Historia Del Ministerio de Salud Del Peru

Historia del Ministerio de Salud del Peru Al conmemorarse el 50 Aniversario del fallecimiento del mártir de la medicina

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Historia del Ministerio de Salud del Peru Al conmemorarse el 50 Aniversario del fallecimiento del mártir de la medicina peruana Daniel A. Carrión, el 5 de octubre de 1935, fue promulgado el D.L. 8124 creando el Ministerio de Salud Pública, Trabajo y Previsión Social, en el cual se integraron la antigua Dirección de Salubridad Pública, las Secciones de Trabajo y Previsión Social, así como la de Asuntos Indígenas del Ministerio de Fomento; confiriéndosele además las atribuciones del Departamento de Beneficencia del Ministerio de Justicia. En 1942, adopta el nombre de Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, y en 1968, la denominación que mantiene hasta la actualidad: Ministerio de Salud. Misión El Ministerio de Salud tiene la misión de proteger la dignidad personal, promoviendo la salud, previniendo las enfermedades y garantizando la atención integral de salud de todos los habitantes del país; proponiendo y conduciendo los lineamientos de políticas sanitarias en concertación con todos los sectores públicos y los actores sociales. La persona es el centro de nuestra misión, a la cual nos dedicamos con respeto a la vida y a los derechos fundamentales de todos los peruanos, desde antes de su nacimiento y respetando el curso natural de su vida, contribuyendo a la gran tarea nacional de lograr el desarrollo de todos nuestros ciudadanos. Los trabajadores del Sector Salud somos agentes de cambio en constante superación para lograr el máximo bienestar de las personas. MANUEL NÚÑEZ BUTRÓN Y EL "RIJCHARISMO"

David Frisancho Pineda*

Este apóstol de la medicina rural en Samán, al sur de la provincia de Azángaro (Puno) el 1° de enero de 1990, según su propio testimonio. Hizo sus estudios primarios en Juliaca y los secundarios en el colegio nacional San Carlos de Puno. En 1998 inició sus estudios de premédicas en la San Agustín de Arequipa, pasando dos años después a Lima. Sin embargo la mayor parte de su carrera médica en la Universidad de Barcelona, España, donde permaneció durante cinco años, hasta 1925. Volvió al Perú y en Facultad de Medicina de Lima revalidó su título de médico cirujano. Desechando la tentación de quedarse con más facilidades en la Capital, el flamante médico, guiado por un inconmensurable amor a su terruño, decide sus conocimientos al servicio de sus pobres y abandonados coterráneos campesinos. Sus primeras impresiones son desoladoras textualmente anota: “¿Qué hace un médico recién egresado de la facultad si apenas tiene un termómetro y un recetario”. No podía ser de otro modo, puesto que en aquellos años no existía Ministerio de salud Pública sino simplemente una dirección general de salubridad, dependiente del Ministerio de Fomento. La peculiar distribución de la población indígena en pequeños y dispersos núcleos, alejados unos de otros, sin vías de comunicación entre sí, desperdigados en abruptas serranías, serranías, dificulta toda acción civilizadora y hace imposible que

llegue a ellos la acción sanitaria del Estado con sus organismos habituales. Anudado a ello el primitivismo de la vida del campesino, las lamentables condiciones higiénicas de su vivienda, vestimenta, alimentación, ausencia de aseo corporal, analfabetismo y múltiples prejuicios en materia de la medicina, lo hacían presa fácil de las enfermedades, especialmente de las infecciosas. Este era el medio en donde tenía que actuar Núñez Butrón. Siendo medico titular (hoy se llama medico sanitario) de las provincias de Azángaro y Huancane, le era materialmente imposible atender a la gran población de ambas que sumaba cerca de doscientos mil habitantes. Presto sucesivamente sus servicios de medico titular en las provincias de Lampa y San Román y más tarde en Angaraes (Huancavelica). Fue en la provincia de San Román donde hacia el año 1933 creo y puso en práctica, con éxito, una doctrina sanitario-social a la que llamó "rijcharismo", nombre derivado de la voz quechua rijchariy, que significa "despierta", cuyos objetivos eran lograr el mejoramiento de la salud física y mental de los indígenas, declarando enemigos al piojo, transmisor del tifus exantemático; al alcohol que bestializa; al papel sellado, elemento de la pleitomanía y el analfabetismo. Símbolos de esta lucha eran el peine y el jabón, el cuaderno y el lápiz. A ello agrego cinco mandamientos: no ser mentirosos, no ser ladrones, no ser ociosos, no ser pendencieros y no ser sucios. Núñez Butrón enfrento, pues, el reto de un medio geográfico y cultural tan complejo con creatividad y tenacidad, imponiendo un nuevo estilo de política sanitaria acorde a la realidad de sus habitantes, usando los recursos del lugar. Para empezar, recorrió el extenso altiplano a caballo, en motocicleta y mochas veces a pie, poro sus logros eran escasos y efímeros, pues los indios desconfiaban de sus procedimientos y preferían seguir sus métodos empíricos, mas prácticos y mas baratos. Además, en un principio, era rechazado por ser "misti", es decir mestizo, igual que las autoridades - terratenientes, jueces y gobernadores-que secularmente habían sometido a los campesinos indígenas a una miserable servidumbre. Frente a las epidemias de viruela, Núñez Butrón optó por exigir a los campesinos que se presentaran limpios come condición para vacunarlos. Como la gente empezó a rehuir las vacunas decidió ir a buscarlos a sus propias casas y darles consejos en su propia lengua. Simultáneamente, con mocha perspicacia, comenzó a trabar amistad con los curanderos indios, a quienes enseñaba la higiene corporal, a hacer pequeñas curaciones, colocar inyecciones, vacunar y finalmente organizó con ellos brigadas sanitarias que iban a sus comunidades a cumplir estas funciones y que posteriormente se convirtieron en "rijcharis". Fueron ellos los primeros "promotores de salud", considerados hoy como una experiencia sui generis a nivel mundial. Es decir que hace más de medio siglo Núñez Butrón puso en práctica lo que hoy día se conoce come "atención primaria de salud", en base a los lideres de cada comunidad. Reunido semanalmente con ellos, Núñez Butrón realizaba las asambleas dominicales en el patio de su casa, en la ciudad de Juliaca. Sin menospreciar sus prácticas curativas ancestrales, instruía a los asistentes en los fundamentos de la medicina rural. Poco a poco, estas charlas llegaron a adquirir una importancia capital; desde distancias enormes, casi siempre a pie, con una devoción mística, acudían los campesinos a escuchar al Gran Doctor, semana tras semana, mes tras mes, año tras año. Sus sencillas charlas en lenguaje nativo terminaban siempre con estas palabras admonitorias: "iRijchariychis!, iRijcharisun!, iRijcharisun puni!", es decir: "iDesportad!, iDespertemos!, iEstemos siempre despiertos!".

