Hora Santa Familias 2017

HORA SANTA POR LAS FAMILIAS (1) Ante la sagrada Hostia, en la cual Jesús se ha hecho para nosotros pan, que interiorment

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HORA SANTA POR LAS FAMILIAS (1) Ante la sagrada Hostia, en la cual Jesús se ha hecho para nosotros pan, que interiormente sostiene y nutre nuestra vida, ponemos nuestra vida. Esta hora es la hora santa, es la hora de Jesús: Él nos da la oportunidad de hacerla nuestra. Hacer nuestra su presencia en medio de nosotros. La hora de Jesús —la hora en la que vence el amor— quiere llegar a ser nuestra hora y lo será, si nosotros nos dejamos atraer por Él: si nos dejamos transformar por Él. Esta es la meta de la Eucaristía: nuestra propia transformación, llegar a ser «uno con Él», estar en comunión con Él. Estar en comunión con Él, comulgar significa asimilar mi vida a la suya, significa configurarme con Aquel que es amor vivo. La comunión exige la voluntad de seguir a Cristo. La comunión exige adoración, porque la eucaristía no es un «pan corriente». «Comerla» es un proceso espiritual que abarca toda la realidad humana. «Comerlo» significa adorarle. «Comerlo» significa dejar que entre en mí de modo que mi yo sea transformado y se abra a la comunión con Él.

Un Canto o un Momento de Silencio (2) Por las familias 1: Querido Señor Jesús, que vives en comunión perfecta con el Padre y el Espíritu Santo, y creciste en familia con María y José, hoy queremos pedirte por todas las familias, para que te hagas presente en ellas y seas su Señor y Salvador. Bendice a sus miembros con tu poder infinito. Protégelos de todo mal y de todo peligro. No permitas que nada ni nadie les haga daño y dales salud de cuerpo y alma. Te necesitamos Jesús. Llena a los hogares de tu paz, de tu alegría, de tu ternura. Que las familias te conozcan y te amen cada día más.

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Derrama tu amor para que sepan dialogar, entenderse, ayudarse, para que puedan acompañarse y sostenerse en el duro camino de la vida. Dales pan y trabajo, ayúdales a cuidar lo que tienen y a compartir con los demás. Gracias, Jesús, por el don sagrado de la familia. Un Canto o un Momento Silencio (3) Por las familias 2: Señor Jesús, enséñanos el recogimiento, la interioridad; danos la disposición de escuchar las buenas inspiraciones y las palabras de los verdaderos maestros. Enséñanos la necesidad del trabajo, de la preparación, del estudio, de la vida interior personal, de la oración, que sólo Dios ve en lo secreto; enséñanos lo que es la Familia, su comunión de amor, su belleza simple y austera, su carácter sagrado e inviolable. Amén.

Un momento de Silencio o un Canto (4) Por las familias 3: Señor, Dios nuestro, tu nos has elegido para ser tus santos y tus predilectos. Revístenos de sentimientos de misericordia, de bondad, de humildad, de dulzura, de paciencia. Ayúdanos a sobrellevar los unos a los otros cuando tenemos algún motivo de queja, lo mismo que tú, Señor, nos has perdonado. Sobre todo, danos esa caridad, que es el vínculo de perfección. Que la paz de Cristo brille en nuestros corazones. Que todo cuanto hagamos, en palabras o en obras, sean en nombre del Señor Jesús, por quien sean dadas gracias a ti, Dios Padre y Señor nuestro. Amén. 2

Un momento de silencio o un Canto (5) Por los esposos y papás: Señor, Padre santo, Dios omnipotente y eterno, te damos gracias y bendecimos tu santo Nombre: tú has creado al hombre y a la mujer para que el uno sea para el otro ayuda y apoyo. Acuérdate hoy de nosotros. Protégenos y concédenos que nuestro amor sea entrega y don, a imagen de Cristo y de la Iglesia. Ilumínanos y fortalécenos en la tarea de la formación de nuestros hijos, para que sean auténticos cristianos y constructores valientes de la ciudad terrena. Haz que vivamos juntos largo tiempo, en alegría y paz, para que nuestros corazones puedan elevar siempre hacia ti, por medio de tu Hijo en el Espíritu Santo, la alabanza y la acción de gracias. Amén.

Un momento de silencio o un Canto (6) Por los hijos: Señor, ilumina la mente de nuestros hijos para que conozcan el camino que tú has querido para ellos, para que te puedan dar gloria y alcancen la salvación. Sostenlos con tu fuerza, para que alienten en su vida los ideales y valores de tu Reino. Ilumínanos también a nosotros, sus padres, para que les ayudemos a reconocer su vocación cristiana y a realizarla generosamente, colaborando con tus inspiraciones interiores. Amén.

