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HISTORIOGRAFÍA BÍBLICA E H I S T O R I A DE I S R A E L FLORENCIO GALINDO ENSEÑANZA DESESCOLARIZADA BOGOTÁ - 1976

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HISTORIOGRAFÍA

BÍBLICA

E H I S T O R I A DE I S R A E L

FLORENCIO GALINDO

ENSEÑANZA DESESCOLARIZADA BOGOTÁ - 1976

PROGRAMA INTRODUCCIÓN ¿Para qué el estudio de la historia bíblica? Un método de trabajo (el método histórico-crítico) La investigación histórico - crítica de la Biblia Principios de cambio El panorama actual La Biblia "testimonio de f e " , "palabra de Dios" El problema - Palabra de Dios en palabras humanas - Biblia e Iglesia ¿Una ilusión, punto de partida de la Biblia?

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^ ^ rlosarmlló ránida" » " ' ° " " p^Hfa man.,. Ho ovtonHprca ai rampn Ha i ? hjMia. Y esto sucedió ya a mitad del siglo XVII en Francia y en Holanda. La figura más importante de esta época fue el sacerdote católico francés Richard Simón, quien en 1678 publicó su "Historia crítica del Antiguo Testamento". Pero la situación de entonces no fue favorable a estos primeros intentos de ciencia bíblica moderna dentro de la Iglesia católica. Contra Richard Simón, en efecto, se levantó un poderoso enemigo, el prelado francés Jacques Bossuet, entonces obispo de Meaux y capellán de Luis XIV. El liquidó a Simón, quien incluso fue expulsado de su congregación, la de los Oratorianos. Con tal represión se frenó todo el impulso en este campo por no menos de dos siglos. •

Las causas y ia situación siguiente.

Causa de tal represión por parte de la Iglesia católica fue una situación de hecho de aquel momento, que nada tiene que ver con la doctrina en sí: a f o l l a fil-e vitalidad flf Iñ teología de entonces, ocasionada inmediatamente sobre todo por la supresión de los jesuítas v la secularización. A esto se sumó el susto que iban produciendo los resultados a que la ciencia bíblica llegaba fuera de la Iglesia católica. Se produjo entonces la polémica: los unos, en nombre de la investigación histórico-crítica creían deber negar todo concepto de inspiración y origen divino de la biblia, y los otros, los teólogos católicos, por su parte, creían su deber, en nombre de la doctrina de la Inspiración bíblica, oponerse con todas sus fuerzas a la explicación que la crítica daba al origen de los libros bíblicos. Tardó siglos hasta que llegó a comprenderse que, por ejemplo, el Pentateuco, o primeros cinco libros de la biblia, podía contener para nosotros la palabra de Dios independientemente de la cuestión de si tales libros habían sido escritos por Moisés en persona o por varios escritores, para nosotros desconocidos, diseminados a lo largo de varios siglos. Era algo que todavía en el siglo pasado y primeros decenios del actual no se admitía en el campo católico. f u e una posición negativa por parte de la Iglesia católica, que se explica, pero no se justifica. Su resistencia a tomar parte en la investigación crítica la privó lamentablemente de haber podido orientar mejor todo este trabajo para ventaja de los estudios bíblicos. Tal vez se hubieran podido evitar así muchos de los resultados inaceptables a que llegó la investigación histórica, privada de toda luz por parte de la Iglesia.

D PRINCIPIOS DE CAMBIO

La situación empezó a cambiar a principios de nuestro siglo. En 1903 el Padre José María Lagrange, dominico, fundador de la Escuela Bíblica de Jerusalén, publicó una obra con el título "El método histórico", y en 1904 el jesuíta Franz von Hummelauer otra con el título "Contribución exegética a la cuestión de la Inspiración". Fueron éstos los dos pioneros que iniciaron el entendimiento, en forma de colaboración positiva, con los traba» jos de la crítica. Pero, una vez más se vio que aún faltaba mucha madurez en el campo de la teología católica, pues de nuevo surgió una reacción violenta por parte de muchos, que cristalizó en el "juramento antimodernista'* y en la imposición del "índice".

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Un horizonte realmente nuevo empezó a abrirse paso de lleno apenas en los años 3 0 . En adelante se podrá hablar más y más de una ciencia bíblica católica crítica, que sólo alcanzará altura unos tres decenios más tarde. Paso decisivo en este proceso fue la Encíclica de Pío X I I , " D i v i n o A f i l a n t e S p i r i t u " (1943), que muchos consideran como lo más positivo del reinado de este Papa.

O EL PANORAMA ACTUAL A partir de entonces, el magisterio eclesiástico se coloca, al menos en principio, de lado de la ciencia bíblica histórico-crítica, y esta actitud se ha confirmado más de una vez. Venciendo todavía muchas oposiciones, que aún subsisten, el 18 de noviembre de 1965 se aprobó casi unánimemente la Constitución Dogmática " D e i V e r b u m " , que refuerza la posición iniciada por la Encíclica de Pío X I I , dándole fuerza conciliar. Con esto se puso fin por parte del magisterio a un período que, si bien explicable históricamente, no deja de ser lamentable, en el seno de la Iglesia católica. Pero esto tampoco significa que hayan desaparecido ya todos los problemas. La oposición dentro de la Iglesia seguirá existiendo sin duda, y habrá que hacer aún muchos esfuerzos para convencerla y superarla, o ganarla, si no se quiere caer de nuevo en crisis y luchas injustificables. Pero, sobre t o d o , habrá que intensificar mucho más que antes el manejo del método histórico-crítico. Ya no hay para qué perder tiempo en discutir si tal método se justifica o no. Para nosotros ya es algo fuera de discusión, si bien queda aún mucho por hacer.



LA BIBLIA, "TESTIMONIO DE FE", "PALABRA DE DIOS"



El problema.

. El estudio de la historia bíblica que vamos a emprender tiene un objetivo ú l t i m o Dien preciso: ayudarnos a comprender lo que los haaióarafos (oriean = autores sagrarios» t rea|mente pretendieron expresar en los escritos h í h l i m s y en especial a través da los relatos contenidos en ellos. Supongamos que al final del curso hemos logrado tal objetivo: podemos entender, partiendo de un t e x t o bíblico, lo que el autor pensaba cuando lo escribió. ¿Qué hemos ganado con esto? Conocemos la Palabra de Dios, diríamos. En efecto, fia sido siempre creencia del cristianismo que en este libro se encuentra la palabra de Dios, y no simplemente palabras de alguien del pasado. Así, pues, ¿tenemos la Palabra de Dios cuando tenemos las palabras del escritor? Cuando podemos saber con seguridad lo que el autor quiso decir, ¿sabemos entonces lo que Dios quiere decir? Muchos lectores de la Biblia no admitirían esto sin más ni más. Es verdad que algunas de las cosas que les extrañan se deben a mala explicación del t e x t o , y una buena explicación puede corregir el malentendido. Pero hay otros pasajes, sobre todo en el Antiguo Testamento, en que tales motivos de extrañeza no se pueden suprimir; son ante todo aquellos en que te expresirVepugnancia, incluso odio abierto hacia quienes no pertenecen a la propia comunidad. ¿Jestk interno no rechazó algunas cosas mig se hallan en el Anticuo TffStf" T i e n t Q ? " * * * ! BUffíi razones suficientes para vacilar en identificar las palabras de más de un escritor dei Antiguo Testamento con la Palabra de Dios.

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*«:\,.i manuscrito, "el libro de la Tora". Cuando se hizo saber a Josías el contenido del manuscrito, éste se rasgó las vestiduras (gesto oriental de consternación o desesperación), e inmediatamente hizo consultar un oráculo sobre la autenticidad del manuscrito: La respuesta del oráculo fue inmediata: por haber violado las palabras contenidas en este libro, Yavé hará de Jerusalén un lugar de espanto y execración. A este punto, Josías invitó al pueblo a una ceremonia de renovación de la Alianza en el templo. Con base en el libro leído, el pueblo hizo una alianza con Yavé de caminar según sus mandamientos. La ceremonia recuerda la historia de Josué (c. 24) en Siquem, como también la antigua ceremonia de la alianza en Ex 24,3-8, cuando Moisés leyó al pueblo "el libro de la alianza". A esta ceremonia de alianza siguió una gran reforma general, al estilo de la de Ezequías, pero llevada adelante con más energía y minuciosidad (2Re 23). Se abolió todo rastro de paganismo, contra el cual el profeta Sofonías (1, 4-6) había protestado: el culto a los Baales cananeos, el culto astral asirio, la práctica de la prostitución sagrada, el sacrificio de los niños en el valle de Hinnon y la consulta de adivinos. Pero el aspecto más drástico de la reforma, que ya tenía su precedente en la reforma de Ezequías, fue la prescripción de centralizar el culto en el templo de Jerusalén, el santuario central de todo Judá, bajo- la vigilancia estricta del sacerdocio oficial. La reforma partía de la convicción de que mientras el pueblo no repudiara el sincretismo que minaba su vitalidad, Judá correría la misma suerte del reino del norte, que había sido destruido por haber olvidado su pasado sagrado, el del éxodo y la alianza en el desierto. Para secundar este esfuerzo, Josías orde-

