Heidegger y La Historia Del Ser

Heidegger y la historia del ser: La destinación del ser en nuestra época. Francisco Javier Loyola Berguño Francisco.loyo

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Heidegger y la historia del ser: La destinación del ser en nuestra época. Francisco Javier Loyola Berguño [email protected] Universidad de Chile Resumen. ¿Cómo se destina el Ser nuestra época? Para poder entrar en la indagación a esta pregunta es necesario tomar en cuenta el pensamiento de Martin Heidegger, ya que él mismo la ha denominado la “época técnica” como forma de destinación del ser en cuanto Gestell. Heidegger quiere llegar a la esencia de ella, en otras palabras, a la verdad esencial de la técnica. Con su investigación dirá que la esencia de la técnica es un desocultar provocante que pone todo ente a establecerlo como constante (Bestand). Todo esto rige bajo el destino del Ser, que el pensador llamará das Gestell (dispuesto). Pero el Ser, no sólo tendría el modo como Gestell sino que también estaría el otro modo que sería das Geviert (cuaternidad). Por lo tanto, queremos indagar en cómo el hombre debe corresponder a la llamada del Ser como Geviert, habitando genuinamente con los entes intramundanos en el modo de estar junto a ellos y de protegerlos en cuanto cosa que reúne al Ser como lo cuadrante. Como también con su ser bajo el modo de la serenidad (Gelassenheit). Palabras claves: das Gestell, das Geviert, habitar, técnica, Gelassenheit. Historia del ser.

Heidegger y la historia del ser: Introducción al tema El pensamiento de Heidegger se ha denominado comúnmente como el pensamiento del ser, de esta forma desde su sentido inicial, la doctrina del ser se ha estudiado bajo la metafísica, la cual Heidegger intenta a modo de superación, poner su nuevo pensar y dejar atrás el antaño pensamiento del legado que ha quedado bajo los términos del ser y de la metafísica. A modo de ver y de pensar, podemos decir que el pensamiento heideggeriano apunta a lo esencial, ya que el ser y su estudio va en pos del sentido de todo cuanto es o existe. Por lo mismo, y dando a la metafísica como la disciplina que estudia al ser, con una humildad de palabras, podemos decir que la metafísica es la esencia de la filosofía, sin la

metafísica no podríamos tener el caudal tan extenso y porque no decirlo tormentoso que ha tenido la filosofía bajo toda nuestra historia. La metafísica entendida bajo este punto es lo que nos ha determinado a nosotros como occidente, es el origen inicial para nuestra misma historia. Es por ello, que nos hace sentido la célebre frase de los alemanes que se denominan un “pueblo metafísico” en el cual, podemos ver bajo esta expresión toda la travesía de un pensamiento de Heidegger y también podríamos decir de Hegel, Nietzsche y tantos otros, quienes se encuentran en total sintonía con los griegos. La metafísica que se puede denominar en palabras de Aristóteles como la filosofía primera, la “ciencia del ser en cuanto ser”. La metafísica que sin bien el término no fue acuñado por el estagirita se debe a los libros que venían después de los libros de la física, que es la “ciencia del ser en cuanto ente”. Pero, el mismo Aristóteles se apoya en pensadores que los antecedieron, tales como su maestro Platón, y los presocráticos como Jenófanes de colofón, Parménides y Heráclito, pensadores que el mismo Heidegger ha llamado “pensadores mañaneros”. Ahora bien, nosotros en las palabras iniciales hemos dicho que la metafísica es la esencia de la filosofía, tal sentencia tenemos que argumentarla para que podamos dar cuenta de aquello. Es la esencia, porque piensa o intenta pensar lo más esencial que nos puede interpelar a nosotros como humanos y esto es el ser. Los griegos desde sus inicios se han visto dentro de la problemática del ser, de buscar lo que fundamenta todo pero que no tiene fundamento. De indagar que es lo que determina todo sin ser determinado. En la historia podemos encontrar a pensadores como Anaximandro con el aperion, Parménides y el Ser, Heráclito y el logos, Aristóteles y la causa primera, que es puro acto, inmóvil y que él mismo en el libro XII de la metafísica ha denominado ϑεοϛ . De esto mismo se desprende toda la época medieval y la escolástica en tratar de pensar a Dios, este ente supremo que al igual que el ser determina todo lo existente. El Dios de la creación, el Dios de la verdad, el Dios que se eleva como lo más excelso que tiene la humanidad. La metafísica tomará un nuevo impulso bajo la mirada de Heidegger. El pensador alemán ve que la historia del pensamiento y del ser, se constituye bajo un origen, un primer momento histórico, que como hemos dicho más arriba, Heidegger se lo atribuye a los denominados pensadores mañaneros calificativo para Heráclito y Parménides. Este es momento clave dentro de la historia, ya que emerge el pensamiento sobre el ser, en este inicio de la historia, no hay nada que se le acerque o se le asemeje en alguna parte del mundo en esa época ni que la anteceda. Este momento o

