para hombre, chaquetas y bluyines. Estos últimos fueron su gran y reconocida novedad, los Blu Jeans Colt reversibles “para que usted los use por el lado que usted quiera, por el derecho como por el revés”. (Industria caldense, 1963, p.150) Estos empresarios aportaron nuevas experiencias e imprimieron un ambiente de trabajo y competitividad que estimuló a los empresarios locales a crear sus propios negocios. Esta circunstancia permitió que la ciudad se nutriera del aporte de los forasteros y que los recibiera con gran hospitalidad, reforzando así el carácter de sociedad abierta que la ha distinguido. Los criterios sociales que se impusieron para permitir el acceso del forastero, tanto nacional como extranjero, estuvieron determinados por su capacidad de trabajo, laboriosidad y honestidad. Al respecto, en el libro de Manuel Rodríguez (El empresario industrial del Viejo Caldas) encontramos lo siguiente: “De las industrias de Manizales, incluidas en la muestra, el 90% fueron fundadas por personas u organizaciones originarias del Viejo Caldas, en contraste con Pereira en donde tan solo el 58% de los fundadores son originarios de la región” (1993, p.36) En el cuadro se compara el origen de los empresarios fundadores de las ciudades de Manizales y Pereira, clasificados en tres categorías: los provenientes de la región del Viejo Caldas; los de otras regiones y los empresarios extranjeros. En cada categoría se subdivide según la fundación de las empresas por parte de personas naturales o por organizaciones, como corporaciones financieras o sucursales.

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Tabla 18. Lugar de origen de los Fundadores (Rodríguez, 1993, p.37)  

Manizales

%

Pereira

%

Viejo Caldas

Personas naturales 18 60,0 Organizaciones 9 30,0 Otras regiones de Colombia Personas naturales 0  0 Organizaciones 2 6,7 Países extranjeros Personas naturales 0  0 Organizaciones 1 3,3   30 100,0

19 3

50,0 7,9

11 0

28,9  0

0 5 38

 0 13,2 100,0

Del cuadro anterior se desprende que en Pereira el 57,9% de los empresarios procedían de la región, mientras que en Manizales representaban el 90%. El 42% restante de empresas pereiranas, tomados en la muestra, eran provenientes de otras regiones: 29% nacionales y 13% empresas de capital extranjero. La mayor movilidad y apertura de la sociedad pereirana de la época se pone de manifiesto también en la participación de empresarios provenientes de estratos socio económicos bajos o medios. Los creadores de empresa en los años cuarenta no eran originarios de familias acaudaladas con poder económico o político; al contrario, eran por lo general empleados y obreros de las empresas manufactureras creadas con anterioridad, o pequeños comerciantes que con sus rentas de trabajo acumularon un pequeño ahorro, el cual invirtieron en su proyecto industrial.

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Tabla 19. Distribución de la población según formas de actividad, Pereira, 1951 (ANDI, 1964, citado en Atlas socioeconómico de Caldas, tomo IV, 1975, p. 24)   Población urbana Activa Activa independiente Activa asalariada Asalariada permanente Asalariada no permanente Económicamente Activa Población rural Activa Activa independiente Aparceros arrendatarios y otros Activa asalariada Asalariada permanente Asalariada no permanente Económicamente Activa

Total población

Cantidad

%

  36.975 19.975 17.000 10.000

100,0 54,0 46,0 27,0

7.000 32.000

18,9 86,5  

Cantidad

%

76.262

66,1

    39.080

36.000 24.000

100,0 66,7

3.800 8.200 3.000

10,6 22,8 8,3

5.200 15.700

14,4 43,6

33,9

    115.342

La población activa, tanto urbana como rural, suma 72.975 personas, o sea el 63,2% del total de la población. Es importante observar que la participación de la población asalariada urbana representa un 46,0% del total de población activa, mucho mayor que el porcentaje de población asalariada en el campo, lo que significa que la ciudad se ha convertido en activa generadora de empleo. Esta creciente urbanización se puede explicar por la afluencia de inmigrantes campesinos de las zonas vecinas afectadas por la violencia política que se agudizó a partir de 1948. Ya no se trata solo de procesos de inmigrantes de otros departamentos sino de un fenómeno de reubicación de la población de los municipios vecinos cercanos a la ciudad.

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De acuerdo con el diagnóstico realizado por la Universidad de los Andes, la tasa de crecimiento de la población en el período interecensal 1951-1964 de los municipios cercanos fue así: El 50 por ciento de estos municipios tuvieron tasas negativas de crecimiento en el crecimiento de su población total, un 25 por ciento permanecieron relativamente estables, y el restante 25 por ciento tuvieron tasas de crecimiento muy inferiores a la de cualquiera de las ciudades capitales de departamento, e inclusive a la tasa de la ciudad de Cartago. (Contreras, 1967, p. 6) Este crecimiento de población por efecto de la inmigración se venía presentando desde mediados de la década del 40 y se prolongó hasta fines de los 60, pues en el censo de 1964 Pereira alcanzó 188.365 habitantes, de los cuales 147.487 (78,3%) era población urbana y 40.878 (21,7%) rural (Dane, 1964). El asentamiento de esta nueva población que llega a Pereira es ante todo urbano, pese a la enorme ruralidad con la que ha contado el municipio. Dicho crecimiento de la población provoca una apremiante demanda de empleo. Las personas que han sido desplazadas por la violencia en los municipios y departamentos vecinos acuden a Pereira con la esperanza de encontrar los medios para su subsistencia. La institucionalidad política del municipio se vio obligada a emprender diferentes programas, como la compra de lotes, creación de centros de salud, apertura de nuevos centros educativos en las zonas periféricas de la ciudad y en los lugares de asentamiento, para atender las demandas de vivienda, salud educación y trabajo, la atención de esta emergencia poblacional ocupa la agenda de trabajo de la administración y el Concejo municipal, sin que se logre control pleno de la situación para evitar el crecimiento irregular y caótico de la ciudad. El surgimiento de nuevas micro y pequeñas empresas se ve beneficiado y en cierta forma estimulado, ante la creciente oferta de trabajo. El surgimiento de pequeñas empresas de tipo familiar, creadas por empresarios locales, que emplean sus ahorros y conocimientos adquiridos en las empresas de la confección, es una importante modalidad que se desarrolla a finales de los años cincuenta y toda la década del 60. CONTENIDO

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En este nuevo escenario se debe destacar el importante papel desempeñado por una empresa como la Singer, que ofrece una serie de facilidades para que las personas adquieran una máquina de coser e inicie en su hogar una actividad productiva. El sistema de venta puerta a puerta permite un conocimiento directo de su cliente y por tanto una interacción estrecha frente a su orientación y capacitación. La venta por cuotas permite a la persona pagar su máquina de coser con mucha facilidad; además, el crédito se acompaña la venta con programas orientados a la capacitación en el manejo del equipo y un programa de mantenimiento. En entrevista citada anteriormente con el Señor Arturo Pinzón, quien trabajó en la Empresa Singer de Colombia en la ciudad de Pereira durante los años cuarenta, cuenta su experiencia sobre la venta de equipos para personas particulares: Uno le vendía al que quisiera comprar una máquina: esa era la función de la empresa y les enseñaba. Dentro de la industria doméstica había también mucha máquina que compraban las señoras, bordadoras, de cordón que llaman, de cadeneta; era muy versátil para hacer figuras de adorno. Para usos domésticos, la señora quería hacer un negocito, entonces ella compraba una máquina y hacia sus aportes mensuales. Hacia sus ojales, pegaba los botones, eso era una industria, y en ese tiempo la gente compraba maquinas separadamente, había unas que se llamaban maquinas randadoras, que hacían cuadritos, cortina, entonces todas las señoras que tenían esas máquinas de lencería, para producir sabanas, sobresabanas, fundas y hacer los dobladillos que quedaban muy bonitos, era una industria y con eso la gente ganaba mucha plata. (Entrevista realizada por el autor al señor Arturo Pinzón, 1990). Esta modalidad de compra y venta de las máquinas de coser se constituye en la ciudad de Perera en lo que el historiador Hugo Ángel (1983, p.809) denominó la cultura de la máquina de coser o el matriarcado urbano de Pereira: El aprendizaje de la costura y la máquina de coser se han constituido en un símbolo predominante económico y también en un estatus CONTENIDO

139

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mejorado de la escala social. La facilidad de adquirir la máquina por cuotas, casi siempre con sacrificio asfixiante o en la prendería (Monte Pío) por su valor asequible; ha creado paulatinamente algo que yo, profano en la materia, llamaría “la cultura de la máquina de coser”, determinando la dependencia que de ella se tiene y las posibilidades de vida que genera. La mujer inició, como lo dice Hugo Ángel en la cita anterior, una pequeña producción casera, confeccionando para sus vecinos y algunos clientes ocasionales, lo que fue permitiendo un pequeño margen de acumulación de capital que se reinvertía en nuevos equipos, hasta que le posibilitó ofrecer sus productos a los comerciantes locales. En los primeros años de vida de la empresa el hombre no intervenía directamente en el pequeño negocio; intervino cuando el volumen de producción superaba la capacidad y esfuerzo de venta realizado por su mujer. El papel inicial del esposo estaba relacionado con las ventas, ofreciendo los productos a los comerciantes locales y regionales; visita pueblos y ciudades vecinas, dándole posteriormente un carácter y dimensión industrial a la empresa. Con su crecimiento, el hombre asumía otras funciones y responsabilidades como el manejo financiero, compras, cobros y recuperación de cartera. La mujer permanecía al frente de la producción dedicando cada vez más tiempo al diseño de la prenda y a los controles de calidad. La organización empresarial y sus prácticas administrativas no obedecía a modelos externos ni a la vinculación de sistemas modernos; se trata de un desarrollo endógeno de aprendizaje interno de acuerdo con la evolución y mejoramiento en el día a día. El conocimiento general que se tiene es sobre el oficio de la costura y la capacidad para elaborar una prenda específica y definida. Las empresas creadas en la confección textil de los años 60 son especializadas en una o pocas prendas: camisas para hombre, que fue la más influyente o pantalones para mujer slaks, lencería etc. esta especialización se debe a su limitada capacidad de producción y a la necesidad de adquirir y elevar la curva de experiencia y la eficiencia. El crecimiento de las empresas se sustenta más en el aumento del volumen de producción de la prenda que en la diversificación. CONTENIDO

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Cuando se refiere al aumento del volumen significa que el empresario incorpora nuevas tallas, como camisas para niños o para adultos en diferentes diseños. Un factor esencial en el crecimiento de la empresa y que se debe destacar como una cualificación en la demanda de empleo por parte de las empresas es la decisión de contratar un mecánico. Esto sucede cuando la empresa ha logrado un crecimiento significativo y el volumen de equipos, y no permite que los daños sean reparados por los mecánicos de las agencias distribuidoras. En la siguiente descripción realizada por el empresario Darío Restrepo, en entrevista realizada por el autor en el año 1989, se comprende la importancia de este cambio: Cuando se nos presentaba un daño, la máquina se podía quedar 2, 3 horas paralizada y nosotros esperando al mecánico otras 3 o 4 horas, entonces se detenía una máquina un día completo y si de pronto hacía falta un repuesto que no lo tenían ellos, pues peor todavía, no había interés por su parte de que si no había el repuesto en la agencia, ellos mismo lo iban a fabricar. En cambio, cuando tenemos un mecánico de planta que le hace una mecánica preventiva a toda la maquinaria y en segundo lugar, lo explico con un ejemplo: a una máquina de dos agujas se le quebró una pieza que no se le quiebra a ninguna máquina, sino a esa; se le quebró una piecita por dentro, donde van las bielas y se sentó el mecánico después de que esa máquina nunca le había molestado para nada, encuentra esa pieza quebrada y se fue a buscar la pieza, pues no la encontró en ninguna agencia, y dijo: “yo no puedo paralizar esa máquina”, y le dije “usted debe organizar esa máquina y ponérmela a funcionar que me representa ahí un lucro cesante que no puedo tener”. Me dijo “tranquilo” y salió y se fue, estuvo tres horas, yo nunca le pregunto al mecánico porque se demoró tanto, ni dónde estaba ni que estaba haciendo; luego me contó: “me tocó mandar a hacer esta planchuelita, tuve que ir a otro taller a que me le hicieran la perforación porque es milimétrica, eso es mire éste resorte, es hechizo, lo mandé hacer” y me trajo la pieza hecha, “¿Cuánto le cobró?” -me dijo- “$1.800, bien pueda vaya a que se lo paguen pero vaya póngaselo pues, si fuera un mecánico de los otros, no, no está la pieza, hay que mandarla a CONTENIDO

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conseguir”. (Entrevista realizada por el autor al empresario Darío Restrepo, 1989) El crecimiento y desarrollo empresarial no obedece a criterios de planificación que les permita definir los niveles reposición o ampliación de sus equipos y maquinara de conformidad con el crecimiento de sus ventas o del mercado. Se trata, por tanto, de sistemas simples de operación con limitadas capacidades de innovación y renovación tecnológica. El proceso de incorporación tecnológica en estas pequeñas empresas es limitado; no obstante, en la medida en que ampliaron sus mercados se vieron en la necesidad de adquirir más maquinaria y nuevos equipos para otras actividades como la función de cortar, botonaduras, ojaladoras, etc. La incorporación de estos nuevos equipos les permitió la integración de la línea de operación y, por tanto, elevar y mejorar la división técnica de las operaciones. Esta segunda fase de ampliación y transformación técnica de las empresas fue financiada con sus propios recursos productos de las utilidades acumuladas. 4.4. Participación sectorial en Pereira El crecimiento en el montaje de empresas de la confección y su impacto en la producción industrial se puede observar en el censo de 1953. La producción industrial fue de 111 millones de pesos; en los siguientes ocho años pasó a 223 millones, es decir, se duplicó (en moneda corriente).

CONTENIDO

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Tabla 20. Valor bruto de la producción fabril,1953 y 1961, en miles de pesos (ANDI, 1964, p.89) Censo 1953

 

 Sectores Alimentos Bebidas Prendas de vestir Madera Muebles de madera Imprenta, editoriales y conexas Cuero y sus productos Productos químicos y farmacéuticos Productos metálicos excepto equipos de transporte Maquinaria mecánica Maquinaria y equipos eléctricos Material de transporte Industrias diversas Total

 

Muestra 1961

Valor

%

Acumulado

Valor

%

Acumulado

70.903

63,9

 

98.187,0

43,9

 

15.028

13,5

77,4

30.683,0

13,7

57,7

1.667

15,0

92,4

61.665,0

27,6

85,2

816

0,7

93,2

1.660,0

0,7

86,0

833

0,8

93,9

1.487,0

0,7

86,6

480

0,4

94,3

944,0

0,4

87,1

1.428

1,3

95,6

6.046,0

2,7

89,8

1.654

1,5

97,1

1.448,0

0,6

90,4

1.835

1,7

98,8

2.519,0

1,1

91,5

476

0,4

99,2

2.678,0

1,2

92,7

194

0,2

99,4

578,0

0,3

93,0

370

0,3

99,7

1.442,0

0,6

93,7

331

0,3

100,0

14.194,0

6,3

100,0

111.018

100,0

 

223.531,0

100,0

 

Desde sus comienzos, la producción industrial de Pereira estuvo concentrada en unos cuantos sectores: en 1953, de los $111 millones de producción bruta, solo dos subsectores (alimentos y confección) cubrían el 92,2%; el 7,8% restante se repartía en forma más o menos homogénea entre muebles y productos de madera (1,5%), imprentas y editoriales (1,4%), cuero y calzado (1,3%), metálicas y metalmecánica (2,1%), productos químicos y farmacéuticos (1,5%). CONTENIDO

143

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Es importante observar los cambios que se presentan en la participación sectorial. El sector de alimentos que incluye, para el año 1953, la producción de una importante empresa como La Rosa y un conjunto de pequeñas unidades productivas de corte tradicional, representa el 64% del total de la producción industrial. El aporte de la confección en este año es un representativo 15%. Para el año 1961, el sector alimento representa el 44% del total de la industria; disminuye su participación en un 20%, que es retomado por el sector de la confección y por las otras industrias que también han venido creciendo. En 1961 la confección representa el 27% del total del valor de la producción industrial de Pereira, incluso asumiendo los valores en moneda corriente la confección incrementó su producción en el 269,9%. Se ha destacado el papel de la industria confeccionista porque este fue el sector más dinámico en estos años y que tuvo un efecto multiplicador, ya que alrededor de él se fortalecieron otras ramas de la producción manufacturera como la industria de muebles de madera, imprentas, industria del cuero y la fabricación de productos y piezas mecánicas. La composición de los sectores restantes era bastante similar a la de 1953, con excepción del rubro de industrias diversas que pasó de 0,3% a 6,3% en el último año. En 1961, Pereira contaba con 199 establecimientos industriales que generaban un total de 4.698 empleos, en un promedio de 24 trabajadores por empresa. Las empresas de bebidas eran las de mayor tamaño, con un promedio de 91 trabajadores. El sector de alimentos, el de mayor producción, era de menor tamaño por empresa, con un promedio de 15 personas. Estos dos sectores son los que generaron un valor agregado más alto por persona y que estuvieron por encima del promedio de la ciudad, lo que significa que se trataba de empresas con mayores desarrollos de tecnología. El sector de la confección, como se ha visto, estaba conformado por empresas más pequeñas, con un promedio de 29 trabajadores, pero que generaban un valor agregado muy limitado e inferior al promedio de la industria local. Las empresas de confección operaban con una base tecnológica muy sencilla y eran más intensivas en mano de obra. Esto se pude observar en el siguiente cuadro con datos aportados por la ANDI.

