(Ismael Berroeta) - Alquimia y Tarot

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Ismael Berroeta

Cartomancia ALQUIMIA Y TAROT

3

Contenido

Capítulo I

Buscando la Alquimia

3

Capítulo II

¿Es posible la Alquimia operativa?

8

Capítulo III

Coincidencias gráficas del Tarot y la Alquimia

13

Capítulo IV

El Tarot y las propiedades elementales

20

Capítulo V

Un juego desconcertante

24

Capítulo VI

La alquimia espiritual del Tarot

28

Capítulo VII

La triple unidad alquímica en el Tarot

34

Capítulo VIII Tarot: carruaje iniciático

39

Capítulo IX

Los arquetipos en el arte y el tarot

45

Capítulo X

El cuaternario alquímico en los sueños y en el tarot

50

Capítulo XI

Tarot y memoria

55

Capítulo XII

Número, tarot y la cotidianeidad

60

Capítulo XIII La Justicia en el Tarot

65

Capítulo XIV Cartomancia y memoria: el segundo mapa del tarot

70

4 Capítulo I

Buscando la Alquimia En un texto moderno sobre historia de la Alquimia europea se presenta el siguiente comentario: “La Alquimia ha ocupado a muchos locos, ha arruinado a una multitud de codiciosos e insensatos y embaucado a otra multitud aún más grande de crédulos”. Esto, a cuento de que el concepto corriente de Alquimia es la fabricación del oro, a través de la trasmutación de los metales. Ante la pregunta ¿Qué es la Alquimia?, los manuales modernos señalan que se refiere a diferentes dominios, entre los cuales habría que resaltar dos. El primero, la alquimia metálica o arte práctico dedicado a la transmutación de los metales y la medicina universal; el segundo, la alquimia mística, una sabiduría inmemorial centrada en la autoformación del iniciado para abrir su espíritu a niveles insospechados de perfección, lo que le otorga el poder de influir decisivamente sobre su entorno. La alquimia mística maneja una terminología con sentido figurado y la expresión oro no se refiere a un metal sino al oro espiritual o estado puro del ser. El propósito del alquimista es la purificación espiritual por la vía de metamorfosis progresivas. Los metales viles son los deseos y las pasiones terrenales. La Piedra Filosofal es el ser humano transformado por la transmutación mística, el logro de la perfección que cada ser humano lleva dentro de sí. Las claves perdidas A pesar de todos los estudios sobre la alquimia que se han realizado, jamás se ha podido descubrir cuál era el método operativo comprensible para alcanzar la perfección espiritual o iluminación. ¿Están los códigos absolutamente perdidos?. ¿Por qué ese estado numinoso y todopoderoso está reservado sólo para algunos pocos desconocidos?. Llama la atención esa ambigüedad y ese secretismo, si se hace la comparación con la alquimia oriental –sea taoísmo o budismo chan o zen- donde el camino para conseguir el oro espiritual es posible hallarlo tanto en los textos como en las enseñanzas de maestros y escuelas de espiritualidad que han transmitido la tradición de una generación a otra. La psicología junguiana ha hecho su propio análisis del proceso alquímico, considerándolo como fruto, en un momento dado del desarrollo espiritual de la especie humana, de un proceso intuitivo, capaz de desplegar una creatividad limitada por determinados arquetipos pero sin poder llegar a conceptos científicos y, por tanto, no poder reproducir sino difícilmente las mismas condiciones para llegar a iguales resultados. En otras palabras, el alquimista lograba una conexión con el sí mismo y sus propios fantasmas interiores pero no conseguía una conexión comprensiva del entorno que intentaba modificar y, por tanto, se lograría una modificación espiritual o avance en el proceso de individuación antes que un producto concreto o metálico.

5 Alquimia mística y numerología Partiendo de la base que el ser humano es una entidad integrada por cuerpo, alma y espíritu, los alquimistas místicos piensan que estos principios pueden interactuar no sólo entre sí, sino combinados con los elementos –agua, aire, tierra y fuego- y, además, con los astros. La personalidad individual se construiría consciente o inconscientemente por la compleja influencia de un binario (femenino-masculino), un ternario (tres principios), un cuaternario (cuatro elementos) y un septenario (siete metales). La alquimia metálica disponía de un objetivo, un procedimiento y un resultado. Lo mismo acontece con la alquimia mística. Si en la alquimia metálica el objetivo era la perfección de los metales viles, en la alquimia mística varía la materia de aplicación, pues se procura la perfección espiritual del ser humano. El procedimiento místico incluye una etapa de purificación, la cual considera cambios de estado y cambios de colores, al igual que en el procedimiento metálico. La coloración negra que se produce en la mezcla metálica sometida a la acción del calor, estaría representada simbólicamente por el aislamiento y encierro místico del iniciando en una habitación desprovista de iluminación. Es la recreación del mito del descenso a los infiernos, submundo oscuro, muerte ritual de la cual se emerge para conseguir el color blanco, representativo de la luz espiritual, hasta llegar al color rojo, símbolo del poder de obrar sobre sí mismo y el entorno. El ternario Azufre-Mercurio-Sal en la criatura humana, al igual que en el macrocosmos, se expresa vivamente. El activo Azufre corresponde a la masculinidad, la iniciativa, el espíritu de empresa, la temeridad, el disfrute del mando, la independencia de espíritu. El pasivo Mercurio es opuesto, inspira dulzura, calma, recogimiento meditativo, modestia, comprensión, adivinación. La estable Sal representa un estado medio entre extremos, sabiduría y equilibrio. El valor simbólico de los tres principios se expresa en la personalidad humana a través del ternario Espíritu-Alma-Cuerpo. El cuaternario o, lo que es lo mismo, los cuatro elementos, también se hallan presentes y se expresan activamente en el ser humano.

El mito alquímico de la creación La relación activa entre los cuatro elementos, los tres principios y los dos opuestos ha sido denominada mito alquímico de la creación. La actividad del elemento fuego sobre el elemento aire da origen al principio Azufre; la acción del aire sobre el elemento agua da origen al principio Mercurio; y la acción del agua sobre el elemento tierra da origen al principio Sal. Estas afirmaciones alquímicas fueron siendo un cuerpo teórico con el paso de los siglos y toman este ordenamiento mediante una interpretación moderna esquemática de las opiniones a veces confusas y contradictorias de los alquimistas. Sus afirmaciones descabelladas tienen una racionalidad basada en la observación de la naturaleza a ojo desnudo. Es el caso de la relación fuego-aire, dado que las sustancias combustibles entran en ignición sólo en presencia

6 de oxígeno, componente del aire. Lo mismo ocurre con la relación aire-agua, debido a que sus propiedades permiten que el aire se disuelva en el agua. En lo que respecta a la relación aguatierra, la actividad del agua sobre los solutos de la materia sólida es la que favorece el movimiento de los iones y la formación de sales. En resumen, la espontánea dinámica de las cuatro propiedades elementales genera el ternario azufre-mercurio-sal. El ternario tiene su propia dialéctica dando origen al binario o dualidad. La combinación del enérgico azufre con el sutil y pasivo mercurio es la causa de lo masculino y la combinación del mercurio con la estable sal es la fuente de lo femenino, creándose así el antagonismo esencial macho-hembra que existe en cada cosa o cada ser, lo cual para el alquimista es una ley universal, dado que tanto lo biótico (animal, vegetal) como lo mineral tienen vida, la cual no es sino la manifestación de dicha dialéctica interna. ¿A cuento de qué viene a ser esquematizado el mito alquímico de la creación en el seno de la alquimia mística?. Para el alquimista las leyes de la naturaleza no admiten excepción, han de someterse a ellas todas las entidades, incluida la individualidad humana en su cuerpo, espíritu y alma. Además, los conceptos involucrados en el mito alquímico y la comprensión del arquetipo número son esenciales en el desarrollo psíquico de la especie humana. El paciente y creativo estudio de los tratados de alquimia, condujo a C. Jung a verificar que cuando el ser humano no puede encontrar una explicación plena, consciente y comprobable de su entorno o de sí mismo, los espacios de carentes de un conocimiento efectivo son rellenados con elementos que emergen del inconsciente, es decir, con símbolos que son proyectados por los arquetipos hacia la mente y, por ésta, sobre la realidad externa y tenidos por el ser humano como formando parte de dicha realidad. La presencia incesante de cierto componente en la visión alquímica, el cuaternario, fue significativa para Jung, al haber comprobado también en sus investigaciones sobre las visiones de sus pacientes, sueños, mitos, etc., que la psique humana inconsciente tiende a relacionarse con el consciente a través de un cuaternario. Por tanto, el cuaternario de los alquimistas representaba los elementos básicos sobre los cuales se erige la conciencia y podía expresarse gráficamente como figuras geométricas o mandalas. La triple unidad Los alquimistas pretendían superar todas las oposiciones, con el fin de llegar a la unidad, es decir, a la perfección espiritual (oro del alma) y la perfección material (salud perfecta y larga vida). Paulatinamente, llegaron a concebir la necesidad de superar tres nudos de contradicciones: la unión mental; la unión de mente y cuerpo; y la unión con la totalidad. La unión mental se refiere a la comprensión y aceptación de nuestro inconsciente, la superación de los aspectos o cargas oscuras de nuestro ser. Para llegar a eso, la persona debe alejarse de su ligazón inconsciente con el cuerpo, sus impulsos básicos o animales y las emociones. Una vez realizada la comprensión del por qué de sus deseos prohibidos podrá encauzar el dominio de los mismos. La unión de mente y cuerpo se refiere a la comprensión de los opuestos masculino y femenino, la relación dialéctica entre anima y animus, así como de

7 diversos otros opuestos contenidos en el inconsciente colectivo, a cuya superación e integración se podrá acceder mediante un estado de conciencia logrado a través de la meditación activa o divagación consciente, acompañado de un proceso de interpretación de dichas vivencias virtuales. La tercera síntesis del proceso alquímico se refiere a la unión de la individualidad con el universo, es decir, la capacidad de trascender y abandonar toda diferenciación entre nuestra mente y nuestro cuerpo como entidades aisladas diferentes del entorno, superando la ilusión de los sentidos, es decir, el logro de un estado de conciencia holística, inefable y numinoso, conseguido a través de psicotrópicos o mediante ejercicios espirituales meditativos. El septenario Además de lo anterior, el adepto no perdía de vista el septenario. El alquimista toma en consideración a los siete metales, los cuales no tienen relación alguna con los cuerpos simples de la química y corresponden a las fracciones de la personalidad humana. El arte residiría en comprender la combinación del ternario con el cuaternario microcósmicos –conocerse a sí misma/o- para resguardar el equilibrio o armonía interior, cuya decantación sería salud y vida de calidad. El alquimista entendía que la interpenetración de estos ámbitos de la personalidad da origen a un septenario de simbología metálica que permite visualizar la compleja constitución del ser, o sea, una mirada totalizante de la psiquis o Uno Mismo. Entre los metales cabe primero mencionar al Oro, cuya representación astral es el Sol y su símbolo divino es Apolo. Equivale al Espíritu, el primer principio. En la individualidad, corresponde a la actividad intelectual, la mente o razón consciente, el estado de vigilia. La Plata, corresponde a la Luna y la diosa Artemisa. Se trata del Alma, el segundo principio. En la persona, corresponde al inconsciente, la intuición, la imaginación creativa. El Plomo se representa por el planeta Saturno y por el dios del mismo nombre. Es el Cuerpo, el tercer principio. En la persona corresponde a la masa biológica o cuerpo, la salud, la energía corporal. Oro (Espíritu), Plata (Alma) y Plomo (Cuerpo) se combinan en proporciones e intensidades variables, originando y dando nombre a los metales que siguen. El Fierro, se representa por el planeta Marte y por el dios Ares. Es fruto de la combinación del Espíritu y el Cuerpo, es el Espíritu Corporal. En la individualidad corresponde a la energía interior encaminada a un fin concreto, el trabajo, la pasión. El Estaño, es simbolizado por el planeta Júpiter y su representación divina es Zeus. Es fruto de la combinación del Espíritu y el Alma, es el Espíritu Anímico. Corresponde al uso consciente de la voluntad, la intención, la memoria. El Cobre, se liga al planeta Venus y la diosa Afrodita. Es fruto de la combinación del Alma y el Cuerpo, es el Alma Corporal. Corresponde a las emociones y sentimientos. El centro de fusión del Espíritu (Oro) con el Alma (Plata) y el Cuerpo (Plomo) es considerado la constitución del Cuerpo Etérico o nudo de la personalidad, asimilado al espíritu de Hermes (Mercurio) y representado por el metal Azogue.

8 Ahora bien, las interpenetraciones dinámicas de los siete metales son las que dan origen a las variantes del ser humano medio, pues a partir del exceso o falta relativa de alguno de estos siete se determinan los tipos de personalidades que se dan en la vida real. En definitiva, teniendo como base la combinación activa de los tres principios, los cuatro elementos y los siete metales podría levantarse una tipología de personalidades, en la cual es posible encasillar a cada uno de nosotros. No sólo eso, pues llevando el modelo hasta las últimas consecuencias, usando el método alquímico de la Gran Obra, se podría operar una psicoterapia dirigida al propio adepto, para conducirlo al estado de armonía superior consigo mismo, la sociedad y el cosmos. En otras palabras, fluir hacia la finalidad de las operaciones alquímicas, la conquista del ideal de armonía que ningún ser concreto conseguiría realizar sino parcialmente. En las ceremonias iniciáticas cobra especial importancia el rito de desprendimiento de los metales, donde el iniciando debe alejar de su cuerpo y ropas todo artículo metálico que hubiese portado, especialmente el dinero. Mas no tiene relación alguna con una dejación bonachona de bienes materiales sino con la búsqueda de una respuesta interior. Si se atiende al resultado del acto simbólico de desprenderse uno a uno de los metales alquímicos, se concluirá que el practicante se ha desensamblado por completo, en un estado equivalente a lo más sutil, lumínico.

9 Capítulo II

¿Es posible la Alquimia operativa? En nuestra búsqueda iremos descartando posibilidades, hasta aislar el material que proporcione una propuesta útil para activar el potencial simbólico alquímico. Los pequeños tratados alquímicos Entre los materiales disponibles actualmente –libros, tratados, ilustraciones- es posible hacer un corte histórico, separando las producciones elaboradas por alquimistas europeos de los siglos XIII al XVI. Nos referimos a “Compuesto de los Compuestos” atribuido a Alberto El Grande (sacerdote católico alemán, 1193-1280), “Espejo de Alquimia” atribuido a Roger Bacon (sacerdote católico inglés, 1214-1294), “La Clavícula” de Raimundo Lulio (sacerdote católico español, 1235-1313), “Camino del Camino” de Arnaldo de Vilanova (médico católico francés, 1245-1313) y “El Tesoro de los Tesoros” de Paracelso (médico y astrólogo católico alemán, 1493-1543). Son personajes de gran formación intelectual, representativos de diversas culturas europeas. Tienen a su haber numerosas obras entre las cuales están esos pequeños tratados que representan la síntesis de su pensamiento alquímico. Uno de los elementos comunes que se percibe en sus obras es la profunda fe en la religión cristiana. Sus conocimientos estarían inspirados por la divinidad, aunque algunos de ellos, como Bacon, confían también en la capacidad de la inteligencia humana. Todos expresan que desean develar conocimientos hasta entonces mantenidos en secreto. Todos evidencian claro conocimiento de compuestos y productos químicos conocidos en su época y perfectamente identificables para un químico moderno. Se individualizan aparatos propios de laboratorio, técnicas diversas como calentamiento, destilación, sublimación, solución, etc. Todos coinciden en describir la Gran Obra Alquímica según sus principios, elementos, fases, colores, resultados. El objetivo es nítidamente la preparación de los metales hacia la perfección, siendo oro y plata los más perfectos. Queda muy en claro que hay un resultado intermediario: un elíxir que proyectado o combinado en condiciones apropiadas con los metales impuros les comunica la pureza del oro o de la plata, según sea el caso. Estos testimonios no presentan indicio alguno que la Gran Obra pueda aplicarse al microcosmos humano, a menos que exista un lenguaje cifrado inalcanzable para quien no sea experto. Ocasionalmente, cuando se llega a mencionar al ser humano se hace como analogía para entender los procesos naturales. Sobre los pretendidos efectos del proceso alquímico en la extensión de la vida humana, tampoco se encuentra expresión ninguna que haga referencia a ello, con una excepción marginal en la cual se indica que uno de los compuestos parciales tendría propiedades antisépticas. Dada la estructura racional de las obras consultadas, que las hace alinearse un tanto con los comienzos históricos del espíritu científico, de su lenguaje especializado que comprende conceptos manejados sólo por los entendidos, por su publicación desprovista de imágenes gráficas, etc. no hallamos en ellas nada que pudiera servir para activar la simbología como fuente de desarrollo en el perfeccionamiento de la espiritualidad o como fuente de inspiración oracular.

10

Los tratados alquímicos con simbología gráfica Se puede hacer un segundo corte histórico, seleccionando un grupo de obras que se diferencian bastante de las anteriores. Nos referimos a “Las Doce Claves de la Sabiduría”, atribuida a Basilio Valentino de la Orden de San Benito, obra apócrifa publicada a comienzos del siglo XVII. Se agrega la Philosophia Reformata de Johan Daniel Mylius, inglés, que se publicó en 1622. Se tiene, además, los Elementae Chemiae de Johan Conrad Barchusen, químico y farmacéutico alemán, publicada en 1718. Consideraremos también el Mutus Liber (Libro Mudo o Libro Simbólico), sin autor conocido, publicado en Francia en 1677. Agreguemos “El Libro de las Doce Puertas” de George Ripley, inglés, publicado en 1649. Estos trabajos se pueden considerar como pertenecientes al siglo XVII y, por tanto, en forma gruesa, posteriores varios siglos respecto a los tratados del grupo anterior. El hermano Basilio Valentino era un hombre sabio en materia de química, como se diría hoy. Su capacidad le llevó casi al punto de intuir la existencia del oxígeno y su importante papel en la formación de las sustancias. Él lo consideraba el espíritu del Mercurio que se encuentra en el origen de todos los metales, una especie de aire muy volátil que se activaba en presencia del fuego. Se le atribuye un texto denominado “Las Doce Claves de la Filosofía”.

En la Figura 01 (fuente: esoblogs), se aprecia la Clave Primera, “De la Preparación de la Materia Prima”, muestra la pareja alquímica: el principio femenino o Mercurio sosteniendo un ramo de tres flores en su mano y a la izquierda el viajero que porta en su diestra un bastón. En primer plano, a la izquierda, un lobo salta por encima de un crisol. Los especialistas entienden que se trata de la purificación del oro, el Rey, por el antimonio, el lobo, en un crisol y de la plata, la reina, por el plomo Saturno, en un crisol más pequeño.

En la Figura 02 (fuente: hervedelboy), tenemos la Clave VI, donde se muestra a la pareja coronada en presencia de un sacerdote. Los especialistas afirman que se trata del matrimonio del Rey y de la Reina, Azufre y Mercurio, Oro y Plata. El Sol y la Luna se vinculan al rey y la reina. Los destiladores y la lluvia de fondo, indican que están ocurriendo fenómenos de vaporización y condensación. Esto tiene lugar durante el color blanco simbolizado por el cisne. El sacerdote, medio de unión, es la Sal.

11 En la Figura 03 (fuente: esoblogs), se puede observar la clave XI, donde unas damas dominan a feroces leones. Los especialistas expresan que el combate del León Verde y del León Rojo representa productos químicos en acción, puede tratarse del cambio de un cuerpo amorfo a una sustancia de estructura cristalina como el aluminio o sílice.

En la Figura 04 (fuente: morgane), la Clave XII presenta al alquimista que ha obtenido la Piedra Filosofal, con la cual se multiplicará el oro al proyectarla sobre metales imperfectos. La balanza indica que los componentes deben ser medidos en forma precisa. Los cacharros dispuestos sobre la estantería, simbolizan los cuatro elementos.

La obra de Mylius, Philosophia Reformata, se encuentra dividida en Series, cada una de las cuales presenta Emblemas, que corresponden a figuras numeradas.

En la Figura 05 (fuente: wikipedia), se tiene el Emblema XVI, de la Primera Serie, cuyos personajes son muy parecidos a la Clave 11 de Basilio. La diosa Artemisa aparece cabalgando un león que amamanta a sus pequeños. Ella tiene un globo donde se percibe el pelícano como emblema del Mercurio circulando.

La Figura 06 (fuente: hervedelboy), corresponde al Emblema XX, de la Segunda Serie, considerado por los especialistas como una resurrección. La materia sometida a los procesos de transformación reaparece en un nuevo estado corporal. De amorfa, se ha vuelto cristalina y toma los brillos de piedras preciosas.

12 Para terminar esta brevísima lista de ejemplos, haremos una breve referencia a la obra de Barchusen, Elementa Chimicae (1718). La Figura 07 (fuente: alchemywebsite) presenta la Lámina 2 de dicho tratado, donde se muestra al alquimista en oración en su laboratorio, quien suplica a Dios antes de comenzar la Gran Obra, que le disminuya las dificultades y le dé la inteligencia necesaria.

