Historia de La Medicina Precolombina

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HISTORIA DE LA MEDICINA PRECOLOMBINA

HISTORIA DE LA MEDICINA PRECOLOMBINA Desde tiempos inmemoriales, el hombre trató de comprender el mundo que le rodeaba equilibrando lo empírico y lo mágico; el curandero era el amo de la vida y de la muerte. De esta forma, la causa y el origen de las enfermedades, el milagro de la procreación, la iniciación sexual, el climaterio, la menopausia o la muerte fueron considerados fenómenos mágicos que manejaban los espíritus, cuyos representantes en la tierra fueron los shamanes, los curanderos, los magos y los hechiceros, quienes actuaban como intermediarios de lo desconocido y, por lo tanto, como dominadores de la naturaleza mágica del mundo. Sus conocimientos sobre algunos aspectos de la naturaleza, el transcurso de las estaciones y las propiedades curativas de las plantas les conferían autoridad y, a su vez, la obligación de dar una respuesta a los fenómenos naturales de la enfermedad y la muerte. En América, por ejemplo, vivieron pueblos muy diferentes en su nivel cultural, político, económico y social, pero compartían una tradición mágico-religiosa y tenían más o menos los mismos conceptos sobre las enfermedades, base de sus teorías y prácticas curativas. A pesar de la distancia geográfica y temporal, en la medicina de estas culturas existió un doble fenómeno característico; por un lado, el curandero, el sacerdote y el hechicero estaban íntimamente relacionados entre sí y, por otro, existía el uso intensivo de drogas alucinógenas. De esta manera, el curandero siempre fue importante en la sociedad, ya que personificó la medicina precolombina, reuniendo los elementos mágicos de los rituales dados a él por los dioses, así como el manejo de drogas y su preparación, que sólo él conocía y guardaba en secreto. Por esta razón, al igual que las prácticas terapéuticas, la herbolaria fue de gran importancia, convirtiéndose en una tradición milenaria basada en el conocimiento de infinidad de plantas medicinales clasificadas y aplicadas con gran acierto en distintas enfermedades. Por otro lado, en el territorio de la Nueva España habitaron distintas sociedades que alcanzaron un alto grado de civilización como las del Altiplano y el sureste mexicanos: tarascos, nahuas, mixtecos, zapotecos y mayas. Éstas contaban con formas avanzadas de gobierno, ciudades bien estructuradas, un sistema de numeración y de escritura fundado en pictogramas, además de sus conocimientos sobre astronomía, matemáticas, arquitectura y medicina, basada en una larga tradición herbolaria. Sin duda, la medicina azteca sobresalió poco más que las otras en lo referente al diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, tanto en medicina interna como externa. Quienes la practicaban eran los curanderos llamados tícitl, que pertenecían a

una casta sacerdotal en la que los padres enseñaban la profesión a sus hijos y éstos heredaban el cargo. Además, la medicina era asociada con tres factores: con la religión, en virtud de que atribuían a los dioses ciertas enfermedades, así como su remedio; con la magia, porque creían que algunas enfermedades eran provocadas por los hechiceros, y con la ciencia, porque conocían las propiedades curativas de las plantas y de algunos minerales. Entre las enfermedades más comunes se mencionan las fiebres eruptivas, afecciones de la piel y parasitosis intestinales, a las que daban cura con abundantes medicamentos. Gracias a ello no existieron grandes epidemias; sólo se sabe de una muy severa entre los años 1450 y 1456. Algunos emperadores apoyaban el desarrollo de la medicina, patrocinando el estudio de la flora de los territorios que conquistaban, para ello, enviaban mensajeros a todos los lugares posibles a recoger plantas raras y valiosas para sus jardines botánicos. Entre sus prácticas medicinales se incluía el baño de vapor en el temazcalli, para purificar el cuerpo, contrarrestar fiebres causadas por alguna constipación, recuperarse después del parto y sanar heridos o mordidos por algún animal venenoso. Cabe destacar que la población de Europa debe a los médicos indígenas, entre otros productos, el tabaco, el bálsamo americano, la goma copal, el liquidámbar, la zarzaparrilla, la tacamaca, la jalapa, la cebada y los piñones purgantes, que han sido de gran utilidad hasta nuestros días. Otros purgantes que se usaban son las habillas, el izticpatli y el amamaxtla. Como vomitivos se aplicaban el mexochitl y el neixcotlapatli; como diuréticos, el axixpatli y el axixtlacotl. El remedio contra la mordedura de serpientes era el coapatli. Contra las fiebres intermitentes usaban el chatalhuic y para otro tipo de fiebre, el chiantzolli, el iztacxalli, el huehuetzontecomatl y el izticpatli. Para curar el mal causado por excesivo ejercicio en el juego de la pelota, solían comer la corteza del apitzalpatli ablandada con agua. Asimismo, los indígenas se valían de infusiones, cocimientos, emplastos, ungüentos y aceites. De estos últimos, los más usuales eran los de hule o resina elástica, de tlapatl, árbol semejante a la higuera, de chilli o pimienta de chia, y de ocotl, especie de pino. En cuestiones de cirugía utilizaban bálsamo, maripenda, jugo de itzontecpatli, tabaco y otras yerbas. Para las úlceras aplicaban el nanahuapatli, para las apostemas y algunos tumores, el zacatepatli y el iztcuinpatli, y para la fractura de los huesos, el nacazol o toloatzin. De esta planta, la semilla hecha polvo se mezclaba con resina para aplicarse a la parte lastimada, la cubrían con plumas y, sobre ellas, ponían tablitas para soldar los huesos. Otro aspecto relevante es que los médicos, para darle un toque misterioso a sus curaciones, las acompañaban con algunas ceremonias supersticiosas, con la invocación de sus dioses y con ciertos improperios contra las enfermedades.

Éstos son algunos ejemplos de los usos y aplicaciones de la medicina prehispánica, cuyos beneficios han sido reconocidos paulatinamente en todas las épocas del mundo de la medicina.

CONSECUENCIAS EPIDEMIOLÓGICAS DE LA CONQUISTA DE AMÉRICA Eduardo Estrella Ex - Director del Departamento de Humanidades Médicas de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Quito, Ecuador.

Hay datos históricos que confirman que en el año 1526, antes de que se inicie la conquista española del imperio incaico, se desató en los Andes la primera gran epidemia que mató a miles de indígenas carentes de defensas frente a esta nueva enfermedad. La mayor parte de los tratadistas consideran que esta epidemia fue por viruela 1-. Los habitantes del Nuevo Mundo, dice Mac Neill , no eran portadores de ninguna infección grave que pudiera ser contagiada a los europeos y africanos que llegaron a sus tierras. Al contrario, la brusca confrontación con una larga lista de infecciones que europeos y africanos habían ido recogiendo a lo largo de miles de años, provocó el desastre demográfico en los aborígenes americanos. Las razones de este desequilibrio son bastante comprensibles, ya que en comparación con la complejidad ecológica del Viejo Mundo, el Nuevo no era más que una enorme y vulnerable isla y el nivel escasamente desarrollado de enfermedades entre los americanos fue solo un aspecto de la vulnerabilidad biológica general, pero este aspecto tuvo consecuencias particularmente drásticas para la vida humana. Es conocido que la migración del hombre y de sus enfermedades es la mayor causa de la presencia de epidemias. Cuando se produce una migración, aquellos individuos que han estado largamente aislados son los que más sufren, porque su material genético no ha tenido contacto con las enfermedades alejadas de su entorno geográfico. Los aborígenes americanos, tuvieron el fatal privilegio de su aislamiento del resto de la humanidad, por lo que las enfermedades graves y mortales del Viejo Mundo fueron más mortíferas en el Nuevo y comparativamente aquellos trastornos benignos en Europa, se tornaron mortales en América. LA INFLUENCIA SUINA MATA A LOS INDIOS DE SANTO DOMINGO Se cree que la primera epidemia que se desató en la Isabela en diciembre de 1493, afectando a Colón y sus compañeros del segundo viaje, pudo haber sido de influenza. La enfermedad apareció el 9 de diciembre de 1493, al día siguiente del desembarco de los 1500 hombres y animales domésticos que llevaban para su reproducción en las nuevas tierras. Bruscamente la gente comenzó a caer enferma con fiebre elevada y gran postración; la infección contagió a los indígenas de la isla que murieron en gran

número. Según Guerra, la epidemia de la isla Isabela tenía todas las características para ser catalogada como influenza, en la cual además habrían participado activamente como reservorios y difusores del virus no solo los hombres sino los cerdos que trasportaban. Para este autor, la importancia de la influenza se vislumbra en su impacto sobre la población indígena de Santo Domingo calculada en 1493 en 1.100.000 habitantes. De éstos, en 1506 quedaban 350.000, en 1510 se calculaban 16.000 y en 1517 no llegaban a 10.000. Si bien dicha enfermedad pudo haber sido una causa notable de este descenso demográfico, no hay que olvidar la intercurrencia de otras enfermedades, el hambre y la violencia que se ejerció sobre el indígena. Luego de su trágica visita de 1493, la influenza nunca dejó en paz a la población americana: nuevas y devastadoras pandemias y epidemias se presentaron a partir del siglo XVI. Varios autores sugieren que entre 1558 y 1559 se desató una pandemia de influenza en la mayor parte de los territorios americanos conquistados 4 . Probablemente fue una extensión de la epidemia que en 1557 azotaba a varios países europeos, no siendo dificil pensar en su traslado al Nuevo Mundo dada la intensa comunicación establecida en esa época. EL VIAJE SIN RETORNO DE LA VIRUELA De todas las enfermedades que hicieron el viaje transoceánico, la viruela fue la que ocasionó mayor mortalidad y desolación, siendo una de las causas directas del descenso de la población indígena americana. El primer ataque se produjo entre diciembre de 1518 y enero de 1519 cuando la viruela apareció entre los indios de Santo Domingo, traída según el padre Las casas, desde Castilla. Se infectaron también algunos españoles, pero ninguno falleció; en cambio la infección desvastó a la población indígena, ensañándose de tal manera que solo logró sobrevivir un millar de indios. En cuestión de días la epidemia se extendió a Puerto Rico. Los indios Arawaks estaban ya debilitados y moribundos por los desconocidos males que se sucedían sin descanso por las islas antillanas, actuando como reservorios de la pestilencia en la que los conquistadores encontraron un invisible aliado biológico para su asalto final a estas tierras4. Desde las Antillas, la viruela viajó a México de la mano de una expedición de socorro que se unió a Cortés en 1520, siendo una de las diez plagas que asolaron a los mexicanos. La introducción del virus variológico cambió la historia de la conquista, pues ocurrió en el momento en que el pueblo azteca había expulsado de Tenochtitlán a los intrusos. Comenzó en el mes de setiembre y duró unos dos meses, coincidiendo con la huida de Cortés y sus compañeros de esa ciudad. La epidemia le dio tiempo para reponerse mientras enfermaban y morían decenas de miles de indígenas, entre ellos Cuitláhuac, hermano de Monctezuma, que le había sucedido en la jefatura del imperio. Los españoles identificaron rápidamente la enfermedad, muy conocida en Europa, mientras los indígenas que la desconocían le asignaron la denominación de hueyzahuatl (gran lepra) . Así la desesperación cundió entre los aztecas, que moribundos e inermes fueron fácil presa de los conquistadores. Sus dioses abdicaron, y los ayunos, ofrendas y abstinencias fracasaban. Por donde quiera que cruzaba el hombre blanco llegaban males desconocidos, y como regalo de un Dios extraño, estas enfermedades que no tenían respuesta con sus medicinas, ni con sus curanderos y chamanes, terminaban instalándose en sus tierras y en su gente.

La viruela no se detuvo en el México Central, sino que se trasladó a Guatemala donde apareció en el mismo año de 1520, atacando a los indígenas Cakchiqueles que murieron en gran número. La pestilencia continuó aparentemente por Centroamérica alcanzando el Imperio Incaico entre 1524 y 1526, cruzando posiblemente por mar desde Panamá 6. Los indígenas estaban persuadidos de que la presencia de estas nuevas enfermedades era producto de un castigo divino. Para ellos el nuevo Dios que traían los europeos, enojado por sus idolatrías profanas y sus pecados mundanos, les enviaba el flagelo de la enfermedad para que expiaran sus ofensas y se convirtieran a la nueva religión. Ello se acentuaba aún más debido a que los españoles eran inmunes a la enfermedad que se ensañaba en los indios. Armas letales, caballos, enfermedades y un Dios extraño y castigador acabaron con la resistencia indígena 3. LA PRIMERA EPIDEMIA DE SARAMPION EN EL NUEVO MUNDO Reponiéndose aún los nativos del impacto de la epidemia de viruela del período 15181526, llegó para desgracia de ellos una nueva enfermedad: el sarampión, que se expandió desde México hasta el Perú entre 1530-1531. Esta enfermedad fue traida al continente por los españoles quienes la habían adquirido en las islas del Caribe, donde tuvo efectos catastróficos, reportándose que las dos terceras partes de los indígenas que aún quedaban en Cuba, murieron por sarampión en 1529. En México el brote produjo estragos principalmente entre los niños, pero la mortalidad no fue comparable a la de la viruela. Quizás por ello los nativos le denominaron tepitonzahuatl (pequeña lepra) 9. Los episodios se repitieron en Guatemala, Nicaragua y Panamá, donde las autoridades coloniales alegaban que no solo mataba a los indios, sino que dejaba muy exhaustos a los sobrevivientes, por lo que no podían trabajar para los conquistadores. El paso del sarampión hacia la región Andina se cree pudo haberse establecido desde Panamá hasta la región de los Chibchas en Colombia, continuando hacia el sur a las comunidades dependientes de los Incas. Esta enfermedad, por la facilidad de su trasmisión, quedó impregnada en el Nuevo Mundo como un azote permanente para la población, en especial para los niños. PIOJOS, RATAS Y TIFUS A UNO Y OTRO LADO DEL OCÉANO Las rickettsias son los agentes responsables del tifus, una de las plagas de la humanidad que siempre ha acompañado a las guerras, hambrunas y desastres naturales. Esta enfermedad prevaleció tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo. En 1489 el tifus fue introducido desde Chipre a España y en ese mismo año 17.000 soldados de los ejércitos de los Reyes Católicos que luchaban contra los moros murieron a causa de esta infección. Conocida también con el nombre de modorra acompañó a los navegantes en el descubrimiento y conquista de América, por lo que algunos autores opinan que la infección fue introducida en América en esos años11. Después de la conquista se habla de tifus en México en 1526, 1533, 1536, 1564, 1588 y probablemente entre 1596-96. En la época colonial se le conoció con el nombre de tabardillo o tabardete 8-12. La infección trasmitida por piojos fue conocida por los Incas con el nombre de occelasta, y se cree que las epidemias fueron frecuentes en

algunos lugares, especialmente en las sierras. Los Aztecas le denominaron matlazahuatl y se presentaba en brotes epidémicos. OTRAS ENFERMEDADES La incorporación de las poblaciones americanas a las cadenas de infección del Viejo Mundo, trajo también como complemento algunas enfermedades endémicas relativamente triviales, que en este nuevo medio se convirtieron en afecciones letales, por la carencia de inmunidad de los indígenas: difteria, parotiditis, varicela, etc. La trilogía viruela, sarampión, varicela se convirtió en huésped de las familias del Nuevo Mundo. Muchas veces la enfermedad se quedaba sin una identificación precisa, tal era el caso de los cocoliztles de los mexicanos entre los años 1545-1576. En 1545 se calcula que fallecieron 800.000 personas y en 1576 los muertos por cocoliztles rondaron los 2 millones. Según Viesca, existiría la posibilidad que se tratara de otra virosis hecha epidémica por la confluencia de mutaciones y circunstancias históricas 8. El perfil epidemiológicode América se complementó, a partir de la conquista, con el aporte de enfermedades trasmisibles de origen africano, siendo las principales la malaria y la fiebre amarilla. En relación a la malaria, su existencia anterior a 1492 es discutida. También se ha discutido mucho sobre la posibilidad de que la epidemia desatada en la Isabela el 9 de diciembre de 1493, durante el segundo viaje de Colón, fuera de malaria. En contra de esta sugerencia está el hecho de que el propio Colón estuvo en esta zona durante su primer viaje, anotando en su diario que ninguno de sus compañeros había enfermado de mal alguno, lo que no habría sido posible de haber existido malaria endémica en la isla 5-13. Igualmente, en el caso de la región Andina, la posibilidad de que la quina (Cinchona spp) hubiese sido usada en épocas prehispánicas para el tratamiento de las fiebres palúdicas, ha sido descartada, quedando la sugerencia de que la mencionada corteza pudo haber sido aplicada en otros trastornos febriles 14. Al parecer, la malaria es una recién llegada al escenario americano. Las investigaciones sobre la distribución de rasgos genéticos humanos vinculados a la tolerancia ante la infección malárica, parecen haber estado ausentes en la población americana, de ahí la virulencia de la infección y los estragos que causó en los nativos. Los parásitos del paludismo que infectan a los monos salvajes de América parecen ser idénticos a los del Viejo Mundo, ya que son trasferencias de corrientes sanguíneas humanas. Ni el hombre ni el mono albergaban esos parásitos antes del descubrimiento de América 3. Con toda seguridad, el paludismo fue trasportado a América desde Europa o más precisamente desde África, a partir del 3er. Viaje de Colón que tocó las islas del Cabo Verde en 1498. Sobre la fiebre amarilla, Henry Carter concluyó, contra lo que se afirmaba hasta entonces, que esta enfermedad era originaria del África Occidental y que fue llevada a las Antillas y al Golfo de México en barcos que trasportaban esclavos negros, lo cual confirma que no era una enfermedad americana 15. Después de 1648 la fiebre amarilla se estableció en las Antillas y puertos del Golfo de México, embarcándose con frecuencia desde allí hacia otros puesrtos americanos y europeos. Según Mc Neill, en aquellas regiones del Nuevo Mundo donde las infecciones tropicales procedentes de África pudieron establecerse libremente (sumándose a otras