CONTENIDO

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Tabla 21. Comparativo por ramas industriales del valor agregado por persona, 1961 (ANDI, 1964, p.13)

Persona ocupado

Valor agregado por persona ocupada

Promedio personal por establecimiento

12.858.389

713

18.034

15

6

19.918.338

546

3.648

91

Prendas de vestir

63

17.267.843

1.827

9.451

29

Madera

10

560.274

110

5.093

11

10

821.941

121

6.793

12

8

521.562

76

6.863

10

5

1.826.002

127

14.378

25

6

316.391

44

7.191

7

12

1.157.966

172

6.732

14

6

1.699.767

160

10.624

27

4

271.371

33

8.223

8

11

648.762

92

7.052

8

11

7.707.251

677

11.384

62

199

65.575.857

4.698

13.958

24

Nº de establecimiento

Valor Agregado

Alimentos

47

Bebidas

  Actividad industrial

Muebles de madera Imprenta, editoriales y conexas Cuero y sus productos Productos químicos y farmacéuticos Productos metálicos excepto equipos de transporte Maquinaria mecánica Maquinaria y equipos eléctricos Material de transporte Industrias diversas Total

La concentración de la actividad industrial en pocos sectores se mantuvo en Pereira, en 1987: de los 28 subsectores de industria manufacturera que ofrece la clasificación internacional (CIIU,) solo se encontraron 20 con alguna CONTENIDO

145

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representación significativa. Ocho de estos subsectores producían el 94,5% del total; los doce restantes tuvieron una participación ínfima dentro del total de producción bruta. Pero el nivel de concentración de la producción fue aún mayor cuando encontramos que tan solo cuatro renglones (alimentos, bebidas, textiles y confección) sumaban el 82% de la producción bruta total. Ahora bien, no solo fue alto el grado de concentración de la producción, sino que fue muy alta la especialización dentro de los mismos subsectores. En 1987, el 93% de las empresas clasificadas en el sector alimentos producía artículos de panadería y eran pequeños negocios que alcanzaron una participación en el sector del 30%. Solo dos empresas de alimentos (Ingenio Risaralda y Comestibles La Rosa) producían el 60% de todo el sector. Lo mismo para confecciones, en donde el 80% de las empresas tenían como línea principal la confección de camisas para hombres. El crecimiento de la actividad industrial en Pereira a mediados de los años sesenta entró en un estado de estabilidad; aparecieron nuevas empresas, pero el ritmo tendió a ser más moderado debido a las mayores restricciones de la demanda provocada por los bajos precios que había venido soportando la caficultura desde finales de los años cincuenta: La caída de los precios del café a partir de 1955 generó una seria restricción de divisas que a su vez implicó un menor crecimiento del producto interno y del producto manufacturero con respecto a la tendencia de los años anteriores. Como consecuencia, la política económica enfatizó la estrategia de modelo de sustitución de importaciones mediante la agudización del control de importaciones y una política macroeconómica en la que los ajustes fiscales y cambiarios desempeñaron un papel fundamental (Chica, 1994, citado por Garay,1998, p.456) Garay (1998) sostiene además que a mediados de los años sesenta la economía sostuvo su tendencia de crecimiento, pero a un ritmo menor del logrado en la década anterior.

CONTENIDO

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El consumo de energía se acepta como un indicador adecuado para valorar el ritmo de crecimiento económico. En la tabla 4.6 se pueden observar aspectos interesantes en este indicador en los catorce años de referencia comprendidos entre 1959 y 1972. Tabla 22. Crecimiento en consumo de energía en Pereira (ANDI, 1974, p. 23) AÑO

Consumo total miles de KWH

Índice de consumo total %

Consumo por usos industriales

índice industrial

1959 1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971 1972

48.077 49.596 52.746 56.192 62.617 59.667 59.541 61.629 66.671 79.010 88.031 92.068 108.806 114.896

100,00 103,16 109,71 116,88 130,24 124,11 123,85 128,19 138,67 163,63 181,62 191,50 226,32 238,98

8.964 8.632 9.492 11.347 13.990 9.605 15.339 16.296 16.904 20.487 23.825 24.121 24.348 27.106

100,00 96,30 106,89 105,58 156,07 107,15 171,01 181,79 188,58 228,18 264,68 269,09 271,62 301,38

El crecimiento del consumo general de energía se duplicó, pero el cambio en el consumo industrial se triplicó. En la siguiente tabla se presenta el comparativo del consumo industrial frente al total en el cual se refleja un comportamiento de crecimiento en los primeros años, para luego caer y estabilizarse en la década del 70. La actividad industrial elevó su participación frente al total, con altibajos durante todo el periodo y con una inclinación hacia la baja en los últimos años.

CONTENIDO

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Figura 1. Consumo de energía industrial sobre el consumo total (ANDI, 1974, p. 23)

30,00 25,00 20,00 15,00 10,00 5,00 0,00

1959

1960

1961

1962

1963

1964

1965

1966

1967

1968

1969

1970

1971

1972

En la siguiente tabla sobre el movimiento de sociedades de la Cámara de Comercio y aportado por la ANDI en 1974, se presenta el crecimiento de las sociedades registradas entre los años 1966 a 1970. Las empresas registradas crecieron de 1.332 a 1.498, es decir, en 166 empresas; en porcentaje equivale a un crecimiento de 12% en los registros y desde la variable del capital en 47%. Se debe comprender que el dato de capitales está en valores corrientes. Tabla 23. Movimiento de las sociedades en Pereira según área de actividad. Capital en miles de $ (ANDI,1974, p.44).   1966 1967 1968 1969 1970 1971

Comerciales

Industriales

Agricultura y ganadería

Totales



1.121

126

85

1.332

$ Capital

449.371,80

254.763,60

99.608,90

$803 744,30



1.235

144

71

1.450

$ Capital

549.873,20

220.067,90

109.770,00

$ 879 711,10



1.251

157

79

1.487

$ Capital

605.681,80

301.122,00

96.712,40

$1.003.516,20



1.230

178

88

1.496

$ Capital

652.301,70

307.581,80

156.182,60

$1.116.066,10



1.251

168

79

1.498

$ Capital

749.820,30

265.613,50

169.465,20

$1.184.899,00



1.274

176

93

1.543

$ Capital

1.036.653,00

673.616,00

236.995,00

$1.947264,00

 

CONTENIDO

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En la tabla 23 se observa que el total de inversión de capital creció en forma sostenida durante los cinco años. En la actividad industrial se presentó una disminución en el año 1970, pero que logró una alta recuperación al año siguiente. Para comprender mejor la evolución de la inversión en empresas industriales, se ha calculado con los datos de la tabla 4.7 una nueva relación para establecer los porcentajes de participación de las sociedades y del capital del sector industrial frente al total del movimiento de sociedades de la ciudad. Tabla 24. Porcentaje de participación de la industria en el total de movimiento de sociedades en Pereira (ANDI, 1974, p.44) %

%

Sociedades

Capital

1966

9,46

29,21

1967

9,93

25,02

Año

1968

10,56

30,10

1969

11,9

27,56

1970

11,21

22,41

1971

11,41

34,59

La participación en el monto de inversión de capital de la actividad industrial pasó de ocupar el 29% del total al 22% en el año 70 y luego tuvo una amplia recuperación, con una participación del 34,6% en 1971. Este último año tiene un comportamiento atípico y de gran crecimiento en todos los sectores, no tanto derivado de aumentos en el número de empresas sino en la inversión en cada una de ellas. El crecimiento en el comercio para el año 1970 representa el 63% del total de inversión en los registros de la Cámara de Comercio. La agricultura y ganadería se mantienen relativamente estables en este periodo en términos de la inversión, a pesar de reducir el número de sociedades. El crecimiento moderado en la economía local no se aleja de lo que sucedía en el resto de la economía nacional, mejor se pude afirmar que es causado por dicho comportamiento. La economía local cada vez más vinculada con CONTENIDO

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el proyecto nacional recibe las influencias con todas sus consecuencias. El agotamiento en el proceso sustitutivo de bienes de consumo corriente se debió a la incapacidad del mercado interno de absorber la oferta de producción industrial. Las grandes empresas de carácter nacional, que desde mediados de la década del cincuenta sintieron el efecto de la estrechez del mercado interno, lograron en parte superar o al menos postergar el problema gracias, principalmente, a los procesos de fusión con empresas más pequeñas o al control oligopólico que les permitía un dominio casi absoluto del mercado interno. No obstante, al cabo de unos años la caída internacional del precio del café creó condiciones internas en la demanda efectiva que terminaron por deprimir los niveles de crecimiento del sector industrial. En Pereira, los salarios se incrementaron en un 98% en los 6 años comprendidos entre 1956 y 1961, mientras que en Antioquia aumentaron 113%. La diferencia en salarios fue de 15% para el último año, lo cual brindó una ventaja competitiva en la estructura de costos debido a las características de las empresas pereiranas de ser muy intensivas en mano de obra. El aspecto crítico de la dinámica industrial de la ciudad en estos años es su orientación a sustentar su capacidad competitiva y la rentabilidad del negocio en los bajos costos de la mano de obra muy abundante en la ciudad. La limitada transformación productiva y tecnológica se constituye en una fuerte limitación para entrar con mayor rapidez al llamado modelo mixto que se está fomentando en Colombia por estos años y que permitía a las empresas más avanzadas iniciar un programa de exportación. Las empresas de la ciudad continuarán, en gran medida, orientadas al mercado interno con alguna tímida participación en las recientes políticas de fomento a la exportación de productos no tradicionales del Plan Vallejo7. 4.5. Inversión extranjera e industria en Pereira - Dosquebradas En el panorama del crecimiento industrial de Pereira entre 1945 y 1960 es necesario incluir el papel de las empresas multinacionales que se establecen en la región. El aporte de las empresas extranjeras será de gran importancia no solo por su capacidad de producción y la contribución al empleo, sino ante todo por su aporte al desarrollo tecnológico, en particular al conocimiento administrativo y gerencial. 7 El Plan vallejo se crea en 1959, como estrategia comercial para incentivar a las empresas que fabrican productos que luego enviarían el mercado internacional. Estas empresas no pagan la totalidad de impuestos a las importaciones de insumos que emplearán en su proceso productivo. El Plan Vallejo significó un ahorro significativo en sus costos, lo que permitió a los empresarios ser más competitivos por sus menores precios en los mercados internacionales.

CONTENIDO

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Es importante precisar que las inversiones y el montaje empresas de capital extranjero significó un cambio en el sistema de localización empresarial de la región. Estas empresas se ubicaron en la zona de Dosquebradas, que en el momento era un corregimiento del municipio de Santa Rosa, fuertemente impulsado por el polo de desarrollo y el crecimiento de Pereira, el cual mediante diversas estrategias logra atraer para su territorio estas importantes empresas. Gracias al desarrollo industrial que ha sido comentado en este capítulo, Pereira se constituyó en un polo de desarrollo que extiende su capacidad de atracción de nuevos pobladores y sus familias que empiezan a ocupar los predios del actual Dosquebradas, localidad que ofrece precios más favorables de la tierra y los servicios y la posibilidad de desplazarse fácilmente a Pereira para su trabajo. Esta localidad va cobrando fuerza urbana debido a la carretera que une a Pereira con Santa Rosa de Cabal y también el impacto del ferrocarril de Caldas. Como muchos poblados en Colombia, Dosquebradas se expande a lo largo de la carretera que hoy es la avenida Simón Bolívar. Tanto para Chica (2015) como para Calvo y Montoya (2013), los dirigentes políticos y administrativos del municipio de Santa Rosa de Cabal aprovechan la oportunidad de localización de Pereira como polo de desarrollo mediante la oferta de estímulos tributarios, para atraer tanto a pobladores como a inversionistas. En 1947, mediante el acuerdo 11, el municipio exonera a las empresas industriales hasta por un periodo de diez años para las inversiones iguales o superiores a un millón de pesos. Luego, en el acuerdo 7 de 1948, se exonera por síes años a las que aportan medio millón de pesos y durante tres años a las que aportan un capital de $200.000. El requisito es que en los productos marcas y tiquetes de la empresa se deje constancia de ser producidos en Santa Rosa de Cabal. (Calvo y Montoya, 2013, p.54) Calvo y Montoya (2014, p.57) proponen que además de la estrategia de exoneración de impuestos se sume el menor valor de la tierra, la existencia de una población abundante y el menor costo de algunos servicios públicos, todo lo cual hace que empresas ya establecidas en Pereira y las nuevas grandes inversiones de capital extranjero empiecen a llegar al territorio de Dosquebradas. CONTENIDO

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4.5.1 Tejidos de Lana Omnes Ltda La primera empresa de capital extranjero que se establece en el territorio de Dosquebradas será la compañía de Tejidos de Lana Omnes Ltda. Esta empresa de origen francés busca diversificar su producción: En diciembre de 1948, M Guy Toulemonde (la Quinta generación) fundó la subsidiaria en Colombia en la ciudad de Pereira, inicialmente como una planta de tejeduría y acabados, con la materia prima importada desde la casa matriz (Ramírez, Rincón y Ruiz, 2011, p,107) La visión estratégica de la empresa desde sus inicios se sustentó en la alta calidad de sus productos; para lograr el objetivo se contrataron instructores extranjeros con amplia experiencia en la producción de paño y la valoración y selección de las lanas importadas. En 1951 se logra la producción de los primeros 406 metros de paño que son vendidos en su totalidad a la empresa Valher. En el año 1955 se realiza la primera inversión en máquinas de tejer nuevas y al año siguiente se monta la hilandería, con el objetivo de generar producción para la exportación. Con el fin de lograr una integración, a principios de la década de los sesenta se instala la tintorería, y mediante una asociación con una empresa de la ciudad de Cali se monta una pequeña planta en esa ciudad para el lavado de lana. Asimismo, se producen por primera vez en el país las telas para vestuario de lana con poliéster. Para los años noventa, la empresa decide cambiar su línea y su tecnología de producción incorporando nuevos materiales y textiles como poliéster y nylon, para la producción de otros tejidos, la construcción de carpas, telas para maletas y zapatos. Por estos cambios se modifica la razón social de la empresa, pasando de paños Omnes a Textiles. 4.5.2. Fábrica de Comestibles La Rosa S.A. Señala Julián Chica (2015, p 247) que el factor más importante para promover el interés de los inversionistas lo constituyó la existencia del ferrocarril que permitía la conexión de Dosquebradas con el Occidente del país. Además, la política de exenciones expedidas por el municipio de Santa Rosa estimuló el CONTENIDO

