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  Hijos El resultado innegable del amor de una pareja y una familia constituida Presentado Por Raúl Alejandro Rico Ar

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Hijos El resultado innegable del amor de una pareja y una familia constituida

Presentado Por

Raúl Alejandro Rico Aranibar  

 

Introducción Hijo es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de como amar a alguien mas que a nosotros mismos, de como cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y de nosotros aprender a tener coraje. Si, Eso es! Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado… ¿perder? ¿como? ¿no es nuestro? Fue apenas un préstamo... EL MAS PRECIADO Y MARAVILLOSO PRESTAMO, ya que son nuestros, solo mientras no pueden valerse por si mismos; luego le pertenecen a la vida, al destino y a sus propias familias. Dios bendiga siempre a nuestros hijos, pues a nosotros ya nos bendijo con ellos. Jose Saramango

Los hijos, ¿propiedad o misión? Estamos acostumbrados a hablar de los hijos como si se tratase de algo propio, de una “posesión”. Tenemos un auto, tenemos una casa, tenemos un libro, tenemos un perro y... “tenemos cuatro hijos”. Gracias a Dios, el auto no va a exigir sus derechos, ni va a gritar que no nos quiere. Si no arranca, lo llevamos al taller. Si después de dos semanas de arreglos no funciona, lo vendemos al chatarrero. En cambio, si el niño “no arranca” en la escuela... Es cierto que los niños nacen dentro de una familia, por lo que resulta natural que la familia asuma la responsabilidad de esa vida que empieza. Pero el niño tiene un corazón, un alma, y eso no es propiedad de nadie. La filosofía nos enseña que el alma, lo más profundo de cada uno, no puede venir de los padres, sino que viene de Dios. Los padres dan a su hijo el permiso para la vida, y asumen la hermosa tarea de ayudarle, pero no pueden dominarlo como al coche o al perro. Entonces, ¿cuál es la actitud más correcta ante el hijo que hoy “camina” a gatas por el pasillo y que pronto empezará a darse coscorrones en la cabeza? ¿Le dejamos hacer lo que quiera? 2   [email protected]  

 

Este era el sueño de Rousseau con su “creatura”, Emilio. No hace falta ser un gran psicólogo para comprender que el niño ideal de Rousseau llegaría a la juventud sólo por obra de un milagro... La realidad es que los padres están llamados a dar una formación profunda, correcta y clara a sus hijos. Primero enseñamos al niño, normas de “seguridad”: no asomarse por la ventana, no meterse en la boca objetos peligrosos, no tocar animales extraños. Después, la búsqueda de la salud nos hace pedirle que tenga las manos limpias, que no se llene el estómago con caprichos, que no se rasque las heridas... Simultáneamente, enseñamos al hijo a hablar. Sus ojos cada día brillan de un modo distinto, y pronto su mundo interior, su corazón, se nos abre no sólo con las miradas, las manos y la sonrisa, sino con esas primeras y temblorosas palabras que empieza a decir con la confianza de ser acogido. Los padres que escuchan por vez primera “mamá”, “papá”, sienten muchas veces un vuelco en el corazón. El niño crece, y habla, y habla, y habla... Cuando ya ha aprendido un vocabulario básico, impresiona por su hambre de saber, de comunicar, de decir que nos quiere, o que ha dibujado un avión, o que ha visto una lagartija, o que acaba de encontrar un amigo de su edad... Alguno podría pensar que la misión de los padres termina aquí, y que el resto le toca a la escuela. Sin embargo, el hijo todavía tiene que aprender detalles de educación que van mucho más allá de las normas de supervivencia, o del usar bien las palabras del propio idioma: Dar las gracias, pedir permiso, saludar a un maestro, prestarle un juguete al amigo, hacer los deberes en vez de contemplar lo que pasan por la tele... La educación moral es uno de los grandes retos de toda la vida familiar. La mayor alegría que pueden sentir los padres, es ver que sus hijos son, realmente, buenos ciudadanos. El dolor de cualquier padre es darse cuenta que su hijo hace lo que quiere y que empieza a engañar a los maestros, a robar del monedero de mamá, a golpear a los compañeros o hermanos más pequeños, e, incluso, a levantar la voz en casa contra sus mismos padres... San Agustín se quejaba de que sus educadores le regañaban más por un error de ortografía que por una falta de comportamiento. La queja tiene una triste actualidad en quienes se preocupan más por el 10 de sus hijos en inglés, que por la

