Guia Total - Cantabria

Monumentos, museos, edificios singulares y visitas de interés, calificados con una o dos estrellas. 8 itinerarios del má

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TOTAL

Historia Gastronomía Naturaleza Cultura

Fotografías: todas pertenecen a Valls, Remedios/Anaya, excepto: Archivo Anaya: 36-37, 90, 162, 173 (inf.); Cobreros, Jaime: 189; Hidalgo-Lopesino: 116; Hotel Palacio la Casona de la Peña: 190-191; Muñoz, J. C./Anaya: 164-165; Ortega, Ramón P.-Fototeca de España/Anaya: 173; Puga, Carlos/Anaya Touring Club: 177; Rivera Jove, Víctor/Anaya: 86-87; Ruiz, J. B./Anaya: 57, 94-95,173 (central); Sanguinetti, J. A.-Fototeca de España/ Anaya: 147; Zafra, J. C./Anaya: 92,92-93,158-159; 6*6 Producción Fotográfica/Anaya: 16-17, 28-29.

Impresión: Varoprinter, S.A.

Enero, 2011

Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece penas de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizacio­ nes por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comu­ nicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización.

© Grupo Anaya, S. A., 2011 Juan Ignacio Luca de Tena, 15.28027 Madrid Depósito legal: M-49.778-2010 ISBN : 978-84-9776-974-7 Impreso en España -Printed in Spain

La información contenida en esta guía ha sido cuidadosamente comprobada antes de su publicación. No obstante, dada la naturaleza variable de algunos datos,como hora­ rios de visita o precios, recomendamos su verificación antes de salir de viaje. Los edi­ tores agradecen de antemano cualquier sugerencia u observación al respecto y decli­ nan cualquier responsabilidad por los daños o molestias que pudieran ocasionar a los usuarios de la guía. www.anayatouring.com La página web de Anaya Touring Club ofrece un com­

pleto catálogo de publicaciones de la editorial de interés para viajeros.

P R E S E N T A C IÓ N

Esta G UÍA TOTAL de Cantabria recoge tal cantidad de datos extraídos y comprobados in situ que la hace única en su género. Las profundas transformaciones que España ha experimentado en los últimos años -desde su red viaria hasta los grandes cambios urbanísticos que han afectado a muchas localidades, los nuevos museos, centros cul­ turales y de ocio-, todas esas necesidades sólo pueden ser equiparables a las nuevas sensibilidades que han ido calando entre los que habitamos este país. En unos y otros cambios, esta nueva guía ha querido encontrar su justificación. Esta obra es tanto una estimable ayuda para el viaje como un punto de referencia que refleja, de un modo tan selectivo como riguroso, la situación de nuestro patrimonio histórico-artístico y de la infraestructura turística en la actualidad. Un signo de su distinción lo constituye su cuidada presentación, puesta al día conforme a los gustos de los viajeros más exigentes de los primeros años de este siglo XXI, tanto en lo referido al diseño gráfico y de sus conte­ nidos como a su clara tipografía. E l trabajo de actualización de datos se ha realizado durante los meses inmediatamente anteriores a la publicación de esta edición. Aquellos cam­ bios producidos posteriormente formarán parte de las actualizaciones que habrán de añadirse en las próximas ediciones.

Los editores de Anaya Touring Club.

ÍN D IC E G E N E R A L

C Ó M O U S A R E ST A G U ÍA Antes de iniciar el v ia je

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Se recomienda la lectura de la Introducción (de la pág. 16 a la 19) y El contexto (de la pág. 158 ala 189) como un buen modo de apro­ ximarse a la historia y el arte, la gastronomía y otros aspectos, como la arquitectura popular y la oferta cultural de Cantabria. Para planificar las rutas, consúltese el mapa de carreteras, escala 1:400.000, que aparece en las páginas 9-14 y los mapas parciales correspondientes a las excursiones por la Comunidad descritas en esta guía (en la pág. 23 están ubicadas sobre un mapa general de Cantabria). Si se desea reservar hotel o mesa en un restaurante, antes de ini­ ciar el viaje conviene utilizar los teléfonos que se adjuntan en las páginas de Informaciones prácticas, que aparecen en la sección del mismo nombre, al final de la guía.

Durante el viaje

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Mapa de carreteras

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E n las páginas 9 a 14 Signos convencionales en los mapas de carreteras, 10 Cuadro de distancias kilométricas, 15

Introducción Cantabria, 16

Excursiones por Cantabria Signos convencionales de los mapas, 22 1. Los Picos de Europa, 24 2. Cabuémiga y Polaciones, 31 3. Julióbriga y el pantano del Ebro, 37 4. Valderredible, 41 5. Entre el Pas y el Miera, 45 6. Hacia el nacimiento del Asón y el Gándara, 52 7. La costa occidental, 57 8. La costa oriental, 62

En el apartado titulado Excursiones por Cantabria (de la pág. 21 a la 65) se describen ocho recorridos por esta Comunidad. Todos van acompañados de un mapa de la zona en el que se señala, con un grueso trazo azul sombreado, el itinerario descrito. Si el nombre de un lugar va seguido de la llamada [pág.] indica que en esa página del apartado Cantabria de la A a la Z hay una descripción más detallada de ese lugar. Las estrellas ( * y * * ) ayudarán al lector a seleccionar los lugares más interesantes del trayecto. E n la sección titulada Cantabria de la A a la Z (de la pág. 67 a la 157) se encuentran las localidades y lugares más significativos de la Comunidad. Los planos de las ciudades facilitarán el des­ plazamiento por éstas y ayudarán a localizar los monumentos más destacados. E n el capítulo Informaciones prácticas (de la pág. 191 a la 218) se pueden obtener las direcciones y los teléfonos de algunos hote­ les, restaurantes y otros servicios turísticos de la m ayoría de los lugares (en su correspondiente orden alfabético) citados en la guía. Por último, se recomienda consultar el índice de lugares que figura al final de la guía, para una rápida localización de las páginas donde está la información que se precisa.

Cantabria de la A a la Z Ampuero, 69; E l Astillero, 70; Bárcena Mayor, 72; Cabezón de la Sal, 74; Castañeda, 77; Castro Urdíales, 79; Cervatos (monaste­ rio de San Pedro), 83; Comillas, 84; Los Corrales de Buelna, 88; Cuevas de Altamira, 92; Fuente Dé (Picos de Europa), 94; Laredo, 96; Liencres, 101; Lim pias, 102; Noja, 104; Potes y Santo Toribio, 107; Puente Viesgo (cueva del Castillo), 111; Reinosa, 114; San Vicente de la Barquera, 118; Santa M aría de Lebeña, 122; Santander, 124; Santillana del Mar, 142; Santoña, 149; Suances,

152; Torrelavega, 153.

El contexto Naturaleza y paisaje, 160 La historia y el arte, 166 Arquitectura popular, 169 Gastronomía, 172 Oferta cultural, 176 Términos artísticos y de arquitectura popular, 179

Informaciones prácticas

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Hoteles, restaurantes y otros servicios turísticos, 191

índices índice de lugares, 219 índice de mapas, planos y plantas, 224

Mapa de carreteras Escala 1:400.000

S IG N O S C O N V E N C IO N A L E S Autopista de peaje Autovía Carretera nacional

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Autovías, autopistas y carreteras en construcción

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Otras carreteras (caminos, pistas forestales...)

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Ferrocarril

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Poblaciones con más de 25.000 habitantes

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Poblaciones de 1.000 a 5.0000 habitantes

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/ Polentinos

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Rubalcaba

Poblaciones con menos de 1.000 habitantes Camporredonc I9 p .d eAlba ;

SANTANDER Santoña

Ruinas históricas / Arqueología

Localidades de interés Lugares de interés

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Siguiendo por la AS 1 1 4 , hacia Arenas de Cabrales, tras dejar a la derecha la carretera de Covadonga sé pasa por Corao, donde se conserva la casa de Roberto Frasinelli, el “ alemán de Corao” , y dan sombra, en el campo de la feria, castaños centenarios.

ft Desde el castañedo de Corao, por un camino, puede llegarse hasta Amieva, cuya iglesia de Santa Eulalia fue fundada según la tradición por el rey Pelayo y su mujer, Gaudiosa. Esta edificación habría sido su primitivo sepulcro, antes de ser trasladados sus restos a Covadonga. Quien sí reposa aquí es Roberto Frasinelli, el restaurador de Covadonga, cerca de los tres magníficos tejos que rubrican la sacralidad del lugar. Lo que se conserva pertenece al siglo XIV, aunque de tradición románica (destaca la decoración escultórica, con la escena del Ju icio Fin al). Desde Corao puede subirse también, a pie, hasta los lagos, por la llamada Ruta del Alemán. 1

Unos pocos kilómetros más adelante por la AS 1 1 4 hacia Arenas, tras dejar a la derecha la carretera de Covadonga, está

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Destaca su iglesia de Santa Eulalia, prerrom ánica muy reform ada en el románico, y sus fiestas del Segador, el 28 de agosto, que todo lo llenan de gaitas y tambores. Destacan asim ismo sus hórreos y sus diversas casonas blasonadas, al igual que en Carreña, capital del concejo de Cabrales. >

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A 6 km, Arenas de Cabrales constituye el punto de partida de la vía más genuina de penetración en los Picos de Europa desde su vertiente asturiana y ofrece al viajero la posibilidad de elegir entre una serie de excursiones, Puede irse en coche hasta Camarmeña, desde cuyo mirador se tiene una magnífica vista al mítico Urriellu o Naranjo (o “Naranco” : la topografía, aquí como en toda Asturias, admite variaciones locales) de Bulnes. E n verano, numerosos excursionistas hacen a pie la ruta del Cares: se remonta el río desde Poncebos (donde el Cares se une con el Duje) por una estrecha senda, y se pasa por la llamada Garganta Divina del Cares, con entalladuras verticales que a veces alcanzan los 1 .000 m

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>A 13 km de Arenas, en Trescares, se conserva el puente de Lavidre, posi­ blemente romano.

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I Desde Arenas a Panes, la carretera sigue durante unos 20 km el curso del Cares (cotos salmoneros: períodos hábiles de pesca, del tercer domingo de marzo al 31 de julio, y para la trucha, durante los períodos generales).

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en los certámenes. Una de las pistas fores­ tales que aparecen poco antes de llegar a Sotres lleva al collado Pandévano; desde aquí se observa la impresionante silueta del Naranco o pico U rriellu y parte un camino que baja a Bulnes.

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paisajes más impresionantes de la Penín­ sula, aunque no recomendable para quie­ nes sufran de vértigo. E l objetivo es lle­ gar hasta Caín, ya en León, en una marcha que durará de dos a tres horas, según las piernas, a través de 11 km. Se Irata de una ruta de moda, por lo que hay que estar dispuesto a compartirla con innumerables montañeros, algunos improvisados...

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►Otra posibilidad es subir al pueblo de Ruines con sus dos barrios, E l Castillo y La Villa, al pie del Naranco. Antigua­ mente, y eso ha contribuido al aisla­ miento histórico de la localidad, el acceso sólo se podía llevar a cabo por el sen­ dero que parte del puente de la Jaya, a 1 km de Poncebos. Sin embargo, desde 2002 se puede subir a Bulnes en el moderno tren de cremallera que, aun­ que da prioridad a los habitantes de la zona, permite a los visitantes una ascen­ sión cómoda y rápida. Otra ruta intere­ sante arranca también de Poncebos, para seguir el curso del río Duje, hasta Solres, desde donde parten varias pislas para vehículos todoterreno. A medio camino está Tielve, cuyos quesos arte-

>Tras pasar por Mier, pueblecito en el que abundan las casas blasonadas, y desde donde se puede ir a visitar la cueva de Llonín (el mejor acceso es desde La Molinuca, en la AS 114, a 9 km de Panes), con pinturas y grabados parietales, lle­ gamos al punto en que el Cares vierte en el Deva (cotos salmoneros en todo su recorrido por el Principado), poco antes de Panes, capital del concejo de Peñamellera Baja (famoso asimismo por la calidad y la variedad de sus quesos: Peñamellera, Buelles, Cuñaba...). Para conocerlos, nada mejor que el Cer­ tamen del Queso y la Artesanía, durante la segunda quincena de julio. No per­ damos de vista la riqueza arquitectó­ nica. La arquitectura popular todavía se conserva bastante bien, la más humilde casa puede tener un hermoso escudo en su fachada, y abundan las casonas de indianos. A las ruinas rom ánicas de Ciriego, que componen con el paisaje una estampa de melancólica belleza, hay que añadir el palacio del Inquisidor, en Cuñaba, las ruinas de Cimiano y Cerébanes (palacios de piedra, con ins­ cripciones), y en el mismo Panes la capi­ lla de San Román, rom ánica, como referencias principales. I Desde Panes, a orillas del Deva, donde el paisaje se remansa en terrenos llanos y la vista descansa un poco después de tanta y tan colosal cumbre, pueden hacerse también numerosas excursio­ nes a pie. Y recuérdese, asimismo, que

Los Picos

E x c u r s io n e s p o r C a n ta b ria

la desembocadura del Deva: es muy posi­ ble que, mientras nosotros avanzamos bajo una fina lluvia, o incluso entre la niebla, abajo, en la playa, estén bañán­ dose a pleno sol... ¡o viceversa!

I E l primer punto de interés es La Her­ mida, a 12 km de Panes (ya en tierras cántabras), que da nombre tanto al des­ filadero como al pueblo y al centro ter­

I Junto a Unquera, además, está Pimiango, con la célebre cueva del Pindal y sus pinturas, en las que, además de los cérvidos, bóvidos y equinos usuales, están representados un elefante y un pez. E l camino hasta ella es, por cierto, de gran belleza.

Por tierras cántabras

►Sale desde La Herm ida una carretera muy pintoresca hacia Puentenansa y Cabuémiga, al este (47 km, en el cora­ zón de Cantabria: no es cuestión de tomarla, si queremos seguir nuestra ruta). Al oeste hay una pista para vehículos todoterreno que lleva hasta Sotres, lo que permite cerrar un círculo, y regre­ sar desde ahí a Arenas (sólo en verano).

►Salimos de Asturias y entramos en Can­ tabria, al tiempo que cambiamos de río: es ahora el Deva el que va a marcar nues­ tro recorrido, llevándonos, mientras lo remontamos hasta su nacimiento, hacia la vertiente meridional de los picos, por la N 621. E l Deva tra nscurre (y nosotros con él) por una estrecha y sinuosa gar­ ganta excavada en roca calcárea.

• Aproximadamente a irnos 8 km de La Her­ mida, siempre en dirección hacia Potes, está la desviación que sube hasta Santa María de Lebeña** [pág. 122] (apenas 2 km), iglesia mozárabe construida en el siglo IX, cuya soledad y situación, al pie de un grandioso escarpado, podrían ser emblema de la vida ascética.

Poique Nacional de ios Píco'j de Europa.

mal (aguas a 49 °C).

►La carretera sigue por su recorrido sinuoso, sin grandes desniveles, hasta Potes* [pág. 107], capital de un valle, el de Liébana, de vocación esencialmente agrícola, y que goza de un clim a sole­ ado, al abrigo de las lluvias atlánticas. Antigua etapa de la ruta de Castilla, tiene tradición hospedera, y sus fogones gozan de merecida fama. Si llegamos en lunes, asistiremos a la celebración de su impor­ tante y colorido mercado rural, en la plaza del Ayuntamiento. Sus habitantes se enor­ gullecen también de la procesión "más larga de España” , la romería de la Santuca (del 2 al 4 de mayo). E l Ayuntamiento ocupa el torreón del Infantado, gótico, y se conservan otras construcciones inte­ resantes, como la casa del Orejón o la iglesia de San Vicente, gótica. ►A 3 km al suroeste está el monasterio de Santo Toribio de Liébana*, un sin­ gular conjunto de construcciones que abarcan desde la época prerrománica al siglo XIX. De la fábrica rom ánica de la iglesia queda poco (y nada de la anterior): la puerta de entrada y los cimientos de un ábside. La fábrica gótica subió a su vez importantes reformas, entre las cuales destaca la capilla del Lignum Crucis (siglo XVIII), que trajera Santo Toribio

de

E uro pa

de Tierra Santa. Pero el conjunto se com­ pleta con una serie de ermitas disemi­ nadas por los alrededores: la ermita de Santa Catalina es del siglo XM; la Cueva Santa, excavada en parte en roca viva, es preiTománica, y se dice que en ella es donde Santo Toribio vivió retirado del mundo. Quedan minas de la ermita de San Miguel, del siglo X III, en un rellano con magníficas vistas; las de Nuestra Señora de los Angeles, las de la de San Pedro y, restaurada, la de San Juan. I En Liébana, en el año 776 escribió San Beato su célebre Comentario del Apoca­ lipsis, hoy famoso por las copias minia­ das mozárabes de los siglos IX-XI, y el Tratado Apologético, origen de una polé­ m ica que trascendió fronteras, y que contribuyó, al tiempo que combatía la herejía adopcionista, a reforzar el sen­ timiento de unidad cristiana, clave en el proceso de la Reconquista. I De Potes a Fuente Dé [pág. 94] hay 25 km que salvan un desnivel de casi 800 m. Es el final la ruta, y seguro que nadie quedará defraudado. Ante nuestros ojos se descubre un vasto anfiteatro, presidido por los acantila­ dos calcáreos de la peña de Remoña (2.247 m) y el Valdecoro (1.841 m), ris­ cos por cuyas alturas sólo se atreven a campar los rebecos. E l Parador de Turismo Río Deva (1.005 m) es frecuentado por esquiado­ res y alpinistas. Merece la pena tomar el teleférico (también abierto en verano, de 9 h a 20 h), que recorre 1.400 m en tres minutos y medio y nos deja unos 800 m más arriba, en la estación del Balcón, desde donde se divisa el valle hasta Potes. Desde el Balcón parten numerosas excursiones de montaña (reserva natural y de fauna). A dos horas de camino está el refugio del collado de Áliva (1.687 m), base de escalada situada en un desértico paisaje de simas (karst). ►Unos 4 km antes de llegar a Fuente Dé está Espinam a, de donde parte una pista reservada a vehículos todoterreno.. (se alquilan sólo a conductores con experiencia, y conocedores del lugar). Pueden contratarse excursiones orga-

E x c u r s io n e s p o r C a n t a b r ia

2.CABUÉRNIGAYPOLACIONES

IN FO RM AC IO N ES PRÁCTICAS Al final de la guía, en el apartado de Infor­ maciones prácticas, se ofrece amplia infor­ mación de hoteles, restaurantes y estableci­ mientos en los que se pueden realizar compras en las localidades de Fuente Dé y Potes.

QD Info Cangas de Onís Parque Nacional de ios Picos de Europa Avenida de Covadonga, 43. Telf. 98 584 86 14. www.picoseuropa.net

(H Dónde dormir Arenas de Cabrales Hotel Picos de Europa*** Mayor, s/n. Telf. 98 584 64 91. www.hotelpicosdeuropa.com A orillas del río Cares, con piscina. Habitación doble: 65-95 €.

Cangas de Onís Parador de Turism o***** Monasterio de San Pedro de Villanueva, a 2 km de Cangas de Onís. Telf. 98 584 94 02. www.parador.es Situado a orillas del río Sella, desde allí se pueden contemplar los Picos de Europa. Habitación doble: 148-160 €.

La Hermida Hotel Balneario La Hermida**** Ctra. La Hermida a Potes, s/n. La Hermida-Peñarrubia. Telf. 942 733 625. www.balneariolahermida.com Edificio del siglo XVII, rehabilitado en 2006, con 57 habitaciones perfectamente equipa­ das y unas instalaciones termales con aguas minero medicinales. Habitación doble (con desayuno): 85-100 €.

Por miento en casa de labranza o albergue, en un edificio restaurado de arquitectura tradicio­ nal. Organizan actividades de tiempo libre.

Peruyes Hotel Aultre Naray*** Telf. 98 584 08 08. www.aultrenaray.com Casona asturiana del siglo XIX, ubicada en un paraje encantador, junto a un robledal. Habitación doble: 75-105 €.

Hotel rural El Llagar** Casa 34. Telf. 98 584 0722. www.hotelmralelllagar.com Casa tradicional asturiana. Ambiente familiar. Habitación doble: 55-65 €.

Poncebos Hotel Arcea El Mirador de Cabrales** Telf. 98 584 6673. www.arceahoteles.com Pequeño hotel situado en Poncebos, la entrada natural a la garganta de Cares. Decoración sencilla, pero cuidada y agradable. Las vistas son impresionantes. Habitación doble: 75-120 €.

Dónde comer Arenas de Cabrales La Panera Telf. 98 584 68 10. Ambiente tranquilo. Setas al cabrales, fabada, carnes a la piedra... Precio medio: 30 €.

Cangas de Onís Los Arcos Pza. Jardines del Ayuntamiento, 3. Telf. 98 584 92 77. www.loslagos.as Conocido por sus magníficas propuestas culi­ narias basadas en la cocina tradicional. Precio medio: 40 €.

Posada La Cuadrona

Casa Morán

La Vega, 11. Telf. 942 733 565. Casona típica dela zona enclavada enla misma garganta del río Deva. A 10 km de Potes y a 20 km de la costa. Habitación doble: 55-65 €.

A 16km, en Benia de Onís. Plaza del Ayunta­

Casa Marisa y Albergue La Hermida Penarrubia. Telf. 942 733 520. www.alberguelahermida.com A 16km de Potes y a 20 km de San Vicente de la Barquera. Diferente posibilidad de aloja­

miento, s/n. Telf. 98 584 40 06. Apreciado por los conocedores de la zona. Cocina casera. Precio medio: 15 €. Dispone de habitaciones. Habitación doble: 38 €.

La Hermida Restaurante Paquín Telf. 942 733 520. Cocido montañés, cordero y postres caseros. Precio medio, 30 €.

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(86 km)

Esta ruta pretende poner al alcance del visitante dos conjuntos de notable interés eco­ lógico y de peculiares tradiciones: el valle de Cabuérniga y la cuenca del río Nansa, hasta el valle de Polaciones. Los valles de la zona son escuetos, rodeados de pastiza­ les vallados que acogen a las oscuras vacas tudancas,cuya carne se debe tomar poco pasada y en gruesos chuletones, para apreciar el sabor recio y fresco que denota el forraje que las alimenta. Desde hace algunos años se realizan cruces de Tudanca con razas canadienses para aumentar la producción. La orografía es accidentada: al suroeste se alza Peña Sagra, al sur la sierra del Cordel y sus cuetos, al norte la sierra del Escudo de Cabuérniga y al este los puertos Collado de Carmona y Palombera. Durante el recorrido se realizará una ascensión progresiva desde Puentenansa, situada a 150 m hasta Polaciones, donde se alcanzan los 1.000 m. El valle de Cabuérniga ha quedado marcado por aquellos caornecanos que desde el siglo IX repoblaron Castilla y participaron en la reconquista, animados quizás por la facilidad de la ruta hacia la meseta. Los pobladores actuales son gentes emprendedoras, esforzados ganaderos y comer­ ciantes, y tienen gran facilidad para los oficios artesanales. Polaciones es otro mundo, más cerrado, más recóndito, pero con ingredientes paisa­ jísticos y culturales que denotan una fuerte personalidad y un profundo respeto por las costumbres ancestrales. El trabajo comunal adquiere gran importancia debido a la escasa población y mano de obra, los jóvenes se resisten a quedarse en estos núcleos aislados y buscan trabajo en las ciudades, aunque en ocasiones regresen para ayudar a sus padres o familiares en las labores más duras, como la recogida de la hierba.

El encanto del paisaje cabuérnigo I Esta rata es conocida también como Ruta de los Foramontanos, en honor a los cántabros que salieron de Cabezón para repoblar Castilla por decreto real. Une Cabezón de la Sal con localida­ des como Carrejo y U cieda, donde abundan las casonas y palacios monta­ ñeses. Enlaza con Rúente y Carmona, en un valle donde se diseminan valiosos conjuntos arquitectónicos. E l recorrido parte de Valle de Cabuérniga (a 12 km de Cabezón de la Sal, por la CA 180), donde destacan la casona de Rubín de Celis por su fachada y por la decoración interior, la fonda del barrio de abajo, exponente de arquitectura rural, y algu­ nas casonas solariegas como la torre de Augusto González de Linares y la de Ernesto Lozano, ambas del siglo XVin. Un la iglesia parroquial se guardan reta­ blos dieciochescos con las imágenes de San Pedro Sedente y San Bartolomé. Los cabnérnigos fueron repobladores de Castilla, indianos y hábiles artesanos

abarqueros- y garroteros. Aún hoy, en Barcenillas, a 2 km antes de Valle, por la misma carretera, se conserva el ofi­ cio con la presencia de tallistas de madera. ►Desde este punto se retorna hacia Valle para continuar por la sinuosa CA 182 durante 1 km y llegar al lugar llamado la Vueltuca, que ofrece una bella pano­ rámica del valle de Cabuérniga. > Unos 10 km más adelante, en el mira­ dor de la Asomada, situado en la cresta del puerto de la Collada de Carmona (611 m) es otro lugar excepcional para detenerse y captar una ilustrativa vista aérea sobre el pueblo de Carmona y el cercano barrio de San Pedro. IA 2 km se encuentra Carmona*. En esta localidad se pueden visitar, en el barrio del Sol, varias casonas del siglo XVII. E l palacio de los Mier, de estilo herreriano, detrás del cual se ubica, en la calle de la

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cuya comisa aparece la inscripción: “Yo soy Cossío, que pocos conmigo, adelante el de Mier, por más valer; por la fe de Calderón el m orir es blasón. Las de Terán, a muy pocos las dan...” . En Carmona se celebra la Vasa, o subida del ganado tudanco a los pastos altos, a finales de junio, y la bajada en septiem­ bre, festejándose con deportes autócto­ nos y premios a las reses más lucidas. E l recorrido por la misma carretera alcanza la localidad de Puentenansa en el centro de la cuenca del Nansa, al que se dirige la segunda parte de la rata.

Los atractivos de la cuenca del Nansa I En este caso la carretera sube desde la autovía A 8 Santander-Oviedo, con salida en la 269 Los Tánagos-Pesués-Puentenansa, tomando la CA 181. La primera parte interesante está en la nueva atrac­ ción de la cueva el Soplao, entre los municipios de Valdáliga, Herre­

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rías y Rionansa. Para llegar hay que rebasar Puente del Anudo, tomar la des­ viación a Rábago, y desde allí al com­ plejo turístico El Soplao, en un entorno natural de gran belleza. La cueva es cono­ cida desde finales del siglo XIX debido a la explotación de las minas de La Flo­ rida, pero en su interior guarda también un auténtico “paraíso” natural, con impresionantes formaciones de esta­ lactitas y estalagmitas excéntricas que provocan todo un juego de luces y som­ bras. La cueva tiene una longitud de unos 15 km aunque el recorrido turístico en el tren minero es de algo más de kiló­ metro y medio. I De vuelta a la carretera que remonta el Nansa, se llegará hasta el pueblo de Riclones, en el que se asienta la ermita de San Antonio, de cuya arquitectura des­ taca principalmente el humilladero de la entrada, considerado como uno de los mejores de los existentes en Cantabria.

Si se desea visitar las cuevas prehistó­ ricas de Chuflín y Micolón, es necesa­ rio preguntar por el guarda y guía de las mismas en Riclones, y él mismo acom­ pañará al visitante -cruzando en barca el embalse de Palombera- a observar las pinturas rupestres de estas cavernas.

*Puentenansa, núcleo urbano y comer­ cial del valle alto del Nansa, con algu­ nas casonas interesantes, dista unos 4 km de Carmona. Pero el mejor lugar para detenerse es, saliendo por la carretera CA 281, unos 2 km más adelante, en la ermita de la Virgen del Llano, con una imagen policromada de la Virgen y el Niño y una vista panorámica del valle de Lamasón. >Desde este lugar se va a continuar, en dirección oeste, por la CA 282, atrave­ sando las localidades de Rioseco y Pedreo, para, finalmente, llegar rápida­ mente hasta Obeso, pueblo célebre por

el torreón del mismo nombre. La cons­ trucción, de recia factura, perteneció al linaje de los Rubín de Celis, figurando ya en documentos que se remontan a mediados del siglo XV. Amenazado de m ina durante estos últimos años, final­ mente, y por fortuna, se han empren­ dido iniciativas institucionales para su restauración. I Volviendo a la ruta propuesta, se retoma a Puentenansa, para tomar la CA 281, en dirección sur. ►Remontando el curso del Nansa, a 3 km, se entra en Cosío. Destacan aquí la casa de la Picota, así llamada por el remate de sus aleros, la de La Llosa y la casona de la Torre, situada en la salida hacia la comarcal que conduce, recorriendo 7 km por la orilla del río Vendul, a San

Sebastián de Garabandal. E n este lugar dicen que se apareció la Virgen y el arcángel San Gabriel a tres

C a b u é r n ig a y P o l a c io n e s

E x c u r s io n e s p o r C a n ta b ria

mente a 10 km se encuentran las poblaciones de La Lastra y Tudanca, casi unidas en una sola por la geografía y por la historia. De La Lastra era natural Pas­ cual Fernández de Linares, que ocupó el cargo de Gobernador de Callao (Perú) e invirtió su for­ tuna en construirse un palacio en Tudanca, que pasaría, por matrimonio a manos de los Cossío, quienes lo cedieron al pue­ blo de Cantabria en el año 1975. La casona de Tudanca se con­ virtió en un importante foco cul­ tural en el que descansaron y escribieron Federico García Lorca, Gerardo Diego, Miguel de Unamuno o Rafael Alberti, con­ n e se rva gk N ácio iial de Siguiendo la misma carrertera, a 12 km, la ruta llega a su fin en Salceda. Su igle­ sia del siglo XVI guarda notables tallas policromadas y lienzos del siglo XVIII. E l núcleo rural, al igual que el de los otros pueblos del alto Nansa, se presenta como caserío denso, de planta irregular y calles estrechas, aprovechando para su asentamiento las fallas del terreno, con construcciones de poca altura y materiales pobres. I Sorprende en toda la ruta que de estas tierras salieran tantos indianos, dis­ puestos a encontrar en el Nuevo Mundo una riqueza que su patria no les ofrecía. Sobre todo por lo recóndito de estos lugares. Quizás a ello deben la fama de lucha­ dores e intrépidos estos viajeros que, a su vuelta a España, no olvidaron sus tie­ rras, a las que regresaron con la idea de mejorarlas y enriquecerlas, dejando al mismo tiempo su impronta personal de superación y orgullo de origen, como muestran las casonas e iglesias que sal­ pican el recorrido.

