Hartmann- Introduccion a La Filosofia

NICOLAI HARTMANN INTRODUCCIÓN A LA F I L O S O F Í A INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS UNIVERSIDAD NACIONAL AUT

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NICOLAI HARTMANN

INTRODUCCIÓN A LA F I L O S O F Í A

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE M EXICO

NICOLÁS HARTMANN

INTRODUCCION a la

FILOSOFÍA Traducción de J o sé G

CEN TRO

DE

aos

E S T U D IO S

F IL O S Ó F IC O S

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE M ÉXICO

1961

U N IV ER SID A D N A C IO N A L A U TÓ N O M A D E M É X IC O

R ector: Dr. N abor C arrillo Secretario General: Dr. E frén C. del P ozo Director de Publicaciones: L ie . H enrique G onzález C asanova

CEN TRO DE ESTUDIOS FILOSÓFICOS

Colección: C uadernos Director: E duardo G arcía M áynez Secretario: R a fa el M oreno Consejero: R o bert S. H artman

Título original: Einfiihrung in die Philosophie (1 ? ed 1949. 4* ed. Luise Hanckel Verlag, Hannover, 1956.)

Primera edición en español : 1961

Derechos reservados conforme a la ley © 1961 Universidad Nacional Autónoma de M éxico Ciudad Universitaria, México, D. F.

U N IV E R S ID A D

N A C IO N A L A U T Ó N O M A

DE

DIRECCIÓN GENERAL DE PUBLICACIONES

Impreso y hecho en México

Printed and made in México

M É X IC O

I N D I C E

DE

M A T E R I A S

A. EX A M EN IN IC IA L D E L O S P R O B L E M A S MAS IM ­ P O R T A N T E S D E LA H IST O R IA D E LA F IL O SO F ÍA 1. L a filosofía de la A n tigü edad ........................... ...... Temas generales de la filosofía, en especial de la metafísica [7]. Comienzos de la metafísica: Anaximandro, Parménides, Heráclito [8]. Ideas fundamen­ tales de Platón, de Aristóteles y del neoplatonis­ mo [10].

7

2. Problem as d e la E dad M e d ia ..................................14 Transición de la metafísica antigua a la Edad Media [14]. Grados de la realidad. Dios como ens realissimum. Pruebas de la existencia de Dios [16]. Teología apofática. Nicolás de Cusa [18]. El proble­ ma de la individuación [18]. La disputa de los uni­ versales [20]. 3. M udanza de la imagen del mundo en el tránsito a la Edad M od ern a ...................................................... 21 El principio causal y el final 122]. Irrupción de la concepción moderna de las leyes naturales [23]. Mudanza de la imagen cósmica del mundo [25]. 4. Brote y desarrollo d e la teoría del conocim iento Actitud crítica y sin embargo nuevos traspasos de límites en dos tipos de metafísica [26]. Intentio recta e intentio óbliqua [28]. Problema de la induc­ ción [29]. Descartes: Cuestión de la realitas objectiva [30]. Teoría de las dos sustancias y el pro­ blema psicofísico: Descartes, el ocasionalismo; Spinoza, Leibniz [31]. Sensualismo e idealismo: Locke y Berkeley [36]. Hume [38].

26

212

ÍNDICE DE MATERIAS

5. Kant (Exposición sistem ática) .................................. Las clases de juicios [39]. Los juicios sintéticos a príorí. Las formas de la intuición, el espacio y el tiempo [40]. Las categorías y su derivación de la tabla de los juicios [441. Deducción trascendental de los conceptos puros del entendimiento [46]. Triple sín­ tesis en todo conocimiento [471. Restricción de las categorías [48]. La cosa en si [49]. Sustancia y cau­ salidad [52]. Dialéctica trascendental [53]. Paralogismos de la razón pura [54]. Primera y segunda antinomia [54]. La antinomia causal y el problema de la li­ bertad [55]. La cuarta antinomia [59]. La idea teoló­ gica. Crítica de las pruebas de la existencia de Dios [60] Significación del trabajo crítico de Kant [62]. Dos clases de facultad de juzgar. La finalidad como prin­ cipio regulativo [63].