comienzo, en el cual emerge el pensamiento sobre el ser, nace al asombro sobre este, el ser es, hay algo que para estos pensadores está aconteciendo en el acontecer mismo. De primera forma, podemos decir que el ser es algo que está aconteciendo, no es algo que aconteció como un principio o fin. Esto es lo característico en la filosofía de Heidegger y que toma bajo el pensamiento de Heráclito y Parménides, ya que ellos hacen un descubrimiento radical. Este primer momento, es un momento inexplicable, no hay un acontecimiento previo o antecedente sobre esto. A esto, el pensador de la Selva Negra lo llama el inicio, es el inicio del pensar. Es un pensar, porque corresponde al ser. Ahora bien, Heidegger piensa que la diferencia ontológica ha sido transgredida porque a lo largo de la historia de la filosofía se ha entendido al ser como ente “No obstante, en la historia del pensamiento occidental, este trascender el ente en la dirección de una conciencian del ser siempre implicó de hecho un “error”, pues siempre estuvo la tendencia a concebir el ser sobre ña base de a simple presencia” (Vattimo 1998: 61). El pensar de Heidegger se remite en toda su obra por el ser, su pensamiento se desenvuelva en la pregunta por el sentido del ser. El ser para Heidegger no se ha tomado con una reflexión permitente, ya que a lo largo de los siglos en la filosofía se ha confundido el ser con el ente, es por ello que más bien es algo oscuro y debemos volver a retomar tal pregunta para poder llegar a una respuesta. Ya en la introducción a Ser y Tiempo Heidegger replantea la pregunta por el ser o la pregunta por el sentido del ser (die Frage nach dem Sinn von Sein), y es necesaria esta pregunta porque ella ha quedado en el olvido. El sentido del ser reclamará conceptos propios, que contrastan con los significados del ente. Por lo tanto, el pensador de la Selva Negra no se adscribe dentro de las concepciones del ser antes vistas en la historia. Si indagamos dentro de la historia de la filosofía, para Heidegger el ser de Aristóteles es un ente, la idea platónica es un ente, el ser como lo tomaba la escolástica no es igual a Dios, Dios para Heidegger sería un ente, un ente que no es ni inferior ni superior al ser, pero no es el ser, sino al fin de cuentas es un ente. Por lo tanto, hasta el momento y desde sus orígenes se ha preguntado por lo ente y ha olvidado el ser. Heidegger quiere hacer una superación de la metafísica, pero esto dista mucho de la eliminación que ha querido implantar la denominada filosofía analítica, que incluso encuentra a la metafísica sin sentido y algo absurdo, sin darse cuenta que si eliminamos la metafísica estaríamos sacando de la filosofía su esencia, del preguntar lo más esencial que es el ser. Es esencial también porque el