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nó que se volviera a celebrar la gran fiesta del tiempo de Moisés. La Pascua, olvidada hacía ya muchos años (2Re 23, 22-23). 4.8.2 La base de la reforma. ¿Cuál fue el documento que se descubrió en el templo y se leyó en la ceremonia de renovación de la alianza? Ante todo, aquel "libro de la Tora" no pudo ser el Pentateuco, que todavía no existía completo. Identificarlo con alguna sección determinada del mismo Pentateuco, como por ejemplo con el llamado Código de la Alianza en Ex 20, 23-23, 19, no parece apropiado. Debe ser, en todo caso un libro en que se condena severamente el paganismo del tiempo de Manases, exige la centralización del culto en Jerusalén y advierte solemnemente que la única base para la supervivencia de la nación es la completa fidelidad a Yavé. Ahora bien, el pasaje en que más expresamente aparecen estos puntos es el formado por los capítulos 12 a 26 del Deuteronomio. No quiere decir esto que tales capítulos transcriban exactamente el manuscrito en el templo, ya que entre aquel documento y estos capítulos pudo haber mediado un trabajo de reelaboración por parte de los sacerdotes, que parece muy probable. En todo caso hay razón para pensar que aquel documento sea la base de estos capítulos del Deuteronomio, pues al compararlos con 2Re 22-23 sorprende la correspondencia entre este código deuteronómico y las medidas reformistas de Josías. Por eso no es raro que ya desde el siglo IV d.C. (Atanasio, Jerónimo), pero sobre todo en la exégesis actual, se afirme que la reforma de Josías se basó en el código del Deuteronomio, pudiéndose hablar entonces de una reforma deuteronomista. Un historiador que tomó en serio las convicciones teológicas de esta reforma,hizo luego una revisión de toda la historia de Israel en conformidad con estos principios, desde el período de Moisés hasta el exilio (Deuteronomio y los libros de los Reyes). Si en lo religioso las reformas de Josías tuvieron éxito, no sucedió así en lo político y en lo militar. Esto habría sido imposible, pues un estado autónomo y poderoso en esta región habría contrariado la política no sólo de Asiría, sino también de Egipto. El influjo de este último había aumentado a medida que decrecía el poderío del imperio asirio. Por esta época, las únicas que decidían en la política eran las potencias. El rey Josías murió en 609 cerca de Megiddo, en un esfuerzo por interceptar el paso a las tropas del faraón Necao hacia el norte. Entretanto en Mesopotamia los asirios habían sido suplantados por los babilonios. Este cambio no era en sí de tanta importancia para Siria/Palestina, ya que las diferencias entre asirios y babilonios, en lo cultural como en lo religioso, eran pocas, y la política interna de estos países pequeños seguiría siendo dictada por alguna de las potencias de Mesopotamia. 4.9

El profeta Jeremías. Fin del reino de Judá

El peor tiempo de Judá está tan ligado con la persona de Jeremías, que sus respectivas historias son inseparables. Como Isaías, Jeremías fue también un profeta crítico y procedía igualmente de la clase alta de Judá. Su actividad profética se extiende a cerca de 40 años (626-586 j.C.'), los más trágicos en la historia de Judá. De Jeremías se tiene la idea de un profeta "llorón", pero es una idea exagerada, ya que su mensaje tiene la misma severidad férrea de Amos o de Isaías. Pero hay en él una diferencia con respecto a los demás profetas, y es que su suerte personal se identificó más que en cualquiera de ellos con la si-

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tuación del momento. Esto explica que de la persona de Jeremías se tengan más noticias que de cualquier otro personaje del A.T., con excepción quizá de David. De corazón sensible como era, las heridas de su pueblo le llegaron al alma; de ahí que sus profecías estén sembradas de gritos de angustia (cf. 8,18-22). Aunque él no fue el autor de las elegías conservadas en el libro de las lamentaciones, que reflejan a lo vivo la agonía de aquel tiempo, es explicable que se las hubiera atribuido a él. Después de la muerte de Josías, Judá quedó bajo dominio egipcio, y el faraón puso en Jerusalén por rey, como vasallo suyo, a un hijo del rey difunto, cambiándole el nombre. Pero la primacía egipcia no duró mucho tiempo. En efecto, el nuevo príncipe heredero de Babilonia, Nabucodonosor, suplantó a Egipto, incluso sobre Siria-Palestina, como consecuencia de la batalla de Karkemish, a orillas del Eufrates (605 a.C). Quisiera o no, el rey de Judá tuvo que seguir una política amistosa con Babilonia, aunque sus simpatías lo atraían más hacia Egipto. En esto se encargaron de afianzarlo algunos grupos antibabilónicos, que al mismo tiempo eran bastante reaccionarios. Jeremías exhortaba a la sumisión a Babilonia. Esto fue muy mal recibido: la presencia del templo en Jerusalén se consideraba suficiente garantía de seguridad, incluso contra las armas de Babilonia. Estallaron graves conflictos. Jeremías fue apresado y azotado, y con el propósito de asesinarlo se lo retuvo por un tiempo en una zanja Ifena de lodo. El rey hizo quemar los escritos del profeta. Por último, el rey de Jerusalén rompió con Babilonia, creyendo hallar suficiente apoyo en Egipto. Entretanto Nabucodonosor había sido elegido rey de Babilonia. Durante un tiempo, éste trató de que el castigo que merecía Judá le llegara por sus propios vecinos, pero luego se presentó en persona leremías, tenido en Jerusalén por simpatizante de Babilonia, era considerado en general como traidor. En 597 Nabucodonosor conquistó la ciudad, pero no la destruyó, y deportó al hijo y heredero del rey y a gran parte de la clase alta de Jerusalén. Es la llamada primera deportación a Babilonia. Según la costumbre en tales casos, puso en Jerusalén un rey vasallo, descendiente de David, dándole el nombre de ZEDECIAS. Pero en la corte de éste continuó el problema: ¿por Egipto o por Babilonia? Jeremías, consecuente con su posición inicial, siguió aconsejando sumisión a Babilonia: lo ya sucedido era suficiente para hacer ver Ib que era el poder de Babilonia y la poca confianza que podía depositarse en Egipto. Pero los círculos contrarios parecían ciegos, y nuevamente lograron presentar a Jeremías como traidor. Por último, Zedecías rehusó la sujeción a Babilonia. Nabucodonosor se presentó entonces poco después y sitió a Jerusalén. Egipto no tuvo nada que ofrecer. Jerusalén cayó en 587. Zedecías trató de huir, pero fue apresado; le sacaron los ojos y fue llevado entre cadenas a Babilonia. Sus hijos fueron muertos en su presencia. La ciudad fue pillada, y el templo destruido. Lo restante de la clase alta y parte del pueblo fue deportado (segunda deportación a Babilonia). El antiguo reino de Judá pasó a ser provincia neobabiiónica... A diferencia de lo que habían hecho los asirios en el reino del norte, los babilonios no establecieron en Jerusalén una nueva clase dirigente. Incluso el gobernador fue escogido entre la gente del país, y era amigo de Jeremías; se llamaba Godolías. Los sufrimientos del profeta parecían llegar ahora a su término. Pero Godolías fue asesinado. Los asesinos y sus amigos tuvieron miedo de Nabucodonosor y huyeron a Egipto, obligando a Jeremías a huir con ellos. De aquí en adelante no se sabe nada más, ni sobre la reacción de Nabucodonosor ni sobre la suerte del profeta. Los últimos detalles sobre la carrera de éste los da Baruc en Jer. 40-44.

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El reino de Judá había llegado a su fin, víctima también de una política ilusionista. Cabría preguntarse si la monarquía en sí no había sido un camino equivocado. Es cierto, hay textos bíblicos que la exaltan, pero ellos lo hacen no precisamente recordando la realidad, sino orientados en la imagen ideal que se hizo de ella, personificándola sobre todo en la dinastía de David. 4.10 El exilio y sus consecuencias para el pueblo judío La experiencia de esta catástrofe no se borró durante muchas generaciones. Muchos textos del A.T. no se podrían entender si se olvidara esto: sus autores habían visto desplomarse muchas de sus esperanzas, y hablaban de ello a cada paso. Aún hoy perdura en el subconsciente de no pocos ciudadanos del estado de Israel cierta nostalgia heredada del tiempo del exilio. Al hablar del exilio o de la dispersión judía se suele pensar ante todo en los que fueron deportados a Babilonia, y hay razón para ello, porque, como lo había previsto Jeremías, el futuro pertenecería a los que en Babilonia conservaron las tradiciones de su pasado y regresarían a Palestina a emprender la obra de reconstrucción. Pero, en realidad, no se puede hablar exclusivamente de Babilonia. Egipto llegó a ser uno de los mayores centros de la dispersión o diáspora judía OUlInos cien años después de la migración de Jeremías y el grupo que huyó con él a Egipto, algunos de sus descendientes se encuentran establecidos cerca de la primera catarata del Nilo, en la isla dé Elefantina (el actual Aswan), según se sabe por papiros descubiertos allí a principios de nuestro siglo (cf. Pritchard, ANET, p.222-223). En esta colonia judía hubo un templo en que se rendía culto a Yavé (o Yahu), asociado, según parece, con una diosa llamada Anath. Pese a este desvío de la recta tradición mosaica, aquellos judíos reconocían su estrecha relación con el templo de Jerusalén, reconstruido ya por aquella época... Existieron también colonias judías de importancia en Alejandría y en otros lugares de Egipto. E\ exilio fue una época en que se reunieron cuidadosamente los recuerdos del gran pensado de Israel, se pusieron por escrito las viejas tradiciones, se las repensó intensamente y se les dio nueva forma. La mayor parte de los deportados no eran propiamente prisioneros de guerra, sino eran considerados simplemente como población de segundo orden. Se les permitía moverse libremente, edificar casas, casarse y reunirse en comunidad para fines religiosos. En sus actos de culto se leían las viejas tradiciones. Muchos de los deportados a Babilonia fueron absorbidos por el nuevo ambiente, pero buena parte de ellos formó un grupo cerrado que se sostuvo. Este grupo era pequeño, siendo así que los deportados eran casi todos la clase alta del antiguo reino de Judá y que la mayoría de los habitantes había quedado en Palestina. Esto para decir que no se puede hablar de los deportados como de "los" judíos. Sin embargo, como se hizo notar antes, para el futuro este pequeño grupo fue el decisivo, tanto para la reconstrucción de Israel como para la composición de la Biblia. A tales círculos, en efecto, se debe haber coleccionado, dado forma y puesto por escrito nuestros textos bíblicos.

