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La historia social desde abajo y su búsqueda de una tradición radical inglesa. La labor de la Escuela Marxista Británica

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La historia social desde abajo y su búsqueda de una tradición radical inglesa. La labor de la Escuela Marxista Británica.

Fabián Gaspar Bustamante Olguín.

Introducción:

La historiografía marxista ha hecho importantes contribuciones a la historia de la clase obrera, de las naciones oprimidas y a la metodología a la historia desde abajo. El principal aspecto característico de esta corriente se ha basado en la tesis del carácter determinado de la historia, bajo el prisma de la lucha de clases, resumida en el choque de una clase dominante y una clase oprimida. Es por tanto teleológica, es decir postula un sentido de la historia hacia un estado final que sería una sociedad sin clases. Además, en consonancia con los planteamientos de Marx y Engels, su objetivo es también político ya que busca ser un instrumento para llevar la libre conciencia a los oprimidos en su liberación. De lo anterior, el presente ensayo reflexionará acerca de la historiografía marxista, en su vertiente británica, en especial, de la llamada Escuela Marxista Británica (EMB) que hace referencia a la generación de historiadores quienes, desde la década del treinta, hicieron una crítica y contribución desde sus respectivas investigaciones históricas a la renovación del conocimiento historiográfico presentando como particularidad –a mi juicioel tratamiento flexible de los conceptos marxistas clásicos reflejado en la subordinación de los aspectos económicos por lo social, político y cultural. Esta renovación teórica generó un valioso aporte al conocimiento histórico, proponiendo otros enfoques -como por ejemplo, la historia “desde abajo”- convirtiéndose, junto a la Escuela de los Anales en Francia, en una de las corrientes más significativas de la historiografía del siglo XX. Pretender reflexionar sobre esta EMB no es tarea fácil dado el carácter heterogéneo de cada uno de los historiadores integrantes de esta tradición. Por su parte, aceptamos la tarea introductoria que hace Harvey Kaye quien analiza a esta escuela historiográfica desde su perspectiva teórica. Sin embargo, tal como sostiene Gutmaro Gómez Bravo, Kaye

excluye en su análisis cualquier mención a la vinculación política de estos historiadores1, los aleja de su tiempo histórico y peor aún, considero que ese estudio introductorio a los historiadores marxista británicos (HMB) carece de crítica alguna a los autores, más bien los exalta. Entenderé a la EMB como una tradición teórica e histórica que aportó significativamente tanto al desarrollo de la disciplina histórica como también al pensamiento marxista y a la conciencia histórica socialista y democrática.2 Esta generación incluyó al economista Maurice Dobb y a los periodistas y escritores Dona Torr y Leslie Morton; pero sus figuras centrales fueron los historiadores: Rodney Hilton, Christopher Hill, Eric Hobsbawm, George Rudé3, Edward Thompson, Dorothy Thompson, John Saville y Víctor Kiernan. Ahora bien, más allá de compartir los argumentos que sustentan la tesis de Kaye que plantean una problemática en común a estos historiadores fue: 1) la superación económica de clase; 2) resolver los problemas planteados por el binomio base/superestructura y 3) el compartimiento de una problemática acerca de los orígenes, desarrollo y expansión del capitalismo. Con todo, me parece percibir que otro factor en común de esta escuela radicó en estudiar el pasado inglés con el objetivo de recuperar un patrimonio revolucionario que podría hacer que el comunismo y socialismo no fuera visto como algo externo a Inglaterra, demostrando a través de sus investigaciones que el pasado histórico inglés existieron experiencias de lucha democráticas y populares, independientemente si fueron reprimidas y derrotadas. Esa es la razón por la cual motiva, además, la insistencia de encontrar ese “radicalismo” ideológico en los sujetos comunes para justificar su interpretación marxista de la historia inglesa. El esfuerzo por reconstruir una historia de una Inglaterra “popular” y democrática, despojándola del estereotipo de una Inglaterra imperialista, monárquica y conservadora sean probablemente las motivaciones y el fin de EMB.