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pornografía que vean en internet o por las primeras drogas que puedan tomar con los amigos. Si somos sinceros, es mucho mejor tener un hijo agradecido y bueno, aunque no sepa alta matemática, en vez de tener un hijo ingeniero que ni siquiera es capaz de interesarse por lo que les ocurra a sus padres ancianos... Los hijos no son propiedad de nadie, ni de la familia, ni de la escuela, ni del Estado. Pero todos, especialmente en casa, estamos llamados a ayudar a los niños y adolescentes a crecer en su vida como buenos ciudadanos y como hombres de bien. Esa es la misión que reciben los padres cuando inicia el embarazo de cada niño. Quienes hemos tenido la dicha de tener unos padres que nos han ayudado a respetar a los demás, a amar a Dios y a vivir de un modo honesto y justo, nunca seremos capaces de darles las gracias como se merecen. Quienes no han tenido esta dicha... pueden, al menos, preguntar cómo se puede enseñar a los hijos a ser, de verdad, buenos, no sólo en la formación científica, sino en los principios éticos más elevados. Esa es la misión que reciben los esposos cuando su amor culmina en la llegada de un hijo. Cumplirla puede ser difícil, pero la alegría de un hijo no se puede comprar ni con todo el dinero del mundo...

La importancia del padre en la crianza de los hijos e hijas Por muchos años, los especialistas de la psicología y otras disciplinas, enfatizaron lo importante que era para un niño/a en sus primeros años de vida, tener una relación cercana y segura con la madre. Sin embargo, desde un tiempo a esta parte, esta mirada se ha ampliado, reconociendo que el padre es también una figura central para el desarrollo físico y emocional de un niño o niña. Un papá presente y cercano a la crianza de sus hijos, es necesario en dos dimensiones. La primera tiene que ver con su relación directa con el hijo o hija. Cuando el padre participa en los controles prenatales y puede mirar el desarrollo de su hijo en las ecografías o escuchar su corazón, tiene más

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posibilidades de ir desarrollando una relación afectiva con él desde antes de que nazca. Esta relación que para las madres es tan obvia porque sienten los cambios en su cuerpo y el movimiento del niño dentro de ellas, para el hombre no lo es. Su experiencia del embarazo es a través de lo que vive la mujer, y por lo tanto, toda experiencia “directa” con el hijo le va haciendo más real su presencia en su vida. A nacer, el recién nacido comienza a experimentar las sensaciones de lo que le produce placer y calma, y lo que lo desagrada, como el hambre, el frío, el calor o los dolores. Cuando un adulto responde a esas sensaciones de desagrado y lo calma, el niño va asociando el olor y la voz de ese adulto con un espacio seguro, un encuentro que lo ayuda a volver a sentirse bien. En concreto, eso es lo que va ocurriendo, sin que a veces los adultos se den cuenta cuando se muda al niño, cuando le ayudan a sacar los “chanchitos”, cuando lo ayudan a dormir, o cuando lo alimentan. Si eso sólo lo hace la mamá siempre, el niño asociará estas sensaciones de seguridad y calma a ella. Si el papá también está presente en estas pequeñas pero importantes tareas diarias, será también para ese niño o niña un adulto confiable, que lo quiere y lo cuida. Esta es la base fundamental sobre la que se cimienta la autoestima y la seguridad personal. Hoy se sabe que un niño con más de una figura de apego, con más de una persona que lo cuida y le hace sentir querible, es un niño que crece con una base más sólida para enfrentar la vida. Mirando algunos aspectos de la especificidad que aporta el padre, algunos autores señalan que los padres son los que aportan más en el desarrollo motor del niño, por el tipo de juegos que tienden a hacer con ellos. Les ayudan a salir al mundo y en el proceso de “destete” de la mamá, y también son un modelo de identificación masculina para los niños, y un modelo de diferenciación para las niñas. Pero hay otra importancia de la presencia del padre en la crianza, que es un aporte indirecto hacia el niño: es su apoyo hacia la mamá gestante o que ha tenido recién a su bebé. 5   [email protected]  