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proceso de inversión en la empresa para iniciar la construcción de la planta en el año 1948. La empresa inversionista Grace & co. de Nueva York realiza una inversión total en el año 1951 de $5.058.581. Estos recursos se destinan a la inversión en la compra de un extenso lote de tierra de más de 400.000 metros cuadrados, ubicado en la zona media del corregimiento de Dosquebradas, llamada Balalaika: La empresa inicia su producción con algo más de 50 trabajadores en 1950, hizo su ingreso al mercado con productos como galletas, chocolates y confites duros y blandos. La empresa mantuvo ritmo vertiginoso de crecimiento y al siguiente año incursionó con el caramelo fino; posteriormente nace el producto insignia de La Rosa, las galletas Saltinas en su llamativo empaque circular de hojalata (Ramírez, Rincón y Ruiz, (2011, 92). Para la comercialización de sus productos, la empresa debió integrar una serie de actividades productivas como los envases de hojalata para las galletas, empaque flexible de cartón, celofán o polietileno, que tendrán un impacto notable en la generación de empleo hasta alcanzar una cifra importante de 600 trabajadores. La empresa es vendida por la Grace en 1972; el 50% de las acciones es adquirida por empresas locales como la Corporación Financiera de Occidente, el Ingenio Manuelita y Colseguros. La gran empresa multinacional Nestlé compra el otro 50% del paquete accionario. Nestlé adquiere en el año 1984 la totalidad de las acciones de la empresa y emprende una serie de cambios, ante todo relacionadas con la administración de la producción y la política laboral, ofreciendo a los trabajadores una serie de beneficios en los temas de salud, educación y actividad deportiva. La influencia de Comestibles La Rosa en la región es determinante para la modernización de los procesos productivo, organizacional y gerencial de la región: Hoy en día, comestibles La Rosa cuenta con un total de 500 trabajadores en la parte de producción y en la parte de administrativos. La Rosa CONTENIDO

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la produce una gran variedad de productos, los cuales son: Saltinas, Galletas Milo, La Lechera, Cocosete, Rondalla, Fitness, Dore, Deditos de Chocolates, Beso de Negra, Morenitas, Milo Nuggets, Choco Barra Milo y el empaquetado de cereales provenientes de Chile que es donde se fabrican para Nestlé por Nestlé Chile. (Bustamante, 2012, p.5) El grupo Nestlé en Colombia genera unos 3.000 empleos y está conformado por una planta de precondensación de leche en Florencia (Caquetá) y otras cuatro fábricas especializadas en la producción de productos terminados. 4.5.3. Hilos Cadena. Coats Cadena S.A Empresa multinacional de origen escocés, con una antigüedad de más de 250 años y con operaciones en unos 60 países. Su operación en Colombia inicia en Pereira en el año 1954 como Hilos Cadena S.A, dedicada a la importación de hilos para la creciente industria confeccionista de textiles y de cueros de la región y en general del país. En el año 1992, la razón social es cambiada par Coats Cadena para cumplir con la política de unificación internacional de la denominación de la empresa. La firma Coats se ha constituido como un gran proveedor de insumos para la industria textil confección. En Colombia cuenta con dos empresas: Coats Cadena S.A. en Pereira y Satexco S.A., ubicada en la ciudad de Medellín. Coats Andina abarca la participación de Colombia, Venezuela y Ecuador. La existencia de las empresas confeccionistas de Pereira y su crecimiento durante los años 50 con empresas muy destacadas, como Valher, Gales y las empresas de confección de camisas para hombre muy abundantes tanto en Pereira como en Dosquebradas, se constituye en un incentivo que define el asentamiento en la región. En 1957 se terminó el montaje de su línea completa de fabricación en hilatura, retorcido, tintorería y procesos finales, lo que generó una gran oportunidad laboral y se vincularon extranjeros especializados en métodos, sistemas y procedimientos, con el propósito de mantener la buena calidad de los productos y capacitar al personal (Ramírez, Rincón y Ruiz, 2014). CONTENIDO

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Además de su notable contribución en la generación de empleo, su influencia y aporte es significativo en los aspectos organizacionales relacionados con la modernización industrial y empresarial. Son importantes para el desarrollo de la ciudad y región, el tema de mejoramiento continuo de la calidad, aspecto en el que Coats Cadena ha sido una fuente de formación y conocimiento técnico para las empresas regionales. 4.5.4. Transformadores TPL No nace como empresa de capital extranjero sino como resultado de la gestión y fomento de la inversión por parte de la Corporación Financiera de Occidente. En 1965 se constituye en Pereira la sociedad Industrias Electromecánicas Indelco Ltda., con el objeto social de la fabricación de motores de distribución y potencia. El 15 de diciembre de 1969 y al año siguiente con la vinculación del comité departamental de Cafeteros de Risaralda, junto con otros inversionistas, pasó a ser la sociedad anónima Transformadores TPL (Chica, 2015, p.287). Luego de diez años de operación, en el mes de enero de 1979 se vincula a la empresa la firma multinacional Westinghouse Electric Corporation. Al integrarse a su plan general de producción esta empresa implementa su tecnología en la totalidad de los procesos de fabricación de transformadores de distribución. En esta nueva etapa participan como socios la Corporación Financiera de Occidente y la Federación Nacional de Cafeteros. En agosto de 1987, la empresa sueca ASEA y la sueco-alemana BBC se fusionaron para formar la empresa conjunta ABB. Poco tiempo después, ABB adquirió los segmentos de fabricación de transformadores de Westinghouse en diferentes países. Es la compañía líder global en tecnologías de automatización y energía. Con sede en Zurich, Suiza, emplea a 150.000 personas y opera en aproximadamente 100 países. El conjunto de empresas de capitalextranjerohizo inversiones en infraestructura necesaria para su operación; las estrategias de desarrollo que plantearon fueron: productos de alta calidad, un portafolio de productos con cambios a partir de los años setenta, precios competitivos a nivel mundial, cobertura del mercado nacional y del mercado internacional con exportaciones a países vecinos. (Ramírez, Rincón y Ruiz, 2011, p.116) CONTENIDO

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CAPÍTULO V

POLÍTICA Y ECONOMÍA EN EL NACIMIENTO DE RISARALDA

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Política y economía en el nacimiento de Risaralda El capítulo anterior se refería al crecimiento de la economía y la actividad empresarial de Pereira en los años cincuenta y sesenta; se justifica esta construcción debido al contraste existente entre la economía y el ambiente de agitación social y violencia que vive el país y en particular la región. El desplazamiento de población hacia Pereira cambia la estructura urbana, usualmente regulada y bien planificada, por una acelerada ocupación que desborda la capacidad de la administración municipal en la atención básica de estos nuevos pobladores. En contraste, las empresas de sectores como la confección, intensivas en mano de obra, se favorecen con el arribo de una mano de obra abundante y dispuesta a trabajar en condiciones laborales precarias, con tal de obtener los ingresos que les permite sobrevivir la difícil situación creada por la violencia y el desplazamiento. A este escenario de profundas trasformaciones económicas y urbanas a nivel local se le suma un cambio en las reglas de juego político de orden nacional creadas por el escenario del Frente Nacional, las cuales servirán de incentivo para recrudecer la vieja y sostenida rivalidad entre las elites políticas y económicas de las tres ciudades importantes del departamento de Caldas. En este capítulo se pretende analizar el papel desempeñado por los dirigentes empresariales y políticos en la gesta para la creación del departamento del Risaralda, para comprender la diferencia política y administrativa entre estos agentes y sus consecuencias sobre el comportamiento económico, empresarial y social. 5. Antecedente nacional La desmembración territorial y creación de nuevos entes territoriales, como los departamentos y municipios, no fue un hecho exclusivo para Caldas. En el periodo del Frente Nacional, los procesos de separación y creación de nuevos departamentos crecen en forma considerable, empleando diferentes argumentos para justificarlas la división y de acuerdo con las particularidades y especificidades asociadas a la conformación histórica y cultural de los territorios; pero también se encuentra en los debates aspectos comunes, como fueron claramente señaladas por Tirado Mejía (1983), quien sostiene que el Frente Nacional propició condiciones favorables para la creación de nuevos CONTENIDO

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departamentos y municipios, por razones de la representación política de los partidos. Entre 1951 y 1981 se crearon ocho departamentos: Córdoba (1951), Meta (1959), Guajira (1964), Quindío, Sucre y Risaralda (1966), Cesar (1967) y Caquetá (1981) (Aguilera, 2002, p. 1). Las rivalidades locales se desprenden de las disputas por el control económico y administrativo del territorio. Los grupos o las élites económicas y políticas encuentran en el Frente Nacional la justificación necesaria para promover acciones encaminadas a la creación de los nuevos departamentos. Las aspiraciones políticas de los partidos y el reparto que se establece en el Frente Nacional conducen a la creación de nuevos entes territoriales, lo que a su vez significa ampliar los representantes ante el Senado y la Cámara, como a nivel local la ampliación de la Asamblea y los concejos municipales. Pero es necesario volver al pasado para comprender el departamento de Caldas. 5.1.1. El nuevo orden territorial en el gobierno de Rafael Reyes El concepto del departamento como entidad territorial se inició en Colombia en 1886 con el retorno a la constitución centralista que disuelve y transforma los Estados soberanos en departamentos, los cuales serán multiplicados con la reforma de Reyes de 1905. No obstante, se debe reconocer que el promotor de esta idea de creación de nuevos departamentos es Rafael Uribe Uribe, quien consideraba que la conservación de la división territorial de los Estado soberanos era contradictoria en una constitución de corte centralista como la de 1886. (Quinche, 2011, p.53). Consideraba, además, que era necesario la división en nuevas entidades territoriales como un reconocimiento a las condiciones legales, políticas y administrativas de las poblaciones en los territorios, las cuales debían contar con gobiernos seccionales propios para impulsar su desarrollo. Para la profesora María Teresa Uribe, el problema de los poderes regionales se remonta aún más atrás. Considera que el federalismo a partir de la constitución de Rionegro, en 1863, fue la fórmula política que permitió conciliar las diferencias entre los poderes regionales sobre el manejo de las condiciones CONTENIDO

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sociales de producción. Además, sostiene que las reformas del medio siglo son el primer acuerdo entre los poderes regionales que se definió en tres campos: 1) la autonomía política de las regiones, 2) la abolición de las ataduras que limitaban el ejercicio en la propiedad económica y expansión del comercio exterior regional, 3) el pleno ejercicio de la propiedad económica por los grupos que detentaban el poder económico y político (Uribe,1987, p.79) Este ordenamiento federal termina siendo la expresión del control y supremacía del capital mercantil especulativo, lo que se denomina como la soberanía de lo privado, dado que la confederación fue un aparato sin poder político y sin capacidad de control. Solo en los Estados soberanos es posible ejercer el ordenamiento y el control de los poderes económicos regionales. Desde esta perspectiva, la Regeneración con la nueva constitución centralista es un intento por restablecer el dominio de lo público sobre lo privado. Los criterios para establecer divisiones administrativas y ordenamiento de los poderes nacionales y regionales obedecen a los intereses privados, más que a un acuerdo nacional. Este último se dio precisamente para establecer regiones en las que los poderes regionales actuaran con la menor autonomía posible, sin lograr un acuerdo o proyecto nacional. Rafael Uribe consideraba que la preservación de las grandes subdivisiones territoriales del federalismo, convertidas ahora en departamentos, representaba la causa de los problemas económicos y sociales de las regiones, para lo cual se debía aceptar las nuevas divisiones con el fin de permitir que en los territorios se tomen las medidas que les permita superar sus limitaciones y dificultades. La diferencia es que exhortaba a que estas divisiones se hicieran de manera ordenada y de acuerdo con criterios técnicos que atendieran las condiciones propias de cada territorio (Quinche, 2011). La propuesta de creación de seis nuevos departamentos, defendida por Uribe Uribe, fue rechazada por el congreso en 1904 debido a los celos políticos de sus contradictores, quienes consideraban que su aprobación se convertiría en un caudal político y electoral para el liberalismo al que representaba.

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La decisión de crear los nuevos departamentos es tomada por Rafael Reyes. En 1905 se crearon seis nuevos: departamento de Galán (en el sur de Santander), Caldas (entre los departamentos de Antioquia y Cauca) y Atlántico (formado por las provincias de Sabanalarga y Barranquilla). El mismo año, con la Ley 46, fueron creados los departamentos de Tundaza (ubicado en parte de la actual Boyacá), Quesada (en la zona de Cundinamarca) y Huila. Esto se debe a razones administrativas para el control y el afianzamiento del poder político en las diferentes regiones que reclaman medidas orientadas a lograr una mayor modernización de la infraestructura y de las condiciones legales y fiscales para impulsar el crecimiento económico. No obstante, la creación de estos departamentos y otros en 1908 no lograrán una verdadera descentralización administrativa y económica de los territorios a los que pertenecían. En general, las fuertes condiciones de centralización política del Estado colombiano le restó a esta iniciativa la posibilidad real de permitir mayor autonomía a los entes territoriales (Londoño, 2011). De igual forma, las posibilidades de lograr un ordenamiento del territorio con el análisis de ciertas reglas de identidad cultural, económica e histórica no se cumplen. Sigue pesando más el debate político o politiquero y los intereses personales de los dirigentes. Como lo plantea Omaira Londoño Veléz (2011, p.185): La casi totalidad de esos cambios en materia territorial ha sido fruto de construcciones artificiales desde el punto de vista jurídico, atendiendo a ideologías partidistas o a banales intereses personales, como el hecho de crear un minúsculo departamento sólo por el hecho de haber sido el lugar en el que se nació, como ocurrió con el presidente Reyes. En la creación de las nuevas divisiones territoriales, las condiciones e identidades culturales e históricas no será el criterio predominante. Se realizó la distribución de acuerdo con intereses políticos y partidistas llevando a una débil cohesión social y cultural. Con el tiempo, muchas de estas entidades territoriales fueron construyendo su sello de identidad, crearon los símbolos y erigieron sus propios mitos fundacionales, pero las diferencias en su composición hacen que estas bases de unidad para consolidar la comunidad imaginada, de la que habla Andersen, son muy precarias. Al respecto, Fals Borda (1998, p 3) propone: CONTENIDO

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Al tratar el tema del espacio hay que volverse posmoderno, unir el elemento espacio con el elemento tiempo y admitir que las dimensiones con las cuales se juega no son solamente las que conocemos como dimensiones físicas, ancho, largo, alto y profundo, también el tiempo, y es necesario, para poder entender este elemento, que incluyamos el concepto de espacio, porque esa combinación permite la dinamicidad del fenómeno del ordenamiento territorial, que pasa, así, al plano de lo histórico. 5.1.2 Departamento de Caldas La región económica que conformó el territorio de Caldas es el resultado de la expansión económica de Antioquia y Cauca, según Jaramillo (2009, p. 234,235), como un cruce de camino entre el gran Cauca y Antioquia: La zona se constituyó en un cruce de caminos entre el sur (el gran Cauca) y el norte de (Medellín) y entre ésta y la capital de la República; además, por el camino de Anserma tendrá acceso al Chocó. Para el año de 1850, adquirieron algún desarrollo, Salamina, Neira y Manizales que vienen a cumplir el papel de impulsores de la producción, del mercado y orientadores de la colonización hacia el sur, y se dieron condiciones para la formación de fortunas en la región. A mediados del siglo XIX, se puede hablar de acumulación del capital a partir del comercio, la minería, la especulación con tierras, la ganadería y la agricultura y por las condiciones que crearon las guerras civiles. Esta región de frontera entre Cauca y Antioquia adquiere importancia económica con la expansión de la economía cafetera, actividad que se integrará con las tradicionales de la minería y la ganadería que se fueron consolidando durante el siglo XIX. El café significó, como lo plantea Albeiro Valencia, el desarrollo de otras importantes actividades como el comercio y el transporte, representado en empresas de arriería, que se constituyen en importante fuente de acumulación de capitales (1996, p.196). La importancia económica y estratégica de la región no escapa a los intereses de los líderes territoriales y de los partidos liberal y conservador que harán de la región el escenario candente de las guerras civiles de la segunda mitad del siglo XIX.

