Introduccion Historia de La Iglesia.

HISTORIA DE LA IGLESIA INTRODUCCION 1 Índice Prologo I.- Historia de la Iglesia: el Principio II.- Introducción a Hec

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HISTORIA DE LA IGLESIA INTRODUCCION

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Índice Prologo I.- Historia de la Iglesia: el Principio II.- Introducción a Hechos de los Apóstoles III.- Los Padres de la Iglesia IV.- Los Concilios V.- Matrimonio entre Iglesia

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Estado

VI.- El Papado VII.- La Reforma VIII.- El Siglo XVII - XVIII IX.- Siglo XIX Cronogramas Vocabulario

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Prologo “La Santa Iglesia Cristiana, de la cual Jesucristo es la cabeza, ha nacido de la Palabra de Dios, en la cual permanece y no escucha la voz de un extraño” {Zwinglio}. El propósito es promover la lectura, la meditación, el asombro en los diferentes eventos, personajes que han marcado la historia de la Iglesia a través de los siglos. Con sus victorias y derrotas, con sus virtudes y defectos a los cuales ha sobrevivido en un mundo hostil, que la ha atacado con herejías, persecuciones, ideologías con el fin de hacerla desaparecer. Pero nuestro Señor Jesucristo dijo en Su Palabra “Y las puertas del Hades no prevalecerían contra ella” (Mt.16:18b). Las persecuciones del pueblo judío contra los apóstoles, las persecuciones de los emperadores romanos a los padres de la iglesia, la inquisición en la Reforma protestante, las filosofías humanistas, la evolución de las especies de Darwin, la ciencia y la tecnología, y las diferentes sectas y religiones a través del orbe en estos últimos 2000 años de la historia de la iglesia nos da por sentado que esa palabra dicha por nuestro Dios “es una verdad absoluta”. Si el carpintero de Nazaret derramó su sangre en la Cruz del Gólgota. Su esposa, la iglesia tendría también que seguir su ejemplo: derramar su sangre a través de la historia y llevar así las marcas del crucificado. Quiero dar gracia a Dios en primer lugar por permitir la realización de estos estudios, para el conocimiento de mis hermanos en Cristo. A mi pastora María Toro por darme esta instancia de dar a conocer lo que Dios me ha dado: la vocación de enseñar Su Palabra. A mis hermanos que estarán junto en este proyecto de enseñanza: que Dios los bendiga a todos ellos “en todo conocimiento de su voluntad, en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es 2

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digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz” (Col.1:9b-12). Amén. “La hierba se seca, y la flor se cae; más la Palabra del Señor permanece para siempre” (1ªPd.1:24-25). Hn o. Javier A. Solís Rivas

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I.- Historia de la iglesia: El Principio 1.- Introducción: El proceso de examinar la fe de los cristianos de los dos últimos milenios es semejante a la tarea del arqueólogo que tiene que dar sentido a los fragmentos de huesos, herramientas, utensilios, etc. Pero ésta es la única similitud entre ellos, porque la historia del cristianismo revela un movimiento pujante, una fe vibrante y viva que dejó su huella en una cantidad impresionante de evidencias documentadas. Pero porque este afán de saber acerca de la historia de la iglesia a través de los siglos. Veamos lo siguiente: a) apreciar nuestra herencia; b) reconocer con agradecimiento los sacrificios de nuestros antecesores en su afán de ser fieles a Dios y a su Palabra; c) estar alertas a las formas en que la iglesia se ha descarriado de la doctrina y práctica sana; d) ser sensibles a las muchas maneras en que puede dejarse influenciar por el bien o por el mal; e) motivarnos a edificar sobre sus puntos fuertes; f) aceptar el desafío de continuar cumpliendo con las responsabilidades que el Señor le encargó. Frente a estos puntos tenemos suficiente razón para involucrarnos en la historia de la Iglesia. F. Bruce dijo: “La iglesia, como un incendio fuera de control, se extendió desde Jerusalén y en un periodo relativamente corto alcanzó a todo el mundo”. 2.- Los Primeros Años: ¿Qué había en el cristianismo, en sus creencias, en sus prácticas y en sus primeros adherentes, que causaron su rápida expansión hasta los confines de la tierra? La iglesia tenía muchas ventajas porque era un movimiento popular. Nació de un notable periodo de la historia que propició su expansión. La Biblia usa la frase “el cumplimiento de los tiempos” para describir las circunstancias de la época del nacimiento de Cristo y su iglesia (Gá.4:4). Existía un imperio bastante estable y ordenado y, por edicto del gobierno, los ciudadanos romanos vivían en un estado de ley. Una extensa red de carreteras, la existencia de un idioma 4

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común y la política expansionista de los césares propició la rápida propagación del evangelio. Pero el surgimiento de la iglesia no puede atribuírsele sólo a aspiraciones humanas. Lo que prendió fuego a la entusiasta fe de los creyentes primitivos fue la convicción de que Jesucristo había resucitado de los muertos. La noticia de una desconocida fiesta judía llamada Pentecostés se esparció por casi todo el mundo. Ese día se derramó el Espíritu Santo en anticipación al regreso inminente del Señor Jesucristo resucitado y el mensaje se confirmó con portentos divinos. Esta explosión de la iglesia donde habitaban hombre y mujeres, judíos y gentiles, libres y esclavos, los cuales se iniciaban con el bautismo en agua, y no en la circuncisión. Su fe no estaba en puesta en Moisés, sino en Jesucristo. La salvación no dependía de las obras, sino por la gracia. Este movimiento “social religioso” que causaba estragos entre el imperio Romano, ya que su lealtad no era al emperador sino a Cristo. Ante esto surgió la negativa reacción de las autoridades romanas, iniciada por la sospecha de los líderes judíos, impulsó a los seguidores del camino de la Cruz a salir en todas direcciones. Sin embargo, si no fuera por el poder y la presencia de Dios en ella, la iglesia hubiera surgido y desaparecido como lo han hecho tanto movimientos en la historia. 3.- La Iglesia en el Periodo Novo-testamentario: Ningún movimiento importante comienza en el vacío. El cristianismo nació durante el dominio romano en Palestina. En el año 37 a. C., las legiones romanas con su aliado Herodes, hijo de antípater, que estaba a cargo del ejército, se apoderaron de la ciudad de Jerusalén. Bajo el mando de Herodes se reconstruyó la ciudad, se acumularon riquezas y poder, de manera magnifica se remodeló el templo y se estableció una sucesión de sumo sacerdotes. Después de la muerte de Herodes ocurrida el año 4 a. C., se le confirió a Herodes Antipas una tetrarquía en Galilea. Lo que siguió fue una cámara de horrores, intrigas en el templo, un censo nacional bajo Augusto César, el surgimiento del nacionalismo 5

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judío y, con el paso del tiempo, la destrucción del estado de Israel en el año 70 d. C. Después del reino de Herodes, el país se dividió en cuatro partes y a cada una de ellas se le asignó un líder, de allí viene el título de tetrarca, palabra griega que significa “gobernador de la cuarta parte de un reino”. El gobierno de Jerusalén quedó en manos de reyes que a la vez sirvieron como sumos sacerdotes, aunque siempre estuvieron sujetos a las autoridades romanas. Podríamos denominarlos reyes títeres. Dos facciones mayores mantenían todo en tenso equilibrio: el sanedrín, integrado por setenta sacerdotes, y los fariseos, que eran la mayoría. Durante esta etapa poca feliz, apareció Juan el Bautista y encabezó una gran avivamiento religioso que afectó a la gente común que no pertenecía partido o secta alguna. Juan siguió las pisadas de Elías y los profetas porque denunció la corrupción estatal y religiosa, y llamó al arrepentimiento del pecado personal. Su ministerio gozó de gran popularidad e influencia. Algo inusitado sucedió cuando Juan bautizó a Jesús de Nazaret en el rio Jordán. El Espíritu Santo descendió del cielo en forma de paloma y Dios el Padre dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mt.3:17). Al poco tiempo aprehendieron a Juan el Bautista y lo decapitaron. Jesús se hizo más popular y atrajo a un gran grupo de discípulos que lo siguieron. Desde este suceso en adelante, y en un breve lapso de tiempo, acontecieron una serie de dramáticos eventos que alteraron el curso de la historia. El advenimiento de Jesús partió el tiempo en dos mitades entre el a. C., y d. C. Finalmente, su muerte y resurrección, seguidas por los eventos de Pentecostés, lanzaron a la iglesia como una llama que se esparce sobre hierba seca desde Palestina (Israel), Judea, Samaria y hasta los confines de la tierra. La iglesia de Jerusalén jugó un papel muy importante en los primeros días. Sus miembros fueron los apóstoles originales, los parientes de Jesús y una multitud de personas convertidas en Pentecostés. Es probable que Jacobo, el hermano del Señor Jesús, fuera su líder principal. Muy pronto 6

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el número de discípulos creció de tres a cinco mil. Se reunían en el templo y las casas. Uno de sus miembros fue Bernabé y es posible que su ofrenda y la de otros de forma generosa contribuyeron a suplir las primeras necesidades financieras (Hch.4:36-37). Ese grupo inicial tuvo todas las cosas en común y sirvió con compasión a huérfanos, viudas y enfermos. En fecha muy temprana, el sanedrín comenzó la persecución de la iglesia de Jerusalén. Así como lo hicieron con el Señor, denunciaron la blasfemia de [sedición] a Esteban, uno de los primeros diáconos, aunque las acusaciones no estaban bien sustentadas (Hch.6:5-6, 8-15). Después de predicar un mensaje conmovedor a la multitud, murió apedreado (7:2-60), siendo así e primer mártir de la iglesia. Un joven llamado Saulo de Tarso se encontraba presente y “consentía en su muerte” (8:1). Este Saulo era el mismo que en tiempos posteriores diseminaría el evangelio por todo el mundo conocido, el apóstol a los gentiles: Pablo. 4.- La Comunidad Peregrina: Basándonos en unos cuantos pasajes de las epístolas paulinas y los evangelios (Mc.3:7-8/Hch.1:8/8:1/1ªTs.2:8, 14), logramos comprender en parte la temprana expansión del cristianismo. Años más tarde, Pedro afirmó que los creyentes somos “extranjeros y peregrinos” (1ªPd.2:11). Fuera de Jerusalén, la iglesia más importante fue la de Cesarea, donde residía el gobernador romano. En obediencia a la gran comisión del Señor, los enviados predicaron el evangelio en Samaria y otros lugares. Felipe, otro de los diáconos (Hch.6:5), encabezó la misión samaritana (8:4-8). La iglesia se extendió rápidamente al norte pasando por Fenicia (Tiro, Tolemaida y Sidón. Hch.21:34, 7/27:3) llegando a Chipre y Antioquia de Siria (11:19). Fue en esa ciudad donde por primera vez y en tono despectivo “tildaron” de “cristianos” a los seguidores de Cristo (11:26). En Hch.10, el centurión Cornelio deposito su fe en Cristo. En Siria y Cilicia nacieron comunidades de creyentes (Gá.1:21). Después de esos esfuerzos, la historia comprimida de 7

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Hch.13__14 describe la expansión posteriormente llegó hasta Europa.

geográfica

que

La tradición asevera que la misión evangelizadora llegó hasta la India. Quizá el ministerio de Egipto y Etiopía sea resultado de la conversión del eunuco etíope en el camino de Gaza (8:26-39). Ucrania tiene leyendas acerca de la llegada del evangelio a Kiev. Agustín, el primer arzobispo de Canterbury envió misioneros a Glastonbury, Inglaterra, quienes informaron que la iglesia ya existía en ese lugar. En su gran mayoría y hasta el comienzo de los viajes misioneros de Pablo, las expresiones del cristianismo se manifestaron mayoritariamente entre los helenistas. La excepción fue la iglesia de Cesarea. A partir de la obra del apóstol Pedro en esa ciudad y de la labor evangelizadora del apóstol pablo, el evangelio cayó en buena tierra entre los gentiles y muchos aceptaron a Cristo. Aunque la misión de los gentiles se inició con el ministerio de Pedro, fue Pablo, quien llegó a conocerse como el apóstol de ellos (Ro.15:15-16/Gá.1:16). La conversión de los gentiles y su incorporación a la naciente iglesia creó un problema. Algunos falsos maestros enseñaban que debían cumplirse todos los aspectos de la ley mosaica o algunos de ellos para alcanzar la salvación (Hch.15). Pablo y Bernabé rechazaron enérgicamente su dogmatismo, que se resumía en una sola frase: “Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés” (15:5). Un Concilio de apóstoles y ancianos se reunió para resolver el problema. Por un lado, estaban los que favorecían un evangelio abierto, y por otro lado los que excluían de la salvación a los gentiles incircuncisos. Pedro verbalizó la decisión del concilio: “Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos” (15:11). Más adelante, el concilio redactó una carta para aprobar la existencia de la iglesia gentil y afirmar que tanto judíos como gentiles participaban de la gracia unificadora de Dios. El periodo neo-testamentario terminó en persecución. En Julio del 64 d. C., los cristianos fueron culpados del gran incendio 8

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de Roma. La historia abala que fue Nerón quien la incendio y, acusó en los cristianos de quemarla. El resto de la historia de la iglesia del concilio de Jerusalén (49 d. C.), y de la caída de esa ciudad (70 d. C.), es en realidad como algunos afirman que es la continuación de los Hechos de los Apóstoles. Clemente de Alejandría (150-215 d. C.), comparó la iglesia como un rio caudaloso con afluentes por todos lados. A veces el gran rio fluye impetuosamente por un cañón estrecho; otras, se extiende como inundación: en ocasiones se divide en varios riachuelos; y hay épocas en que aparece que lo obligan a ser subterráneo. Pero el Espíritu Santo jamás careció de testigos. 5.- Influencias griegas, romanas y judías sobre el Cristianismo: A) Los griegos: Los elementos griegos en el mundo al cual vino el cristianismo, pueden ser trazados desde la conquista de Palestina (y de casi todo el mundo conocido) por Alejandro el Grande en la última mitad del siglo IV a. C. Este soldado macedonio esparció en casi todas partes el mundo conocido la gran cultura y el espíritu de los griegos. Después de la muerte de Alejandro sus generales militares y sus sucesores gobernaron Palestina por más de un siglo y medio. Sin pretender narra la notable historia de la vida griega y su desarrollo, las contribuciones sobresalientes de esa raza al movimiento cristiano pueden ser resumidas en dos encabezados: a) primero, la filosofía griega, alguna buena y otra mala, fue esparcida en todas partes. Muy extrañamente, Dios usó tanto la buena como la mala para preparar la venida de Cristo. La filosofía ateísta y escéptica de los griegos los desvió a muchos del mundo gentil de la adoración supersticiosa de los falsos dioses, e intensifico el hambre de su corazón por el Dios verdadero. La buena filosofía griega, por otra parte, preparó al mundo para la venida de Cristo, exaltando el valor del espíritu humano y poniendo un alto valor sobre las verdades espirituales y morales; b) Otra influencia importante fue el idioma griego que llegó a ser el lenguaje común a través de todo el mundo mediterráneo. Aun 9

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en Palestina los buenos judíos estaban esforzados a aprender el griego para comerciar en los mercados. El hecho es de mayor importancia de la que puede parecer a primera vista. Entre otras cosas, los misioneros de Cristo pudieron empezar su trabajo inmediatamente sin esperar a aprender un nuevo idioma. Más aun: la presencia de un idioma común daba un sentido de unidad a las diversas razas. Fíjese que la actual expresión familiar “él habla mi idioma”, sugiere una unidad básica. Finalmente, el idioma mismo era maravillosamente adecuado. Los griegos habían desarrollado un idioma que hacía posible expresar con claridad y precisión las grandes verdades de la revelación cristiana. El griego era el idioma de la mayor parte (si no de todo) del N T. B) Influencia Romana: La constante protección obtenida por Pablo por ser ciudadano romano sugiere la contribución del Imperio Romano al movimiento cristiano. Históricamente, el gobierno griego en Palestina terminó alrededor del año 167 a. C., cuando los patriotas judíos bajo Judas Macabeo derrotaron a los griegos. En el año 63 a. C., después de la independencia judía de casi un siglo, los soldados romanos se apoderaron de Palestina. Una mirada al N T revela la evidencia del gobierno romano. Habla de centuriones, de guardias, carceleros, castillos, gobernadores romanos. El gobierno romano en el mundo, cuando Jesús nació, no fue ni bueno ni malo en su efecto sobre el cristianismo. El fuerte gobierno centralizado de Roma proporcionaba una medida de paz y protección. Roma no permitía que ninguna clase de violencia tuviera lugar dentro de los límites de su imperio, para que el alboroto no sirviera como excusa para una revolución política. Esto hacia posible que los misioneros cristianos se movieran en las diversas razas del mundo mediterráneo con un mínimo de fricción política. Los ciudadanos romanos como Pablo eran protegidos de trato injusto por los oficiales locales. El sistema de caminos romanos y las rutas marítimas hacían que los viajes fueran menos peligrosos y más convenientes. 200 años después el 10

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lenguaje de los romanos sería adoptado como el principal medio de expresión religiosa. Por otra parte, el gobierno mundial de Roma llegó a ser el gran enemigo del cristianismo antes de finalizar el primer siglo. Se verá que la mente romana tenía poco comprensión del valor del alma del individuo, escogiendo en cambio, agotar la devoción religiosa al servicio del estado. Los ejércitos romanos adoptaban los falsos dioses de cada nación conquistada, requiriendo solamente que a su vez la nación subyugada aceptara los dioses romanos, incluyendo al emperador romano. Cuando los cristianos rehusaban adorar al emperador romano, sufrían severas persecuciones. C) Los judíos: La tercera influencia racial sobre el movimiento cristiano fue la más significativa. La nación judía proveyó el fondo inmediato de Cristo y de todos sus primeros discípulos. La historia de los judíos, como es narrada en el A T, es demasiado bien conocido para repetirla en detalle. Dios escogió una familia de fe que, bajo el cuidado divino, se desarrolló hasta ser una nación. Varios factores se combinaron para traer una división política alrededor del 975 a. C. El Reino del Norte fue llevado a la cautividad Asiria alrededor del 722 a. C. El Reino del Sur permaneció hasta alrededor del 587 a. C., cuando oficialmente cayó ante los babilonios. Alrededor de 70 años después, el Imperio Persa permitió a los remanentes del Reino de Judá regresar a Palestina. Permanecieron sujetos a los persas hasta alrededor del año 333 a. C., cuando Alejandro el Grande los conquistó. El período griego (333-167 a. C.), el siglo de independencia judía (167-63 a. C.), y el principio del gobierno romano (63 a. C.), traen la historia del pueblo judío hasta la era neotestamentaria. Durante esta larga historia, el pueblo judío estuvo, hasta cierto punto inconscientemente, haciendo los preparativos para la venida de Cristo. Preservó cuidadosamente la Revelación que Dios le había dado. A través de la adversidad y la cautividad, dos granes verdades se grabaron con fuego 11

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en sus almas: primero, que sólo hay un solo Dios para los hombres; y segundo, que la relación de Dios con los hombres es personal, no nacional. Antes de la cautividad babilónica, los judíos habían caído frecuentemente en la idolatría y el politeísmo, pero después de su regreso a Palestina se convirtieron en celosos maestros de la verdad de que Dios es uno (monoteísmo). Mientras residían en Palestina, los judíos algunas veces habían concebido a Dios en términos nacionales, pero en la cautividad su aislamiento de cualquier recordatorio material de una deidad nacional lo hizo comprender que el individuo debe comunicarse con Dios por medio del espíritu. Valieron la pena las experiencias de la cautividad babilónica para aprender esta lección. Aunque, algunos como Jonás, eran renuentes a predicar a los gentiles, el mundo entero se familiarizó con las creencias y prácticas de los judíos. Muy temprano en el período griego, empezó un movimiento conocido como la Dispersión. Esto fue el cambio voluntario de gran número de judíos de Palestina a casi cualquier parte del mundo mediterráneo. Dondequiera que iban, los judíos hacían numeroso prosélitos para su religión, estableciendo sinagogas para enseñar la revelación de Dios, para dar testimonio de la soberanía del único Dios, y para examinar los cielos en espera del Mesías. Esto preparó al mundo para la venida de Cristo. Las instituciones y los partidos que son parte tan íntima de la historia del N T tienen su fondo en estas experiencias históricas. La sinagoga se estableció como un lugar de enseñanza y adoración durante el cautiverio babilónico, cuando no había templo. El lugar prominente que tuvo después del regreso de los judíos al exilio, produjo los grupos conocidos como escribas intérpretes de la ley. Al principio, su deber principal era copiar las Escrituras, pero dado que llegaron a ser expertos en lo que las Escrituras decían, sus deberes fueron ampliados para incluir interpretación e instrucción escrituraria. 12

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Tal vez el contacto entre las ideas religiosas judías y persas contribuyó a producir el partido conocido como los esenios, que surgió probablemente alrededor del año 150 a. C. Este grupo incluía alrededor de 4.000 individuos en tiempos de Cristo, y se caracterizaba por una ortodoxia rigurosa, el celibato, la propiedad común, y la eliminación de sacrificios de animales en el culto. Los fariseos indudablemente se desarrollaron de las tendencias separatistas cuando las proposiciones de los samaritanos fueron rechazadas durante los días de Esdras y Nehemías (alrededor del año 500 a. C.). Durante la lucha de los Macabeos (que empezó aproximadamente en el año 167 a. C.), este partido toma una forma distinta. En el N T son descritos como de criterio estrecho, fanáticos, y hasta hipócritas. Eran numerosos y populares en los tiempos de Jesús, y pugnaban por la tradición sobrenatural y la exactitud ceremonial. Los saduceos probablemente surgieron durante el segundo siglo antes de Cristo. Simpatizantes de la cultura griega y romana, representaban el liberalismo político y religioso. Su racionalismo los llevaba a negar la resurrección, los ángeles y la providencia divina, a rechazar toda la tradición y a exagerar la libertad de la voluntad humana. Los samaritanos surgieron de los matrimonios mixtos de los judíos que habían quedado en Palestina después de iniciarse el cautiverio babilónico, con gentiles que habían sido traídos al país. Los herodianos eran los patriotas políticos judíos que respaldaban a la familia de los de Herodes contra Roma. Los zelotes fueron probablemente los herederos de la tradición de celo ferviente de los Macabeos, por quitarse el yugo extranjero. Bajo este mundo de influencias nació nuestro Señor Jesucristo. Un dato importante que todas las fechas son aproximadas, ya que nuestra cronología deriva de un tal Dionisio el Exiguo muerto más o menos el año 545 d. C., que fue el primero en fechar la historia a partir de la vida de Cristo y dar origen a la 13

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división “antes de Cristo” (a. C.) y “después de Cristo” (d. C.), y hay un error de por lo menos 4 años en sus cálculos. II.- Introducción a Hechos de los Apóstoles 1.- Introducción: El Canon del N T contiene 4 Evangelios, 21 cartas o epístolas, pero una sola obra en la que narran los inicios históricos y el desarrollo de la iglesia con sus tremendas implicaciones sociológicas y religiosas. Constituye el nexo único entre los evangelios y los restantes escritos Novo-testamentarios. Su autor fue Lucas, y en su primer tratado (Lc.1:1-4) se exponen todas las cosas que Jesús comenzó hacer y enseñar durante su ministerio público, y en el 2º tratado (Hch.1:1), narra lo que Jesús, aunque físicamente ausente, sigue haciendo y enseñando mediante el Espíritu Santo a través del ministerio apostólico. El titulo de Hechos (praxis) era un género literario, que se usaba para referir los hechos más sobresalientes de personas sin ser biografías. En Hechos, resaltan la figura del apóstol Pedro en la 1ª parte, y después del apóstol Pablo, que constituyen el eje de las narraciones, aunque habla de la iglesia en su conjunto y por encima de ella el Espíritu Santo. La finalidad fue narrar los orígenes y el desarrollo de la iglesia cristiana, en que se emparejan la historia y la teología. Unos de sus textos claves (1:8) donde dice: Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra. Hay un tiempo de espera, y se cumple la profecía del profeta Joel (2:28-29) en el día de Pentecostés (Hch.2:16), prosiguiendo la narración con la expansión del evangelio por tierras Samaritanas, después trasciende a Palestina para extenderse por todo el Imperio, y concluye con una comunidad cristiana en Roma; a pesar de las hostilidades de las fuerzas malignas, religiosas y paganas, el evangelio llega hasta la metrópoli imperial. Sin este libro, estaríamos totalmente a oscuras. Pasar directamente de la vida de nuestro Señor en los Evangelios a 14

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las Epístolas sería un salto enorme. ¿Quiénes eran las congregaciones a las que éstas se dirigían, y cómo se originaron? Hechos da respuesta a estas y muchas otras preguntas. Es un puente no sólo entre la vida de Cristo y la vida cristiana enseñada en las Epístolas, sino también un enlace de transición entre el judaísmo y el cristianismo, entre la ley y la gracia. Ésta constituye una de las principales dificultades en la interpretación de Hechos, esto es, el gradual de ensanchamiento de los horizontes, desde un pequeño movimiento judío centrado en Jerusalén hasta la fe mundial que se ha introducido ya en la misma capital del Imperio. 2.- Autor y Fecha: a) La evidencia externa de que Lucas escribió Hechos es temprana, poderosa y extensa. El prólogo Antimarcionita a Lucas (c. 160 - 180), el canon de Muratori (c. 170 - 200) y los primeros Padres de la Iglesia, Ireneo, Clemente de Alejandría, Tertuliano y Orígenes concuerdan todos en la paternidad de Lucas. b) La evidencia interna es que el escritor se refiere de manera expresa a una obra anterior, también dedicada a Teófilo. Lucas 1:1-4 exhibe que el relato mencionado es el tercer Evangelio. El estilo, la perspectiva compasiva, el vocabulario, el énfasis apologético y muchos otros detalles pequeños ligan las dos obras. Lo otro, en base al texto de Hechos es evidente que el autor era compañero de viaje de Pablo. Esto se exhibe en los pasajes en primera persona del plural “nosotros” (16:10-17/20:5-21/27:1-28), donde el autor está realmente presente en los hechos que se registran. c) La fecha más probable de que Lucas escribiera Hechos sea poco después que termina la historia del libro ___ durante el primer encarcelamiento de Pablo en Roma. Otro dato importante es que si este libro hubiese tenido una fecha más tardía Lucas había citado los terribles acontecimientos que ocurrieron entre los años 63 al 70 d. C. P. ej., la feroz persecución de los cristianos en Italia a manos de Nerón después del incendio de Roma (64); la guerra judía con Roma 15

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(66 – 70); el martirio de Pedro y Pablo (aprox., a finales de los 60); y lo más traumático para todos los judíos y los cristianos hebreos, la destrucción de Jerusalén por el general romano Tito. Por ello lo más probable es que Lucas escribió Hechos mientras Pablo estaba encarcelado en Roma, el 62 0 63 d. C. 3.- La relación entre la iglesia cristiana con la comunidad judía: Fue problemática desde el principio. Muchos judíos pensaban convertidos al Evangelio que su nueva fe era una mera ampliación de la que ya poseían. Su concepto del cristianismo era de un judaísmo enriquecido, que en modo alguno conlleva una ruptura con sus creencias y prácticas tradicionales. Otros pensaban que el cristianismo era un movimiento original: “Era el vino nuevo que no podía ser puesto en odres viejos”. Las dos tesis se enfrentan. La iglesia tiene su origen en Jesús, el Mesías anunciado en el A T, y esperado por los judíos (2:22/9:22/10:34, etc). Se cumple la profecía del profeta Joel (Hch.2:16). La 1ª iglesia fue en Jerusalén, encabezada por los apóstoles. Con Cristo empezaba una nueva etapa en la historia de la salvación; y que lo que había sido símbolo y sombra, ahora, presenta la realidad. Por tanto tenía que desaparecer, lo que había tenido carácter provisional para tener que ceder su lugar a lo definitivo. El pueblo de Dios no seria los descendientes de los patriarcas, sino que a esta comunidad podrían incorporarse hombres y mujeres de todos los países (Gentiles), sin tener que someterse al legalismo judaico. Así se reconoció en el Concilio de Jerusalén (cap. 15), [sincretismo]. Lo difícil de la difusión del evangelio a los gentiles, era de un arraigado sentimiento de menosprecio y animosidad de los judíos. El apóstol Pedro tuvo que ser preparado con una visión (10:9ss) antes de ir a evangelizar a Cornelio. Pedro dijo: Cuan abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero (10:28). De esta manera se empezaba el evangelio a ser universal (8:4-40). En Cesárea en la casa de Cornelio a los gentiles les ha dado Dios arrepentimiento para vida (11:18). Cornelio fue la primicia, después vendrían Antioquia de Siria, Chipre, Asia 16

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Menor, Grecia y Roma. Las fuerzas del reino en acción, ya que Dios no hace excepción nadie se salva por cumplir la ley, ni un respuesta afirmativa de fe de una persona Dios.

de Dios estaban de personas, si rito, sino de la a la Palabra de

4.- El Kerigma: La predicación apostólica del apóstol Pedro, de Juan, de Esteban, de Pablo, hace ver lo ferviente de estos hombres por amor al que había muerto, y que hoy vive a la diestra de Dios. En algunos casos miles de personas se arrepienten (2:41/4:4), en otros se le dio muerte (cap. 7). La predicación era bíblica y Cristo-céntrica apoyados en el A T, para probar la mesiandad de Jesús, su resurrección y exaltarlo como Señor y Salvador con una invitación al arrepentimiento y a la adhesión de la fe a Jesús testimoniada mediante el bautismo (2:14-40/3:12/4:8-12/10:34). Otro punto importante que la predicación ante los judíos tenían un enfoque en el A T, en cambio ante los gentiles su conexión era distinta, adaptada más o menos a la mentalidad religiosa o filosófica como p. ej., la de Pablo a Listra (14:15-17) o en Atenas (17:22-31), pero siempre lo central fue Jesucristo. También en Hechos a parte de la evangelización, estaba la enseñanza y la exhortación (2:42). Pablo y Pedro refuta los errores en el primer Concilio cristiano (cap. 15). La formación y la educación de ancianos para que gobernasen la iglesias (8:14/14:23. Ver epístolas pastorales 1ªTi.3/Tit.1:5, etc). El fundamento de los apóstoles (Ef.2:20) cuya enseñanza sería la única referencia legitima para determinar la [ortodoxia] cristiana (Gá.1:8-9/2ªTi.1:1314/Tit.1:9/2ªPd.1:12). 5.- La Koinonia: Otro punto importante es la comunión (Koinonia). Era una comunidad de creyentes en una sola fe, una misma esperanza, un mismo amor (Ef.4:1-6). El Señor los preside (Teocracia), el Espíritu Santo los guía, por eso vivían con alegría y sencillez de corazón (2:46-47). La comunión no era sólo espiritual, sino también en los bienes (2:44-46/4:3237). Jamás antes o después se ha conocido la historia con una experiencia de tan hondo alcance social. Pero seguían una 17

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vida normal sin abandonar sus acciones cívicas. Era una gran familia, eran un pueblo que amaba a su Padre (Jesús), estar juntos era su gran anhelo, participaban de una comida común y también del partimiento del pan (2:46). Cuando la iglesia madre (Jerusalén) se vio en apuros económicos, la ayuda vino de las otras iglesias (11:27-30/Ro.16:1-4/2ªCo.8:1-4/9:1ss). La Koinonia de esos días seguía su marcha. 6.- El Culto: El culto, donde por lo general se cumplía la enseñanza del partimiento del pan se convirtió en el centro de la adoración cristiana y del testimonio (1ª Co.11:23-26), esto era por lo general el primer día de la semana (20:7), esto llevaba al recuerdo y a la gratitud, en una comunión intima con Cristo resucitado, a una contemplación de la Parusía, a una proclamación solemne de la muerte del Señor (1ªCo.11:26) a la par que testificaba de la comunión de los creyentes entre sí en la unidad eclesial (10:11, 16). 7.- El Espíritu Santo: Ciertamente tuvo un lugar predominante en el inicio de la iglesia en el día de Pentecostés anunciada por nuestro Señor Jesús antes de su ascensión (1:4-5). Se inicia con manifestaciones sobrenaturales (cap.2). A partir de este momento es un guía constantes para los apóstoles, que lo inspira en su predicación (2:14ss), vigoriza su testimonio (4:8), infunde valor a sus escogidos (4:31), los capacita para el servicio (6:3), abre la puerta a los samaritanos (8:15ss) y a los gentiles (10:44ss). Dispone a los discípulos y los guía para promover el evangelio (8:29/13:2, 4/16:6-7). Alguien dijo acertadamente que el libro de los Hechos, es el libro de los “Hechos del Espíritu Santo”. Y en honor a esto lo coloque en el número siete, ya que este número representa la perfección. La gran lección de Hechos sobre el Espíritu Santo es que a Él debe atribuirse, como continuador del ministerio de Cristo, el nacimiento, el desarrollo, la vitalidad y el testimonio eficaz 18

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de la iglesia. En la medida en que ésta viva bajo el influjo del Espíritu: se edifica, se consolida, se expande. 8.- El bautismo: Ocupa un lugar importante, ya que era ordenanza de Jesús, y ocupaba un lugar prominente en la iglesia, teniendo sus antecedentes en el bautismo de Juan. No era solamente un rito de iniciación, sino un signo de identificación con el Señor (de ahí, que se efectuara en el nombre de Jesús 2:38). Era el principio de una vida nueva (Ro.6:3-4), era un mandamiento de Jesús (Mt.28:19), la conversión en práctica de primer orden (2:38, 41/8:12/8:3638/9:18/10:47/16:15, 33/18:8/19:5). Los ministerios especiales son destinados a instruir y robustecer a la iglesia para el cumplimiento de su misión. El Espíritu dotó a la iglesia con ministerios para su buen funcionamiento (Ef.4:11-16). Aparte de los apóstoles hallamos otros ministerios: ancianos o presbíteros (11:30/14:23/15:2, 22/16:4/20:17), encargados de la enseñanza y del buen gobierno de la iglesia local: la de los profetas (11:27/ 13:1/ 15:32/21:10), transmisores del mensaje de Dios: la de los evangelistas (21:8 comp. 8:5ss). El Espíritu dirigía la instrucción, gobierno, culto, disciplina, evangelización, con resultados asombrosos. III.- Los Padres de la Iglesia 1.- Introducción: Después que los romanos destruyeron Jerusalén en el 70 d. C., por el general romano Tito. Los cristianos continuaron debatiendo vigorosamente y dando testimonio a otros. El cristianismo aún no caía en la tendencia de guardar todo para sí. Cierto es que tenía el ejemplo ascético de los judíos de la secta de Qumrán, pero para los cristianos la cuestión de la separación del mundo no había asumido proporciones monásticas. Esa inclinación se desarrolló más tarde por la influencia de los primeros ascetas, los llamados padres desérticos. Cuando el evangelio se extendió a mediados y finales del primer siglo, se hizo necesario desarrollar una defensa o apología de la fe. Durante 19

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esa época, se escribieron los evangelios que dan testimonio fidedigno de la vida y ministerio de Jesús. Muy pronto, comenzando por Jerusalén y por Judea, el cristianismo se extendió por toda Palestina y llegó a Siria y Asia Menor, al norte de África, a Roma y hasta los confines de Occidente. En todas partes, los Apóstoles y los discípulos de la primera hora transmitieron a otros lo que ellos habían recibido, dando así origen a la Tradición viva de la Iglesia. Los primeros eslabones de esta larga cadena que llega hasta nuestros días son los Apóstoles; de ellos penden, como eslabones inmediatos, los Padres y escritores de finales del siglo I y primera mitad del siglo II, a los que habitualmente se denomina apostólicos por haber conocido personalmente a aquellos primeros apóstoles. El nombre proviene del patrólogo Cotelier que, en el siglo XVI, hizo la edición príncipe de las obras de cinco de esos Padres, que según él “florecieron en los tiempos apostólicos”. En esa primera edición, figuran la Epístola de Bernabé (que entonces se supuso equivocadamente que había sido escrita por el compañero de San Pablo en sus viajes apostólicos); Clemente de Roma (que efectivamente, según el testimonio de San Ireneo, conoció y trató a los Apóstoles Pedro y Pablo); Hermas (a quien erróneamente se identificó con el personaje de ese nombre citado por San Pablo en la Epístola a los Romanos); Ignacio de Antioquía (que muy bien pudo conocer a los Apóstoles), y Policarpo (de quien San Ireneo testimonia explícitamente que había conocido al Apóstol San Juan). A estas obras se unieron poco a poco las de otros Padres o escritores de esa época que se fueron descubriendo: la “Didaché” (Doctrina de los Doce Apóstoles), que es el más antiguo de estos escritos. La didajé es una palabra griega que significa “enseñanza” y con la que se suele conocer la obra llamada “Instrucción del Señor a los gentiles por medio de los doce Apóstoles” o también “Instrucciones de los Apóstoles”. Es una colección de normas morales, litúrgicas y de organización eclesiástica que debían de estar en vigor ya desde algún tiempo, recopiladas ahora sin pretender ordenarlas ni hacer una síntesis. Tenía tal prestigio en la 20

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antigüedad, que Eusebio de Cesarea tuvo que hacer notar que no se trataba de un escrito canónico. Sin embargo, después se perdió, y no fue recuperada hasta finales del siglo XIX, cuando se encontró en un códice griego del siglo XI del patriarcado de Jerusalén. 2.- La importancia de los Padres Apostólicos: Estamos acostumbrados a llamar “Padres de la Iglesia” a los autores de los primeros escritos cristianos. Antiguamente la palabra “padre” se aplicaba al maestro, porque, en el uso de la Biblia y del cristianismo primitivo, los maestros son considerados como los padres de sus alumnos. Así, p. ej. , el apóstol Pablo, en su 1ª Co.4:15, dice: “Porque, aunque tengáis diez mil preceptores en Cristo, sin embargo no tenéis muchos padres, puesto que quien os engendró en Jesucristo, por el Evangelio, fui yo.” Es la exposición de la fe evidente en los escritos de estos autores destella sobre los posteriores apologistas por cuanto permanecieron ajenos al debate antiherético que caracterizó al 2º eslabón en la cadena del cristianismo (los apologetas), aun cuando en los escritos apostólicos existan evidencias de una oposición al [docetismo, Marción] judaizante en la teología del Verbo encarnado de Ignacio de Antioquía o en el caso de Clemente también, donde observamos un contraste con las escisiones que ocurrieron en la comunidad de Éfeso. En todo caso, el talante literario de estos documentos y de los personajes que los crearon está más motivado por exponer la fe que por defenderla del error, si bien no se confunde con éste. En la época de Justino Mártir, a mediados del siglo II, los evangelios se leían en los cultos de adoración, junto con los profetas del A T. El proceso de definir el Canon se completó poco antes del año 400 d. C. Durante el periodo postapostólico, el eje del poder eclesiástico cambió de Oriente a Occidente. Para fines del primer siglo, Asia Menor estaba saturada con el evangelio, lo mismo que Siria. Surgió entonces un conflicto entre Roma y el Oriente acerca de la fecha en que se debía celebrar la pascua de resurrección. Roma ganó. Para el 200 d. C., esa ciudad había asumido un 21

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lugar prominente y comenzaron a ejercer autoridad sobre otras entidades eclesiásticas. Nada pudo detener el avance romano, ni el surgimiento de los influyentes centros cristianos de Alejandría y Cartago. Los Padres apostólicos y otros padres tardíos, como Tertuliano y Cipriano, apoyaron la creciente influencia católica romana sobre la iglesia. Sus [homilías] sirvieron para afianzar más el poder de la iglesia Occidental. Con el nombre de Edad de Oro de los Padres se designa el largo período que se abre con el Concilio de Nicea (año 325) y se concluye con el Concilio de Calcedonia (año 451). Es la época de esplendor en el desarrollo de la [liturgia], que cristalizará en los diversos ritos que conocemos; la época de las grandes controversias teológicas, que obligan a un profundo estudio de la Revelación y permiten formular dogmáticamente la fe; la época, en fin, de un gigantesco esfuerzo por la completa evangelización del mundo antiguo. La fecha de clausura de este período, caracterizado por una gran unidad entre los dos pulmones de la Iglesia, Oriente y Occidente, es sólo simbólica, ya que el tránsito al siguiente período, con el progresivo alejamiento entre el cristianismo oriental y el occidental, se lleva a cabo poco a poco la caída del Imperio Romano de Occidente (año 476) a causa de las invasiones bárbaras, que acentúa aún más este divorcio. 3.- Los Padres Apologetas: Los apologistas tempranos, como Justino Mártir en su “Apología”, defendieron el carácter moral del cristianismo. Durante esa época, la intensa persecución de la iglesia era la norma en vez de la excepción. Esa oposición violenta aconteció durante el reinado del emperador Decio (249-251). Él mandó que todos los ciudadanos del imperio protestaran fidelidad a los dioses romanos tradicionales. De esa manera obligó a los cristianos a tomar una decisión. Algunos se doblegaron, pero otros resistieron hasta la muerte. A los muertos se le llamó “mártires” (la palabra griega significa “testigo”). A los que sufrieron persecución se les denominó “confesores”. En ese 22

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tiempo surgió la controversia de la readmisión a la iglesia de los que renegaban de ella en la persecución. En ese contexto, Cipriano, obispo de Cartago, emitió su famoso [aforismo], “fuera de la iglesia no hay salvación”. La aparición del sacramentalismo, la veneración de los santos y otros símbolos de poder giraban más alrededor de la jerarquía que de la congregación. Frente a esto B. Shelley dijo: “Con el tiempo, la gracia perdió terreno. El obispo controló al Espíritu. El Espíritu dejó de ser el guía directo de la iglesia, y ella pasó a ser la medidora”. En estas circunstancias, el Espíritu Santo, que asiste invisiblemente a su iglesia, según la promesa de Cristo cuando le dijo a Pedro: “Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella” (Mt.16:18), suscitó a algunos hombres cristianos que defendieron la fe de la iglesia con sus apologías, que eran escritos con el propósito de deshacer las calumnias que se propagaron acerca del cristianismo y de informar acerca de la verdadera naturaleza de esta “Nueva Religión”. A diferencia de los escritos de los Padres Apostólicos, que iban dirigidos a las comunidades cristianas para su instrucción y edificación, estas apologías iban dirigidas generalmente a un público no cristiano. Estos autores se suelen agrupar bajo el nombre de “Apologetas”, aunque no siempre su intención se limitaba a la simple apologética o defensa del cristianismo: en muchos de estos escritos hay además una verdadera intención misionera y [catequética], con el propósito de ganar adeptos para el cristianismo entre aquellas personas que se interesaban por la particular modo de vida de los cristianos. La apología se presenta de dos formas: en escrito defensivo, dirigido directamente a las autoridades políticas y al mismo emperador, e indirectamente a la opinión pública, sobre todo a los paganos cultos; y también en forma de diálogo, para resaltar las diferencias entre el judaísmo y el cristianismo, y la superioridad de este último.

