Hombres No Trabajando

Hombres no trabajando Aldo Schlemenson El proyecto laboral constituye una parte sustancial del proyecto de vida e insert

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Hombres no trabajando Aldo Schlemenson El proyecto laboral constituye una parte sustancial del proyecto de vida e inserta socialmente a los individuos. Su contracara es el desempleo, que margina y genera profundas crisis personales, con una de tensiones y violencia de efectos imprescindibles. El trabajo mediatiza la relación de los individuos con la sociedad. Así como el individuo se siente tratado en el trabajo, siente que lo trata la sociedad. De ese modo, la desocupación vulnera los lazos de continencia que los individuos tienen ( a través del trabajo) con la sociedad. La alienación, ansiedad, desesperanza y sospecha que esta situación genera traen aparejados fenómenos y determinan el incremento de la violencia y el delito. Elaboración de un marco conceptual Freud señala las dos condiciones básicas para la salud mental: la capacidad de amar y trabajar. En el método psicoanalítico de Freud se señala que la curación (o el restablecimiento del estado psíquico general) coincide con el restablecimiento de la capacidad de rendimiento, que alude al trabajo, y del goce, que alude al amor. En el malestar de la cultura se señala la importancia primordial del trabajo como la forma que encontró el hombre primitivo de mejorar su suerte en la tierra. El trabajo responde a un apremio de vida por una realización vital ligada con la valoración e interés por incorporar a un colaborador o colaboradores con quienes es útil vivir en común. El trabajo configura una experiencia primaria comprometedora de la sociabilidad. Ninguna otra técnica de conducción de la vida liga al individuo tan firmemente a la realidad como la insistencia en el trabajo, que al menos lo inserta en forma segura en un fragmento de la realidad, a saber, la comunidad humana. La posibilidad de desplazar sobre el trabajo profesional sobres los vínculos humanos que con el se enlazan una considerable medida de componentes libidinosos, narcisistas, agresivos y hasta eróticos le confiere un valor que no le va en zaga a su carácter indispensable para afianzar y justificar la vida en la sociedad. La actividad en la sociedad brinda una satisfacción particular cuando ha sido elegida libremente, ósea, cuando permite volver utilizables mediante sublimaciones inclinaciones existentes. No obstante, el trabajo es poco apreciado como vida hacia la felicidad por los seres humanos. Uno no se esfuerza hacia el cómo hacia las otras posibilidades de satisfacción. La gran mayoría solo trabajan forzados a ello, y de esta natural aversión de los hombres al trabajo derivan los más difíciles problemas sociales. Eliot Jaques valoriza el marco externo que representa el mundo del trabajo, en encuadre en el que se ejerce la actividad laboral a través del cual se delegan responsabilidades y tareas por realizar. Dentro de ese marco ocupa un lugar significativo. Jaques señala que el ser humano requiere trabajar no solo para resolver las necesidades apremiantes de la vida, sino que necesita hacerlo en un nivel constante con sus propios límites, intereses y capacidades internas. Cuando esta relación es equilibrada, el trabajo se transforma en un factor objetivamente modelador de la propia identidad. Un trabajo inferior al nivel de complejidad de los procesos mentales individuales es promotor de insatisfacción y ansiedad. La realización satisfactoria de trabajo es sustancia para el desarrollo y estructuración del psiquismo, puesto que redunda en niveles progresivos de integración mental , que se producen cuando dicha experiencia de trabajo confirma la eficacia personal.