enfermedades de origen europeo), el resultado fue la destrucción casi total de la población amerindia preexistente. En cambio, en aquellas regiones donde las infecciones tropicales no pudieron penetrar, como la meseta central de México y el altiplano andino, la destrucción de las poblaciones aborígenes fue menos completa. REFERENCIAS 1.-León Luis: Enfermedad y muerte de Huayna-Cápac. Rev. Ecuatoriana de Medicina y Ciencias Biológicas. Quito. 21 (2): 99-123 (1985). 2 Cieza de León, P.: El señorío de los Incas. Lima: Instituto de Estudios Peruanos. (1967). 3 Mc Neill, William: Plagas y Pueblos. Madrid: Siglo XXI. (1984). 4 Crosby Alfred: The Columbian Exchange. Biological and Cultural Consequenses of 1492. Westport (Connecticut): Greenwood Press. (1972). 5 Guerra Francisco: El intercambio epidemiológico tras el descubrimiento de América. En: Anales de las Primeras Jornadas de Historia de la Medicina Hispanoamericana. Cádiz, pp. 19-40 (1983). 6 Dobyns Henry: An outline of Andean Epidemic History to 1720. Bulletin of History of Medicine. 37 (6): 493-515 (1963). 7 Mc Bride Wester: Influenza in Guatemala during the sixteenth century. Bulletin of History of Medicine. 8 Viesca C.: Las Enfermedades. En: Historia General de la Medicina en México. Univ. Nacional Autónoma de México. 1: 93-109 (1990). 9 Somolinos D’Ardois G.: La viruela en la Nueva España. En: Ensayos sobre la historia de las epidemias en México. Inst. Mexicano de Seguro Social, 1: 237-48 (1982). 10.- Bustamante Miguel: La fiebre amarilla en México y su origen en América. En: Ensayos sobre la historia de las epidemias en México. Inst. Mexicano de Seguro Social. 1: 19-36 (1982). 11 Schreiber, Werner y Mathis, Friedrich K.: Infectio. Basilea, Editores Roche (1987). 12.- Malvido Elsa: Efecto de las epidemias y hambrunas en la población colonial de México (1519-1810). En: Ensayos sobre la Historia de las Epidemias en México. Inst. Mexicano de Seguro Social. 1: 179-197 (1982). 13 Jarcho Saúl: Some observations on desease in Prehistoric North America. Bulletin of History of Medicine. 38 (1): 1-19 (1964). 14 Estrella Eduardo: La Medicina en el Ecuador Prehispánico. Quito: Ed. Belén. (1992).

15 Carter Henry: Yellow fever: an epidemiological and historical study of its place of origen. Baltimore, 1992

HISTORIA DE LA MEDICINA EN LOS "PIEL ROJAS" En 1492, cuando Cristóbal Colón puso pie sobre el Nuevo Continente, se hallaba convencido de haber llegado a la India. Por ello dio a los indígenas de América el nombre de indios. Más tarde los blancos los llamaron "pieles rojas", pero en realidad el piel roja no tuvo jamás la piel roja, sino que se untaba todo el cuerpo con el jugo de una planta que aún en nuestros días se llama en América del Sur el "rucu";. Esta planta de notables propiedades produce un jugo del más bello color rojo. Como vivía medio desnudo en la naturaleza el indio necesitaba proteger su piel contra los ataques de todo tipo, entre los cuales no era despreciable el de los mosquitos. Las repetidas aplicaciones del rucu, mezclado con grasa animal, consiguen en parte cerrar los poros, impidiendo a ciertos parásitos poner sus huevas bajo la piel. El rucu evitaba a los pieles rojas algunas de las fiebres que padecían los blancos. Esta denominación designa aun hoy a los nativos de Norteamérica. El primer calendario que tuvieron los Indios de Norteamérica fue según los historiadores el caparazón de una tortuga. Estos se dieron cuenta que cada trece lunas, se repetía la misma estación. El caparazón de algunas tortugas llevaba trece círculos que denominaron Rueda de la Medicina.

Algunos documentos relatan la eficacia de la medicina india sobre enfermedades y heridas. Para ello empleaban el entorno natural que les envolvía, como raíces, plantas y algunas partes de la anatomía animal. Para curar quemaduras utilizaban una cocción de hojas de tabaco hervidas en agua. Con este liquido lavaban la herida que posteriormente aplicaban polvo de tabaco machacado. El reuma y los problemas respiratorios se combatían inhalando el humo que producía la quema de corteza de cedro. Para luchar contra algún tipo de fiebres algunas tribus hervían corteza de un árbol llamado cornejo. Contra los parásitos, los cherokees machacaban la raíz de una planta llamada raíz rosada que también emplearon mas tarde algunos colonos. Los indios eran muy hábiles en la curación de heridas y las hemorragias. Para ello utilizaban plantas, minerales y animales. Una herida sangrante la curaban rápidamente con la aplicación de trozos de una tela de araña. Esta cura era normal entre apaches y chipewas.

Los dolores de cabeza y los resfriados, los apaches, los curaban con el agua de trozos de madera de arbusto hervidos en agua. Dentro de este pequeño apartado sobre la medicina india hay que mencionar muy especialmente la medicina ginecología y la obstetricia. Hoy en día algunos métodos que utilizaban algunas tribus son perfectamente actuales. Los colonos cristianos creían que iba contra la Biblia aliviar los dolores del parto, puesto que estos dolores constituían un castigo por el pecado original. En algunas tribus los indios utilizaban medicinas para calmar el dolor a las embarazadas, sobre todo en el parto. Estas medicinas eran una mezcla de cortezas de cornejo, álamo y cerezo. Aunque las mujeres indias solían dar a luz de rodillas o en cuclillas, durante el parto se la cambiaba de posición, dependiendo de la situación del feto. i Una cosa que llama la atención es la que las comadronas arikaras se envolvían las manos con un trozo de piel con pelo suave para no hacer daño a la madre. Nunca tocaban la vagina de la madre, para corregir la posición del bebe movían a la madre de un lado a otro con extrema suavidad, mientras manipulaban el abdomen suavemente. En caso de hemorragias post-parto, daban de beber zumo de cerezo.

HISTORIA DE LA MEDICINA AZTECA Algunas versiones señalan que el nombre de "azteca" proviene de un lugar mítico situado posiblemente al norte de la actual República mexicana, llamado Aztlán; más tarde se autodenominaron mexicas. ORÍGENES Tras la caída de la civilización tolteca que había florecido principalmente en Tula entre los siglos X y XI, oleadas de inmigraciones inundaron la meseta central de México, alrededor del lago Texcoco. Debido a su tardía aparición en el lugar, los aztecasmexicas se vieron obligados a ocupar la zona pantanosa situada al oeste del lago. Estaban rodeados por enemigos poderosos que les exigían tributos, y la única tierra seca que ocupaban eran los islotes del lago de Texcoco, rodeados de ciénagas. El hecho de que, desde una base tan poco esperanzadora, los aztecas fueran capaces de consolidar un imperio poderoso en sólo dos siglos, se debió en parte a su creencia en una leyenda, según la cual fundarían una gran civilización en una zona pantanosa en la que vieran un nopal (cactus) sobre una roca y sobre él un águila devorando una serpiente. Los sacerdotes afirmaron haber visto todo eso al llegar a esta zona; como reflejo de la continuidad de esa tradición, hoy en día esa imagen representa el símbolo oficial de México que aparece, entre otros, en los billetes y monedas. Al aumentar en número, los aztecas establecieron organizaciones civiles y militares superiores. En 1325 fundaron la ciudad de Tenochtitlán (ubicada donde se encuentra la actual ciudad de México, Distrito Federal, capital del país). LA MEDICINA AZTECA De los muchos dioses que los aztecas reconocían y adoraban, varios de ellos estaban relacionados con la medicina; por ejemplo, Tláloc, señor de la Lluvia, producía enfriamientos y catarros, neumonías y reumatismos; Xochiquetzal, diosa del Amor y de

la Fertilidad, enviaba enfermedades venéreas y complicaciones del embarazo y del parto; Tezcatlipoca o Titlahuacán era especialmente temible, pues se asociaba con enfermedades graves o letales; Xipe-Tótec, Nuestro Señor el Desollado, era especialista en enfermedades de la piel. Las mujeres jóvenes muertas en su primer parto eran adoptadas por Coatlicue, la diosa de la Tierra y de la Muerte, y convertidas en cihuateteo no subían al Séptimo Cielo sino que se quedaban residiendo en el Primer Cielo, desde donde bajaban a la Tierra, especialmente en los días 1-Venado en los cruces de caminos, para asustar a los hombres y producirles enfermedades a los niños, como parálisis facial, atrofia de miembros, enfermedades convulsivas y otros padecimientos neurológicos. Las cihuateteo más jóvenes eran las más malas pues se ensañaban con los niños más pequeños y hermosos, "para robarles su belleza" Hasta cuando el padecimiento era algo tan natural, como una fractura consecuencia de una caída sufrida durante el ascenso de una montaña, los aztecas lo relacionaban con una causa divina, pues sabían muy bien que era precisamente en los sitios más peligrosos de la montaña en donde moraban los chaneques y otros espíritus malignos, expertos en empujones y zancadillas. Con frecuencia el enfermo azteca no tenía conciencia de haber violado alguna ley o mandamiento religioso, o no sabía bien cuál era la deidad que había ofendido con su comportamiento, y entonces la consulta con el médico o tícitl incluía no sólo el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad, sino también la identificación del dios enojado. Esto era muy importante, porque los ritos sacrificios y exorcismos eran diferentes para los distintos dioses. Además de los rezos y las ceremonias religiosas correspondientes, el tícil también empleaba medios terapéuticos naturales, entre ellos principalmente la herbolaria, que entre los aztecas era extraordinariamente rica. Algunas medicinas que todavía se usan hoy provienen de la herbolaria precolombina, como la infusión de yoloxóchitl para las fiebres o la de toloache como abortivo, pero en la antigüedad se usaban muchas otras con muy distintas indicaciones. Es probable que dentro de esta riqueza tradicional todavía se puedan encontrar algunas otras sustancias con uso terapéutico real y efectivo, pero tal sugestión requiere estudios científicos críticos y religiosos. Se dice en textos antiguos, que una de las premisas del Sacerdote - Medico era la de impresionar y subyugar a sus pacientes, asi que se hacian acompañar de una extensa gama de extraña y misteriosa "panfernalia" de objetos que creaba un clima de sugestión, misterio y magia. La citada "Utilleria" se venía a componer basicamente de conchas, alas de aguilas, madejas de cabellos de muertos, plantas de tabaco y de docenas de elementos a cual mas llamativo y misterioso. Otro de los nombres del sacerdote - medico, ademas de "Ticitl" era el de "Tetla Acuicilique" que significaba: "Los que extraen las piedras..." Y es que la primera acción del Sacerdote-Medico era la de reconocer con sus dedos, el cuerpo semidesnudo del paciente, ya que debia de "localizar" el lugar exacto de un punto denominado "La Saeta Encantada" es decir una especie de lugar en el que habia entrado en el cuerpo del enfermo una diminuta "flecha" con el mal, sin que nadie la hubiese podido ver.

Con su innata habilidad y poder de sugestión en muchas ocasiones esos sacerdotes ya practicaban el denominado "Efecto Placebo". Es decir suministrar al paceinte algo totalmente inocuo e ineficaz, pero que producía al paciente un efecto semejante al de la curación, y que despues se ha seguido utilizando por la medicina moderna. En muchas ocasiones, tambien practicaban al enfermo una serie de misteriosos masajes, cuando se veian incapaces de determinar el exacto origen de la enfermedad. El sacerdote suministraba al enfermo una especie de narcotico de la familia de la belladona, mediante el cual se conseguía dormir al paciente y por medio de habiles y sugestivas preguntas inquirirle como habria sufrido "El Mal" para poder luego encontrar una manera de curarlo. Cualquier mal fisico o mental, nunca podia ser visto y considerado como una acción natural, ya que se consideraba que era enviado por "Acción Directa de los Dioses". SANACIONES Cuando el misterioso "Dios de las Lluvias" el llamado temerosa y reverencialmente se enojaba, podía extender milagrosamente enfermedades como la lepra y las ulceras en cualquier parte del cuerpo de cualquier persona. Se decia que quienes practicaban "el incesto" podían ser castigados, que venia a ser una "Muerte de Amor". El remedio más eficaz que efectuaban los Brujos-Sanadores era invocar la protección del "Genio del Deseo" . Despues acto seguido conducian al enfermo a practicar una serie de misteriosos rituales que consistían en una serie de baños de vapor, junto con el rezo de unas misteriosas oraciones.

Medicina Azteca (sacrificios humano-religioso)

La medicina tuvo un gran grado de desarrollo. Con su conocimiento de la naturaleza distinguieron propiedades curativas en diversos minerales y plantas. Los sacrificios humanos religiosos (que incluían la extracción del corazón y el desmembramiento del cuerpo) favorecieron un buen conocimiento de anatomía.

Sabían curar fracturas, mordeduras de serpientes. Posiblemente hubo "odontólogos" encargados de realizar deformaciones dentales. Aunque la medicina era practicada por hombres y mujeres, parece ser que sólo las mujeres podrían encargarse de ayudar en los partos. La medicina estuvo muy ligada a la magia, pero el hecho de no atribuir la causa científicamente correcta a cada enfermedad no significó que no se aplicase el remedio conveniente. REMEDIOS Debido a la alimentación básica del maiz y a que consumían poca carne, los aztecas sufrían enfermedades originadas por este desequilibrio. Otra enfermedad muy frecuente eran "Los Ojos Irritados" que se trataba con la raiz del "Metlatxochtl" mezclada con leche materna. Pero quien sufría esta enfermedad no podía mantener relaciones sexuales y estaba obligado a llevar colgado de su cuello un cristal y a sujetar en su brazo derecho el ojo de un zorro. En una determinada fecha apareció un misterioso "Grimorio" llamado "Herbario Azteca de la Cruz de Badiano" que asombró a propios y extraños, ya que en sus paginas explicaba la forma de curar las cataratas y los tumores de ojos, con metodos que al ser examinados por la medicina actual, han llegado a considerarse eficaces. Las enfermedades de resfriados y catarros se cuidaban con inhalaciones de la planta denominada "A-Toch-Ietl" que venía a ser muy parecida al poleo o poleo - menta de hoy en dia.

HISTORIA DE LA MEDICINA MAYA Es cierto que se desconocemos muchísimas cosas sobre los mayas. Sabemos que fue una de las culturas mas antiguas del continente americano y que floreció varios siglos antes que la de los aztecas o los incas; fue una de las más duraderas e indudablemente sirvió de base para el desarrollo de otras culturas de la zona. Lo que se conoce actualmente como el "área maya" abarca la Península del Yucatán en México, Belice, Guatemala, y las vertientes occidentales de Honduras y de El Salvador. Su historia abarca, reunida en tres grandes periodos, desde el año 1500 a.C. hasta los principios del siglo XVI. A partir del siglo XIII, el Imperio Maya sufrió un proceso de decadencia por causas todavía desconocidas, proceso que se vio acelerado con la llegada de los españoles al Nuevo Mundo. Aclaremos que los mayas eran muy independientes, y que al hablar del Imperio Maya nos referimos a un hecho cultural mas que real, pues cada población se establecía como una Ciudad-Estado, actuando como unidades políticas independientes. Crearon por tanto un imperio que estaba en realidad controlado por una red de ciudades-estado densamente pobladas. Llegaron a establecer un comercio a gran escala, con rutas comerciales que se extendían hasta México y Panamá. Socialmente crearon un sistema de clases sociales bien organizado con ocupaciones y oficios muy definidos; básicamente establecían cuatro grupos sociales: los nobles y sacerdotes (clases

dominantes y de carácter hereditario), los campesinos (crearon una sociedad agraria basada en el cultivo del maíz) y los esclavos. Los mayas desarrollaron grandes logros científicos y técnicos, debiéndose a ellos una serie de avances sorprendentes: crearon una arquitectura perfecta y monumental en los centros urbanos y ceremoniales, y todo ello sin manejar útiles metálicos ya que su tecnología sólo incluía utensilios de piedra tallada y pulimentada; desarrollaron un sistema de escritura jeroglífica, usaron códices o libros de papel de corteza), crearon un sistema vigesimal matemático con la invención del número "cero"; elaboraron un calendario de una exactitud superior a cualquier otro de esa época incluidos los europeos o el georgiano que actualmente utilizamos; desarrollaron enormemente la astrología y tenían amplios conocimientos astronómicos sobre los ciclos celestes de Venus y la Luna (se les ha llamado los maestros de las estrellas), creando tablas precisas con los movimientos del sol, la luna y las estrellas; desarrollaron las artes, como la pintura, escultura y talla de objetos de jade, y las ciencias como la medicina.