(1) La palabra "judío" (yehudí) significa literalmente descendiente de los antiguos ciudadanos de Judá. Aunque dispersos en otros países (sobre todo Egipto v Babilonia), continuaban guardando especial afecto a su ancestro y a sus tradiciones de Judá.

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La unidad del grupo se pudo asegurar mediante diversas prácticas que distinguían a los judíos de los babilonios. Tales fueron, ante todo, la circuncisión y las prescripciones relativas al sábado, pero también una mayor conciencia que se fue formando, de que se era parte de una "comunidad" y no se podía dejar absorber por otros pueblos. Sus preocupaciones eran, sin embargo, éstas, que se reflejan también en la elaboración de los textos bíblicos: ¿Cómo mantener el grupo unido en tierra extraña? ¿Qué va a traer el futuro? ¿Cómo se pudo llegar a esta catástrofe? Nuevo enfoque de la fe tradicional Cuanto más se comprendió que los profetas habían tenido razón en su crítica a la casa real, tanto menos importancia se dio a la descendencia carnal de David. La "casa de David", es cierto, valía aún para muchos como la que regiría algún día al nuevo Israel, pero quedaba abierta la cuestión de quién habría de ser aquel nuevo rey. Se esperó un futuro rey enviado por Dios, el Mesías, o "ungido". Para tal esperanza había, es cierto, diversos puntos de apoyo en expresiones anteriores al exilio, pero apenas ahora se veían las cosas con claridad. Dios, en efecto, no podía dejar a su pueblo sumido para siempre en la ruina; de alguna manera volvería a libertarlo. El exilio se consideró como castigo. Era claro que el Dios de Israel no había sido militarmente superior a los otros (o que quizá no había querido mostrarse superior). Pero una cosa era cierta: Dios no hay más que éste; los de los otros pueblos simplemente no existen. Esta ¡dea (monoteísmo) existía, desde luego, ya antes del exilio en algunos círculos, y había suplantado a la idea que se había tenido anteriormente de que el Dios de Israel era sólo el más grande entre muchos otros dioses. Mas ahora se consideraba que los otros dioses eran "nadas". Así, pues, habría sido muy fácil que Dios hubiera impuesto su poder. Y si no lo hizo, fue por castigo. ¡Los profetas habían tenido razón! Pero con esto se pensaba más en la crítica de los profetas a la corte y a la casa de David, que en sus críticas al culto. Es más: la crítica que los profetas habían hecho al culto se perdió más y más de vista y la centralización del culto en Jerusalén se vio como el ideal de la restauración. Entre los deportados se hallaba también lo más representativo del sacerdocio de Jerusalén; éstos, al leer las viejas tradiciones con la lente de la "centralización del culto en Jerusalén", hallaron en el pasado muchas fallas contra este principio. En esto vieron muchos deportados la causa del exilio. A esto se debió el que, sobre todo en los círculos sacerdotales, se pensara entonces en una reorganización del culto a fondo. Surgió así un concepto de vida y de fe, en que templo y culto fueron el centro vital.

4.11 Ezequiel y su misión entre los deportados Ezequiel, hijo de Buzi, fue uno de los llevados a Babilonia en la primera deportación (Ez 1,2). Este hecho es diciente, pues en la primera deportación Nabucodonosor se propuso alejar de Palestina a la flor y nata de la población (2Re 24,14). Hay, pues, razón para suponer que Ezequiel pertenecía a la aristocracia sacerdotal de Jerusalén. Con sus compañeros de cautiverio, Ezequiel se estableció a orillas del río Kebar, un ancho canal que llevaba el agua del Eufrates a Nippur, una ciudad situada cerca de Babilonia, al sureste. En la ciudad de Tel-abib, edificada sobre la orilla del canal, recibió la vocación profética cinco años después de la deportación, o sea, en 593 a.C. La fecha de su última profecía es hacia 573 (Ez 40,1). Así, su ministerio duró 20 años, y representa una tran-

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sición entre el período que precedió y el que siguió a la caída de Jerusalén en 587. Como muchos de los antiguos profetas, Ezequiel fue excéntrico, y su temperamento explica quizá algunas de las dificultades con que tropieza el lector del libro de Ezequiel. Pero es muy discutido hasta qué punto este libro contiene las palabras mismas del profeta; en él, en efecto, se dan repeticiones y al mismo tiempo divergencias notables entre dichos casi iguales, y existen textos procedentes de fuentes no judías. Se puede decir que la mayor parte del libro transmite el modo de pensar de los grupos más importantes de deportados en Babilonia. Ezequiel combatió ante todo la falsa esperanza de que la situación mejoraría pronto. Son tal vez palabras pronunciadas entre las dos deportaciones, ante la idea de algunos de los primeros deportados, de que nunca se llegaría a la conquista de Jerusalén y a la destrucción del templo. Nueva imagen de Dios. En el libro de Ezequiel no se tiene ya de Dios la idea del gran soberano, del rey supremo; es un Dios del más allá, supraterreno. La catástrofe había puesto en claro que el viejo concepto de Dios era incompleto. Para el futuro se esperaba ahora que Dios intervendría con demostración de poder (no tanto en vista del pueblo cuanto de su propia gloria). En esto. Dios vendría acompañado por una corte misteriosa, como, por ejemplo, por ángeles. La tarea de los hombres sería entonces hacer crecer aún más la gloria de Dios. Y en esto los judíos debían ser los primeros (Ez 1, 26-28). Nuevo concepto del pueblo de Dios. Apoyados en afirmaciones anteriores al exilio, el grupo de los deportados se entendió más y más como "resto sagrado". Si, según parecía, el pueblo se hundía, este resto debía quedar en pie, pues se esperaba que él seguiría siendo el portador de la bendición de Dios. En estas esperanzas futuras se mezclan rasgos de una espera a corto plazo con otros de una espera de los últimos tiempos. El libro pinta cómo reviven los huesos de los muertos: así debe resurgir el gran reino de David. Pero se habla también de una victoria definitiva de Dios. En este libro de la Biblia, las visiones adquieren mucha más importancia que en los de antes del exilio. Hoy nos es casi imposible comprender este modo de pensar, pero se entiende con más facilidad cuando se tiene en cuenta esto: son herencia de una época de gran tensión espiritual, llena de preguntas angustiosas, tales como: "¿por qué? " "¿Hasta cuándo? " , "¿Dios es todavía poderoso? " . 4.12 La aurora de un nuevo día. El "Deuteroisaías" Sabemos por experiencia que los acontecimientos que sacuden el mundo suelen tener dos efectos, al parecer contradictorios: de una parte provocan mayor fidelidad a los principios nacionales, y de otra traen consigo una visión más amplia del mundo. Esta doble actitud maduró en Israel durante el exilio. La ruina de la nación despertó intensamente la conciencia de la vocación propia de Israel. Israel estaba llamado a ser una comunidad de culto y a reconstruir su vida sobre la Ley de Dios; debía ser un pueblo separado del resto de las naciones por la pureza de su vida y su total sumisión a las normas de Dios. Pero de otra parte Israel adquirió una visión más amplia del mundo, y comprendió que debía mirar más allá de las fronteras de la propia comunidad^si quería contemplarla gloria de los designios de Dios en la historia. Esta nueva inteligencia del puesto especial de Israel en la historia universal, fue ex-

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presada magníficamente durante el exilio por un profeta desconocido, cuyos escritos se hallan reunidos en la segunda parte del libro de Isaías (caps. 40-66). A diferencia de Jeremías,con quien este profeta tiene mucho parecido, y a diferencia también de Ezequiel, cuyo mensaje influyó en él, no sabemos absolutamente nada acerca de la persona y la actividad de este profeta. Lo conocemos sólo por el impacto de sus palabras, que después de todo son la mejor forma de conocer el interior de una persona. A falta de un nombre mejor, se lo suele llamar Segundo Isaías (o DeuteroIsaías), a causa de que sus escritos forman un mismo libro con los de Isaías. Pese a su anonimato, muchos lo tienen por uno de los más grandes, si no por el mayor profeta del Antiguo Testamento.