La gráfica y el número. Los textos del siglo XVII que se ha escogido como ejemplos, otorgan gran importancia a la gráfica, aportando variadas ilustraciones. Esto es llevado al extremo en algunos, como el Mutus Liber, el cual está desarrollado solamente en imágenes. Presentan un lenguaje especializado, por eso solamente los especialistas pueden entregar interpretaciones de su contenido. Sin embargo, se hace notar que los propios investigadores entregan algunas interpretaciones a título condicional, un “podría ser”. Los escritos y láminas no estarían para nada destinados al grueso público y no tendrían ningún significado para quien no haya compartido la experiencia alquímica exterior e interior. El símbolo número se encuentra presente en todas las obras presentadas, incluso en el título, sea éste original o sea aquél dado por tradición. Por ejemplo, “doce claves…”, “doce puertas…” En las Doce Claves de la Filosofía, cada clave corresponde a una imagen y lleva aparejado un capítulo con una explicación, aunque ¡vaya Ud. a entenderla!. La Philosophia Reformata de Mylius presenta 3 series de ilustraciones, con un total de sesenta y seis grabados. El Elementae Chemiae de Barchusen considera setenta y ocho ilustraciones, igual número que las cartas del Tarot. El Mutus Liber dispone de 15 planchas representando cada etapa del proceso general, cada una de ellas con escenas varias que, a su vez, representarían las sub etapas del mismo, lo cual significa que el total de dibujos es aún mayor. Otra característica es la presencia del elemento astrológico. No sería casualidad el número doce, pues simbolizaría el universo que se expresa en el mundo planetario a través del zodíaco, sin contar que el examen realizado por especialistas indica referencias disimuladas a lo astral. Un proceso repetitivo y una técnica asombrosa El tema de las obras gráficas es compartido entre los alquimistas del siglo XVII. Se presenta la descripción por etapas de un proceso similar al considerado en los cinco tratados del grupo anterior, cuyo resultado o producto es el mismo. Nótese que la alquimia se diferencia de la química -entre varias otras características- en que la alquimia sólo tiene un objetivo, un procedimiento y un resultado, pero el camino es incierto, paciente, repetitivo y a veces decepcionante. La química tiene variados objetivos (orgánicos, inorgánicos, analíticos, sintéticos, etc.), numerosos procedimientos y sus resultados pueden volver a obtenerse

13 repitiendo los procedimientos. Ahora bien, si la temática alquímica de fondo siempre es la misma y con un lenguaje cifrado, se trataría de un diálogo consigo mismo y no habría interés del adepto en vehicular algo hacia el entorno, salvo a algunos elegidos o suertudos. Esto estaría dando la razón en cierta medida a Jung, se trataría de un proceso interior, egocéntrico en sentido estricto. Algo que resulta asombroso en el proceso alquímico europeo, es que se tenga que dominar no sólo un lenguaje sino una técnica material, conocer elementos minerales y sus compuestos, disponer de un laboratorio y desarrollar ese diálogo interior para conseguir simultáneamente la perfección interna y la del metal. Esto lo demuestra el conocimiento detallado de alquimistas de las sustancias, aparatos y procedimientos químicos y metalúrgicos. Un conocimiento libresco y erudito no habría conseguido ningún resultado. Ese estilo erudito, con abundantes citas pero sin ningún aporte propio, es el que se nota en los libros de alquimia del siglo XVIII en adelante. Ellos se basan en repetir lo que dicen los maestros de los siglos anteriores y se delata un conocimiento abstracto y distante de la práctica de laboratorio. La limitación de la Alquimia De nuestro breve análisis se deduciría que es bien poco lo que se podría sacar mirando una y otra vez las láminas de un tratado y, menos aún, sin conocer el significado de los elementos gráficos y diagramas que las componen. En suma, dedicar tiempo a entenderlas no ayudará en nada, ni a obtener metales preciosos, ni a perfeccionar el ser interior. Se necesitaría una técnica adicional para que puedan prestar alguna utilidad. No me refiero a la lectura de los tratados, sino a los grabados. Aquí está el verdadero tesoro: algunos alquimistas o los editores inteligentes consiguieron que algún grabador pusiera el símbolo adecuado en una figura específica. Sin embargo, falta algo, una técnica adicional para destilar el mensaje de la simbólica plasmada en los grabados. Por eso cobraría importancia el arte de la cartomancia, que sí fue y sigue siendo popular y masivo, transversal a todas las clases sociales y sobre el cual vamos a dedicarnos en los capítulos siguientes.

14 Capítulo III

Coincidencias gráficas del Tarot y la Alquimia El inicio y expansión del uso del Tarot parece ser algo anterior a la expansión de la literatura alquímica con imágenes o planchas. Sin embargo, ambos, Tarot y Alquimia, coinciden históricamente cuando hay una consolidación de la técnica de llevar la simbólica a una expresión concreta masiva. Antes, el simbolismo se había expresado notoriamente en los monumentos: templos, catedrales, palacios, tumbas o mausoleos, monumentos en plazas, etc. Hay ahora un nuevo material: el papel; un nuevo formato: el libro; y una nueva técnica: la imprenta. La revolución de la imprenta La alquimia se expresaba hacia los interesados a través del elemento libro, en códices escritos a mano y, después, muy pronto, mediante impresos adornados con planchas de figuras arquetípicas, muchas veces numeradas para dar la idea de un orden de prelación en las etapas de un proceso. Todos los elementos del proceso se encuentran así atrapados en un formato fijo: tanto las páginas del libro como la precedencia de las figuras en la cual el autor los ha presentado. Con el advenimiento del Tarot, aparece un formato revolucionario: el de la carta o estampa en miniatura en hojas sueltas acartonadas. De esta nueva forma se desprenden nuevas posibilidades: se puede romper el esquema estricto en el cual las láminas vienen ordenadas en un libro corriente y las estampas pueden adoptar un orden de aparición sea al azar o sea a la voluntad del operador, haciendo el procedimiento ágil, entretenido, lúdico, o sea, el esquema de un juego individual o colectivo. Además, el tarot se puede reproducir independientemente de un texto, multiplicarse a través de la imprenta, venderse por separado, en suma, extraerlo del círculo elitista y popularizarse. Si bien los especialistas encuentran una relación entre cada símbolo o arcano del tarot y los conceptos alquímicos, lo cual muchas veces aparece a los ojos del aficionado un esquema un tanto forzado o incomprensible, no puede ignorarse que incluso parte de la gráfica de la baraja y la gráfica de los textos alquímicos es bastante aproximada. Y lo anterior sería quedarnos cortos, pues en algunos casos ¡hasta la numeración del tarot y la numeración de las planchas alquímicas es la misma!. El oro del rey y la plata de la reina En la Prima Clavis de Basilio Valentino aparece la pareja alquímica: el principio femenino o Mercurio y el principio masculino o Azufre. El principio masculino coronado, el Rey u oro, sería purificado en un crisol por el sulfuro de antimonio, representado por el lobo. El principio femenino, la Reina o plata, sería purificado en un crisol más chiquito mediante el plomo. Si bien estos personajes aparecen todos simultáneamente en la escena valentiniana, en el Tarot son presentados en forma separada, aunque ocupando casi los primeros números de la baraja: el principio femenino aparece en la carta III La Emperatriz, el principio masculino en la carta IV

15 El Emperador, el anciano Saturno –el plomo- con la hoz transformada en vara y el fuego transformado en candela aparecería en la carta IX El Ermitaño. El lector puede hacer las comparaciones en las figuras 08 a 10.

A la izquierda, Figura 08, Prima Clavis de B. Valentino (versión 1677) (fuente: hervedelboy); en segundo lugar, Figura 09, La Emperatriz (fuente: Ediciones Orbis); en tercer lugar, Figura 10), El Emperador (fuente: Ediciones Orbis); estos dos últimos del tarot de Marsella.

Notable es la similitud de una de las figuras de la obra alquímica La Fuga de Atalanta (M. Maier, 1618) con el arcano El Ermitaño. La idea de búsqueda de la sabiduría interior o de las huellas de nuestra contradicción íntima aparece reflejada en la gráfica, como se puede apreciar en las figuras 11 y 12.

A la izquierda, Figura 11, Emblema 42 de Atalanta Fugiens (fragmento) (fuente: wikipediafrag); a la derecha, Figura 12, el Ermitaño (versión de Marsella) (fuente: Ediciones Orbis)

16 El matrimonio alquímico En la Clave VI del Hermano Basilio se presenta nuevamente los principios opuestos complementarios bajo la forma de matrimonio real en ceremonia presidida por un sacerdote. Estos personajes corresponderían a los tres principios de los alquimistas, siendo el sacerdote, la Sal. El número de la clave, el VI, es el mismo del arcano VI Los Enamorados. La denominación primitiva de esta carta es más explícita: El Matrimonio (Le Mariage). La interpretación corriente sería algo irrisoria, pues se acostumbra a decir que se trataría de un joven en la encrucijada de escoger entre dos mujeres, una joven y otra vieja, cuando la vieja no sería ni más que menos que un oficiante o sacerdote. En la carta no sólo se conservan los personajes principales, sino que se mantiene al Sol de forma explícita y, a la Luna, mediante el arco de Cupido, pues no se debe olvidar que el arco es el símbolo de Artemisa, la luna creciente. Apreciemos al respecto las Figuras 13 y 14.

A la izquierda, Figura 13, VI Clave del Hermano Basilio (versión 1677) (fuente: hervedelboy); a la derecha, Figura 14, la carta VI del tarot Los Enamorados o El Matrimonio (versión de Marsella) (fuente: Ediciones Orbis).

La Clave XI del Frater Basilio muestra dos leones devorándose mutuamente, ambos siendo dominados por sendas amazonas. Recordemos que se ha interpretado como la representación de un cambio de estado de sustancias: de lo amorfo a lo cristalino. El número de la clave, el XI, es el mismo que la carta XI La Fuerza. En esta última habría una reducción a sólo un león y una sola dama que le controla. Observemos, al respecto, las Figuras 15 y 16.

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A la izquierda, Figura 15, Clave XI del Hermano Basilio (versión 1677) (fuente: hervedelboy); a la derecha, Figura 16, la carta XI del tarot La Fuerza (versión del Tarot de Marsella) (fuente: Ediciones Orbis).

El alquimista es un mago En la Clave XII del Hermano Basilio Valentino se muestra a un alquimista en medio de su laboratorio, rodeado de los elementos apropiados para operar. Basilio explica que en esta etapa corresponde utilizar la medicina o Piedra de los Filósofos, la cual podrá ser lanzada en la debida proporción sobre una cierta cantidad de metal, cambiando dicho metal en muy buen oro. Al fondo, a través de la ventana, se muestran el Sol y la Luna, principios activo y pasivo, masculino y femenino, fijo y volátil. Se dice que los cacharros estarían representando a los cuatro elementos. En atención a que los procesos alquímicos constituyen un circuito, un flujo que se vuelve a reiniciar, es que la lámina de etapa final puede ser tomada también como la primera de un devenir recurrente. Por eso y por otros detalles es que son notorias las coincidencias con la carta I El Mago. En ésta, se encuentra el mesón del operador, vestido con calzas a la antigua, cubierta también su cabeza mediante sombrero, con una vara en su mano izquierda, y teniendo igualmente a su disposición los cuatro elementos (vaso y cubilete = agua, monedas = tierra, cuchillo = aire, varita = fuego). Se puede hacer las comparaciones observando las Figuras 17 y 18.

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A la izquierda, Figura 17, Clave XII del Hermano Basilio (versión 1677) (fuente: hervedelboy); a la derecha, Figura 18, la carta del tarot El Mago (versión de Marsella) (fuente: Ediciones Orbis).

La Gran Obra renace de las profundidades En el Emblema XX (segunda serie) de la Philosophia Reformata aparece una figura central –el Rey o la materia coronada- emergiendo de las profundidades. La gráfica y la idea son similares en la Clave Octava de B. Valentino. Sería la resurrección de la materia reapareciendo bajo una forma prístina, definida, químicamente cristalina. La resurrección es utilizada frecuentemente en los tratados alquímicos y existen numerosas versiones gráficas de esta etapa del proceso. El número del Emblema, el XX, es el mismo de la carta XX El Juicio. En ésta, el renacido es rodeado por los opuestos masculino y femenino al momento de emerger. El cuadro se completa en la parte superior con un ángel que anuncia el triunfo mediante una trompeta. Atrás, oculto por las nubes, estaría El Sol, Rey u Oro. Esta alegoría no tendría nada que ver con un Juicio Final admitido por ciertas religiones y deslizado por algunos tarotistas como interpretación. Tómese en consideración las Figuras 19 a 21.

A la izquierda, Figura 19, Emblema XX (segunda serie) de la Philosophia Reformata de Mylius (edición 1622) (fuente: hervedelboy); a la derecha, Figura 21, Clave 8ª de B. Valentino (fuente: barzaj jan blogspot); al centro, Figura 20, la carta XX El Juicio del tarot (versión de Marsella) (fuente: Ediciones Orbis).

La Plancha X del Mutus Liber (1677) presenta un fragmento del proceso de la Gran Obra. Los especialistas interpretan que los grabados de esta plancha muestran paso a paso los procedimientos de laboratorio y que la escena final sería la síntesis de la etapa. Se trataría de la alianza de dos principios o sustancias, uno tipo azufre, puro, fijo, y el otro tipo óxido o cal metálica, los cuales para poder actuar conjuntamente deben introducirse en un matraz y ponerse a fermentar dentro del horno alquímico o atanor. Uno de esos principios tendría

19 carácter lunar, femenino (la joven) y el otro solar (el operador masculino). Las coincidencias con el arcano XVI La Torre son notorias, aunque no se cuente exactamente con todos los ingredientes. Sobre la Torre se han tejido diversas interpretaciones. Se ha hablado de torre fulminada como de un edificio que está siendo destruido por acción de un rayo divino. Si no se tratara de una destrucción, sería una tapa móvil, tal como la del horno alquímico. La representación de una energía externa viniendo hacia la construcción sería obra de modificaciones realizadas por los cartistas no iniciados, pues una versión antigua del tarot Marsella presenta la energía fluyendo desde el horno hacia el exterior y no al revés. La novedad de la carta XVI es que los principios masculino y femenino se muestran cayendo desde la torre u horno, como si el operador poco avisado hubiese cometido un error, por ejemplo, dosificado erróneamente los componentes, fracasando esta etapa de la Obra. Poner atención a las Figuras 22 y 23.

A la izquierda, Figura 22, fragmento de la Plancha 10 del Mutus Liber (1677); a la derecha, Figura 23, la carta XVI La Torre del tarot (versión de Marsella).

Para enriquecerse hay que arriesgarse Para cerrar esta pequeña lista de ejemplos, se destaca una de las láminas (Número Cinco) pertenecientes a El Libro de las Doce Puertas de George Ripley. La figura tiene más que coincidencias con la carta sin número del tarot, conocida como El Loco. En Ripley, la mano izquierda se abre hacia lo alto, como para recibir energía del cosmos. La derecha, apunta con el índice hacia la tierra para entregarla o proyectarla. El personaje llevaría un saco colgado al cuerpo más un bastón que recuerda al caduceo de Hermes. A lo lejos, se vislumbran construcciones, las cuales, como en todos los escritos alquímicos se acostumbra a interpretar como el atanor o como la construcción material y/o espiritual que se proyecta. El Loco del tarot también viste con modestia, lleva una bolsa con sus escasas pertenencias aunque tomada de un palo al hombro. Su mano derecha también sostiene un bastón que podría interpretarse como un remedo del caduceo, propio de quien enfrenta la vida o la obra alquímica como un juego hermético, en el cual hay que tomarse tanto el éxito como la desventura con buen humor. Las Figuras 24 y 25 ilustran el tema.

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A la izquierda, Figura 24, Dibujo Número Cinco de una de las versiones del Ripley Scrowle; a la derecha, Figura 25, la carta sin número El Loco del tarot (versión de Marsella).

21 Capítulo IV

El Tarot y las propiedades elementales Cuatro elementos: tradición y vigencia Los elementos de la naturaleza son hoy considerados vulgarmente en su dimensión medioambiental, como recursos naturales que pueden ser explotados con fines de lucro. La tierra, el agua, el aire y el fuego (la energía) son pensados y apropiados de tal manera que la humanidad enfrenta una escasez relativa de los mismos. Sin embargo, en tiempos inmemoriales, así como en la antigüedad y la Edad Media europea, la mención de los elementos hacía referencia a “propiedades elementales” en un contexto de filosofía natural, muy diferente a las nociones vulgares que se tienen en la actualidad. Decir tierra hacía referencia a la propiedad de solidez, fijación, frialdad; decir agua, a la liquidez, movilidad; decir aire, a la fluidez; decir fuego, a la fluidez sutil, la calidez. Ese enfoque hermético-alquímico consideraba que el ser humano y el cosmos actuaban como en espejo uno frente a otro. Ante el macrocosmos de la naturaleza y la divinidad se erguía el microcosmos humano. Se entendía que en el hombre fisiológico se encuentran contenidos y expresados los cuatro elementos. Su materia corporal corresponde a la tierra; el soplo animador que mantiene la vida es el aire; los líquidos orgánicos que vehiculan la vida es el agua; y la energía vital, fuente de calor y de motricidad, es el fuego. El dominio de los cuatro elementos permitiría obtener buena salud para sí y proporcionarla a otros. En una consideración más mística del microcosmos, la tierra vendría a ser la masa biológica y la salud orgánica; el aire, la disposición del intelecto, la voluntad, la memoria; el agua, la emocionalidad y los sentimientos, la intuición; y el fuego, la energía encaminada a un fin, el trabajo, la pasión, la sexualidad. Cualquiera diría que esas ideas se habrían extinguido frente al dominio avasallador de la modernidad. No hay tal. Siendo la individualidad y la sociedad humanas espontáneamente ávidas de espiritualidad y de tradición, el saber antiguo y el espíritu alquímico permanecen bien vivos, aunque bajo formas un tanto discretas. Una de las tradiciones vigentes que mantiene acogido en su seno a los cuatro elementos es la cartomancia. El elemento Tierra en el tarot Cada una de las cartas de la baraja del tarot –arcanos- ostenta representados de las más variadas formas los elementos alquímicos. Debido a que el tema de los elementos alquímicos es amplísimo, vamos a detenernos solamente en uno de ellos. Hemos escogido a aquél al cual el ser humano moderno se siente más cercano: Tierra. Para el alquimista, las cualidades de tierra –en el macrocosmos- se ligan a la concreción, la solidez, lo espacial, la dureza, los tres reinos (mineral, vegetal, animal), a aquello que presenta

22 propiedades muy definidas reconocidas por los sentidos humanos. En el mundo microcósmico las cualidades tierra se vinculan a la corporeidad, la buena o mala salud, la nutrición, la alimentación, la procreación, el alumbramiento, la producción de bienes materiales y ganancias. En el tarot, el elemento Tierra está representado de manera general y expresa por los oros o círculos dorados, una suerte de sellos mágicos, símbolos que expresan nada mejor la materialidad. En las cartas numerales de la baraja, la cantidad de oros va en aumento desde el uno o as, con una sola moneda o pantáculo, hasta el diez de oros, con diez de dichos símbolos. Para el cartomante, estas cantidades son la representación de niveles de energía, saltos cuánticos en diversos campos, entrópicos algunos y armónicos, otros. El as de oros representa una actividad o resultado concreto que se inicia o esboza: una idea u oportunidad de negocio, un embarazo o nacimiento, un proyecto de vivienda que comienza a construirse, etc. Por oposición, el diez de oros representa la consolidación económica familiar o empresarial, la riqueza, aunque también la rutina con sus peligros de corrupción, aburrimiento e inmoralidad. Vamos a detenernos en algunos arcanos específicos que destacan por su particular forma de expresar las potencialidades del elemento Tierra.

Arcanos reveladores

El Emperador. Arcano mayor vinculado al hecho de que la idea se transforme en realidad, a la inserción en la sociedad abriéndose un espacio, consiguiendo poder, dominando las situaciones y obteniendo resultados. El número 4 no sólo representa la fusión de los elementos, sino, además, la concreción, el mundo tridimensional con los objetos materiales que se desplazan en el tiempo y en el espacio.

El Diablo, Arcano mayor ligado con la materialidad en una dimensión oscura, de las profundidades. Representa la parte oculta de la individualidad o de lo colectivo: pasiones, ansiedades, culpas, temores, traumas, pero también placeres y goces tanto delicados como groseros. Es terreno por cuanto se trata de lo sensual que, siendo cuerpo, provoca sensación física y estremecimiento espiritual.

El Siete de oros, arcano menor. Un varón de aspecto rural, apoyado en un bastón (fuego-trabajo), al lado de unas matas u hortalizas, cargadas de productos. Se espera con paciencia el fruto del trabajo (materialidad, riqueza). Por otro lado, insinúa una relación kármica, pues la plenitud no acude sola, sino que resulta de las acciones previas ejecutadas material y espiritualmente.

23 Los arcanos de Tierra en acción Dejemos ahora paso al espíritu de Hermes, abriendo un espacio para jugar con esos arcanos, sentirlos en acción, suponiendo que nos han salido en una tirada y que el cartomante nos ha efectuado una lectura. Primer caso:

Lectura.- Pasado: conseguiste los bienes que buscabas; Presente: disfrutas tu fortuna pero tu debilidad te hace dilapidarla; Futuro: vivirás modestamente y sólo con paciencia y esfuerzo te recuperarás. Segundo caso:

Lectura.- Pronóstico: con violencia vencerás a enemigos y obstáculos pero no te harás rico de inmediato. Tercer caso:

Lectura.- Pronóstico: un poco de dinero te hará subir al poder pero vivirás día a día con el miedo de perderlo.

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Una oportunidad para ser más libres El elemento Tierra obedece a una razón de tangibilidad, de concreción y somatización. De allí que su manifestación proyecte señales claras u oportunidad de resultados prácticos, operativos, dimensionales y carnales, los cuales, muchas veces, resultan penosos para la entidad humana. Los arcanos tienen un aire seductor y misterioso, pero no hay que engañarse al respecto. Las interpretaciones dulces y bonachonas del elemento Tierra no tienen cabida en las lecturas serias que proyectan pistas definidas. Por ejemplo, consultas sobre la situación de pareja pueden revelar relaciones tortuosas e infelices, en las cuales hay sometimiento, dominio y agresión. Pero las cartas siempre dicen la verdad. Darán consejos de ruptura y alejamiento, en suma, de libertad. Y no puede ser de otra forma, pues en tanto somos libres y haya un espacio para expandirnos e integrarnos, habrá luz y felicidad. Desgraciadamente, muchas/os insisten en mantenerse en el infierno del dolor, tratando de atar y ser atado, de apegarse a un otro destructivo, o bien, a su vez, para destruirlo. El elemento Tierra es franco, sincero, noble en su rusticidad y nos hablará tanto de los errores como de los placeres que expanden. Sepamos interpretarlo y asumirlo.