Su labor sanitaria se complemento y afianzó con las escuelas rurales, donde enseñaban a leer y escribir los que sabían, y diferentes oficios como agricultura, sastrería; sombrerería, la confección de esteras y sandalias, la elaboración de quesos, etc. Al mismo tiempo Acta Médica Peruana cada escuela tenía su huerto experimental, para mejorar la alimentación y las condiciones de los pastos. En casi todas las comunidades se realizaron censos con el objeto de tener una noción precisa sobre el número de personas que las constituían. Núñez Butrón no escatimaba esfuerzos para difundir los postulados de su doctrina sanitario-social, implementando bibliotecas ambulantes y recurriendo incluso a la presentación de espectáculos de teatro al aire libre en lenguaje nativo. En todas estas labores contó con numerosos colaboradores, destacando entre ellos el maestro Eustaquio Rodríguez Aweranca y los hermanos Chambi. Para difundir con mayor provecho las enseñanzas sanitarias y la doctrina del "rijcharismo", Núñez Butrón editó la revista Runa Soncco, "primer poriódico de los indios y sólo para los indios", adaptado a la mentalidad y a las necesidades del indígena. El primer número salió el 28 de abril de 1935 y el décimo y último el 24 de junio de 1948. Aunque literalmente Tuna Soncco se traduce como "corazón de indio", su significado puede interpretarse como "el que ama al indio con todo su corazón", "el amigo". Y ese era realmente el rol de este primer vocero sanitario rural en el PERÚ y quizás en América Latina, mensajero de la doctrina "rijcharista" y de los principios elementales de la salud, al mismo tiempo que vocero de las actividades de los campesinos, tales como matrimonios, bautizos, muertes, comercio, viajes, etc. Hacia 1937, cuando los frutos del "rijcharismo" se multiplicaban frondosamente, cuando toda la prensa regional y nacional aplaudía la labor sanitario-social y cuando votes amigas desde otros países como Chile y Medico llegaban llenas de estimulo, surgieron los primeros obstáculos, haciendo aparecer a Núñez Butrón como subvertor e incitador de la masas campesinas, tildándolo de comunista y de ser peligroso para el gobierno. Las autoridades políticas le prohibieron inaugurar mas escuelas y como no cumplió tan absurda disposición, a fines de ese año, por resolución suprema, fue trasladado a un distrito de Huancavelica, en un verdadero destierro que duró ocho años. Cuando volvió a Juliaca en 1945, gran parte de su obra se había perdido. No obstante, siguió en la brega y reanudó su doctrina, aunque sin los bríos de su juventud, cansado por los años y la dura tarea rural. Desde las columnas de su Runa Soncco y de la revista Medicina Social, editada en Lima -de la cual era miembro redactor-, continuó difundiendo los aspectos principales del "rijcharismo". En uno de sus últimos artículos apunta: "No estoy aún satisfecho, mi labor está trunca y apenas se ha puesto en el camino social de la medicina Peruana uno de los muchísimos escalones que falta recorrer". El 7 de diciembre de 1952, víctima de policitemia y de una complicación pulmonar, se apagó la vida del Jatun Rijchari, causando un profundo dolor en los campesinos, quienes lo consideraban su protector y amigo. El 11 de abril de 1953 en el patio principal del colegio nacional San Carlos se le rindió un grandioso homenaje póstumo, organizado por el Club de Leones de la localidad. En junio del mismo año, una de las salas del hospital de Juliaca, de cuya fundación fue uno de Acta Médica Peruana los más entusiastas propulsores, fue bautizada con su nombre, privilegio que es compartido por una de las principales avenidas de dicha ciudad.