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Los apologistas, al pretender expresar el mensaje cristiano de una manera clara y atractiva para los no cristianos, lo hacen en lo posible según las características mentales de la propia época. La apologética representa así el primer intento de verter el cristianismo a los modos de pensar de la cultura griega. En este intento de adaptar el cristianismo a la mentalidad grecorromana, se le da prioridad a aquellos aspectos que podrían ser comprendidos con mayor facilidad de esa mentalidad, como por ejemplo, la bondad de Dios manifestada en el orden del Universo, su unicidad, la excelencia moral de la vida cristiana y la esperanza a la inmortalidad. Por esta razón, los misterios de la salvación por Cristo crucificado y resucitado, que los paganos más difícilmente podían comprender, quedan como en un segundo plano. De ahí que la aportación más importante de la apologética cristiana primitiva es la de que Dios es el Dios universal y Salvador de de todos los pueblos, sin que ante Él exista la distinción entre judíos y griegos. Los apologetas, al recoger la doctrina de Dios único y salvador de todos los hombres, aseguraron el triunfo definitivo del cristianismo frente al politeísmo pagano. 4.- En el siglo tercero: se dibujan ciertas corrientes de pensamiento que se podrían llamar “escuelas” de teología, con la condición de entender esta expresión en un sentido muy elástico, de corrientes doctrinales y no de instituciones escolares. Los Padres tienen que hacer frente, no ya solamente a una contra-iglesia como el gnosticismo que ponía en tela de juicio la esencia misma del cristianismo, sino a ensayos más o menos felices de explicar racionalmente el dogma. Son teologías desafortunadas, no sólo porque emplean un lenguaje todavía balbuciente sino, sobre todo, porque parten de presupuestos falsos; por ello vendrán a desembocar en cismas, en la constitución de pequeñas iglesias, separadas de la gran Iglesia, a la que darán ocasión de formular con mayor rigor su dogma.

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Se trata principalmente en este tercer siglo de la teología trinitaria, en la que se intenta conciliar el monoteísmo heredado del Antiguo Testamento con la fe en la divinidad de Cristo. Un sistema de giro más racionalista ve en Cristo un hombre adoptado por Dios (Teodoto, Artemón), que reaparecerá en Oriente con Pablo de Samosata, y en el siglo V con el nestorianismo. Otra tendencia que parecía responder mejor a las aspiraciones del alma cristiana, salvaguardaba a la vez la divinidad de Jesucristo y la unidad, la “monarquía” divina, admitiendo prácticamente “dos nombres y una sola persona”: Cristo no es más que una modalidad de Dios. “Cristo ___dirá Noeto___ es el Padre mismo que nació y que sufrió” (Patripasionismo: Noeto, Praxeas, y más tarde Sabelio). Contra estos diferentes errores toman posiciones los obispos de Roma (Víctor, Ceferino, Calixto), que afirman de este modo su autoridad doctrinal; los doctores, por su parte, elaboran contra ellos una teología de la Encarnación. b) Tertuliano: Es el primer escritor latino cristiano y, por cierto, magnífico, fundador de la teología latina a la que suministra de primer intento un vocabulario seguro (persona, sustancia). Como apologista, renueva los temas tradicionales (el “Apologeticum” enfoca sobre todo el aspecto jurídico y político de las persecuciones); como polemista, establece vigorosamente, contra las nuevas doctrinas, la primacía y el origen apostólico de la tradición católica (el “De praescriptione” es una de las obras antiguas más importantes sobre la tradición); moralista severo defiende sin concesiones la pureza de las costumbres cristianas, pero su rigorismo y montanismo le pusieron fuera de la Iglesia. El “De pudicicia” contra las medidas, que supone innovadoras, de un obispo — ¿Calixto de Roma?, ¿Agripino de Cartago?—se opone violentamente a toda reconciliación eclesiástica otorgada al pecador, contradiciendo de este modo las afirmaciones anteriores del “De Poenitentia”. Tertuliano llegará también, partiendo de aquí, a proscribir en absoluto las segundas nupcias. Como teólogo defiende contra los gnósticos la unidad de la creación, la realidad del cuerpo de Cristo y la resurrección de la carne, la unidad de los dos Testamentos contra Marción y la teología de la Trinidad contra Praxeas. 25

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Aunque su teología del Verbo se resiente aún de las imperfecciones de la teología del Logos del siglo II, distingue claramente en Dios la unidad de sustancia y la trinidad de persona, iguales entre sí y, en cuanto a Cristo, la unidad de persona y la dualidad de naturaleza, conservando cada una de ellas sus propiedades. Su tratado “De baptismo” es un testimonio precioso de la liturgia bautismal de principios del siglo III, y Tertuliano es el primero en [esbozar] una teología de los sacramentos. La teología latina le debe el diseño de sus tesis fundamentales (trinidad, encarnación, sacramentos), al mismo tiempo que los primeros elementos de su vocabulario. 5.- La teología de Alejandría: figura como una escuela absolutamente original, escuela propiamente dicha, a partir de Orígenes. Representa uno de los momentos más importantes de la historia del pensamiento cristiano en la elaboración de la fe. a) Orígenes (185-252) es, después de San Agustín, el máximo representante de la antigua literatura cristiana y, sin duda, el más sabio también de esta época. Transformó la escuela de la catequesis alejandrina estableciendo una enseñanza escrituraria y teológica de altura; pero su doctrina le valió oposiciones que ocasionaron los sínodos de 230-231, en que fue depuesto de su cargo y desterrado. Se refugió en Cesarea de Palestina donde concluyó su larga y fecunda carrera; sometido a la tortura en tiempo de la persecución de Decio murió a causa de las heridas recibidas. Sabio exegeta, asceta severo, místico de gran talla, es, sin discusión posible, una de las figuras más interesantes de los primeros siglos cristianos. Emprende la obra de establecer un texto crítico del A T mediante la comparación de la versión de los LXX con el original hebreo y otras versiones. Comentó casi todos los libros de la Escritura en forma de notas textuales [Escolios] sabios comentarios (Tomos), y sermones populares Homilías, de sabroso contenido. Fue el primero en formular la teoría del triple sentido de la Escritura, fundado por analogía con la psicología humana: el cuerpo (la letra), el alma y el espíritu. Refutó la obra anticristiana del platónico Celso en una apología (Contra Celso) que constituye una de las más 26

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notables obras de este género. Intentó ofrecer la primera exposición sistemática de los Principios de la teología. Sin ignorar la importancia del sentido literal, su exégesis tiende a abusar de la alegoría; su pensamiento teológico, sobre todo, no se desprende siempre lo suficiente de las concepciones cosmológicas de su tiempo, como son la creación, la preexistencia de las almas (y del alma de Cristo, unida al Verbo por el amor), la subordinación del Hijo al Padre, del Espíritu al Hijo, la restauración final del mundo mediante nuevas existencias [Apocatástasis]. Pero esta teología había de tener un eco considerable en el desarrollo ulterior del pensamiento cristiano: Trinidad, Encarnación, sacramentos. Por medio de los Padres capadocios, lo mejor del origenismo pasará al pensamiento y a la mística cristiana; las condenaciones de Justiniano (543-553), que recaerán sobre algunos puntos y tesis peligrosas, no alcanzarán a lo esencial del pensamiento del maestro alejandrino. A comienzos del siglo IV se crea en Antioquia y en torno a San Luciano, mártir (+ 312), una escuela exegética, cuyas tendencias estrictamente literales se oponen a los alegorismos místicos de los alejandrinos. Proporcionará a la exégesis antigua algunos de sus más grandes nombres (Teodoro-de-Mopsuesto, Juan-Crisóstomo, Teodoreto), pero, en cambio, a ella podrán referirse algunos teólogos de tendencia racionalista (arrianismo, nestorianismo), así como de Alejandría nacerá una teología de tendencia mística (apolinarismo, monofisismo). De este modo, al despuntar el siglo IV, la Iglesia había ya ampliamente explotado el depósito entregado a su custodia: están fijadas ya las grandes líneas de su teología en lo referente a la tradición y a la autoridad, a la Trinidad y a la Encarnación, al bautismo y a la penitencia. A los siglos IV y V tocará acentuarlas y desarrollarlas. 6.- El Siglo Cuarto: Después de la persecución de Dioclesiano, la “gran persecución” los edictos de Constantino y de Licinio (Milán y Nicomedia, 313) dan la paz a la Iglesia, que facilitó la expansión y desarrollo del cristianismo, gracia a 27

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la victoria de Constantino que agradecido del Dios de los cristianos por la victoria militar en Milvio, que le aseguró el imperio. A últimos de siglo, los edictos de Teodosio obligan a todos los pueblos del Imperio a vivir en la fe cristiana (380) y proscriben el culto pagano (391), lo cual el cristianismo sería declarado religión oficial del Imperio. La Iglesia ya con libertad de expansión, podrá utilizar ampliamente las riquezas de la cultura antigua, con lo que se verá surgir una cultura y una sociedad cristiana, acompañada de una magnífica floración literaria a lo largo del siglo IV. Los doctores serán excelentes escritores, muy superiores a los autores paganos de su tiempo, merced a la profundidad de su inspiración y a la sinceridad de su fe. En el plano doctrinal, el siglo IV está dominado por el arrianismo, formidable tentativa del pensamiento helénico de racionalizar el cristianismo. Arrio, sacerdote de Alejandría, enseña que el Verbo, ajeno a la sustancia del Padre ha sido por Él sacado de la nada en el tiempo. EI Concilio de Nicea (primer concilio ecuménico), convocado por Constantino, condena a Arrio y define que el Verbo es consubstancial (homoousios) al Padre (325). a) San Atanasio el Grande: patriarca de Alejandría en 328, será el defensor infatigable de la fe de Nicea; a compás de las fluctuaciones de la política imperial será desterrado cinco veces, gastando en el exilio 17 años de su vida, sin [cejar] jamás en su resistencia a los obispos arrianos y a sus protectores Constante y Valente (373). Su primera obra, una apología Contra los paganos y acerca de la Encarnación del Verbo, esboza las grandes líneas de su cristología: “El Verbo de Dios se hizo hombre para que nosotros nos hagamos Dios”. Aparte de escritos de circunstancias (Apología a Constancio, a los Arrianos, de su huida, Historia de los Arrianos para los monjes, Los decretos del Concilio de Nicea, Los sínodos...), su obra principal es un tratado en tres libros Contra los Arrianos. En ella discute ampliamente los textos bíblicos en que Arrio pretendía fundamentar su doctrina, volviendo insistentemente a la idea central que domina toda la teología de los Padres: si el Verbo de Dios no es Dios, igual en todo a su Padre, ¿cómo 28

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podrá divinizarnos? Corresponde a los grandes doctores de Capadocia, herederos de la tradición de Orígenes, la elaboración de una teología de la Trinidad, sobre todo mediante la determinación del sentido de ciertas fórmulas (persona o hipóstasis, sustancia; una sustancia y tres hipóstasis), empleadas a veces con titubeos por Atanasio, y mediante el establecimiento de una equivalencia entre los vocabularios griego y latino (hipóstasis= persona; ousia= substancia). Es el doctor del [ascetismo] y un maestro de la perfección cristiana. b) San Basilio de Cesarea (329-379): Monje y obispo, fue predicador y exegeta (Homilías sobre el Hexamerón), maestro de Ascética y legislador del monacato oriental; pero, sobre todo es el teólogo que recuerda a Eunomio el respeto al misterio de Dios, que hace triunfar la fórmula de una sustancia en tres hipóstasis (haciendo progresar la terminología del símbolo de Nicea), que sin osar aún a llamar Dios al Espíritu Santo, establece sin embargo su divinidad y consubstancialidad (“De Espíritu Santo”). Es también el moralista que predica enérgicamente sus deberes a los ricos y la función social de las riquezas, y que determina las ventajas y los peligros de la cultura en la formación cristiana (A los jóvenes). c) San Gregorio Nacianceno (329-390): fue obispo de Constantinopla (379-381), donde tomó parte en el segundo Concilio ecuménico. Particularmente en los cinco discursos teológicos pronunciados en Constantinopla, predica la fe en la Trinidad (distingue las Personas por sus relaciones de origen) y proclama abiertamente la divinidad del Espíritu Santo. Defiende contra Apolinar, que negaba a Cristo una alma racional, la integridad de la naturaleza humana del Verbo, el cual, “no salva sino aquello que asume”. Traza los primeros rasgos de la cristología que se desarrollará en el siglo V. d) San Gregorio Niseno (335-394): Obispo de Nisa en Capadocia. Además teólogo es también un gran místico. Ejercerá una influencia profunda que llegará en Occidente hasta Guillermo de Saint Thierry y San Bernardo (mística 29

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bautismal, renunciamiento, éxtasis de amor, etc.) Su teología trinitaria concebida en oposición a Eunomio y Apolinar, no está exenta de un falso realismo platónico. El Discurso Catequético, que es un esquema de toda su teología, constituye el primer ensayo de una teología de la [transubstanciación]. f) Juan de Antioquía (San Juan Crisóstomo, 354-407. Obispo de Constantinopla 398), asceta, diácono y luego sacerdote, que fue encargado de la predicación por el obispo Flaviano. Por los celos de los obispos cortesanos, el rencor de la emperatriz Eudoxia, las intrigas de Teófilo de Alejandría motivaron su deposición y destierro (403-404). Muere en el Ponto, desterrado, el año 407. Juan Crisóstomo es sin duda, al mismo tiempo que el mayor predicador y exegeta de la antigüedad. Comentó en sus Homilías a San Mateo, Lucas, Juan y los Hechos de los Apóstoles y su comentario a Pablo no tiene rival. De acuerdo con la escuela de Antioquía, su exégesis es al mismo tiempo histórico, doctrinal y rico en aplicaciones morales. Escritor ascético, apologista del monacato y de la virginidad, sabe, no obstante, dirigirse también a los casados para enseñarles a santificar su estado. g) Teodoreto de Ciro (+ 480), adversario de San Cirilo en su lucha contra Nestorio y condenado con Teodoro de Mopsuesto en el segundo Concilio de Constantinopla (553), es autor de un importante tratado contra el monofisismo (Eranistes), de obras apologéticas e históricas; pero, sobre todo, es un exegeta preciso y penetrante que junta a la exégesis literal la interpretación espiritual (Salmos, Cantar, Profetas, San Pablo). Los Padres latinos de esta misma época ofrecen características bastante diversas. Menos especulativos que los griegos son por ello menos originales. No desconocen a los griegos, cuyas principales obras son traducidas al latín gracias a la [ingente] labor de Rufino y Jerónimo; con frecuencia, se contentan con adaptar a su auditorio latino la enseñanza de los griegos. Como exegetas, consiguen aclimatar en Occidente la interpretación espiritual y alegórica de Orígenes; 30

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el mismo San Jerónimo no permanece extraño a este influjo que alcanzará también a toda la Edad Media latina. Como moralistas y pastores, se preocupan más de las cuestiones prácticas que los griegos y contribuyen a la elaboración de una teología del estado cristiano y de una sociedad cristiana (Ambrosio, Agustín). h) San Hilario de Poitiers (+ 367) es el Atanasio de Occidente. Cuando el arrianismo llegó a las Galias, fue desterrado al Asia Menor, donde se puso al corriente de la doctrina de los Padres griegos y compuso el De Trinitate, que defiende con el testimonio de la Escritura la divinidad y la generación eterna del Verbo. La obra ejercerá mucha influencia sobre el De Trinitate de San Agustín. A esta misma época pertenecen algunos escritos históricos y polémicos sobre el arrianismo. A su regreso a las Galias, Hilario restauró allí la ortodoxia. i) San Ambrosio (339-397) fue un alto funcionario imperial elevado a la sede de Milán (el año 373) en condiciones muy conocidas. Es una de las figuras más encumbradas del episcopado de la Iglesia en todos los tiempos. En oposición a un imperio cristiano, de nombre que pretende asumir el régimen de la Iglesia, es el primer teólogo que trata de precisar las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Al mismo tiempo, pone al alcance de sus fieles las enseñanzas de los doctores griegos (“De fide, De Spiritu Sancto”), comenta la Escritura según los principios de la exégesis espiritual y alegórica (Homilías sobre el Hexamerón, según San Basilio, diversos libros sobre el Antiguo Testamento; Comentario sobre San Lucas, según Orígenes). Adoctrina a sus clérigos acerca de sus obligaciones, inspirándose en Cicerón (“De officiis”), predica elocuentemente la virginidad y, junto con San Jerónimo, será uno de los primeros defensores en Occidente del culto de María j) San Jerónimo (hacia 350-419) fue un asceta y un sabio de vida polifacética. Eremita en el desierto de Siria y secretario del papa Dámaso, discípulo de San Gregorio Nacianceno en Constantinopla y maestro de ascetismo de las 31

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damas de la alta sociedad romana; vivió retirado al fin de sus días en su monasterio de Belén. Polemista temible y trabajador infatigable, amigo apasionado y susceptible, de una sensibilidad vibrante, es sin duda una de las figuras más pintorescas y, también, de las más atractivas de la antigüedad cristiana. Traduce del griego cierto número de obras de Orígenes, de Eusebio, de Dídimo; combate ásperamente a los adversarios del ascetismo y de la virginidad. Mantiene contra su antiguo amigo Rufino una larga y penosa polémica a propósito de Orígenes, difunde a través de toda la cristiandad cartas de dirección y de controversia, tratados de exégesis o de teología; a petición de Dámaso, emprende una refundición de la traducción latina de toda la Biblia y su traducción se impone a todo el Occidente (Vulgata); comenta los Salmos para sus monjes de Belén, así como una parte del Nuevo Testamento. Su erudición no es quizá muy profunda y su exégesis resulta a veces un tanto pobre y superficial; sus traducciones valen más que sus comentarios. Siempre será, no obstante, el modelo admirable de una vida totalmente consagrada al servicio de la Iglesia y al asiduo estudio de la palabra de Dios. k) San Agustín (354-430). El mayor de los Padres latinos es, sin duda alguna, el mayor de todos los Padres de la Iglesia; su pensamiento domina toda la historia de la teología latina. Son conocidas las grandes etapas de su vida. La juventud en Tagaste, en Roma, en Milán, la crisis con el desenlace de su conversión y bautismo (387), el sacerdocio y el episcopado en Hipona (395), la muerte en esta ciudad bajo el asedio de los vándalos (28 de agosto de 430). Heredero de toda la cultura y filosofía antigua, es el principal artífice de la elaboración en Occidente de una cultura y civilización cristiana. Su teología domina toda la teología latina. Fue preponderante hasta el siglo XIII; inspira todavía secciones amplias del pensamiento de Santo Tomás y, aun después de este doctor, su influencia permanece viva en muchos pensadores cristianos que guardan fidelidad a la inspiración agustiniana. Sería preciso estudiar en él al filósofo que asume y cristianiza determinados temas platónicos (conocimiento por participación de la luz divina, sabiduría y contemplación, tiempo y eternidad). Se 32

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habría de estudiar también al exegeta que pone al servicio de una mejor inteligencia de la Escritura todos los recursos culturales (“De doctrina christiana”), que estudia con precisión los problemas que plantea el Génesis (“De Genesi al litteram”), o la divergencia de los relatos evangélicos (“De consenso evangelistarum”) y, sobre todo, que comenta incansablemente para sus fieles los Salmos y el Evangelio de San Juan. Sin evitar siempre el abuso de la alegoría, San Agustín ofrece en estos comentarios uno de los mejores ejemplos de interpretación espiritual de la Escritura, al mismo tiempo que un modelo de predicación, a la vez muy sencillo y popular y espiritualmente elevado. En su “Enchiridion” puede hallarse una exposición general de su teología; en el “De vera religione” o en el “De moribus Ecclesiae catholicae”, el eco de sus discusiones con los maniqueos. La controversia contra el cisma donatista absorbió a Agustín hasta el 411. El inspiró una gran parte de las “Enarrationes in Psalmos y del Tractatus in Johannem” en los que trata especialmente del valor del bautismo conferido por los herejes y del misterio de la Iglesia y de su unidad. A las “Enarrationes” se debe acudir para encontrar las mejores páginas de Agustín sobre el cuerpo místico y al “Tractatus” para conocer su enseñanza sobre los sacramentos, particularmente sobre la Eucaristía. La lucha contra el pelagianismo preocupa a Agustín desde el año 412 hasta el fin de sus días (“De gratia Christi et de peccato originali”, etc.). A una concepción enteramente humana y racionalista de la gracia opone Agustín su experiencia del pecado (pecado original), de la gratuidad y de la omnipotencia de la gracia; recuerda a los monjes provenzales (a quienes más tarde se llamará semipelagianos), que la iniciativa de nuestras buenas acciones y de la misma fe viene de Dios (“De gratia et libero arbitrio”, “De praedestinatione sanctorum”). La controversia se prolonga durante el siglo V; Próspero de Aquitania, Fulgencio de Raspe en África, defenderán las tesis agustinianas contra Casiano, Vicente de Lerins, Fausto de Riez y otros galos, hasta que el concilio de Orange, reunido en 529 por San Cesáreo (+ 542), sanciona la teología agustiniana de la gracia, rehusando aceptar, sin embargo, algunas rigideces

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de su pensamiento (predestinación, reprobación) que darán más tarde origen a burdos errores. Todavía debemos señalar la importancia concedida por Agustín a las cuestiones morales y ascéticas (virginidad y matrimonio); de él proviene la teología clásica acerca de los “bienes del matrimonio”. Finalmente digamos también una palabra de las dos obras mayores de San Agustín: a) “El De Trinitate” (400-416) es al mismo tiempo una exposición completa de la teología latina sobre la Trinidad y un ensayo para encontrar en la psicología humana una imagen de la Trinidad: conocimiento y amor, memoria y presencia, sabiduría, he aquí los grandes temas agustinianos que en esta obra se desarrollan; b) “La Ciudad de Dios” (413-426) es toda una teología del Estado y de la historia, de la inserción del reino de Dios en el mundo y de su necesaria distinción. Sienta las bases de la noción cristiana y medieval del Estado. La obra de San Agustín representa el esfuerzo más extraordinario de la fe en busca de la inteligencia. 7.- Siglo V Fin de la edad patrística: A) La literatura patrística del siglo V es mucho menos rica, ya que no menos abundante, que en las edades precedentes. La decadencia de la cultura se acentúa rápidamente, el imperio se disgrega ante las invasiones bárbaras; se abre una [sima] entre Oriente y Occidente, el Oriente está dividido por controversias teológicas mezcladas de rivalidades políticas y nacionales que preparan la escisión de la cristiandad y su decaimiento ante el Islam. Sin embargo, no se puede desconocer la importancia dogmática y espiritual de los problemas que se plantean y de las soluciones aportadas. a) Al mismo tiempo que se enfrentan dos grandes patriarcados Alejandría y Constantinopla, se oponen también dos teologías y dos espiritualidades. Más atentos a las realidades históricas del Evangelio, los teólogos de Antioquía se inclinan a una distinción más radical en Cristo entre lo que es del hombre y lo que es de Dios y a no reconocer entre uno y otro más que una unión puramente moral. Nestorio, 34

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patriarca de Constantinopla, rehuirá siempre hablar de unión “física” o hipostática en el sentido establecido por San Cirilo y negará, en consecuencia, que María, madre de Cristo, fuese la madre de Dios” (Theotókos). Fue depuesto por el concilio de Éfeso (431). La reacción monofisita subsecuente llevó al emperador Marciano a convocar en Calcedonia un nuevo concilio (451), que, reunido en sesión bajo la presidencia de los legados del papa San León, canonizó la carta de éste a Flaviano de Constantinopla (Tomo a Flaviano) y definió la existencia en Cristo de dos naturalezas distintas y perfectas, unidas sin confusión ni mezcla en una sola persona o hipóstasis, el Dios Verbo, Hijo único de Dios. b) Dos grandes figuras dominan todas estas disputas: San Cirilo de Alejandría y San León Magno: San Cirilo de Alejandría (+ 444), el “sello de los Padres” cierra gloriosamente la edad de oro de la literatura patrística en Oriente. Adversario acérrimo de Nestorio, a quien hizo condenar en Éfeso, es el gran teólogo de la unión hipostática. La imprecisión de su vocabulario, en el que se deslizan inconscientemente fórmulas apolinaristas, impidió durante largo tiempo a los teólogos orientales (Teodoreto) incorporarse a su doctrina. Habrá que esperar a Calcedonia para que se logre la uniformidad de vocabulario. Además de ser el defensor del Verbo Encarnado y de la maternidad divina de María, es también un gran teólogo de la Trinidad, un exegeta de valor considerable (su Comentario sobre San Juan es uno de los mejores que existen) y un maestro de la vida espiritual, que concibe al cristiano divinizado por el Verbo Encarnado y por el Espíritu Santo. c) El monofisismo tuvo en el siglo VI algunos importantes teólogos como Severo de Antioquía y Julián de Halicarnaso, su principal adversario fue Leoncio de Bizancio, que dio un impulso considerable a la teología de la Encarnación, mostrando que la naturaleza humana de Cristo subsiste en la hipóstasis del Verbo.

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IV.- Los Concilios 1.- Introducción: Desde muy temprano en su historia la iglesia ha sufrido ataques de corrientes contrarias a la fe que profesa. Es cierto que el cristianismo ha vivido siempre en medio de gran oposición. Con todo eso, el mayor daño que la iglesia ha sufrido no ha sido causado por ataques externos, aunque sin duda éstos han sido grandes, sino más bien producidos por la infiltración de doctrinas contrarias a la Palabra de Dios y a los postulados del Evangelio. No es de dudarse que durante el período apostólico, cuando el canon del Nuevo Testamento estaba en su formación, muchos trataban de dar respuesta a algunas preguntas que se formulaban. Por ejemplo: ¿Quién es Jesucristo? ¿Qué relación tiene Jesús con la Eterna Deidad? ¿Qué relación tiene lo que Jesús enseñó con las leyes rituales del Antiguo Testamento? ¿Qué significado y alcance tiene la salvación? ¿Se relaciona la salvación con el cuerpo físico, el alma o con ambos? Ciertamente estas preguntas no eran ni son fácilmente contestadas, especialmente sin la base autoritativa de los libros canónicos. Fue así, seguramente, que falsos maestros introduciéndose dentro de las congregaciones cristianas ponían en peligro la armonía y la existencia misma de las jóvenes asambleas de creyentes. Dos corrientes que parecen haber afectado el desarrollo de congregaciones apostólicas se caracterizaban por sus tendencias legalistas y filosóficas. Aunque dichas corrientes heréticas no se habían desarrollado hasta el punto en que lo hicieron en el siglo II, sus enseñanzas estaban haciéndose sentir. Concilio: Un Concilio eclesiástico es una reunión de todos aquellos miembros de la iglesia que son responsables de guardar el depósito de la fe apostólica. En la teología cristiana los concilios son convocados para resolver disputas sobre interpretación, o hacer juicio sobre asuntos que no se encuentren en las Escrituras y sus 36

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decisiones obligatorias si son recibidas por la iglesia como estando de acuerdo con la Escritura y su interpretación tradicional. Un concilio general, ecuménico o universal, es uno para el cual se reclama recepción universal de parte de la iglesia. 2.- Controversias Cristológicas: Durante los primeros siglos de la era cristiana surgieron muchas doctrinas que socavaban tanto la divinidad de Cristo, su naturaleza, su humanidad que ciertamente arrastraban a muchas personas al error. En cada episodio de la historia que se levantaba un hereje para destruir el testimonio de las Escrituras, Dios levantaba a un paladín para que defendiera la fe de la sana doctrina. A) Los ebionitas : Una de las primeras corrientes que hizo sentir su influencia dentro de la iglesia cristiana fue la de los llamados ebionitas cuyo nombre se deriva del hebreo ebion que significa “pobre”. Según algunos historiadores, había generalmente tres grupos de ebionitas aunque no era muy fácil de poder hacer las distinciones pertinentes entre los tres grupos. No obstante, las siguientes diferencias eran observables: a) aquellos cristian0os judíos que demandaban una completa observancia de la ley por parte de los creyentes. Aunque este grupo también incluía otros que guardaban la ley estrictamente sin exigir que otros lo hicieran: b) los llamados cristianos judaizantes que consideraban a Pablo como un apostata de la ley mosaica y afirmaban que era necesario que todos los cristianos fuesen circuncidados y guardasen la ley estrictamente. Estos consideraban a Cristo como una criatura y además negaban Su concepción virginal: c) aquellos de tendencia filosófica especulativa que consideraban a Jerusalén como el centro del mundo religioso practicaban un ascetismo estricto, consideraban a Cristo como una criatura pero como el Señor de los ángeles y al Espíritu Santo como un ángel de sexo femenino que acompañaba a Cristo. Los distintos grupos de ebionitas tenían en común, su adherencia a la ley mosaica. Exigían que por lo menos los judíos guardaran la ley, aunque veían con buenos ojos si los gentiles hacían lo mismo. También tenían la tendencia de interpretar la persona de Cristo como un mero 37

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hombre privilegiado por el descenso del Espíritu Santo sobre Su persona a la hora de Su bautismo. B) Los gnósticos: Un tema muy discutido ha sido el de la posible relación entre la iglesia primitiva y el gnosticismo. Algunos eruditos afirman que el gnosticismo tuvo su origen en un tiempo posterior al cristianismo, mientras que otros hablan categóricamente de un gnosticismo pre‐cristiano. La palabra gnosticismo se deriva del vocablo griego gnosis que significa “conocimiento”. El gnosticismo era una filosofía racionalista con tendencia intelectualmente exclusivista que pretendía dar una respuesta a la interrogante de la existencia del mal y al origen del universo. Los gnósticos consideraban la fe como algo inferior. La gnosis por ser un alto nivel de conocimiento era el canal de la salvación. Para los gnósticos, sin embargo, la gnosis no era un conocimiento intelectual adquirido mediante un esfuerzo mental, sino que era algo de origen sobrenatural. La gnosis era en sí producto de la revelación divina. Para los gnósticos, ese conocimiento adquirido, supuestamente por revelación, es en sí redención perfecta. El gnosticismo era sustancialmente de origen pagano. Esencialmente es un sincretismo que incluye la filosofía helenística, las religiones orientales, los misterios de la Babilonia antigua, los cultos egipcios, el judaísmo [heterodoxo] y algunas ideas cristianas, particularmente las relacionadas con el concepto de la salvación. Según el afamado historiador Philip Schaff: “El gnosticismo es, por lo tanto, la forma más grande y comprehensiva de sincretismo especulativo religioso conocido en la historia”. En cuanto a Cristo, los gnósticos decían que era una emanación o eón salido de Dios. Por medio de ese eón (el más perfecto de todos) se efectúa el regreso del mundo material sensible al mundo ideal que está más allá de los sentidos. Los gnósticos lograron introducirse en la iglesia cristiana porque aparentaban tener una alta estimación hacia Cristo, pero en el último análisis creían que el Señor vino sólo a disipar la ignorancia. Los maestros de esta secta ponían el énfasis sobre

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las enseñanzas de Cristo, dándole poca importancia a la Persona y la obra de Jesús. C) Los docetas: El docetismo es una variante del gnosticismo. El nombre procede del vocablo griego dokeo que significa “dar la apariencia de algo”. Los docetas afirmaban que el nacimiento, el cuerpo, los sufrimientos y la muerte de Cristo fueron solamente una apariencia ilusoria. Cristo sólo asumió forma visible como una visión transitoria para revelarse a Sí mismo a los sentidos naturales del hombre. El docetismo era un resultado del dualismo que caracterizaba a todos los sistemas gnósticos. Este dualismo consistía en afirmar que todo lo que es material es malo. Sólo aquello que es espíritu es bueno. La conclusión a la que arribaban los docetas era que si Cristo era bueno (cosa que ellos afirmaban), entonces no podía tener un cuerpo material real. El gnosticismo y su variante, el docetismo, negaban la doctrina de la encarnación de Cristo. En ese sentido rechazaban la doctrina de la verdadera humanidad del Señor. Debido a que Cristo era considerado como una emanación (eón) de Dios, el docetismo reducía la deidad de Cristo y en realidad destruía la personalidad histórica de Jesús. Al no concederle un cuerpo real, los docetas tenían que negar la realidad de la crucifixión. En resumen, el Redentor no era ni hombre real ni Dios absoluto, según la herejía de los docetas. Ni murió en la cruz ni resucitó de los muertos. Como es de esperarse, los docetas también negaban una segunda venida corporal y judicial de Cristo a la tierra. Estos conceptos paganos de cristología se infiltraron en la iglesia cristiana a principios del siglo II de nuestra era, si no antes, y causaron gran confusión en la mente de muchos. Sólo la apologética y la exposición bíblica de hombres como Ireneo, Justino Mártir, Tertuliano, Hipolito, y otros lograron ahuyentar el peligro que se cernía sobre la iglesia en aquella etapa temprana de su historia. El trabajo realizado por los líderes de la iglesia, particularmente en aquel tiempo fue crucial, ya que sentaron las bases para las discusiones posteriores. De importancia capital fue el hecho 39

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de la necesidad de identificar el canon de las Escrituras, para poder combatir con autoridad las herejías que amenazaban la vida de la iglesia. D) Monarquismo: El nombre monarquismo fue usado por primera vez por Tertuliano (150–220 d.C.) para designar a grupos antitrinitarios que surgieron durante el siglo III. Los monarquistas también recibieron el nombre de unitarios a causa del énfasis que daban a la unidad numérica y personal de la Deidad. Había fundamentalmente dos grupos monarquistas: 1) Los racionalistas o dinámicos y 2) los modalistas o patripasianos. Los racionalistas o dinámicos negaban la deidad de Cristo, considerándolo como una fuerza o poder, mientras que los modalistas identificaban al Hijo con el Padre, negando así la pluralidad de personas en la deidad y aceptando una trinidad económica, es decir, un triple modo de revelación en lugar de una trinidad de personas. A) Monarquismo racionalista o dinámico: Este grupo consideraba a Cristo como un mero hombre lleno del poder divino (a semejanza de Moisés o Elías). Ese poder divino existía en Cristo desde el principio de Su vida, pues, los monarquistas admitían que Jesús había sido generado sobrenaturalmente por el Espíritu Santo. A esta clase de monarquismo pertenecían varios grupos: a) Los teodosianos: Grupo fundado por un tal Teodoto el curtidor, quien después de haber negado a Cristo durante una de las persecuciones afirmó que solamente había negado a un hombre. Teodoto fue finalmente excomulgado por Víctor, el obispo de Roma. b) Los artemistas: Este grupo fue fundado por Artemo quien se había trasladado a Roma y comenzó a predicar que la doctrina de la deidad de Cristo era una invocación y un regreso al politeísmo pagano. Artemo fue excomulgado por Ceferino (202-217) y acusado de usar argumentos filosóficos para apoyar sus enseñanzas. c) Pablo de Samosata: Llegó a ser el más famoso de los monarquistas racionalistas. Era un obispo de Antioquía en el año 260 d.C., al mismo tiempo que ocupaba un elevado 40