25 Capítulo V

Un juego desconcertante Al enfrentar visualmente los arcanos mayores del Tarot se apreciará diversos elementos que pueden ser clasificados de manera general como: 1. Una escena, la cual tiene un personaje central, en la mayoría de los casos es antropomórfico o dotado de vida y, por excepción, inanimado (una construcción, una rueda). 2. Un nombre, en la parte inferior o la superior. 3. Un número, que puede estar sea en la parte superior como en la inferior, a veces a un costado. El número

La escena con las figuras

El nombre

Figura 26 La Estrella (fuente: Ediciones Orbis)

La imágenes, sean éstas obras de arte, grafismos, palabras escritas u orales, gestos, etc., y sus representaciones mentales, serían el elemento más directo con la percepción humana, con todas las variantes que pudiese tener, sean ellas de tipo cultural, étnico, histórico, etc., y su función tendría un carácter evocador del verdadero símbolo. El símbolo se aproxima mejor a un concepto, una idea, una percepción intuitiva de un contenido abstracto. La imagen no hace sino desatar un proceso de interpretación del símbolo, el cual todos reconocen que no tiene ni puede tener una sola traducción, al contrario, puede insinuar muchos sentidos y numerosos aspectos de interpretación, ámbitos o capas de concienciación de lo que se quiere representar o manifestar. La psicología analítica contemporánea considera que los símbolos y, por tanto, las imágenes que los representan, no hacen más que constelar o activar elementos aún más profundos, los arquetipos, los cuales no constituyen sólo parte de la experiencia y la historia de la psique individual, sino que son estructuras de la psique -o el alma si usted quiere- que se activan

26 dando inspiración para que la conciencia los aprehenda y guíe la conducta del individuo. Más aún, los arquetipos no son un patrimonio individual sino que pertenecen a la especie y funcionan en una dimensión virtual común al colectivo humano, aunque vehiculada a través de las psiques individuales. Las figuras simbólicas y los números en el Tarot. En las cartas del tarot confluyen los diferentes signos y símbolos, haciendo un aporte para inspirar un mensaje, una interpretación. Primero, las imágenes proporcionan arquetipos que saltan o se constelan desde el inconsciente colectivo. Además, podrían tratarse de mensajes relacionados con el proceso alquímico, vinculados por lo demás a los anteriores, según la interpretación junguiana. Segundo, los números hacen un aporte sustancial, derivado principalmente de la tradición pitagórica. Tercero, la escena trae aparejados los significados brotados de la propia tradición de los tarotistas, especialmente relacionada con los significados predictivos referidos al ámbito de la personalidad concreta inscrita en un entorno físico y sus circunstancias. Cuarto, hay que contabilizar el nombre del arcano, símbolo gráfico que tiene la propiedad de evocar a todos los anteriores. El tarotista o lector no es más que un intermediario que procesa la información según sus facultades y habilidades, limitadas eso sí por el marco cultural e histórico en una sociedad determinada. En cada carta, lo esencial es la figura o escena central y lo secundario o complementario es el número, aunque ambos se entrelazan íntimamente cuando se juega una tirada de cartas. Sin número, igual habría tarot, aunque sin orden de precedencia entre las cartas. En cambio, sin figura arquetípica sólo quedaría el número, o sea, mera reducción a la numerología, poniéndose fin a lo lúdico y lo intuitivo, quedando sólo lo mental. El papel del número en el Tarot –como en muchas otras actividades intelectuales y espirituales humanas- es potenciar nuevos recursos. Cada número trae consigo sus significados desde la antigüedad pitagórica y esos arquetipos se conjugan con los que trae la figura, ampliando las posibilidades de destacar en la conciencia uno o varios de ellos y, en consecuencia, de inspirar al operador. Como es obvio, el número aporta orden y, por tanto, una red de caminos que conducen a nuevas pistas o encrucijadas. Al usar los números de las figuras de una tirada mediante juegos aritmológicos se llegará, de unos pocos arquetipos, a otros diferentes, los cuales, estando enlazados con los primeros, enriquecerán la variedad de posibilidades de interpretación para el lector y de construir estructuradamente una explicación de vida, en cualquiera o en varios de los ámbitos de la existencia humana.

Manipulación de las imágenes del tarot ¿Es el Tarot derivado de la Alquimia?. No se sabe. Característica potente del Tarot es acumular, adicionar o condensar conceptos, significados, ideas de distintos orígenes. Hasta se podría decir que se ha exagerado al atribuirle significados de forma alambicada y forzada, no

27 en vano varias construcciones eruditas en torno al Tarot se caen a pedazos cuando no tienen correspondencia efectiva con las interpretaciones tradicionales o más antiguas ni con las elaboraciones de otros eruditos en el mismo ámbito, por ejemplo, el de la interpretación astrológica del Tarot. Esto no hay que entenderlo como que en el Tarot no haya astrología o arquetipos astrológicos, sino que es difícil admitir que la construcción completa del Tarot sea astrológica. Con toda propiedad se puede afirmar que muchos autores, empezando por los ocultistas del siglo XIX y terminando en los ilustradores del siglo XXI, han manipulado paulatinamente la iconografía para adaptar el simbolismo a su propio discurso o pensamiento. En ocasiones, se han realizado sesudas y muy bien ponderadas interpretaciones del tarot llamado de Marsella, basadas en los colores de las estampas, cuando dichos colores han sido cambiados casualmente una y otra vez de una edición a otra durante siglos, cuando no han sido modificados intencionadamente para lograr acomodos ideológicos. La verdad que nadie pude negar es que las versiones se han multiplicado al son de las monedas del mercado y que hoy en día se denomina tarot a barajas que no tienen nada que ver con la simbología, ni con el número de cartas de los mazos de la Europa medieval. Se han adicionado símbolos astrológicos, cabalísticos, egipcios, orientales, cristianos, vudús, etc., que no tienen la más mínima relación con la baraja cartomántica y filosófica que alguna vez marcó el inicio de este arte. Ninguna mezquindad nos mueve a destacar estas imposturas, salvo dejar en claro que en este último caso estamos hablando de barajas lúdicas distintas al tarot que, si tienen sentido para quienes las consultan, bienvenido sea. Distinto, como lo hacen algunos esoteristas, es combinar el uso del Tarot con la aplicación de otras mancias o artes adivinatorias en forma complementaria, respetando por separado las normas y tradiciones de cada una. Por eso es mejor evitar el abuso de líneas de trabajo o acomodos mentales de inspiración erudita que pueden perfilar derroteros inconducentes o, simplemente, que se traduzcan en divagaciones del tarotista sin ningún sentido para el consultante. Erudición e intuición Destacamos que lo esencial no es asignarle un significado a los arcanos por decisión erudita. Lo verdaderamente respetable es que esa nueva interpretación funcione u opere espiritualmente en el adepto o en el consultante. Tal como las obras o tratados alquímicos no le dicen nada al neófito ni tienen tampoco ningún efecto especial en el estudioso de los mismos, pero sí tendrían un especial significado e importancia en el adepto o iniciado como proceso interior de un ejercicio o paso específico y no fruto de la simple lectura mental de un texto. Para leer o interpretar el tarot es indispensable conocer y memorizar, a lo menos en parte, los significados que por tradición se le asigna a cada carta. Al ver una de ellas, uno de esos conceptos se manifiesta en la conciencia del lector y éste puede conectarlo con su problemática actual, pasada o futura. Dicha problemática, en su movimiento íntimo puede ser tan compleja como lo es el ser humano y la conexión puede tener a su vez muy variados senderos y señales de profundidad también variada, según sea la sensibilidad o intuición del intermediario, lector o tarotista.

28 Constituye una exageración la hipótesis que el tarot Sola-Busca (año 1500) tiene por completo un carácter alquimístico. La ausencia en la mayoría aplastante de las cartas de los símbolos alquímicos y la escasa aparición del elemento femenino, virtud que resalta en el tarot desde la Edad Media, hacen inviable esa osada afirmación. Cabe también señalar que existen interesantes y bellas interpretaciones del tarot de Marsella, las cuales sostienen una visión completa basada en la alquimia, las cuales son más poéticas que efectivas. Esto es sin ánimo de ofender ni despreciar nada, pues, en definitiva, no contamos sino con interpretaciones, o sea, con hipótesis acomodadas por la mente, dado que los códigos o claves culturales de transmisión de estos instrumentos se han borrado en el tiempo y no se ha experimentado una herencia lineal de esta sabiduría –tanto del Tarot como de la Alquimia- de una generación a otra. Las dimensiones o formas de trabajo con el tarot. El Tarot puede ser enfocado, estudiado y utilizado desde diversas dimensiones o ámbitos de conocimiento. No es posible realizar distinciones tajantes entre esos ámbitos pues nunca se encuentran barreras absolutas tratándose de las mancias y las prácticas espirituales, cosas ambas que son carne de este arte. Sin embargo, podrían agruparse en aquéllas que tienen un enfoque más mental y ésas que tienen en sí una preponderancia intuitiva. Las dimensiones más mentales son la alquimística, la astrológica y la numerológica. Por su parte, la más intuitiva es la dimensión meditativa. Las cartas, en especial los arcanos mayores, pueden ser interpretadas extrayendo señales referidas al proceso alquímico, realizando analogías que otorguen pistas para los procesos interiores. Esto no constituye una novedad, desde el momento que en capítulos anteriores se ha visto las concordancias asombrosas entre la figuración de la tradición alquímica y el tarot primigenio. El denominador común de la dimensión alquimística con la dimensión meditativa es que ambas pretenden efectos operativos, apuntan a inducir una disminución de lo intelectivo, lo egoico, para dejar paso a la ligazón con el inconsciente personal o colectivo, e incluso con el inconsciente transpersonal. La operación en curso no sería para provocar una atenuación de intranquilidad o de moderación de síntomas, sería para potenciar el enfrentamiento con los conflictos, asumirlos y dar el salto en madurez e integración que corresponda, aunque ello implique el corte de relaciones sociales, cambio de trabajo o de residencia, etc.

29 Capítulo VI

La alquimia espiritual del Tarot El alquimista espiritual tiene a su disposición el cuaternario de elementos para transformar la realidad interna y su desafío es usarlos de manera integrada y armónica. Igualmente, el tarotista dispone de Fuego, la energía vital, el calor, la motricidad, la chispa divina; de Agua, los líquidos orgánicos, sus emociones y pasiones; de Aire, el soplo de su respiración que le mantiene con vida, ideas e imágenes aportadas por el intelecto; de Tierra, su materia corporal, sensaciones, instintos y pasiones. Los elementos estarán presentes prácticamente en todas las cartas del Tarot, variando solamente los énfasis o preponderancia de unos u otros. Azufre, Mercurio y Sal Para la alquimia mística la sustancia de trabajo es el alma, la cual constituye la materia universal y transpersonal, es Una. Sin embargo, a escala humana no hay más remedio que trabajarla en la individualidad, en el sujeto, que es uno mismo. El prototipo del alquimista en el tarot es El Mago. En El Mago el principio que resalta es el Azufre, aquellas cualidades con una expresión nítida y definida. Si tienes una identificación con El Mago, has de exudar masculinidad, iniciativa, audacia, emprendimiento, coraje, energía. Podrás ser inventiva/o, desplegar movimiento, conquista. Tu intelecto estará dispuesto a actuar, a rechazar la fe dócil y las ideas ajenas; sentirás independencia de espíritu para elaborar proyectos por ti misma/o. El número dos entrega un aporte potente, el cual aparece en La Sacerdotisa. Es la transformación continua de la materia, el movimiento dialéctico de los elementos de género denominados usualmente macho y hembra, pasivo y activo, rey y reina, cuya interpenetración dará origen a resultados, algo nuevo. Si conectas con la Sacerdotisa deberás atender que en ella resalta el Mercurio, las cualidades sutiles, móviles aunque receptivas, aún no condensadas y que carecen de una expresión definida. Destilarás feminidad, dulzura, calma, recogimiento, ensoñación, prudencia, modestia. Dispondrás de comprensión, sensibilidad y adivinación. El tres alquímico aparece ligado a los principios Mercurio, Azufre y la Sal. El Azufre es lo activo, el Mercurio es lo pasivo, y la Sal es el movimiento que da forma. En la criatura humana, el primero corresponde a la masculinidad (espíritu), el segundo a la feminidad (alma) y el tercero a un estado medio armonioso (cuerpo). Al identificarte con La Emperatriz ten en cuenta que resalta en ella la Sal, por tanto, la sabiduría, el equilibrio, la ponderación y la estabilidad.

Cuatro Elementos y Quintaesencia Los alquimistas establecieron que la circulación de los cuatro elementos en el ámbito humano individual puede tener un efecto de salud o terapéutico capaz de prolongar la vida. Si te identificas con El Emperador podrás dominar lo físico, tu entorno, tus relaciones,

30 desplegando ampliamente tu voluntad y poder. Dispondrás del dominio de los cuatro elementos para obtener buena salud para ti y proporcionarla a otros, también. Al fusionarse la serena emotividad del dos y el pragmatismo racional del tres, se obtiene el cinco, la síntesis de racionalidad y emoción. Al conectar con el Sumo Sacerdote facilitarás el control de tus emociones permitiendo que se despliegue el potencial de tu intelecto y que éste respete las señales intuitivas. Tendrás un acercamiento al centro aglutinador del conjunto de tus elementos o capacidades. El Matrimonio Alquímico El Matrimonio Alquímico es representado en el número seis, el cual sintetiza la unión de las cualidades del Fuego y el Agua, espíritu y materia. Representa la oportunidad de escoger entre el equilibrio u optar por una actitud desmesurada. Se trata de la unión del rey y la reina, de lo activo y lo pasivo, de lo agresivo y lo acogedor, del emprendimiento y lo contemplativo, en suma, la síntesis de los opuestos. La conexión con el arcano Los Enamorados te da la oportunidad de avanzar en la unión de mente y cuerpo, la aceptación del contrario íntimo. Integrarás mejor lo intelectivo y lo instintivo. Vivenciarás cómo tu conciencia acepta e integra la dualidad opuesta, dando fin al retorcimiento interior. El Septenario y la Sabiduría La concepción alquímica de los siete metales refuerza lo planetario, la relación con las potencias universales, representadas por dioses y cuerpos espaciales orbitando en el cosmos. Pero “como es arriba es abajo”, el siete representa los factores de la personalidad fundidos en una expresión concreta del ser humano que avanza muriendo y renaciendo a nuevos niveles de madurez física y espiritual. La inspiración en el arcano El Carro es una oportunidad de triunfar sobre lo que te desvía de la autoconciencia, o sea, de las pasiones espontáneas del instinto y de los mensajes tortuosos de la mente. Si te dominas y tomas un camino definido tienes poder cual si fueras una divinidad. Hoy, inmersos en la modernidad, tenemos escasas oportunidades de conectar con lo remoto, lo que se pierde en la noche de los tiempos, con la tradición. Tradición significa transmisión de una sabiduría inmemorial. El anciano del Ermitaño es una figura que refleja lo antiguo, el saber que se ha recibido por tradición y que se ha heredado de otros que fueron ancianos sabios en su momento. Si te ligas a este arcano abres una ventana hacia lo iniciático. La ligazón con lo originario, lo instintivo, se expresa cuando lo mental ha sido apaciguado y se te ofrece una solución que está más allá de la lógica, de lo lineal y lo temporal. Has dado un paso más para lograr tu peculiaridad más interna, o sea, conseguir la autorrealización. Recuerda: no es egocentrismo sino individuación. La Transmutación Palabra clave en el lenguaje alquímico es transmutación. La alquimia persigue la conversión del ser humano imperfecto en una personalidad más cercana a la perfección. La inspiración

31 conseguida a través de La Fuerza puede conducirte de un estado espiritual amorfo, difuso, deprimido, dubitativo, hacia un estado espiritual cristalino, estructurado, radiante, decidido. Los procesos alquímicos tienen, en general, como fase inicial, la capacidad del adepto de dominar su función mental, de tal manera que las ideas, imágenes u obsesiones sean mantenidas al margen. La(el) interesada/o tendrá que focalizar su atención tanto en la conciencia de sí como en atender sólo los temas relacionados con el proceso que se ha iniciado, de tal forma de impedir a la mente que eluda los problemas que deba enfrentar. El control mental te coloca en el umbral de la meditación. La gran oportunidad de conectar con El Colgado es unirte contigo misma/o. Las fases que vengan incluirán el dominio de tus emociones, alejando temor y ansiedad; el dominio de lo corporal, pues tu cuerpo se encontrará relajado; sin ninguna distracción que te aleje de ese vasto océano que es el inconsciente. El Colgado sufre en el Árbol de la Vida y expiará en él para reunificarse con su origen y renacer a una nueva vida. La nigredo y la unión con la mente Punto crucial en el avance del alquimista espiritual es la conciencia del cambio interior. Nadie puede sustituir a la individualidad en esta instancia operativa espiritual, ni las lecturas de textos, ni los consejos de amigos y terapeutas. Te encontrarás sola/o enfrentada/o a ti misma/o. El arcano Sin Nombre representa la comprensión del cambio así como la determinación de romper con lo actual. Conectar con el arquetipo de La Muerte es tu oportunidad de convertirte en alguien diferente. El arcano encierra un concepto potente y bello, la posibilidad de que se repita -en términos virtuales- un acto maravilloso y simultáneamente doloroso como es nacer, dejar atrás la incomprensión y empezar a vislumbrar una señal esperanzadora. ¡Corta con una situación de abatimiento moral e inicia otra de mayor autoestima!. Llegará el momento de conseguir otra de las uniones alquímicas fundamentales, la unión con la mente, conocer y aceptar tus aspectos oscuros. Aunque todos los arcanos pueden esconder en potencia una amenaza, pues en cada uno de ellos se puede identificar una carga negativa, el arcano El Diablo representa explícitamente al arquetipo de la sombra. A lo largo de tu vida fuiste acumulando sucesivas represiones que ejercen tanto la colectividad como tu propia individualidad sobre sí misma, lo no deseado, lo calificado maligno, indecente, atemorizante, etc. Recuerda que un factor clave es sentir una amenaza concreta e inesperada junto con cierta tensión angustiante. El Diablo anunciará ese momento crucial y te inspirará para superar la tensión y dejar paso a la armonía y al disfrute de la vida. La caída del Yo y el imperio del inconsciente El Ego –la unidad pretenciosa que imagina aglutinar el todo interior- y la mente -su función activa- acaban por acostumbrarse a un esquema sobre el entorno y la individualidad. Sin embargo, ese presunto equilibrio puede dar un traspié en términos espirituales. El arcano La Torre representa la caída del Yo y la conciencia mental. Si aprovechas la oportunidad de conectar con este arcano en momentos que se produce una crisis causada por un elemento

32 externo que somete a prueba tu integridad, se agrietan tus esquemas de comprensión y los mecanismos de relación con el entorno, no temas que tu edificio virtual se venga al suelo, pues se abre la oportunidad de comprender, reconstruir y fortalecerte, poniendo más cuidado. El ámbito oculto del ser se constituye por elementos sobre los cuales no se accede de manera directa –con lo cual dejarían automáticamente de ser inconscientes- y que se hacen presentes a través de símbolos e imágenes. Si la presencia virtual de imágenes desconcertantes y repetitivas es asumida positivamente, su mensaje deja de enfrentarse dolorosamente, para hacerse consciente de alguna manera y ser integrado al conocimiento de ti misma/o. Todos los arcanos del Tarot contienen en potencia la oportunidad de hacer conectar al operador con el inconsciente colectivo. Sin embargo, La Estrella representa per se la aparición de esa oportunidad. Por esto, es indispensable una disminución del nivel mental, un ligarse intuitivamente al inconsciente, para que los arquetipos puedan aflorar y entregar el mensaje que se hace indispensable descifrar. El Tarot es sólo uno de los instrumentos que pueden abrirnos las puertas de nuestro mundo oculto, como también la meditación, la ensoñación consciente, el análisis de sueños, el uso de alucinógenos, ejercicios respiratorios y espirituales, etc. La Plata y el Oro Tempranamente los antiguos captaron la secuencia de los ciclos: las estaciones, la reproducción, la menstruación, el crecimiento vegetal, el paso de los astros, el envejecimiento. La idea perfilada mediante el ciclo es la repetición ordenada de fenómenos en el tiempo y, siendo la luna un astro que se expresa de variadas maneras en forma cíclica, la humanidad lo usa como su símbolo. La Luna era otro de los nombres alquímicos de la Plata o Reina, una fase avanzada del proceso de purificación pero que conducía a una obra limitada. La ligazón con este arcano evoca el desafío de controlar las emociones y los sentimientos, la animalidad o los instintos, para que no interfieran en tu proceso de perfeccionamiento. El arcano El Sol es precedido por el arcano La Luna, es decir, la certeza tendrá que sustituir a la ambigüedad. La aparición de El Sol anuncia que el ser es capaz de constatarse a sí mismo como ejecutor de la decisión escogida y su conciencia se nutre de plenitud, al haber conciliado la inspiración del alma y la comprensión de la mente. Para los alquimistas El Sol, Rey u Oro, es la culminación de la Gran Obra, es haber obtenido el material capaz de convertir en realidad la purificación metálica, por haber mezclado correctamente las sustancias adecuadas. Sentirse iluminado por este arcano representa la oportunidad de enlazar con un elemento funcional para que las cosas resulten, produciéndose el efecto requerido. El agente apropiado puede ser tanto un elemento, persona, institución, situación externa, etc., como una disposición anímica, un evento espiritual, etc., que precede al hecho concreto. La señal te permitirá identificar intuitivamente al agente externo para acercarte al lugar y momento en el cual aporte su resultado.

