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Emerenciano Rodríguez Jobrail EL / EMBRADOR DE VALORE/ CURSO EN VALORES MORALES ---------------—4 ZZ - E l s e m b

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Emerenciano Rodríguez Jobrail

EL / EMBRADOR DE VALORE/ CURSO EN VALORES MORALES ---------------—4

ZZ

-

E l s e m b r a d o r de v a lo r e s

E m e r e n c ia n o R o d ríg u e z J ob ra il

El sem brador de valores C urso

en

V alo re s M orales

Ilustración de la portada: Miguel Angel. "La sibila entrea”. Capilla Sixtina. Cd, del Vaticano.

MENSAJE DE BIENVENIDA

¡B ien v en id a ! ¡B ien v en id o !

El curso VALORES EN EL EJERCICIO PROFESIONAL es un curso sello que tiene su origen en la MISIÓN del ITESM. Como es bien sabido, el TEC se ha distinguido siem­ pre por su afán de mejora continua. Así, después de una amplia consulta, estableció los principios que guiarán, durante los próximos años, su actividad educativa. Estos principios se enmarcan en una tirada que abarca, en primer lugar, los conocimientos de excelencia que lo han conservado a la vanguardia a nivel interna­ cional. En segundo lugar, la formación integral de los alumnos considerados como personas antes que como profesionistas. Los prepara además, en tercer lugar, para asumir conscientemente, su compromiso de solida­ ridad con el resto de la sociedad, especialmente con los menos privilegiados.

El presente curso responde a estas exigencias de: * conocimientos de excelencia, * formación integral y * compromiso social. Como tu facilitador, me da mucho gusto que te hayas inscrito a este curso. Es exigente, porque basa la praxis de los valores en su fundamento último, y porque tiene como fin llevarte a fincar en ti y a tu alrededor, una só­ lida cultura de valores. El curso no es motivacional en el sentido de mover superficialmente tu emoción a portarte bien. En él no encontrarás más motivación que el convencimiento del poder de tu juicio para llenar de bondad, de verdad y de belleza todo lo que te rodea. De ahí su nombre de S em ­ b r a d o r d e V a lo re s , porque su postulado fundamental es que los valores no "se adquieren” como algo extem o a ti, sino que los llevas dentro y es efundiéndolos como crecen en ti. Es éste un postulado novedoso, que te em ­ pujará a la práctica del bien y de la verdad, lo que hará tu vida bella y llena de sentido. El marco conceptual pues, lleva preferencia sobre la motivación emocional pero la satisfacción está garanti­ zada. Una satisfacción profunda y perdurable. Llevo casi cinco años impartiendo este curso a nuevas generacio­ nes de alumnas y alumnos que han egresado del TEG decididas a transformar el mundo mediante su propia transformación en personas-valor. Quedará ampliamente demostrado el principio de que no das porque tienes, sino que das para tener. Pues­ to que la adquisición no es externa, mientras más das, más se reproduce en ti la semilla de los valores, hasta convertirte en una persona valiosa. Aún más, de tal m a­ nera te identificarás con los valores, que llegarás a ser 6

una persona-valor. La sociedad te seguirá. La gente está ansiosa de líderes de esta categoría. Te decía que el curso es exigente. En realidad, no cuesta más trabajo que el vivir o el crecer. La diferencia está en lo que signifique para ti crecer o vivir en forma consciente; cuando el esfuerzo se ve premiado no tanto por lo que algunos consideran “logro” o “éxito”, sino por­ que encontrarás el mayor logro no al terminar tu carre­ ra, sino cuando comiences a vivir una vida plena, porque empiezas a encontrarle sentido. El sentido de que hay más satisfacción en dar que en recibir, porque es dando como llenamos las alforjas del camino. Serás feliz. En la empresa, en la profesión, como di­ ligente político, en tu familia, como ciudadano... serás feliz con una felicidad planetaria que no conocerá fron­ teras. Lo serás en la medida en que hagas a otros felices, y les ayudes a cumplir su tarea existencial de encontrar­ le sentido a sus vidas. Esto es mucho, muchísimo más que un “curso” de va­ lores. Te exigirá más, pero te dará mayores satisfaccio­ nes, La satisfacción de verte convertido en un agente efectivo de cambio a tu alrededor. De esto trata el curso que ahora com ienzas. ¡Seas bienvenida! ¡Seas bienvenido!

E m e r e n c ia n o R o d r íg u e z J o b r a il

erodiigu@cam pus.slp.itesm .m x rodrigues [email protected] x San Luis Potosí. M éxico

ÍNDICE

M ensaje de bienvenida...................................................... Introducción.......................................................................

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MÓDULO PRIMERO. L os fundamentos de la ética y los v a lo re s....................................................................... 15 1. La cultura de v a lo re s............................................. 17 2. El Hombre, sembrador de v a lo re s ....................... 39 MÓDULO SEGUNDO. Ética social................................... 88 3. El Hombre, ser pensante. La dignidad de la persona............................................................. 90 4. El Hombre, ser socia l.............................................. 122 MÓDULO TERCERO. Ética profesional..........................151 5. Para dar sentido a la vida ( a ) ............................... 153 6. Para dar sentido a la vida ( b ) ............................... 174 MÓDULO CUARTO. Ética p erson a l................................ 196 7. Estudio sobre los actos h u m an os..........................198 8. Los valores y la v ir tu d ............................................223 MÓDULO QUINTO. Proyecto de vida. Ensayo final . ..251 9. Proyecto de vida. Ensayo fin al.............................. 253 Resumen y conclusión....................................................... 291

INTRODUCCIÓN

El curso de VALORES PARA EL EJERCICIO PROFESIO­ NAL es un curso sello del ITESMcon miras a la formación integral de los alumnos, considerados en primer lugar personas comprometidas a transformar su comunidad y la sociedad entera mediante su propia transformación en personas valiosas. En una época en que la calidad es el parámetro de productos y servicios, es muy oportuno un curso que verse sobre la calidad de las personas, que son las que generan los productos y los servicios. Todo mundo habla de valores. Este fenómeno se puede interpretar de dos formas: se habla de lo que más se ansia, o de aquello de lo que más hace falta. En cual­ quier forma, es evidente que el mundo finalmente se ha dado cuenta de que la insistencia, única o predominan­ temente en cosas externas ha venido produciendo un fenómeno devastador en la humanidad. Tanto en la mo­ dernidad, como en el tránsito a la posmodernidad, el Hombre (con mayúscula para significar mujer o varón), razón de ser de cuanto existe, ha sido considerado úni­

camente como un elemento más de mercado, valor do­ minante: o como un engranaje cuando se trata de produ­ cir, o como un embudo cuando se trata de consumir. En cualquier forma: utilizado. Manipulado. Un medio más. La moda de los valores puede acarrear un fenómeno contrario a su búsqueda: la del abaratamiento. Vienen a ser como las monedas o los verbos irregulares, que de tanto usarlos, se desgastan. Este curso trata de evitar dos escollos. Por una par­ te, el de confundir un simple comportamiento ético con una cultura de valores y, por otra, el de quedarse con un barniz ligero de una lista de valores útiles que pueden dar la pátina exterior de ser una persona de principios. Para esto, se insiste desde el inicio en colocar la ética como necesaria e indispensable, pero, al mismo tiempo, como insuficiente en la complejidad del mundo actual para asegurar la propia perfección y el compromiso so­ cial. Se insiste en que se trata de imbuir la vida entera en una cultura basada en los valores con la ética como fundamento. La ética, definida como la ciencia de la ca­ lidad de las acciones humanas, deja de ser el objetivo predominante del curso, pero pasa a ocupar un lugar importante en esta cultura de valores. El curso trata con seriedad los valores, desde su misma comprensión inicial hasta convertirlos no en ob­ jetos por alcanzar sino en personalidad por cultivar. La persona es entonces el jardín que contiene la semilla única de un valor que la transforma y transforma cuan­ to toca. Asegurado este principio totalizante, los valores de­ jan de ser adjetivos o acciones para quedar identificados con la esencia de la persona. Sobre la práctica de un comportamiento ético, la virtud es vivida diariamente, con naturalidad, porque brota del interior. El hacer se 10

convierte en ser. Una persona valiosa se hace una per­ sona-valor. Gente-luz capaz de iluminar su entorno, por­ que ella misma es luz. El curso es eminentemente didáctico. Está pensado de tal forma que el alumno haga su propio aprendizaje, pero un aprendizaje que requiere del marco teórico para establecerse racionalmente, y que va creciendo desde los elementos básicos hasta la práctica de la virtud trans­ formante. Hasta llegar a ser una persona-valor.

In t r o d u c c ió n del

e s p e c ia l a e s t a m o d a l id a d

C urso

Te encuentras utilizando el material del curso — el cual deberá completarse con las exposiciones de clase y otras actividades— en una modalidad innovativa que trata de superar la cultura de la fotocopia y el uso del papel. Una vez que has tenido acceso a la plataforma tecnológica que se te ofrece, ahí podrás seguir el curso, hacer las lecturas, y desarrollar las actividades didácti­ cas de que consta.

Tareas Más que tareas, se te proporcionan oportunidades de realizar algunas actividades prácticas que afianzarán los conocimientos del curso que, como viste, consta de cinco módulos y nueve capítulos o lecturas. La más im ­ portante de estas actividades, a menos de que se te indi­

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que lo contrario, será el desarrollo de la llamada “M eto­ dología de las lecturas” . Con las actividades se pretende: a) que conozcas y reafirmes tus valores con los que llegas al curso, y co­ nozcas su marco conceptual para que sepas lo que haces y por qué lo haces, b) Que profundices con alguna acti­ vidad el conocimiento teórico adquirido, lo interiorices y lo hagas propio. En ningún momento, salvo raras ocasiones, se te pe­ dirá memorizar el texto. De lo que se trata es de que hagas tuya la enseñanza mediante un aprendizaje in­ tencional y consciente, para que sepas moverte con faci­ lidad en el ambiente del comportamiento ético y en el terreno de los valores, para que de ahí encuentres el sentido que, para ti, tiene vivir tu vida; que no vale la pena desperdiciarla en menos que en ser un agente efec­ tivo de cambio, para lo cual, tendrás tú mismo que em ­ peñarte en una constante mejoría. Las actividades tienen una evaluación. A cada acti­ vidad se le señala una puntuación que, sumada, da la cantidad de cien puntos. Por su importancia, a la m eto­ dología de las lecturas corresponden veinte puntos. El resto se divide entre las demás actividades según su importancia o su relación con la materia del módulo. En vistas de esto, se te recomienda lo siguiente. Haz primero cuidadosamente, el paso número uno. Si haces la lectura como se te recomienda, ahí encontrarás gene­ ralmente la respuesta a las demás preguntas así como el trasfondo correspondiente a las actividades restantes. No empieces de inmediato con el número siguiente, Lee antes, con atención, el resto de las actividades para que administres racionalmente tu tiempo. Finalmente, com ­ para el grado de dificultad con el alcance de la evalua­

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ción que le corresponde, para que dediques más tiempo a la que lleva asignada m ejor puntuación. Podrán parecerte excesivas las actividades, sin em ­ bargo, la experiencia demuestra que, habiendo hecho cuidadosamente el paso primero, las demás te serán fáciles. Cualquier alumno que haga las lecturas reflexi­ vamente no tendrá ninguna dificultad en obtener una evaluación elevada. Cada m ódulo está pensado para realizarse en un período parcial, con sus dos lecturas y las actividades que le corresponden. Entre cada examen parcial habrá dos tareas, cuya evaluación será prom ediada — a m e­ nos de que se vea una opción m ejor— para un valor de ochenta puntos en un total de 100, correspondiendo el 20% restante a cada examen parcial. Al final, los exá­ menes parciales se llevan el 80% y el 20% al examen final. La lectura nueve y el ensayo final llevan una eva­ luación especial. Un profesionista debe tener, entre otras, dos habili­ dades importantes. Primero, manejar correctamente el idioma escrito, por lo que, en la evaluación de cada ta­ rea, la calidad de la presentación, la riqueza del vocabu­ lario, la soltura del lenguaje y la corrección en la escri­ tura: ortografía y sintaxis, afectan directamente la eva­ luación del contenido. La segunda habilidad es la de saber administrar tu tiempo según las responsabilidades, Este curso te per­ mitirá practicar esta habilidad, por lo que te pedimos leas primero toda la tarea para que puedas asignar un tiempo suficiente a cada una de las actividades que se te piden. Ten luego en cuenta tus deberes con otras m ate­ rias, para que cada una reciba una congrua atención. Es muy conveniente usar una pequeña agenda para organi­ zar tu tiempo. 13

Cuando nos veamos precisados a utilizar papel, por amor a los árboles y a la tierra utilizaremos, de ordina­ rio, papel de reuso, ¡ÉXITO! Te acompañaré durante todo el curso

E m e h e n c ia n o EoDKÍairEZ J o b e a il

Tecnológico de Monterrey, Campus San Luis Potosí. Enero 2001

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M ódulo

p r im e r o

Los fundam entos de la ética y los valores

O b j e t iv o

Teniendo en cuenta que la m isión del ITESM es for­ mar personas comprometidas con el desarrollo de su comunidad para m ejorarla en lo social, en lo económico y en lo político; que promueve que sus alumnos sean h o­ nestos, responsables, respetuosos de la dignidad de las personas y de sus deberes y derechos inherentes, ade­ más de poseedores de un espíritu de superación perso­ nal... el curso VALORES PARA EL EJERCICIO PRO-FESIONAL tiene como objetivo: El estudiante reflexio nará sobre su reali­ dad personal, profesional y social, con el pro­ pósito de tom ar conciencia de que, en la aten­ ción al aspecto ético está en juego la calidad de vida personal y comunitaria.

1. LA CULTURA DE VALORES

M e t o d o l o g ía

par a las lecturas

1. Empieza por leer los títulos y subtítulos, y todo lo que esté en negrita. Luego lee el artículo dos veces, la primera sin detenerte demasiado, 2. Ahora vuelve a leerla fijándote en el contenido de cada gran división. Entiende cada una y cómo se en­ lazan. 3. Escribe cuatro párrafos: a) H az un breve resumen de la lectura (como si le dijeras a alguien de qué trata), b) Menciona los puntos en que no estés de acuerdo, o que no hayas entendido bien, c) Destaca aquello que más te haya gustado o que entendiste mejor, y d) Escribe todo lo que te venga a la mente y que tenga relación con el tema de la lectura. Este párrafo es el más importante. La lectura pudo haberte sugerido algún material. ¿Qué agrega-

rías a lo que dice el autor? ¿Qué beneficio puede aportar la lectura a tu vida personal?

C o n t e n id o

1.

2.

3.

4.

5.

6. 7. 8.

N o m b re d e l c u r s o . El título de una obra indica el tema que se va a tratar. Es importante tomar en cuenta el alcance de los términos usados para nom ­ brar este curso. Se explica qué se entiende por "va­ lores” y por "ejercicio profesional” . C u ltu ra d e v a lo re s . Los valores no se adquieren, se viven, proceden del interior de la persona. Esto se expresa mejor aplicando el tema al concepto de cul­ tura. Im p o r ta n c ia e in s u fic ie n c ia d e la ética . En el curso se da a la ética la importancia que tiene para asegurar una sana convivencia social basada en la confianza recíproca. L a é tic a y lo s v a lo re s . Esta sección trata del lugar que le ética ocupa en la escala de los valores hum a­ nos. ¿Q u é son p u e s lo s v a lo r e s ? Gracias a los concep­ tos claves de sujeto, objeto y relación, se establece que un valor no es solamente una idea, ni una cosa en sí, sino una relación. ¿Q u ié n es u n a p e r s o n a v a lio s a ? Se aplica la no­ ción de valor a las personas. A g e n te s d e c a m b io . En el servicio a los demás es donde se realiza la persona valiosa para la sociedad. L a tr ía d a d e la MISIÓN y el c u r s o d e V a lores. El curso quiere contribuir a la form ación integral de las personas y a su compromiso social, mediante los

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conceptos de dignidad y respeto, así como de apertu­ ra a los demás. 9. R e fle x ió n final. La lectura siguiente trata de la inconclusión humana en cuatro vertientes. Tres de ellas son materia de este curso. 10. A c tiv id a d e s . Las actividades tienen por objeto asimilar e interiorizar el contenido de cada sección.

In t r o d u c c ió n

Este m ódulo se llama: FUNDAMENTOS DE LA ÉTICA Y LOS VALORES. Como su nombre lo indica, es el funda­ mento de todo el curso. Los módulos siguientes serán más fáciles de comprender si asimilas bien sus funda­ mentos. Pero no sólo eso. Desde este momento comenza­ rás a sentir que pisas un terreno original, pero firme. El módulo contiene dos lecturas: "La cultura de valores" y “El sembrador de valores". El título de esta primera lectura es LA CULTURA DE VALORES. Te pido que no te desanimes si no entiendes todo desde la primera lectura. Sigue las indicaciones que se te dan, pero, sobre todo, es importante tu actitud. Te costará trabajo entender, pero te garantizo una gran satisfacción al comprender que has llegado a la base última de los valores. Con esto, el resto del curso, que consiste en las aplicaciones concretas de lo que aprendas en este módulo, te será más fácil de verlo con una visión sistémica: verás cómo todo encaja en el lugar que le co­ rresponde, Por otra parte, por respeto a la capacidad intelectual del alumno, he obviado el lenguaje demasiado repetitivo. Este obliga a usar un sistema condensado de introducir al alumno en la materia. Pero, en cuanto te vayas fam i­ 19

liarizando con el estilo propio del autor, complementado con las clases presenciales, te irá costando menos traba­ jo entender a la primera lectura.

1. N o m b re d e l c u r s o Por “ v a lo r e s ” se entiende todo aquello que te hace mejor, que da calidad a tu vida entera. Pueden ser co­ sas, acciones o personas. Por ejemplo, una pluma para escribir, una silla cómoda, una buena ilum inación... Ac­ ciones como ayudar a un compañero a hacer la tarea, hablar bien de alguien, hacer ejercicio... Personas como mis padres o hermanos, mis maestros, un amigo, etc. Para empezar, es suficiente esta ligera descripción. Al mismo tiempo anticipamos: los valores personales no están fuera para alcanzarlos y asimilarlos, se encuen­ tran dentro para vivirlos. Por “ p r o fe s io n a l” no entendemos la ocupación fu­ tura de tu vida excluyendo otras áreas de la misma. La vida es una unidad, sin compartimentos estancos, Tam ­ poco se reñere al ejercicio de tu trabajo o a las horas que pasarás ocupado en él. Aunque es natural que tu vida se vea dominada por la ocupación a que te dediques: profe­ sionista, empresario, dirigente político o social, etc., sin embargo eres también, y sobre todo, madre, padre, espo­ sa, esposo, amiga, amigo, agente social, vives en tal b a ­ rrio, perteneces a tal nación, etc. Desde el principio del curso queremos dejar estableci­ do que su contenido corresponde a su nombre: 'VALORES para el Ejercicio Profesional". Aunque las partes en que se divide todas se refieren a la “ética”, el curso, como ve­ remos aquí, tiene un objetivo mucho mayor. Este objetivo

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corresponde a lo que se propone la Misión 2005, a saber: formar personas comprometidas con su comunidad. De todos es bien sabido cómo, después de una amplia consulta, el ITESM hizo público el enunciado de su MI­ SIÓN, haciendo explícito un compromiso que antes se encontraba incluido en la formación profesional. Ahora pone en primer lugar la formación integral de la persona y fomenta el interés por la transformación social. Por supuesto que sigue formando p r o fe s io n is ta s de calidad internacional por sus conocimientos. Pero este despla­ zamiento es significativo: pone el énfasis en la calidad del profesionista como p e r s o n a , y como persona c o m ­ p r o m e t id a con los demás. Más adelante hablaremos de esta tríada que compone, según la intención de las auto­ ridades del Sistema, la personalidad recia de un egresa­ do del TEC, y cuyo esclarecimiento y aphcación son los objetivos generales de este curso.

2. C u ltu ra d e v a lo r e s Este curso adopta la visión compartida, y se une al propósito común de construir en los diversos planteles del ITESM, en cada campus, para que de ahí se efunda a las familias, las comunidades y el resto de la sociedad, una nueva cultura que corresponda a los postulados de la MISIÓN, Una cultura de calidad en las personas, no sólo en sus estudios, sino en todo lo que hacen, en su form a de vivir y de relacionarse con los demás. Ahora bien, una cultura no se impone. Todos nace­ mos dentro de alguna, comenzamos por aceptarla in ­ conscientemente, progresamos hacia un estudio crítico e individualizante de la m ism a y term inamos por conver­ tirnos en sus promotores, al mismo tiempo que la vamos 21

adaptando y transformando como generadores de cam­ bio. Tiene pues, sus espacios y sus agentes. Propugnamos que los valores no son algo externo por alcanzar, sino una cultura por vivir, que tiene su m a­ nantial dentro de la persona misma. La MISION sabe que, antes de ser un agente de cambio social, el alumno debe ser antes un agente de cambio personal. Esta cultu­ ra de calidad es, ni más ni menos, una cultura de valores, que consta de cuatro elementos interdep endientes y que forman un espiral que se alimenta constantemente: del querer, al hacer; del hacer al saber por qué; de aqui, a los apoyos que como trampolín te impulsarán a un aprecio más profundo, que te llevará a una acción más fructífera, y asi en espiral continuo hasta que se haga vida en ti.

CULTURA DE VALORES

En primer lugar, se trata de aprender a a p r e c ia r una vida de calidad, una vida valiosa para sí mismo y para los demás. Estar convencido de que, si la calidad es hoy en día el parámetro por el que se miden los produc­ tos y servicios, la fuente de esta calidad es la persona: el 22

que hace los productos o el que presta el servicio es un ser humano, y si él no es de calidad, no podrá producir calidad. Para que el aprecio se traduzca en calidad, debe ser seguido de una p r a x is , (Se usará la palabra “praxis” con preferencia a "práctica", porque esta última puede refe­ rirse a una simple práctica de habilidades aprendidas. La "praxis", en este contexto, im plica una actividad comprometida y empeñativa en la transformación vital). La teoría sin su aplicación a la vida diaria es inútil. Lo que se nos pide no es saber, sino saber hacer y hacerlo. Saber qué podemos hacer con nuestros conocimientos, y transformar el mundo con lo que aprendimos. Otro tanto puede decirse de la teo ría . Es posible que una persona practique una virtud sin darse cuenta, sin sus fundamentos teóricos. En nuestro caso, postulamos que eso no es suficiente. Esto es precisamente lo que distingue "práctica” de "praxis", Los fundamentos teóri­ cos enmarcan la práctica en un marco conceptual que la convierte en praxis al darle solidez y fundamento, razo­ nes para actuar y para ejercer una disciplina constante aun a costa de sacriñcio. N o puede darse aprecio sin una praxis elemental de los valores, basada inicialmente y apoyada constantemente, por la teoría que la respalda, El cuarto elemento de la cultura de valores son lo que, en form a general llamamos ap oyos. Los valores, como veremos después, al igual que la ética, la moral, la virtud, etc., tienen un contenido social ineludible. Todo lo que hacemos repercute en los que nos rodean para bien o para mal. Al mismo tiempo, somos influidos cons­ tantemente por los que nos rodean. Las personas que nos sirven de apoyo en nuestra vida son las mismas que nos darán apoyo para la práctica de los valores.