hombre necesita de ella, en palabras de Ortega podemos encontrar esto: “ Para quien no la necesita, para quien no la busca, la Metafísica es una serie de palabras o, si se quiere, de ideas que, aunque se crea haberlas entendido una a una carecen, en definitiva, de sentido; esto es, que para entender verdaderamente algo, y sobre todo la metafísica, no hace falta tener eso que se llama talento ni poseer grandes sabidurías previas; lo que, en cambio, hace falta es una condición elemental, pero fundamental: lo que hace falta es necesitarla”1(Ortega y Gasset 1981: 17) bajo esta sentencia podemos apoyarnos de que el hombre necesita la metafísica para poder dar cuenta de algo que nos sobrepasa en nuestra finitud. Heidegger dice que hay un segundo modo de pensamiento, el cual ha sido inaugurado por Platón y que ha dominado hasta el siglo XX. Todo este periodo el alemán lo ha denominado metafísica, y que es muy distinto al inicio que hemos hablado más arriba. Heidegger abre el fin de la metafísica, el nuevo pensar puede constatar el acabamiento de la metafísica. Para Heidegger habría el comienzo, la metafísica y un nuevo comienzo, el cual sería el que él estaría constatando y está ocurriendo como el acontecer que acontece. El ser en la historia, es la historia del ser, esto lo podemos explicar, ya que el ser hasta el día de hoy repercute en nosotros. El ser es una especie de inercia, que está ocurriendo en todos lados, donde nosotros nos afrontemos en nuestro diario vivir. El inicio, que es el ser mismo, es un acontecimiento que piensa la historia. La historia no es pensada como la historiología e historiografía, el cual ve la historia de una forma lineal, que lleva un principio y fin “La historiografía, de acuerdo a la interpretación de Heidegger, se mueve dentro de a una comprensión del tiempo entendido como un pasar lineal, cuyas características han quedado definidas en la historia del pensamiento, desde la filosofía de Aristóteles hasta ahora, sin sufrir cambios esenciales” (Carrasco 2007 : 91) este pasar, es un pasar que pasa, que tiene un inicio y un fin, es un “hecho” histórico. Pero el ser, tratado como acontecimiento, es el mismo acontecer que no pasa, sino que está pasando. Por eso, se dirá que el inicio del ser es algo que continua y que todo lo que está pasando es dado por el mismo inicio. Lo que descubre Heidegger, que es hay un inicio en un sentido grande y primario, ya que es el inicio del ser y del pensar, que se co-pertenecen el uno al otro, y justamente ese inicio como 1 Cfr. De Ortega y Gasset, Unas lecciones de metafísica; revista de occidente, Madrid, 1981. Pág. 17.

acontecimiento es el que sigue viniendo de forma esencial. Por lo tanto, si hay inicio del ser, hay historia. En otras palabras, si hay historia, es porque hay inicio, y ese inicio no necesita espectadores de la su expansión, ya que siempre se está dando o pasando. El inicio del ser, sigue en nuestros días, por eso no entra en el ámbito de lo histórico-historiográfico. Esto lo podemos retratar bajo la imagen de una piedra que cae sobre las aguas quietas del lago. Al caer la piedra, da una expansión de ondas, que se van generando de forma sucesiva, el impacto de la piedra es el inicio y las ondas son la rememoración del inicio del impacto de la piedra, que contienen el mismo inicio que se expande. Lo mismo ocurre con el inicio del ser que nunca pasa, como la piedra y sus ondas, la expansión del ser siempre acontece, es el acontecimiento mismo hasta el día de hoy. Ahora bien, el ser tiene formas de destinarse, por ello, nosotros entraremos a investigar en la forma que se destina en nuestra época y que pertenece al ámbito de la verdad, ya que ser y verdad también se copertenecen. Heidegger dirá que el ser se destina bajo el modo da la Gestell hoy en día, pero también existe otra cara del ser que la ha denominado la Geviert. Bajo estos modos es como el ser sigue aconteciendo en nuestros días.

Aproximaciones a la historia del Ser como das Gestell En nuestros días vemos como la técnica está inscrita dentro de nuestras vidas de forma inherente. Pero como podemos comprender, nosotros nos movemos dentro del mundo de la técnica, es más, nuestra vida se hace en conjunto con los elementos técnicos, que nos pueden mejorar la vida o a veces complicarla, en el sentido de que le demos mucha importancia o poca importancia al aparataje de la técnica. El ser humano de hoy vive asumido en la técnica, preso o encadenado en ella, aunque lo neguemos o lo afirmemos, esto es algo patente en nuestra era. Esto lo podemos ver en la tesis de Webter F Hood, ya que nos dice que la técnica es una estructura existencial del ser humano “El hombre no permanece en una situación externa con la técnica-es decir, ésta no es algo aparte de su ser” (Hood 2004: 490). Por lo tanto, cabe encontrar una autenticidad frente a ella, o sea ir a la