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puesto civil. Negaba la personalidad del Logos y del Espíritu Santo, considerándoles solamente poderes de Dios, como son la mente y la razón en el hombre. Admitía que el Logos habitaba en Cristo en una medida superior a otros mensajeros de Dios, pero creía que Cristo había sido gradualmente elevado a una posición de dignidad divina. También creía que Cristo había permanecido libre del pecado, había vencido el pecado de nuestros ante‐pasados y se había convertido en Salvador de la raza humana. Entre los años 268–269 d.C. los obispos de Siria que trabajaban bajo su dirección, acusaron a Pablo de Samosata de herejía, arrogancia, vanidad y avaricia y lo depusieron. En resumen, esta primera clase de monarquismo puede clasificarse como ebionista, es decir, esa especie de cristianismo judaizado que pretendía hacer que la salvación dependiese de la observancia de la ley y además consideraba a Jesús como el Mesías prometido, pero como un mero hombre producto de la unión de José y María. B) Monarquismo modalista o patripasianos: Este grupo o clase de monarquismo enseñaba que el Dios único y Supremo por un acto de Su propia voluntad se auto-limitó, haciéndose hombre. De modo que el Hijo es el Padre revelado en la carne. Estos sólo reconocían como Dios al que se había manifestado en Cristo y acusaban a sus oponentes de enseñar que hay más de un Dios. Varios nombres se mencionan como exponentes del monarquismo modalista. El primero de ellos es Praxeas. Este procedía del Asia Menor, pero se trasladó a Roma en tiempos de Marco Aurelio (161–180 d.C.). Allí procuró la condenación del montanismo y enseñó abiertamente su doctrina patripasiana, logrando convencer aun al obispo Víctor. Praxeas apelaba a pasajes tales como Isaías 45:5; Juan 10:30 y 14:9 para apoyar sus enseñanzas, pasando por alto que dichos textos no son anti‐trinitarios, sino que enfatizan la unidad de la esencia divina. Es evidente que Praxeas no hacía distinción alguna entre persona y esencia ya que acusaba a sus oponentes que acusaba a sus oponentes de ser [triteistas]. Estrechamente relacionados con las enseñanzas 41

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de Praxeas, estaban Noeto de Esmirna y un tal Calixto. Ambos enseñaban que el Hijo era meramente una manifestación del Padre. (Praxeas se enfrasco en una controversia con Tertuliano, quien le refutó diciendo que Praxeas había crucificado al Padre y anulado al Espíritu Santo.) Por el año 200 d.C., un hombre llamado Sabelio comenzó a enseñar que Dios se auto‐revela en tres modos diferentes: a) Como Padre creó todas las cosas y dio la ley a Israel, b) como Hijo tomó la tarea de la redención, y c) como Espíritu Santo, después de haber completado la obra redentora. Cada una de estas formas de manifestación, según Sabelio, se efectúa cuando la otra termina. Es decir, Sabelio afirmaba que la Deidad era unipersonal. Rotundamente negaba que Dios fuese Padre, Hijo y Espíritu Santo al mismo tiempo. En resumen, los adeptos del monarquismo querían proteger la unidad de Dios, pero al hacerlo cayeron en el error del unitarianismo. Pablo de Samosata, Praxeas, Sabelio y todos sus seguidores han errado al no ser capaces de armonizar adecuadamente las enseñanzas de la Biblia. Trinitarianismo no es lo mismo que triteísmo. La esencia divina es una, las personalidades que componen esa esencia son tres. E) Arrianismo: El arrianismo adquiere el nombre de su progenitor. Arrio, según se cree, era nativo de Libia aunque recibió su entrenamiento en Antioquía. El maestro y mentor de Arrio había sido Luciano quien teológicamente seguía a Pablo de Samosata. Se sabe, además, que “Luciano representaba el ala izquierda del origenismo”. De modo que el trasfondo teológico de Arrio estaba en pleno desajuste con la corriente media de la iglesia. Por el año 313 d.C., Arrio fue designado como presbítero de Alejandría. Poco después de su designación, Arrio comenzó a enseñar que, aunque Cristo era el creador del universo, él mismo era una criatura de Dios y, por lo tanto, no era totalmente divino. Según Arrio, hay un solo Ser de quien puede decirse que es sin principio. Ese ser es Dios. Enseñar que el Hijo no tuvo principio, en la opinión de Arrio, equivaldría a creer en la existencia de dos dioses de igual rango. De modo que la 42

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cristología de Arrio tomaba como punto de partida un estricto monoteísmo semejante al de los monarquianos. Arrio decía que el Hijo no fue siempre, sino que tuvo un principio. El Logos en Cristo fue creado por el Padre antes de la creación del mundo. Arrio enfáticamente sostenía que Cristo era de una sustancia diferente a la del Padre y, por lo tanto, no era Dios en el sentido estricto de la Palabra. Es más, para Arrio, el Logos, es decir, Cristo no poseía un alma humana, de modo que no era verdadero hombre. Tampoco era verdadero Dios, ya que no poseía ni la esencia ni los atributos que pertenecen a la absoluta deidad. El historiador Justo L. González, ha resumido bien las enseñanzas de Arrio: La doctrina de Arrio parte de un monoteísmo absoluto, según el cual el Hijo no puede ser, ni una encarnación del Padre, ni una parte de su substancia, ni otro ser semejante al Padre, pues cualquiera de estas tres posibilidades negaría, o bien el carácter inmaterial de Dios, o bien su unicidad. El Hijo no puede no tener un origen, pues entonces sería hermano del Padre, y no hijo. Luego, el Hijo tiene principio, y fue creado o hecho por el Padre de la nada. Antes de tal creación, el Hijo no existía, y es incorrecto afirmar que Dios es eternamente Padre. Esto no quiere decir, sin embargo, que no hubiese siempre en Dios un Verbo, una razón inmanente; pero este Verbo o razón de Dios es distinto del Hijo de Dios, sólo fue creado más tarde. La postura de Arrio lo puso en conflicto directo con Alejandro, el obispo de Alejandría, entre los años 318 y 320 d.C. Como resultado de esa confrontación, en el año 321 d.C., un concilio formado por un grupo de cien obispos procedentes de Egipto y Libia se reunió en Alejandría. La decisión del concilio fue destituir y [excomulgar] a Arrio y a sus seguidores. Evidentemente, el concilio consideraba como una herejía negar la absoluta deidad de Cristo Arrio, sin embargo, no cejó en su empeño de propagar su doctrina. Después de haber sido excomulgado, Arrio se entregó a la tarea de dar a conocer sus creencias por medio de sermones y conferencias teológicas dondequiera que

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encontrase una audiencia. De ese modo consiguió adeptos en Egipto, Siria, Palestina y en otras áreas del mundo cristiano. Arrio encontró un oponente formidable en la persona de Atanasio. Nacido en Alejandría a fines del siglo III, Atanasio recibió la mejor educación para una persona de su tiempo. Fue apadrinado por Alejandro, obispo de Alejandría, quien evidentemente vio en Atanasio a un hombre de profundidad teológica, firmes convicciones y gran fortaleza física. Alejandro no fue defraudado. Su discípulo, Atanasio, estudió con sumo cuidado los postulados y las conclusiones de Arrio. Si Arrio estaba en lo cierto, el Dios trino no es eterno: a la unidad se le añadió, en el curso del tiempo, el Hijo y el Espíritu. La Trinidad ha llegado a existir de la no‐existencia. ¿Quién nos asegura que no habrá un aumento subsiguiente? (C. Ar. or. 1:17, 18). Según Arrio, el bautismo resultaría administrado en el nombre de un ser creado, que, en el último análisis, no puede auxiliarnos (ib. ii:41; iv:25). Pero no solamente es disuelta la Trinidad; incluso la divinidad del Padre es puesta en peligro. A raíz de la controversia arriana, se convocó el Concilio de Nicea en el año 325 d.C., desde el 20 de mayo al 25 de julio de ese año, sin contar las deliberaciones posteriores. El resultado fue una condena de las enseñanzas de Arrio y una anatematización de todo aquel que creyese dichos errores. Según el Concilio de Nicea, la postura de la iglesia quedaba expresada así: “Creemos en un Dios, el Padre Todopoderoso, Creador de todas las cosas, visibles e invisibles, y en un Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, el unigénito del Padre, es decir, de la substancia del Padre; Dios de Dios, luz de luz, verdadero Dios de verdadero Dios, engendrado, no creado, consubstancial con el Padre, por quien todas las cosas fueron hechas, tanto en el cielo como en la tierra; quien por nosotros los hombres, y para nuestra salvación descendió, se encarnó, y se hizo hombre, y sufrió, y resucitó al tercer día: ascendió a los cielos y vendrá a juzgar a vivos y muertos: Y en el Espíritu Santo. Pero la Santa Iglesia Apostólica de Dios anatemiza a los que afirman que hubo un tiempo cuando el Hijo no era, o que no 44

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era antes de ser engendrado, o que fue hecho de cosas que no existían: o que dicen, que el Hijo de Dios era de cualquier otra substancia o esencia, o creado, o sujeto a cambio o a conversión”. En resumen, el Concilio de Nicea del año 325 d.C., refutó la postura del sabelianismo o modalismo, y la creencia de que la deidad se compone de una persona y una esencia, pero de distintos modos de manifestación. Rechazó, además, el arrianismo y su creencia de que el Hijo es de una sustancia diferente a la del Padre. Expresó de manera formal la fe trinitaria de la iglesia: Dios es una sustancia, esencia o realidad eterna que existe en tres personalidades distintas. F) Apolinaristas: El nombre “apolinarista” proviene de Apolinar de Laodicea. Hombre de gran erudición, Apolinar, nacido por el año 310 d.C., era el obispo de Laodicea por el año 360 d.C., cuando dio a conocer sus creencias tocante a la persona de Cristo. En un tiempo, Apolinar había sido un amigo cercano de Atanasio, un fervoroso defensor del Credo de Nicea y, por supuesto, un decidido opositor de Arrio. Apolinar tomaba como punto de partida el hecho de que Cristo es Dios y hombre. En su preocupación soteriológica, Apolinar expresaba que si Cristo es sólo hombre no sería capaz de salvar al pecador, ya que el hombre por sí solo no puede salvar a la humanidad. Ahora bien, si Cristo sólo es Dios, tampoco podría salvar ya que no podría ser mediador y sufrir la muerte del pecador. Es ahí donde Apolinar entremezcló sus conocimientos filosóficos con los bíblicos, probablemente con el propósito de preservar la integridad de la Persona de Cristo. Con ese fin, Apolinar formuló una postura teológica que hacía uso del método empleado por Arrio, pero que le conducía en la dirección opuesta. Si la postura de Arrio negaba la perfecta deidad de Cristo, la de Apolinar negaba la perfecta humanidad del Señor. Apolinar adoptó un estricto [tricotomismo], basándose en textos tales como 1ªTs.5:23/Jn. 1:14/Ro.8:3. Sobre esa base, concluía que Cristo asumió un cuerpo humano que poseía el principio de la vida, es decir, el alma, pero que el Logos divino tomó el lugar del espíritu o la parte racional más 45

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elevada del ser. Según Apolinar, Cristo no tenía un espíritu humano, aunque Su cuerpo y Su alma eran humanos. Era su creencia que si Cristo fuese hombre perfecto, no habría manera de garantizar Su impecabilidad y se produciría un problema serio al tratar de armonizar las dos voluntades. Los teólogos de aquella época, particularmente los tres capadocios (Gregorio Nacianceno, Gregorio de Nisa y Basilio el Grande), respondieron y refutaron a Apolinar de manera contundente. Los capadocios respondieron que si Cristo no es verdadero hombre no sería posible explicar las limitaciones que demostró durante Su ministerio terrenal ni la lucha entre la voluntad humana y la divina (Lc.22:42). También afectaría a Su capacidad para salvar ya que el pecado afecta al hombre en la totalidad de Su ser. De modo que es necesario que el Redentor sea totalmente divino y totalmente humano. Los capadocios comprendieron con toda claridad que la postura de Apolinar afectaba tanto a la Persona como a la obra de Cristo. Un beneficio práctico de la disputa con Apolinar, sin embargo, fue el hecho de que abrió de par en par la discusión tocante a las dos naturalezas de Cristo. Esta discusión se extendió a lo largo de un período de 300 años. No obstante, Apolinar fue condenado por el Concilio de Constantinopla del año 381 d.C. Los líderes de dicho concilio concluyeron que Cristo es una Persona divina que tomó para Sí naturaleza humana. G) Nestorianismo: El llamado progreso del [dogma] puede verse claramente en el desarrollo de la doctrina tocante a la persona de Cristo. A medida que el tema era discutido y estudiado por los teólogos de la iglesia, se expresaban ciertas definiciones con el fin de aclarar conceptos considerados como cruciales para la formulación del Evangelio. La discusión cristológica dio lugar a la formación de tres escuelas de pensamiento con matices distintos: a) En el occidente, Tertuliano (150–220 d.C.) había expresado que en la Persona de Jesucristo estaban unidas, pero sin mezclarse, la completa naturaleza divina y la 46

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naturaleza humana. Tertuliano, sin embargo, enseñaba una especie de subordinacionismo (el Logos, Cristo, estaba subordinado al Padre). No obstante, afirmaba la absoluta deidad de Cristo y la coexistencia de las dos naturalezas (divina y humana) en la Persona de Jesús. b) La segunda escuela de pensamiento surgió en Antioquía. Allí se concentraban teólogos tales como Diodoro de Tarso, Teodoro de Mopsuestia, Nestorio, Teodoreto y otros. Esta escuela se caracterizaba por el rechazo de la exégesis alegórica y la adopción de una hermenéutica gramatico‐ histórica. El énfasis cristológico primordial de la escuela de Antioquía estaba sobre la humanidad de Cristo, aunque ello no significaba en ningún sentido la más leve negación de la deidad del Señor. c) La tercera escuela tenía su sede en Alejandría. Los hombres de influencia en esta escuela fueron Atanasio, los tres capadocios y Cirilo de Alejandría. El énfasis de estos teólogos recaía sobre la deidad de Cristo, primordialmente por razones soteriológicas. La influencia de Atanasio era incuestionable en la expresión del pensamiento de la escuela de Alejandría. Atanasio enfatizaba que “el Logos, quien era Dios desde la eternidad, se hizo hombre”. No que el Logos habitase en el hombre, sino que se había hecho hombre. Es de este trasfondo teológico que surgió la controversia con Nestorio y que originó lo que se conoce como Nestorianismo. Los de Alejandría procuraban defender la deidad de Cristo, aunque no negaban Su humanidad. Los de Antioquía, sin embargo, tenían en alta estima la obra de Dios en la historia, de modo que ponían mayor énfasis en la humanidad de Cristo aunque reconocían Su deidad absoluta. En el año 428, Nestorio fue designado como patriarca de Constantinopla. Aunque un erudito de primera magnitud, Nestorio no se caracterizaba por su prudencia. Comenzó con un esfuerzo por detener el avance del arrianismo que continuaba causando estragos en la iglesia. Nestorio comenzó una especie de cruzada teológica contra los predicadores que se referían a María como “madre de Dios” o “progenitora de Dios” (theotokos). En su lugar, Nestorio propuso el uso de la 47

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expresión “progenitora de Cristo” (Christotokos) o “madre de Cristo”. En realidad, el patriarca de Constantinopla no pretendía negar la deidad de Cristo con su propuesta. No obstante, la aserción de Nestorio dejaba al descubierto que no comprendía el significado de la unión de las dos naturalezas (divina y humana) en la Persona de Cristo. Nestorio, sin embargo, correctamente insistía que María no era la madre de la naturaleza divina de Cristo. Es muy posible que ni Nestorio ni sus seguidores inmediatos se suscribiesen a lo que más tarde se llamó nestorianismo. Algunos opinan que Nestorio fue condenado injustamente. Lo que sí es cierto es que algunos que se identificaban como seguidores de Nestorio enseñaban que si Jesús era Dios en la eternidad, entonces María no fue la madre de Su naturaleza divina (lo cual es cierto). Sin embargo, en Su humanidad, Cristo verdaderamente nació de la virgen María. La conclusión errónea, producto de la colusión de esos dos conceptos, fue que Jesús tenía que ser dos personas. La persona de Cristo, según los nestorianos, era similar a la de un cristiano en quien el Espíritu Santo (otra persona) habita. El Concilio de Éfeso del año 431 d.C., condenó a Nestorio. El nestorianismo, sin embargo, se esparció en Egipto, el área oriental del imperio romano, Persia, India y aún hasta la China. H) Eutiquianismo: La controversia nestoriana de la primera mitad del siglo V, dejó sus huellas en la vida de la iglesia. Nestorio fue destituido de su cargo como Patriarca de Constantinopla en el año 431 d.C., muriendo en el año 440. Cirilo de Alejandría temporalmente fue destituido de su cargo por orden del emperador Teodosio II y murió en el año 344 d.C. La muerte de estos dos hombres no puso fin a la disputa entre las dos escuelas por ellos representadas, aunque sí hubo una tregua por el año 433 d.C. La mencionada tregua tuvo como base una fórmula preparada por Teodoreto de Ciro, quien procuró eliminar los extremos en la disputa. Teodoreto dejó fuera la teoría de Cirilo de Alejandría. Cirilo había expresado de manera un tanto confusa la cuestión de la unión de las dos naturalezas de 48

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Cristo. Según Cirilo, en la unión de las dos naturalezas, la humana quedaba rezagada o dominada por el Logos. A veces daba a entender que de la unión de las dos naturalezas resultaba la formación de una sola naturaleza. Es más, muchos seguidores de Cirilo sí enseñaron que Cristo tenía una sola naturaleza después de la encarnación. Esta naturaleza era divina‐humana, pero la humana había sido absorbida por la divina. Teodoreto también excluyó de su fórmula el concepto antioquiano de la combinación de las dos naturalezas. Debe recordarse que los de Antioquía hacían hincapié en la humanidad de Cristo. Los teólogos de Antioquía hablaban de una unión moral entre el Logos y la humanidad de Jesús. Teodoreto, además, descartó el apolinarismo con su concepto de que Cristo es un hombre perfecto con un alma racional. La fórmula de Teodoreto expresaba que Cristo era “consustancial con nosotros en Su humanidad, porque ha habido la unión de dos naturalezas, por lo tanto, confesamos un Cristo, un Hijo, un Señor”. De más está decir que la fórmula de Teodoreto no produjo la armonía más necesitada que deseada. Por el contrario, abrió las puertas a la gran controversia con el monje Eutiques, progenitor del eutiquianismo. El historiador Philip Schaff ha hecho la siguiente muy acertada observación: Así como la teología antioquiana engendró al nestorianismo, que estiraba la distinción de las naturalezas humana y divina en Cristo hasta crear una doble personalidad, así también la teología alejandrina engendró el error del lado opuesto, es decir, el eutiquianismo o monofisitismo, que exigía la unidad personal de Cristo a expensas de la distinción de las naturalezas, y hacía al Logos divino absorber la naturaleza humana. Eutiques (378–454 d.C.) vivía en un monasterio en las cercanías de Constantinopla. Su teología era contraria a la expuesta por Nestorio. Eutiques, sin embargo, carecía de la suficiente erudición para formular por sí solo una cristología. En el año 448 d.C., Eutiques fue acusado de herejía y condenado por un sínodo reunido en Constantinopla. La acusación en contra de Eutiques fue que enseñaba que 49

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“después de la encarnación, Cristo tenía solamente una naturaleza”. Eutiques, por lo tanto, dio origen a la herejía conocida como monofisitismo (de monofusis = una sola naturaleza) o eutiquianismo. Como seguidor de Cirilo, Eutiques, en verdad, estaba reaccionando en contra del nestorianismo que dividía a Cristo en dos personas. Su error, sin embargo, fue causado por el mismo problema que hizo errar a Nestorio, es decir, la incapacidad de distinguir entre naturaleza, y persona. En su confusión teológica, Eutiques sostenía que Cristo estaba compuesto de dos naturalezas, pero no existía en dos naturalezas. La naturaleza humana se había fusionado con la divina, resultando en la formación de una sola naturaleza. Cristo no existía como humano en el mismo sentido en que nosotros somos humanos. La conclusión final de la cristología de Eutiques es que Cristo no era ni verdaderamente Dios ni verdaderamente hombre. Algunos de sus seguidores creían que aun el cuerpo de Cristo descendió del cielo. El Concilio de Calcedonia del año 451 d.C., condenó a Eutiques y enfáticamente rechazó su cristología o “el concilio afirmó la doctrina de la unión inseparable e indivisible, sin confusión y sin cambio, de dos naturalezas perfectas y completas, la humana y la divina, en la Persona de Cristo”. Los teólogos de Calcedonia hicieron su mejor esfuerzo para expresar en un lenguaje comprensible a la iglesia de aquellos días lo que ellos entendían de la Persona de Cristo. Por supuesto que cualquier esfuerzo resulta endeble cuando se trata de explicar un misterio tan incomprensible como lo es la encarnación de Dios. Se reconoce que Calcedonia no lo dijo todo ni resolvió todos los problemas tocantes a la cristología, pero sí sentó bases firmes para la discusión de este tema. Calcedonia no lo dijo todo, pero dijo mucho y de gran importancia. Los teólogos de “Calcedonia notaron y así lo expresaron que en la persona singular de Cristo dos condiciones coinciden: deidad y humanidad. Y en su esfuerzo por decir eso, Calcedonia no dice nada más que lo que el Nuevo Testamento dice acerca de Cristo”. Es cierto que se puede decir más acerca de Cristo que lo que dijo Calcedonia, pero, incuestionablemente, no se puede decir menos. 50

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Si bien es cierto que el conflicto cristológico de los cinco primeros siglos de la iglesia no quedó absolutamente delineado como resultado de las decisiones tomadas contra Arrio (Nicea 325 d.C.), Apolinar (Constantinopla, 381 d.C.), Nestorio (Éfeso, 431 d.C.) y Eutiques (Calcedonia, 451 d.C.), sí puede decirse con un alto grado de certidumbre que dichas decisiones fueron fundamentales para la vida de la iglesia y sirvieron de parámetros para discusiones posteriores. I) Monoteletismo: Se realizaron dos esfuerzos significativos con el fin de trastornar las decisiones del Concilio de Calcedonia (451). El primero fue el de los monofisitas, es decir, los que seguían manteniendo que Cristo sólo poseía una naturaleza después de Su encarnación. Los monofisitas se resistieron a aceptar las conclusiones de Calcedonia y comenzaron a esparcir sus doctrinas por el este, hasta Persia y por el sur, hasta Egipto. El segundo esfuerzo en contra de las decisiones de Calcedonia se relaciona con la llamada controversia Monoteletistas. El tema de la voluntad o voluntades de Cristo no fue discutido ni aun en Calcedonia. De modo que la cuestión no fue considerada sino hasta principios del siglo VII. La controversia en sí se inició con Sergio, el patriarca de Constantinopla durante el reinado de Heraclio (610–641). Cerca del año 630 d.C., Sergio, por razones más políticas que teológicas, aconsejó al emperador Heraclio que publicase un documento, expresando que “Cristo había hecho todas las cosas por medio de una sola energía divina‐humana”. Es indudable que la razón primordial por la que el emperador accedió a seguir el consejo de Sergio tenía sus raíces en la necesidad de unir bajo una bandera a los disidentes monofisitas. El monoteletismo armoniza perfectamente con el monofisitismo, mientras que la doctrina de las dos naturalezas lo hace con la de las dos voluntades. La polémica sobre la cuestión del monoteletismo comenzó en el año 633 y duró hasta el 680, fecha en que se reunió el sexto concilio ecuménico en Constantinopla. Al principio de la controversia Sergio consiguió el apoyo del Papa Honorio (625– 638), quien posteriormente sería anatematizado y acusado de 51

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traicionar la fe ortodoxa. Una vez más el tema soteriológico fue inyectado en la discusión. Los monoteletistas procuraban preservar la integridad de la persona de Cristo. Sostenían que si Cristo hubiese tenido dos voluntades, éstas hubiesen entrado en conflicto y la voluntad humana se hubiese rebelado contra la divina. De modo que, según ellos, el concepto de un sola y única voluntad era la mejor manera de preservar la impecabilidad de Cristo. Los que abogaban a favor de la dualidad de voluntades sostenían que para que la redención fuese completa tenía que incluir una perfecta humanidad. Si no hay voluntad humana, decían, no puede haber una humanidad completa. De modo que llegaban a la conclusión de que Cristo no pudo haber sido hombre completo sin una voluntad humana. Ciertos pasajes bíblicos eran citados para apoyar las enseñanza de las dos voluntades; “No se haga como Yo quiero, sino como Tú” (Mt.26:39); “Pero no se haga Mi voluntad, sino la tuya” (Lc.22:42); “Porque he descendido del cielo, no para hacer Mi voluntad, sino la voluntad del que me envió” (Jn.6:38). Los pasajes mencionados enseñan tocante a la voluntad de Jesús en contraste con la voluntad del Padre celestial, pero no hacen referencia a una voluntad divina en el Señor. ¿Qué respuesta se le dio a tal objeción? Los líderes del sexto concilio ecuménico enfatizaron el hecho de que la voluntad divina de Jesús estaba en perfecta armonía con la del Padre hasta el punto de una completa identificación. La base de esa afirmación era que la Trinidad posee una sola voluntad. La decisión del Concilio de Constantinopla (680–681) estaba en perfecta armonía con la cristología de Calcedonia. Es más, los teólogos reunidos en Constantinopla tomaron como base las conclusiones de Calcedonia (451). Proclamaron que en Jesucristo hay dos voluntades naturales que no se contradicen entre sí, sino que Su voluntad humana se sujeta a Su voluntad divina. Resumiendo, en aproximadamente tres siglos y medio de discusión cristológica, la iglesia, a través de sus líderes, se pronunció con amplitud tocante a cuestiones que han sido de vital importancia para la vida del cristianismo. En Nicea (325) 52

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se proclamó que Cristo es de la misma substancia que la Padre y, por lo tanto, es Dios. En Constantinopla (381) se definió la identidad de Cristo con la humanidad y se declaró que Jesús es hombre perfecto e impecable. En Éfeso (431) se definió que Jesús es una sola persona. En Calcedonia (451) se afirmó que Jesús es una persona única que posee dos naturalezas, la divina y la humana. Estas naturalezas coexisten en Cristo sin confusión o mezcla, sin cambio, sin división y sin separación. En Constantinopla (680–681) se concluyó que en Jesús operaban dos voluntades, la humana y la divina. La voluntad humana de Jesús, sin embargo, estaba sometida a la divina de manera armoniosa y perfecta. J) Adopcionismo: Con ese nombre se conoce la controversia cristológica que tuvo lugar en el siglo VIII. El adopcionismo ha sido considerado como un avivamiento del nestorianismo, aunque en forma modificada. La cuestión parece haber comenzado cuando un personaje, del cual muy poco se conoce, llamado Migetio escribió un trabajo, pretendiendo resolver el problema de la Trinidad. Se dice que Migetio no distinguía entre el Logos y Cristo, dando a entender que 2 la segunda persona de la Trinidad no existía antes de la encarnación”. La teoría de Migetio se asemejaba mucho al sabelianismo, aunque un tanto desfigurado. Decía Migetio que en la Trinidad hay tres personas corporales: “El Padre (David), el Hijo (Jesús, la simiente de David), y el Espíritu Santo (Pablo)”. De modo que Migetio proponía una triple manifestación histórica de Dios al estilo de los modalistas del siglo III. La responsabilidad de refutar a Migetio recayó sobre Elipando, arzobispo de Toledo, quien como teólogo era de segunda magnitud. Elipando, sin embargo, buscó la ayuda de Félix, obispo de Urgel, hombre mucho más capaz en cuestiones teológicas. Elipando y Félix sostenían la existencia de dos modos completamente distintos de relación filial entre Cristo y el Padre. Primeramente está en relación entre Cristo y el Padre como segunda persona de la Trinidad. En ese sentido Cristo el Unigénito del Padre y como tal pudo decir: “Yo y el Padre uno somos” (Jn.10:30). Sin embargo, como el hijo de 53

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María, Cristo es el primogénito entre muchos hermanos y como tal es Hijo de Dios por adopción. Es en esa relación de adopción que Jesús dijo: “El Padre es mayor que Yo (Jn.14:28). El error fundamental del adopcionismo radicaba en el énfasis dado a una supuesta relación filial entre Cristo y el Padre. Una vez más, el meollo de la cuestión fue la incapacidad de parte de los adopcionistas de distinguir entre naturaleza y persona. Los adopcionistas, tal vez sin proponérselo, enseñaban una dualidad de persona en Cristo. Al enseñar que Cristo, en lo que respecta a Su naturaleza humana, era Hijo de Dios sólo nominalmente por adopción, mientras que, según Su naturaleza divina, era realmente el Hijo eterno de Dios, los adopcionistas daban a entender que creían en la existencia de dos personas en Cristo. Dos asturianos se opusieron a la teoría adopcionista. Fueron ellos Beato y Heterio de Liébana. En una carta a Elipando, Beato subraya que su preocupación primordial era el hecho de que el arzobispo de Toledo tendía a “dividir la persona de Cristo”. En el acto de la encarnación, Cristo no tomó para sí una persona humana, sino una naturaleza humana perfecta. De modo que el Señor siempre ha sido una persona divina quien desde la encarnación posee dos naturalezas. Con toda honradez, es necesario subrayar que los adopcionistas rechazaban el nestorianismo; es más, lo combatieron. Sin embargo, no se percataron que en su afán por resolver un problema (explicar la relación de la humanidad de Jesús con Dios el Padre), crearon otro tal vez mayor. El adopcionismo fue rechazado y condenado por los sínodos de Regensburgo (792), Francfort (794) y Aachen o Aquisgrán (799). Aunque no es de dudarse que intervinieron cuestiones políticas en la controversia adopcionista, lo cierto es que la discusión del problema reflejaba en gran parte la tensión teológica de aquellos tiempos y el hecho de que entonces, como hoy, muchos procuran entender el misterio de la Persona de Cristo haciendo uso del racionalismo humano. Resumen y conclusión: Por lo que se ha considerado a través de estas páginas, el lector puede percatarse de la 54

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lucha que se ha librado en el proceso de expresar con claridad una respuesta a la pregunta: ¿Quién es Jesucristo? Algunos lo han visto como un mero hombre, otros como una especie de ángel o ser superior al hombre. Para algunos Cristo es Dios desprovisto de todo trazo de humanidad, mientras que para otros es algo así como mitad Dios y mitad hombre. Los teólogos que se han apegado a la Biblia no han ignorado ni minimizado las dificultades de definir la persona de nuestro Señor. Esos hombres, vieron, sin embargo, que tan crucial era para el cristianismo establecer la doctrina de la deidad de Cristo como afirmar la de Su humanidad. También vieron que el Señor es una sola persona y que como tal se ofreció por los pecados de la raza humana. De modo que aquellos líderes procuraron armonizar verdades complejas sin contradecir el texto bíblico y expresaron sus conclusiones en un vocabulario que era comprensible a la mayoría de los estudiosos de aquellos tiempos. Como ya se ha observado, se puede decir más, tal vez mucho más, de lo que aquellos hombres dijeron, pero no se puede decir menos. Descartar o menospreciar su labor constituiría un error lamentable. Abandonar o descuidar la reflexión sobre este tema sería igualmente perjudicial. Es imprescindible e insoslayable, sin embargo, que todas nuestras investigaciones y conclusiones tengan el aval de la Palabra de Dios. Las Escrituras dan testimonio de Cristo. No sólo los Evangelios, sino también la Ley y los Profetas.

Síntesis de las Principales Herejías de la Persona de Cristo Grupo

Siglo

Humanid ad

Deidad

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Ebionitas

I

afirmada

negada

Docetas

II

negada

reducida

Arrianos

IV

reducida

mutilada

Apolinaristas

IV

reducida

afirmada

Nestorianos

V

afirmada*

afirmada

Eutiquianos

V

reducida**

reducida

Adopcionistas

VIII

afirmada

negada

Socinianos

XVI

afirmada

negada

Liberales

XVIII‐XIX

afirmada

negada

Unitarios

XIX

afirmada

negada

Neo‐ortodoxos

XX

afirmada

¿ ?***

Liberalismo contemporáneo

XX

afirmada

negada

 Los nestorianos dividían la persona de Cristo.  Los eutiquianos mezclaban las naturalezas de Cristo, haciendo de Él un ser intermedio entre Dios y el hombre.  El concepto neo-ortodoxo tocante a la deidad de Cristo es extremadamente complejo de definir debido a la gran variedad de opiniones existente entre ellos.

Los Siete Grandes Concilios Concilio

Fecha

Importancia

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NICEA I

325 d.C.

Declaró que el Hijo es de la misma sustancia que el Padre en oposición a Arrio, que consideraba al Hijo de sustancia distinta a la del Padre.

CONSTANTINOPLA I

381 d.C.

Confirmó y formuló el llamado Credo de Nicea. Condenó la posición de Apolinar quien negaba la perfecta humanidad de Cristo. También condenó el macedonismo que negaba la deidad del Espíritu Santo.

EFESO

431 d.C.

Rechazó la posición de Nestorio porque amenazaba con separar la Persona de Cristo.

CALCEDONIA

451 d.C.

Culminó la controversia cristológica y formuló lo que ha sido considerado la doctrina ortodoxa de la relación entre las dos naturalezas de Cristo. Este concilio condenó el monofisitismo promovido por Eutiques.

553 d.C.

Rechazó el punto de vista de los tres prominentes teólogos de Antioquía (y los famosos «tres capítulos») y de ese modo aprobó la interpretación que Cirilo había dado a las deliberaciones de Calcedonia.

CONSTANTINOPLA II

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CONSTANTINOPLA III

680–681 d.C.

Formuló la doctrina concerniente a las dos naturalezas de Cristo. La conclusión fue que Cristo tenía dos voluntades, existiendo una perfecta armonía entre ambas. Su voluntad humana estaba siempre en sujeción a Su voluntad divina.

NICEA II

787 d.C.

Declaró la legitimidad de la reverenciación de cuadros e imágenes representando realidades divinas.