Los mayas y los pueblos de área maya veían la vida como una constante lucha entre el Bien y el Mal, entre dioses benévolos y malévolos. Esto creaba importantes conexiones interdependientes entre salud, enfermedad y religión. Para cada enfermedad había una deidad que la provocaba y otra que protegía a la persona enferma. Realmente es muy difícil establecer un único y directo Dios de la Medicina. Aunque el dios creador era Hunab Ku, ésta era una deidad remota que se inhibió de todo tras acabar su obra creadora. Más relevancia tiene su hijo, Itzamná el dios sol, el señor del cielo, dios de la vida y por ello asociado a la fertilidad, que se interesaba más por las cosas terrenales que su padre, y se le suponía el inventor de la escritura jeroglífica y de los libros de augurios; era adorado como dios de la medicina durante el mes maya zip, septiembre. Entre los mayas lacandones se llamaba Chi Chac Chob o Ah Kan Chob. Ixchel, su esposa, era considerada la diosa de la luna, del agua y de las inundaciones; quizá la que más se acerca al honor de llamarse Diosa de la Medicina, pues era su protectora así como de las parturientas, se le suponía inventora del arte de tejer. Entre los mayas lacandones se llamaba Akna. Otra diosa a considerar era Ixtab diosa de los ahorcados (suicidas), ya que los afligidos por el dolor y que consideraban incurable su mal, se suicidaban ahorcándose para que la diosa los llevara al cielo. Otros dioses de la medicina eran Cit Bolon Tun Ahau Chamahez En el área yucateca

aparece otro dios llamado Sacal Puc dios de los yerbateros, los que curan con hierbas, personajes de gran importancia en la medicina maya. Dioses menores en medicina eran los llamados Bacabs cuatro hermanos que colocados en cada uno de los puntos cardinales sostenían el universo, y que se asociaban a fenómenos naturales como la lluvia y el viento que también podían traer enfermedades. El documento más importante de la literatura médica de la cultura maya es El Ritual de los Bacabes, el cual recupera numerosos conocimientos médicos prehispánicos que lograron conservarse prácticamente sin alteraciones durante el periodo colonial gracias a que se utilizó en ellos un sociolecto privativo de la clase sacerdotal -un lenguaje codificado en el que se apela a las fuerzas cósmicas, se eligen los días favorables para las curas, ritos y tratamientos, y se despliega un amplio conocimiento de botánica y medicina. Cabe destacar que también en los códices Dresde y Madrid se hace una amplia referencia a diversas enfermedades y calamidades perfectamente calendarizadas, todas ellas aparecían ligadas a la presencia de su protectora, la diosa lunar Ixchel: patrona de la medicina, del parto y de la adivinación. Asimismo, en los libros del Chilam Balam (en especial los de Káua, Ixil, Tekax y Nah) se hace referencia a calamidades y curaciones; enfermedades y plantas curativas. Este conocimiento se recuperó en la época colonial gracias a la labor de misioneros, frailes y cronistas quienes, desde luego, no lo hubieran logrado sin la ayuda de sus informantes mayas. Una figura clave en este sentido es Diego de Landa, porque a pesar de haber mandado quemar durante un gran auto de fe diversos documentos que seguramente hubieran sido áltamente reveladores, logró recopilar, paralelamente, valiosos conocimientos de la cultura maya en su Relación de las cosas de Yucatán, una referencia obligada para quien desea acercarse al estudio de esta cultura. En dicho texto, Landa hace descripciones de suma importancia para comprender, entre muchas otras cosas, el gran desarrollo que alcanzó la medicina maya. En la medicina maya las enfermedades podían tener diversos orígenes. Por una parte estaba la etiologia divina, donde la enfermedad se producía como castigo por haber ofendido directamente a los dioses o a sus leyes, ya sea por la violación de diversos tabúes, por desobedecer a los padres, por cometer abusos sexuales con parientes cosanguíneos o por practicar la sodomía. Era frecuente que los dioses, especialmente el dios de la muerte, adoptara diversas formas semihumanas para provocar el mal entre los hombres. Entre los zotziles tomaba la forma de ik´ál, un hombre enano y negro que olía a cuervo y se alimentaba de carne humana, vivía en las cuevas de las montañas y acechaba a los hombres y mujeres fuera de los poblados o en caminos solitarios, anunciando siempre su presencia lanzándoles piedras o silbándoles. Otras veces se manifestaba como natikiljol, un indio con una larga cabellera que le llegaba hasta el suelo; como nalapatok, un demonio alto con dos caras y dos pares de pies, o como mukta-pishol un ser diabólico cuyo nombre se traduce como "sombrero grande". También podía tomar forma de mujer vieja, me´chamel la madre de la enfermedad, o como una mujer joven y hermosa, shpakinté que atrapaba a los hombres al volver del trabajo.

En la etiología humana destacaba la producida por efecto de la magia negra, el ah pul yaah o mal de ojo, que era practicada por algún hechicero o chamán maligno al que se le había ofendido directamente o al que recurría otra persona para que lanzara la enfermedad contra su vecino.

La etiología natural incluía el frío y el calor, especialmente los alimentos fríos y calientes, como las causas más comunes de enfermedad. El viento también era una causa habitual, especialmente si éste adoptaba formas de animales. Las plantas también eran origen de enfermedades, no sólo las tóxicas, venenosas o urticantes, sino también aquellas que habían sido utilizadas por los hechiceros en sus ceremonias de curación a un enfermo y que posteriormente abandonaban en medio de un sendero y que podían ser pisadas accidentalmente.

EL ARTE CURATIVO DE LOS MAYAS Y LOS PRIMEROS MÉDICOS DE LA PENÍNSULA DE YUCATÁN, MÉXICO. Gaspar A. Xiu-Chacón. Presidente del Supremo Consejo Maya y de la Alianza Maya de Yucatán, A.C., Mérida, Yucatán, México. RESUMEN. Las enfermedades y los males provenían según los mayas, de los malos vientos, de los hechizos y brujerías, de la conjunción de los astros, o por el enojo de alguno de los dioses de la teogonia maya. P or este motivo, las enfermedades eran curadas bajo un signo y oración religiosa de los sacerdotes. El Ah-men era un profeta y adivino, que curaba los males espirituales de sus pacientes por medio de la inspiración divina que recib&iac ute;a en sus largos trances con los espíritus y dioses que invocaba. Utilizaba el "zaztún" o piedra taumaturga y conocían el secreto de muchas yerbas curativas. El Pul-yahob (Brujo hechicero) curaba las enfermedades pra cticando ritos con plantas y animales o utilizando figurillas de barro para ahuyentar los malos vientos y espíritus. Los Dzac yahes son curanderos que dominan el conocimiento químico y medicinal de la herbolaria. Su sistema curativo e s reconocido como un método eficaz. Los primeros médicos en la península de Yucatán fueron extranjeros, a principios del siglo XVIII. Uno de ellos fue un portugués llamado Juan de Pereira, que tuvo un fin misterioso. Acusado de judeizante, ante el comisario del Santo Oficio, éste le hizo aprehender el 12 de febrero de 1713 y nadie volvió a tener noticia de su paradero. El segundo médico de la época que acabamos de citar, fue Giobani Francesco Mayoli. El vivi&oacu te; en Valladolid, donde ejerció su profesión con éxito hasta el 27 de mayo de 1770, en que falleció a una edad muy avanzada. La tradición atribuye al médico romano varios estudios botánicos sobre las plant as de la península, que han sido recopilados en un libro manuscrito "Descripción de los nombres y virtudes de las yerbas indígenas de Yucatán". También se cree que escribió un libro titulado "El Jud ío", siempre sobre el tratado de las plantas medicinales. Tenemos noticia de que se escribieron en Mérida dos obras del mismo género en el segundo siglo de la dominación española. Titulase la primera "Diccionar io Hispano Maya y Maya Hispano Médico y Botánica Regional" y la segunda "Diccionario Botánico y Médico de Yucatán". La primera fue escrita por el franciscano Gabriel de San Buenaventura y la segunda por el fraile de la misma orden llamado Andrés Avendaño. Palabras clave: Medicina prehispánica, medicina maya, historia de la medicina. SUMMARY. The curative art of the Mayans and the first doctors in the Yucatan Peninsula.

According to the mayans, illnesses and diseases were caused by evil winds, witchcraft and magic, the stars or the anger of one of the gods in mayan theogany. Therefore, diseases were cured by the priest' religious signs and pray ers. The "Ah-man" was a prophet and fortune teller who used divine inspiration he received during long trances with the gods or spirits he invoked to cure his patients. He also used the "zaztún" or the thaumaturge stone and knew t he secrets of many curative herbs. The "Pul-yahob" (the medicine man) practised rites with plants and animals or used earthenware dolls to drive away the evil winds and spirits in order to cure illnesses. The "Dzac yahes" are medicine men with the herbali st's chemical and medicinal knowledge. Their curative methods are recognised to be efficient. The first doctors in the Yucatan Peninsula were foreigners at the beginning of the 18 eighteenth century. One of those was a portuguese called Juan de Pereira, who mysteriously disappeared. The comission of the Holy Office accused h im of juzaizing and arrested him on February 12, 1713 and he was never heard of again. The second doctor of that era was Giobani Francesco Mayoli. He lived in Valladolid where he successfully practised his profession until he died of old age on May 27, 17 70. He is attributed to be the author of several botanic studies on plants in the Yucatan which have been compiled in a book called "Descripción de los nombres y virtudes de las yerbas indígenas de Yucatán". He is also believed t o have written a book called "El judio" whish is about medicinal plants. Two similar books were written in Merida during the second century of the spanish domination. The first was called "Diccionario Hispano Maya y Maya Hispano Médico y Botá ;nica Regional" and the second "Diccionario Botánico y Médico de Yucatán". The first was written by the franciscan Gabriel de San Buenaventura and the second by Andrés Avendaño, a franciscan friar. Key words: Mayan medicine, prehispanic medicine, history of the medicine. INTRODUCCIÓN. Escribir y hablar sobre la vida y el pasado histórico de los mayas ha sido siempre mi mayor pasión, aun sabiendo que al hacerlo no aportamos nada nuevo en el mundo tradicional de mis ancestros, que aún conse rvan en su espíritu la verdad y el conocimiento de muchas, pero muchas cosas, que en los libros no se registran ni se aprenden. Les hablaré brevemente de Maní, ultima ciudad del imperio maya, porque de allí he sacado el mayor número de mis escritos, inspirándome en la sombra de su centenaria ceiba, en el enigma que reina en su cenote y en el silbido del viento al pasar por los claustros franciscanos de su histórico convento. Sus calles, sus templos y sus hombres, encierran un milenio de su historia castigada por el fanatismo de un fraile, que arraso una cultura, a u na raza y asesino a un pueblo. Ese fraile, cuyo nombre los indígenas no pronuncian, fue el inquisidor Diego de Landa. En el año de 1562 fue ejecutado el auto de fe de Maní, y en el se destruyeron decenas de ídolos, vasos, vasijas y piedras que eran utilizadas en los ritos y ceremonias de la casta sacerdotal. La mayor gravedad c on que esta revestido el auto de fe de Maní, fue la destrucción de los libros y códices mayas formados en 27 rollos de escritura jeroglífica en donde se registraban los estudios de siglos, sobre astronomía, matemá ticas, el computo del tiempo, astrología, brujerías, profecías y medicina. Así fue como las Ah Menes, Chilames, Ah Kines, Nacomes y Chaques que existían en el reino fueron

castigados fatalmente con la hoguera inquisitori al, por lo que muchos murieron y otros huyeron a la profundidad de la selva, llevándose su arte, su ciencia y su sabiduría. Y fue después de muchos años de haberse consolidado la dominación española, cuando los hi jos y los descendientes de éstos bajaron de los cerros para aprender la lengua y la cultura española que les sirvió a los indígenas del siglo XVI, para escribir en lengua maya sus crónicas con los caracteres de la escrit ura española. Estas crónicas son las que se conocen actualmente con el nombre de los libros del Chilam Balam. Entre otros se conocen el Chilam Balam de Chumayel, de Maní, de Ixil, de Kaua, de Tusik, de Oxkutzcab, de Teabo, de Tekax, que tomaron el nombre de los lugares donde fueron encontrados. El profesor Alfredo Barrera Vázquez, nuestro sabio mayista, en su obra "El libro de los libros del Chilam Balam", describe a perfección la filosofía y el g&eacut e;nesis del sacerdocio maya. Desde muchos siglos anteriores a la conquista, los mayas vivían y se desenvolvían bajo el poder religioso de sus dioses y sacerdotes. Esta casta era imperativa en la vida y en la formación de estos pueblos, ya que su poder era transmitido de generación tras generación, entre hijos parientes y hermanos. El sumo sacerdote, el de mayor linaje entre esta casta, era el llamado, según Landa, ahaucan, quien poseía excepcionales conoci mientos en la administración de los sacramentos, en los días y tiempos fatales, en la profetización de los acontecimientos, en la manera de curar y remediar los males, y el perfecto conocimiento de leer y escribir en jeroglífic os sus observaciones y comprobaciones científicas. De este tipo de escritura precolombina sólo se han conocido tres códices, que guardan un mundo de la cultura y civilización maya. Estos son: El Códice Dresden, el C&oacu te;dice Pereciano y el Códice Cortesiano, que fueron elaborados con la corteza de un árbol llamado copó y que nosotros conocemos con el nombre de álamo. La corteza de este árbol, era triturado y se mezclaba con v arias resinas hasta formar una pasta compacta que era secada en la sombra de algún templo, para que después ya cortada en tiras sirviecen para la grabación de su escritura. Hasta hoy en día, se admira la perfección de su s cálculos astronómicos y la perfecta cronología que rige su calendario, así como lo indescifrable de su escritura jeroglífica. Así penetraremos en el arte curativo de los mayas, basándonos de la tradición histórica y del ejercicio curativo que muchos Ah-Menes, brujos y yerbateros ejercen hoy en día en cientos de pue blos y comunidades indígenas. CLASES DE ENFERMEDADES Y MANERAS DE CURARLAS. Las enfermedades y los males provenían según los mayas, de los malos vientos, de los hechizos y brujerías, de la conjunción de los astros, o por el enojo de alguno de los dioses de la teogonía maya. Por este motivo, las enfermedades eran curadas bajo un signo y oración religiosa de alguno de los siguientes sacerdotes. Ah-men. Era este un profeta y adivino, que curaba los males espirituales de sus pacientes por medio de la inspiración divina que recibía en sus largos trances con los espíritus y dioses que invocaba. De los princip ales males de que se ocupaba, eran los que se causaban por hechicería, y para curarlos o adivinarlos, utilizaba el zaztún o piedra taumaturga, en donde creía ver a las personas que causaban el mal. También conocía n el secreto de muchas yerbas curativas.

El brujo hechicero (Pul-yahob). Era el personaje que curaba las enfermedades practicando ritos con plantas y animales o utilizando figurillas de barro para ahuyentar los malos vientos y espíritus de sus enfermos. También era el personaje buscado para causar algún mal al enemigo. Era muy temido en el espíritu imaginativo de los mayas, porque según ellos, para hacer el mal, podía adquirir la forma de cualquier animal y penetrar hasta su enemigo para causarle el daño q ue el quería. Así se concebió el "Huay Chivo" a quien muchos, hasta en la actualidad temen. Utilizaba también en su arte curativo el zaztún yerbas y plantas. Los dzac yahes. Son los verdaderos curanderos o yerbateros que dominan a perfección el conocimiento químico y medicinal de las yerbas y de las plantas. Su sistema curativo es acertadamente científico y eficaz. Esto se ha demost rado por la inmensa cantidad de literatura médica maya, que muchos europeos copiaron de los manuscritos y recopilaron también durante sus investigaciones científicas, practicadas durante muchas décadas entre los pueblos del &aa cute;rea maya. Thompson dice al respecto: "Es sorprendente el número de textos médicos de los mayas que tratan de la sintomología de las enfermedades y sus datos están basados en observaciones objetivas de los efectos de c iertas plantas en el sistema del cuerpo humano. Algunas de estas plantas aparecen en la farmacopea de los Estados Unidos de Norte América". Aunque no poseo datos exactos y comprobatorios, casi puedo asegurar que entre los médicos mayas, hab& iacute;a grandes cirujanos puesto que practicaban la trepanación entre algunos de sus muertos, tal y como a continuación veremos en un relato de Landa, que dice: "A los antiguos señores Cocom, habíanles cortado la cabeza c uando murieron, y cosidas, las limpiaron de la carne y después aserraron la mitad de la coronilla para atrás, dejando lo de adelante con las quijadas y dientes. A estos medias calaveras suplieron lo que de carne les faltaba con cierto bet&ua cute;n y les dieron la perfección muy al propio de cuyas eran, y las tenían con las estatuas de las cenizas, todo lo cual tenían en los oratorios de las casas con sus ídolos". En el caso de algunas fracturas de huesos o cuando estos astillaban, los mayas utilizaban un pequeño bisturí de pedernal macizo para evitar el derrame interno que las astillas ocasionaban. Estas eran extraídas c on sumo cuidado, y después de lavar la herida con yerbas, el brazo o la pierna era entablillada rústicamente, pero con ciencia y habilidad de grandes ortopedistas. El mismo bisturí era utilizado en las heridas infectadas o crón icas para extraer pus o materia, y en algunas heridas, también practicaban la sangría. A la llegada de los españoles y de los primeros misioneros a la península, en el año de 1550, les causó sorpresa y admiración ver a cientos de indígenas acudir en largas y solemnes procesion es a la sagrada ciudad de Izamal, para rendirle culto a Zamná, que según la mitología de los mayas, fue el creador de todas las cosas que existen en Yucatán. En realidad, podemos considerar a Zamná como el fundador de Izamal y como un gran cacique y sumo sacerdote cuya gloria es haber fundado en tiempos primarios la organización social y religiosa de estos pueblos, que aprendieron a regirse con dignidad, culto y sabiduría. Pero es indudable qu e Zamná fue un sabio y científico, conocedor de todas las ciencias. Es por eso que a su reino acudían gran cantidad de novicios para iniciarse en el arte y culto del sacerdocio. Se le considera a Zamná descubridor de las virtudes químicas de las plantas, y quien fundó en unión de Xchel y