 

En la primera etapa del nacimiento de un hijo, cuando una mujer se siente querida, cuidada y acompañada, puede estar en mejor disposición para la lactancia y el cuidado del hijo, que resultan tareas a veces muy cansadoras. No siempre el padre y la madre de un recién nacido viven bajo el mismo techo. Esto hace más desafiante para ellos la tarea de ser padres presentes, pero no la hace imposible. Los gobiernos deben hacer promover el que ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que respecta al cuidado y la crianza de los hijos. En este sentido, los hijos tienen derecho a tener a ambos padres presentes, y es importante que las instituciones y las políticas favorezcan esta relación. El padre fue visto por mucho tiempo en el rol de proveedor económico de la familia. Hoy que la mujer ha ingresado al mundo laboral, y cuando esta tarea se puede compartir, el desafío para los padres es poder ser junto con ella “proveedores afectivos”.

La importancia de educar bien a los hijos Recuerda que un hijo es… un regalo de Dios. “La más rica de las bendiciones”. No trates de amoldarlo a imagen tuya o de tu padre, de tu hermano o tu vecino. Cada niño es individual y tiene que permitírsele ser el mismo. • No aplastes el espíritu de tu hijo cuando el falla. • Nunca lo compares con otros que lo hayan sobrepasado. • Recuerda que el enojo y la hostilidad son emociones naturales. Ayuda a tu hijo a encontrar una salida social aceptable para estos sentimientos normales, o estos volverán hacia dentro y explotarán en forma de enfermedad física o mental. • Disciplina a tu hijo de una manera justa y razonable. No dejes que TU enojo, te saque de quicio. Si el sabe que tú eres justo, no perderás su respeto y amor. Porque aún el niño mas joven, tiene un sentido muy agudo de justicia.

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No le des a tu hijo todo lo que su pequeño corazón pide. Permítele conocer la emoción de ganárselo y la alegría de conseguirlo. Concédele la más grande de todas las satisfacciones, el placer que viene con el logro personal. No te pongas como lo máximo, o la perfección. Es un rol muy difícil de jugar 24 horas al día. Tú te darás cuenta que es más fácil la comunicación con tu hijo si le dejas saber, que mamá y papá también pueden cometer errores. No le amenaces cuando estés enojado o le hagas promesas imposibles cuando estés generoso. Hazle advertencias o promesas sólo cuando tú las puedes cumplir. Para un niño, la palabra del padre significa todo. El niño que ha perdido la fe en los padres, tiene dificultad de volver a creer en ninguna cosa. No sofoques a tu hijo con demasiadas manifestaciones superficiales de “amor”. El más pobre y saludable amor, se expresa por si sólo en la educación día a día, la cual produce confidencia e independencia propia. Enséñale a tu hijo que hay dignidad en el trabajo duro. Aunque se desempeñe con unas manos callosas paleando carbón, o unos dedos hábiles manipulando instrumentos quirúrgicos. Déjale saber que una vida útil es bendecida, y una vida fácil y en busca de placeres, es vacía e insignificante. No trates de proteger a tu hijo de cualquier pequeño golpe y decepción. La adversidad forma el carácter y nos hace compasivos. Los problemas son un gran igualador. Déjalo aprender.