1

Gómez Bravo, Gutmaro, La Historia Social Británica: Memoria de una contribución colectiva. Revista Historia y comunicación social, ISSN 1137-0734, Nº 8, 2003, pags. 119-137. Obtenido de la siguiente página web: http://revistas.ucm.es/inf/11370734/articulos/HICS0303110119A.PDF [consultado:22 de julio 2009] 2 Kaye, Harvey, Los historiadores marxistas británicos: un análisis introductorio, Universidad prensas, Zaragoza, 1989.p.5. 3 Cabe subrayar que Harvey Kaye no consideró en su libro Los historiadores marxistas británicos a George Rudé dentro del grupo. Él sostiene que Dobb, Hilton, Hill, Hobsbawm y Thompson representaron una tradición teórica.

Como “hijos de su tiempo”, los HMB estuvieron condicionados por el contexto histórico en el que vivieron, por eso para entender a estos historiadores y su obras es importante saber que sus estimulaciones por hacer historia marxista estuvieron determinadas por las tareas políticas del presente. En lo que sigue intentaré analizar de qué manera la historia social “desde abajo” británica reconstruye el pasado inglés con el propósito de encontrar una tradición radical inglesa. Sobre este punto es el objetivo de las líneas que siguen.

Ruidos dentro del silencio. Tal como se mencionó anteriormente no es posible comprender a los HMB, si no se toma en cuenta el contexto histórico en el cual vivieron. La crisis social, económica y política que se produjo durante la primera posguerra mundial reforzó los postulados revolucionarios del marxismo. Difíciles circunstancias existían, por entonces: la Gran Depresión económica de 1929, el triunfo del nazismo y fascismo en Europa Central y España, y la cada vez mayor probabilidad de una Segunda Guerra Mundial. Es en este contexto –como sostiene Pelai Pagés- donde una buena plétora de políticos y teóricos marxistas hacen avanzar la solución de problemas teóricos prácticos planteados en la marea revolucionaria.4 Por lo tanto, los HMB convencidos de que la Unión Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) representaba una alternativa progresista al modelo de desarrollo capitalista y al antagonismo fascista5, por lo que tomaron la decisión de unirse al Partido Comunista Británico con el objetivo de contribuir al avance de la lucha de clase obrera a través de sus investigaciones. Así, después de concluida la Segunda Guerra Mundial -luego de que algunos de sus miembros participaron del ejército británico en la guerra-, ellos se organizaron como el Grupo de Historiadores del Partido Comunista (GHPC) con el propósito de elaborar y difundir una interpretación marxista de la historia inglesa. Durante su mayor apogeo (1946-1956), este pequeño GHPC conformó una escuela historiográfica marxista que unió el compromiso político y el esfuerzo colectivo para

4

Páges, Pelai, Introducción a la Historia: Epistemología, teoría y problemas de método en los estudios históricos. Editorial Barcanova, Barcelona. p.222. 5 Ver presentación de Julián Casanova al libro Harvey Kaye. Los historiadores marxistas británicos: un análisis introductorio, Zaragoza: Universidad prensas, 1989.XIII