de Citbolontun la escuela médica de que después hicieron su profesión los Ah-menes y curanderos. Los primeros médicos en Yucatán. Esta fuente histórica la tomamos de la Historia de Yucatán del ilustrísimo novelista e historiador Eligio Ancona, quien nos dice al respecto: "Yucatán es una de las colonias más olvidadas de su metrópoli. No cultivaba ni podía cultivar otras ciencias que no fuera la teología, el derecho canónico y otros semejantes, de los cuales había algunas cátedras en los colegios. Los pocos abogados que había n en la península eran gachupines. En cuanto a médicos no hay noticias en ninguna de nuestras crónicas de que hubiese habido uno solo en la provincia, en los dos primeros siglos de la dominación española". Los primeros que ejercieron la profesión de médicos en la península fueron extranjeros que se presentaron casi al mismo tiempo en el país a principios del siglo XVIII. Uno de ellos fue un portugués , llamado Juan de Pereira, que tuvo un fin misterioso. Acusado de judeizante, ante el comisario del Santo Oficio, éste le hizo aprehender el 12 de febrero de 1713, y nadie volvió a tener nunca noticia de su paradero. Con seguridad fue quemado en la hoguera de la Inquisición en la ciudad de México, a donde fue remitido. El segundo médico que apareció en la provincia por la época que acabamos de citar, merece una mención especial. No debe ser má s católico que Pereira porque salió de Roma, su patria, a causa de que fue delatado por hereje al Papa Clemente XI, quien libró contra él, una orden de prisión. Este ilustre varón llamabase Giobani Francesco Mayoli, y se había ya graduado de doctor en medicina cuando se vio obligado a emigrar al Nuevo Mundo. Ignoramos como pudo vencer la prohibición que tenían los extranjeros de pasar a las colonias españolas. Presentándose primero en Campeche, durante el gobierno de Don Alfonso Meneses Bravo de Sarabia; paso luego a Mérida, y enseguida se fijo en Valladolid, cuyo clima le pareció delicioso. En todas estas poblaciones hizo curaciones que fueron calificadas de maravi llosas, acaso porque era la primera vez que la verdadera ciencia de la medicina era aplicada en la Colonia a las dolencias de la humanidad. Pero este mismo acierto estuvo a punto de causar la perdición de Mayoli; porque el vulgo atribuyo su saber a causas sobrenaturales y dio en llamarle el médico judío, con cuyo nombre nos lo ha conservado la tradición. Observose además que no tributaba culto a las imágenes, ni oía misa, mas que dos veces al año; un a en Jueves Santo y otra en Corpus, y por todos estos motivos fue delatado al obispo Padilla. Supo triunfar de esta acusación después de una larga conferencia que tuvo con el prelado en Mérida y vuelto a Valladolid, siguió eje rciendo su profesión con bastante exito hasta el 27 de mayo de 1770, en que falleció a una edad muy avanzada. La tradición atribuye al médico romano varios estudios botánicos sobre las plantas de la península, que han sido recopilados en un libro manuscrito que se titula "Descripción de los nombres y virtudes de las yerbas indígenas de Yucatán". También se cree que escribió un libro titulado "El Judío", siempre sobre el tratado de las plantas medicinales. Tenemos también noticia de que se escribieron en Mérida dos obras del mismo genero en el segundo siglo de la dominación española. Titulase la primera "Diccionario Hispa no Maya" y Maya Hispano Médico y Botánica Regional" y la segunda "Diccionario Botánico y Médico de Yucatán". La primera fue escrita por el franciscano Gabriel de San Buenaventura y la segunda por el f raile de la misma orden llamado Andrés Avendaño. Como puede observarse, debido a la falta de médicos en la península durante el siglo XVI, los enfermos seguían curándose con el tratamiento herbolario Ah-menes y Cu randeros. Muchos fueron los hidalgos españoles que quedaron maravillados de verse curados de males crónicos y de otros con la sabia medicinal de los mayas.

Fue a mediados del Siglo XVII, cuando empezaron a aparecer en la península los manuscritos mayas que contenían gran cantidad de recetarios vegetativos sobre la flora de Yucatán y su manera de aplicarla. De estas crónicas haremos mención de las de mayor importancia ya que en su contenido han encontrado muchos investigadores, historiadores, químicos, botánicos y médicos, la fuente histórica para escribir sus obras y compen dios sobre el tratado de la medicina nativa que se conoce. Estas son: el Chilam Balam de Kaua, de Ixil, de Tekax, de Teabo, Sotuta, Maní, Oxkutzcab, Ticul, Chumayel y otros que a mi memoria escapan. Desgraciadamente la mayoría de estos valiosisimos documentos se hallan en el e xtranjero, de donde podemos deducir que nuestra cultura madre ha sido robada y en pago a nuestro silencio, hemos recibido en obras de valioso contenido histórico el legajo cultural de nuestra ancestral raza, que nos describe casi a perfecció n Morley, Gate, Frans Blon, Tozzer, Cordan, Ralph L. Roys, Stephen, Thompson y otros. Destaca por su importancia en esta rama la Endo Botánica Maya de Ralph L. Roys que fue escrita en inglés y maya. En ella se describe en una forma amplia la s diversas clases de enfermedades, sus recetas curativas, el nombre nativo y científico de las yerbas y plantas medicinales, etc. En síntesis, muchos son los hombres que dejaron en documentos y escritos el resultado de sus estudios e investi gación en estas legendarias tierras del Mayab. El Prof. Alfredo Barrera Vazquez, las reune en uno de sus escritos publicados por la revista médica del hospital O´Horán en el año de 1963. Como parte final de este modesto trabajo, me referiré a uno de los últimos Ah-menes de Maní, porque de este lugar salían los más renombrados curanderos de la península, se llamaba Don Ventur a Pat, quien curaba como obra milagrosa el mal de pinto, la picada de víbora, la erisipela, la hidropesia, el mal de riñones, la rabia, gonorrea, la disentería crónica y muchas enfermedades mas que le hicieron famoso en toda la comarca. Dícese que conocía mas de 1,000 yerbas y plantas curativas, aparte de otras artes ceremoniales para causar males a sus enemigos. También por esto fue muy temido. Nació por el año de 1790, y murió en 1890 a los 110 años de edad. BIBLIOGRAFIA. Ancona E. Historia de Yucatán desde la época más remota hasta nuestros días. (obra facsimilar), Tomo 3, Mérida, Universidad de Yucatán, 1978, pp 5-17, 50-61, 80-120, 215, 354-355, 369-374. Barrera A, Barrera-Vázquez A. El libro del judio. Instituto Nacional de Investigaciones Sobre Recursos Bióticos, Xalapa, México, México: Editorial Continental, 1983. De la Garza M, Izquierdo AL, León M del C, Figueroa T. Relaciones históricasgeográficas de la gobernación de Yucatán (Mérida, Valladolid y Tabasco). Tomo II. México: Universidad Nacional Autónoma de México. 1983. De Landa D. Relación de las cosas de Yucatán. Undécima Edición, México: Editorial Porrua, 1978: pp 29-31.

TESTIMONIOS SOBRE LA EMBRIAGUEZ EN MEXICO, ANTES Y DESPUES DE LA CONQUISTA Por el doctor Guillermo Calderón Narváez, Miembro Titular de la Academia Nacional de Medicina de México. Extractado de Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina 38(4), Buenos Aires: 1992.

El enfoque del problema del alcoholismo por parte de los antiguos mexicanos, y el tratamiento dado por ellos a los alcohólicos, no parece confirmar las modernas concepciones acerca de este problema: represión, y no comprensión, era lo que existía. Sin embargo, esta actitud de violencia parece haber sido socialmente útil hasta la llegada de los españoles «Como en muchas otras partes del mundo, los mexicanos habían aprendido a elaborar una bebida alcohólica, el pulque (octli, en náhuatl), a través de la fermentación del jugo de una planta: el maguey, que en otros lugares se llama nopal o pita. La diosa Mayahuel, que regía el octavo signo de los días, correspondiente a Tochtli (conejo) era llamada "la mujer de los cuatrocientos pechos". Se consideraba que había sido transformada en maguey a causa de su fecundidad, porque esta planta segrega de su tronco durante meses, inagotablemente, el dulce zumo. El conejo era considerado símbolo de los dioses del pulque, y el hombre que nacía bajo el signo dos conejo (Ome Tochtli) estaba condenado a ser un borrachín.» «En época precolombina, todas las clases sociales despreciaban a los alcohólicos. Se procuraba controlar la formación de los jóvenes para que encauzaran sus aficiones lejos de la bebida. Fray Bernardino de Sahagún cuenta que los aztecas ".. tenían bravos castigos para los que no eran reverentes con sus maestros, y se ponía en especial gran diligencia en que no bebiesen octli. A los de cincuenta años para abajo ocupábanlos en muchos ejercicios de noche y de día, y criábanlos en grande austeridad. Si un mancebo aparecía borracho públicamente, castigábanle dándole de palos hasta matarlo, para que tomasen todos ejemplo y miedo de no emborracharse..". Si se trataba de adultos, la severidad era tanto más grande cuanto más importante fuera el culpable; el plebeyo era castigado con una severa advertencia y con la vergüenza de llevar la cabeza rapada, pero al noble se lo castigaba con la muerte. En cambio los ancianos podían beber sin restricciones, sobre todo en ciertas fiestas. El espíritu de justicia de los antiguos mexicanos permitía el placer de la bebida sólo a aquellos cuya vida activa había terminado.» «Con la llegada de los españoles, estos castigos fueron abolidos por inhumanos.. Pero al poco tiempo aumentó de modo considerable el problema del alcoholismo entre los aborígenes, que las nuevas medidas de control no pudieron frenar.»

LA VIDA DE LOS INCAS Autor: Teem Wing Yip

¿DÓNDE ESTÁ LA REGIÓN INCA?

Los Andes albergaron el imperio de los Incas desde la prehestoria hasta los inicios del siglo XVI, cuando llegaron los españoles. La región era entre Colombia y Chile, con una altidud de más de 8.000 metros. Las mayores alturas se encuentran en las regiones más occidentales de los Andes, entre Argentina y Chile. Al oeste de los Andes hay selvas tropicales en Colombia, Ecuador y el Norte del Perú. Desde la costa Peruana hasta el Chile central, hay un variable desierto costero cortado por valles transversales. Hacia el Este de los Andes se encuentra el río Amazonas y sus afluentes. ¿DE DÓNDE ERAN LOS INCAS? Existen numerosas versiones sobre el origen de los incas. Según los mitos y la arqueología, la civilizacion inca se llamaba el Tawantinsuyu, que significa "las cuatro partes del mundo". Hay evidencia de una larga ocupación humana, y 1.000 años antes de Cristo ya existía la agricultura. Antes del surgimiento del Tawantinsuyu, existieron diversos grupos étnicos, por ejemplo los Ayarmaca, los Alcavizas y los Sahuasiray, algunos de los cuales han sido mejor identificados que otros. Los mitos diferenciándolos de los incas, y se consideran como grupos independientes. Cuando el dios Wiraqocha había ordenado el mundo, los hombres salieron de abajo de la tierra. Habia cuatro parejas que salieron de la cueva: Ayar Cache-Mama Guaco, Ayar Oche Cura, Ayar Auca-Ragua Ocllo, y Ayar Manco-Mama Ocllo. Cada uno de ellos llevaba unas alabardas de oro (Tupa Yauri), vestían ropa fina borada en oro (cumbi), y llevaban al cuello unas bolsas borada en oro, con unas hondas. Las mujeres usaban joyerías, por ejemplo los alfileres (tupu), también adornos de oro.

La puerta del sol, Tiahuanaco (Bolivia) De la casa de producimiento (pacaritampu) fueron a un cerro nombrado Guanacaure y sus faldas fueron empleadas para sembríos de papas. Desde la cumbre del Guanacaure, Ayar Cahe tiró unas piedras con su honda, quebrando cuatro cerros y haciendo cuatro quebradas en ellos. Después de esta demonstración de fuerza, sus compañeros decidieron librarse de él. Dicieron que tenían que regresar a Pacaritampu

para recoger algunos objectos de oro que allí habían quedado en la cueva de donde salieron originalmente. Cuando Ayar Cache ingresó a la cueva, sus compañeros cubrieron la entrada de la cueva con una gran losa y Ayar Cache trató de salir sin éxito. Luego, sus compañeros volvieron a Guanacaure donde estuvieron un año. Después de un año se mudaron a otra quebrada llamada Matagua. Desde allí descendieron al valle del Cuzco, donde vivía Alcaviza con un grupo de trienta indios. Ayar Oche quedó en Guanacaure y voló hasta el cielo para ver su padre, el sol. Ayar Oche fue al sol para cambiar el nombre de Ayar Manco en Manco Capac. Ayar Oche, Ayar Auca y las cuatro mujeres llegaron al Cuzco, donde se establecieron después de negociar con Alcaviza, quien aceptó su identificación de “hijos del sol”. Antes de llegar al Cuzco, los Ayar, ahora seis, habían pasado por un pequeño pueblo donde se sembraba coca y ají. Una vez establecidos en el Cuzco, Manco Capac y sus hermanos hicieron una casa en el lugar donde después se levantaría la casa del sol (Coricancha). Luego de ello, sembraron maíz. Manco Capac fue el primer rey de los Incas, y los reyes subsiguentes (Inkas) eran sus descendientes. LA RELIGION Los incas creían que si el espacio horizontal estaba dividido en dos partes, cada una de ellas subdividida en otras dos, el mundo aparecía compuesto por tres planos: Hana pacha (el mundo de arriba), Kay pacha (el mundo de aquí), y Ucu pacho o Urin Pacha (el mundo de abajo). La palabra pacha significa a la vez ‘tiempo’ y ‘espacio’. Pachamama es reconocida como la divinidad de la tiera (madre tierra), productora de alimentos e a veces identificadacomo una niña pequeña. Pachamama vive bajo la tiera y en el interior de las montañas. Wiraqocha es la única divinidad ubicable en el mundo de arriba y es la divinidad más importante. Wiraqocha es una divinidad claramente celeste y con caraterísticas solares. En los mitos que venían de Cuzco, Wiraqocha dividió el mundo en cuatro partes: Chinchaysuyu (al oeste), Collasuyu (al este), Antisuyu (al norte) y Cuntisuyu (al sur). Después, ordenó salir a los hombres de las cuevas, de las fuentes, del subsuelo en las regiones del Chinchaysuyu y Collasuyu. Luego, Wiraqocha seguía el camino del sol, perdiéndose en el océano y quedaba después en el cielo. La interacción entre Wiraqocha y Pachamama resolvía en buena cuenta la dualidad cielo-tierra y Kay pancha era la resultante de esa vinculación. A causa de la dualidad cielo-tierra, tenía que haber una forma de comunicación entre ambos planos del mundo. Entre las formas de comunicación las más conocidas eran el rayo y el arco iris y la serpiente. También el Inka era un punto de comunicación entre los planos del mundo porque era el hijo del sol. También, habían sacerdotes que hicieron rituales para comunicar entre los dioses y los humanos. UNA HISTORIA BREVE 





c. 1400 Los incas que viven en Cuzco vencen los grupos que viven cerca de ellos. Los grupos vencidos se vuelven un parte de la sociedad Inca. Los Incas hacen una alianza con la Lupaca para protegerse. (La Lupaca tienen una sociedad poderosa y viven cerca del lago Titicaca.) 1438 Las Chancas vienen del norte y atacan los Incas. El octavo rey, Viracocha Inca, y su heredero se escapan de Cuzco. Otro hijo del rey, Inca Yupanqui, vencen las Chancas. Inca Yupanqui toma el nombre Pachacuti y se vuelve el rey. 1438-1463 Los Incas conquistan los montañas entre el lago Titicaca en el sur y el lago Junín en el norte.

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1463 El rey Pachacuti da el control del ejército a su hijo, Topa Inca. Topa Inca agranda el imperio inca hasta el lugar de Quito moderno, incluyendo la superficie montañosa y costara en el central y el norte de Peru. 1471 Topa Inca se vuelve el rey. Durante los 22 años, agranda el imperio hasta el sur de Chile, incluyendo la superficie Bolivia montañosa y el noroeste de Argentina. También conquista la superficie costara en el sur de Peru. 1493-1525 Huayna Capac se vuelve el rey. Completa el aumento del imperio hasta el norte de Ecuador y las selvas tropicales en el este de Peru. 1527 Huayna Capac se muere de repente, sin heredero. Huascar y Atahuallpa quieren volverse el rey y empiezan una guerra civil. 1532 Atahuallpa vence Huascar y se vuelve el rey. La gente española llegan a la costa del norte y apresan Atahuallpa y le mata. Hay un rey títere. 1537 Manco Inca dirige una rebelión pero la rebelión está suprimido por los españoles. Termina la resistencia contra la regla española.