Cambio político en Babilonia El mensaje del Deuteroisaías guarda estrecha relación con los cambios políticos sucedidos en Babilonia en los últimos años del exilio. Para apreciar el significado de éstos es necesario recordar que la Medialuna Fértil, después de más de un siglo de dominio semita bajo los asirios, cayó bajo el poder de los neo-babilonios (o "caldeos"). Pero este imperio no duró más que su primer emperador, Nabucodonosor (605-562 a.C). Su muerte desató una serie de asesinatos e intrigas, y el trono pasó por tres manos diferentes en siete años. El momento favorable al retorno de los judíos a Jerusalén (Zion) comenzó después de este período, hacia la mitad del siglo sexto. Por esta época, la meseta iránica (actual Irán) estaba dividida en tres áreas: Media, Persia y Elam, pero los dos pueblos fuertes eran los medas y los persas. Los medas, que gozaban de mayor ascendiente político, se habían reunido años antes con los babilonios para dar el golpe de muerte a los asirios y repartirse el botín. Surgido un conflicto entre Astiages, rey de Media, y Ciro, rey de Persia, éste venció a aquel después de tres años de lucha (550). Animado por la victoria, Ciro continuó la lucha y sometió el reino de Lidia (parte occidental de la Turquía actual). Ciro llegó así a formar un vasto imperio, que se extendía desde el Golfo Pérsico hasta el Mar Egeo, con excepción del reino de Babilonia. En 539 a.C. Nabónides, rey de Babilonia, capituló también ante Ciro. Comenzó así el gran imperio persa, que duraría más de dos siglos, hasta la llegada de Alejandro el Grande. Este importante cambio de la situación internacional, que despertó gran expectativa en todo el mundo antiguo, es el trasfondo que permite entender el mensaje del Deuteroisaías. La esperanza de los deportados judíos creció tanto, que el Deuteroisaías escribe: "Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios; hablad al corazón de Jerusalén y gritadle que ya terminó su servidumbre" (Is 40,1). El profeta llega hasta llamar a Ciro "ungido de Dios" (la palabra griega correspondiente es Christos, que más tarde se aplicará también a Jesús, pero inicialmente no como nombre sino como título). Diseminados entre estos gritos de alborozo del profeta se hallan los llamados Poemas del Siervo de Yavé. A quién se quiso referir él con la expresión "Siervo de Yavé", no es claro. Siglos más tarde los primeros cristianos entendieron estos textos como alusiones a Jesús de Nazaret, y más concretamente a su pasión. 4.13 Los "sabios" y la literatura sapiencial

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Anteriormente hablamos del profetismo como de una de las corrientes más importantes del pensamiento de Israel. Un fenómeno paralelo de la historia de este pueblo, también decisivo para comprender el A.T., es el llamado movimiento "sapiencial", que dejó varios libros en la Biblia. A los representantes de este movimiento se les da el nombre de "sabios", y puede equiparárselos a los "filósofos", o cultivadores de la "sabiduría", de otros pai'ses. Grecia es el pafs donde esta actividad llegó a su más alto grado de madurez ya en el siglo V a.C. (Pericles, Sócrates) y en las generaciones sucesivas con Platón y Aristóteles, pero ellos sabían bien que la filosofía (= amor a la sabiduría) no está ligada a ninguna cultura, nación o raza, y que su objeto es el hombre en cuanto tal, sea judío o griego, babilonio o egipcio, hombre o mujer, rey o esclavo. La búsqueda de la sabiduría es la búsqueda del sentido de la vida, y en ello tiene interés todo ser humano. 4.13.1

La sabiduría en oriente

Mucho antes de que la filosofía floreciera en Grecia, la búsqueda de la sabiduría se cultivó en la Medialuna Fértil,especialmente en Egipto y Babilonia. Y como había escritos de este tipo (sapienciales) que circulaban más allá de su país de origen, el pensamiento de Israel, pueblo situado en el cruce de las dos culturas, se vio influenciado por ellos. ¿Qué caracteriza a este género de literatura? * El sabio no se deja aprisionar por su época o su cultura. Reflexiona, es cierto, sobre los problemas de su sociedad tal como él los conoce, pero son esencialmente problemas que se encuentran en cualquier forma de sociedad. Así, puede decirse que el movimiento sapiencial es por esencia internacional.

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* El punto central de la literatura sapiencial es el individuo. Al sabio le interesa más el hombre que los pueblos identificados con una historia o una sociedad particulares. El sabio prescinde de la perspectiva histórica, hace detener la historia, por así decirlo, para analizar detenidamente el problema de la existencia humana. * La literatura sapiencial es de dos clases. La primera se ocupa de dar consejos prácticos a la juventud sobre la forma de tener éxito en la vida. Esta literatura de "prudencia" está representada por la obra egipcia Enseñanza de Amen-em-opet, la babilónica Consejos de Sabiduría (cf. Pritchard, ANET, 405-440) y las máximas del libro bíblico de los Proverbios. La segunda trata de penetrar en la profundidad de la angustia humana frente al problema del sentido de la vida, haciéndolo frecuentemente en tono escéptico. Esta literatura de "reflexión" se encuentra en la obra egipcia Disputa sobre el Suicidio; en la composición babilónica titulada Alabaré al Señor de la Sabiduría, y en los libros bíblicos de Job y el Eclesiastés. Pero estos dos tipos de literatura tienen de común que aislan el problema de sus particularidades históricas: en este sentido son el polo opuesto a la mayor parte de la historia de la literatura del Antiguo Testamento. Muchos de nosotros se sienten más a gusto en la literatura sapiencial que en la literatura histórica de la Biblia. Esto se debe a que, si bien la fe hebreo-cristiana ha dado a la civilización occidental algo del dinamismo que es propio de la historia, el hombre moderno tiene raíces más profundas en la filosofía heredada de griegos, egipcios, babilonios y otros más. A nosotros nos resulta más natural pensar en el hombre en sí, cuyas necesidades y aspiraciones son fundamentalmente las mismas en todas las situaciones, que en el contexto de una historia particular, máxime de la historia que empieza con Abraham. 4.13.2

La literatura sapiencial de Israel

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La Biblia hebrea contiene una parte de literatura sapiencial, y ya al leerla se percibe la tensión que existe entre estos dos modos de considerar al hombre: en un contexto his tórico particular, o simplemente como ser humano. Los tres escritos sapienciales de la Biblia hebrea son: Proverbios, Eclesiastés y Job. Hay además algunos cantos o poemas, inclui dos en el Salterio o en las colecciones proféticas, que parecen remontar a los círculos de los sabios. Fuera de la Biblia hebrea, pero aceptados en los cañones católico y o r t o d o x o , se hallan los importantes libros sapienciales llamados Eclesiástico o Sabiduría de Ben Sirac ( de la primera mitad del siglo II a.C.), y Sabiduría de Salomón (del siglo I a.C). Los protestantes incluyen estos dos libros entre los Apócrifos. La literatura sapiencial del Antiguo Testamento es un bloque aparte, que contrasta con los demás libros. En efecto: • En t o d o el resto de la literatura bíblica es característico el sentido histórico de Israel, la convicción de poseer una historia única. Esta conciencia, que es el verdadero corazón de la fe de Israel, se resume en la profesión de que Yavé es el Dios de Israel, e Israel el pueblo de Dios. En la literatura sapiencial, en cambio, faltan estos rasgos característicos de la fe de Israel. Los temas dominantes del Pentateuco y los escritos proféticos (elección de Israel, el día de Yavé, la alianza y la ley, el sacerdocio y el templo) no se tratan en absoluto. Aunque mucha de la literatura sapiencial se escribió en el período posterior al exilio, por tanto cuando Israel tenía plena conciencia de ser una comunidad de culto, las referencias a los actos de culto son muy escasas, y las pocas que hay no dan al culto imreferencias a los actos de culto son muy escasas, y las pocas que hay no dan al culto la importancia central (Prov 3, 9-10; Ecl 5, 4-5; Job 12,19; 4 2 , 8 - 9 ) . Además, en Eclesiastés y Job (excepto un par de veces) no se usa el nombre de Yavé, sino la denominación general de la divinidad. Y aun cuando se usa, como en los Proverbios, no hay ninguna alusión a la relación especial entre Yavé e Israel. Nunca se dice que Yavé sacó a su pueblo de Egipto, o que se dio a conocer a lo largo de la historia de Israel. Además, el vocativo " h i j o m í o " (como en Prov 1-7) repite la fórmula con que el sabio se dirigía a sus discípulos en las escuelas sapienciales. • Hubo un momento en que este bloque aparte que es la literatura sapiencial, se puso en relación con la historia de Israel y con la revelación de Yavé. Este " b a u t i s m o " , o incorporación de la Sabiduría a la fe histórica de Israel, se llevó a cabo en el período que va desde la composición del ú l t i m o libro del A . T . hasta el comienzo del Nuevo Testamento. Esto se ve claramente en los dos libros extraños a la Biblia hebrea: Eclesiástico (hacia 180 a.C.) y Sabiduría de Salomón (hacia 50 a . C ) . Pero es posible que este proceso haya comenzado antes, ya que con esta literatura también debió suceder lo que sucedió con t o d o cuanto Israel t o m ó del ambiente cultural que lo rodeaba: que en seguida le puso el sello de su propia fe.

4.13.3

Función del sabio en Israel

Una confesión de Jeremías se refiere indirectamente a las tres clases importantes de jefes religiosos en la sociedad de Israel. Los que conspiran contra Jeremías expresan la convicción de que " n o faltará la ley al sacerdote, el consejo al sabio y la palabra al p r o f e t a " (Jer 18, 18; cf. 8, 8-9). El pasaje implica la convicción de que los tres líderes hablaban con autoridad recibida de Dios, y que cada uno de ellos tenía un don espiritual diferente. El profeta hablaba la "palabra de Yavé", porque era capaz de comunicar la voluntad divina en circunstancias determinadas; el sacerdote impartía al pueblo instrucción (tora) basado en