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De estos apoyos, el más importante es la ética , es decir, un comportamiento que responda a los propios principios asimilados y a las expectativas de la sociedad, según normas implícitas o explícitas que lo enmarcan. La ética es un valor, y un gran valor, pues es la base de una convivencia ordenada y pacífica en sociedad, en los negocios, en la escuela, en la vida en general. La ética genera confianza y autorrealización; respeto y estima por sí mismo y por los demás. Un comportamiento ético, entendido como una vida de calidad, es el apoyo que nos ayudará a todos a llevar una vida más placentera y con mayor sentido. En nuestro esquema de la cultura de valores, el lugar que corresponde a la ética, es funda­ mental. Normalmente, es en el h o g a r donde vivimos esa cultura de valores en form a natural. Al llegar a la escue­ la, el alumno debe tomar nota de que no comienza en cero, de que adoptar una cultura de valores no es nada esencialmente nuevo: la lleva encarnada en su existen­ cia desde antes de oír hablar explícitamente de valores. Habiendo hecho un inventario de ellos, el marco concep­ tual le facilitará la tarea de saber apreciarlos convenien­ temente. A su vez, la familia será el mejor apoyo para reforzar esta cultura de valores en el alumno.

3. Im p o r ta n c ia e in s u fic ie n c ia d e la é tic a Ante lo que estamos viviendo a nivel nacional o mundial, que ya rebasó, con mucho, los parámetros de una crisis, los ojos de los pensadores se vuelven a la éti­ ca. Entonces el mercado, la productividad, el lucro, no cumplieron. No dieron lo que prometían dar. El Hombre, desplazado durante tanto tiempo por las cosas que debe24

lia n estar a su servicio, reclama ahora su lugar como fin de todas las instituciones. Por todas partes reina la desconfianza, producto de una ausencia de valores éticos. En los negocios se nece­ sita mucho más que una promesa, o que una muestra. Incluso ya una copia validada del Manual de Asegura­ miento de Calidad no basta. Es necesario un Código de Etica para poder hacer las reclamaciones oportunas. El profesionista, más que nadie, necesita ser ético para poder tener clientes. Dicen que no hay sopa de ética. El profesionista aprenderá m uy pronto que sin ética no hay sopa ni muchas otras cosas, Y ¿qué decir de los dirigen­ tes políticos? Puestos en el candelero como nadie más, han oscurecido su liderazgo con prácticas antiéticas y son los principales responsables de esta atmósfera de desconfianza. Tú, como estudiante, conocerás en tu medio quizás algunos casos de fallas en la ética, y muchos — es­ peramos— de com portam iento ético. Reflexiona sobre la diferencia entre unos y otros, sin dejarte engañar por los resultados inmediatos, sólo aparentemente exi­ tosos. Te darás cuenta de por qué decimos que no se puede soslayar la im portancia de que prevalezca en los individuos, com o en la sociedad, la ética: com ún deno­ m inador que afirme y restablezca la credibilidad en todos sus miembros. No es pues de extrañar que en un curso sobre valo­ res se conceda tanta importancia al estudio de la ética, pero convenía hacer esta precisión. ¿Por qué? Porque ante la complejidad del mundo actual, postu­ lamos que el comportamiento ético, útil e indispensable como es, se ha vuelto insuficiente. Así lo demuestran innumerables casos, que no vale la pena nombrar aquí. Piénsese por ejemplo la mercadotecnia agresiva de una 25

famosa compañía para promover la venta de su fórm ula láctea para infantes: en nada faltó a la ética, y sin em­ bargo, sus ejecutivos reconocieron que les había faltado “sensibilidad y consideración a las circunstancias de sus posibles consumidores” . La sensibilidad y la considera­ ción hacia las personas con quienes convivimos, superan con mucho un comportamiento puramente ético. Esto demuestra que ya no basta con “portarse bien” . Eso es el fundamento. Pero no podemos detenernos ahí. Se trata de llegar a apreciar la v ir t u d como el supremo valor, de ejercitarla constantemente en nuestras vidas, de estar bien pertrechados con el marco conceptual en que se desarrolla, y en constituirnos, con el ejemplo, en un apoyo para los demás. Ser bueno es la gran cosa, p e­ ro el curso te enseñará a constituirte propositivámente como ejemplo de dignidad humana, de convertirte en un sembrador de valores en tu entorno. La ética es pues un gran valor, pero no supera el ámbito de lo correcto-incorrecto. Los valores abarcan a la ética y mucho más. Hay personas — tú debes haber conocido alguna— que nos inspiran no porque se portan bien, sino porque en un momento dado son capaces de aceptar gustosas un sacrificio con tal de ayudar a al­ guien en necesidad; que no traicionan a un amigo, que no hablan mal de los demás, que son generosas para meter el hombro cuando se necesita... Todos sabemos que esta clase de personas donde quiera que estén tie­ nen un lugar apreciado. Cuando sabemos de algo bueno que se hizo, pensamos que deben ser ellas, cuando al­ guien habla mal de ellas, pensamos que es un error, o que se hace por envidia. En tiempos del Renacimiento había un hombre fa­ moso porque su riqueza iba a la par de su generosidad. 26

Proveniente de una familia acaudalada, utilizaba sus bienes para ayudar a los menesterosos, de tal modo que su fama se extendió por toda la comarca. En un m om en­ to de su vida solicitó y le fueron concedidas las órdenes en la jerarquía eclesiástica, y llegó a ser cardenal. Fue conocido como el Cardenal de Lorena. Cuentan de un mendigo que al oír el cascabeleo de las monedas en su sombrero extendido, exclamó jubiloso: “Tú debes ser Ciisto... o el Cardenal de Lorena” . En nuestros tiempos sabemos de personas que han dejado huella en la vida, Mohandas Ghandi, a quien la gente apodó Mahatma, que significa Alm a Gran de, Mar­ tin Luther King, Teresa de Calcuta. En suma, no hay personas perfectas, pero las que nos inspiran a ser m ejo­ res son porque viven sus valores. ¿Qué hace que un acto sea considerado bueno? ¿A qué se debe que ciertas personas sean vistas con espe­ cial reverencia en el medio en que viven, que su com pa­ ñía sea apreciada, que se busquen sus consejos y que se oigan con atención sus sabias opiniones? Indagar las cau­ sas es objeto de la ciencia, La ética es una ciencia, que versa sobre la calidad la cual, aplicada a lo más sublime que es el ser humano, se podría saborear — más que en­ tender— como la satisfacción cabal que recibe la comuni­ dad del comportamiento de alguno de sus miembros.

4. La é tic a y lo s v a lo r e s La ética es pues el gran valor de los tiempos m oder­ nos. Es una virtud singular que inspira confianza en quien la practica. Además, en una época en que el pa­ rámetro para manufactura y servicios es la “calidad", podríamos definir la ética como “la ciencia de la calidad 27

de los actos humanos” . Dando un paso más adelante, por la correspondencia intrínseca que hay entre los actos y la persona, podemos llegar a la siguiente definición: “ L a é tic a es la c ie n c ia d e la c a lid a d h u m a n a " Por ser ciencia, la ética indaga su objeto — los actos humanos— por sus causas. La calidad no necesita defi­ nición, Humana, en primer lugar porque solamente el Hombre puede ser sujeto y objeto de la ética. En segun­ do lugar, porque es el Hombre el que produce calidad, y es el Hombre el que la juzga y la disfruta, según pará­ metros humanos.

Pero, habiendo dicho esto, debemos añadir que ética y valores no se corresponden. Los valores contienen a la ética, mas no viceversa. Los v a lo r e s incluyen la ética, pero la superan en gran medida, Lo que más nos eleva en una persona no es — siendo esto un gran valor— su comportamiento ético, sino los valores que difunde a su paso. Los tres personajes de la historia reciente que m en­ cionábamos antes, nos elevan y nos inspiran no porque se portaron bien, sino por sus virtudes, es decir, por sus

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valores, y se convirtieron en personas valiosas, aún más, en p e r so n a s-v a lo r . Mencionábamos a M o h a n d a s G h a n d i, llamado el “M ahatm a” (“Alma Grande”) por su grandeza de alma que se manifestó en un completo desinterés por su per­ sona y una entrega ilimitada a la causa de su pueblo en una vida de austeridad y sin compromisos más que con su integridad. De él dijo alguien que a las generaciones futuras les sería difícil creer que un hombre tal haya existido sobre la tierra. Otro ejemplo es M a rtin L u th er K ing, un Pastor bautista, que en una época de odios raciales logró sem ­ brar tolerancia y amor con sus palabras y su ejemplo. Más recientemente tenemos a T e re s a d e C a lcu ta , llamada “madre de los desamparados” . Corporalmente pequeña, supo alzarse a una estatura humana m uy por encima de los estándares comunes. Estas personas no hicieron mal a nadie, pasaron por la vida practicando el bien, fueron ética y moralmente buenas, pero no las admirarnos por eso, sino por la exce­ lencia de sus valores humanos. Al verlos encarnados en ellas, nos parecen más alcanzables. De esto trata el curso.

5. ¿Q u é s o n p u e s lo s v a lo r e s ? ¿Qué entendemos por valores? Si la ética es de tanta actualidad; si ella nombra las partes en que se divide este curso ¿qué queda entonces para los valores? Para entender lo que es un valor, o valores en plural — que es como más se usa— debemos ver algunas nociones de sujeto, objeto y relación. S u jeto o agente es la persona que hace la acción, la que, en gramática, ejecuta el verbo. O b jeto es el que o lo 29

que recibe la acción. Es la realidad externa que puede ser una cosa (mineral, planta o animal, un fenómeno natural, etc.), una acción u otra persona, También puede ser el mismo sujeto cuando la acción recae sobre sí m is­ mo. R e la c ió n es la situación que existe entre dos reali­ dades: entre dos objetos, o entre el sujeto y el objeto. No añade nada, sólo expresa la cualidad de estar o ser con respecto a otro. Estas nociones, sobre todo la de relación, nos ayudan a comprender el significado de valor. ¿Dónde están los valores, en el sujeto o en el objeto? El sentido de la pregunta es saber si los valores existen en las cosas, acciones o personas que nos rodean inde­ pendientem ente de nosotros, o si somos nosotros los que atribuimos a estas cosas, acciones o personas un valor independientemente de ellas. Nótense los términos excluyentes, porque ahí está la respuesta: el valor se en­ cuentra en ambos, en el sujeto y en el objeto, y lo consti­ tuye una relación. Existe en el objeto, en forma latente, y en el sujeto que lo declara valioso. Así queda estableci­ da una relación de valor del sujeto hacia las cosas valio­ sas, hacia las acciones valiosas, hacia las personas va­ liosas. A riesgo de confusión, podríamos decir, en términos más precisos, que el valor existe en el objeto potencialmente y el sujeto formalmente. La mejor manera de ex­ plicarlo es compararlo con una fecundación: ni el óvulo materno ni el esperma paterno son un ser humano. El ser humano se encuentra en la conjunción de los dos. El óvulo sería como la potencia (o potencialidad) a recibir la fecundación. El esperma sería como la form a o acto a conferirla. Aunque esta burda explicación no correspon­ da exactamente a la realidad, dan una idea de lo que se quiere decir. Por lo demás, estos términos de acto y p o ­

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tencia se entenderán mejor en la segunda lectura al hablar del hilemorfismo. Hay en los países europeos del Mediterráneo un ár­ bol llam ado alcornoque. Durante muchos años, por si­ glos quizás, el hombre y el alcornoque convivieron en el mismo lugar del mundo sin que el alcornoque pasara de ser un árbol como los demás. El alcornoque tiene ahora un valor muy apreciado porque su corteza es el corcho. Algún día alguien vio un pedazo de corteza que se le había caído al árbol, se acercó, lo palpó, admiró sus cua­ lidades: a pesar de su espesor era ligero y flexible; era impermeable a pesar de ser poroso, etc. y pensó que p o­ día servirle en la edificación de su casa. Analizando esta historia, notarás que el valor YA existía en el árbol antes de que el hombre lo advirtiera. t El no lo hizo poroso, impermeable o flexible, pero, de nada servía — o sea, no era valor— hasta que llega el hombre lo considera valioso. Igual respecto del olivo. Aquel fruto en form a de bellotas no servían de nada hasta que alguien encontró la manera de hacerlas co­ mestibles y extraer de ellas un aceite muy preciado: el aceite de oliva. Y asi de todo lo demás. El valor no existe sólo en la cosa o sólo en el hombre: sólo en el objeto o sólo en el sujeto, Existe en los dos. Ni el sujeto puede actualizar algo que de ninguna manera existe en la cosa, ni la cosa puede ser actualiza­ da de sí, sin referencia al sujeto. Es una especie de fe­ cundación. De otra manera, el valor se encuentra en nuestro en­ torno, que Ortega y Gasset llama la ‘'circunstancia”, y que en filosofía se llama “objeto’'. Este objeto puede ser una persona, una acción o una cosa. Hay cosas, acciones o personas que son valiosas, aún más, todos los seres — co­ mo veremos después— son en alguna forma valiosos. 31

Este valor permanece oculto o latente, hasta que llega el sujeto y las pronuncia valiosas. Por ejemplo, una perso­ na es valiosa porque es amigable, atenta, se cuenta con ella, etc. El valor estaba ahí antes de que el sujeto lo advirtiera, pero es preciso que venga el sujeto, lo descu­ bra y le atribuya este valor. Esto se realiza mediante la facultad intelectual del Hombre, que ejerce explícita o implícitamente un juicio por el cual declara valioso tal objeto, Estamos hablando del juicio de valor. Definimos pues el valor como una relación entre el sujeto y el objeto originada por un juicio me­ diante el cual el Hombre otorga valor a una reali­ dad valiosa. Estas nociones te van a servir más adelante para en­ tender el significado del Hombre como “ s e m b ra d o r de v a l o r e s Por el momento te ayudan a entender que el valor se encuentra, en un aspecto, fuera de ti, y a ti toca descubrirlo en las personas y cosas que te rodean. Pero, sobre todo, que se encuentra dentro de ti en cuanto que lo descubres mediante la reflexión, haciendo un inventa­ rio de lo que eres y de lo que puedes llegar a ser,

6. ¿Quién es una persona valiosa? Teniendo en cuenta lo que acabamos de decir, pode­ mos afirmar que una persona de valor es a) aquella que aprecia, vive y sabe dar razón de sus valores y de su vida valiosa, apoyada por un comportamiento ético; b) la que posee, en grado notable, la tríada de conocimientos, valores y compromiso social que postula la MISION; c) la que efunde valores a su paso por su estilo de vida. Una persona así tiene conocimientos, es un excelente profesional en todo lo que hace: ha superado los niveles 32

de aprendizaje y ha llegado a la proficiencia, al virtuo­ sismo, o incluso a la santidad. Practica alguna virtud en grado sumo, la cual arrastra todas las demás: un valor nunca va solo. Finalmente, experimenta un compromiso con la sociedad. Afinado por las necesidades o la angus­ tia de los que lo rodean, se prodiga en un servicio gene­ roso por ellos, de una u otra forma. Sin este compromiso, los conocimientos y los valores serian, por lo menos, es­ tériles , Cuando el valor se vive en esta forma, la persona queda convertida en un valor toda ella. Queda trans­ formada en una PERSONA-VALOR. De eso trata este curso. Y, como Un v a lo r n u n c a va s o lo , y u n a p e r s o n a -v a lo r n o lo es p a r a s í m ism a s in o p a r a los d em á s, podrás comprender en su ampli­ tud el objetivo enunciado al principio. Por tanto, nos comprometemos a que, con tu decidi­ da cooperación, al finalizar el curso: sabrás apreciar tu propia dignidad como persona y la de los demás; partici­ parás con los demás en el gusto de construir una atm ós­ fera de comportamiento ético y de respeto entre los que te rodean; sabrás expresar un juicio critico respecto a situaciones éticas complejas; sabrás jerarquizar los dis­ tintos valores, etc. Pero, más que nada, estas dos cosas: tomarás conciencia de que, aceptar la M ISIÓN del ITESM es aplicarte la triada de conocimientos, valores y com ­ promiso social; y estarás convencido de que de ti depen­ de llenar tu entorno de valores, pasando por esta vida haciendo el bien.

7. Agentes de cambio Al darte cuenta de que, gracias a tu educación —ba­ se de la movilidad social— gozas de una situación de 33

privilegio, con referencia forzosa a la sociedad que te rodea, a tu comunidad. Al salir graduado de tu carrera te espera una de estas tres opciones: • seguirás encapsulado en tu privilegio, ahondando más el foso que separa a los "pivilegiados", del re­ sto de la humanidad En cuyo caso, el foso exterior se transformará en tu interior en un vacio: el vacío existencial que robará tu vida de sentido; o • debido a que eres un joven generoso, una joven de valores, harás todo lo posible por saltar el foso para entregarte a cambiar la sociedad, No encon­ trándote preparado, te esperan desagradables sorpresas: entre otras, que la gente a quien tra­ tas de ayudar no apreciará, o incluso pagará mal tu entrega: un sacrificio inútil; o • aprovecharás tu paso por el TEG para formarte ante todo una persona culta en los valores que practicas, comprometida con tu comunidad, y de amplios conocimientos a nivel internacional, que te harán más apto para servir cada vez mejor, De ti depende cancelar de tu horizonte las primeras dos opciones y empeñarte en buscar la última, la que llenará tu vida de significado y satisfacción. Probarás en qué consiste el verdadero éxito, cómo se alcanza la au­ téntica felicidad.

8. La tríada de la Misión y el curso de valores Las autoiidades del ITESM desde hace varios años, se han propuesto facilitarte la tarea. Con tu cooperación, saldrás del TEC como un profesionista con excelentes 34

conocimientos, que sea ante todo una persona de insig­ nes valores y dedicado a la transformación de su com u­ nidad. Lee nuevamente, con especial atención, la M isión del ITESM que dice textualmente: “ El Instituto Tecnológico y de Estudios Su­ periores de Monterrey es un sistema universi­ tario que tiene como misión formar personas comprometidas con el desarrollo de su comu­ nidad, para mejorarlas en lo social, en lo eco­ nómico y en lo político, y que sean competiti­ vas internacionalmente en su área de conoci­ miento”. Toda "misión” expresa, en form a concisa, no sólo el ideal, sino la razón de ser de una institución. "Formar personas" es, por lo tanto, la razón de ser del ITESM. Formar personas valiosas. Form ar personas comprome­ tidas. Dar todas las oportunidades para que cada uno de sus egresados sea una PERSONA-VALOR, que realiza, en un grado notable, la tríada de conocimientos, valores y compromiso social. En cuanto a los conocimientos, todos los cursos, to­ das tus materias, tus excelentes profesores, la atmósfera de estudio en la biblioteca, en las aulas, te motiva a ello. En cuanto a tus valores, este curso te abre las puertas hacia una cultura fundamentada, ante todo, en la ética y en el respeto: respeto a ti mismo, respeto que tú tribu­ tas a los demás como personas de valor; y respeto que tú, como persona de valor, recibes de ellos. Sobre esta atmósfera de respeto, construida con tu empeño en tu entorno, y junto con los demás, sabrás levantar un fuer­

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te compromiso social, que, al mismo tiempo, te trans­ forme en un s e m b ra d o r d e v a lo re s .

9. R e fle x ió n fin a l Hemos visto que el nombre del curso implica mucho más de lo que sugieren las partes en que se divide: "ÉTICA SOCIAL” , "ÉTICA PROFESIONAL” , ÉTICA PERSONAL. Implica un doble compromiso: con tu formación personal en los valores y la virtud, y con la comunidad, lo cual supone estar inmerso en una cultura de valores, de la cual hemos visto sus partes constitutivas. Los VALORES, por tanto, abarcan la ética y todo lo verdadero, bueno y hermoso que hay en el mundo, en una amplia gama que se despliega en un abanico que va desde lo que útü y placentero, etc., hasta la virtud prac­ ticada en grado sublime o heroico. Esto define lo que es una "persona valiosa”, que, por encontrarse en ella, unificados y como encam ados los demás valores, la llamamos: PERSONA-VALOR. Esta persona, (tú ) lleva encarnada en sí, la tríada que ha señalado el ITESMcomo indispensable y distinti­ va de sus egresados: conocimientos, valores y com prom i­ so social. Gracias a este empeño, la esperanza se con­ vierte en garantía de que, año tras año, saldrán, a sem ­ brar valores, las camadas de agentes de cambio que ne­ cesita la sociedad.