La importancia de pasar más tiempo con tus hijos Pasar tiempo con tus hijos, es una actividad importante dentro del vínculo familiar, pues mientras estés más con ellos, tendrás muchas oportunidades de reforzar sus valores, mejorar sus habilidades y de prepararlos para el futuro. De acuerdo con la psicóloga clínica y experta en salud mental, Carol Kryder, el no invertir tiempo en la familia, se ha vuelto un gran problema en la sociedad americana, pues la mayoría de los padres creen que no pasar tiempo con nuestros hijos, es fácilmente compensable dándoles un regalo.

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Estudios realizados por el Centro de Investigaciones Child Trends con sede en Washington, han comprobado que a los niños les gusta más convivir, aunque sea 10 minutos con sus padres, por ejemplo jugando un juego de mesa, que recibir un juguete de moda. Esta teoría ha quedado confirmada por las estadísticas publicadas por el National Longitudinal Survey of Youth, en donde cuatro de cada cinco adolescentes encuestados, coincidieron en lo mucho que disfrutan pasar tiempo con sus padres: • El 48% de los adolescentes encuestados, entre 12 y 14 años de edad, aseguraron "hacer algo divertido" con su familia más de tres veces a la semana. • El 72% de los adolescentes cenan con la familia por lo menos cinco veces a la semana. • El 59% consideraron que quieren ser como sus papás. Sin embargo, el tiempo que invertimos en la familia, sigue disminuyendo, y tal parece que como lo afirma Mari Quiala, del National Latina Health Network, en la mayoría de los casos, los padres culpan al trabajo de su falta de interés, ya que estos no pueden renunciar, ni aumentar horas al día o dormir menos, por lo que se requiere de un fuerte compromiso con los hijos cuando estamos en su presencia. "Hablar todo el tiempo con nuestros hijos, es esencial. No tenemos que esperar hasta la hora de la cena para sentarnos a conversar con ellos; podemos iniciar una charla constructiva, camino a la escuela. No se trata de la cantidad de tiempo, sino de estar disponibles y de alentarlos, quererlos y apoyarlos" Las consecuencias de no estar con ellos Lo primero que debes recordar, es que tus hijos son un reflejo de ti. El modo en que los tratas, repercute en su comportamiento como hijos, y más adelante en su comportamiento como padres, tal y como lo aclara la doctora Carol Kryder. "Los niños necesitan pasar tiempo con sus padres, porque éstos son sus modelos a seguir, sus maestros y guías. Los padres transmiten su sistema de valores a sus hijos cuando pasan tiempo de calidad con ellos".

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De tal modo, que hacer lo contrario, puede traer serias consecuencias, según afirmó la experta en salud mental, tales como: • Problemas de conducta o aprendizaje en la escuela • Actividad criminal • Abuso de alcohol y drogas • Embarazos adolescentes • Baja autoestima Mejora la comunicación Asimismo, la doctora Debbie Mandel, autora del libro Addicted to Stress, y especialista en programas de manejo del estrés y motivación personal, agregó que “el no pasar tiempo con los hijos, afecta la comunicación y se rompen lazos importantes, se pierde el amor y los niños pueden llegar a sentirse tan confundidos que incluso se enferman”. Como madre de tres hijos y profesional, nos cuenta que ha podido darse cuenta que "los niños que pasan más tiempo con padres positivos, que se aman, pueden brindar un entorno familiar más sano, sus hijos crecen más seguros, tienen buen rendimiento académico y se desenvuelven mejor en su comunidad". Creando una nueva agenda Aunque parece imposible hacer una pausa en la rutina diaria para divertirnos con los niños, no lo es. Kryder asegura que la forma más sencilla de pasar más tiempo con nuestros hijos, es crear un calendario: "Se pueden agendar actividades que disfruten tanto los hijos como los padres. Y algo que es de mucha ayuda, es programar un día familiar, una vez a la semana". Algunas de las recomendaciones que dan los expertos, es hacer una lista de las cosas que hay que hacer en el día, y eliminar las de menor importancia, de este modo, los padres pueden ir creando más espacio para estar con sus hijos. Y de preferencia, apagar el celular o eliminar cualquier tipo distracción que pueda robar la atención de los padres.