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El departamento de Caldas nace mediante la ley N° 17 del 11 de abril de 1905, en un ambiente político de distribución del territorio, como lo señala Ricardo De los Ríos (2005, p.290), el Gobierno consideraba que la paz solo se garantizaría con mejor distribución del territorio, que eran menos costosos los departamentos más chicos y que la multiplicación de divisiones departamentales fortalecía los municipios. En este orden de ideas, De los Ríos sostiene, además, que la intención para la creación de Caldas era establecer una zona de distensión entre Cauca, Antioquia y Tolima protagonistas de múltiples conflictos y enfrentamientos en la segunda mitad del siglo XIX. En 1905, el departamento lo integran tres provincias: la caucana de Robledo, capital Pereira, la también caucana de Marmato, capital Riosucio y la antioqueña del Sur, capital Manizales (De los Ríos, 2005, p.291) Al ordenamiento inicial se le anexaron, en 1907, la provincia de Manzanares, integrada por territorios de Antioquia y Tolima, en 1908 se anexan Armenia, Calarcá, Filandia y Circasia y en 1912 el municipio de Pueblo Rico del Chocó (Valencia, 2005). Lo anterior se puede observar en el mapa aportado por De los Ríos (Figura 5.1). Imágen 1.Composición del departamento de Caldas (De los Ríos, 2005, p. 295)

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Las manifestaciones separatistas en el departamento de Caldas surgen desde el momento de su creación en 1905, debido a la naturaleza misma de las fundaciones originarias de los pueblos y su relación con los centros de influencia. Caldas es un agregado territorial de zonas con tradición histórica y cultural diferente. Estas evidencias sobre Caldas confirman que la región no es homogénea. El hecho de haber sido territorio de la colonización antioqueña, como un proceso de ocupación de territorio por parte de este grupo social, no logró neutralizar las diferencias cultuales. Son precisamente las condiciones locales previas existentes las que determinan las formas particulares en las que se desenvuelve la población y, por tanto, las que impiden considerar a la colonización antioqueña como un fenómeno igual en toda la zona, unificador y diseñador de una cultura homogénea. Los colonos no se establecen en territorios inermes y vacíos sino en territorios activos que tienen sus propias y particulares dinámicas sociales, culturales y políticas. En los casos particulares de Pereira y Armenia, se ha dado una enorme importancia por parte de los historiadores y cronistas a la colonización antioqueña como fundamento de identidad de sus habitantes. Se comprende como el proceso histórico y social que proporciona el sentido de identidad cultural de todos los municipios que se fundaron gracias a este proceso; es su común denominador. No obstante, la colonización no se debe asumir como un modelo homogéneo; en cada pueblo fundado se vive de forma diferente las formas de población y apropiación del territorio. Existieron durante su dilatado proceso formas diferentes de ocupación desde la ocupación y desplazamiento espontaneó por campesinos pobres, principalmente de Antioquia, hasta programas y planes comerciales dirigidas por los terratenientes y especuladores de tierra, sin negar la intervención del estado central y los gobiernos federales que veían en esta dinámica una forma de expandir la frontera y acomodar la economía a la expansión exportadora. Además, no se debe desconocer la influencia caucana como factor determinante en el desarrollo de su economía y su estructura político administrativa y en la conformación de sus valores de identidad que les otorgan el sentido de pertenencia a sus habitantes. El argumento central es precisamente que Caldas CONTENIDO

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no logró construir lazos culturales de identidad para sostener un proyecto común en el territorio. No se logró construir el alma de identidad caldense que agrupara a todas las provincias disimiles. Las diferencias y rivalidades se agudizaron con el tiempo para volverse una condición estructural, plagada de manifestaciones que la hacían ver como un asunto de coyuntura, como una disputa por la asignación de recursos, por las obras, los impuestos o, de nuevo, como una confrontación partidista y clientelista del Frente Nacional. No se logró consolidar un proyecto de departamento porque las élites dominantes en cada una de las ciudades lucharon por ejercer su autonomía local; dependían exclusivamente de cada uno, sin necesidad de la autoridad central a la que vieron como un obstáculo. En Caldas, las decisiones económicas que se tomaron por parte de sus dirigentes se deben comprender desde la perspectiva de zona de frontera; son evidentes las diferencias culturales, políticas y empresariales en cada ciudad. Manizales está claramente influenciada por los empresarios o las casas comerciales antioqueñas; en tanto que Pereira está en la órbita de las casas caucanas y luego vallunas. En la década de 1880, el viajero Alemán Alfredo Hettner (1976, p.220) señala que el comercio en Manizales estuvo exclusivamente en manos de antioqueños: Sin duda alguna prevalece la situación de Manizales en inmediaciones de la frontera entre los Estados de Antioquia y Cauca, como factor favorecedor de la importancia adquirida, ya que el comerciante antioqueño promotor del intercambio, por más complaciente que sea su actitud para con el productor caucano, no se aviene a trasladar su negocio hacia el otro lado de la frontera. Es cierto que las casas comerciales de Manizales ejercen un control de territorio e incluso van logrando cierta independencia en relación con las matrices de Medellín. La dirigencia política y administrativa del departamento de Caldas no logró la integración de todas las municipalidades que lo conformaban, ni comprendió las causas de sus diferencias con el fin de negociar o atenuar las rivalidades. Su mayor debilidad consistió en la precaria unidad y el bajo sentido de identidad de su población en la construcción de valores, tradiciones, símbolos CONTENIDO

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o proyectos de vida que impulsaran a su población a la conquista de metas comunes. En la prensa escrita, como el periódico El Diario, se encuentran evidencias sobre el malestar y la rivalidad entre las ciudades, que se manifiestan en comparaciones sobre sus actividades y operaciones económicas y productivas. En marzo 13 de 1950 se publica la siguiente nota de cifras comparativas entre Pereira y Manizales. El enfoque de las notas está más enmarcado en la rivalidad que en la competencia: Edificaciones. Durante los meses de junio, julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre, se registraron las siguientes cifras de construcción: Manizales 165 -Pereira 250 Diferencia a favor de nuestra ciudad, 85 edificaciones. Consumo de carne En los mismos meses, el consumo de carne, es decir el sacrificio de ganado mayor y menor fue el siguiente: Manizales 13.331 -Pereira 13.753 Diferencia a favor de nuestra ciudad 422 cabezas de ganado. Abonados de acueducto. A treinta de noviembre del año 49, los suscriptores del servicio de acueducto arrojan las cifras que se desarrollan a continuación Manizales 7.114 -Pereira 10.248 Diferencia a favor de Pereira 3.134 abonados. Propiedad raíz. Las transacciones e inversiones en la propiedad raíz, en los mismos meses arrojan las siguientes cifras: Manizales $ 6.100.000 -Pereira $ 10.031.000 En favor de Pereira $ 3.931.000 Así podíamos seguir indefinidamente, pero basta por hoy. (Periódico El Diario, 1950, pp.6 y 7). Lo paradójico es que en la estructura productiva del departamento existían condiciones básicas de identidad. En las tres ciudades surgen grupos de empresarios en las actividades del comercio, el cultivo de café y la trilla. En Pereira y Manizales la actividad manufacturera, pese a sus diferencias, tiene CONTENIDO

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aspectos comunes que podrían complementarse. Es similar la estructura de mercado interno, la capacidad exportadora y la existencia de una población campesina independiente y de una clase obrera en formación. Estos conjuntos de factores comunes no lograron convertirse en ingrediente para la unidad y, al contrario, fueron el motivo real de la confrontación. Lo que sirvió de pretexto para la separación no fueron las diferencias en torno a la composición sectorial o la proyección de las actividades económicas en el escenario productivo del departamento, ni tampoco se debe a la rivalidad en los intereses en la planeación del desarrollo. La confrontación estuvo asociada a la pretensión de lograr un control económico y político territorial por parte del grupo de dirigentes de las tres ciudades. La intención de los habitantes de Pereira y Armenia por establecer sus propias organizaciones y entidades territoriales se inició antes de la creación del departamento de Caldas, en ese largo periodo entre la disolución de los estados soberanos, entre1886 y la creación de los departamentos en 1905. En agosto de 1896, tal como lo documenta Ángel, (1983, p.151), el general Rafael Uribe Uribe por insistencia de los habitantes de la región y con el apoyo del representante Cipriano Duarte, presentan un proyecto para la creación de una provincia denominada Pereira, “compuesta por los municipios de Pereira que será su capital, y las poblaciones de Santa Rosa de Cabal, María, San Francisco, Segovia, Palestina, la Paz y Gutiérrez que pertenecen al departamento de Cauca.” En diferentes ocasiones se insiste en la creación de la provincia de Robledo con capital Pareira. El territorio que la conforma pertenece al disuelto Estado soberano de Cauca a pesar de que un porcentaje considerable de sus habitantes proviene de la emigración antioqueña. En Armenia se registran antecedentes desde 1920, derivados de la disputa por la comercialización de tabaco y el trazado del ferrocarril. En 1926, con tan solo veinte años de creado el departamento de Caldas, se celebran reuniones importantes entre dirigentes de Armenia, Pereira y Calarcá, con el fin de promover la creación del departamento de Quindío con capital en Pereira (Ángel, 1995, p.183). No se logran los acuerdos debido a que Armenia también aspiraba ser la capital de esta nueva entidad territorial (Vallejo, 1992). CONTENIDO

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Desde la creación de Caldas, sus habitantes sienten que están adheridos a una división político administrativa con la cual no se identifican, no solo por el origen caucano del territorio, sino por las razones de control económico que se empiezan a manifestar y agudizar, en particular con los cambios producidos por la economía cafetera. Uno de los factores que más influye en la separación es la incapacidad de Caldas y de la dirigencia de Manizales para crear o consolidar un sentido de identidad, un lazo que aglutine a las provincias y se constituya en el alma de las comunidades y en la formación de sus imaginarios. Faltaron los elementos simbólicos, los valores, o los proyectos comunes que permitiera a todos los habitantes sentirse caldenses. La dirigencia de Caldas en Manizales no logró superar la debilidad de la integración departamental y en vez de zanjar las diferencias existentes con los ciudadanos de Pereira y Armenia, las multiplicó mediante prácticas excluyentes y dilatorias. Tanto en las juntas de la Federación Nacional de Cafeteros como en los partidos políticos, y en los diferentes órganos públicos son excluidos en su seno la representación de estas comarcas. Son múltiples y contundentes los motivos que fueron acumulando los dirigentes y la élite económica y político de Pereira para justificar la necesidad de su separación. Diferencias permanentes para la ejecución de proyectos de infraestructura para facilitar el transporte y mejorar las condiciones de vida de los habitantes. Con el fin de evitar que les negaran la aprobación de los proyectos como lo señala Gonzalo Vallejo (1992, p.16), los pereiranos utilizaban estrategias o “trucos” al presentarlos con otros nombres, como el caso del trazado del ferrocarril, al que no lo llaman Pereira-Armenia sino Nacederos-Armenia. La aspiración de los dirigentes de Pereira a conformar la provincia de Quindío o de Robledo recién creado el departamento es de naturaleza político y partidista; opera como un rezago de la histórica confrontación entre caucanos y antioqueños. Al extenderse la economía cafetera en la región y consolidarse el control comercial del café producido en la zona del sur occidente de Caldas, por parte de los comerciantes pereiranos, gracias a la llegada del ferrocarril, crecen CONTENIDO

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también los motivos de confrontación y rivalidad entre los dirigentes de esta ciudad con la capital Manizales. La necesidad de continuar ejerciendo este control territorial y de vincular el desarrollo de estos municipios con Pereira, se constituyó en un fuerte factor de estimulo para que los empresarios fueran los más activos promotores de la separación. La ANDI en Pereira cumplió un destacado papel como centro de congregación y reunión de la junta promotora. Fue precisamente un destacado empresario regional como Alfonso Valencia quien redactó el documento que se presentó para solicitar al Congreso la creación del nuevo departamento. En los años sesenta, con el Frente Nacional, los dirigentes y empresarios logran obtener el apoyo de dirigentes políticos, como los senadores Camilo Mejía, de Pereira y Ancízar López, de Armenia, quienes aseguraban su elección por los votos que ambos obtenían en sus propios territorios sin necesidad de un aporte de otras regiones del departamento (Arango, Giraldo, Rendón y Rodríguez, 1988, p.165). Las pretensiones de ambas fuerzas sociales son diferentes, pero cada una trata de sacar provecho para consolidar sus intereses de la alianza. Al unirse los dirigentes políticos y económicos solo quedó pendiente convocar a los pobladores, a los habitantes de Pereira y de los municipios para que apoyaran la causa y convertir así su aspiración en una causa popular. Con el fin de apoyar el argumento sobre la prevalencia del interés de los dirigentes empresariales de Pereira por la separación, nos debemos referir de nuevo al estado de la economía local en los primeros años de la década de los sesenta. 5.2. Estado de la economía como antecedente de la separación Entre 1950 y 1967, Pereira logra conservar una tendencia de crecimiento en su economía, soportada en las actividades de café, industria y comercio. En el año 1967 también crece el sector de servicio y transporte (Contreras, 1967). No obstante, este comportamiento se torna cada vez más difícil y el crecimiento se hace más lento debido el agotamiento nacional del modelo de sustitución de importaciones, causado precisamente por el limitado crecimiento del mercado interno y la pérdida de la capacidad adquisitiva de la población trabajadora. En el caso de Pereira, la situación se acelera no solo CONTENIDO

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por la estructura de ingresos bajos en los sectores urbanos de la población, sino también por la disminución de los ingresos provenientes del café que empiezan a declinar. En la Tabla 5.1 se puede observar la tendencia hacia la disminución del crecimiento y la participación de la economía de Caldas y en cada una de las tres ciudades capitales de los departamentos. Tabla 25. Participación del PIB departamental frente al Nacional 1960-1967 (Atlas de Risaralda,1988, p.145) 1960

1961

1962

1963

1964

1965

1966

1967

Caldas

4,02

3,87

3,81

3,68

3,54

3,63

3,55

3,46

Quindío

1,60

1,57

1,61

1,48

1,29

1,41

1,44

1,39

Risaralda

2,32

2,27

2,30

2,20

2,24

2,28

2,22

2,13

 Total Caldas

7,94

7,70

7,73

7,36

7,07

7,31

7,21

6,97

La tendencia en las participaciones sectoriales permite observar que la actividad agropecuaria es la más afectada y en los siete años de observación perdió diez puntos porcentuales de participación. La industria y el transporte permanecen muy estables. En la Tabla 5.2 se puede observar con mayor claridad esta tendencia. Tabla 26. Participación por ramas de producción en el PIB, departamento de Risaralda (Atlas de Risaralda, 1988, pp. 146-147) 1960 1961 Agropecuario 36,95 36,24 Ind. manu18,44 17,67 facturera Comercio 19,01 19,27 Transporte 3,87 4,01

CONTENIDO

1962 32,30

1963 31,28

1964 1965 1966 1967 29,01 28,43 26,77 24,84

17,58

17,37

17,75 17,22 18,56 18,54

21,31 3,89

23,53 4,23

26,15 27,15 26,92 28,94 4,05 3,73 3,63 3,29

169

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Figura 2. Participación por ramas de producción en el PIB (Departamento de Risaralda, 1988, pp. 146-147) 40,00 35,00 30,00 25,00 20,00 15,00 10,00 5,00 0,00