Un momento de silencio o un Canto (7) Por los novios: Señor, te pedimos por los novios. Que sean abiertos y sinceros. Quita de su camino cualquier obstáculo que haga nacer la sombra o las dudas entre los dos. Apártalos del egoísmo que paraliza el verdadero amor. Que el deseo y la pasión no ahoguen su amor. Líbralos de la ligereza que pone en peligro la Gracia de sus almas. 3

Haz que merezcan la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro. Conserva la salud de sus cuerpos. Resuelve sus necesidades materiales. Y haz que el sueño de un hogar nuevo y de unos hijos nacidos de sus amor y de su cuerpo, sean realidad y camino que los lleve rectamente a tu Corazón. Amén.

Un momento de silencio o un Canto (8) Por los familiares y amigos: Te suplicamos, Jesús, por todos nuestros parientes y seres queridos. Condúcelos a la luz de la verdad, consérvalos siempre en esa verdad y concédeles el don de la perseverancia. Te pedimos por nuestros parientes, padres y madres; por nuestros hermanos y hermanas, por cada uno de ellos en particular; por nuestros abuelos y abuelas y toda nuestra familia; por nuestros amigos más íntimos; por nuestros maestros y alumnos, por nuestros vecinos, por todos aquellos que nos quieren bien y por los que no nos quieren; por nuestros enemigos; por los que nos insultan y calumnian. Te pedimos por ellos, no sólo en esta vida, sino también en su muerte, para que tengan la dicha de morir en gracia de Dios, para que Dios se digne admitirlos a su presencia. Amén

Un momento de silencio o un Canto (9) Por los esposos: Señor, Jesús, tú nos has unido por el sacramento del Matrimonio. Te damos gracias. Gracias por todas las alegrías que nacen de la recíproca comunión; Gracias por nuestros hijos. Te pedimos: que mantengas vivo cada día, nuestro amor; no permitas que se pierda a causa de la monotonía o de la actividad de la vida.

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No permitas que jamás nos falte algo que comunicarnos y que vivamos el uno junto al otro como extraños. Enséñanos como podemos cada día avivar nuestra vida en común y haz que siempre sepamos perdonarnos y que podamos siempre ayudarnos en nuestras decisiones. Danos fuerza para poder enfrentarnos juntos a todas las penas y a todas las pruebas. Señor, te pedimos que renueves en cada uno de nosotros, cada día, tu amor.

Un momento de silencio o un Canto (10) Por los que viven solos: Señor, acércate a todos los que viven en soledad y cuyo corazón está a punto de desfallecer. Adóptalos. ¡Es tan duro vivir en el abandono! ¡Es tan humillante saber que se molesta a los demás con sus penas! Reanima a los que viven en el desierto que su egoísmo crea en torno a ellos. Envíales el frescor y la ternura de tu consuelo. Amén. Un momento de silencio o un Canto (11) Por los familiares difuntos: Dios misericordioso, que nos perdonas y quieres la salvación de todos los hombres, imploramos tu clemencia para que, por la intercesión de María Santísima y de todos los santos, concedas a las almas de nuestros padres, hermanos, hijos, parientes, amigos y bienhechores, que han salido de este mundo, la gracia de llegar a la reunión de la eterna felicidad. Amén.

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HORA SANTA POR LAS FAMILIAS (1) Ante la sagrada Hostia —en la cual Jesús se ha hecho para nosotros pan que interiormente sostiene y nutre nuestra vida— ponemos nuestra vida. Esta hora es la hora santa. Es la hora de Jesús. Él nos da la oportunidad de hacerla nuestra. Hacer nuestra su presencia en medio de nosotros. La hora de Jesús —la hora en la que vence el amor— quiere llegar a ser nuestra hora. Y lo será, si nosotros nos dejamos atraer por Él: si nos dejamos transformar por Él. Esta es la meta de la Eucaristía: nuestra propia transformación. Llegar a ser «uno con Él». Estar en comunión con Él. Estar en comunión con Él —comulgar— significa asimilar mi vida a la suya. Significa configurarme con Aquel que es amor vivo. La comunión exige la voluntad de seguir a Cristo. La comunión exige adoración. Porque la Eucaristía no es un «pan corriente». «Comerla» es un proceso espiritual que abarca toda la realidad humana. «Comerlo» significa adorarle. «Comerlo» significa dejar que entre en mí, de modo que mi «yo» sea transformado. Y se abra a la comunión con Él.

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