'

Su enorme extensión le aproxima a las dimensiones de un pequeño mar. Ocupa una superficie de 6.000 ha y tiene capacidad para almacenar hasta 550.000 millones de litros, por lo que está considerado el mayor recinto de agua dulce de España. La fun­ ción de este embalse es regular y almacenar los caudales que aportan los deshielos procedentes de Alto Campoo y sobre todo de los ríos Ebro, Híjar e Izarilla, en la parte cántabra, además del Vllga en la zona burgalesa, en la que se asienta el 30 por 100 del embalse, quedando el 70 por 100 restante en Cantabria. De este gigantesco remanso surge el aprovechamiento de caudales destinados al regadío de las tierras aragone­ sas y en menor medida cántabras (trasvase Ebro-Besaya) y para la producción de ener­ gía eléctrica (Central de Arroyo). Pero esta inmensa lengua de agua, de 20 km de largo por 4 km de ancho es más que un simple pantano. Sus características orográficas le han constituido en Reserva Nacio­ nal de aves acuáticas y punto de atracción para multitud de especies migratorias, inclu­ yendo cigüeñas, somormujos lavancos, patos colorados y otros tipos de anátidas.Tamblén abunda la pesca, especialmente truchas, barbos y black-bass, además de cangrejos. El embalse contiene en su interior la historia truncada de varios pueblos y aldeas, que ocupaban el valle más fértil de Campoo,anegados por el pantano, incluyendo la des­ afiante espadaña que sobresale de las aguas frente a Las Rozas o las ruinas fantas­ males que aparecen cuando el nivel de las aguas desciende. En la orilla del pantano persisten los que se encontraban en lugares más elevados o pudieron retroceder. En esta nueva configuración, Inaugurada en 1948, existen zonas de pinar, además de un conocido balneario (Corconte) y hasta unas peculiares playas (Arija), además de varios puentes, algún pequeño embarcadero y multitud de posibilidades en cuanto a la práctica de deportes acuáticos, aunque la infraestructura está todavía por crearse. La panorámica del embalse es distinta desde cada pueblo, acentuada por un microclima cambiante, entre misteriosas neblinas y reflejos azulados, que, cuando llegan las nevadas, recuerda el paisaje helado del Gran Norte.

Ciudad romana deJulióbriga.

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La ciudad romana y la abadía medieval I Los accesos más lógicos al pantano vie­ nen desde las carreteras que enlazan con su perímetro norte, la de Reinosa por el oeste y la que atraviesa el puerto del escudo, por el este. Elegiremos en este caso la capital de Campoo como punto de partida, lo que perm ite tom ar un ramal hacia la derecha, antes de llegar a Requejo. Se trata de una estrecha carre­ tera que pasa por Bolmir, con su reco­ leta iglesia románica de San Cipriano (siglo X II) y asciende hasta Retortillo. En este lugar se halla otra interesante iglesia románica, la de Santa María, levantada en medio de los restos de Julióbriga, el más importante asentamiento romano que se conoce en Cantabria. Los historiadores consideran que ya exis­ tió previam ente a los romanos un poblado de origen céltico en el mismo lugar, desüuido durante las Guerras Cán­ tabras (29-19 a.C.). Entre los siglos I y III, la ciudad romana debió conocer su mejor época, llegando a ocupar unas 30 ha, mostrando una tipología próxima a los cánones del urbanismo helenísticopompeyano. Las excavaciones y hallaz­ gos documentados se iniciaron en 1768, con el historiador Enrique Flórez, y desde entonces expertos, nacionales y extran­ jeros, han investigado en esta área que todavía encierra grandes posibilidades arqueológicas.

J u l ió b r ig a y e l p a n t a n o d e l E b r o

A la vista del profano, la zona más atrac­ tiva de Julióbriga es la denominada La Llanuca, donde se levantan seis pilastras que debieron de pertenecer al pórtico de una vivienda noble, junto a los restos de una calle porticada. Otras zonas excava­ das se encuentran en las inmediaciones de la iglesia románica y sobre la vertiente sur de la carretera de acceso. Problemas presupuestarios afectan a la continuidad de las excavaciones, que sufren periódi­ cos estancamientos. Aun así, está abierto al público el Centro de Interpretación de Julióbriga, en el que se complementa la visita a la domus con un recorrido por el interior de un edificio con dos niveles, donde se representa la vida de una casona romana y se aportan datos e información sobre los asentamientos romanos en Can­ tabria. E l museo cuenta con un gran apal­ eamiento. Del otro lado, en torno al tem­ plo, se ha encontrado una necrópolis altomedieval con visibles tumbas de lajas. La parroquia es una buena muestra del románico meridional, donde confluye el estilo popular con el más elaborado, pro­ cedente de Palencia. Destacan en el tem­ plo los capiteles del arco triunfal con representaciones escultóricas de guerre­ ros montados. Desde lo alto de la espa­ daña se disfruta de una amplísima vista sobre la zona, abarcando Reinosa, Requejo, la cola del pantano y los cerros en los que se asentaron los primitivos castros prerromanos.

►Volviendo al encuentro del embalse, por la orilla sur, se deja atrás el ramal que enlaza con la península sobre la que se asienta Homa de Ebro para llegar a uno de los principales enclaves del pantano. Se trata de Arroyo, centro estratégico, administrativo y recreativo del embalse. En torno a este lugar se encuentran las instalaciones de la Confederación Hidro­ gráfica, la presa reguladora, la pequeña central hidroeléctrica y la placa en memoria del ingeniero Manuel Lorenzo, que diseñó el pantano. ►La ruta abandona momentáneamente el embalse por la carretera que baja hacia el sur, junto al Ebro, entre un paraje de hermosos bosques, y se dirige al monas­ terio de Montes Claros, conjunto de edificios que se aposenta sobre una loma, dominando la zona de Valdeprado. E l convento y la hospedería infunden sen­ sación de soledad, serenidad y armonía con la naturaleza. La Virgen que da nom­ bre al santuario fue descubierta en una cueva que dio origen al primitivo monas­ terio altomedieval. La iglesia actual data del siglo XVn. Los dominicos que regen­ tan el monasterio admiten estancias de particulares durante la época estival. I El foco de atención es otra vez el pantano, y hacia él se vuelve, por la carretera de Montes- Claros. Antes de llegar al embalse sepuede optar-también por seguir su cauce n'o abajo, atravesando localidades como Bárcena, Polientes, Cadalso o San M ar­ tín de Elines, que figuran en la Excursión 4 de Valderredible. De nuevo en Arroyo, tras cruzar el puente que da salida al Ebro, se llega al núcleo de Las Rozas, salpi­ cado de pequeñas viviendas. ►Un poco más adelante, Villanueva de Las Rozas se asienta frente a la célebre espadaña que sobresale de entre las aguas hasta en épocas de máximo caudal, con­ vertida en refugio de cuervos y empe­ llada en sobreponerse a la mina del pue­ blo anegado. I ,a desaparición de los tradicionales luga­ res de culto ha dejado un aire de nos­ talgia en esta orilla del embalse. Caso peculiar es la ermita de San Martín, bucólico edificio uue todavía mantiene

lamida por las aguas, en Renedo. Las imágenes fueron sustraídas por algún desaprensivo. I Un poco más adelante, en Llano, unos carteles reivindicativos denuncian la pérdida de otra ermita, la de El Ave­ llanal. En Bimón, último pueblo de la comunidad de Cantabria por este lado, subsiste una explotación de tierra refrac­ taria, que se extrae en la misma orilla. ►Cruzando un puente sobre una zona fre­ cuentada por aves acuáticas, se llega a Arija, donde hay amplios arenales y una reducida infraestructura que le da la categoría de playa del pantano. ►Desde Arija se puede tomar la carretera que sube hasta Santa Gadea de Alfoz para adentrarse en el monte Hijedo, uno de los mejores robledales del norte de España que se desparrama por Canta­ bria y Burgos. Especialmente bella en otoño, es una zona de más de 9.500 ha de árboles enigmáticos, hayas y longe­ vos robles, entre los que crece el acebo, los heléchos, el brezo y el tejo. E l bos­ que es rico también en fauna: aves como el azor, gavilán, águila real y el valioso y en peligro de extinción pito negro; espe­ cies como el corzo, jabalí, gato montés y lobo. (Para obtener más información del centro de interpretación del Monte Higedo, situado en una torre-fuerte res­ taurada de la localidad de Riopanero, ver rata 4 Valderredible, pág. 41-44).

Por la orilla norte ►Desde aquí, pasando por San Vicente de Villamezán y Herbosa, se alcanza Cilleruelo de Bezana, donde se gira en dirección norte, por la N 623, hasta el desvío de Corconte, en donde se ini­ cia el recorrido de la orilla norte. E l balneario, fundado en 1922, conserva el vetusto encanto y la renombrada cali­ dad de sus aguas, especialmente indi­ cadas para problemas de riñón. ►Volviendo a entrar en el territorio de Cantabria, la próxima parada es La Población. Posee sabrosos alicientes, como el pan de pueblo y el mesón El Car-

E x c u r s io n e s p o r C a n t a b r ia

bria, en busca del vino a granel y los pro­ ductos de matanza aunque, justo es pre­ cisarlo, en la comarca se consumen cali­ dades similares. I Algo más adelante se encuentra el desvío hacia Lanchares, donde, además de un amplio robledal, se puede apreciar una de las mejores panorámicas del embalse. > En La Costana merece la pena hacer un breve desvío hasta la torre de Bustamante, en la península más amplia del pantano, que conserva su espíritu medieval, arropada por la vecina ermita y el atractivo entorno. E n la misma península se halla Villasuso, donde se ha instalado la estación de bombeo para el transvase Ebro-Besaya.

i Por aquí se vuelve a la carretera princi­ pal, en Monegro. Al norte de esta loca-

lidad, 2 km más arriba, se encuentra la ermita de la Virgen de las Nieves, her­ moso paraje al que se llega a través de un peculiar V ía Crucis, en cuyas esta­ ciones están representados todos los pueblos que integran este municipio de Campoo de Yuso. I Retomando la carretera se llega a OrzaIes, con dos panaderías de fama en toda la comarca y una de las zonas de baños más frecuentadas del pantano, en las inmediaciones de un puente que enlaza con una península en la que se ha ins­ talado un centro de interpretación de la naturaleza y del ecosistema surgido por creación del pantano del Ebro.

►Requejo es el último pueblo en este iti­ nerario que conduce de vuelta a Reinosa, tras haber cubierto la mayor parte de los 90 km que rodean a este singular embalse.

IN FO RM AC IO N ES PRÁCTICAS i®) Visitas Centro de Interpretación de Julióbriga Telf. 626 325 927. Horario: de 10.30 ha 13.30h y de 16ha 19h. Cerrado lunes y martes.

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4 . VALDERREDIBLE LA TIERRA DE LAS ERMITAS RU PESTRES

(1 7 0k m ap rox.)

En el extremo meridional de Cantabria, recostado al pie del inmenso páramo de Lora y atravesado por el Ebro, que da nombre al valle, se extiende el vasto municipio, de 300 km2, que comprende más de 50 localidades, muchas de ellas deshabitadas o con menos de 10 vecinos durante la mayor parte del año. La dispersa población de este territorio no supera en conjunto el número de 3.000 habitantes. A pesar de esta recesión demográfica, y seguramente a causa de ella, el valle mantiene una serie de atractivos que lo convierten en paraje sorprendente para los amantes de la naturaleza bien conservada, los Interesados en el patrimonio histó­ rico, los aficionados a husmear rincones casi mágicos de pueblos olvidados o a char­ lar con lugareños a quienes no importa el reloj, a redescubrir el sabor de los guisos de cordero con pan de pueblo y las excelentes patatas de la zona y a disfrutar, a la som­ bra de los chopos, del arrullo constante del alto Ebro, referencia obligada para todo aquello que se mueve en Valderredible. En medio de estas soledades, la comarca guarda un tesoro histórico en sus ermitas rupestres que surgen por doquier, y que fueron, a la vez, templo y refugio de aquellos eremitas que iniciaron la cristianización de Can­ tabrias partir del siglo vi, y que posiblemente acogieron ritos paganos en épocas ante­ riores. Las oquedades y cenobios que se hallan en lugares como Arroyuelos, Santa María de Valverde, Cadalso y muchos otros testimonian una espiritualidad a prueba de siglos. La naturaleza que envuelve estos parajes refleja la transición entre la cornisa cantábrica y la meseta castellana. Esta particularidad consigue reunir en el mismo entorno robledales magníficamente conservados, como el del monte Hlgedo, zonas de prados y cultivos cerealistas, alu­ viones, hoces y terrazas fluviales donde se encaja el Ebro frente a la tosca aridez mesetaria del páramo calizo, al que se accede fácilmente desde Pollentes y otros puntos. La variedad es también faunístlca, con presencia de jabalíes, corzos, aves rapaces y cigüeñas y, esporádicamente es posible ver lobos.

I I desfiladero de Orbaneja I E l viaje puede organizarse en tomo a la carretera que cruza la parte meridional del valle, de este a oeste, encajada entre las provincias de Burgos y Palencia. Se propone el acceso por el este, bajando por la N 623, Santander-Burgos, una vez rebasado el puerto del Escudo, hasta lle­ gar al cruce de Escalada, a unos 100 km de Santander, donde se abandona la general y se inicia el prim er tramo del recorrido, aún por tierras burgalesas. > l.a prim era parada es Orbaneja del Castillo, bellísimo pueblo enclavado en pleno desfiladero rocoso, donde existe una interesante cueva de la que nace un arroyo, transformado pronto en espec­ tacular cascada, que desciende por todo el pueblo. I as estrechas callejas del núcleo urbano n ii iservan todavía el ambiente de la jude­ ría que, según la tradición, habitó en el

VALDERREDIBLE E x c u r s io n e s p o r c a n t a b r ia

naturaleza se adueña de todo, al que también se accede tomando más ade­ lante el desvío de Ruijas, hasta La Sema, desde donde hay que continuar a pie para internarse en la gran arboleda. >A continuación se llega a P olien tes, capital del municipio y principal núcleo de población. E n esta localidad se ubican: el Ayunta­ miento, las sucursales bancarias, los hos­ tales, la gasolinera, además del Museo Etnográfico de Valderredible (telf. 942 776 146. Abierto de junio a septiembre mañana y tarde, y el resto del año sólo mañanas), con secciones dedicadas a la historia de la comarca, etnografía, reli­ gión y un interesante monográfico sobre la medicina natural.

Desde lo alto del pueblo se aprecia el meandro del Ebro, imitado por la carre­ tera, al pie del páramo vertical que adopta en la cumbre formas capricho­ sas, como de pétreos animales enfras­ cados en besos milenarios. Una visión de esas que permanecen largo tiempo en la retina. ►Continuando en dirección oeste, la carre­ tera se adentra en Cantabria y conduce al cruce de San Martín de Elines. No hay que dejar de visitar la colegiata románica, del siglo X II, que conserva en su claustro restos de una construc­ ción anterior, probablemente de origen mozárabe. Aunque posee en su interior sepulcros románicos y góticos, el claus­ tro no pertenece al románico original sino que fue reconstruido durante el siglo XVI. La Colegiata presenta un impo­ nente ábside en sem icírculo, crucero resaltado por cuatro grandes pilares y una sola nave, cubierta por armazón de madera. Sobresale del conjunto la her­ mosa torre cilindrica y son asimismo dignos de observación los canecillos, de excelente ejecución al igual que los capi­ teles historiados que sustentan la cúpula. Elines tiene además la particularidad de presentar, en el ábside, los únicos ves­

I Frente a San M artín de Elines, al otro lado de la carretera, se encuentra Arroy u e lo s y a llí, en lo alto del pueblo, sem iescondida entre unas ruinas, la erm ita rupestre, posiblem ente del siglo IX. Se trata de una roca excavada, con ábside circular, donde se aprovechó inge­ niosamente la redondez del peñasco para practicar la entrada, los eremito­ rios y el exiguo espacio interior. E n el exterior se pueden ver una serie de tum­ bas antropomorfas, así como los típi­ cos dujos, colmenas practicadas en tron­ cos ahuecados. I La arteria principal, siempre en direc­ ción oeste, prosigue hasta Cadalso, al borde mismo de la ruta. Es una hermosa y reducida ermita rupestre, todavía abierta al culto, donde la espadaña postiza y la extemporánea puerta de madera desvirtúan en cierto modo la sencilla cueva originaria. fe La próxima parada es Ruerrero, enclave de cierta actividad dentro del sosegado discurrir del valle. Una torre medieval en ruinas domina el pueblo sobre un altozano. Además se encuentra en este lugar un núcleo de almacenaje y enva­ sado de la excelente patata de la comarca,

par de mesones en los que se degustan los buenos productos de la matanza.

I Desde Polientes se puede hacer una excursión curiosa, pasando por Rocamundo, en dirección sur, hasta lo alto del páramo, referencia inmejorable para ver de cerca el contraste entre el valle y la meseta.

• Junto al puente de sillería, sube hacia el norte la carretera que lleva hacia El Eligedo, el frondoso bosque donde la

• Volviendo a la carretera principal se llega a Campo de Ebro.

IN FO RM AC IO N ES PRÁCTICAS Véase el apartado de Informaciones prác­ ticas, al final de la guía, para la zona próxima

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Comunicaciones El vehículo particular es el medio más apro­ piado aunque, en determinados puntos, se requiere estacionar el automóvil, ya que sólo se puede continuar a pie. Las carreteras indi­ cadas pertenecen a la red comarcal y en su trazado presentan abundantes y pronuncia­ das curvas.

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E x c u r s io n e s p o r C a n t a b r ia

I La carretera cruza más adelante sobre el Ebro y se dirige hasta Villanueva de la Nía, de donde parte un V ía Crucis hasta la ermita del Monte. Ya estamos en Vaidelomar, nombre que acompaña a los pueblos de Castrillo, San Mar­ tín y San Andrés. Entre los dos primeros se halla Santa María de Valverde, la más visitada de estas iglesias rupestres y la mejor con­ servada, puesto que se encuentra abierta al culto. La presencia del templo origi­ nal se delata por la silueta de una soli­ taria espadaña, levantada sobre el prado que tapiza la parte superior de la cueva. La primitiva iglesia y su entorno han su­ frido, como Cadalso, reformas y urba­ nizaciones no demasiado afortunadas, que también han afectado al interior. La planta prim itiva era una nave rectan­ gular, separada por un arco del presbi­ terio (ahora en la misma nave), que a su vez comunicaba con la oscura sala del baptisterio. Actualmente se consérvala nave central y tres capillas, además de una talla de la Virgen y restos de pintu­ ras e inscripciones en los muros. Las tumbas antropomorfas tapizan el exte­ rior, como en tantos otros lugares del valle. I Todavía queda otra interesante cuevaermita en Cezura, casi al final de la ruta, con inquietantes tragaluces e ins­ cripciones grabadas en sus pétreos

Dos de las ermitas rupestres de ia comarca de Valderredible: Cezura (arriba) y San Martín de Vaidelomar (abajo). En este lugar se recomienda visitar la ermita rupestre que se asienta en lo alto del pueblo, formando un hermoso conjunto con la espadaña de la iglesia vecina y las casas del lugar. Al frente se extiende la planicie del valle, frenada al fondo por la barrera caliza del páramo. I Más adelante, en Báscones de Ebro, se puede tomar un nuevo ramal que lleva hacia el sur, para llegar hasta Olleros de Paredes Rubias, donde nos aguarda

muros. Para visitar todos estos lugares no ha sido necesario alejarse demasiado de la carretera-eje, pero existen muchas otras ermitas rupestres en esta zona, donde Palencia, Cantabria y Burgos confluyen en un todo geográfico, al margen de divi­ sorias artificiales. I En Quintanilla de las Torres se toma la carretera A 67 hacia el norte, en direc­ ción a Reinosa. I S i es hora de comer se puede buscar, unos 8 km más arriba, el desvío hacia Hormiguera, en cuya plaza existe un acogedor mesón especializado en pre­ parar jijas (chichas) con m orcilla. Un poco más arriba se puede tomar el des­ vío de Matamorosa hasta llegar a Rei-

5. ENTRE EL PAS Y EL MIERA T i e r r a de p a s t o r e s y d e le y e n d a s

n 23 km)

En el recorrido por los valles del Pas-PIsueña y el Miera se puede constatar una pecu­ liar forma de adaptación geográfica y unas costumbres que, posiblemente por el ais­ lamiento de estas tierras o quizás por el especial carácter de sus pobladores, todavía perviven. En el lenguaje pasiego se habla de mudanza o cabañeo para el acto de trasladar los útiles caseros de las cabañas de los pastos bajos a las de los altos; el cuébano o cuino es el cesto trenzado con varas de avellano que se utiliza para llevar a los bebés cuan­ do las mujeres van con el ganado, para cargar hierba o para bajar a la plaza en día de mercado a comprar o vender quesucos y sobaos; el palancu es una especie de pértiga que los pasiegos utilizan para vadear saltando los arroyos y torrentes y franquear los empinados valles, y el fiu una especie de préstamo monetario que sólo se realiza entre particulares, en el que no existen papeles firmados sino el valor de la palabra dada y la memoria colectiva, superior en este caso al de cualquier documento. Éstos y otros son los motivos que han originado estereotipos que califican a los habi­ tantes de la comarca como personas "cerradas, recelosas y remotas) aunque los antro­ pólogos prefieran llamarlo acervo cultural.

Los valles de Cayón y Carriedo I Se inicia el recorrido en Santa María de Cayón, por la carretera CA 142 que sale de la N 634 a la altura de la Penilla, donde está ubicada la fábrica de Nestlé y otros importantes centros industriales. La iglesia de Santa María destaca por su puerta abovedada y gran espadaña. Es del siglo XII al igual que la cercana de San Andrés de Argomilla, que se encuentra en una colina, alejada del pueblo. En las inmediaciones del tem­ plo se conserva una importante colec­ ción de 17 tapaderas de sarcófagos de piedra labrada y tipología románica, de los siglos XII y XIV. I A 3 km, tomando una carretera secun­ daria, se encuentra Lloreda con su igle­ sia rom ánica de San Vicente y una panorámica sobre el valle de Cayón. Por la misma carretera, a otros 3 km se sitúa

Esles. Entre otras interesantes muestras arqui­ tectónicas, conviene visitar la solitaria capilla de San Vicente (siglo XVI), levanlada en el mismo cerro que debió ocu­ par el antiguo monasterio dúplice lla ­ mado de Fistoles. Fundado en el año 811 y dirigido conjuntamente por la abadesa Gudvigia y el abad Sisnando, fue un cen­ Iro monástico de primer orden durante lodo el siglo IX, con amplias posesiones

airoso porche retejado en torno a la espa­ daña es el único vestigio de aquel anti­ guo apogeo. La iglesia parroquial y la ermita de Angel completan el p atri­ monio de arquitectura religiosa de esta localidad. >A continuación se puede in icia r el ascenso de la sierra de la Matanza y con­ tinuar cam ino hacia Llerana, Saro y Vega. I Retomada la CA 142 comienza el valle de Carriedo, célebre desde hace siglos por haber sido cuna de casi un centenar de Correos Reales, que desde la época de los Reyes Católicos fueron jinetes de confianza encargados de recibir y entre­ gar mensajes de capital importancia por todos los confines de Europa. I A unos 8 km se halla la capital, Villacarriedo, que tiene seña de identidad propia en el palacio de Soñanes*. E l palacio es una de las mejores obras del barroco civil, mandado construir por Antonio Díaz de Arce, em bajador de Felipe V en Roma, ciudad donde encargó al arquitecto Cossimo Fontanelli el edi­ ficio, levantado entre 1718 y 1722. Tomando como cuerpo central el origi­ nario torreón cuya cim a aún se eleva sobre el resto del edificio, se construye

E n t r e e l Pa s y e l m i e r a

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tud de sus dimensiones y lo abigarrado de su decoración, parece encontrarse fuera de lugar entre la sobriedad arqui­ tectónica habitual en la región. I Desde esta villa continúa la carretera hacia Selaya, distante otros 2 km, donde es difícil sustraerse al atractivo de las espe­ cialidades lácteas de la zona, quesadas, quesucos y sobaos de excelente factura, que se distribuyen en diversos estableci­ mientos integrados en la Agrupación Turística y Cultural de la localidad. Selaya tiene otro centro de interés en el palacio de Donadío*. Al igual que el de Soñanes, este edificio se construye en derredor del prim itivo torreón que asoma en su centro. De menores dimen­ siones que el de Villacarriedo, este pala­ cio deriva hacia el estilo herreriano y presenta hermosas proporciones, ade­ más de una notable portada que da paso a la finca. Selaya es localidad abundante en bla­ sones que desde las fachadas proclaman el pasado esplendor de apellidos como Quero, Arce, Linares, etc.

que incluye competiciones de deportes autóctonos, como bolos y salto del pasiego, y bailes. Según la tradición, la Virgen se apareció a un pastor pidiendo que se levantara un santuario, dejando en el lugar indicado la huella de su pie y el brote de un manan­ tial. Aunque el cura de la época decidió edificar la iglesia en otro lugar, los mate­ riales acumulados durante el día viaja­ ban misteriosamente por la noche hasta el emplazamiento indicado por la V ir­ gen, cuya imagen es sedente, de redu­ cido tamaño, en madera policromada, con el Niño sentado sobre sus rodillas.

Las villas pasiegas I Al pasar Selaya comienza el ascenso -por la CA 262- al puerto de la Braguía, de 720 m de altitud, que es la divisoria de el Pas y el Pisueña. Sus revueltas, que se prolongan 15 km, cuentan con buenos lugares para ver el paisaje; pueblos como

La Gurueba, Candolías, Guzparras o Pandillo parecen belenes navideños colgados del valle, entre prados y cer­ cados de piedra.

t A la salida de esta villa se encuentra el camino que, tras 3 km, conduce al san­ tuario de Nuestra Señora de Valvanuz, patrona del valle de Carriedo.