1960

1961

1962

1963

1964

1965

1966

AGROPECUARIO

IND. MANUFACTURERA

COMERCIO

TRANSPORTE

1967

Un sector de dirigentes empresariales de Pereira en los primeros años de la década de 1960 comprende la necesidad de tomar medidas orientadas a impulsar y dinamizar procesos de desarrollo y modernización industrial, mediante la incorporación de conocimientos y tecnologías para elevar la capacidad productiva y la capacidad de innovación y desarrollo de nuevos productos en la actividad económica. Por las acciones que se presentan y las actividades que asume este grupo de dirigentes empresariales, se puede deducir que se implementan tres estrategias orientadas a incrementar el ritmo de crecimiento de la ciudad: 1. Ampliar capacidades profesionales y tecnológicas para elevar la capacidad productiva y la diversificación. 2. Atraer nueva inversión, dado que el desarrollo local se ha financiado básicamente con recurso propios. Es necesario atraer nuevos inversionistas y fomentar el ahorro local. 3. Consolidar la autonomía local. Esto tiene que ver con lo anotado anteriormente en el sentido en que los dirigentes de Pereira consideraban a Manizales como la expresión de un centralismo que detenía y limitaba el desarrollo local. CONTENIDO

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Para cada una de estas tres condiciones, la dirigencia emprende acciones claras y decisivas. 5.2.1 Transformación tecnológica por medio de la educación La iniciativa de crear un proyecto de educación superior para atender las necesidades del desarrollo industrial se remonta a los años cincuenta, como parte de una tendencia nacional que encontrará en la ciudad de Pereira dificultades y demoras que no permiten iniciar actividades hasta el año 1961. El notable dirigente Jorge Roa Martínez se empeñó en crear una universidad para formar profesionales en ingeniería. La Universidad Tecnológica inicia operaciones en el año 61; en su exposición de motivos se plantea la siguiente: No se necesita tampoco demostrar que en Colombia hay escasez de profesionales técnicos y que, aun cuando se multipliquen 10 veces las actuales facultades de ingeniería y lograran recursos para ello, no alcanzaría a suministrar el personal suficiente para equilibra esta demanda. Mucho menos podrá abastecer el pedido de nuevos ensanches y nuevas empresas privadas, ni las nuevas obras públicas que exigiera la nación para aprovechar y poder cumplir el pacto de la “Alianza para el progreso” y la cantidad y eficiencia de ingenieros y técnicos que requerirá las empresas colombianas para sostener ventajosamente su posición con las empresas latino americanas del mercado común pactado entre ellas. Los concejales saben que toda concurrencia industrial tiene que fundamentarse en términos de eficiencia (Concejo municipal, 1962, p. 352). Esta exposición de motivos se presenta para justificar la necesidad de continuar e incluso incrementar el apoyo a la recién fundada Universidad Tecnológica de Pereira. Al respecto, advierte: Si el municipio y el departamento no acuden a prestar su auxilio a la Universidad; en el año venidero el presupuesto de esta será inferior al actual y no podrá atender el compromiso público que tiene al llamar a matrículas para tres facultades a los aspirantes de todo el país. Por CONTENIDO

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otra parte, tendría que prescindir de empezar a contratar a los grandes equipos que se requerirán para la enseñanza del tercer año en adelante y los planes de desarrollo sufrirán la primera demora, que implicaría aun deficiencia perjudicial a la enseñanza practica e investigativa que requieren estas carreras técnicas (Concejo municipal 1962, p. 351). El proyecto de fundación de la Universidad Tecnológica pone en evidencia el interés por parte de los actores empresariales y cívicos de la ciudad en la atención a uno de los más agudos problemas: la necesidad de preparar profesionales y técnicos para atender las exigencias de las empresas nacionales que compiten en el mercado latinoamericano. Se puede considerar como el reconocimiento local por parte de los concejeros de que el modelo empresarial que se venía dando en Pereira de pequeña empresa de la confección, sin mayores aplicaciones de conocimiento y desarrollos tecnológicos, no era sostenible para elevar la competitividad en el escenario del mercado nacional o internacional. El programa de la Universidad se propuso que debía ser respaldado con otra entidad educativa, el instituto politécnico, que tendría la función de preparar técnicos para respaldar el trabajo de los ingenieros en muy variadas especializaciones que tendrán una duración de dos o tres años. El planteamiento adicional para la creación del mencionado Instituto Politécnico, que después al constituirse se denomina instituto técnico superior, tiene una connotación social muy acorde con las condiciones del momento: se escogerán aquellas capacidades juveniles, que no teniendo oportunidades, suficiencia económica o aptitud para las carreras profesionales si la tengan en voluntad de trabajo y disposición para las labores técnicas intermedias entre el ingeniero y los supervisores y obreros calificados. Así no se le cerraran las puertas a miles de jóvenes que de otra manera se verían abocados a aumentar la larga fila de los desempleados y burócratas (Concejo Municipal de Pereira, 1962. p.353). En el Concejo municipal de Pereira, durante la década de los años sesenta es permanente el esfuerzo por elevar el presupuesto para educación, tanto en capacidad docente como en la construcción de nuevos locales educativos. Muchos de los proyectos para crear escuelas en los corregimientos se hace CONTENIDO

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con el apoyo de la Federación Nacional de Cafeteros (Concejo municipal, 1964, acuerdo 26 p.118; Concejo municipal 1964, acuerdo 4, p.130). En este acuerdo se autoriza al alcalde a celebrar contrato con el comité de cafeteros para realizar construcción de escuelas en el municipio por valor de $1.000.000. A pesar de las dificultades para su ejecución real, estos acuerdos reflejan las intenciones de elevar el nivel educativo de la población que al establecerse en la zona urbana demanda oportunidades de empleo con mayor exigencia y nivel de conocimientos. Estas intenciones, por tanto, se orientan a atender la cobertura en todos los niveles desde la básica primaria hasta la educación superior. En 1961, con 64 estudiantes matriculados inicia el programa de ingeniera eléctrica gracias a la diligente actividad del Doctor Jorge Roa Martínez. Al año siguiente inician dos nuevos programas: Ingeniera mecánica e Ingeniería industrial para apoyar la iniciativa de formar profesionales que orientarán la transformación industrial de la ciudad y la región. Para el año 1966 se complementa la iniciativa de formación de ingenieros con la creación del Instituto Politécnico Universitario, el cual estará orientado a la formación de tecnólogos (auxiliares de ingeniería) eléctricos, mecánicos e industriales. (Acevedo, Gil, Prado, 2001, p.75) Esta iniciativa se sustenta en una clara identidad que se tenía por parte de la dirigencia económica y política de la ciudad de Pereira de fomentar e impulsar el proyecto de industrialización, como un sector modernizador y complementario de la actividad agrícola del café y del comercio que también en le época tenían una fuerte presencia en la economía de la ciudad. 5.2.2 Financiación para el progreso. Corporación Financiera de Occidente Otro factor fundamental para consolidar el proyecto de industrialización es la necesidad de ampliar las fuentes de capital y de financiación. Como respuesta a la urgente necesidad de atraer inversión, en el año 1964 el grupo de dirigentes empresariales constituyen la Promotora Industrial, con la cual se proponía impulsar el desarrollo económico de la ciudad. CONTENIDO

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En el periódico El Diario del 28 de mayo de 1965 (p.6) se ofrece una explicación sobre la Promotora industrial S.A. de Pereira: …don Gustavo de la Pava, manifestó que la empresa pretende convertirse más bien en una Nueva Corporación Financiera, que complemente los excelentes servicios que hasta el momento ha venido prestando a todos los caldenses la entidad similar que tiene su sede en la capital de Caldas. La idea de los dirigentes empresariales de la ciudad era crear una entidad propia. Se debe tener en cuenta que para este momento las diferencias con la administración central eran ya profundas e irreconciliables, a pesar de reconocer que la unidad lograría una fortaleza institucional mucho mayor. Es decir, se acepta la idea de integración, pero no con Manizales. Para consolidar la idea de la Corporación, los dirigentes de la Promotora Industrial se trasladan en abril del año 1965 a la ciudad de Armenia con el fin de invitar a los empresarios de esta región a participar en la creación de la Corporación Financiera de Occidente. La defensa que presenta esta comisión se centra en la necesidad de buscar y fortalecer otras actividades distintas al cultivo de café para “asegurar el futuro de la economía regional”: .. Lo que se requiere es la generación de fuentes de trabajo para una región cuyo crecimiento poblacional es de los más altos del país por las muchas personas que llegan a ellas buscando nuevas perspectivas. Para las entidades y plantas que nuestras ciudades ya necesitan, insiste, y las que entonces se van a requerir en el futuro, es necesario una corporación financiera que planifique y organice técnicamente el desarrollo, especialmente en el plano industrial. (Promotora Industrial, 1965, p.2) Cabe destacar que ya antes, en el año 1961 fue creada la Corporación Financiera de Caldas quienes además extendieron invitación a los dirigentes empresariales de Pereira y de Armenia para que hicieran parte de ella. Esta convocatoria se puede considerar como un intento para crear entidades orientadas a consolidar la integración de las tres ciudades. En el documento enviado para su promoción se expresa: CONTENIDO

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Caldas necesita una corporación financiera. Mientras los otros departamentos colombianos han diversificado su producción y avanzado en su industrialización, asociación de capitales y creación de nuevas fuentes de trabajo, Caldas se ha aferrado al monocultivo y sus pequeños ahorros se invierten en industrias foráneas sin estimulo en absorción de nuestra mano de obra. Simultáneamente la falta de orientación del ahorro y de oportunidades industriales hace necesaria que alguna institución como las financieras se encarguen de resolver este problema y de acelerar nuestro desarrollo económico. La situación privilegiada de Caldas y su excelente energía humana requieren la colaboración de todas sus fuerzas económicas en todos sus sectores y en todas las regiones para realizar una obra de conjunto que resulte de alguna trascendencia y significación para su millón y medio de habitantes. (Corporación Financiera de Caldas, 1961, p.1) A pesar de la participación de dirigentes empresariales de Pereira en la Corporación Financiera de Caldas, en 1963 se promueve la creación de su propia entidad, la Corporación Financiera de Pereira, destinada a la promoción directa de las empresas de la ciudad. A pesar de que en los comunicados se indica que esta nueva corporación no compite sino que complementa las acciones de la recién fundada Corporación de Caldas, es evidente que se trata de crear su propia unidad que asegure que los recursos se inviertan en el proyecto de crecimiento de la ciudad. Esta corporación no se logra constituir, pero deja la semilla para que en el año 64 se promueva nuevamente su creación por parte de los jóvenes dirigentes, tal como se indicó anteriormente. De los anteriores análisis se deduce que los empresarios y dirigentes económicos de Pereira conciben un proyecto de ciudad moderna, para lograr un equilibrio de los diferentes sectores, buscando alternativas para superar la gran dependencia que hasta el momento se tenía de la caficultura. En este proyecto de ciudad los pereiranos, en general, llegaron a la firme convicción de la imposibilidad de alcanzar esta meta mientras permanecieran ligados al departamento de Caldas. En esencia, el proyecto de desarrollo económico de los dirigentes empresariales de Pereira se fundamentó en el fortalecimiento de la actividad industrial. Las iniciativas y el despliegue de sus actividades se centran en la propuesta de un modelo de desarrollo industrial innovador y con fuerte intervención tecnológica. CONTENIDO

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Para la financiación de esta nueva entidad se acude a la antigua figura utilizada en los años 20 y 30 de crear sociedades por acciones. En efecto, se suscribieron 200 acciones de $10.000 cada una. Con estos $2.000.000, los dirigentes de la promotora se concentran en la creación de la Corporación Financiera, entidad que consideran fundamental para impulsar la economía local y no continuar su alta dependencia con la actividad cafetera. La corporación estaría destinada a facilitar créditos de largo plazo y administrar líneas de fomento. La iniciativa de la Promotora Industrial es respaldada por la Federación Nacional de Cafeteros, que aporta $ 3.500.000. Para los promotores de la Corporación Financiera, el objetivo de esta institución fue consolidar a Pereira como un centro de desarrollo económico. En sus estatutos se proponen los siguientes objetivos: a) Promover, organizar, desarrollar, dar asistencia técnica y transformar toda clase de empresas o sociedades manufactureras, agrícolas, ganaderas o mineras, bien sea de propiedad de personas naturales y jurídicas y se encuentren dentro del radio de influencia de la ciudad de Pereira o en cualquier otro lugar; b) Suscribir y conservar acciones o partes de interés social de dichas empresas o sociedades; c) Fomentar, auspiciar o promover la adquisición por parte del capital privado tanto nacional como extranjero en dichas empresas o sociedades; d) Fomentar, auspiciar y promover la adquisición por parte del capital privado de las mencionadas empresas o parte de ellas, en las que el Estado u otras entidades oficiales o semioficiales sean dueños de parte o de todo el capital; e) Estimular actividades relacionadas con la industria cafetera o con el aprovechamiento y transformación de productos agrícolas, propios de las zonas cafeteras o del fomento de cualquier de industrias manufactureras de las mimas zonas y de otros sectores que al efecto expiada la en los que pueda la sociedad tener influjo económico, de acuerdo a la reglamentación que al efecto expida la Junta Directiva; CONTENIDO

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f ) Fomentar la creación y expansión de un mercado nacional de capitales dentro de los límites que fije la ley; g) Colocar, mediante comisión, obligaciones emitidas por terceros pudiendo o no garantizar la colocación del total o una parte de la emisión, también podrá tomar la totalidad o parte de una emisión para colocarla por cuenta y riesgo; h) Adquirir y negociar toda clase de valores mobiliarios emitidos por empresas manufactureras, agropecuarias o mineras; i) Recibir fondos en moneda nacional o extranjera, en depósitos a plazos no menores de noventa días; j) Emitir y colocar bonos tanto de garantía general como de garantía específica, y cualquier otro instrumento negociable que la ley autorice; k) Recibir dinero en mutuo; l) Contratar empréstitos en moneada nacional o extranjera.