esencia de la técnica en la existencia de nuestro ser. Por esto mismo, dirá que “La técnica no es igual que la esencia de la técnica” (Heidegger 2007: 117) ir de la técnica a la esencia de la técnica es ir de lo óntico a lo ontológico. Nosotros nunca llegaremos a la esencia de la técnica si nos movemos en lo técnico, la esencia de la técnica no se encuentra en la técnica o en los objetos de la técnica. La primera constatación que hace Heidegger es que la técnica se ve como un medio para un fin del hombre, la cual es la interpretación instrumental y antropológica de la técnica. Esta es la interpretación correcta de la técnica. Heidegger se va a oponer a esta concepción, aun cuando la considera correcta, ya que es lo que está ante nuestra vista en el existir cotidiano. Lo simplemente correcto constata hechos y eso es lo que ocurre con la concepción instrumental-antropológica de la técnica. Por el contrario, la concepción verdadera pretende acercarse a la esencia de eso que esta ante nuestra vista, cosa que en el caso de lo correcto no ocurre. Pero Heidegger se pregunta ¿y si la técnica no es un medio? ¿Qué sucede con el querer dominarla? Pero ya se ha dicho que la determinación de la técnica es correcta. Es correcta, más no verdadera dirá Heidegger “Pero, la constatación no necesita, en absoluto, de ser correcta, desocultar en su esencia a lo que está delante. Sólo allí, donde acontece el desocultar, acontece lo verdadero” (Heidegger 2007: 119). Desde aquí se empieza a ver la relación de la verdad con la desocultación. Verdadero es aquello sacado a la luz, desvelado, άλήθεια. Esto nos lleva a la esencia de algo, el desvelar lo que está oculto. Pero ¿qué tiene que ver la técnica con la άλήθεια, con el des-ocultar? Dirá Heidegger que todo “Pues, en el desocultarse se funda el producir” (Heidegger 2007: 125). Entonces, podemos decir que la técnica no es sólo un medio para un fin, sino que es un desocultar. Y con esto se nos abre un modo para acceder a la esencia de la técnica, que es el ámbito del desocultamiento, de la verdad. Pero el modo del desocultar, es el desocultar provocante (herausforderndes Entbergen). Heidegger hace una historia muy simple, en la cual se distingue la etapa de la técnica artesanal de la técnica moderna. La etapa de la técnica moderna empezaría en el siglo XVII en Europa y sólo allí, pero ahora se ha vuelto planetario. Heidegger introduce dentro de la técnica moderna una división, habría una etapa en que se pasa de la técnica artesanal a una técnica de máquinas automáticas, pero luego habría otra etapa que sería

aquella en que se busca la mayor automatización posible, bajo el dominio de la cibernética que Heidegger considera la actual ciencia de base, ya que, a través de la cibernética, todo lo existente se quiere programar, para así tener un mayor control sobre ello. Podemos recordar ejemplos que da Heidegger para contrastar la antigua técnica artesanal con la técnica moderna: Una veleta representa la técnica artesanal frente a una estación de radar que representa la técnica moderna, un aserradero perdido en la selva negra también representa la técnica artesanal con una central hidroeléctrica en el Rin con sus turbinas y generadores que es expresión de la técnica moderna. Veremos que más allá de estos ejemplos podemos encontrar otros que aparentemente no tienen que ver nada con la técnica, por ejemplo, la universidad contemporánea, la industria de la educación superior también es una manifestación de la técnica moderna, nuestras universidades son técnicas en los términos de Heidegger, como también sus esfuerzos por el pensar se inclinan más a lo técnico. Pero para Heidegger, la esencia de la técnica es una manifestación del ser. En la época técnica el ser toma una figura bien específica que Heidegger llama das Ges-tell. En la entrevista con der Spiegel da una apretada definición de la esencia de la técnica “La esencia de la técnica la veo en lo que denomino la «im-posición» (Ge-stell). Este nombre, malentendido con facilidad por los primeros oyentes, remite lo que dice, rectamente entendido, a la más íntima historia de la metafísica, que aún hoy determina nuestra existencia. El imperio de la «im-posición» significa: el hombre está colocado, requerido y provocado por un poder, que se manifiesta en la esencia de la técnica” (Heidegger 1989: 72). Pero ¿quién desoculta de una manera provocante? Sin duda que es el hombre quien lleva a cabo tal desocultar, ya que la esencia de la técnica, es decir, el ser, necesita la esencia del hombre; la esencia del hombre pertenece a la esencia del ser “ Sin embargo, porque el Ser se ha destinado en cuanto esencia de la técnica en lo dis-puesto, pero la esencia-humana pertenece a la esencia del Ser, en cuanto que la esencia del Ser necesita a la esencia humana, para quedar custodiado [gewart] en cuanto Ser según la propia esencia en medio de lo ente, y así esenciar como lo Ser, por ello la esencia de la técnica no puede ser conducida a la transmutación de su destino sin la asistencia de la esencia-humana” (Heidegger 2007: 193). Ahora bien, el hombre lleva el desocultar provocante. Tenemos que dejar en claro, que el hombre sólo corresponde al llamado del ser, y no es que él sea el fundamento de la esencia de la técnica, ya que el hombre no es el señor del ser, sino que