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la tradición mosaica; el sabio, en cambio, daba consejo por la intuición derivada de su experiencia de la vida, de su edad, de su familiaridad con la sabiduría de los antiguos. Se da a entender en algunos pasajes que el consejo del sabio se basa en la observación "racional" o "empírica", a diferencia del sacerdote y del profeta, que hablan apoyándose en una fuente "sobrenatural". Pero los pueblos antiguos no hicieron esta distinción ya que todos ellos consideraban la sabiduría como un obsequio divino, no como una habilidad que se pudiera adquirir por inteligencia, estudio o larga vida. Y se creía además que tal don divino se daba de preferencia a los jefes del pueblo (Prov 1, 20-21), y ante todo al rey, a los escribas y a otros miembros de la clase educada. Según la tradición de Israel, el don de la sabiduría se concedió en el máximo grado a Salomón, hasta el punto que la fama de su sabiduría sobrepasó las fronteras de su nación. Los profetas criticaron algunas veces a la "sabiduría" (cf. Is 29,14; Jer 8,9); un indicio de que era un movimiento de cierta importancia. En efecto, en Israel la tradición sapiencial precedió y sobrevivió al movimiento profético, y sólo se desarrolló plenamente cuando el profetismo decayó. El origen del movimiento sapiencial de Israel se pierde en la oscuridad del período de la tradición oral. Probablemente existió entre los cananeos un vigoroso movimiento sapiencial, del cual Israel tomó muchos elementos en el período anterior a la monarquía. Es lo que sugiere, por ejemplo, la comparación entre el libro de los Proverbios y la literatura de Ras Shamra (cf. 2.5.1). A Balaam, el adivino babilonio, se lo relacionó hasta cierto punto con los comienzos del movimiento sapiencial de Israel (cf. Num 24), y es de los primeros tiempos de la tradición oral de Israel de donde tenemos el proverbio, la adivinanza (Je 14,14) y la fábula (Je 9, 8-15), antiguos géneros de sabiduría oriental que fueron incorporados gradualmente a la herencia de Israel. Además, se han descubierto temas de sabiduría egipcia en las historia de José. Sea lo que fuere, en los primeros tiempos de la monarquía el "sabio" fue un jefe bien conocido y respetado en la sociedad de Israel: "como si se consultara la palabra de Dios" (2Sam 16,23). Durante la rebelión de Absalónse pidió auna mujer "sabia" de Tekoa, la patria de Amos, que hiciera valer su influencia ante David (2Sam 14,1-21), y durante la misma crisis otra mujer sabia negoció con Joab (2Sam 20,14-22). También había mujeres entre los sabios de Israel, igual que las había entre los profetas (Je 4,4; 2Re 22,14).

4.13.4

Salomón, prototipo del sabio

Según se dijo antes, Salomón fue considerado en Israel como el representante máximo de su sabiduría. Igual que el Pentateuco se atribuyó a Moisés y los Salmos a David, así se creyó también que la mayor parte de la literatura sapiencial procedía de Salomón. A él se atribuyen los Proverbios, el Eclesiastés, el Cantar de los Cantares y los salmos 72 y 127; y, fuera de la Biblia hebrea, la Sabiduría de Salomón, Los Salmos de Salomón y las Odas de Salomón. Indudablemente hubo una buena base para atribuir a Salomón especial interés por la sabiduría: fue diplomático hábil (1 Re 5, 12; 5,7), y mostró sabiduría en muchos otros campos. Su gran sabiduría se ilustró tradicionalmente con el caso de las dos mujeres que reclamaban un mismo niño (1 Re 3, 16-28). Es éste un excelente ejemplo de relato popular que debe haber circulado oralmente durante muchos años antes que el autor de Reyes lo tomara como demostración de que Yavé había derramado el don de la sabiduría sobre Salomón en respuesta a su oración deuteronomista (1 Re 3,3-14).

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El relato es importante para entender el concepto de la sabiduría en Israel. Nosotros diríamos que Salomón fue un juez astuto, y de carácter, y que sabía utilizar ciertos artificios de sicología práctica cuando era el caso. Pero en la mentalidad de Israel esta habilidad no venía simplemente don la madurez, ni como resultado de la observación aguda de la conducta humana; se creía que Yavé derramaba la sabiduría sobre el sabio, igual que daba la "tora" al sacerdote o ponía su "palabra" en labios del profeta.

BIBLIOGRAFÍA

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HISTORIA DE ISRAEL - UNIDAD IV ASIGNACIÓN DE TRABAJO 1.-Trate de precisar las causas del exilio y las consecuencias que éste tuvo para el pueblo judío.

2.-Establezca un paralelo entre el "profeta" y el "sabio" en Israel: funciones propias de uno y otro, tiempo de apogeo y principales representantes de cada movimiento en la Biblia.

3.- ¿Qué relación tienen con la historia de Israel los profetas Jeremías, Ezequiel y el Deuteroisaías?

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UNIDAD

V

DEL RETORNO DEL EXILIO A LA DOMINACIÓN ROMANA EN PALESTINA

En nuestros días nos ha tocado presenciar el caso de pueblos que se vuelcan a las calles para vitorear a algún ejército libertador. El llamado Cilindro de Ciro (inscripción hecha en un tonel de arcilla cocida) es un testimonio histórico de primera mano sobre el júbilo producido entre muchos pueblos a mitad del siglo VI a.C. por el avance del ejército persa. A diferencia de los imperios anteriores, Ciro comprendió que no era buena política tratar de mantener esclavizados a pueblos de distintas procedencias y con tradiciones nacionales muy diferentes entre sí. Su política fue la de organizar un rápido sistema de comunicaciones, que le permitiera mantener su poder político en todo su vasto imperio, dividido en "satrapías" o provincias, permitiendo al mismo tiempo a cada pueblo organizarse en forma más o menos autónoma.

5.1.

EL PAPEL DE CIRO EN EL RETORNO Y EN LA RECONSTRUCCIÓN DE JERUSALEN

En un pasaje del Cilindro, donde Ciro habla de las diversas regiones conquistadas, dice: "Yo devolví a las ciudades sagradas del otro lado del Tigris, cuyos santuarios habían estado en ruinas por largo tiempo, las imágenes que habían vivido en ellas, y les establecí santuarios permanentes. Reuní además, todos sus (antiguos) habitantes y devolvía estos sus habitaciones" (Pritchard, ANET, p. 316)..En otras palabras, Ciro permitió a los pueblos subyugados vivir sus propias costumbres, adorar a sus dioses y establecerse de nuevo en sü lugar de origen. Tal es el transfondo político del Edicto de Liberación que Ciro proclamó en favor de los deportados judíos al año siguiente de la caída de Babilonia (538 a.C). Este edicto se ha conservado en dos versiones: la una en hebreo, la lengua tradicional de Israel (Esd 1, 2-4), y la otra en arameo (6,3-5). Conviene aquí decir algo acerca de la lengua aramea, que poco a poco se convirtió en la lengua corriente del pueblo judío durante el período siguiente al exilio. El hecho de que apenas por esta época se haya convertido en lengua popular, no quiere decir que se trate de una lengua nueva, pues es al menos tan antigua como el hebreo, y ambas pertenecen a la familia común de las lenguas semíticas. Las diferencias y semejanzas entre ellas son como las que existen entre nuestra lengua castellana y las demás lenguas romances, como por ejemplo el portugués o el italiano. Una relación semejante era también la que existía entre el pueblo hebreo y el pueblo arameo (sirio). En el mundo antiguo, el arameo gozaba de gran prestigio internacional, porque era algo así como el inglés hoy día, la que se usaba como "lingua franca" en las relaciones internacionales. El hecho de que durante el exilio y después de él las autoridades persas lo usaran como la lengua internacional para tratar con las diversas satrapías, la hizo crecer rápidamente en popularidad. Poco a poco los judíos se acostumbraron a considerar el hebreo como lengua literaria o clásica, siendo el arameo la lengua hablada tanto en Palestina como en la diáspora (p.e. en Elefantina). Ya

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antes de la era cristiana los escritos hebreos de la Biblia tenían que ir acompañados de un "targum", o sea, de una traducción libre al arameo, para que el pueblo común los entendiera. Según la versión hebrea del Edicto (el texto original estaría representado en la versión aramea), Ciro dice que "Yavé, el Dios de los cielos" le dio todos los reinos de la tierra y el encargo de construir a Yavé un templo en Jerusalén. Esta declaración recuerda al Deuteroisai'as, (Is 44,28; 45,1-3.13). Se trata seguramente de un retoque teológico del Edicto hecho por el historiador judío, pues en el Cilindro Ciro dice que fue Marduk quien le dio el dominio sobre el mundo. En todo caso, ambas versiones del Edicto, la aramea y la hebrea, dicen que Ciro permitió a los judíos regresar a su patria, ordenó reconstruir el templo de Jerusalén con ayuda del tesoro persa (Esd 6, 4), y dispuso que los vasos del templo, llevados por Nabucodonosor, fueran devueltos (Esd 1,7-14).

Un príncipe de la casa de David preside el retorno.

Para encabezar el regreso de los judíos a Palestina, Ciro designó a un hombre llamado Sesbasar, hijo de Joaquín, el rey deportado a quien muchos seguían considerando como al legítimo rey de Judá. Fue un gesto significativo que Ciro confiara el mando de los judíos a un príncipe de la línea davídica (Esd 5,19); la política persa fue no sólo permitir la observancia de las prácticas religiosas, sino, hasta cierto punto, la restauración de la vida nacional. A Sesbasar, que no debía ser un personaje de gran influjo personal, lo sucedió pronto otra figura mucho más importante: Zorobabel, otro descendiente del rey Joaquín (1Cron3,19). La nueva actitud del imperio persa despertó entusiasmo y grandes esperanzas en muchos judíos. Se tuvo la sensación de que la Nueva Era anunciada por el Deuteroisaías comenzaba a hacerse realidad. Pero la descripción aue el Seaundo Isaías hizo de la Nueva Era era tan sublimada, que ninguna época de la historia real, y mucho menos la del judaismo postextílico, podía ponerse en parangón con aquella visión. El profeta habló no de un rey de la casa de David, sino de un Siervo exaltado por el sufrimiento; describió no la Jerusalén real, sino una Nueva Jerusalén que sería para toda la humanidad un signo de que Yavé es Rey; anunció una transformación maravillosa que comenzaría en el corazón de los hombres y se reflejaría en todo el drama de la historia y en toda la naturaleza. Este mensaje era de carácter "escatológico" (relativo a los últimos tiempos), y los judíos que regresaron a Jerusalén bajo la protección de Ciro experimentaron no esta situación idílica del Segundo Isaías, sino la prosa de una reconstrucción lenta y difícil. Tres son las figuras claves de éste período de la historia de Israel: Zorobabel para la reconstrucción del templo, Nehemías para la reconstrucción de las murallas de Jerusalén, y Esdras para la reorganización del culto. Junto con ellos descuellan también dos profetas: Ageo y Zacarías.