LOS REYES DE LOS INCAS

1. Manco Capac 2. Sinchi Roca 3. Lloque Yupanqui 4. Mayta Capac 5. Capac Yupanqui 6. Inca Roca 7. Yahuar Huacac 8. Viracocha Inca 9. Pachacuti Inca Yupanqui 10. Topa Inca Yupanqui 11. Huana Capac 12. Huascar 13. Atahuallpa. LA SOCIEDAD Los incas se dividían en los ayllus. Un ayllu era una familia extensa que consistía de familias nucleares que descendían de una sola pareja de antepasados remotos. Cada ayllu guardaba en algún lugar sagrado, por ejemplo en una cueva, a la momia de ese primer progenitor y fundador del grupo, al que llamaban malqui. Hacían lo mismo con las de sus antepasados más cercanos. Como el fundador había sido el primer guía y jefe, los del ayllu reconocían la misma autoridad en sus descendientes, a los que les daban el nombre de curaca, el mayor de todos, que tenía un rango superior dentro del ayllu. Es muy difícil determinar el número de familias nucleares y de habitantes que componían cada ayllu. Hubo ayllus de 20 personas y otros de 600. En la población integrada, había un orden de importancia y número: agricultores, pastores y artesanos. Vivían desde las costas hasta lugares que superaban los 4.200 metros. Las comunicaciones para comunicarse unos con otros estaban aseguradas a través de vías naturales cercanas a ríos y por valles que corren de este a oeste. En el ayllu el hombre no era considerado como entidad individual, separado de la masa. Lo más importante era el concepto de colectividad. Cada persona tenía derechos y obligaciones colectivos o comunes: el derecho de la tierra, vivienda, matrimonio y vestido. Sin embargo, había algunos a quienes se les podía suspender sus beneficios,

ventajas y obligaciones, por ejemplo expulsándolos por negligencias e infracciones sociales cometidas. Estas personas desheredados se convertían en vagabundosmendigos o en bandoleros para sobrevivir, hasta que su ayllu, si es que lo creía conveniente, les perdonaba y readmitía. Dentro del ayllu, funcionaban el ayni (reciprocidad) y la minga (colectivismo), dos formas de trabajo que generaban bastante auto suficiencia. El ayni permitía que jamás tuvieran problemas con el suministro de mano de obra, ni sintieran necesidad de pagar dinero para obtener el trabajo. La minga construía canales, puentes, senderos, templos etc., de servicio comunal. LA ALIMENTACIÓN Y LAS BEBIDAS En el ayllu la gente no moría de hambre. Sus proteínas las sacaban y obtenían de mariscos y peces de mar, ríos y lagos. Los consumían inmediatamente después de pescarlas, o bien deshidratadas o saladas, en cuyo condición podían transportarlos para venderlos en lo más interno de las altas montañas. El pejerrey, extraído de lagos y ríos, era uno de los platos exquisitos. Comían poca carne, pero comían carnes de venado, lobo marino, zorros y llamas. La carne de llamas la consumían fresca, pero preferían deshidrata para guardarla por mucho tiempo. En el norte las iguanas eran las delicadezas. En la selva alta comían la carne del sajino y monos. También en ciertas partes criaban perros exclusivamente para aprovechar su carne. Como carbohidrados, los Incas comían muchas papas y maíz, con los que hacían variadísimas preparaciones. Gracias a la nutrición de la papa, el producto más importante de las tierras altas, no se produja la deficiencia nutricional en la población andina, desde la costa a la sierra. La maíz no era solamente un buen alimento: el maíz era necesario para un serie de necesidades ceremoniales y rituales, por ejemplo en las fiestas y los rito de iniciación. En su dieta, conocían muchas verduras. Mostraban preferencia por las algas marinas y por diversas variedades de ají, desde el menos picante al más ardiente, todos ellos disecados y enjuntos para su larga conservación. Las verduras eran cultivadas y también venían de la selva, y conocían muchas frutas domesticas. Las vitaminas y minerales prevenían la ceguera y el escorbuto. También las verduras tenían propiedades medicinales: diurética y lazante, con eficaces efectos en las afecciones del hígado, vejiga y riñones y para la expulsión de lombrices. Las algas marinas, como todos los alimentos de origen marino, contenían muchas vitaminas importantes, proteínas, carbohidratos, grasas, minerales etc., y nacían y crecían de forma natural. La bebida preferida fue la asua o upi o acja o yamor tocto, llamada comúnmente chicha por los europeanos. Para prepararla, primero fermentaban el maíz seco humedeciéndose con agua y colocándolo entre hojas de achira. Cuando germinaba brotándole raicillas lo retiraban para secarlo, quedando convertida en jora. Después molían la mayor parte de ella y otra la mascaban para que la diastasa de la saliva motivara el fermento. En tal estado era echada en ollas con abundante agua para hervirla por unas horas. Una vez fría, en cuyo estado recibía el nombre de sarayumbia, se la vertía en tinajas para su maceración. El grado de fuerza alcohólica lo conseguían según los días que duraba la fermentación en los tinajas, colocados en un rincón de la habitación en un sitio abrigado. Al sedimento en el fondo del tinaja, se le decía mamaasua (madre de la asua), utilizado para acelerar el fermento de las posteriores. Se consuma mucha asua en ceremonias, ritos y fiestas. Fue la bebida cotidiana para calmar la sed. Había una necesidad de las existencia de mujeres especialmente dedicadas a la fabricación: unas mascando el grano para dejar caer en bolo en enormes recipientes de arcilla; otras hirviéndolo y otras cuidando de su maceración y distribución. LA SALUD, LAS ENFERMEDADES Y LA MEDICINA

Medicina. Los incas creían que la mayoría de las enfermedades eran enviadas por los dioses como castigo por sus pecados. Las practicas medicas eran unas de las tareas que correspondían a los sacerdotes. Sus tratamientos incluían practicas mágicas, oraciones, ayuno, sacrificios y medicamentos. Los remedios se preparaban generalmente con plantas. Algunos eran muy efectivos. Los incas no conocían las propiedades químicas de los elementos que utilizaban; cuando un medicamento curaba pensaban que tenia propiedades mágicas. Los antiguos pueblos de la región andina eran excelentes cirujanos. Una de las operaciones más comunes que realizaban y una de las que requería mayor habilidad medica, era la trapacion, que consiste en hacer un agujero en el cráneo. Se efectuaba para aliviar al cerebro de una compresión causada por una fractura en el cráneo. El hueso que se dañaba se quitaba. Las lesiones en la cabeza eran muy comunes en un pueblo guerrero que peleaba con garrotes y hondas. Para diminuir el dolor, los médicos daban a sus pacientes chicha o coca antes de operarlos. Si fracasaban todos los remedios y el paciente moría, se procedía a quitarle los órganos internos y a secar completamente el cuerpo. Luego se lo vendaba con muchas capas de tela en posición de sentado, con el mentón en las rodillas. El cuerpo así preparado se conoce con el nombre de momia. En el rostro de la momia de un emperador o de un noble se colocaba una mascara de oro. Los incas creían que los espíritus de aquellos que habían sido buenos durante su vida en la tierra se unirían siempre con el dios Sol. Pero los espíritus de los nobles, sin duda alguna, se unían con el Sol, hubieran sido malos o buenos; en su reino, ellos disfrutarían una vida placentera, con muchas fiestas y sin trabajos duros. En cambio, los malos irían a un mundo tenebroso y subterráneo, donde siempre hacia frío y solamente había piedras para comer. Mientras tanto, los parientes de los muertos se vestían de negro y las mujeres se cortaban el pelo. Luego se celebraba una fiesta funeraria. Las momias eran colocadas dentro de las tumbas de piedra y rodeadas de ofrendas de alimentos, utensilios y adornos personales. Se tenia mucho cuidado en colocar todas las cosas que el muerto habría de necesitar para su vida en el otro mundo. Este pueblo respetaba muchísimo a sus antepasados muertos y les rendía grandes honores. Obsequiaban a las momias con ofrendas regulares de variados alimentos y chicha. En la civilización Inca, las enfermedades sólo se generaban por actos de brujería, motivados por rivalidades locales o conflictos interfamiliares, o por por transgresiones que molestaban a los sobrenaturales. Las enfermedades causadas por los humanos creaban discordia entre los individuos y/o familias y era curables gracias a la habilidad de otros curanderos. Pero a las enfermedades causadas por la voluntad de las divinidades se las consideraba difíciles de curar y molestaban la paz social. Entre las producidas por la brujería malévola estaba el envenenamiento, provocado por la acción humana, pudiendo afectar a una persona o a una unidad doméstica entera dentro de un ayllu. La basaban en sustancias letales dadas por venganza o por envidia. Creían que todas las desgracias tenían un origen sobrenatural. Las dolencias enviadas por las divinidades se manifestaba después de haber transgredido ciertas reglas de buena conducta, por ejemplo el incesto, el crimen, el robo, y la inobservancia ritual, no producidas por la revancha de los dioses, pero por castigo. El curandero tenía que discernir la calidad del enfermo. Si la disfunción la causaba una enfermedad cuyo diagnóstico la atribuía a un designio sobrenatural, el curandero no podía hacer nada porque era imposible vencer los dioses. Pero sobre los males hechos por la venganza humana, el enfermo había perdido o había salido de su cuerpo su camaquen, o la fuerza vital que da movimiento y potencia a las cosas.

Jani La pérdida temporal de la esencia vital que da vida, movimiento y ánimo al ser humano. Esta enfermedad provoca flujos de vientre, sensación de frío, excesiva secreción salival y otras alteraciones. Solamente se cura con la medicación de un curandero. Shucaqui Es producido por la inmensa preocupación que siente una persona que sufre una fuerte vergüenza causada por un error cometido. Es una verdadera tormenta psicosomática, cuya gravedad depende del rango o clase social u ocupación que ejerce la persona que genera la turbación. Se produce una alteración neurohormonal que se manifiesta con intensos dolores de cabeza y abdominales, vómitos y diarreas incontenibles. El tratamiento consistió en que el causante de la vergüenza coma los cabellos de la víctima, arrancándole el mechón del centro del cráneo, con tanta fuerza que se le desprenda la piel cabelluda en ese pequeñísimo sector, cuyo ruido debe ser escuchado. Irijúa Es propia de los niños que la adquieren cuando la madre tiene otro bebé, a quien se cree que le prodiga mayores cariños que al anterior. El niño se torna pensativo, melancólico y malhumorado, se irrita con facilidad, llora y grita con agresividad. Pierde el apetito y el sueño y se debilita física y mentalmente. Es muy raro que la irijúa la adquieran los hijos menores. Se presenta en todas las clases sociales, y no es otra cosa que la envidia. Mipa Los niños la adquieren en el vientre de su madre quando ella se siente asco por un animal. El niño que nace presentará los signos directos de ese animal. Las embarazadas deben tener cuidado de no mirar personas feas para evitar que su niño no salga con estos defectos. Si la gestante pasa por un río grande, el hijo saldrá llorando. Si ha visto un cadáver, su hijo tendrá cejas pobladas y ojos hinchados. Turumanya o cuichi No se le debía reír ni abrir la boca frente de un arco iris para no adquirir caries y piorrea. Las mujeres no debían pasar por debajo de un arco iris, ni descansar en los sitios donde había un arco iris para evitar tener bebés muertos o monstruosos. Personas tocadas por los rayos del sol tienen erupciones cutáneas dolorosas con un intenso olor a hierro. Los curanderos especializados aliviaban con dietas exclusivas. Quinese sobrevivían al toque del rayo quedaban preparados para dedicarse al chamanismo, puesto que se les consideraba elegidos por esta divinidad. En cada ayllu había por lo menos un hampicamayoc (curandero/médico) que conocía las manipulaciones mágicas y las yerbas, animales y minerales medicinales para las distintas enfermedades que también sabían diagnosticar. Su ciencia la basaban en su propia experiencia y práctica, adquiridas y transmitidas de padres a hijo siglo tras siglo. Había ayllus en los cuales sus hampicamayocs tenían conocimientos más profundos sobre su ocupación y eran los especialistas. Existían hamapicamayocs que sólo trabajaban en sus ayllus y otros a quienes se les solicitaba por los demás ayllus. No hay que confundir a los hampicamayocs con los chamanes encargados de provocar cosas malas. Había chamanes especializados en hacer daño a otra persona a petición de clienes interesados. Usaban muñecos que representaran a la víctima, y para contrar la brujería habían amuletos que protegían sus posedores. También practicaban la cirugía: perforaban la capa ósea del cráneo para extraer de su interior las causas de la enfermedad, por ejemplo los espíritus. En cualquier caso usaban anestésicos como la coca, bebidas embrigadoras o drogas que adormecían. Había un porcentaje bastante apreciable de intervenciones con éxito, pero había más pacientes que no se levantaron jamás de la mesa de operaciones. Si morían, tapaban la pequeña abertura con láminas de oro o plata, o con el caparazón de calabazas. Su instrumentos quirúrgicos eran sencillos, por ejemplo el vilcachina para extraer los objetos de cualquier órgano o el tumi para abrir los cráneos.

Los curanderos utilizaban yerbas frescas y secas, animales vivos y disecados, minerales, oraciones misteriosas, canciones, música y danza. El olvido de cualquiera de esas cosas hacía ineficaz el tratamiento curativo. Algunas enfermedades las trataban con danzas rituales y ceremoniales ejecutadas ante sus ídolos durante las fiestas que les dedicaban. En las danzas participaban muchas mujeres, y también los hombres, niños y viejos. La gente bailaron horas y horas en busca de salud. Otras enfermedades que habían los incas incluían la epilepsia, la sífilis, neumonía, catarro, anginas, alopesía, asma, bocio, conmoción cerebral, escalofríos, cáncer, cataratas, caspa del cabello, congestión alcohólica, coqueluche, ceguera, cólicos, convulsiones, contusiones, desmayos, dolores de huesos, flujos de vientre, delirio, demencia, difteria, debilidad, disentería, excoriación, escaldaduras, tos, erisipela, espasmo, escorbuto, fiebres, forúnculos, flujos vaginiales, fracturas de huesos, gonorrea, hidropesía, hinchazones, hemorragia, herpes, ictericia, infarto ganglionar, lumbago, laringitis, lepra, locura, náuseas, orzuelos, oftalmia, pus, abscesos, parálisis, heridas purulentas, resfriados, retorcijones, reumatismo, ronquera, ronchas, raquitismo, sarpullidos, sordera, sarna, tartamudez, afasia completa, idiotismo, uta, verruga, tiña, tisis, tumores, acidez estomacal, mal de altura, mal del pinto, pian. Para todas enfermedades existen su respectivo vocabulario Quechua. BIBLIOGRAFÍA   

Pease, Franklin: Los Incas: Una Introducción. Pontifica Universidad Católica del Perú: Lima, 1991. Malpass, Michael: Daily life in the Inca Empire. Greenwood Press: Wstport, 1996. Soriano, Waldemar Espinoza: La Civilización Inca: Economía, Sociedad y Estado en el umbral de la Conquista Hispana. Colegio Universitario Ediciones Istmo: Lima, 1990.

TREPANACIONES Y DEFORMACIONES CRANEALES EN TIWANAKU

Dr. Ramiro Alvarado Neurocirujano (La Paz - Bolivia) Miembro de la Sociedad de Neurocirujanos de Bolivia, Miembro de la Sociedad de Historia de la Medicina en Bolivia Fellow of International Collegue of Surgeons Fellow of The Royal Society of Medicine Las trepanaciones realizadas por las culturas Pre Colombinas en los territorios de nuestra América Latina, fueron efectuadas por la cultura Tiwanakota, siglos antes de la cultura Incaica. Esta se desarrolló aproximadamente a partir de 1300 hasta su caída con la captura de Atahuallpa por Pizarro en 1532, y algunos autores atribuyen equivocadamente la autoría de las trepanaciones a los Incas, ya que por estudios realizados en diversas piezas arqueológicas y la cerámica, se ha establecido con absoluta certeza que estas prácticas se remontan a los primeros periodos de la cultura y civilización de Tiwanaku, establecida en los territorios que actualmente ocupan parte de Bolivia y del Perú. Algunos autores como Max Uhle le dan una antigüedad de

1500 años antes de nuestra era y otros como Posnasky de 10.000 años antes de nuestra era. El primer dato escrito sobre una trepanación la obtenemos de la referencia que se encuentra en la mitología griega donde se describe: Que el dios del Olimpo Zeús, al sentir intensas cefaleas, ordenó a su hijo Hefesto le abra la cabeza para liberarse de los intensos ruidos y dolores insoportables que sentía. En esta emergencia se dice que, de la cabeza hendida de Zeús salió a la luz Atenea. La historia del conocimiento de las trepanaciones, como nos indica Juan B. Lastres, comienza el año 1839 cuando Lehman-Nitsche, examinando el atlas de Morton (Precursor de la anestesióloga) encuentra la fotografía de un cráneo con señales de trepanación. Morton sostenía que se trataba de una lesión traumática. Sin embargo, los primeros estudios de carácter verázmente científico corresponden al investigador Efrain George Squier en 1865, cuando llegó al Perú, después se traslado a Bolivia a visitar Tiwanaku y fue el primero en emplear el equipo fotográfico en las ruinas mejorando la labor documental gráfica. Squier es el primero que describió un cráneo con una trepanación cuadrilátera, encontrado en la provincia de Urubamba en el Perú. Este cráneo fue enviado a los Estados Unidos, donde fue examinado por Wiman y Nott, posteriormente en Francia por Nelatón y Broca. Paul Broca eminente médico y antropólogo francés que acababa de hacerse conocer al mundo por su feliz hallazgo de la localización cerebral del centro del lenguaje, dio a conocer sus observaciones de dicho craneo en su trabajo publicado en 1878 con el nombre de "Crane Peruvien". De estas investigaciones se llegó a la conclusión que este cráneo indígena tuvo una trepanación que fue realizada en vida del sujeto y por las secuelas cicatriciales que presentaba en los bordes de la trepanación cuadrangular rectilínea en región frontal derecha, se dedujo, que sobrevivió de siete a diez días, según Broca. M. Nelaton le dio una sobrevida de cincuenta días. Estos procedimientos han sido bien estudiados en el Perú por Lastres, Tello, Quevedo y otros, debido a que una gran cantidad de cráneos trepanados han sido encontrados en su territorio donde se asentaron las culturas Mochica, Paracas y posteriormente la Chimú que realizaban estas prácticas. Respecto a Bolivia, los estudios pertinentes son muy escasos y se destaca en primer termino la labor realizada por Adolf. F. Bandelier, suizo de nacimiento que emigró conjuntamente con su familia a los Estados Unidos y se nacionalizó. En sus investigaciones durante dos años en Bolivia de 1895 a 1897, recolecto 1200 cráneos de los cuales 65 tenían trepanaciones es decir un 5%, algunos con múltiples trepanaciones. Sensiblemente todos fueron enviados al Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, despojándonos de un valioso material documental. No podemos dejar de Mencionar a Arturo Posnansky, nacido en Viena en 1873, quien desde los 27 años vivió en Bolivia. Se caracterizó por su apasionado afecto a los monumentos de Tiwanaku, realizó trabajos sobre craneometría donde utilizó varios cráneos trepanados que los encontró en sus excavaciones junto con algunos de los instrumentos para estas intervenciones de una aleación de cobre y plata que se conoce como champi, estos instrumentos se los llaman "Tumis" (Fig. 1).