33 Renacimiento y totalidad El conocimiento de sí mismo y de las cosas, la conciencia del ser y su entorno, avanza aparejado de una visión más amplia de ambos y del todo que los abarca. Se tendrá ante sí un panorama universal. El arcano El Juicio representa esta conciencia holística de un renacer en un nivel más maduro. La conexión inspirada por este arcano puede entenderse no sólo como una extensión simple del entendimiento, sino como una relación de conocimiento con el cosmos, el inconsciente colectivo o la comprensión de experiencias atribuidas a vidas pasadas o a etapas perinatales. La gráfica del arcano es elocuente, el ser emerge desde la muerte ritual, ha perecido una forma de la individualidad y surge ahora transmutada, más libre de cargas y culpas, con menos contradicciones, se han superado algunas dualidades, se está más cercana/o al centro que nos es propio. La carta puede insinuar el desafío de acceder de manera formal a recibir la enseñanza de la tradición universal. Corresponde poner atención sobre la tercera unidad aspirada por los alquimistas, la unión de mente y cuerpo con el universo o totalidad. Ésta corresponde al Uno Mismo, el centro regulador de la psique, una fuerza transpersonal que trasciende al ego. Se trata de ti misma/o en tu completitud oculta. C. Jung opinaba que el sí mismo es tanto el centro como la esfera que abarca lo consciente y lo inconsciente; es el centro de esta totalidad, así como el ego es el centro de la conciencia. Aparecerá en tus sueños como un rey, héroe, salvador, o bajo la forma de un círculo, cuadrado, cruz, cuatro personajes interactuando o una dualidad unificada. En el arcano El Mundo la dualidad unificada se muestra como andrógino encerrado en un óvalo, teniendo a su disposición las energías universales incrustadas en las propiedades elementales alquímicas. ¿Cómo llegas hasta ti misma/o y simultáneamente a lo universal?. La Inteligencia Universal le enseñaba a Hermes Trismegisto que usara el estado de meditación: no cuerpo, no mente, no emoción. Observa las Figuras 27 y 28.

Figura 27, Arcano El Mundo del tarot de Marsella (fuente Ediciones Orbis) y Figura 28, el rebis o andrógino de los alquimistas (fuente chez-alice.fr).

34 La autoaceptación Sólo por la sincronía del mundo arquetípico, espontáneo, resulta como cierre de los misterios alquímicos la noción de experiencia límite, una idea esencial dentro de las grandes corrientes de la espiritualidad humana, pues encierra la clave de la unidad anhelada por los seguidores del camino. El arcano El Loco puede ser indicio de un momento trascendental para la (el) iniciada/o, el cual puede incluir diversas situaciones de tipo creativo, estético, amatorio, orgásmico, místico. Se trata de experiencias que cambian a la persona y su percepción del mundo. Lo esencial de tales vivencias es la integración dentro de la persona y entre la persona y el mundo, es decir, la unificación buscada por los alquimistas. Por un momento, las polaridades y disociaciones internas tienden a resolverse, la guerra civil interior no se gana ni se pierde, sino que se trasciende. La persona se abre más a las vivencias, abatiendo en cierta medida el nivel mental, y se hace más espontánea, característica esencial de la creatividad en la persona autorrealizada, quien acepta y abraza su ser más profundo en lugar de temerlo y rechazarlo.

35 Capítulo VII

La triple unidad alquímica en el Tarot Los alquimistas místicos pretendían superar las dualidades u oposiciones, las contradicciones internas. ¿Para qué?, para llegar a la unidad, alcanzar el uno mismo, la perfección espiritual u oro del alma y la salud perfecta y vida eterna. Un tema de siglos Los primeros alquimistas –primeros siglos de la era cristiana- reconocieron una sola unión o síntesis de los opuestos: la de lo masculino con lo femenino, proceso que se simbolizó de diversas maneras aunque la más recurrida es la de “matrimonio alquímico”. Sin embargo, con el tiempo –fines edad media europea- otros alquimistas llegaron a concebir la necesidad de realizar tres uniones: la Unio Mentalis, o unión mental; la unión de mente y cuerpo; y la unión con el Unus Mundus. Es posible interpretar en términos psicológicos bastante delineados dichas uniones, tal como lo hizo Jung en su monumental obra Mysterium Coniunctionis. La unión mental se refiere a la comprensión y aceptación de nuestro inconsciente, la superación de los propios aspectos oscuros y retorcidos. Para llegar a eso, la persona debe modificar su ligazón inconsciente con el cuerpo, sus impulsos básicos o animales y las emociones. Una vez realizada la comprensión y aceptación de sus deseos prohibidos podrá encauzar el dominio de los mismos. La unión de mente y cuerpo se refiere a la comprensión de los tradicionales opuestos masculino y femenino, la relación dialéctica entre anima y animus, así como de diversos otros opuestos contenidos en el inconsciente colectivo, a cuya superación e integración se podrá acceder a través de la meditación activa o divagación consciente, acompañado de un proceso de interpretación de dichas vivencias virtuales. Otra forma de expresar esta unión es la superación de la contradicción intelecto-intuición, es decir, aprovechar la oportunidad de disponer tanto del poder razonador de la mente como de seguir los llamados de la intuicióninstinto o conocimiento instantáneo. Finalmente, la tercera síntesis del proceso alquímico se refiere a la unión de la individualidad con el Unus Mundus o totalidad, es decir, la capacidad de trascender y de dejar de diferenciar entre nuestra mente y nuestro cuerpo como entidades aisladas distintas del entorno, superando la ilusión de los sentidos, es decir, el logro de un estado de conciencia holotrópica, inefable y numinoso, conseguido a través de psicotrópicos o mediante ejercicios espirituales meditativos.

36 Una transmutación espiritual El logro de las tres uniones planteadas por los alquimistas no cabe duda que no es cosa de unos pocos ejercicios espirituales, muy al contrario, es una tarea de vida. Quienes conscientemente pudieran aspirar a una existencia más plena, emprendiendo el laborioso camino de la síntesis personal, han de hacer claridad sobre los alcances de un objetivo tan ambicioso y gratificante, por lo cual es bueno disponer de un mínimo marco conceptual para la comprensión de la triple unidad. 1º El encuentro íntimo La persona se ha dado cuenta que debe brindarse una oportunidad de cerrar las puertas a todo lo que distrae a la conciencia, sea la mente con sus ideas e imágenes, sean las emociones y sentimientos, sea lo corporal y los apetitos instintivos. Lo íntimo es usted mismo y no los resultados o manifestaciones de su ser en el mundo dimensional. Podrá encontrarse consigo mismo. El observador explorará en las dimensiones ocultas, en el lugar sagrado interior, quizás meditando, analizando sus sueños, evocando el pasado hasta que los recuerdos decanten en un marco de madurez. 2º Centrarse La necesidad de intimidad es un llamado espontáneo a conectar o intentar conectar con el centro desde el cual se impulsa el giro de la rueda de la vida propia. Se ha sentido el llamado a tomar conciencia de sí, apartándose y mirando el devenir desde una posición inmóvil, un centro de serenidad. 3º Individuación Expresado en palabras de especialistas, los estados de intimidad y centramiento anuncian el requerimiento de avanzar en el proceso de individuación, de viajar hacia el logro de la peculiaridad más íntima, o sea, la mismación o autorrealización. Es el desafío de toda la vida, suya, mía, de todos. Se nos advierte de no confundir la individuación, el acercamiento a Símismo, es decir lo central del inconsciente colectivo o el alma que abarca Uno mismo y todos, con el devenir mental del Ego. Si así fuese, no se trataría de individuación, sino de egocentrismo. 4º Ansia de renovación Es obvio que el proceso buscado implicará una transformación de la individualidad. El ser actual, poluido y desorientado, espera la sustitución por un ser maduro y limpio, liberado de cargas. La renovación equivale a la transmutación alquímica, en la cual los metales viles llenos de contaminaciones habrán de ser paulatinamente sustituidos por metales nobles. La contaminación expresada en la mentira y la inconsecuencia se habrá reemplazado por el oro de la verdad. Si efectivamente estamos frente a un hito en la vida personal, la transformación se expresará en un cambio de forma, de faz, de estilo, apareciendo una nueva manera de vestirse, de llevar el cabello, de cambiar de casa, de territorio o de empleo. La renovación que se originó en la transmutación alquímica, que nos indujo incluso a un cambio de nuestra apariencia, nos proporciona una nueva manera de ver el mundo, las cosas, los seres, nuestra inclusión en él y, especialmente, la manera sentirnos interiormente. Hay disposición no sólo a la

37 conciencia de sí sino a una mejor comprensión de la otredad, a colocarse en el lugar de los demás, a comprender su hoy, su pasado y a intuir su futuro. 6º Combinando los contrarios El alquimista espiritual reconocerá sus luchas internas y procurará la armonización o combinación de contrarios. La tarea es buscar la correspondencia entre diferentes aspectos o estructuras del sí mismo, del espíritu o de la personalidad en una proporción que entregue serenidad y disfrute a la individualidad, un estado que produzca sensación de placidez y alegría. Se podría expresar también como el encuentro con un arquetipo en un punto de equilibrio activo. Se habría logrado un acorde entre las pulsiones del inconsciente y la estabilidad del ego. Se busca que se exprese la capacidad de moderación y, al mismo tiempo, dar una señal externa de esa armonización. Una trampa: el peligro de templar sólo en lo externo. Llevarse bien con los vecinos, desplegar cierto liderazgo en el trabajo no sería suficiente. Frecuentes ejemplos de personas agradables y leales, padeciendo graves dolencias psicosomáticas, hablan a las claras de ignorar la falta de resolución de un conflicto interior. 7º El triunfo es la liberación. La comprensión nos coloca en el camino de la liberación, en la vía del desprendimiento de las cargas sobre nuestro espíritu, pues ni más ni menos que un gravamen ha de resistir la individualidad que no ha logrado redimir sus contradicciones. Entender el origen de lo que nos oprime y asimilar emocionalmente dicha comprensión se equipara a la cancelación de una suerte de impuesto aplicado a nuestra vida espiritual. La liberación de la opresión dará paso a una sensación de totalidad, de estar en la plenitud de una etapa de la vida. Ha sido un premio al esfuerzo y al doloroso cambio. 8º La existencia es un ciclo. Las transmutaciones interiores están impregnadas de un sentido cíclico. Todo ciclo, al cerrarse, no hace más que inaugurar otro, el cual se encontraba larvado o condicionado por el ciclo anterior. Lo único fijo y eterno es el movimiento en sí, las etapas o fragmentos son perecederos. La unión con la mente Diversos son los estados de ánimo que se pueden experimentar estando en manos de lo oscuro. Las ideas fijas pueden desembocar en un resultado trágico. Lo mismo acontecería con la angustia de ser víctima de un peligro real o imaginario o de perder algo o a alguien. Otra alteración no controlada es el impulso irrefrenable de poseer o someter personas o cosas. Estos estados tienen un común denominador: el apego a la obsesión, el miedo y el deseo. Una inercia arrastra a la individualidad de no realizar las medidas correctivas que eviten la autodestrucción. Por eso el desapego representa el triunfo sobre la mente y las emociones. La realización de un acto dañoso para otra persona -o no haberlo evitado estando en posición de hacerlo- puede causar un pesado sentimiento de responsabilidad no asumida. Tener la desidia de no reparar el daño causado puede ser tanto o más penoso que el sentimiento de culpabilidad por la realización del daño mismo. Una manera de superar esta situación es

38 enfrentar la culpa dando pasos concretos de reparación hacia los afectados o, ante la imposibilidad de remedio de lo pasado, utilizar una acción símbolo que represente el cambio de actitud. Evitamos que se dejen expresar nuestros aspectos escondidos, los eludimos tan astutamente sin saber que nos causamos una neurosis, un mal. Nuestra libido, especialmente su contenido sexual, es refrenada, acumulando energías que tarde o temprano buscarán una expresión. Si la represión instala sólo un barniz de civilización sobre nuestra constitución animal, podríamos terminar en la agresión o la autodestrucción, la timidez, el suicidio, el alcoholismo, la drogadicción. La robustez de las energías inconscientes puede acabar en el reverso de la represión, tal como una exaltación aparatosa de nuestro ánimo, sea como deseo sexual, ansia de poder, furor o el arrebato del discurso profético. Al considerar a la oscuridad como un enfrentamiento se lo puede analogar con los mitos arcaicos, otorgándoles un papel colaborador en la comprensión del tema. Por ejemplo, el héroe heleno Teseo (el Ego, la mente) debe descifrar el intrincado laberinto (la vía temible, sin mapa) que conduce hacia el monstruo Minotauro (la bestia interior torturada y criminal) y llega hasta él para darle muerte (la comprensión cara a cara del secreto del arquetipo y la superación del conflicto). Algunas representaciones del combate los muestran entrelazados, pues forman parte uno del otro. El resultado será la demolición de la personalidad sometida a los apegos a través de comprensión y auto aceptación. La unión con la mente de los alquimistas es el antiguo “conocerse a sí mismo” y es la moderna “integración con la sombra”. Desplegando ante nosotros las cartas del Tarot, se verifica que todos los arcanos potencian una sombra, pues en cada uno de ellos se puede identificar un opuesto o carga negativa. O sea, la sombra es un colectivo variado, sólo que el ser satánico del arcano 15 El Diablo representa más explícitamente al arquetipo. Como ya se insinuó, nos referimos a los aspectos ocultos de uno mismo, tanto positivos como negativos, que han permanecido reprimidos y el ego no reconoce. En cierto lugar virtual se van acumulando las sucesivas represiones que ejercen tanto la colectividad como la propia individualidad sobre sí misma. Lo no deseado, lo calificado como malo, indecente, reprobable, impresentable socialmente, lo atemorizante, etc. En la acumulación de represiones cada cultura hace su aporte. En la cultura cristiana la sexualidad forma parte de ese mundo aparentemente adormecido pero que dispone de una energía bullente que se expresará querámoslo o no. Debe recordarse que “La sombra debe amenazar la conciencia” y para realmente amenazar debe ser concreta e inesperada. Agréguese que debe darse una tensión que descoloque al individuo. El arcano El Diablo anuncia un momento crucial, en el cual el arquetipo pugna por expresarse y, superada la tensión y comprendido el mensaje, sobreviene la armonía y se recupera el gusto y disfrute de la vida en el terreno en el cual se expresaba la amenaza. La unión de mente y cuerpo La aceptación del opuesto interior fue simbolizada por los alquimistas como el matrimonio alquímico. Este salto de avance en la individuación corresponde a la integración de lo intelectivo y lo instintivo, de lo cultivado y lo natural, de lo civilizado y lo animal. O, también, a

39 la comprensión del juego entre anima y animus, los arquetipos opuestos y complementarios de la racionalidad ordenada y la intuición caótica. En el arcano 06 Los Enamorados, versión medieval, aparece un varón y una fémina frente a un sacerdote u oficiante de su unión, la cual es consagrada en el rito matrimonial. El acuerdo realizado en forma libre y consciente de dos adultos de distinto sexo simboliza la unión de los opuestos. Los dos elementos de diferente género son invitados ceremonialmente a fundirse en uno solo. El sacerdote sería “el testigo” que representa la conciencia en el momento de constatar, aceptar e integrar el conflicto entre el intelecto mental y el inconsciente intuitivo, poniendo fin al retorcimiento interior. La unión con el universo La unión de la mente y el cuerpo con la totalidad corresponde a trascender lo personal. Es difícil tanto describirla como vivenciarla. Es la unidad reivindicada por todas las grandes corrientes espirituales de la humanidad como el más preciado valor, el verdadero oro espiritual. Quienes son capaces de experimentarla la ligan con un instante numinoso, inefable, de completitud, en la cual la disolución en el todo se percibe como un momento de serenidad y éxtasis. En términos psicológicos, se entiende como el acercamiento más pleno al Sí Mismo, centro regulador de la psique, un poder transpersonal que trasciende al ego, o si el lector lo quiere de otra forma, se trata de él mismo en su completitud oculta. Se agrega que el sí mismo es toda la esfera que abarca tanto lo consciente como lo inconsciente y, al mismo tiempo, es el centro de esta totalidad, así como el ego es el centro de la conciencia. En el arcano 21 El Mundo del tarot, versión Waite-Smith, la dualidad unificada mente-cuerpo se presenta antropomórfica, como un andrógino encerrado en un óvalo, que tiene a su disposición todas las energías del universo representadas por las propiedades elementales alquímicas. Sin embargo, su representación no garantiza que se haga realidad. Disponer de un mapa no avala la exploración real del territorio. ¿Cómo acercarse a “Dios dentro de nosotros”?. ¿Cómo se llega hasta sí mismo y simultáneamente a lo universal?. El camino podría ser el insinuado alguna vez por la Inteligencia Universal a Hermes Trismegisto, la práctica del estado de disolución: no cuerpo, no mente, no emoción. La triple grandeza del legendario sacerdote vendría quizás de ser el portador de la triple unidad.

40 Capítulo VIII

Tarot: carruaje iniciático El fuerte rito iniciático tradicional simboliza mediante la muerte y la resurrección los cambios trascendentales de la vida humana y aparece plasmado en los arcanos del Tarot. Nacimiento y Renacimiento Si consideramos las experiencias naturales del ser humano –excluyendo la muerteposiblemente no exista ninguna otra más dramática ni que marque de manera más profunda que el fenómeno del nacimiento. Después de disfrutar varios meses en un medio acuático formando los órganos que le serán esenciales para futuro, después de una existencia inicial placentera cuyo estado espiritual ha sido asimilado a una “conciencia oceánica”, este ser indefenso experimenta ahora un cambio brusco, salvaje, de las condiciones de su existencia. En el noveno mes, se desencadena un proceso de desplazamiento no deseado para esta minúscula heroína o héroe anónimos. Fuerzas potentes y desconocidas en medio de ese ambiente desprovisto de luz, le empujan hacia el fondo de la cubeta que lo contiene, se evacuan la mayor parte de los líquidos protectores y es precipitado hacia el interior de un inamistoso túnel. La sensación es de un extremo terror, cuya analogía más cercana es ser tragado por un remolino gigante, por una fuerza descomunal de succión. Completado este proceso de encaje del feto, comienza la etapa de paso por el conducto vaginal. Las fuerzas amenazadoras y extrañas se multiplican a su alrededor, le comprimen, le empujan, le azotan, le asfixian. El miedo de este ser desvalido se hace máximo y la sensación de peligro de muerte se hace más patente y angustiante. La presencia y el olor de la sangre y de las secreciones de otras vísceras hacen aún más horrenda la experiencia. Expulsado/a finalmente del vientre acogedor, cae en medio del mundo tridimensional en el cual se ve obligado/a a ingerir un nuevo fluido, el aire, donde ha de utilizar otros órganos y a sentir el roce brutal de los cuerpos, del sonido y de la luz. La angustia sólo se repliega definitivamente al contacto con el alimento proporcionado por el pecho materno. La Iniciación Los pueblos antiguos sintieron especial respeto por la experiencia del parto, sacralizándolo de diversas formas y, dadas sus características traumáticas desde el punto de vista del feto y de la sensación de muerte para aquél, lo consideraron tanto un nacer como un renacer, tanto un inicio como un re-inicio. Tuvo tal importancia que fue tomado como símbolo sagrado en diversos ritos, conocidos en conjunto como iniciación. Entre los ritos iniciáticos se puede mencionar aquéllos de paso a la adultez o de integración a la comunidad, los de incorporación a cofradías religiosas o de sanación, los de grupos secretos o esotéricos, los de maestría espiritual, etc. Para un/a occidental contemporáneo/a, inmerso/a en la cultura moderna, resultaría asombroso e inaceptable que los líderes espirituales de su comunidad pasaran por su vivienda y le

41 establecieran una fecha –con carácter obligatorio- para enviar a su hijo/a adolescente a un retiro forzado, en compañía de los restantes jóvenes de la localidad, ser apartados, sometidos a dietas especiales o ayunos, adoctrinamiento, marcas corporales o tatuajes e inconfortables pruebas físicas y espirituales, todo ello sin las finalidades utilitarias modernas y sin poder ejercer la libertad de trato y de educación que hoy habría de los padres sobre los hijos. Sin embargo, tales actividades rituales persisten y aún pueden encontrarse en diversas etnias de América, África y Asia, son valoradas por las sociedades tradicionales, consideradas indispensables para integrar a los/as jóvenes a su entorno social, con nuevas responsabilidades y nuevas libertades. Desde el término del ritual iniciático, tendrán la obligación de procurarse alimento o producir; a cambio, dispondrán de la libertad de tener relaciones sexuales, casarse y procrear. En la práctica, toda la comunidad los considerará, de ahora en adelante, como nacidos a la vida adulta y muertos o fallecidos a la vida infantil Iniciación especial es la de los/as chamanes/as, en las cuales el objetivo es dar por muerto al ser corriente y conseguir la resurrección de lo divino-mágico, transformándose en el instrumento de comunicación de los dioses con la comunidad y vice-versa. Otras iniciaciones tradicionales corresponden a las sociedades secretas, generalmente integradas por cofrades de un solo sexo. Actualmente, en la modernidad, se mantiene este tipo de rituales iniciáticos de incorporación en los grupos esotéricos, como los francmasones y las organizaciones de tradición hermética o gnóstica. En estos casos, la muerte ritual sigue siendo símbolo de nacer a una realidad que sólo pueden experimentar los hermanos secretamente juramentados. En Oriente, existen las iniciaciones en que un maestro de mayor grado confiere la maestría a un iniciado, ritualizando el nacimiento a la capacidad docente, o sea, el arte de transmitir un conocimiento sagrado. El Proceso Iniciático La iniciación se entendería como un proceso. Se trata de una secuencia de fenómenos internos y externos que tienen un comienzo y un final. Cuando decimos breve, podría ser algunos minutos u horas. Cuando largo, podrían ser días, meses o algunos años, como aún puede acontecer en grupos apartados de la civilización occidental moderna. Se agrega al factor proceso el factor viaje o desplazamiento. Tanto las ceremonias antiguas como aquéllas que restan en el mundo moderno, incluyen la consideración mítica del iniciando cual un héroe que realiza un viaje legendario, desplazamiento virtual en el cual pasará por pruebas rituales, recorriendo otras realidades o dimensiones, como un espíritu o fantasma que, al final, triunfante, retornará a la vida entre sus iguales. La iniciación se entiende en el marco de una tradición, contexto en el que un conocimiento ancestral, trascendental o secreto, requiere ser transmitido al candidato, de maestro a discípulo. Iniciación es equivalente de transmisión. No sólo se transmite las formas del ritual, sino, además, historias o mitos sobre el origen de la comunidad o de la cofradía, símbolos específicos, palabras y gestos especiales o saludos reservados a los iniciados. Se subraya que el proceso comporta un rito, ceremonia normada mediante riguroso protocolo de los pasos ceremoniales. En las sociedades arcaicas dicho protocolo se mantiene por

42 tradición oral, a través de determinados líderes que cumplen funciones sagradas. En las sociedades modernas, los protocolos están registrados en papel y se mantienen bajo secreto o discreción.