superar el academicismo, dando el empuje a la historiografía inglesa en la vanguardia de los estudios históricos contemporáneos. Cabe señalar que el marxismo no poseía una “tradición teórica” historiográfica (salvo casos aislados como Pierre Vilar y Georges Lefebrve) debido a que la existente (soviética) se convirtió en instrumento de conservación de la realidad y de justificación del Estado soviético, comenzando una inflexión involucionista que culminó con la degeneración estalinista, afectando negativamente a la producción teórica del marxismo.6 Decía Nikita Krushev en 1956 que “los historiadores son peligrosos, son capaces de poner todas las cosas patas arriba. Hay que vigilarlos”.7 La “degeneración estalinista” como -sostiene Pagés- provocó la invasión de la URSS a Hungría que tuvo consecuencias dentro del Grupo de Historiadores: la gran mayoría abandonó el Partido (a excepción de Hobsbawm y Dobb) manifestando su protesta al anti-democrático estalinismo soviético.8 Este alejamiento del Partido Comunista Británico no produjo un alejamiento del marxismo en los HMB sino más bien, una de las cuestiones más destacables de esta EMB fue su lealtad a la visión histórica del marxismo que para la historiografía tuvo consecuencias importantes ya que se produjo una renovación teórica y empírica adquiriendo un carácter re-fundacional de esta corriente y un agente importante para los estudios de historia.9 De lo anterior, cabe destacar que si bien hubo un alejamiento de la militancia “formal” del Partido, en términos concretos, esta ruptura no fue tal, ya que hubo una militancia “social” donde contribuyeron al pensamiento crítico de la historia y su permanente preocupación por el debate público de Clío. Pero más destacable es aún, fue que ellos supieron diferenciar claramente lo que es la militancia “social” de la labor académica historiográfica. Si bien sus trabajos apuntaban a la reescritura de la historia, éstas no se convirtieron en meros “panfletos políticos”, sino que hay todo un esfuerzo teórico y metodológico por demostrar con hechos que existía, por ejemplo toda una corriente radical revolucionaria en los sectores populares ingleses en el siglo XVII, 6

Ídem. Citado por Enrique Moradiellos. Ver Moradiellos, Enrique, El oficio de historiador. Editorial Siglo XXI, Madrid.p.59. 8 Sin embargo, más allá de la protesta por esta invasión, sostiene Gómez Bravo, que el GHPC estaba viendo como la estabilización de la guerra de postguerra estaba resquebrajando la reconstrucción histórica popular bajo el modelo de lucha de clases. Gómez, Bravo, Gutmaro. 9 Ídem. 7

representado por los Levellers, Diggers, Seekers, Ranters, como lo trabajó Christopher Hill en “El mundo trastornado”10, y del que hablaremos más adelante. La fundación de la Revista Past and Present marcó un hito importante dentro de la historiografía marxista, pudiendo abrirse hacia otras perspectivas menos “ortodoxas” alejándola definitivamente de la única historiografía marxista de importancia cuantitativa: la generada en la Unión Soviética a partir de 1917 como ideología de Estado, muy subordinada –por cierto- a las directrices del Partido Comunista de la Unión Soviética. Creada en 1952 por los historiadores Rodney Hilton, Christopher Hill, Eric Hobsbawm, Maurice Dobb y John Morris. Past and Present abarcó investigaciones desde la Edad Media hasta historia contemporánea pero teniendo en cuenta no sólo ser –como sostiene Kayeuna revista limitada a los estudios marxistas históricos, de hecho en su consejo de redacción hubo algunos historiadores no marxistas como Lawrence Stone.11 Sus investigaciones se caracterizaron por su originalidad y heterogeneidad de enfoques que fueron desde estudios “estructurales” (como el paso del feudalismo al capitalismo y el desarrollo de la revolución industrial12) a enfoques “desde abajo” recogiendo las experiencias de la gente corriente, la protesta popular y la organización sindical de la clase obrera contribuyendo a una flexibilización del “marxismo vulgar”. Con respecto a este último, diré que interpretaba la historia en base al modo de producción focalizándose principalmente en las fuerzas materiales de producción determinante de la vida social, política e intelectual en general.13 Con todo, los HMB criticaron, por una parte, el esquema determina del marxismo vulgar, y por otro, rescatar a los sujetos, por lo que se centraron más en las relaciones sociales de producción que en las fuerzas materiales. En efecto, los HMB levantaron la subjetividad como área de análisis histórico porque -de ahí- se podía extraer el sujeto radical -popular que ellos pretendían para sus objetivos políticos. De ahí que esta subjetividad permitió trabajos históricos más culturales, y aquí destaco brevemente al historiador George Rudé.