Por todos los datos obtenidos estamos convencidos que esta practica se llevo a cabo en vida de los sujetos, por la presencia de signos de regeneración osea que se perciben examinando los bordes de las craneotomías, pudiéndose apreciar la sustitución de los alvéolos de la capa esponjosa del diploe por el tejido compacto, lo que demuestra en forma contundente un proceso de osificación. Esto nos prueba que las trepanaciones fueron seguidas de una sobrevida más o menos prolongada. En algunos cráneos podemos observar múltiples trepanaciones y en diferentes tiempos ya que se puede apreciar la regeneración completa o casi completa de la primera y parcial de las posteriores, (Fig. 2). En otras no se aprecia ninguna reacción de regeneración de lo que se puede deducir que no hubo sobrevida, debido a que la idea de trepanación post-morten en las culturas andinas ha sido completamente descartada. Si aceptamos que las trepanaciones se realizaban en vida, entonces cabe preguntarse ¿Por qué trepanaban? En nuestra opinión, hay razones que demuestran una finalidad terapéutica, sobre todo en los traumatismos cráneo encefálicos donde hay claras evidencias de haberlas realizado en individuos que sufrieron golpes en la cabeza en los que se puede apreciar trazos de fractura y hundimientos.

Es evidente que por las constantes confrontaciones bélicas y por el tipo de armas que usaban, como los mazos y hachas de pedernal, se producían heridas con fracturas óseas y hundimientos craneales, post-traumáticos mayormente encontrados en región parietal izquierda. Pero surge la gran incógnita cuando nos encontramos ante cráneos trepanados donde no existen indicios de traumatismo ni fracturas, ni hundimientos, ni tampoco signos de

infección como periostitis. Cabe preguntarse ¿Si nuestros antepasados tuvieron un conocimiento avanzado de la medicina y si su diagnóstico fue correcto? ¿Fue el procedimiento para evacuar una colección o realizar una descompresión por hipertensión intracraneal, o fue un acto mágico religioso? Pensamos que fue al fin y al cabo un acto terapéutico, ya que la dolencia que querían extraer era mágica. Seguramente viendo algunos cuadros clínicos como intensos dolores de cabeza (cefaleas), crisis convulsivas epileptiformes o alteraciones mentales, pensaron que abriendo la cabeza podían solucionar el mal sacando a los malos espíritus que producían estas alteraciones, así si examinamos algunos cráneos trepanados nos queda el ánimo de afirmar estos hechos. Muchos de los autores e historiadores como el Inca Garcilazo de la Vega, el padre Cobo, Huaman Poma, etc. nos han dejado escritos y la transmisión oral de padres a hijos nos demuestra que en nuestras culturas Pre Colombinas sí existió un apreciable conocimiento médico; lógicamente no exento de superstición mágica y mística. Con todos los datos obtenidos y las muestras que apreciamos, podemos afirmar sin duda alguna que existió un fin terapéutico, basándonos además en las investigaciones de varios investigadores como Daniel Laboreira en 1901, Adolf Bandelier en 1904, Julio C. Tello en 1912, Edmundo Escomel en 1920 y últimamente E. Roca y F. Cabieses. Sea este hecho taumatúrgico, traumatológico y en algunos casos por padecimientos médicos de hipertensión intracraneal, por las deformaciones craneanas que muchos siglos antes de la cultura Inca ya se realizaban, estas deformaciones producían un aumento de la presión intracraneal, la que se puede constatar en algunos casos por la presencia de las llamadas impresiones digitales que observamos en algunos cráneos deformados. Este tipo de prácticas traía consigo alteraciones mentales con disminución del coeficiente mental, ataques epilépticos, cefaleas etc. Estas alteraciones con toda seguridad pudieron ser el motivo para realizar las trepanaciones por nuestros antepasados Tiwanakotas (Fig. 3).

Juan Manuel Balcazar en su libro sobre "La Historia de la Medicina en Bolivia", nos refiere que según Pachacutec: "El inca Manco Kapac ordenó que se amarre la cabeza de los indios recién nacidos para que crezcan con deficiencia mental, ya que los indios con cabeza grande y redonda eran muy emprendedores y en especial muy desobedientes" Le interesaba entonces que la gente tenga cabeza larga y quebrada de frente para que sean sumisos y obedientes. Como se puede apreciar eran costumbres muy anteriores a la cultura incaica.

Es interesante anotar que en algunas tumbas se han encontrado cráneos que fueron deformados en vida como la muestra

de la chullpa estudiada por el investigador Edgar Arene en la que se observa un cintillo de plata en región frontal y occipital que produjo la deformación: Muchos han tratado de dar una explicación y averiguar la finalidad y el origen de estas deformaciones; pensamos que en un principio fue una moda o por imitación a algo y posteriormente se arraigó y derivó a costumbre establecida. Respecto a las trepanaciones y la justificación de uno u otro procedimiento según la causalidad que lo motivara, se encuentran dos posiciones claramente definidas. Una de las cuales sostenida por la mayor parte de cuantos investigadores se han ocupado del asunto, que piensan que fueron determinadas por lo que hoy conocemos como traumatismo cráneo encefálico, con el raspado de heridas o excoriaciones y levantamiento de fracturas con hundimiento. No obstante la posición que a nuestro modesto juicio tiene mayor justificación, es que se trato de dar salida a los espíritus malignos que motivaban uno u otro padecimiento, sin dejar de anotar las motivaciones por golpes y fracturas post-traumáticas, en las que también estamos de acuerdo. También en algunos cráneos trepanados se ha demostrado la presencia o coexistencia de procesos expansivos cerebrales, óseos o signos de hipertensión intracraneana. Por otro lado se ha constatado una sobrevida de los sujetos intervenidos en un 60%. A pesar de esta sobrevida admitimos la posibilidad que en alguna ocasión la intervención aportase algún beneficio o incluso la curación de posibles colecciones epidurales, pero estos casos serían excepcionales, debido a que podemos observar trepanaciones muy pequeñas que no pueden permitir un tratamiento eficaz, de cualquier manera es indiscutible que el conocimiento médico de los Tiwanakotas ha sido considerable y nos queda el reto de seguir investigando.

LA COCA EN LA AMÉRICA PRECOLOMBINA

Los primeros restos de hojas de coca encontradas en asentamientos humanos datan del IV período precerámico (años 2.500/1.800 A.C.). Se trata de bolsas de hojas, ya preparadas, que se enterraban junto al muerto, posiblemente para guiarlo y alimentarlo en su viaje al más allá. Esta corriente mística de la coca se reafirma con las tradiciones orales de los Aymaras de Bolivia, los cuales le atribuyen al arbusto orígenes divinos. Dichas narraciones crean puntos de contacto entre la coca y otras plantas místicas latinoamericanas, como el Peyotl de los Yaqui. Antes de la llegada de los españoles, el uso de la coca estaba extendido por toda la zona andina, alcanzando las actuales Venezuela, Panamá, Costa Rica y Nicaragua por el Norte y el norte de Argentina por el Sur. En el imperio Inca la hoja de la coca se usaba como instrumento de intercambio (moneda), se entregaba como expresión de amistad y se usaba como ofrenda en el ceremonial religioso. Un rol muy similar al de la semilla del cacao (otro estimulante) entre los aztecas. La planta de la coca era cultivada en plantaciones estatales, para el consumo de los funcionarios y de los trabajadores de obras públicas. Esta producción de coca se redondeaba con el pago de un tributo en coca por parte de los pueblos conquistados. LOS ESPAÑOLES Y LA COCA Pese a que muchos de los conquistadores del Perú (empezando por el mismo Pizarro) se aficionaron pronto a masticar coca, la versión oficial de la administración española era que las supuestas virtudes de la coca no pasaban de ser una sugestión por parte del indígena, una superstición quizá inducida por el demonio (2). Sin embargo, ante los buenos resultados producidos entre los indígenas que la consumían, los españoles no vacilaron en empezar a cultivar y distribuir ellos mismos la coca, ... y, a decir verdad, sin demasiados prejuicios morales (3). Las plantaciones de coca del estado inca fueron repartidas entre varios colonos españoles, integrándose en la economía colonial, concretamente en los círculos comerciales internos que abastecían Potosí. España necesitaba la plata de Perú, sin la cual su imperio era poco menos que nada, pero los mineros, obligados a trabajar bajo condiciones infrahumanas en Potosí no eran nada sin la coca. A finales del siglo XVI, y sólo en Cuzco, había más de cuatrocientos mercaderes españoles que vivían exclusivamente del cultivo y comercialización de la coca. La producción se calcula en más de 100.000 cestos (cada uno aproximadamente de 20 libras) por año. Dos siglos más tarde, Yungas de la Paz desplaza a Cuzco como la gran productora de coca. Su producción anual oscila entre los 230.000 y los 300.000 cestos. El 88% de esa producción procede de 341 haciendas, propiedad de criollos o mestizos. Entre los españoles existieron siempre dos corrientes de pensamiento para explicar el fenómeno de la coca. Algunos, como Juan de Matienzo o Juan de Solorzano, defendían la costumbre de masticar coca sosteniendo que el zumo de las hojas de coca le quitaba al indígena parte de su debilidad natural y pereza innatas, ante lo cual trabajaba mejor. Por el contrario, Huaman Poma de Ayala atacaba ferozmente su consumo, ya que afirmaba que "quitaba las ganas de comer", ante lo cual los consumidores morían por inanición. (4) F.P. Sanz, Intendente de Potosí, opinaba lo contrario que Matienzo o Solorzano, ya que para él la coca

provocaba abulia y estupidez. La Iglesia, para finalizar, tampoco veía con buenos ojos el uso de la coca: el primer Concilio eclesiástico de Lima (1551) condenó su uso por las claras vinculaciones con las religiones (satánicas) paganas. Sin embargo, y dados los ingentes beneficios que proporcionaba su cultivo y comercialización, las quejas de los detractores de la coca siempre cayeron en saco roto. Esto ayudó a que, con el tiempo, la sociedad hispano-criolla fuera aceptando la coca. Ya en 1590, y basándose en la observación comparativa, el padre Acosta daba por ciertas las propiedades estimulantes de la coca (5). A lo largo de los siglos XVII y XVIII se extendió el uso de la coca entre las clases medias de la población (criollos y mestizos). Incluso la medicina la adoptó como fármaco, bajo la forma de inhalaciones, infusiones o cataplasmas, frente a males tan diversos como el asma, las hemorragias, el dolor de muelas, fracturas diversas, vómitos o diarrea. La hoja de la coca se había introducido en el mundo colonial español, junto al tabaco y al cacao. LA COCAÍNA La cocaína (clorhidrato de cocaína) es el principal de los 14 alcaloides de la coca. Se aisló y clasificó por primera vez en Alemania, en 1862. Pocos años antes, en 1859, el neurólogo Paolo Mantegazza había escrito el primer tratado serio sobre las propiedades de la hoja de coca (6). Su publicación supuso la proliferación de los estudios sobre la planta. En 1884 Karl Koller usó por primera vez las propiedades anestésicas de la coca en la cirugía, creando la anestesia local. Simultáneamente la coca era cada vez más apreciada como reconstituyente y estimulante (7). En ese mismo año (1884) Sigmund Freud publicó un ensayo titulado Ueber Coca, en la cual analizaba las propiedades de la coca y la recomendaba para tratar la Neurastenia, nombre por el cual se entendía en la época una serie de malestares físicos ocasionados por la tensión nerviosa y la fatiga. (En gran parte, nuestro famoso "estrés"). Sin embargo, Freud cometió el error de definir la cocaína como una esencia o concentrado de la coca, con sus mismas propiedades y sin una personalidad propia. Este error de apreciación, como veremos, resultaría fatal para el futuro de la coca. Durante la última década del siglo XIX, la empresa farmacéutica norteamericana Parke Davis empezó a comercializar polvo de cocaína para inhalar. El consumo de la cocaína se introdujo rápidamente entre la alta sociedad y el mundo artístico tanto en Estados Unidos como Europa. A principios del siglo XX empezaba a hablarse de "cocainismo" como una nueva toxicomanía. Pese a los trabajos de W. G. Mortimer, en los cuales se marcaba la diferenciación entre coca y cocaína (8), y los descubrimientos de Freud, el cual clasificaba la coca como un estimulante y no como un narcótico, la cocaína (y por extensión, la coca) terminó siendo clasificada como una droga de la misma categoría que la morfina o la heroína. En 1906 empezó, en Estados Unidos y Europa, una escalada legislativa contra la droga. En 1922 el Congreso norteamericano definió oficialmente la cocaína como narcótico, prohibiendo la importación y consumo en su territorio. En 1925, en Ginebra, la II Conferencia Internacional del Opio declaraba a la coca nociva para la salud. Este veredicto fue respaldado por la Sociedad de

Naciones. Tras esta fecha, las aplicaciones científico-médicas de la coca se redujeron prácticamente a cero. EL COQUEO Tradicionalmente, los indígenas andinos consumen las hojas de la coca masticándolas o chupándolas lentamente. A esta acción se la denomina "coqueo" o (en lengua aymara) "acullicar". Desde tiempos precolombinos, el coqueo se realiza de la siguiente forma: las hojas secas de coca se llevan en una bolsita de tejido multicolor que cuelga del cuello. Dichas hojas se introducen dentro de la boca, entre la mejilla y las encías. Junto con las hojas se coloca también un poco de ceniza vegetal, la cual contiene una sustancia alcalina llamada tocra o llujta que ayuda a liberar los alcaloides de la hoja y acelera su absorción sanguínea. Una "cocada" (tiempo en el cual se mantiene la coca en la boca) dura unos 45 minutos. Pero el coqueo es algo más que un simple soporte energético o una manera de engañar el hambre, de la misma manera que el tabaco, el café y el alcohol son en nuestra sociedad algo más que meras sustancias estimulantes. Toda relación social indígena va acompañada de una cocada: el precio de un animal en el mercado o feria sólo se discute después de que el posible comprador haya invitado al vendedor con unas hojas de coca. Asimismo aquél que necesita la ayuda de otros (para recoger la cosecha o construir una casa) debe proporcionar hojas de coca. Solicitar un favor, o simplemente visitar una autoridad local requiere asimismo la entrega de unas hojas de coca (9). Antes de que el lector se sonría (de una manera muy poco antropológica) convendría recordarle algunas de las costumbres de nuestra cultura: el novio que reparte puros entre los invitados de una boda, el amigo que comparte un paquete de tabaco antes de hablar en una reunión o solicitar un favor. Del mismo modo podríamos citar numerosos ejemplos relacionados con el alcohol y (quizá en menor medida) con el café. Más allá de las propiedades de estas sustancias, cumplen un rol importante en las relaciones personales de los individuos dentro de la comunidad. Sin embargo, el coqueo cumple una función extra, que no se da en ninguna de las sustancias de integración social de nuestra cultura occidental: costumbre despreciada por el blanco, el coqueo es uno de los pocos restos de cultura autóctona que le quedan al indígena Quechua o Aymara. Una muestra de "identidad cultural" frente a una sociedad de invasores de piel pálida que literalmente lo está devorando. Ese es el motivo de la resistencia que la sociedad indígena presenta ante la campaña de sustitución de la coca por el café (al fin y al cabo, otro alcaloide) por parte del gobierno. NOTAS:

(2) Real cédula del rey Felipe II, expedida en Madrid el 18 de octubre de 1569: "Somos informados que de la costumbre que los indios del Perú tienen del uso de la Coca. (...) fingen , que trayéndola en la boca les da más fuerza y vigor para el trabajo, que según los experimentados, es ilusión del Demonio"

(3) (Otro extracto de la Real cédula de la nota 2) "...Y aunque nos fue suplicado que la mandassemos prohibir, porque deseamos no quitar a los indios este género de alivio para el trabajo, aunque sólo sea en la imaginación, Ordenamos a los Virreyes que provean como los indios que se emplean en el beneficio de la coca sean bien tratados..." (4) "No dejan el vicio y la mala costumbre sin provecho, porque quien la toma lo tiene sólo en la boca, ni traga ni come" (H. Poma de Ayala) Es cierto que la coca, al aumentar el nivel de glucosa, aleja la sensación del hambre. Pero, aparte del hecho de que contiene una cantidad importante de nutrientes, sería interesante preguntarle a Poma de Ayala si los Aymaras y los Quechuas de ayer, de hoy y de siempre no comen porque mascan coca o mascan coca porque no tienen qué comer. (5) Historia natural y moral de las Indias.Libro IV, Capítulo XXII. (6) Sulie virtio igieniche e medicinale della Coca. Milán, 1859. (7) Angelo Mariani, un químico corso, fue el primero en usar la planta de la coca para el consumo europeo. En 1863 lanzó al mercado un vino hecho a base de estracto de coca, llamado Vin Mariani. El vino ganó premios y medallas en toda Europa, siendo la bebida favorita de numerosas personalidades de la época: Emilio Zola, Julio Verne, Tomas A. Edison, Ulisses Grant, Alejandro Dumas, los Papas León XIII y Pío X, así como numerosos miembros del mundo del arte y de la aristocracia europea. Poco después la empresa farmaceutica Parke Davis empezó la comercialización de la cocaína bajo la forma de cigarrillos, aerosoles, ungüentos, barritas, bebidas alcohólicas (Coca cordial) y en soluciones de sal listas para ser inyectadas (a las cuales era aficionado el detective de ficción Sherlock Holmes, tal y como narró su autor en 1890 en la novela El Signo de los Cuatro) En 1895 un farmaceutico de Georgia lanzó al mercado una mala imitación del Vin Mariani y la Coca Cordial. La bebida, recomendada contra el dolor de cabeza y la fatiga, se llamaba Coca Cola. (8) Peru: A History of Coca. William Golden Mortimer, 1901 (9) Para más información en este sentido consultar el libro: La coca en Bolivia, trabajo conjunto de W. Carter, P. Parkerson, M. Mamani y J. Morales. Editado en La Paz (Bolivia) en 1980.