Un sentido de cambio El sentido profundo es el cambio. El entorno espera un cambio de parte del candidato, quien deberá vivenciarlo tanto en sus sensaciones físicas, como experimentarlo en su espíritu, sentirse y verse a sí mismo diferente. La ceremonia iniciática, llevada a cabo en un lugar consagrado, confiere la posibilidad de ir más allá del Yo, de la personalidad, y de adentrarse en el inconsciente y lo trascendente, de experimentar el trance o el arrobamiento, una comunión indefinible sea con lo divino, sea con el alma. La iniciación marca un comienzo, el envión inicial para que la individualidad participante pueda avanzar un paso más en su autodominio, el cual sólo podrá conseguirlo mediante el autoconocimiento y la auto aceptación de su realidad interior y ¿por qué no?, hasta la auto sanación que provee de paz a una conducta neurótica. Finalizado el ceremonial, el iniciado será tratado de manera diferente por quienes le rodean. Debería ir adquiriendo una suerte de madurez, aplomo y solvencia. No hay cambio externo que no sea fruto de un cambio interior, el cual fue desencadenado por la ceremonia iniciática. Las religiones inmersas en la modernidad, a pesar de su estilo marcadamente exotérico, continúan usando ceremonias iniciáticas tanto para sus creyentes como para sus sacerdotes. ¿No le suena cercano a los católicos la aplicación de los llamados sacramentos, uniones con la divinidad en distintos momentos de la individualidad?. El ser humano común, incluso en el ámbito de su Ego, puede ir experimentando el morir y el renacer. Cada vez que se adquiere un conocimiento, se muere a la ignorancia y se nace al saber; cada vez que la vida golpea con una frustración o un gozo, no somos los mismos después del fracaso o del éxito. Hasta las burdas ceremonias de recibimiento de estudiantes en la universidad o la imposición de pagos de comida a quienes se incorporan a un trabajo, no serían más que restos descompuestos de tradiciones más nobles. Herramienta oracular e iniciática. El Tarot, libro de imágenes bajo el aspecto de una baraja, es un instrumento que clasifica dentro de la cartomancia. Se conservan cartas de tarot que se remontan al siglo XV así como registros de su existencia en documentos del siglo XIII. Esta baraja cartomántica tiene un valor múltiple: esotérico y de conexión trascendente o psíquica. Presenta elementos de fuentes antiguas y casi míticas: Hermetismo, Alquimia, Numerología, entre otros. Cada carta recibe el nombre de Arcano, es decir, secreto. ¿No juramentan las hermandades guardar el secreto de la ceremonia iniciática?. El iniciado en sus significados no sólo quisiera conocer el futuro, sino también encontrar respuestas a inquietudes espirituales y anímicas más profundas, desafíos, cargas, sombras, angustias y ansiedades inexplicables. Podrá pasearse por los arcanos como en un mapa o sendero que le orientará en los vericuetos de su laberinto

43 interior, descubriendo sus monstruos y sus dioses, los momentos de cambio interior y las luces de su renacer. Para un neófito el tarot no pasará de ser una abigarrada y caótica multitud de cartas y de signos. Para el iniciado o tarotista habrá disponible señales, que al cruzarse, irán tejiendo una red, mostrando posibilidades que tarde o temprano pondrán a la vista un hilo conductor. Irán apareciendo hitos relevantes de la vida personal, se constelarán oportunidades de cambios importantes, se mostrarán las pruebas que la vida depara. No sólo eso, saltarán a la vista los momentos en los cuales es posible un camino espiritual, de madurez y perfección, en suma, de servicio a quienes deberán, a su turno, despertar. Abriéndose a un enfoque distinto del tarot, que favorezca descubrir elementos iniciáticos entre la variada y jamás superada simbología que contiene, nuevas rutas se ofrecerán a los ojos ávidos de señales esperanzadoras. Algún arcano inspirará para golpear la puerta de una cofradía y postular su admisión, otro, estimulará estudiar en profundidad alguna disciplina esotérica o alguna técnica de sanación, más allá, alguno dará pistas para establecer una nueva ética, más rigurosa y generosa, en el tratamiento de los consultantes. Significados iniciáticos del Tarot Convendría que demos una mirada a algunos de los arcanos mayores del Tarot en los cuales es más llamativa la herencia iniciática que parecen esconder. Arcano sin número. El Loco. Es el viajero, el individuo que se arriesga, que sale a la aventura de conocer y conocerse. Se asimila a la figura del neófito que ha comenzado el proceso de búsqueda de Sí Mismo. No sabe dónde golpear ni preguntar, probará una y otra vez hasta que encuentre la puerta o el punto de partida de su laberinto interior. Lo que su conciencia no sea capaz de advertir lo captará su instinto. Arcano 07. El Carro. El dosel tiene prendido un paño tachonado de 12 estrellas, signos del zodíaco que representan el Universo, el cual, como un espejo, refleja el mundo interior. El vehículo es símbolo de viaje, de proceso, de iniciación, de movimiento traslaticio que marca la madurez del neófito al ofrecerse voluntario a la iniciación. Se ha escogido un sendero del cual no se puede retroceder.

44 Arcano 13. Sin Nombre. Largo uso tienen la calavera y el esqueleto como símbolos de la muerte virtual. Representa la transitoriedad, la verdad enfrentada hasta sus últimas consecuencias, el proyecto de cambio y de limpieza interior. Sentido de transformación, dejando de ser lo que se es para nacer a ser otro distinto y mejor. En las sociedades tradicionales, se utilizaba el calendario lunar de trece meses. El mes 13, en el solsticio de invierno, se daba muerte al rey sagrado y se escogía uno nuevo, la colectividad se preparaba para un cambio fundamental, comenzaba un nuevo año y un nuevo ciclo vital. Arcano 12. El Colgado. Se presenta al neófito en plena prueba de iniciación, puesto en una situación límite, obligado a hacer un recuento de su pasado, su vida, sus actos. Nos recuerda las pruebas de iniciación señaladas en la mitología. Antiguas versiones le presentan descalzo, entendiendo la desnudez como conocimiento de la verdad interior. Se destaca la reflexión, el cuestionamiento, el sacrificio, la autenticidad de la búsqueda.

Arcano 09. El Ermitaño. Representa la búsqueda de la iluminación por parte del neófito, la claridad en la sabiduría interior. Proceso lento, requiere perseverancia, combate con la oscuridad, la duda, el temor, la ignorancia, la culpabilidad, los traumas, etc. Insinúa la iniciación chamánica.

Arcano 19. El Sol. Las figuras aparecen bajo el astro radiante. Los iniciados han superado el muro que representa su prueba o desafío. Son héroes que retornan jubilosos. Han conseguido la luz verdadera que los transforma en niños que empiezan una nueva vida. La desnudez se asocia al conocimiento de esa verdad. Se destaca la claridad, la renovación, el éxito, la alegría.

Arcano 02. La Papisa. El velo del templo impide que el profano pueda acceder a los secretos sagrados. Si el iniciado aspira a ser admitido después de pasar las pruebas, deberá jurar silencio sobre las escrituras herméticas.

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Arcano 5. Sumo Sacerdote. El Maestro tiene a sus pies a los iniciados a quienes toma juramento, después de haber superado las pruebas iniciáticas y les recibe como miembros de la cofradía. La escena está montada entre las columnas del Templo. Se destaca el ritual, las normas éticas, el orden. Los neófitos realizan los signos de reconocimiento que los identifican como aceptados.

Arcano 01. El Mago. El neófito ha pasado las pruebas y, convertido en iniciado, tiene todos los elementos a su disposición para combinarlos sabiamente en la construcción de su individualidad. Puede aprestarse a desbastar su piedra interior, hoy rústica y llena de asperezas. Se abre un presente esperanzador, lúdico, pleno de iniciativa, creatividad y acción.

Arcano 21. El Mundo. Representa la integración de las pruebas iniciáticas. Mediante figuras en los vértices de la carta se destaca: Símbolo Elemento León Ángel Águila Toro

Fuego Aire Agua Tierra

Ámbito Alma colectiva Espíritu Alma individual Cuerpo

Función psíquica Intuitiva Intelectiva Emotiva Sensitiva

Se ha avanzado en el proceso de individuación, el autoconocimiento y la capacidad de diferenciación en medio de la especie, teniendo conciencia y opinión propias.

Láminas: Ediciones Orbis S.A. España. 2001

46 Capítulo IX

Los arquetipos en el arte y el tarot Las imágenes tanto del cine como del tarot estimulan nuestro inconsciente conectándonos con la creatividad y la vida. La baraja cartomántica conocida como Tarot nos ofrece, a través de sus imágenes, la posibilidad de conectar con variedad de arquetipos, los cuales asumirán formas más concretas y definidas según la vivencia, cultura y problemática de cada persona. El cine también nos sugiere esas formas delineadas e impactantes. En esta función de estimular al inconsciente, el cine, el tarot y la misma realidad se hermanan, cosa que vamos a comprobar recordando algunas viejas películas. Personajes y situaciones se sostienen mediante un simbolismo que persiste en el tiempo, pues forman parte del inconsciente colectivo popular. Ford: La Diligencia. Bajo la dirección del director estadounidense John Ford, se estrenó en 1939 un clásico del cine western. En el interior de un coche de postas van hacinados un conjunto de pasajeros con destino al poblado de Lordsburg. Sin dificultad se puede asimilar esta diligencia a La Rueda de la Fortuna, un vehículo mágico que gira independientemente de la voluntad de los viajeros y que ayudará a descubrir el sentido y el papel de cada uno en la vida (En la foto: el sheriff, el bandido y la puta). Ramillete de arcanos Uno de esos pasajeros es la prostituta Dallas, expulsada del lugar por el comité de buenas costumbres. Dallas podría encarnar a La Emperatriz, lo femenino en su expresión concreta, sensual, interesada en salir adelante, acosada por las circunstancias pero dispuesta a ser acogedora, buena consejera y a disfrutar de la ternura. A ella se suma Mr. Boone, médico alcohólico también desterrado como indeseable. Nos hace proyectar en él a El Loco, siempre buscando oportunidades con alegría casi ingenua, pero atrapado por la indolencia, la irresponsabilidad y el sinsentido. Destacará el joven pistolero Ringo Kid, enviado adolescente a la cárcel, de la cual escapa ahora adulto y ávido de venganza de los hermanos Plummer, asesinos de su familia. La presencia de Ringo induce a constelar a El Mago, encantador y seductor, mostrando una voluntad y un oportunismo a toda prueba para transformar la realidad a su propia visión de la justicia. El sheriff evoca a El Emperador,

47 carácter fuerte, ordenado, generoso, aunque controlador y frío en la toma de decisiones. Entre varios otros pasajeros, se rescata al apabullante Mr. Gatewood, el banquero, asimilable a El Diablo, concreto y brutal, temeroso de su mujer y obsesionado por el dinero. (En la foto: el médico alcohólico).

Imágenes contrapuestas En el trayecto se irán presentando variados desafíos que pondrán a prueba lo mejor y lo peor de cada viajero. Sorprenderá que aquéllos que representan la escoria humana entreguen lo mejor de sí por el grupo. La prostituta, a pesar del desprecio de quienes se creen de buena sociedad, se brinda en conjunto con el médico borracho para atender el parto de otra pasajera. Ringo Kid arriesgará la vida para enfrentar un mortífero ataque de los indios. Y, en medio de la rudeza del viaje, del polvo y de la violencia, se irá perfilando el amor entre la puta y el asesino, sin besos ni sexo, en un lazo invisible de admiración y dolor compartido. Al final, el Kid deberá enfrentar a los asesinos de su padre: los hermanos Plummer, demostrando que se las traía, pues acaba con ellos en un duelo que dura menos de lo que toma contarlo. Un regalo: el aplomado Gatewood cae tras las rejas por robar fondos de su propio banco. Cine, arcanos y actualidad Cada personaje es un símbolo arquetípico que puede recobrar actualidad en cualquier momento. Es inevitable trazar un paralelo entre el Chile actual y el rodar de la diligencia. Gatewood, el diabólico banquero, de tono altisonante y despectivo, pone en el tapete al sistema financiero, que cobra intereses usurarios y cuyos lemas son los mismos que cuando se filmó la película, hace ochenta años: “lo bueno para el banco es bueno para el país”, “lo mejor para los negocios es la ausencia de fiscalización”. Algo se sabe hasta dónde puede llegar el “retail”, las entidades de ahorro previsional, las empresas aseguradoras de salud, las empresas de servicios eléctricos, las transnacionales de la minería, los empresarios de la educación privada, etc., sin control del colectivo social. Dallas, la prostituta, vendría a ser el “Sistema Educacional”, pues el ideal respetable que representa la mujer –en tanto ella acoge en sí la reproducción de la especie- ha sido transformado por la sociedad en una mercancía y puesto en una situación vil y desesperada. Ringo Kid sería el “Movimiento Estudiantil”, seguido a cada paso por un duro vigilante que vendría a ser como la policía chilena. Ringo, el joven granjero, aspiraba a trabajar en su rancho (tener educación de calidad), pero le metieron en la cárcel (en el colegio municipalizado) a aprender el delito y a conocer lo que vale ser nadie (los estudiantes que desprecian el sistema socioeconómico y político). Finalmente, los despiadados Plummer, cuán bien recuerdan a los ministros de Estado, mordiendo mentiras y escondiéndose detrás de busconas y testaferros, digamos asesores y lobistas. La Rueda de la Fortuna El genio de Ford permite integrar los fragmentos. Al ser la diligencia un medio de desplazamiento, el símbolo del tránsito vital está presente de comienzo a fin. Es la sociedad la que hace el viaje de la existencia y son precisamente los jóvenes -léase la puta educación y el

48 criminalizado movimiento estudiantil- quienes, haciendo prodigios de valor y generosidad enfrentan a las envilecidas fuerzas retrógradas y, bajo la metáfora de asistir a una mujer en el parto, anuncian el nacimiento de una nueva sociedad, basada en la cooperación y no en el lucro. Wilder: El Gran Carnaval El Gran Carnaval nació de la mano del director de origen polaco Billy Wilder y fue estrenada en 1951. El inescrupuloso periodista Charles Tatum vendría a ser la personificación de El Mago: emprendedor, simpático, comunicativo, atributos a los que se puede agregar sus excesos: arrogante, egocéntrico, un embaucador profesional que vende una realidad que no es. La historia comienza cuando un solitario buscador de reliquias indígenas –Leo Minosa- queda atrapado en el fondo de un socavón. Su triste postura inevitablemente recuerda a El Colgado. En su búsqueda, ha actuado consciente de las peligrosas consecuencias, aunque llegará a alterar su entorno con dramatismo y provocar su propio sacrificio. (En la foto: el periodista manipulador). El Diablo en escena Coincidiendo con el accidente, pasa por allí el periodista, ávido de volver a los grandes medios merced a una noticia sensacionalista. Es su ocasión. Envía notas conmovedoras a su bonachón periódico local, lo cual hace saltar el tiraje por las nubes y, al periodista, pasar de 60 dólares semanales a mil dólares diarios. Hace alianza con el turbio sheriff de la localidad, un nuevo El Diablo, obsesivo, pasional y algo infantil, aunque dibujado en la prensa como el funcionario abnegado que garantiza un rescate correcto. Pero la lucha honesta por salvar una vida se cruza con los intereses de los manipuladores. Sacar a un hombre en el lapso de horas mediante apuntalamiento del túnel no vende. En cambio, poner una perforadora a trazar un pozo vertical, aunque tome más tiempo, digamos una semana, es algo sensacional que atrae las miradas del país. Sin embargo, los especuladores no contaban que Leo, el mártir, sumido entre los escombros y sus propias heces, morirá de neumonía cuando sólo faltaban 3 metros para llegar a él. Inolvidable la escena en medio del desierto con el caminar encorvado y titubeante del padre de la víctima, una especie de El Ermitaño, respetuoso, lento e introvertido. Rumiará el dolor por el hijo perdido, aunque agradecido de los esfuerzos de los presuntos salvadores. (En la foto: el periodista y el enterrado vivo).

49 El carnaval de los 33 Inevitable es que algunos/as tracen un paralelo con experiencias vividas en 2010 en la región de Atacama, en Chile, aunque acá eran 33 personas atrapadas. También en este caso – descartando la opinión de trabajadores experimentados- se hizo una perforación vertical, desde el cerro, y no se entró por el túnel, ¿no es curioso?. No se tardó una semana en llegar, sino más de dos meses, de allí que el gran carnaval asumiera proporciones que superaron la ficción de Wilder. Así como en la ínfima localidad de Escudero se aferraron los parásitos – periodista y sheriff- también en Atacama se enquistaron funcionarios cual garrapatas, profitando de la larga tortura de los enterrados vivos y sus familias, prometiendo eficacia y salvación pero nunca justicia e igualdad. Lang: Sólo se vive una vez Filmada en 1937 por el director alemán Fritz Lang y contando con un actor como Henry Fonda, se tiene garantizada la perfecta representación del hombre común, frustrado y acorralado por la bestia social. Ed Taylor, quien sale en libertad después de cumplir condena por asalto, es un nuevo El Colgado. De servicial y desinteresado, dominado por sus emociones, limitado por circunstancias contradictorias, pasará a cuestionar a la sociedad establecida. Es un aventurero al que le gustan las salidas fáciles, pero no es un asesino. Afuera, le espera su enamorada Joan, con la cual se casa. Ella nos retrotrae a la imagen de La Templanza, con su actitud protectora, extrovertida y comunicativa, buscadora, quien fracasará en su búsqueda de armonizarse con el entorno. (En la foto: la pareja de forajidos).

Colgado, Muerte, Fuerza Ed trabaja como chofer. Sin embargo, un atraso en sus despachos hace que le despidan, no por incumplimiento, sino por ser un ex presidiario. Se le cierran las puertas y sólo le queda la amistad de su banda, donde le proponen los trabajitos de siempre. Se produce un asalto sangriento a un banco y he aquí a Ed nuevamente tras las rejas. No hay pruebas, pero el estigma de haber estado preso hace que se le condene a la pena capital. Sin embargo, nuestro El Colgado se travestirá en La Muerte. Asume un cambio interior profundo, muere a su pasado de esperanza para vivir un futuro de escepticismo. Desilusionado de toda idea de moral bonachona, se fuga de la cárcel sin saber que ha sido amnistiado, pues se ha descubierto al verdadero criminal. Lamentablemente, en su fuga da muerte a una persona, lo cual no hace sino reagravar su situación. Joan y Ed proyectan atravesar la frontera, pero son acribillados a

50 balazos. La policía aportará rasgos propios del arcano La Fuerza: una entidad antojadiza y contradictoria que protege pero también reprime, que salva pero que mata. Discriminación, tolerancia, integración Es obvio que Lang coloca como plato de fondo el tema de la discriminación, del trato excluyente por motivos inexcusables e inexplicables incluso para quien lo practica. Fácil es decir que el tema se puede abordar con tolerancia. Imposible. Ésta se refiere a respetar ideas o posturas, a admitir pasivamente un derecho. En cambio, una aproximación activa debería considerar la integración social, la posibilidad de los individuos a sentirse comprendidos dentro de la totalidad del tejido social. La discriminación, siendo una forma de violencia, no hace sino generar nueva violencia: venganza, protesta, estallido social. La discriminación no es sino una expresión de pulsiones destructivas que existen dentro de nosotros mismos, las cuales son proyectadas sobre otros, transfiriendo socialmente a esas personas la propia maldad y limitaciones morales. Normalmente vivimos no conscientes de nuestras sombras internas. La película plasma de manera cautivante las reacciones de quien es acorralado y ve cerrada toda posibilidad de diálogo y negociación frente a la proyección social de la maldad. La actualidad de la obra se ve reflejada en la discusión desarrollada en Chile los últimos años, referida a la gestación de la Ley Contra la Discriminación. Ésta define las situaciones discriminatorias, su prohibición y sanción. Destáquese que las personas afectadas por cualquiera de las formas de discriminación podrán exigir que se les indemnice por los daños ocasionados.

La Justicia y el tarot Esos avances de orden social, que la legislación no hace sino reconocer, constituyen motivo de insuficiencia para algunos y de exceso para otros, pero la mayoría ha optado por reconocerlos como una necesidad valorada positivamente, la cual viene a satisfacer la sed de justicia social o, en términos esotéricos, encarnar el arcano La Justicia del tarot, es decir, reconocer que la solución de los problemas implica discernir con ojos abiertos y desprejuiciados, buscando un equilibrio entre los valores morales y su aplicación real. Este importante asunto lo trataremos en profundidad en uno de los capítulos finales.