39

B. IN T R O D U C C IÓ N EN E L PEN SA R F IL O SÓ F IC O A C TU A L 1. Teoría del c o n o c im ien to ........................... ■ . El conocimiento como uno entre muchos actos tras­ cendentales. El conocimiento como relación trimembre [68]. Las seis aporías del problema del conocimiento [70]. La primera aporía. Supraobjetividad del objeto [70]. Las aporías de lo aposteriorística y lo apriorístico [71]. La aporía de la verdad [73]. Las aporías de la conciencia del problema y del progreso del conocimiento [76]. Los tipos fundamentales de los intentos de solución del problema del conocimiento [77]. Realismo na­ tural, científico y metafísico [78]. Las posibilidades del idealismo: Berkeley, Kant, Fichte [79]. Intentos de solución monistas: Plotino, Spinoza [82]. Esbozo ontológico de la relación de conocimien­ to [83]. Indiferencia de los objetos a ser conocidos. Solución de la primera aporía [85]. Tratamiento de la aporía de lo apriórístico [86]. Posibilidades de la identidad entre categorías del conocimiento y cate­ gorías del ser [87]. Identidad parcial por ambos lados;

67

ÍNDICE DE MATERIAS

213

consecuencia histórica [88], Categorías parcialmente idénticas: espacio y tiempo [91]. Tratamiento de la aporía del conocimiento aposteriorístico [93]. Objeción contra el contenido de conoci­ miento de la percepción [94]. Peso de realidad de la percepción. La percepción como factum inne­ gable y problema no soluble hasta el fin [95]. La aporía de la verdad [98]. Importancia del pro­ blema. Complicaciones [99]. Cierta solución por la dualidad de ramas de nuestro conocimiento. Con­ secuencias [99]. 2. E l puesto del hom bre en el mundo . . . . Amplio alcance del tema [107]. E l hombre en la situación [108]. Definición del obrar [109]. Los cua­ tro momentos condicionantes del puesto del hom­ bre [111]. Previsión, predeterminación, libertad, vista para los valores [112]. La forma especial de la de­ terminación por los valores [115]. El personalismo de Scheler [116].

107

3. Sobre la fábrica del m undo real. E l mundo como estratificado [120]. La relación de sobreconformación (entre lo inorgánico y lo orgá­ nico) [121]. La relación de sobreconstrucción (entre lo psíquico y los dos estratos inferiores) [124]. Las peculiaridades del estrato espiritual [125j. Las categorías fundamentales [127]. Las leyes categoriales [128]. Leyes de la estratificación [129]. Leyes d éla dependencia [130]. Leyes de la coheren­ cia [134]. Aporte de la perspectiva categorial. Reque­ rimiento de una "crítica de las categorías” [134]. Consecuencias para el problema de la libertad y el problema de la historia [136]. Las categorías modales. El concepto ontológico de posibilidad [137]. El hom­ bre en relación a los distintos estratos del mundo [138]. Ética y estética como dominios de realidad incom­ pleta [140].

119

4. Ética ................................................................... Las cuestiones fundamentales de la ética. Su múl­ tiple respuesta por el eudemonismo y otras mora­

143

ÍNDICE DE MATERIAS

les [144]. Las virtudes aristotélicas. La teoría de la fito-6T7/s (mesotes). La síntesis de valores [145]. An­ tinomias del valor [149], El fenómeno de la mu­ danza de la moral [151]. El problema del conoci­ miento del valor [152]. El puesto de los valores en el reino de los valores en general [153]. La relación de fundamentación entre los valores morales y los valores de bienes [154]. Distinción entre el valor a que se tiende y el valor de tender a él [155]. Límites de la posibilidad de aspirar a los valores morales y de realizarlos [157]. Dificultades de la concepción del bien. El impera­ tivo categórico de Kant y sus límites [159]. El bien como teleología del valor superior (definición pro­ visional) [164]. La jerarquía de los valores; el senti­ miento del valor como criterio de ella [165]. La anti­ nomia de la esencia del bien y su solución. El bien como teleología del valor superior y ateleología del contra valor inferior [169]. Consecuencias para la estructura de la jerarquía en el reino del valor [170]. La síntesis de los valores morales superiores [174]. La peregrinación de la mirada dirigida a los valores. Consecuencia para la síntesis de los valores morales superiores [177]. La segunda antinomia del problema de la libertad: la antinomia del deber ser [178]. Libertad bilateral en la autodeterminación de la persona [179]. E l pro­ blema de la libertad, no soluble hasta el fin [181]. 5. Estética .......................................................................... 182 El lado estético del mundo. Escasa fuerza de deter­ minación de los valores estéticos. Aprehensión de los valores estéticos [183]. Otras peculiaridades de lo estético: ley de la posesión. Universalidad subje­ tiva [185]. La relación de aparición [187]. Las cuatro posibilidades de un análisis de lo bello [188]. Análisis del objeto. Articulación en pri­ mer término y fondo en las artes representativas. Particularidad de la obra teatral [189]- E l primer término y el fondo en las artes no representati­ vas [192]. La manera de ser de la obra de arte y sus consecuencias [194]. Pluralidad de estratos de la obra de arte [199]. Relación entre la índole del primer término y la del estrato del fondo [201].