5.2

LA OBRA HISTÓRICA DEL "CRONISTA"

Antes de estudiar la historia del judaismo postexílico, es necesario analizar la índole propia de las fuentes bíblicas que nos informan sobre la vida judía en Palestina durante el

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período persa (desde Ciro hasta Alejandro el Grande: 332 a.C). La única historia que la Biblia ofrece del período persa se encuentra en los libros de Esdras y Nehemías; pero aun esta historia escasamente abarca la mitad del período, que es un capítulo muy importante de la historia de Israel. Conocer el espíritu que lo animó resulta decisivo para nuestra comprensión del mensaje espiritual transmitido en la Biblia. 5.2.1 Los libro* de Esdras y Nehemías

Estos dos libros cuentan la historia de Israel desde el regreso a Jerusalén hasta el fin del segundo período de Nehemías como gobernador de Judá (538 a poco antes de 400 a.C.) Según parece, este material fue distribuido en dos libros por san Jerónimo, quien a fines del siglo IV d.C. fue el autor de la traducción latina de la Biblia llamada Vulgata, que más tarde llegó a ser la versión oficial de la Iglesia católica. Antes de san Jerónimo el relato se consideró como un soto libro, y así aparece tanto en los más antiguos manuscritos hebreos como en la versión griega del Antiguo Testamento (Septuaginta). Tratándose, pues, originalmente de un solo libro, se entiende que la historia de Esdras se encuentre en parte en nuestro libro de Esdras y en parte en el libro de Nehemías (Neh 7, 73b-10,39). Pero en su forma original, el rollo de Esdras-Nehemías fue parte de una amplia obra histórica, cuya primera parte fueron los libros de las "Crónicas" (I y II), que en algunas de nuestras biblias aparecen con el nombre de Paralipómenos. En ambas obras domina un mismo punto de vista teológico, y ambas están escritas en el mismo estilo; las dos forman tal unidad, que indiscutiblemente proceden de un mismo autor. A este autor se le da el nombre de "el Cronista". Su identidad nos es desconocida, pero seguramente se trata de algún miembro representativo del sacerdocio del templo, perteneciente quizá a la clase de los Levitas. Según esto, nos hallamos aquí ante una de las grandes obras históricas de Israel que sirvieron de base para la composición del Antiguo Testamento. Completando lo dicho en las unidades anteriores, tales obras históricas son, aparte de los relatos J y E, que pertenecen a la categoría de epopeyas históricas (cf. 2.4 y 2.5), las siguientes: 1. La historia Deuteronomista (Deuteronomio y Reyes) 2. La obra Sacerdotal (dispersa desde Génesis hasta Números) 3. La obra del Cronista (I y II Crónicas, Esdras-Nehemías) La lista se debe reducir probablemente a 1. y 3., porque se ha visto que la obra Sacerdotal es una forma ampliada de la antigua épica israelita. Son, pues, dos las grandes obras que cuentan la historia de Israel. La historia deuteronomista está escrita desde el punto de vista de la teología deuteronomista, y termina con el exilio. La obra del Cronista está escrita desde el punto de vista del judaismo postexílico, y va hasta cerca del año 400 a. C. Pero ambas revisan e interpretan la historia de Israel desde sus principios. 5.2.2 La perspectiva sacerdotal det Cronista

Para ver el enfoque con que el Cronista revisó e interpretó el pasado, comparemos, por ejemplo, la historia de David en la perspectiva del Deuteronomista y del Cronista. La primera se lee en 1Sam 15 a 1 Re 2; la segunda en 1Cron 10-29. El Cronista se limita unas

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veces a copiar al pie de la letra pasajes de Samuel-Reyes, y en otras cambia u omite la tradición según sus intereses. Por ejemplo, en 2Sam 24,1, Yavé movió a David a hacer el censo de Israel; en 1Cron 21,1 fue Satanás el que lo incitó a tal acción. El Cronista fue ante todo un intérprete del pasado, y para tal fin seleccionó los materiales apropiados para destacar ciertos aspectos de la tradición, materiales que llegaban en parte a más de 600 años atrás. Desde luego, no era de esperar que en su breve obra incluyera todo el material que la tradición le ofrecía; él escoge, omite, añade, modifica, según su perspectiva teológica. Sin embargo, sería erróneo pensar que porque el Cronista haya escrito en una época tardía y desde el punto de vista sacerdotal, su obra sea simple ficción; él, en efecto, se sirve de buenas fuentes históricas, como se ve, por ejemplo, en los datos biográficos de Nehemías. La obra del Cronista es esencialmente una revisión, o interpretación de la historia de Israel. Es, pues, importante entender su perspectiva de conjunto, siendo así que la historia de Esdrasy Nehemías es sólo la fase final de una historia que comienza con David. La perspectiva del Cronista estaba dominada por una convicción central: Israel estaba llamado a ser una "iglesia", una comunidad de culto, un "reino de sacerdotes" (Ez 19,6); en otras palabras, un pueblo cuya vida entera debía ser una "liturgia", o servicio divino. Su verdadero centro debía ser el templo, donde los sacerdotes (y especialmente los Levitas) tenían el primer puesto en la organización del culto. Este interés litúrgico es uno de los rasgos más característicos de la obra del Cronista. Para él la historia de Israel es esencialmente un acto ininterrumpido de culto que se cumple en Zión, la ciudad Santa. Cuando el Cronista llega a la historia que leemos en Esdras-Nehemías, cuenta cómo el edicto de Ciro hizo posible que los judíos volvieran a Jerusalén, donde inmediatamente construyeron un altar para ofrecer holocaustos al Dios de Israel,y que algunos años más tarde reconstruyeron el templo. Pero la comunidad judía estaba amenazada por el paganismo que había llevado a la destrucción del primer templo. Que por eso el sacerdote Esdras vino de Babilonia, trayendo la Ley de Moisés en sus manos, y comenzó una gran reforma religiosa tendiente a mantener la santidad de la comunidad. Si seguimos el relato en su orden actual, Nehemías vino poco después de Babilonia a Jerusalén, y como gobernador de los judíos dirigió la construcción de los muros de Jerusalén e introdujo varias reformas sociales y religiosas. Así, pues, según el Cronista Israel regresó del exilio no simplemente para volver a ser una nación, sino para ser una comunidad religiosa. La intención del Cronista es mostrar que este cambio profundo en la historia de Israel no era simplemente una consecuencia de las vicisitudes políticas de una época, sino el retorno al judaismo auténtico heredado de David.

5.3

ZOROBABEL, EL "RETOMO"

Visto el puesto que ocupan los libros de Esdras y Nehemías en la historia del Cronista, veamos ahora los personajes claves en la ejecución del edicto de Ciro. Ante todo, no hay razones para pensar en un éxodo en masa de Babilonia. Según la lista dada en Esd 2 (cf. Neh 7), los repatriados serían cerca de 50.000; pero se trata seguramente de una ampliación de la lista de Nehemías (cf. Neh 7,5), hecha varias generaciones más tarde. El nú-

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mero de "aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a reconstruir el templo de Yavé en Jerusalén" (Esd 1,5) fue indiscutiblemente mucho más reducido, y la inmigración duró varias generaciones. Muchos judíos estaban ya bien establecidos y tenían buenos negocios en Babilonia, y no les debió ser fácil resolverse a un viaje largo, incierto y costoso, a cuyo término quizá no encontrarían sino inseguridad y pobreza en los alrededores de Jerusalén.

5.3.1 Tensión «ntr» Samaritanos y Judíos

Sin embargo, poco tiempo después hallamos en Jerusalén una pequeña comunidad bajo el mando del sumo sacerdote Josué (o Jesús) y de Zorobabel, sucesor de Sesbasar como jefe civil. Lo primero que esta comunidad hizo, según el relato del Cronista en Esd 3, fue levantar un altar, instalar a los levitas y echar los fundamentos del nuevo templo. El Cronista, que tiene especial interés en que el judaismo lleve marcado el sello davídico, agrega que el culto se organizó "según las normas de David rey de Israel" (Esd 3.10). Pero esta obra no se pudo continuar durante el resto del reinado de Ciro, a causa de los problemas con "la gente del país" y con los vecinos del norte, los habitantes de la provincia de Samaría. Aparecen aquí las primeras señales de tensión entre samaritanos y judíos, que luego llevaría a una hostilidad abierta y a la construcción de un templo sobre el monte Garizim como rival del templo de Jerusalén. Para los judíos, los samaritanos se habían corrompido al mezclarse con las gentes que los asirios habían trasladado a aquella región (cf. Esd 4,2). Pero los samaritanos mismos se consideraban fieles adeptos de la tradición mosaica, y en principio compartían con los judíos el interés por reconstruir el templo de Jerusalén. Pero de otra parte miraban con desconfianza el establecimiento de un estado judío vecino, que podría llegar a ser un rival peligroso. Los samaritanos se ofrecieron a colaborar con los judíos en la reconstrucción del templo, pero su oferta fue rechazada por Zorobabel. Esto, sumado a las rivalidades económicas y políticas entre los dos pueblos, desembocó en una aguda hostilidad. Los samaritanos hicieron cuanto pudieron para impedir la reconstrucción del templo, que ellos consideraban como símbolo de un nuevo nacionalismo judío. Tales fueron los problemas políticos que llevaron a la suspensión de los trabajos durante el resto del reinado de Ciro (muerto en 530 a.C), de su sucesor Cambises II (530-522), y parte del de Darío I el Grande (cf. Esd 4,4-5, 24).