(Corporación Financiera de Occidente, 1966, p. 2)

La corporación inicia sus actividades en el año 1966 y cumple con su función de proporcionar créditos e insumos financieros para impulsar el crecimiento empresarial, como se puede observar en la Tabla 5.3. El esfuerzo realizado por la Corporación apunta a dar cumplimiento al proyecto propuesto por la dirigencia empresarial de Pereira, en el sentido de ampliar y aliviar la dependencia en la economía cafetera y diversificar para mejorar la alta concentración industrial en unas pocas actividades, pero sobre todo fomentar la inversión financiera orientada a mejorar las condiciones técnicas de producción. En la Tabla 5.3 se puede observar en los primeros tres años el destino de los créditos por sector y actividad económica. Se observa el esfuerzo por diversificar las actividades y empresariales beneficiadas con el crédito a pesar de la mayor concentración de créditos en el sector textil confección, predominante en Pereira y que acapara el 43% de los créditos en el año 1968. Otras actividades industriales, como los alimentos o la industria del cuero y la imprenta, son también fuertes beneficiarios de las líneas de crédito ofrecidos por la Corporación. CONTENIDO

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Tabla 27. Discriminación por sectores económicos de los créditos de cartera ordinaria en los tres primeros años de funcionamiento Corporación Financiera de Occidente (1969, p.20)  Sectores

1966

%

1967

%

1968

%

Alimentos, bebidas y tabaco

3.554,13

21,97

5.410,0

20,57

4.960,0

16,36

Textiles, vestidos

030,05

31,10

12.044,0

45,80

13.252,5

43,72

Papel, imprenta

3.48,32

14,52

2.657,0

10,10

5.795,1

19,12

Artículos de cuero

500,0

3,09

2.715,0

10,32

1.305,0

4,30

Artículos de Caucho

150,0

0,93

335,0

1,27

240,0

0,79

Productos Químicos

350,0

2,16

260,0

0,99

80,0

0,26

Artículos de madera

636,7

3,94

260,0

0,99

430,0

1,42

Minerales no metálicos

410,0

2,53

130,0

0,49

50,0

0,16

Metales e ingeniería

605,01

9,92

1.994,5

7,58

1.645,4

5,43

Otras manufacturas

366,71

8,45

330,0

1,25

228,0

0,75

Minas y petróleos

-

0,00

-

0,00

800,0

2,64

Agricultura

225,0

1,39

-

0,00

1.100,0

3,63

-

0,00

160,0

0,61

630,0

2,08

16.175,8

 

26.295,60

 

30.516,0

 

Ganadería y Avicultura  

Otro frente de operación importante en la Corporación fueron los proyectos de inversión, mediante el estudio, evaluación y posterior financiación de proyectos orientados a impulsar el crecimiento y el desarrollo de la región. Para el año 69, la entidad participa en los siguientes proyectos: CONTENIDO

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• Ladrillera industrial • Planta procesadora de piña • Industrias R.O.A hispano americanos (producción de motocarros) • Ampliación de Industrias Marissa (medias de mujer) • Proyecto agrícola del Valle, en colaboración con la Corporación Financiera Colombiana y del Valle, promover el desarrollo agrícola del norte del valle y del Valle de Risaralda • Molduras el triunfo y Muebles Lizímaco Velásquez (promover exportaciones) • Transformadores TPL de Pereira • Industria Metalmecánica JOVEL • Industrias la Rosa y California • Compañía Forestal de Risaralda • Hotel de Pereira (Corporación Financiera de Occidente, 1969, pp. 23- 25) La Corporación impulsó inversiones importantes, como el Ingenio de Risaralda S.A., empresa fundada en 1973 con el respaldo de la Federación Nacional de Cafeteros, Cofiagro y el Instituto de Fomento Industrial IFI y con el respaldo de un grupo de propietarios de tierra de la región. Se debe destacar que el Ingenio ha sido durante muchos años la mayor empresa del departamento. En 1980, en un informe presentado por Ricardo Eastman De la Cuesta, presidente de la entidad, se señala que en 1979 las utilidades en moneda corriente fueron de 47 millones y se colocaron créditos para las empresas regionales de Risaralda y Quindío por valor de $400 millones (Corporación Financiera de Occidente, 1980). La Corporación Financiera de Occidente cumple y se ajusta a lo esperado por parte de los dirigentes empresariales de la ciudad. A pesar de su corta vida, desempe El documento a dos municipios,erencia. idea.ñó un importante papel CONTENIDO

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en el proceso de modernización y diversificación de la inversión productiva para la ciudad, en particular la promoción de la actividad industrial en Pereira y el Departamento de Risaralda. 5.2.3. Consolidar la autonomía local La tercera acción emprendida por la dirigencia de Pereira consiste en promover e impulsar la separación de Caldas. La confrontación y las rivalidades que se mencionaron anteriormente y que obedecen a un largo proceso de agotamiento en las relaciones entre la capital Manizales y las dos ciudades importantes de Pereira y Armenia, son las creadoras de un ambiente de rechazo y desconfianza mutua que no permitía emprender proyectos integrales de desarrollo para operar como región. Se suman a esta situación de división una considerable cantidad de retaliaciones y reclamos acumulados durante décadas por parte de los pereiranos, quienes han visto cómo las autoridades de Manizales impiden, frenan y demoran sin justificación alguna las obras y demandas necesarias para su crecimiento y desarrollo. Al contrario, los dirigentes y en general la comunidad pereirana considera que todo aquello que es digno de mostrar en su ciudad es producto de su trabajo, como un resultado del esfuerzo comunitario y del sentido de asociación y pertenencia que ha sido característica notable en toda la historia de la ciudad. La separación se hace cada vez más inevitable. La dirigencia empresarial llegó a la firme convicción de que esta acción era necesaria y complementaria de las dos anteriores: el fortalecimiento de la educación superior con la Universidad Tecnológica y la creación de la Corporación Financiera de Occidente para atender las necesidades de financiación. Gonzalo Vallejo, en su libro “Así se creó Risaralda”, explica: ..esta era una vieja aspiración en la que se llevaba más de 35 años, que no se insistió en él porque se le consideró todavía prematuro, y sobre todo se creyó necesario conservar la unidad de Caldas mientras se obtenía de la nación la planeación y ejecución de algunas obras nacionales de vital importancia para el Departamento, tales como la carretera al río Magdalena, la troncal de occidente etc. (1992, p. 66).

CONTENIDO

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El proceso definitivo se desata para Risaralda cuando los habitantes del sur de Caldas presentan el proyecto de ley para crear el nuevo departamento de Quindío, con capital Armenia. La creación inicial de Quindío cancela la barrera geográfica que impedía crear primero a Risaralda, dado que este se constituye en un territorio que estaría en medio del departamento de Caldas. Se evidencia la débil condición de unidad e identidad que existía en el departamento de Caldas, considerada como un mito por los líderes y la junta establecida para promover la creación del departamento. Las razones expuestas por Don Gonzalo Vallejo (1992, p. 204) para justificar la creación del nuevo departamento se pueden sintetizar en los siguientes puntos: • La descentralización tiene en lo administrativo la finalidad de facilitar la acción de los gobernantes, que entre más alejados de los pueblos menos conocen sus anhelos, sus necesidades, sus grandes y pequeños problemas (p. 67). • Los pueblos desean estar enterados de la destinación que se les da a las rentas que recaudan. • Se considera que las tres regiones que conforman los departamentos tienen muy pocos vínculos entre sí. • Las comarcas del Risaralda y Quindío, por ejemplo, no tienen ningún vínculo comercial ni relaciones de intercambio con las comarcas del norte y el oriente de Caldas. Y es que el caso de Caldas es especial en Colombia. Son muy pocas las gentes del Risaralda o del Quindío que conocen el norte y el oriente del departamento; y a la inversa, las gentes de estas dos últimas comarcas saben del Risaralda y del Quindío solo lo que les han referido. Hay que convenir en que la tan cacareada unidad de Caldas es un mito, y que las comarcas de Risaralda y del Quindío conviven con las del resto de Caldas dentro de un mismo departamento, por fuerza de la ley pero contra la expresa voluntad de las dos primeras, como lo demuestra muy claramente el deseo que ambas tienen de obtener su autonomía administrativa. (Vallejo,1992, p.68).

CONTENIDO

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• Se considera como un argumento central el hecho de que las personas de estas comarcas ya quieren gozar de su autonomía administrativa. En un discurso pronunciado ante la comisión del congreso de la república por Guillermo Ángel Ramírez, destacado dirigente pereirano y uno de los líderes del proyecto, alude al concepto de mayoría de edad: “con el correr del tiempo se hicieron fuertes y la comarca llegó a su mayoría de edad……la subdivisión de Caldas debe mirarse como un fenómeno sociológico necesario, así como en los procesos biológicos la semilla germina y del tronco surgen las ramas, sin violentar la naturaleza ni provocar retrocesos”. En todo el planteamiento y la exposición de motivos para justificar la separación sobresalen los argumentos de carácter político. Se reclama la autonomía en la administración del territorio y la posibilidad de los dirigentes de adelantar una política de diversificación más amplia, que permita a la región superar su alta dependencia de la economía cafetera, que viene presentando desde 1960 una aguda crisis. En carta de la junta pro departamento de Risaralda (julio de 1966, citada por Álzate, 1984, p.26), se exhorta al Concejo municipal de Santa Rosa de Cabal a reconocer la importancia de la separación y a su vez a defender la unidad entre los dos municipios. El documento aporta los siguientes elementos que ponen en evidencia que existe por parte de los dirigentes un proyecto que ve más allá de Pereira y que intenta consolidar otros sectores económicos importantes del futuro ente territorial: Será lo primero explotar la riqueza turística acometiendo de inmediato la terminación de la carretera a la Laguna del Otún. Falta para ello un tramo de unos treinta kilómetros y está sola realización representará para Santa Rosa y Pereira el aprovechar los que en el mundo moderno es la mejor industria. … Por otra parte, la Corporación Financiera de Occidente ya aprobada y cuyos recursos van en aumento constante, nos permitirá acometer en toda la zona del departamento planes de desarrollo industrial para aprovechar la mano de obra cesante que es la mayor preocupación de estos pueblos. Contamos, además con universidad que ya en este año dará sus primeros técnicos al país; con educación mejor en todos los niveles; con escuelas industriales de niveles superior y medio. Una más acelerada integración en cuanto vías de comunicación completará las bases de un progreso constante y acelerado. CONTENIDO

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Estos dirigentes son portadores de un proyecto económico para el nuevo departamento; propuestas que consideran imposibles de realizar bajo la tutela centralista de Manizales. En esta misma carta se encuentra una visión de la integración regional que podemos considerar como de orientación geopolítica para Risaralda, expresada en los siguientes términos: Vamos a fomentar la riqueza minera de Quinchía, acelerar la continuación de la carretera panamericana, no invirtiendo enormes sumas de dinero en la futura capital, sino prolongando hacia el Chocó la carretera Viterbo- Apia y Pueblo Rico y los inmensos recursos ganaderos y agrícolas del Valle del Risaralda. No vamos a tratar de extinguir la vida administrativa de los pueblos o de asfixiarlas sino de vigorizar núcleos para que el progreso no se detenga (Junta pro departamento de Risaralda, julio de 1966, citada por Álzate, 1984, p. 26) Estas ideas no se encuentran estructuradas en un plan de crecimiento y desarrollo económico que determine las metas económicas y sociales que se pretendía alcanzar, pero son indicadores del sentido de apropiación de la comunidad de su espacio territorial. Se confirma el postulado según el cual las regiones son construcciones sociales e institucionales históricas y culturales que denotan la forma específica en que una comunidad se integra con el territorio. La dificultad se presenta porque las intenciones de los actores empresariales o de agentes económicos de diferentes sectores no es la única en el escenario; también conviven los sectores políticos que defienden intereses de carácter burocrático y partidista muy predominante en el contexto nacional de este momento. La trayectoria de las discusiones sobre la conformación de los municipios que debían integrar el nuevo departamento de Risaralda es ilustrativa de la dualidad en los objetivos planteados, entre la visión de crecimiento económico y visión estratégica del territorio o el problema de control administrativo del territorio. En 1965, cuando ya se encontraba muy adelante el debate y se consideraba inminente la separación del Quindío, los dirigentes y parlamentarios pereiranos presentan un proyecto de departamento integrado por veinte municipios; 17 corresponden al occidente de Caldas y tres al centro, Pereira, Marsella y Santa Rosa, este territorio es de origen caucano, y Pereira ha tenido sobre todo en los del centro occidente una fuerte presencia y control comercial. CONTENIDO

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La ausencia de un plan de trabajo que ordenara las acciones desde su inicio y las profundas diferencias políticas se reflejan en la gran cantidad de gobernadores que tuvo el departamento en los primeros cinco años, ocho entre 1967 y 1972 y trece hasta 1977, como se resume en la Tabla 5.4. Tabla 28. Gobernadores de Risaralda 1967 a 1977 (Gobernación de Risaralda, Dirección de recurso humano) Nombres y apellidos

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13

Dr. Castor Jaramillo Arrubla Dr. Luis Eduardo Ochoa Gutiérrez Sr. Camilo Mejía Duque Dr. Jorge Vélez Gutiérrez Dr. Gilberto Castaño Robledo Dr. Reinaldo Rivera Benavides Dr. José Jaramillo Botero Sr. Enrique Millán Rubio Dr. Mario Jiménez Correa Dr. Hernando Uribe Ángel Dr. Alberto Mesa Abadía Dra. Mª Isabel Mejía Marulanda Sr. Gonzalo Vallejo Restrepo

CONTENIDO

Período desde

hasta

01 de febrero de 14 de septiembre de 1967 1967 15 de septiembre de 25 de septiembre de 1967 1968 15 de septiembre de 28 de febrero de 1969 1968 10 de marzo de 31 de diciembre de 1969 1969 01 de enero de 30 de agosto de 1970 1970 01 de septiembre de 08 de febrero de 1972 1970 24 de febrero de 25 de mayo de 1972 1972 25 de mayo de 1972 13 de noviembre de 1972 17 de noviembre de 16 de agosto de 1974 1972 16 de agosto de 20 de marzo de 1975 1974 21 de marzo de 12 de septiembre de 1975 1975 12 de septiembre de 13 de noviembre de 1975 1975 13 de noviembre de 17 de mayo de 1977 1975

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Es decir, existía un acuerdo entre los dirigentes económicos y políticos de Pereira sobre la necesidad de la separación, por las razones anotadas de falta de identidad y la profunda marginalidad e indiferencia a la que eran sometidos por la gobernación de Caldas. Este acuerdo, durante muchos años se constituyó en un fuerte factor de unidad y de motivación para emprender los proyectos que destacaron a Pereira como ciudad dinámica y emprendedora. El deseo de sobresalir y demostrar que el progreso dependía de su propio esfuerzo y no del hecho de pertenecer a Caldas, se constituyó en un factor ideológico que impulsa y alienta el crecimiento en Pereira. Alcanzada la meta de la creación del departamento de Risaralda y al interior de este cuerpo directivo promotor, no se logró consolidar un plan estructurado para orientar los destinos del nuevo departamento. No se contó con un derrotero que continuara sosteniendo las expectativas de crecimiento y desarrollo. En la campaña adelantada para promover la separación se integran las fuerzas económicas por las razones anotadas, pero también se suman los sectores políticos que encuentran en la creación del departamento una forma de ampliar las bases de su poder clientelista y burocrático. En la revisión de los acuerdos y exposición de motivos del Concejo municipal de Pereira, llama la atención que durante los años previos e incluso en 1966 y 1967 no se hace mención al proceso de separación. Es decir, los concejales y autoridades siguen pensando la ciudad como tal y no como capital, no se incluye ni se promueve ninguna reflexión o proyecto de acuerdo, que piense o planee el nuevo escenario del desarrollo de Pereira como capital del nuevo departamento. Los dirigentes políticos integrantes del Concejo municipal se dedican durante toda la década de los años 70 a la atención de los problemas como la vivienda, salud, educación y desarrollo de infraestructura urbana que vive la ciudad, agudizados por el proceso migratorio. El Concejo, desde la perspectiva del ordenamiento del territorio, establece pautas que se pueden considerar de orientación de largo plazo, como la distribución de los espacios territoriales para la actividad administrativa, el comercio al por menor y al por mayor, la industrial liviana y pesada etc., pero no ocurre lo mismo al definir criterios o políticas de fomento para la actividad económica, la cual se deja en manos de los agentes económicos. Se presenta de hecho un acuerdo de división de tareas, pero sin la mediación de un dialogo de proyecto de ciudad capital. CONTENIDO

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En noviembre de 1967, cuando ya el departamento contaba con nueve meses de creado, se presentó un proyecto de acuerdo sobre diferentes cargos en la oficina de planeación: un Arquitecto con salario de 4.000 mes; Economista 4.000 mensual; Estadígrafo 2.500 y secretaria ejecutiva. El economista debe realizar estudios socioeconómicos del municipio, actualizar estadísticas municipales, analizar datos de informes de diferentes entidades y dependencias, estudio de efectividad de las distintas secciones del municipio, mejorar sistemas contables publicación bimensual sobre la situación municipal, dirección de publicación bimensual sobre la situación del municipio, dirección del plan cuatrianual de inversiones (Concejo municipal, 1967, p.626) Se observa en las funciones asignadas que el economista atiende los estudios socioeconómicos y las cuentas del municipio, sin tener en cuenta la relación que debe tener la capital con el desarrollo del resto de municipios del recién creado departamento de Risaralda. También debe cumplir con uno de las aspiraciones de la junta promotora de Risaralda: elevar la cercanía de las autoridades con sus gobernados. Los dirigentes económicos y empresarios promotores de la separación partieron de un diagnóstico de crecimiento económico y reclamaron la autonomía local como uno de los atributos necesarios para mantener e impulsar esta condición favorable. No diseñaron o introdujeron cambios radicales en las políticas y en la estructura productiva, sustentados en que la única debilidad para asegurar el desarrollo era su dependencia política y administrativa y no la estructura económica y social. Además, lo que se observa con la enorme inestabilidad política en los primeros años de creación del departamento de Risaralda es que los empresarios van perdiendo poder frente a los representantes y caudillos políticos, poder y capacidad para impulsar los proyectos que se habían trazado, de tal forma que la separación adquiere más carácter clientelista y burocrático que el de ser una verdadera alternativa de desarrollo económico y social para sus habitantes, tal como lo habían propuesto y soñado. La conformación político administrativa del territorio no es una condición suficiente para garantizar la unidad y el sentido de pertenencia de sus habitantes. Además de los aspectos físicos de geografía y demografía, influyen CONTENIDO