215

ÍNDICE DE MATERIAS

6. Consideración f i n a l .............................................. 205 La imagen del mundo de la filosofía. La posibilidad de una autoconciencia del mundo. Parentesco de la filosofía, la religión y el arte por respecto a los restos de los problemas metafísicos. Indice de nombres

.

209

INDICE

DE

Abelardo 20 Alberto M agno 20, 21 Anaximandko 8, 9, 11, 48 Anselmo de C antorbery 16, 17» 30, 60, 61 Aquiles 92 A g u iN A T E (Tom ás de Aquino) 1720, 60 Arcesilao 74 Areopagita, Pseudo-Dionisio 14 Aristarco de Samos 25 ÁR1STIPO DÉ C lR E N E 70 Aristóteles 8, 11, 12, 14, 1$, 19H H 64, 7(j, 74, 80, 89, 110, 111, 120, 137-139, 144-146, 148, 155, 163, 169, 173, 174, 178 Arquímedes 24 Atlántida 61

NOMBRES D emócrito 22, 27, 30, 78, 135 D escartes 23, 28, 30-32, 36, 38, 39, 45, 56, 61, 67, 71, 86, 9 5 , 123, 124, 133, 205 D ios 8, 15-18, 21, 25, 27, 30*35, 39, 42, 47, 48, 53, 57, 60-62, 95, 111-119, 138 D riesch, Hans 38 D uns S coto 19, 20 E ckart 19 E mpírico , Sexto 74 E nesidemo 74, 75, 99 E picuro 28, 144 E scoto E ríucena, Juan 14 F austo 192, 199 F echner 123 F ichte 59, 70, 80, 81, 178, 179

B acon, Francisco 21, 29, 42 B acon, Rogerio 21 B erkeley , George 37-39, 49, 51, 79, 80, 102 B ollnow, O. F , 161 B rahe, T icho 25, 26 B runo, Giordano 18, 119

G alileo 24, 26, 28, 39, 45 G assendi 27, 56 G aunilón 61 G eulincx, Amold 31, 56, 71, 95, 9 7 ,1 2 3 G oethe 33

C alías 18 C arneades 74 C irenaicos 70, 94 C olón 135 C opérnico 25, 26 C risipo 119 C u s a n o (Nicolás de Cusa) 18

H amlet 192, 199 H anslik, Eduardo 203 Hartmann, Nicolás 28 H eidegger 108 H egel 11, 6 1, 127, 187, 196, 202, 206 H emsterhuxs 167

210

INDICE DE NOMBRES

H eráclito 9, 10, 90, 112 H iparco 25 H obbes , Thomas 28 H omero 197 H u m e , David 38-40, 52, 102, l i é H usserl 7 2, 193

J acobi, Federico Enrique 80 J esucristo 24, 145, 158, 161, 173 J úpiter 26

Parménides 9, 86 Pascal, Blaise 167 P itágoras 24 P latón 10-15, 20, 44, 69-72, 85, 90, 103, 133, 137, 145, 160, 183, 196 P lotino 13-15, 18, 19, 82, 134 Polibio 137 P órtico, el 18 Protágoras 94 P urkinje 94

