Guion El Alquimista Pag 40 54

Había un cartel en la puerta en el cual se dice que en el lugar se hablan muchas lenguas. El muchacho ve a un hombre apa

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Había un cartel en la puerta en el cual se dice que en el lugar se hablan muchas lenguas. El muchacho ve a un hombre aparecer tras el mostrador. Santiago: Puedo limpiar estos jaros si usted quiere. Tal como están nadie querrá comprarlos. A cambio usted me paga un plato de comida. El hombre continúa en silencio, Santiago decide sacar una chaqueta de su mochila y comienza a limpiar los jarros. Mercader: Vamos a comer. Se van y se sientan en la mesa. Mercader: No era necesario limpiar nada. La ley obliga a dar de comer al que tiene hambre. Santiago: entonces porque dejo que lo hiciera. Mercader: porque los cristales estaban sucios, me gustaría que trabajes en mi tienda, mientras limpiabas los jarros entraron dos clientes eso es buena señal. ¿Desearías trabajar para mí? Santiago: Podría trabajar el resto del día. Mercader: Aunque limpiaras los cristales un año entero no te alcanzaría para ir a Egipto. Puedo darte dinero para que regreses a tu tierra. Santiago: Trabajare con usted necesito dinero para comprar algunas ovejas. Mercader: Porque querías ir a las pirámides, no conozco a nadie que desee ir a Egipto solo para ver pirámides. Santiago: Me han hablado de ellas. Mercader: Los musulmanes tenemos una obligación es la viajar por lo menos una vez a la ciudad sagrada de la Meca. Santiago: ¿Por qué no va a la Meca ahora?

Mercader: Tu sueñas con ovejas y con pirámides yo sueño con la Meca me he imaginado miles de veces en la travesía para llegar allá, he imaginado a la gente que me rodea y todo lo que compartiremos juntos, pero prefiero solo seguir soñando. Santiago: Deberíamos de vender Te a las personas que suben a la colina. Así la gente será atraída por la belleza de las jarras de cristal. Mercader: Ya hay mucha gente que vende Te ahí. Llevo mucho tiempo vendiendo Cristal y sé que si hechas Te en ellas el negocio crecerá y todo cambiara. Santiago: ¿y eso es malo? Mercader: Estoy acostumbrado a mi vida y tú has sido una bendición para mí, pero me impulsas a que pueda tenerlo todo y no lo quiero, ….Maktub. Santiago: ¿Qué significa eso? Mercader: Esta escrito a veces es imposible detener el ruido de la vida. *Después de un tiempo de vender te en las jarras… Santiago: Me voy, tengo dinero suficiente para comprar mis ovejas, y usted suficiente para ir a la Meca. Le pido su bendición. Después de un tiempo en silencio el mercader se acerca hacia él. Mercader: sabes estoy orgulloso de ti, pero no iré a la Meca y tú no compraras ovejas. Todo está escrito, Maktub. El joven va a su cuarto a recoger sus cosas y de su bolsa caen 2 piedras Urim y Tumim que hacen que recuerde al viejo rey “Nunca desistas de tus sueños”. Sale sin despedirse del mercader no quería llorar y que la gente lo viera. Cuando caminaba pensaba en las ovejas y dudaba de su decisión. Santiago: No sé por qué siento que regresar con las ovejas ya no sea mi sueño, Yo sé porque quiero regresar con ellas porque las conozco y no dan mucho trabajo pero el desierto tiene mi tesoro. Si no lo encuentro

poder volver y continuar mi vida pero ahora tengo tiempo y dinero ¿por qué no intentarlo? Inglés: Tengo que conocer a ese alquimista. Santiago: ¿A dónde va? Inglés: Al desierto Santiago: (muestra sus piedras) No están en venta (le dice al ingles). Me las regalo un rey. Inglés: ¿Has dicho un rey? Santiago: ¿Acaso crees que un rey no habla con un pastor? Inglés: Quizás esto sea una señal Santiago: Estoy aquí porque deseo encontrar a un hombre conocido como el Alquimista. Dueño del almacén: (interrumpe) Tienen suerte esta tarde sale una caravana para el Fayum. Santiago: ¿Fayum? Dueño del almacén: Fayum esta en Egipto (se va). Inglés: no ha sido coincidencia encontrarte con un Urim y un Tumim en la mano. Santiago: Voy en busca de un tesoro. Inglés: En cierta manera Yo También. “Yo soy el jefe de la caravana, Tengo poder sobre la vida y la muerte de las personas que viajan conmigo, porque a veces el desierto es como una mujer caprichosa que a veces enloquece a los hombres.”