51 Capítulo X

El cuaternario alquímico en los sueños y en el tarot Ciencia y vulgaridad profana pretenden minusvalorar a la alquimia, pero sus logros conceptuales, como los cuatro elementos, se mantienen activos en el colectivo y la individualidad humanos. La alquimia marcó presencia desde fines de la antigüedad hasta el nacimiento de la modernidad, publicándose miles de tratados. La terminología usada por los autores es tan variada que hace indispensable consultar a los especialistas que han estudiado tema tan árido y dificultoso, quienes permiten tener una idea más clara sobre el particular. Dentro de la temática que abarca este arte abordaremos el de los cuatro elementos alquímicos, el cual se presenta inevitablemente en la simbología, luego, en los sueños y la cartomancia. Los elementos en la alquimia espiritual En 1910, Oswald Wirth publicó “El Simbolismo Hermético y su relación con la Alquimia y la Francmasonería”. Hace referencia al cuaternario de los elementos, aplicando el concepto no ya a una alquimia metalúrgica sino a una alquimia psíquica, afirmando que la personalidad humana se encuentra sometida a la acción de las cualidades elementales. Las cualidades frío y seco, se identifican con el elemento Tierra, teniendo por símbolo el Buey de San Lucas. Las cualidades cálido y húmedo se identifican con el Aire, cuyo símbolo es el Águila de San Juan. Las cualidades frío y húmedo se identifican con el Agua, cuyo símbolo es el Ángel de San Mateo y, finalmente, las cualidades cálido y seco se identifican con el Fuego, cuyo símbolo es el León de San Marcos. Los cuatro elementos se reencuentran psicológicamente en el ser humano, en quien la Tierra es la materia corpórea, el Aire representa el soplo animador que mantiene la vida, el Agua vehicula los líquidos orgánicos, mientras que el Fuego es la energía vital. En 1960, Titus Burckhardt dio a conocer su libro “Alquimia”. Para los alquimistas los elementos nunca se presentan puros en los cuerpos. Toda materia corpórea contiene los cuatro elementos, aunque en diferente proporción, y el elemento que domina en cada caso imprime su carácter a la manifestación corpórea. Aplicado al ser humano, dicha integración sería la quintaesencia y, de manera particular para un individuo, su espíritu, lo cual explicaría las diversas personalidades que es dable identificar en los diferentes seres humanos. La “tierra” del alma humana es aquel aspecto del alma que se adhiere al cuerpo; el “fuego” del alma sería la energía activadora; el “agua” del alma sería su capacidad de adaptación; y, finalmente, el “aire” del alma, correspondería a las formas de conocimiento. En 1961, Robert Ambelain presentó su libro “La Alquimia Espiritual”. Al referirse a las expresiones en que desembocan los cuatro elementos en la personalidad del ser humano, nos indica que la inquietud, reserva, prudencia, egoísmo, concentración, desconfianza y otras son derivadas del elemento Tierra; que la pasividad, sumisión, inconsistencia, versatilidad, inconsciencia, incertidumbre, miedo, etc. son derivadas del elemento Agua; que la amabilidad, cortesía, destreza, sutileza, iniciativa, ingeniosidad, etc. derivan del elemento Aire; y que la

52 violencia, autoridad, ambición, entusiasmo, irascibilidad, valentía, generosidad, pasión y otras son precipitadas por el Fuego. La psicología se apropia del cuaternario Quien arrojó una mirada diferente y perturbadora sobre la alquimia fue Carl Jung, publicando “Psicología y Alquimia” en 1935, después de exhaustiva interpretación de los enigmáticos tratados alquímicos.

Alquimista en el laboratorio Clave 12 de Basilio Valentino (barzaj jan blogspot com)

Jung afirma que la actividad de los alquimistas no sólo se refiere a procedimientos químicos, sino simultáneamente a procesos psíquicos, que son expresados en lenguaje aparentemente químico. Aunque manipulaban metales no queda claro que hayan buscado fabricar oro. Alguno dijo que ellos no buscan el oro vulgar sino el oro espiritual. ¿Qué buscaban entonces?. Jung concluye que estaban dominados por la proyección psicológica. Lo que los alquimistas creían reconocer en el proceso de cambio de los metales eran sus propias creencias inconscientes proyectadas en la materia. Como se trataba de proyecciones, luego espontáneas, no tenían conciencia de que su vivencia no guardaba relación directa con el experimento. Vivían su inconsciente. El alquimista consideraba que, al involucrarse en el experimento, él también formaba parte del mismo y se transmutaba espiritualmente en tanto el metal se transmutaba físicamente. Que hayan o no logrado transmutar oro físico es otro tema. Jung agrega que los elementos, una vez analizados y descompuestos, se buscaba integrarlos en una síntesis simbolizada por un cuadrado, o sea, en términos simbólicos cuantitativos, de cuatro se hace uno, de la totalidad se llega a uno mismo. El símbolo del cuadrado es fácil ligar con la imagen de casa, templo o recinto interior, resumiendo, con el arquetipo de cuaternidad. Después del estudio de sueños de sus pacientes, concluyó que la simbología alquímica, en especial la cuaternidad, se encuentra presente en el inconsciente del ser humano moderno y se puede identificar en las imágenes oníricas, sea como cuatro seres u objetos, un cuadrado, una cruz, una estructura arquitectónica de base cuadrangular, etc.

53 El cuaternario, pilar de la cartomancia La simbología abarcada por el Tarot contiene los cuatro elementos en todos sus arcanos, a veces más explícito y otras veces más difuso. Si bien los estudiosos hallan una relación entre cada arcano del tarot y los conceptos alquímicos, lo cual aparecería a ojos del aficionado un esquema un tanto forzado, no puede ignorarse que la gráfica de la baraja medieval y la de los textos alquímicos son bastante aproximadas y, a veces, hasta la numeración del tarot y la de las planchas alquímicas es la misma.

El arcano El Mago representa al operador que tiene a disposición los elementos para transformar la realidad externa o interna. Dispone de una vara (fuego), la energía vital, el calor, la motricidad, la chispa anímica; de un vaso y cubilete (agua), los líquidos orgánicos, sus emociones y pasiones; de un cuchillo (aire), el soplo animador de su respiración, ideas e imágenes aportadas por el intelecto; y de monedas (tierra), su materia corporal o fisiológica, con sus sensaciones, instintos, pasiones y temores.

En el arcano El Emperador la cuaternidad es representada 4 veces: el cetro del monarca muestra en su cima una cruz; al estar doblada una pierna y cruzada sobre la otra, repite la figura del 4 árabe; en el escudo, el águila con su cuerpo erecto y alas abiertas repite el cruce axial mostrado por el cetro; la diadema del pecho, lleva el equivalente de un mandala al estar la cruz inscrita en el círculo.

En el arcano El Mundo, se presenta explícitamente la cuaternidad mediante cuatro seres (toro, ángel, águila y león), que representan los elementos alquímicos según la descripción que nos hizo Oswald Wirth. El dominio de los cuatro elementos por el alquimista interno permite obtener buena salud para sí y proporcionarla a otros, un efecto terapéutico físico y espiritual capaz de prolongar la vida y de trascender.

Una creencia errónea es que las personas consultan el tarot sólo para tener una predicción sobre su destino en el amor, el trabajo, etc. Pero es frecuente que se consulte por un diagnóstico (¿qué me pasa?), o por una orientación (¿cómo recobrar el control de mi vida?), por un análisis (no me entiendo a mí misma). Se da el caso también que se pida una interpretación de sueños para aclarar una experiencia onírica que mantiene angustiada a la persona, incapaz momentáneamente de entenderse a sí misma. Veamos algunas de estas situaciones reales que se presentaron en la consulta y cómo se advierte la presencia del

54 arquetipo de cuaternidad, lamentando sólo la falta de espacio, pues los ejemplos disponibles son numerosos. El ataúd de Juana En el sueño se percibe a sí misma en el velatorio de un difunto. Está frente al ataúd, hacia los pies del muerto. A ambos lados del féretro están los padres de Juana, uno a cada lado de la cabeza del difunto. Dolor y dramatismo. Se acerca al ataúd y descubre que yace su cuñado. El muerto tiene cubierta parcialmente la cara con una mordaza. Conversamos la posible interpretación. Visto desde arriba, el ataúd representaría una línea en sentido vertical y la posición de los padres representaría los extremos de una línea horizontal, las cuales se cortan en cruz. Las líneas cruzadas insinúan los puntos cardinales, la necesidad de orientación sobre temas esenciales en esta etapa de su vida. Además, el cruce revela la presencia de un centro y su acercamiento al ataúd viene a ser el acercamiento a ese centro, su propio sí mismo. Los padres, hombre y mujer representan el opuesto mente e inconsciente o espíritu y alma, que buscan acercarse para la mutua aceptación. Luego, la presencia de ambos simbolizaría el matrimonio, lo cual es asumido por la consultante, pues un tema presente y crucial es su propia relación matrimonial. El ataúd grafica la agonía de su relación de pareja y acercamiento al féretro comprueba el estado fenecido de la relación. Por añadidura, el muerto representaría a la familia y su mordaza expresa que aquélla no debe interferir en las decisiones de la soñante sobre la relación matrimonial. Se destaca la presencia del cuaternario: madre, padre, muerto (familia) y soñante. La soñante viene a ser la conciencia, intelecto, aire; el padre es el opuesto masculino, fuego; la madre es el compañero femenino, emoción, agua; el muerto, lo natural, lo instintivo, la tierra. Los alfileres de Raquel Ella y su madre buscan algo en una plazoleta de forma cuadrada, con casas de fachada continua. Están paradas en una esquina. Ambiente oscuro y deprimente, dan deseos de irse. Se deja oír un disparo y un proyectil viene a incrustarse en el suelo a sus pies. Es un manojo de alfileres de color negro. Conversamos la posible interpretación. Un recinto cuadrado encierra la posibilidad de trazar diagonales que se cortan en un punto central. Es el centro de Sí Mismo, la invitación a buscar dicho centro, pues ellas buscan sin saber qué. Además, el cruce de dos líneas se asemeja al diagrama de puntos cardinales. Hay que reencontrar la orientación. La presencia materna es el complemento para la conciencia (la soñante), complemento del centro de la personalidad con su lado oculto, no consciente. La sigue para que puedan integrarse. El deseo de huir de las construcciones antiguas, sucias, es la necesidad de construir una personalidad limpia, libre, desahogada. El desconcertante proyectil de alfileres: éstos son puntas agudas que pueden lacerar la piel. En su vida habría situaciones o tendencias que implican una herida, hábitos peligrosos, no tan dañinos como espadas, pues si en la vida corriente a alguien le estorban unos alfileres los saca uno a uno sin mayores riesgos.

55 Se insinúa que ciertos temas de la vida interior podrán identificarse y tratarse, dejando de ser molestias. Se destaca la presencia del cuaternario. Raquel es la conciencia, mente, aire; la madre es el doble femenino compañero, emoción, agua; los alfileres son lo cultural, práctico, concreto, tierra; el disparo es la violencia, lo animal, instinto, alma, fuego. Se subraya que la presencia de la cuaternidad está reforzada por la plaza, antes analizada. Jugar para madurar Los temas tratados invitan a desprendernos de fijaciones esquemáticas sobre el entorno y la realidad interior, a reconocer nuestras limitaciones obsesivas de querer imponer nuestras proyecciones sobre la opinión de los demás. Las etapas de la vida, si destacan por algo, es la obtención de un logro, cual es haber dado un paso hacia la madurez, al conocimiento de sí mismo, haber integrado experiencias anteriores y transformado en un tesoro preciado y querido, aunque hayan sido difíciles de sortear. Los cuatro elementos –fuego, aire, agua y tierra- interactuando entre sí, representados en la gráfica de los arcanos del tarot, nos dan la oportunidad de involucrarnos en un desafío, de manera entretenida y amistosa, de avanzar en la integración –representada por el hermafrodita alquímico del arcano El Mundo- de la cual nace la plenitud por la existencia, la serenidad para afrontar nuevas metas y tareas tanto físicas como espirituales.

56 Capítulo XI

Tarot y memoria Mucho antes de la aparición del tarot, intelectuales de diversas épocas elaboraron las bases clásicas del arte de la memoria, las mismas que son útiles hoy para recordar los numerosos significados de los arcanos de la baraja cartomántica. Un inquietante número de significados Es sabido corrientemente que el Tarot lo integran 78 arcanos o cartas, conformando un libro muy especial. Libro que no necesariamente comienza en la página número uno ni necesariamente termina en la página número 78, pues revolviendo o barajando las cartas, el azar determina que la historia pueda comenzar y terminar donde nadie imagina. El relato y sus significados acaso resulten inagotables para el entendimiento humano. Cada uno de los arcanos contiene una figuración, una composición visual en la que se articulan las imágenes de personas, construcciones, seres vivos, cosas, números etc. La composición es la integración de signos o señales que esconden símbolos, ideas, conceptos, claves, arquetipos que son activados al entrar en contacto con la visión humana y facilitan la conexión con el mágico mundo del inconsciente, de lo atemporal, adimensional y acausal, en definitiva, con el alma del consultante y del cartomante, mundo anímico en el cual estos personajes se hermanan y comparten información secreta. Si asumimos –por parte baja- que cada uno de los arcanos mayores de la baraja cartomántica, que son 22, puede tener unas doce claves o arquetipos ocultos, la cantidad de señales que es preciso dominar por el tarotista alcanza la no despreciable suma de 22 * 12 = 264. Si del plano místico u holístico pasamos al plano adivinatorio la cantidad de significados adicionales podría alcanzar fácilmente 22 * 10 = 220, los cuales sumados al subtotal anterior nos entrega 484 como cantidad global. Quedémonos allí, pues si a lo anterior agregamos el número de combinaciones que resultarían de esas claves al usar dos o tres cartas, llegamos a cifras importantes y perturbadoras. Por tanto, al tarotista, especialmente al recién iniciado, se le ofrecen desafíos inquietantes, como la memorización de un número de arcanos no menor (22 mayores y 56 menores) y un vasto universo de mensajes contenidos en cada carta. ¿Es posible disponer de un método o herramienta que facilite las cosas?. Nacimiento del arte memorístico Para avanzar en la respuesta a esa inquietud tendremos que remontar hasta la Grecia antigua, en Tesalia, donde el poeta Simónides fue contratado por su amigo, el ricacho Escopas, para recitar versos en atención a los invitados a un banquete en su hogar. El dueño de casa –quizás animado por el vino- lanzó varias bromas al vate, la última de las cuales tendría un singular

57 final. Se le hizo saber a Simónides que unos jóvenes le buscaban en la puerta a lo cual aquél salió afuera de la casa. En la puerta nadie le esperaba. No había terminado el poeta su gesto de reingresar al banquete, cuando el techo de la construcción se derrumbó, aplastando y causando la muerte a Escopas y a todos sus invitados. Haciendo más impactante el suceso, los cadáveres estaban tan dañados que los deudos no acertaban a reconocer a los fallecidos. En tal circunstancia, fueron a recurrir a Simónides, quien pudo identificar a los muertos al acordarse de los sitios donde cada uno se encontraba al momento de la tragedia. Al tomar conciencia de su aporte, Simónides había dado origen a la formulación clásica del cultivo de la memoria, esto es, la vinculación de una posición dentro de una secuencia con la figura de la cosa allí alojada. Por tanto, las imágenes son formas de los elementos que deseamos recordar y que podemos colocar en un determinado espacio de nuestra mente. Con un mapa mental, al hacer el recorrido de esos lugares se puede recordar los símbolos o conceptos encubiertos en cada imagen. Con posterioridad a nuestro poeta, durante toda la antigüedad y la Edad Media, los pensadores que desarrollaron el arte de la memoria no hicieron sino ampliar sus modelos basándose en la descubierta de Simónides. Mapa mental para el Tarot En el tarot es posible la formación de mapas mentales. Tenemos la propuesta de Nichols quien asimila el acercamiento o trabajo interno con el Tarot a un viaje virtual. “El viaje a través de las cartas del Tarot, es básicamente un viaje a nuestra propia profundidad. Cualquier cosa que encontremos en este viaje es, en el fondo, un aspecto de nuestro más profundo yo. Dado que el origen de estas cartas data de un tiempo en el que lo misterioso y lo irracional eran más realidad que hoy, nos servirán de puente para llevarnos en busca de la sabiduría ancestral que todavía se halla en nuestro más profundo yo”1. En atención a que el inconsciente aparece frente a la mente como algo caótico, se sugiere construir puntos de referencia, los cuales estarán dados por un entramado constituido por la disposición espacial seriada de las cartas, o sea, un mapa. En el mapa propuesto, los arcanos mayores del Tarot están dispuestos en tres filas horizontales de siete cartas cada una, lo cual a su vez determina siete columnas de 3 cartas cada una. La propuesta que se nos hace –muy dentro del espíritu juguetón de Hermes- es considerarnos como El Loco, el arcano sin número, juglar o aventurero que se arriesga en los derroteros de la vida, esta vez consciente del mapa o guía. A la primera fila horizontal (desde el 01 El Mago hasta el 07 El Carro) Jaime Hales la denomina ”Ruta de los grandes arquetipos”; a la segunda (desde el 08 La Justicia hasta el 14 La Templanza), “Ruta de las tareas del desarrollo personal” y, a la tercera (desde el 15 El Diablo hasta el 21 El Mundo), “Ruta de los grandes desafíos y la autorrealización”. Sugerimos remitirse al esquema adjunto.

1

Nichols, Sallie (1908-1982). Jung y el Tarot. Un viaje arquetípico. Editorial Kairós, Barcelona. 537 p. Edición original 1980.

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El viajero

Ruta de los grandes arquetipos

Ruta de las tareas de desarrollo personal

Ruta de los grandes desafíos

La conclusión es que disponemos de una herramienta potente para memorizar los arcanos y apropiarnos de su conocimiento en un tiempo razonable. Composición memorística en cada arcano El segundo gran desafío para el tarotista estriba en recordar las claves asociadas a cada arcano. Esta vez, el mapa mental pasará a circunscribirse a una carta en particular. Teniendo cada arcano una composición que viene dada desde tiempo inmemorial, aunque variada según las épocas y las modas, estamos obligados a realizar el proceso contrario: la descomposición de los elementos de cada imagen y asociarlos a una clave o un arquetipo determinados. Para aclarar nuestra propuesta vamos a usar como ejemplo a El Mago. El Mago o número uno está vinculado a la percepción y autoafirmación de ser. Alguien o algo se inicia de manera efectiva, se pone en marcha con un objetivo, una razón, una idea, una meta. Las potencialidades se encuentran abiertas para darse a conocer o concretarse. Los elementos, en sentido alquímico, se hallan presentes y al alcance de quien se encuentre dispuesto a hacer, intervenir, transformar. Como todo está en potencia, las posibilidades de expansión, de concreción, de resultado, podrían ser infinitas. Representa al operador que tiene a su disposición todos los elementos para transformar la realidad externa o interna y su desafío es usarlos de manera integrada y armónica. La tradición de varios siglos entre los tarotistas contempla diversas ideas-fuerza, claves o aspectos de El Mago que podrán expresarse en el proceso oracular, algunos de los cuales se describen a continuación. 

Poder: la capacidad de concentrar energía se expresa a través de la palabra y de la magia que consigue resultados sorprendentes.

59 

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Ser: el alma toma conciencia que es, que tendrá la posibilidad de avanzar desde el mundo intangible hacia el mundo de la forma y la concreción, desde lo indeterminado hacia lo determinado. “Yo soy” es la frase del poder. Trabajo: la acción encaminada a un fin. Aptitud para usar las capacidades propias. Creatividad: tener a disposición los elementos, sumado a una buena relación con el entorno y fundado en adaptarse a una realidad cambiante, imponen la capacidad de ofrecer nuevas alternativas y soluciones. Control de las emociones: éstas se encuentran sometidas al imperio de la voluntad. Iniciar la acción: Para el hermetismo el número uno representa la unidad primordial u origen de todo. Es una entidad increada y, a su vez, creadora. Lo mental: la decisión de realizar, orientada a una finalidad, tiene el respaldo de una idea nítida, desprovista de emotividad, salvo la voluntad de hacer. Se privilegia el uso de la mente y del conocimiento intelectual. Comunicación, seducción: quien manifiesta la voluntad de conseguir un resultado necesita volcar hacia sí una actitud favorable del entorno, para lo cual debe ser capaz de comunicar su pensamiento de forma encantadora. Concentración; atención focalizada: disponer de demasiados proyectos es dispersarse y arriesgar el logro, de allí que parte del éxito se encuentra en la focalización o conciencia de lo que se quiere ver hecho realidad. Infinito: cuando se tiene a disposición todos los elementos, las posibilidades de resultados alternativos y de caminos pueden ser variadas al extremo. Nuevas posibilidades, nuevas vías. Resultado: el fruto de la acción está en manos de quien disponga actuar. Iniciador, transformador: quien se atreve a moverse y a aceptar la responsabilidad de los resultados es aquél que puede modificar el entorno que le rodea y, por añadidura, su mundo interior o personalidad, su Ego.

Aplicando los principios de localización y figura, realizamos ahora la descomposición de El Mago, para atribuir a cada uno de sus componentes alguna de las claves explicadas más arriba, proceso que nos entrega la tabla que sigue: CLAVE Poder Ser Trabajo Creatividad Control de las emociones Iniciar la acción Lo mental Comunicación, seducción: Concentración Infinito Resultado Iniciador, transformador

FIGURACIÓN Varita Nº 1 pitagórico Mano en movimiento Conjunto elementos en mesa Gesto de las manos Nº 1 hermético El sombrero Vestimenta y mesa llamativas Dirección de la mirada Forma del ala del sombrero Moneda en la mano El Nº 1 y la mesa de 3 patas

A continuación, expresaremos gráficamente la descomposición mnemotécnica que se ha desarrollado en la tabla.