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construcciones del orden cultural e histórico que le imprimen el alma, los valores y símbolos de identidad que son el armazón de lo que Anderson (1993) denomina comunidad imaginada. En el departamento de Caldas, la denominación del territorio y sus límites encierra diferencias históricas profundas que restringen la integración y conformación de la identidad de la comunidad con el departamento. Las diferencias originales en la integración de los departamentos en Colombia es una constante debido a que primaron las decisiones e intereses del poder políticos sobre la naturaleza histórica, cultural y sociológica de los pueblos que lo habitan. No obstante sus diferencias, en las nuevas entidades territoriales las autoridades y la población misma desarrollaron programas sistemáticos y coherentes de identidad. En estas dinámicas sociales se crean los valores y mitos fundacionales que construyeron en la comunidad los lazos de identidad y solidaridad. Esto es lo que permite comprender la región como un territorio construido, como una producción social, expresión de la cultura en una dimensión histórica concreta. En Caldas, la decisión política de su creación se sustenta en la idea de separar, de servir como el territorio tapón para diluir las agotadoras y destructivas rivalidades entre los antioqueños y caucanos, enfrentados irremediablemente durante los últimos cincuenta años. Estas rivalidades no desaparecen; subsisten en el departamento y las autoridades o los sectores dominantes en la política no logran consolidar en ningún momento un proyecto unificado. La capital del departamento continúa siendo observada como bastión y fuerza representativa de la política conservadora, que mira con desconfianza o profunda indiferencia los avances que logran en el territorio de origen caucano. La dificultad para superar las rencillas políticas y partidistas no permitió consolidar un proyecto común de identidad o de comunidad caldense que los cobijara. Los dirigentes económicos y los sectores empresariales no se dividen ante la presencia de proyectos de desarrollo o de modernidad diferentes, o por el establecimiento de posiciones de dominio y primacía de un sector económico; sus diferencias se explican más por el deseo de alcanzar la autonomía frente al agudo y cerrado centralismo de la capital y el afán de ejercer un control más estrecho del territorio.

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En las motivaciones de los dirigentes económicos y empresariales que promueven y alimentan la gesta de separación se encuentran las ideas generales del significado y el valor que se le atribuye al territorio que se desea controlar desde Pereira como nueva capital. El reconocimiento de la trayectoria histórica de Pereira como el centro comercial y financiero de la zona occidental de Caldas, permite considerarla como el centro administrativo-político natural de un espacio que fue denominado por los dirigentes y líderes económicos y políticos como la comarca. El argumento de la cercanía frente a los habitantes de la comarca no se limita al control político y administrativo del espacio sino a las relaciones y vínculos históricos y a la construcción de un sueño de civilización y de progreso. No obstante, la existencia de un proyecto y de un ideal propuesto por los representantes empresariales en torno al futuro de la nueva entidad territorial, la conformación de arreglos institucionales (North, Summerhill y Weingast, 2002), que debían permitir el establecimiento de reglas de juego, así como los sistemas de recompensas y privilegios no se lograron consolidar. En el nuevo escenario institucional, con la creación del departamento de Risaralda se presenta la lucha entre el proyecto de expansión económica y desarrollo para sus habitantes, con los intereses burocráticos de los dirigentes políticos, los cuales están movidos por las corrientes y experiencias clientelistas del Frente Nacional. Para los empresarios, la creación del departamento fue el reconocimiento de la mayoría de edad de sus habitantes e instituciones; es el reconocimiento de un territorio que desea ejercer con mayor autonomía la intervención y planificación. Para los dirigentes políticos, la separación es la oportunidad de elevar su caudal electoral y garantizar el acceso directo a recursos fiscales e institucionales. Prevalece la acción burocrática y clientelista con enormes confrontaciones entre las facciones políticas y entre estas y los dirigentes empresariales. Las rivalidades no permitieron tomar las decisiones acertadas que se requerían urgentemente en el nuevo departamento, dada la coyuntura de cambio económico que se venía dando a nivel nacional y que repercutía en forma directa en la región. Las divisiones y rivalidades internas y su consecuente falta de metas y propósitos comunes no permitían a la ciudad de Pereira actuar como la capital CONTENIDO

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y a la gobernación crear mecanismos para la integración de los municipios. El enfrentamiento entre el sector público y privado, que se manifiesta con lo que se denominó en su momento como la guerra de blancos y negros, se intentó solucionar mediante reuniones que apelaban al tradicional civismo de Pereira; reuniones muy reconocidas como la del teatro Nápoles. En el año 1974, el profesor Saldarriaga de la Universidad de los Andes presentó un trabajo sobre el poder denominado “Poder y Desarrollo: una investigación en Pereira, Colombia”. En el capítulo siete se intenta descubrir la teoría y estrategia empírica de la élite con poder para orientar el proceso de desarrollo de la ciudad – región. Es importante conocer las estrategias empíricas existentes y deducir con base en los hechos cuáles son los modelos utilizados para enfrentarse al problema del desarrollo. En el trabajo de encuestas y entrevistas a 63 dirigentes en las élites del desarrollo de la ciudad, fueron señalados los siguientes problemas y obstáculos, que se transcriben a continuación: • Falta confianza en la asociación de capitales, la gente no cree en la sociedad anónima, falta definición en las inversiones, individualismo, aversión al riesgo, gente egoísta, negocios propios en agricultura, industria y comercio, manejados con criterio utilitarista. • Divorcio entre el sector público y privado, guerra de “blancos y negros”, caciquismo, pugna interna entre los partidos, falta de comunicación y coordinación de ambos sectores, intereses políticos individuales. • El desempleo, la falta de conciencia social para que los beneficios lleguen a la demás gente, la prostitución, el cinturón de miseria, la pésima atención de salud al pobre, gente de bajos ingresos; la migración del campo a la ciudad y los barrios de bajo estatus social. • Carencia de recursos financieros, la centralización de bancos y compañas aseguradoras, la falta de recursos crediticios, las gentes adineradas no colaboran en el desarrollo industrial. • Concentración de las juntas directivas en unas pocas manos, carencia de una clase dirigente, crisis de dirigentes, marginamiento de la clase CONTENIDO

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joven, la capacidad directiva no crece a la velocidad de las necesidades de la región, poder económico en manos de pocas personas y pocas familias, falta de oportunidades para los profesionales, desconfianza en la capacidad de nuevas generaciones. • Descuido de los organismos de gobierno, la política de centralización industrial, la ausencia del Estado para el fomento de industrias motrices con estímulos fiscales, el centralismo de los recursos políticos y económicos de la nación. (Saldarriaga, 1974, p. 200). Llama la atención que para este momento, con tan solo siete años de creado el departamento Risaralda, aquellos valores e instituciones que propiciaron las condiciones del desarrollo en las décadas de 1930 a 1960, como la capacidad de asociarse, la confianza mutua entre los dirigentes y entre las generaciones, el sentido de trabajo comunitario, el bajo valor y confianza en la sociedad anónima como formas de financiación y como forma de participación comunitaria, son pérdidas que contrastan con experiencias referidas anteriormente, como la acción emprendida en el momento de crear la junta promotora en el año 1964, conformada por 200 jóvenes profesionales, en su mayoría, con muy pocas posibilidades de recuperar los $10.000 aportados por cada uno para contar con $2.000.000 de capital inicial para el registro de la Corporación Financiera de Occidente. Las nuevas reglas de juego dependen de atribuciones políticas, de los intereses partidistas, con muy poco poder de los sectores empresariales. En las conclusiones del mismo estudio citado se deduce al respecto: …la alta concentración del poder en unos pocos dirigentes y organizaciones; como también, el marginamiento y la escasa influencia de aquellos sectores representativos de la agricultura, ganadería, minería, comercio, sindicatos obreros y usuarios campesinos; y la débil autonomía y poder de los organismos aglutinados y promotores del desarrollo (Fenalco, Comité de cafeteros, fundación para el desarrollo de Risaralda) son factores que han incidido notablemente al estado de cosas en la actualidad (Saldarriaga, 19784, p.226). La limitada capacidad de los dirigentes para definir los obstáculos y establecer el modelo ideal de desarrollo esperado se reconoce también en el estudio CONTENIDO

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citado de la Universidad de los Andes, en el cual se establece que los dirigentes más poderosos no están de acuerdo sobre cuál es el principal obstáculo del desarrollo regional; solo el 40% opina que es la estructura política. Lo mismo ocurre con los ideales o el modelo teórico de desarrollo esperado, en el cual el 50% de los dirigentes sostuvo que se debía orientar al Poder-Reforma, que consiste en la capacidad que se tiene para introducir reformas al modelo actual. No se refiere a cambios de orientación sino a los ajustes necesarios, en tanto que una orientación desarrollista solo fue propuesta por el 23%, expresión que es en realidad bastante ambigua e imprecisa para señalar un derrotero de largo plazo que integre no solo el destino de Pereira sino el de la ciudad como centro del desarrollo regional en el departamento de Risaralda. Como conclusión de esta dinámica de separación y creación del departamento de Risaralda y en la perspectiva institucionalista de la función empresarial, se puede observar que el cambio económico no se explica solo por las decisiones que toman y el papel que cumplen los agentes económicos y en especial los empresarios. En el cambio social intervienen otros actores sociales que también esperan beneficios y recompensas, como los sectores políticos, que participan con sus acciones e intereses en el complejo juego de poderes. Los empresarios pereiranos durante las dos décadas del 50 y 60 tomaron decisiones orientadas a mantener y ampliar el control territorial de la región del sur occidente de Caldas y reclamaron autonomía para convertir a Pereira en la capital y el centro de operaciones de su actividad económica en la región. El sector político en realidad es el que toma el poder y desplaza al grupo empresarial, sacrificando en buena medida el programa de cambio social e imponiendo nuevas reglas e instituciones que alteran el modelo o el ideal de transformación económica que defendieron los empresarios, para centrarse más en decisiones de tipo administrativo y burocrático. La creación del departamento de Risaralda fue el resultado de una apuesta por el desarrollo social no solo de Pereira sino de su región de influencia, propuesta y dirigida por los empresarios que hicieron de la rivalidad con Caldas un insumo institucional y un motor para promover el desarrollo. Al lograr el objetivo se pierde el control del plan y el ideal de transformación y también se apaga el motor que agitó durante años la necesidad de sobresalir y de diferenciarse.

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CONCLUSIÓN GENERAL En los capítulos anteriores se ha realizado un recorrido de algo más de cien años por la historia de la ciudad de Pereira, de 1860 a 1970. Con este recorrido se pretende contribuir a establecer relaciones entre la modernización e industrialización en la ciudad de Pereira con la dimensión nacional y las especificidades propias de la región del Eje cafetero. El territorio ocupado por los colonos a partir de 1850, luego de ser abandonado el poblado de San Jorge de Cartago, en 1691, no se puede considerar como un espacio vacío, que es ocupado por la avanzada campesina de la colonización al suroccidente de Colombia. Lo que sucede no se reduce a llenar este vacío e iniciar un proceso de ocupación, en donde los pobladores actúan aislados tratando de encontrar su camino de progreso y desarrollo. Se trata, por el contrario, de un territorio dinámico con importantes conexiones con el resto del país, que responde a las profundas transformaciones que se han venido dando en las relaciones comerciales de productos primarios y la ampliación de la frontera agrícola. La fundación del poblado en la frontera de los estados soberanos de Antioquia y Cauca es una consecuencia del despertar modernizador que se dio en Colombia a partir de las reformas liberales de mitad del siglo XIX y que significaron una apertura comercial y mental significativa. En este proceso de apertura, los promotores de ocupación y fundación de nuevos poblados deben ser reconocidos por su categoría de hombres de negocio, con intereses muy claros en aprovechar las condiciones de inmigración campesina para incrementar sus operaciones comerciales y financieras. Al observar las reglas institucionales de operación, como las modalidades del reparto de las tierras y los estímulos para atraer nuevos pobladores, se puede comprender de una forma más clara el inicio de la dinámica modernizadora y de formación de una clase empresarial con un patrón de comportamiento capitalista. En el libro se establece que la inserción local con el resto de la economía nacional y con el mercado internacional se debe a la oportuna presencia de la caficultura. El aspecto que se desea destacar en el libro es que un elemento diferenciador para Pereira es la forma como se dio el reparto de la tierra donada por el estado en 1871; sistema de reparto que permitió, durante unos años, la CONTENIDO

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presencia de un importante grupo de medianos propietarios campesinos, con capacidades para compartir en su predio los cultivos tradicionales de pancoger con el cultivo comercial de café, el cual demanda un tiempo prolongado para iniciar su aporte económico a la familia. La modernización económica y social no proviene estrictamente del sistema de producción agrícola del café, que se concentra en la figura de familia parcelaria, sino en las actividades que se realizan con el grano de café por fuera de la finca. En Pereira, las actividades del comercio del café y el proceso de trilla fueron los grandes motores de la transformación y modernización. Los comerciantes dejaron su actuación local o a lo sumo nacional para operar en el complejo y exigente mercado internacional, que los puso en contacto con las modalidades y novedades del mercado capitalista y sus desarrollos tecnológicos, pero ante todo, con sus principios institucionales y su filosofía. Esta transformación mental e ideológica se complementó con el proceso productivo de la trilla del café, actividad empresarial en la cual se desarrolló el aprendizaje sobre los sistemas administrativos modernos y la introducción de tecnología para la toma de decisiones estratégicas de los negocios. Otro aspecto importante para destacar es la fuerza de la acción comunitaria en el desarrollo y modernización de la ciudad; la integración ciudadana como una forma de ejercicio de la voluntad y compromiso para superar las dificultades y los retos que se le presentan. El papel de los negociantes y empresarios no es un factor exclusivo en el proceso de inserción de la economía local en la dinámica capitalista. Los diferentes agentes económicos: comerciantes, ganaderos y cafeteros, contaron en la acción comunitaria con un aliado fundamental para su objetivo de transformación y modernización. Los habitantes de Pereira debieron luchar desde muy temprano contra la indiferencia de las autoridades administrativas, tanto cuando perteneció al Estado soberano del Cauca como cuando fue parte del departamento de Caldas. Cuando su relación era con Cartago, los pereiranos no recibieron grandes aportes ni apoyo; luego, al pasar a Manizales sus oportunidades de integración tampoco fueron las mejores. En este sentido, es válida la noción popular que afirma que Pereira se hizo a sí misma. El medio para adelantar las obras y los proyectos de desarrollo necesarios fue el de la asociatividad y el trabajo comunitario en diferentes y variadas formas: CONTENIDO