K ant 7, 8, 17, 26-29, 37-43, 46, 47, 77, 79-89, 91, 94, 96, 9 7 , 100, 103, 105, 1 0 6 ,1 1 2 -1 1 6 , 129, 133, 136, 155, 160, 162, 164, 165, 178-181, 184-186, 205 K eplero 26

R einhold, Carlos Leonardo 62 R embrandt 199 R evolución F rancesa 114 R ickert 72

L ear (rey) 192 L eibniz 18, 34-38, 44, 4 8 , 4 9 , 54, 56, 6 0 , 86, 94, 102, 120, 123, 133, 138, 139 L essing 33 L eucipo 22 L ocke, John 36, 37, 41, 102

S cheler , Max 116-119, 150, 156, 164, 167, 184 S chelling 81, 129 S chopenhauer 17, 79, 205 S ócrates 10, 18, 76, 161, 163, 164, 177 Spinoza 15, 18, 32, 33, 35> 56, 57> 71, 82, 90¿ 95, 123

M ayer , Jul. R ob. 46 M efistó feles 199 M egáricos 139 M enandro 196

T em is 149 T olomeo 25 T ucídides 137

N ewton 24, 26, 39, 102 N icómaco 147, 163 N ietzsche 112, 150, 152, 161, 162 O ckham , Guillermo de 20, 23, 28 O resme , Nicolás de 24

U niversales, los 20 W allenstein 199 W agner 204 W ilde , Oscar 186

PR Ó LO G O A LA SEG U N D A E D IC IÓ N

Si la presente obra póstum a había de venderse a un precio que hiciera posible adquirirla a todos los interesados, sólo podía ser reproduciéndola en resumen, pues una copia literal del curso hubiera tenido unas seiscientas páginas. Primario es, pues, que era im posible reproducir en form a perfectam en­ te adecuada todos los detalles de la m ateria sobrem anera rica del curso, salvaguardar todas tas finuras de la singularísima manera de exponer de N icolás Hartmann . Pero el trabajo de refundición hecho por un doctor que fu e durante largos años discípulo del profesor Hartmann garantizaría qu e la presente obra póstuma será para el estudioso un auxiliar valioso y digno de confianza . Dftmos gracias en este lugar especialm ente a los herederos del profesor Hartmann.por la am istosa aprobación que dieron para la presente edición .

PRÓLOGO A LA TER C ER A Y CUARTA ED IC IO N ES E l escrito ha encontrado en la presente form a universal acep­ tación . La tercera y cuarta ediciones aparecen por ello com o reimpresión sin m odificaciones de las precedentes . Se facilitó el ver la articulación de la vasta materia introduciendo en el texto títulos de los capítulos . Para satisfacer un reiterado deseo se insertó adem ás en el apéndice un índice de aquellas publicaciones * del profesor Hartmann que son especialm ente * No aparecen en la edición consultada. (N ota del traductor.)

PAÓhOCÚ

6

apropiadas para introducir más a fon do dt estudioso en la obra del mismo. La editorial agradece otras titiles sugestiones. Damos las gracids especialm ente a los herederos d el pro­ fesor Hartmann por la aprobación que dieron tam bién para estas otras ediciones. La

E d ito ria l

[Luise Hanckel Verlag, Hannoverr 1956.)

CENTRO DE ESTUDIOS FILOSÓFICOS T E X T O S

DE

FILOSOFÍA

LA

C O L E C C I Ó N

C O N T E M P O R A N E A

L George Edward M oore , Principia Ethicd. (Traducción de

Adolfo García Díaz.)

2 . Hans D riesch , E l hom bre y el mundo. (Traducción de Eduardo García M áynez.) 3. Nicolai H artmann, Introducción a la filosofía. (Traduc­ ción de José Gaos.)

E n preparación: 4. Patrick G ardiner, La naturaleza de la explicación histórica. (Traducción de José Luis González. ) 5. Em il B runner, L a justicia . Doctrina de las leyes funda­ mentales del orden social. (Traducción de Luis Recasens Siches.)