El trabajo siempre constituye una actividad creativa de resolución de problemas. Implica analizar, discernir, discriminar, resolver, ejercer destrezas, abstraer conceptualmente. Y sintetizar. La culminación de tal proceso coincide con la resolución de un problema. Tomar decisiones constituye una experiencia fundamental que significa entregarse a la acción y comprometerse. El alto índice de desempleo constituye una condición profundamente antirrequerida porque impide la consolidación de la continencia o coherencia entre realidad externa y mundo interno. Empleo, contexto crisógeno y crisis vitales La desocupación constituye un impacto generador de una crisis individual que incrementa el sentimiento de incertidumbre referido al futuro. La perdida no anticipada, involuntaria del trabajo caracteriza un evento de la vida negativo, con la potencialidad de ser disruptivo en las actividades individuales usuales, y causa un considerable desajuste de la conducta individual. Este evento vital mayor coloca a la gente en un riesgo creciente de enfermedad mental, incremento de la depresión, ansiedad, morbilidad psiquiátrica, decrecimiento de la autoestima, entre otras consecuencias. Estos efectos se revierten en parte después de encontrar un nuevo trabajo. El cambio abrupto producido por esta pérdida adquiere una tonalidad negativa al afectar la posibilidad de asimilación a los esquemas familiares y estables con que se enfrenta la vida. Produce ruptura del equilibrio brindado por la posibilidad de predecir el futuro y de ubicarse así ante él. Dentro de estos esquemas cotidianos necesarios para la adaptación y la preservación de la identidad, el poseer un trabajo seguro o el estar seguro de su trabajo forman parte de una cuestión sustancial. Estabilidad y equilibro implican contentación. La ruptura de la continuidad de la experiencia conduce a una desestructuración de los límites y de la continencia, que conlleva la aparición de altos montos de ansiedad. Cuando las reglas del juego cambian de pronto, el individuo hace intentos erráticos para adaptarse. Desde el punto de vista del aprendizaje, esto representa inicialmente un desaprendizaje, y no se logra (de entrada) asimilar nuevos esquemas. La dificultad para incorporar nuevas realidades y adaptarse a ellas forma parte de una tendencia innata a resistir cambios. Estilos individuales de respuesta ante la crisis No obstante la existencia de un patrón común de respuestas frente a la crisis de pérdida de trabajo presenta diferencias significativas entre los distintos individuos. Se distinguen tres tipos de situacionessegún autores del TyO-: 1) Gente que se adapta a partir de una mayor capacidad de reacción. Asimilan la perdida a un reto, un desafío estimulante, destacan los aspectos positivos y las oportunidades que conlleva el contexto turbulento y procuran no dejarse capturar por la sensación de amenaza y el duelo de la pérdida. No constituye un problema sino un proyecto. La energía mental en este caso no está dirigida a un trabajo de revisión de esquemas sino a la búsqueda prospectiva de nuevas oportunidades en el medio ambiente externo. Adoptan ante su situación una actitud positiva, creadora y responden con una alta moral. 2) Personas que se cierran, construyen una pared, se quedan en inversiones seguras de escaso riesgo, lo de afuera es algo hostil y no buscan dar un paso mas allá de su habitad conocido. El apego a los vínculos asociado al trabajo y la dificultad para aceptar las perdidas puede incrementar la dificultad de reinsertarse laboralmente. En tales situaciones la realidad externa se ve teñida de riesgo y se omiten

búsquedas de nuevas alternativas. 3) Las personas que se encuentran frente a una negación como respuesta a la crisis externa. La falta de reconocimiento y aceptación de una situación desesperada responde a una tremenda angustia que impide pensar con claridad y actuar con decisión. Prevalece una ignorancia. Los individuos se aferran a sus formas habituales de enfrentar la vida y les cuesta aceptar la posibilidad de abandonar viejos esquemas. Este hecho restringe significativamente la libertad de acción y la búsqueda de alternativas. Impacto emocional y autoestima. Pérdida y duelo Luego del shock inicial, y más aún cuando el período de desempleo se prolonga, se generan en el individuo una impresión de fracaso, pena, dolor, que acentúan el cuadro depresivo. Una voz interna se conjuga con la frustración por la pérdida y cuando el sentimiento de desvalorización ligado a la disminución del autoestima. Sentimientos de fracaso personal y dudas acerca de las propias habilidades para desempeñarse adecuadamente en eventuales nuevos trabajos son signos detectados que se transforman en factores inhibitorios para la búsqueda Estar sin trabajo colca en un status distinto, postergado. El individuo desplazado de la fuente de trabajo se considera excluido de la sociedad, extraño y distinto de los demás y esto lo hace sentirse en un rol marginal que afecta fuertemente su identidad. El circulo vicioso de la desocupación El individuo que se siente marginado del mundo del trabajo, extraño, distinto, discriminado, asimila un impacto paralizante que estimula un círculo vicioso de retracción. Tener que enfrentarse con la eventualidad de un rechazo incrementa la frustración y agudiza la regresión de la autoestima. Es frecuente ocultar la situación real que se padece. Los desocupados tienden a defenderse de la supuesta desvalorización de los demás. La declinación de la autoestima declina también el sentimiento de lo que suele denominarse “autoeficacia”. Se entiende por esto a la confianza en la propia capacidad para movilizar los recursos físicos, intelectuales y emocionales necesarios para tener éxito. Por lo tanto, la autoeficacia juega un papel fundamental hacia la búsqueda de trabajo. Según los desocupados, buscar trabajo en sus condiciones de crisis implica una situación delicada desde el punto de vista emocional. El riesgo de “no”, de un rechazo es muy alto. El rechazo es asimilado a un nuevo fracaso que remite otra vez a una perdida, y desencadena un nuevo y penoso proceso de duelo. Se produce un circulo vicioso retroalimentado por un sentimiento de autoeficacia negativa. La búsqueda de trabajo requiere romper ese círculo vicioso mediante la generación de conductas activas de búsqueda, que incluyen la planificación, elaboración de un proyecto, presentación personal, seguimiento, etc. Apoyo social y tensión del desempleo La falta de comprensión y apoyo familiar torna más penosa la falta de trabajo. La contención y sostén familiar del desocupado constituyen un factor importante para enfrentar las crisis, así como también otro grupos o redes sociales significativas. El sostén social amortigua la percepción de la zozobra y angustia económica y los intentos de inserción laboral.