5.3.2 Los profetas Ageo y Zacarías Luego, después de una pausa de casi 18 años, en el año segundo del reino de Darío (520 a.C.) se reiniciaron los trabajos de reconstrucción del templo. Según Esd 5,1, los trabajos fueron inspirados y animados por los profetas Ageo y Zacarías, cuyos breves escritos se han conservado en el Antiguo Testamento. Las palabras de Ageo están llenas de nacionalismo. El recuerda al pueblo que las condiciones de pobreza en el país se deben a que han dejado el templo de Dios en ruinas, mientras se han edificado mansiones lujosas. Sus oráculos contribuyeron decisivamente a que el pueblo se pusiera en acción bajo la guía del sacerdote Josué y el gobernador Zoro-

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babel. Un mes más tarde, cuando el pueblo vio el contraste entre la pobreza del nuevo templo y el esplendor del de Salomón, Ageo los animó con el sueño de un templo cuya gloria sobrepasaría la del primer templo. Los tesoros de todas las naciones serían traídas al nuevo templo. Su oráculo final está dirigido a Zorobabel, a quien llama veladamente Ungido de Yavé, Mesías davídico (Ag 2, 20-23). La profecía de Zacarías, un poco posterior, expresa la misma esperanza de la restauración del estado judío bajo el doble mando del sumo sacerdote y el príncipe davídico. Estos oráculos presentan una forma que fue muy popular en él judaismo en el período postexílico tardío. Como la profecía del Deuteroisaías, este nuevo tipo de profecía se ocupa de los últimos tiempos, de la consumación de la historia según los designios de Yavé; pero a diferencia de aquélla, todo se expresa aquí en lenguaje enigmático, por medio de visiones maravillosas del futuro, y se prevé un final dramático que precederá al establecimiento del reino de Yavé. Este ^ipo de profecía se conoce con el nombre de "apocalipsis" {= revelación); el mejor ejemplo de literatura apocalíptica en el A.T. es el libro de Daniel. En la convicción de que el poder de las naciones será roto milagrosamente por Yavé (cf. Zac 4,6-10), el profeta llama a Zorobabel el Mesías davídico. Hablando al sumo sacerdote Josué, a quien está confiado el cuidado destemplo. Yavé dice por boca del profeta: "He aquí que yo hago venir a mi siervo, el Retoño" (3,8; ct. 6,12). En Zacarías, la palabra "retoño" designa al rey mesiánico.EI término Mesías (christos), el Ungido, sólo adquirirá este sentido en el último período del judaismo.

5.3.3

El Segundo Templo y las Sinagogas

Pese a los esfuerzos de los jefes de Samaría para obstruir el proyecto, el templo se terminó en el año 515 a.C. Pero este segundo templo no podía compararse en esplendor con el templo de Salomón. Se cuenta que cuando los ancianos, que habían conocido el primer templo, vieron echadas las bases para el segundo, lloraron en altavoz (Esd 3,12-13). Sin embargo, este templo modesto fue el corazón de la vida de Israel en el período postexílico. Lo que faltaba en belleza arquitectónica, lo suplía la devoción del pueblo y su convicción de que era allí donde Yavé tenía levantado su trono en medio de Israel. En él se educó el nuevo Israel como comunidad de culto, y en él se nutrió su vida y su piedad. Pero había muchos judíos que vivían fuera de Jerusalén.y no siempre les era posible acudir a los servicios del templo. Fue entonces cuando la institución de las Sinagogas empezó a difundirse por los campos de Palestina; muchas comunidades de la diáspora tenían también la suya propia, como se sabe, por ejemplo, por los viajes misioneros de Pablo. La sinagoga es una institución que tuvo mucho influjo en la vida y el pensamiento de Israel, y que terminó por sobrevivir al templo. Pero durante el período postexílico no llegó a ser aún un verdadero sustituto del templo; los judíos piadosos hacían peregrinación a Jerusalén para participar all í en los sacrificios ofrecidos por los sacerdotes y en la oración de la comunidad. Pero ya por entonces la sinagoga empezó a desarrollar una forma propia de culto, en la cual el punto central era la lectura y el estudio de la Tora. El origen de la sinagoga remonta hasta la época del exilio, en que los deportados se dieron cuenta de que podían dirigirse a Dios en cualquier parte y empezaron, además, a reunirse en pequeños grupos, a la manera de los ancianos que acudían a la casa de Ezequiet

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a consultarlo, para ser instruidos en las tradiciones de las Escrituras y rendir culto a Dios de modo más o menos informal. El término mismo (griego: synagogue) no significa otra cosa que "reunión". Pero no se puede asegurar que ya en el exilio hayan existido asambleas locales organizadas; todo lo que se puede decir con certeza es que las sinagogas de tiempos posteriores, sobre todo las que abundaron en los países de la diáspora, surgieron como respuesta a una necesidad experimentada por primera vez en el exilio, cuando los judíos se hallaban alejados de su patria y de su templo.

5.4

LA RECONSTRUCCIÓN BAJO NEHEMIAS

Entre la terminación del templo (515 a.C.) y la llegada de Nehemi'as a Jerusalén (445 a.C.) transcurrió un largo período, en el cual la cultura persa llegó a su mayor apogeo, como se ve por las imponentes ruinas de su capital, Persépolis, destruida en 331 a.C. por Ajandro el Grande. Los constructores de ella, Darío I y Jerjes, se aventuraron ya por entonces en algunas batallas famosas contra Grecia, en las cuales siempre salieron derrotados: Maratón (490 a.C), Termopilas y Salamina (480 a.C). En la Biblia, el Cronista, preocupado por llegar pronto a la reforma cultual de Esdras, pasa en silencio estos setenta años.

5.4.1 La llagada da Nehemías

La llegada de Nehemías a Jerusalén como gobernador se puede situar con bastante seguridad en el año 445 a.C. Pero subsiste al respecto un problema cronológico, al cual no se ha dado aún respuesta definitiva: ¿Quién llegó primero, Esdras o Nehemías? El Cronista sitúa la llegada de Esdras en 458 (séptimo año de Artajerjes; Esd 7, 7-8), pero la mayor parte de los historiadores creen que el orden de los hechos fue éste: durante su primer período como gobernador (iniciado en 445), Nehemías trabajó en reparar los muros de Jerusalén e hizo algunos intentos de reforma. Pero como él gozaba sólo de autoridad política, no estaba en condiciones de llevar adelante una verdadera reforma religiosa. Regresó entonces a Persia y persuadió allí a las autoridades de la necesidad de enviar a alguien con credenciales específicamente religiosas. Nehemías regresó por segunda vez como gobernador en el año 332 a.C. (Neh 13, 6-7), y unos cinco años después llegó Esdras, sacerdote, con la Ley como base para la reforma (cf. J. Bright, La Historia de Israel, p. 413ss). La fecha dada por el Cronista se debe, según parece, a que él, que escribía más de cien años después de los hechos, probablemente razonó que Esdras debió haber llegado primero, dado que su obra (en la perspectiva cronística) era más urgente y más importante. Omitiendo mayores detalles de esta discusión, seguiremos el orden Nehemías-Esdras como más fundado, y pasamos a ver brevemente las reformas llevadas a cabo por Nehemías.

5.4.2 Las reformas de Nehemías

Las reformas que Nehemías emprendió en sus dos períodos de gobernador tendían a robustecer la unidad de la comunidad, pues presiones y amenazas de fuera la tenían en peligro de perder su identidad. Cuando se empezó la reconstrucción de los muros de Jerusalén, Sanballat, gobernador de Samaría, hizo todo lo posible por impedir el proyecto, y

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reclamaba derechos sobre el territorio j u d í o , asignado por los babilonios a la provincia d e Samaría. A d e m á s , los ammonitas en TransJordania y los edomitas al sur de Jerusalén miraban c o n recelo las actividades de los j u d í o s . Por otra p a r t e , algunos de los mismos j u d í o s , sobre t o d o los de la clase rica, habían t o m a d o una actitud demasiado concillante c o n tales vecinos, llegando incluso a matrimonios c o n ellos. Para poner remedio a t o d o esto. Nenemías impuso una política d e exclusivismo, trazando una línea divisoria entre judíos y gentiles, y entre judíos y samaritanos.