C U A D E R N O S DE

E S T U D I O S

D E L

C E N T R O

F I L O S Ó F I C O S

1. Helmut C oing, E l sentido del derecho . Historia y signi­ ficado de la idea del sistem a en la jurisprudencia. (T ra­ ducción de Robert S. Hartmann y José Luis González.) 2. Brand B lanshard, ¿Está la ética en un callejón sin salida? (Traducción de José Luis González.) 3. Theodor L essing, Estudio acerca de la axiom ática del valor. (Traducción de Luis V illoro.) 4. Kurt L isser , E l concepto del derecho en Kant. (T ra­ ducción de Alejandro Rossi.) 5. Rudolf L aun , D erecho y moral. (Traducción de Juan José Brem er.) 6. Em est N agel y James R . N ewman , L a prueba d e G ódel. (Traducción de Ramón X irau.) 7. Gottfried W ilhelm L eibniz , Tres ensayos: E l derecho y la equidad. La justicia . L a sabiduría. (Traducción de Eduardo García M áynez.) 8. Henri B ergson, Introducción a la m etafísica. (Traduc­ ción de Rafael M oreno.) 9. Heinrich R ickert, Teoría de la definición. (Traducción de Luis V illoro.)

En preparación : 10. Rudolf C arnap, L a superación de la m etafísica por m e­ dio del análisis lógico del lenguaje. (Traducción de N i­ colás M olina.)

En

la

BAJO

I m p r e n t a U n iv e r s it a r ia , LA

B o n if a z

DIRECCIÓN Ñuño,

se

DE

RUBÉN

t e r m in ó

la

IMPRESIÓN DE ÉSTE UBRO EL DÍA 13 DE ENERO DE 1 9 6 1 . L a EDICIÓN ESTUVO AL CUIDADO DE HUBERTO B a t ís .

D is e ñ o

A.

M.

A.

2 ,0 0 0

t ip o g r á f ic o

S to ls.

Se

de

h ic ie r o n

EJEMPLARES.

A. E X A M E N IN IC IA L D E LO S PR O BLEM A S M AS IM P O R T A N T E S D E LA H IST O R IA D E LA F IL O SO F IA I. L a filosofía de la Antigüedad “F ilo so fía ” no ha significado inicialm ente nada más sino

aquello que quiere decir propiamente la palabra: el amor al saber. Hubo un tiempo en que aún no estaba separada la fi­ losofía de las distintas ciencias y de su actual multitud. E n­ tonces, todavía en el tiempo en que estaba a su altura clásica el espíritu de los griegos, se incluía en ella el saber entero de aquel tiempo. Únicam ente en el curso de los siglos se fueron desligando lentam ente de la filosofía las distintas ciencias. Puede seguirse este proceso hasta los tiempos más recientes; así, únicamente en el siglo xxx se hicieron independientes la psicología y la sociología. Las cuestiones más importantes de la filosofía, que en su núcleo son preponderantemente cuestiones m etafísicas, son en lo esencial cuestiones que han pedido desde el comienzo hasta hoy soluciones siempre nuevas. La insolubilidad de sus problemas es un rasgo esencial, característico de la filosofía. La respuesta a la pregunta ¿qué es filosofía? puede, pues, decir: la filosofía es el estudio de aquellas cuestiones que no pueden resolverse totalm ente y por ello son perennes. A este respecto declaró Kant al principio de la Crítica de la razón pura : “La razón humana tiene el peculiar destino, en un género de sus conocimientos, de caTgar con cuestiones que no puede repu­ d iar,. . . pero que tampoco puede responder/’ Así parece a primera vista casi como si estuviese la filosofía condenada

8

LA FILOSOFÍA DE tA ANTIGÜEDAD

[SEC.