El apoyo de un grupo social amortigua el impacto estresante. El hombre desempleado que carece de apoyo social presenta niveles mas altos de colesterol, mas síntomas de enfermedades físicas y mayor numero de respuestas afectivas negativas. El apoyo social constituye un constructo formado por otros tres subsidiarios: 1. 2. 3.

Recurso de redes de apoyo. Conductas de apoyo. Apreciación subjetiva del apoyo.

El establecimiento de redes y contactos facilita a los desocupados la apertura hacia conductas de búsqueda, y cuando reciben la consideración empática de los individuos que atraviesan una similar situación de crisis, adquiere un valor significativo. Discriminación que sufre el trabajador Existe una dificultad de los mas maduros para reinsertarse laboralmente. Constituye una práctica consuetudinaria (que se rige por la costumbre; aplicado especialmente al derecho no escrito) en la búsqueda del empleo excluir a los que están por encima de los cuarenta y cinco años. Tal diferencia persiste a pesar del nivel educacional superior y del entrenamiento, a pesar de las destrezas cognitivas, la experiencia acumulada y la madurez y complejidad de los procesos mentales. A los empleados maduros les resulta el doble de difícil encontrar trabajo que a sus colegas más jóvenes. Se trata de verdaderos prejuicios sociales que dejan afuera a un sector amplio de la población y se transforman así en factores irracionales de inequidad. Estos trabajadores disminuyen sus expectativas y aceptan posiciones de menor nivel para cubrir la subsistencia y para evitar el sentimiento deteriorante de estar desempleados. Pero esto deja como saldo una sensación de empobrecimiento y deterioro que muchas veces se suma a la erosión de la autoestima. Comentarios finales La investigación nos permite puntualizar algunas observaciones: 1) Por una parte, la profunda significación del trabajo para la estructuración de la personalidad, el equilibrio psíquico y la salud mental. El proyecto laboral constituye una parte sustancial del proyecto de vida y es forjador de la autoestima y del sentimiento de satisfacción. Tener proyectos es tener metas creativas que intencionan objetos y relaciones significativas con el mundo: representa una forma de estar en armonía con uno mismo y con la naturaleza. La perdida de trabajo implica una crisis vital profunda. Las ansiedades que origina en el orden social abandonan un malestar general promotor de tensiones y de violencia. 2) Los cambios profundos generados en el contexto económico global, que afectan, junto con la recesión y la desocupación, las formas tradicionales del empleo y la organización del trabajo. La situación presente parecería ser una resultante de efectos no controlados de la economía de mercado, como producto de un ciclo económico que no cierra en el nivel humano. La salud de la población y la convivencia democrática están en juego. La necesidad de crear condiciones laborales adecuadas es imperiosa. Ninguna solución económica puede considerarse eficiente si no se tienen en cuenta los problemas que acarrea a los hombres concretos. Tanto los sistemas económicos como las políticas sociales, y en particular, las referidas al empleo y a las organizaciones, tienen que diseñarse atendiendo a las necesidades normales de los seres humanos a fin de poder garantizar su satisfacción.