HISTORIA DE LA MEDICINA TRADICIONAL BOLIVIANA

“El término “medicina tradicional”, mas bien impreciso, se aplica a las prácticas de atención de salud antiguas y vinculadas a las distintas culturas que existían antes de que se aplicara la ciencia a las cuestiones de salud.” (1)

1.- EL ENCUENTRO, EL ASOMBRO, INVESTIGACIONES Y PUBLICACIONES: El momento del encuentro entre las medicinas de Europa y América se describe de esta manera: “…Había muchos herbolarios…” - comentaba Bernal Díaz del Castillo describiendo lo que vio en la Plaza de Tlaltelolco, correspondiendo exactamente a lo que Cortés relatara en octubre de 1520 al Emperador Carlos V- : “Hay calles de herbolarios, donde hay todas las raíces y yerbas medicinales que en la tierra se hallan…”, y agregaba: “Hay casas como de boticarios donde se venden las medicinas hechas, así potables como ungüentos y emplastos”(2) Sin duda México y Perú eran los dos lugares geográficos más ricos en elementos medicinales. Aunque hay que decir que cada cultura tiene su propia medicina y las culturas del Nuevo Continente eran y siguen siendo muy numerosas. Varios insignes médicos y religiosos franciscanos, agustinos y jesuitas, documentan su investigación en, por lo menos, 10 publicaciones, alguna de ellas de varios tomos, durante el primer siglo de la Conquista de América. (3) Es el grato momento del asombro, la investigación y las publicaciones, al estrenarse la Imprenta.

2.- EL QOLLASUYO, LOS QULLA, LOS KALLAWAYA Y LOS KULLAWA. LOS QUE CONSERVARON EL FUEGO SAGRADO. Las culturas eran diferentes; diversas las filosofías y cosmovisiones, la interpretación de vida, enfermedad y muerte y por tanto la etiología; distintas las lenguas, las religiones y los tipos de vida. Me voy a limitar a describir la medicina tradicional que atañe a la región andina peruano boliviana. Los Incas tenían su propia tradición médica y al Incario está ligada la cultura Colla (Qulla, Qolla) de Bolivia que era denominada primero como el Qollasuyo o “País de médicos y medicinas” y luego como el Collao. Me remito al libro del Dr. Gerardo Fernández Juárez, (Pag. 229) para afirmar que la cultura del Qollasuyo era una cultura estrictamente medicinal. (4) En ella los principales actores pertenecían a tres subgrupos: los Kallawaya, muy estudiados, a quienes pinta el Cronista Felipe Wamán Puma de Ayala llevando las Andas del Inca Tupac Yupanki, y de quienes afirma el Investigador mexicano, Dr. Xavier Lozoya, que probablemente eran el grupo médico más organizado de América. Los Qulla, o habitantes del Qollasuyo y los Kullawa o farmacéuticos itinerantes, siempre marginados, obligados a vivir en los pedregales de la Cordillera, donde la agricultura era imposible; nunca estudiados, quines ni siquiera figuran en los actuales catálogos de las Etnias bolivianas. Se han estudiado sí, las Ferias de Huari en Oruro y las de Viacha o del Domingo de Ramos en El Alto de La Paz, donde ellos son quienes negocian con las estrellas de mar,

conchas y algas marinas, con la Quina, el Matico o el Waji de las selvas o la Wira wira, Chachaquma y Choqekaylla de los montañas más altas. Caminantes incansables y comerciantes, primero llameros; ahora quizá camioneros, ellos mantuvieron la vigencia de su propia medicina en estos 508 años, poniendo al alcance de la mano de cualquiera los remedios de origen más remoto. Por lo general mujeres, las Kullawa se encuentran en todos los rincones de Bolivia. Ya no usan el “aqsu” bordado y oscuro que lucían hace 20 años en la Calle Santa Cruz de La Paz , quince días antes de las Ferias de Ramos o de Viacha. Ellas hablan indistintamente el castellano, aymara o quechua. Pero si hoy les preguntamos si son Kullawa, lo niegan... Como, a decir de Louis Girault, los Kallawaya, hartos de ser llamados “brujos”, preferían hacia la década del 70, el oficio de orfebres.

3.- MÉRITOS DE ESA MEDICINA : Santiago Erick Antúnez de Mayolo en su obra: “La Nutrición en el Antiguo Perú” y Julia Elena Fortún en su publicación “Reeducación Alimentaria en Área Rural” nos muestran cómo en el Incario había una Seguridad Alimentaria que nosotros estamos ya muy lejos de tener actualmente. Sólo voy a citar una frase: “ ...la alimentación y el uso equilibrado de nutrientes fue uno de los mayores logros en la coherente cadena de seguridad alimentaria que resalta estructurada, a partir de la cultura de Tiwanaku.” Si la alimentación correcta es la mejor medicina preventiva, los Qulla merecieron muy bien el elogio que hacía de ellos Wamán Puma de Ayala cuando dice de ellos en 1617 : “Los del Qullasuyo son grandotes, todos, hombres y mujeres son grandotes y gordos...”(5) La tradición era oral, pero era fiel. Es frecuente encontrar lo que afirma Raquel Magdaleno Mora: “...Cuando yo empecé a anotar las recetas de uso tradicional que me indicaba Vicenta en Amatlán, resultó que éstas coincidían con las del agustino Agustín Farfán en el siglo XVII” (6).

ESTA MEDICINA TUVO SUS ÉPOCAS BRILLANTES. Se afirma que se rechazó en 1637 el proyecto de una Facultad de Medicina para Lima porque existían hierbas e indios que las manejaban con más eficiencia que los médicos.(7) Escuché a Louis Girault en una Conferencia en La Paz que los Kallawaya famosos fueron más de 500 en el Siglo XIX, cuando no pasaban de 50 en el XX. El mismo autor nos dijo que la Botánica Kallawaya no tenía nada que envidiar a la de Linneo y, congruente con esa afirmación, él usa los géneros y especies kallawaya en las familia botánicas de Linneo. Y él mismo puso en la carátula de su libro la foto de los 5 Kallawaya que curaron de la malaria a los segundos constructores del Canal de Panamá en 1914. Cuando en 1905 habían muerto los primeros 25.000. (8)

4.- NUESTRO GRAVE CONFLICTO. A los sabios del Qullasuyo los llamaron y los quemaron como brujos y ellos se defendieron acuñando una afrenta similar para sus enemigos, les apodaron: “kharisiris, lik’ichiris o khari kharis” que es exactamente lo mismo: el que te puede matar desde lejos, sin dejar marcas. Era como acusarse mutuamente de “comunistas” en el Chile de Pinochet. No había cabida para los dos en el mismo ámbito geográfico. El que escribe este artículo atribuye a esta guerra de siglos una de las causas, quizás la principal, de que el País de médicos y medicinas sea ahora uno de los dos últimos países de América en los indicadores de salud,.

5.- RECUPERACIÓN Y PERSPECTIVAS: En los últimos 30 años y en gran parte por el apoyo brindado por la OMS en Alma Ata (1978) con la consigna de “Recuperar al curandero ya la partera como amigos del médico”, se han implementado investigaciones de las medicinas tradicionales y de las plantas curativas en más de 20 universidades del África y en muchos países latinoamericanos, como Guatemala, Perú, Brasil, Paraguay, Costa Rica y México. Hay varias redes informáticas como Napralert, Tramil, Pehuén (?) dedicadas a estos temas. Bolivia tiene el mérito de haber sido el primer país en que se aceptó oficialmente la vigencia de las medicinas indígenas en enero de 1984 y se reglamentó su ejercicio el 13 de marzo de 1987. Lamentablemente la lucha política permanente y la politización de dicha medicina han hecho que los logros sean efímeros y que no se tengan ni políticas ni estrategias serias sobre su articulación y complementación con la medicina oficial. Todavía no se las estudia en las universidades. Para las perspectivas futuras y recomendaciones me remito al libro del Dr. Gerardo Fernández Juárez (4) (páginas 191 a 241) Contamos con valiosas experiencias de medicina intercultural, siempre efímeras y con una voluminosa bibliografía en la Universidad Católica de Cochabamba (P. Hans van den Berg). Termino con estas afirmaciones de la Mesa Redonda (1) sobre el tema en la OMS: “La medicina tradicional sigue siendo la única fuente de atención para... una vasta proporción de la población del mundo”...”Puesto que la medicina tradicional se sigue ejerciendo con efectos positivos, ¿no debería ser oficialmente reconocida, estimulada perfeccionada e integrada (articulada) en los sistemas nacionales contemporáneos de atención de salud?”... Jaime R. Zalles Asín Tarija, diciembre de 2000

BIBLIOGRAFIA

--- (1) Bannerman R.H. La medicina tradicional en la moderna atención de salud. Mesa redonda. “Foro Mundial de la Salud”, Revista de desarrollo sanitario de la OMS. Ginebra 1982, Vol. 3, Nº I. Páginas 8 a 28 (2) Carlos Viesca Treviño, “Medicina prehispánica de México” (El conocimiento médico de los nahuas” Pag. 116. Editorial Panorama, México 1996 (3) Martín de La Cruz y Juan Badía OFM (Códice Badiano nahuatl y latín):: “Libellus de medicinalibus indorum herbis”, Francisco Hernández: “Historia de las plantas de Nueva España” ; Francisco del Paso y Troncoso: “Nomenclatura de los vegetales”; Agustín Farfán OSA.: “Tratado breve de Medicina”; Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés: “Historia General y Natural de las Indias” (Nicaragua y Centroamérica); Hernando Ruiz de Alarcón se refiere a los aspectos mágicos en su : “Libro de los Conjuros”. José de Acosta SJ. “Historia Natural y Moral de las Indias” (Perú); El Italiano Nardo Antonio, el jesuita Cobo y el Dr. Nicolás Monardes también escriben. (4) Gerardo Fernández Juárez: “Médicos y Yatiris” Salud e Interculturalidad en el Altiplano Aymara (página 229). CIPCA, OPS/OMS, La Paz 1999. (5) Felipe Waman Puma de Ayala. “Primer Nueva Crónica y Buen Gobierno”, Cusco, 1617. (6) Raquel Magdaleno Mora: “La Farmacia del Campo”. Página 6. Cuernavaca, Morelos, México 1981. (7) Rolando Costa Arduz. “Compilación de Estudios sobre Medicina Kallawaya”. Pág. 14. Instituto Internacional de Integración. La Paz. 1998 . (8) Louis Girault: ”Kallawaya, curanderos itinerantes de los Andes” . Passim. Quipus. La Paz, 1987

MAGIA, RELIGIÓN Y MEDICINA. Norma Pavía-Ruz1, José M. Ceballos-Quintal1, Carolina Medina-Escobedo2, Alberto Ordoñez-Durán2, Hugo Ríos-Rodríguez2. 1 Depto de Hematología, Centro de Investigaciones Regionales "Dr. Hideyo Noguchi", Universidad Autónoma de Yucatán, 2Instituto Mexicano del Seguro Social. Mérida, Yucatán, México. RESUMEN. Las explicaciones en torno a los procesos patológicos han sido formuladas, a lo largo de la historia, en función de diferentes causas: sobrenaturales, divinas, humanas, científicas y naturales. En todas las culturas ancestrales, existía un grupo selecto de gentes que a través de su capacidad de sugestión iniciaron las primeras prácticas curativas mediante el uso de conjuros, empleo de pócimas y otros artificios. Se podría afirmar que no hay cultura ancestral en la que el desarrollo de la práctica médica sea ajena a la magia y la religión. Los conocimientos médicos más antiguos pertenecen al Paleolítico Inferior aunque son escasos. A partir del año 4000 a.C. ocurrió una revolución técnica y cultural que permitió el florecimiento de grandes civilizaciones y

sus caracteristicas comunes en el ámbito médico eran el politeísmo y diferentes grados de religiosidad, asociados directamente con las enfermedades o la acción de sanar. Otra etapa muy importante en el desarrollo de la Medicina y la acción de sanar se inicia con la historia del cristianismo, por tanto, desde la predicación del propio Cristo, es patente la relación entre él y la Medicina, en la que se distinguen, hasta cinco aspectos diferentes: el metafórico, el taumatúrgico, el ético, el doctrinal y el técnico. La Iatroquímica o química médica, nombre que se le dió a la fusión de la Alquimia, la medicina y la química, la practicaban los seguidores de Paracelso desde el siglo XVI. A pesar del progreso en las ciencias médicas el Siglo XVIII se consideraba la edad de oro de la duplicidad, la charlatanería y los cultos extraños. La imagen mágica del médico del siglo XIX cambió por el desarrollo de la medicina que dependía de la ciencia y del papel dominante del laboratorio en los problemas de enfermedad y muerte. El médico dejó de ser un hombre con poderes semimilagrosos, para participar en las tendencias positivistas de la época y reconocer como verdaderas sólo aquellas conclusiones que se basaban en hechos objetivos. (Rev Biomed 1998; 9:192-198) Palabras clave: Historia de la medicina, medicina mágica, iatroquímica. SUMMARY. Magic, religion and medicine. Throughout history, the explanations with regard to pathological processes have been formulated in terms of different causes: supernatural, divine, humane, scientific and natural. In all the ancesteral cultures, there was a select group of people who through their capacity of suggestion began the first curative practices using incantations, potions and other tricks. It could be assured that there was no ancesteral culture in which the development of medical practice was isolated from magic and religion. The most ancient medical knowledge known to man belongs to the Lower Paleolithic period but it is scarce. A technical and cultural revolution ocurred around the year 400 B.C. which allowed the great civilisations to flourish. In the field of medicine they have some common characteristics directly associated with diseases and their cures, which were polythesm and varying degrees of religiousness. Another important stage in the development of medicine/healing began with the history of christianism, the relationship between Jesus Christ and medicine is obvious in the preaching of Christ himself, in which up to five different aspects can be distinguished: the metaphorical, the (thaumturgical) dramatical, the ethical, the doctrinal and the technical. The Iatrochemistry or medical chemistry, a name which was given to the fusion of alchemy, medicine and chemistry was practised by the followers of Paracelso during the sixteenth century. Despite progress in the medical sciences, the eighteenth century was considered to be the golden age of duplicity, od the charlatans and of the strange cults. The magical image of the doctor was changed in the nineteenth century by the development of medicine which depended more on science and the ever more dominant role of the laboratory in the problems of disease and death. The doctor was no longer a man with semimiraculous powers, but one who began to take part in the realist tendencies of the era and to recognise only those conclusions which were based on objective facts. (Rev Biomed 1998; 9:192-198) Key words: History of Medicine, magic medicine, iatrochemistry.

INTRODUCCIÓN. La medicina es la ciencia y el arte dirigidos a prevenir y curar la enfermedad. Es un saber y una práctica. Un conocimiento cuyas aplicaciones se apoyan en valores religiosos, éticos, culturales y artísticos; en el empirismo, la tradición, la experiencia personal del médico y el método científico. Las explicaciones en torno a los procesos patológicos han sido formuladas, a lo largo de la historia, en función de diferentes causas: sobrenaturales, divinas, humanas, científicas y naturales. El hombre desde sus orígenes se ha visto amenazado constantemente por fenómenos naturales, que le han generado miedo, temor e ira en inumerables ocasiones. En los primeros tiempos de la humanidad, la creación y la existencia del cosmos, así como de los fenómenos y acontecimientos que rodean al hombre, al igual que los de su interior, son atribuidos a causas o poderes sobrenaturales que al ser tan poderosos frente a la ignorancia humana, son temidos y venerados mediante cultos expiatorios para ganarse su protección. Es en esos momentos cuando surge la medicina como respuesta instintiva y de sentido común, aunque también mágica. En todas las culturas ancestrales, existía un grupo selecto de gente que a través de su capacidad de sugestión iniciaron las primeras prácticas curativas mediante el uso de conjuros, empleo de pócimas y otros artificios, aunque ninguna de éstas tuvo un sustento válido. La religiosidad estuvo dirigida por el culto a los dioses, pero al mismo tiempo llevada hacia la creencia de fenómenos mágicos, ya que los magos o sacerdotes eran quienes se comunicaban con los dioses. Se podría afirmar que no hay cultura ancestral en la que el desarrollo de la práctica médica sea ajena a la magia y la religión. Pero a través de los años surgieron explicaciones científicas y razonables acerca de los fenómenos y de las enfermedades. Comenzó el desarrollo de la ciencia, sin una ruptura plena entre la medicina y la religión, ya que a pesar de la importancia y gran peso que mostró la ciencia, no fue posible una ruptura plena con la religiosidad en las poblaciones en el mundo. LAS PRIMERAS EVIDENCIAS DE ENFERMEDADES. Cuando nos referimos a la primera evidencia de vida animal, también nos referimos a la presencia de enfermedades. En los animales prehistóricos se puede observar a través de sus restos óseos la consolidación de fracturas con la formación de un callo cicatrizal, el cual sólo es posible si el animal estuvo en reposo. De la época de la emergencia de la especie humana se ignora casi todas las características de civilización y aunque se conocen casos rudimentarios de cultura, resulta imposible hacer referencias de algún panorama médico. Es probable que los accidentes y enfermedades existieran, aunque no queda constancia de ello. Los conocimientos médicos más antiguos pertenecen al Paleolítico Inferior aunque son escasos. Del Paleolítico Superior los datos son más numerosos y del Período Neolítico y de la edad de los metales los datos que se tienen se encuentran en mayor cantidad y frecuencia para su interpretación. Estas interpretaciones se han logrado de los instrumentos de caza y lucha, de los restos óseos conservados y las representaciones de las figuras humanas.