a permanecer en la incertidumbre y a no poder hacer progre­ so alguno. Sin embargo, es por otra parte la filosofía, como lo expresó igualmente K ant, a su manera la reina de las ciencias. Pues es aquella en que se trata de una visión del mundo entero, donde el sentido de “mundo entero” tiene que tomarse con una gran amplitud; en él entran no sólo los amplios dominios de la naturaleza física, sino tam bién la Divinidad, el hombre, su conocim iento, su alma y el espíritu. La filosofía sigue den­ tro del dominio de. sus temas aun cuando ha hecho el giro que retrocede de la visión del mundo a la esencia de esta vi­ sión, es decir, a la esencia del conocimiento. E n los antiguos tiempos se entendió por este amplio do­ minio la m etafísica. La palabra misma debe su origen en ri­ gor a una ocasión extrínseca. La obra de Aristóteles que trataba los problemas que se designan hoy como “metafísicos” esta­ ba en la colección de sus obras detrás de la física ( fura ra ^v&ucé^ m etá ta physiká). Aristóteles mismo llamaba a la me­ tafísica la “filosofía primera” (vpámj «Moo-o^w—prote philosophía) o la ciencia del ente en cuanto ente ¿« 01^ rov Sm * % -epistem e tou ontos he on) o del ente en cuanto tal. . E n el orden de las cosas precede a todo lo demás. La deno­ m inación “m etafísica” es, sin duda, en su mero sentido literal démasiado estrecha. Pues trata entre otras muchas cosas, por ejem plo, el derecho y las artes, y cuando también se ocupa con el problema, con los trasfondos del alma humana, podría de­ signarse igualmente su tem a como “m etafísico” . La significa­ ción de la m etafísica viene a parar en ser la ciencia de lo que está detrás de las cosas. Así abarca más tarde, digamos, las cuestiones del origen del mundo, del origen del ser psíquico, de la sociedad humana y de la cultura. : Los comienzos de este saber son por cierto modestos. Sur­ gieron de lo que sabía del ser natural el hombre. Así sucedió, al comienzo de la filosofía griega, que se considerase como origen de las cosas un principio ya no susceptible de deriva­ ción ni explicación — como Anaximandro consideraba lo in ­ finito o bien lo indeterminado (&reipw—ápeiron). Lo que se m ienta es un principio del que saldrían por diferenciación las

LA FILOSOFÍA DE LA ANTIGÜEDAD

*9

distintas cosas. Por prímerá Vez está pensado también coitió un principio divino lo indeterminado en Anaximandro. E l proceder de él las cosas se lo representaban com o un pecado por el que tendrían las cosas que pagar una pena o expiación. Se veía, pues, en el nacim iento de las cosas una injusticia ( ¿Surto—adikía), cuyo sentido está realmente en que las cosas se encuentran condenadas a sucumbir de nuevo. Por su na­ cim iento, que estriba en la determinación o la lim itación, pagan una pena o expiación unas a otras, siempre a lo prime­ ro que sale de ellas. Así encontramos ya aquí algo de la fun­ damental concepción de un proceso que abarca el mundo entero. Esta concepción no se halla de ninguna suerte aislada, sino que medio siglo más tarde (cu. 500 a. d. J. C .) brota de nue­ vo en la filosofía del eléata1 Parménides. Éste se figuraba el nacer y perecer como un brotar el ente de la nada y un retorr nar a la nada. Aquello que llamamos propiamente el ente no es para Parménides propiamente ente, sino tam bién al par no ente. Pero esto último no es. Tam poco puede pensarse; ,pues sólo se puede pensar el ente. Ahora bien, si se entiende; el devenir como el paso del no ser al ser y de nuevo, al no ser, y el no ser, supuesto de este devenir, no existe en absoluto, de ello se sigue que tampoco el devenir puede en absoluto ser real. Es, antes bien, mera apariencia (Sófa^doxa) que nos es impuesta por los engañosos sentidos. Pero el verdadero ser que se halla detrás del devenir no perece ni nace, tiene pe­ rennidad e inmortalidad. (E sta concepción, que ve en el ser y el devenir dos formas del todo diversas de existir, se halla en oposición a nuestra idea actual para la que todo ente real se encuentra en devenir.) Simultáneamente con Parménides enseña Heráclito otra doctrina. Para él es el mundo entero un constante devenir, un flu jo {^ávra ¿cT—panta rh ei). E l proceso, el devenir, es el ver­ dadero ente. No podemos ascender dos veces por el mismo río, no sólo por haberse vuelto el río otro, sino porque tam ­ bién nos hemos vuelto otros nosotros mismos. E n este proceso es el camino hacia arriba —de la nada al ser— y el camino hai Elea = ciudad comercial (colonia) griega del sur de Italia.

< u .5 0 0 a .d .j.C .