10

Hill, Christopher, El mundo trastornado. El ideario popular extremista en la revolución inglesa del siglo XVII, Madrid: Ediciones Siglo XXI. 11 Kaye, Harvey. Op.cit. p.15. 12 Analizado por Maurice Dobb en Estudios sobre el Desarrollo del Capitalismo. 13 Marx, Karl, Contribución a la crítica de la economía política, Editorial Siglo XXI, México, 2003.p.5.

En su libro La Multitud en la Historia. Los disturbios populares en Francia e Inglaterra 1730-1840 analizó a la multitud francesa e inglesa preindustrial como un fenómeno histórico, no estereotipado como forma anómala (turba o populacho) por los sociólogos, psicólogos e historiadores, de antaño14, sino que lo conceptualiza por lo que no fue, es decir, como algo irracional o voluble.

Por ello, utilizó el término disturbio

destacando su dinámica para introducirse en cada uno de sus componentes y características.15 Rudé, en efecto, rompió con el paradigma dominante según el cual la protesta no obedecía a patrones racionales y carencia de propósito, más allá de la violencia y la destrucción. Para el caso de la multitud inglesa planteó que las revueltas campesinas, urbanas y las disputas laborales del siglo XVIII eran principalmente revueltas del hambre, expresiones típicas del descontento popular. En su texto Revuelta popular y conciencia de clase planteó que la acción colectiva no puede entenderse sin tomar en cuenta las ideologías que la sustentan. Con tal fin, hizo una distinción entre los componentes más simples e inmediatos y los más elaborados y complejos, provenientes de afuera. Según Rudé, el primero está basado por: (..) una especie de “leche materna” ideológica, basada en la experiencia directa, la tradición oral o la memoria colectiva en lugar de ser algo que se aprende escuchando sermones o leyendo libros. A los otros les dio el nombre de ideas derivadas definidas como:

(..) el cúmulo de ideas y creencias que “derivan” o se toman prestadas de los demás, y que a menudo se presentan en formas de un sistema más estructurado de ideas políticas o religiosas.16 La mezcla final que se operó en el seno de los movimientos populares no sólo dependió de la naturaleza de unas y otras sino de las circunstancias y experiencias concretas de éstos.17

14

Rudé, George, La multitud en la historia. Los disturbios populares en Francia e Inglaterra 1730-1840, Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 1971.p.12. 15 Sin embargo, a pesar de su estudio de la multitud en la historia, Rudé no definió explícitamente el concepto de multitud, de hecho utilizó otro concepto para entenderlo, más bien por su negatividad. 16 Rudé, George, Revuelta popular y conciencia de clase. Editorial Crítica, Barcelona, 1991.pp.33-34. 17 Ibíd.p.46.

El rescate de la subjetividad trajo consigo un enorme impulso de una historia social “desde abajo” representando un paso cualitativo en la superación de viejos esquematismos y dogmatismos, pero además fue ante todo una reacción contra el positivismo historiográfico dominante británico. La historia social “desde abajo”18 que inauguraron los HMB, fue crítica y contestaria; lo destacable fue que no sólo mostraron a los “excluidos” como víctimas sino también demostraron que ésos aportaron como actores y sujetos activos de la Historia. Tal como sostiene Peter Burke acerca de la historia desde abajo:

El movimiento de la historia desde abajo refleja también una nueva decisión de adoptar los puntos de vista de la gente corriente sobre su propio pasado con más seriedad de lo que acostumbraban los historiadores profesionales.19 Carlos Aguirre Rojas en libro Antimanual del mal historiador o cómo hacer una buena historia crítica sostiene que la historia desde abajo propone estudiar todo fenómeno histórico “desde abajo hacia arriba”, analizando las visiones y percepciones de los ignorados por la historia positivista tradicional inglesa, concentrada en los héroes e ignorantes de las clases populares.20 Aquí es importante enfatizar que bajo la óptica de la lucha de clases, los “de abajo” no están solos, sino que están en constante lucha con los de “arriba”. En ese sentido, la visión de la historia que tuvo la EMB fue integradora, no segmentadora21 (historia total en movimiento), por eso realizó esfuerzos por estudiar y registrar prácticamente todos los sujetos “anti-sistémicos” de la historia británica porque desde esa visión marginal vieron:

(…) desde los modos en que dichas clases sometidas han vivido, percibido, sentido, de manera concreta, todo el conjunto de hechos y procesos históricos, desde los más cotidianos y aparentemente triviales, hasta los más espectaculares y llamativos.22 18

El término “desde abajo” no sólo consideró a los obreros sino a todos los excluidos de la historia inglesa. Burke, Peter, Formas de hacer historia, Alianza Universidad, Madrid, 1996. p.19. 20 Aguirre Rojas, Carlos, Antimanual del mal historiador o cómo hacer una buena historia crítica. Editorial Contrahistorias. La otra mirada de Clío, México, 2005.pp.83-84. 21 Sobre este punto difiere de la Escuela de los Annales ya que si bien planteó la “historia total”, ella la diferenció por estratos, vale decir historia económica, política, cultural. Por ello, que las interacciones y los nexos entre unas y otras fueron muy difíciles de vislumbrar. 22 Aguirre Rojas, Carlos, La historiografía en el siglo XX, Editorial Montecinos, España, 2004.p.186. 19

Pero además la historia social “desde abajo” analiza el papel de las clases dominantes desde los “oprimidos”. Además, la historia social “desde abajo” –según sostiene Gómez Bravo- llevó a cabo: (…) la función de redescubrir y ensamblar con la tradición demócrata-radical, en las que se insertaron, bajo el prisma de la hegemonía, nociones de libertad, igualdad y comunidad. La apropiación de las nociones de Gramsci servirán para esa historia de las ideas políticas que deseaba el nuevo marxismo británico; no una historia originada únicamente de las cabezas de los intelectuales, sino en el epicentro mismo de la ideología popular en diálogo constante con la historia de las ideas y la propia política (…23) El objetivo político era claro: aportar una nueva interpretación de la historia inglesa proporcionando una versión popular de esa nueva síntesis de historia nacional para ampliar al público lector y extendiendo el acceso al conocimiento histórico.24 Edward Palmer Thompson en su libro La formación de la clase obrera en Inglaterra puso énfasis en el estudio de la clase obrera inglesa como fenómeno histórico. En el prefacio él planteó que su objetivo principal era tratar de:

(…) rescatar al pobre tejedor de medias, al tundidor ludita, al “obsoleto” tejedor en telar manual, al artesano “utópico”, e incluso al iluso seguidor de Joanna Southcott…Es posible que sus ideales comunitarios fuesen fantasías. Es posible que sus conspiraciones insurreccionales fuesen temerarias. Pero ellos vivieron en aquellos tiempos de agudos trastornos sociales, y nosotros no. Sus aspiraciones eran válidas en términos de su propia existencia; y si fueron víctimas de la historia, siguen, al condenarse sus propias vidas, siendo víctimas.25 Es destacable de la cita anterior el convencimiento de Thompson de que estos sujetos comunes y corrientes ingleses nos ayuden no sólo a entenderlo y estudiarlo en-sí sino que además nos sirva de ejemplo, a través de sus experiencias, para el cambio de la realidad en el presente. Sin embargo, también puede tener sus complicaciones en el sentido

23

Gómez Bravo, Gutmaro, Op.cit. Sharpe, Jim, “Historia desde abajo”. En Burke, Peter, Op.cit. p.52. 25 Ver prefacio. Thompson, Edward, La formación de la clase obrera en Inglaterra, Tomo I, Editorial Crítica, Barcelona, 1989.