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10. A c tiv id a d e s Después de haber leído este artículo como se te ex­ plicó en la “Metodología"’ al inicio de esta lectura, aplica ahora por escrito los puntos b), c) y d). (20 puntos). Esta actividad pretende que apliques los elementos de una cultura de valores a tu vida real. ¿Cómo descri­ bes, con tus propias palabras, una cultura de valores a) en tu campus, b) en tu familia, c) en una empresa, d) en tu vida personal? (Un párrafo cada inciso: 10 puntos). Con los pasos siguientes profundizarás la teoría de la ética y los valores para despertar en ti la potenciali­ dad de emitir juicios de valor. En un párrafo ¿cómo se compagina una persona va­ liosa (piensa en Mahatma Ghandi) con los defectos in­ herentes a un ser hum ano imperfecto y limitado? (10 puntos). EJERCICIO: Selecciona a algún miembro de tu fam i­ lia (tío, primo etc.) que por alguna razón n o consideres valioso, que no sea uno de tus padres o hermanos, y ex­ plica ¿está en tu poder considerarlo valioso?, ¿de quién o de qué depende?, ¿en q u é form a ?, ¿estarías dispuesto a hacerlo? Te asombrarás de los resultados si te decides. (10 puntos), EJERCICIO: Lee con atención. r a) Considera una acción de una persona a la que TU juzgas valiosa. Por ejemplo, a la Madre Teresa consolando a un moribundo, a tu mamá prepa­ rando la comida, etc. b) Ahora con respecto a tu juicio, responde con dos palabras: ¿quién es el sujeto de tu juicio?___ ¿cuál es el ob jeto?_________ 37

c) En un renglón explica ¿en qué consiste la rela­ ción establecida? (10 puntos). Los dos pasos siguientes tratan de afianzar en ti el concepto de la familia como el núcleo básico de tus valores. Pide a tus padres que te den, por escrito, cinco cosas buenas que ven en ti. Repórtalas indicando los nombres de tus padres. (10 puntos). Sostén con tus padres y demás miembros de tu fam i­ lia una conversación constructiva sobre el tema siguien­ te: ¿Cuáles son los principales valores que practicamos en familia? H az un breve reporte de inedia página. (15 puntos). Este último paso quiere enlazar en ti el curso pre­ sente con la Misión 2005 del TEC. Expresa con tus pala­ bras cómo ves la relación entre este curso y el enunciado de la Misión. ¿Por qué crees que es indispensable consi­ derar los tres elementos de la triada en este curso? ¿Cómo crees tú que teniendo esta tríada en cuenta te harás una persona-valor? (Media página: 15 puntos).

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2. EL HOMBRE, SEMBRADOR DE VALORES

M e t o d o l o g ía

par a las lecturas

4. Em pieza por leer los títulos subtítulos, y todo lo que esté en n e g rita . Luego lee el artículo dos veces, la primera sin detenerte demasiado, 5. Ahora vuelve a leerla fijándote en el contenido de cada gran división. Entiende cada una y cómo se en­ lazan. 6. Escribe, en una cuartilla, cuatro párrafos: e) U n breve resumen de la lectura (como si le dije­ ras a alguien de qué trata), f) M enciona los puntos en que no estés de acuerdo, o que no hayas entendido bien, g) D estaca aquello que más te haya gustado o que entendiste mejor, y h) Escribe lo que te venga en mente y que tenga re­ lación con el tema de la lectura. Este párrafo es el más importante. La lectura pudo haberte su­ gerido algún material. ¿Qué agregarías a lo que

dice el autor? ¿ Q u é b e n e fic io a p o r ta r á la le c ­ tu r a a tu v id a p e r s o n a l?

C o n t e n id o

En esta lectura se estudian cuatro principios filosófi­ cos fundamentales para comprender a profundidad el concepto de V alores” . 1. N o c io n e s d e h ile m o rfis m o . Apertura significa cam­ bio. Esta corta introducción a un principio filosófico fundamental te ayudará a comprender la razón últi­ m a del cambio. Las cinco propiedades trascendentales del ser. Los valores y las propiedades trascendentales del ser. Los valores-gozne en la actualidad. Los antivalores. Los valores significan una r e la c ió n entre el sujeto y el objeto, generada por el juicio del sujeto. Ese juicio es perfectamente fundamentado, porque, gracias a la comprensión de las propiedades com u­ nes a todos los seres, nada, absolutamente nada puede ser totalmente sin valor, Hay algunas apli­ caciones prácticas al mundo moderno, en cuanto a valores y antivalores. 2. L a u b ic a c ió n d e l H o m b re en el c o s m o s . Esta sec­ ción trata de la dignidad de la persona, única capaz de dar valor a las cosas y de constituirse en valor pa­ ra sí y para los dem ás, 3. El m o d o d e ser h u m a n o. El Hombre es el único ser que no vive programado ni cerrado. Constantemente abierto a una continua superación, esta apertura se

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da en cuatro vertientes: hacia sí mismo, hacia los demás, hacia la realidad y hacia la trascendencia. 4. Reflexión final. 5. Colofón: El sembrador de valores. 6. Actividades.

In t r o d u c c ió n

En la lectura anterior pudimos conocer cómo los elementos que componen la cultura de valores se retroalimentan entre sí. Vimos las nociones de "ética" y "valo­ res". De ahí dedujimos que el mejor fin a obtener de este curso es convencerte de la posibilidad de convertirte en un SEMBRADOR DE VALORES. En esta lectura entramos más de lleno en este tema, que veremos alrededor de cuatro principios ontológicos: -

algunas nociones de la teoría del “lulemorfismo”, para poder entender el cambio. las propiedades trascendentales del ser, la ubicación del ser humano en el cosmos, su apertura al cambio, efecto de su inconclusión.

El tema de esta lectura, así como las reflexiones y comentarios que se te piden, son muy importantes para el resto del curso, Así que, aunque sea algo densa, al final tendrás la satisfacción de haber llegado a las cau­ sas últimas de lo que vas a aprender durante el curso.

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1. Nociones de hilemorfisino Más adelante, en esta misma sesión, recuperaremos el concepto de la dignidad del ser humano, sobre lo cual volveremos en repetidas ocasiones durante el curso. Se­ ñalaremos también los principales escollos que vive en estos tiempos la dignidad humana. Comenzamos por el primer principio filosófico que, junto con los otros tres, nos asegura un fundamento sólido de la ética y los valo­ res. Este principio explica la posibilidad del cambio, y al combinarlo con la apertura humana, nos va a dar tam ­ bién la razón última de nuestro crecimiento. El Hombre es consciente de que algo necesita cons­ tantemente, de que algo, siempre, le hace falta. La satis­ facción de las necesidades es, según Abraham Maslow, la motivación más profunda del ser humano a vivir y, aun, como añadirla Viktor Frankl, a encontrar sentido a su vida. Ya Heráclito, hace dos mil quinientos años, decía que todo está en constante movimiento (pauta rei,Tiavia peí). “Cambia, todo cambia", como dice la canción. Es fácil decirlo. Es fácil, hasta cierto punto experimentarlo, pero ¿cómo lo explicamos? La mente de Aristóteles nos facilitó la tarea con su teoría del hilemorfismo, o la teo­ ría de la materia, “hilé"’ (\jAiq) y la form a “m or fe” ((iCOptpTj). La materia y la forma son cuasi entes, que no existen separadamente y form an la sustancia de todos los seres materiales. La materia no existe sin la forma, ni la form a sin la materia. La materia es lo que perma­ nece, lo constante en el ser; la form a es lo variable, lo que le permite dejar de ser lo que es, para pasar a ser algo distinto de lo que es. Esta teoría describe tanto a) el paso o la “variable” a ser algo diferente, como b) lo “constante” de este cambio. 42

a) L o v a r ia b le en el c a m b io . En cuanto a lo pri­ mero, Aristóteles propone que hay una materia univer­ sal, común a todos los seres materiales. Cuando algo cambia, lo que cambia no es la m ateria — ésta permane­ ce siempre la misma— sino la forma, es decir, aquello que hace que esta materia sea tal cosa y no otra. Esto es posible verificarlo en ti mismo, a causa de tu conciencia. Tú eres el mismo de hace unos años, y, sin embargo, ¡cómo has cambiado! Lees algo, estudias, te levantas, comes... eres tú mismo, pero diferente. Si tomas una mesa y la pintas, la mesa es la misma, pero ahora está diferente, Y así se podrían multiplicar los ejemplos. La inmovilidad es sólo aparente. En realidad, estamos en un constante proceso de cambio. Eso hizo exclamar a Hegel que “el mundo no está hecho de cosas, sino de p r o ­ cesos”. b) L o p e r m a n e n te en e l c a m b io . En cuanto a lo segundo, lo constante del cambio, quiere decir que al dejar de ser lo que es, esa materia recibe una nueva form a para convertirse en un nuevo ente, y así sucesi­ vamente. Por eso la apertura es constante, al cerrarse se vuelve a abrir en busca de una nueva perfección: el ente, así modificado se abre nuevamente a una nueva necesi­ dad de ser colmado. Al ser colmado, se convierte nueva­ mente en potencia a una nueva necesidad o perfección, y así sucesivamente, sin fin. Un ser nunca se cierra en form a definitiva. El final del proceso es el inicio de uno nuevo. Esta teoría abre la inteligencia a la comprensión de todo lo que sucede a nuestro alrededor. Todo son duali­ dades fecundas que, al unir sus energías, no hacen su­ ma, sino multiplicación para producir un nuevo ente. 43

Analizando este fenómeno se comprende el porqué del sinergismo. Lo que contemplamos en nosotros mismos y en lo que nos rodea es un incesante devenir de la per­ manente materia a nueva forma. Proceso que, cuando parece detenerse, se vuelve a abrir sin fin, para “trans­ formarse”. “Transformación" es la mejor traducción de “hilem orfism o". En realidad, la teoría de la materia y la form a no es sino una aplicación de una teoría anterior de Aristóte­ les: la potencia y el acto. Todo ente se encuentra siempre en potencia de cambio, de ser cualquier cosa. En el caso del hilemorfismo, es la m ateria y la forma. En el caso de las substancias corporales, se trata de la sustancia y los accidentes. Esto significa que todos los seres, vivos o minerales, se están constantemente modificando. Introduciendo otro término en nuestro léxico filosófi­ co, es oportuno entender lo que Aristóteles entiende por “potencia", No es la fuerza, sino el "poder" ser otra cosa. Uniendo a lo que acabamos de decir de la materia y la forma, o de la sustancia y los accidentes, todo ser finito (limitado) se encuentra en "potencia" hacia un “acto" que le es propio, como la materia se encuentra siempre abierta hacia una forma que le es propia. En el caso de los demás seres, esta modificación obe­ dece a un designio predeterminado del cual no pueden sustraerse. En el caso del Hombre, su libertad le perm i­ te una amplia gama de opciones para orientar su trans­ formación actualizando sus potencialidades, hacia todo aquello de que es capaz. Capacidad ilimitada de cuali­ dades que perfeccionan constantemente su ser. Estas cualidades son lo s v a lo re s .

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2. Las cinco propiedades trascendentales del ser Hurgando en la raíz de las cosas, los filósofos (a eso se dedican) han advertido que todo lo que existe goza de cinco cualidades que son comunes a todos: el ser, la uni­ dad, la verdad, la bondad y la belleza. Por encontrarse absolutamente en todos los seres y en cualquier situa­ ción, a estas cinco propiedades se les llamó "trascenden­ tales", queriendo significar que todo lo trascienden: que se encuentran en todo y en todas partes. Estas cualida­ des son valores recónditos que sólo esperan al Hombre para que los actualice liberándolos de la potencialidad en que se encuentran encerrados. Aquí es útil recordar las nociones de sujeto, objeto y relación que viste en la lectura anterior, SER. Significa que todos los entes son. Es la propie­ dad primordial de todo lo que es. ("Ente" es una palabra latina que significa ser. Con esto evitamos la confusión en español entre el verbo "ser" y el sustantivo “ser". En­ te será pues el sustantivo, y lo utilizaremos lo menos posible. Su plural será, de preferencia: “seres", porque ya no se presta a confusión). Ser o ente, quiere decir ser algo, o alguien, Lo contrario de la nada. Dentro de las cualidades trascendentales del ser, ésta es la fundamen­ tal y sobre la que descansan todas las demás. En la actualidad, ante la creciente ola de la “cultura de la muerte", que contradice la solemne proclamación de “Los Derechos Humanos", un valor esencial consiste en defender la v id a , que es el gran valor, y la manera de ser de los seres vivos: Hombres, plantas y animales. Cuando, llevados por las apariencias o el eficientismo, al Hombre se le considera valioso solamente por sus pose­ siones, o por su capacidad de consumo o de producir, es 45

lógico que se le pueda llegar a considerar un estorbo en el vientre de su madre, porque todavía no puede produ­ cir o gastar; o cuando discapacitado, enfermo incurable o en la edad avanzada ya no responde a la lógica del costobeneficio. El homicidio, el suicidio, el aborto, la eutana­ sia, como la guerra y la violencia generalizada; el des­ perdicio de los recursos naturales y la contaminación en aras del "progreso3', son antivalores opuestos a este gran valor del SER. Contra la cultura de la muerte se opone la cultura de la vida. La vida es un valor tal, que hay culturas que no m atan a ningún animal, En cuanto a la vida propia. ésta puede dañarse cuando se daña la salud. También puede llegar a ofrendarse en vistas de un valor superior: el amor. Así, los mártires dieron su vida por la fe, y amigos hay que han perdido la vida por salvar la del amigo. UNO. Quiere decir que todo ente es él y nada más. La unidad hace al ente íntegro, porque excluye cual­ quier participación de otro ser en su fundamento subs­ tancial. Lo hace indivisible, pues no puede partirse en dos. La consecuencia es que cada ente es único: no hay, en todo el espacio, otro ente igual. Al mismo tiempo, su esencia se combina en este momento actual con su exis­ tencia, sin ser repetición de nada, y nada, por tanto, podrá ser repetición de él, Después de la propiedad de ser, la propiedad de ser uno es la más importante. Mientras ser le da entidad; uno le confiere identidad. Desde una perspectiva sistémica de la naturaleza, podemos considerarnos uno con las cosas que nos ro­ dean, porque nosotros las afectamos y ellas nos afectan: aire, agua, plantas, etc. al dañarlas, dañamos algo de nosotros mismos. 46

Este valor abarca el derecho que todo ente tiene a su integridad física y aun el cuidado de la salud. El descui­ do de la salud, el tabaquismo, la drogadicción y aun el uso inmoderado de alimentos son antivalores. VERDADERO. Significa que el ente es conforme a su

esencia, cualquiera que ésta sea. Que sea lo que debe ser: árbol, piedra, lagarto, persona... Todas las cosas son naturalmente verdaderas, pues no pueden hacer nada para dejar de ser lo que son. Por lo tanto, en el terreno ontológico (del ser) la falsedad absoluta no puede existir, porque necesita algo en qué subsistir', y todo “algo" es verdadero, porque todos los seres son fundamentalmen­ te verdaderos y auténticos. Esto se aplica también a la falsedad moral o la m en­ tira, pues no es más que una utilización errada o per­ versa de las palabras. Una locución o acción contraria a nuestro intelecto, la simulación o la hipocresía, son m a­ las, pero se apoyan en algo fundamentalmente bueno: el uso de nuestras facultades de hablar y de pensar. El uso bueno del lenguaje recibe una desviación que lo hace malo. Nadie niega que sea mala la mentira, pero postu­ lamos que la falsedad absoluta no puede existir, porque se apoya en la verdad ontológica, que es una propiedad trascendental de todo lo que existe. BUENO, Por el solo hecho de ser, todos los seres son buenos. Son buenos para sí mismos, y, en este aspecto, nada puede ser tan bueno como ellos. Debido al encade­ namiento de los seres, ellos son buenos también para el resto de la realidad: ellos dependen de muchos, y m u­ chos seres dependen y dependerán de ellos aun después de que dejen de existir.

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Como se dijo arriba sobre la verdad, tampoco existe la m aldad absoluta. Las cosas se dicen malas sólo por alguna privación de algo bueno que les es debido. Todo lo que es malo, es malo en cuanto que algo bueno se en­ cuentra dañado en alguno de sus componentes. Si todo él fuera malo, dejarla de existir, ya que si existe, es bue­ no. La maldad absoluta pues, no puede existir. Es obvio que hablamos de la bondad ontológica, no de la bondad moral. Pero aquella es el fundamento de ésta. Como veremos más adelante al hablar de la m ora­ lidad de las acciones, el Bien y el M al no se oponen. Al mal le falta categoría para ponerse al lado del Bien o para oponerse a él. El mal total no existe. El Bien total y absoluto sí existe, y es la fuente de toda bondad. Los males son muchos porque son privaciones de algo no enteramente bueno, o desviaciones de la dirección uni­ versal de los seres hacia el Sumo Bien. Por eso hay m u­ chas maneras de que la acción sea mala, pero una sola para que sea buena (Aristóteles). Toda acción está, na­ turalmente, orientada hacia su fin último, por lo tanto, es moralmente buena, pero el Hombre tiene la capaci­ dad de torcerla hacia el mal. De esto hablaremos más ampliamente al tratar de los actos humanos y del crite­ rio moral. BELLO. Todo ser es bello porque responde a su dise­ ño original. Lo mismo que todas las cosas son verdade­ ras porque son conforme a su esencia y todas son buenas por el hecho mismo de existir, así todas las cosas son bellas porque se ajustan a un diseño original del cual no pueden hacer nada para apartarse. La fealdad absoluta, por tanto, tampoco existe. Todo, absolutamente todo, es hermoso, Como en el caso de la

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maldad, la fealdad es sólo una privación de la belleza debida a un ser fundamentalmente bello. Estas cinco propiedades, al ser trascendentes a todos los seres, son trascendentes también entre sí, de tal m o­ do que siempre van unidas. Esto es notable sobre todo de las últimas tres: la verdad es buena y bella. La bon­ dad es verdadera y bella. La belleza es buena y verdade­ ra. Según la frase atribuida a Platón: “la belleza es el esplendor de la verdad” : la refulgencia del ser. La cultura de valores va acompañada de un aura de verdad, de bondad y de belleza. La belleza es armonía, La bondad y la verdad dan al ente tal armonía que no puede dejar de ser al mismo tiempo bello. El amor a la verdad lleva al Hombre a vivir una vida de autenticidad esplendentemente buena y bella. Para nuestros antepa­ sados prehispánicos, la verdad acerca de Dios era consi­ derada tan sublime, que sólo podía expresarse a través de la belleza del canto o la poesía. Hay una tribu en r Africa, muy atrasada en otros aspectos, pero tan bella que, para orar, no pueden hacerlo “rezando” : tienen que hacerlo cantando. Las cinco propiedades son valores que se encuentran en la raíz de todas las cosas, en su más íntima esencia ontológica (“ontos", en griego, es “ente” en latín, que quiere decir “ser”). Lo que hace el Hombre, con todo lo que toca, es elevarlo al ámbito de la ética o de la moral, es decir, lo eleva al nivel que es propio de él, al nivel humano. La realidad deja de ser moralmente neutra. De ser buenas en la metafísica, pasan a ser buenas en el terreno humano o moral. Pueden también ser m oral­ mente malas en el sentido de la m ala utilización que de ellas haga el Hombre. El Hombre pues, tiene en sí la llave del bien y del mal. 49

Podríamos dar un paso más. Como llevamos dicho, la falsedad, la maldad y la fealdad no existen, sólo indican que un ente, de suyo verdadero, bueno y bello, tiene al­ guna privación en estas cualidades. Por lo mismo, estas privaciones no pueden decirse contrarias a las cualida­ des, como si existieran en oposición a ellas. La falsedad no existe más que como privación parcial de lo verdade­ ro. Igual la maldad y la fealdad: no existen en sí, son sólo privaciones parciales en seres concretos que son metafisicamente buenos y bellos.

LOS VALORES Y LAS PROPIEDADES TRASCENDENTALES DEL SER

El valor es pues algo que se encuentra en todo lo que existe, desde los minerales, las plantas y los animales, hasta las personas que nos rodean, sus acciones y los fenómenos naturales. Sin embargo, se halla sólo en potencia. Es menester que venga el Hombre a descubrirlo y pronuncie sobre ellas un juicio de valor, estableciendo una relación de valor entre él, sujeto y la realidad, que es el objeto. La posición aristotélica, sostenida y ampliada por Tomás de Aquino, es que el valor (la cualidad) no se encuentra sólo en el objeto (cosa, acción o persona) ni sólo en el sujeto (el hombre que lo hace valioso), sino que se encuentra en ambos. Se encuentra en el objeto radicalmente, es decir, como en potencia. Se encuentra en el Hombre por el poder de su juicio que lo actualiza, lo hace surgir. El valor es pues una especie de fecundación de la realidad por el H om ­ bre, que, mediante su juicio explicito o implícito, esta­ blece una relación entre sí con la realidad. (Es útil repasar la definición de valor que se dio en la lectura anterior). 50