sólo es reclamado por el destino del ser en nuestra época. Esto significa que los entes que el hombre des-oculta son des-encubiertos como Bestände. ¿Qué significa Bestände? Si ilustramos esto podemos decir que los campos, los ríos, los bosques son des-encubiertos como entidades cuyo rasgo fundamental es la utilización sin límites. De ahí las políticas de energías y del ordenamiento del territorio que no se ocupan con objetos, sino que dentro de una planificación general ponen en orden al espacio en vista de la explotación futura. Todo lo ente en su totalidad toma lugar de golpe en el horizonte de la utilidad, ya no hay nada más que bestände, stock, reservar, fondos. Ahora bien, el hombre lleva el desocultar provocante, que como hemos dicho desoculta a todo ente, pero también él es desocultado de la misma forma, y mediante esto, el hombre se vuelve un animal de trabajo (arbeitendes Tier), en material humano (Menschenmaterial). El hombre está nuestros días bajo la imposición de la esencia de la técnica, es mirado y tratado como un número más, se convierte el algo calculable, que se puede utilizar, usar para un proyecto de quien lo requiere, llevándolo incluso a la calidad de ser desechable una vez que no se le necesite. Pero justamente, porque entre el ser y el hombre hay una relación originaria, nunca podrá tener el mismo carácter ontológico del ente desocultado de una manera provocativa. La época técnica tiene un pensar característico, el cual se denomina pensar calculador (das rechnende Denken). Es un pensar peculiar, que tiene en consideración, la planificación, investigación y organización de una empresa. En el pensar calculador están las circunstancias dadas, cuenta con cosas en su rededor, en su contorno “Este cálculo caracteriza a todo pensar planificador e investigador” (Heidegger 2002: 18). Por lo tanto, el pensar calculador (rechnendes Denken) que cuenta con la planificación y la investigación, es un cálculo. Pero hay que hacer una distinción, este cálculo no es que opere con números o requerimientos tecnológicos como una calculadora y un computador, sino que calcula posibilidades nuevas, más ricas y económicas o baratas. Este se diferencia del pensar meditativo (das besinnliche Nachdenken) que piensa en el sentido de todo cuanto es o existe, este pensar es característico del pensamiento filosófico, aunque no exclusivo, se puede dar en lo poético, en el arte, etc. Ahora bien, cada cual se mueve de manera necesaria y justificada dentro de sus ámbitos. La meditación va a significar el sentido para lo inútil, pero no tiene que tomarse como algo vacío, en contraste con el pensar calculador que se toma como lo útil “Por eso la meditación que busca indagar ese sentido, no arroja ninguna

utilidad práctica, pero el sentido de las cosas es, sin embargo, lo más necesario” (Heidegger 1962: 2) por lo tanto, para que lo útil tenga sentido nos tenemos que remitir al pensamiento meditativo, lo inútil es lo que da el sentido a las cosas. Nosotros podríamos decir que Heidegger hace un diagnóstico de la época técnica, pero esta palabra tiene un inconveniente, ya que después del diagnóstico viene un pronóstico o solución de aquello. Pero no podemos pronosticar con precisión qué es lo que va a pasar, el futuro está abierto. Está abierto, porque no sabemos la destinación del ser en un futuro.