I Es Vega de Pas la principal de las tres villas pasiegas. Punto de encuentro en día de mercado, reúne los servicios nece­ sarios para los pobladores de los valles

Esta Virgen cuenta con gran devoción entre todos los pasiegos, que la visitan el 15 de agosto en una romería popular

limítrofes. La iglesia de la Virgen de la Vega alza sobre la plaza empedrada su espadaña,

y en la lejanía se divisa el caserón del sanatorio del Doctor Madrazo, afa­ mado en otros tiempos como estableci­ miento de tratamiento contra la tuber­ culosis, ahora cerrado. Llama la atención el aspecto rústico de la villa y la arqui­ tectura pragmática de sus viviendas, pen­ sadas para soportar los rigores de meses de viento, lluvia y nieve, más que para alegrar la vista. Vega de Pas es otro de los lugares apro­ piados para adquirir los inevitables sobaos, quesadas y quesucos, así como para degustar buena comida casera en alguno de sus mesones. I Dirección hacia el puerto de la Magda­ lena, a 4 km se encuentra Candolías; desde aquí se toma una pequeña carre­ tera que, siguiendo el curso del río Barcelada, afluente del Pas, tras 9 km, con­ duce hasta otra de las villas pasiegas,

San Pedro del Romeral. También cuenta esta villa con la típica plaza y su iglesia, y con el escudo de los Revuelta, pero lo más destacable aquí es el propio entorno, comenzando por el paisaje que rodea a la carretera de acceso. Se trata de una zona especialmente indi­ cada para disfrutar de las cabañas pasie­ gas, diseminadas por todo el territorio, enclavadas en praderías de un verde inve­ rosímil, limitadas por muros a base de losas planas de piedra arenisca, sin arga­

masa que los sustente, cuya perfección e integración en el medio son la mejor prueba de la sabiduría y paciencia de los pasiegos. Se han escrito sesudas teo­ rías y amplios tratados sobre la forma de vida de los pasiegos, pero lo más reco­ mendable es subir hasta San Pedro y desde allí escoger un camino para obser­ var de cerca las famosas cabañas, con­ cebidas para alojar al ganado, a las per­ sonas, a los frutos del campo y la matanza, ajenas a las prisas y a la meca­ nización agraria que ya se practica a pocos kilómetros de estos valles y abso­ lutamente hermosas en su precariedad. No será difícil contemplar algún pasiego que, como cada día, transporta cruzando los prados las marmitas de leche hasta la carretera donde serán recogidas, o que cruza el horizonte a lomos de su caballería con rumbo ignorado. S i es época de “muda", la escena roza lo legen­ dario: la fam ilia entera, con todos sus enseres, caballerías y ganado vacuno se traslada hacia otra cabaña de su pro­ piedad donde los pastos son mejores. No se trata de mantener el tipismo ni escenificar las tradiciones. Los pasie­ gos realizan estos aparentes sacrificios con el fin de perpetuar un logro del que se muestran orgullosos, tener buenos pastos para que su ganado produzca la mejor leche y, en función de esta pre-

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misa, han organizado una forma de vida que parece desafiar a la sociedad pos­ tindustrial. ) Retomando a Vega de Pas, se continúa por la autonómica que remonta el cauce del río Pas hacia el puerto de Estacas de Tmeba, unos 17 km, casi hasta llegar a su nacimiento, en Castro Valnera, el pico más sobresaliente en esta zona oriental de la Cordillera Cantábrica que con sus 1.718 m de altitud es visible, en días des­ pejados, desde la bahía de Santander. Éste es un paisaje extraño, como apar­ tado del mundo, entre riscos y cimas sobrevoladas por las águilas. Por debajo transcurre el túnel de la Engaña, de 7 km de longitud, que recuerda la frus­ tración montañesa de comunicar ferro­ viariam ente Santander con el Medite­ rráneo. E l túnel fue construido pero nunca llegó a ser atravesado por el tren. Actualmente presenta un aspecto ru i­ noso y se halla inundado en muchos tramos. I E l recorrido prosigue otros 6 km hasta Salcedilla, ya en tierras burgalesas. I Cercana está Espinosa de los Monte­ ros, que cambiaba sus patatas por pas­ tos y leche a los pasiegos, intercambio comercial que supuso el mantenimiento de relaciones cordiales unas veces y de rivalidad histórica otras, como cuando, en la Edad Media, los monteros inten­ taron establecerse en el Pas, apoyados por los reyes castellanos. k De vuelta a Cantabria se recorren 14 km por la regional B U 572 hasta llegar al Portillo de Lunada, donde nace el río Miera a 1.318 m. E l paisaje es impresionante. Las morre­ nas y el valle con el característico perfil en U delatan la formación glaciar de la zona en épocas pasadas, alfom brada ahora por las verdes praderías y múlti­ ples cabañas que los pasiegos han venido creando a través de generaciones. I Continuando por la misma carretera, tras otros 10 km, se llega a San Roque de Riomiera, la tercera villa pasiega, donde en el siglo XVII los pasiegos con­

chos que sobre sus tierras y pastos tenían los vecinos castellanos de Espinosa de los Monteros. San Roque es un claro exponente de la vocación ganadera de las comarcas pasie­ gas. Aquí todavía se recuerdan los mer­ cados al trueque, festejados con un buen potaje de la tierra o un asado de cabrito que, afortunadam ente, siguen ofre­ ciéndose en los mesones de la villa.

Siguiendo la cuenca del Miera I Recorridos otros 2 km, antes de llegar a Ajanedo, se encuentra el desvío que conduce al mirador de Covalrruyo, donde la vista puede volver a recrearse con otra espectacular panorámica.

k Serpenteando ente pronunciados valles, castaños y cajigas, a 2 km, en Los Pumares, se toma el desvío que conduce a la cuesta de La Cárcoba. Destaca en la localidad la gótica igle­ sia de Santa María de Miera, con bóve­ das decoradas en blanco y rojo y un excelente retablo mayor, de notables proporciones y estilo barroco, en el que tiene cabida buena parte de la imagi­ nería renacentista. I E l recorrido queda salpicado por pare­ des rocosas horadadas de cuevas que sirvieron de refugio al hombre prim i­ tivo, como se ha comprobado en las del Salitre de Rascaño, en el pueblo de Mirones, que se encuentra a 1 km, reto­ mando la CA 260, y en la de Piélago. I A pie de carretera, tras recorrer 6 km, en Rubalcaba, se halla la famosa Cruz de Término, considerada símbolo de la montaña, adornada de rica heráldica. I Subiendo 2 km, se halla el palacio de Rañada*, o casa del indiano Juan de Cuesta, con capilla dedicada a la Virgo 11 de Guadalupe, que marca la entrada t u Liérganes denominación que abarca todo el municipio, aunque el lugar en el que nos encontramos también se iden tífica como Mercadillo. Se trata de un núcleo repleto de atrael i vos, con buen número de casonas y pala cios, con alguno de los últimos herren is que quedan en la región, trabajando en

moso puente, del siglo XVI, sobre el río M iera y una variada oferta gastronómica en la que destaca como especialidad local la confección de los sacristanes, o pas-

dillo, mantiene además dos balnearios de los tres que en otro tiempo hubo en la zona trasm erana. E l de Liérganes, situado en un romántico paraje y apo-

E n t r e e l P a s y e l M ie ra

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serva el encanto de sus mejores tiempos, continúa siendo uno de los estableci­ mientos de aguas termales más visita­ dos de la región. Hay también en esta locahdad una jugosa leyenda, perpetuada incluso en el nombre de una calle, el paseo del Hombre Pez; recuerda la curiosa historia que según las crónicas llegó a merecer abundante bibliografía, incluso con intervención de especialis­ tas como el Padre Feijoo y el doctor Mara­ tón. E l núcleo de la misma, con diver­ sas variantes, se refiere a un individuo de grandes aptitudes natatorias que apa­ rece en 1669 en la bahía de Cádiz, con una piel que sugería la presencia de esca­ mas y que, llevado a tierra, sólo acierta a balbucear algo parecido a Liérganes. Se trataba de Francisco Vega, natural en efecto de este lugar, que había desapa­ recido años antes llevado por una inun­ dación, o cuando se bañaba en el río, depende de quien lo cuente. Fue trasla­ dado de vuelta al pueblo natal, para vol­ ver a desaparecer poco después, esta vez para siempre, dando pie a la leyenda del hombre pez, siendo admitido por diver­ sos autores su viaje a nado desde la costa cantábrica hasta la bahía de Cádiz. I Tomando el desvío hacia el este, en direc­ ción a La Cavada, se llega a Rucandio, acreedor de la visita por su inusual tem­ plo barroco con una única nave, cen­ tralizada, de tipo octogonal. La iglesia fue construida y dedicada a la advocación de la Magdalena en 1740 por encargo del arzobispo Tomás

Crespo y Agüero, natural de la locali­ dad. E l interior presenta gran lumino­ sidad, con estucos policromados y pin­ turas en los altares de las caras laterales, sobre fondo blanco, confluyendo hacia el excelente retablo mayor, que domina el conjunto. t Desde Rucandio se vuelve en dirección a Liérganes pasando por Bucarrero y 2 km más adelante se llega al cruce con la N 634, donde se encuentra La Herrán y Pámanes. Aquí es obligada la visita al palacio de Elsedo*, construido a mediados del siglo xvm por Francisco Antonio de Her­ mosa y Revilla. Este noble, que desem­ peñó cargos de confianza en Andalucía, acuñó una importante fortuna y obtuvo un buen número de títulos, como el de conde de Torre Hermosa, coincidente con la esbelta construcción abalconada, de cuatro plantas, que preside el pala­ cio y airea sus blasones. E l conjunto arquitectónico cuenta además con una proporcionada capilla gótica y una amplia finca en derredor. Tras numerosos avatares pasó en los años setenta a manos de la familia Santos Diez, poseedora de una completísima colec­ ción de arte contemporáneo que fue ins­ talando en el palacio, incluyendo unas cuantas dependencias exteriores. De esta forma, Elsedo se transforma en el prin­ cipal museo de arte moderno de la región, donde pueden admirarse escul­ turas de Eduardo C hillida, Jorge de Oteiza, Pablo Serrano, Miguel Berrocal,

IN FO RM ACION ES PRÁCTICAS IÍÍH Dónde dormir y comer Borieña deToranzo Hostal Borieña* Carretera N 623, km 118. Telf. 942 597 643. www.hoteldeborlena.com Establecimiento moderno, con capacidad para 20 personas y habitaciones bien equi­ padas. Habitación doble: 66-75 €.

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El Bodegón Mercadillo, s/n. Telf. 942 528 289. Cocina casera, pescados y homo de leña para asados. Precio medio: 35 €.

Puerta del Sol Camilo Alonso Vega, 10. Telf. 942 528 201. Es famoso por el bacalao y los pescados al horno. Precio medio: 35 €.

Vega de Pas Restaurante Casa Frutos

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Pl. del Doctor Madrazo, 15. Telf. 942 595 082. Casa con excelentes chuletones y platos de cordero. Raciones muy copiosas. Precio medio: 30 €.

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Avda. de José Manuel Abascal, 10. Telf. 942 596 069. Especialidad en platos de cordero y quesadas pasiegas. Precio medio: 30 €.

Ramón M uriedas o José Ciará y una importante muestra de la pintura de nuesI ro siglo, entre la que se distinguen los valores más sobresalientes de la región: Pancho Cossío, Gutiérrez Solana, María Blanchard, Casim iro Sainz, Quirós y otros como Sunyer, Redondela o Zabalela. La Diputación Regional de CanIabría gestiona actualmente, mediante un acuerdo con la familia, el régimen de visitas a este interesante conjunto de palacio antiguo y museo moderno. >Antes de llegar a Solares por la carreli'ra nacional, a unos 2 km, en un des­ vio a la derecha, un punto de atención i s la casona de Torre-Anaz, con su des­ picada torre fortificada, que merece una visila. I,a iglesia parroquial de Anaz cuenta i mi una tabla hispano-flamenca, del irlo XVI. mulada al óleo, onerenresenla

Restaurante El México

La casa de los Cueto, en Sobremazas, presenta escudos de familia y balconada corrida. ►En Solares, recorrido 1km de la nacio­ nal, está el famoso manantial de Fuen-

caliente. Aunque el balneario que antaño también dio fama a la villa ya no se encuentra en funcionamiento, existe, no obstante, una empresa dedicada a comercializar el agua del manantial, que conserva sus benéfi­ cas propiedades. Solares, como toda la zona trasmerana, cuenta también con destacadas caso­ nas y palacios, como el de los Mar­ queses de Valbuena, con imponentes blasones labrados en piedra, rúbrica del trabajo de los canteros, artesanos y artis­ tas de la piedra que nacieron en esta comarca, entre los siglos XV y XVIII, deiando huella de su obra en loda la

H a c ia e l n a c im ie n t o d e l A s ó n y e l G á n d a r a

6 . HACIA EL NACIMIENTO DEL ASÓN YELGÁNDARA Entre

cu eva s, m o n tes y c a sc a d a s

os

km)

Probablemente sea uno de los parajes mejor conservados de Cantabria. A ello ha con­ tribuido su abrupta topografía, la escasa incidencia humana sobre el medio natural y la evolución geológica, que ha facilitado la conservación de valores vegetales como el encinar relicto. Son abundantes y sorprendentes los atractivos que estas comarcas ofrecen al visitante. Sin duda, el más evidente es el impacto visual del paisaje en torno a la cascada del Asón,que se despeña desde una altura de 50 m,en medio de un valle glaciar donde el monte, el bosque y hasta la carretera se hacen cómplices del viajero en la muda admiración del espectáculo natural. Tampoco es desdeñable la riqueza piscícola de estos cauces. El Asón es uno de los ríos más salmoneros de Cantabria, si no el que más, punto de encuentro para los busca­ dores de esta fascinante especie que, tras una migración marina de miles de kilóme­ tros, vuelve al río natal para desovar guiada por un instinto ancestral. Es preciso tener habilidad y suerte para capturar un salmón y no todos la poseen, pero, afortunada­ mente, sus parientes las truchas son más abundantes y fáciles de pescar y, con torrez­ nos de jamón, resultan exquisitas. Los aficionados a la espeleología también han hallado un auténtico paraíso en esta comarca; se estima que existen unas 2.500 cavidades en la cuenca alta del Asón.Todo un universo subterráneo, en el que se han recorrido sis­ temas de hasta 53 km (cueva del Valle) y profundidades de 800 m (Garma Ciega); aun­ que no es preciso internarse tanto para descubrir formaciones minerales, galerías y formaciones de gran belleza. Eso sí, nadie debe adentrarse en este mundo si no es en compañía de expertos, lo contrario resultaría muy peligroso. El hombre también ha dejado su huella histórica en estos parajes; en Ramales se encuentra la cueva de Covalanas, con un hermoso grupo de pinturas paleolíticas re­ presentando ciervas y otros animales, que se repiten en muchas grutas de la zona. De la Edad del Bronce se hallaron tres espadas en Cuevallusa (Ogarrio). Algún resto de firme recuerda la calzada romana que debió de unir Laredo con Espinosa de los Mon­ teros a través del Portillo de Lunada, cuando el Asón, según las crónicas, era conocido como Sanda. Incluso el primitivo cristianismo ha dejado aquí su huella, en la iglesia rupestre de San Juan de Socueva, en Arredondo. Las torres, iglesias, ermitas, casonas y palacios también abundan en la comarca como prueba de los numerosos avatares históricos que se desarrollaron entre estos montes.

El Real Sitio I Partiendo de Santander, se toma la A 8 en dirección a Bilbao. Antes de llegar a Solares, en H eras, hay un pequeño embalse y sobre él, la vivienda de José Quintana, a la que se accede por un estrecho camino que sale a la derecha de la carretera. Este particular ha con­ seguido atraer a varias parejas de cigüe­ ñas hasta su finca, preparándoles nidos en los que crían. La visita es interesante, pero hay que llam ar previamente por tratarse de una vivienda familiar no dedi­ cada al turismo. Ya en Solares, se toma el desvío de la derecha, en dirección a La Cavada y Arredondo.

Riotuerto y alcanzó gran renombre entre los siglos XVII y XIX, junto a la cercana población de Liérganes, porque en ambas se instalaron los Altos Hornos, dedica­ dos a la fundición de cañones, proyecti­ les y material de artillería, que alcanza­ ron su punto máximo en 1759, fabricando hasta 10.000 cañones para las plazas mili tares de España y sus colonias entre 1725­ 1750. Lo que había nacido como empresa familiar/pasó a propiedad estatal duranlc el remado de Carlos III. E l monumental arco de sillería que toda vía se puede ver fue levantado en 1784 y marcaba el acceso al Real Sitio. Junio con uno de los cañones salidos de es la

Nacimiento del Asón. entre otras cosas, produjo una gran defo­ restación pues se calcula que 10 m illo­ nes de árboles de la región fueron a parar a sus hornos. La Guerra de Independencia I rajo consigo el saqueo de esta industria, que ya no consiguió recuperarse, reali­ zando su última fundición en 1826. También es digna de visitarse en La i avada la iglesia de San Juan Bautista, que alberga un excelente retablo mayor, i le cinco calles, realizado en el siglo XVII.

E l panorama desde aquí es un buen pre­ ludio del paraje natural que llena todo el itinerario. En dirección oeste y sur se extienden las amplias formas de las mon­ tañas calizas, cubiertas de praderías, matorrales y encinas. Si el día está des­ pejado se puede apreciar, en dirección norte, una vista incomparable, con las vaguadas salpicadas por el caserío dis­ perso, lim itadas al fondo por la línea horizontal de la ciudad de Santander, encajada entre la bahía y el mar abierto.

Alisas y la capital del mundo > I>esde La Cavada, seguimos la carretera que serpentea hacia el sur, en dirección a Arredondo. La ruta nos lleva hasta el puerto de Alisas (674 m), límite natural

>Pasado Alisas, la carretera desciende sinuosa hasta Arredondo, una intere­ sante localidad asentada sobre un pro­ fundo valle, al pie de Peñas Rocias, que

HACIA EL NACIMIENTO DEL ASÓN Y EL GANDARA

E x c u r s io n e s p o r C a n ta b ria

P l. L a M antea P L Virgen del M ar P l. E l Cam ello _ P l. la Concha Parque p¡. del Suntinem Natural de n M o lim o s las Dunas P l Manileños

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sible, dado lo profundo del valle. E l Ayun­ tamiento se halla en una casona sola­ riega con el escudo de los Arredondo, que dieron nombre al lugar. E l pueblo man­ tiene un buen número de viviendas popu­ lares, con hermosas solanas y galerías acristaladas, ñuto de ese reflujo de capi­ tal propiciado por los indianos. k Otro punto de interés se encuentra en la ermita rupestre de San Juan en Socueva, a 3 km de Arredondo. Es conveniente informarse entre los esca­ sos vecinos del barrio de Socueva, gente noble y sociable, sobre el camino más adecuado para llegar a la ermita, semioculta entre la montaña, desde donde muere la carretera. E l viejo templo rupes­ tre se encuentra muy abandonado, ha sufrido el expolio de su pila bautismal y la imagen del santo tuvo que ser puesta a buen recaudo en la iglesia del barrio. Aun así el lugar conserva un misterioso encanto que nos remonta hasta su ori­ gen, hacia el siglo IX. Otro hermoso rin­ cón se mantiene en tomo al viejo puente sobre el río Bustablado, sobre el que pasaba la calzada romana hacia Laredo.

El salto del Asón y los torrentes del Gándara

de la torre junto a la iglesia, semejante a un faro de tierra adentro. De este lugar partieron, como de toda la región, muchos naturales hacia Amé­ rica en busca de fortuna. Parece ser que bastantes la hallaron y no pocos de ellos volvieron a su tierra natal, al menos de vacaciones, coincidiendo según se cuenta numerosos vehículos de exóticas matrí­ culas en el recóndito pueblo, lo que dio lnrr Pronto nos hallamos frente a los colla­ dos del Asón, lugar en que la cascada surge de la pared caliza, tomando al final de su caída categoría de río, discreta en época de estiaje y espectacular con las lluvias y deshielos. Los diferentes pun­ ios de vista que ofrece la zigzagueante ' airetera y el mirador que la corona (689 mi), sobre el valle glaciar', logran que nadie

k Continuando hacia el sur, la carretera llevaría hasta la provincia de Burgos, a través del Portillo de la Sía (1.235 m), pero la rata propuesta gira hacia el este, pasando por La Gándara, donde aguarda otra sorpresa. Al pie de la carretera se encuentra el barrio o Casas de la Gándara, donde existen un par de establecimientos con buena comida casera, a base de verdu­ ras, potaje y carne. Detrás del Consul­ torio Rural se halla un hermoso parque, con añejos robles y mullido césped, en el que no faltan las ardillas. Al borde de este lugar, acercándose con precaución, puede verse la maravillosa surgencia del río Gándara, menos conocida que la del Asón, pero igualmente espectacular. E l Gándara no forma una sino múltiples cascadas y gargantas de belleza salvaje. Carretera abajo, en la zona de Villaverde, es posible acercarse campo a través hasta los rápidos, pero la panorámica sólo se obtiene desde arriba.

k Bajando por el valle de Soba se hallan numerosos lugares de interés alrededor del itinerario principal. Se pasa por Hazas, Veguilla y Regules para tomar, 2 km más adelante, el desvío a La Revilla, cuya parroquia de San Fausto (1699) es la mejor iglesia barroca del valle. k De vuelta a la carretera principal, acom­ pañando al Gándara, se llega a Rama­ les de la Victoria, al pie del pico San Vicente. En esta localidad se une el Gán­ dara con el Asón, juntos ya hasta la des­ embocadura en la bahía de Santoña. Ramales, importante núcleo comercial y hostelero, es célebre por haber sido escenario de dos batallas en sendas Gue­ rras Carlistas. En la de 1839 venció Espartero al mando del ejército isabelino, obteniendo el título de duque de la Victoria, que también adorna el nom­ bre de la villa. E l palacio de Revillagigedo, del siglo XVI con retoques poste­ riores, perteneció al virrey de México y es la mejor muestra de arquitectura civil. En Ramales se celebra cada año el Des­ censo Internacional del Asón, en pira­ gua, sim ilar al del asturiano Sella. Tam­ bién es típica la Verbena del Mantón, un festejo exótico, al más puro estilo del

E x c u r s io n e s p o r C a n ta b ria

7. LA COSTA OCCIDENTAL

IN FO RM AC IO N ES PRÁCTICAS

M a r is m

ÜU Info Centro de interpretación del Parque Natural de los Collados de Asón

La Gándara (Soba) Restaurante Rufaco

Telf. 635 369 535. La Gándara (Soba).

Telf. 942 677 306. Cocido montañés y lechazo. Setas.

Barrio de La Gándara, Finca Rufaco.

@ Comunicaciones

Precio medio: 20 €.

Para realizar este recorrido es obligado des­ plazarse en vehículo propio. Las diferentes ratas transitan por estrechas carreteras pro­ vinciales con buen firme pero con muchas

Asón Restaurante La Cascada

curvas.

Telf. 942 678 031. Cocina tradicional. Precio medio: 30 €.

l§ ) @ Dónde dormir y comer La Cavada Hostal Riotuerto*

Quintana Casona de Quintana

Avda. Alisas, 4. Telf. 942 539 305/696 805 913. www.hotelesencantabria.com Pequeño hotel de 16habitaciones bien equi­ padas y con vistas al río Miera. Habitación doble: 45-55 €. Precio medio: 60 €.

Sitio del Castillo, 1. Telf. 942 677 353. www.casonadequintana.com Casa montañesa del siglo XVIII, con antigüe­ dades y muebles provenzales. Habitación doble: 85-125 €.

I La últim a etapa del recorrido nos lleva también a las batallas carlistas, ya que hasta Rasines, solar de los Gil de Honal parecer en la confusión bélica apare­ tañón, histórica saga de arquitectos que ció un baúl lleno de mantones de Manila se inició en el siglo XV, con obras tan que fue aprovechado por los lugareños importantes en su haber como la catedral para improvisar el oportuno festejo que y el palacio de Monterrey, en Salamanca; se repite anualmente todos los prime­ la fachada de las Platerías en la catedral ros sábados de julio. Además, merece la de Santiago y la de la Universidad de pena visitar alguna de las cuevas* pre­ Alcalá. Tiene este lugar un interesante históricas en los alrededores, con impor­ coso taurino rectangular, uno de los tantes pinturas rupestres. La más espec­ más antiguos de España, un excelente tacular es la de Covalanas, situada a retablo del siglo XVH en la iglesia parro­ tres kilómetros de Ramales de la Victo­ quial y varias casonas interesantes, ria, con pinturas entre las que destacan como el palacio de los Villanueva Pico símbolos, ciervas, un toro y un caballo. (siglo XVl), en el barrio de La Edilla. E l máximo de visitas diarias es de 60 La cueva del Valle, al sureste desde el personas en grupos de seis, estando pro­ centro de la localidad, forma parte de hibida la entrada a los menores de 12 un sistema subterráneo de más de 50 años. Al margen de las cavidades con km, uno de los más largos de España, y pinturas, en el valle del Asón se encuen­ ha sido lugar de importantes hallazgos tran algunas de la cuevas más notables prehistóricos. De su interior mana el río de Europa, desde el punto de vista de la Silencio. Nadie debe aventurarse más espeleología. La Red de Cuevas del Alto allá de la entrada de este tipo de caví Asón propone una serie de visitas con dades, si no es junto a expertos y con diversos grados de dificultad y dureza, equipo adecuado. cuyos tramos más accesibles corres­ ponden a cuevas como Cueto-Coventosa I La carretera se dirige a Ampuero [pán o Cañuela. E l Centro de Iniciativas 69] y desde allí a Colindres, al encucn Asón Agüera, en Ramales de la Vic­ tro de la carretera y la autovía que como toria (telf. 942 646 504) se encarga de

(76km)

a s y a ren a les

Entre Santander y Unquera se prolonga un espectacular tramo de costa de gran valor ecológico, que se halla jalonado por localidades de notable valor monumental. No se trata sólo de pueblos como Santlllana, Comillas o San Vicente de la Barquera, puesto que las pequeñas aldeas y pueblos de la ruta ofrecen magníficos ejemplos de la arqui­ tectura popular montañesa, al tiempo que conservan todo el sabor del ambiente rural más tradicional. La orografía del recorrido es una sucesión de paisaje costero de suaves relieves que mueren en acantilados, con calas y playas de regular tamaño alternados con la des­ embocadura de rías en las que se concentran pueblos de pescadores y centros de veraneo. Dos parajes, las Dunas de Liencres y la Ría de la Rabia han merecido la cata­ logación de parque y reserva natural, mientras que las menos conocidas Tinas aún permiten perderse en un medio natural casi virgen. Un medio natural de contrastes con una notable densidad de población rural y mari­ nera, concentrada en localidades, dedicadas a la ganadería y a la pesca, que han evo­ lucionado en los últimos tiempos hacia un pujante sector servidos gracias a los indu­ dables atractivos turísticos de sus playas y centros de veraneo y al rico patrimonio artístico de sus núcleos más carismáticos. ,

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LA COSTA OCCIDENTAL

E x c u r s io n e s p o r C a n ta b ria

llegar hasta Mogro es necesario acceder a Boo de Piélagos, en cuyas proximida­ des se encuetran, en ambas orillas del

Hacia las dunas de Liencres

y Suances I E l inicio de esta rata se sitúa en uno de los puntos más emblemáticos de la costa cántabra, como es el faro de Cabo Mayor, en las afueras de Santander, para tomar en San Román de la Lianilla (donde se puede visitar el semi­ nario de Monte Corbán y su claustro de estilo plateresco) la carretera CA 231 que bordea la costa. Antes de llegar a Soto de la Marina, conviene desviarse hacia la ermita de la Virgen del Mar para saborear toda la fuerza del Cantá­ brico en un paraje que se adentra en el mar y que únicamente se halla unido a tierra por un pequeño puente. Un pre­ ludio de los acantilados y playas, algu­ nas muy poco urbanizadas, antes de lle­ gar al Parque Natural de las Dunas

Pas, Puente Arce y Oraña. I E l siguiente tramo de litoral es una zona de acantilados y playas con pequeñas poblaciones de gran interés por su patri­ monio artístico religioso (iglesias parro­ quiales de Mogro, Bárcena de Cudón y Cuchía) y civil (representado sobre todo en casonas cántabras y palacios como el de los Herrera). Bordeando la ría de San Martín de la Arena, poco antes llegar a Torrelavega, se accede a Suan­

ces [pág. 152]. Esta localidad tiene un núcleo urbano de rico patrimonio artístico en su parte alta, mientras que desde su puerto pes­ quero parte un paseo marítimo, frente a las playas de la Ribera y la Concha, que finaliza bajo la punta del Dichoso. En dicho promontorio, que permite con­ templar una soberbia panorámica, se encuentra el faro y un castillo recon­ vertido en hotel sobre la bravia playa de

de Liencres. E l Parque rodea la desembocadura del río Pas, en lo que es la ría de Mogro, for­ mando el sistema de dunas más impor­ tante del Cantábrico en contraste con formaciones rocosas donde anida una importante reserva de aves marinas. Para

los Locos.

De Suances a Comillas pasando por Santillana del M ar I Para seguir el recorrido por la costa es necesario tomar la carretera CA 351 en dirección a Tagle, donde conviene des­ viarse a la punta de la Ballota, con espec­ taculares acantilados y la magnífica playa del Sable, y a Ubiarco. En este punto, hacia el interior se encuentra la hermosa villa de Santillana del Mar** [pág.

142]. Sus orígenes se remontan a principios de la Edad Media, a partir de una pri­ mitiva ermita, más tarde convertida en monasterio, cuyo nombre, Sancta Juliana Venida del Mar, fue adoptado por el núcleo de población que fue creciendo en los alrededores, derivando finalmente a la denominación actual. Entre su rico patrimonio artístico des­ tacan la colegiata de Santa Juliana del Mar, obra cumbre del rom ánico cántabro, y especialmente el conjunto de casas solariegas y palacetes como la casa de los Abades, el palacio de Velarde o la casa de Leonor de la

Vega.

>Apenas a dos kilómetros de Santillana, se halla uno de los yacimientos prehis­ tóricos más importantes del mundo. Las cuevas de Altamira** reúnen un con­ junto de pinturas y grabados rupestres de más de 15.000 años de antigüedad. En la actualidad, para preservar las pin­ turas, la cueva original ya no puede visi­ tarse, pero se tiene una visión exacta de sus pinturas en la réplica del gran salón construida junto al museo didáctico. En las proximidades también se encuentra el pequeño zoo de Santillana, con espe­ cies animales, sobre todo primates, de todo el mundo. >Desde Santillana la carretera CA 131 continúa el recorrido por la costa pasando por O reña y los desvíos a Novales y Toñanes. Localidades con buenos ejemplos de palacios y casas solariegas y sorprendentes paisajes de costa, como los espectaculares acan­ tilados de El Bolau. Más adelante, Cóbreces es un conjunto diseminado de casas entre las que destacan los per­ files neogóticos del m onasterio de

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Más allá de La Rabia, la carretera bor­ dea la ensenada y, tras cruzar otro puente, nos señala en un desvío a la derecha el acceso hasta \a playa de Oyambre, o Jerra, a 1 km de La Rabia. Merece la pena recorrer la zona a pie. Hacia el este, la playa discurre junto a un sistema dunar que lleva directamente hasta la desembocadura que vimos desde la carretera. Ría, marisma, dunas, playa y mar se funden en un excepcional paisaje. En dirección oeste, la playa se extiende hasta el cabo de Oyambre, que desciende en suave pendiente hasta proyectarse en acantilado. Un deteriorado m onolito recuerda, en este lugar, la gesta del pri­ mer vuelo transatlántico que tocó tierra española, en 1929. Desde la playa asciende una carretera local que ofrece interesan­ tes panorámicas y que puede recorrerse en coche, en bicicleta o incluso a pie. La primera parada nos situaría en lo alto del cabo Oyambre, sobre el barrio de Jerra, punto elevado con espléndidas vistas sobre las playas que se extienden a ambos lados, alcanzando, si el día está despejado, hasta la Universidad Pontificia que identifica a Comillas. Continuamos en dirección oeste por la estrecha carretera que nos lleva hasta la inmensa playa de Merón, uno de los are­ nales más salvajes, agrestes y mejor con­ servados de toda la costa de Cantabria y lan extenso que nunca hay peligro de no encontrar sitio. La misma carretera enlaza con San Vicente de la Barquera* [pág. 118], hasta cuya playa se puede acceder andando desde la de Merón, con posibi­ lidad de contemplar una de las puestas de sol más hermosas de Cantabria. Las marismas de Rombo y Rubín, ya en San Vicente, son también parte desta( ada del parque natural.