24

de esforzar la manera de entender la historia de la clase obrera, por ejemplo, en base a la construcción de una imagen ideal, es decir “lo que debía haber sido”. Hay que subrayar que la clase obrera inglesa quien –según Marx- impulsaría la revolución no fue revolucionaria; por el contrario ésta se integró al sistema inglés aceptando el “sistema capitalista” formando lo que Lenin planteó como “aristocracia obrera”. Además, los HMB desde el período en el que escribieron –y en especial Thompson- no estaban viendo en el presente a una clase obrera lista para hacer la revolución socialista; al contrario, participaba de los servicios del estado de bienestar. Esto deja una interrogante abierta ¿Esta renovación teórica del marxismo y el surgimiento de la historia social “desde abajo”, por parte de la EMB, se debió principalmente a la solución al problema de una clase obrera inglesa no revolucionaria? ¿Será que esto sea la causa principal del por qué estudiar sujetos “revolucionarios” en contextos pre-industriales?26 En este sentido, coloco el ejemplo de Christopher Hill en El Mundo Trastornado: El ideario popular extremista en la Revolución Inglesa del siglo XVII. En esa investigación del año 1972 planteaba como objetivo principal mostrar el pensamiento alternativo durante la Revolución Inglesa (1640-1660) en contra de la propiedad privada y la ética protestante, presentando un mundo “al revés” que albergaba concepciones heterodoxas acerca de la convivencia social, la ciencia, las relaciones sociales y la religión, compartidos por artesanos, soldados, intelectuales, etc,. Para llevar a cabo su demostración de ese pensamiento alternativo al “oficial” se focalizó en los movimientos radicales con distintas variaciones de conciencia radical, entre los que se cuentan: los levellers quienes querían utilizar la violencia militar del Nuevo Ejército Modelo (New Model Army) a favor de una democracia popular asegurando el derecho a los hombres comunes; los diggers que pretendían establecer una colonia comunitaria en la Colonia de Saint George (comparadas por Hill con el comunismo)27; los seekers que rechazaban a todas las Iglesias y sectas, pues creían en el fin del mundo; los 26

De hecho, el único que estudió a los obreros proletarios industriales fue Eric Hobsbawm. Hilton estudió a los sujetos populares en la Edad Media, Hill estudió siglo XVII y Thompson y Rudé se concentraron a fines del XVIII y principios del siglo XIX donde los proletarios recién se estaban insinuando como tal. Para un estudio de la clase obrera proletaria industriales. Ver Hobsbwam, Eric, El mundo trabajo: estudios históricos sobre la formación y evolución de la clase obrera. Editorial Crítica, España, 1987. 27 De hecho, él los consideró como un movimiento comunista. Ver Hill, Christopher, De La reforma a la Revolución Industrial…p.146.

ranters, campeones de las blasfemias, que habitaban el mundo de las tabernas; los quakers que se rehusaban a retirarse el sombrero frente a sus superiores.28 Considero que estos “militantes sociales” tuvieron la convicción de que los estudios históricos podrían ayudar a los debates y tareas políticas del presente, por lo que no es extraño que sus estudios del campesino medieval, de la Revolución Inglesa, revueltas populares preindustriales o la formación de la clase obrera fueran los temas más tratados por esta EMB. Christopher Hill en su introducción sobre el siglo XVII fue bastante enfático al decir: La historia tiene que ser reescrita en cada generación porque, aunque el pasado no cambia, el presente sí lo hace; cada generación se hace nuevas preguntas sobre el pasado y encuentra nuevas áreas de sintonía conforme vuelve a vivir diferentes aspectos de la experiencia de sus predecesores.29 Por cierto, quisiera decir -más allá de sus monografías- que el aspecto metodológico fue lo más logrado de esta escuela, más que el teórico debido a que este último siempre tuvo debilidades y no exento de complejidades. Me atrevería a decir que muchos de los conceptos clásicos del marxismo (revolución o clase30) no fueron definidos explícitamente por sus autores en sus investigaciones transformándose en un dilema permanente de esta EMB. Por ejemplo, Christopher Hill no dejó muy claro lo que comprendía por revolución. Siendo un historiador especialista en la Revolución Inglesa, en ninguno de sus pasajes define el término revolución. En su texto De la Reforma a la Revolución Industrial 15301780, analizó la formación de la sociedad inglesa moderna considerando la expansión del capitalismo en la larga duración tanto en las transformaciones en la agricultura y relaciones agrarias, industria, gobierno, política exterior, religión y vida intelectual poniendo énfasis en la interacción entre política y economía. Hill planteó la interrogante ¿cómo fue posible que en Inglaterra hacia 1530 económicamente atrasada pudiera en 1780 estar en el umbral de la Revolución Industrial?