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convites, trabajo personal subsidiario y suscripción de acciones. El deseo de “salir adelante” y demostrar a las autoridades su capacidad y su pujanza se convirtió en un motor moral de gran influencia en el plan de desarrollo de la ciudad. Los emprendedores y empresarios de principios del siglo XX en Pereira también emplearon la forma asociativa por medio de la creación de empresas, financiadas mediante la emisión de acciones. Con este mecanismo, el grupo de dirigentes cívicos económicos y políticos, que en muchos casos lo representaba una misma persona, lograron la creación de un conjunto de importantes empresas que les permitió avanzar en la modernización de la ciudad. La capacidad gerencial y administrativa de estas personas, así como su capital, estaba asociada a la actividad cafetera y el comercio, el reconocimiento de la vulnerabilidad y la volatilidad de los precios del café. Todo ello los obligó a buscar fuentes alternativas de inversión para conservar y ampliar su patrimonio. La importancia estratégica de los comerciantes y hombres de negocio se vio fuertemente incrementada al llegar primero el ferrocarril a Pereira antes que a Manizales. Estos siete años de diferencia fueron bien aprovechados por los comerciantes y negociantes pereiranos que controlaron la compra y trilla del café y, en consecuencia, el comercio del sur occidente de Caldas. Ellos lograron, además, establecer nuevas relaciones con las firmas de exportación de café en Cali para alcanzar mayor independencia y autonomía frente a las casas antioqueñas asentadas en Manizales. En Pereira se estableció una clara relación de la economía cafetera con el surgimiento de otras actividades, como la manufactura y la industria. Estas actividades y en especial la trilla de café fomentaron en los primeros treinta años del siglo XX una fuerte corriente migratoria y de crecimiento urbano, que proporcionó un mercado laboral abundante y, por otra parte, la ampliación del mercado interno para la demanda de bienes de consumo manufacturero. Es el periodo de mayor transformación en donde el pueblo bucólico y tranquilo empieza a ceder el terreno a la ciudad moderna. Es necesario ampliar las investigaciones orientadas a establecer con mayor claridad el efecto de la crisis mundial de los años treinta, en general para la caficultura y en particular para la región. La inestabilidad en los precios CONTENIDO

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y en el volumen del mercado cafetero tienen efectos sobre la propiedad de las trilladoras que han pasado de manos de los inversionistas y empresarios locales y nacionales a ser controladas por firmas extranjeras. Los cafeteros en Colombia y su entidad rectora, la Federación Nacional de Cafeteros, se constituyó en la asociación de productores, dejando los otros eslabones de la cadena de valor en manos de las grandes firmas torrefactoras internacionales. En estos años, floreció en la ciudad una nueva actividad económica basada en la confección de prendas de vestir, que aprovechó la abundante oferta de trabajo que tenía la ciudad y las condiciones de localización que les permitía a los confeccionistas pereiranos mayores facilidades para atender tanto el mercado del departamento de Caldas como el mercado nacional. La violencia política de los años cincuenta generó procesos de cambio institucional muy profundos en las regiones. Cambios que no son equivalentes en todas las zonas afectadas por el conflicto, dado que en cada una se asimila su impacto de conformidad con sus estructuras sociales, económicas y políticas existentes. En el caso de Pereira, las condiciones sociales e históricas se han derivado de la economía cafetera y comercial, acompañada por el establecimiento de empresas industriales de bienes de consumo corriente, intensivo en el empleo de mano de obra y orientadas al mercado nacional. Estas condiciones hicieron de Pereira una ciudad atractiva para la llegada de los inmigrantes. Pereira ha sido una ciudad receptora de población; su crecimiento se ha debido más a los inmigrantes que al aumento vegetativo de sus pobladores. La diferencia es que en estos años el desplazamiento fue masivo y rebasa completamente las posibilidades económicas, urbanísticas y presupuestales. Este crecimiento alteró las reglas de juego y el sistema de incentivos para la clase empresarial, determinado más por la enorme disponibilidad de mano de obra que de capital. El estímulo para el surgimiento de nuevas empresas y el espíritu emprendedor no dependió de las disponibilidades o el inventario de capital físico o financiero, sino de la abundancia y facilidad para la contratación de mano de obra barata. Se considera como un cambio en las reglas de juego (de acuerdo al lenguaje del nuevo institucionalismo) porque se rompe con la práctica vigente hasta mediados del siglo XX, de creación de empresas formalizadas y registradas en CONTENIDO

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la Cámara de Comercio, como resultado del ejercicio de financiación directa por aporte de empresas nacionales que decidieron invertir en Pereira, o bien, con la inversión en empresas extranjeras a partir de los años cuarenta. Lo predominante en este nuevo escenario empresarial será la informalidad, las empresas familiares intensivas en mano de obra y en el sostenimiento de una estructura salarial inferior al promedio nacional. Estas condiciones institucionales darán como resultado el predominio de un empresario rentista que aprovecha su condición de pequeño productor y de su aporte a la solución del agudo problema de empleo para mantener su estructura competitiva, sustentado en los bajos salarios y en evasión de sus responsabilidades con el Estado. La ausencia del componente tecnológico necesario para impulsar procesos de innovación y desarrollo de la productividad no propician economías de escala ni curvas de aprendizaje que promuevan otra alternativa para elevar su rendimiento financiero. En un modelo de corte proteccionista, como el que predominaba en este momento en la economía nacional, estas condiciones aportan al crecimiento y funcionamiento de la economía temporalmente, pero se constituye en una debilidad que hace que el sistema sea demasiado vulnerable. La incapacidad o la deficiencia en el uso de tecnología y de líneas de crédito de largo plazo llevó a que el sistema de rotación de empresas fuera alto. En un estudio de la Universidad Católica, realizado en 1984, se encontró que solo el 40% de las empresas creadas alcanzaba el primer año de vida y solo una de cada diez lograba superar el tercer año (Montoya, 1984, p.12). Pero no solo desaparecieron y rotaron las micro y pequeñas empresas sino también las más representativas del sector formal (Cervecería continental, Molino Caldas, Industrias Charles, Roa hispano colombiana, Felix Carrillo, Jarcano, Cauchosol, Imelca, etc). En este nuevo escenario social e institucional se consolida un sistema o función empresarial en el cual el sistema de recompensa del empresario se deriva de las condiciones de informalidad que le permiten conservar estructuras de salario y de empleo por debajo del promedio nacional, sin registro. De acuerdo con la tesis de Boumol (1993), surge un empresario especulativo e improductivo CONTENIDO

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que no obtiene su recompensa de las capacidades endógenas de sus decisiones y capacidades sino del aprovechamiento de condiciones sociales. Tanto en los datos y estadísticas presentadas como en la evaluación de las opiniones de algunos empresarios representativos de este momento, se reconoce la estructura de pequeñas empresas desde la perspectiva del número de trabajadores y el bajo componente de desarrollo tecnológico. Son microempresas o empresas pequeñas pero intensivas en mano de obra, que derivan su tasa de ganancia de las condiciones que imponen de baja remuneración. Desde esta perspectiva, existe poco interés por parte de los empresarios en formalizar el negocio, que no es visto como la posibilidad de obtener unos beneficios del estado o del sector financiero, sino al contrario, como una barrera que limita la movilidad de su capital y su posición financiera y tributaria. El aporte al desarrollo y su función empresarial se concentra en la generación de empleo, pese a que es un empleo en condiciones de inestabilidad y volatilidad. Por su parte, en la función que cumple el Concejo municipal de Pereira en estos años se observa su orientación hacia los problemas de la coyuntura y la cotidianidad, que exigían respuestas inmediatas en los temas de vivienda y educación. En este modelo de desarrollo empresarial, la indiferencia y apatía de las autoridades locales frente al proceso de intervención o planificación del territorio no fueron casuales o espontáneas, sino que fueron parte precisamente del modelo. Es decir, lo que menos se deseaba por parte de los empresarios en este juego era que las autoridades intervinieran, regularan o formalizaran su actuación. En el panorama de crecimiento económico sin desarrollo social, ocurrió otro hecho adicional. La población inmigrante se asentó en áreas urbanas o aquellas que consideradas como zona rural. El crecimiento de las áreas urbanas fue considerable de 1950 a 1960; la ciudad se extiendió de 180 a 367 hectáreas (Planeación municipal, 1993, p. 11). Se desarrolla el sector suroccidental con los barrios populares como Cuba, que deriva su nombre de la hacienda donde se desarrolló el barrio. Los pobladores ocupaban una extensión aproximada de 220 hectáreas que fueron adquiridas por la entidad oficial Inscredial, la cual se propuso en un principio construir CONTENIDO

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1.300 viviendas populares, mediante el sistema de autoconstrucción. En el proceso se debieron sortear muchas dificultades, como la oposición ejercida por Cartago debido a los vertimientos en el río Consota. Para 1964, el sector de Cuba contaba con una considerable población de 10.412 habitantes y para 1973, de acuerdo con el censo nacional, contaba con 18.625 habitantes. El orden urbanístico, que fue un rasgo característico de Pereira en los años treinta y cuarenta, se vio interrumpido por el surgimiento de nuevos asentamientos subnormales, con problemas de pobreza y violencia. Los actores empresariales y la dirigencia cívica y política de Pereira tomaron conciencia del impacto de estos cambios y del deterioro que se presentaba en la vida institucional y social. También se percataron de la incapacidad del sector industrial y comercial para emplear el contingente de población, así como del Concejo municipal y la alcaldía para responder a las necesidades de servicios públicos y de infraestructura. No obstante, algunas acciones se orientaron a la creación de nuevas zonas urbanas y a dotar a los pobladores de servicio educativo y de salud. Entre esas iniciativas está la creación de entidades que intentaron promover nuevas capacidades empresariales, como la Universidad Tecnológica y la Corporación Financiera de Occidente, pero fueron insuficientes. En el ciudadano pereirano y sus dirigentes se recrudeció el sentimiento de soledad y de lejanía de la capital del departamento y se exacerbó la animadversión frente al centralismo de Manizales. No se puede afirmar que estas fueron las condiciones sociales que produjeron el ambiente de segregación y separación. Las causas se fueron acumulando; fueron muchos momentos de rivalidades y distanciamiento. Pero esta nueva situación provocada por los desajustes sociales y económicos incrementó las razones y exacerbó los intereses. Manizales, como capital del departamento, no logró comprender el fenómeno de la ciudad de Pereira, tanto en sus metas como en sus dificultades y, por tanto, no asumió el papel de aliado para apoyar la solución de sus problemas. No comprendió que en Pereira existía un importante sector manufacturero y comercial, pero sin incremento de recurso fiscal. El empleo creció, pero no el bienestar, ni se produjo un incremento sustancial en la capacidad de la población para elevar la demanda y el consumo interno. CONTENIDO

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En este escenario de separación, promovido inicialmente por los empresarios, los actores de la política asumieron el protagonismo no tanto porque tuvieran una propuesta de solución a los grandes problemas sociales, o un plan de desarrollo que complementara o superase al diseñado por los empresarios, sino por el respaldo que recibían de los sectores populares que esperaban en sus promesas la solución a sus dificultades. La separación y la creación del departamento ocurrieron en un momento de declive y no de expansión de la economía regional; no solo por los altibajos en el precio internacional de café, sino también por el deterioro en las condiciones del modelo de industrialización de corte proteccionista. La necesidad de cambiar el modelo empresarial, incorporando mayor tecnología y una estructura de capital que permitiera la inversión en activos fijos y en renovación tecnológica, fue comprendida por los dirigentes económicos tradicionales y por los gremios. Por ello, emprendieron una serie de proyectos como la creación de la Universidad Tecnológica, la creación de la Corporación Financiera, el Instituto Técnico Superior y, en este mismo orden de decisiones, se puede incluir la campaña para la separación, como parte de un proceso necesario para lograr mayor autonomía que les permitiría intervenir sin dilaciones en la solución de los problemas. Desde este punto de vista, la separación se constituyó en una necesidad de los sectores empresariales para consolidar el poder y el control territorial. La clase política promovió la separación de Caldas, en la perspectiva partidista, como una lucha por parte de los líderes y los partidos por el control del territorio, en tanto que los sectores empresariales y los gremios la promovieron para consolidar el control económico comercial, que han ejercido desde los años veinte con la llegada del ferrocarril a la ciudad de Pereira. Por tanto, el choque fue inminente y el manejo político ejercido por el poder clientelista, al operar en una racionalidad electoral y clientelista, no requierió de ningún plan de desarrollo. A la postre, estos sectores y representantes dominaron y controlaron la administración pública del departamento. En el desarrollo económico y empresarial de Pereira, a finales de los años 60 del siglo XX, se requerían decisiones radicales y de política económica, que no se tomaron debido a la enorme y compleja confrontación entre quienes veían el nuevo departamento como el escenario clientelista y electorero o quienes soñaron con la posibilidad de lograr una mayor control en un programa de crecimiento del territorio. Estas medidas se orientaron a crear una estructura CONTENIDO

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productiva más competitiva; fomentar la noción de un emprendimiento innovador empleando como recurso el componente tecnológico y la inversión para mejorar las capacidades productivas y de calidad; así como a aprovechar las condiciones creadas durante el periodo de modelo mixto que posibilitó a los empresarios la incursión en los mercados internacionales por medio de programas como el plan Vallejo o el acompañamiento de Incomex. Cuando se inició la apertura económica, el conjunto empresarial de Pereira continuaba adherido al sistema improductivo comentado anteriormente, que no brindaba las condiciones mínimas para competir en los mercados internacionales. La separación de Caldas, que fue defendida como el argumento central para el desarrollo del nuevo territorio, no cumplió con esta promesa. La visión empresarial del contexto general no logró trascender la visión especulativa y de bajo costo, como se pudo establecer en las entrevistas a empresarios. Las propuestas realmente modernizadoras, como la creación de la Universidad Tecnológica de Pereira y la Corporación Financiera de Occidente, fueron insuficientes sobre todo en el caso de esta última, que languideció por falta de respaldo político y financiero. Desde esta perspectiva, se observa que la condición del desarrollo no obedece a los modelos de racionalidad del mercado y a los criterios de maximización de beneficios. Las reglas establecidas están mediadas por intereses políticos, estructuras de poder que no permiten que los dirigentes empresariales y gremiales logren cambiar la estructura y lo que podíamos denominar como el modelo empresarial improductivo. La racionalidad para el cambio económico no se explica de manera exclusiva por las decisiones de los agentes ni por su necesidad de elevar los beneficios. Los actores políticos y sociales, que buscaron otros beneficios y recompensas por sus acciones (como el poder electoral o la capacidad de control burocrático), entraron en el escenario y desempeñaron nuevos roles que cambiaron las reglas o las metas esperadas. En el largo plazo, el efecto de la separación no pareció ajustarse plenamente a lo esperado por los empresarios y dirigentes económicos; es posible que también fuera diferente a lo esperado por los actores políticos. Para aclararlo, es preciso avanzar con nuevos estudios para comprender, en el nuevo departamento de Risaralda, el papel que desempeñaron los empresarios en el desarrollo local y regional.

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NUESTROS REPOSITORIOS INSTITUCIONALES 1. RIBUC: Repositorio Institucional Biblioteca Universidad Católica de Pereira 2. OJS: Open Journal System (Sistema de Publicaciones Periódicas de la UCP) Los repositorios institucionales (RIBUC/OJS) son un conjunto de servicios que pretenden proporcionar el almacenamiento y hacer accesible en formato digital, el material producto del quehacer académico de la UCP y su comunidad. La Universidad Católica de Pereira, por medio de su biblioteca, viene trabajando en su construcción desde el año 2009 y desde el año 2011 fueron puestos a disposición de los usuarios. ¿Qué es el Repositorio RIBUC y/o OJS? Es la plataforma orientada a la web, que permite almacenar, gestionar, buscar y recuperar la producción académica y científica de la Universidad Católica de Pariera. La importancia de los repositorios RIBUC y/o OJS: · Aumentan la visibilidad de la producción académica y científica de la Universidad · Reúnen en un solo sitio el conocimiento producido en la Universidad · Permiten el acceso abierto · Preservan la producción institucional En nuestros repositorios se podrá encontrar productos como: · Informes de investigación · Objetos de aprendizaje · Las revistas institucionales UCP en texto completo · Ponencias · Tesis de maestría · Artículos de investigación y otros RIBUC y/o OJS: Una estrategia para la visibilidad y gestión del conocimiento http://ribuc.ucp.edu.co:8080/jspui/ http://biblioteca.ucp.edu.co/OJS/ Videos educativos · Poster · Producción bibliográfica de la Universidad · Monografías de grado · Informes de prácticas académica CONTENIDO

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