También es interesante la incursión hacia el sur, buscando la zona interior del parque. Se trata del monte Corona, cuyos principales accesos, de oeste a este, par­ ten desde Treceño, La Rabia y La Ayuela, ya en el municipio de Udías. Este último es el acceso más recomen­ dable, ya que se encuentra bien señali­ zado, a pesar de ser una pista, y nos lleva directamente hasta el conjunto formado por el observatorio y vivienda del guarda forestal, la ermita de San Esteban y el paraje de los Pintores Montañeses, todos ellos señalizados y perfectamente accesi­ bles, como la mayor parte de esta amplia masa forestal, en la que abundan los luga­ res de observación y esparcimiento sin romper la calidad m edioambiental del conjunto. Otros puntos destacados por su interés histórico-artístico son Cóbreces, a unos 9 km de Comillas, donde además de una buena playa se asienta el monasterio cisterciense de Santa María de Viaceli, de estño neogótico, fundado a comienzos del siglo XX, con ventanales ajimezados, y cimborrio octogonal culminado en pun­ tiagudo pináculo. En similar estño se cons­ truyó la iglesia parroquial, situada en las proximidades. E l visitante tiene la opor­ tunidad de comprar los sabrosos quesos fabricados por los monjes trapenses y, con un poco de suerte, escuchar sus cánticos religiosos. Cerca de Cóbreces, en C igüenza, municipio de Alfoz de Lloredo, se levanta una de las iglesias más espectaculares de la región, levantada en el siglo X V III por obra del indiano Antonio de Tagle. Pre­ senta estilo herreriano con dos esplén­ didas torres de sillería, coronadas por baranda y pináculos, que escoltan la soberbia portada.

Lo s C o r r a l e s d e B u e l n a

LOS C O R R A L E S D E B U E L N A (2, B2; 90 m, 7.474 habitantes). Pese a que sus actividades tradicionales eran la agricultura y la ganadería, Los Corra­ les se ha convertido, merced a la iniciativa privada, en un importante centro industrial que ha sabido al mismo tiempo conservar los solares, casonas y palacios evocadores de un pasado señorial.

H is to r ia La historia de Los Comales se remonta a la época prerromana, como prueban las este­ las gigantes localizadas en distintas zonas del valle de Buelna; dos de ellas en Lombera de Los Corrales y la tercera en el pue­ blo de Barros, junto a la ermita de la V ir­ gen de la Rueda. Los expertos las consideran vestigios de civilizaciones cántabras entron­ cadas con los ritos célticos que rendían culto al sol, datadas en tomo al siglo III a.C. Pero Niño, descendiente de la casa de la Vega y prestigioso almirante que armara en 1405 en Santander una potente flota para consolidar el poderío naval de Cas­ tilla en el Atlántico, fue el primer titular del condado de Buelna, que Juan II creó en 1431 para él y sus herederos. Poste­ riormente, el condado pasó a jurisdicción de los marqueses de Aguilar. Uno de los cambios más relevantes en la historia de la localidad se produce en 1873, cuando José María Quijano, nacido en Los Comales treinta años antes, trans­ formaba su pequeña empresa de fabrica­ ción de clavos en la Sociedad Altos Hor­ nos-Forjas de Buelna, que im pulsó el despegue económico e industrial de la comarca, actualmente orientado de forma preferente hacia la fabricación de com­ ponentes para la industria del automóvil.

■VISITA E n el centro del pueblo se conserva un importante núcleo de casas solariegas con sus bien cuidadas fincas, de propiedad pri­ vada algunas y destinadas a uso público las demás, pero todas en relativa proxi­ midad, formando una suerte de parque o urbanización señorial que es la seña de identidad de Los Comales. En este entorno se halla el palacio de los Condes de Mansilla, hermoso patio con jardín, fachada con solana e imponente escudo heráldico. Lindando con este palacio se encuentra el

la sede del Ayuntamiento corraliego. La

casa Pilatti, en la calle del Capitán Cor­ tés, representa el estilo neotradicional con su fachada de sillería. Muy cerca se levanta el edificio del Casino y la casa-solar de José María Quijano, con una capilla anexa y protegida por un elevado muro que per­ mite apreciar, sin embargo, parte del esplén­ dido artesonado de madera en la solana y bajo la cubierta. En uno de los extremos de este parque se halla la iglesia parroquial, construida en 1926 según proyecto del arquitecto castreño Leonardo Rucabado, en estilo neobarroco. En su interior alberga tres reta­ blos de la escuela palentina, entre los que destaca el mayor, de San Andrés de Arroyo, además de un interesante Cristo en bi on­ ce, obra de Victorio Macho. En el exterior destacan la esbeltez de líneas de la tome y el campanario, y la acertada disposición de pórticos y columnatas en el resto de edifi­ cios que integran el conjunto. Un poco ale­ jado hacia el sur se encuentra el santuario de la Virgen de la Cuesta, del siglo XVII, con una pila bautismal románica.

I A LR ED ED O RES Desde el centro de la localidad sale, en dirección este, una carretera local que atraviesa la zona señorial, un paso a nivel sobre el ferrocarril y buena parte de la zona industrial, hasta llegar al núcleo his tórico de San Felices de Buelna, el otn i m unicipio que se integra en este valle, enlazando finalmente con la N 623, certa de Puente Viesgo [pág. 111]. En San Felices, sobre un altozano se yergue lo que queda de la célebre torre de Pero Niño*, monumento nacional cuyi w muros soportan admirablemente el pcsi > de más de cinco siglos, primero como bas tión defensivo del condado de Buelna v actualmente como símbolo y recuerdo del alm irante de Castilla. La torre que hov vpmns se lim ita a las cuatro paredes exir

totalmente vacía en el interior, sin restos de estancias o pisos. Con las ventanas de la parte superior cegadas, la única puerta franqueada y la maleza adueñándose de todo, la vieja y austera fortaleza conserva sin embargo un innegable encanto. Tarriba, So villa, El Rivero (la capi­ tal) y Mata son localidades de San Feli­ ces en las que abundan las casonas sola­ riegas, como la casa-palacio de Tarriba, el palacio del Conde de las Bárcenas, en Mata, o la casona de los Campuzano, en E l Rivero. Volviendo a Los Corrales podemos tomar la antigua carretera general en direc­ ción a Torrelavega, muy modificada tras el desdoblamiento terminado a finales de 2002, para recorrer los dos kilómetros que nos separan de Las Caldas de Besaya, donde existe un balneario, construido en el siglo XIX, de aguas termales muy céle­ bres por los tratamientos contra los esta­ dos anémicos y afecciones reumáticas. Aun­ que lamentablemente los desvíos de las carreteras han impactado negativamente en el entorno, es muy aconsejable la visita a la hospedería, regentada por padres domi­ nicos, que se halla separada del balneario por un puente. La visita a este entorno se completa con el magnífico santuario de Nuestra Señora de Las Caldas. Se Irata de una monumental construcción del siglo XVII en cuyo interior se guardan los retablos más valiosos de Cantabria y una talla gótica de la Virgen, del siglo XIV. En la localidad de Barros, al borde mismo de la carretera se encuentra, junto a la ermita de la Virgen de la Rueda, la interesante estela de Barros* monumental piedra arenisca de aspecto discoidal, que semeja una moneda gigante, labrada por ambas caras con motivos geométricos y relacionada, según algunos expertos, con ritos celtas de adoración al sol, cronológii ámente situados en torno al siglo III a.C. En este mismo lugar se encontró, ya en época cristiana, una imagen de la Virgen que fue denominada “de la Rueda” , nom­ bre y origen de la ermita que se levanta junto a la estela, enlazando así dos reli­ giones. Otras estelas gigantes halladas en este valle, así como en los de Zurita y Ioíunzo, se encuentran en el Museo Regio­ nal de Prehistoria y Arqueología, en San­ tander, y son hasta la fecha las de mayor

En Barros se sitúa el magnífico solar de los Ceballos, presidido por una gran portalada flanqueada por cubos de piedra en los que sendos leones erguidos pre­ sentan las armas de la familia. No falta la capilla, la corralada ni la tradicional solana en el edificio principal. A 5 km por la carretera local que parte de Barros en dirección oeste, Coo ofrece en su ermita de la Virgen de los Reme­ dios un retablo barroco del siglo XVII, pro­ cedente de Escobedo de Camargo, y las casonas de Ceballos y Melchor. Si desde los Corrales se toma la A 67 en dirección Reinosa, el primer pueblo que aparece es Somahoz, donde también hay casonas montañesas con los blasones de las familias históricamente poderosas en el valle. Unos 4 km más arriba, existe un nuevo desvío cuyo destino es Cieza y Villasuso, donde se conservan las casonas de Fer­ nández de Cieza y de Terán, del siglo XVin, con escudos de armas y balcones voladi­ zos. En Villasuso, en el barrio de las Con­ chas, se alza el palacio de Díaz Quijano. De vuelta a la A 67, siempre en direc­ ción a Reinosa, llegamos a nuestra pró­ xima parada, 5 km más adelante. Desde la carretera llam a la atención la iglesia de San Jorge, en Las Fraguas, cons­ truida por los duques de Santo Mouro, a imitación neoclásica de un templo romano, con una plataforma de 40 columnas que destaca en el altozano por su grandiosidad. En el interior sorprende el descomunal perro que acompaña la talla de San Roque. A pocos metros se encuentra el palacio de Hornillos*, ejemplar de estilo pinto­ resco inglés, que algunos señalan como precedente del palacio de la Magdalena. E l conjunto de edificios, incluidas las caba­ llerizas, que forman este auténtico pala­ cio junto a la grandiosidad de la finca que los circunda resulta insólito en una comarca poblada de recias y austeras cons­ trucciones montañesas. Los Hornillos fue mandado edificar, en 1899, por Mariano Fernández de Henestrosa, natural de Las Fraguas, duque de Santo Mouro y mayor­ domo de palacio de Alfonso X III. E l pro­ yecto corrió a cargo del arquitecto inglés Seldom Wornom, quien se inspiró en las residencias campestres utilizadas por la aristocracia de su país. A partir de 1904, en

Los C o r r a le s de B u e ln a

C a n t a b r ia de l a A a l a Z

de nacimiento del ingeniero e inventor Leonardo Torres Quevedo, para llegar hasta Helguera, donde también quedan restos de otra antigua iglesia mozárabe, aunque en este caso sólo se conserva el ábside, con una bóveda de cañón y el con­ sabido arco de herradura, junto con modi­ llones lobulados similares a los de Moroso. E l resto ha sido transformado. Estamos ya en las inmediaciones de Molledo, que presenta interesantes ejemplos de arqui­ tectura religiosa y civil. Destaca en este último apartado la llamada casa de los Tiros, en la que se dice pernoctó Carlos I

Vista de Puente Viesgo. cia temporal de reyes, políticos y artistas que reposaron su espíritu entre los salones del palacio y las amplias veredas y estan­ ques que lo rodean. En la carretera de Las Fraguas a Los Llares puede verse el pala­ cete de Santo Mouro, de estilo neoclásico. Al otro lado de la carretera N 611, desde Arenas de Iguña, sale una desviación que llega hasta B ostronizo, desde donde merece la pena caminar -o conducir con mucha precaución- los 3 km que condu­ cen a la vaguada en la que se halla, rode­ ada de frondoso bosque, la ermita de San Román de Moroso*, uno de los pocos ejemplos de arquitectura mozárabe que se conserva en la región. La iglesia, del siglo X, ha sido restaurada. Destacan el

roca, y los modillones lobulados del alero, con motivos de origen celta. E l conjunto se completa con una espadaña gótica v los restos de una necrópolis altomedieval Retomando el camino de vuelta, se lleg; i hasta Arenas de Iguña, con su torre lortaleza de Núñez Bustamante. E l con sultorio médico está instalado en la poi talada de la Casa de Terán y Mesones. E11 el barrio de la Ojeda destacan dos caso ñas del siglo XVI; la torre de Quevedo y Castañeda y la de Bustamante, desde lu que se llega al barrio de la Magdalena. 1111 la iglesia gótica de Santa Lucía deslnru la talla hispano-flamenca de la Virgen, Desde Arenas de Iguña podemos con tinuar el recorrido por la carretera que rlicpiirrp naralrla a la seneral. deinndu

el 27 de junio de 1522, camino de Palen­ cia, con una compañía m ilitar en la que no faltaban numerosos cañones. Dos de estas piezas fueron regaladas a los anfi­ triones del monarca, la fam ilia AguayoQuijano, y desde entonces figuran empo­ trados en los muros esquinales de la casa y dan nombre al solar. E n la localidad abundan también construcciones de estilo inglés, como la denominada Los Picos. De este mismo estilo se conserva en Portolín, muy deteriorada, la casa de Doña limeña, que fuera residencia del gran cien­ tífico Torres Quevedo (1852-1936), dise­ ñador del transbordador sobre las catara­ tas del Niágara, el ajedrecista autómata, y el Telekino, entre otros muchos logros. Desde Molledo se accede por una carre­ tera local de menos de 2 km a Silió, loca­ lidad que merece la visita por su iglesia de los Santos Facundo y Primitivo, del siglo X II, un excelente ejemplo del romá­ nico cántabro, en el que destaca la solemne lactura del ábside, con capiteles historia­ dos. Silió es también famoso por sus an­ cestrales manifestaciones de la cultura y folklore populares, tales como La Vijanera (3 de enero), representación del carnaval 11iral en otros tiempos, extendida por varios valles de la región, en la que son clásicos personajes como el zarramaco, cubierto de pieles y con los campanos colgando del pecho y espalda; la madama, el mancebo, el oso y su dueño, etc. Otra de estas mani­ festaciones es la fiesta de Maya-árbol (25 (le julio), en la que los mozos talan un ejem­ plar de haya en el monte comunal, lo des­ bastan y erigen en el centro del pueblo, ilutado de sebo para servir de cucaña por la que los mozos treparán para recoger en su cumbre diversos trofeos, acompañados

De nuevo en la N 611, continuamos 7 km más en dirección a Reinosa y llegamos a Bárcena de Pie de Concha, donde se halla otra interesante iglesia románica del siglo XH, bajo la advocación de los San­ tos Cosme y Damián. En tre las cons­ trucciones civiles destacan la casona dise­ ñada por el arquitecto González Riancho para la fam ilia Collantes y la destacable vivienda de la familia Ortiz de la Torre. En Bárcena Pie de Concha finaliza el tramo mejor conservado de la calzada romana, que urna Herrera de Pisuerga con Portus Blendium (Suances), pasando por Julióbriga. Desde Somaconcha son 5 km bien conservados de un impresionante recorrido por la ladera del monte, bajo bos­ ques de hayas, robles y pinos, con tramos de la calzada en los que se puede observar la huella que las rodaduras de los carros dejaron en las piedras y las canalizaciones transversales que servían para evacuar las aguas. Una espectacular obra de comuni­ cación de la meseta con la costa que se uti­ lizó hasta el siglo XVIII. En la mitad del recorrido, M ediaconcha es una aldea semiabandonada cuyo acceso hasta hace unos años únicamente se podía efectuar por la carretera. Desde Somaconcha, en la parte alta de la calzada, una pista con­ duce a Pesquera, en las proximidades de la N 611, donde se puede visitar la iglesia de San Miguel, del siglo XI, y el Ecomuseo Forestal, situado en un bello espacio al aire libre que alberga veintidós especies de árboles autóctonos y un área de Inter­ pretación de la Naturaleza. A la entrada del Ecomuseo Forestal, hay un pequeño parque temático con información intere­ sante sobre la calzada romana. Precisamente, la carretera que une Bár­ cena Pie de Concha con Pesquera queda engullida entre las hoces del Besaya, ofre­ ciendo un paisaje calcáreo, aliviado por las manchas de arbolado, hasta llegar a Pesquera, en cuyas casas se lucen las rejas ornamentales que antaño se fabri­ caban en una ferrería cerrada hace casi doscientos años. En Rioseco, una pequeña ermita repre­ sentativa del románico montañés mues­ tra un ábside sencillo y de pequeñas dimen­ siones. A partir de este punto del camino se entra en la comarca de Campoo pro­ piamente dicha, que está descrita en los

C u e v a s d e A l t a m ir a

C U E V A S D E A L T A M IR A * * ................. .................................. (2,A2)

Llamada la "Capilla Sixtina del Arte Paleolítico) contiene una impresionante colec­ ción de pinturas, dibujos y grabados, realizados hace 15.000 años. La zona, conocida como “El Gran Techo" de las pinturas policromas, está considerada como la culmi­ nación del arte rupestre y el más hermoso repertorio de pintura prehistórica que se conoce hasta la fecha.Conjunto reconocido por la Unesco como patrimonio de ia humanidad, desde 1985.

Historia Quiso la fortuna que el perro de un luga­ reño, Modesto Cubillas, se introdujera en una cavidad del terreno, prim era refe­ rencia de la cueva, hasta entonces desco­ nocida. Cubillas era aparcero de Marce­ lino Sanz de Sautuola, abogado y erudito con gran afición por la arqueología y la naturaleza. Informado de la existencia de la cueva, Sautuola la visita por vez prime­ ra en 1875, y sólo descubre unos signos de color negro. No se conocían por aquel entonces pin­ turas prehistóricas y los estudiosos bus­ caban en las cuevas restos de huesos y utensilios, en ningún caso muestras de arte parietal. En 1879 Sautuola regresa a la cueva, acompañado de su hija María, de 9 años. La corta estatura de la niña le

Las pinturas del Gran Salón de las cuevas de Altamira se pueden apreciar en la réplica de las mismas abierta al público.

permite curiosear en una galería con techo de altura decreciente, de la que regresa contándole a su padre que ha visto bue­ yes pintados. Sautuola acude al lugar y contempla boquiabierto el espectáculo del Gran Panel policromo. Desde ese momento hasta su muerte, el gran defensor de Altam ira hubo de soportar estoicamente el rechazo, el desprecio y hasta la burla de los círculos científicos contemporáneos, junto a la frustración de saberse iniciado a un secreto milenario que nadie parecía querer compartir. La autenticidad de las pinturas de Altamira fue puesta en tela de juicio durante más de veinte años. E n 1880 Sautuola escribe Breves apuntes sobre algunos obje­

tos prehistóricos de la provincia de San­ tander, presentación oficial del hallazgo de Altam ira y desencadenante de toda suerte de críticas a nivel institucional, ali­ viadas tan sólo por algún apoyo personal como el del paleontólogo Juan Vilanova

o el profesor cántabro Augusto González de Linares. La corriente científica de la época no estaba preparada para recono­ cer Altamira. E l prestigioso Em ile Cartailhac escribe a Sautuola sugiriéndole que se dedique a otros asuntos. La Sociedad Antropológica de París envía a Edouard Harlé para reco­ nocer la cueva y éste concluye que se trata de pinturas modernas. E l excepcional nivel artístico del Gran Panel no encajaba con lo que hasta entonces se sabía del hombre prehistórico. Sautuola murió en 1888 y su amigo Vilanova cuatro años después, sin conseguir el reconocimiento de Altamira. La justicia llegará con los descubri­ mientos de las cuevas de Pair-non-Pair ( 1892), La Mouthe (1895) y Font de Gaume (1902), en el sur de Francia, que avalan la autenticidad de las pinturas de Altamira y entroncan con su técnica. Cartailhac escribe el célebre artículo: Las cavernas

adornadas con dibujos. La cueva de Altamira, España. Mea-culpa de un escéptico, trabajo que marca el punto de inflexión en la forma de abordar los estudios pre­ históricos. Desde este momento Altamira se convirtió en foco de atención para invesligadores de todo el mundo, que intuye­ ron en ella el reflejo de la evolución cul­ Iural -y por tanto biológica- de los autores de las pinturas. E l propio Cartailhac y el abate Breuil iniciaron la investigación total y realiza­

ron la primera copia de las pinturas, for­ mando parte de un libro publicado en 1906, con el mecenazgo del príncipe Alberto I de Monaco. E n 1936, Breuil publicó una segunda copia rectificada, gracias al mejor acon­ dicionamiento de la cueva, tras las exca­ vaciones de Obermaier. Todos estos estu­ dios han perm itido id entificar dos ocupaciones en Altamira durante el pale­ olítico superior: una perteneciente al magdaleniense inferior, y otra al solutrense final, ambas contiguas.

■VISITA La cueva de Altam ira se articula en tres tramos principales que enlazan el llamado gran salón de los policromos con la sala del pozo, que mediante un gran pasillo comunican con la últim a y mayor de las salas, conocida como la cola de caballo. La longitud total alcanza los 300 m, que albergan 150 representaciones. Las cuevas están cerradas al público desde 2002, después de que se apreciara una modificación en el microclima de su interior que hacía peligrar las pinturas. Sin embargo el visitante tiene la oportu­ nidad de obtener una idea exacta de lo que son las pinturas del Gran Salón en la lla­ mada Réplica que, junto al Museo Didác­ tico y la Cueva de las Estalactitas, ha sido creada con el doble objetivo de divulgar los modos de vida del cuaternario y res­ petar el entorno de la gruta original. La réplica de la cueva ofrece una visión absolutamente realista de cómo es el Gran Salón y sus magníficas pinturas que en el original se encuentran a unos 30 m de la entrada de la cueva. Mide 18 m de longi­ tud y 9 de anchura, y su altura, antes de la adaptación realizada para facilitar la visita, oscilaba entre 80 cm y 2 m. En este sector aparecen pinturas superpuestas y una secuencia relativa de técnicas, estilos y temas, que demuestran que el techo fue decorado en varias etapas. Es inevitable fijar la vista en el Gran Panel policromo, integrado por una veintena larga de bi­ sontes, rodeados por una gran cierva, varios jabalíes y m ultitud de signos. La concepción plástica de la obra refleja una observación precisa de los relieves roco­ sos, en los que el artista supo ver las for­

F u e n t e D é ( P ic o s d e E u r o p a )

C a n t a b r i a de l a a a l a Z

A nivel técnico sorprende imaginar la dificultad de ejecución sobre un techo bajo que no permitía erguirse ni obtener una visión de conjunto. E l autor, o autores, de estas pinturas sintetiza todas las técnicas de forma magistral. Graba con un buril el perfil y algunos detalles de los animales. Después añade a carbón un contorno inte­ rior paralelo al grabado, ultimando con trazo seguro, o con manchas oscuras según el caso, los toques que darán el máximo realismo a la figura; la jiba, las pezuñas, el movimiento de la cola, que consiguen transm itir la sensación de que el animal está vivo. Finalm ente combina pigmen­ tos naturales, de color rojizo y negro, con el volumen ocre de la roca, soporte para conseguir la textura definitiva y la sensa­ ción escultórica. Utiliza además las grie­

tas naturales del techo para m arcar las zonas de despiece de los animales. Todas las figuras son diferentes. Algu­ nos bisontes aparecen de lado y comple­ tos, otros sin cabeza, y de otros sólo que­ dan algunos trazos; el resultado es una espectacular manada en libertad, formi­ dable tanto en su conjunto como en el detalle de las principales figuras, caso del gran bisonte macho que representa la jerar­ quía del grupo o la gran cierva de más de 2 m que cierra el gran panel, considerada como una obra maestra. Completan el panel caballos, una cabeza de toro y gran variedad de signos escaleriformes, como manos, o señales antropomorfas, perso­ najes humanos con cabeza de animal, con un significado ritual, a veces indescifra­ ble, del lenguaje del hombre primitivo.

(1,B1; 1.094 m ,60 habitantes). Situado a 24 km de Potes, bajo un anfiteatro rocoso, este lugar cuenta con el Parador de Turismo y la estación del teleférico que, en tres minutos y medio de vertiginosa ascensión, sitúa al visitante en pleno Macizo Central del Parque Nacional de los Picos

E l origen del actual teleférico fue el cable tendido a principios del siglo XX por la Real Compañía Asturiana, para transportar el mineral que se extraía en las diversas explotaciones de blenda hoy abandona­ das. Tras un proyecto elaborado por Anto­ nio Odrio/.ola, en 1966 se pone en marcha

por vez primera el espectacular teleférico, ampliado recientemente hasta una capa­ cidad de 28 personas en cada viaje. En la Estación Superior, 756 m por encim a de Fuente Dé, quedan rem i­ niscencias de la antigua explotación, pues a llí se encuentra el m irador del Cable (1.834 m), punto de partida para realizar 1

sendero que parte desde La Vueltona, flan­ queando el cam ino hacia el m ítico Naranjo de Bulnes (2.519 m), ya en terri­ torio asturiano. Junto al Naranjo está el refugio de Vega de Urriellu y el de Collado Jermoso (2.072 m), base estratégica para las excursiones al macizo de Llambrión (2.642 m). La escalada pura, la media montaña, el senderismo, la ruta a caba­ llo, todo es posible en esta zona de los Picos de Europa. Debajo, a la vuelta, siempre aguarda

Fuente Dé, acunando el nacimiento del

fuente de Resalao, origen del río Duje, y la Horcadina de Covarrobles. E l refugio de Á liva es perfecto para lornarse un respiro y observar los puertos de Aliva, conjunto de praderías naturales en contraste con las moles montañosas. Otros refugios de montaña, aunque 111ucho más modestos, son Cabaña Veró­

Similares características ofrece el case­ río de Pido, que además tiene una indus­ tria quesera artesanal y un hórreo, cons­ trucción antaño frecuente en toda La Liébana, actualmente en trance de des­ aparición.

(1.731 m), construido como albergue al rey Alfonso X III en sus frecuentes cacerías por la zona, donde abundan los rebecos. Siempre bajo gigantes rocosos como

peña Vieja (2.613 m), o peña Olvidada (2.430 m), la pista transcurre junto a la

de Europa.

nica (2.325 m), en la proximidad de Hor­ cados R ojos, a donde se llega por un

río Deva, protegida por la muralla monta­ ñosa que forman Peña Remoña, Padioma, Celada, E l Hachero, E l Buitrón y Valdecoro. Los bosques de Caballahondi y Salvorón y los vestigios históricos, como las ruinas del convento del Naranco, com­ pletan este excepcional conjunto. Espinama, a 4 km de Fuente Dé, ofrece alojamiento y comida casera, y presenta un interesante núcleo urbano, con el sabor rural de la aldea montañesa, alternado con algunas casas de noble construcción, con escudos de piedra adornando apelli­ dos tradicionales en la comarca, como Cosgaya, Baldeón, Encinas o Noriega.

Desde aquí se puede llegar al mirador del Cable pasando cerca del Chalet Real

F U E N T E D É (P IC O S D E E U R O P A * * )

I VISITA Y A LR ED ED O RES

cualquier incursión hacia Los Picos, donde existe un refugio-cafetería. Desde el bal­ cón que cuelga sobre el vacío se contem­ pla una impresionante panorámica sobre el recorrido del teleférico, con Fuente Dé al fondo, en el valle, donde además de la Estación Inferior, se encuentra el para­ dor del Río Deva, junto a otros estable­ cimientos hosteleros, incluido un cámping, un lugar perfecto para planear el recorrido más adecuado entre las m últi­ ples posibilidades de los Picos. E l teleférico no es imprescindible para recorrer la zona, se puede dar un rodeo hacia Espinam a por la carretera que va a Potes y seguir a pie o en todoterreno la pista que comunica esta localidad con la asturiana de Sotres. De esta pista sale un ramal hasta el Hotel-Refugio de Áliva (1.666 m).

La red o

LARED O * (3,A2;250m, 13.810 habitantes). Villa de intenso pasado histórico, cuenta con un activo puerto pesquero, nexo de unión entre la Puebla Vieja y la enorme playa de La Salvé, que fuera célebre durante los años sesenta y setenta como imagen típica de la llamada Costa Esmeralda.