Para pertenecer a la c o m u n i d a d j u d í a , Nehemías estableció dos criterios: (1) Nacimiento: debía poderse demostrar la ascendencia judía. Además, en su segundo período Nehemías prohibió estrictamente los matrimonios con extraños (Neh 13), tomando por base la prescripción de Deuteronomio (23, 3ss), llegando hasta destituir a un sacerdote de su oficio cuando descubrió que estaba casado con una hija de Sanballat, gobernador de Samaría (cf. también Esd 10,2-5). Por esta época parece fue escrito el libro de Rut, cuyo simpático relato es considerado por muchos exegetas como una protesta velada contra la política de Esdras y de Nehemías, de hacer depender la suerte del judío de la pureza de su sangre y la solidez de su genealogía.

pueblo. La acción de Yavé en la historia tenía una meta, y todos los acontecimientos estaV ban orientados a la consecución de tal meta. Israel no entendía la historia como si se desa\ rrollara en círculos (como el ciclo de las estaciones), ni como si estuviera dominada por fuerzas ciegas o por la casualidad, sino como dirigida por Dios y ordenada a una consumación final. En el período anterior al axilio, esta esperanza halló expresión en el anuncio tan difundido del "Día de Yavé", o sea, el día en que Yavé vengaría a Israel humillando a sus enemigos y colocándolo por encima de todos ellos. Era ésta la primera convicción que el pueblo deducía del hecho de la elección de Israel. Frente a esta convicción, los Profetas adoptaron una doble actitud: de una parte la fomentaron, subrayando que Dios eligió a Israel y mora en medio de su pueblo, pero de otra parte insistieron en que tal presencia de Dios no debía ser ocasión de orgullo o complacencia, siendo así que lo que Dios exige a través de sus intervenciones en la historia es ante todo el arrepentimiento y el cambio de conducta. Ellos hablaban en las plazas públicas, en el templo, ante los reyes, interpretando el sentido de los acontecimientos políticos del momento a la luz del juicio o la bondad de Dios, urgiendo al pueblo a cambiar de conducta mientras todavía era tiempo. Los profetas tenían la mirada puesta también en los últimos tiempos, en la consumación de la historia por obra de Dios. Detrás del Día de Yavé ellos veían una Era Nueva; anunciaban que el Reino estaba cerca, porque el Rey (Dios) venía ya a juzgar y a renovar a su pueblo. Algunos describieron la Era Nueva con vivos colores. Pero en general los grandes profetas no hicieron especulaciones acerca de cómo sería la Era Nueva, pues el futuro sólo les interesaba en cuanto incidía en el presente. Es más, la descripción que ellos hacen del Reino venidero (cf. Is 11) es una réplica de la transformación que Dios obrará en el interior de los hombres: corazón nuevo, pueblo nuevo. Lo que ellos esperaron y anunciaron no fue el fin de toda actividad humana, sino el fin de la historia de rebeldías de Israel. En tonces Israel viviría en el Reino de Dios, es decir, bajo su dominio soberano, tal como la alianza lo había exigido desde un principio.

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5.10.1 Profecía «n languaj* nuevo

Sin embargo, a partir del exilióse empieza a obrar un cambio de enfoque, que se puede observar ya en el profeta Ezequiel, que vivió el período de transición. Aunque él habla todavía en gran parte en el tono de esperanza de sus predecesores, su mensaje profético está envuelto en visiones y simbolismos extraños. El "Día de Yavé" se convirtió en el inicio de una Era Nueva que él pinta con los colores de la fantasía propia de la tradición sacerdotal. Según Ez 38-39, la Era Nueva comenzaría con un asalto de Gog, del país de Magog, sobre Jerusalén; en aquel día intervendría entonces Dios con gala de poder, convulsionando toda la naturaleza y aniquilando las misteriosas huestes de Gog. Así, la visión de los profetas anteriores, del enemigo que vendría del norte (cf. Jeremías), se transformó en la profecía de la batalla final de la historia, a la cual seguiría el Reino de Dios. La derrota de Gog, un enemigo simbólico, hace ver bien cómo la literatura apocalíptica desplaza el acento del juicio de Dios aquí y ahora, a un juicio final descrito en lenguaje misterioso. El escritor apocalíptico no niega que la lucha entre Dios y el mal se lleve a cabo en el marco de la historia, pero para él la lucha no es ya con enemigos de carne y hueso, sino con un reino del mal, del cual los opresores de Israel son instrumentos. Elevada la lucha a un nivel suprahistórico y cósmico, la batalla final tendrá que ser del mismo orden. A veces los escritores apocalípticos, influenciados por el dualismo, afirmaron que el gran adversario de Dios es Satanás, un ángel caído que comanda el reino del mal. En este contexto, la victoria final de Dios tiene que tener la forma de una sonora derrota de Satanás, tal como la describe, por ejemplo, el Apocalipsis del Nuevo Testamento.



Fuera del libro de Daniel existen en el Antiguo Testamento algunos pasajes de otros libros escritos también en lenguaje apocalíptico. Especial mención merecen dos: Zac 12-13 y Is 24-27. En este último, el escritor describe el Juicio final, cuando Yavé juzgará a todas las naciones desatando sobre ellas una catástrofe cósmica: la tierra se rompe, vacila como un borracho, la luna y el sol se eclipsan, etc. (24,19-23). Pero en medio de aquella catástrofe, Israel se mantiene en pie "porque ha sido fiel a Yavé" (26,2). Los justos de generaciones anteriores se levantarán de sus sepulcros para poder tomar parte en la consumación de la historia (26,19). Es ésta la primera alusión clara en el Antiguo Testamento a la resurrección individual. Ezequiel había hablado de la resurrección de Israel como pueblo (Ez 37), pero fue en la literatura apocalíptica donde esta doctrina se aplicó por primera vez al individuo. En algunos casos se la amplió luego, y se habló de una resurrección general al final de los tiempos, para que los perversos no escaparan al juicio final y los justos recibieran solemnemente la recompensa de su fidelidad. En resumen, la literatura apocalíptica es profecía en lenguaje nuevo. Ella representa, es cierto, un cambio de acento, pero su mensaje es la convicción profética de que Yavé es Rey, de que su Reino está cerca, y de que los hombres están llamados a ser fieles en todas las circunstancias de su vida. No es, pues, extraño que en nuestros días, cuando mucha gente se ha visto sometida a crueles sufrimientos y a veces parece que la historia estuviera en manos de hombres perversos o de fuerzas diabólicas, el mensaje de los escritos apocalípticos haya cobrado nueva actualidad.

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BIBLIOGRAFÍA

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Las mejores leyendas mitológicas Editorial Bruguera Barcelona - Bogotá - etc. 1973 (3a. Edic) Pág. 77ss Creación del mundo. Diluvio

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HISTORIA DE ISRAEL -

UNIDAD V

AUTOCOMPROBACION - TEST DE RESPUESTAS COMBINADAS

Señale en cada ítem la respuesta o respuestas correctas con una X. Al final encontrará las respuestas válidas para que puede confrontar con las que Ud. dio. 1. LA INTERPRETACIÓN DE LA HISTORIA QUE DA LA TRADICIÓN SACERDOTAL • a) empezó a formarse cuando la obra del "Cronista" terminó 9 b) se formó paralelamente a la tradición cronística, pero la completó bajo aspectos que debo tratar de enumerar D c) se expresó mediante relatos que corrigen la interpretación de las otras tradiciones Si d) se expresó mediante relatos propios y mediante reflexiones esparcidas en los relatos de las otras tradiciones, para darles a todas éstas un enfoque nuevo que yo debo tratar de precisar 2. LA IDEA DE QUE ISRAEL DEBE SER UNA COMUNIDAD DE CULTO Y NO UN ESTADO COMO LOS DEMÁS

^

D a) es la idea central de la Tradición Sacerdotal, y antes de ésta no se encuentra en ninguna otra tradición H b) es la idea central de la Tradición Sacerdotal, pero con precedentes en otra tradición que yo debo tratar de señalar Si c) como modo de concebir esencialmente al pueblo de Israel, maduró en tiempo del Exilio • d) fue el concepto que se tuvo de Israel ya desde el tiempo de David 3. EL PENTATEUCO EN SU ESTADO ACTUAL SE FORMO • a) El b) SI c) 13 d)

ya antes de la muerte de Moisés no antes del Exilio de Israel en Babilonia durante el Exilio o en el período inmediatamente posterior al Exilio como obra no de los "sabios" sino de otra corriente de pensamiento cuyo nombre yo debo indicar.

4. EL RELATO "SACERDOTAL" DE LA CREACIÓN (Gn 1,1-2,4a) • a) se propuso transmitir nuevos datos sobre el origen del mundo, conocidos por revelación especial, y de los cuales las tradiciones anteriores no pudieron tener noticia SI b) es un relato escrito durante el Exilio S c) tiene puntos de contacto y diferencias esenciales con mitos del mundo pagano • d) se situó en el marco de una semana por razones poéticas

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5. EL ESCEPTICISMO DEL ECLESIASTES • a) se debe a que Salomón escribió este libro durante una crisis de fe H b) es el cuestiona miento de una convicción optimista del judaismo tradicional, que trataré de precisar • c) revela la convicción del autor, de que el hombre es incapaz de saber nada acerca de Dios H d) parte de que, si bien Dios se ha revelado, sus designios o planes siguen siendo en gran parte ocultos. 6. EL LIBRO DE JOB • a) es uno de los poemas más bellos sobre la paciencia heroica D b) trata de dar respuesta, desde el punto de vista de la Revelación, al problema angustioso del sufrimiento en el mundo H c) se sirvió de una leyenda conocida y enmarcó en ella sus propias meditaciones poéticas H d) tiene como tema central no el problema del sufrimiento humano, sino el del carácter que deben tener las relaciones del hombre con Dios 7. LAS GUERRAS DE LOS MACÁBEOS • a) fueron la protesta oficial del judaismo contra el helenismo El b) no se hicieron por iniciativa oficial de las autoridades judías, sino como reacción de un sector reducido del pueblo judío D c) fueron la ocasión para que Palestina pasara del dominio de los Tolomeos al de los Seléucidas • d) sustituyeron el dominio de los Griegos por el de los Romanos en Palestina 8. LA LITERATURA APOCALÍPTICA D a) se propone narrar, por inspiración divina, los acontecimientos que precederán al fin del mundo • b) tiene por objetivo acelerar la conversión de los hombres al cristianismo El c) tiene los mismos objetivos que la profecía, pero en un lenguaje especial, cuyas características trataré de enumerar 6S d) usa un lenguaje cuya interpretación literal ha llevado a falsas interpretaciones de la Biblia hasta nuestros días RESPUESTAS VALIDAS 1.-b.d 2.- b,c 3.- b,c,d 4.- b,c 5.- b,d 6.-c.d 7.-b 8.-c,d

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