V.- Matrimonio entre Iglesia y Estado 1.- Introducción: A) Los Grandes eventos de la era cristiana son: a) La cristianización del Imperio Romano; b) La invasión de los bárbaros y la fusión de las civilizaciones romana y alemana; c) La lucha con el mahometismo; d) El surgimiento y predominio del Papado; e) La Reforma Protestante; f) El movimiento misionero mundial moderno. B) Los Tres Grandes divisiones del Cristianismo son: a) Protestante: que predomina en Europa occidental y América del Norte; b) Católica Romana: que predomina en el sur de Europa y de las Américas; c) Católica Griega: que predomina en Europa oriental y sud-oriental. Estas son producto de dos grandes cismas en la Iglesia: Una en el siglo IX, cuando el Oriente se separó del Occidente debido a la pretensión del Papa de enseñorearse de la iglesia entera. La otra, en el siglo XVI, por la misma causa, dirigida principalmente por Martín Lutero, el hombre más grande de la historia moderna. Dice Harnack: La Iglesia Griega es el cristianismo primitivo más el paganismo griego y oriental. La católica romana es el cristianismo primitivo más el paganismo 58

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griego y romano. La iglesia protestante es un esfuerzo para restablecer el cristianismo primitivo libre de todo paganismo. C) Constantino: El caos y la [anarquía] reinaron en el imperio hasta que se levantó Dioclesiano, un líder pivote que fue emperador romano por más de 20 años (248-305). Su habilidad como estadista eclipsó sus debilidades. Pero al final de su reinado lanzó todo el poder imperial contra la iglesia. Obispos y cristianos ordinarios sufrieron el martirio y los edificios eclesiásticos fueron incendiados. En el año 312 a. C., poco después de que Constantino ganara el poder imperial, la opinión popular se volvió contra la cruel política de Dioclesiano y sus secuaces. Invocando al Dios de los cristianos, Constantino “se convirtió al cristianismo”. En la Conversión de Constantino, en sus guerras contra otros aspirantes al trono, en vísperas de la batalla del puente de Milvain en las afueras de Roma, el 27 de octubre del 312 d.C., vio en el cielo, sobre el sol poniente, una visión de la Cruz, y sobre ella las palabras, “En este signo vencerás”. Resolvió luchar bajo la bandera de Cristo, y ganó la batalla. Fue el punto crucial de la historia del cristianismo. El Edicto de Tolerancia, 313. Mediante este edicto Constantino dio “a los cristianos y a todos los demás plena libertad de seguir aquella religión que cada uno escoja”, primer edicto de esta naturaleza en toda la historia. Fue más allá : favoreció a los cristianos en todas formas; llenó de ellos muchos puestos prominentes; eximió de impuestos y del servicio militar a los ministros cristianos; impulsó la construcción de iglesias; hizo del cristianismo la religión de su corte; emitió en el año 325 una exhortación general a todos sus súbditos a que abrazaran el cristianismo; y por cuanto la aristocracia romana persistió en adherirse a sus religiones paganas, trasladó la capital a Bizancio, llamándola Constantinopla. La “Nueva Roma” y capital del imperio cristiano. Toleró ciertas libertades y con generosidad permitió el florecimiento del cristianismo institucional. Constantino cambió para siempre la naturaleza de la cristiandad. Declaró que el imperio era cristiano, y así puso la etiqueta de cristiana 59

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a una sociedad secular que se convirtió cuando menos de nombre. Constantino y la Biblia. Dispuso que bajo la dirección de Eusebio los más hábiles copistas hicieran en la mejor vitela 50 ejemplares de la Biblia para las iglesias de Constantinopla, y que se le llevasen a la mayor brevedad en dos carruajes públicos. Posiblemente los manuscritos Sinaítico y Vaticano sean de estos ejemplares. Constantino declaró como día de descanso el domingo, día de asamblea (de los cristianos). Prohibió el trabajo corriente en él, y permitió que los soldados cristianos asistieran a los servicios de las iglesias. Este día de descanso significaba mucho para los esclavos. El cristianismo, religión de Estado del Imperio Romano. Constantino había hecho que lo fuera en la práctica, pero llegó a serlo oficialmente bajo Teodosio (378395), quien hizo obligatoria la membresía en la Iglesia. Fue la peor calamidad que jamás le haya sucedido a la Iglesia. Hasta los días de Constantino la conversión era voluntaria, un cambio genuino de corazón y de vida. Pero ahora la conversión obligatoria llenó a las iglesias de gente no regenerada. Compenetró a la Iglesia el espíritu militarista de la Roma imperial. La Iglesia cambió de naturaleza, y sobrevinieron mil años de abominaciones papales. Lo mismo sucedió con Teodosio, emperador en el año 378 a 395. La sociedad, todavía enraizada con el paganismo, utilizó a la iglesia como refugio de los que tenían ambiciones políticas. Además, la supuesta conversión del pueblo, decretaba por edicto, eliminó cualquier concepto de disciplina entre los miembros de la iglesia. En la arquitectura, los edificios eclesiásticos comenzaron a tener cúpulas, diseño tomado de los antiguos persas. En tiempos posteriores, ese estilo llegó a ser el símbolo característico de las iglesias ortodoxas orientales. Para Constantino, el cristianismo fue un factor unificador para remediar la decadencia del Imperio. Ofrecía un emperador, una ley y una ciudadanía a toda persona libre. El cristianismo llegó a ser la única religión totalmente aprobada por la corte y el imperio. Al morir Constantino, el imperio fue dividido en tres regiones y sus tres hijos comenzaron a gobernar. Poco después la división, uno de 60

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sus hijos falleció y pronto el imperio se partió en dos: el Occidental y el Oriental. El escenario quedó listo para el cisma que ocurriría siglos más tarde. 2.- La Dominación Católica: El avivamiento católico romano empezó desde adentro con una reforma concienzuda y con la nueva unión de las fuerzas papales: la revigorizada monarquía papal obtuvo entonces la dominación del mundo occidental, tanto en lo secular como en lo espiritual. Los movimientos más importantes que contribuyeron a la revitalización del papado y de la iglesia romana fueron: A) La Vida Monástica: Desde hacía mucho tiempo, los ideales ascéticos habían ido en aumento en la iglesia. Comenzó a prosperar el monaquismo, creencia que afirma que la pureza del alma puede lograrse al apartarse del mundo. En sus inicios, el monacato reflejó un intento de romper con el formalismo de la iglesia. Pero con el tiempo creó el suyo propio. El fundador del monacato fue Antonio, nació en Qeman, en Egipto Central, cerca del 250 a. C., era un hombre que ayunaba, practicaba la abnegación y oraba. Su ejemplo atrajo a muchos, entre ellos a Atanasio (293-373 d. C.), que llevó esas prácticas al occidente. La influencia del monacato abarcó al cristianismo católico-romano y en menor grado a la ortodoxia oriental. Al principio este movimiento fue [laico], pero logró la aprobación de líderes como Ambrosio, Agustín y Jerónimo. La regla benedictina de Benito de Nursia es la mejor expresión de los ideales monásticos. La tradición afirma que en el año 525 Benito fundó un monasterio de la orden benedictina sobre una colina entre Roma y Nápoles. Con el tiempo el celibato, que muchos consideraron como marca de una vida cristiana más santa, se convirtió en un requisito para el ministerio. La vida monástica fue muy popular tanto en la iglesia católica romana como la ortodoxia oriental. En el siglo XVI, el protestantismo lo rechazó, pero el anglicanismo del siglo XIX estableció algunas órdenes monásticas. Ese movimiento se esparció rápido por todo el imperio bizantino 61

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en el siglo VII, y posteriormente se estableció en Kiev en 1050 y Moscú en 1354. Dos grupos religiosos, los dominicos y los franciscanos, nacieron dentro del movimiento con el fin de renovarlo, y aún existen en la actualidad. Los monasterios declinaron hacia el siglo XVI, pero de alguna forma han continuado hasta nuestros días. El monacato buscaba respuestas a la pregunta: ¿Cómo es la vida cristiana perfecta? En el siglo III, la iglesia se planteó con toda seriedad estas y otras interrogantes sobre la pureza y santidad. Durante los dos siglos subsecuentes, el monacato se desarrolló como una enredadera hasta penetrar en casi todo el cristianismo. El monaquismo representó una temprana protesta contra el abuso de poder de parte de los obispos y clérigos, pero con el tiempo adoptó ideas que anteriormente la iglesia había tildado de heréticas. Estas incluyen la creencia de que la salvación puede ganarse, como enseñaban los ebionitas; que la carne y la materia son malas, una doctrina gnóstica. Además, el monaquismo tendió a desarrollar dos categorías de cristianos: los que aspiraban a la perfección y los cautivos del mundo secular. Esto contradice la convicción neotestamentario de que todos los creyentes son santos y ante Dios forman parte de un sacerdocio santo. El monacato puede alabarse por dos logros impresionantes: su celo misionero y sus esfuerzos para socorrer a los pobres. Del siglo VI en adelante la mayoría de los esfuerzos misioneros procedieron de los monjes. K. Latourette vio el monaquismo dos distintivos cristianos: el renunciar a las posesiones y distribuirlas a los necesitados. B) Las Cruzadas: Este movimiento empezó como un esfuerzo de recuperar a Jerusalén de manos de los infieles. La Iglesia Romana por siglos había puesto gran énfasis en las peregrinaciones como medios de conseguir perdón de los pecados cometidos después del bautismo. Una peregrinación a Jerusalén era considerada la gran satisfacción por el pecado. En el siglo VII los mahometanos capturaron Tierra Santa, 62

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permitían a los peregrinos visitar Jerusalén con propósitos religiosos. En el siglo XI la tierra fue invadida por los turcos Seljuk, un nuevo poder sarraceno de Asia Menor. Estos turcos eran completamente hostiles a las peregrinaciones de cristianos. Por siglos la Europa Occidental se había recreado con la idea con un vasto ataque sobre los mahometanos para rescatar Tierra Santa. Grandes ímpetus con la conversión de los normandos en el 911, un pueblo guerrero al que nada le gustaba más que la lucha feroz. Ellos habían conquistado algunas regiones de Francia, Inglaterra y del sur de Italia. De hecho habían sacado a los mahometanos de Sicilia, Cerdeña y Córdoba. Otro aspecto es que eran buenos navegantes, y además con la conversión de Hungría se había acortado más las distancias ante el Imperio Turco. Por el año 1095 el emperador griego Alejo le pidió a Occidente que ya no demorara más tal empresa. Los turcos estaban amenazando con atacar Constantinopla. En ese año el papa Urbano II convocó a los poderes seculares a dedicarse a esta divina cruzada, prometiendo perdón de los pecados, los que murieran en el esfuerzo. Europa estaba llena de la pasión del sacrificio de la Cruz (la palabra cruzada viene de la palabra cruz). En 1096 empezó la primera cruzada. Cerca de medio millón de soldados se movieron hacía Jerusalén. Conforme este enorme e indisciplinado ejército se movía hacia Oriente. Cerca de 40.000 llegaron a Jerusalén y la capturaron. Hubo cerca de 8 cruzadas. Incluyendo una fatídica de niños con resultado desastrosos y sin sentido. Los resultados de las cruzadas fueron múltiples. En un sentido obraron hacia el inmediato fortalecimiento del papado. Le dieron al papado un prestigio inmediato que le permitió dar órdenes a los príncipes de todas partes y asumir tal caudillaje internacional. El papado se benefició enormemente desde un punto de vista financiero. La gente prodigaba regalos sobre la Iglesia Romana y hacía arreglos para dar sus posesiones a la iglesia en el caso de que no regresaran. El papado usó las cruzadas como una excusa para exigir un nuevo impuesto eclesiástico, que continuo pidiendo 63

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mucho tiempo después que el movimiento cruzado había terminado. Pronto se extendió la idea de que el papa podía convocar a todos los gobernantes seculares creyentes para que marchasen contra los herejes de todas partes, incluyendo las minorías religiosas disidentes de Europa y los príncipes seculares que rehusarán ser obedientes a los órdenes papales. Una nueva máquina poderosa en armas de coerción se había formado. Pero las cruzadas también dañaron el prestigio de la Iglesia Católica Romana. Los papas debilitaron su prestigio al seguir haciendo presión para nuevas cruzadas después que la novedad había pasado de moda. La continuación del impuesto para cruzadas tampoco aumentó la popularidad papal. Las cruzadas abrieron los ojos de muchos a un nuevo mundo. Nueva literatura, nuevos intereses, y nuevas ideas se apiñaron sobre los que habían invadido el mundo oriental, y ellos regresaron trayendo esas cosas con ellos. Hasta algunos de los papas se prendaron de los remanentes y estilos de la literatura antigua, e hicieron hincapié más en la cultura que en el cristianismo. No estaba lejos el Renacimiento, cuando las mentes y los corazones de la gente estaban animados por iluminados. Tal difusión de la iluminación no podía dejar de socavar una institución que estaba basada en la superstición y el temor. C) El Escolasticismo: El tercer movimiento que hizo un clara contribución a la rápida recuperación de la iglesia romana ha sido llamado [escolasticismo]. El término se refiere a la enseñanza de los escolásticos. Carlomagno fomentó la educación del clero y la clase alta. Tal vez por esta inspiración surgieron las universidades del siglo XII, principalmente para enseñar derecho civil y eclesiástico. Estas instituciones de enseñanza llegaron a ser pequeñas ciudades autócratas dentro de ciudades. Durante los siglos XIII y XIV cada ciudad europea ardientemente anhelaba tener su propia universidad. Dos tipos de universidades se desarrollaron: provenientes de considerable libertad política, en Italia los estudiantes organizaron sus propias escuelas y la 64

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administraban: en Francia, siguiendo el sistema monástico, la facultad constituía tanto el magisterio como la administración de la escuela. El plan de estudios incluía teología, medicina, canon y derecho civil, y artes liberales (gramática, lógica, retórica, música, aritmética, geometría y astronomía). 3.- El Surgimiento de la Autoridad Central: La propagación de ciertas herejías sirvió para remarcar la necesidad de una estructura organizacional más eficiente. Una gran variedad de sectas afirmaron ser cristianas, al menos de nombre, como los gnósticos y marcionistas. El primero en utilizar el término católico fue Ignacio (muerto el 110 d. C.). El sostenía que “dondequiera que se encuentre Jesucristo, allí está la iglesia católica”. Latourette considera que varias fomentaron la paulatina aceptación del uso de ese término. Todos llevaban el mismo nombre, “cristianos”, y todos tenían los mismos propósitos, “unificar a todos; preservar, transmitir y esparcir el evangelio cristiano; y juntar a todos los cristianos en un solo cuerpo visible de Cristo”. Había tres cosas esenciales para lograr tales propósitos: una autoridad común (obispos), un canon común de las Escrituras y un credo apropiado. Con el transcurso del tiempo, cada uno de esos requisitos se cumplió, aunque en medio de conflictos que a veces amenazaban la misma unidad que procuraban. En el siglo II, Ireneo promovió enérgicamente el concepto de que existe una continua línea de autoridad entre los apóstoles y los principales obispos. La designación de obispos llegó a ser el método que convencidos de que los apóstoles enseñaron fiel verídicamente lo que Cristo les transmitió, y establecieron ancianos y obispos en sucesión ininterrumpida. A pesar de esos mecanismos ___inicialmente diseñados para asegurar la fidelidad doctrinal ___ las controversias continuaron. Por fin, los grandes concilios de la iglesia esclarecieron los argumentos y afirmaron las verdades que han unificado a la iglesia a través de los siglos. Constantino convocó al concilio de Nicea para resolver las diferencias entre Arrio y Atanasio y esa acción sirvió de precedente para los concilios ecuménicos posteriores. En Nicea (325) y 65

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Constantinopla (381), se definió la doctrina de la Trinidad con énfasis especial en las relaciones entre Jesucristo y Dios Padre. El concilio de Cartago (398) respondió de manera definitiva a las cuestiones acerca del canon de las Escrituras. El de Calcedonia (451) formuló una declaración decisiva sobre la convicción ortodoxa respecto a las dos naturalezas de Cristo. Concilios posteriores fueron convocados para establecer y aclarar el por qué de la centralización del poder papal en asuntos de doctrina y fe: el cuarto concilio de Letrán (1215-1216), el concilio de Constanza (1415) y el concilio de Trento (1545-1563). 4.- Cisma entre Oriente y Occidente: Las iglesias orientales y occidentales se separaron lentamente. Éstas con las miras puestas en Roma y aquella en Constantinopla. La separación ocurrió en etapas. Una etapa crítica en esa disgregación ocurrió en Constantinopla en 692. Un concilio convocado por el emperador decidió que Constantinopla debía gozar de los mismos privilegios de Roma. La iglesia oriental desafió a Roma permitiendo el casamiento de diáconos y presbíteros, prohibiendo el ayuno durante la cuaresma y mandando que Cristo fuera representado en forma humana. En su conjunto, esos cambios constituyeron una cuña entre las dos grandes manifestaciones de la iglesia. En el siglo VIII, el poderoso papa León III prohibió el uso de imágenes y cuadros religiosos en el culto. Hacía mucho tiempo que la iglesia oriental ocupaba cuadros e iconos para describir la humanidad de Jesús. La así llamada [controversia iconoclasta] sirvió para distanciar el cristianismo oriental del occidental. Por un lado, la discusión rechazó las imágenes y, por el otro lado, exigió una esfera “espiritual” de poder. Los papas posteriores vetaron con fervor religioso la veneración de iconos. Por fin, en un concilio general convocado en Nicea en 787, Constantino VI, emperador bizantino en Constantinopla, autorizó el uso de los cuadros. Occidente y Oriente acordaron que el honor que se tributa a las imágenes se atribuye también a lo que representa la imagen. De manera especial, la iglesia ortodoxa 66

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griega adoptó esa forma de veneración, mientras que, las ___ imágenes multidimensionales no sólo los cuadros ___ unidimensionales llegaron a ser la norma en el occidente. En su afán por alcanzar a los paganos valiéndose de expresiones tangibles del mundo espiritual, la iglesia llegó a asemejarse más y más al paganismo. Esa controversia y otros puntos teológicos finalmente dividieron al oriente del occidente, y sirven de decadencia a los evangélicos modernos que buscan ganar a los incrédulos usando medios seculares. Aun hoy, la predicación de la cruz es la que gana a la gente, no los medios visuales (iconos, imágenes o reliquias religiosas). La separación oficial entre oriente y occidente ocurrió en 1054 bajo León IX, que quiso excomulgar a la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla. 5.- El Gran Cisma: En el siglo XIV, siete papas, uno tras otro, residieron en Aviñón, Francia. Ese periodo se ha llamado el cautiverio babilónico de la iglesia, metáfora que más tarde usaría Martín Lutero para arrojar luz sobre los abusos de la misma. Según la ideología de la iglesia, Roma seguía siendo la legítima capital papal y el papa, sucesor de “San Pedro” en la iglesia apostólica. Después del cautiverio y por el lapso de 40 años (1377-1417) que se conocen como el Gran Cisma, se eligieron papas tanto en Roma como en Aviñón. En 1417, el concilio de Constanza logró sanar el cisma y el papado regresó exclusivamente a Roma. Con lenguaje elocuente, el decreto sacrosancia declara: “Este santo concilio de Constanza… decreta en primer lugar que se ha congregado legítimamente en el Espíritu Santo, que se constituye Concilio General, que representa a la iglesia Católica y, por tanto, que posee autoridad recibida directamente de Cristo; además decretamos que todos los cristianos, de todo rango y condición, incluyendo al papa, están obligados a obedecer sus decretos en todo tocante a la fe, la abolición del cisma y la reforma de la iglesia de Dios en su cabeza y sus miembros”. Mantener dos papados ___uno en Aviñón y otro en Roma ___ resultó ser bastante costoso. Viendo sus cofres bastantes vacios, los papas romanos se empeñaron en incrementar los 67

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ingresos. Esos esfuerzos y los abusos que los acompañaron finalmente dieron como fruto una revuelta. El poder papal silenció a Juan Wicliffe y Juan Hus mediante el martirio, pero Martín Lutero y otros reformadores no se dejaron silenciar por el poder de Roma. 6.- El Mahometismo: Mahoma nación en la Meca 570 d. C. Era nieto del gobernador oficio que debía heredar, pero que fue usurpado por otro. En su juventud visitó Siria donde entró en contacto con cristianos y judíos, y se llenó de horror de la idolatría reinante. En el 610 se declaró profeta. Fue cuando comenzó a propagar su fe mediante la espada. En el 630 penetró nuevamente en La Meca a la cabeza de un ejército, destruyó 366 ídolos, y se llenó de entusiasmo en la tarea de destruirlos. Murió en el año 632. Sus sucesores se llamaban Califas. Su rápido crecimiento. Siria fue conquistada el año 634; Jerusalén, en el 637; Egipto, 638; Persia, 640; el norte de África, 689; España 711. Así, dentro de breve tiempo, toda Asia occidental y África septentrional, la cuna del cristianismo, se hizo mahometana. Mahoma apareció en una época en que la iglesia se había paganizado con la adoración de imágenes, reliquias, mártires, santos y ángeles; a los dioses de Grecia habían sucedido las imágenes de María y de los santos. En cierto sentido, el mahometismo fue una reacción contra la idolatría del “mundo cristiano”, un juicio sobre una iglesia corrompida y degenerada. Sin embargo; en si mismo ha resultado un azote aún peor para las naciones que ha conquistado. Es una religión de odio; fue propagada mediante la espada; y ha estimulado la esclavitud, la poligamia y la degradación de la mujer. La Batalla de Tours (732 d.C.) en Francia, fue una de las batallas decisivas del mundo. Carlos Martel derrotó al ejército musulmán, y salvó a Europa del mahometismo, que venía barriendo al mundo como una tromba marina. A no ser por aquella victoria, el cristianismo pudo haber sido totalmente sumergido. 68

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Los árabes dominaron al mundo mahometano del 622 al 1058 d.C. La capital se trasladó a Damasco en el año 661, y en el 750 a Bagdad, en donde permaneció hasta 1258. La edad de oro del mahometismo fue bajo Haroun-al-Raschid, 786-809, contemporáneo de Carlomagno en el Occidente. Los turcos dominaron el mundo mahometano desde 1058 hasta tiempos recientes. Fueron mucho más intolerantes y crueles que los árabes. Su bárbaro trato de los cristianos en Palestina dio lugar a las Cruzadas. Los mongoles, del centro de Asia, bajo Genghís Khan (1206-1227) detuvieron el dominio turco. A la cabeza de vastos ejércitos barrió a fuego y espada gran parte de Asia. 50.000 ciudades y pueblos fueron incendiados, y 5.000.000 de personas muertas. En Asia Menor 630.000 cristianos fueron masacrados. El Asia jamás se repuso del golpe. Fue “el azote más terrible que jamás haya afligido a la raza humana”. Bajo Tamerlán (l336-1402) hubo un huracán similar de destrucción, cuya ruta señalaban por dondequiera campos arrasados, ciudades incendiadas, y sangre. Era costumbre suya amontonar miles de cabezas a la puerta de cada ciudad: en Bagdad, 90.000. La caída de Constantinopla (1453) en manos de los turcos, dio fin al Imperio Romano oriental, y sacudió a toda Europa con una nueva amenaza de dominio mahometano, que más tarde detuvo Juan Sobieski en la batalla de Viena, en 1683.

VI.- El Papado 1.- Introducción: A) Lista de los Papas y del Papado: a) El Papado fue una Evolución gradual; b) Apareció primeramente como potencia mundial en el siglo VI; c) alcanzo el cenit de su poder en siglo XIII; d) Ha menguado su poder desde el siglo XIII, hasta el presente. 69

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B) La Misión de la Iglesia: La Iglesia fue fundada, no como institución autoritaria que obligue al mundo a vivir conforme a las enseñanzas de Cristo, sino solamente como institución que testificara de Cristo, que le manifestara ante el mundo. Cristo mismo, y no la Iglesia, es el poder transformador en la vida humana. Pero la Iglesia fue fundada en los días del Imperio Romano, y poco a poco asumió para sí una forma de gobierno como el del mundo político en que existía, y llegó a ser una vasta organización autocrática regida por los dirigentes superiores. C) La forma original de la Iglesia: A fines del siglo apostólico las iglesias eran independientes entre sí, siendo gobernada cada una por una junta de pastores. Entre éstos se le daba prioridad a uno. Más tarde se le dio a éste el título de obispo, y a los otros se les llamó presbíteros. Poco a poco, la jurisdicción del obispo llegó a abarcar ciudades vecinas. D) El primer papa: La palabra significa “padre”. Fue aplicada primeramente a todos los obispos occidentales. Cerca del año 500 comenzó a limitarse al obispo de Roma, y pronto llegó a significar, en el uso común, “padre universal”, es decir, obispo sobre la Iglesia entera. En la lista Católica romana de Papas se incluye a los obispos de Roma desde el primer siglo en adelante. Pero durante 500 años los obispos de Roma no fueron Papas, o sea obispos universales. La idea de que el obispo de Roma debía tener autoridad sobre la Iglesia entera fue de crecimiento lento, combatida denodadamente a cada paso, y nunca, en ningún tiempo, ha tenido reconocimiento universal. E) Pedro: La tradición católica romana de que Pedro haya sido el primer Papa es neta y llanamente una ficción. No hay evidencia histórica alguna de que haya sido obispo de Roma jamás. Tampoco reclamó jamás para sí mismo una autoridad tal como pretenden sus “sucesores”. Pareciera que Pedro tuviese un presagio divino de que sus “sucesores” se ocuparían principalmente de “enseñorearse sobre las 70

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heredades del Señor”, en lugar de ser “dechados de la grey” (1ªPd. 5:3). 2.- Primeros Obispos de Roma: a) ¿Lino (67-79 d.C.)?; b) ¿Cleto (79-91 d.C.)?; c) Clemente (91-100) escribió una carta a la iglesia de Corinto a nombre de la de Roma, no la suya propia. No Contiene la menor sugerencia de una autoridad papal tal como asumieron los papas posteriores; d) Evaristo (100-109); e) Alejandro 1 (109-119); f) Sixto 1 (119128); g) Telésforo (128-139); h) Higinio (139-142); i) Pío 1, (142-154); j) Comienzos de la Política Dominadora de Roma Aniceto, obispo de Roma (154-168 D. C.), trató de influir en Policarpo obispo de Esmirna, para que cambiara la fecha en que se celebraba la Semana Santa; pero Policarpo se negó a ceder; k) Sotero (168-176); l) Eleuterio (177-190); m) Víctor I (190-202) amenazó con excomulgar a las iglesias de Oriente por cuanto celebraban el día de Pascua el 14 de Nisán. Polícrates, obispo de Éfeso, contestó que no temía las amenazas de Víctor, ya firmó su autoridad independiente. Ireneo de Lion, aun cuando era obispo occidental y simpatizaba con el criterio occidental acerca de la celebración de la Semana Santa (o sea guardando el día de la semana y no el día del mes), reprendió a Víctor por haber intentado imponerse a las iglesias orientales; n) Ceferino, 202-218 3.- La Influencia creciente de Roma: a) Calixto I (21823), fue el primero en basar sus pretensiones sobre Mt.16:18. Tertuliano, de Cartago, le llamó usurpador al hablar como si fuese obispo de obispos; b) Urbano I (223-30); c) Ponciano (230-5); d) Antero (235-6); e) Fabián (236-50); f) Cornelio (251-2); g) Lucio I (252-3); h) Esteban I (253-7), objetó ciertas prácticas bautismales en las iglesias del norte de África; i) Cipriano, obispo de Cartago, sostuvo que cada obispo era supremo en su diócesis, y se negó a ceder ante Esteban. Sin embargo, crecía el sentimiento de que Roma, como ciudad capital, debiera ser cabeza de la Iglesia así como lo era del Imperio; j) Sixto II (257-8); k) Dionisio (259-69); l) Félix I (26974); m) Eutiquio (275-83); n) Cayo (283-96); ñ) Marcelino

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(296-304); o) Marcelo (308-9); p) Eusebio (309-10); q) Melquíades (311-14). 4.- La Unión Iglesia Y Estado: Silvestre I (314-35), era obispo de Roma cuando bajo Constantino, el cristianismo prácticamente fue hecho religión de Estado del Imperio Romano. La Iglesia inmediatamente llegó a ser una institución de gran importancia en la política mundial. Constantino se consideraba a sí mismo cabeza de la Iglesia. Convocó el concilio de Nicea (325), y lo presidió. Este Concilio dio a los obispos de Alejandría y de Antioquia plena jurisdicción sobre sus provincias, así como al obispo romano sobre la suya, pero sin la menor indicación de que aquellos estuvieran sujetos a Roma. Marcos (336-7); Julio I (337-52). El concilio de Sárdica (343), compuesto de representantes occidentales. Telésforo (128-139). Alcanzó el cenit de su poder en el siglo XIII. Solamente y no un concilio ecuménico, fue el primer concilio que reconociera la autoridad del obispo de Roma. 5.- Los cinco Patriarcas: A fines del siglo IV las iglesias y los obispos del cristianismo habían llegado a ser dominados en gran parte desde cinco grandes centros: Roma, Constantinopla, Antioquia, Jerusalén y Alejandría, cuyos obispos habían llegado a ser llamados “Patriarcas”, de igual autoridad entre sí, teniendo cada uno pleno dominio en su propia provincia. Después de la división del Imperio (395) en Oriente y Occidente, los patriarcas de Antioquia, Jerusalén y Alejandría poco a poco reconocieron la supremacía de Constantinopla. Desde entonces en adelante, la lucha por el dominio del cristianismo fue entre Roma y Constantinopla. 6.- La división del Imperio Romano: Liberio (352-66 d.C.); Dámaso I (366-84); Ciricio (385-98), reclamó jurisdicción universal sobre toda la Iglesia; pero desafortunadamente para él, en sus días (395) el Imperio se dividió en dos imperios distintos, el de Oriente y el de Occidente. Esto hacía más difícil para el obispo de Roma, lograr que el Oriente reconociera su autoridad. 72

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A) La Ciudad de Dios de Agustín: Anastasio I (398402); Inocencio I (402-17), se llamó a sí mismo “regente de la Iglesia de Dios”, y reclamó el derecho de fallar los asuntos de controversia de mayor importancia en toda la Iglesia. Zósimo (417-8); Bonifacio I (418-22); Celestino I (422-32); Sixto III (432-40). El imperio del Occidente ya se disolvía rápidamente bajo las incursiones de la migración bárbara. En la turbación y preocupación de estos tiempos Agustín escribió su obra monumental “La Ciudad de Dios”, en la cual contemplaba un imperio cristiano universal. Este libro tuvo gran influencia en crear una opinión pública favorable a una jerarquía universal de la Iglesia bajo una sola cabeza. Esto favoreció las pretensiones de Roma. B) Carlomagno incrementa grandemente el poder papal: León III (795-816 d.C.), a cambio del reconocimiento de Carlomagno, en el año 774, del poder temporal del Papa sobre los Estados papales, dio a Carlomagno en el año 800 el título de “Emperador Romano”, combinándose así los dominios romanos y francos en el “Sacro Imperio Romano”, cuya capital se traspasaba así de Constantinopla a Aquisgrán en Alemania occidental. Carlomagno (742-814) rey de los francos y nieto de Carlos Martel, el que había salvado a Europa de los mahometanos, era uno de los más grandes soberanos de todos los tiempos, Reinó 46 años, e hizo muchas guerras y conquistas. Sus dominios abarcaban la moderna Alemania, Francia, Suiza, Austria, Hungría, Bélgica y partes de España e Italia. El ayudaba al Papa, y éste le ayudaba a él. Fue una de las influencias determinantes en elevar al Papado a la categoría de potencia mundial. Poco después de su muerte, mediante el tratado de Verdún (843), su imperio se dividió en lo que llegó a ser los comienzos de la moderna Alemania, Francia e Italia. Desde entonces y durante siglos, hubo lucha incesante en que disputaban la supremacía los Papas y los reyes alemanes y franceses. C) El Sacro Imperio Romano: Establecida de esta manera por Carlomagno y León III, constituía la declaración 73

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romana de su independencia de Constantinopla y del restablecimiento del Imperio Occidental; sobre el trono, reyes alemanes con el título de “Cesar” conferido por los Papas; una supuesta continuación del antiguo Imperio Romano. Este imperio había de estar bajo el control conjunto de los papas y de los emperadores alemanes, rigiendo los emperadores en lo temporal y los Papas en lo espiritual. Pero ya que la Iglesia era institución de Estado, no siempre era fácil determinar asuntos de jurisdicción, y la disposición dio por resultado muchas luchas acerbas entre emperadores y Papas. El Sacro Imperio Romano, “nombre más bien que, hecho cumplido”, vivió mil años, y le puso fin Napoleón en 1806. Sirvió su propósito en refundir las civilizaciones romana y alemana. “En este Imperio se refundió toda la vida del mundo antiguo: de él nació la vida del mundo moderno”. Esteban IV (816-7); Pascual I (817-24); Eugenio II (824-7); Valentín (827); Gregorio IV (827-44); Sergio II (844-7); León IV (847-55); Benedicto III (855-8). D) Las Decretales ayudan Sudo-Isidorianas al Papado: Nicolás I (858-67), el Papa más grande desde Gregorio I hasta Gregorio VII. Fue el primer Papa en usar Corona. Para apoyar sus pretensiones de autoridad universal usó con gran efecto las “Decrétales Seudo-Isidorianas”, libro que apareció cerca del año 857 y contenía documentos que pretendían ser Cartas y decretos de obispos y concilios de los siglos segundo y tercero, todos ellos tendientes a enaltecer el poder del Papa. Eran documentos [espurios] y falsificaciones premeditadas de antiguos documentos históricos. Pero su carácter espurio se descubrió sino varios siglos después. Sea que Nicolás sabía que eran falsas o no, cuando menos mintió al afirmar que se habían conservado en los archivos de la Iglesia Romana desde tiempos antiguos. Pero Sirvieron su fin de sellar con la autoridad de la antigüedad las pretensiones del sacerdocio de la Edad Medía. El Papado, producto del transcurso de varios siglos, se presentaba como algo que había sido completo e inalterable desde el comienzo mismo. Entre estos documentos estaba la “Donación de Constantino”, según la cual éste entregaba al obispo de Roma las provincias occidentales con todas las insignias imperiales. El objeto fue 74

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datar desde cinco siglos antes el poder temporal del Papa, que en realidad descansaba en las donaciones de Pepín y de Carlomagno. El más colosal fraude literario (de todos los tiempos. Fortaleció más al Papado que ningún otro medio, y en gran parte constituye la base de la ley canónica de la Iglesia Romana. E) El Gran Cisma del Cristianismo: Nicolás intentó interferir en los asuntos de la Iglesia Oriental. Excomulgó a Focio, patriarca de Constantinopla, quien a la vez le excomulgó a él. Siguió la división del cristianismo, en el año 869 (completada en el 1054). Aun cuando el Imperio se había dividido (desde el 395, y aunque había habido una larga y acerba lucha entre el Papa de Roma y el patriarca de Constantinopla por la supremacía, sin embargo la Iglesia había seguido siendo una sola. A los concilios habían asistido representantes tanto del Oriente como del Occidente. Durante los seis primeros siglos había correspondido al Oriente la corriente principal de la vida, y era la parte más importante de la Iglesia. Todos los concilios ecuménicos se habían celebrado en Constantinopla o cerca de ella, y en el idioma griego y en ellos se habían resuelto las controversias doctrinales. Pero ahora por fin la insistente pretensión del Papa de enseñorearse del cristianismo entero, se había hecho insoportable, y el Oriente se separó de manera definitiva. El concilio de Constantinopla, del año 869, fue el último concilio ecuménico. Desde ahora en adelante la Iglesia griega tenía sus concilios, y la romana los suyos. La brecha se ha profundizado con los siglos. El trato brutal de Constantinopla por los ejércitos del Papa Inocente III, durante las Cruzadas, amargó aún más al Oriente, y la creación del dogma de la infalibilidad papal en 1870 ahondó aún más el abismo. Partido así en dos, el cristianismo experimentó otro gran cisma en el siglo XVI, bajo la orientación de Martín Lutero, por la misma causa: la insistencia del Papa en enseñorearse sobre el pueblo de Dios. F) El Período más negro del Papado: Adriano II (86772); Juan VIII (872-82); Mariano I (882-4). Con estos Papas comenzó la época más negra del Papado, 870-1050. Los 75

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historiadores han llamado los 200 años de Nicolás 1, hasta Gregorio VII, la “medía noche de las Edades Oscuras”. El soborno, la corrupción, la inmoralidad y el derramamiento de sangre lo hacen casi el capítulo más negro de toda la historia de la Iglesia. Adriano III (884-5); Esteban V (885-91); Formoso (891-6); Bonifacio VI (896); Esteban VI (896-7); Romano (897); Teodoro II (898); Juan IV (898-900); Benedicto IV (900-3); León V (903); Cristóbal (903-4). 7.- El Reinado de las Rameras: A) Sergio III, (904-11 D.C.) tenía una concubina, Marozia. Esta, su madre Teodora (esposa o viuda de un senador romano) y su hermana “llenaron la silla papal de sus amantes e hijos bastardos, e hicieron del palacio papal una Cueva de ladrones”. En la historia este periodo se denomina la “Pornocracia”, o “Reinado de las Rameras” (904-963). Anastasio III (911-3); Landón (9134); Juan X (914-28), “fue traído de Ravena a Roma y hecho Papa por Teodora (quien también tenía otros amantes), para la más fácil gratificación de sus pasiones”. Murió sofocado por Marozia, quien luego a su vez elevó al Papado a los engendros suyos, León VI (928-9); Esteban VII (929-31) y Juan XI (931-6), su propio e ilegítimo hijo. Otro hijo suyo nombró a los cuatro siguientes; León VII (936-9); Esteban VIII (939-42); Marino II (942-6) y Agapito II (946-55). Juan XII (955-63) nieto de Marozia, fue culpable de casi todo crimen. Violaba a vírgenes y a viudas de alta y de baja calidad, cohabitó con la concubina de su padre e hizo del palacio papal un [lupanar] y fue muerto en el acto de adulterio por el airado esposo. B) Las profundidades de la degradación papal: León VIII (963-5); Juan XIII (965-72); Benedicto VI (972-4); Benedicto VII (975-83); Juan XIV (983-4); Bonifacio VII (984-5), asesinó al papa Juan XIV, y se mantuvo sobre el ensangrentado trono papal mediante el reparto pródigo de dinero robado. El obispo de Orleáns, refiriéndose a Juan XII, Leo VIII y Bonifacio VII, les llamó “monstruos de culpabilidad, llenos de sangre e inmundicia anticristos sentados en el templo de Dios”.