Historia Sin duda este asentamiento costero debió de conocer pobladores prehistóricos, como se ha comprobado que los tuvo la vecina Santoña, y posteriormente ser utilizado por los romanos, pero de ello apenas ha quedado constancia histórica. Desde el año 1038 se tienen noticias de la puebla surgida en torno al monasterio de San Martín, con la muralla defensiva y las seis rúas iniciales, cuyos habitantes se dedican a las pesquerías del bocarte, besugo y atún. En este mismo siglo debió de cre­ arse la Cofradía de Pescadores, conside­ rada la más antigua de España. Esta acti­ vidad se vería favorecida por el fuero concedido por Alfonso V III a la villa, en 1200, con el objeto de reforzar la política mercantil y la proyección marítima de Cas­ tilla. La repoblación originó el surgimiento de un nuevo asentamiento, en los alrede­ dores, y la ampliación de la muralla. Laredo adquirió gran importancia regio­ nal al establecerse en la villa la sede ordi­ naria del representante del rey, o corregi­ dor de las Cuatro Villas, pasando a ser la capital del Bastón de Laredo, en alusión al símbolo del poder del corregidor, que era también juez y máxima autoridad mili­ tar del territorio. E l puerto gozó de huéspedes de honor, como Isabel la Católica y sus hijas Juana de Castilla y Catalina de Aragón. Hay quien sitúa en este puerto la célebre intervención del emperador Carlos I camino de su retiro en Yuste: "Salve, Madre común de todos los mortales. A ti vuelvo desnudo y pobre del mismo modo que salí del vientre de mi madre...” . Felipe II, Alvaro de Bazán y el almirante Bertendona también utilizaron esta base para sus viajes marítimos. Los galeones de la Armada Invencible arribaron aquí en 1588, tras su estruen­ dosa derrota en las islas Británicas; tra­ jeron la peste, que asoló la ciudad, ya mal­ trecha por el incendio de 1581 que había destruido más de 700 casas del interior de

Laredo, ya para entonces, había sufrido un gran incendio en 1346, así como la terrible peste de 1348, epidemia que vol­ vió a padecer en 1563 y 1597. E l último desastre fue el saqueo de la ciudad por la flota corsaria del arzobispo de Burdeos en 1638, que respondía así a la histórica rivalidad en la mar con la flota pejina. Aun así las crónicas cuentan que a mediados del siglo XIX en Laredo estaban abiertas 12 fábricas de escabeches y una de toneles. En 1863 tuvo lugar la creación de la primera factoría de conservas de pes­ cado y en las postrimerías del mismo siglo se acomete el diseño y construcción del actual puerto. Ya en el siglo XX comienza a explotarse, a partir de los años treinta, el potencial turístico de la gran playa y su entorno. En 1960 Laredo fue escogido para fil­ mar los exteriores de la película El Colosa de Rodas, del entonces incipiente direc­ tor Sergio Leone. La réplica de la famosa estatua fue levantada en la entrada del puerto, y buena parte de los laredanos tra­ bajaron como figurantes en la película. Tal vez fuera casual pero fue a partir de ese verano cuando los turistas franceses encontraron en Laredo el lugar idóneo para pasar sus vacaciones, empezando a conocerse como la “ Costa Esm eralda" española, y se produjo el gran desarrolle i urbanístico y turístico de los sesenta, con el surgimiento de un núcleo residencial en las inmediaciones de la playa de la Salvé,

La Puebla Vieja de Laredo. tas en la playa de la Salvé; San Lorenzo ( 10 de agosto) y La Asunción (15 de agosto), con procesiones y verbenas populares.

Fiestas La fiesta más identificativa de Laredo ■ la batalla de las flores, que se celebra el último viernes de agosto. Para la oca sio11 se engalanan carrozas con flores y se pro cede a un grandioso desfile, cuyo.pl n e dente se desarrolló en el mar en 1908.1a batalla de las flores está declarada de inlv rés turístico, al igual que los camavttli i populares.

También tienen lugar fiestas en San

Gastronomía Las famosas pesquerías, aquí llamadas costeras, del bocarte, bonito y besugo ponen durante sus temporadas sobre la mesa estos manjares. El plato más conocido es la marmita de bonito, destacando también el congrio, que ya mencionara en sus escritos el ar­ cipreste de Hita, el arroz a la pejina, las excelentes sardinas asadas y la ventresca

Vida urbana La Puebla Vieja, declarada conjunto histórico-artístico, ofrece una gran variedad de bares y mesones de gran tipismo. En la plaza del Ayuntam iento se asienta, durante todo el año, una animada vida social, disputada durante los meses de verano por la zona playera de la Salvé con sus cafeterías, restaurantes, discotecas y zonas de diversión. Conviene también visi­ tar el puerto pesquero y otra zona muy turística, la de la playa del Regatón. La zona situada entre el Paseo Menéndez Pelayo y la plaza de Carlos V ofrece la

CANTABRIA DE LA A

A

LA Z

■VISITA E l mejor punto para iniciar la visita a la villa y además el monumento más valioso de Laredo es su iglesia de Santa María de la Asunción**. Situada en lo alto de la Puebla Vieja, ocupa el lugar de un antiguo templo dedicado a la Virgen de Belén. La iglesia actual es producto de varias fases realizadas en distintas épocas. Comenzó a construirse en el siglo X III con un plantea­ miento de tres naves de ábside poligonal, de influencia cisterciense. Sin terminar la obra se decidió ampliar a cuatro el número de naves. En la que iba a ser nave principal, después llamada de Belén, se aprecia toda­ vía la primitiva portada de arco apuntado. En el siglo siguiente se abrió una nueva portada en el lado sur que hoy es el acceso principal. En el siglo XVI se construyen las capillas laterales de la nave del Evangelio y la puerta del muro norte, destacando la capilla de los Escalante, a la que se accede por una espectacular verja de hierro for­ jado. La torre fue levantada en el XVII y la imponente sacristía con su cubierta gótica de crucería, en el XVIII. E n el in terior destaca sobre todo lo demás el m agnífico grupo escultórico conocido como retablo de Belén*, situado en el ábside de la nave del mismo nom­ bre. Aunque se encuentra encajado en una estructura barroca que data del siglo XVm, en el momento de su llegada a Laredo, probablemente en el siglo XVI, debió de estar dispuesto como tríptico. Consta de tres hornacinas, la central con la Virgen amamantando al Niño, y las laterales repre­ sentando la Anunciación y la Crucifixión, respectivamente. Cada hornacina se halla orlada por una serie de pequeños motivos escultóricos (40 cm) relacionados con el motivo central. Toda la escultura está rea­ lizada en madera policromada y dorada v fue traída directam ente de Flandes,

Laredo donde se relaciona su desconocida auto­ ría con la escuela del pintor Roger van der Weyden. Sin duda es una de las obras más destacadas que se conservan en España en cuanto a escultura flamenca. Ante este retablo juraban sus cargos los sucesivos titulares del Bastón de Laredo. E l retablo se completa con la imagen de los apósto­ les en la predela y la Coronación de la Vir­ gen en el ático. Entre las capillas se ha de destacar la de los Escalante, mandada construir por esta fam ilia en 1537, con un interesante tríptico al óleo, y en la gran SacristíaMuseo, una importante colección de obras de arte y objetos litúrgicos. Las seis calles en retícula que confor­ man la Puebla Vieja (Rúa Mayor, San M arcial, Santa M aría, San M artín, de Enm edio y Ruayusera) y el Arrabal*, núcleo posterior debido a un primer ensan­ che, a partir del siglo XIV, articulado en torno a la rúa de San Francisco, forman un representativo conjunto urbano, con edificios góticos y renacentistas. Aún se conservan restos de la muralla medieval y algunas de sus puertas, como el portillo de San Marcial, la de Santa María la Blanca* o el torreón de Bil­ bao*, con hornacina e imagen gótica de la Virgen con el Niño. Al inicio de la lúa de San Francisco des­ taca la casa de Zaráuz, del siglo XVIII, por su fachada blasonada, pórtico de cua­ tro arcos y balcón de forja. Siguiendo hacia la cuesta de la plaza del Cachupín se encuentra la casa de los Puntales, o del Clérigo Pelegrín, con tradición de ser lugar de piratas como atestiguan los pasadizos interiores que la recorren. En las inmediaciones de la Casa de los Puntales está el antiguo convento de la Magdalena, hoy casa de los Villotas, con un patio castellano que incluye un ur

namentado brocal. Junto a ella se encuen­ tra el convento de San Francisco, que posee un precioso patio herreriano. Actual­ mente el convento es residencia de las Ma­ dres Trinitarias. La iglesia es de una sola nave, con ocho capillas, destacando el reta­ blo mayor (siglo X V III), en madera poli­ cromada. La calle de San M artín se dis­ tingue por la iglesia románica de aparatosa espadaña (siglo X III) y las casonas de los Gutiérrez de Prada, de la Familia de la Fíoz, de Diego Cacho y de la Marquesa de Arcentales, que fue palacio del Gober­ nador, con un curioso escudo angular en un esquinal. Adosada a la muralla se erige la casa del Condestable, en cuyo escudo rigen las armas de Castilla. En la travesía del Espí­ ritu Santo está la iglesia del mismo nom­ bre, testigo del románico laredano, y la casa de Hernando de Alvarado. Los res­ tos del castillo del Pedregal, construido en el año 750 por orden de Alfonso I, sir­ ven ahora de base a un edificio dodecagonal de 14 plantas. La Casa Consistorial, en la plaza de la Villa, ocupa un edificio de 1562, repre­ sentativo de la arquitectura de corpora­ ciones, con una soportalada de ocho arcos rebajados en piedra, una segunda planta con corredor cubierto de tres arcos uni­ dos por una balaustrada de hierro foijado y dos balcones. Incluye un reloj de sol de 1705. Sobre la pequeña torre se eleva una veleta con motivos alusivos a la conquista de Sevilla, en la que participaron barcos laredanos. Frente al Ayuntamiento está la casa de la Familia Mar, con fachada de sillería, balcones de forja y gran escudo de armas, y en la rúa de San M arcial la casa-palacio en la que se hospedaron Isabel la Católica, su hija Juana y el emperador Carlos V, a su paso por Laredo.

E l núcleo situado en torno a la Puebla Vieja fue declarado conjunto históricoartístico en 1970. En verano, la playa de la Salvé, escoltada por uno de los paseos marítimos más largos de España, en tomo a sus 5 km de arenal, y la de El Regatón, en el márgen derecho de la ría de Treto, son lugares escogidos para el ocio. Ambas playas confluyen en la zona de El Pun­ tal, frente a Santoña. E n este lugar se encuentra el Club Náutico y el Puerto

Deportivo.

I A LR ED ED O RES Tomando la autovía o la carretera na­ cional en dirección este, hacia Castro Urdiales, se llega tras recorrer 6 km a Liendo, prototipo de valle incrustado entre montañas, inusualmente llano en relación al relieve dominante en esta zona, salpicado de villas y chalets de indianos que comparten con las tradicionales viviendas centradas en la actividad agro­ pecuaria la tranquilidad de estos parajes, turbada sólo por el paso de la carretera. Es recomendable visitar la iglesia parro­ quial, templo levantado en el siglo XVTI, en el que se aprecia la influencia herreriana con tres naves, bóvedas de abun­ dante nervadura y, en el exterior, la mag­ n ífica torre, considerada como la más representativa del barroco montañés. E l interior cuenta con varios retablos y mobi­ liario de valor artístico, destacando el magnífico retablo mayor, que ocupa toda la cabecera. Organizado en cinco calles, alterna las imágenes escultóricas con los bajorrelieves, obteniendo un gran efecto visual. Desde los altos de Candína y Cerredo se aprecia una buena vista de la ría de Oriñón, que desemboca en la extensa playa de Arenillas, dejando un poco más hacia el oeste la localidad de Sonabia, que pre-

LAREDI

C a n t a b r ia d e l a a a l a Z

en el barrio de Puerta, o la casona de Agüero, que, según la tradición cuenta,

MONTE CANDINA Entre Liendo y Oriñón se alza sobre la costa una mole calcárea en cuyos acan­ tilados se pueden observar ejemplares de la única colonia europea de buitres leonados de litoral. Una rareza de enorme interés ecológico que se refuerza con la presencia de uno de los pocos bosques de hayas que crecen en España junto al mar. El mejor acceso para iniciar el reco­ rrido se sitúa en el kilómetro 161 de la N 634, desde donde asciende un sen­ dero -monte Candína apenas supera los 500 metros- que atraviesa una enorme diversidad de paisajes. En una primera zona abundan encinares de pequeño porte que dan paso a un paraje karstico con las llamadas dolinas, pequeñas depresiones en forma de embudo ori­ ginadas por el derrumbamiento de las

cavidades subterráneas al disolverse las rocas calcáreas. A esta altura pueden observarse ruinas de antiguos poblados mineros que explotaron los filones de hierro y una calzada de piedra que ser­ vía para transportar el mineral y que ahora facilita la subida hasta la cumbre del monte. A la derecha de la cima se encuentran los Ojos del Diablo, dos oque­ dades al borde del acantilado donde nidifican los buitres leonados,que en época estival comparten la carroña de las reses muertas con los alimoches o buitres blancos. Mientras se observan las evoluciones de estas aves a escasos metros, se puede divisar desde la cum­ bre un magnífico paisaje sobre la playa de Sonabia, la llamada Ballena de Ori­ ñón y la costa de Islares.

cede a la pequeña península y a la playa del mismo nombre. Si continuamos por la carretera nacio­ nal, hacia Castro Urdiales, descendere­ mos por una estrecha y serpenteante carre­ tera que conduce hasta El Pontarrón, donde se puede tomar el desvío de la dere­ cha que parte hacia el sur hasta el valle de Guriezo, situado a unos 4 km. En este valle nos aguarda otro impresionante templo que está rodeado por un tupido encinar, la iglesia parroquial de San Vicente de la Maza* (siglos XVI-XVIl), que aúna ele­ mentos góticos, renacentistas y barrocos. Llam an la atención en este templo las monumentales proporciones exteriores, reproducidas también en las tres naves del interior, separadas por enormes pila­ res cilindricos de los que parten las ner­ vaduras que decoran tan acertadamente la bóveda con dibujos geométricos. E l retablo mayor también alcanza gran­ des proporciones. Consta de siete calles, predela, dos cuerpos y coronación y fue realizado por los canteros cántabros Gar­ cía de Arredondo y Diego de Lombera. En el exterior destaca el majestuoso pórtico situado sobre la puerta de entrada, con gran arco abovedado y amplio trabajo escultórico, obra de M artín de Arada.

como la casona-palacio de Marroquín, con una curiosa torre cilindrica. E n La ferrería de Yseca, recuperada para el deleite etnográfico, pueden con­ templarse los fuelles, el m artillo pilón y todos los útiles y herramientas propios de la tradicional manufactura del hierro. Para los interesados en la naturaleza, resultará muy gratificante visitar en este valle la localidad de La Magdalena, donde se encuentra la finca de La Yseca, entre cuyas especies arbóreas se encuentran algunos ejemplares destacados, como un monumental plátano que está conside­ rado como el mayor de Cantabria, un anti­ quísimo y hermoso tejo de 3 m de cuerda y una secular encina que alcanza los 30 m de diámetro en la copa, además de aca­ cias, tilos, hayas, robles y castaños. Si volvemos a tomar Laredo como punid de partida, siguiendo la dirección oeste, apenas 4 km nos separan de Colindre» v Adal-Treto, unidos por un puente de hierro diseñado por E iffe l que enlaza ambos lados de la ría. Antes era paso obl) gado de la carretera de Bilbao pero acti lal mente ha sido sustituido por otro pueiila paralelo por el que circula la autopista drl Cantábrico. Colindres cuenta con un buen númei ■i

fue habitada por la madre de Ju an de Austria. En Adal-Treto se halla la iglesia parro­ quial, del siglo XVII, con un excelente reta­ blo mayor barroco. Existe aquí igualmente una destacada construcción civil, el pala­ cio de los Alvarado (siglo X V III), que cuenta con una torre de sillería de cuatro

plantas, edificio anexo, caballerizas y capi­ lla de estilo herreriano, además de la corra­ lada, delimitada por el muro con su corres­ pondiente portalada de piedra. Desde aquí se puede tom ar el desvío para ver el santuario del Cristo de la Ago­ nía en Limpias [pág. 102] y, remontando el curso del Asón, alcanzar Ampuero [pág. 69], famosa por sus encierros tau­ rinos y por sus encantos gastronómicos.

L IE N C R E S (2,A2;20 m, 770 habitantes). Pequeña localidad costera de carácter turístico y rural, conocida por dar nombre al parque natural en el que se halla uno de los más importantes sistemas dunares del Cantábrico.

1 VISITA Y A LR ED ED O RES E l núcleo urbano no presenta rasgos de especial interés, salvo algunos estableci­ mientos hosteleros y los caminos que, cru­ zando praderías, se dirigen en rápida tran­ sición hacia el mar, comunicando con las calas de Somocuevas y Portio, donde la

acción erosiva del oleaje ha modelado caprichosas rocas verticales, como la Aguja de las Gaviotas. Pero lo más atractivo es ir por la carretera que cruza el pueblo hacia el oeste para llegar en unos minu­ tos al Parque Natural de las Dunas de

Liencres*.

Parque Natural de las Dunas de Liencres

C a n t a b r ia de l a A a l a Z

La ruta atraviesa un bosque de pinos y desemboca en un estacionamiento, frente al mar, con una playa a cada lado. Es el momento de escoger un itinerario y des­ cubrir este tesoro ecológico de 195 ha, encerrado entre el M ar Cantábrico y la desembocadura del río Pas en el último quiebro de su desembocadura. La zona más representativa está en la parte oeste, donde se puede distinguir una primera franja arenosa junto al mar que por acción del viento se ha ido replegando hacia el interior, formando dunas móviles, siem­ pre cambiantes, que comprenden la parte más notable de este paisaje. Si continua­ mos hacia el oeste encontraremos otro tipo de dunas, que ya han conseguido fijarse con la ayuda de especies vegetales, como el junco de arena o el cardo marino. Llegados hasta la desembocadura de la ría, frente a la zona conocida como Abra del Pas, donde se proyecta instalar un campo de golf, el campo dunar se deja caer casi en vertical sobre la orilla, frente a Mogro, sugiriendo la posibilidad de des­ lizarse por la pendiente arenosa, en una zona frecuentada por anátidas, limícolas y otros tipos de aves. E l resto del parque está ocupado por una plantación de pinos. Todo el conjunto fue declarado Parque Natural en 1986 y sólo se permite el trá­ fico rodado en las zonas asfaltadas, con

L im pia s prohibición de acampar, extraer arena, encender fuegos y portar armas de cual­ quier género. Volviendo a Santander, se puede tomar desde Liencres el desvío de la derecha para ganar la autovía, cruzando el valle de Mor­ iera, donde se halla la casa palacio de Medina Sidonia y de donde nace una pista que lleva hasta la cumbre conocida como La Picota, que proporciona gratificantes vistas sobre la desembocadura del Pas y las dunas de Liencres. Podemos continuar desde Moriera hasta P uente Arce, que debe su nombre al vetusto puente medieval que, salvando el Pas a considerable altura, comunica con Oruña. Ambos parajes destacan por su excelente oferta gastronómica centrada en un pequeño y selecto núcleo de meso­ nes y restaurantes, y en sus inmediacio­ nes existen algunos lugares donde es posi­ ble dedicarse a la pesca de angulas. Cerca se encuentra la carretera que comunica con el valle de Camargo, donde puede apre­ ciarse, la casa-torre de Velo, en el barrio del mismo nombre. Otra posibilidad consiste en apurar la ruta costera, acercándonos hasta las pla­ yas de San Juan de la Canal y Covachos, para llegar hasta la isla y playa de la Vir­ gen del Mar, patrona de Santander, que tiene aquí su ermita.

L IM P IA S (3,A2;29 m, 1.198 habitantes). Municipio cercano a Ampuero conocido por la devoción al Cristo de la Agonía, al que se atribuye el milagro de cobrar vida en 1919.

Historia Sus orígenes se remontan al medievo como villa patrimonial de los condestables de Castilla. En 1497 la visitó de Isabel la Cató­ lica y de su hija doña Juana, que se diri­ gían a Laredo para em barcar rumbo a Flandes, donde la princesa contraería matrimonio con Felipe de Austria. Lim ­ pias fue un importante enclave de talleres escultóricos, presentes en numerosos reta­ blos de la región. También fue puerto de mar, con su enclave en E l Rivero, desde el que se mantenía una línea regular de vapo­ res con el puerto de La Habana, a cuyo

durante el siglo XIX. Este antiguo embaí cadero es un lugar privilegiado para la pesca de la preciada angula del Asón.

Fiestas Celebra fiestas y romerías en la explanada de la ermita, el 29 de junio festejando a San Pedro y el 2 de agosto en honor a Sanio Isabel. Para esta ocasión tiene lugar una misa y una merienda campestre.

■VISITA E l prim er punto de referencia es la Iglú sia de San Pedro de Lim pias, santuario

El no Asón a su paso por Limpias. de gran realismo, atribuida a la escuela andaluza y traída desde Cádiz por un vecino. Cuenta la tradición que en 1919 se produjeron curiosas manifestaciones tic vida en el Cristo de la Agonía, derra­ mando lágrim as y sudor y adoptando una expresión de dolor y angustia. Este suceso fue el origen de las numerosas peregrinaciones que recibe el santuario. El templo data del siglo XVI, consta de I res naves, con bóveda de crucería y reúne varios interesantes retablos, buena muesI ib de la tradición artística local, así como una talla yacente, en alabastro, quereprexenta a don Fernando Palacio arrerlínnc

En el barrio de la Espina destaca la

ermita de la Piedad, con una colección de lienzos de los siglos xvm y XIX, y la ermita de San Roque; en el del Río están las casas de los Pereda, la casa de Palacio y el pala­ cio del Conde, de los siglos XVII y XVIII; todas ellas blasonadas.

I A LRED ED O RES Desde Limpias puede visitarse Laredo*

[pág. 96], Ampuero [pág. 69], Liendo y la propia ría de Limpias, en la desem­ bocadura del Asón, que se une a la de Rada en Adal-Treto, formando la ría de Treto r\ rio

1.

• .

No ja

N O JA (3, A2; 53 m, 2.080 habitan tes). Situada en el centro de la Costa de las Siete Villas, Noja une a sus atractivos monu­ mentales el hecho de poseer dos amplios humedales, las marismas del Joyel y Victo­ ria, declaradas reservas naturales, y las excelentes playas de Ris y Trengandín.

Historia

Gastronom ía

E l origen de la villa fue el monasterio de San Pedro de Noja, que pasó a depender del de Santa M aría del Puerto, en San­

Las variedades de marisco (nécora, abrecanto, langosta) y pescados como el bonito, cabracho y salmón, aquí se encuentran a precios razonables junto a las jugosas car­

toña, en el año 1048. En la época medieval su configuración es la de aldea, vinculada al abadengo de San Pedro de Nájera y Oña, y regida por un alcalde mayor nombrado anualmente en la villa. Formó junto a Santoña, Argoños y Esca­ lante Ayuntamiento constitucional en el año 1835.

Fiestas Las celebraciones principales son San Juan (durante la noche del día 23 se cele­ bra el solsticio de verano, encendiendo hogueras en las playas), San Pedro (29 de junio) y la Virgen del Carmen (16 de julio), con la tradicional procesión marinera. San Emeterio y San Celedonio, a fina­ les de agosto, tienen como festejo más característico el derby de caballos que se desarrolla en la playa del Ris.

nes de vacuno de la región.

■VISITA E l templo parroquial es una soberbia construcción del siglo XVII, con esbelta torre herreriana, e interesantes mauso­ leos fam iliares como el de los Velasco. Destaca la colección de platería. En cuanto a la arquitectura civil, en el barrio de Cabanzo se encuentra la casona de los Venero, con una llamativa fachada neobarroca. Son especialmente notables los palacios de Velasco y CastañedaQuintana; el primero de ellos con incon­ fundible torre, es el solar de Luis Vicente de Velasco, héroe que sucumbió dirigiendo la defensa de la fortaleza de E l Morro, en La Habana, tras soportar un asedio de dos meses por parte de la armada inglesa. La casa de Morales y la de Venero, además

de la de Gamica, son otros de los edifi­ cios interesantes que abundan en la villa. En Noja destacan sobre todo sus are­ nales, que suman casi 10 km, y las maris­ mas. La playa del Ris, en poniente, forma un arco a mar abierto salpicado de islo­ tes, como el de San Pedro, que conserva los restos de la ermita que fue el origen de la ciudad. Siguiendo la margen izquierda de la costa, se hallan las marismas del Joyel, que junto a las marismas de la Victoria están catalogadas como reserva natural, con el mismo grado de protección que las de Santoña. Además de la habitual pre­ sencia de aves migratorias, las marismas Victoria ofrecen el peculiar encanto del antiguo molino de marea, hoy abando­ nado, y el puente romano, que sirve de dique para su correcta inundación y la separa del arenal de Trengandín. La playa, una de las más hermosas de Cantabria, se extiende desde aquí en dirección este hasta topar con el monte de E l Brusco. Al otro lado se extiende el litoral de Santoña, enca­ bezado por la playa de Berna.

I A LR ED ED O RES rente a Noja está Quejo. A su rocosa ría v playa del Sable se accede por la comarcal que transcurre entre Palacio, el Arco y Soano. A unos 3 km está Isla , im portante enclave turístico, cuyo principal atractivo

monumental es la magnífica iglesia parro­ quial (siglo XVH), uno de los ejemplos más destacados del barroco montañés. Su ubi­ cación, sobre un altozano, resalta la monumentalidad de la fábrica, a base de mani­ postería y sillería, destacando en el exterior la esbelta portada, envuelta en arco de medio punto y coronada por dos nichos con estatuas de piedra, gran escudo e ima­ gen de la Virgen entre ángeles. En el inte­ rior destaca el grandioso retablo mayor, de madera policrom ada, que presenta cinco calles y dos cuerpos con ático y columnas salomónicas, destacando los relieves que hacen referencia a la vida de la Virgen. Otro interesante complejo arquitectó­ nico es el palacio de los Condes de Isla (siglos xvn-xvm), basado en la tradicio­ nal estructura casona-torre y protegido por recinto amurallado. Las torres medie­ vales de Cabrahigo y Jado completan el encanto arquitectónico de la localidad. Continuando hacia el sur se llega a Arnuero, que también cuenta con una excelente iglesia del siglo XVI, con her­ mosa portada gótico-flamígera e interior de una sola nave. Pero lo más sobresa­ liente es su retablo mayor plateresco, rea­ lizado en 1542 por el artista montañés Simón de Bueras, que por la composición de sus calles y cuerpos y por la calidad de sus relieves policromos representa la cum­ bre de este estilo en la región. Otro edifi­ cio de interés es el palacio de los Mar­ queses de Buelnes, reconvertido en hostería. A 6 km en dirección oeste se encuentra

Ajo, al pie de la ría del mismo nombre, uno de los estuarios más hermosos de Cantabria. Ajo fue tierra de canteros, y de ello ha quedado buena prueba en numerosas casonas y en su iglesia parro­ quial, de características similares a la de Isla. Destaca en su interior el retablo ma­ yor policromado, del siglo XVII, y la capi­ lla de Pedro Lavad Camino, con estatua orante bajo el arcosolio. Entre las caso­ nas destacan la de La Torre y la de Cubi­ llas. Otra interesante construcción es el convento de San Ildefonso, edificado en el siglo XVI. Cerca de Ajo se encuentra Bareyo, donde se levanta, dominando un extenso

C a n t a b r ia d e l a a a l a Z

P O T E S * Y S A N T O T O R IB IO * LAS MARISMAS DE LA VICTORIA Y DEL JOYEL A pesar del impacto que ha sufrido Noja por la enorme urbanización de su franja costera, el litoral contiene paisajes mari­ nos de gran atractivo con posibilidad de realizar una interesantes excursión desde la playa deTrengandín hasta la localidad de Isla. El recorrido permite recorrer las marismas de la Victoria y del Joyel, que forman parte de la Reserva Natural de Santoña. Con casi 4.000 hectáreas,está considerado uno de los humedales más importantes de la Península Ibérica como refugio para las aves migratorias del continente europeo. El paseo se puede iniciar en el cen­ tro de Noja, junto a la iglesia parroquial, por la calle Costa, para recorrer una franja de litoral salpicada de pequeños acantilados en dirección a la playa de Ris. El paisaje responde al tipo de las lla­ madas rasas, acantilados de superficie plana muy típicos de las costas cánta­ bra y asturiana, sobre las que antigua­ mente crecían encinas auque en épo­ cas más recientes han sido reforestadas con pinos marítimos y eucaliptos para fijar las arenas móviles que formaban dunas. El recorrido está perfectamente balizado,con alguna zona de descanso y miradores sobre el mar en la llamada

Punta de la Mesa,finalizando en la playa de Ris, en la que abundan los bajíos de rocas y escollos calcáreos, como el islote de San Pedro, donde aún se pueden observar las ruinas de una ermita. Al final de la playa, bordeando el camping del Joyel, empiezan a apreciarse las marismas en el lugar donde se mezclan en pleamar las aguas del mar con las de los diferentes arroyos que vierten su caudal en la ría. El amplio arenal puede disfrutarse con más intensidad en marea baja, permitiendo observar plantas adaptadas a este ecosistema, como las verdolagas marinas y los alma­ jos, llamadas también hierbas de los cris­ taleros porque antiguamente se emple­ aban en la fabricación del vidrio por su

el siglo X II. Destacan en su interior los capiteles, el fuste cariátide en los arcos de la parte alta, los bajorrelieves y sobre todo la excelente pila bautism al, profu­ samente decorada en su basamento y en el propio recipiente de piedra, con moti­ vos animalísticos y vegetales. Cerca de Bareyo se encuentra el molino de La Venera, el mejor conser­ vado de los muchos molinos de marea que existieron en esta comarca costera, de los que aún quedan ejemplos en luga­ res como Rodera, Llanosa y Solorza. Con­ tinuando hacia el este, en dirección a Santoña, nos encontramos en el valle de Meruelo, atravesado de parte a parte por el río Campiazo. En San Miguel, además de su intenIz» irrlacío norrí\nii!'.J \; Irte

riqueza en sales. Al igual que en las marismas de San­ toña y Ajo, también en El Joyel se usaba la energía maremotriz para mover las ruedas de un molino, en uso hasta la década de los setenta, donde se manu­ facturaba harina de maíz. El recorrido por las marismas puede llevarse a cabo por los distintos itinerarios marcados, desde los cuales se puede contemplar la presencia de gran cantidad de aves migratorias,especialmente garzas,gar­ cetas,fochas y cormoranes.