La otra cara del Ser, Das Geviert y el habitar genuino del ser humano. En los seminarios de Le Thor Heidegger comparó esta figura del ser (Das Gestell) con una cabeza de Jano, recordando a este dios romano que ellos representaban a esta divinidad con dos caras que miraban en direcciones opuestas, el templo de Jano estaba en Roma en la puerta que usaban las legiones y el templo permanecía abierto en tiempos de guerra y cerrado en tiempo de paz. Esto quizás significa algo, pero lo que a Heidegger le interesaba recalcar la ambigüedad de esto, en el sentido de que hay un negativo fotográfico como lo indica Francisco Soler Grima “El negativo fotográfico, por decirlo así, del Ereignis es lo Gestell” (Heidegger 2007:78) y una positiva, que como veremos es otro modo de destinarse el ser en nuestra época, la figura de das Geviert; La cuaterna. El hombre habita en el mundo, podemos recordar la estructura existencial del Dasein estaren-el-mundo (In-der-welt-sein). Heidegger se propondrá indagar por la esencia del habitar, por lo tanto ¿qué es el habitar en su esencia? El pensador pasa a hacer revista de la esencia a través de la palabra wunian al igual que bauen significan ambas mantenerse, permanecer, pero la diferencia es que la primera nos habla más de la experiencia de este permanecer “Wunian significa: estar contento, llevado a la paz, permanecer en ella. La palabra Friede[paz] mienta lo Freie[libre], lo Frye, y fry significa: custiodado de daño y amenaza,

custiodado-ante…, esto es, protegido. Freien [liberar] significa propiamente proteger” (Heidegger 2007: 212) Con ello llega a la conclusión de que el habitar es el proteger, un proteger la esencia de algo “El rasgo fundamental del habitar es el proteger” (Heidegger 2007:212) nosotros habitamos en la morada que es la tierra, somos mortales que habitamos “sobre la Tierra”. Ya al hablar “sobre la tierra”, tenemos que incluir el cielo, el hombre habita también “bajo el cielo”. Como también el hombre permanece “ante los divinos” y junto a los “mortales”. Aquí hay un copertenencia entre los cuatro: La tierra, el cielo, divinos y mortales. Por lo tanto, el ser humano habita bajo esta co-pertenencia unitaria. Este despliegue-unitario Heidegger lo llama das Geviert. Esta es la otra figura del ser en nuestra época, que se ve opacada o subyugada por la figura de la esencia de la técnica como das Gestell. Los mortales, habitan en lo cuadrante; sobre la tierra, bajo el cielo, antes los divinos y junto a los mortales. Pero el habitar tiene por esencia el proteger, entonces, el hombre debe en su habitar, el proteger a lo cuadrante. Y ¿cómo protege el hombre lo cuadrante? Los Mortales habitan en cuanto salvan la Tierra. Salvar no tiene aquí un sentido de quitar el peligro a algo, salvar tiene la connotación de liberar algo en su propia esencia, en otras palabras, dejar que algo sea lo que es. Y nuestro pensador continúa diciendo “Salvar a la Tierra es más que sacarle provecho o, pues trabajarla excesivamente. Salvar la Tierra no domina a la Tierra y no hace esclava a la Tierra, de donde sólo hay un paso hasta la explotación sin límites” (Heidegger 2007:205) En nuestra época la naturaleza y la tierra se ha convertido en una industria, la industria de la alimentación, donde el hombre la explota a su ultranza, sin medida ni límites. Se interviene el ser de la tierra y todo cuanto hay en ella. Todo esto es un Habitar técnico del ser humano. Antiguamente el labrador dejaba que la tierra tuviera sus procesos; había un proceso para sembrar la tierra; otro para cultivar la tierra e incluso para el barbecho, que es cuando se deja reposar la tierra por una o varias temporadas en vista de su arreglo o mejora. El ser humano en su ser-labrador, como dirá Heidegger era quien cuidaba y cultivaba la tierra. Los Mortales también habitan en cuanto “acogen el cielo”, “esperan a los divinos” y en cuanto mortales se “conducen” a tener “una buena muerte”. En todos esto, se acontece un proteger, en cuanto habitamos en lo cuadrante. Este proteger es también un custodiar, el