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Juan XV (985-96); Gregorio V (996-9); Silvestre II (9991003); Juan XVII (1003); Juan XVIII (1003-9); Sergio IV (100912); Benedicto VIII (1012-24), compró el puesto de Papa mediante soborno abierto. Esto se llamaba “simonía”, es decir, la compra o la venta de puestos eclesiásticos por dinero. Juan XIX, (1024-33), compró el Papado. Era [lego], y escaló en un solo día todos los grados clericales. Benedicto IX (1033-45), fue hecho Papa siendo niño de 12 años, mediante convenio monetario con las 30 poderosas familias reinantes en Roma. “Sobrepasó en maldad a Juan XII; cometía asesinatos y adulterios en pleno día; robaba a los peregrinos sobre las tumbas de los mártires, criminal horrendo, a quien el pueblo arrojó de Roma”. Gregorio VI (1045-6) compró el Papado. Había tres Papas rivales Benedicto IX, Gregorio VI y Silvestre III. “Roma [pululaba] de asesinos asalariados”; se violaba la virtud de los peregrinos; aun las iglesias se profanaban con sangre. Clemente II (1046-7), fue nombrado Papa por el Emperador Enrique III de Alemania, por cuanto no se hallaba a ningún clérigo romano que fuera exento de la contaminación de simonía y fornicación. La asquerosa situación demandaba una reforma. Dámaso II (1048). Hacía grandes protestas contra la inmundicia y las infamias papales. El clamor por una reforma halló su contestación en Hildebrando. 8.- La Edad de Oro del Poderío papal: Hildebrando, pequeño de estatura, torpe en apariencia débil de voz pero grande en intelecto, fogoso de espíritu y resuelto hombre de “sangre y hierro” y partidario de celoso del absolutismo papal, se asoció con el elemento reformista y llevó al Papado a su siglo de oro (1049-1294). Dominó los cinco reinos papales anteriores al suyo propio: León IX (1049-54); Víctor II (1055-7), último Papa alemán; Esteban IX (1057-8); Nicolás II (1059-61), bajo cuya administración la elección de los Papas se le quitó al Emperador y se puso en manos de los cardenales (desde entonces todos los Papas, con pocas excepciones tales como 77

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los de Avigñón, han sido nombrados de entre el clero Italiano. Alejandro II (1061-73). Gregorio VII (Hildebrando) 1073-85. Su objetivo magno fue reformar al clero. Los dos pecados prevalentes del clero eran la inmoralidad y la simonía. Para combatir su inmoralidad. Gregorio insistió denodadamente en el celibato. Para combatir la simonía (la compra de puestos eclesiásticos con dinero), combatió el derecho del emperador de nombrar a dignatarios eclesiásticos. Prácticamente todo obispo y sacerdote había comprado su puesto, pues la iglesia era dueña de la mitad de las propiedades y tenía grandes rentas y el sacerdocio era un buen medio de vivir, lujosamente. Los reyes solían venderlos puestos eclesiásticos al más alto postor haciendo caso omiso de su idoneidad y carácter. Esto llevó a Gregorio a una lucha acerba contra Enrique IV, emperador de Alemania. Este depuso a Gregorio, quien a su vez excomulgó y depuso a Enrique. Sobrevino la guerra, y por fin Gregorio fue arrojado de Roma, y murió en el exilio. Pero había hecho el Papado en gran parte independiente del poder imperial. Repetidamente se había llamado a sí mismo, “Señor de reyes y príncipes”, y había hecho valer sus pretensiones. Víctor III (1086-7); Urbano II (1088-99), continuó la guerra contra el Emperador. Se hizo caudillo del movimiento de las Cruzadas, que aumentó más y más el dominio papal del cristianismo. Pascual II (1099-1118), continuó la guerra con el Emperador alemán sobre el derecho de hacer nombramientos eclesiásticos. Gelasio II (1118-9); Calixto II (1119-24), llegó a un acuerdo con el Emperador alemán en el concordato de Worms (1122), que trajo la paz después de 50 años de guerra. Honorio II (1124-30); Inocencio II (1130-43), se mantuvo en el papado mediante la fuerza armada, contra el antipapa Anacleto II, a quien habían nombrado algunas familias poderosas de Roma. Celestino II (1143-4); Lucio II (1144-5); Eugenio III (1145-53); Anastasio IV (1153-4); Adriano IV (11549), el único papa inglés, dio Irlanda al rey de Inglaterra y le autorizó para que entrara en posesión de ella. Esta

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autorización fue renovada por el Papa siguiente Alejandro III, y se llevó a cabo la ocupación en 1171. Alejandro III (1159-81), fue el Papa más grande entre Gregorio VII e Inocencio III, en conflicto con cuatro antipapas, renovó la guerra contra el Emperador alemán, Federico Barbarroja, quien después de cinco campañas y muchas batallas campales entre sus ejércitos y los del Papa y sus aliados, con grandes matanzas celebró la Paz de Venecia en 1177. Alejandro fue arrojado de Roma por el pueblo y murió en el exilio tal como habían muerto muchos Papas anteriores. Lucio III (1181-5); Urbano III (1185-7); Gregorio VIII (1187); Clemente III (1187-91); Celestino III (1191-8). 9.- La Cima del Poderío papal: Inocencio III, 1198-1216, el más poderoso de todos los Papas. Reclamó ser “vicario de Cristo”, “vicario de Dios”, “Supremo Soberano de la Iglesia y del Mundo”; tener el derecho de deponer a reyes y príncipes; que todas las cosas en la tierra, en el cielo y en el infierno están sujetas al Vicario de Cristo”. Llevó a la Iglesia al dominio supremo del Estado. Los reyes de Alemania, Francia, Inglaterra y prácticamente todos los monarcas de Europa obedecían a su voluntad. Aun trajo bajo su control al Imperio Bizantino, aunque su trato brutal de Constantinopla alejó aún más al Oriente del Occidente. Jamás en la historia ha ejercido mayor poder un solo hombre. Ordenó dos Cruzadas. Decretó la transubstanciación. Confirmó la confesión auricular. Declaró que el sucesor de Pedro “jamás podrá en manera alguna apartarse de la fe católica” (o sea la infalibilidad papal). Condenó la Carta Magna británica. Prohibió la lectura de la Biblia en el idioma del pueblo. Ordenó el exterminio de todo hereje. Instituyó la Inquisición. Ordenó la matanza de los albigenses. Más sangre se derramó bajo dirección suya y de sus sucesores inmediatos que en época alguna de la historia de la iglesia, salvo en el intento del Papado de aplastar la Reforma en los siglos XVI y XVII. Creería uno que Nerón, la Bestia, hubiese vuelto a la vida bajo el nombre del Cordero. 10.- El poder papal mantenido por la Inquisición: A) La Inquisición, llamada el “Santo Oficio”, fue instituida por 79

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Inocencio III y perfeccionada bajo el segundo Papa después de él, Gregorio IX. Era la corte eclesiástica para descubrir y Castigar a los herejes. Bajo ella, a todos se les exigía informar contra los herejes. Cualquier sospechoso podía ser torturado, sin saber el nombre de su acusador. El proceso era secreto. El inquisidor pronunciaba sentencia, y la víctima era entregada a la autoridad civil para ser encarcelada de por vida, o para ser quemada. Los bienes de la víctima se confiscaban y se repartían entre la Iglesia y el Estado. En el periodo inmediatamente después de Inocencio III, la Inquisición hizo esta obra más mortífera en el sur de Francia (albigenses) aun cuando hizo grandes multitudes de víctimas en España, Italia Alemania y los Países Bajos. Más tarde, la Inquisición fue el arma principal del intento papal de sofocar la Reforma. Se dice que en los 30 años del 1540 al 1570, no menos de 900.000 protestantes fueron muertos en la guerra de exterminio del Papa contra los valdenses. ¡Monjes y sacerdotes dirigiendo, con crueldad implacable y saña brutal la obra de torturar y quemar vivos a hombres y mujeres inocentes y haciéndolo en el nombre de Cristo, por mandato directo del “Vicario de Cristo”! La Inquisición es la cosa más infame de toda la historia. Fue inventada por los Papas y usada por ellos durante 500 años para mantener su poder. Ninguno de los posteriores “santos” e “infalibles” Papas ha dado excusa o satisfacción alguna por ella. B) La Guerra contra los emperadores de Alemania: Honorio III, 12l6-27. Gregorio IX, 1227-41. Inocencio IV, 124154, dio la sanción papal al uso de la tortura para arrancar confesiones de los sospechosos de herejía. Bajo estos tres Papas. Federico II, nieto de Federico Barbarroja, uno de los enemigos más resueltos que el Papado jamás haya tenido, encabezó el Imperio en su postrer gran lucha contra el Papado. Después de repetidas guerras el Imperio fue humillado, y el Papado quedó supremo. Alejandro IV, 1254-61. Urbano IV, 1261-4. Clemente IV, 1265-8. Gregorio X, 1271-6. Inocencio V, 1276. Juan XXI,

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1276-7. Nicolás III, 1277-80. Martín IV, 1281-5. Honorio IV, 1285-7. Nicolás IV, 1288-92. Celestino V, 1294. 11.- Comienzos de la decadencia papal: A) Bonifacio VIII, 1294-1303, en su célebre [bula] "Unam Sanctam", dijo: Declaramos, afirmamos, definimos y pronunciamos que es de todo necesario para la salvación que toda criatura humana esté sujeta al Pontífice Romano. Sin embargo era tan corrompido que Dante quien visitó a Roma durante su pontificado, llamó al Vaticano una “sentina de corrupción”. Y le asignó, juntamente con Nicolás III y Clemente V, a las partes más bajas del infierno. Bonifacio recibió el Papado en su cima; pero halló la horma de su zapato en Felipe el Hermoso, rey de Francia. A cuyos pies el Papado fue humillado hasta el polvo y comenzó su época de decadencia. B) El Control Francés del papado: El Papado había sido victorioso en sus 200 años de lucha contra el Imperio Alemán. Pero ahora el rey de Francia había llegado a ser el primer monarca de Europa. Entre el pueblo francés crecía un sentido nacionalista y un espíritu de independencia (producto en parte sin duda, de la brutal matanza papal de los albigenses franceses en el siglo anterior), y Felipe el Hermoso, con quien comienza la historia de la Francia moderna, continuó la lucha contra el Papado. Su conflicto comenzó contra Bonifacio VIII, con motivo de un impuesto sobre el clero francés. El Papado fue sometido al Estado de manera completa; y después de la muerte de Benedicto XI (1303-4), el palacio papal fue trasladado de Roma a Aviñón sobre la frontera sur de Francia, y durante 70 años el Papado fue un mero instrumento de la corte francesa. C) Cautiverio babilónico del papado: 70 años (13051377) durante los cuales el palacio papal estuvo en Aviñón. Clemente V, 1305-14. Juan XXII, 1316-34, el hombre más rico de Europa. Benedicto XII, 1334-42. Clemente VI, 1342-52. Inocencio VI, 1352-62.Urbano V, 1362-70. Gregorio XI, 1370-8. La avaricia de los Papas de Avigñón no conocía límites. Impusieron onerosos impuestos; todo oficio eclesiástico se 81

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vendía por dinero, y se creaban muchos puestos nuevos para ser vendidos para llenar las arcas de los Papas y mantener a su lujosa e inmoral corte. Petrarca acusó a la residencia papal, de violación, adulterio y toda manera de fornicación. En muchas parroquias la gente insistía en que los sacerdotes tuviesen concubinas, como medio de proteger el honor de sus propias familias. El “cautiverio” fue un duro golpe para el prestigio del Papado. D) El Cisma papal: 40 años (1377-1417) durante los cuales había dos grupos de Papas, uno en Roma y Otro en Avigñón. Cada uno reclamaba ser “vicario de Cristo”, y anatematizaba y maldecía al otro. Urbano VI, 1378-89, restableció el palacio papal en Roma. Bonifacio IX, 1389-1404. Inocencio VII, 1404-6. Gregorio XII, 1406-9. Alejandro V, 140910. Juan XXIII, 1410-15, llamado por algunos el criminal más depravado que jamás se haya sentado en el trono papal, culpable de casi todo crimen. Siendo cardenal en Bologna, 200 doncellas, monjas y mujeres casadas fueron víctimas de sus amores; siendo Papa, violaba monjas y vírgenes; vivió en adulterio con su cuñada; culpable de sodomía y otros vicios sin nombre; compró el Papado, vendió cardenalatos a hijos de familias ricas; negaba abiertamente la vida futura. Martín V, 1417-11, con el cual terminó el cisma papal; pero este cisma había sido considerado escándalo por toda Europa, y con él el Papado había sufrido una irreparable pérdida de prestigio. Eugenio IV, 1431-47. 12.- Los papas del Renacimiento 1447-1549: Nicolás V, 1447-55, autorizó al rey de Portugal para que hiciera guerra contra pueblos africanos, los esclavizara y tomara sus bienes. Calixto III, 1455-8. Pío II, 1458-64, tuvo muchos hijos ilegítimos, hablaba abiertamente de los métodos que usaba para seducir a las mujeres, estimulaba a los jóvenes al desenfreno y aun ofrecía instruirles en ello. Paulo II, 1464-71, llenó de concubinas su casa. Sixto IV, 1471-84, sancionó la Inquisición Española; decretó que el 82

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dinero podía sacar almas del purgatorio; fue cómplice en un complot para asesinar a Lorenzo de Médicis y a otros que se oponían a sus planes; usó del Papado para enriquecerse a sí mismo y a sus familiares; hizo cardenales a ocho sobrinos suyos, algunos de ellos apenas niños en sus festejos lujosos y pródigos rivalizó con los Cesares en riquezas y en pompa, él y sus parientes pronto sobrepasaron a las antiguas familias romanas. Inocencio VIII, 1484-92; con diferentes mujeres casadas tuvo 16 hijos multiplicó los puestos eclesiásticos y los vendió por enormes sumas de dinero; decretó el exterminio de los valdenses, y envió un ejército contra ellos; nombró Inquisidor General de España al brutal Tomás de Torquemada, y mandó que todos los gobernantes le entregaran los herejes. Permitió corridas de toros en la plaza de San Pedro. Fue el causante de los truenos de Savonarola contra la corrupción papal. Alejandro VI, 1492-1503, el más corrompido de los Papas del Renacimiento; licencioso, avaro y depravado. Compró el Papado: por dinero hizo muchos nuevos cardenales; tuvo numerosos hijos ilegítimos a quienes reconocía abiertamente y colocaba en altos puestos eclesiásticos mientras aún eran niños éstos, juntamente con su padre, asesinaban a cardenales y a otros que les estorbaban. Tuvo por concubina a la hermana del cardenal que llegó a ser el próximo Papa. Pío III, 1503, al esposo de la cual aplacaba con regalos. 13.- Los papas del día de Lutero: A) Julio II, 1501-11, el más rico de los cardenales, compró el Papado con grandes rentas de numerosos obispos y estados eclesiásticos. Siendo cardenal, se había burlado del celibato. Fue envuelto en luchas interminables sobre la posesión de ciudades y principados; mantuvo y encabezó personalmente grandes ejércitos, y fue llamado el Papa Guerrero. Emitió indulgencias. León X, 1513-21, fue Papa cuando Martín Lutero, inició la Reforma Protestante, hijo de Lorenzo de Médicis hecho arzobispo a los 8 años y cardenal a los 13, a cuya edad ya 83

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había recibido 27 diferentes cargos eclesiásticos, lo que significaba una vasta renta. Se le había enseñado a considerar los puestos eclesiásticos únicamente como fuente de ingresos. Obtuvo el Papado mediante negociaciones, vendía los honores eclesiásticos; todo puesto eclesiástico se vendía y muchos nuevos se creaban; nombró cardenales cuando tenía solamente siete años. Anduvo en negociaciones interminables con reyes y príncipes procurándose el poder secular, siéndole completamente indiferente el bienestar espiritual de la Iglesia. Mantuvo la corte más lujosa y más licenciosa de toda Europa; sus cardenales rivalizaban con reyes y príncipes en sus magníficos palacios, sus grandes festejos y sus séquitos de sirvientes y sin embargo este [sibarita] reafirma la bula “Unam Sanctam” que declara que para ser salvo todo ser humano ha de someterse al Pontífice Romano. Emitía indulgencias a tarifa fija; decretó la quema de herejes como de ordenación divina. Adriano VI, 1522-23. Clemente VII, 1523-34, Pablo III, 1534-49, tuvo muchos hijos ilegítimos. Fue enemigo resuelto de los protestantes y ofreció a Carlos V, un ejército para que les hiciera la guerra. B) Los Jesuitas: La contestación de Roma a la secesión luterana fue la Inquisición bajo la dirección de los jesuitas, orden fundada por el español Ignacio de Loyola (149l-1556), sobre el principio de obediencia absoluta e incondicional al Papa con el objeto de recobrar el territorio perdido ante protestantes y mahometanos, y la conquista del mundo entero para la Iglesia Católica Romana. Su blanco supremo era la destrucción de la herejía (el pensar cualquier cosa diferente de lo que el Papa mandara a pensar), para cuyo logro todo era justificable; el engaño, la inmoralidad, el vicio y aun el asesinato. “Su lema era para la mayor gloria de Dios”; en las escuelas buscaba especialmente a los hijos de las clases dominantes y tratándose en todas ellas de alcanzar el dominio absoluto del alumno, el confesionario especialmente para con los reyes, príncipes y gobernantes civiles a quienes toleraban toda clase de vicio y de crimen con tal de alcanzar su favor; y la fuerza, persuadiendo a los gobernantes a que ejecutaran las sentencias de la Inquisición. En Francia fueron 84

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los responsables de la matanza de San Bartolomé, las guerras religiosas, la persecución de los hugonotes, la revocación del Edicto de Tolerancia de Nantes, y la Revolución Francesa. En España, los Países Bajos el sur de Alemania, Bohemia, Austria, Polonia y otros países dirigieron la matanza de multitudes sin número. Mediante estos métodos detuvieron la Reforma en el sur de Europa, y virtualmente salvaron de la ruina del papado 14.- Los papas de la Contrarreforma: A) Julio III, 15505. Marcelo II, 1555. Pablo IV, 1555-9, estableció la Inquisición en Roma. Pío IV, 1559-65. Pío V, 1566-72. Gregorio III, 157285, celebró en una misa solemne, con hacimiento de gracias y gozo, la noticia de la matanza de San Bartolomé. Incitó a Felipe II a la guerra contra Inglaterra. Sixto V, 1585-90, emitió una bula que declaraba definitiva su edición de la Vulgata, tenía 2.000 errores. Urbano VII, 1590. Gregorio XIV, 15901.Inocencio IX, 1591. Clemente VIII, 1592-1605. León XI, 1605. Paulo V, 1605-21. Gregorio XV, 1621-3.Urbano VIII, 1623-44, con la ayuda de los jesuitas, exterminó al protestantismo en Bohemia. B) Papas Modernos: Inocencio X, 1644-55. Alejandro VII, 1655-67.Clemente IX, 1667-9. Clemente X, 1670-6. Inocencio XI, 1676-89. Alejandro VIII, 1689-91. Inocencio XII, 1691-1700. Clemente XI, 1700-21, declaró que los reyes reinaban solamente por consentimiento suyo. Emitió una bula contra la libre lectura de la Biblia. Inocencio XIII, 1721-4. Benedicto XIII, 1724-30. Clemente XII, 1730-34. Benedicto XIV, 1740-58. Clemente XIII, 1758-69.Clemente XIV, 1769-74, abolió para siempre la sociedad de los Jesuitas. Pío VI, 1775-99. Pío VII, 1800-20, restableció a los jesuitas mediante un decreto que permanecerá por todo tiempo inalterable e inviolable. Cosa extraña, que un Papa “infalible” restablezca lo que otro Papa “infalible” acaba de abolir para siempre. Emitió una bula en que declara a las Sociedades Bíblicas un “instrumento diabólico para socavar los cimientos de la religión”. León XII, 1821-9, condenó toda libertad y tolerancia religiosa, las Sociedades Bíblicas y las traducciones de la Biblia. Declaró que toda persona separada de la Iglesia Católica Romana, por 85

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más libre de culpa que sea su vida en otros aspectos, por esta sola ofensa no tiene parte en la vida eterna. Pío VIII, 1829-30, denunció la libertad de conciencia, las Sociedades Bíblicas y la masonería. Gregorio XVI, 1831-46, ardiente campeón de la infalibilidad papal, condenó las Sociedades Bíblicas protestantes. Pío IX, 1846-78, perdió los Estados Papales. Decretó la infalibilidad papal; proclamó el derecho de suprimir la herejía mediante la fuerza; condenó la separación del Estado y de la Iglesia, y mandó que todo verdadero católico obedezca a la cabeza de aquella iglesia antes que a los gobernantes civiles; denunció la libertad de conciencia, de culto, de palabra; Decretó la Inmaculada Concepción y deificó a María; estimuló la veneración supersticiosa de reliquia; y que “todo dogma de la Iglesia Católica Romana ha sido dictado por Cristo mediante sus virreyes de la tierra”. C) La Infabilidad del papa: La idea de que el Papa fuera infalible no halló expresión alguna en la literatura cristiana durante 600 años. Nació con la aparición de las falsas decretales, y creció con las pretensiones papales durante las Cruzadas y en los conflictos entre Papas y emperadores. Muchos Papas desde Inocencio III en adelante la propulsaron. Pero los concilios de Pisa, Constanza y Basilea decretaron expresamente que los Papas están sujetos a los concilios. En 1854, Pío IX, “de su propia soberana autoridad, y sin la cooperación de un concilio”, proclamó la doctrina de la Inmaculada Concepción de María, como especie de globo de ensayo del mundo católico romano en cuanto a la autoridad papal. Su acogida le animó a que convocara el Concilio Vaticano (1870) con el propósito expreso de hacerse declarar infalible; lo cual bajo el hábil manipuleo suyo, el concilio hizo. Dice el decreto que es “divinamente revelado” que el Papa, cuando habla “ex cátedra” es dotado de “infalibilidad en definir doctrinas de fe y de moral”, y que “tales definiciones son irreformables por sí mismas, y no por el consentimiento de la Iglesia”. Así, pues, el Papa es ahora “infalible”, por cuanto el Concilio Vaticano, por mandato suyo, votó que lo es. La Iglesia Oriental considera esto la blasfemia máxima del Papado.

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D) Su pérdida del poder Temporal: Desde el año 754 los Papas habían sido gobernadores civiles de un reinado llamado los “Estados Papales”, que incluía a gran parte de Italia, con Roma por capital. Muchos de los Papas se habían ocupado más de ensanchar las fronteras, la riqueza y el poderío de este reino, que del bienestar espiritual de la iglesia, y a menudo usaban su lugar espiritual como cabeza de la iglesia para agrandar su poder secular. La corruptela papal era tan notoria en su gobierno secular como en el gobierno eclesiástico. El desgobierno papal de Roma era proverbial; oficiales [venales], crímenes frecuentes, calles [malsanas], extorsión de las visitas, moneda falsificada, loterías. Pío IX, gobernaba a Roma con la ayuda de 10.000 soldados franceses. Cuando estalló la guerra entre Francia y Alemania en 1870, estas tropas fueron retiradas, y Víctor Manuel, rey de Italia, tomó posesión de la ciudad y agregó los Estados papales al reino de Italia. El voto del pueblo para traspasar la Roma papal al gobierno de Italia, fue de 133.648 contra 1.507. De esta manera el Papa no solamente perdió su reino terrenal sino que él mismo vino a ser súbdito de otro gobierno; humillación profunda para aquél que reclama ser gobernante de todos los reyes. Su poder temporal fue restablecido en miniatura en 1920, por Mussolini y aunque la Ciudad del Vaticano abarca apenas unas 40 hectáreas, el Papa es soberano de ella y no sujeto a ninguna autoridad terrestre. E) Papas Recientes: León XIII (1878-1903), reclamaba haber sido nombrado cabeza de todo gobernante y ocupar el lugar de Dios Todopoderoso en la tierra. Insistía en la infalibilidad papal; llamó a los protestantes “enemigos del nombre de cristiano”; denunció el “americanismo”; llamó a la masonería “fuente de todo mal”; proclamaba como único medio de cooperación la sumisión absoluta al Pontífice romano. Pío X, 1903-14, denunció a los caudillos de la Reforma como “enemigos de la cruz de Cristo”. Benedicto XV (1914-22); Pío XI (1922-39). En 1928 reafirmó a la Iglesia Católica Romana como única iglesia de Cristo, y declaró imposible la unión del cristianismo salvo mediante la sumisión a Roma. Pio XII (1939). 87

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15.- Resumen: a) El Papado es una institución italiana. Se levantó sobre las ruinas del Imperio Romano, en el nombre de Cristo, pero ocupando el trono de los Césares; revivificación de la imagen del Imperio Romano y que heredaba el espíritu del mismo: “el espectro del Imperio Romano vuelto a la vida en el traje de Cristianismo”. Los Papas han sido en su mayor parte italianos. b) Métodos del Papado. Escaló el poder mediante el prestigio de Roma y el nombre de Cristo, y mediante sagaces alianzas políticas (tales como con los Francos y con Carlomagno), el fraude (tal como las falsas decretales) y la fuerza armada (sus ejércitos propios, y los de los reyes sometidos a su dominio; y mediante la fuerza armada y el derramamiento de sangre (tal como por la Inquisición) se ha mantenido en el poder. c) Las Rentas Papales. Durante gran parte de su historia, el Papado, mediante la venta de puestos eclesiásticos y su impúdico negocio de indulgencias (venta de la remisión de pecados mediante el dinero), ha tenido grandes rentas que le ha permitido mantener la corte más lujosa de Europa, en el nombre del humilde Cristo. d) Carácter Personal de los Papas. Algunos de los Papas han sido hombres buenos, y algunos indeciblemente viles; la mayor parte de ellos, absortos en la búsqueda del poder secular. Dios ha tenido santos suyos dentro de la Iglesia Romana, pero la mayor parte de ellos han estado fuera del Vaticano. En su mayor parte los “Vicarios de Cristo” han sido cualquier cosa menos santos. e) Las Pretensiones Papales. A pesar del carácter de la mayoría de los Papas, de sus métodos y de la historia secular y sangrienta del Papado, estos “Santos Padres” reclaman ser “vicarios de Cristo” e “infalibles”, y que ocupan en esta tierra el lugar de Dios Todopoderoso y que la obediencia a ellos es necesaria para la salvación. 88

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f) El Papado y la Biblia. Justino Mártir, Jerónimo y Crisóstomo (urgían la lectura de la Biblia). Agustín consideraba a los traductores un medio bienaventurado de propagar la Palabra de Dios entre las naciones. Gregorio I recomendó la lectura de la Biblia, sin imponerle restricción alguna. Pero los Papas posteriores adoptaron una actitud diferente. Hildebrando mandó a los bohemios que no leyesen la Biblia. Inocencio III prohibió que el pueblo leyese la Biblia en su propio idioma (en latín, la Biblia era libro cerrado para las masas). Gregorio IX prohibió a los legos tener la Biblia, y suprimió las traducciones. Fueron quemadas las traducciones existentes entre los albigenses y valdenses, lo mismo que a sus poseedores. Pablo IV prohibió poseer traducciones de ella sin el permiso de la Inquisición. Los jesuitas indujeron a Clemente XI a que condenara la lectura de la Biblia por los legos. León XII, Pío VIII, Gregorio XVI y Pío IX, todos condenaron a las Sociedades Bíblicas. La influencia papal excluye la Biblia de nuestras escuelas públicas. En los países católicos la Biblia es un libro casi desconocido. g) El Papado y el Estado. Hildebrando se llamaba a sí mismo “Señor de reyes y príncipes”. Inocencio III se llamó “Soberano supremo del mundo”, y reclamaba tener el derecho de deponer a los reyes. Pío IX condenó la separación de la Iglesia y el Estado, y mandó que todo católico verdadero obedeciera a la cabeza de la Iglesia antes que a la autoridad civil. León XIII reclamaba ser “cabeza de todo gobernante”. En la coronación de los Papas, se les pone sobre la cabeza la corona papal con las palabras, “Tú eres padre de príncipes y reyes, soberano del mundo y vicario de Cristo”. La enseñanza oficial de Roma es, que en caso de conflicto, los católicos deben obedecer al Papa antes que a su patria. h) El Papado y la Iglesia. El Papado no es la iglesia sino una máquina política que se apoderó del control de ella, y que arrogándose prerrogativas, se interpuso entre Dios y Su pueblo. Su gran objetivo ha sido, y es, mantener al pueblo en sujeción a sí mismo. 89

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i) El Papado y la Tolerancia. El Papa Clemente VIII declaró que el Edicto de Tolerancia de Nantes, por el cual se concede a todos la libertad de conciencia, es la cosa más maldita del mundo." Inocencio X y sus sucesores han condenado, rechazado, anulado y protestado de los artículos de tolerancia del Tratado de Westfalia de 1648. León XII condenó la libertad religiosa, Pío VIII denunció la libertad de conciencia. Pío IX condenó expresamente la tolerancia y la libertad religiosa. León XIII aprobó el decreto de Pío IX. Por más que los sacerdotes romanos en los países protestantes clamen “tolerancia”, la ley oficial e “infalible” del sistema a que pertenecen está en contra de ella. Los romanistas están a favor de la tolerancia solamente en aquellos países en donde ellos formen minoría. En los países católicos romanos la tolerancia jamás se ha concedido, salvo bajo compulsión. El Papado ha combatido la libertad religiosa a cada paso. Quieren la tolerancia para ellos mismos, pero se niegan a concederla a otros cuando ellos están en el poder. ¿Un Propósito Providencial del Papado? Puede ser que dentro de la providencia divina, el Papado haya servido durante la Edad Media algún fin de salvar del caos a la Europa Occidental y en homogeneizar las civilizaciones romana y alemana. Pero supongamos que la Iglesia nunca hubiese sido hecha una institución del Estado, que hubiese evitado del todo la búsqueda del poder secular, y se hubiese limitado exclusivamente a su política original de ganar convertidos para Cristo y entrenarles en Sus caminos, entonces en lugar de aquellas tinieblas de la Edad Media podría haber venido el milenio. Algunas de las cosas que aquí se relatan parecen increíbles. Parece inconcebible que los hombres tomaran la religión de Cristo para convertirla en una inescrupulosa máquina política mediante la cual escalar el poder mundano. Sin embargo toda afirmación que aquí se ha hecho puede verificarse consultando obras más completas de Historia Eclesiástica. VII.- La Reforma

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1.- Los primeros Pre-Reformadores: a) Claudio de Turín (832), se opuso al culto de imágenes, la adoración de la cruz, las oraciones por los muertos y otras prácticas de Roma. Era discípulo de Félix obispo de Urgel, quien presidió en el 792 un Concilio español que prohibió el uso de imágenes en las iglesias; b) Los petrobrusianos, seguidores de Pedro de Bruys, discípulo de Abelardo (1110) en Francia, rechazaban la misa, afirmaban que la Comunión era un rito memorial, y que los ministros debían casarse ; c) Arnoldo de Brescia, (1155), discípulo de Abelardo, predicaba que la Iglesia no debía tener propiedades, que el gobierno civil corresponde a los laicos, y que debía librarse de Roma del control papal. Fue ahorcado a petición del Papa Adriano IV; d) Los albigenses o cátaros, en el sur de Francia, norte de España y norte de Italia. Predicaban contra las inmoralidades del clero, las peregrinaciones y la adoración de santos y de imágenes; rechazaban del todo al clero y sus pretensiones, y a las de la Iglesia de Roma; hacían mucho uso de las Escrituras; vivía una vida abnegada y tenían gran celo por la pureza moral. Ya en 1167 eran quizás la mayoría de los habitantes del sur de Francia; en el año 1200 eran numerosos en el norte de Italia y de España. En 1208 el Papa Inocencio III proclamó una cruzada contra ellos. Ciudad tras ciudad fue puesta a espada y los habitantes asesinados sin distinción de edad ni sexo. En 1229 se estableció la Inquisición, y en menos de cien años los albigenses franceses fueron exterminados. Aparecen en España hasta el siglo XV, y en Polonia hasta el siglo XVII; e) Los valdenses, en el sur de Francia, España y norte de Italia. Valdo, rico comerciante de Lyon, en 1170 dio sus bienes a los pobres y anduvo predicando. Combatió la usurpación y la [prodigalidad] clericales; negó el derecho exclusivo del clero de enseñar el Evangelio; rechazó las misas, las oraciones por los muertos y el purgatorio; enseñó que la Biblia es la única regla de fe y de vida. Su mensaje creó gran interés en leer la Biblia. Fueron gradualmente sofocados por la Inquisición. Citan el hecho de que en aquellos valles se refugió Vígilancio (siglo IV), y quizás los seguidores de Claudio de la cercana ciudad de Turín, y otros grupos perseguidos. Hay una mención católica romana de “valdenses” (gente de los valles) en 1144; f) Petrarca, 91

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1304-74, gran caudillo del Renacimiento, llamó la residencia papal de Avigñón una sentina del infierno; g) Savonarola, 1452-1498, de Florencia, Italia. Denunciaba como un profeta hebreo el sensualismo y los pecados de la ciudad, y los vicios papales. La ciudad se reformó. El Papa Alejandro VI, quiso callarle y aun intentó sobornarle con un cardenalato. Fue ahorcado y quemado en la plaza mayor de Florencia, 19 años antes de que Lutero publicara sus 95 tesis. B) Los anabaptistas aparecieron durante la Edad Medía en diferentes países europeos y bajo diferentes nombres en grupos independientes. Representaban una variedad de doctrinas. Generalmente eran fuertemente anticlericales; rechazaban el bautismo de párvulos; eran fervientes adictos de las Escrituras y abogaban por la separación total de la Iglesia y del Estado. Eran muy numerosos en Alemania, Holanda y Suiza en la época de la Reforma. Perpetuaban ideas recibidas de generaciones anteriores. Por lo general eran un pueblo apacible y de verdadera piedad, pero acérrimamente perseguido, especialmente en los Países Bajos. El Renacimiento, o avivamiento del saber, fue resultado en parte de las Cruzadas, de la presión de los turcos y de la caída de Constantinopla. Contribuyó al movimiento reformista. Despertó gran interés en las antiguas obras clásicas. Vastas sumas de dinero se gastaron en recolectar manuscritos y fundar bibliotecas. Por aquel mismo tiempo se inventó la imprenta. Esto trajo la abundancia de diccionarios, libros de gramática, y versiones y comentarios de las Escrituras. Vino el estudio de las Escrituras en las lenguas originales. El renovado conocimiento de las fuentes de la doctrina cristiana reveló la vasta diferencia entre la sencillez natural del Evangelio y la fabricación eclesiástica que profesaba fundarse en él. “La Reforma debió su ser al contacto directo de la mente humana con las Escrituras”, y trajo la emancipación de esa mente, de la autoridad clerical y papal. Erasmo, 14661536, el más grande erudito y más popular escritor de los días de la Reforma. Su mayor ambición era librar a los hombres de falsos conceptos acerca de la religión decía que la mejor manera de hacerlo era volver a las Escrituras. Su N T griego 92

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(1512) dio a los traductores un texto exacto sobre qué trabajar. Crítico implacable de la iglesia Romana se deleitaba especialmente en ridiculizar a “hombres no santos en órdenes santas”. Ayudó grandemente a la Reforma, pero nunca se unió a ella. Había gran descontento por la corrupción de la Iglesia y del clero. El pueblo estaba inquieto a causa de las crueldades de la Inquisición; los gobernantes civiles se cansaban de la interferencia papal en los asuntos del Estado. “Al toque de la trompeta de Lutero, Alemania, Inglaterra y Escocia sobresaltaron como gigantes despertados del sueño”. C) Juan Wicliffe: El interés en la teología de Wicliffe está centrado en su similitud al pensamiento de los reformadores protestantes. El parecido más sorprendente está en su actitud hacia la Escritura. La Escritura procede, como él lo expresa “la veracidad de la Escritura de la boca de Dios”. Es la verdad entera en forma escrita y proporciona en esencia todo lo que se necesita saber de la ley, la ética y la filosofía. La Escritura es superior al papa, la iglesia y la enseñanza de los Padres de la iglesia. Es “la ley de Dios” y su enfoque de principio a fin es Cristo. La reverencia que Wicliffe sentía por la Biblia como autoridad suprema para el pensamiento y la vida cristiana, se demuestra ampliamente en sus innumerables referencias a ella así como en su decisión de hacerla traducir al inglés y ponerla a disposición del público en general. Empleando la Biblia como su norma, lanzó un ataque cada vez más violento sobre la riqueza, el poder y la decadencia de la iglesia. En 1358 en De ecclesia, explica que los miembros de la iglesia son los elegidos de Dios, ya que la predestinación es el fundamento de la iglesia. Pero nadie, ni siquiera el papa, puede estar seguro de su elección, pues la iglesia visible incluye a los preconocidos, es decir también a los réprobos. Pero todos los cristianos verdaderos tienen acceso personal directo a Dios y disfrutan de un sacerdocio común. Wicliffe pone su énfasis fuerte en el carácter moral como un signo del verdadero cristiano, y la inmoralidad, la codicia por el poder temporal y la riqueza entre los clérigos lo llevó a pedir la 93

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abolición de las órdenes monásticas y el papado. Por la misma razón elevó la dignidad del verdadero cristiano laico al grado de sostener que un sacerdote no era necesario para administrar la santa comunión. Rechazó la doctrina medieval de la transubstanciación y sostuvo en De Eucharistia del 1830, que el cuerpo de Cristo está “escondido sacramentalmente” en los elementos. De igual manera, condenó las indulgencias y el culto a los santos. Aunque el pensamiento de Wicliffe fue expresado en un idioma escolástico típicamente medieval, su enseñanza sobre la Escritura y la primacía de la predicación, así como su condenación de la transubstanciación y su elevación de la espiritualidad laica justifican que se le llame “el lucero de la mañana de la reforma”, siempre que se tome en cuenta la mayor claridad y sofisticación de la teología evangélica de los reformadores. D) Juan Hus: Reformador y mártir checo. Hus fue un predicador de capacidad excepcional, al igual que un erudito y teólogo. Sostenía como una verdad básica que la Escritura posee autoridad singular como la ley de Dios. Al mismo tiempo, consideraba que la tradición de la iglesia, especialmente la enseñanza de los Padres primitivos y hasta la época de Agustín, era una fuente de doctrina, pero con la condición de que ella también estuviera sujeta a la autoridad superior de la Biblia. La misma condición se aplicaba a las declaraciones de los líderes eclesiásticos de todos los tiempos. Aun a los laicos tenían derecho de poner tales declaraciones en tela de juicio si eran inconsecuentes con las Escrituras. Por esta razón, él creía firmemente que la Biblia debería estar en una traducción al alcance de la gente. Esta fue la base de su fuerte crítica de los abusos de poder y de la riqueza de parte de la iglesia de su propio tiempo. Fueron estos conceptos, especialmente como los expresó en su libro “De ecclesia” (1413) que causaron su condenación y muerte a manos del concilio de Constanza en 1415. En el verdadero sentido de la palabra, la iglesia es toda la compañía de los 94

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elegidos. Este es el cuerpo místico de Cristo, cuya cabeza única es Jesucristo. El papa no puede ser la cabeza de la iglesia en este sentido. Sin embargo, como una institución terrenal, la iglesia romana constituye una compañía mezclada, ya que los “conocidos de antemano” ___los no elegidos___ pertenecen a ella. El ocupar un puesto en la iglesia no hace automáticamente que alguien sea de los elegidos. Esta interpretación agustiniana de la naturaleza de la iglesia sugería que aun el papa mismo, al igual que los cardenales, podrían pertenecer a los “conocidos de antemano” en lugar de a los elegidos. Es verdad, el marcado contraste entre las vidas extravagantes de estos hombres y la pobreza de Cristo causaba profundas sospechas respecto a su condición espiritual. La iglesia verdadera es más amplia que la comunión de la iglesia romana, e incluye a todos aquellos en el mundo que confiesan juntamente con Pedro que Cristo es el Hijo de Dios viviente. Esta fe es la roca la cual está establecida la iglesia verdadera. Hus interpretó la fe en el sentido católico de “fe formada por amor y acompañada por la virtud de la perseverancia”. Si el papa imita la vida virtuosa de Cristo, es el vicario de Cristo. Pero su autoridad es espiritual y no civil. Es impropio que cualquier sacerdote ejerza poder [coercitivo], por lo cual Hus concluyó que no se justifica el uso de la violencia para desarraigar la herejía. Es incorrecto considerar la enseñanza de Hus como un mero eco de la de Wicliffe. Veneraba a su predecesor pero usaba sus libros con más discriminación. Fue un reformador católico moderado, pero es admirado con justa razón por los protestantes, porque en su actitud hacia la autoridad bíblica, su pasión por la reforma y su insistencia en el señorío de Cristo sobre la iglesia, preparó el camino para la iluminación espiritual que culminó en la Reforma Protestante. 2.- Sucesos pre-reformatorios: En el desarrollo de todos esos sucesos había un elemento de disidencia y renovación frustrada que prepararon el escenario para la aparición de la Reforma. Las conversiones masivas al 95

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cristianismo bajo el reinado de Constantino, Carlomagno y otros sólo produjeron una fe superficial. Los abusos ___tanto clericales y laicos como papales y políticos ___ fomentaron el deseo de una renovación. Cada vez más, la vasta maquinaria eclesiástica necesaria para supervisar al pueblo comenzó a manifestar señales peligrosas. La obra de los místicos sirvió como aguijón que estimulaba a Roma a mantener su calidad espiritual. Una influencia no puede minimizarse. Cada uno pedía a su país acoger una fe pura. Podemos mencionar al monje de Kempen, Tomás Kempis (1379-1471), Catalina de Siena (1347-1380), la heroína francesa Juana de Arco (aprox., 1412-1431), Julián de Norwich (1342-1416) y al gran teólogo místico alemán, Johannes Eckhart (1260-1327). La decadencia moral del papado propició el surgimiento de los llamados a la reforma, y la presión creció por toda la cristiandad. La iglesia se corrompió debido a las ambiciones de poder y prestigio de algunos eclesiásticos y a una serie de papas que tenían como meta principal engrandecerse a sí mismos. El liderazgo espiritual, como el de Hildebrando (monje francés del siglo XI, que fue papa con el nombre de Gregorio VII de 1073 a 1085) y de los reformadores del Medievo, se vio frustrado por los descarados casos de inmoralidad, soborno e intriga política. Latourette, usando términos de contabilidad, escribió: “El papado fue un deber más que un haber”. En tanto de tanta confusión moral, aparecieron dos reformadores: Juan Wicliffe y Juan Hus, erudito de la universidad de Oxford, que poco a poco se radicalizó y pidió la remoción de los papas mundanos. Para él, la salvación sólo descansaba en la elección divina, no en alguna conexión con la iglesia. Repudiaba a las indulgencias, las misas por los muertos y todo ritualismo. Además, para que las Escrituras estuvieran al alcance de la gente común, tradujo la Biblia del latín al inglés. Casi mil años antes, en el siglo IV, Jerónimo había hecho algo parecido, pues tradujo las Escrituras al latín común (vulgare). Esa traducción se conoce como la Vulgata. Lo irónico es que en la época de Wicliffe esa 96

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actividad se consideraba herética. Para esparcir el evangelio Wicliffe envió predicadores, “sacerdotes pobres”, a quienes se les apodó lolardos. Estos predicaban al aire libre en las áreas verdes y los atrios de los templos. Wicliffe no se distinguió por sus años de trabajo en Oxford, sino por los últimos siete u ocho años de su vida y pos sus escritos. Tanto su traducción bíblica como la labor de los lolardos contribuyeron a la Reforma inglesa. Juan Hus de Bohemia representa a todo un grupo de eruditos y predicadores que denunciaron la corrupción de la iglesia. Recibió el cargo de decano y rector de la universidad de Praga, y desde ese prominente cargo acusó al papa y afirmó que Cristo, y no Pedro, es el fundamento de la iglesia, y que él propugnaba una forma moral y no una revolución eclesiástica. Finalmente, el arzobispo lo excomulgó. Después de apelar sin éxito al papa, Juan Hus murió en la hoguera el 6 de julio de 1415. Sus palabras finales fueron las mismas de Jesús sobre la cruz: “Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu”. La grave amenaza de una iglesia corrupta provocó a los reformadores. El creciente nacionalismo, el surgimiento del humanismo, el renacimiento de la cultura y otros factores semejantes proporcionaron el combustible para la revolución. La mayoría de los precursores de la reforma protestante se quedaron dentro de la iglesia; y unos cuantos como Hus fueron excomulgados. Pero todo indicaba que algo importante iba a suceder. Un movimiento de protesta ___la Reforma Protestante___ se aproximaba y no tardó en llegar. 3.- La Reforma Protestante: Antes de la Reforma Protestante, el movimiento reformador dirigido por Hus fue el más exitoso. La influencia de Wicliffe, llamado la “estrella matutina” de la Reforma, guió a Hus a iniciar un esfuerzo nacionalista en Bohemia. La Reforma checa se alimentó intelectualmente de las obras de Hus. Este escribió un trascendente libro titulado De ecclesia, en 1413, un siglo antes de Lutero. Las ruedas de la Reforma giraban lenta pero 97

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inexorablemente. Más la iglesia católica romana consideraba anárquico todo lo que atacara las leyes eclesiásticas y civiles establecidas por ella. Dentro del contexto histórico hay que hacer notar varias situaciones que ejercieron influencia en forma externa como la peste negra y el movimiento islámico en Europa occidental. En 1453, Constantinopla cae en manos de los turcos. Este acontecimiento provocó terror en todo el cristianismo. Los movimientos populares como los lolardos y los husitas mantenían una a la defensiva a Roma. Aun los devocionalistas y místicos dejaron una huella en el aparentemente invencible poder de Roma. La influencia de los gobiernos centralizados creció, y eso sin el respaldo del poder eclesiástico. El desarrollo de las monarquías debilitó las pretensiones de los concilios y los papas. Como resultado de la Guerra de los 100 años entre Francia e Inglaterra (1337-1453), la realeza inglesa se fortaleció y habilitó para controlar a su gente y sus prácticas religiosas. Las dinastías políticas autónomas como el Palatinado, Sajonia, Brandeburgo y Bohemia y tres poderes eclesiásticos ___los arzobispados de Maguncia, Trier y Colonia ___ dieron rumbo a la Reforma alemana. La consolidación del dominio político secular preparó el terreno para la Reforma militante y la disidencia popular. En Inglaterra, el rey se arrogo el derecho de seleccionar al arzobispo de Canterbury. Dejaron de enviar tributo a Roma y el rey Enrique VIII se proclamó cabeza de la iglesia nacional. En Francia el movimiento galicano restableció la autoridad clerical local en la iglesia. España que era más católica que Italia, logró concesiones especiales de Roma bajo el reinado de Fernando e Isabel. El rey español comenzó a designar a los obispos nacionales. Roma retenía cierta influencia sólo en Alemania, pero poco a poco los magistrados civiles y cabildos de las ciudades hicieron que la vida fuera más difícil para la iglesia. Sin embargo, de manera especial en el siglo XVI, la magnitud de la corrupción provocó una revolución en Alemania.