Vicente de Velasco, el héroe del casti­ llo del Morro. Otro pueblo del valle, San Mames, ade­ más de mostrar valiosos retablos en su igle­ sia parroquial, cuenta con la ermita de los Remedios, también con un excelente retablo del siglo X V III y con tradición de aparición mariana. En las antiguas escue las de la localidad se ubica el Museo de las Campanas, que rinde homenaje al oficio de los maestros campaneros trasmerafljs, muy renombrados en los siglos XVI y XV11 Desde San Mamés de Meruelo se llega a Beranga donde también se ubica un centro regional de exposiciones en [orina de Museo de los Bolos, dedicado a la hri toria y costumbres en torno a este dcpi)I Ir autóctono de Cantabria. En Beranga *9 accede a la carretera seneral v la autovía,

... (1,B1;291 m, 1.500 habitantes).

Es la capital histórica, geográfica y monumental de Liébana, donde confluyen los ríos Deva y Quiviesa, y los tres valles fundamentales, Camaleño, Vega de Liébana y Cabe­ zón. La proximidad de los Picos de Europa incrementa su valor patrimonial. Su casco urbano ha sido declarado monumento hlstórico-artístico.

Historia Geográficamente, este enclave estaba lla­ mado a ser el principal poblamiento de La Liébana, pues hacia él convergen de forma natural los cuatro subvalles: Valdebaró, Valdeprado, Cereceda y Cillorigo, que integran la comarca. La repoblación organizada por Alfonso I en el siglo VIII, con gentes de la meseta, favoreció admi­ nistrativamente a Potes. Ya en el siglo IX se conocen documen­ tos que mencionan la estrata publica que discurrit ad Pautes (año 847), es decir la vía pública que llegaba hasta el lugar. En el siglo X, desde aquí se administraba toda la comarca de Liébana. La iglesia y las ins­ tituciones monásticas tenían por enton­ ces una im portante parcela de poder y territorios (fundamentalmente, el monas­ terio de Santo Toribio). E l núcleo admi­ nistrativo favoreció el desarrollo comer­ cial y ya en el año 1291 encontramos un documento de Sancho IV en el que se men­ cionan los privilegios de la villa y las nor­ mas para asistir al mercado, que aún sub­ siste hoy.

A partir del siglo XIV la comarca se ve inmersa en las luchas feudales entre dos poderosas fam ilias, los Manrique y los Mendoza. A esta últim a estirpe pertene­ ció íñigo López de Mendoza, el célebre marqués de Santiliana, que en alguna de sus serranillas menciona diversos lugares de la comarca (Bores, Frama y Espinama). Los Mendoza se hicieron con el poder terri­ torial y para ellos se creó el título de duque del Infantado, cuyo símbolo fue la torre homónima, el edificio más representativo de Potes. E l aprovechamiento de los pastos, los cultivos vitivinícolas y forestales y el mer­ cado semanal aparecen nuevamente regu­ lados en 1415, fecha en la que la villa con­ taba medio m illar de habitantes. Desde finales del siglo XIX, Potes ha intensificado su vocación como centro administrativo y de servicios, como prin­ cipal núcleo de una comarca dispersa en reducidos pueblos y aldeas, disminuyendo la incidencia de la actividad agraria, en la que ya sólo se ocupa el 5 por 100 de la población.

Monasterio de Santo Toribio de Liébana.

P o t e s y S a n t o t o r ib io

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tado en la excepcional calidad de la mate­ ria prim a. E l cocido lebaniego, variante del montañés, las truchas del Deva, el lechazo, el solomillo al queso de Tresviso, regados con el vino tostadillo y el apre­ ciado orujo lebaniego, junto con la variada tabla de quesos, repostería a base de lác­ teos y miel, y la fruta de la comarca, se bastan para poner a trabajar los palada­ res más exigentes. Si la digestión amenaza con ser pesada no hay como un té de los puertos, que, mezclado con la adecuada dosis de orujo, roza lo sublime.

Fiestas y tradiciones A nivel popular la más renombrada es la celebración de la Santísima Cruz, que tiene lugar el 14 de septiembre, con una tradi­ cional romería en tomo al cercano monas­ terio de Santo Toribio. A comienzos de mayo se celebra la que se considera la pro­ cesión más larga de España, en la que se transporta a la Virgen de la Luz, patrona de Liébana, conocida como La Santuca, desde la ermita de Aniezo, hasta el monas­ terio de Santo Toribio, 26 km de ida y vuelta, donde se celebra una romería antes de regresar con la imagen a su santuario. Las fiestas patronales, de San Vicente Mártir, se celebran el 22 de enero y la Vir­ gen de Valmayor, el 15 de agosto. E l his­ tórico mercado de los lunes no ha dejado de ser foro semanal para el intercambio de productos y novedades entre las más de 100 localidades lebaniegas, celebrán­ dose además en el ámbito ganadero seis ferias de año, entre las que destaca la de Los Santos (2 de noviembre).

Vida urbana

Puente de San Vicente (Potes).

Gastronomía Probablemente sea ésta una de las zonas más singulares de Cantabria, gastronó­ m icam ente hablando. Aquí se dan ex­ celentes productos que la tierra, protegida por la muralla natural de los Picos, ofrece generosamente. Potes, como principal mercado de la comarca, es la bolsa en la que se intercambian los mejores produc­ tos del campo y la ganadería lebaniegos. Refiriéndose a Potes escribió Pérez Gal“Pcip lucrar sp vanagloria de noseer

España. Sus viñedos dan un mosto mejor que el buen chacolí, fresco y puro como el de Burdeos. Sus olivares dan aceitunas como judías, y sus garbanzos, menudos como perdigones, son sabrosísimos sobl e toda ponderación... sus jamones, que si no llegan a los de Trevélez superan a los mejores de W estfalia e igualan al nobill simo de York... el queso lebaniego es semr jante en picor y horrible fragancia al mas celebrado Rochefort...". Así nos encontramos ante una cocina

La Plaza Aportalada de la villa articula, con la cercana plaza de Abastos y el Ayunlamiento, instalado en la torre del Infanlado, el principal flujo comercial y admi­ nistrativo. E l eje central de las calles Capitán Palacios-Doctor Encinas se extiende en días de feria a la plaza Jesús de Monasterio y barrio de La Sema. Aun­ que existen establecimientos hosteleros por toda la villa, la zona de vinos por exce­ lencia es la calle Cantabria y, a partir de la media noche, el álteme se traslada a los bajos del antiguo mercado, donde varios locales, parapetados tras los arcos, for­ man un bullicioso “claustro” , a base de

■VISITA La torre del Infantado es el punto de par­ tida ideal para iniciar el recorrido. Es una recia construcción del siglo XV, que sobre­ sale del conjunto urbano y que actualmente es sede del Ayuntamiento, tras haber repre­ sentado el poder señorial de los marque­ ses de Santillana, duques del Infantado. De la torre destaca la elevada escalinata de acceso, el balcón corrido, las pequeñas ven­ tanas ajimezadas, los modillones que sus­ tentan la comisa y las almenas de los ángu­ los, que apenas alivian el impresionante aspecto de esta fortificación emblemática. En la zona posterior a la torre se encuen­ tra un interesante conjunto, en el que sobre­ sale la antigua iglesia parroquial de San Vicente, o Iglesia Vieja, que ha perdido su función religiosa pasando a propiedad par­ ticular. La construcción del edificio debió de iniciarse en el siglo XIV, con añadidos que se prolongaron hasta el XVII. La plaza en la que está situada lleva el nombre de Jesús de Monasterio, violinista y com­ positor (1836-1903), cuyo monumento, realizado por R Estany, preside el lugar. Aquí también se ubica la iglesia nueva de San Vicente, carente de interés artístico, aunque conserva en su interior notables retablos barrocos del siglo XVIII. En dirección oeste se llega al barrio del Sol, donde se encuentran casonas sola­ riegas como la torre del Orejón de La Lama, exhibiendo en la fachada los escu­ dos con las armas de Bedoya y Celis. Otras construcciones civiles, en el mismo barrio, acreditan en sus piedras, balcones y escu­ dos el legado de siglos anteriores. Un ejem­ plo es la casona de la Canal, hoy Casa de Cultura, que acoge el interesante Museo

Cartográfico Juan de la Cosa. Más humilde, pero no menos hermoso, es el barrio de La Solana, de sencillas casas incrustadas en estrechas callejas, salpicadas de recoletas plazuelas, que con­ figuran una valiosa muestra de arquitec­ tura popular y ofrecen una buena visión de conjunto sobre la villa. Otros barrios como San Roque, con el convento de San Raimundo, El Tullo o La Fuente de la Riega conservan tam­ bién ese sabor de nobleza rural. Las ermi­ tas de San Cayetano, junto al puente del mismo nombre, Virgen del Camino y Valmayor poseen también algunas piezas y

C a n t a b r ia d e l.a A a l a Z

I A LRED ED O RES Partiendo desde Potes en cualquier direc­ ción, el viajero podrá adm irar pequeñas aldeas rodeadas de prados, o armónica­ mente integradas en el paisaje, bien de montaña, de bosques o valles. Antes de escoger un itinerario conviene acercarse hasta el monasterio de Santo Toribio de Liébana* situado en el monte de La Vioma, a 5 km de Potes. En su inte­ rior se guarda, según la tradición, el mayor trozo de la Cruz de Cristo, Lignum Cmcis, reliquia de la Vera Cruz, custodiada en una cruz de plata dorada del siglo XVI, que debió de ser traída desde Jerusalén por Santo Tori­ bio, obispo de Astorga, hacia el siglo V. E l monasterio fue fundado en el VI por otro monje de igual nombre, Santo Toribio de Palencia, encargado de cristianizar la zona lebaniega. E l santuario, que hasta el siglo X II estuvo dedicado a la advocación de San Martín de Turieno, recibió un fuerte impulso durante el siglo VIII, con los refu­ giados de la invasión árabe y la repoblación de Alfonso I, época en la que tuvo a su caigo importantes posesiones y diezmos en todo el territorio lebaniego. En él debió de escri­ bir durante este siglo el famoso Beato de Liébana sus admirados Comentarios al Apo­ calipsis (776), por lo que se cree que debió de existir en el lugar una de las mejores bibliotecas de su tiempo. En el siglo xn per­ dió su condición de abadía y pasó a prio­ rato, y en el X III se construyó el actual tem­ plo y un hospital al que acudían gran número de enfermos mentales (en aquella época "endemoniados”) que, en contacto simultáneo con la reliquia de la Cruz y una cadena que entonces se conservaba que, según la leyenda, se utilizó para sujetar a Cristo, experimentaban milagrosas cura­ ciones. En 1512 el santuario obtuvo, por concesión del papa Julio II, el Jubileo para los años en que la fiesta de Santo Toribio coincidiera en domingo. En el siglo XVII se inició la restauración del monasterio y la construcción del claustro, levantándose a principios del XVIII la actual capilla del Lig­ num Cmcis. Desde 1961 es administrado por la orden de los Franciscanos, concentrando en años jubilares a miles de peregrinos que atra­ viesan la puerta del Perdón y visitan la capi­ lla del Lignum Crucis, ambas abiertas sólo con este motivo. Tras sucesivas reformas,

de fábrica gótica, que aún conserva trazos románicos en las puertas meridionales. En el interior, una imagen policromada de Santo Toribio Yacente, del siglo XV, y el relicario del Lignum Cmcis, una cruz de plata rena­ centista que se guarda en una capilla barroca donada por el arzobispo de Santa Fe de Bogotá. Preside el núcleo central de la capi­ lla una hermosa linterna octogonal, con gran riqueza de labra en los relieves que decoran sus pechinas, zócalos y guirnaldas. Más reciente es el gmpo escultórico obra de Jesús Otero, en el que se representa al Beato de Liébana trabajando en sus Comen­

tarios al Apocalipsis. Por todo el monte La Viom a se hallan diseminadas una serie de ermitas, como la de Santa Catalina, la de San Miguel, con un magnífico mirador sobre el Macizo Central de los Picos, y la semirrupestre Cueva Santa, que la tíadición señala como habitáculo de Santo Toribio. E l conjunto de las ermitas y el monasterio hacen de La Vioma el “monte sagrado” de La Liébana. A unos 12 km de Potes, tomando la carretera que pasa por Frama y Cabezón de Liébana, se encuentra Santa María de Piasca**, que, junto con Lebeña y Santo Toribio, completa el triángulo monumental más destacado de la comarca. Aunque se le supone un origen más antiguo, se sabe que ya en el siglo X existía en el lugar un monasterio dúplice, regentado por la aba­ desa Aylo. La iglesia románica que se con­ serva fue levantada a partir del siglo XII, presidiendo un magnífico paisaje. E l mayor interés artístico de Piasca reside en que concentra lo mejor de la escultura románica de la región. Sobre la portada principal, en el lado oeste, se aprecia la belleza del gmpo escultórico con imáge­ nes de San Pedro, San Pablo y la Virgen en el centro, de época posterior. La propia por tada de esta fachada principal presenta una riqueza y variedad impresionante en sus cimacios y capiteles. No menos abigarra! I;i y artística es la escultura de la portada sur, o del Cuerno, así como los modillones de los ábsides y la cornisa, y la ventana del ábside mayor, con increíble precisión en la labra de sus capiteles y arquivolta. En ima ginería destacan dos grupos escultórico» en madera dorada y policromada, La Pie dad o Descendimiento y la Coronación de

la Virgen, ambos del siglo XV, pertenecien

P U E N T E V IE S G O (C U E V A D E L C A S T IL L O * ) (2,B2;71 m, 545 habitantes). Esta población con balneario y coto salmonera debe su fama al importante conjunto de cuevas paleolíticas, con pinturas y grabados parietales ubicadas en Monte Castillo.

Historia E n documentos del año 980 se cita este poblamiento bajomedieval y un puente construido sobre el río Pas para resistir sus avenidas. En el siglo XIV quedó vin­ culado a la Casa de Castañeda. En 1776 ya se conocían las cualidades de los baños de agua sulfu-rosa del pueblo de Puente Viesgo, en el que se construiría un balne­ ario que ha sido objeto de una importante reforma, transformándose en uno de los más modernos complejos hostelero-ter­ males de la región. Pero el valor verdaderamente notable de estas tierras se debe al descubrimiento, en 1903, por Herm ilio Alcalde del Río, de la cueva del Castillo, y los posteriores hallazgos de La Pasiega (1911), Las Mone­ das (1952), La Flecha, y Las Chimeneas (1953), que conforman el más significa­ tivo complejo de cavernas prehistóricas de la región. Alcalde del Río no sólo des­ cubrió, entre otras, la cueva del Castillo sino que tuvo además el acierto de con­ tactar con el príncipe Alberto I de Monaco, entusiasta de los estudios prehistóricos, quien sufragó una serie de investigacio­ nes en las principales cavernas de la región, con participación de los mejores especia­ listas del momento: Sien-a, Breuil, Oberm aiery Bouyssonic, entre otros. E l mece­ nas monegasco financió en 1911 la publicación de Les cavemes de la Región Cantabrique, obra fundamental para el conocimiento del arte parietal en la región.

■VISITA E l conjunto, datado entre el solutrense superior y el magdaleniense, está situado en la ladera del llamado pico del Castillo, que presenta un cómodo acceso mediante una serpenteante carretera que arranca desde un estacionamiento situado en el centro del pueblo, donde se ha erigido un monolito en memoria de Hermilio Alcalde del Río, a quien se debe el inicio de las inves­ tigaciones en el valiosísimo conjunto de «i levas que surcan el interior de la cónica

Para una primera información sobre las cuevas se puede llevar a cabo una visita al

Centro de Interpretación de la Cuevas de Monte Castillo (Monte del Castillo, s/n). E l recorrido se inicia en la cueva del Castillo*, en cuya entrada se ha locali­ zado un importante yacimiento en el que aparecen casi una treintena de niveles estratigráficos de todas las etapas del paleolí­ tico. Frente a la entrada de la cueva, un mirador ofrece la vista panorámica de la hermosa localidad, presidida por el Bal­ neario-Gran Hotel y atravesada por el río Pas, que compone aquí uno de sus tramos más hermosos. En esta gruta destaca el tótem, un bisonte representado volumé­ tricamente en una estalagmita retocada, con los rasgos destacados en pintura negra. Aparecen también representaciones poli­ cromas de caballos, ciervos y elefantes y unas curiosas manos en negativo, de mágico simbolismo. Las pinturas se hallan distribuidas en seis diferentes zonas o san­ tuarios y componen una muestra excep­ cional, habiéndose contabilizado, entre otras, 54 impresiones de manos, 62 cier­ vos, 24 caballos, etc. La cueva de La Pasiega* consta de una serie de galerías de trazado laberín­ tico a lo largo de 415 m de longitud, divi­ didas por la agrupación de sus pinturas en tres zonas, A,B y C, descritas por vez primera a partir de su descubrimiento en 1911, a cargo de Obermaier, W ernert y Alcalde del Río, respectivamente. Hasta la fecha han sido identificadas más de 700 muestras de arte parietal en el conjunto de La Pasiega, con un reper­ torio tan vallado como las del Castillo. En la galería A, la más espectacular, se encuen­ tran una serie de pinturas rojas con amplio muestrario de ciervos, caballos, bisontes, uros, cápridos y un reno. Presenta asi­ mismo una serie de signos de aspecto rec­ tangular y cónico. E n la galería B , de mayor variedad temática y estilística, des­ taca el conjunto de bóvidos, en tinta roja,

CANTABRIA DE LA A A LA Z

En la galería C también hay variedad y superposición de estilos, pintura roja y negra y grabados con sombreado, sobre­ saliendo una figura antropom orfa con cabeza y cuernos de bisonte, posible figu­ ración de tipo mítico-religioso. La cueva de Las Monedas fue descu­ bierta en 1952 por el ingeniero Alfredo G arcía Lorenzo. E l nombre se debe al hallazgo en su interior de un conjunto de monedas del siglo XVI, aunque también es conocida como cueva de los Osos, por los restos de varios ejemplares de oso ca­ vernario que también fueron descubiertos en ella. Al igual que las otras, está formada por una serie de galerías, con un desplie­ gue de 805 m. Contiene un total de 28 pin­ turas, en color negro, con figuras de caba­ llos, renos, cabras, un bisonte, un uro y un oso de las cavernas. Pertenecen al periodo avanzado del magdaleniense. Las Chimeneas ha sido hasta la fecha la última de las cuevas decoradas que se han descubierto en el conjunto de Monte Castillo. Su hallazgo se debe a las pros­ pecciones realizadas durante el año 1953 por J. Carbaüo y García Lorenzo. Presenta un desarrollo de 789 m y, además de un buen conjunto de grabados y pinturas, incluye una serie de formaciones naturales, estalagtitas y estalagmitas, de gran belleza. Entre los grabados, organizados en hile­ ras, destacan uros, ciervos y un rebeco. Las pinturas se concentran en una gale­ ría de reducidas dimensiones, están todas realizadas con trazo negro y presentan predominio de ciervos, además de una pequeña cabeza de caballo. Las extremi­ dades incompletas, la perspectiva torcida en las cornamentas y la falta de detalles indican su pertenencia al periodo solutrense. Los signos cuadrangulares ya des­ critos en el Castillo y La Pasiega también aparecen en esta cueva. La visita se realiza de forma controlada, limitándose actualmente a dos de las cue­ vas, el Castillo y Las Monedas. Dura 45 minutos para grupos que no pueden supe­ rar las 15 personas.

I A LR ED ED O RES De vuelta al centro de la localidad es reco­ mendable, además de visitar los excelen­ tes establecimientos hosteleros que dan fama a la noblación. realizar un neaueño

PUENTE VIESG O (CUEVA DEL CASTILLO )

a la orilla del río, que parte bajo el puente que comunica con el balneario. Éste es el núcleo del coto pesquero, que ofrece exce­ lentes vistas del Pas desde diferentes ángu­ los, incluyendo la posibilidad de observar, si es la época, los saltos de los salmones remontando la comente. Desde Puente Viesgo, siguiendo el cauce del Pas, en el cruce con la N 634 se encuen­ tra Vargas, con una destacada iglesia, aunque más conocida por su coto salmo­ nera situado en el lugar de Dos Ríos, donde se juntan el Pas y el Pisueña, y sus abun­ dantes restaurantes que transforman la pesca en un manjar. A 2 km está Castañeda [pág. 77] con su im presionante colegiata de Santa Cruz**, construida en el siglo XII, por tanto, coetánea de las de Santillana, Cer­ vatos y San M artín de Elines, aunque con un singular distintivo, su torre prismal. Ya fuera puede tomarse la N 623 hacia el puerto del Escudo, entrando así en el valle de Toranzo, apropiado para las excur­ siones por llano y montaña, y de generosa

oferta gastronómica. Para saborear mejor el encanto de este magnífico valle se puede tomar la carretera regional que discurre paralela a la nacional, junto al margen opuesto del río Pas. En Soto Iruz se alza el santuario de la Virgen del Soto, patraña del Valle, con una singular torre de dos cuerpos. E l infe­ rior, de factura clásica y planta cuadran­ g la r, es además la entrada del santuario, mientras que el superior, octogonal y de menor superficie, consta de dos esbeltos campaniles con amplios arcos al exterior. Una de las singularidades de esta torre es su escalera helicoidal con cuerpo cilin ­ drico y eje central, similar al utilizado por Antonio Gaudí en la Sagrada Fam ilia de Barcelona. La tradición atribuye el origen del san­ tuario a un hospital levantado a finales del siglo Vm, posterior monasterio del que se hicieron cargo los Padres Franciscanos en el siglo XVII. E l interior del templo con­ serva un excelente retablo del siglo XVII,

presidido por la imagen gótica de la Vir­ gen, patrona del valle y centro de devo­ ción m ariana en muchos lugares de la región y del orbe hispano, pues su advo­ cación se ha extendido hasta América. La talla, de bella factura, representa una V ir­ gen coronada y sedente en su trono, con el Niño en su regazo. Más adelante está VUlasevil, con igle­ sia rom ánica del siglo XII, en la que se celebraron los esponsales de la princesa Margarita y el infante don Juan, hijo de los Reyes Católicos. Nos hallamos en lo que se conoció como Camino de los Vinos, pues enlazaba Santander con Logroño y las comarcas del alto Duero. Más hacia el sur se sitúa San Vicente de Toranzo, donde ha sido hallada la última hasta la fecha de las célebres este­ las cántabras prerromanas. La de San Vi­ cente presenta decoración geométrica en una de sus caras y la representación en relieve de un jinete armado en la otra, ambas, se cree, con significado funerario. Barrio de Cuco (Puente Viesgo).

C a n t a b r ia d e l a a a l a Z

En este lugar se encuentra también la

torre de Agüero, así como un destacado conjunto de casonas, como la de Ceballos. La siguiente parada nos lleva hasta Vejorís, solar hidalgo del gran escritor Francisco de Quevedo y Villegas, quien, aunque no nació en Cantabria, tuvo en este valle el origen de sus dos célebres ape­ llidos, en Villasevil el de Villegas y en el barrio de Cereceda, en Vejorís, el de Que­ vedo. E l escritor debió de visitar en su juventud el solar familiar, encontrándolo arrumado, según se deduce de su romance

Responde a las socaliñas de unas pelonas: Es mi casa solariega más solariega que todas pues por no tener tejado le da el sol a todas horas... Llegamos ya a la altura de Ontaneda. E n su casco antiguo destacan algunas casonas, entre ellas una, recientemente restaurada, que acoge la colección, y úti­ les personales, del pintor montañés Agus­ tín Riancho, el genial paisajista nacido

R ein o sa en Entrambasmestas en 1871 y fallecido en Ontaneda en 1929. Ontaneda y Alceda forman práctica­ mente una misma localidad. Ambas man­ tuvieron en su día, al igual que Puente Viesgo, instalaciones balnearias gracias a sus aguas termales, aunque el de Onta­ neda ya dejó de funcionar. En este enclave, además de los típicos sobaos, quesadas y productos lácteos de la zona, encontramos edificaciones dig­ nas de reseña, como el magnífico pala­ cio del Marqués de Mercadal, en A l­ ceda, con típica portada presidida por un m onum ental escudo de arm as; la torre de los Ceballos o el solar de los

Calderón. Junto al balneario de Alceda, cuyas aguas sulfurosas están especialmente indi­ cadas para tratar las enfermedades de la piel, existe un hermoso parque, que cons­ tituye un modelo de equilibrio entre natu­ raleza e intervención humana, donde no faltan las veredas, los excelentes ejem­ plares arbóreos y los canales y estanques poblados por cisnes y anátidas.

R E IN O S A (2,C2;856m. 12.500habitantes). Surgida de un pasado abundante en testimonios históricos, es el principal centro urbano y núcleo de servicios para toda una extensa comarca, Campoo, que abarca más de 1.000 km2.

Historia Los primitivos pobladores de esta comarca se mostraron muy belicosos ante la inva­ sión romana, durante las llamadas Gue­ rras Cántabras (29-19 a.C.), especialmente en los enclaves de Vellica, Brigantia y Aracillum, que corresponden a las actuales Fombellida, Retortillo y Aradillos, y siem­ pre mantuvieron ciertas peculiaridades como se ha comprobado en la ciudad cántabro-romana de Julióbriga. Del siglo X II se conocen documentos que vinculan los molinos de Ranosa al monasterio de Aguilar de Campoo. En 1445 obtiene el Fuero Real, ratificado más tarde por los Reyes Católicos, cuyo hijo don Juan contrajo aquí matrimonio con Margarita de Austria, en 1497. También sitúa la tradición a Carlos I en Nestares, en 1517, reponiéndose de

la obra de Rodrigo de Reinosa, poeta encua­ drado en la Literatura de Cordel, de quien se conocen medio centenar de poemas sobre temas religiosos, satíricos y eróticos. La construcción de la carretera hasta Santander, en el siglo XVIII, hizo de Reí nosa un lugar próspero, gracias al trasiegc i de lanas y harinas entre Castilla y ultra mar, lo que dio origen entre otras cosas a un gremio de carreteros. A mediados del siglo XIX, la llegada del ferrocarril Alar del Rey-Santander hizo decaer esta actividad, sustituida por el auge industrial que vino a partir de 191H con la Sociedad Española de Construc­ ción Naval, seguida de otras empresas skle rúrgicas que originaron el mayor despc gue económico, demográfico y urbanfs!Ico de la historia de la villa. Tras la crisis iiultw

a m irar hacia la ganadería y el sector ter­ ciario, como único centro de equipa­ mientos y servicios para toda la extensa comarca y para todos los visitantes que llegan, atraídos sobre todo por las varia­ das posibilidades que ofrece el gran patri­ monio natural de Campoo.

Gastronomía Tiene fama esta comarca de servir una de las mejores carnes de vacuno y cordero de la región, libremente alimentada en sus pas­ tizales. Merecido renombre han obtenido igualmente las setas, las legumbres, las ancas de rana y paiticulamente la repostería, repre­ sentada por exclusivas locales, como las pantortillas de hojaldre, las roscas y las galle­ tas tostadas. En varios puntos de la comarca se fabrica el consistentepan de pueblo, inme­ jorable para acompañar a lasjijas o chichas, chorizo, jamón y demás productos de la matanza del chon, que aún se realiza en muchos pueblos y aldeas de Campoo.

Fiestas y tradiciones Las más importantes son las de San Mateo, el 21 y 22 de septiembre. E l último domingo de este mes, se celebra el tradicional Día de Campoo, en el que confluyen todas las costumbres y artesanías rurales, tan arrai­ gadas en esta zona. E l rabel, violín rústico, y las albarcas, panderetas, dulzainas y bai­ larines tienen en esta fecha su día grande. La histórica actividad de cría de ganado equino, animales muy fuertes y resistentes al duro clima, que abundan en los pasti­ zales de toda la comarca, está representada en las tradicionales ferias de año, como la de San Mateo, con cinco siglos de historia.