Como dijimos, la realidad es om ním oda: puede ser una cosa (mineral, vegetal o animal), un fenómeno natu­ ral, una acción (que brota de una persona) o la persona misma. Cuando el juicio de valor se hace de una persona presente, se da la posibilidad de la reciprocidad: nuestro objeto se puede convertir en sujeto que pronuncia sobre nosotros un juicio de valor. Tú, entonces, puedes ser juzgado persona de valor por otras personas. Además, por tu poder de reflexión o de desdoblarte en objeto, tú puedes ser el sujeto que pronuncie sobre si mismo un juicio de valor. Este poder de juzgarte digno y valioso es la base de una sana autoestima. Llevamos dicho que todas las cosas son fundam en­ talmente buenas, verdaderas y bellas. ¿Podrías conde­ nar algo por malo, falso o feo sin Ajarte en que, funda­ mentalmente nunca deja de ser bueno, verdadero y be­ llo? Esta constatación nos va a servir para orientar nuestra intención como sembradores de valores a nues­ tro alrededor. 1. En primer lugar, entre los poderes más estupen­ dos del Hombre se cuenta la capacidad de hacer florecer la realidad sembrando estas semillas de valor. Ahí es­ tán, por debajo de apariencias engañosas quizás, espe­ rando a que él llegue y las fecunde pronunciando un juicio de valor sobre ella. No hay ser totalmente malo. El mal absoluto no existe. ¡Punto! En cada ente hay algo fundamentalmente valioso. Siendo esto cierto de todos ellos, no hay posibilidad alguna de que uno llegue a equivocarse al pronunciarlos buenos y bellos. 2. Esto tiene particular aplicación a las personas que lo rodean. No importa lo que ellas piensen de sí mismas, el Hombre puede, sin temor a equivocarse, con sólo que­ 51

rerlo, pronunciar sobre ellas un juicio de valor que las eleve en dignidad. Por más perverso que podamos juzgar a alguien, la perversidad total no existe. Si todo es fun­ damentalmente bueno, la maldad requiere asentarse, como una privación o desviación en alguien fundamen­ talmente bueno. La maldad total, si existiera, se destrui­ ría a si misma. Con la práctica de ver a sus semejantes bajo este ángulo, el Hombre se convierte, con todo dere­ cho, y con toda la razón, en un sembrador de valores, 3. Como el que pronuncia estos juicios es, él mismo, todo eso: único, verdadero, bueno y bello, su actuación sólo será un derramarse al exterior de su propio valor, de su riqueza interior. ¿Cuántos han descubierto en sí esta potencia? No necesita uno ver quién tiene y quién no, derecho a nuestro respeto, a nuestro aprecio, a nues­ tro amor. Uno puede ser digno de recibir eso de mi por­ que así lo quiero. Está en mi otorgarlo auténticamente, sin condiciones, a todos los que me rodean, como una efusión de lo que yo soy. 4. En consecuencia, no se trata tanto de adquirir valores del exterior como de efundirlos. Es otorgándolos como se multiplican. Como la llama de una vela que puede encender otras mil sin sufrir mengua, así y más, los valores que resplandecen en la persona, mientas más se efunden, más se vive; lejos de agotarse se refuerzan y se m agnifican y se multiplican. Como veremos después, la actuación del Hombre no sólo revela lo que él es, sino que también modifica lo que es. Si éste es el caso, entonces, a fuerza de vivir tus va­ lores, y de sembrarlos a tu alrededor, los vas fortale­ ciendo en ti mismo y te vas edificando una personalidad valiosa para tí y para los demás. Te vas haciendo una 52

persona-valor. A fuerza de practicarlos llegarás a ser como M ahatma Ghandi, como M artin Luther King, como Teresa de Calcuta —un paso más, como el Maestro Je­ sús— una persona-valor. Tú también quedarás conver­ tido en sol para los demás, cuya esencia es alumbrar. “¡Brille así tu luz!" Cuando la Biblia — citada en tanto que el libro más venerable de la sabiduría humana— nos dice que Dios puso al Hombre en un jardín para que lo cultivara, nos quiere decir que todo Hombre viene a este jardín que es el mundo, a sembrar valores. Todas las cosas son bellas. De ti depende apreciarlas y embellecerlas aún más ex­ trayendo de ellas este valor. Todas las cosas son buenas, de ti depende mejorarlas con tu actuación; todas las co­ sas son verdaderas: nunca quebrantes esa verdad y au­ tenticidad en los seres que trates. 5. Por último, además de verte como sembrador de valores, mírate ahora a ti mismo con un ser humano con estas cinco cualidades: eres, eres uno, eres lo que debes ser (auténtico), eres bueno, eres hermoso, Haz este ejer­ cicio conscientemente, intensamente, en form a constan­ te. No podrás referirlo a los demás si tú mismo no estás convencido. Aún más, a menos que lo hagas hacia ti mismo, no podrás hacerlo con los demás. Puedes desdo­ blarte de sujeto en objeto, observarte y pronunciar sobre ti el fallo de un juicio de valor,

EXCURSO. L os valores-gozne en la actualidad. Congruente con lo que se dijo al principio. No se trata de dar un recetario de valores. Hay métodos y estrategias que te ayudarán a convertirte en una persona valiosa, pero no es aún el tiempo de hablar de esto. Lo que im ­ 53

porta ahora es la convicción personal y profunda de que puedes. Después veremos cómo los buenos hábitos, lla ­ mados virtudes, que son los valores por excelencia, pue­ de transformar tu vida, y cómo practicando sistemáti­ camente algún valor por temporadas, y en conjunto, se estimula la libertad y se refuerza la perseverancia, te­ niendo ante la vista el ideal a perseguir, que es la in­ mersión total en una c u lt u r a d e v a lo re s , que comienza con el aprecio, se basa en la praxis, que requiere la teo­ ría y se consolida con los apoyos de la comunidad y el propio: con un comportamiento ético. En la perspectiva de esta cultura de valores, con la é tic a como su fundamento principal, ésta, la ética, se nos ha revelado como el gran valor, aunque insuficiente, de los tiempos modernos. Y, siendo la calidad el parám e­ tro supremo, hemos definido la ética com o la c ie n c ia de la c a lid a d h u m an a. Por lo anterior, cuando hablamos de valores, no nos referimos en particular' a la honestidad, la veracidad, la lealtad, etc. Son valores, y sobre ellos se ejercita la cul­ tura de valores, pero son sólo las manifestaciones de los valores ontológicos que emanan de la esencia misma del hombre, que no cambian con las épocas o los lugares, que no se desgastan, que inspiran cualquier m anifesta­ ción de valores en cualquier época y en la cultura. Sin embargo, hay cierta expresión cambiante de es­ tos valores inmutables. Por lo que, observando la reali­ dad, se puede ver que hay algunos que descuellan ac­ tualmente como derivados de estas propiedades tras­ cendentales. Adaptando lo que dice Roger Vekemans (en Universidad y cambio social, Guajardo, México) podría­ mos indicar unos valores actuales que llamaremos v a ­ lo r e s -g o z n e . Ellos son: funcionalidad tecnológica, con­ ciencia ecológica, objetividad científica, rectitud moral, y 54

deleite estético, correspondiente cada uno a las propie­ dades trascendentales del ser. Cada uno de estos valores responde a alguna de las cinco propiedades trascenden­ tales del ser que venimos analizando. F u n c io n a lid a d t e c n o ló g ic a . Por ser el Hombre la razón de ser de cuanto existe, la propiedad ontológica de SER, proclama, como un gran valor, el empeño de colo­ car toda la realidad para provecho del Hombre. Le pro­ porciona al Hombre la posibilidad de seguir progresando generación tras generación. De ella extrae los valores que en ella encuentra: descubrimiento; y, mediante asombrosas combinaciones, form a nuevos valores gra­ cias a la invención. El Hombre queda constituido así, como la razón de ser de cuanto existe. La realidad clama al Hombre para servirlo: una rosa no florece hacia un oscuro rincón ni exhala su aroma en el vacío: todo valor en las cosas queda desperdiciado si no sirve al Hombre. C o n c ie n c ia e c o ló g ic a . Este valor es complemento del anterior. El Hombre es un señor, pero debe ser un señor inteligente. Con el aprecio a cada especie viva, demostramos la indivisibilidad y la integridad de la n a­ turaleza a nuestro cuidado, características de la propie­ dad trascendental de la UNIDAD. El hombre es el dueño, pero no absoluto, de la naturaleza a su alrededor. El no la hizo. Fue colocado ahí para cuidarla y para embelle­ cerla, y para que “racionalmente” se sirva de ella. Esta es su prerrogativa y su responsabilidad. Responsabili­ dad de cuidarla para que no dañar o agotar sus recursos y siga sirviendo a las generaciones que vendrán des­ pués; de embellecerla porque, por instinto, sabemos apreciar lo lim pio y lo bello. "Limpio es mejor", como reza un refrán entre los indios siouks de Norteamérica. 55

Por formar parte de la naturaleza, cualquier daño al medio ambiente se revierte en un m al contra el Hombre. Estos dos valores podemos asim ilarlos en uno solo, como una balanza. En un platillo tenemos la funcionali­ dad tecnológica porque la naturaleza no está por sí misma: está en función del Hombre. No sirve si no es para su provecho o su deleite. En el otro platillo pone­ mos la conciencia ecológica, porque el Hombre es un ser inteligente, aunque a veces no lo parezca. Debemos to­ mar el hábito saludable de “esperar'”, para no sacar ni el máximo provecho posible dañando la naturaleza, ni ob­ tener un resultado inmediato en el tiempo (ahora) o en el espacio (aquí). Ahora bien, el hábito de saber esperar un placer diferido o un efecto a largo plazo es una gran vntud, y se llam a “paciencia". Por otra parte, el concepto central en el trato que el Hombre da a la naturaleza está en la dignidad de la persona, pues tanto la realidad inanimada, como las plantas y los animales no son sujetos de “derecho” . El enfoque nunca debe desviarse del Hombre. Es él el que con el poder de utilizarla, la eleva al nivel humano, úni­ co donde existen derechos y deberes. O b je tiv id a d c ie n t ífic a . El valor ontológico de la VERDAD lo percibe la inteligencia como objeto de la cien­ cia, Su aplicación como valor en la vida práctica sería la objetividad científica, es decir, el descubrimiento de la verdad inherente a todos los seres y el respeto que esta verdad le merece, Él no la crea. La verdad que él pro­ nuncia es la adecuación de dos de sus poderes más estu­ pendos: su mente y su lenguaje con la realidad. La ver­ dad consiste, en un primer paso, en que el concepto creado por el Hombre, corresponda a la realidad; y, en 56

un segundo paso, que su lenguaje corresponda a este concepto. El primer caso es precisamente la objetividad científica, el segundo es la veracidad moral. Este valor im plica también el respeto a las personas para descubrir en ellas su propia autenticidad y para suscitar en ellas su propia verdad. A las personas no se les juzga. Puedes — a veces es conveniente o necesario hacerlo— juzgar sus acciones, pero no sus personas. Puedes juzgar que aquello fue una mentira, porque ves que no corresponde a la realidad objetiva, pero no pue­ des afirmar que el que lo dijo es un mentiroso. La dife­ rencia es abismal. Puede simplemente haberse equivo­ cado. Tampoco se vale catalogar a alguien por el hábito mendaz de expresarse, pues siempre puede corregirse, ya que en sí, metañsicamente, no deja de ser verdadero. No es lo mismo pensar: "lo que dice no es verdad” , a pensar: “es una mentirosa” . R e c titu d m ora l. El valor ontológico de la BONDAD, elevado al terreno humano, es objeto de la moral. El nombre de “rectitud” nos indica claramente que el cam i­ no del bien ya está trazado en una línea que nos conecta con nuestro último ñn. Este valor hace al Hombre “rec­ to". El mal es sólo una desviación, no su contrario. El mal no es camino. Es el tropiezo en el camino del bien. Por su voluntad, iluminada por el entendimiento, el Hombre es el único ser capaz de hacer algo p or algo: de poner su intención, su huella, en todo lo que hace. La rectitud moral consiste en la conformidad de las accio­ nes humanas con la naturaleza del Hombre, y a su in­ tención de orientarlas hacia su fin último. De esto hablaremos en el análisis de los actos humanos que ve­ remos en el último módulo del curso.

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Decíamos arriba que no puedes juzgar a las perso­ nas. Mucho menos puedes juzgar el porqué de su acción. A menos que él te lo revele, tú nunca podrás saber el motivo o la intención que tuvo al hacer tal cosa. D e le ite e s té tico . Así como la verdad o la bondad, sólo el Hombre es capaz de captar la BELLEZA de las co­ sas. Las cosas no pueden ser verdaderas y buenas si no son, al mismo tiempo y por la m ism a razón — el hecho de existir— bellas. Este valor de la realidad, como objeto del arte, lo percibe concretamente el Hombre a través de los sentidos y lo expresa con sus sentimientos, Su apli­ cación es el disfrute de la hermosura en las cosas y en las personas. No importa que las cosas no se den cuenta de que son hermosas y no importa que las personas se empeñen muchas veces en abrazarse a una cultura de fealdad. Tú puedes abarcar la realidad en toda su belle­ za ontológica y hacerla florecer, A veces es difícil ver la belleza, por ejemplo de algún insecto. La culpa no es del insecto, es de nuestros modelos mentales. Esperamos que este curso te ayude a verificar la validez de éstos contra la verdad, bondad y belleza de las cosas. Su be­ lleza ontológica consiste en la conformidad a su diseño original. Esto las hace bellas en sí mismas, Podríamos añadir aún la r a c io n a lid a d d o c tr in a l, que sería a estos valores lo que la prudencia a las virtu­ des: supervisa, armoniza y coordina estos valores, guar­ dando entre ellos la armonía.

LOS ANTI VAL ORES

Como opuestos a estos valores de actualidad que h e­ mos llamado “gozne3', y atento a actualizar la doctrina 58

tradicional, también inspirados por Vekemans {op, cit,), podríamos señalar los antivalores a que el mundo m o­ derno se ve más propenso. El in m e d ia tism o . Consiste en elegir apresurada­ mente un valor urgente sobre uno importante, sacrifi­ cando la jerarquía de los valores. Lo que importa es el resultado inmediato: una ventaja, un placer, etc. Entra­ do en el camino del inmediatismo, el sujeto vive oprimi­ do cotidianamente por “lo que urge” . Al poco tiempo, todo se convierte en urgente y se desvanece el valor de lo que es verdaderamente importante. El o p o r tu n is m o . Mientras que por el inmediatismo se siente urgido por alcanzar ya lo que desea, el oportu­ nismo no sabe lo que en realidad pretende y considera cualquier fin a la mano como suficiente. Se siente satis­ fecho con cualquier logro, y a veces, conscientemente o no, deja sin alcanzar uno mejor. Se dice que “lo mejor es enemigo de lo bueno” . A veces, como sucede con el opor­ tunismo, lo bueno a secas, se convierte en enemigo de lo mejor. El m a q u ia v elism o. Aunque a Maquiavelo se le ha hecho decir más de lo que quiso, el término se utiliza pa­ ra describir el antivalor de juzgar que un buen fin justifi­ ca la utilización de cualquier medio para lograrlo, aunque sea malo. Hay que tener en cuenta que nunca es lícito hacer el mal. Ni siquiera para obtener un bien. Este error absolutiza el fin que se pretende alcanzar de tal modo que se sacrifica, verdad, bondad o belleza, licitud, legali­ dad, honor, etc., lo que sea, con tal de lograrlo. Este anti­ valor es muy peligroso por larvado: fácilmente uno en­

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cuentra, cada vez con mayor facilidad, que lo que preten­ de justifica cualquier acción que le facilite su logro. El m e sia n ism o . Consiste en suponer que, puesto que lo que pretendo es bueno, esto se logrará sin esfuer­ zo, por el hecho de ser bueno. O también que, porque se pone el esfuerzo, el fin tendrá necesariamente que lo­ grarse. Esto podría llamarse "irresponsabilidad dogmá­ tica”, y consiste en que se le exige a la doctrina algo que no puede dar, en un terreno donde no tiene vigencia. En sucumbir a la tentación que Jesús rechazó en el desier­ to: confiar en alcanzar algo sin poner los medios ade­ cuados y prudentes para lograrlo. Al terminal' esta primera parte sobre las propieda­ des trascendentales del ser, insistimos en que nos mo­ vemos en el terreno estrictamente metafisico. Al hablar de los actos humanos veremos el bien y el mal en el te­ rreno moral. De todos modos, su tratamiento metafisico no es irrelevante, porque nos da el fundamento para la actuación del Hombre, el ser por excelencia en este mundo. Por consiguiente, insistimos también en que el ser humano es la razón de que las cosas existan. El es el fundamento último de la ética y de los valores, los cuales son mucho más que la observancia de la ley o el respeto a los derechos humanos, Todo eso cuenta, pero son derivados. El Valor existe simplemente en el interior del agente humano, de ahí brota como una efusión, como la luz del sol, que se efunde alrededor. Porque así es el bien: por naturaleza, se difunde en forma espontánea. Quien asi es, no obstante sus imperfecciones o sus titu­ beos, es una personalidad valiosa, una PERSONA-VALOR,

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El hombre va así realizando en sí mismo la idea prim i­ genia de ser imagen de su creador.

3. La ubicación del Hombre en el cosmos En la primera parte de esta lectura hemos estudiado la sem illa: el fundamento último de los valores. Una vez convencido de que todo, absolutamente todo es valioso, nos toca examinar ahora al sembrador. A los filósofos de la Edad M edia debemos la reflexión sobre la posición del hombre en la totalidad del universo. El filósofo de la Edad Media Porfirio, tuvo el ingenio de colocar al hombre en el conjunto de todo lo que es. En este esquema aparece el hombre como sujeto de razón, consciente de su dignidad, y por ello el único ser “ético” entre todos. Su intelecto le da la posibihdad que no tienen los otros seres, incluyendo los más cercanos, de poder juzgar si una determinada acción suya es o no conforme con su naturaleza, si va o no orientada hacia el fin último del Hombre, Esta dignidad es también la base de sus derechos universales e inviolables.

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El “ árbol” del ser En el “árbol” aparecen tres conceptos: el género, en­ cerrado en un recuadro; la diferencia específica, (sin recuadro) que son las dos partes en que se divide cada género, y la especie, que es el resultado de la suma del género + cada una de las diferencias. De las dos espe­ cies, una va a la rama, y ahí queda, la otra, en el tronco, se convierte en un nuevo género que es, a su vez, dividi­ do por dos diferencias específicas y que dan origen a dos nuevas especies, una de ellas va a la rama, la otra queda

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en el tronco, etc. Cada una de ellas es por tanto el resul­ tado del género en suma con la diferencia específica. Estas dos palabras forman la definición óptima de una realidad. Ya que la m ejor definición es la más efi­ ciente en el uso de las palabras, aquí tienes la definición para cada uno de estos conceptos. Cada uno es la suma de otros dos. Por ejemplo, ¿cómo se define mineral? “cuerpo inanimado”; ¿planta?: "viviente insensible” ; y así de los demás. Según este esquema, la definición más exacta de Hombre sería: "animal racional” . Comenzando desde abajo, es un SER en sí, que lo coloca como una sus­ tancia. Es una sustancia material, por lo tanto es un cuerpo, no un espíiitu. Es un cuerpo orgánico, de ahí que se cuente entre los vivientes. Por ser sensible, o do­ tado de movimiento propio, no es planta, sino animal, cualidad que comparte con sus congéneres llamados bes­ tias, y que abarca a todos los comúnmente llamados “animales” : desde los protozoarios hasta las ballenas o los elefantes. Finalmente, por su racionalidad, se eleva a una especie diferente de éstos, sus congéneres. A causa de esta facultad de pensar, que es de orden diverso a la materia, el Hombre es considerado el resumen más exacto del universo. Por lo físico, contiene en sí todo lo material. Por su mente, participa del orden espiritual. SER: en sí: S U STA N C IA :

m aterial: C U E R P O :

orgánico: V IV IE N T E :

sensible: AN IM AL:

: H O M BR E Irracional Insensible: P L A N T A Inorgánico: M IN E R A L Inm a teria l: E S P IR ITU

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E x p lic a c ió n d e la ilu s t r a c ió n El tronco arranca desde la posición fundamental del género SER. Todo lo que existe es un ente o ser. El ser tiene dos diferencias especificas —puede ser “en sí m is­ mo" o “en otro"— que dan origen a dos especies: sustan­ cia o accidente. La sustancia se define, como ya vimos en el ejemplo: “ser en sí". El accidente: “ser en otro” . “A cci­ dente", etimológicamente, no es un desastre carretero, sino algo que sucede o “acaece" a una sustancia, como ser blanca o pesada o espiritual, etc. De estas dos espe­ cies, el accidente queda como rama, sin ulterior división, mientras que sustancia se convierte en género, que da origen a dos nuevas especies, según sean materiales o inmateriales, que son cuerpo y espíritu, Espíritu, que se define: sustancia inmaterial, lo dejamos de lado. Cuerpo sería: “sustancia material", ésa es su m ejor definición. Cuerpo puede ser animado o inanimado. Si es in ­ animado, es un mineral; si animado, es decir, si tiene alma (también hay alma vegetal y alma animal, pues “animado” viene de “anima"= alma), se llama viviente, y se divide en insensible (son las plantas que se definen entonces: "viviente insensible", y sensible, que es el animal (“viviente sensible”). Animal puede ser racional o irracional. Si no tiene razón o la facultad de pensar, se llama bruto o bestia (ordinariamente decimos simplemente “animal”), Si tie­ ne la facultad de pensar, es el Hombre, cuya definición es: “animal racional". Hoy diríamos: “ser pensante". Hemos llegado así al culmen del árbol, a su más ex­ celsa floración, al ser más perfecto del universo experi­ mental. En primer lugar, el Hombre es un ser que abar­ ca en sí toda la realidad, como resumen físico del uni­ verso: es sustancia, tiene accidentes, es cuerpo, pero con 64

un coprincipio substancial que es el espíritu; tiene m ine­ rales, y abarca la vida de todos los seres vivientes, plan­ tas y animales, pero tiene algo que le es propio y lo dis­ tingue de todos los demás: piensa. En la ilustración aparece el hombre como sujeto de razón, es decir, un animal que piensa, que es inteligente y libre, gracias a dos potencias que le son propias y que lo distinguen de todos los demás seres, incluso los más cercanos a él, o sus congéneres: los animales. Es además, puente entre los dos órdenes de la reali­ dad, la material y la inmaterial o espiritual. En sí mis­ mo, el hombre reúne esos dos coprincipios substanciales, para ser el único ente que es al mismo tiempo cuerpo y espíritu. A causa de su inteligencia y de su libre voluntad, el Hombre es el único ser responsable, capaz de juzgar si una determinada acción suya es o no conforme con su naturaleza, si va o no orientada hacia su fin último. Por esta razón, goza de dignidad, que es también la base de sus derechos universales e inviolables; le da la posibili­ dad de crecer a lo que quiera ser, y lo constituye dueño responsable, es decir, dueño y responsable de toda la creación. Al estudiar la Etica Social, veremos más en detalle las consecuencias que se derivan hacia la dignidad del Hombre en tanto que persona, como un ser dotado de dignidad, resumen de todo lo que es y el único m erece­ dor del respeto y sujeto de derechos y deberes. En esta escala de los seres, manifestados aquí en form a de un árbol, el orden de los seres más cercano al Hombre son las bestias (que incluye insectos, etc.) o animales. Veamos esquemáticamente las diferencias más obvias entre el Hombre y el animal irracional, que sien­ do su vecino más cercano por ser su congénere, se en­ 65

tiende que cualquier otra especie está aún más alejada del ser humano. El Hombre ocupa no sólo el lugar supe­ rior, sino que domina al resto de la creación, Su manera más excelente de "dominar’' es pronunciar sobre ella, en su totalidad, un juicio de valor.

LA DISTANCIA ENTRE E L HOM BRE Y EL ANIMAL. A N IM A L :

HOM BRE:

C O N O C IM IE N T O : Concreto -c o ncre to y ab stracto (IDE AS) Objetos exteriores - exteriores y su realidad interior (CONCIENCIA) A C T U A C IÓ N : Obedece a estímulos - interpreta y decide librem ente (LIBERTAD) por instinto - la libertad domina los instintos (DOMINIO)

EVOLUCIÓN: se adapta a la naturaleza - adapta la naturaleza a sí (PROGRESO)

NECESIDADES: Fisiológicas

- también las trascendentales de verdad, bondad y belleza. el animal "necesita'' - el Hom bre puede transformar la necesidad en querer,

El Hombre es, entre todo los seres, el único con la capacidad y la necesidad de AMAR y de SER AAÍADO.