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Alberto von Brandeburgo, arzobispo de Maguncia, Alemania, promocionó las ventas de indulgencias y Martin Lutero protestó contra ello. Los alemanes consideraron que era otra forma de pagar impuesto a un poder extranjero. El mismo Lutero pensaba de esa manera, pero también las consideró un mal religioso. Varios elementos clave de la civilización occidental convergieron para crear las circunstancias ideales para la Reforma. El humanismo fue importante porque intentaba erradicar el analfabetismo y produjo una sed insaciable por el estudio de la literatura clásica. Erasmo recuperó los idiomas originales de las Escrituras, y publicó el Nuevo Testamento griego, Gutenberg inventó la imprenta, se tradujo la Biblia a idiomas vernáculos y surgió una nueva economía. Todos esos hechos fueron la plataforma de la reforma. 4.- Historia de los acontecimientos que llevaron a Martin Lutero a publicar la gran Reforma: El gran acontecimiento que despertó la atención del mundo a principios del siglo XVI fue la Reforma Evangélica o Protestante, que empezó el 31 de octubre de 1517 en Alemania, bajo la dirección de Martín Lutero, y se esparció por todo el norte de Europa, y que dio como resultado el surgimiento de las Iglesias Evangélicas que no debían fidelidad a la Iglesia Católica Romana. El Papa reinante, León X, en virtud del hecho de que necesitaba grandes sumas de dinero para la terminación del templo de San Pedro en Roma, permitió a un agente llamado Juan Tetzel, que fuese por Alemania vendiendo certificados, firmados por el Papa, con virtud de conceder el perdón de todo pecado, no sólo de los poseedores del certificado, sino también de los amigos vivos o muertos en cuyo favor fuesen comprados, sin la confesión, el arrepentimiento, la pena o la absolución por un sacerdote. Juan Tetzel decía a la gente: “Tan pronto como su moneda suene en el cofre, el alma de sus amigos ascenderá del purgatorio al cielo.” Ante esta situación Martín Lutero empezó a predicar en contra de Juan Tetzel y su venta de indulgencias, denunciando abiertamente su enseñanza. En la mañana del 99

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31 de octubre de 1517, Martín Lutero clavó en la puerta de la iglesia del Castillo en Wittenberg (Alemania) un pergamino que contenía las noventa y cinco tesis o declaraciones, casi todas relacionadas con la venta de indulgencias, pero en su aplicación atacaba la autoridad del Papa y del sacerdocio. Los gobernantes de la Iglesia Católica Romana en vano procuraban restringir y lisonjear a Martín Lutero; él permaneció firme y la tempestad sólo le hizo más resuelto en su oposición a las doctrinas y prácticas no apoyadas por la Biblia, que enseñaba el Catolicismo Romano. Después de muchas controversias y la publicación de folletos que hicieron conocidas las opiniones de Martín Lutero por toda Alemania, sus enseñanzas fueron formalmente condenadas y fue excomulgado por una bula del Papa León X en junio de 1520. Se le ordenó al elector Federico de Sajonia que entregase a Lutero para ser juzgado y castigado, pero en vez de esto, le dio amplia protección, pues él simpatizaba con sus ideas. Martín Lutero recibió la excomunión con desafío llamándola “la bula execrable del Anticristo”, y el día 10 de diciembre, la quemó públicamente a las puertas de Wittenberg, ante una asamblea de profesores de la universidad, de los estudiantes y el pueblo. Con la bula del Papa también quemó copias de los cánones o leyes establecidas por las autoridades romanas. Este acto constituyó la renuncia final de Martín Lutero a la Iglesia Católica Romana. En 1521, Martín Lutero fue citado ante la Dieta o Concilio Supremo de los gobernantes alemanes, reuniéndose en Worms. El nuevo emperador del Sacro Imperio Romano (que en aquel tiempo incluía a Alemania, España, los Países Bajos y Austria), Carlos V, le dio la promesa de un salvo conducto, y Martín Lutero fue a la asamblea, aunque amonestado por sus amigos de que podría encontrar la misma suerte de Juan Hus en circunstancias parecidas en el Concilio de Constanza, en 1415. Lutero dijo: “Iré a Worms, aunque me acechen tantos demonios como tejas hay en los techados”. El 17 de abril de 1521, Martín Lutero estaba ante la Dieta, la cual presidía el emperador, y en respuesta a la pregunta que si se retractaría de las declaraciones de sus libros, después de considerarlo 100

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respondió que no podía retractarse de nada excepto de lo que fuera desaprobado por la Escritura o la razón, terminando con las palabras: “Aquí estoy; no puedo hacer otra cosa. Que Dios me ayude. Amén”. El emperador Carlos V fue instado para que prendiese a Martín Lutero, ofreciendo como razón de que la fe no podía ser guardada con los herejes, pero le permitió salir de Worms en paz. Aunque fue condenado, pero tenía tantos amigos entre los príncipes alemanes para que se cumpliese el edicto. Mientras Martín Lutero viajaba de regreso a su hogar, repentinamente fue arrestado por soldados del elector Federico y llevado para su seguridad al castillo de Wartzburgo en Turingia. Permaneció allí cerca de un año, disfrazado, mientras que tempestades de guerra y revuelta rugían en el imperio. Alemania se componía de gran número de pequeños Estados, regidos cada uno por un príncipe. Muchos de estos príncipes, juntamente con sus Estados enteros, habían sido ganados para la causa de Lutero. Ya en 1540, todo el norte de Alemania era luterano. Se les ordenó volver al redil romanista. En lugar de esto, se unieron para su defensa en la llamada Liga de Esmalcalda. Pero mientras Lutero no estaba ocioso, porque durante este retiro hizo su traducción del Nuevo Testamento a la lengua alemana, obra que por sí sola le hubiera hecho inmortal, porque su versión es considerada como el fundamento del idioma alemán escrito. Esto fue en el 1521; el Antiguo Testamento no fue terminado sino hasta varios años más tarde. Al regresar de Wartzburgo a Wittenberg, Martín Lutero reasumió la dirección del movimiento en favor de una Iglesia Evangélica, libre de excesos extravagantes. La Reforma Evangélica o Protestante del siglo XVI fue basada sobre cinco grandes conceptos bíblicos: a) Sola Fe, que significa que solamente por medio de la fe en la persona y la obra redentora de Jesús podemos ser aceptos delante de Dios; b) Sola Escritura, que concluye que la Palabra de Dios es la única autoridad para que el pecador encuentre el camino de la salvación; c) Solo Cristo, que sostiene que la 101

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justificación se obtiene sólo por los méritos de la muerte de Cristo en la cruz; d) Sola Gracia, que afirma que la salvación es sólo por la gracia de Dios. Nadie la merece; e) Solo a Dios sea la gloria, que declara que el creyente reconoce que sólo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo merece toda la honra y la gloria por su obra salvadora. Estos conceptos básicos todavía nos sirven para llevar a cabo la obra de la Iglesia en la época en que nos toca vivir. Al recordar lo que pasó en el siglo XVI, damos gracias a Dios por haber renovado su Iglesia y por las personas como Juan Wicliffe, Juan Hus, Jerónimo Savonarola, Martín Lutero y otros, que estuvieron dispuestos a dar sus vidas para mantener la sencillez del Evangelio y a hacer un esfuerzo por purificar la Iglesia del Señor Jesucristo. 5.- Zwinglio: En Suiza, tierra histórica de la libertad, la reforma fue comenzada por Zwinglio y llevada adelante por Calvino. La unión de los seguidores de ambos en 1549, constituyó la “Iglesia Reformada”. Sus reformas fueron aún más completa que las de Lutero. Zwinglio (1484-1531), se convenció alrededor del año 1516, de que la Biblia era el medio de purificar a la Iglesia. En 1525 Zúrich acogió oficialmente sus enseñanzas, y paulatinamente las iglesias abolieron las indulgencias, las misas, el celibato y las imágenes, guiándose únicamente por la Biblia, pero continuaron con el rito del bautismo infantil, aunque los más radicales se opusieron a ese rito. Recibió su educación en Basilea, con gran influencia de Erasmo de Rotterdam. Por ello, insistía en que su reforma era independiente de la de Lutero. Aunque los dos reformadores fueron muy similares, Zwinglio consideraba que las creencias de Lutero eran más cercanas a la fe genuina. Describió su independencia de la Biblia como algo especial, lo que se parece al descubrimiento de la justicia de Dios por Lutero. Zwinglio y Lutero diferían en la interpretación del significado de la cena del Señor. Zwinglio sostenía que ni el pan, ni el vino, el agua ni el predicador contienen o confieren gracia divina. Ese punto de vista memorial persiste en la actualidad en la mayoría de los bautistas y otros grupos cristianos independientes. Después de 1529, estalló una serie de guerras religiosas entre 102

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protestantes y católicos. La resultante paz de Cappel (1531) estableció el principio de la soberanía local en asuntos religiosos. Zwinglio, varón militante de convicciones inquebrantables, murió en el campo de batalla mientras defendía sus convicciones. 6.- Juan Calvino: En 1523, a la edad de 14 años, ingresó a la Universidad de la Marche en París, donde comenzó sus estudios teológicos. Ahí conoció las enseñanzas de los reformadores franceses. Al cumplir los 22 años ya tenía una maestría, estudios de leyes y un doctorado. En 1532, a la edad de 23 años, se convirtió al protestantismo. El describía su conversión así: “Dios subyugó e hizo enseñable un corazón que, tomando en cuenta mi edad, estaba demasiado endurecido contra tales asuntos”. Debido a la guerra religiosa en Francia, emigró a Ginebra. Ahí presentó un documento eclesiástico: “Artículos sobre la organización de la iglesia y la adoración” (1537). Además redactó un nuevo catecismo: “Instrucción en la fe”. Sus convicciones sobre el gobierno cristiano de las ciudades emergieron, lo mismo que su disidencia hacia las autoridades oficiales de la iglesia. En 1538 fue exiliado de Ginebra y en el exilio conoció a Martin Bucer, discípulo de Lutero. Calvino tuvo en alta estima las capacidades de Bucer para efectuar reformas y por ello las adoptó. Bucer se convirtió en [mentor] de Calvino. Estando en Estrasburgo, Calvino escribió la primera edición de su “Institución de la religión Cristiana” y su primer comentario bíblico. Cuando lo invitaron a regresar a Ginebra, hizo lo que pocos pastores se atreven a hacer al asumir un nuevo cargo. Amenazó al concilio de la iglesia diciendo: “Si quieren tenerme de pastor, corrijan el desorden en sus vidas”. En Ginebra, impuso su propio autoritarismo. Son de lamentar su dogmatismo y sus estrictas reglas de conducta, pero tenemos que admitir que dejó un legado. Su Institución es la exposición más clara del pensamiento reformado. Calvino fue llamado “el más grande teólogo del cristianismo”, y “el hombre más cristiano de su generación”. Más que ningún otro, ha orientado el pensamiento protestante.

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En los Países Bajos, la Reforma fue acogida desde muy temprano; el luteranismo, y luego el calvinismo, y desde aun antes eran muy numerosos los anabaptistas. Del 1513 al 1531 se hicieron 25 diferentes traducciones de la Biblia en holandés, flamenco y francés. Los Países Bajos eran parte de los dominios de Carlos V. En 1522 él estableció la Inquisición, y mandó que se quemara todos los escritos luteranos. En 1525 prohibió toda reunión religiosa en que se leyera la Biblia. En 1546 prohibió imprimir o poseer la Biblia ya sea la Vulgata o cualquier traducción. En 1535 decretó la “muerte por fuego” para los anabaptistas. Felipe II (1566-98), sucesor de Carlos V, ratificó los edictos de su padre, y con la ayuda de los jesuitas llevó adelante la persecución con aun mayor furia. Por una sola sentencia de la Inquisición, la población entera fue condenada a muerte, y bajo Carlos V y Felipe II más de 100.000 fueron masacrados con crueldad increíble. Algunos eran encadenados a una estaca cerca del fuego y asados lentamente hasta morir; otros eran arrojados a mazmorras, azotados y torturados en el potro antes de ser quemados vivos. A las mujeres se les enterraba vivas, prensadas en ataúdes demasiado pequeños y apisonados por los pies del verdugo. Quienes trataban de huir a otros países eran interceptados por los soldados y masacrados. Después de años de resistencia bajo crueldades inauditas, los protestantes de los Países Bajos se unieron bajo la dirección de Guillermo de Orange, y en 1572 comenzaron la gran rebelión. Después de increíbles padecimientos, ganaron en 1609 su independencia. Holanda, al norte, se hizo protestante; Bélgica, al sur, católica romana. Holanda fue el primer país que fundó escuelas públicas mantenidas mediante impuestos, y que legalizó principios de tolerancia religiosa y de libertad de prensa. En Escandinava el luteranismo fue introducido desde muy temprano. Fue hecho religión del Estado en Dinamarca en 1536, en Suecia en 1539 y en Noruega en 1540. Cien años después, Gustavo Adolfo (161132) rey de Suecia rindió notables servicios en derrotar el esfuerzo de Roma para aplastar a la Alemania protestante.

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7.- El Nombre de Protestante: La Dieta de Espira, 1529 d.C., en la cual los católicos romanos formaban mayoría, dictó que los católicos podían enseñar su religión en los Estados reformistas. Pero prohibió la enseñanza luterana en los Estados romanistas. Contra esto los príncipes luteranos hicieron una protesta formal, y desde entonces se les conocía como los “protestantes”. Aplicado originalmente a los luteranos, el nombre ha llegado a aplicarse o el uso popular a todos los que protestan contra la usurpación papal, inclusive a toda entidad cristiana evangélica. Ya en 1520 las enseñanzas de Lutero habían penetrado en Francia, y pronto siguieron las de Calvino. En 1559 había cerca de 400.000 protestantes. Se les llamaba “hugonotes”. Su sincera piedad y vidas puras formaban notable contraste con las vidas escandalosas del clero romano. En 1557 el Papa ordenó su exterminio. El rey decretó que se les masacrara y mandó que todo súbdito leal ayudara en cazarlos. Los jesuitas recorrían Francia persuadiendo a los fieles a que llevaran armas para su destrucción. Perseguidos así por los agentes papales tal como en los días de Dioclesiano, se reunían en secreto, a menudo en sótanos y a media noche. 8.- La matanza de Bartolomé: Catalina de Médicis, madre del rey, ardiente romanista e implemento complaciente del Papa, dio la orden, y en la noche del 24 de agosto de 1572 fueron masacrados 70.000 hugonotes, incluso la mayor parte de los dirigentes. Hubo grandes regocijos en Roma. El Papa y su colegio de cardenales fueron en solemne procesión a la Iglesia de San Marcos, y se cantó el Te Deum en hacimiento de gracias. El Papa también hizo acuñar una medalla en conmemoración de la masacre, y envió a París a un cardenal con las felicitaciones del Papa y de los cardenales para el rey y la reina madre. Francia estaba a un pelo de hacerse realmente protestante; pero la noche de San Bartolomé de 1572 Francia asesinó al protestantismo. En 1792 vino a Francia una protesta de “otra clase” (Tomás Carlyle). 9.- Las Guerras Hugonotes: Después de la matanza de San Bartolomé los hugonotes se unieron y se armaron para 105

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resistir, hasta que por fin en 1598 el Edicto de Nantes les dio el derecho de libertad de conciencia y de culto. Pero mientras tanto, unos 200.000 habían perecido como mártires. El Papa Clemente VIII llamó el Edicto de Tolerancia de Nantes una “cosa maldita”, y después de años de trabajo bajo cuerda de los jesuitas, en 1685 el edicto fue revocado, y 500.000 hugonotes huyeron a países protestantes. La Revolución Francesa de 1789, cien años después, fue una de las convulsiones más espantosas de la historia. El pueblo, en frenesí contra las tiranías de la clase reinante (incluso el clero, propietario de la tercera parte del suelo francés, ricos, indolentes, inmorales, e implacables en su trato de los pobres), se levantó en un reino de terror y de sangre. Abolieron el gobierno, cerraron las iglesias y confiscaron sus propiedades, suprimieron el cristianismo y el día domingo, y entronizaron a la diosa de la Razón (representada por una mujer disoluta). Napoleón restableció a la Iglesia, pero no sus bienes; en 1802 concedió la tolerancia para todos; y Casi terminó con el poder político de los Papas en todo país. En Bohemia, en 1600, de los 4.000.000 habitantes el 80 por Ciento era protestante. Cuando terminaron su obra los Habsburgo y los jesuitas, quedaban solamente 800.000, todos católicos romanos. En Austria y Hungría, más de la mitad de la población se había hecho protestante, pero bajo los Habsburgo y los jesuitas todos fueron muertos. En Polonia, a fines del siglo XVI, parecía que el romanismo estaba a punto de desaparecer del todo; pero aquí también los jesuitas mataron la Reforma mediante la persecución. En Italia, el propio país del Papa, la Reforma ya estaba bien arraigada; pero comenzó a trabajar la Inquisición, y casi no dejó trazas del protestantismo. En España la Reforma nunca hizo gran progreso por cuanto la Inquisición ya estaba allí desde antes. Todo intento de libertad o de pensamiento independiente se aplastaba con mano implacable. El inquisidor Torquemada (1420-98), monje dominico, en 18 años quemó a 10.200 y condenó a cadena perpetua a 97.000. A las víctimas generalmente se les quemaba vivas en la plaza pública como motivo de festividades religiosas. De 1481 a 106

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1808 hubo cuando menos 100.000 mártires y 1.500.000 desterrados. “En los siglos XVI y XVII”, la Inquisición extinguió la vida literaria de España, y puso a la nación casi fuera del círculo de la civilización europea. Cuando la Reforma comenzó, España era el país más poderoso del mundo. Su actual estado insignificante muestra lo que puede hacer de un país el Papado. 10.- La Armada Española (1588): Uno de los rasgos de la estrategia jesuita era provocar el derrocamiento de los países protestantes. El Papa Gregorio XIII “no escatimó ninguna cosa para impulsar al emperador Felipe II, rey de España, a la guerra contra la Inglaterra protestante”. Sixto V, quien llegó al Papado cuando ya se maduraba el proyecto, lo declaró una Cruzada (ofreció indulgencias a todo participante en ella). En aquel tiempo España tenía la flota más poderosa que jamás había surcado los mares; pero la orgullosa Armada halló la derrota en el Canal de la Mancha. “La victoria de Inglaterra fue el punto crucial del gran duelo entre el protestantismo y el romanismo. Aseguró para la causa protestante no solamente a Inglaterra y Escocía sino también a Holanda, Alemania del norte, Dinamarca, Suecia y Noruega”. En Inglaterra hubo primeramente rebelión y luego reforma. Desde los días de Guillermo el Conquistador, en 1066, había habido repetidas protestas contra el control papal de Inglaterra. Enrique VIII (1509-47) creía, así como también sus antecesores, que la Iglesia inglesa debía ser independiente del Papa, y que debía encabezaría el rey. Su divorcio no fue la causa, sino solamente la ocasión, de su rompimiento con Roma. Enrique no era ningún santo; pero tampoco lo era el Papa contemporáneo Paulo III, quien tuvo muchos hijos ilegítimos. En 1534 la Iglesia de Inglaterra definitivamente repudió la autoridad papal, y se disponía a una vida independiente bajo la dirección espiritual del arzobispo de Canterbury, a la vez que Enrique VIII asumió el título de “Cabeza Suprema” para los asuntos temporales y relaciones políticas de ella. Era arzobispo de Canterbury Tomás Cranmer, bajo quien comenzó la Reforma. Se abolieron los conventos, acusándoseles de inmoralidad; se introdujo en 107

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las iglesias la Biblia en inglés y un libro de Oraciones en inglés, y se abolieron en ellas muchas prácticas romanistas. En el siguiente reinado de Eduardo VI (1547-53), la Reforma progresó notablemente. Pero María la Sanguinaria (1553-58) hizo un intento resuelto de restablecer el romanismo. Y bajo ella padecieron el martirio muchos protestantes, entre ellos Latimer, Rídley y Cranmer. Bajo la Reina Isabel I (1558-1603) se permitió nuevamente la libertad, y la Iglesia Anglicana se restableció en la forma en que ha seguido hasta ahora. De la Iglesia Anglicana vinieron luego los puritanos y los metodistas. En Escocia, aún existía la influencia de Wicliffe. Las enseñanzas de Lutero penetraron cerca de 1528, y luego las de Calvino. La historia de la Reforma escocesa es la historia de Juan Knox. Juan Knox (1515-72), sacerdote escocés, comenzó a enseñar ideas reformistas cerca del año 1540. En 1547 fue apresado por el ejército francés y enviado a Francia, en donde fue esclavo galeote 19 meses. Fue libertado mediante la influencia del gobierno británico, y volvió en 1549 a Inglaterra, en donde siguió predicando. Cuando ascendió al trono María la Sanguinaria en 1553, fue a Ginebra, en donde se compenetró de la enseñanza de Calvino. En 1559 fue llamado a Escocía por el Parlamento de los Lores Escoceses, para encabezar el movimiento nacional de reforma. La situación política hizo que la reforma eclesiástica y la independencia nacional fueran un solo movimiento. María Estuardo, reina de Escocía, había casado con Francisco II, rey de Francia, hijo de Catalina de Médicis, la de la matanza de San Bartolomé. De esta manera Escocía y Francia estaban aliadas, y sus coronas unidas por aquel matrimonio. Francia estaba empeñada en la destrucción del protestantismo. Felipe II rey de España y otros romanistas tramaban el asesinato de la reina Isabel. Para colocar en el trono inglés a María reina de Escocia. El Papa Pío V, alentó el complot mediante una bula que excomulgaba a Isabel y subvertía la lealtad de sus súbditos (lo cual, conforme a la enseñanza jesuita, significaba que quien la asesinara haría un acto de servicio a Dios). Así, pues, no había 108

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posibilidad de reforma para la iglesia de Escocia mientras estuviese bajo el control francés. Juan Knox creía que el futuro del protestantismo dependía de una alianza entre la Inglaterra protestante y la Escocia protestante. Se demostró ser un dirigente magnífico. La Iglesia Reformada se estableció en 1560, y con la ayuda de Inglaterra, en 1567 fueron expulsados los franceses; y el romanismo fue extinguido en mayor grado que en ningún otro país. En gran parte, Juan Knox hizo de Escocía lo que es hoy día. En 50 años la Reforma había alcanzado a todo Europa, apoderándose de la mayor parte de Alemania, Suiza, los Países Bajos, Escandinava, Inglaterra, Escocia, Bohemia, Austria, Hungría y Polonia y ganando terreno en Francia. Fue un golpe tremendo para la Iglesia Romana, que a su vez organizó la Contrarreforma. Por medio del Concilio de Trento (que duró 18 años. 1545-63), los jesuitas, y la Inquisición, se suprimieron algunos de los abusos morales del Papado, y a fines del siglo Roma estaba ya organizada para un ataque agresivo contra el protestantismo. Bajo la orientación brillante y brutal de los jesuitas reconquistó mucho del territorio perdido; el sur de Alemania, Bohemia, Austria. Hungría, Polonia y Bélgica, y aplastó a la Reforma en Francia. Dentro de cien años, en 1689, la contrarreforma había agotado sus esfuerzos. Los principales soberanos que pelearon las guerras del Papa fueron Carlos V de España, 1519-56, contra los protestantes alemanes; Felipe II de España 1556-08, contra Holanda e Inglaterra; Fernando II de Austria (1619-37). 11.- Las guerras Religiosas: Catalina de Médicis, madre de tres reyes de Francia (Francisco II, 1559-60, Carlos IX, 1560-74, Enrique III, 1574-98), en las guerras de exterminio contra los hugonotes franceses. Al movimiento reformista siguieron cien años de guerras religiosas: a) contra los protestantes alemanes, 1546-55; b) contra los protestantes de los Países Bajos, 1566-1609; c) contra los hugonotes en Francia, 1572-98; d) de Felipe II contra Inglaterra, 1588; e) la guerra de los Treinta Años, 1618-48. Estas guerras involucraban rivalidades políticas y nacionales, como también 109

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intereses de propiedades, ya que en la mayoría de los países la Iglesia Romana era dueña de una quinta hasta una tercera parte de todas las tierras. Pero todas estas guerras fueron iniciadas por reyes católico romanos, instigados por los Papas y los jesuitas, con el propósito de aplastar al protestantismo. Ellos fueron los agresores; los protestantes se defendían. No se formaron los partidos políticos protestantes holandeses, alemanes y franceses sino después de años de persecución. 12.- La Guerra de los Treinta Años (1618-48). Nada podría mostrar mejor la condición secularizada del cristianismo del siglo XVI que el hecho de que los esfuerzos por reformar el sistema católico romano trajeron dos siglos de las más sangrientas luchas que los hombres habían conocido. Los antecedentes del uso de la fuerza militar para suprimir la disensión religiosa eran muchos y muy antiguos. No había apoyo para ello en las enseñanzas del N T ni el ejemplo de los cristianos primitivos. La adopción del cristianismo por Constantino en el año 312, sin embargo, introdujo el uso de métodos políticos y de armas para la supresión de la disensión religiosa. Sólo en este terreno la supuesta regla benéfica de Constantino probó ser un golpe más mortal para el verdadero cristianismo que las más severas persecuciones de sus predecesores en el trono romano. En cualquier parte donde podía gobernar a los dirigentes seculares, la creciente Iglesia Católica Romana seguía el ejemplo de Constantino de suprimir la disensión con la espada. Durante el período medieval es probable que la espada secular hiciera más por el crecimiento del poder romano que todos los misioneros de Roma juntos. Las cruzadas representaban en gran manera el detestable espíritu de la coerción militar en nombre de la religión. La caza de herejes y la pena de muerte en la hoguera ocuparon la atención de la mayor parte de los obispos ortodoxos del sistema católico romano hasta 1243, cuando la maquinaria especial de la Inquisición fue preparada por el papado para localizar y suprimir por la fuerza la disensión religiosa.

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Las guerras de los husitas del siglo XV dieron vislumbre de los horrores que vendrían en el siglo siguiente. Julio II (150313), el papa guerrero que alardeaba de sus hazañas con la espada, es una figura típica en una época en que la fuerza hacía el derecho, hasta en la religión. En el siglo XVI los intentos por reformar la Iglesia Romana produjeron guerras represivas en cuatro países: Suiza (contra Zwinglio); Alemania (contra Lutero); Francia (contra los hugonotes), y los Países bajos (contra Calvino), mientras que la guerra de los 30 años hizo estragos en todo el continente europeo. En Bohemia y Hungría, ya en 1580, los protestantes formaban la mayoría, incluso la mayor parte de los nobles terratenientes. El emperador Fernando II, de la familia de los Habsburgo había sido educado por los jesuitas, y con la ayuda de ellos se comprometió a suprimir el protestantismo. Los protestantes se unieron en su defensa. La primera parte de la guerra, 1618-29, fue una victoria romanista, eliminándose el protestantismo de todos los Estados católicos. Luego resolvieron re-catolizar a los Estados protestantes de Alemania. Gustavo Adolfo. Rey de Suecia, dándose cuenta de que la caída de Alemania significaría también la de Suecia, y quizás el fin del protestantismo, entró en la guerra. Su ejército fue victorioso, 1630-32. Salvó el día para la causa protestante. El resto de la guerra, 1632-48, fue principalmente una lucha entre Francia y los Habsburgo, y terminó siendo Francia la primera potencia de Europa. La Guerra de los Treinta Años comenzó como guerra religiosa, y terminó como guerra política. Causó de 10.000.000 a 20.000.000 de muertes. La inició el discípulo de los jesuitas Fernando II, con el objeto de aplastar al protestantismo. Terminó con la paz de Westfalia, 1648, que fijó los linderos de los Estados romanistas y protestantes. Esta guerra cerró el ciclo de las guerras religiosas y dio por entendido a la Iglesia Católica de Roma que el protestantismo no podía ser derrotado con armas. 13.- Las Persecuciones papales: El número de mártires bajo las persecuciones papales excede muy grandemente al de los mártires cristianos bajo la Roma pagana; cientos de 111

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miles entre albigenses, valdenses, y protestantes de Alemania, los Países Bajos, Bohemia, España y otros lugares. Suele excusárseles a los papas en esto diciendo que “así era el espíritu de aquel siglo”. ¿De quiénes era aquel siglo, y quiénes hicieron que así fuera? Los papas, que por mil años habían dominado al mundo cristiano. Y ¿qué de los mártires del siglo veinte en Colombia, México y otros países en donde la Iglesia Romana aun domina las mentes y los corazones? ¿Qué espíritu mató a éstos? Ciertamente no fue el espíritu de Cristo. La persecución es del espíritu del diablo, aquel que era “homicida desde el principio” (Jn.8:44a), aun cuando se hace en el nombre de Cristo. Otra excusa de las matanzas romanistas es la de que “los protestantes también perseguían”. Es cierto que Calvino consintió en la muerte de Servet. Los luteranos alemanes mataron a unos pocos anabaptistas. Eduardo VI de Inglaterra ejecutó en seis años a dos católicos (en los 5 años siguientes María romanista quemó a 282 protestantes). Isabel I ejecutó, en 45 años a 187 romanistas, la mayor parte por complots de insurrección o de asesinato, y no por herejía. En Massachusetts, en 1659, los puritanos ahorcaron a 3 cuáqueros, y en 1692 hubo 20 ejecutados como hechiceros. Al protestantismo puede imputársele algunos cientos de mártires, o cuando más unos pocos miles; pero los muertos por Roma suman incontables millones. Aun cuando la Reforma era una lucha por la libertad religiosa, algunos reformadores fueron lentos en dar a otros lo que buscaban ellos mismos. Pero el principio fundamental del movimiento era contrario a la persecución por motivos religiosos. Lutero dijo, “discutamos acerca de esto”; el Papa contestó, “Someteos, u os quemaremos”. Aun cuando los reformadores mismos retenían a veces algún residuo de la intolerancia romanista en que habían nacido, su doctrina era la de que el cristianismo debía propagarse sola y exclusivamente por medios intelectuales, morales y espirituales. En los países protestantes ya en 1700 toda persecución había cesado, en los romanistas sigue todavía.

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VIII.- Los siglos XVII al XIX Durante este período las fuertes convicciones religiosas de diversos grupos —especialmente de católicos y protestantes— llevaron a cruentas guerras que en algunos casos diezmaron la población. En Alemania y buena parte de Europa tuvo lugar la Guerra de los Treinta Años (1618–1648), posiblemente la más sangrienta que Europa había visto hasta entonces. A pesar de la Paz de Augsburgo, por largo tiempo continuó habiendo encuentros y escaramuzas entre protestantes y católicos. Por fin, la guerra abierta comenzó en Bohemia, tras el episodio que se conoce como “la [defenestración] de Praga” (1618). Los protestantes bohemios se rebelaron, y las tropas católicas ahogaron la rebelión en sangre, no sólo en Bohemia, sino doquiera los rebeldes tenían aliados. Los daneses intervinieron entonces en defensa de los protestantes, y tras cruentas batallas solamente se llegó a un armisticio que no satisfizo a nadie. Poco después, los suecos invadieron Alemania bajo el hábil mando de su rey Gustavo Adolfo. Este logró importantes triunfos para los protestantes, pero murió en el campo de batalla. Por fin, la Guerra de los Treinta Años terminó con la Paz de Westfalia (1648), que garantizaba la libertad religiosa, aunque únicamente para católicos, luteranos y reformados. En Francia se abandonó la anterior política de tolerancia. Esa tolerancia se basaba en la concesión de un número de plazas fuertes a los protestantes. Pero Richelieu, el ministro de Luis XIII, al mismo tiempo que favorecía a los protestantes en la Guerra de los Treinta Años, no podía tolerar la existencia dentro de Francia de tales baluartes protestantes. Él lo llevó de nuevo a la guerra religiosa, que culminó en el sitio de La Rochelle, el último reducto protestante. El próximo rey, Luis XIV, le puso fin a la tolerancia religiosa mediante el Edicto de Fontainebleu (1685), que prohibía el protestantismo. A pesar de ello, el protestantismo continuó existiendo en Francia, en lo que se llamó “la iglesia del desierto”.

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Al estallar la Revolución Francesa, Pío VI ocupaba el trono papal. Mucho antes, en 1775, este papa había comenzado su pontificado publicando una bula en que atacaba las ideas de los filósofos que abogaban por un nuevo orden social. Luego, desde los inicios de la Revolución, el Papa hizo todo lo que pudo por impedir su progreso. Esto dificultó las negociaciones sobre la Constitución civil del clero. En respuesta, el gobierno republicano de Francia se esforzó por debilitar al papado, no solo en Francia, donde se promulgó el “culto al Ser Supremo”, sino en la misma Roma, donde agentes franceses sembraban ideas republicanas. En 1798, los franceses ocuparon militarmente la ciudad de Roma, donde proclamaron la república, y declararon depuesto al Papa como soberano temporal. Este quedó prácticamente prisionero de los franceses, y murió al año siguiente. Bajo la protección del emperador Francisco II de Austria, enemigo de Francia, los cardenales se reunieron entonces en Venecia y eligieron papa a Pío VII. Eran los años en que Napoleón subía al poder, y a la postre, en 1801, Francia firmó con el Papa un concordato. Aunque Napoleón no era persona religiosa, no veía la necesidad de malgastar sus fuerzas en conflictos con el papado, y por ello Pío VII, restaurado a su sede romana, pudo reinar en relativa calma por algún tiempo. A fines de 1804, el Papa viajó a París para consagrar emperador a Napoleón, aunque este último, en señal de su autoridad absoluta, tomó la corona de manos del Papa y se la ciñó a sí mismo. Pero al año siguiente el ahora emperador se hacía coronar también rey de Italia, y sus tropas invadían de nuevo la Península. En 1808, ocuparon la ciudad de Roma. El Papa, negándose a huir, excomulgó a todos los que le hicieron violencia a la iglesia, y fue llevado al destierro por los ejércitos victoriosos. Allí quedó hasta que la caída de Napoleón en 1814 le permitió regresar a Roma, donde su primera acción fue proclamar el perdón a todos sus enemigos. Lo mismo hizo por el caído Napoleón, en cuyo favor intercedió ante las potencias vencedoras. Pío VII murió en 1823, dos años después que Napoleón, y le sucedió León XII.