¡V IS IT A En torno al Ayuntamiento se conservan los restos de lo que fuera una plaza mayor de tipo castellano y junto a la calle princi­ pal, antigua carretera general, algunos de los edificios más antiguos, de los siglos XVI al XVm, y el puente sobre el Ebro, o de Car­ los III, que conecta las dos zonas de la villa, mientras que la arquitectura civil del XIX l ¡ene su representación en la Avenida de José Antonio. La iglesia de San Sebastián, construida

en el siglo XVI, con reformas del XVIII, es nionumentohistórico-artístico,conun con■ .ii i . ... , junto de retablos; destaca el Mavor. con I

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Ayuntamiento (fotografía superior), plaza ----

C a n t a b r ia d e l a A a l a Z R e in o s a

EL n a c im ie n t o d e l g r a n r ío "El Ebro nace en Fontibre, provincia de Santander'ÍCon este enunciado se des­ cribía en los libros de texto de los años sesenta la salida a la luz del cauce que da nombre a Iberia,y realiza un majes­ tuoso recorrido de 928 km, antes de rendir viaje en el espectacular delta donde se abre al Mediterráneo. Por el camino recibe pleitesía hidráulica de una cuenca que abarca más de 83.000 km, la sexta parte del territorio espa­ ñol. Los romanos conocían esta vieja lección de geografía, como se constata ya en el siglo II a.C.,cuando los cónsu­ les del Imperio recibían noticias sobre el nacimiento de este río,"en los cántabros'ÍFontibre (de Font-lber) responde etimológicamente al lugar donde surge el cauce, pero muchos afirman que las fuentes del Ebro son en realidad remanaciones del río F-líjar, que desciende desde Peña Labra,siendo éste quien merece la paternidad gracias a un aporte subterráneo que surge en la hon­ donada conocida como Fontibre. Tecnicismos aparte, el lugar desig­ nado por la tradición como nacimiento oficial merece los honores, por la belleza de su entorno, propicio a caminar junto a la orilla y refrescarse bajo la sombra de los fresnos que acompañan los pri­ meros metros de un recorrido que, 8 km después, acumula sus caudales en el gran embalse homónimo. Para enton-

tributo del Híjar, del Guares y del Izarilla,y ha cruzado por Reinosa, la capital de Campoo. Su "escapada" por el flanco meridio­ nal del embalse,junto a la localidad de Arroyo, le lleva en línea casi recta hacia el sur, a través de Las Rozas de Valdearroyo, Valdeprado del Río y Valderredible (Valíis-ripae-lberl), donde gira en dirección este, imprimiendo su perso­ nalidad al valle más extenso y meri­ dional de toda la región cántabra, zo­ na de franca transición hacia el paisaje y el clima de la meseta. Antes de aban­ donar el actual territorio de los cánta­ bros, con Vlllaescusa de Ebro como último hito,el gran río cede su nombre a los núcleos por los que pasa: Aldea, Bárcena, Cubillo, Campo, Rebollar, Are­ nillas y la propia Vlllaescusa compar­ ten el apellido "de Ebro" El viejo cauce del río Ebro, siempre renovado por sus fieles afluentes, cru­ zará todavía muchas tierras y aliviará grandes secanos antes de realizar un último alarde de fertilidad en el gran delta de su desembocadura,en el mar Mediterráneo. Posiblemente, al fundirse con el ancho Mediterráneo, las remansadas aguas añoran aquella bulliciosa y fluida surgencia en un acogedor lugar de Can­ tabria llamado Fontibre, mecido por las hojas de los árboles y la cercana com-

ble es La Casona, o Casa de la Niña de Oro, en la calle principal, recuperada para uso público como sede de exposiciones, confe­ rencias y actos culturales, incluidos los cur­ sos de verano que se centran en la protec­ ción del patrimonio histórico-aríístico. E n el extremo sur de la ciudad se encuentran los jardines de Casimiro Sainz, que los reinosanos llam an parque de Cupido, con la escultura del gran pintor paisajista, natural de Matamorosa, obra de Victorino Macho. Cerca del parque está la m ayor concentración de cafeterías, mesones y pubs de la ciudad.

I A LR ED ED O RES Uno de los elementos de mayor interés de la zona es el yacimiento arqueológico de Julióbriga y la ruta del Pantano del Ebro (como se detalla en la Excursión 3). Igual­ mente notable en la misma zona es Valdemedible y la ruta de las Iglesias Rupes­ tres, que se muestra en la Excursión 4. Desde Reinosa la carretera que parte directamente hacia Aguilar de Campoo y Palencia tiene una parada obligada a 6 km en Cervatos [pág. 77], Una posibilidad sugerente es tomar el camino de Mista Alegre, paseo pea­ tonal que enlaza con la localidad de tequejo, en dirección este, junto al Ebro. En dirección contraria parte la carretera que llega hasta la única estación invernal de Cantabria, la de Brañavieja o Alto Cam­ poo, a 30 km de Reinosa. En esta ruta exis­ ten muchos lugares de interés; el primero de ellos, a 4 km de Reinosa, es Fontibre, donde se da carta de oficialidad al naci­ miento del Ebro, en medio de un atrac­ tivo paraje natural. Unos 3 km más ade­ lante, una vez rebasado Paracuelles, parte un ramal hacia la derecha que conduce a / rgúeso, donde se conserva, parcialmente restaurado, el único castillo de la región que merece tal nombre. Data del siglo XV y se ubica en una zona en la que se han hallado indicios de castros prerromanos. Volviendo a la carretera de Brañavieja, en el cruce de Espinilla podemos retomar por una carretera menor hasta Villacanlid, donde se conserva una hermosa igle­ sia románica de tal calidad que la locali­ dad ha sido elegida como sede del Centro de Interpretación del Románico. Desde Espinilla es muy interesante subir hasta

por la carretera que desciende hacia Agui­ lar de Campoo, con paradas en interesan­ tes en localidades como Brañosera (pri­ mer municipio de España) y la población minera de Berruelo de Santullán. Desde el cruce de Espinilla, algo más adelante se toma un nuevo desvío a la dere­ cha, esta vez hacia Proaño, cuya vieja casa-torre del siglo Xin forma un hermoso conjunto, a punto de ceder ante la próxima nevada si nadie lo impide. En este solar habitó Ángel de los Ríos, emblemático per­ sonaje representativo de la intelectualidad rural, que Pereda inmortalizó en sus escri­ tos como “el sordo de Provedaño". Si coin­ cide la visita en fin de semana, merece la pena preguntar en el pueblo por la casa de Luis Ángel Moreno Landeras, quien ha montado con gran acierto el Museo-Estu­ dio El Pajar, amplia colección de utensi­ lios y aperos que ilustran un atractivo reco­ rrido etnográfico por la comarca. Retomamos la carretera hacia la esta­ ción invernal, dejando atrás Villar, para tomar un nuevo ramal esta vez a la izquierda, subiendo hasta Mazandrero, pueblo con tradición de artesanos albarqueros y de imponentes casonas solariegas, ubicado en el pórtico de la sierra de Híjar, con cum­ bres cercanas a los 2.000 m y bosques intrin­ cados, refugio habitual de los últimos gran­ des mamíferos en libertad, el oso y el lobo. Descendemos otra vez al itinerario prin­ cipal para cubrir la última etapa hasta la estación de esquí, dotada de 23 pistas, 13 remontes, 1 hotel, 4 albergues y todo lo necesario para la práctica de los depor­ tes invernales. E l pico Tres Mares domina este paraje. Su denominación refleja el di­ verso destino de las aguas que surgen en su entorno, origen de los ríos Nansa, Pisuerga y Ebro, que rendirán viaje res­ pectivamente en el Cantábrico, Atlántico y Mediterráneo. Aunque no sea tempo­ rada de esquí, es gratificante ascender hasta la cima para otear los horizontes, especialmente en época de deshielo. Cerca de Reinosa, en dirección Torrelavega por la A 67 la localidad de Pesquera da acceso a la interesante calzada romana que finaliza en Bárcena Pie de Concha. Ver Los Corrales de Buelna [pág. 88], Por último, en dirección Corconte y bordeando el pantano del Ebro se puede ¡levar a cabo

S an V ic e n t e También son célebres las fiestas de la

S A N V IC E N T E D E L A B A R Q U E R A * (2,A1; 15 m, 5.000 habitantes). Última gran villa de Cantabria antes de llegar a Asturias, reúne una serle de alicientes paisajísticos, monumentales, populares y gastronómicos que convierten la visita en Imprescindible.

Historia La mayor parte de los historiadores están de acuerdo en situar a la tribu cántabra de los orgenomescos en estos territorios que, más tarde, se convirtieron en el puerto romano de Verasueca. Sin embargo las incursiones bárbaras -de los hérulos con­ cretamente-, en el siglo V, obligaron a los romanos a abandonar este privilegiado enclave. Alfonso I, prim er rey astur-leonés, se encargaría entre los años 730 y 756 de repo­ blar y fortificar nuevamente la villa. A ello se unió el fuero de San Sebastián, otor­ gado por Alfonso Vm en 1210, que fomentó el comercio m arítim o al conceder una franja litoral exclusiva a los barcos de San Vicente. Así se incrementaron las captu­ ras de ballenas y besugos, y los astilleros, y por tanto la ciudad, alcanzaron gran apo­ geo: la participación de naves barquereñas fue decisiva en la toma de Sevilla, cerco de Jerez y Guerra de los Cien Años. La Cofradía de los Mareantes (1330), pone de relieve el peso específico de la población marinera, que imponía un férreo control sobre la vida municipal. San Vicente formó

paite del corregimiento de las Cuarto Villas de la Costa, en virtud del cual Carlos III creó, en 1779, la provincia de Cantabria. Hoy se conserva la explotación de la pesca de bajura, pero la flota de altura ha perdido el esplendor de otros tiempos. Las principales actividades de subsistencia son, junto a la pesca, la agricultura y gana­ dería, y las industrias conserveras y fri­ goríficas, junto con el sector servicios, orientado hacia el turismo.

Fiestas E l Domingo de Resurrección se celebra la Folia, declarada fiesta de interés turís­ tico. Se trata de una procesión marinera dedicada a la Virgen de la Barquera, que desde la iglesia parroquial es trasladada por el centro de la villa hasta el puerto viejo, en cuyas inmediaciones recibe los cánticos y picayos al son de las pandere­ tas. Posteriormente embarca en el pes­ quero designado, realiza una breve tra­ vesía escoltada por m ultitud de embarcaciones y desembarca en el mue­ lle nuevo desde donde la procesión rinde viaje hacia el santuario de la Barquera.

Barquera y el Mozucu, que tienen lugar durante los días 7,8 y 9 de septiembre. E l primer día, el 7 de septiembre, es el más solemne, con misa y procesión en la ermita. E l día 9, fiesta del Mozucu, se cocina un sorropotún para más de 5.000 personas en la Plaza Mayor, que es repartido gra­ tuitamente entre todos los asistentes, y se desarrolla la carrera de bateles y otros jue­ gos, como bolos y cucañas infantiles. E l Certamen de la Canción Marinera, a finales del mes de julio, reúne a masas corales y grupos polifónicos de toda España. E l 22 de enero se festeja al patrono de la villa, San Vicente. Para celebrarla Virgen del Carmen (16 de julio), los marineros salen a la mar en procesión llevando la imagen de la Virgen y encienden hogueras en la playa, donde se cocinan sardinadas y se celebran jue­ gos populares organizados por la Cofra­ día de Pescadores y Mareantes.

Gastronom ía E l sorropotún es el plato más caracterís­ tico, típica m arm ita de m arineros que tiene como principal ingrediente el bonito, guisado con cebolla, patatas, pimiento, tomate, pan, aceite, sal, guindilla y vino blanco. Pero en San Vicente, una buena sardiiada o un salpicón de marisco son fáciles de encontrar en cualquier restaurante.

d e la

Ba rq u era

De la cercana Unquera tienen fama las angulas y las corbatas, sabrosos dulces de hojaldre cuya celebridad se extiende por­ tada la región.

■VISITA Los puentes son una nota característica del paisaje de la villa, el de la Maza, que comenzó a construirse en el siglo XV, con 32 arcos, modificado después, atraviesa la marisma de Rubín en su largo trazado y es el primero que se encuentra llegando p orlactra. N634. Las nuevas edificaciones dan paso al poblado medieval. Justo al lado del peñón que aún conserva restos del castillo, del siglo XV, y de la puerta de Poniente se alza el edifico más antiguo: la iglesia gótica

de Santa María de los Ángeles**. Llam a la atención su estratégica situa­ ción, dominando la puebla y la marisma y culminando el mayor núcleo histórico de la villa. E l templo fue construido en su mayor parte durante el siglo XIII, aunque fue objeto de ampliaciones en el XVI. E l resultado es una de las obras más desta­ cadas del gótico montañés. En el exterior domina su imponente torre, incorporada en el XIX, y las dos puertas románicas, situadas en los lados oeste y sur. E l inte­ rior, organizado en tres naves de sim ilar altura, cuenta como piezas más destacadas con la estatuayacente

del inquisidor Antonio del

C a n t a b r ia d e l a A a l a Z

Corro, considerada como una de las mejo­ res obras de la escultura funeraria re­ nacentista en España, en la que el perso­ naje aparece tendido sobre su sepulcro leyendo plácidamente. Está realizada en mármol. En la misma capilla aparecen los bultos yacentes de los padres del inquisi­ dor. E l retablo mayor, barroco, es tam­ bién una obra interesante, aunque evi­ dencia la necesidad de una restauración. En los alrededores de la iglesia se con­ servan restos de la antigua muralla que protegía la vieja puebla y que permiten un agradable paseo dominando la marisma.

La muralla es parte del sistema defen­ sivo del castillo del Rey, cuyos primeros rastros son del siglo vm, aunque sus actua­ les muros corresponden al XIII, cuando se hizo necesaria una defensa inexpugnable contra normandos y vikingos. E l castillo se ha abierto al público como pequeño museo de historia local y centro cultural para exposiciones temporales. Del castillo se prolonga la muralla que rodeaba la antigua ciudadela, de la que se conservan las fachadas norte y oeste, junto a algunas puertas, que debían atravesar los peregrinos de la ruta costera del Camino de Santiago, como la puerta del Preboste, que comunica con la casa de la Familia Corro, hoy sede del Ayunta­ miento, de estilo renacentista, en cuya fachada destacan tres balcones adorna­ dos con pilastras y frontones. Un poco apartado de este conjunto, atra­ vesando el casco urbano, en dirección al puente de la Maza, se llega al convento de San Luis, ruinas de lo que fuera un monasterio franciscano construido en el siglo XV. La hermosa finca que lo rodea acentúa el aspecto entre m isterioso y rom ántico que presentan los restos del claustro gótico, el ábside y las bóvedas. Se dice que tuvo como huésped a Carlos V. Todo el casco viejo es conjunto histórico-artístico. Las calles que descienden del recinto am urallado -de interesante tipismo- conducen a la plaza y los sopor­ tales del antiguo Barrio Pesquero, lugar adecuado para comer en sus tabernas y mesones. Caminando por el paseo se llega al Puente Nuevo o del Parral, construido en 1799, y cruzándolo, en la zona de Tras de San Vicente, están la lonja de pescado y el muelle grande, donde al atardecer

S a n VICENTE DE LA BARQUERA En dirección al faro, por el malecón que guarda la bocana del puerto, está la

ermita de la Virgen de la Barquera* (siglo X III), a la que antes se accedía en barca. E l exterior se encuentra primoro­ samente ajardinado. Cuenta la tradición que aquí se apareció la Virgen, a bordo de una barca sin remos, aparejos ni tripu­ lantes, y a ello se debe la procesión y fiesta de la Folia. Al otro lado de la ría, en la zona este, se ubica la playa de San Vicente, que por su orientación sur y por estar protegida de los vientos se ha convertido, de un tiempo a esta parte, en uno de los encla­ ves con mayor expansión urbanística. Mucho más agreste, extensa y hermosa es la playa de Merón, que se abre a conti­ nuación de la anterior, comunicando a través de 5 km de arenal con el cabo de Oyambre. S i la suerte depara un día despejado, observar San vicente desde este punto de vista, con los Picos de Europa al fondo, se convierte en un ejercicio realmente pla­ centero.

I A LR ED ED O RES Pasado San Vicente, continuando por la carretera N 634 en dirección a Asturias, tras el alto de Santullán, se llega a Pesués y la ría de Tina Menor, que forma la des­ embocadura del Nansa. Sobre el puente de Muñorrodero, que atraviesa el estua­ rio, están situadas la casa de la Barca y la fuente de Una Menor. En el pueblo hay que preguntar por el guía de las cavernas prehistóricas de Muñorrodero*, situadas a unos 700 m del pueblo. Con él puede accederse a la cueva y observar pinturas con represen taciones de caza. Desde Pesués puede tomarse una cari e tera local hacia Pechón, que disfruta de playa a mar abierto. Desde aquí se continúa en dirección oeste por la ruta costera, que ofrece una completa panorám ica de la ría de Tina Menor, que se forma por la desemboca dura del Deva y es el lím ite natural.entre las provincias de Cantabria y Asturias, Unquera es el último pueblo de Can tabria, tierra de indianos que han Invci tido los bienes conseguidos haciendo lir, Américas en armoniosas y cuidadas casi i

LOS MAREANTES DE SAN VICENTE La Importancia de San Vicente de la Bar­ quera como puerto pesquero desde la antigüedad viene reseñada por la apa­ rición de los mareantes como grupo corporativo reunido en una asociación gremial. Entre los años 1319 y 1331 apa­ recen Las primeras ordenanzas de la Cofradía de Pescadores y Mareantes del Señor San Vicente de la Mar, que se con­ virtió en una de las más poderosas de las Cuatro Villas de la Mar de Castilla. Merced al fuero otorgado por los Reyes Católicos en 1503, los miembros de esta cofradía confirmaron su privi­ legio exclusivo de poder faenar hasta cuatro leguas mar adentro. Esta dispo­ sición contó con la oposición de los con­ cejos de Comillas, Cóbreces, Ruiloba, Ruiseñada y Novales, que veían limi­ tado su espacio marítimo, motivo por el que la propia cofradía dictó una orde­ nanza prohibiendo a sus cofrades todo trato con los de Comillas.

completo mientras estuviese impedido para trabajar. También marcaba la propia cofradía la prohibición de salir a pescar los domingos y vísperas de fiesta, bajo pena de multa, y su mayordomo, los hono­ res que debían rendirse al patrono San Vicente por su festividad. Desde el reinado de Juan II los cofra­ des gozaban de la exención de prestar el servicio militar en tierra por consi­ derar más provechoso para los pesca­ dores los conocimientos de navega­ ción que pudieran obtener con este cumplimiento patriótico.

El mayordomo era la figura más representativa de los mareantes.Como juez único y gobernador del cabildo deliberaba sobre las demandas surgi­ das por desaparición o robo de apare­ jos y útiles de navegación. Sus orde­ nanzas señalaban los diez años como edad mínima para salir a faenar,el deber de socorrer a viudas, ancianos e hijos de pescadores muertos, y ser genero­ sos con ellos al entregarles la limosna fijada en el día de San Martín. Al cofrade enfermo se le llevaba a casa el quiñón

de San Felipe Neri, situado en un paraje de gran belleza, y la iglesia parroquial. Continuando por la N 621, merece la pena que nos adentremos unos kilóme­ tros en tierras asturianas hasta el desfila­ dero de la Hermida, una profunda gar­ ganta labrada en piedra por el Deva, que puede atravesarse en coche por una , sinuosa carretera, o realizando una excur­ sión a pie de río no exenta de dificultades. Otra posibilidad es tomar desde San Vicente la carretera que parte al sur y que, Iras pasar La Acebosa, se dirige hacia la localidad de Estrada, donde se alza la

siglos XII-XV, que aunque está parcial­ mente arruinada, conserva en la leyenda del escudo el orgullo su estirpe:

Yo soy la torre de Estrada erguida en este peñasco más antiguo que Velasco y al rey no le debo nada. Otra torre-fortaleza, la más antigua de esta comarca, es la de Cabanzón, locali­ dad situada más al sur, a la que se accede tras enlazar con la carretera CA 181, antes

S a n t a M a r ía d e L e b e ñ a

S A N T A M A R ÍA D E L E B E Ñ A * *

, (l,B 2;280 m , 140 habitantes).

Situada junto al desfiladero de la Hermida, a 8 km de Potes, la iglesia de Santa María es la mejor muestra de arquitectura mozárabe de Cantabria.

Fiestas En Lebeña se festeja a la Virgen del Rosa­ rio (7 de octubre), y el 15 de agosto se cele­ bra la fiesta grande de la Virgen, en el atrio de la iglesia. Además de la procesión mati­ nal, los habitantes de la zona se reúnen por la tarde para disfrutar de las danzas, competiciones de bolos y música de piteros. Algunos años la fiesta termina con la degustación de chorizos a la brasa.

Gastronomía E n toda la comarca es característico el

cocido lebaniego, que se diferencia del montañés por la legumbre utilizada, que en este caso es el garbanzo cultivado en La Liébana, más pequeño y suave, que se cocina con cecina de cabra, jamón, tocino, chorizo, berzas, patatas, m orcilla y cebo­ lla. Para la sopa se añade pan de hogaza al caldo del cocido. Aquí también se hace el relleno, una masa de huevos, miga de pan, sal y perejil que se fríe y después se añade al puchero para que cueza.

llones lobulados que soportan los aleros, los capiteles de excelente labra y los arcos de herradura definen su estilo mozárabe. Existen sim ilitudes constructivas entre esta iglesia y la asturiana de San Miguel de Lillo, levantada en el siglo IX. En el frontal del altar hay una gran losa de piedra decorada con motivos circula­ res: una gran esvástica en el centro y flo­ res de seis pétalos en los laterales, de la misma época, aunque probablemente de origen celta. Frente a la iglesia se alza un tejo mile­ nario. Al parecer, era costumbre cuando se terminaba una construcción, plantar este árbol considerado símbolo mágico de vida y muerte pues, según cuenta Plinio en sus crónicas, los cántabros u tili­ zaban la savia extraída del tejo para sui­ cidarse, cuando se veían acorraladas por el enemigo. E l pueblo, con su típico caserío diseminado por la ladera, también merece una visita y un sabroso acercamiento a sus afa­ mados quesucos.

■HISTORIA Y VISITA La iglesia de Santa M aría de Lebeña fue fundada en el año 925 por el conde Alfonso y su esposa Justa. Como en todo origen remoto, existe una leyenda según la cual el conde y su consorte se proponían tras­ ladar a este templo los restos de Santo Toribio, pero éste, que debía de preferir el reposo de su monasterio, cegó sus ojos hasta que renunciaron a ese objetivo y se conformaron con levantar esta pequeña joya arquitectónica, convertida hoy en uno de los lugares más visitados de la inagotable comarca lebaniega. La relevancia de este edificio del siglo X estriba en la utilización, por primera vez en la península, del pilar compuesto, una de las características defmitorias del romá­ nico en época posterior. La bella articu­ lación volumétrica del templo se debe a los cuatro pilares centrales que forman tres naves, con nueve tramos de diversa altura, llegando a alcanzar una elevación

I A LR ED ED O RES Ascendiendo por la N 621, en dirección a Potes, se entra en la comarca de La Lié­ bana. Uno de los subvalles, el de Cillórigo,

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se caracteriza por los bosques de tilos, hayas, robles y enebros, y por sus colla­ dos, muy frecuentados por los escalado­ res. En los pastos altos ha prevalecido la economía pastoril desde la época neolí­ tica, como lo prueban los restos dolmeníticos o tum ulares de Molín de los Moros, en Peña Ventosa. En Castro están las casonas de Otero y Eduardo García Llórente, y la ermita de San Francisco de Trasvega. En San Pedro de Bedoya pervive el viñedo tra­ dicional. Al otro lado de la carretera se divisa el macizo de Andara, que fue hasta hace poco objeto de explotaciones mineras. Como herencia quedan más de 50 km de sendas de herradura y caminos carrete­ ros propicios para el paseo y la leyenda ya que, debido a los desniveles, se produ­ cen desprendimientos que los lugareños achacan a los diablillos de Colio; precisa­ mente en 1902 el pueblo de Colio quedó arrasado por la avalancha del Canchorral de Hormas. Aun así el pueblo conserva la iglesia, románica del siglo XIII, y algunas casonas y portaladas. Desde Lebeña, no obstante, resulta más atractiva la ruta hacia el norte, centrada en el desfiladero de la Hermida*, impre­ sionante garganta de 15 km que tiene su origen en la erosión de las calizas carbo­ níferas por el cauce del Deva. E l recorrido resulta sobrecogedor. Conviene advertir que en época invernal y durante el des­ hielo se producen desprendimientos de rocas, por lo que se con precaución.

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Desde el pueblo de La Hermida, con casas solariegas interesantes, se puede subir hasta Bejes, que ofrece una impre­ sionante panorámica y donde destaca su iglesia paiToquial de Santa María, con troneras y campanas en la espadaña. También desde La Herm ida se sigue hacia Urdón, desde donde parte una angosta carretera hacia Tresviso (890 m), el pueblo de más difícil acceso de Canta­ bria, que en invierno suele quedar inco­ municado por las nevadas (sólo por medio de un helicóptero se puede evacuar a los enfermos). E l camino* que asciende hasta el pueblo desde Urdón es realmente impre­ sionante; a vista de pájaro parece una obra de arte de algún ilustrador. Para quienes sufren de vértigo, es pre­ ferible usar la carretera de reciente cons­ trucción que viene de Sotres, por el lado opuesto. A su atractivo paisajístico, poblado de recoletas cabañas, se une la fama de sus quesos picones artesanales que, elaborados con leche de cabra, cura­ dos durante unos tres meses en cuevas recubiertos de hojas de castaño o roble, compiten con los de Cabrales, de sim ilar factura. Tanto la vida como la arquitectura de esta zona es más austera, más recogida, pero al mismo tiempo tiene un sabor más entrañable.

Sa n ta n d er

SA N T A N D ER ** (3,A1;15 m, 200.000 habitantes). Capital de la provincia. La capital de Cantabria se asoma a una bella y amplia bahía. Posee una intensa vida urbana y cultural ligada a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Santander es moderna, cosmopolita y elegante, y está dotada de todos los servicios de una gran ciudad. El Paseo Marítimo, que se extiende desde Puerto Chico hasta Cabo Menor, es uno de los más hermosos del litoral español.

Historia Los primeros datos de sus pobladores se remontan al año 21 a.C., fecha en la que el emperador Augusto envió la armada de Agripa para someter a los cántabros, cen­ trando en la ensenada santanderina su base logística, a la que denominaron Por­ tas Victoriae por el triunfo romano sobre la organización tribal. E l término Santander es una evolución lingüística de Sancti Emeteri, nombre que recibió la puebla desde el siglo III d.C. a raíz de la llegada de las cabezas de los már­ tires Emeterio y Celedonio, que, según la tradición, arribaron en una barca de pie­ dra, tras atravesar lo que hoy se conoce como islote de La Horadada, proceden­ tes de Calahorra. La primera denominación documental del Puerto de San Emeterio aparece en el privilegio concedido por Sancho II, en el año 1068, al monasterio del mismo nom­ bre, fundado por Alfonso el Casto, a fina­ les del siglo VIII. Proclamada villa de aba­ dengo por Alfonso V III, colaboró en la reconquista de Sevilla, por lo que en el escudo de la ciudad, además de las cabe­ zas de los santos mártires, aparece la torre del Guadalquivir, de la que pende una

cadena rota, que cae al río, y un galeón. La ciudad alcanzó gran apogeo a raíz del privilegio de exportar las lanas castellanas a Flandes y Amberes, dado que Santander era una de las “Cuatro Villas del Mar” com­ prendidas en el Reino de Castilla. Tras el decaimiento producido por la peste del año 1597, que diezmó la pobla­ ción, el siglo XVIII experimentó un gran auge debido a la habilitación del puerto para comercial-con las islas de Barlovento y con los restantes puertos de América. Su consolidación definitiva se debió a la concesión, por Fernando V I, en 1755, del título de ciudad y a la posterior capi­ talidad de provincia en 1817. También en estos años se resolvió el contencioso his­ tórico entre Santillana y Santander por conseguir la cabeza del obispado; final­ mente, la bula de Benedicto XIV creó la diócesis de Santander y la hasta entonces colegiata recibió el rango de catedral. La liberación del comercio con Amé­ rica, en el siglo XIX, generará una impor­ tante estructura mercantil, el crecimiento de la población y la remodelación y amplia­ ción del puerto, el desarrollo de los asti­ lleros y un trasvase poblacional de india nos que embarcaban para las colonias.

Tanto la Guerra de la Independencia como la Guerra Civil Española, en la que San­ tander participó en el bando republicano, fueron un duro embate para la ciudad. Entre ambas contiendas tuvo lugar, en 1893, la explosión del carguero Cabo Machichaco, que causó más de 500 muer­ tos e importantes desperfectos. Finalmente, el tremendo incendio de 1941 arrasó la mayor parte de lo que que­ daba de la tradicional puebla vieja. La reconstrucción fue un empeño muy fructífero, aprovechado para realizar un importante ordenamiento urbanístico en estilo neoherreriano para los edificios públicos y racionalista en el resto. E l expan­ sionismo de los sesenta impulsó la cons­ trucción en vertical y la aparición de nume­ rosas bandadas populares, frente a las que el Sardinero se configuró como zona resi­ dencial y turística de alto nivel de vida. A pesar de todos los avatares históri­ cos, Santander se ha convertido hoy en una ciudad adm inistrativa, comercial y turística de primer orden y en uno de los centros de cultura y recreo más im por­ tantes de la cornisa cantábrica.

Gastronomía La tradición culinaria de Santander, al igual que la del resto de la región, se apoya en el privilegio de poseer productos de primerísima calidad procedentes tanto de la mar como de tierra. Pescados y mariscos, carnes y produclos hortofrutícolas se combinan en ela­ boraciones sencillas pero muy cuidadas. Los productos más característicos de Santander son las rabas (calamares fri­

tos) y los bocartes rebozados (boquerones grandes abiertos en filetes), el cachón, per­ cebes, nécoras o cigalas que se pueden encontrar en lugares de tapeo, restaurantes o en el barrio pesquero. No hay que olvi­ dar los pescados de río, como las truchas, los salmones o las angulas. Las carnes de vacuno, de excelente cali­ dad, se saborean por igual en guisos, a la plancha o a la parrilla. La repostería casera goza de gran pres­ tigio; destacan el arroz con leche, la leche frita o las natillas, aunque los dulces más emblemáticos de toda la región son las quesadas y los sobaos. Quesos de elaboración artesanal como los quesucos de Liébana, Tresviso, de nata y los curados, o semicurados, ocupan un lugar privilegiado en las cartas de los res­ taurantes.