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Poder Lo mental. Imaginación, inteligencia Ser (Nº 1 pitagórico) Seducción, comunicación

Trabajo

Concentración Creatividad

Infinito

Voluntad, control de las emociones Transformador (mundo exterior e interior; personalidad-Ego)

Resultado (destreza, soluciones)

Iniciar la acción Nº 1 hermético

La conclusión es que se dispone de una segunda herramienta para memorizar paulatinamente el significado de los arcanos. Cada tarotista podrá modificar a su gusto o inspiración la representación de las claves y arquetipos, en tanto tenga para él/ella algún sentido. Todo esto, dentro del espíritu de Hermes, lúdicamente, creativamente, con soltura. El Tarot es un instrumento de crecimiento y libertad, jamás una camisa de fuerza con reglas mecánicas. De allí que el “palacio de la memoria” de que hablaban los antiguos será una construcción a la medida de cada una o de cada uno de quienes se lanzan en la aventura de la cartomancia.

61 Capítulo XII

Número, tarot y cotidianeidad El símbolo número es parte destacada en los arcanos del Tarot y se manifiesta omnipresente en nuestro día a día. El número en nuestro lenguaje Muchas de las palabras que usamos corrientemente están asociadas a números. El campesino se refiere a sus animales como cuadrúpedos, para expresar que se trata de seres de cuatro patas. El fotógrafo instala su cámara en un trípode, un soporte con tres pies. El ciudadano se desplaza a su destino en bicicleta, vehículo de dos ruedas. Los consumidores denuncian maniobras de monopolio, dando a entender un solo centro de poder económico. Los ejemplos podrían ser incontables. Influyente enfoque pitagórico Uno de los grupos filosóficos que más ha dejado huella en la cultura occidental, sostenía que el mundo se construía en base a los números. Para los pitagóricos, la realidad sensible es una expresión del número, el cual tiene un sentido cuantitativo –grafismo utilitario para realizar operaciones aritméticas- y otro cualitativo, es decir, conceptual e intuitivo. Para el enfoque cualitativo, el número uno es lo adimensional, es ser, ser uno mismo, ser alguien, un centro, un punto. El dos es la primera dimensión, la dualidad interna de algo o de alguien, una recta geométrica determinada por dos puntos. El tres es el plano o superficie, el relacionamiento entre dos opuestos, el futuro y el pasado teniendo como referencia al presente, un triángulo determinado por tres puntos o tres trazos. El cuatro es el volumen, los seres y las cosas que se desplazan en el tiempo y el espacio. El cinco es la quintaesencia, el intelecto que va más allá de los sentidos. Sucesivamente, todos los dígitos tendrían una idea profunda tras la expresión gráfica. Revolucionario enfoque de la psicología. El número tiene relación con la percepción de orden que requerimos los seres humanos, orden que se define como el concierto o buena disposición de las cosas entre sí. Ahora bien, concierto viene de concertar, lo cual se entiende como acordar entre sí voces o instrumentos musicales. Esto involucra la idea de acorde: pequeñas estructuras armonizadas de sonidos diferentes que se encadenan unos con otros de manera coherente, sin necesariamente tener conciencia -cuando se escucha la música- que las estructuras básicas se encuentran articuladas. Paralelamente, el uso del número ha dado origen a la expresión contar, de significado dual. Contar es relatar, pero también es numerar. Numerar y relatar expresan los límites en que la conciencia puede tener acceso a lo finito y lo ordenado.

62 La psicología junguiana concibe al número como una idea o concepto primordial. Sostiene que los números naturales menores (1, 2, 3, 4,…) son símbolos, tal como los elementos que aparecen en nuestros sueños, símbolos que son parte del inconsciente colectivo o del alma de la colectividad humana. Los pequeños números enteros serían etapas progresivas de la psique. Digamos que el uno corresponde a un estado de no diferenciación; el dos, a la polaridad u oposición; el tres, al movimiento hacia un resultado; el cuatro, a la estabilidad o totalidad como en un cuaternario o un mandala. Estas afirmaciones tendrían una implicancia enorme, pues, por una parte, el número entero sería un constituyente básico de la psique y, por otra, el desarrollo de las matemáticas sería el reflejo del desarrollo del orden en la mente. De esta forma, se ha venido a producir un encuentro de la cultura tradicional antigua con la mirada moderna de la psicología. Ésta ha llegado a reconocer una ligazón entre los elementos constitutivos del alma humana y la concepción del número de los antiguos. Los números pueden dar origen a series. Está la serie progresiva: se suma, se avanza, se progrede. Está la serie regresiva, se disminuye, se retrocede, hay una regresión. En ambos casos, progresión y regresión, los avances y retrocesos pueden ser tanto cuantitativos como cualitativos. Cuando se trabaja con los números, por ejemplo las fechas de nacimiento, se reducen a la expresión mínima, a los dígitos. Esto tiene un sentido de regresión al origen o búsqueda de la unidad, que es, ni más ni menos, intentar encontrar el origen personal, el Uno Mismo, el oculto inconsciente, aquél que puede dar las respuestas que la mente no es capaz de entregar. Las figuras simbólicas y los números en el Tarot. Al enfrentar visualmente cualquiera de los arcanos mayores del Tarot se apreciará elementos como una escena con un personaje central, un nombre y un número, como se aprecia en la figura que sigue. El número

La escena con las figuras

El nombre

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Con la presencia del número en las cartas, se potencian mutuamente las figuras y el grafismo de orden, este último estando presente de dos maneras: el numeral escrito y los numerales implícitos en la cantidad y disposición de las cartas. En cada carta, lo esencial es la figura o escena central y lo complementario es el número, aunque ambos se entrelazan íntimamente cuando se lo hace operativo. El papel del número en el Tarot es apalancar nuevos recursos. Cada número trae consigo sus significados desde la antigüedad inmemorial y esos conceptos se conjugan con los que trae la figura, ampliando las posibilidades de constelar o destacar en la conciencia uno o varios de ellos y, en consecuencia, de inspirar a la/el tarotista. Como es obvio, el número aporta orden y por tanto, una red de caminos que conducen a nuevas pistas o encrucijadas. Al usar los números de las figuras de una tirada de cartas mediante juegos aritmológicos se llegará, de unos conceptos y símbolos, a otros diferentes, los cuales, estando enlazados con los primeros, enriquecerán la variedad de posibilidades de interpretación.

Reducción numerológica Las nociones tradicionales, filosóficas y psicológicas de los números no dejan de ser interesantes y esclarecedoras. Además, tienen la fuerza para hacernos raciocinar y sopesar su importancia en la comprensión de nosotros mismos. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿existe alguna forma práctica u operativa que sea útil para quienes se sienten distantes de las reflexiones abstractas y requieren respuestas sencillas y breves?. Veamos. Tradiciones de distinto origen, como la hebraica, la cábala cristiana, el hermetismo, el taoísmo oriental, transmiten –en su expresión más esencial- conceptos más o menos similares sobre el significado de los números. Algunas de esas escuelas han usado una forma de filosofar con el número que se conoce comúnmente como reducción numerológica. Se trata de llevar los números más grandes a su expresión más simple, o sea, a dígitos entre 1 y 9. El método es sencillo, se suman las cifras que estructuran el número, siendo el objetivo entregar un concepto, una idea, una predicción. Un esfuerzo por acercarse al uno, en definitiva, a uno mismo, al autoconocimiento. Un modelo de desafíos para la vida Ahora bien, no olvidemos el objetivo que nos hemos impuesto con la pregunta que hacíamos más arriba, la de encontrar un acercamiento práctico del número a nuestra vida corriente. Los arcanos mayores del Tarot pueden servir para establecer modelos personales útiles en la superación de desafíos vitales. La propuesta realizada por los maestros tarotistas de fines del siglo XX plantea que se pueden definir esos modelos –hoy conocidos como Arcano Personal- involucrando tareas que sirven para toda la vida de una individualidad, rasgos o maneras de ser, debilidades y fortalezas, las cuales, si son asumidas por la persona, ésta puede disponer de un potencial de recursos que le ayuden a ser más plena, con un mayor autoconocimiento y, por tanto, a conducirse con mayor solvencia y aplomo.

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El Arcano Personal se determina a partir de la fecha de nacimiento de cada uno/una. Supongamos un caso sencillo, alguien que nació el 3 de enero de 2012. Dispongamos esta fecha en tres columnas: 03 01 2012. Luego, hagamos la reducción numerológica, así: 3 + 1 + 2012 = 3 + 1 + (2 + 0 + 1 + 2) = 3 + 1 + 5 = 9. El número 9 en el tarot, corresponde a El Ermitaño, arcano que ofrecería -a la persona del ejemplo- como tareas o desafíos: reconocer y aceptar que en su interior reside una enorme sabiduría, luego, compartirla con los demás. Como potencialidades o recursos le sugiere: la seriedad, ser respetuoso/a, profundo/a, maduro/a y reflexivo/a, aunque lento/a y paciente. Como limitaciones o trampas, le advierte: la introversión y la tendencia a tener pocas amistades o a estar poco con los amigos/as. Será libertad de cada uno/a rechazar o asumir esta propuesta. El ejemplo presentado es exageradamente sencillo para facilitar la comprensión del tema. Sin embargo, puede revestir mayor complejidad según sean los números que compongan la fecha de nacimiento y nos veamos obligados a realizar sucesivas reducciones y a tener presente diversas otras reglas. Además, para los lectores es obvio que las cifras que dan origen al número final también aportan sus propios arcanos. El número del día de nacimiento (el 3) aporta el arcano La Emperatriz; el número del mes (el 1) aporta el arcano El Mago y el número reducido del año (el 5) aporta el arcano El Papa. Todos ellos van a modificar y enriquecer el modelo básico de arcano personal que se ha entregado, detalle que, por razones de espacio, nos abstenemos de desplegar en esta oportunidad. El Tarot y el número en nuestro día a día Para acercarnos al uso más directo y operativo del número a través del Tarot, veamos las pistas que nos puede ofrecer un dato tan sencillo como la dirección de la vivienda que habitamos. Un joven matrimonio amigo me ha contado que se independiza de los padres y se ha mudado de departamento. Me piden que tire las cartas y vea qué se puede esperar de dicho cambio. Como no llevaba mi mazo encima, sus rostros revelan alguna decepción, pero les ruego que dejen de lado su ansiedad dado que los números pueden hablar por sí solos. ¿Cuál es la dirección?. Calle Los Damascos Nº 1501 departamento 935. Usando la reducción numerológica, el 1501 = 1+5+0+1 = 7 y el 935 = 9+3+5 = 17. Les recuerdo que el 7 corresponde a El Carro y el 17 a La Estrella, arcanos que pueden proporcionar interesantes mensajes:   

Una familia integrada conseguirá felicidad. Una pareja sólida tiene como base espíritus sanos. Vivir de forma independiente es una buena oportunidad.

65 Otra amiga, divorciada, con hijos adultos casados, se ha ido a vivir sola a calle Los Mosqueteros Nº 360 departamento 419. Pide señales del tarot. Es útil el mismo procedimiento y no es necesario desenfundar los arcanos. Usando la reducción numerológica, el 360 = 3+6+0 = 9 (El Ermitaño) y el 419 = 4+1+9 = 14 (La Templanza). Le señalo que surgen los mensajes siguientes:   

Disfrutar de tu propia intimidad te hará más tolerante con la privacidad ajena. Comienza un futuro de mayor claridad espiritual. Tener capacidad de acogida hará tu convivencia más fluida.

Y puedo agregarle a ella que, si sumamos el 9 y el 14 nos da 23 = 2+3 = 5 (El Papa), cuyo mensaje de síntesis podría ser: Aprovecha la oportunidad que representa esta etapa de mayor estabilidad y sabiduría en tu vida. En los diversos esfuerzos que se han realizado desde tiempo inmemorial, tanto rituales, como filosóficos y psicológicos, existe un hilo conductor independiente de las formas y las culturas. Esa hebra de luz no tiene más pretensión que iluminar a la individualidad humana en el conocimiento de sí mismo. Educar en el autoconocimiento, sin pretensiones ni egocentrismos, no es más que un modesto esfuerzo por proporcionar más libertad a cada uno de nosotros. Sin embargo, es inútil quedarse en el discurso o en los conceptos más abstractos. La persona común, como todos nosotros, necesita una proximidad y una verdad sea ésta dura o dulce. Esas herramientas existen y hay que ponerlas a disposición de quienes inicien la búsqueda.

66 Capítulo XIII

La Justicia en el Tarot La necesidad de justicia se expresa en los planos ético, social y jurídico, y se encuentra presente en el universo de símbolos representados en el arcano La Justicia. ¡ Pido justicia ! La justicia se relaciona no sólo con el derecho, con las normas dictadas por la razón y que asumen la forma de leyes, sino también con la ética, con el deber ser de la conducta individual. Entonces, al cometer un delito, se puede ser sancionado o no por un tribunal, pero puede recibirse a todo evento el rechazo de la comunidad. La sola expresión “pido justicia” implica un rasgo de carácter ético, que establece una relación entre “la retribución con el mérito” o, dicho de otra forma, la exigencia de proporcionar a cada uno conforme a lo dispuesto por la norma. Si has realizado buenas acciones o trabajado duramente, deberías ser premiado o remunerado; si has cometido un crimen, deberías ser apartado del grupo social y reprobado moralmente; si fuiste atropellado en tus derechos, deberías ser rehabilitado social y económicamente. ¿Cuántas veces no se han alzado exigiendo justicia las voces de quienes vieron a sus seres queridos afectados por tratos crueles por parte de dictaduras oprobiosas? La justicia social Por su parte, la justicia social es un concepto que parte de una analogía con el concepto de justicia y supone la existencia en la sociedad de aspectos o situaciones injustas y, además, envuelve el deseo que esas injusticias sean corregidas. La justicia social considera injusto algo inaceptable socialmente en un momento histórico dado. Se acostumbra a citar como ejemplo las desigualdades de salarios o los salarios muy bajos percibidos por una parte de los trabajadores. Hay que resaltar que la justicia social puede vincularse a la equidad pero no necesariamente a la igualdad. La justicia social constituye una proyección, es decir, un impulso espontáneo o intuitivo, que apunta a la idea de ver realizada una sociedad más justa, o sea, una visión ideal del colectivo humano de disponer un mundo armónico y sin conflictos, es decir, de hermanos. El concepto de justicia social, en sus contenidos más concretos, es variable tanto con el tiempo como en los espacios sociales y culturales en los cuales podría aplicarse. Ha cambiado en cada época histórica y, muy probablemente, el contenido mismo varía para cada individuo afectado por la injusticia. Más aún, para los más poderosos, el contenido pudiera implicar lo contrario de aquello que significa para los estratos más bajos y considerar como una injusticia el impedimento para desplegar su dominio sin mayores límites. Una constatación: la sociedad justa o los espacios de justicia real en la sociedad parecen no haber existido jamás. Podrían darse momentos de mayor o menor conformidad pero nunca de

67 efectiva justicia social. Se trata de un bien escaso desde tiempo inmemorial, más escaso en la medida de que algunos pocos en cada grupo social se apropian y administran los bienes, los recursos de producción y los servicios en forma privilegiada en detrimento de la mayoría. Justicia jurídica Bajo el sentido común del pueblo, alejado de los tratados jurídicos, se aprecia observaciones despectivas respecto de la justicia, como considerarla “castigo a granel” o “venganza social” y, en definitiva, abierta decepción de las sentencias de los jueces y tribunales. No obstante las limitaciones que se pueden constatar en la justicia humana común, es preciso señalar hitos importantes en el desarrollo histórico de la justicia en Occidente. El primer hito, la ruptura marcada por la Revolución Francesa, con la abolición de la tortura en los procesos judiciales. En el antiguo régimen se aplicaba el principio de presunción de culpabilidad y las declaraciones bajo tortura eran consideradas parte de las pruebas. En la Francia absolutista el juez disponía incluso de dos momentos para torturar, el primero de ellos en el interrogatorio antes de dictar sentencia y, el segundo, después de dictada la sentencia contra el reo. De manera consecuente con la declaración de derechos del hombre y del ciudadano, se prohibieron estas prácticas violatorias tanto de la persona como de sus derechos. Como la historia tiene un desarrollo zigzagueante, la tortura ha sido rehabilitada por las dictaduras y no sólo de hecho, sino de forma legal. Un caso significativo corresponde a la Unión Soviética bajo la tiranía de J. Stalin, cuando se restableció esta afrenta contra los derechos conquistados por la Revolución de Octubre. Otro caso es el de los Estados Unidos, en pleno siglo XXI, cuyo Congreso ha establecido la detención sin juicio sin límite de tiempo, en lugares secretos, así como el tormento para cualquier sospechoso del delito de terrorismo. El segundo hito, es el establecimiento a fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI, del principio de presunción de inocencia. El acusado o el sospechoso no pueden ser culpados en tanto no se demuestre dicha culpabilidad a través de las pruebas. La Justicia del Tarot

La Justicia del Tarot dice relación con la conciencia, con la visión de la realidad -tanto externa como interna- ausente de emotividad o de flaqueza. Muestra sus ojos abiertos para significar la tarea de abrirse al conocimiento descarnado de los hechos para tomar una decisión consciente. Adoptar una resolución es obvio que debe basarse en la visión analítica de los antecedentes recopilados. El resultado de la toma de conciencia se traduce en aplomo, serenidad y voluntad para aplicar la decisión en forma congruente con las normas que rigen la conducta ética, moral, jurídica, socialmente aceptada u otra. También es un arcano que representa instituciones o ejercicios profesionales basados en el uso del intelecto, de la lógica y de la dialéctica. Concebido el

68 arcano como un modelo individual o personal, conlleva la tarea de entender que la resolución de los problemas no sólo exige mantener un equilibrio interno sino que debe tomar en cuenta los designios de la autoridad. La idea de autoridad no necesariamente alude al ejercicio de un poder profano, sino al peso social que otorga el conocimiento y el respeto de los demás. La Justicia corresponde a uno de los arcanos más significativos del Tarot, representando una red de arquetipos de enorme importancia en el inconsciente colectivo. La presencia de La Justicia en una tirada de cartas conlleva un pequeño universo de símbolos, imágenes y conceptos bastante más amplio de los que comentamos anteriormente. Vamos a explorar algunos de ellos agrupándolos según los elementos naturales. La justicia bajo el signo del Fuego  De la simultaneidad entre la ecuanimidad y el prever, surge una sinergia que proporciona al iniciado un prestigio o legitimidad por su inteligencia, la cual es capaz de proyectarse en el tiempo. No se puede desconocer que sobre el reconocimiento social espontáneo de una capacidad puede surgir un poder, la potencia de influir en personas y acontecimientos. La palabra que resume lo anterior es Autoridad.  La aparición del arcano es una llamada de equilibrio, de poner cada cosa en su sitio, no solamente como orden social sino como orden cósmico. Es una invitación a sintonizar con el orden trascendente, a ordenarse con los acordes del alma, a sentir con ojos invisibles y a sacar una conclusión, una norma de conducta, un comportamiento ético. En el plano de la concreción, es una de las virtudes cardinales, aquella que “inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o le pertenece”. O sea, recibir un bien o un castigo. Anuncia que es el momento del imperio de la equidad, para uno mismo o para otros. Las palabras que resumen lo anterior son Justicia, Estabilidad, Orden.

La justicia bajo el signo del Agua  El arcano hace una invitación a usar la percepción tanto con el conjunto de los sentidos como con la inteligencia. Se trata de poner cuidado y atención no sólo con la mente sino, además, tener presente la conciencia de sí. Es una invitación a prever, advertir los acontecimientos futuros considerando lo sucedido en el presente y en el pasado. La dialéctica intuición-intelecto se expresará en una forma de concebir el mundo, en disponer de clarividencia sin necesariamente tener imagen alguna. La justicia ve porque siente fundadamente que dispone de una información irrebatible, con las emociones absolutamente controladas. Las palabras que resumen lo anterior son Capacidad de Ver, Visión interior.

69 La justicia bajo el signo del Aire  Por una parte, el ser humano tiene la capacidad de usar el entendimiento para desarrollar un discurso en forma argumentada y ordenada y, por otra, dispone de la comprensión de la compensación mutua de las fuerzas. De esta combinación surgirá la ecuanimidad, esto es, la mesura de juicios y actos. Las palabras que resumen lo anterior son Racionalidad equilibrada.  La razón está en su juicio cuando puede distinguir lo verdadero de lo falso y el alma está en su juicio cuando ha intuido lo que está bien, conforme a lo natural, y lo que está mal, conforme a lo opuesto a lo universal o esencia de las cosas. Buen juicio ha de tener el juez para emitir un dictamen o nosotros mismos para emitir una opinión o tomar una decisión. El arcano convoca a la mente o razón sana, distante de la locura, el delirio o la psicopatía. La expresión que resume estas ideas es Buen juicio. 

La Justicia del Tarot, con su mirada limpia y directa y su mano sosteniendo un arma blanca, denota el aplomo de quien no tiene nada que temer ni ocultar y su arma metafórica es la fuerza de la verdad. La adición de valor y verdad se traduce en el ánimo presto de quien tiene una opinión y está dispuesto a sostenerla y defenderla. Quien está resuelto es aquél que sabe distinguir la distancia entre un hecho ético y otro inmoral o amoral. Valentía y resolución es lo que anima a los defensores de los derechos humanos y a los jueces probos frente a la brutalidad de las dictaduras y los imperios. La palabra que resume estas ideas es Resolución.