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Como puede verse en este esquema, el Hombre des­ cuella absolutamente sobre el animal irracional. Si esto es así de la especie que participa con él del mismo géne­ ro, es decir, la más cercana, cuánto no será con el resto de todos los demás seres. En cuanto al conocimiento, es innegable que los animales conocen y aprenden, sobre todo algunos ani­ males domésticos, a causa de su cercanía con el Hombre. Su conocimiento sensorial es, en algunas especies, más desarrollado que en el Hombre: el olfato en el perro, la vista en el águila, etc. Sin embargo, este conocimiento está circunscrito a lo concreto y exterior, mientras que el Hombre, de las imágenes sensoriales, genera ideas y conceptos generales que puede utilizar para hacer jui­ cios y reducir a una conclusión. Además, tiene un cono­ cimiento reflejo: sabe, y sabe que sabe. Por lo que respecta a su actuación, mientras que el animal actúa por instinto siguiendo los estímulos, el Hombre, al percibir un estímulo, lo interpreta y decide libremente lo que quiere hacer (LIB ER TAD ). Como animal que es, tiene instintos desarrollados, pero, a causa de la libertad, goza del poder de dominar sus instintos y de orientarlos conforme a su voluntad. Frente a la natura­ leza, pues, el animal se adapta, evoluciona, En cambio el Hombre adapta la naturaleza a él, en un impulso a pro­ gresar que no conoce límites. Frente a la naturaleza que lo rodea, el animal, evo­ lucionando, se adapta a ella. En cambio el Hombre, en un impulso siempre a progresar, adapta la naturaleza a él. Lo que en el animal y el resto de los seres es evolu­ ción, en el Hombre, al dirigir su propia evolución, se llama progreso Ambos, el Hombre y el animal sienten necesidades fisiológicas de hambre, sed, sueño, descanso, abrigo, etc., 67

pero, el Hombre tiene además otro orden de necesidades que el animal no conoce, hasta llegar a las necesidades que lo im pulsan a la trascendencia. Entre estas necesi­ dades descuella la de ser amado y la de amar a alguien. “¿Qué es el Hombre, para que lo hayas hecho señor de la obra de tus m anos?"

3. El m o d o d e ser h u m a n o El Hombre, maravilla de la creación, tiene otra ca ­ racterística que es la base de su desarrollo. Mientras que todos los demás seres se encuentran programados a desarrollarse en tal o cual forma, adaptándose a la evo­ lución general de los seres, el Hombre se desarrolla de una manera hbre, a su manera. Pasamos ahora a considerar el tercer principio filosó­ fico que nos permitirá sentar los fundamentos para en­ tender mejor al Hombre, el único ser capaz de ética y valores en el universo. Trataremos en esta sección, de la apertura humana, efecto de su inconclusión, ampliando una teoría de Paulo Freire, desarrollada por Juan Ignacio Lú en un m anus­ crito inédito. Ello nos dará la base para entender el por­ qué y la posibilidad de crecimiento y transformación. A pesar de que se siente uno tentado a decir que el Hombre no es una ostra cerrada, la verdad es que ni la ostra ni ningún ser está cerrado, todos están en perpe­ tuo movimiento, como veremos en la última parte de esta lectura, porque ‘la naturaleza busca siempre su p ropia perfección ” (Tomás de Aquino), Pero, mientras en los demás seres el crecimiento es puramente físico, y en las bestias también en cuanto a su conocimiento sensorial almacenado en su memoria, 68

es el Hombre el único ser que a) tiene la capacidad de transformar esta apertura en un crecimiento en todos los órdenes, lo que b) le confiere una singular manera de desarrollarse. ¿Cómo se realiza el Hombre plenamente? ¿cuál es la manera de ser del ser humano?

La inconclusión humana Acabamos de ver que el Hombre es la síntesis del universo: del material, que alcanza en el cuerpo humano su más alta perfección; y del inmaterial, gracias a sus facultades espirituales. Una idea de esta perfección nos la da precisamente nuestro cerebro, el órgano más com ­ plejo de la creación, vanguardia de la evolución univer­ sal, que ha dado al hombre la increíble capacidad de tomar a cargo su propia evolución y, hasta cierto punto, la de los seres que lo rodean. Fábrica de ideas que nunca para e instrumento de la mente, que proporciona al Hombre, sobre todo, una posibilidad mucho más apreciable y pocas veces utilizada: la de una profunda vida interior donde entra cada vez que quiere en comunicación íntima consigo mismo y con su Creador. El Hombre es el único ser corporal capaz de esta conversación interior. Pero es precisamente en el centro del hombre donde se libra, como en un campo de batalla, una lucha dramá­ tica entre el bien y el mal. El Hombre, lugarteniente de Dios en la creación, se siente llamado a la comunicación íntima con Él, y sin embargo, experimenta en su exis­ tencia otro llamado que lo divide. Esta lucha, que ya menciona Aristóteles, es clara para un creyente pero incomprensible para la filosofía. Sin embargo, el ser hu­ mano es consciente de que es mucho más que todo eso, 69

de la misma manera que vale mucho más que la simple suma de sus debilidades y sus flaquezas, de sus posesio­ nes o de sus miserias: lleva en sí la semilla de la gran­ deza, y el impulso a realizarse plenamente en comunión con los demás. Ahora bien ¿Cómo se realiza el Hombre plenamente? ¿cuál es la m anera de ser del ser humano? Su creador le da el ser, y el ser libre. Le da además una preciosa caja de herramientas, llamada tempera­ mento, y pone dentro de él un impulso irrefragable a cre­ cer sin límites. No pudiendo hacerlo infinito, lo hace ili­ mitado en su potencia, en sus alcances, y en sus arrestos, Su mismo desarrollo físico, el hecho de “crecer" le pone de manifiesto al Hombre estas dos cosas: que no está acabado. Está hecho, sí; completo, sí; pero inacaba­ do. En segundo lugar, que lleva en sí una apertura que nunca cierra, o mejor, que, al cerrarse abre otra mayor. Esta es la “inconclusión humana” de que habla Juan Ignacio Lu, comentando a Paulo Freire, y de la que nos ocupamos ahora. El Hombre es un ser abierto en cuatro vertientes: la propia, hacia los demás, hacia el mundo, y hacia la tras­ cendencia. La importancia de detenernos en estas cua­ tro vertientes radica en que cada una de ellas nos dará la razón para fundamentar las diversas partes en que se divide este curso de Valores para el Ejercicio Profesio­ nal, Expliquemos cada una de ellas. A. El Hombre es un ser inconcluso en primer lugar en sí mismo. El crecimiento ñsico es una m uestra de que está en perpetuo desarrollo. Es consciente de este creci­ miento y además de que crece también en otros órdenes. Es finito, pero abierto a panoramas sin límite, donde entran ilusiones, planes, proyectos, es lanzado en forma 70

permanente más allá de sí mismo, motor perenne a ser cada vez más, cuya vida nunca es algo hecho, sino un proyecto, un proceso ininterrumpido en el cual él va tra­ zando su historia personal. La conciencia de este devenir lo convierte en un ser histórico, además de dialógico y proyectivo. No sólo tiene pasado, sino que se viene des­ arrollando en el presente hacia un futuro sin término. Al ser consciente de su misterio: diálogo permanente consigo mismo y con los demás, historia que se va escri­ biendo paso a paso, proyectos que lo transforman en lo que quiere ser, el Hombre hace de esta conciencia su “conciencia": voz que sanciona lo que hace con elogio o con reproche, esa luz que ilumina el camino por andar y lo previene de lo que intenta hacer. Es aquí donde entra la ética personal. E n cuanto a valores, la riqueza del ser humano nunca es suficiente, el cofre nunca se cierra. Pero como los valores tienen la característica de que dándolos es como se aumentan en uno, cualquier perso­ na es capaz de crecer en valores sin más límites que los que ella misma se imponga. B. El Hombre pronto advierte que se encuentra ro­ deado de otros seres humanos inconclusos com o él, que buscan en él — como él busca en ellos— su crecimiento o perfección. Entonces se sabe un ser dialógico, que enta­ bla con cada uno de ellos, sus semejantes, un diálogo constante, en el centro de una intrincada red de relacio­ nes interpersonales. Así como allá crea la conciencia, aquí crea la palabra y el lenguaje generador de relaciones. Allá es un ser “ra­ cional", aquí se sabe, además, un ser “relacional” . Esto es el fundamento de la ética social. Y es aquí donde tie­ ne la oportunidad de aquilatar el servicio a los demás como la manera más pródiga y eficaz de perfeccionarse 71

él mismo o, como dice Viktor Frankl, "de encontrar sen­ tido a su vida” . Ante esta nueva perspectiva, la antigua definición debida a Aristóteles: "animal racional"’, nos parece in­ adecuada. El Hombre es un puro dinamismo, un "indi­ viduo relaciona!” como podría deducirse de los documen­ tos de la UNESCO. En estas dos palabras se encierra todo su misterio. Goza de individualidad, que lo hace único e irrepetible, íntegro e indivisible. Pero es al mismo tiem ­ po un ser abierto, centro de relaciones sinnúm ero. Lo primero da el fundamento de la ética personal, mientras que lo segundo es la base de la ética social. Estos dos aspectos abarcan la totalidad del ser humano. Ya que la tercera vertiente, como veremos en seguida, puede que­ dar incluida en las relaciones con sus semejantes, ya que, en sentido estricto, no puede relacionarse con la realidad (animales, plantas y minerales), porque no hay posibilidad de reciprocidad. La relación del Hombre con otro ser humano, su semejante, abarca todas las demás relaciones que el Hombre pueda tener hacia el exterior. En cuanto a la última vertiente, la trascendencia, es evidente que el Hombre de suyo no la podría tener si no le hubiera sido dada como un don. C. La tercera vertiente de su apertura tiene lugar ante un m undo que lo rodea, una realidad que él advier­ te inconclusa, esperando de él su transformación y que, al transformarla, afecta también su propio desarrollo, así como el desarrollo de los demás seres. Hombre y rea­ lidad, ambos inacabados, se complementan, pero, aquí no hay reciprocidad: el Hombre, com o dice Ortega y Gasset, cuenta con ella, pero la realidad no cuenta con el Hombre. A causa de esta vertiente de su apertura, gene­ rada por su inconclusión, el Hombre descubre que hay 72

una afinidad entre él y la realidad que lo circunda y que “gime, con dolores de parto’', esperando su “hum aniza­ ción". Decíamos en la segunda sección en qué forma todo es neutro hasta que el Hombre lo eleva a su nivel, lo hace suyo, lo hace moral, lo coloca en el terreno del bien y del mal. Queda así, una vez más, confirmarlo que es el H om ­ bre el significado del mundo. Es él el que da sentido y razón de ser a toda la realidad. De este poder creativo, usado para bien o para mal, deriva algo mucho más que su ética profesional. Deriva su dominio responsable so­ bre todo lo creado.

Humanismo integral La manera de ser del Hombre es entonces la de un ser de excepción entre todos los demás seres, Recono­ ciendo su origen, él asume ante sí la responsabilidad de su propio destino, pero al mismo tiempo se abraza en comunión de oiigen y destino con el resto de la humani­ dad. Toda la humanidad se concibe entonces en el centro de una realidad que la asedia y recibe de ella el motivo de su existencia misma: su razón de ser. La hum aniza­ ción del Hombre consiste en tomar las diferentes espe­ cies de ética como humanismo. a) Por esta razón hemos puesto a la ética en un lugar subalterno respecto del desarrollo integral de la perso­ na, De aquí que el crecimiento del Hombre consista en su propio crecimiento en humanidad. Esto supone la ética y mucho más. Hablamos del humanismo personal.

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b) La humanización de la Humanidad entera, abier­ ta a la fraternidad universal, depende de cada uno de los Hombres que la componemos. En esta humanización contribuimos todos, para bien o para mal. Este es el humanismo social. c) La humanización de la realidad depende de todos. El Hombre es el dueño, el “dominus”, que ejerce dominio responsable, usando y, al mismo tiempo, protegiendo la naturaleza. Esto se realizará cuando los Hombres apren­ dan que los bienes de la tierra son para todos con equi­ dad. Aquí tocamos el humanismo profesional. D. La cuarta vertiente de esta apertura humana es hacia la trascendencia, Muy pronto el Hombre advierte que hay algo más allá del tiempo y del espacio, condicio­ nante de su existencia; más allá de sí mismo. Presiente que la explicación de su existencia está fuera de él, que su origen no puede ser él mismo, y que hay un destino que lo atrae con fuerza hacia "otro”. Ese “otro’' no puede ser más que un Ser superior a él, y que no admite supe­ rior a sí. Este Ser Supremo, conocido por diversos nom ­ bres en la redondez de la tierra (Gott, Dieu, Dio, God, Nya-saye, Mungu, Rotonda, etc,), nosotros lo llamamos Dios. La filosofía lo exige, y exige en él estos atributos: infinito, eterno, omnipotente... y bueno sin límites. U n creador personal y libre, que, al hacer al Hombre lo hizo libre, volviéndose él vulnerable, debe ser muy bueno. Según la tradición más antigua de la creación, Dios hizo al Hombre a “su imagen" para que dominara la creación. Lo hizo "su semejante", para que fuera capaz de estable­ cer una comunicación mutua con El, capaz de amarLo y de ser amado por El,

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Por más intentos que pudiera hacer, el Hombre no puede cerrar esta apertura a la trascendencia, no puede cegar este manantial de su grandeza bajo riesgo de con­ vertirse en un absurdo. ¿Cómo explicar las otras tres vertientes? ¿Quién dará cuenta de esa ansia a crecer, a relacionarse con los demás, a desarrollar su tremendo poder creativo? ¿Cómo se podría fundamentar la verdad, la fe en el otro, la confianza, el amor...? Queremos sola­ mente dejar constancia de esto, pues el estudio de los valores no se basa en ninguna creencia religiosa: se basa en la naturaleza del Hombre. Debemos, sin embargo, dejar constancia también de que existe esta otra apertu­ ra del ser humano, de que sin esta referencia a la tras­ cendencia, su ser, que hemos descrito como dinamismo puro, quedaría mutilado, Este es el fundamento del Humanismo trascendente. Lo cual supera la intención de este curso El ansia de ser más tiene su sede sobre todo en dos facultades espirituales finitas, pero de alcances ilim ita­ dos, que lo proyectan más allá de su corporalidad y de su existencia espacial e histórica, Por su entendimiento, el Hombre siempre quiere saber, saber cada vez más, saber de sí mismo, de los seres que lo rodean, especial­ mente de sus semejantes y, sobre todo, saber p o r qué. Esta curiosidad natural es la base de la filosofía, y del progreso en todos los órdenes. Aquí se ve la tristeza primordial de un ser humano que desperdicia su vida sin utilizar al máximo esta capacidad de aprender sin lím ites. En cuanto a su voluntad, por ser libre y capaz de amar, ésta lleva el testimonio más claro de la semejanza con su creador: capaz de amar y de ser amado: receptácu­ lo de amor del universo, De estos riquísimos aspectos del ser humano, base de toda su actuación consigo mismo, 75

con los demás y con la realidad, hablaremos en el módu­ lo segundo. La trascendencia, en cambio, supera los al­ cances de este curso.

C ó m o se r e b a ja al H o m b re El ansia de ser más ("ser como dioses’') fue, en la h is­ toria de la humanidad, la causa de su ruina, y es ahora, la de su explotación. a) C r e c im ie n to . El impulso inteiior a crecer, sum a­ do al potencial inagotable de perfeccionamiento, se pres­ ta a la manipulación. Es de hecho, hábilmente utilizado por la publicidad y el consumismo. En su turbación, el hombre confunde su impulso a ser más con la avidez de poseer. Su ansia de ser más, es desviada hacia el medio como si fuera el fin; no hacia su crecimiento, sino hacia su envilecimiento. Entrado en esta carrera, el Hombre, apertura insaciable, no puede detenerse a m edio cam i­ no. Con su libertad intacta, pero manipulado, abre ante sí una avenida que lo conduce a una pendiente de la que le es cada vez más difícil regresar. No va hacia la gran­ deza, sino para consumir sin límites, hasta que se con­ sume, y pasa a la fila de los que sobran. b) C r e a tiv id a d . El Hombre no sólo puede crecer sin límites, sino que participa con su Creador del poder de seguir "creando" sin límites. Crear, en sentido estricto, es sacar algo de la nada. Este poder no lo tiene el hom ­ bre, pero tiene el poder de modificar la creación, porque su Hacedor se la dio. “La causa prim era — dice Tomás de Aquino— se manifiesta más grande obrando a través de causas segundas que haciendo todo él mismo, porque a 76

su p od er añade su bondad”. No pudiendo hacer del Hombre otro creador, comparte con él el poder de inter­ venir en el proceso creativo que nunca termina, encau­ zándolo a su beneficio. Pero ¿qué pasa? Que este poder creativo es nuevamente manejado para ponerlo en bene­ ficio de la producción masiva, donde al hombre, al esca­ pársele el sentido de su trabajo, se le escapa también el sentido de su vida. Empujado por la necesidad “vende" su trabajo, que en un mundo en el que todo tiene un precio, queda a un paso de convertirse en mercancía. Estamos en el umbral de la prostitución, cuando a toda costa se obtiene algo valioso a cambio de algo que no vale. “El dinero no vale, es sólo instrumento de intercambio". (Aristóteles. “Etica Nicomaquea"). Doblegar un fin para alcanzar un medio es tomar el rábano por las hojas, es pervertir la reali­ dad. No hay m ejor instrumento que el hom bre para lo­ grar cualquier cosa, Pero... el hombre no es instrumento para nada: es el fin de todo. Con cuánta razón decía León XIII (“Eerum Novarum ”): “de las fábricas sale en ­ noblecida la vil materia, mientras que sale envilecido el hombre que la ennoblece”. Internamente el hombre se rebela contra esta doble degradación del "eeonomismo" —neologismo introducido por Juan Pablo II en su carta “El mundo del Trabajo"— : en la primera, un embudo reciclable e insaciable de con­ sumo material. En la segunda, una pieza desechable en el engranaje de productividad industrial. En ambas, simple pieza de mercado. Es éste un asunto muy delicado sobre que volvere­ mos después. No se trata de que el Hombre no produzca o no consuma. Lo que im porta es ser conscientes de que, como Moisés ante la zarza ardiente, pisamos terreno f

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sagrado. Nuestro faro será: todo debe estar al servicio del Hombre. El Hombre no está al servicio de nada. El m ejor tributo a su dignidad será preservar el con­ cepto primigenio y natural del Hombre. “Es necesaria una visión total del hombre: pues no es solamente un organismo biológico o una entidad económica, sino una creatura espiritual. En nuestros diseños sólo debemos considerar al hombre completo ", (Palabras pronunciadas por Aurelio Peccei, Presidente del Club de Roma, en Guanajuato. 1975).

5. Reflexión final Esta materia no puede menos de ser densa, pero no podemos soslayarla: es fundamental e indispensable. Espero que la hayas asimilado, si no, fíjate nuevamente en los principales títulos, y vuelve a informarte sobre cada uno de ellos. Los cuatro están relacionados: el Hombre puede transformar en valor todos los seres, pues son fundamentalmente valiosos. ¿Quién es el Hombre con semejante poder? lo hemos visto en su ubi­ cación respecto a la totalidad de los seres. Con la aper­ tura humana has visto que la tendencia a ser más es hábilmente manipulada hacia el tener y poseer. Final­ mente, ya sabes en qué consiste el cambio. Invitarte a cambiar no quiere decir dejar de ser lo que eres, sino una invitación a ser más lo que ya eres. E stos son los c u a tr o p r in c ip io s fu n d a m e n ta le s : a) El primero nos exphca la posibilidad del cambio y del crecimiento: cambiamos, somos diferentes, pero sin dejar de ser lo que somos. Todos somos un proceso, es 78

decir, una dualidad fecunda. El "yo” y "mi circunstan­ cia”, que decía Ortega y Gas set. Incesantemente abier­ tos a una perfección ulterior que aún no hemos recibido; a crecer a un acto acerca del cual nos conservamos en constante potencialidad. b) El segundo principio establece que todos los valo­ res tienen su fundamento metaflsico. Esto podria leerse también de la siguiente forma: que todos los seres son valiosos, porque todos participan de estas cualidades trascendentales: ser, uno, verdadero, bueno y bello. Hemos hecho algunas aplicaciones, la más importante, que tú también gozas de estas cualidades trascendenta­ les, eres único e irrepetible, íntegro e indivisible, verda­ dero, bueno y bello, Tú, con sólo quererlo y con apego a la verdad, puedes pronunciar todas las cosas y las per­ sonas valiosas, y convertirte así en un sembrador de valores. c) El tercero se refiere a la ubicación del Hombre en relación con todos los demás seres, El Hombre es el puente entre dos órdenes de realidades, pues se encuen­ tra cabalgando sobre las dos: material y espiritual. Es, físicamente, el resumen de todo el universo creado. Co­ mo tal, es la razón de ser de todas las cosas que son puestas a su servicio. El Hombre tiene la facultad de utilizarlas y la responsabilidad de cuidar de ellas. d) El cuarto principio estudiado es el de la inconclusión humana, que genera esa apertura en cuatro vertien­ tes: la propia (capacidad de crecer sin límites), hacia los semejantes (capacidad de relacionarse sin límites), hacia la realidad entera (capacidad de "crear” sin límites),

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hacia la trascendencia (capacidad de entablar relaciones dialógicas de comunicación y amor con el Infinito). Uniendo estos cuatro principios, el Hombre se m ani­ fiesta com o un ser que, por su posición dentro de los de­ más seres, fue creado con una m isión única de sembrar valores a su alrededor; al hacer esto, los valores sem ­ brados se reproducen especialmente en él, transform án­ dolo de ser, a ser más, cada vez más... Por su insigne posición entre los demás seres, como eminente administrador de la realidad entera, el H om ­ bre se encuentra inmensamente capacitado para hacer de esta tierra un vergel de valores. Esa es su misión. Esa es TU misión. Estas dos afirmaciones que siguen son verdaderas: por una parte, toda la realidad es valiosa; por otra, es el Hombre el que les atribuye valor. Imaginemos lo prim e­ ro sin lo segundo: de nada nos aprovecharía, mientras que lo segundo sin lo primero sería imposible, porque el Hombre tiene poder de descubrir y aprovechar ese valor existente en las cosas, pero no lo puede crear. Como en una fecundación, es la dualidad sujeto-objeto la que ge­ nera el valor. Dicho esto, hemos llegado a la conclusión de que toda la realidad está ahí para que el Hombre, juzgándola valiosa, pueda servirse de ella y transfor­ marla. Los valores pues son tales, únicamente en relación al Hombre. Este gran privilegio del Hombre es al mismo tiempo su gran responsabilidad. Todas las cosas que lo rodean son valiosas, pero no todas pueden serlo en la misma proporción, porque no todas le son igualmente valiosas a él. Además de la responsabilidad de progresar sirviéndose de esta realidad que lo asedia por todas par­ tes, el Hombre tiene que responder por jerarquizar los 80

valores en la medida en que son valiosos. Se trata pues de jerarquizar los valores. En realidad, nunca o casi nunca se equivocará de elegir un antivalor en lugar de un valor. Es demasiado evidente. Un antivalor no es algo, sino la desviación o privación debida a la realidad de suyo buena. Hay una raíz en Kenya que constituye un elemento altamente nutritivo para gran parte de la población, pero, debe sujetarse antes a un proceso m e­ diante el cual pierde su veneno sin perder sus propieda­ des nutricionales. O sea, hablamos de un valor, y de un antivalor. El antivalor consiste en que se utiliza esta realidad privándola de algo que la hace valiosa. Utilizar esta realidad por su antivalor, a sabiendas, por ejemplo, para envenenar a alguien, es demasiado evidente como para que cause alguna perplejidad en cuanto al juicio moral. En cambio, la posición más común es la de utilizar un valor menor a costas de un valor mayor. Eso, además de no tener sentido, es materia de juicio moral.