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Algunas de las actividades que puedes realizar para pasar más tiempo con tus hijos son: •

Leer antes de ir a la cama.



Cocinar.



Organizar campamentos.



Acudir a museos.



Pasear a la mascota unos minutos por día.



Ayudarlos con sus tareas.



Jugar juegos de mesa aunque sea una vez por semana.



Redecorar su habitación.



Regar las plantas o limpiar el patio.



Practicar algún deporte.



Hacer sobremesa.

Como hablar con los hijos Cuantas veces nos hemos escuchado decir: "me cuesta mucho trabajo comunicarme con mi hijo, a pesar de que me intereso mucho por lo que hace, dice que no lo entiendo o simplemente no confía en mi como para contarme lo que le pasa". Cuando surgen problemas en la familia, específicamente con nuestros hijos, puede ser debido a varios factores, pero todos ellos relacionados con un componente muy importante, la falta de comunicación. La comunicación es una valiosa herramienta que le permite conocer el sentir de su hijo, para de esta manera saber como actuar y guiarlo; sin embargo tristemente hoy vemos que ese componente esta muy limitado, por lo que es imprescindible que aprendamos a comunicarnos con ellos, para así poder expresarle realmente lo que queremos decir, y a la vez, podamos escuchar lo que sienten y quieren transmitirnos. 10   [email protected]  

 

Tal vez para ti esto no sea tan importante, pero es verdad que la comunicación es un arma infalible ante las relaciones cotidianas, los conflictos, y sobre todo ante las etapas por las que pasan nuestros hijos durante su desarrollo, y en las cuales presentan diferentes conductas y cuestionamientos que en ocasiones les provocan incertidumbre o confusión. Aprende a comunicarse con tus hijos, conócelos a través de la conversación, deja que te expresen sus sentimientos, y permítete orientarlos; para ello, puedes leer las siguientes sugerencias, no solo de como entablar una conversación con ellos, sino además sobre cualquier tema. 1. Entre más pronto, mejor: Los niños de hoy, se enfrentan a una serie de temas difíciles a edades cada vez más tempranas, sin comprender bien todos los aspectos de éstas ideas, por lo que acuden primeramente a sus padres para obtener información; así que tú serás quien tenga la primera oportunidad para hablar con ellos; NO la desperdicies, porque esto marcará la pauta para cuando sean adolescentes, evitando que ellos hablen sobre temas difíciles con otras personas quienes pueden confundirlos con información errónea o con explicaciones que carezcan de los valores que tú deseas inculcarles. Si conversas más frecuentemente con tu hijo desde pequeño, particularmente sobre temas difíciles como el sexo, la violencia o el alcohol, no tan fácilmente en la adolescencia recurrirá a sus amigos, los medios de comunicación y a terceras personas, para obtener información 2. Se tú quien dé el primer paso: No esperes a que tu hijo sea el que te pregunte, esto no siempre sucede. Es necesario que a menudo seas tú el iniciador de las conversaciones; aprovecha la televisión y demás medios de comunicación como herramientas. Por ejemplo, si están viendo un programa donde una persona se droga, una vez que termine el programa pregúntale qué opina y si está o no de acuerdo con el comportamiento de esa persona. Recuerde: basta con una o dos preguntas para iniciar una conversación surgida de las circunstancias y eventos de la vida diaria. Es importante también mencionar, que al hablar con tus hijos, te expreses con palabras que ellos puedan comprender: sencillas y cortas, con explicaciones directas y honestas, pero también de acuerdo a su edad. Si tienes hijos de diferentes edades, lo que le expliques a uno quizás no lo entienda el otro; es mejor hablar con ellos, aún sobre el mismo tema, de manera separada. Con ello evitarás además, que los más grandes acaparen la atención y la charla.