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En Inglaterra tuvo lugar la revolución puritana, que llevó a la guerra civil, la ejecución del rey Carlos I, y otra serie de guerras, para por fin llegar a una situación muy parecida a la que existía antes de la revolución. Isabel murió sin dejar descendencia, y su sucesor fue su primo Jaime, quien ya era Rey de Escocia. Bajo Jaime y bajo su hijo Carlos I, hubo cada vez mayor descontento con la política religiosa oficial. Los “puritanos” insistían en una iglesia purificada de todo lo que no fuera bíblico, y fueron encontrando cada vez más apoyo en el Parlamento. Los reyes seguían políticas más tradicionales, y se apoyaban en los obispos, en su mayoría sumisos a la corona. El Parlamento convocó la Asamblea de Westminster, cuya Confesión (1647) vino a ser documento fundamental de la ortodoxia calvinista. Por fin, los conflictos entre el Rey y el Parlamento llevaron a la guerra civil, con la consecuencia de que Carlos I, derrotado por el Parlamento, fue ejecutado (1649). Vino entonces el “Protectorado” de Oliverio Cromwell, quien se había distinguido en la guerra civil. Al mismo tiempo, los puritanos se dividían cada vez más, de modo que había “independientes”, “presbiterianos”, “sabatistas”, “niveladores”, etc. A la muerte de Cromwell, su hijo Ricardo no pudo continuar su obra, y por fin la monarquía fue restaurada en la persona de Carlos II. Esto a su vez trajo una reacción contra los puritanos, que continuó bajo el reinado de Jaime II. Pronto se temió una restauración católica. Por fin los ingleses se rebelaron, Jaime II fue derrocado, y le sucedieron Guillermo de Orange y su esposa María (1688). Tras todas estas guerras se encontraba el espíritu inflexible de las diversas ortodoxias católica, luterana y reformada. Para cada una de estas ortodoxias, cada detalle de doctrina era sumamente importante, y por tanto no se debía permitir la más mínima desviación de la ortodoxia más estricta. El resultado fue, no sólo las guerras mencionadas más arriba, sino también una serie interminable de contiendas entre católicos, entre luteranos y entre reformados, quienes no

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lograban ponerse de acuerdo ni siquiera con sus propios [correligionarios]. Tras la muerte de Lutero, surgieron controversias entre los seguidores de Melanchthon (filipistas) y los luteranos estrictos. Pero aún tras la Fórmula de Concordia las controversias continuaron. Era la época del “escolasticismo protestante”, cuya metodología se parecía mucho a la del escolasticismo medieval. Se trató de definir todo detalle de doctrina, y no se permitían “desviaciones” como la de Jorge Calixto y su “sincretismo”. La ortodoxia reformada, de espíritu muy parecido a la luterana, centró su atención sobre la predestinación y la gracia. Sus dos puntos culminantes fueron el Sínodo de Dordrecht (o de Dort, 1618–19) y la Asamblea de Westminster. El primero condenó el arminianismo—doctrina que, según pensaban los calvinistas más estrictos, le concedía una participación demasiado activa al ser humano en el orden de la salvación, y por tanto subvertía la doctrina de la gracia soberana de Dios. La 2ª promulgó la Confesión de Westminster. Una de las diversas reacciones a esta ortodoxia estricta, y al daño obvio que estaba causando, fue el auge del racionalismo. Aunque tuvo precedentes mucho antes, se puede decir que el [racionalismo] comenzó con la obra de Renato Descartes, y su intento de aplicarle los principios matemáticos a la búsqueda de la verdad. En el continente europeo, Spinoza y Leibniz le dieron mayor ímpetu. En Gran Bretaña, tomó la forma, primero, del empirismo de Locke, y luego del [deísmo]. En Francia, llevó a la Ilustración, que a su vez sirvió de base ideológica para la Revolución Francesa. Hacia el final del período, con las críticas primero de Hume y luego de Kant, comenzó a verse que la “razón” no era tan objetiva como se pensaba. Otra consecuencia fue el surgimiento de una serie de posturas que subrayaban más la experiencia y la obediencia 116

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que la ortodoxia. Tales fueron el pietismo y el movimiento moravo entre los luteranos, y el metodismo entre los anglicanos. Los grandes líderes del pietismo luterano fueron Felipe Jacobo Spener y Augusto Germán Francke. Ambos insistían en un despertar y cultivo de la piedad personal, a base de pequeños grupos y de una disciplina espiritual. El movimiento, atacado por los luteranos ortodoxos, logró su mayor expresión en el movimiento misionero, del cual los ortodoxos no se ocupaban. Los moravos que se establecieron en tierras del conde Zinzendorf pronto fueron contagiados por la fe viva de Zinzendorf, y se distinguieron por su celo misionero. El metodismo, fundado por Juan Wesley y su hermano Carlos, fue originalmente un movimiento dentro de la Iglesia de Inglaterra, de la cual no deseaba separarse. Como el pietismo alemán, insistía en la fe personal, fomentada en pequeños grupos o “clases”. A la postre se separó de la Iglesia de Inglaterra. Creció principalmente entre las masas que sufrían las consecuencias de la Revolución Industrial, que tuvo lugar en Inglaterra antes que en el resto de Europa. Otros, descontentos tanto con la ortodoxia como con el pietismo, siguieron la opción espiritualista y se dedicaron a buscar a Dios, no ya en la iglesia o la comunidad de creyentes, sino en la vida interna y privada. Entre estos se destaca, primero, Jacobo Boehme (murió 1624), quien insistía en que, teniendo el Espíritu Santo, no era necesario medio físico alguno —ni siquiera la Biblia. Jorge Fox insistía en la “luz interior”, y la contraponía a la supuesta autoridad de la iglesia. De su obra salió el movimiento cuáquero. Su más distinguido seguidor fue Guillermo Penn, el fundador de Pennsylvania. A diferencia de Boehme y de Fox, Emanuel Swedenborg fue un hombre altamente educado, quien creía que sus revelaciones eran la respuesta y culminación de sus conocimientos científicos. Otros, en fin, decidieron abandonar Europa y partir hacia lugares donde esperaban establecer una nueva sociedad regida por los principios que ellos consideraban esenciales al 117

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evangelio —y que a veces incluían la intolerancia hacia cualquiera posición distinta de la de ellos. Este fue el origen de las colonias británicas en Nueva Inglaterra. Fue durante este período que se fundaron en Norteamérica las “trece colonias” que más tarde les darían origen a los Estados Unidos. La historia de estas colonias fue variada, y por tanto es necesario estudiarlas por separado. Aunque desde el punto de vista de la corona y de muchos de los empresarios se trataba de una empresa de carácter económico, muchas de las personas que acudieron a esas colonias —y algunos de sus fundadores— lo hicieron por motivos religiosos. Hubo por tanto colonias en que predominaban los puritanos, o los católicos, o los bautistas, etc. No fue sino en el siglo XVIII que se produjo el “Gran Avivamiento” que barrió las colonias, y que hizo mucho por darles el sentido de unidad que más tarde las llevaría a formar un solo país. La figura más notable en ese avivamiento fue el teólogo calvinista Jonathan Edwards. El movimiento Pentecostal: es el más grande e importante movimiento religioso que se haya originado en Estados Unidos. Comenzando en 1901 con solamente un puñado de estudiantes de la Escuela Bíblica de Topeka, Kansas, él numero de Pentecostales aumentó de manera estable a través del mundo durante el Siglo XX, y para el año 1993 se habían convertido en la familia más grande de Protestantes en el mundo. Con más de 200.000.000 de miembros quienes se designan de denominación Pentecostal, este grupo sobrepasa las iglesias Ortodoxas como la segunda mayor familia de Cristianos, sobrepasado solamente por los Católicos Romanos. Además, a estas “Clásicas Denominaciones Pentecostales”, habían más de 200.000.000 de Pentecostales “Carismáticos” en las denominaciones principales e iglesias carismáticas independientes, tanto Católicas como Protestantes, lo cual colocaba el numero de Pentecostales y Carismáticos en más de 420.000.000 personas en el año 1993. Este crecimiento explosivo ha forzado al mundo Cristiano a prestar más atención al movimiento completo en un intento por descubrir la raíz que causa este crecimiento. 118

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Aunque el movimiento Pentecostal tuvo sus comienzos en Estados Unidos, debe mucha de su teología básica a movimientos anteriores Británicos perfeccionistas y carismáticos. Por lo menos tres de estos, el movimiento Metodista / santidad, El movimiento Apostólico Católico de Edward Irving y el Keswick Británico movimiento de "Vida Superior" prepararon el camino por lo que pareció ser un derramamiento espontáneo del Espíritu Santo en América. Quizás el más importante precursor del Pentecostalismo lo fue el movimiento de santidad el cual salió del corazón del Metodismo a finales del Siglo diecinueve. De Juan Wesley, los Pentecostales heredaron la idea de una experiencia de crisis subsiguiente variadamente llamada 'entera santificación', 'perfecto amor', 'pureza de corazón'. Fue Juan Wesley quien posicionó tal posibilidad en su influyente tratado, Una cuenta Plena de Perfección Cristiana 1766. Fue de Wesley que el Movimiento de Santidad desarrollo la teología de una "segunda bendición". Pro fue el colega de Wesley, Juan Fletcher, quien llamó esta segunda bendición un 'bautismo en el Espíritu Santo', una experiencia la cual trajo poder espiritual al que la recibía así como limpieza interna. Esto fue explicado en su obra, Chequeos para el Antinomianismo (1771). Durante el siglo XIX, miles de Metodistas reclamaban haber recibido esta experiencia, aunque nadie en aquel tiempo vio alguna conexión entre esta espiritualidad y el hablar en lenguas o ningún otro de los dones. En el siglo siguiente, Edward Irving y sus amigos en Londres sugirieron la posibilidad de una restauración de los dones en la iglesia moderna. Irving, un popular pastor presbiteriano en Londres, dirigió el primer intento de una “restauración de dones” en su Iglesia Presbiteriana Regents Square in 1831. Aunque lenguas y profecías fueron experimentadas en su iglesia, Irving no fue exitoso en su búsqueda por una restauración de la cristiandad Neo Testamentaria. Al final, la Iglesia Apostólica Católica" la cual fue fundada por sus seguidores, intentó restaurar los "cincoministerios" (de apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y 119

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maestros) en adición a los dones. Aunque su movimiento en Inglaterra fracasó, Irving tuvo éxito en señalar a la glossolalia como “la señal” del bautismo en el Espíritu Santo, una faceta importante en la futura teología de los Pentecostales.

IX.- El siglo XIX 1.- Introducción: Este fue el gran siglo de la modernidad. Comenzó con una serie de convulsiones políticas que les abrieron el paso a los ideales de la democracia y de la libre empresa—la independencia norteamericana, la revolución francesa, y luego la independencia de las naciones latinoamericanas. Parte del ideal de estas nuevas naciones era la libertad de conciencia, de modo que a nadie se le obligara a afirmar aquello de lo que no estaba convencido. La independencia norteamericana les planteó a las iglesias de ese país, y especialmente a la Anglicana, la cuestión de sus relaciones con Inglaterra. A la postre, todas las iglesias en los Estados Unidos se hicieron independientes. Según el país fue extendiendo sus territorios hacia el occidente, primero a costa de las naciones indígenas y luego de México, las iglesias que más rápidamente crecieron en esos territorios fueron la bautista y la metodista. El “Segundo Gran Avivamiento”, parecido al primero, pronto desarrolló tonalidades altamente emotivas, y marcó la pauta para lo qua a partir de entonces serían los ”cultos de avivamiento”, que muchas iglesias acostumbraron celebrar periódicamente. Quizá el mayor reto a que tuvieron que enfrentarse las iglesias fue la cuestión de la esclavitud, que a la postre llevó a la guerra civil, y cuyo resultado fue la división de muchas iglesias. Varias de esas divisiones continuaron hasta bien avanzado el siglo XX. El crecimiento del metodismo llevó al surgimiento de varias “iglesias de santidad”, que subrayaban el tema wesleyano de la santificación. En algunas de ellas comenzaron a aparecer rasgos carismáticos. En el 1906, se produjo en la Misión de la Calle Azuza, en Los Ángeles, un 120

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avivamiento del cual se deriva buena parte del movimiento pentecostal moderno. Pronto el protestantismo norteamericano, en todas sus manifestaciones denominacionales, fue una fuerza misionera que se hizo sentir alrededor del globo. Esta fue la época en que aparecieron movimientos e interpretaciones teológicas tales como el dispensacionalismo, cuyo principal instrumento de propagación fue la Biblia comentada de Cyrus Scofield. Y fue también el período en el que el choque entre los nuevos conocimientos y las antiguas interpretaciones de la fe se hizo más agudo. El resultado más importante de ese choque fue el fundamentalismo, movimiento que tomó ese nombre por razón de los cinco “fundamentos” de la fe cristiana que promulgó en Niágara en 1895 (a) la infabilidad de las Escrituras; b) la divinidad de Jesús: c) su nacimiento virginal; d) su muerte expiatoria por los pecados; e) su segunda venida). Fue también la época en que surgieron nuevas religiones con rasgos tomados del cristianismo, como los mormones, los testigos de Jehová y la ciencia cristiana. Por el año 1844 comienza el movimiento Adventista con William Miller (más tarde por Elena Harmon de White). Por el año 1830 aparece la Iglesia de los Santos de los Últimos Días (Joseph Smith). En 1875 se funda la Iglesia la Ciencia Cristiana (Mary Baker Eddy) y en el año 1870 aproximadamente los Testigos de Jehová (Charles Taze Russell) que niegan la deidad de Cristo. En 1954 se funda la iglesia de la Cienciología y de la Unificación, que no aceptan la Deidad de Cristo ni la trinidad. En el año 1859 Charles Darwin escribe su libro “El Origen de las Especies”. Pero Dios no se deja sin testimonio ya que en el año1827 Juan Nelson Darby de los hermanos Plymouth crea el primer sistema dispensacional (una división de la historia en eras espirituales o dispensaciones), que tendrá mucha influencia en las enseñanzas de Cyrus Scofield en el siglo XX. En 1854 Charle H. Spurgeon, un predicador Bautista, atrae a tanta 121

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gente a sus reuniones que se construye una iglesia para él en Inglaterra. En 1855 Dwight L. Moody, un comerciante de Chicago, se convierte y empieza a predicar un mensaje simple sobre el arrepentimiento, la salvación y la vida espiritual. Es el comienzo de los avivamientos. Aunque buena parte de su ideología política era semejante a la de la revolución norteamericana, la revolución francesa tomó un giro muy distinto en lo que a la religión se refiere. Pronto el movimiento revolucionario se mostró hostil a la fe cristiana, y promulgó el “Culto a la Razón”, en cuyas aras muchos cristianos fueron sacrificados. Al terminar la revolución francesa, y a pesar de la restauración de la monarquía, la Iglesia Católica en ese país quedó seriamente debilitada. Debido a ello, y a otras circunstancias parecidas en el resto de Europa (inclusive las revoluciones de 1848) el catolicismo romano se volvió cada vez más conservador, y contrario a las nuevas ideas de libertad y democracia. En la América Latina, el movimiento independentista chocó con la jerarquía católica, en su casi totalidad fiel a la corona. Tras la independencia, fue necesario dirimir la cuestión de hasta qué punto las nuevas naciones eran herederas de los viejos derechos del Patronato Real. La constante pugna entre “liberales” y “conservadores” tenía mucho que ver con actitudes encontradas hacia la Iglesia, su jerarquía y sus antiguos privilegios. Poco a poco, se fue llegando a diversos arreglos con Roma. Pero este período dejó en todo el continente fuertes corrientes y sentimientos anticlericales. Pero esto, unido al racionalismo que ya venía ganando adeptos desde el período anterior, llevó a muchos a pensar que solamente una fe estrictamente racional era compatible con el mundo moderno. Esta actitud se puso de manifiesto especialmente entre los teólogos protestantes, sobre todo en Alemania, pero también en otras partes. Este fue el origen del [liberalismo], doctrina muy difundida en el siglo XIX.

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El primer gran teólogo protestante en tratar de responder a los retos de la modernidad reinterpretando la fe fue Friedrich Schleiermacher. Según Schleiermacher, la fe cristiana no es cuestión de doctrina ni de moral, sino de un sentimiento de dependencia absoluta ante Dios. A partir de ese sentimiento, Schleiermacher reinterpretó todas las principales doctrinas del cristianismo, de modo que no [confirieran] con la visión moderna de la realidad. Por ello se le ha llamado el “padre del liberalismo”. La filosofía de Hegel, que incluía toda una interpretación de la religión y de su historia, pronto logró gran auge, y muchos llegaron a pensar que el sistema de Hegel era la última y mejor interpretación de la fe cristiana y de la realidad toda. Frente a esto protestó el teólogo y filósofo danés Soren Kierkegaard, quien insistía en que el cristianismo es cuestión de una decisión radical, como un salto de fe al vacío, que [permea] la existencia toda. Por su énfasis en la “existencia” por encima de la “esencia” (contra Hegel) se le ha considerado fundador del [existencialismo]. Otros, tales como F.C. Baur, Adolf von Harnack y Albrecht Ritschl, se dedicaron al estudio histórico de la Biblia y de la fe. Aunque estos estudios arrojaron nueva luz sobre la fe cristiana también pusieron en duda mucho de lo que hasta entonces se había dado por sentado. Si el protestantismo —o al menos sus teólogos y portavoces académicos— erraron en mostrarse demasiado abiertos a las innovaciones del mundo moderno, el catolicismo siguió el camino contrario. Prácticamente todo lo que fuera moderno—la democracia, la libertad de conciencia, las escuelas públicas— le parecía herejía, y como tal lo condenó el papa Pío IX. Además, como parte de esa política reaccionaria, fue durante este período que el papa fue declarado infalible (I Concilio Vaticano, 1870) Es parte debido a la revolución francesa y sus actitudes hacia la religión, el papado tomó una postura abiertamente anti-moderna. Los teólogos que trataron de expresar e interpretar la fe católica en términos modernos fueron condenados y excomulgados. 123

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Esta actitud llegó a su punto culminante en el papado de Pío IX (1846–1878), quien promulgó el dogma de la inmaculada concepción de María (1854). Años más tarde, Pío IX publicó un “Sílabo de errores” en el que condenaba buena parte de los ideales modernos de la democracia, el libre juicio y la libertad religiosa. Por fin, en el año 1870, todavía bajo la dirección del mismo papa, el 1er Concilio Vaticano promulgó el dogma de la infalibilidad papal. Y en el Segundo Concilio Vaticano (Iglesia Católica Romana) acepta a los protestantes como los “hermanos separados”, promueve la traducción y la lectura de la Biblia, además revoca la excomulgación del Gran Cisma (1054), sostiene la infabilidad papal y alienta la realización de la misa en el idioma [vernáculo], no en latín. El próximo papa, León XIII, se mostró relativamente progresista en cuestiones de las relaciones entre obreros y patronos—aunque insistía en que solamente ha de haber sindicatos laborales católicos. Pero en casi todo lo demás siguió las líneas conservadoras de Pío IX. Lo mismo es cierto, en general, de todos los papas de la primera mitad del siglo XX, y por tanto puede decirse que en el caso de la Iglesia Católica el siglo XIX duró hasta la muerte de Pío XII (1958). Por otra parte, mientras en Europa muchos pensaban que el cristianismo era cosa del pasado, fue durante este período que la fe cristiana alcanzó tal expansión geográfica que por primera vez vino a ser verdaderamente universal. Ciertamente, uno de los elementos más importantes de la historia de la iglesia durante el siglo XIX fue su expansión misionera — especialmente la protestante— en Asia, Oceanía, África, el mundo musulmán y América Latina. El siglo XIX fue el gran siglo del colonialismo europeo, y también el gran siglo de las misiones protestantes. El auge y éxito del colonialismo se debieron a una serie de circunstancias políticas, económicas, tecnológicas, etc. Pero ese mismo auge hizo despertar el celo interés misionero.

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En Asia, la India fue el país que despertó el interés de los primeros misioneros, y especialmente de Guillermo Carey, el gran propulsor de las misiones modernas. En el Asia Sudoriental, Adinoram Judson se hizo igualmente famoso. En China, tras varios intentos fallidos y éxitos parciales, los misioneros lograron penetrar gracias a la infame Guerra del Opio. Pronto los misioneros en ese país se contaron por millares, y hasta llegó a haber un fuerte movimiento revolucionario de inspiración parcialmente cristiana. En Japón no se permitía la entrada de extranjeros hasta que la escuadra norteamericana forzó al país a cambiar esa regla. Los misioneros aprovecharon esa puerta abierta para penetrar en el país. En Oceanía, los viajes del capitán Cook abrieron el camino al comercio y las misiones. El cristianismo fue bien recibido por muchos habitantes de la región, que pronto se volvieron misioneros a otras islas vecinas. África, escasamente conocida al principio del siglo XIX, a fines de siglo había quedado repartida entre varias potencias europeas. Allí se destacó, en el sur del continente, el famoso misionero David Livingston. En el mundo musulmán, aunque también colonizado por las potencias europeas, la penetración misionera no fue tan exitosa, y quizá su resultado más notable fue que se produjeron cismas en varias de las antiguas iglesias que todavía existían en la región. El siglo XIX fue la época de la gran penetración inicial del protestantismo en América Latina. Apoyado frecuentemente por líderes liberales que deseaban ponerle coto al poder de la Iglesia Católica y de sus aliados conservadores, el protestantismo echó raíces en todos los países del continente. Buena parte del crecimiento protestante se debió a la inmigración de escoceses, ingleses, alemanes y otros. Al principio, los misioneros fueron mayormente ingleses y escoceses; pero luego hubo un número cada vez mayor de norteamericanos. Ya a fines del período había en todos los países del continente iglesias protestantes establecidas sobre bases relativamente sólidas.

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2.- El fin de la modernidad: Los principios racionalistas de los siglos anteriores, especialmente en su aplicación a las ciencias y la tecnología, arrojaron resultados inesperados. En el apogeo de la modernidad, se pensó que la humanidad se asomaba a una época gloriosa de abundancia y felicidad. Todos los problemas humanos tendrían solución mediante el uso de la razón y su hermana menor, la tecnología. Las naciones industrializadas del Atlántico del Norte (Europa y los Estados Unidos) llevarían al mundo hacia ese futuro mejor. Pero el siglo XX se ocupó de ponerles fin a tales sueños con una serie de acontecimientos que mostraron que la supuesta promesa de la modernidad no era sino un sueño. Aunque hoy veamos el colonialismo a través de otros lentes, lo cierto es que durante el siglo XIX y buena parte del XX las potencias colonizadoras justificaron su empresa sobre bases morales y religiosas. Se pensaba que la ciencia, la tecnología, y en general el progreso eran la gran contribución de Occidente al resto del mundo. Se hablaba por ello de “la obligación del hombre blanco”—the White man’s burden— de llevarles estos beneficios a los pueblos más “atrasados” del resto del mundo, y de hacerlo por fuerza, de ser necesario. Luego, al tiempo que las potencias colonizadoras, y los empresarios dentro de ellas, se enriquecían a base de los sistemas coloniales y neocoloniales, se pensaba que todo ello se justificaba por cuanto todo el globo a la larga se beneficiaría con los adelantos traídos por los colonizadores. Pero durante el siglo XX toda una serie de acontecimientos mostró que, si bien los beneficios de la tecnología moderna eran valiosos, también podían resultar costosos. Durante los treinta años entre 1914 y 1944, prácticamente toda la humanidad se vio envuelta en dos “guerras mundiales” que, aunque verdaderamente mundiales en su impacto, se debieron principalmente a conflictos entre las potencias occidentales. En esas guerras, los supuestos avances modernos produjeron más bajas—y más bajas entre civiles— que en cualquier conflicto anterior.

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En Rusia, y luego en varias docenas de países, el poder quedó en manos del [comunismo], con su promesa de una vida mejor para todos, y especialmente para los más pobres y oprimidos. Pero, tras más de siete décadas de experimentación social y cuatro de “guerra fría”, resultó claro que esta otra versión de la promesa moderna tampoco era capaz de cumplir lo prometido. Aunque en menor escala, pero con consecuencias igualmente trágicas, varias de las naciones más pobres del mundo se vieron envueltas en guerras internas en las que los adelantos de la tecnología tuvieron amplia oportunidad de mostrar su mortífera eficiencia. Por otra parte, aun en sus usos supuestamente pacíficos, los adelantos modernos produjeron descalabros ecológicos en todos los continentes del globo. En unas pocas décadas desaparecieron bosques milenarios, grandes ríos se volvieron cloacas químicas incapaces de sostener la vida, y en las ciudades más pobladas hasta respirar el aire se volvió peligroso. En todo el mundo ocurrió una rápida descolonización. Esto también fue parte del fin de la modernidad, pues lo que ocurrió fue que se perdió la confianza en las promesas de la modernidad, que habían sido la justificación de la empresa colonizadora. En Asia, África y América Latina, hubo una fuerte reacción, tanto política como intelectual, contra el colonialismo y el neo-colonialismo. Al principio del siglo XX, prácticamente todo el continente africano se encontraba bajo regímenes coloniales. Hacia fines del mismo siglo, el mapa de África había cambiado radicalmente, con la independencia de docenas de países. Algo semejante sucedió en Asia, Oceanía y el Caribe. En América Latina, políticamente independiente desde el siglo anterior, se escucharon protestas cada vez más fuertes contra el neocolonialismo económico. En todas partes del mundo, surgió un movimiento de revitalización de viejas tradiciones, costumbres y culturas que habían quedado sumergidas bajo el auge del colonialismo. Para analizar el impacto de esos acontecimientos en la vida de la iglesia, lo más sencillo es comenzar siguiendo el curso de las tres

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principales ramas del cristianismo: la oriental, la católica romana, y la protestante. A principios del siglo XX, toda la iglesia oriental se vio sacudida por la revolución rusa, y por su impacto en Europa oriental. El [marxismo], tal como se le aplicó en la Unión Soviética, era una versión de la promesa moderna. Pero hacia fines del siglo XX resultaba claro que la empresa había fracasado, y la Iglesia Rusa, que por varias décadas había tenido que existir bajo fuerte presión gubernamental, mostraba nuevas señales de vida. El desmembramiento del Imperio Otomano en los siglos XIX y XX hizo que surgieran varias iglesias nacionales independientes de Constantinopla en países tales como Grecia, Serbia, Bulgaria y Rumania. Durante buena parte del siglo XX, varias de estas iglesias vivieron bajo regímenes hostiles (musulmanes primero, y comunistas después). Pero a pesar de ello dieron fuertes muestras de vitalidad. La Iglesia Rusa y las otras iglesias orientales en diversos países de la Unión Soviética fueron objeto de fuertes presiones gubernamentales. Muchos pensaron que a la postre desaparecerían. Pero lo cierto es que perduraron hasta la caída del régimen comunista, y que salieron de él dando muestras de vigor y vitalidad. Esto se debió en buena medida al mantenimiento de las tradiciones litúrgicas y catequéticas, que muchos en Occidente no apreciaban, pero que a pesar de ello se mostraron capaces de fortalecer y sostener la fe en tan difíciles circunstancias. El catolicismo romano continuó su lucha contra ciertos aspectos de la modernidad a través de toda la primera mitad del siglo. Fue a partir de 1958, con el advenimiento al trono papal de Juan XXIII, que esa iglesia comenzó a abrirse al mundo moderno. Pero ya para entonces, el mundo a que la iglesia se abrió se movía rápidamente hacia la postmodernidad, y la teología que siguió al Segundo Concilio Vaticano se volvió cada vez más crítica de la modernidad — aunque no a base de la actitud reaccionaria de generaciones 128

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anteriores, sino mirando hacia un futuro allende la modernidad. Los papas de la primera mitad del siglo XX continuaron las políticas de sus predecesores. Para ellos, lo importante era defender la iglesia y sus prerrogativas a todo costo. Por esa razón, varios de ellos mostraron simpatías hacia el [fascismo], y ninguno adoptó posturas heroicas ante los retos y las tragedias que se desataron sobre el mundo durante la primera mitad del siglo XX. Varios de los principales portavoces de actitudes teológicas más abiertas fueron silenciados por el Vaticano. Esta actitud cambió con la elección de Juan XXIII, quien veía la necesidad de abrir la iglesia al mundo contemporáneo, y de responder a las necesidades reales del pueblo. Por ello convocó al Segundo Concilio Vaticano. En este concilio, la mayoría de los obispos representaban iglesias del Tercer Mundo, en su mayoría pobres. Varios de los teólogos que habían sido silenciados por papas anteriores asistieron al Concilio como [peritos]. Por tanto, el Concilio se declaró solidario con los gozos y esperanzas, las tristezas y las angustias del mundo contemporáneo, y tomó medidas a favor de la libertad de conciencia, el desarrollo de liturgias adecuadas a cada cultura y situación, la celebración de la misa en los idiomas de cada pueblo, etc. Aunque después de la muerte de Juan XXIII se perdió algo de este impulso, las fuerzas desatadas no podían ahora volverse a contener, y por tanto la Iglesia Católica se abocó al futuro postmoderno con nueva vitalidad, pero también con fuertes disensiones internas. El optimismo de los teólogos protestantes liberales en Europa se vio sacudido por las dos guerras mundiales. Lo mismo sucedió en los Estados Unidos, aunque en menor grado y más lentamente. En cierto modo, la rebelión de Karl Barth contra el liberalismo fue un primer anuncio de la necesidad de una teología postmoderna. En los Estados Unidos, las luchas por los derechos civiles, y los conflictos y crisis sociales de fin de siglo, jugaron un papel parecido.

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Durante la primera mitad del siglo XX, Europa continuó siendo el principal centro de actividad teológica protestante. Allí se destacó sobre todo el teólogo Karl Barth, quien reaccionó contra el liberalismo de sus maestros con una teología de la Palabra de Dios, teología de la crisis o [neo-ortodoxia]. Aunque pocos le siguieron en todos los aspectos de sus enseñanzas, el impacto de Barth fue enorme, y le puso fin al auge del liberalismo. Esta nueva teología fue la base sobre la cual el protestantismo alemán pudo resistir al [nazismo], sobre todo en la famosa “Declaración de Barmen”. Y fue también la inspiración del más conocido mártir de la época, Dietrich Bonhoeffer. Además, buena parte de la teología europea se dedicó al diálogo con el marxismo —sobre todo con algunos marxistas a quienes los demás no consideraban ortodoxos. El teólogo más distinguido en esta empresa fue el checo Joseph Hromádka. Por otra parte, el proceso de secularización que caracterizó toda la edad moderna continuó en Europa occidental, donde eran cada vez menos quienes participaban de la vida de la iglesia. En los Estados Unidos, aunque en forma menos dramática, los acontecimientos siguieron un curso parecido. Allí los hermanos Niebuhr (H. Richard y Reinhold) jugaron un papel semejante al de Barthen Europa. Y la lucha por los derechos civiles de los negros, bajo el liderazgo de Martin Luther King, Jr., proveyó oportunidades de obediencia radical—es decir, obediencia a Dios y desobediencia a las injustas leyes humanas—semejantes a las que el nazismo proveyó en Europa. Y allí también, aunque en menor grado, se vio el proceso de secularización que tuvo lugar en Europa. Por otra parte, en todas las tradiciones cristianas hubo también una reacción paralela al anticolonialismo. Las iglesias jóvenes, producto de la empresa misionera, comenzaron a reclamar su autonomía y su derecho y obligación de interpretar el Evangelio dentro de su propio contexto y desde su propia perspectiva. En América Latina, una de las más notables manifestaciones de esta tendencia fue el auge del 130

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movimiento pentecostal. En todas partes del mundo, las minorías étnicas y culturales dentro de la iglesia, así como también las mujeres, hicieron oír su voz. En Asia, África y América Latina surgieron nuevas corrientes teológicas que tomaban en cuenta las circunstancias políticas, económicas y culturales de cada lugar. En todo el mundo cristiano, las minorías étnicas y las mujeres comenzaron a reclamar que las teologías tradicionales no respondían a su situación ni a sus experiencias. Esto dio origen a varias teologías que reciben el nombre común de [teologías contextuales] —por ejemplo, la teología de liberación en América Latina, las varias teologías feministas, la teología negra en los Estados Unidos, etc.— aunque lo cierto es que toda teología siempre ha sido contextual. En varias de sus manifestaciones, estas diversas teologías han enriquecido el diálogo teológico, y han llamado a la iglesia a reconocer dimensiones en el Evangelio que han sido frecuentemente desconocidas u olvidadas. En cierto modo, el auge de estas teologías es señal del fin de la modernidad, que daba por sentado que el modo de pensar y de actuar de las élites intelectuales de Occidente a la postre se impondría sobre el resto del mundo. Algo semejante ha sucedido con el movimiento pentecostal. Este movimiento, en sus muchas manifestaciones, se ha abierto paso en todo el mundo, y especialmente en América Latina. Aunque al principio se mostraba reacio a la reflexión e investigación teológica, hacia fines del siglo XX contaba ya con varios teólogos distinguidos, y comenzaba a impactar el resto de la teología cristiana. Esto también era señal del fin de la modernidad, pues durante el auge de la misma se llegó a pensar que la insistencia en los milagros, en la experiencia de la presencia del Espíritu, y en dones tales como la glosolalia, etc., eran cosa que pertenecía a la ignorancia del pasado. Hoy, cuando la modernidad misma da señales de fracaso, una de esas señales es precisamente el crecimiento y el impacto del pentecostalismo.

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El resultado fue un nuevo tipo de ecumenismo. El movimiento ecuménico había surgido principalmente del impulso y las necesidades misioneras. Ahora, con el auge de las iglesias jóvenes, tomó un nuevo giro. Y lo mismo puede decirse del movimiento misionero mismo, en el que las iglesias jóvenes ocuparon un lugar cada vez más importante. El movimiento ecuménico moderno tuvo sus orígenes principalmente en el movimiento misionero, pues bien pronto quienes servían en tierras de misión se percataron de que las divisiones entre los cristianos eran uno los mayores impedimentos a la conversión de los no cristianos. Por ello tuvieron lugar varias conferencias misioneras cuyo propósito era lograr mayor colaboración y comunicación entre las diversas empresas misioneras. La más notable de ellas fue la que tuvo lugar en Edimburgo, Escocia, en 1910. De ella, por diversos caminos, surgieron el Consejo Internacional Misionero, el movimiento de Fe y Orden y a la postre el Consejo Mundial de Iglesias. Por largo tiempo, estas organizaciones fueron la principal expresión de las ansias de unidad entre los cristianos. Pero, con el crecimiento de las iglesias jóvenes, y especialmente de iglesias autóctonas que no se derivan directamente de las misiones occidentales, la situación ha cambiado. Al tiempo que el Consejo Mundial de Iglesias y otras organizaciones semejantes buscan expresar la unidad cristiana, en cada país y lugar del mundo hay numerosas otras expresiones de unidad y de colaboración entre cristianos. En varios países varias de las llamadas iglesias jóvenes se han unido en una sola iglesia, mostrando así mayor flexibilidad y creatividad que las viejas iglesias misioneras. En otros lugares se han organizado sociedades misioneras y de servicio público que cuentan únicamente con los recursos del lugar, sin dependencia alguna de recursos del extranjero. Luego, no importa cuál sea la reacción de cada cual a las teologías del Tercer Mundo, es fácil suponer que el siglo XXI se caracterizará por una vasta empresa misionera de las iglesias del Sur hacia el Norte. Por tanto, las tierras que dos siglos 132

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antes fueron consideradas ‘el fin de la tierra’ tendrán entonces la oportunidad de devolver el testimonio del evangelio que escucharon del Norte generaciones antes. Y así la misión “hasta lo último de la tierra” se volverá misión “desde lo último de la tierra”, mostrando una vez más que la Palabra de Dios no volverá vacía, sino que hará aquello para lo cual Dios la ha enviado, por extraño e increíble que nos parezca a nosotros los mortales. 3.- Orígenes del Pentecostalismo: Los primeros “Pentecostales” en el sentido moderno aparecieron en la escena en 1901 en la ciudad de Topeka, Kansas en una escuela Bíblica conducida por Carlos Fox Parham, un maestro de Santidad y ex pastor Metodista. A pesar de la controversia acerca de los orígenes y el tiempo del énfasis de Parham en glossolalia, todos los historiadores están de acuerdo en que el movimiento comenzó en los primeros días de 1901, cuando el mundo entraba en el Siglo veinte. La primera persona en ser bautizada por el Espíritu Santo lo fue Agnes Ozman, una de las estudiantes de la Escuela Bíblica de Parham, quien habló en lenguas el primer día del nuevo siglo, 1 Enero de 1901. De acuerdo a J. Roswell Flower, el secretario fundador de las Asambleas de Dios, la experiencia de Ozman fue “el toque que se sintió alrededor del mundo”, un evento el cual creó “el Movimiento Pentecostal del Siglo XX”. Como resultado de este Pentecostés de Topeka, Parham formulo la doctrina de que las lenguas eran la “Evidencia Bíblica” del bautismo en el Espíritu Santo. El además enseñó que las lenguas eran un impartimiento supernatural de lenguas humanas con el propósito de evangelizar el mundo. Por lo que enseño que los misioneros no tenían que estudiar idiomas extranjeros ya que iban a poder predicar por todo el mundo. Armado con esta nueva teología, Parham fundó un movimiento eclesiástico el cual llamó “Fe Apostólica” y comenzó un torbellino de avivamientos través de Medio Oeste Americano para promover esta excitante nueva experiencia. No fue hasta 1906, cuando el Pentecostalismo consiguió atención mundial a través del avivamiento en la Calle Azuza en Los Ángeles dirigidos por el predicador Africo-Americano 133

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William Joseph Seymour. El aprendió acerca de atestiguado bautismo con lenguas en una escuela Bíblica que Parham condujo en Houston, Texas en 1905. Invitado a pastorear una congregación negra de Santidad en Los Ángeles en 1906, Seymour abrió su histórica reunión en Abril, 1906 en un edificio de una antigua Iglesia Africana Metodista Episcopal (AME) en 312 Calle Azuza en el centro de Los Ángeles. Lo que pasó en la calle Azuza ha fascinado a los historiadores de la iglesia por décadas y todavía no has sido completamente entendido y explicado. Por más de tres años, La “Misión Apostólica de Fe” de la calle Azuza condujo tres servicios al día, siete días a la semana, donde miles de seguidores recibieron el bautismo en lenguas. Lo que se hablaba de este avivamiento se propagó por medio de La Fe Apostólica, un periódico que Seymour enviaba gratuitamente a 50,000 subscriptores. De la calle Azuza, el Pentecostalismo se propagó rápidamente alrededor del mundo y comenzó a adelantar hasta convertirse en una de las mayores fuerzas del cristianismo. El movimiento de la calle Azuza parece haber sido la mezcla de la religión de Santidad de los Blancos Americanos con los estilos de adoración derivados de la tradición Cristiana Africo-Americana la cual se había desarrollado desde los días de la esclavitud en el Sur de Estados Unidos. La alabanza y adoración expresiva de la calle Azuza, la cual incluía gritos y danzas, han sido comunes entre los Blancos Apalaches al igual que los negros del Sur. La mezcla de las lenguas y otros dones con la música y estilo de adoración negros crearon una nueva e indígena de Pentecostalismo que probó ser extremadamente atractiva para las gentes desheredadas y menos agraciadas tanto en América como en otras naciones del mundo. El aspecto interracial del movimiento en Los Ángeles fue un fuerte golpe de excepción al racismo y la segregación de los tiempos. El fenómeno de negros y blancos adorando juntos bajo un pastor negro parecía increíble a muchos observadores.