6. “El sembrador de valores" Para terminar preguntémonos ¿qué son o dónde es­ tán los valores? Hemos postulado que los valores que ansiamos tener ya los poseemos, los llevamos dentro. En lugar de andar a la caza de ellos fuera de nosotros, so­ mos nosotros los que los esparcimos alrededor. ¿Cómo? Como el sembrador esparce la semilla. Los valores son la fecundación que de la realidad hace el Hombre. Puesto por su Creador en el Jardín del Edén "para que lo cultivara’' a su gusto, hemos caído en la cuenta de que ese jardín no es un lugar geográfico perdido sujeto a conjeturas acerca de su piistina ubica­ 81

ción. Ese jardín es este mundo donde nosotros pasamos la vida cumpliendo con nuestra m isión de sembrarlo de valores. Los valores se siembran de dos maneras, o descu­ briéndolos en las cosas o personas que nos rodean, o in ­ ventando nuevos valores mediante la combinación de los valores conocidos. O sea, que las cosas encierran su pro­ pio valor, pero tienen además la propiedad de seguirse combinando con otros para producir nuevos valores has­ ta los límites insospechados que nos dicte la im agina­ ción y nuestra creatividad. Basta con abrir bien los ojos, no a medias, no para ver lo que queremos ver, sino para contemplar el mundo en el que nos encontramos inmersos, palpitando con las existencias del ser y de la vida, resumando unidad, be­ lleza, verdad, bondad y armonía, esperando solamente a que venga el Hombre a fecundar estas cualidades con­ virtiéndolas en valores, Esta es la manera de ser valioso y de encontrar sentido en la vida. Esto tiene su aplicación ineludible y máxima a las personas que nos rodean y a sus acciones, En primer lugar sus acciones. Podemos ver que son malas no por su acción en sí, sino porque están privadas de parte de la bondad que les es propia, o por estar desviadas de su propio fin. No es fácil de entender, pero si estás conven­ cido de que todas las cosas, incluyendo los fenómenos naturales y las acciones humanas son buenas y de que no hay nada totalmente malo, no tienes más que aceptar que en todo puedes buscar su bondad fundamental. So­ bre todo, insistimos, en las personas, Nada cuesta juz­ gar una piedra, una yerba o un animal malo, dañino o perjudicial, a pesar' de que sabemos que todo es bueno dentro de la naturaleza, Pues ¡con cuánta mayor razón estamos obligados, por nuestra misma razón, a juzgar a 82

todas las personas de acuerdo no con sus malas cualida­ des o acciones, sino conforme a su belleza, bondad y ver­ dad que brota de su m ism a naturaleza! Así es como un Hombre cumple con su m isión de “cultivar” el Jardín del Edén, de ser un S em b ra d o r d e v a lores.

A c t iv id a d e s

1. En lugar de la “metodología” que ordinariamente exi­ gimos en cada lectura, debes hacer lo siguiente: a) Antes de comenzar, lee el CONTENIDO. b) Luego repasa los subtítulos dentro del texto. c) Ahora haz una vez la lectura, "El Hombre Sem­ brador de Valores” sin detenerte demasiado. d) Luego vuelve a leer fijándote bien en las cuatro grandes divisiones. Entiende cada una, y cómo se enlazan. Reporta en un párrafo lo que entendiste de cada principio, (Esta actividad toma el lugar de la metodología). (20 puntos) Es importante que hagas algunas aplicaciones de las propiedades comunes a todos los seres, Las activida­ des y ejercicios siguientes te ayudarán a interiorizar la verdad de que todos los seres, sobre todo las perso­ nas, tú incluido, gozan de esas cualidades. 2. Que el sol gire alrededor de la tierra, es falso, pero ¿cuántas otras cosas hay en esa afirmación que son verdaderas? El sol y la tierra existen, son verdaderos. El sol y la tierra giran, es verdadero... Ahora contes­ ta: (en un máximo de cinco renglones en total)

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a) ¿Es posible que algo sea totalmente feo, falso o ma­ lo? ¿Por qué? b) ¿Por qué las cucarachas no son feas? c) ¿Qué tiene de bueno un terremoto? d) (6 puntos) 3. EJERCICIO. Te pido que venzas la resistencia inicial y hagas el siguiente ejercicio una vez cada día durante tres días. Reporta en una cuartilla tus sentimientos del primer día y del último día. (30 puntos). Siéntate en una silla recta, con los pies en el suelo y las manos sobre los muslos. Lee lo siguiente, Si pue­ des, grábalo y lo repites conforme lo vas oyendo. Pue­ des alternar a veces en voz alta, a veces musitando en voz baja, a veces usando solamente tu voz interior. Tú ... (pronuncia tu nombre) eres un ser de maravilla. Eres un ser: ERES. Yives, sientes, piensas, amas... Aún más, eres el único ser capaz de amar y de ser amado. Eres el receptáculo de amor del universo. Eres uno: eres tú y nadie más. Eres íntegro e indivi­ sible, Eres único e irrepetible. Por debajo de todas tus transformaciones, tu conciencia te dice que eres tú mismo el de antes y el de ahora, y el de después. Tu vida te dice que no te la diste tú. Que es un regalo único para un ser único como tú. Pero que esa vida viene aparejada a una m isión que vienes cumplien­ do... que si no la cumples tú, se quedará para siempre sin hacer. Otros vendrán después de ti y harán su misión, pero nadie, sólo tú, puede hacer lo que tú es­ tás destinado a hacer, Eres verdadero quiere decir que eres auténtico, con­ forme a lo que debes ser, que vives tu dignidad esen­ cial, que eres congruente contigo mismo. Que eres nuevo cada día, porque cada día eres más. Ser autén84

tico quiere decir que no andas fingiendo ser lo que otro u otra es. Ser congruente significa que tus accio­ nes revelan al exterior lo que eres en tu interior. Nunca eres más verdad que cuando eres tú mismo. La falsedad absoluta no existe, así que siempre hay algo de verdad en todos los seres. Eres bueno. Significa que el impulso de tus acciones brota de tus principios basados en tu dignidad de persona y que su dirección apunta siempre hacia el fin de todos los fines y supremo Bien. El bien se efun­ de inundando su entorno de bondad y de amor. No tengas miedo de amar cuando entiendas de qué se trata. Eres bello. Quiere decir que eres una persona lum i­ nosa. Consistirá en hacer gala de una personalidad equilibrada, cuya fisonomía espiritual bañe su entor­ no de luz: una persona-valor ¡Brille así tu luz! Como lugarteniente de Dios sé, en pequeño, la imagen de tu Creador que quiso hacerte su semejante. (Te recomiendo poner este texto, u otro de tu hechura, en una cinta,., ¡para cuando se ofrezca!)

a) Sal de tu casa, ve a algún lugar, cualquiera, o simplemente parado frente a la calle toma con­ ciencia de las cosas que ves, míralas con aten­ ción, pronuncia sobre cada una de ellas, con to­ do tu sentimiento, un juicio de valor. b) Ve a un mercado o a una plaza llena de gente y, discretamente, pronúncialas individualmente va­ liosas. c) Relata en un párrafo tus sentimientos del punto a y b. (15 puntos)

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5. Vuelve a leer la sección 2, donde se explican las defi­ niciones tomadas del género último y de la diferencia específica. Escribe las definiciones de: sustancia, accidente, espíritu, cuerpo, mineral, viviente, planta, animal y bestia. (5 puntos) 6. Vuelve a la sección de la lectura que habla de la in­ conclusión humana, para que puedas ayudarle a Mr. Blake. Dice Robert Blake, una autoridad sobre el tra­ bajo en equipo, que “hay un no sé qué de satisfactorio p or el logro alcanzado en equipo que no se encuentra cuando el mismo logro se alcanza individualm ente” a) A la luz de la inconclusión humana ¿podrías decirle a Mr. Blake qué es ese "no sé qué”? b) Relata alguna experiencia propia que ponga es­ to en claro. c) Comenta esta experiencia con alguien y relata sus y tus reacciones, Reporta en tres pequeños párrafos. (20 puntos) 7. Toma un trozo pequeño de papel y quémalo, M ira cómo la materia permanece, pero ya no es papel, sino ceniza. Parte de la materia se ha convertido también en gas, Teniendo en cuenta la teoría del hilemorfismo, escribe en cinco líneas tu comentario. (5 puntos) 86

8. Por último lee los objetivos de este primer módulo que aquí termina y reporta brevemente: ¿Crees que haz cumplido con todos y cada uno de los objetivos planteados? Razona tu respuesta. Esta actividad no tiene puntuación. Se te agradece contestarla con ve­ racidad,

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M ódulo

segundo

Ética social

O b j e t iv o

El estudiante será capaz de relacionarse con sus semejantes en un plano de igualdad, respeto y justicia, asumiendo su responsabilidad de actuar como agente de cam bio en la construcción y desarrollo de una so­ ciedad que ofrezca un m ejor nivel de vida para toda la comunidad. Adem ás: Apreciará el respeto como la expresión más espontá­ nea de la dignidad de las personas. Sobre esa atmósfera de respeto podrá edificar unas relaciones con su entorno humano que harán de él una persona valiosa y aprecia­ da por todos. Aprenderá sobre todo que la propia vida no tiene sentido sino en comunión con los demás.

3. EL HOMBRE, SER PENSANTE. LA DIGNIDAD DE LA PERSONA

M e t o d o l o g ía

par a las lecturas

7. Lee el artículo dos veces, la primera sin detenerte de­ masiado. Luego vuelve a leerla fijándote en el conte­ nido de cada gran división. Entiende cada una y cómo se enlazan. 8. En una página, que conste de cuatro párrafos: i) Haz un breve resumen de la lectura (de qué trata), j) M enciona los puntos en que no estés de acuerdo, o que no hayas entendido bien, k) Destaca aquello que más te haya gustado o que en­ tendiste mejor, y 1) Escribe todo lo que te venga a la mente y que ten­ ga relación con el tema de la lectura. Este párrafo es el más importante. La lectura pudo haberte su­ gerido algún material. ¿Qué agregarías a lo que di­ ce el autor? ¿Qué beneficio podría aportar la lectu­ ra a tu vida personal?

Por favor, te insto a que, antes de empezar la lectu­ ra, pongas atención a lo que sigue: Hasta aquí has visto en qué form a los valores supe­ ran con mucho a la ética (aunque la suponen) y que ser sembrador de valores no es lo mismo que "portarse bien". Que no se trata tampoco de andar a la caza de los valores porque éstos son como sem illas que llevas en ti mismo, que los encuentras a tu paso como en potencia, que tú tienes la capacidad de hacerlos florecer, y que su mejor aplicación es a ti mismo y a las personas que te rodean. Se trata de introducirte a una cultura de valo­ res, y de que tú introduzcas esa cultura de valores en tu propia vida y en tu entorno, para ser un efectivo agente de cambio. Para llegar a una m ejor comprensión del marco con­ ceptual de los valores — parte esencial de una cultura de valores— tuvimos que entrar en las raices mismas del ser, entender las nociones de sujeto, objeto y relación, y meter en tu alforja los cuatro principios metafisicos que te acompañarán toda tu vida. Éstos son: las propiedades trascendentales del ser, valores en semilla que te tocará sembrar a tu alrededor, la ubicación del hombre en el cosmos, para que veas la razón de ser de tu vida: sem­ brar valores mediante el poder de tu juicio; la inconclu­ sión humana, para entender esa ansia que llevamos den­ tro a ser cada vez más, a crecer en humanidad junto con los demás; finalmente, puesto que nos encontramos in­ mersos en un cambio constante, y ya que crecer y trans­ formar a la comunidad supone hacer ese cambio cons­ ciente y dirigirlo a nuestro beneficio tomando ventaja de su propio dinamismo, has recibido una breve introduc­ ción a la teoría del hilemorfismo que explica los funda­ mentos más profundos del cambio.

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Este módulo consta de dos lecturas, en las que trata­ remos sendas dimensiones del ser humano: su dim en­ sión individual y su dimensión social. Al genio de Aristó­ teles debemos ambas definiciones: animal racional (ser pensante) y animal "poli tic o” (ser social). Dejamos esta última para la segunda lectura, donde veremos cómo la convivencia hum ana pacifica y ordenada depende menos de los Índices macroeconómicos que del respeto recíproco y la búsqueda del bienestar colectivo. En esta lectura hablaremos pues de la dignidad de la persona, fundamento de todo el curso de valores. Para esto, habiendo visto la ubicación del Hombre entre todos los seres, debemos profundizar en la noción metafísica del Hombre como Persona, cuyo esbozo tuvimos en el módulo anterior. Esto es la base de la dignidad, del res­ peto, del comportamiento ético, de la cultura de calidad y de los valores más excelsos: las virtudes.

C o n t e n id o

1.

2.

3.

4. 5.

L a p a r a d o ja h u m a n a . El insignificante tamaño físico del Hombre en contraste con su grandeza m o­ ral, L o q u e h a c e al H o m b re “ p e r s o n a ” . El Hombre se eleva sobre el resto de los seres en virtud de sus fa ­ cultades espirituales. El in te le c to . La más excelsa de ellas, por su fun­ ción de dirigir las demás facultades, con el cerebro como su instrumento. L a v o lu n ta d . Señora y soberana. Puede seguir o no las indicaciones del intelecto. L a lib e r ta d . El máximo atributo de la voluntad, mediante el ejercicio del libre albedrío. 92

6.

L a d e lib e r a c ió n ... que pone en juego a la totalidad del ser. 7. L a c a p a c id a d d e am ar y d e ser am ado. Amar es el acto supremo, por excelencia del ser humano. Ser amado es su máxima capacidad y sólo puede llenar­ la un semejante, porque es o porque se hizo. 8. L a c o r p o r a lid a d h u m an a. El Hombre es cuerpo, como su coprincipio substancial junto con el alma. 9. El c e r e b r o , v a n g u a rd is ta d e la e v o lu c ió n . El órgano material más importante del cuerpo, capaz de servir de instrumento para producir el pensa­ miento y, por ser el más complejo, es también el más evolucionado. 10. L os esta dos d e ánim o y las em ocion es. No siem­ pre apreciadas, como el cuerpo, en su justo valor, son parte integrante de la personalidad y deben ser co­ nocidas y tenidas en cuenta. 11. El r e s p e t o a la s p e r s o n a s . Brota de la toma de conciencia de la insigne dignidad de todas las per­ sonas y asegura la convivencia pacífica.

1. La p a r a d o ja h u m a n a “El Hombre es la medida de todas las cosas” (dijo Protágoras, y en otro sentido), y él — añadiríamos— es la medida de sí mismo. Recuérdese que estamos hablan­ do en un plano puramente natural, sin entrar en el ám ­ bito religioso. En este terreno, el Hombre — si no por otra razón que por ser el único que se da cuenta de esto— sabe que, a pesar de que comparado con el universo no es más que una insignificancia, sabe también su grandeza en com paración con este mismo universo, La paradoja del Hombre abarca otras áreas, pero ahora nos fijaremos 93

únicamente en su grandeza. ¿Grandeza ñsica o espiri­ tual? a) Gracias a nuevas tecnologías, se ha llegado a es­ tablecer el diámetro del universo conocido en aproxima­ damente cuarenta mil millones de años luz, poblado de millones de galaxias, que a su vez, contienen, cada una, miles de millones de cuerpos celestes. No hace mucho tiempo, nuestra célebre galaxia, la Vía Láctea, era considerada com o la totalidad del uni­ verso. Y nuestro magnífico Sol era tenido como la estre­ lla más grande en esta galaxia. Ahora sabemos que nuestro sol es una humilde estrella en comparación con algunos gigantes de nuestra m ism a galaxia (Proctión, Alfa de Centauro, Epsilón de Eridano, Siró...); y que és­ ta, nuestra célebre Vía Láctea, es una de las más p e­ queñas en un “grupo local” de galaxias, que pertenece a un “racimo” , donde hay miles de grupos locales, y éste, a su vez, pertenece a un “superrácimo", donde hay otros racimos, donde hay otros grupos, donde hay otros miles de galaxias, con m illón es de soles cada una. Nuestro universo así se va ampliando a extensiones que embotan la mente, y en cuya perspectiva vemos nuestra galaxia como una micronésima entre tantas y tantas galaxias, y nuestro sol con sus planetas, una micronésima dentro de esta galaxia, y nuestra orgullosa Tierra, sólo un pequeño planeta que gira, junto con otros mucho mayores que ella, alrededor de esta humilde es­ trella que llamamos Sol. Te invito a desdoblarte en tu imaginación, viaja al es­ pacio y mírate plantado en la Tierra. ¡Tamaño insignifi­ cante! ¿Quién te podrá ver, entre mies de millones de años luz, si no ocupas más que un metro cuadrado en

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este universo? Siendo tan pequeño ¿a quién le puedes importar? b) Y, sin embargo, eres Alguien, eres una Persona, eres un Ser maravilloso que sabe esto, que sabe de humildad, pero que sabe también de grandeza, Puedes decir que, mientras no haya nadie que diga lo contrario, tú, así de pequeño, eres la razón de que todo esto exista. ¡Tú mides el universo! Eres la conciencia del universo. Eres “la medida de todas las cosas”. El ser humano, tan vilipendiado, tan manipulado, tan marginado, de este pequeño pero herniosísimo pla­ neta, necesita una dosis de autoestima. Ubiquemos al Hombre en el cosmos: Vuelve a ver el Arbol del Ser, Mira el lugar que co­ rresponde al Hombre entre todos los seres de la crea­ ción: el lugar supremo. Hay espíritus, que es una forma mejor de ser, pero el Hombre es también espíritu y más. Físicamente, cuanto de verdadero, bueno o bello se halla en la naturaleza, encuentra en él su más excelsa sublimación. E l es el resumen de toda la realidad m ate­ rial: contiene ingredientes minerales, vegetales, su pro­ pia animalidad, y su espiritualidad. Es pues el único puente entre dos órdenes de realidades: la material y la inmaterial. Tiene además, la capacidad de trascenderse. El Hombre sabe que es la razón de ser del universo visible. Por algo la tradición más antigua de la hum ani­ dad consignada en ese libro maravilloso que se llama Biblia (o “libro por excelencia’', tomado aquí por su valor humano, como repositorio de las tradiciones de nuestros antepasados), después de llamar a todas las cosas a la existencia con un simple mandato: "hágase", nos presen­ ta al Creador induciéndose en una invitación: “hagamos" y creando con especial esmero al Hombre, dándole forma 95

e infundiendo en él el hálito de su propia vida. Luego hace desfilar delante de él a todos los animales (los seres inmediatamente sujetos a él) "para que les ponga nom ­ bre” Conocer el nombre de algo es saber su esencia, co­ mo dice Borges refiriéndose al Diálogo El Cratilo, de Platón: “el nombre es la esencia de la rosa”, Pero im po­ ner el nombre es — según el lenguaje bíblico— un acto de dominio. Dicho con otras palabras, el Creador convo­ ca a toda la obra de sus manos para que reconozcan en el Hombre a su señor. Si él “nom bra’' o domina a sus congéneres, con mayor razón a los seres más alejados. Desde los átomos a las galaxias, él es el que les pone nombre, el que les da significado. El es su razón de ser. El Hombre es pues, la medida de todas las cosas. El es el criteiio con el que se mide la grandeza del univer­ so. El Hombre está en el principio, está en el centro y es el fin de todas las cosas creadas y de todas las institu­ ciones humanas. El no es medio para nada. Todo lo anterior se lo debe el Hombre al hecho de ser persona. La definición: “una sustancia individual de naturaleza racional” se la debemos a Boecio, un filósofo de la Edad Media. Quiere decir, la persona es un indivi­ duo pensante. Y consciente, y volente (el acto de la vo­ luntad se llam a "volición"), que verifica, en su existencia concreta, la esencia abstracta de lo que es una persona. Capaz de amar y de ser amado, que todo eso, y mucho más se le debe por su composición de espíritu-materia. “La persona es un fin en sí m ism a” (Kant). No hay otra cosa o creatura que pueda ser un fin en sí misma. Todo sirve para algo, pero no el Hombre. Por eso Tomás de Aquino afirma que la persona, es lo más perfecto que existe en el universo. Esto constituye al ser humano en un valor por excelencia, sin referencia a nadie más.