La mayor parte de los vestigios óseos patológicos muestran vestigios traumáticos explicados por la vida ruda, así como la lucha constante con animales o entre los hombres mismos. También existen evidencias de la presencia de enfermedades no traumáticas en el hombre primitivo como la artritis deformante múltiple, miositis osificante, osteomielitis, escoliosis y alteraciones dentarias. Pero aún en nuestros tiempos se ignora la época de aparición de las tres grandes infecciones: lepra, tuberculosis y sífilis, pero analizando los restos óseos existen vestigios de la presencia de la tuberculosis en la Edad de Piedra y es frecuente en las momias egipcias del período predinástico. La lepra como es una patología que rara vez afecta hueso, es difícil demostrarla. LA MEDICINA Y LA CIVILIZACION. A partir del año 4000 a. de J.C. ocurrió una revolución técnica y cultural que permitió el florecimiento de grandes civilizaciones en los valles de los grandes ríos: Eufrates, Tigris, Nilo, Indo y Hoang-Ho. Dentro de las innovaciones de esta época están la escritura, el uso de metales y la agricultura, y las caracteristicas comunes a las diferentes civilizaciones en el ámbito médico eran el politeísmo, y diferentes grados de religiosidad asociados directamente con las enfermedades o la saneación. La compleja estructura religiosa de los pueblos mesopotámicos asigna a cada dios funciones muy concretas; así como existían dioses para determinadas enfermedades existían dioses privativos de la enfermedad en general. El hombre enfermo comenzaba su súplica recurriendo a su dios más cercano. Él era su amigo, su confidente cotidiano, el que le inspiraba las resoluciones importantes de su vida y a quien consultaba sus problemas; por eso era lógico que le expusiera también, antes que a cualquier otro, su grado de malestar. El dios personal no podía actuar directamente contra la enfermedad, su poder no llegaba a tanto, pero podía interceder como mediador ante un dios más importante. Si a pesar de todo persistía la enfermedad, se podía recurrir a los otros dioses, pero en estos casos ya habría intervención directa de los sacerdotes. Los médicos podían recurrir además, en sus oraciones, a los dioses que protegen específicamente su profesión, como Edin-mugi, protector de los partes difíciles; Nimurta y Gula, con acción salutífera y algunos otros que podían desempeñar esta acción directamente o como intermediarios. Para el hombre mesopotámico la enfermedad es un mal producido por los espíritus malignos, por los demonios que lo rodean, que espían todos los actos de su vida y que están dispuestos a actuar sobre él a la menor falta de protección de sus dioses. Y los dioses pueden desamparar al hombre que los ha ofendido y que así ha provocado su cólera. Por eso el enfermo es, al modo de ver mesopotámico, un pecador. Un hombre que con su enfermedad está pagando la ofensa que ha cometido al desobedecer los mandatos divinos. Entendiendo de que la enfermedad es un castigo de los dioses, analizaremos por qué mecanismos este castigo llega al hombre. Revisando la literatura histórica, se sabe de tres mecanismos distintos de génesis de la enfermedad. Unas veces, las menos, la enfermedad se manifiesta como producida por la acción específica y directa de los dioses, que de esta forma penan al hombre pecador. Sin embargo, este mecanismo no es de los más utilizados para explicar la génesis del enfermar. Por ello se apeló a otra explicación, suponiendo que los dioses no eran los autores directos del castigo, sino

que al enojarse con el pecador le retiraba su protección; de esta forma la persona abandonada se encontraba inerme frente al poder de los demonios, que así se apoderaba de él y le ocasionaba la enfermedad. Una última y más terrible forma de enfermar se producía a consecuencia de la magia negra. En ella, y mediante ciertas provocaciones, se podía hacer que un demonio se apoderarse de una persona, que así enfermaba o incluso se moría. Pero existe encantamientos protectores y que prodigan los amuletos que representan al demonio de la enfermedad, para que quien los lleve se vea libre de su influencia de este tipo de encantamientos "profilácticos". Estos conceptos nos lo transmite la tablilla traducida por Falkenstein: "El hombre entra en la casa, tu no entrarás; el hombre puede acercarse a la casa, tú no te acercarás; si alguien entra, tú no entrarás, con un hombre que sale, tú no entrarás" Para el pueblo Egipcio no había un dios único de la Medicina; el dios Ebers se sitúa bajo la égida de Thot y de la madre de los dioses Neith, sólo en su calidad de señores del universo. Thot era dios de todo el saber. Los sacerdotes mesopotámicos llegaron a adquirir con el tiempo algunos conocimientos de medicina y la ejercieron con los enfermos de mentalidad más mística. Algunos dioses llegaron a estar permanentemente relacionados con enfermedades específicas. Los oculistas apelaron a la protección de Thot o de Amon, pero sobre todo, de Dwaw. La terapéutica médica es esencialmente mágica. Al parecer, se emplean ante todo los encantamientos, los hechizos, los conjuros mágicos y las oraciones. Los himnos médicos poseen una propiedad curativa; son fórmulas de exorcismo contra los demonios autores de las enfermedades y de los desórdenes orgánicos. Existía un ritual mágico-religioso que se ha conservado en ciertos textos, como Kaushika-sutra, ligado al Atbarvaveda, cuyo carácter eminentemente mágico hemos descrito ya. Caland ha demostrado hasta que punto era poco médica la terapéutica de estos rituales. En China la prevención de enfermedades se entremezclaba con prácticas religiosas: sustitución de los fuegos domésticos (Kaibuo), limpieza de pozos y ceremonias propiciatorias y la caza de perros rabiosos. CULTURA MAYA. La cultura maya mantenía una mezcla de religión, magia y empirismo para combatir la enfermedad. Esto era similar a lo que ocurría en otras sociedades arcaicas. Religión porque algunos dioses provocaban las enfermedades mientras que otros protegían a sus devotos; magia, porque muchas enfermedades que se consideraban causadas por encantamientos de enemigos o rivales, debían de curarse por medios mágicos; empirismo, porque se usaban plantas, minerales y técnicas cuyo valor aún se mantiene. No obstante la religión y la magia fueron más importantes que el empirismo. La presencia de enfermedad significaba una pérdida del equilibrio entre las influencias favorables y desfavorables. Era por lo tanto importante conocer la fuerza causante de ese desequilibrio para poder aplicarla o expulsarla.

En estas culturas precolombinas nada era natural, ni siquiera la muerte. Se creía que un poder sobrenatural era el que manejaba a la humanidad. La historia refiere que la decadencia de la sociedad Maya quizá tuvo relación con una enfermedad endémica y contagiosa, probablemente fiebre amarilla o "vómito negro", representado por los mayas en sus pictogramas y descrito por los españoles. Es posible que esta enfermedad fuera responsable del éxodo de este pueblo, que abandonaron ciudades, que fueron cubiertas por la selva durante siglos. Entre los mayas las prácticas mágicas (invocación e influencia de los espíritus) se acompañaban de procedimientos quirúrgicos, quiroprácticos o de farmacopea vegetal, cuya eficacia había sido demostrada por experiencias previas. Igual que en otras sociedades primitivas, las funciones de curandero, hechicero y sacerdote recaían en la misma persona generalmente. LA INFLUENCIA DEL CRISTIANISMO. Otra etapa muy importante en el desarrollo de la Medicina y la acción de sanar se inicia con la historia del cristianismo. Desde la predicación del propio Cristo, es patente la relación entre él y la Medicina; una relación en la cual parece conveniente distinguir, hasta cinco aspectos diferentes: el metafórico, el taumatúrgico, el ético, el doctrinal y el técnico. Aspecto metafórico.- Puramente metafórico es el aspecto de esa relación cuando Cristo se presenta así mismo como "médico" (Mat). IX, 12), expresión que pronto reaparecerá en San Pedro y luego será prolijamente empleada por los primeros escritores cristianos; y en rigurosa correspondencia con éste epíteto, cuantas veces sean considerados como enfermos el pecador y el hombre necesitado de redención. Aspecto taumatúrgico.- Más estrictamente médicas son las cuestiones que suscita la mención de ciertas enfermedades físicas en los textos neotestamentarios, cuando la dolencia nombrada es objeto de curación milagrosa: el aspecto taumatúrgico de la relación entre el cristianismo y la Medicina. Al respecto, se identifica la clara actitud negativa del Evangelio frente a la general idea arcaica del carácter punitivo de la enfermedad. Varios israelitas atribuyen la génesis de una dolencia física al pecado del paciente o de sus padres. En su versión semítica (personalista, moral) perdura en Israel la visión punitiva de la enfermedad humana. Esta sería la sensible y aflictiva consecuencia de un pecado; más aún, una consecuencia hereditariamente transmisible. La actitud de Cristo frente al problema de las causas reales de la enfermedad física lleve consigo, en consecuencia, una negación y una inhibición. Negación en cuanto a la existencia de una relación etiológica entre la enfermedad y el pecado; inhibición, frente a la respuesta que acerca de tales causas pueda dar la ciencia de los hombres. Movido por hábitos mentales de carácter supersticioso, el pueblo cristiano, ignaro o docto, atribuirá más de una vez a un castigo divino el origen de ciertas dolencias: las que mataron a Herodes y al hereje de Arrio. Aspecto ético.- Mayor importancia médica posee el aspecto ético de la relación entre Cristianismo y la Medicina. En esta época de tanta religiosidad, era fundamental la asistencia a los enfermos por las personas cristianas, que dio por consecuencias: 1. El sentimiento de ayuda al enfermo como un deber religioso, y la creación de instituciones adecuadas a ese fin.

2. La condición igualitaria del tratamiento, no habiendo diferencia entre griegos y romanos, entre hombre libres y esclavos, entre pobres y ricos. 3. La incorporación del consuelo, que en cierto modo era una psicoterapia cristiana. 4. La asistencia médica más allá de las posiblidades de curación, con el cuidado de los enfermos incurables y los moribundos. 5. La asistencia gratuita, sólo por caridad, al enfermo menesteroso. 6. La valoración a la vez moral y terapéutica de la convivencia del dolor. 7. La incorporación de prácticas religiosas cristianas como la oración, y la unción sacramental al cuidado de los enfermos. Dentro de este marco moral los primeros médicos cristianos debieron de practicar su oficio. Así surgieron mártires como Alejandro el Frigio y Zenobio y el Obispo Teodoto de Laodicea -que era un eminente en la curación del cuerpo humano y sin igual en la cura de almas, en el amor al prójimo, en la nobleza del ánimo y en la compasión por los demas-. Pero no todos los cristianos presentaban estas imágenes. Empezaron a aparecer sectas religiosas y actitudes paganas de semiconversos, aumentando la creencia de supersticiones. Es en esta confusa religiosidad para o seudocristiana donde hubo la correspondiente expresión medicinal, sobre todo bajo la forma de milagrería supersticiosa con exorcismos y conjuros de toda especie, reliquias verdaderas o falsas, amuletos, astrología, ceremonias mágicas seudocristianas, y contemplaciones de la literatura apologética de los siglos II y III. Aspecto técnico.- En este contexto examinaremos el aspecto técnico de la relación entre el Cristianismo y la Medicina. Para un cristiano primitivo la medicina era una arte inventada por el paganismo griego y tres eran sus actividades ante ella: la repulsa, la secuacidad incondicional y la adopción reflexiva. Algunos cristianos llegaron a creer ilícito el uso de los medicamentos que prescribía la medicina de los griegos y que sólo de la oración y del exorcismo pudiera esperarse la salud. Pero entre estos fanatismos la actitud que prevaleció fue una discriminada y reflexiva adopción del arte de curar a los antiguos. Pero fue un griego, Alejandrino Orígenes, quien en lo que se refiere a la medicina abrió más claramente la actitud salvadora y asuntiva, polemizando contra Celso de si es Asclepio o es Cristo, el que en verdad cura las enfermedades. La creencia en un Dios personal, creador y trascendente al mundo, puede ser conciliable con una medicina basada en la experiencia y la razón. Esa era también la actitud mental e histórica de Gregorio de Nisa y Clemente de Alejandría, la que acabara haciendo suya la iglesia de la antigüedad. Así, Hipócrates y Galeno van a incorporarse a la historia del mundo cristiano. LA QUÍMICA MÉDICA.

Ya en el Siglo XVII, la Iatroquímica o química médica, nombre que se le dió a la fusión de la Alquimia, la medicina y la química la practicaban los seguidores de Paracelso desde el siglo XVI. Jan Baptista Van Helmonta (1577-1644) fue el principal Iatroquímico paracelsiano del siglo XVII. Médico graduado, insatisfecho con la medicina galena teórica que se practicaba en las escuelas, inició una carrera de investigación privada. Su oposición a las doctrinas médicas establecidas y a las enseñanzas médicas de los clérigos, le provocó conflictos con la Inquisición española que lo persiguió gran parte de su vida. Van Helmont abogaba por la cuantificación y la experimentación. Consideraba que toda la materia era reducible a agua, lo cual, afirmaba, estaba apoyado por las Santas Escrituras. ENFERMEDADES MENTALES - FENÓMENOS SOBRENATURALES. La actitud hacia las enfermedades mentales en este período seguía siendo ambivalente. Felix Platter (1536-1614) clasificó los tipos de locura en imbecilitas, alienatio y defatieatio este último era el insomnio causado de manera sobrenatural por Dios o el diablo. La creencia de las brujas siguió disminuyendo, pero fue hasta 1680 que se abolió la pena de muerte por hechicería. A medida que se abandonaron las causas sobrenaturales de la enfermedad, se comenzó a considerar a los enfermos mentales como asociales. A pesar del progreso significativo en las ciencias médicas que marcó el Siglo XVIII, también se considera la edad de oro de la duplicidad, la charlatanería, y los cultos extraños. Ejemplos de grandes charlatanes de la época fueron James Graham -que proponía a los hombres métodos para recuperar la virilidad perdida-, y Franz Anton Mesmer -que fundó un Instituto Magnético bajo los auspicios de Luis XVI y María Antonieta, que atrajo centenas de gente de clase pudiente, donde ofrecía baños magnéticos, curaba la histeria de las jóvenes y se iniciaba inadvertidamente en la hipnosis-. COLOFÓN. En la investigación moderna, la orientación materialista en el campo de la ciencia ha sido reemplazada por una orientación biológica, vitalista, de unidad Histórica y cósmica, habiendo sido superada la época en que podía considerarse a los acontecimientos mágicos como procesos patológicos aislados. La magia humana se origina del miedo en la necesidad de la defensa, en el instinto de rebelión y destrucción, en el deseo sexual, en el deseo de vivir y en la necesidad de matar para vivir. En la vida fisiológica del hombre se encuentran estados y hechos que son en parte idénticos a los estados de encantamiento y se manifiestan en el sueño. Partiendo de los sueños, esas imágenes llegan a influir en la realidad y pueden aparecer verídicas cuando persiste la abolición de la crítica durante el estado de vigilia. Todos estos hechos explican la importancia que en todos los pueblos y en todos los tiempos se les ha concedido a los sueños, así como los diversos intentos realizados con métodos diferentes y con grados diversos de éxito, para clasificarlos y ordenarlos como

profecías, avisos o comunicaciones de seres remotos y sobrenaturales en la vida de los individuos. En los tiempos primitivos el hechicero interpretaba los sonidos procedentes de voces lejanas, aunque sin duda percibía voces que no eran generalmente escuchadas por los demás. Cuando el poder de los magos se hizo peligroso para los guerreros y políticos, comienza la primera decadencia de la magia con el establecimiento de los estados y de los poderes civiles. Con la formación de la idea religiosa, que considera justamente, como enemiga a la magia, la corriente mágica, y esto es, el poder de realizar prácticas mágicas se debilitó una vez más. La religión destruye, o al menos intenta destruir las bases de las creencias mágicas por medio de una explicación general y definida que pueda eliminarlas. La creencia mágica se hacía mística, especulativa, buscó la ruta de las ciencias ocultas y de la astrología, que más tarde cedería el puesto a la astronomía y a la alquimia con la ampliación de los conocimientos y el perfeccionamiento de la técnica abandona el objetivo de la piedra filosofal y se transforma en una ciencia exacta: La Química. La magia ha existido en todas las épocas, en todos los pueblos y en todas las formas: mágica, imitativa y contagiosa, fantástica y especulativa. La magia de la imagen del médico del siglo XIX cambió en virtud de lo mucho que el desarrollo de la medicina dependía de la ciencia y del papel dominante del laboratorio en los problemas de enfermedad y muerte. El médico dejó de ser un hombre con poderes semimilagrosos, para participar en las tendencias positivistas de la época y reconocer como verdaderas sólo aquellas conclusiones que se basaban en hechos objetivos. BIBLIOGRAFÍA. Custiglioni A. Encantamiento y magia. México: Fondo de Cultura Económica, 1947. Góngora-Biachi RA, González-Martínez P. El culto de la Santísima Cruz Tun y su influencia en la medicina mágica de los mayas en Yucatán. Rev Biomed 1995; 6:47-51. Lais Entralgo P. Historia Universal de la Medicina. Barcelona: Editorial Salvat; 1975. Somolinos -D'Ardois G. Historia de la medicina. 4ª Edición. México: Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina; 1978. Petrucelli RJ. Historia de la Medicina. Barcelona: Editorial Doyma 1980. Xiu-Chacón G. El arte curativo de los Mayas y los primeros médicos de la Península de Yucatán, México. Rev Biomed 1998; 9:38-43.