hombre debe custodiar lo cuadrante en su esencia. En el custodiar no hay sólo un guardar la esencia de la verdad del ser como das Geviert, ya que cuando uno custodia algo, no sólo lo deja en la guarda, sino que lo protege. Pero como hemos dicho el proteger implica también un dejar ser las cosas. Esto es distinto al habitar técnico, este es más bien un habitar genuino “Así, pues, cuando el hombre habita genuinamente no se ve impelido a des-ocultar a priori a los entes-entre los cuales está el mismo-en el horizonte de la utilización absoluta y extrema. Por el contrario, en tal caso el hombre existe de-velando en forma acogedora y respetuosa todo cuanto hay, dejándolo ser lo que esencialmente es, y protegiendo en su residir en lo que le es más propio” (Acevedo 2014: 58). Por lo tanto, el hombre como mortal debe custodiar la cuaternidad en su esencia. A lo que Heidegger agregará: “El habitar es más bien siempre ya una morada junto a [bei: en medio de] las cosas. El habitar como proteger guarece lo cuadrante en donde los mortales se mantienen: en las cosas.” (Heidegger 2007:215) Por último, el hombre debe dirigir la mirada bajo otra perspectiva frente a los objetos técnicos y esto es que nos podemos servir de ellos para el beneficio de nuestras vidas como también podemos desembarazarnos (los lassen) de ellos, dejarlos de lado. Debemos hacer que los objetos de la técnica descansen en sí mismo, tenemos que dejar que las cosas descansen en su ser, como algo que no nos concierne a nosotros, los dejamos a una distancia prudente como las cosas que son y que dependen de algo superior a ellos, como la esencia del hombre que es la de ser un ser pensante y meditante. Estos podemos materializarlo haciendo una sentencia para con los objetos de la técnica, podemos decir “si” como podemos decir “no” en la medida en que nos afecten a nuestro ser o nos devasten nuestra esencia. Con todo esto puesto en mesa podemos hacer que nuestra relación con los objetos de la técnica se mucho más llevadera y apacible, podemos cambiar la limitación de nuestro ser que la técnica nos impone en el día a día. Entonces cuando consideramos todos estos puntos antes expuestos podemos llegar a la Serenidad (Gelassenheit) para con las cosas, que se puede sintetizar en el dejar ser a las cosas, sin imponerse ni violentarlas, como el usa adecuado de los aparatos técnicos. Cuando alcanzamos la Gelassenheit se alcanza la apertura al secreto o al misterio (Geheimnis). Por lo tanto, hay que estar atento al sentido del mundo técnico (das Gestell) para poder entrar en esta apertura.

Entonces, cuando podemos alcanzar la serenidad (Gelassenheit) para con las cosas, es cuando miramos con otra perspectiva a la técnica. Requiere una relación con las cosas que no está desprovista de sentido (Sinn-los), este desprovisto de sentido no es que carezca de algún sentido, sino que tiene un sentido que está oculto. Pero este sentido del ser del mundo técnico se oculta “El sentido del mundo técnico se oculta” (Heidegger 2002:28) Pero entonces tendremos que estar en una apertura de lo que se oculta. El misterio de la técnica (Geheimnis) es un misterio que se nos oculta. Pero también se muestra, ya que el ocultarse se ve en la medida que sale a nuestro encuentro, se trae, se esconde y al mismo tiempo permanece en secreto. Heidegger dice que esto es propio del ser. El ser en el sentido de lo dis-puesto (das Gestell) y también el ser en la cuaternidad (das Geviert), entonces lo dis-puesto y la cuaternidad se nos ocultan, con lo cual el sentido del mundo técnico queda en secreto para nosotros. En esto podemos hacer referencia con uno de los fragmentos de Heráclito: Lo más propio del ser es retirarse, el ser se oculta. Sin duda que lo más peligroso que se puede imponer en nuestra época es que se imponga de una vez por todas el pensar característico de la técnica que es el pensar calculador (das rechnende Denken) y sea el único pensar válido y admitido por la gente el día de hoy, dejando en el olvido al pensar meditativo (das besinnliche Nachdenken) y esto traería una total ausencia de pensamiento. Es entonces con esto que el hombre habría desechado su ser más propio, que es un ser que medita, es por eso que tenemos que tener abierto el pensar meditativo y saber poner en su limitación al pensar calculador. Pero la serenidad y la apertura al misterio no es un camino fácil, exige dedicación, espera y un arduo camino y todo esto se puede dar dentro del pensar meditativo que es incesante y vigoroso “Ambas sólo crecen desde un pensar incesante y vigoroso” (Heidegger 2002:31) es entonces cuando esto suceda en el hombre, cuando podremos fundamentar un nuevo suelo, un nuevo arraigo, donde podamos echar raíces de una manera autentica con que le acontece al hombre.

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