10

LA FILOSOFÍA DE LA ANTIGÜEDAD

[SEC.

cia abajo —del ser a la nada— uno y el mismo. E l nacer de una cosa es el perecer de otra. E n este paso de una a otra consiste justamente el proceso del mundo.

Pero en medio de este cambio de las formas reconoce He* ráclito algo que da cohesión al proceso y permanece detrás de él como algo idéntico. Es el (logos). (E sta pala­ bra, difícil de traducir, quizá se traslade aquí m ejor que de ninguna manera por “ley del mundo”.) En el problema ontológico del ser en cuanto tal había, pues, emergido junto a la cuestión de la m ateria primitiva la de un “principio formal” — como se lo llamó más tarde. Se apoya en la uniformidad ya observada temprano y el constante re­ tom o de formas en todos los dominios. Así, no es asombroso que un siglo más tarde, aproximadamente, emerja una doc­ trina que eleva a principio la forma misma. La expresión del momento para ella fue (eidos). Este dSos retom a siem­ pre en los distintos individuos; tiene el carácter de un ar­ quetipo conforme al cual están hechas las distintas cosas. E l sentido eterno de esta conocida teoría platónica de las ideas es el de que hay realmente formas que permanecen iguales. E l principio formal se parece en algo a un imán que atrae hada sí las cosas singulares. Las cosas tienen la tenden­ cia a ser tal como las ideas que permanecen intactas y son eternas, pero no las alcanzan del todo, resultando más débiles que las ideas. Este reino de las ideas podemos alcanzarlo justamente con nuestro pensamiento; o más propiamente, nos acordamos de él. Pues nuestra alma ha visto directamente las ideas — como 427-547 94.}.a declara Platón— en su preexistencia antes de entrar en nuestro cuerpo. Al unirse al cuerpo, es dedr, al nacer el hombre, pier­ de este conodm iento. Pero cuando en el curso de la vida per­ cibe en la tierra las imperfectas reproducciones de las ideas —las cosas—, se acuerda de las formas perfectas. E ste recuer­ do, esta reminiscencia (áváfivtpns —anámnesis) hinche toda la vida humana. quiere decir también sacar a luz. Es un sacar a luz desde las profundidades del alma, que se sus469-599 a d .J.C . cita a menudo preguntando con destreza. Sócrates era un maestro de este arte de hacer al hombre dar a luz, preguntán-

a]

la filosofía de la

ANTIGÜEDAD

II

dolé, la idea yacente en él y reflexionar sobre ella. Al comien­ zo del camino de la reflexión está la convicción de lá propia ignorancia, el saber de la ignorancia. La influencia de Platón ha sido muy grande. Una y otra vez pueden verse emeiger en la historia de la filosofía su doctrina o concepciones parecidas a ella. En general, pueden re­ ducirse la multitud de los nombres, de los sistemas y teorías, de los conceptos que les dan título, a lo largo de la historia de la filosofía, a relativamente pocas imágenes del mundo, que retoman constantemente. E l ocuparse con la historia de lá filosofía es también exi­ gencia de una introducción; pues la filosofía tiene, en oposi* ción a otras ciencias, que habérselas siempre de nuevo con su historia, en la que se ha intentado contemplar el mundo como un todo. Una tal contemplación viviente y superior es lo que significa primitivamente también la palabra Otupía (th eoría), y no una doctrina puesta en conceptos abstractos. No deben manejarse los conceptos filosóficos fundamentales sin volver a sacar de ellos la visión primitiva, sin echarse a cuestas lo que llamaba Hegel el "'esfuerzo del concepto”. E l concepto de i (theoría) se halla en el umbral de la filosofía aristotélica. Ésta, con su definición del objeto de la "filosofía primera”, el ser como ente, caracterizó para todos los tiempos la ciencia fundamental. Aquí, en Aristóteles, se sintetizaron las cuestiones del principio, de lo idéntico que hay en el fondo del mundo del devenir, en la oposición de materia y forma. Todo lo que hay es, según esta manera de ver el mundo, por un lado materia, que es indiferenciada co­ mo el antigüo « « tpov (ápeiron) de Anaximandro, inconcebi­ ble e incognoscible. E l otro lado de las cosas es la forma (jiop