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“Hagamos al Hombre a. nuestra imagen y semejanza" (Gén. 1,26). Es decir: separado y muy por encima de los animales. Supone un parecido como el del hijo a su padre; y una semejanza de naturaleza: inteligencia, voluntad, poder; el Hombre es una creatura, pero una creatura de orden distinto: es una persona. (Biblia de Jerusalén). La mayor "semejanza” con su creador consiste en­ tonces, en que ambos son seres personales. E n este sen­ tido, y por el interés que pueda despertar en alguno, soy de la opinión que podría adoptarse la siguiente lectura: “Hagamos al Hombre, nuestra imagen y nuestro sem e­ ja n te ’’. Por el hecho de haber sido creado imagen de su Creador, el Hombre es no sólo la representación más exacta de Dios en la creación, sino su representante. El no es su creador, pero todas las cosas están bajo su do­ minio y bajo su responsabilidad. El está a cargo de todo. Por haber sido hecho su semejante, el Hombre queda establecido un semejante de Dios: alguien con quien uno se puede relacionar, y entablar diálogo: conocerse y amarse mutuamente. El creador extiende la línea de su “nostridad” {ver lectura siguiente) hasta abarcar al Hombre. Dios se hace "nosotros” con el Hombre. El Hombre es, en suma y para nuestro propósito, al­ guien que tiene el poder y la misión de ser un sembrador de valores. Si Dios es el creador de los valores en la crea­ ción, el Hombre es quien los legitima y fecunda. Por algo fue puesto en un jardín (Gén. 2,8). “Lo hiciste poco m e­ nor que tus ángeles. Lo coronaste de gloria y de esplen­ dor. Lo hiciste señor de la obra de tus m anos”. Dueño de tus maravillas, de tu poder y de tu palabra...

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2. Lo que hace al Hombre “persona” ¿Qué es lo que hace al Hombre, a pesar de su peque­ nez en comparación con el universo, un ser de excepcio­ nal valor? Aquello que lo hace persona: el realizar en sí mismo la naturaleza de un cuerpo-pensante, de un cuer­ po-espiritual, lo cual parece ser una contradicción en sí misma, y, sin embargo, es su mayor título de grandeza. El Hombre es cueipo. Es, por tanto, materia, Pero materia que produce pensamiento, que es inmaterial. Pero lo material no puede producir lo inmaterial, luego, el Hombre es más que materia: es también espíritu. ¿Cómo puede un ente ser m ateiial y espiritual al mismo tiempo? La explicación nos la da Aristételes con la teoría del hilemorfismo que vimos en la lectura anterior. La “form a’’ del cuerpo es espiritual y se llam a “alma” . El hombre es cuerpo y es espíritu porque piensa. Para esto, su cuerpo tiene un órgano prodigioso, lo más perfecto de cuanto existe en la naturaleza material, el cerebro. Hemos introducido algunos términos nuevos. Espíri­ tu se define una sustancia inmaterial. El alma no es un concepto religioso. Desde los filósofos anteriores a Aris­ tóteles, es la clase de “anima” que da vida a los seres “animados” o vivientes que, como vimos, son las plantas, los animales y el Hombre. Hay un alma vegetativa, un alma animal y el alma humana. El alma vegetativa y el alma animal mueren junto con el cuerpo que animan. Sólo el alma humana puede vivir separada del cuerpo porque es distinta de él, lo supera y se sirve de él como instrumento para sus operaciones que, como espíritu, le son propias. Sólo el alma humana es espiritual. M ente es el alma en cuanto produce pensamiento. Pensamiento es el producto de la mente, en concurso con su órgano el cerebro. 98

El Hombre es una realidad sumamente compleja. La teología, siguiendo a Tomás de Aquino, quien a su vez se basó en la filosofía griega expresada por Aristóteles, en seguimiento de Platón y de los filósofos anteriores, lla­ ma a los elementos de que se compone la naturaleza del Hombre: cuerpo y alma, Pero es bueno saber que para la Biblia, en un pensamiento menos occidental, los elemen­ tos constitutivos del Hombre son: carne (sarkós), mente (psijé) y espíritu (pneuma). Por sus facultades espirituales, el Hombre se distin­ gue de todos los demás seres. La inteligencia y la volun­ tad emanan realmente de una única capacidad: la capa­ cidad de ser persona. Sin embargo, para su estudio, las dividimos en dos facultades. Al intelecto (hay una ten­ dencia a llamar intelecto a la facultad paralela a la vo­ luntad. La inteligencia vendría siendo la capacidad de esta facultad) se le atribuyen todas las acciones relacio­ nadas con el pensamiento, la reflexión, la conciencia, etc.; a la voluntad, las de querer, decidir libremente y amar. El producto de la inteligencia es el pensamiento. El producto de la voluntad se llama volición, Nos ocuparemos brevemente de estas facultades que hacen al Hombre persona: el intelecto y la voluntad. Esta última, con su más insigne propiedad: la libertad, y su más insigne poder: el amor.

3. El intelecto El elemento más simple del pensamiento es la idea. Con la idea el Hombre rompe la opacidad de las cosas sensibles y se eleva al universo de lo abstracto. El ani­ mal conoce cada casa, cada mesa... sólo el Hombre pro­ duce la idea universal aplicable a todas las casas, a to­ 99

das las mesas, reales o im a ginarias La idea libera su conocimiento de lo concreto que aprisiona a sus congé­ neres, los animales. La idea, y de ahí, el juicio, hacen la gran diferencia. El Hombre pues, no es el único ser que conoce. Aun, en un sentido amplio, también las plantas conocen: co­ nocen sus nutrientes, se protegen de las plagas, atraen las aves o insectos que les favorecen. Pero en especial los animales, aprenden, saben y conocen, Esto lo notamos sobre todo en los animales que domesticamos, a causa de su mayor proximidad del Hombre. Pero hay una dife­ rencia esencial entre conocer y pensar. Los animales no piensan. Los animales no producen ideas. Viven dentro de los límites de imágenes concretas y de una memoria encerrada en lo sensible. Solo el Hombre piensa. Además de producir ideas, produce juicios al combinar dos o más ideas. Produce, sobre todo, juicios de valor. El Hombre tiene, además, la capacidad de reflexionar: de saber que sabe, de desdo­ blarse en observador de su propio conocimiento en un acto que se llama reflexión, que se hace conciencia. Una conciencia con varios niveles donde va almacenando la riqueza de su pensamiento en una prodigiosa memoria. Gracias a esta facultad, el Hombre es un ser históiico. Su vida se convierte en una historia personal. La inteligencia le sirve al Hombre para relacionarse no sólo con las cosas inanimadas o con las plantas y animales, sino sobre todo, el objeto más sublime de su conocimiento en este mundo: otra persona. Este relacio­ narse con sus semejantes, en un plano m uy superior al de los animales, es lo que constituye la ética social, o la posibilidad de llenar de valores ya no el mundo en gene­ ral, sino la humanidad en particular.

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Pero, a pesar de su extraordinario poder, y de ser — en la mente de Aristóteles, adoptada por Tomás de Aquino— la facultad suprema del Hombre, la inteligencia no es ni libre ni soberana. Eso corresponde a otra facultad, espiritual también, llamada voluntad.

4. La voluntad Las maravillas no terminan. La otra facultad espiri­ tual del Hombre es la voluntad, mediante la cual absor­ be el saber del entendimiento y lo transforma en acción, La voluntad da al Hombre la capacidad de decidir en qué sentido actuar, o de no actuar. Esta capacidad se llama libertad, y su ejercicio es el Ubre albedrío (de liberurn arbitriuni). Por ello decimos que el Hombre posee autodeterminación. De ahi brota la responsabilidad. Con una simple volición (acto de la voluntad) puede trans­ formar una necesidad en un acto libre y soberano: en lugar de decir tengo que, puede decir quiero. Así, mien­ tras que el animal se encuentra predeterminado en su existencia por el instinto y sabemos cómo va a reaccio­ nar ante el estímulo, el acto humano es impredecible, como lo es toda actuación humana, y el paso del Hombre sobre la tierra. Tanto el Hombre como el animal, se ven motivados a actuar en razón de la necesidad, De estas necesidades, las fisiológicas y, hasta cierto punto también las de se­ guridad, según el orden ascendente que les da la famosa “pirámide" de Abraham Maslow, son comunes al Hom­ bre y al animal (y también a las plantas). Pero mientras el animal sigue su instinto y está sujeto a la evolución, el Hombre puede modificar el impulso del instinto, y tomar por su cuenta su propia evolución y la de su en101

tom o, que entonces toma el nombre de progreso. El animal está programado por el instinto y la planta por su biología, sólo el Hombre puede internalizar el motivo para actuar y transformar la necesidad exterior en un acto interior de su voluntad que matiza su acción y la reviste con un nuevo significado: el significado moral.

5. La libertad La posibilidad de decir “quiero” o “no quiero” nos la da la propiedad esencial de la voluntad: la libertad. ¿Qué quiere decir ser libre? Ontológicamente, liber­ tad es la potestad de la voluntad de hacer esto o aquello o no hacer nada. Estas pocas palabras están cargadas de significado y tienen graves consecuencias, porque por el hecho de ser libre de hacer o dejar de hacer algo, el Hombre es responsable de lo que libremente hace o deja de hacer. La voluntad es ciega. De ahí que, aunque sea libre, puede equivocarse. El ejercicio de la libertad queda en­ tonces menoscabado. Como veremos en seguida, la inte­ ligencia es la que guía a la voluntad. La inteligencia, a su vez, es alimentada por los sentidos, que son como las ventanas a la realidad. Así que la voluntad puede verse impedida de actuar' con plena libertad por alguno de esos elementos: percepción sensorial, juicio del intelecto, o por capricho de ella misma, porque, aun debidamente aleccionada por la inteligencia, la voluntad puede deci­ dir actuar como le plazca. Así se realiza el “veo lo que es bueno y lo aplaudo, hago sin embargo lo que está mal” de Pablo de Tarso. Nos detenemos un poco en considerar las fallas más comunes de la inteligencia debidas a la ignorancia. La 102

ignorancia es de varias clases: la ignorancia simple, que es la más común porque nadie puede saber todo, consis­ te simplemente en no conocer algo; y la crasa, llamada también supina que, como su nombre indica, es dem a­ siada ignorancia. El individuo requerido de tomar una decisión sobre algo que ignora, tiene antes la obligación de informarse para poder actuar. Pero la ignorancia puede tener la cualidad de "invencible", es decir, que no hay manera de recabar la necesaria información. En este caso, cuando la voluntad actúa guiada por estas dos clases de ignorancia simple o crasa en form a "invenci­ ble", no es responsable. Pero hay otras dos clases de ignorancia, que si im pli­ can responsabilidad porque aunque son obstáculo al uso expedito de la libertad, éste obstáculo puede y, por tan­ to, debe resolverse. Esta ignorancia culpable se llama afectada, cuando uno no quiere saber para no com pro­ meterse; y la privativa-, cuando una persona tiene el de­ ber de saber aquello que ignora. Estas clases de ignorancia, que afectan el libre ejer­ cicio de la voluntad o libre albedrío, podrían esquem ati­ zarse asi:

Simple inculpable Crasa C L A S E S D E IG N O R A N C IA
nocional) las entendemos mejor, y las consideramos como la adrenalina en la san­ gre, o el aditivo del motor: son fuerza, Pueden causarnos daño, pero nos enriquecen enormemente si sabemos có­ mo m anejarlas. Lo primero es saber que, como con tu temperamento, cuentas con un repertorio único de emociones: tienes tu form a propia de entusiasmarte, de sentir ira o temor. Conocerlas es parte de tu autoconocimiento. Mira a qué estado de ánimo eres más propenso. Qué género de em o­ ciones te hace sucumbir más fácilmente. Toma nota de lo que se dice de tí, Pregunta. Es importante. Hay ámbi­

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tos de tu personalidad que te son desconocidos (ver téc­ nica sexta). En segundo lugar, ten en cuenta que tus emociones pueden sobrevenirte en forma involuntaria, pero pueden también ser inducidas a voluntad. Puedes pasar del te­ mor al sosiego, de la ira a la calma, de la tristeza a la quietud o incluso al gozo, del resentimiento a la paz re­ sultante del perdón, etc. La técnica para lograr esto, supuesto el acto decidido de tu voluntad, es valerte de tu cuerpo. Observa la pos­ tura y compostura que guardas cuando estás bajo el in ­ flujo de la emoción deseada, por ejemplo: contentamien­ to o alegría. Fíjate cómo andas cuando estás alegre, el ritmo de tus pasos, tus ademanes, tu gesto facial. R e­ prodúcelo a voluntad, de form a totalmente intencionada. Al poco tiempo te sentirás alegre. La estrategia consiste pues, en no tratar de cambiar tu estado emocional directamente, sino a través de tu corporalidad, o sea, en sentido inverso de como ellas nos manejan, de tal form a que modificando todo el reperto­ rio de nuestras expresiones corporales, nuestro estado de ánimo automáticamente seguirá este lenguaje corpo­ ral. Automáticamente, pues así como no es posible tener gesto o postura de quietud mientras estamos dominados por la ira, de igual modo la ira no se sostiene al cambiar a una expresión corporal que no le corresponde. Siendo más fácil para la voluntad dominar el cuerpo que la ira, y dada la estrecha conexión entre ambos, a la ira no le quedará más recurso que seguir la expresión corporal que tú te ordenas en ese momento. Esta conclusión se basa en el principio de que no pueden estar separados el lenguaje corporal y el senti­ miento, Practícalo y verás. Habiendo dominado esta técnica, has dado un gran paso en la formación de una 274

personalidad valiosa. Recuerda que no se trata ni de no sentir ni de reprimir. Se trata de saber m anejar los im ­ pulsos y someterlos al imperio de tu voluntad, lo cual logras no directamente —casi imposible— sino a través de esta sencilla técnica.

5. Q u in ta t é c n ic a : El e fe c t o P ig m a lión . El p o d e r d e u n a v is ió n Esta estrategia se vale del poder de las expectativas. El ejemplo es el de un banco al que se hizo quebrar sim ­ plemente esperando que quebrara. Este poder es de gran importancia en la educación de los hijos, porque mal empleado puede causar efectos muy negativos: los podemos hacer “unos buenos para nada’' si eso es lo que les estamos repitiendo que son. Los podemos convertir en triunfadores, si de eso les hablamos cuando nos refe­ rimos a lo que hacen. El nombre le viene de Pigmalión, rey de Chipre quien, según la leyenda, era además muy buen escultor. Una escultura femenina hermosísima, que él ardiente­ mente deseaba que tuviera vida para hacerla su esposa fue convertida, según la mitología, en su esposa de carne y hueso. Esta leyenda fue hermosamente realizada en la obra M i bella dama, que trata de cóm o alguien logra hacer toda una dama de una chica sin educación ni refi­ namiento, dirigiendo toda su actuación, en vistas de alcanzar una visión deseada ardientemente y poniendo los medios para lograrla. Este poder lo podemos aplicar a nosotros mismos. a) En primer lugar, form a de ti una v is ió n alentadora, arrebatadora de un triunfador, exitoso en la vida, 275

b)

c)

d)

e)

f)

g)

porque supo llenarla a cada instante del mayor signi­ ficado posible. Renueva esta visión cuantas veces puedas, Un triunfador es alguien que ha descubierto el senti­ do de su vida en su m is ió n de ser un sembrador de valores, impregnando todas las estructuras de la so­ ciedad de una cultura de valores. Dentro de esta misión general, busca cómo te realiza­ rás tú como sembrador de valores: será hermanando a los Hombres como hermanos, creando empleos, com ­ batiendo la injusticia, enseñando a otro lo que sabes, perdonando, ayudando a sanar, etc. Trata de verte junto con otros como partes de un equipo triunfador, buscando una sinergia donde las debilidades de uno se vean reforzadas por las fortale­ zas de los dem ás. Comienza cada día por renovar y pulir esa visión res­ plandeciente. Termina el día dándote reconocimiento por lo que has hecho bien. Vuelve sobre la técnica pri­ mera. Convéncete de que el éxito está en tus manos. H az una declaración breve pero incluyente, que abar­ que esta visión. Si todos los dias y con más frecuencia si es posible, la repites se irá formando en ti como una personalidad interior fuerte y lum inosa que te impulsará constantemente a tu autoideal. Un autoideal es la formulación de la idea o expectativa que de ti te has formado. Si eres creyente, la convicción de tu poder mental combinado con el poder de la oración, puede obrar m aravillas.

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6. Sexta técnica: La retroalimentación positiva Partiendo del principio de que tenemos un área ciega de nuestra personalidad que nosotros no conocemos, pero que a los demás es manifiesta, podemos recurrir a nuestros amigos para que nos hablen de ella, Es como pedirles que nos digan qué traemos en la espalda. Los cientiñcos Joe Luft y Harry Ingham ilustraron esto con la famosa “ventana", que en honor de sus crea­ dores, se llama “La ventana de JoH ari” Según esta teo­ ría, hay cuatro áreas: (1) la abierta, que es patente a todo mundo, (2) la ciega, porque nosotros no la vemos, pero es patente a los demás; (3) la secreta, que sólo no­ sotros sabemos; y la (4) oculta, que ni nosotros ni los demás ven porque es nuestro subconsciente.

Para conocer nuestro yo, por lo que se refiere a las áreas (1) y {3), no hay ningún problema. No entramos aquí con el discutido conocimiento del subconsciente (4), pero, para conocer nuestra área ciega (2), el único recurso

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es ir con un amigo o familiar, o recurrir al grupo de nues­ tros amigos a que nos hablen de ella. Hay que tener en cuenta que nuestra cultura es enemiga de pedir retroalimentación y enemiga de darla. La razón parece ser que, en nuestra psicología, nos creemos más de lo que somos. Ir a pedir a otro que nos diga cómo somos, parecería que le pedimos que nos alabe. Aunque hay que pensar fre­ cuentemente en que sí valemos mucho para incrementar nuestra autoestima, la retroalimentación nos modera ubicándonos en nuestra realidad, sin engaños. Existen reglas para darla y para recibirla. Pero lo principal es buscar un buen amigo, o grupo de amigos, o a alguien de nuestra familia, a quién solicitarla. Cuando a nosotros se nos solicite, tenemos que estar dispuestos a concederla de buen grado. He aquí algunas reglas adap­ tadas de Rainer E. Kirsten y Joachim Müller-Schwarz, tomadas de su obra Entrenamiento de grupos.

N o r m a s p a r a d a r l a r e t r o a l im e n t a c ió n p o s it iv a

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

8. 9.

Verifica que tu amigo esté dispuesto a recibirla. Ve que sea la adecuada. En el momento preciso. Bien dosificada. Concreta. Si es necesario, sé descriptivo. Comienza con un acto de humildad, porque todos erramos y por aquello de ‘la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio". Expon tus motivos para hacerla. No puede ser más que por amistad y por su bien. Ve que este siendo captada y aceptada.

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10. Reconoce la posibilidad de equivocarte para que no se sienta arrinconado. Las explicaciones a estas reglas, dictadas por la pru­ dencia y tomadas de la experiencia, están de sobra. (1) Se supone que son amigos, para que haya la suficiente confianza para manifestar lo que se siente o lo que se sabe. A veces puede convenir que dos o más amigos se pongan de acuerdo para hablar con alguien del grupo a quien quieran dar retroalimentación. Aun con la su­ puesta confianza, hay que verificar que el amigo esté dispuesto a recibir la retroalimentación, Lo cual signifi­ ca pedirle tácita o explícitamente, su autorización. (2) Quiere decir que le van a hablar de lo que le tienen que hablar. (3) Es bueno buscar un momento oportuno, (4) La dosificación se refiere a no dar más de lo que la pru­ dencia pida. (5) Los rodeos innecesarios pueden nublar lo que de verdad se pretende lograr, (6) Cuando parece no caer bien en cuenta de lo que se trata, a pesar de haber sido fianco, puede ser necesaria una descripción de lo que se pretende corregir. (7) Esta regla debe cum ­ plirse invariablemente, para que el sujeto no piense que es un caso único o perdido. (8) Es bueno recordarle que no hay otra intención que la de ayudar al amigo en ne­ cesidad. (9) Durante todo el proceso, hay que observar las reacciones en el lenguaje corporal facial del amigo. En el momento en que parezca que no le cae bien lo que se le está diciendo, conviene detenerse, a menos de que él caiga en la cuenta y les dé autorización para seguir. (10) Para que no se sienta acosado, conviene dejarle una salida. Ésta puede ser manifestarle la posibilidad de estar equivocados.

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N o r m a s p a r a r e c ib ir LA R E TR O A LIM E N T AC IÓ N POSITIVA

1. Solicítala con frecuencia. Es un buen ejercicio de humildad. 2. Pide concretamente la que te interese. 3. Jamás refutes, te defiendas o justifiques. No le hagas más pesada la tarea. 4. Puedes pedir al otro que sea más concreto. 5. Comunica al amigo tu reacción personal, que no pue­ de ser otra que a g ra d e c im ie n to . (1) Es bueno tener en cuenta que, en algunas cultu­ ras puede ser difícil lo que en otras es natural. En la nuestra no es fácil ni dar la alimentación, y mucho m e­ nos pedirla. Creo que porque no nos gusta que nos digan los defectos o lo que hicimos mal, porque nos sentimos humillados. Otra razón podría ser la contraria, que nos creemos tan perfectos, que solicitar retroalimentación parecería solicitar alabanzas. En todo caso, cuando te la ofrezcan, acéptala con gusto: es un gran signo de am is­ tad. (2) Para evitar demasiados rodeos conviene ir al grano y anunciar que, por ejemplo, invitas a un amigo a un lugar y el objeto de la invitación. Es conveniente bus­ car un lugar donde estén a gusto, quizás bebiendo algo juntos. (3) Hay que tener en cuenta que, por lo que de­ cíamos antes, no es fácil para nadie decirle a un amigo cosas desagradables. Si acaso hay una obligación, quizás sea prudente dejar terminar y luego, con naturalidad, hacer ver que están equivocados o que se debe a un m a­ lentendido. Esto sobre todo cuando se trata de un caso concreto. (4) Por eso es bueno pedir siempre que la re­ troalimentación no sea vaga. (5) Cuando termine la se­

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sión, no dejes de manifestar que estás complacido por un buen acto de amistad.

C o n c l u s ió n ‘ Tres cosas pu,eden inducir a la gente a querer cambiar: Están hartos de su me­ diocridad. una especie de lenta desespera­ ción llamada aburrimiento, o el descu­ brimiento súbito de que son capaces". Dr. Thornas Harris. I'm OK. you're OK.