Rigor consigo mismo: El verdadero dominio no consiste en doblegar ni dominar a los demás sino en transformarse en el amo de sí mismo. Soportar las durezas de la existencia o las pruebas del trabajo espiritual no se logra sino con un esfuerzo constante y focalizado, actitud que conlleva solidariamente una vida sencilla, que torna natural los avances alcanzados sin hacer alarde de ellos, pues la sola ostentación los destruiría.

La justicia bajo el signo de la Tierra  El arcano representa el reflejo concreto de una resolución adoptada mediante la racionalidad equilibrada. En tanto no sea una simple afición al pensar y al hablar, la estructuración de un pensamiento deberá expresarse en movimiento, sea individual, sea social. Podrá desplegarse una conducta íntima e intransferible, fruto de una resolución adoptada después de reflexionar. La palabra que resume lo anterior es Acción.



Hacer justicia ha sido definido por algunos como la acción de retribuir según el mérito, por eso el pasado se expresará en el presente o en el futuro como recompensa bajo la forma de pena o bajo la forma de galardón. La balanza de esta justicia se inclinará de manera favorable o de manera adversa con toda propiedad pues ha tenido los hechos a la vista.

70 Esta justicia no requiere de tribunales formales sino que opera por la simple fuerza de los actos y los pensamientos que, en el pasado, abonaron la formulación del presente. La palabra que resume la anterior es Retribución. El arcano La Justicia es uno de los ejes o centros en torno al cual se trazan los diversos senderos del mapa del Tarot, senderos que guían el camino hacia una vida más libre, más completa, más total. Por eso, para ejercer la justicia o disponer de la mirada justa es indispensable que se haya avanzado en el desarrollo personal, el cual, a su vez, tiene su base en el autoconocimiento y en el autocontrol. De allí que ese equilibrio o ponderación impulsan una voluntad consciente, apta para presumir sin prejuicios la inocencia de quienes nos rodean o de quienes se ven envueltos en el conflicto. Ahora bien, voluntad, coraje, templanza, resolución, exigen a su vez haber superado previamente algunas trabas. Por ejemplo, haber superado las barreras del odio y del temor que, habitualmente, nos empujan a ver un enemigo en la otredad y, mientras más desvalida, mejor, más culpable aún. Y nadie puede librarse de seguir estos derroteros si quiere realmente avanzar. Ni el sacerdote ni el creyente; ni el terapeuta ni el paciente; ni el aprendiz ni el maestro; ni el juez ni el acusado. Y el aprendizaje intelectual es sólo una herramienta parcial. Hay que haber enfrentado el propio demonio interior y derrotarlo para poder encarnar la justicia, hacerla vívida en uno mismo, con los ojos abiertos, la mente libre de prejuicios y presumir la inocencia en vez de la culpabilidad.

71 Capítulo XIV

Cartomancia y memoria: el segundo mapa del tarot El primer Mapa del Tarot

Ruta de los grandes arquetipos

Los lectores recordarán el “Mapa del Tarot”, propuesto por Sallie Nichols y difundido acertadamente por Jaime Hales, el cual consiste en una distribución espacial de los Arcanos Mayores, la cual considera Tres Filas Horizontales y Siete Columnas Verticales.

Como se pudo apreciar en el Capítulo “Tarot y Memoria” tal disposición tiene por principal objetivo disponer de una estructura o red de arcanos con un sentido Ruta de los grandes desafíos de totalidad de la experiencia humana. Lo anterior permite, además, disponer de una analítica de lo que representa cada uno de los arcanos (arquetipos) dentro de esa totalidad. Ruta de las tareas de desarrollo personal

El objetivo complementario del esquema al cual hago referencia es favorecer la memorización de los 22 arcanos mayores, mediante la construcción de un mapa mental, basado en los principios de Simónides, esto es, en el ordenamiento que liga lugares y figuras. El Segundo Mapa del Tarot A ninguno de los estudiantes del Tarot habrá pasado desapercibido que no se ha propuesto ninguna herramienta similar para abordar los 56 Arcanos Menores, cuyo número es más del doble de los Arcanos Mayores. Podrán consultar la abundante literatura divulgativa al respecto, la cual presenta ordinariamente esquemas con fines descriptivos o de resumir en una sola mirada el abanico de estas cartas. En esta oportunidad, ofrecemos una propuesta de tipo experimental para que cada uno la pruebe, la modifique o la adopte según sea su criterio, la cual ha denominado el Segundo Mapa del Tarot. El objetivo inicial (esto no significa el más importante) es facilitar una memorización numerológica de los arcanos menores, es decir, el recuerdo de un arcano con su número específico, tal como se ha hecho con los arcanos mayores. Un segundo objetivo es facilitar la memorización de cada arcano menor y su número específico con una determinada posición, usando el mismo método del plano mental que conecta lugares y figuras.

72 Un tercer objetivo es que los números-arcanos memorizados pueden ser utilizados en reducciones numerológicas con cierta facilidad. Por ejemplo, las tiradas consideran la posibilidad de sumar los números de los arcanos y usar el resultado reducido como símbolo de un nuevo arcano o carta, siendo la intención de esta operación conseguir nuevas pistas oraculares o, simplemente, lograr una idea de síntesis de la tirada. El/la interesado/a puede recordar la tirada de la Cruz Simple, que en su expresión más sencilla consta de cuatro cartas. En ella se puede obtener una quinta carta, invisible si lo admite usted así, la cual es resultado de la suma de números ligados a las cartas presentes. Si las cartas presentes son arcanos mayores, éstas no significan dificultad alguna pues cada arcano mayor cuenta con su número de orden a la vista, por ejemplo, El Mago lleva el uno, El Carro lleva el siete, la Templanza lleva el catorce, El Diablo lleva el quince, etc. Si tengo a la vista sólo arcanos mayores, como los cuatro que he mencionado, la suma de los números de orden arroja un total de treinta y siete. Este, por reducción numerológica, me proporciona el número diez, ligado al arcano La Rueda de la Fortuna, ahora invisible pero llamado a presencia en su papel de síntesis de la tirada. Cuando en la tirada comienzan a aparecer arcanos menores, el cartomante podría comenzar a desorientarse. Un camino es que, si aparecieran cartas numerales, éstas pueden ser explotadas usando el número de pintas o palos que presentan. Digamos que si hay un cuatro de bastos se le puede atribuir el número cuatro, que si hay un diez de copas se le puede atribuir el número diez, etc. Como en el tarot nada es descartable mientras funcione o tenga sentido para quienes interactúan en la tirada esta alternativa podrá ser usada también. Sin embargo, esta opción, válida en términos intuitivos, no calza con el criterio general de que son “números de orden” o precedencia y no son números de elementos dentro de la figura. A esto puede agregarse una dificultad adicional: que entre las cartas seleccionadas aparezcan cartas cortesanas. A estas cartas no es posible atribuirles un número de elementos presentes en la gráfica, pues todas no llevan sino un solo elemento de su pinta o palo: el Rey de Bastos sólo tiene un basto, el Caballero de Oros sólo tiene un oro, la Reina de Copas sólo tiene una copa, etc. En la práctica, algunos/as tarotistas desechan el uso de estas cartas para el objetivo que comentamos y suman exclusivamente aquellas que pueden proporcionar alguna idea de número. En definitiva, para que el sistema de obtención de un arcano adicional sea coherente en su globalidad, es indispensable que todos los arcanos, no solamente los mayores, tengan una señal numérica que los identifique de acuerdo a cierta prelación. Esta información existe y tiene cierta antigüedad o tradición entre los tarotistas y vamos a hacer uso de ella a más adelante. Un cuarto objetivo es poder realizar tiradas no figurativas, es decir, sin el uso físico de las cartas, pero disponiendo de números conseguidos al azar aunque sabiendo que cada uno de ellos representa un arcano. Obviamente, esto es fácil hacerlo con los 22 Arcanos Mayores por su reducido número, pero no sería posible con los arcanos menores sin disponer de un método que facilite la representación mental de los mismos.

73 Los números de los Arcanos Menores Se comenzará por generar un mapa o figura de distribución de localidades que proporcione cabida al conjunto de los arcanos menores. Por lo tanto, se trata de un ordenamiento que constituya una base de distribución o mapa de 56 lugares o casillas, como la siguiente:

23

24

25

26

27

28

29

30

31

32

33

34

35

36

37

38

39

40

41

42

43

44

45

46

47

48

49

50

51

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54

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56

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58

59

60

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67

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72

73

74

75

76

77

78

Ahora bien, existe una tradición entre los tarotistas ilustrados de ordenar numéricamente los arcanos menores, ligada a las cuatro propiedades alquímicas con la siguiente prelación: fuego, agua, aire, tierra. Entonces, el orden comienza con los bastos (el fuego), luego las copas (el agua), luego las espadas (el aire) y finalmente, los oros (la tierra). Dentro de cada pinta o elemento alquímico, el orden empieza por el rey, sigue la reina, sigue el caballero, y cierra el paje con las cartas cortesanas. Después de éstas, comienzan las cartas numerales de la pinta correspondiente, empezando por el as, siguiendo con el dos, luego el tres y así, sucesivamente, hasta completar con el diez. La disposición propuesta de dichos lugares conlleva el siguiente emplazamiento de los 56 arcanos menores: 23 Rey de Bastos

24 Reina de Bastos

25 Caballer o de Bastos

26 Paje de Bastos

27 As de Bastos

28 Dos de Bastos

29 Tres de Bastos

30 Cuatro de Bastos

31 Cinco de Bastos

32 Seis de Bastos

33 Siete de Bastos

34 Ocho de Bastos

35 Nueve de Bastos

36 Diez de Bastos

37

38 Reina de Copas

39 Caballer o de Copas

40 Paje de Copas

41 As de Copas

42 Dos de Copas

43 Tres de Copas

44 Cuatro de Copas

45 Cinco de Copas

46 Seis de Copas

47 Siete de Copas

48 Ocho de Copas

49 Nueve de Copas

50 Diez de Copas

51 Rey de Espada s

52 Reina de Espada s

53 Caballer o de Espadas

54 Paje de Espada s

55 As de Espada s

56 Dos de espada s

57 Tres de Espada s

58 Cuatro de Espada s

59 Cinco de Espada s

60 Seis de Espada s

61 Siete de espada s

62 Ocho de Espada s

63 Nueve de Espada s

64 Diez de Espada s

65 Rey de Oros

66 Reina de Oros

67 Caballer o de Oros

68 Paje de Oros

69 As de Oros

70 Dos de Oros

71 Tres de Oros

72 Cuatro de Oros

73 Cinco de oros

74 Seis de Oros

75 Siete de Oros

76 Ocho de Oros

77 Nueve de oros

78 Diez de Oros

Rey de Copas

74

La misma distribución, presentada como cartas gráficas o láminas corrientes, en la versión Waite-Smith, será la que sigue:

Método de memorización Cada estudiante o tarotista podrá tener su propio método para memorizar los números de orden de las cartas menores. Cuando se es joven y se dispone de una memoria plástica o adaptable, lista para llenarla con datos e información, la memorización mecánica hace muy fácil la tarea de recordar permanentemente los números de posición de los Arcanos Menores. Sin embargo, no todos tenemos la misma facilidad, por lo cual aquí hacemos una propuesta para grabar, recordar u obtener la numeración del total del mapa: 1. Reyes. Es indispensable memorizar los números que encabezan o inician las cuatro filas: 23 Rey de Bastos, 37 Rey de Copas, 51 Rey de Espadas, 65 Rey de Oros. Los Reyes son sólo números Impares. 2. Dieces. Será indispensable, además, memorizar los números que cierran o terminan las cuatro filas: 36 Diez de Bastos, 50 Diez de Copas, 64 Diez de Espadas, 78 Diez de Oros. Los dieces son sólo números Pares. 3.

Reinas. Sería ideal que se memorice los números de las reinas pero, si le costara hacerlo, podrá usar este mecanismo: Si a cada número que inicia la fila le suma Uno (1), obtiene las Reinas: 23 + 1 = 24 Reina de Bastos, 37 + 1 = 38 Reina de Copas, 51 + 1 = 52 Reina de Espadas, 65 + 1 = 66 Reina de Oros. Las Reinas son sólo números pares.

4. Caballeros.

De

igual

forma

convendría

que

se

memorizara

los

números

correspondientes a los Caballeros pero, si le costara hacerlo, pruebe esta mecánica: si

75 a cada número que inicia la fila le suma Dos (2), obtiene los Caballeros: 23 + 2 = 25 Caballero de Bastos, 37 + 2 = 39 Caballero de Copas, 65 + 2 = 67 Caballero de Oros. Los Caballeros son sólo números Impares. 5. Pajes. Entre los indispensables, se encuentra memorizar y recordar de forma automática el número de cada uno de los Pajes pero, si le costara hacerlo, pruebe este sistema: Si a cada número que inicia la fila le suma Tres (3), obtiene los Pajes: 23 + 3 = 26 Paje de Bastos, 37 + 3 = 40 Paje de Copas, 51 + 3 = 54 Paje de Espadas, 65 + 3 = 68 Paje de Oros. El número de los Pajes es muy útil para encontrar los números de las cartas numerales, que vendrán a continuación. 6. Ases. Los Ases se pueden obtener de dos maneras: La primera, sumando Cuatro (4) a cada número que inicia la fila correspondiente. La segunda, sumando Uno (1) al número de los Pajes. a) Manera primera: 23 + 4 = 27 As de Bastos, 37 + 4 = 41 As de Copas, 51 + 4 = 55 As de Espadas, 65 + 4 = 69 As de Oros. b) Segunda manera: 26 + 1 = 27 As de Bastos, 40 + 1 = 41 As de Copas, 54 + 1 = 55 As de Espadas, 68 + 1 = 69 As de Oros. 7. Doses. Los doses también se pueden obtener de dos maneras: La primera, sumando Cinco (5) a cada número que inicia la fila correspondiente. La segunda, sumando Dos (2) al número de los Pajes. a) Manera primera: 23 + 5 = 28 Dos de Bastos, 37 + 5 = 42 Dos de Copas, 51 + 5 = 56 Dos de Espadas, 65 + 5 = 70 Dos de Oros. b) Segunda manera: 26 + 2 = 28 Dos de Bastos, 40 + 2 = 42 Dos de Copas, 52 + 2 = 56 Dos de Espadas, 68 * 2 = 70 Dos de Oros. 8. Treses. Los treses también se pueden obtener de dos maneras: La primera, sumando Seis (6) a cada número que inicia la fila correspondiente. La segunda, sumando Tres (3) al número de los Pajes. a) Manera primera: 23 + 6 = 29 Tres de Bastos, 37 + 6 = 43 Tres de Copas, 51 + 6 = 57 Tres de Espadas, 65 + 6 = 71 Tres de Oros. b) Segunda manera: 26 + 3 = 29 Tres de Bastos, 40 + 3 = 43 Tres de Copas, 54 + 3 = 57 Tres de Espadas, 68 + 3 = 71 Tres de Oros. 9. Cuatros. Los cuatros también se pueden obtener de dos maneras: La primera, sumando Siete (7) a cada número que inicia la fila correspondiente. La segunda, sumando Cuatro (4) al número de los Pajes. a) Manera primera: 23 + 7 = 30 Cuatro de Bastos, 37 + 7 = 44 Cuatro de Copas, 51 + 7 = 58 Cuatro de Espadas, 65 + 7 = 72 Cuatro de Oros

76 b) Segunda manera: 26 + 4 = 30 Cuatro de bastos, 40 + 4 = 44 Pajes de Copas, 54 + 4 = 58 Cuatro de espadas, 68 + 4 = 72 Cuatro de Oros. 10. Cincos. Los cincos también se pueden obtener de dos maneras. Vamos a desarrollar sólo la segunda, esto es, aquella que considera sumar Cinco (5) al número de los Pajes: a) Segunda manera: 26 + 5 = 31 Cinco de Bastos, 40 + 5 = 45 Cinco de Copas, 54 + 5 = 59 Cinco de Espadas, 68 + 5 = 73 Cinco de Oros. 11. Seises. Los seises también se pueden obtener de dos maneras. Vamos a desarrollar sólo la segunda, esto es, aquella que considera sumar Seis (6) al número de los Pajes: a) Segunda manera: 26 + 6 = 32 Seis de Bastos, 40 + 6 = 46 Seis de Copas, 54 + 6 = 60 Seis de Espadas, 68 + 6 = 74 Seis de oros. 12. Sietes. Los sietes también se pueden obtener de dos maneras. Vamos a desarrollar sólo la segunda de ellas, esto es, aquella que considera sumar Siete (7) al número de los Pajes: a) Segunda manera: 26 + 7 = 33 Siete de Bastos, 40 + 7 = 47 Siete de Copas, 54 + 7 = 61 Siete de Espadas, 68 + 7 = 75 Siete de Oros. 13. Ochos. Los ochos se pueden obtener de tres maneras. Vamos a desarrollar sólo la tercera de ellas. a) Tercera manera: Se resta Dos (2) al número de los Dieces. Veamos: 36 – 2 = 34 Ocho de Bastos, 50 – 2 = 48 Ochos de Copas, 64 – 2 = 62 Ocho de Espadas, 78 – 2 = 76 Ocho de oros. 14. Nueves. Los nueves se pueden obtener de tres maneras. Vamos a desarrollar sólo la tercera de ellas. a) Tercera manera: Se resta Uno (1) al número de los Dieces. Veamos: 36 -1 = 35 Nueve de Bastos, 50 -1 = 49 Nueve de Copas, 64 – 1 = 63 Nueve de Espadas, 78 – 1 = 77 Nueve de Oros. 15. Dieces. Los dieces (de nuevo). Si el /la Interesado/a es malo para memorizar pero bueno para sumar, los números de los dieces se pueden obtener sumando 13 al número que inicia la fila de la pinta correspondiente. Veamos: 23 + 13 = 36 Diez de Bastos, 37 + 13 = 50 Diez de Copas, 51 + 13 = 64 Diez de Espadas, 65 + 13 = 78 Diez de Bastos. 16. Algunos trucos de localización general: a) Los Bastos siempre van a estar entre 23 y el 36. b) Las Copas siempre van a estar entre el 37 y el 50. c) Las Espadas siempre van a estar entre el 51 y el 64.

77 d) Los Oros siempre van a estar entre el 65 y el 78. 17. Algunos trucos de comprobación. Cuando los números de cada locus se han memorizado bien o se ha entrenado un mecanismo para recordar, no habrá nada que temer. Sin embargo, si quien está involucrado es asaltado por la duda, podrá usar mecanismos de comprobación mental de sus propios cálculos mentales, como los que siguen: a) Numerales de Copas. En el caso de los numerales de Copas, la cifra final del número de ubicación coincide con el número de copas presentes. Veamos: Uno (As) de Copas es 41, 2 de Copas es 42, 3 de Copas de 43, 4 de Copas es 44, 5 de Copas es 45, 6 de Copas es 46, 7 de Copas es 47, 8 de Copas es 48, 9 de Copas es 49, 10 de Copas es 50. b) Numerales de Espadas. En el caso de los numerales de Espadas la reducción del número de ubicación coincide con el número de espadas presentes. Veamos: Uno de Espadas es 55 = 5 + 5 = 10 = 1 + 0 = 1, Dos de Espadas es 56 = 5 + 6 = 11 = 1 + 1 = 2, Tres de Espadas es 57 = 5 + 7 = 12 = 1 + 2 = 3, Cuatro de Espadas es 58 = 5 + 8 = 13 = 1 + 3 = 4, Cinco de Espadas es 59 = 5 + 9 = 14 = 1 + 4 = 5, Seis de Espadas es 60 = 6 + 0 = 6. Siete de Espadas es 61 = 6 + 1 = 7. Ocho de Espadas es 62 = 6 + 2 = 8. Nueve de Espadas es 63 = 6 + 3 = 9. Diez de Espadas es 64 = 6 + 4 = 10. c) Numerales de Oros. En el caso de los numerales de Oros la reducción para comprobación es un poquito más compleja. Una vez hecha la reducción se debe restar Cinco (5) para encontrar el número de los oros presentes. Veamos: Uno (As) de Oros 69 = 6 + 9 =15 = 1 + 5 = 6 (6 – 5 = 1), Dos de oros 70 = 7 + 0 = 7 (7 – 5 = 2), Tres de Oros 71 = 7 + 1 = 8 (8 – 5 = 3), Cuatro de Oros es 72 = 7 + 2 = 9 (9 – 5 = 4), Cinco de Oros es 73 = 7 + 3 = 10 (10 – 5 = 5), Seis de Oros es 74 = 7 + 4 = 11 (11 – 5 = 6), Siete de oros es 75 = 7 + 5 = 12 (12 – 5 = 7), Ocho de Oros es 76 = 7 + 6 = 13 (13 – 5 =8), Nueve de Oros es 77 = 7 + 7 = 14 (14 – 5 = 9). d) Numerales de Bastos. En el caso de los numerales de Bastos la reducción para comprobación es un poquito más compleja pero bastante sencilla. Una vez hecha la reducción se debe sumar Uno (1) para encontrar el número de los bastos presentes. Veamos: Uno (As) de Bastos es 27 = 2 + 7 = 9 (9 + 1 = 10 = 1 + 0 = 1), Dos de Bastos 28 = 2 + 8 = 10 = 1 + 0 = 1 (1 + 1 = 2), Tres de Bastos es 29 = 2 + 9 = 11 = 1 + 1 = 2 (2 + 1 = 3), Cuatro de Bastos es 30 = 3 + 0 = 3 (3 + 1 = 4). Cinco de Bastos es 31 = 3 + 1 = 4 (4 + 1 = 5) Seis de Bastos es 32 = 3 + 2 = 5 (5 + 1 = 6), Siete de Bastos es 33 = 3 + 3 = 6 (6 + 1 = 7), Ocho de Bastos es 34 = 3 + 4 = 7 (7 + 1 = 8), Nueve de Bastos es 35 = 3 + 5 = 8 (8 + 1 = 9). Fin de esta materia. Pedimos disculpas por haberle hecho sufrir con temas tan latosos.