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A la verdad, gente de todas las etnias minoritarias de Los Ángeles, una ciudad la cual Barleman llamó “La Jerusalén Americana”, estaban representadas en la calle Azuza. El lugar de William Seymour como un importante líder religioso parece estar asegurado. Tan pronto como en 1972, Sidney Ahstrom, un conocido historiador de la iglesia de la Universidad de Yale, dijo que Seymour fue el líder negro más influyente en la historia religiosa de América. Seymour, al lado de Carlos Parham, pueden bien ser llamados los cofundadores del Pentecostalismo mundial. Por el año 1906 además Alberth Schweitzer escribe “en búsqueda del Jesús histórico”.

4.- La llegada del Espíritu Santo a Chile: La obra pentecostal en Chile se remonta al derramamiento del Espíritu Santo en India. Pandita Ramabai, una viuda hindú bien educada, estableció un hogar cristiano en Mukti para viudas jóvenes desamparadas. El Señor le dio varias colaboradoras maravillosas para ayudar a las mujeres para la vida y el servicio cristiano. Una de ellas, Minnie F. Abrams, misionera de Estados Unidos escribió: “En enero de 1905, Pandita Ramabai les habló a las señoritas de Mukti acerca de la necesidad de un avivamiento, y llamó a voluntarias que se unieran para orar con ese propósito. Se presentaron 70 voluntarias, y se fueron añadiendo otras hasta que a principios del avivamiento ya se reunían 550 dos veces al día. En junio Ramabai pidió voluntarias que abandonaran sus estudios seculares para ir a los alrededores a predicar el evangelio. Se presentaron 30 señoritas. Nos reuníamos a diario a orar por un investimento de poder”. Minnie Abrams también contó la manera en que Dios derramó su Espíritu sobre las muchachas. La presencia del poder de Dios era tan grande que produjo convicción de pecado, arrepentimiento profundo y luego gozo en la

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seguridad del perdón. Muchas fueron bautizadas en el Espíritu Santo y hablaron en lenguas que no habían aprendido. Mientras tanto en América del Sur, en Chile, un misionero metodista, Willis Collins Hoover Kurt, oraba por un avivamiento en la Iglesia Metodista Episcopal de Valparaíso que pastoreaba él. Su esposa, Mary Anne, era amiga de Minnie Abrams. Habían asistido juntas al instituto de adiestramiento en chicago. En 1907, Minnie le envió a la señora Hoover por ver la realización de lo que Dios tuviera dispuesto para ellos y su iglesia. Fascinados, los Hoover comenzaron a establecer correspondencia con otros amigos de Venezuela, Noruega y la India, los cuales compartían con ellos sus experiencias respecto al Espíritu Santo. En 1908 otros testimonios confirmaron su fe en que el avivamiento pentecostal estaba de acuerdo con las Escrituras y era de origen divino. El avivamiento llegó a la iglesia de Valparaíso, como en los otros lugares, como respuesta al a oración ferviente. a) Juan Bautista Canut de Bon Gil: Fue un pastor evangélico del siglo XIX, predicó denondamente el reino de Dios, ganando para sí el apelativo cargado de una connotación indigna y burlesca. El diccionario de la Real Academia de la lengua española ha establecido el término “canuto” una acepción, señalando que el nombre “que el pueblo de Chile da a los ministros y pastores protestantes”. Canuto, como hecho que pasaría a la historia del Evangelio en Chile, se destaca lo que rebasó la copa de amargura del valiente pastor y ex sacerdote jesuita, cuando pasa por las calles, la gente lo insultaba con improperios de todo tipo. Nuevamente las actas de la Iglesia Metodista Episcopal de la Serena nos alumbraban a este respecto cuando dice que el pastor Canut de Bon: “…se dedicaba a la obra con todo esmero. Por este motivo se le veía a todas horas en la calle”. En diciembre de 1876, según el Diario de Vida de Canut de Bon, encontró un Nuevo Testamento en un andén de una 136

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estación de Ferrocarril, proveniente de la Sociedad Bíblica de Valparaíso episodio que transformo su vida: fue mi “Primer encuentro que tuve con el Evangelio”. En 1880 tendrá la oportunidad de conocer al predicador Robert McLean del que se hizo amigo. Se transformará en el primer predicador de habla hispana en Chile. Gracias a la Misión de Mac-Lean he encontrado esta salvación tan grande a mi alma. El Periódico Evangélico, editado en Inglés “The Récord” escribe de él en diciembre de 1879: “Hace dos años atrás, un inteligente Español, a la sazón residente en san Felipe, se hizo ardiente amigo del Evangelio de Jesucristo”. Su prédica valiente y temeraria en un país de mayoría católica le llevó a distanciarse de los presbiterianos extranjeros, que temían ser deportados por infligir las leyes religiosas contempladas en la Constitución de 1833, que privilegiaban a la Iglesia Oficial del Estado por sobre otras religiones. Esto le significó la expulsión de la nueva religión. Su estilo de prédica callejera era desconocida por los chilenos, (En un contexto de luchas laicas causada por la no Separación Iglesia-Estado), le ocasionó persecución y burlas, pero también muchos adeptos. Estos recibirán el apelativo de “canutos”, para reconocerlos como “seguidores de Canut”, aunque este término se ha hecho extensivo para todos los miembros de las iglesias evangélicas sean o no seguidores de Canut. Es tiempo que aparezcan evangelistas, misioneros, predicadores, cristianos de valor, atrevidos y visionarios, que con el ejemplo de Canut de Bon y otros, supieron enterrar el arado con esfuerzo, sacrificio y lágrimas para que fuéramos alcanzados por el Evangelio de Jesucristo y nos resta llevar estas noticias de amor a otros que aun se aferran a creencias erradas y no llegan al conocimiento del Único Dios de Amor.

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Toda palabra que esté entre paréntesis [] en negrita y en cursiva está en el vocabulario con su respectiva página para mejor ubicación. P. ej., [Sedición]. 1.- Sedición (pág.5): Alzamiento colectivo y violento contra un poder establecido. 2.- Sincretismo (pág. 11): Este vocablo viene del griego Sumkretismos, que significa, coalición de dos adversarios contra un tercero o, portarse como un impostor. En la teología se usa para designar todo sistema que intenta conciliar doctrinas diferentes sin razón suficiente. En el sincretismo es un proceso por el cual algunos aspectos de una religión son asimilados e incorporados a otra religión, esto lleva a cambios fundamentales en ambas religiones. 3.- Ortodoxia (pág.12): Del gr., orthós = derecho y dóxa = opinión, designando así a la creencia correcta, en oposición a la herejía (heterodoxa = diferente opinión). Con este nombre, pues, se suele designar en general “el cuerpo doctrinal del cristianismo que se basa en las verdades reveladas y es, por tanto, normativo en materia de fe y costumbres para la iglesia universal”. 4.- Docetismo (pág.15): Doceta o docetismo proceden del gr., dokéin = parecer. El docetismo fue una de las sectas gnósticas que pulularon en los primeros siglos de la iglesia. Estos sostenían que el Hijo de Dios, al encarnarse, había tomado un cuerpo aparente, no real, puesto que la materia es mala, y Cristo había de ser puro. Partiendo de la misma base gnóstica, un tal Cerinto, del Asia Menor, judeocristiano y contemporáneo del apóstol Juan, sostuvo que el mundo no fue creado por Dios, sino por un poder maléfico. Cristo fue un mero hombre, nacido de José y María, que al bautizarse en el Jordán fue convertido por el Espíritu de Dios en el gran profeta, pero el Espíritu de Dios le dejó antes de ir al Calvario, volviendo a ser un mero hombre que murió en la cruz abandonado por Dios. El apóstol Juan escribe tanto en el Evangelio como en la 1ªEpistola contra los docetas. En Juan 142

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1:1, 14, hace ver que el Logos se hizo verdaderamente carne. Y en 1ªJn.4:3 escribe: “todo espíritu que no confiesa que Jesucristo no ha venido en carne, no es de Dios”. 5.- Marción [Marcionismo] (pág.15): La doctrina de Marción (c. 100 al 160). Hijo de un obispo cristiano en el Ponto, Marción viajó a Asia Menor y luego a Roma, donde fue expulsado de la iglesia (c. 144). Fundó entonces su propia comunidad eclesiástica, que creció tanto que llegó a ser rival de la Iglesia Ortodoxa. Esto indujo a varios teólogos a refutar sus errores. Marción era dualista, difería de doctrinas gnósticas prevalecientes en que no creía en una larga secuencia de seres espirituales o intelectuales cuya existencia y error llevaron a la creación del mundo. Tampoco creía en la salvación se obtuviese mediante un conocimiento secreto. Según él, el mundo es la creación del dios del A T, Jehová. En este sentido las Escrituras hebreas son ciertas. Pero Jehová no el mismo que el Padre de Jesucristo, quien es el Dios cristiano. Jehová es un dios inferior y revanchista, he izo que las almas humanas quedaran atrapadas en él. Jehová juzga y castiga. Hay un contraste radical entre la religión de Israel y el cristianismo, entre Jehová y Dios, entre la justicia y el amor. Para nuestra salvación, el Dios Supremo ha enviado a su Hijo, Jesús, a llevarnos de regreso a la verdad y la libertad. Puesto que la materia es parte del dominio de Jehová y se opone a la realidad espiritual, Jesús no tomó verdadera carne. Ni siquiera nació, sino que sencillamente apareció sobre la tierra durante el reinado de Tiberio. Jesús era un ser celestial que aparentaba tener cuerpo humano (Docetismo), y su función fue principalmente darnos a conocer el amor de Dios e invitarnos a recibir el perdón divino. Según Marción, este mensaje de amor y perdón no fue entendido por los primeros cristianos, quienes insistían en interpretar a Jesús como el cumplimiento de las promesas hechas en las Escrituras hebreas. Solamente Pablo lo

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entendió. Es por ello que tuvo una lucha constante con otros cristianos que insistían en obedecer la ley del A T. Puesto que había rechazado las Escrituras hebreas como palabra de un dios inferior, Marción se vio obligado a colocar otra cosa en su sitio. Esto fue su propia versión de lo que ahora llamamos el Nuevo Testamento. En esa colección, Marción incluyó las Epístolas paulinas, unidas al evangelio de Lucas, a quien Marción respetaba por haber sido compañero de Pablo. Pero de estos libros tenían que ser revisados para sacar toda referencia posible de escrituras hebreas o el mundo material. Que según él habían añadías posteriormente por interpretes cristianos. El reto de Marción y sus seguidores llevó a la iglesia en general a desarrollar su propia lista de libros del Nuevo Testamento, una lista que debía colocarse, no en contraste con, sino junto a las Escrituras hebreas (Canon). También llevó a la iglesia de Roma a desarrollar un credo bautismal construido a la formula trinitaria del bautismo. Este credo, que afirmaba que el Dios que creó y gobierna todas las cosas es el Padre de Jesús, que Jesús nació, que verdaderamente sufrió, murió y resucitó, que vendrá de nuevo a juzgar, y que los cuerpos de los muertos resucitarán. Todo este contraste marcado con las opiniones de Marción, que a la postre le dio origen a lo que ahora llamamos el “Credo de los Apóstoles”. Además fue durante el siglo II que se escribe el Credo de los Apóstoles y la Didajé (documento donde se describe la fe cristiana, las prácticas y el gobierno de la iglesia). Hacia el año 200 d. C., la iglesia reconoce como canónicos 23 libros del Nuevo Testamento, que aun no están reunidos en un solo libro. Ya por el año 367 lentamente se confirma el canon del Nuevo Testamento, cuya autoridad es reconocida en Oriente por Atanasio de Alejandría, y en Occidente por el Concilio de Cartago (año 397), y todo gracias al hereje Marción. 6.- Homilía (pág.15): Razonamiento o plática que se hace para explicar las materias de religión al pueblo. 144

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7.- Liturgia (pág.15): Del gr., leitourgía, que significa “la obra del pueblo”. En la Septuaginta, frecuentemente se refiere al servicio del pueblo de Dios, que se centra en el templo. Así, ha venido a significar el servicio de adoración a Dios, y particularmente el orden que se sigue en ese servicio. Puesto que el centro del culto cristiano ha sido tradicionalmente la Eucaristía. 8.- Aforismo (pág.16): Sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte. 9.- Catequética (pág.16): El proceso de instrucción y preparación para el bautismo. Quienes son parte de él se llaman “catecúmenos”. En la iglesia antigua, la catequesis incluía instrucción tanto doctrinal como moral, y frecuentemente duraba hasta tres años, con énfasis al principio sobre las cuestiones morales, y mayor hincapié en la doctrina según se acercaba la fecha para el bautismo. Cuando el Imperio Romano se declaró cristiano, y se comenzó a bautizar a la mayoría de la población durante los primeros días de su vida, la catequesis se asoció cada vez más, no ya con la preparación para el bautismo, sino con la instrucción de los niños, frecuentemente como preparación para la confirmación. Los libros y manuales escritos con ese propósito reciben el nombre de “catecismos”. En tiempos recientes, con la descristianización del Occidente y el enorme crecimiento de las iglesias en territorios antiguamente de misiones, y con el consiguiente aumento en el número de bautismos de adultos, muchas de las antiguas prácticas catequísticas comienzan a restaurarse. 10.- Esbozar (pág.18): Insinuar un gesto, normalmente del rostro (esbozar una sonrisa). 11.- Escolios (pág.18): Son las notas breves o comentarios gramaticales, críticos o explicativos, ya sean originales o extracto de comentarios existentes, que se insertan en los márgenes del manuscrito de un autor antiguo como glosa. 145

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12.- Apocatástasis (pág.19): Del gr., apokatástasis = restauración. Además significa salud, restauración plena, regreso al estado original. Así lo utiliza el N T, por ej., en Hch.3:21. En su uso más específico en círculos teológicos, se refiere a la restauración final de todas las cosas a su estado original. Fue así que primero Orígenes y más tarde Gregorio de Niza utilizaron el término. En ese sentido, la apocatástasis se refiere a la culminación del círculo entero de la historia, de tal modo que la creación queda restaurada a su perfección inicial. Esto contrasta con una visión más lineal de la historia, en la que lo que comienza en un huerto en el Génesis termina en una ciudad en Apocalipsis. Por lo general teorías de la apocatástasis involucran expectativas de que al final todos, incluso Satanás, serán salvos (Universalismo) y por lo tanto a veces hay teólogos que se refieren a cualquier posición universalista como apocatástasis. Hay sin embargo, una diferencia importante entre estos dos elementos, puesto que es posible sostener una postura universalista sin creer que toda la creación retornará a su estado original. 13.- Cejar (pág.20): Retroceder, andar hacia atrás. Aflojar. 14.- Ascetismo (pág.20): Práctica de abnegación y de renuncia a los placeres mundanos con el fin de alcanzar el más alto nivel espiritual (casi siempre se requiere abstinencia de bebidas, comidas y actividad sexual). Del gr., askétes, del vb., askéin = ejercitarse. El apóstol Pablo en Hch.24:16 dice que askéin que es un “esfuerzo consciente y continuo” por tener una conciencia sin ofensa ante Dios y antes los hombres. En el N T no aparece las palabras askétes o asketikós, sino las palabras gumnázein y gumnasia (gimnasia), por ejercitar y ejercicio (1ªTi.4:7/He.5:14/12:11/2ªPe.2:14). En 1ªTi.4:8 el apóstol no dice que el ejercicio corporal es malo, sino en comparación con la piedad, que aprovecha para todo, en esta vida y para la eterna, a cambio del ejercicio que solo sirve para esta vida. La 146

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insinuación atlética, que askétes tenia de suyo, en gumnázein y gimnasia se echa de ver en el adj., de la misma raíz gumnós = desnudo, el sustantivo gumnótes (desnudez) ocurre cuatro veces. Esto nos recuerda que los atletas griegos luchaban desnudo, corrían, etc., desnudos totalmente, para evitar obstáculos que las vestiduras mismas pueden presentar, idea que recoge He.12:1, donde se nos exhorta a despojarnos de todo peso y del pecado que nos asedia, a fin de que corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. La verdadera ascesis cristiana aparece en el N T presentadas de distintas maneras. En Mt.7:13-27, el Señor exhorta a entrar por la puerta estrecha y a tirar por el camino angosto (vv.13-14), poniendo de relieve de producir frutos que muestran la condición interior de la persona (vv.15-20) y de prestar obediencia a sus palabras (vv.24-29). Las falsas profesiones de fe, aunque se pretenda avalarlas con grandes milagros, no libran a nadie del infierno (vv.21-23), sino que sirven para mayor condenación (apartaos de mí). Pero a través del tiempo ha sufrido los distintos avatares en la historia de la iglesia. P. ej., el Pastor de Hermas se centró en la vida de martirio como suprema manifestación del amor al Señor, y después la virginidad, como una especie de martirio en vida. Cuando la iglesia oficial se unió al imperio, pronto surgió el monasticismo, volviendo al rigor primero e inaugurando un tipo de ascetismo que ponía un énfasis indebido de la salida del mundo y en el castigo del cuerpo. Por ambos lados se apartaba del N T. En efecto, el propio Señor Jesús, en su oración sumo-sacerdotal, dijo al Padre: “No ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del mal” (Jn.17:15). Jesús no envió a sus discípulos a fundar monasterios, sino a predicar el evangelio de salvación. 15.- Transubstanciación (pág.21): La doctrina oficial de la Iglesia Católica Romana acerca de la presencia de Cristo en la Eucaristía (del gr. Eucaristía “dar gracias”). Según esta doctrina, la substancia del pan y del vino es reemplazada por 147

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la substancia del cuerpo y de la sangre de Cristo, mientras que los accidentes del pan y del vino permanecen. 16.- Ingente (pág.21): Muy grande. 17.- Sima (pág.23): Cavidad grande y muy profunda en la tierra. 18.- Heterodoxo (pág.26): El cual está disconforme con el dogma de una religión. También se entiende la doctrina u opinión que no está de acuerdo con la sustentada por la mayor parte de un grupo. 19.- Tricotomía (pág.31): La Tricotomía es la opinión que dice que la constitución del hombre consiste en tres partes o componentes, lo cual era el pensamiento filosófico del Oriente cristiano. Históricamente, estos han sido presentados como espíritu, alma y cuerpo. 20.- Dogma (pág.32): Proposición que se asienta por firme y cierta y como principio innegable de una ciencia. Doctrina de Dios revelada por Jesucristo a los hombres y testificada por su iglesia. Del gr., dógmatos = parecer, decisión. A nivel eclesiástico, dogma es una verdad supuestamente revelada por Dios, que la iglesia declara solemnemente como tal. Antes de esa declaración, la verdad era, como se dice técnicamente “dogma quoad se” y el que la niega yerra en la fe, pero no incurre en herejía; en cambio, cuando ha sido declarada por la iglesia pasa a ser “dogma quoad nos”, y el que la niega es anatemizado como hereje. Fue especialmente en los Concilios de Trento y Vaticano I como llegaron los dogmas a ser considerados como infalibles. Los reformadores rechazaron esa conexión de lo dogmático con lo infalible. 21.- Anarquía (pág.40): Ausencia de poder público. Desconcierto. Anarquismo: Doctrina que propugna la desaparición del Estado y de todo poder.

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22.- Laico (pág.42): Independiente de cualquier organización o confesión religiosa. Que no tiene órdenes clericales. 23.- Escolasticismo (pág.44): Doctrina de la Edad Media por Tomás de Aquino que organizó filosóficamente los dogmas de la iglesia tomando como base los libros de Aristóteles. Escolástico viene del gr., sjole = estudio alegre, por lo que los griegos llamaban sjolastikós al individuo que se lo pasaba en grande aprendiendo e, incluso, al que era hábil para contar chistes y salidas ingeniosas. ¿Quién pensara que tal cosa tenía algo que ver con la seriedad de las disquisiciones filosóficas de p. ej., Tomas de Aquino? Aunque bajo el nombre de filósofos escolásticos figuran muchos pensadores medievales de sistemas y métodos diferentes, el apelativo de escolástico se da, de ordinario, a los que se inspiraron principalmente en los escritos de Aristóteles (Aristotelismo), conocido primeramente a través de Boecio. El titulo de “padres de la escolástica” le pertenece a Anselmo de Canterbury (1033-1109), le sigue Pedro de Abelardo (1079-1142). Pero la escolástica tiene su culminación en Tomás de Aquino (1225-1274), su gran sistematizador, y cuyas enseñanzas fundamentales son, todavía hoy, “doctrina segura” (León XIII) para teólogos y estudiantes de la Iglesia de Roma. Por aquí se puede ver ya que la escolástica es, en primer lugar una filosofía cristiana. 24.- Controversia Iconoclasta (pág.45): movimiento que apareció en la Iglesia Oriental en el siglo VIII, opuesto al uso de las imágenes en el culto. Sus causas eran muchas: el deseo de responder a las acusaciones por parte de los musulmanes y judíos quienes decían que los cristianos practicaban la idolatría, el deseo de algunos oficiales del gobierno de limitar el poder de la iglesia, las prohibiciones bíblicas respecto al uso de imágenes, etc. La controversia iconoclasta empezó en el 721, cuando el emperador León III el Isáurico ordenó la destrucción de una imagen de Cristo que 149

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supuestamente tenía poderes milagrosos. A esto siguió una serie de edictos imperiales contra el uso de imágenes (o iconos) en el culto. El patriarca de Constantinopla, opuesto a la política imperial, fue depuesto por las autoridades, y esto llevó a una ruptura entre Constantinopla y Roma. En el Concilio de Nicea II (séptimo concilio 787), la iconoclasia (la destrucción de los ídolos) fue condenada y prohibida. La iconoclasia tuvo grandes implicaciones sociales y políticas, pero fue fundamentalmente una controversia teológica. Los iconoclastas apelaron al 2º mandamiento y a pasajes como Jn.4:24, como evidencia para apoyar su creencia en una adoración puramente espiritual de Dios. Sus adversarios, llamados los iconodulios (gr., douleia, servicio), acusaron a los iconoclastas de negar la realidad de la encarnación. El gran exponente de este concepto fue Juan de Damasco, quien hizo la distinción clásica entre la adoración que se le rinde a Dios (latreia), el honor que se le otorga a los santos (douleia) y la veneración que se le rinde a los objetos creados (proskynesis). Juan de Damasco sostuvo que el hombre es la imagen de Dios (Gn.1:26), que Cristo fue la imagen del Dios invisible (Col.1:15) y que el destino del cristiano es el ser formado de nuevo a la imagen del Hijo de Dios (Ro.8:29). 25.- Espurios (pág.51): Falso. Bastardo (que degenera de su origen o naturaleza). 26.- Lupanar (pág.52): Casa de prostitución. Burdel. 27.- Lego (pág.52): Que no tiene órdenes clericales. En los conventos religiosos, el que siendo profeso, no tiene opción a las sagradas órdenes. 28.- Pululaba (pág.52): Dicho de las personas, animales o cosas: abundar y bullir en un lugar. 29.- Bula (pág.55): (pág.47): Una bula es un documento sellado con plomo sobre asuntos políticos o religiosos en cuyo caso, si está autentificada con el sello papal, recibe el nombre de bula papal o bula pontificia. El nombre bula procede del 150

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latín bulla, término que hace referencia a cualquier objeto redondo artificial, y en un principio se utilizaba para referirse a la medalla que portaban al cuello, en la Antigua Roma, los hijos de las familias nobles hasta el momento en que vestían la toga. Generalmente se llama bulas a los documentos pontificios que son expedidos por la Cancillería Apostólica papal sobre determinados asuntos de importancia dentro de la administración clerical e incluso civil, constituyéndose en uno de los instrumentos más extendidos en los que se fundamenta y expande la autoridad del pontífice. 30.- Sibarita (pág.57): Dicho de una persona: que se trata con mucho regalo y refinamiento. 31.- Venales (pág.59): Vendible o expuesto a la venta. Que se deja sobornar con dádivas. 32.- Malsana (pág.59): Que se opone a la oral establecida. Que hace daño a la salud. 33.- Prodigalidad (pág.62): Abundancia o multitud. Profusión, desperdicio, consumo de la propia hacienda, gastando excesivamente. 34.- Coercitivo (pág.65): Represivo. Que sirve para forzar la voluntad o la conducta de alguien. 35.- mentor (pág.70): Consejero o guía. Ayo. 36.- Defenestración (pág.77): Arrojar. Destituir o expulsar a alguien de un puesto o cargo, situación, etc. 37.- Correligionarios (pág.79): Que profesa la misma religión o ideología política que otro que pertenece al mismo partido político 38.- Racionalismo (pág.79): Una vez más, tenemos un extremismo por el énfasis indebido en lo que constituye la raíz del vocablo. Razonar, es decir, usar la razón es connatural al ser humano, habida cuenta de que nuestro espíritu no razona aisladamente de las aportaciones de los sentidos; al contrario, 151

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razona precisamente a base de lo aportado por los sentidos, sin contar la intervención de la voluntad, el concurso de la causa primera (Dios). Pero el racionalismo desatiende todos esos factores que intervienen en el conocimiento humano y admite como único factor de la intelección humana la función de la razón. Este sistema cae por su base con sólo considerar que la unilateralidad del racionalismo priva a la razón humana de su papel esencial de ancilla theologiae (sierva de la teología), como debe ser. El racionalismo teológico que juzga todo, incluso las verdades de la fe, con arreglo a la razón meramente humana, no admitiendo nada que rebase los límites de la razón; así no es posible el misterio. No hay otra religión admisible que la religión de la razón. No es de extrañar que la Revolución francesa de finales del siglo XVIII rindiera culto a la diosarazón en la figura de una prostituta paseada por las calles de París, con todos los honores, por una turba ebria de pasión anticristiana y anti-divina. 39.- Deísmo (pág.79): El deísmo es la creencia de que Dios existe pero no tiene ninguna actividad en sostener en el orden creado ni interviene en sus asuntos. Sostiene que Dios creó todas las cosas y puso al universo en movimiento según leyes naturales, que no requieren Su intervención activa y permanente. 40.- Confirieran (pág.84): Conceder, asignar a alguien dignidad, empleo, facultades o derechos. Comunicar órdenes, instrucciones para su cumplimiento. 41.- Liberalismo (pág.83): En la historia de la iglesia Católica romana, el liberalismo se refiere al llamado, a principios del siglo XIX, a que la iglesia aceptase los ideales políticos liberales de la Revolución Francesa. Robert de Lammennais promotor de este movimiento, quien urgió al papa a arrebatarles a los gobiernos seculares la causa de la libertad política, y así abrir el camino del futuro. Pero el papado estaba demasiado atado a la orden tradicional para 152

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prestarle atención a Lammennias, cuyas opiniones fueron condenadas por Gregorio XVI. A pesar de esta acción pontificia, el movimiento liberal continuo creciendo dentro del catolicismo romano, y esto a la postre llevó a la condenación en el año 1864. En el catolicismo romano el liberalismo tiene más que ver con la relación Iglesia y la sociedad civil que con las doctrinas (si hubo dentro del catolicismo romano un movimiento paralelo al liberalismo protestante, el “modernismo”). En la historia de la teología protestante, el liberalismo es un movimiento que floreció en el siglo XIX y principios del siglo XX. Aunque había grandes diferencias entre los liberales, por lo general concordaban en la necesidad de reconciliar la doctrina y fe cristianas con la modernidad. Esto incluía una valorización de la bondad y potencial humano mucho más positiva de lo que había sido tradicional en la teología cristiana. Tal valorización del potencial humano iba normalmente acompañada de la expectativa que el progreso humano llevaría por su propia naturaleza a un orden social más justo y razonable. Dado el orden racional del Universo del cual cada día se sabía más, la teología debía también tornarse puramente racional, y así encontrar su lugar entre las ciencias (Razón). Esto a su vez implica que hay que rechazar los milagros, así como toda apelación a lo sobrenatural. La Biblia ha de ser estudiada y criticada con las mismas herramientas analíticas e históricas que los eruditos aplican a cualquier otra pieza de literatura o registros supuestamente históricos. Aunque Jesús es sin lugar a dudas una figura excepcional, era posible probablemente muy diferente de lo que la tradición cristiana ___incluso los Evangelios___. Han hecho de él, y por tanto los teólogos deben buscar al “Jesús histórico”. La religión en general, y el cristianismo en particular, son de valor principalmente porque sirven de guía a la vida moral. El protestantismo liberal en este sentido clásico comenzó a decaer según la 1ª Guerra Mundial, y los varios acontecimientos trágicos que le siguieron en el siglo XX, 153

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produjeron dudas cada vez más serios acerca de ideas tales como la inevitabilidad del progreso, la bondad esencial del sr humano, y la racionalidad objetiva de la modernidad. 42.- Permear (pág.84): Dicho de una idea o doctrina: penetrar en algo o alguien, y más específicamente en un grupo social. 43.- Existencialismo (pág.84): Corriente filosófica europea que considera que la cuestión fundamental en el ser es la existencia, en cuanto existencia humana, y no la esencia, y que respecto al conocimiento es más importante la vivencia subjetiva que la objetividad. Kierkegaard, Heidegger y Sartre son los principales representantes del existencialismo. El existencialismo se desarrollo sobre todo en el período de entre guerras y después de la 2ª Guerra Mundial. “El hombre es lo que llega a ser”, pero, atrapado en su existencia, se ve arrojado al mundo, teniendo que hacerse a sí mismo a fuerza de decisiones, entre un manojo de posibilidades, en mundo sin rumbo y sin sentido. El hombre es, pues, un “proyecto” = arrojado hacia adelante, según la etimología. Es, pues, “libre a la fuerza”, lo que produce un estado de angustia permanente, pues la única certeza posible es la de ser un “ser para la muerte”. Incluso a los existencialistas que creen en Dios, aseguran que la fe es “un salto en el vacío”, “un riesgo en la obscuridad”. Jean Paul Sartre llegó a decir de la vida misma es “una pasión inútil” y que “el infierno son los demás”, entonces no es extraño que dijera que “es imposible que Dios exista”. El existencialismo yerra en su base filosófica, porque, la esencia precede a la existencia como la potencia al acto. Que la vida del hombre es un “proyecto” es verdad en el sentido de que Dios nos entrega la existencia para la que la realicemos en el tiempo, pero eso no es una desgracia, sino una prueba de que nuestra libertad no es forzada, sino verdadera, con una grave responsabilidad por lo que significa usar bien o mal del regalo que Dios ha puesto en nuestras 154

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manos en esa suprema prueba de confianza amorosa: “hazte lo que eres”. Para Dios, el ser humano nunca es un “objeto”, sino un ser digno de consideración y respeto ¿Qué la vida es un drama? Concedido, pero solo es una tragedia cuando el hombre se aparta de Dios por el pecado, destruyéndole a sí mismo en la perdición. El cristiano no es un ser aislado, in norma ni rumbo, sino solidarios de otros, y con otros, en el Cuerpo de Cristo. Sólo el inconverso puede sentir la soledad, ese aislamiento, esa falta de rumbo, pero eso es culpa suya, porque Dios quiere que todos sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad (1ªTi.2:4). 44.- Vernáculo (pág.84): Costumbre, lengua, que es propio del país o la región de la persona de quien se trata. 45.- Comunismo (pág.86): Doctrina económica, política y social que defiende una organización social en la que no existe la propiedad privada ni la diferencia de clases, y en la que los medios de producción estarían en manos del Estado, que distribuiría los bienes de manera equitativa y según las necesidades. 46.- Marxismo (pág.87): Prometeo dijo: “Odio a todos los dioses”, fue la palabra clave para Karl Marx y de esa perspectiva vemos la posición Marx. De hecho su preocupación por “justicia para los oprimidos”, tocan las fibras cristianas fuertemente. Para Marx, aunque fue mordaz en su denuncia de la iglesia establecida (no solo por confabularse con la explotación sino también por producir su propio pero inadecuado socialismo cristiano). También reconoció que la religión podría ser “el corazón de un mundo sin corazón”. Podría traer consolación genuina a los que sufren. Pero su crítica de la religión se enfoca principalmente en su alegada superficialidad. El pensaba que si se suprimían las condiciones miserables que evocan una respuesta religiosa, la religión se marchitaría y caería en desuso. Su queja fue que la explotación es inherente al sistema capitalista de producción, porque el obrero está obligado a 155

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vender su capacidad al capital en el mercado, pero entonces no tiene influencia sobre lo que se produce, cómo se produce, o qué se hace con las ganancias, decía Marx, a expensas de la clase que no tiene “nada que perder más que sus cadenas”. Marx dedicó su vida a explicar los mecanismos por medio de los cuales sucede esto, y por qué con el tiempo el capitalismo se vendrá abajo a sus propias contradicciones internas, permitiendo una revolución proletaria. En los países comunista (colonizados por la Unión Soviética) el cristianismo es considerado como un vehículo de reacción y alejamiento antisocial de este mundo. Sus adeptos están sujetos a diferentes grados de antagonismo, desde descenso de rango en el trabajo hasta encarcelación psiquiátrica. El cristianismo niega al marxismo la verdad de sus principales proposiciones: liberación del hombre por su liberación económica y social; interpretación materialista del hombre y de la historia, negando toda trascendencia; empleo de la violencia revolucionaria entre las clases sociales. El marxismo es una amenaza, porque se niega a reconocer que se requiere más que ambientes modificados para superar la alienación y que vivimos “no sólo de pan”, y porque en la práctica la dignidad y el destino de la persona están incluidos bajo los del estado. 47.- Fascismo (pág.87): Movimiento político y social de carácter totalitario que se produjo en Italia, por iniciativa de Benito Mussolini, después de la 1ª Guerra Mundial. 48.- Perito (pág.88): Se aplica a la persona que tiene experiencia, práctica o habilidad en determinada ciencia o arte 49.- Neo-Ortodoxia (pág.88): Se le llama también “Teología Dialéctica” o “de la Crisis”, porque subraya la tensión dialéctica ___en griego crisis___ entre lo divino y lo humano. Esta Teología fue una reacción contra la Teología Liberal del siglo XIX, cuyo optimismo acerca de las capacidades humanas sufrió un rudo golpe a causa de la 1ª 156

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Guerra Mundial. El libro de Karl Barth, “comentario a romanos”, publicado el 1919, marca un hito en el origen de esta escuela teológica. Algunos de sus colaboradores fueron Eduard Thurneysen, Emilio Bruner y Friedrich Gogarden. La Neo-ortodoxia criticó a la Teología Liberal por haber minimizado la distinción y distancia entre Dios y los seres humanos, con o cual perdió de vista la transcendencia divina y se prestó a la sugerencia de que Dios no es más que la proyección de las necesidades y aspiraciones humanas. Según los neo-ortodoxos, al hacer esto los liberales no habían tomado suficientemente en cuenta el poder y la amplitud del pecado, que tuerce todo conocimiento humano, y de ese modo habían hecho a la iglesia incapaz de responder con una palabra profética a los sueños acerca del progreso humano que llevaron a la 1ª Guerra Mundial, y más tarde al fascismo y otras formas de totalitarismo y a la 2ª Guerra Mundial. Al subrayar la necesidad de la revelación y la autoridad de las Escrituras, y al mismo tiempo al hacer mayor uso de la tradición de la iglesia antigua y de la teología de los reformadores, esta teología mereció el nombre de “Neoortodoxia”. 50.- Nazismo (pág.88): [el término Nazi deriva de la palabra alemana Nationalso-zialismus = Nacional-socialismo]. Doctrina política nacionalista, racista y totalitaria que fue impulsada en Alemania por Adolf Hitler (político alemán 18891945) después de la 1ª Guerra Mundial, y que defendía el poder absoluto del Estado y de la superioridad y la supremacía del pueblo germano frente a los demás pueblos de Europa. 51.- Teología contextual (pág.89): La teología en su contexto. Es un método de reflexión del mensaje cristiano que tiene en cuenta la situación vital, social y cultural del tiempo, del lugar en que se elabora. Se trata en otras palabras, de una reflexión teológica que recoge la sensibilidad del momento, que lee los signos de los tiempos, que intenta responder a los 157

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problemas que hay que afrontar en el ámbito de la religión o en la sociedad.

Prueba de Evaluación 1.- Como estaba compuesto la tienda del Tabernáculo: coloque una X a la que Ud. Cree que es correcta. a) ____ El Atrio: El lavacro, altar del sacrificio El Lugar Santo: altar del incienso, candelabro, mesa de la proposición El Lugar Santísimo: arca del Pacto b) ____ El Atrio: el lavacro, el maná, las tablas de la ley. El lugar santo: altar del incienso, candelabro, mesa de la proposición El Lugar Santísimo: Arca del Pacto, altar del Sacrificio c) ____ El Atrio: el lavacro, altar del incienso, El Lugar Santo: altar del sacrificio, candelabro, mesa de la proposición. El Lugar Santísimo: arca del Pacto 2.- complete la oración. La iglesia empezó más o menos el año ___ d. C. Cristo muere para la fiesta de ___ ________, dando la promesa que vendría él __________ ______ en la fiesta de _____________ confirmada en el Antiguo Testamento en el libro del profeta ____ cap. ___ vs _____. Esta iglesia se esparciría por Jerusalén, Judea, Samaria y hasta los confines de la tierra, pero para eso tuvo que ocurrir la _______ de _________ en hech. 158

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Cap. 7. El libro de Hechos lo escribe _______. Unas de las características de esta iglesia era: ______________, _______________, ________________ y ___________________. En hechos cap. 15 el problema surgió porque los judíos querían _________________ a los recién convertidos. Ellos querían sincretizar la iglesia y el sincretismo se define como: ________________ ________ ___________ _________. 2.- ¿Qué característica especial tenían los pobladores de Berea (Hch.17:10-12)? 3.- ¿Qué problema surgió con las viudas de los griegos y que se desprende de esto (Hch.6:1-3)? 4.- ¿Qué significado espiritual tenía que el Espíritu Santo descendiera en Pentecostés? 5.- el libro Hechos se escribe por el año 63 d. C., por los siguientes motivos. Coloque una x la que Ud. considere correcta. a) ___ por la muerte de Pedro, Pablo y Esteban, Nerón incendia Roma en el año 64, la guerra romana-judía. b) ___ por la muerte de Pablo, Pedro y Esteban, la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 por el general romano Tito. c) ___ Nerón incendia Roma en el año 64, la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 por el general romano Tito, la guerra romana-judía, la muerte de Pedro y Pablo. d) ___ todas las anteriores. 1.- Cuando se da inicio a la iglesia cristiana 2.- Cual fue la causa del primer Concilio de Jerusalén 3.- A quienes se les llama los Padres de la Iglesia 4.- Nombre al menos cuatro Concilios antiguos 5.- ¿Por qué fue importante el Concilio de Nicea? 159

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6.- Nombre al menos dos personajes pre-reformadores 7.- ¿Por qué Lutero se rebela contra la Iglesia de Roma? 8.- ¿Quien fue John Wesley? 9.- ¿Quien fue Canut Le Bon? 10.- Que importancia tienen los rollos del Mar Muerto

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