28

El Mundo Trastornado....pp.96-243 Ibíd.p.4 30 Siendo la clase un eje central dentro del pensamiento marxista, Marx no definió este concepto. 29

Frente a esta interrogante, Hill planteó la tesis que la situación económica del siglo XVIII fue producto de la revolución política del siglo XVII que dio pie a diversas “revoluciones” en el ámbito comercial, político e intelectual que permitieron el dominio económico y posteriormente el despliegue industrial de Gran Bretaña.31 Sin embargo, él utiliza el concepto de revolución en sucesivas partes del libro, sin hacer una definición de lo que entendía por ella lo cual genera confusión. Con respecto al concepto de clase, distinto es el caso de Edward Thompson quien en su obra la formación de la clase obrera inglesa realizó una novedosa definición de lo que entendió por clase. Para él, la clase existe cuando un grupo de personas comparten experiencias comunes, identidades e intereses frente a otros porque reconoció la importancia histórica de los individuos que formaron lazos sociales dentro de contextos sociales específicos compartiendo presiones sociales, políticas y económicas. Thompson demostró que la clase no es algo estático sino que se fue formando históricamente, por lo que no entendió a la clase como una estructura o categoría, sino como algo que ocurre en las relaciones humanas qué él denominó clase. Por tanto, Thompson rechazó:1) que la clase obrera inglesa hayan sido sólo miembros de una categoría social pasiva creada por la Revolución Industrial; 2) que la clase inglesa trabajadora fue guiada solamente por las acciones de sus miembros. Con todo, reconoció que estuvo compuesta por actores racionales que estaban operando dentro de un contexto social e histórico, que fueron influenciados por otras instituciones sociales y tradiciones. La conciencia de clase que haya tenido la clase trabajadora inglesa ya no dependía exclusivamente –siguiendo el argumento thompsonianode las relaciones de producción y la lucha de clases sino de sus manifestaciones culturales.32Por cierto, sobre este punto es interesante el tratamiento que le realizó a la religión (elemento incómodo para los marxistas en general) como elemento alienante, en particular, el metodismo que tuvo como objeto disciplinar –como sostiene Thompson- la debilidad humana para adoctrinar a la clase obrera a los nuevos valores de la burguesía industrial a las exigencias del capitalismo.

31

Hill, Christopher, De La reforma a la Revolución Industrial…pp20-23. Ver prefacio. Thompson, Edward, La formación de la clase obrera en Inglaterra, Tomo I, Editorial Crítica, Barcelona, 1989. 32

Este problema continuó sin solución en Hill El Mundo Trastornado: El ideario popular extremista en la revolución Inglesa del siglo XVII en el que reinterpretó la Revolución inglesa a través de la lucha de clases y planteó la tesis de que ésta fue una revolución burguesa, llevada a cabo por los sectores de la gentry, de parte de la nobleza triunfante. Sin embargo, destacó la existencia de otra revolución “oculta”, democrática y potencial de las clases populares radicalizadas por la guerra, por lo que inmediatamente cuestiona si el proceso político social inglés fue una Revolución (con mayúscula y ligada a élite) o, más bien, se trató de revoluciones (con minúscula y ligada al pueblo): Hubo, sin embargo, otra revolución que nunca estalló, a pesar de que de vez en cuando amenazara con producirse. Esta revolución pudo haber establecido la propiedad comunal y una democracia mucho mayor en las instituciones políticas y legales; pudo haber acabado con la Iglesia estatal y arrinconando la ética protestante33 Sin embargo, la interpretación de Christopher Hill a la revolución inglesa bajo la óptica de la lucha de clases, en una sociedad precapitalista, puede resultarnos “anacrónico” o “fuera de lugar” que, en su tiempo, le generó muchas críticas por parte de sus colegas ingleses. Aunque Hill argumentó que si estos sujetos no tenían consciencia de estar construyendo una revolución burguesa, lo importante fue que esta revolución burguesa permitió la instalación del capitalismo, sistema que se correspondió con los intereses de la burguesía. Ahora bien, mi intención tampoco es escudriñar por qué estos autores no definieron mayormente estos conceptos, quizás nunca vamos a poder resolver esa complejo panorama, quizás estos historiadores dieron por sabido de lo que Marx y Engels plantearon en sus innumerables trabajos. De todos modos, resultó notable que conceptos tan rígidos hayan adquirido un tinte especial en las manos de estos historiadores a la realidad inglesa. Ellos fueron los ejecutantes de los bellos acordes que, por entonces, representaba el marxismo en la búsqueda de la liberación de los oprimidos.