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3. No le saques la vuelta al tema del sexo: Para la mayoría de los padres, es muy difícil tratar con los hijos, el tema de la sexualidad, pero por el bien de ellos, debemos dejar de lado nuestra incomodidad y nerviosismo para hablarles sobre estos temas. Aunque no lo creamos, ellos ya tienen conocimiento sobre esto gracias a los medios de comunicación y a sus compañeros de escuela, sólo que esa información puede estar algo deformada y carente de los valores morales que es necesario inculcarles. 4. Propicie el ambiente para una comunicación abierta: Es importante fomentar un ambiente donde tus hijos se sientan siempre con la libertad de preguntarte cualquier cosa, independiente del tema, y sin miedo a las consecuencias. Para lograrlo, debes alentar, apoyar y comprender a tus hijos. Así que si ellos te hacen una pregunta, y te encuentras en una situación que te impide contestar o no sabes, dile que su pregunta es muy importante, pero que por el momento no puedes contestarla, así que asegúrate y cumple en responderle después. Y para el caso de no saber, menciónale que no sabes exactamente lo que te pregunta, pero que pueden investigarlo juntos. No creas que si tus hijos se dan cuenta de que no tienes todas las respuestas, nunca más te preguntarán. 5. Transmita tus valores: Recuerda que como padre, serás el primer recurso de tus hijos para aclarar sus dudas, así que da información, pero además, con valores morales implícitos sobre todo cuando converses sobre temas difíciles como las drogas, sexo o la violencia. Diversos estudios han determinado que los niños necesitan recibir una orientación moral por parte de sus padres, por lo que no dudes en establecer tus convicciones con claridad. 6. Haz un espacio para escuchar a tus hijos: Es importante que tomes el tiempo para darle a tu hijos toda tu atención. Al escucharlos, incrementas su autoestima y les haces saber que son muy importantes para ti. Esto puede dar la pauta para el inicio de muchas conversaciones sobre una gran variedad de temas. Si escuchas atentamente a tus hijos, sabrás exactamente qué es lo que quieren saber, y aquello que ya comprenden. Así evitamos saturarlos de información y confundirlos aún más. Por ejemplo, si tu hijo te pregunta qué es un condón, antes de responder, pídele que te explique lo que él sabe del "condón, así podrás conocer el nivel de comprensión de tu hijo y podrás adecuar tu respuesta. Otra válida razón por la que debes tomarte el tiempo para escuchar a tus hijos, es que te ayuda a definir sus sentimientos y a saber cuándo debes terminar la conversación. Si por ejemplo, estas 12   [email protected]  

 