Detente por un momento y reflexiona. H az hecho un descubrimiento: ¡eres capaz de arrastrar el mundo tras de ti! Comienza por decirte: “Estoy harto de sentirme incapaz”. Luego, visualízate a ti mismo como quisieras ser. Fijos los ojos en esta visión poderosa, siente una pasión por ella, como nunca antes la habías sentido. E s­ tablece una ruta, define unas metas y haz un mapa de ruta especificando tiempos. Empieza a sentir esa ten­ sión que se apodera de ti entre lo que eres y lo que quie­ res llegar a ser... Y empieza a caminar. Si algo te detiene, adopta una actitud mental positi­ va: nada de cuentas pendientes, resentimientos o baja estima. Haz equipo con amigos afines a ti, para crear entre el grupo, una comunidad de confianza, de propósi­ to, de trascendencia. Recuerda que los protectores para la com unidad son una visión alentadora compartida y un propósito común para alcanzarla. Pero no debe ser un grupo cerrado. Hay que recordar que la madurez psicológica y moral va a la par con un amplio círculo de los que son el "nosotros". U n agente de

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cambio trabaja aquí con la mirada puesta en el horizon­ te de su nostridad.

Ex c u r s o

s o b r e l a t r a s c e n d e n c ia

‘El hombre encuentra en la trascendencia el sentido más íntimo de su uida". P a u l o VI

Al terminar este curso hacemos gustosos una doble constatación: por respeto al carácter laico de la institu­ ción ('la ico” que no quiere decir “arreligios o" o contrario a la religión, o ateo, sino capaz de cobijar todo tipo de expresión religiosa y cualquier creencia con sumo respe­ to) nos hemos ceñido en este curso exclusivamente a la dignidad de la persona, es decir, sin rebasar los límites de la naturaleza. Las citas a la Biblia son hechas en consideración a un libro venerable que contiene las tra­ diciones más antiguas de la humanidad. Con esto se ha demostrado, también, que aun una persona sin princi­ pios religiosos puede y debe ser una persona-valor. La segunda constatación es la siguiente: lo que apa­ rentemente es el final del curso, no es visto bajo la lente de la trascendencia, más que el principio de otro nivel. Todo lo estudiado es sólo la plataforma para emprender una vida diferente, más llena de significado, desde la dignidad de la persona, hasta la práctica de las virtudes y el amor. Pero hay un ámbito que trasciende todo esto confiriéndole su más alto sentido y bañándolo con una luz infinitamente más potente, cuando se abre la venta­ na a la trascendencia. La persona es entonces no sólo un ser valioso, sino que es vista como la concreción de una

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naturaleza creada y caída, pero siempre amada y redi­ mida y con un destino eterno. Este amor con que es amada es un amor del cual el amor humano es sólo un pálido reflejo: un amor incomprensible, donde nuestros parámetros humanos se ven infinitamente superados. Todo esto es aceptado solamente por la fe. Quede aquí como una ventana abierta a otro orden de realidades que no puede ser ignorado. Todo esto supera el marco de este curso. Se m encio­ na por honestidad intelectual, porque no es lo mismo que supere el marco del curso a que no exista. Quede la ventana abierta a un orden distinto de realidades para quien quiera proseguir su estudio. “Opino que lo mejor y más satisfactorio en la vida es encontrar un sentido más allá de uno misino. Si el ser humano no tiene una razón más allá de sí misino, m ayor que sí mismo, finalmente aeahará decepcionado” (Charles Handy). Este, diría Viktor Frankl, es el último y definitivo vacío existencial, pues hay un receptáculo dentro de cada persona, que sólo puede ser llenado por lo que hemos llamado “ La T r a s c e n d e n c ia ” .

A

c t iv id a d e s

Lo verdaderamente importante es lo que sigue. El fi ­ nal del cifrso se transforma en el inicio de una vida más valiosa, más dedicada a tu crecimiento personal y a tu aetividad como agente de cambio en tu comunidad. 1. En esta última sesión te dimos unas técnicas prácti­ cas para tu crecimiento personal. La única actividad para este módulo es reunirte con algunos de tus com ­ pañeros y discutir cuáles serían de utilidad más in ­ 283

mediata, y si podría haber alguna posibilidad de ayu­ darse mutuamente. El compañerismo durante el cur­ so les ayudará a continuar el día de mañana re­ uniéndose con el fin de evaluar su proyección como agentes efectivos de cambio en el entorno en que les tocará vivir, cuya calidad, mucho dependerá de uste­ des. Por eso es importante no acometer esta tarea ais­ lados, sino en una especie de equipo, como ustedes lo quieran conformar, o todo el grupo, o en equipos m e­ nos numerosos. De cualquier manera, aquí, más que en ningún otro empeño: 'la unión hará la fuerza'’ del cambio. En cumplimiento de esta actividad, basta tu respues­ ta en media cuartilla indicando las técnicas y quiénes forman el equipo. No está sujeto a evaluación. 2. Elabora tu proyecto de vida, que es la conclusión de todo el curso y recuerda que no tendría caso si, como dice Aristóteles, el contenido del curso te sirviera so­ lamente para saber, sin ninguna repercusión en tu vida diaria. La orientación final de este proyecto se­ ría: ¿cómo llegar a ser una persona-valor para autorrealizarme sirviendo a los demás? Dedícale a este proyecto unos tres días pidiendo re­ troalimentación a algunos amigos y personas de tu confianza. Este proyecto es confidencial, así que no está sujeto a evaluación. Al regresar tu tarea como se indica en el primer paso, bastará con indicar que ya lo hiciste.

284

2. E n s a y o

f in a l

a) Condiciones Este mini ensayo final tiene por objeto darte la opor­ tunidad de expresar libremente tus ideas respecto del material del curso. Elige algún punto que te haya lla ­ mado particularmente la atención y desarróllalo apor­ tando TUS ideas. No es pues ni un resumen del curso, ni una trascripción de algún texto bibliográfico. Al final se te indica alguna bibliografía básica que puede servirte también para tu biblioteca particular, pero en tu ensayo, no me interesa lo que dicen esos autores (los conozco) sino lo que piensas tú. Puedes poner algunas citas que vayas a explicar, o con las que pretendas justificar con alguna autoridad tus aseveraciones. En este caso, ponlo en tipo distinto o entrecomillado, m anifestando la fuente como se hace ordinariamente. Le llamo "mini” ensayo porque eso basta. Tómalo como algo tuyo que quieras publicar como articulo de una revista, o participar con un amigo. Asi que deberá ser como de unas cuatro páginas, a renglón seguido, en tipo de 12 puntos de Times New Román.

b) Evaluación La evaluación de este ensayo tiene por objeto esti­ mularte a que pongas lo m ejor en él.

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c ) T em a s El tema es absolutamente libre, La única condición es que tenga que ver con el material del curso. Se te su­ gieren algunos pero, conserva tu libertad de hacerlo so­ bre algún otro tema aunque no esté indicado aquí, R e­ cuerda, se trata de manifestar tus ideas respecto del tema elegido. 1. En qué consiste una cultura de valores. Cómo visuali­ zar a una comunidad donde reine esa cultura de valo­ res. Cómo establecerla, conservarla, protegerla y fo ­ mentarla, etc. 2. Qué significa para ti que el ser humano haya sido puesto en este m undo para sembrar valores, 3. La importancia actual de la ética. Su relación con la calidad. Su relación con los valores. 4. Cómo la madurez de una persona se mide por su ca­ pacidad para integrar valores, personas, etc. en su vida. 5. Cómo podrías servir de fermento en la sociedad. 6. Cómo haiías para que en el TEC se tenga más en cuenta la M isión por lo que respecta a la cultura de valores. Habla con toda libertad, 7. Las virtudes cardinales y el Hombre de éxito.

d ) B ib lio g r a fía p a r a el e n s a y o fin a l N ota: No es necesario que consultes todas estas obras. Toma de aquí lo que más te sirva, o se acomode a tu ensayo.

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Ética Nicomaquea, Porrúa, Colección “Se­ pan cuantos", 1985. Libro I, cap. XIII, de la felicidad. Libro II, de la virtud en general. Libro III, cap. I a VI y X a XII, de la fortaleza y la templanza. Libro V, de la justicia. Libro VII, cap. I a HI XIV, de la continencia e incon­ tinencia. Libro VIII, cap. I a IX, de la amistad. Libro IX, cap. V-XII, también sobre la amistad. AQUINO, TOMÁS DE. Su mina Tehologiae, iia iiae (Suma Teológica, la segimda parte de la Parte Segunda), Marietti, Turín, Italia, 1948. Esta edición se en­ cuentra en latín. Existe una m agnífica edición en español editada por la BAC (Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos). Cuestiones 17 a 56, sobre la prudencia, sus deri­ vadas y sus contrarias. Cuestiones 57 a 122, sobre la justicia, sus deriva­ das y sus contrarias, Cuestiones 123 a 140, sobre la fortaleza, sus deri­ vadas y sus contrarias. Cuestiones 141 a 170, sobre la templanza, sus de­ rivadas y sus contrarias. BUSCAGLIA, LEO. El amor, México, Diana, 1993. COVEY, STEPHEN R. Los siete hábitos de la gente alta­ mente efectiva, Paidós, 1997. Séptimo Hábito: Afile la sierra, pp. 323-356. EVELY, LOUIS, El am or adulto, México, Ariel, 1987. Cap. 2. El sentido de la vida humana, pp. 34-61. FlSCHER, LOUIS. The Ufe o f Mahatina Gandhi. New York, Hasper and Row, 1983. Cap. 15, The Last Act, pp. 502-505. A R IST Ó T E L E S.

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FRANKL, VlKTOR. El hombre doliente, Barcelona, Herder, 1987. Homo patiens (Ensayo de una patodicea). Del mismo autor, y del FCE México, existe un librito muy interesante a pesar de su nombre: “ P s ic o a ­ n á lis is y E x is te n c ia lis m o ” . Este es el manuscri­ to que le fue arrebatado a Viktor Frankl al ser re­ cluido en el campo de concentración. Logró reha­ cerlo en pedazos de papel, y fue publicado poco después de su liberación. Esta edición mexicana es la primera traducción de su obra en cualquier idiom a extranjero. F R IE D M A N , MlLTON. L os perjuicios del dinero, México, Grijalbo, 1992. Cap. I, “La isla del dinero de piedra", pp. 17-22. FUKUYAMA, FRANGIS. Confianza, México, Atlántida, 1996. Cap. 1. La situación del Hombre en el fin de la his­ toria. Cap.30. Después del fin de la ingeniería social. Cap.31. La espiritualización de la vida económica. GOLEMAN, DANIEL. La inteligencia emocional, México, Javier Vergara, 1995. "El desafio de Aristóteles", pp. 13-18. Quinta parte: Alfabetismo emocional, pp. 265-300. H A R E IS , T H O M A S A. Yo estoy bie7i. Tú estás bien, México, Grijalbo, 1983. JUAN P a b l o II. El evangelio de la vida, México, Dabar, 1995. ---------------------. El esplendor de la verdad, Paulinas, 1994. Cap. II, apartado 2. Conciencia y verdad, pp. 86-94. KlNG, MARTIN L. La fuerza de amar, México, Argos Vergara, 1978. 288

Cap. 9. Las tres dimensiones de una vida com ple­ ta. ROBINS, ANTHONY. Despertando al gigante interior, México, Grijalbo, 1992. Cap. 15. Los valores de la vida: su brújula perso­ nal, pp 407-440 SENGE, PETER. The Fifth Discipline, Doubleday, 1997. Cap. 9. The Discipline o f Personal Mastery, pp. 139-173. WAITLEY, DENNIS. Las semillas de la grandeza, México, Grijalbo, 1983. Prólogo pp. 19-26. Cap 3. La responsabilidad, pp. 73-89. Cap 4. La sabiduría, pp. 93-108. Cap 10. La perspectiva, pp. 227-244.

Al terminar este recuento de recursos bibliográficos es de todo punto necesario que estés enterado de la gran ayuda que te puede prestar la abundante bibliografía sobre la Doctrina Social de la Iglesia Católica, A fines del siglo XIX ante la inhumana explotación de los traba­ jadores industriales, sobre todo en las minas de carbón, el Papa León XIII, después de una amplia consulta m un­ dial, se decidió a escribir una carta pastoral pontificia o "encíclica” , sobre asuntos no estrictamente religiosos, según la comprensión de aquellos tiempos. Así surgió la encíclica “R.erum novarum ("De las cosas nuevas”), que fue el inicio de un cuerpo de doctrina social que se ha venido enriqueciendo con el decurso del tiempo. A los cuarenta años de publicada esta encíclica, Pío IX publicó la "Quadragesimo anno” Luego vino Paulo VI con la "Octogésima adveniens” ("A los ochenta años”) y la “Populorum progressio” (Del progreso de las naciones”). 289

Desde Juan XXIII, un poco antes, la doctrina social había adquirido ya un tinte específicamente universal, al es­ cribir la “M ater et M agistra". El actual Papa Juan Pablo II ha sido particularmente prolífico a este respecto. A él le tocó escribir la encíclica conmemorativa del centena­ rio de la Rerum novarum ( “C entes sumís annus”) y algu­ nas más que denotan una concienzuda labor de estudio y profundización de los temas sociales que han sido to­ mados por la Iglesia Católica con un sentido esencial­ mente religioso, por referirse al ser humano. Además de estos documentos oficiales, fácilmente asequibles en cualquier librería, en cuadernillos indivi­ duales, existen colecciones de ellos, y comentarios a esta doctrina. En México existe el Instituto Mexicano de D oc­ trina Social Cristiana (IMDOSOC) que, además de biblio­ grafía abundante, ofrece cursos sobre temas sociales, y publica la revista trimestral 'Da cuestión sociaP, am­ pliamente recomendable. La dirección del IMDOSOC es: Pedro Luis Ogazón, 56. Col. Guadalupe ilnn. México, D. F. Tel. 661- 3796; 661 5612. Fax: 661 [email protected]

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RESUMEN Y CONCLUSIÓN

Mapa

conceptual.

O b j e t iv o s

y la

M is ió n 2005

Hace algunos años, en Canadá, una em­ presa ganó la licitación para construir un puen­ te. Al poco tiem po el puente se derrumbó con gran estrépito causando muchas muertes. El error no fue de conocimientos. Fue de ética: queriendo incrementar la ganancia, emplearon materiales y manufactura de inferior calidad. Desde entonces se estableció una asociación ética voluntaria de ingenieros. Sus integrantes llevan siempre un anillo hecho con el metal de aquel puente. Intencionalmente nos hemos abstenido de dar recetas o consejos. No hay más lista de valores que los derivados de las virtudes car­ dinales. Juzgamos que, al terminar el curso, estás convencido de que la gente más valiosa que conoces o que de alguna manera te inspi­ ran, no practican tal o cual valor. Son simple-

291

mente personas valiosas en sí mismas que arrastran una gama de valores tras de sí. Son personas-valor. Antiguamente se les llamaba “santos". AI final del curso es conveniente examinar el cum ­ plimiento de sus objetivos. Para esto, haremos un breve resumen de las doctrinas expuestas, analizaremos los objetivos enunciados, y llegaremos a una conclusión res­ pecto de la MISIÓN 2005.

1. M apa c o n c e p t u a l 1.

2.

3.

Fieles a las secciones en que se divide el curso, hemos visto la importancia de la é tic a — el gran va­ lor de todos los tiempos— la cual hemos definido como la ciencia de la calidad de los actos hum anos, y hemos reflexionado juntos sobre los fundamentos y aplicaciones de la ética social, personal y profesio­ nal en la que se van a ver envueltos los alumnos en sus vidas. H a quedado claro no obstante que, ante la com pleji­ dad de un mundo en proceso turbulento de globalización, el comportamiento ético es insuficiente, y hemos visto ejemplos de ello. La ética pues es sólo parte, aunque fundamental, de una c u lt u r a d e va ­ lo r e s en la persona y las comunidades. Fieles por tanto al nombre del curso, hemos insisti­ do en que el Hombre, de ético pasa a convertirse en un s e m b r a d o r d e v a lo re s , los cuales hemos defi­ nido: la relación sujeto-objeto generada p or un juicio que fecunda el valor ínsito en todos los seres, sobre todo en las personas. 292

4.

El curso trata de valores en una gama que va desde lo útil y placentero, hasta la práctica de la virtud en grado sublime y heroico. El fundamento metafisico de estos valores son la s p r o p ie d a d e s t r a s c e n d e n ­ ta les d e l ser, que necesitan de la aportación hu­ mana para que los fecunde. 5. El curso ha rescatado la noción esencial de la d ig ­ n id a d d e la p e r s o n a en su totalidad (a todo el hombre) y en su universalidad (a todos los hombres) como generadora de respeto y convivencia. 6. Hemos definido, además, al hombre como u n ser in c o n c lu s o , es decir, abierto a su constante creci­ miento en una cuádruple dimensión: su propia per­ sona, sus semejantes, la realidad que lo envuelve, y la trascendencia. 7. En la aplicación de estos conceptos al individuo, fundamos los valores personales y la é tic a p e r s o ­ nal, la autoestima, el respeto que se debe a sí m is­ mo y la responsabilidad de desarrollar sus faculta­ des. En una palabra, el g o z o y e l d e b e r d e ser m ás c a d a día, de crecer en humanidad, 8. En la a p e r tu r a a sus s e m e ja n te s hemos funda­ mentado los valores que más tienen relación con los demás, y la é tic a s o c ia l. En realidad, toda ética es social dada la naturaleza asociativa del ser humano. 9. De la apertura a la realidad hemos deducido los principios de la dignidad del trabajo como partici­ pando de la dignidad de la persona y, en general, los valores referentes al poder creativo y a la inserción del Hombre en la naturaleza como custodio y res­ ponsable de ella. A esta parte la llamamos: é tic a p r o fe s io n a l y empresarial. 10. Finalmente, conscientes de la importancia de llevar la doctrina a la praxis, se le han dado al alumno 293

técnicas prácticas y aplicables a su vida para elabo­ rar un p r o y e c t o d e v id a de calidad personal. 11. Al mismo tiempo, teniendo ante los ojos la situación de la sociedad en donde se desarrollará como em ­ presario, como profesionista o como dirigente políti­ co, como individuo y como miembro o formador de una familia, el alumno lleva las bases suficientes para que, el día de mañana se constituya en un au­ téntico a g e n te d e c a m b io socia l.

2. C u m p lim ie n to d e o b je t iv o s Para juzgar la utilidad del curso, es imperativo que puedas calibrar tu grado de aprendizaje. El m ejor m éto­ do es comparar tus conocimientos y habilidades actuales con el estado en que te encontrabas respecto de ellas al comienzo del curso, Así verás si los objetivos se cum plie­ ron en ti. Por supuesto que algunas de estas habilidades se hallarán apenas en embrión. Necesitarás desarrollarlas gradualmente, pero has logrado algo que antes no teni­ as: un m apa de ruta, las indicaciones para el camino, y una motivación no visceral, sino fundada en tus conoci­ mientos que pueden m over racionalmente a la voluntad a emprender el camino.

O b je tiv o g e n é r ic o Que el alumno reflexione sobre su realidad personal, profesional y social con el propósito de tomar conciencia de que, en la atención al aspecto ético está en juego su calidad de vida personal y comunitaria. 294

Este objetivo fundamental y oficial lo hemos amplia­ do hasta incluir la decisión de convertirte en un 'sem ­ brador de valores".

Objetivos específicos a) Además de los objetivos señalados en el curso, aña­ dimos un objetivo más a propósito de la cultura de va­ lores. Insistimos en que el alumno debe estar permeado no de tal o cual valor, sino de una cultura total de valores, consistente en un espiral continuo de aprecio a praxis, de praxis a teoría, de teoría a apoyos y nuevamente al aprecio, etc., donde la ética es parte fundamental de esta cultura de valores. b) Consciente de la complejidad de los actos humanos, el alumno tiene herramientas para mejorar su juicio críti­ co en cuanto a dilemas éticos, juicios de valor y la jerar­ quía entre los valores, pero especialmente para consti­ tuirse una persona-valor en el mundo que lo rodea. CONCLUSIÓN: Repasando pues uno por uno los obje­ tivos de cada sección, estoy convencido de que éstos se cumplen en cada uno de los alumnos y que, por tanto, el curso además de justificarse plenamente, es el curso que “sella” el cumplimiento de la Misión.

3. El curso y la Misión 2005 1. La m isión de una institución expresa su razón de ser: aquello para lo cual existe, de tal form a que constan­ temente debe reflexionar hasta qué punto se cumple en cada momento. 295

2. El enunciado de la M isión propugna que los conoci­ mientos del alumno deben ser de excelencia. No se ha desaprovechado renglón alguno en el curso para dar a los alumnos los fundamentos científicos y filosóficos de la ética y los valores, basados en la naturaleza humana, 3. La novedad de la Misión, sin embargo, consiste en la preeminencia de la formación integral de la persona. Consideradas todas sus fases, este curso, podría de­ cirse, no tuvo más fin que éste: proporcionar al alum ­ no una formación con la doctrina y el ejemplo, que fortalezca su voluntad de formarse una persona de carácter. 4. Pero la Misión no se detiene ahí, sino que solicita la conciencia del alumno para tomar nota de su situa­ ción de privilegio respecto a los más desposeídos y hacer algo al respecto. El curso ha dado al alumno las razones más profundas para su envolvimiento en ta­ reas de beneficio social, sobre todo en el ramo de la enseñanza. 5. Con algo más de tiempo se podría explicar punto por punto los elementos del perfil de los alumnos, y se pudiera someter el enunciado de la Misión a un es­ crutinio en vistas de una próxima edición más exacta. En consecuencia, queda de manifiesto que el curso de valores para el ejercicio profesional ha contribuido a explicitar el contenido de la M ISIÓN, y que el alumno está preparado para realizar la triada de: - excelencia de conocimientos, - formación integral como sembrador de valores, y - un compromiso social a toda prueba.

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En consecuencia, es mi convicción, como facilitador de este curso, que el alumno se encuentra equipado para disfrutar una vida de calidad bajo todos los aspectos, con un compromiso de ayudar a que los demás disfruten también de una vida de calidad actuando com o agente de cambio en su comunidad. ¿Quién es él?

ic. Emerenciano Rodríguez Jobrail ITESM. Campus San Luis Potosí. Mayo 2000

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O P C IÓ N V IT A L

Yo,_______________________________________________ declaro que el curso “VALORES PARA EL EJERCICIO PRO FESION AL”

articulado alrededor de un solo concepto: “sembrador de valores” y fundado en una sola acción: J u z g a r to d a s las p e r s o n a s y to d a s la s co sa s: v e r ­ d a d e ra s, b u e n a s y b e lla s, es capaz de cambiar mi vida radicalmente y me com ­ promete a actuar en consecuencia. Así lo declaro y queda declarado: viviré en adelante fir­ me en esta mi opción vital.

(firma)

San Luis Potos i , ____________________

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