33

Hill, Christopher, El Mundo Trastornado… p.4.

Conclusión:

En suma, el aporte de los HMB y de su historia social “desde abajo” -enriquecida gracias a la ruptura del Grupo Historiadores del Partido Comunista (GHPC) de la rigidez estalinista hacia un marxismo crítico y creativo- propuso como centro de interés en la reconstrucción histórica de las clases populares: sus formas y condiciones de vida, sus actividades sociales y políticas, sus luchas, el proceso de formación de su conciencia de clase y de su cultura. Pero además una de las mayores contribuciones de la EMB y de los HMB fue el ataque a los mitos sagrados ingleses, es decir desmontando el paradigma whig que narraba la historia de Inglaterra como un proceso evolutivo hacia la democracia y su defensa del oficio de historiador con la militancia “social”. Finalmente, la EMB reconstruyó el pasado británico en clave popular -destacando sobre todo de la gente común- llevó a pensar en una tradición radical inglesa y por eso que generalmente sus estudios se focalizaron en las sociedades preindustriales debido a que, sabiendo que el movimiento obrero inglés no fue revolucionario, había que hallar la forma de mantener la ilusión revolucionaria hacia un orden socialista.

Bibliografía.

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• Burke, Peter, Formas de hacer historia, Alianza Universidad, Madrid, 1996. • Hill, Christopher, De La reforma a la Revolución Industrial, 1530-1780, Editorial Ariel, Barcelona, 1991.

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• Hobsbwam, Eric, El mundo trabajo: estudios históricos sobre la formación y evolución de la clase obrera. Editorial Crítica, España, 1987.

• Kaye, Harvey, Los historiadores marxistas británicos: un análisis introductorio, Universidad prensas, Zaragoza, 1989.

• Marx, Karl, Contribución a la crítica de la economía política, Editorial Siglo XXI, México, 2003. • Moradiellos, Enrique, El oficio de historiador. Editorial Siglo XXI, Madrid, 2003. • Páges, Pelai, Introducción a la Historia: Epistemología, teoría y problemas de método en los estudios históricos. Editorial Barcanova, Barcelona, 1983.

• Rudé, George, La multitud en la historia. Los disturbios populares en Francia e Inglaterra 1730-1840, Editorial Siglo XXI, Argentina, 1971.

• ----------------, Revuelta popular y conciencia de clase. Editorial Crítica, Barcelona, 1991.

• Thompson, Edward, La formación de la clase obrera en Inglaterra, Tomo I, Editorial Crítica, Barcelona, 1989.

Artículo

Sharpe, Jim, “Historia desde abajo”. En Burke, Peter, Formas de hacer historia, Alianza Universidad, España, 1996.

Internet Gómez Bravo, Gutmaro, La Historia Social Británica: Memoria de una contribución colectiva Revista Historia y comunicación social, ISSN 1137-0734, Nº 8, 2003, pags. 119137. Obtenido de la siguiente página web: http://revistas.ucm.es/inf/11370734/articulos/HICS0303110119A.PDF