hablándole sobre la violencia en casa, pero después de un rato ya lo ves distraído, entonces deja el tema por el momento y retómalo en otra ocasión. 7. Habla con honestidad: Este valor fortalece el sentido de confianza. Si tú no respondes con honestidad a las preguntas que tus hijos te hacen, ellos crearán sus propias respuestas, las cuales no creo que sean muy congruentes. Tal vez en algunas ocasiones no es recomendable o deseable proporcionarles todos los detalles sobre alguna situación en particular, pero por lo general hay que ofrecerles la mayor información posible. Al hacer esto, evitarás que ellos saquen sus propias conclusiones. 8. Por favor, se paciente: Como adultos, a veces creemos que los niños pequeños se tardan una eternidad para decirnos lo que tienen en mente, y sentimos la necesidad de apresurarlos terminando sus oraciones y frases antes que ellos. Intenta resistir ese impulso. Si escuchas pacientemente a tus hijos, les permites pensar a su propia velocidad y les haces saber que bien valen nuestro tiempo. 9. Aprovecha cualquier oportunidad para conversar: Ciertamente, existen ocasiones que por múltiples razones, no son el momento oportuno para entablar una comunicación entre padres e hijos, pero sí se pueden aprovechar los momentos y situaciones que surgen en nuestra vida diaria, para iniciar una conversación; de esta manera, es poco probable que tus hijos te ignoren. Por ejemplo, si estás leyendo una nota en el periódico que habla sobre un niño que fue victima de violencia por sus padres, este puede ser el momento que puedes aprovechar para iniciar una conversación con tus hijos, sobre el abuso en los hogares. 10. Habla con tu hijo sobre el mismo tema varias veces: No creas que por haberle hablado en una ocasión a tu hijo sobre algún tema en especial o algo difícil, ya entendió todo lo que necesitas enseñarle. Los niños, sobre todo los más pequeños, asimilan solamente una parte de la información que les brindas cada vez, por lo que es recomendable que después de cada charla , esperes un poco de tiempo y luego pregúntales a tus hijos, qué es lo que recuerdan acerca de esa conversación. Con ello, sabrás si existe algún malentendido por corregir, o bien, para proporcionarles más información. Cuando los niños tienen interés sobre algo específico, tienden a realizar preguntas repetitivas, lo que puede resultar un poco cansado para los padres de familia. Ante esto ten paciencia; las preguntas repetitivas son perfectamente normales por lo que debes estar preparado y responderlas. 13   [email protected]  

 

Tampoco dudes en retomar pláticas anteriores; si eres paciente y perseverante al conversar con tus hijos, sin lugar a dudas que los resultados serán muy provechosos para ambos. Si quieres sentirse un padre privilegiado por poder estar al lado de tus hijos y ser tú el primero con quien compartan sus ansias y alegrías, entonces háblales continuamente y acepta lo que son y sienten; de esta manera también ellos podrán aceptar que no siempre estarán de acuerdo con lo que hacen en determinados momentos, y aun así, seguirán confiando en ti, haciéndote partícipe de sus pensamientos y de sus sentimientos.

Tiempo para tus hijos Antes papá salía a trabajar y mamá se quedaba en casa, después poco a poco ella también se fue integrando al sector laboral, por lo que hoy en día son muchísimas familias en donde ambos trabajan para que "a los hijos no les falte nada. Por supuesto que esto es muy válido, además que tiene como resultado una vida económica más desahogada y motivante. Hay en cambio, otras familias que por circunstancias diversas como abandono o divorcio, no tienen más opción que trabajar todo el día para sacar a los hijos adelante. Ya sea en una situación o en otra, la falta del tiempo para conversar y convivir con los hijos, esta presente. Nos estamos limitando a proveer a nuestros hijos de lo necesario para vivir, y creemos que esto significa ser unos buenos padres, o tal vez estamos conscientes de que no es suficiente y sentimos culpa, pero seguimos igual. La diferencia entre ser un padre de familia, y ser un buen padre, esta en un poco de tu tan ocupado tiempo y la constancia; ya que esos valiosísimos minutos que diariamente le dediques a tu hijo, te servirán para: o Darle amor a través de una caricia, abrazo o un beso, y olvidarte de comprar ese amor con cosas materiales. o Apoyarlo y motivarlo sobre lo que le interese y beneficie. o Comunicarte; conversar sobre lo que piensa y siente. o Preguntarle como le ha ido en la escuela y fuera de ella. o Interesarte en sus tareas y trabajos. 14   [email protected]  

 

o

Respetarlo, así como pides respeto para ti.

o Educarlo, estableciendo límites, pero también dándole independencia. Ser padres no es una tarea fácil, y mucho menos ser unos buenos padres, ya que esto implica más trabajo, tiempo, conocimiento, paciencia, conciencia y sacrificio, pero es algo que debemos y tenemos que hacer, y que será mucho más fácil si queremos a nuestros hijos.

Cómo comunicar con los hijos adolescentes Una de las tareas más importantes (y complicadas) de los padres de adolescentes, es mantener siempre abiertas las vías de comunicación. A continuación, algunos consejos sobre cómo comunicarte con tus hijos adolescentes: •

Dar mensajes claros. Es un error decir a la misma cosa "No" un día y "Sí" otro día, salvo que las circunstancias hayan cambiado. Dar mensajes claros, ayuda a crear una base de confianza, fomenta el buen comportamiento y ayuda a bajar los niveles de estrés en una familia. Aprende a escuchar y responder con respuestas que incentiven la comunicación y eviten que tu adolescente salga del salón de un portazo. Emplea un tono positivo y utiliza lenguaje corporal afirmativo mientras hablas. Trata a tu hijo adolescente con el mismo grado de respeto con el que esperas que te trate a ti. No lo insultes nunca y tampoco lo ridiculices.



Dar mensajes afirmativos. Cada vez que se presente la ocasión, recordarle que lo quieres. Cuando se ha arreglado, dile que está muy guapo. Cuando ordena su habitación sin que se lo hayas pedido, coméntaselo de tal forma que se sienta orgulloso (aunque no te lo vaya a demostrar).



No pierdas el genio y no grites. Si empiezas a gritar, la capacidad receptiva de tu adolescente se bajará a cero. Hay momentos en los que todo adolescente cree que sus padres no le comprenden, que le hacen la vida imposible, y cuando gritamos por frustración o rabia, sólo conseguimos alejarles más. Si crees que vas a perder los papeles, suspende la conversación para retomarla en un momento en el que has logrado sobreponerte.



Se preciso y da detalles sobre lo que esperas de tu hijo. Puedes escribir un planning y pegarlo en la nevera como recordatorio. Siempre es bueno escribir sobre papel, reglas y acuerdos importantes, porque así ambas 15   [email protected]  

 

partes pueden consultar el papel cuando surja una confusión sobre una norma específica •

No ningunees nunca a tu hijo cuando estás enfadado o triste. Si algo que hace o dice te enfada o entristece sobremanera, dile que no estás en condiciones de seguir una conversación antes de alejarte. Es peligroso ignorarle o dejar de hablarle y seguir tan normal con otros miembros de la familia, porque sólo conseguirás distanciarle cada vez más.



Evita decir frases como "porque lo digo yo". Explica tus razones de forma tranquila a tu hijo. Los adolescentes saben que la última palabra la tendrán sus padres, pero es importante que sepan por qué les pedimos que hagan algo que no quieren hacer, o por qué les prohibimos ciertas actitudes En una conversación, no entres en un monólogo. Termina tus frases con otra que invite a la comunicación: o

¿Qué piensas tú?

o

Parece muy importante para ti, intenta explicarme por qué

o

Buena pregunta, intentaré contestar

o

Me interesa mucho conocer tu opinión

o

¿Comprendes lo que te intento explicar?

o

¿Quieres hablar?



Lograr una coherencia entre lo que predicas y lo que practicas. Es importante dar ejemplo para tener credibilidad.



Evitar frases negativas que más bien logran todo lo contrario, como por ejemplo: o

Si vuelves a decir eso te....

o

Me trae sin cuidado qué hacen tus amigos

o

No vengas llorando a mí si te sale mal

o

No te creo

o

No comprendes nada 16   [email protected]  

 

o

Pregúntaselo a tu madre/padre



Escucha con atención a tu hijo cuando te habla. No hagas otra actividad mientras, y si estás haciendo algo cuando empiece, para. Mira a tu adolescente, escucha y ofrece un comentario cuando termine.



Organiza actividades conjuntas, a veces con toda la familia, a veces solos. Excursiones, comidas, una cena fuera, vacaciones.... Si tu adolescente no quiere pasar todas las vacaciones con la familia, intenta buscar una solución y ayúdale a encontrar la manera de pasar tiempo con sus amigos y tiempo con su familia.

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