Fiestas Las fiestas mayores de la ciudad, en honor a Santiago Apóstol (25 de julio) y a los patro­ nos de la ciudad San Emeterio y San Cele­ donio (29 de agosto), ofrecen una variopinta programación que incluye verbenas, feste­ jos taurinos, regatas por la bahía, sardinadas, competiciones de bolos y los fuegos ar­ tificiales en la segunda playa del Sardinero. Otras fiestas son las romerías de la Virgen del Mar o la subida al faro de Cabo Mayor, con almuerzo campestre incluido. E l ca­ lendario festivo tiene otras citas agradables con la Fiesta del Turista (6 de agosto) y el Día Infantil de Cantabria, que se celebra en junio en la península de la Magdalena, com­ binando sabiamente aspectos lúdicos y manifestaciones del folklore regional.

C a n t a b r ia d e l a A a l a 7

C r ó n ic a R e a l

de

Sa n ta n d er

El rey Alfonso XIII y su esposa, la reina Vic­ toria Eugenia, tuvieron gran protagonismo en el desarrollo social, cultural y arqui­ tectónico de la ciudad de Santander entre 1913 y 1930. Sus estancias veraniegas señalaron una cumbre en la historia de la región y contribuyeron al prestigio de la capital de la montaña. La afición de los monarcas españoles a las playas de Cantabria, a sus bondades climáticas y a sus atractivos monumen­ tales y paisajísticos se debieron, en buena parte, a las alabanzas de la reina Isabel II y el rey Alfonso XII. Ya en 1900, la reina regente María Cristina de Habsburgo había girado una visita a la ciudad acompañada de su hijo Alfonso XIII, que entonces tenía 14 años y que en 1902 se haría cargo de la corona. El monarca continuó acercán-

Palacio de la Magdalena.

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E l Festival Internacional de Santander (FIS) inició su andadura en 1952, con una

S a n tan d er

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Vida urbana Tres son los eventos culturales que han dado fama internacional a Santander: La Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, el Festival Internacional de San­ tander y el Concurso Internacional de Piano. La Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, creada en 1932 y llamada colo­ quialmente UIMP, organiza cursos de espe-

dose a Santander en veranos sucesivos, desde su lugar de veraneo habitual que por aquel entonces era San Sebastián, coyuntura que el Ayuntamiento de San­ tander consideró oportuna para regalar a Alfonso XIII la península de la Magdalena, en cuyo altozano se construiría una resi­ dencia regia encargada a los arquitectos Bringas y Riancho.EI palacio de verano de la Magdalena fue entregado a Alfonso XIII el 7 de septiembre de 1912. El 5 de agosto de 1913 llegaron los reyes desde Madrid para pasar los meses de calor en este mag­ nífico enclave. Fueron recibidos por miles de santanderinos encantados con la idea de ver su ciudad convertida en corte real. Con los reyes llegaron los nobles y aris­ tócratas de la corte, que vieron en San­ tander la ciudad idónea para el veraneo, y otras gentes que veían aconsejable "dejarse ver por Santander" La respuesta de los hosteleros y comer­ ciantes locales fue rápida e inteligente: ampliaron su oferta. Así, el Sardinero y el paseo Benito Pérez Galdós se convirtie­ ron en zonas residenciales de elite, pro­ digándose elegantes mansiones como Villa Piquío, Villa Rita o Villa Hope.Los potentados locales, que no querían ser menos, vieron en la avenida de la Reina Victoria la ubicación apropiada para su estatus.Tan distinguida concurrencia tenia gustos especiales que debían ser cubier tos por una ciudad con aspiraciones; por ello las obras de infraestructura y las ins talaciones dedicadas al ocio y la cultura se multiplicaron. En 1917 se inauguró el Hotel Real, en 1916 el remodelado Gran Casino del Sardinero;de la época son tam bién el Hipódromo de Bella Vista, el Tea tro Pereda, el Campo de Polo de la Maq

aunque su centro neurálgico y lectivo es el Palacio de la Magdalena, durante los mese, de junio a septiembre. Constituye un adi ■ cuado lugar de encuentro que propicia rl intercambio de saberes y experiencias enliv especialistas, expertos y profesionales m las más diversas materias, facilitando ai le más la presencia de profesores extrunjc ros, así como la relación y comunictu Ion

dalena, el Club Marítimo,el Campo de Golf de Pedreña e, incluso, las pistas de aeroplage de Comillas. En la bahía santanderina fondea­ ban yates, acostumbrados a recorrer todos los mares, que eran escenario nocturno de lujosos partys.La Marina Española también hizo acto de pre­ sencia con el Giralda, el Victoria Euge­ nia o el María Cristina. La activa vida cultural de la ciudad, lejos de decaer.se vio animada por la presencia real y su séquito; tampoco se olvidaron los actos benéficos,a cuya cita no faltaba la reina Victoria Euge­ nia. Corridas de toros, verbenas popu­ lares, meriendas campestres, audicio­ nes de música o representaciones de ópera se multiplicaron en cantidad y calidad. Una de las tareas cotidianas del rey •Ta despachar los asuntos de la corona; por este motivo, ministros, embaja­ dores y almirantes eran citados a palai io. Una de las visitas más recordadas de aquellos años fue la del presidente de la República Argentina, Marcelino Ivear.en 1922, con apoteósico reciIamiento en el puerto. Tanto esplendor, bullicio y creci­ miento asombraba a la ciudad que iu s o todo su empeño en no dejarse abrumar por ello y se esforzaba por opol¡ta y distinguido que hoy per­ úira e identifica a la ciudad como una la las más elegantes del país.

universidades españolas, para compartir el localismo y luchar contra el peor ene­ migo de toda tarea científica y cultural: el aislamiento. En definitiva, la Universidad es un moderno centro cultural universitai io que se ha convertido en un foro de dis11 isión y de debate, libre y plural, capaz de interesar a gran número de estudiantes y de responder, en sus programas, a las

extensa programación musical que abarca el campo sinfónico, el de cámara, el tea­ tro y la danza. Durante cuarenta años el festival se ha celebrado en la Plaza Porticada, un espacio urbano que, recubierto con una gran lona y habilitado a modo de teatro ha visto desfilar por sus gradas a artistas como, Ataúlfo Argenta, Jehudi Menuhin, Montserrat Caballé, José Catre­ ras, Plácido Domingo, Julio Bocea, Rudolf Nureyev o V ittorio Gassmman. Desde 1991, el F IS se celebra en el Palacio de Festivales, edificio de avanzada arqui­ tectura, obra del Premio Príncipe de Astu­ rias, el arquitecto navarro Javier Saenz de Oiza. Este nuevo marco escénico ha permitido al F IS dar cabida al mundo de la ópera, prácticamente abandonado a causa de los escasos recursos escénicos de la Plaza Porticada. E l Festival santanderino da comienzo en los últimos días de junio y se prolonga durante todo el mes de agosto.

El Concurso Internacional de Piano “Ciudad de Santander”, creado en 1972 por Paloma O’Shea, acoge a jóvenes vir­ tuosos de todo el mundo que a través de este certamen obtienen reconocimiento internacional y la posibilidad de conti­ nuar sus estudios mediante las becas otor­ gadas por la Fundación Isaac Albéniz, organizadora del evento. Aunque éstos son los tres agentes cul­ turales más destacados, Santander debe también su prestigio de ciudad volcada en la cultura a instituciones públicas y privadas que durante todo el año se pre­ ocupan por mantenerlo, destacando por su intensísima actividad la Obra Social y Cultural de Caja Cantabria, que patrocina una media de 1.500 actos a lo largo del año, incluidas exposiciones, recitales, actuaciones, publicaciones y cursos que se expanden por toda la región, aunque el lugar neurálgico de la actividad es el Centro Cultural Modesto Tapia, en la calle Tantín. La Fundación M arcelino Botín, con sede remodelada y vanguardista, orga­ niza también importantes exposiciones y eventos musicales, concede becas y patro­ cina restauraciones monumentales. La Junta del Puerto dispone del sensa­ cional Palacete del Embarcadero, donde

CANTABRIA DE LA A A LA Z

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nivel. También la Consejería de Cultura dispone de una sala de exposiciones y coor­ dina varios museos de la región. Otro evento digno de reseñar es Artesantander, una interesante feria de las artes plásticas, creada en 1992, en la que parti­ cipan las principales galerías de la región y que se celebra en agosto, con el patroci­ nio de Caja Cantabria, UIMP, Ayuntamiento de la ciudad y Diputación Regional. La Cámara de Comercio también contribuye con exposiciones y cursos que dinamizan el ambiente cultural de la ciudad. En cuanto a la actividad deportiva, San­ tander cuenta con una infraestructura notable: campo municipal del golf en Mataleñas y privado en Pedreña, escuela de vela en la isla de la Torre, surf, windsurf y todo tipo de deportes náuticos en el club de la Horadada, tenis y polo en la Magdalena, campo de tiro en San M artín y fútbol en el nuevo estadio de E l Sardinero. Sin con­ tar el squash o la equitación, que puede practicarse en E l Rostrío, Liencres, Bezana y Castanedol. Respecto al ambiente urbano, la ciu­ dad sorprende por su desbordante activi­ dad. Las zonas claves van unidas a un imperativo horario y a los gustos de cada visitante. De mañana, las calles aledañas a la Plaza del Ayuntamiento ofrecen una gran ani­ mación que proviene bien del Mercado de Abastos de la Esperanza, situado detrás, bien de las calles comerciales que parten de esta zona, o en ella convergen: Isabel II, Cádiz, Lealtad, la petonal San Fran­ cisco, Juan de Herrera, Rualasal, Jesús de Monasterio, Vargas, San Fernando, B u r­ gos, la travesía del Cubo, la del Medio, o Guevara. La calle del Arrabal, prolongación de Rualasal, es un lugar de amplia tradi­ ción comercial que cuenta con interesantes comercios de cerámica, ropa y comple­ mentos y tapicería. Para el aperitivo y tomar cañas son reco­ mendables las terrazas del paseo de Pereda, la plaza de Pombo, Peña Herbosa, Her­ nán Cortes, Bonifaz y San Lucia. En Puerto Chico son igualmente animadas las terra­ zas y bares de las calles Casimiro Díaz y Juan de la Cosa, así como la prolongación del paseo de Castelar. La oferta de res­ taurantes se reparte por toda la ciudad, con una alta concentración de locales en

Puerto Chico. y ambiente marinero, con posibilidad de degustar platos de pescados, parrilladas y paellas, en el barrio Pesquero. Ambiente más cosmopolita se aprecia en la zona del Sardinero o la playa de la Maruca con una oferta gastronómica más selecta. E l ambiente nocturno se concentra, a primeras horas de la noche, en la plaza de Cañadio, San Femando y en Puerto Chico, con posibilidad también de cenar de pico­ teo en Río de la Pila. E l Carmen, Perinés y Santa Lucía son calles con una alta con­ centración de bares con música para tomar copas, mientras que, en la zona del Sar­ dinero, las primeras horas de la noche se consumen en la zona de terrazas próxima al casino para acabar más tarde en la cal le Panamá.

I VISITA Del Barrio Pesquero a Puerto Chico Entrando en la ciudad por la zona marf tim a se accede a la calle Marqués de la Herm ida (F l); mediada ésta aparece la Lonja de Contratación, que indica la piv

(F l, f.p.) y la dársena de M aliaño (F2), zona repleta de bares y restaurantes en los que degustar los frutos de la mar y pre­ senciar la llegada y subasta del pescado en torno a la lonja. En la confluencia de Marqués de la Hermida con Antonio López se alzan los edificios de la Aduana, Comandancia de Marina y la Estación Marítima de Ferrys (F2), que mantiene una im por­ tante línea regular de pasajeros y mer­ cancías entre Santander y la ciudad inglesa de Plymouth. En este punto sorprende el conjunto que forman los jardines de Pereda (E2), de un lado, y la bahía de Santander, por el i>tro, acotada por la mole de Peña Cabarga, que parece vigilar la ciudad que se extiende frente a ella, avisándole de los temporales que llegan por el sur. Los cedros, magnolios y palmeras de los jardines de Pereda esconden algunos monumentos dedica­ dos a héroes e ilustres escritores de Canlabria. E l más solemne corresponde a Velarde, el héroe del Dos de Mavo. aue se

Alfonso X III (o de las Farolas), realizado en bronce por el escultor Elias Martín. Igualm ente em otivo es el conjunto escultórico dedicado al más conocido escritor cántabro, José M aría de Pereda, que se encuentra en el centro de los jar­ dines, con una escultura en bronce del novelista sobre una roca cubierta de vege­ tación, en cuya parte baja se observan relieves que representan escenas de las obras del escritor. Otra escritora de la región, Concha Espina, tiene también su recordatorio en una fuente, obra de Victorio Macho. En los jardines se encuen­ tra la oficina de información turística del Ayuntamiento de Santander. Junto a los jardines se prolonga el mue­ lle, orientado hacia la Bahía de Santan­ der, con una primera parada en el Pala­ cete del Embarcadero (E3), una sala de exposiciones, dependiente de la Junta del Puerto, en la que se pueden ver algunas de las muestras itinerantes más intere­ santes del país. A su lado la Grúa de Pie­ dra (E2) testimonia lo aue fue el antieuo

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Por la calle de Calvo Sotelo se llega a la emblemática Plaza Porticada (E2), ejem­ plo de la arquitectura neoherreriana que se llevó a cabo en la reconstrucción de la ciudad tras el incendio de 1941. En los edificos que la conforman están ubicados organismos oficiales, como la Delegación de Gobierno, la Comisaría de Policía, la Cámara de Comercio, la Oficina Central de Turismo y la Caja de Ahorros y Monte

de Piedad de Cantabria. Frente a la plaza, cruzando la calle, se encuentra la catedral* (E2) y la sede del Obispado. Originariamente erigida en un cerro costero, los posteriores rellenos de la bahía terminaron alejándola de la ori­ lla del mar. Aunque quedó muy afectada tras el incendio de 1941, aún se mantiene la cripta del Cristo*, de principios del siglo XIII, en un estilo gótico temprano muy sobrio. Es el monumento más anti­ guo que se conserva en la ciudad. Bajo el suelo y protegidos por una mampara de cristal, se observan los restos romanos que dieron origen a la ciudad y al prim itivo templo de San Emeterio y San Celedonio. La capilla es de reducidas dimensiones y lorm a rectangular, organizada en tres naves. En el ábside mayor se guarda un hermoso crucifijo de madera policromada, de traza castellana, y en el derecho una Piedad, en piedra también policromada. Sobre esta recoleta iglesia, accediendo por el claustro, se entra en la catedral, que comenzó a edificarse en el siglo XIV bajo esquema de cuatro naves y torre. Su estilo es gótico, aunque por su solidez y sobrie­ dad de fábrica parece la arquitectura de una fortaleza. En su interior, que ha cono­ cido diversas reformas y ampliaciones en siglos posteriores, destaca una p ila de agua árabe, al parecer traída de Sevilla

por los navegantes que participaron en la reconquista de la capital hispalense, y el

sepulcro de Marcelino Menéndez Pelayo, obra de Victorio Macho, en el que aparece la figura yacente del polígrafo sobre el sar­ cófago que guarda sus restos. En la misma zona se encuentra una Piedad, realizada en bronce por el mismo escultor. Pueden verse además otras muestras destacadas de escultura funeraria, como la estatua yacente de don Pedro Camus (1599), en la capilla de la Puebla, o la estatua orante del obispo Vicente Sánchez de Castro, del escultor Daniel Alegre, en la capilla del Rosario. En cuanto a retablos, destaca el mayor, de estilo barroco-churrigueresco, procedente de Palencia, en el que se inclu­ yen las figuras de los patronos, San Em e­ terio y San Celedonio. Son también nota­ bles el de Santa M aría de Bareyo y el de la Bien Aparecida. Al lado de la catedral destaca la iglesia de la Compañía y los edificios del Banco de España y de Correos y Telégrafos (E2). En la margen derecha, frente a los jardi­ nes de Pereda, se alza el destacado edificio del Banco de Santander, con arco incluido, diseñado por el arquitecto González Rian­ cho, que incluye esculturas de Blanes y que, desde su construcción en la década de 1940, forma una de las imágenes emblemáticas de Santander. E n las inm ediaciones se encuentran también los edificios de Banesto y la Fundación Botín (E2). Agradable es el paseo por la plaza de Pombo (E3). Santander se m ira y se identifica a sí misma con el paseo de Pereda (E2-3), paso obligado entre la zona playera y la comercial. Su estética característica son los miradores y las mansardas, especie de buhardillas ideadas por el arquitecto fran­ cés Mansard, para ganar altura a los edifi­

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sula de la Magdalena (E-F5-6) por el campo de polo o por la playa. Otra opción es recorrer la avenida de la Reina Vic­ toria (D-E5-6) que se inicia al final de Castelar. Esta avenida está cuajada de man­ siones y es un estupendo mirador sobre la bahía, que la bordea en su parte alta hasta llegar a la Magdalena. E l pueblo de Santander regaló este paraje al rey Alfonso X III. Los arquitectos locales Javier González Riancho y Gonzalo Bringas fueron los encargados de construir el palacio de la Magdalena* (E-F6) (las 700.000 pesetas de su presupuesto total fue­ ron pagadas por suscripción popular). Ar­ quitectónicamente, el palacio presenta un estilo ecléctico, entre el gusto inglés de la reina Victoria Eugenia, que lo habitó ini­ cialmente en sus estancias veraniegas, y las influencias francesas que se decantan en

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Santander cuenta con numerosos edificios señoriales; de izquierda a derecha, el Ayuntamiento, e! Gran Casino del Sardinero y e! Hotel Real. cios esquivando las normas urbanísticas. Reconocido como monumento históricoartístico, une a su valor patrimonial el ser un termómetro vivo del pulso de la ciudad, una especie de pequeña “city” en la que se desarrolla una paite importante de la acti­ vidad económica de la región, siempre con la baba al frente haciendo de contrapunto. E l paseo de Pereda concluye en Puerto Chico (E4), antes puerto pesquero y ahora atracadero de embarcaciones deportivas, presidido por el Club Marítimo (E3) ins­ talado en la misma dársena de Molnedo. Se trata de una suerte de palacete de color blanco, que se alza sobre las aguas de la baba. Fundado en 1928, es uno de los más prestigiosos de España, y tuvo como pri­ mer socio de honor al propio Alfonso X III. Desde la plaza de Matías Montero, frente a Puerto Chico, parte la calle de Casimiro Sainz (comunicada, mediante un túnel, con la avenida de los Castros y el Sardi­ nero), en la que se halla el edificio del Gobierno de Cantabria (E3). En la parte baja del edificio se halla ins­ talado el Museo de Prehistoria y Arqueo­ logía**, creado en 1925 a partir de una extensa colección donada ñor el maroués

procedentes de yacimientos como Altamira y Puente Viesgo. Posee una completa muestra fotográfica y de calcos directos de las pinturas rupestres y colecciones de estelas y lápidas funerarias. Piezas desta­ cadas son el bastón de mando, de la cueva de E l Pendo, las estelas gigantes, de Zurita y Lombera, o la colección de objetos pro­ cedentes del asentamiento romano en Julióbriga. E l museo sigue a la espera de encontrar una sede más adecuada para la muestra de sus valiosas piezas y la inves­ tigación de otros fondo.

De Puerto Chico a Cabo Mayor De la glorieta de Puerto Chico parte el

paseo de Castelar (E3-4) con algunos edi­ ficios representativos de la arquitectura burguesa. En el final del paseo se alza el palacio de Festivales* (E4 ), que se ha convertido en el símbolo arquitectónico y cultural del Santander del siglo XXI, con unas salas y auditorio preparadas para acoger todo tipo de artes escénicas. Obra de Sáenz de Oiza culminada en 1990, el palacio acoge al Festival Internacional (Ir Santander (F IS ), cuya sede desde 1950 venía siendo la Plaza Porticada como una medida provisional. Junto al palacio se encuentra la Escuela de la Marina Mei cante y en su zona baja, el Centro de Vela de Alto Rendimiento y una verdadci a iova de la aroueoloeía naval, el diciuc de

ribera, que se conserva como recuerdo de los antiguos astilleros de San Martín. También en Puerto Chico, en el extremo oeste de la Escuela Superior de la Marina, está el Planetario (E4) de Santander, cen­ Iro divulgativo, con un proyector que mues­ tra con gran precisión el movimiento de los astros sobre una pantalla que repre­ senta la esfera celeste tal y como se vería en cualquier lugar y a cualquier hora de observación en la Tierra. Muy interesante es el cercano conjunto formado por la Escuela Náutico-Pesquera, el Instituto Oceanográfico y el Museo Marítimo del Cantábrico* (E5), distribuido en cuatro secciones: barcos I radicionales, historia m arítim a, biolo­ gía m arina y etnografía pesquera. Des­ laca un esqueleto de ballena de más de 24 m de largo y otros pertenecientes a ejemplares de delfines, cachalotes y oreas; también pueden contemplarse varios acua­ rios con especies vivas de pequeños tibui layas: los Peligros (D6), el Promontorio, la Magdalena (D6/F5) y los Bikinis (F6), así llamada por ser el primer lugar de la ' 11idad donde se exhibía la atrevida prenda. I >esdé este lugar se divisan las islas de la Horadada y de la Torre (centro de la

las escalinatas y terminaciones exteriores. Las caballerizas, construidas más tarde, diez años después que el palacio, se ubican en la zona baja de la península y tienen inte­ resantes dependencias de estilo georgiano. E l palacio y la península se convirtieron en el centro, entre 1913 y 1930, de la vida vera­ niega de la realeza y corte de España. En 1932 el gobierno republicano, que se había incautado del edificio, decretó que éste fúese utilizado como sede de la Universidad Inter­ nacional de Verano. Finalizada la guerra civil, la fam ilia real cedió el palacio para que en él continuasen los cursos de la UIMP. En 1977, don Juan de Borbón vendió, por la simbólica cantidad de 150 millones de pesetas, la península y todas sus instala­ ciones al Ayuntamiento de Santander. En este enclave se puede visitar un minizoológico (E-F5), que aprovecha los acan­ tilados, en el que se han instalado piscinas de agua marina para los animales, princi­ palmente osos polares, pingüinos, focas y leones marinos. En los jardines también se puede observar la presencia de los gale­ ones y balsas con las que el marinero cán­ tabro Vital Alsar cruzó el Atlántico y el Pací­ fico, o tomar el tren llamado “magdaleno” para disfrutar de una magnífica panorá­ mica de la isla de Mouro y el Sardinero y de la bahía, el Puntal y Santander. E l recorrido continúa jalonado de pla­ yas: el Camello (C6/E5), la Concha (C6) y la primera (C5) y segunda del Sardinero (B5), enmarcadas en paseos y jardines como

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Playas

Playa dei Camello. llaman la atención: en lo alto, el Hotel Real (D5) y, en la parte baja, el Casino del Sar­ dinero (C5), situado en la plaza de Italia, segundo centro urbano de la ciudad, sobre todo en verano. E l Hotel Real data de 1917. Es visible desde cualquier parte del litoral santanderino y con su cuidado color blanco, edificio de cinco plantas y hermosa terraza orientada hacia la bahía representa una de las obras más conocidas del arquitecto Riancho, así como la mejor instalación hotelera de Cantabria. E l Gran Casino está arquitectónicamente emparentado con el Hotel Real, data de 1916 y tiene un cueipo central de dos pisos con monumental esca­ lera y terraza, escoltado en los laterales por sendas torres octogonales. Bordeando las playas por la avenida de Castañeda (B-C4-5), se converge en la ave­ nida de los Castros, la arteria más larga de la ciudad, a la que recorre de este a oeste, por la zona septentrional. E n los Castros se halla el Campus de la Uni­ versidad de Cantabria (C2-3), así como el Paraninfo de Las Llamas, dependiente de la UIM P, escenario de los conocidos cursos de español para extranjeros. Desde los Castros al itinerario principal, por la

parque de González Mesones, en cuyas inmediaciones se halla el Nuevo Estadio del Sardinero (B4), cuyo nombre oficial es el de Campos de Sport del Sardinero. Frente a él se localiza el Palacio de Exposiciones de Santander (B4), obra de los arquitectos Gabriel Gallegos y Juan Carlos Sanz, que cuenta con una superfi­ cie de cerca de 6.500 metros dedicada a exposiciones, eventos y ferias. Exteriormente la fachada del edificio es de gran vistosidad con ladrillo cara vista y chapas de cobre. De diseño igualmente vanguardista es otro nuevo edificio, situado en esta zona, que se está convirtiendo en la imagen del nuevo Santander. Se trata del Palacio tic

Deportes de la Ciudad de Santander (B3), obra de los arquitectos Julián Frant i > y José Manuel Palao. E l edificio tiene una capacidad para albergar a 10.000 per,so ñas en grandes eventos, principalm cnlr deportivos, aunque también se llevan a cabo conciertos y otras actividades y cele braciones. Esta obra arquitectónica tiene una cubierta metálica de 400 láminas di acero inoxidable de diferente tamaño, con un tercio de los graderíos retráctiles fl

deportivos más destacados de la ciudad de Santander junto con el complejo depor­ tivo de la Albericia, el Centro de Alto Ren­ dimiento de Vela Príncipe Felipe, el puerto deportivo de Puerto Chico, el campo de golf de Mataleñas y la Real Sociedad de Tenis de La Magdalena. Junto al palacio y con una estética igual­ mente vanguardista se sitúa el Parque Atlántico de las Llamas, abierto al público en mayo de 2007. Desde los Campos de Sport del Sardi­ nero parte también la carretera que lleva al faro de Cabo Mayor (A5, f.p.), aun­ que antes de llegar, en el promontorio del Cabo Menor, está instalado el Campo M unicipal de Golf. Bajando por un camino que lo rodea se llega a la cala de Mataleñas (A5), tallada en los acantila­ dos. Cámpings y chiringuitos ofrecen sus servicios. Desde el faro de Cabo M ayor la panorám ica es m agnífica, y más en días de mar brava. No se puede visitar la lorre del faro, pero sí el edificio anexo que alberga el Centro de Arte Cabo Mayor, donde se exhiben obras pertenei ientes a la colección particular del pinlor cántabro Eduardo Sanz y donde se programan exposiciones temporales rela-

Son innumerables los arenales, a ambos lados de la bahía de Santander, en los que se puede tomar el sol o bañarse. Desde el centro hacia el Sardinero, las primeras pla­ yas son la de los Peligros (D6), tranquila a pesar del nombre, y la de la Magdalena (D6/F5), enmarcada en el centro de la bahía y que llega hasta los bajos del palacio del mismo nombre con un tramo de playa lla­ mada de los Bikinis (F6) por ser la primera de la capital cántabra donde se pudo ver dicha prenda. El Camello (C6), con un pro­ montorio que recuerda la chepa de este animal, es la prim era con mar abierto, mientras que La Concha (C6) es una de las preferidas por las familias santanderinas con muchos niños. La Primera (C5) y la Segunda (B5), separadas por la punta de Piquio en marea alta, son las playas de E l Sardinero por excelencia. Con la marea baja quedan unidas en un total de dos kiló­ metros y medio de longitud en mar abierto. Junto al faro de Cabo Mayor y el parque de Mataleñas se encuentra la playa de Mataleñas (A5), la más alejada del centro y la más tranquila, con el único inconve­ niente de sus incómodas escaleras de acceso. La playa del Puntal es un sober­ bio saliente de arena con dunas en medio de la bahía a la que sólo se puede acceder en lancha. También desde Santander se puede cruzar la bahía en lancha para lle­ gar a la magnífica y enorme playa deSomo.

I A LR ED ED O RES Subiendo la carretera del faro, 1km antes de llegar arriba, ésta se bifurca; cogiendo la desviación de la izquierda, en direc­ ción a Monte y a Cueto se llega al Semi­ nario Mayor de Monte Corbán, a unos 3 km de la capital. E l edificio originario fue levantado en el siglo XV por la orden de los Jerónimos. Lo más notable que con­ serva es el llamado patio pequeño, her­ moso claustro renacentista de dos pisos y seis arcos en cada lado, con armonio­ sos juegos de basas, fustes, capiteles y arquivoltas. E l seminario tiene además otro claustro grande, de estilo barroco, que data del siglo XVIII y cuenta con cua­ tro pisos. Siguiendo la carretera aparecen las pla­ yas de la Maruca, base de pescadores y lugar de restaurantes que ofertan pesca-

C a n t a b r ia d e l a A a l a Z Sa n tan d er

pirones. En la playa de la Virgen del Mar destaca la isla y el santuario mariano que domina toda la zona y se enclava en una ladera sobre una isleta separada por un brazo de mar. E l templo, de una sola nave, contiene en su retablo m ayor la actual imagen de la Virgen, patrona de Santan­ der. Cuenta la tradición que la peste asoló la ciudad en 1597, ofreciendo sus habi­ tantes un voto peipetuo de acudir en pro­ cesión a la ermita, una vez al año. La igle­ sia, del siglo XVII, ha sido remozada y recuperada su fiesta, que se celebra el lunes de Pentecostés. Siguiendo la carretera, en San Juan de la Canal, Covachos, Portio y la Arnía se encuentra toda la belleza del Cantábrico, siempre inquieto. Tierra adentro se halla Santa Cruz de Bezana, Peña Castillo y Muriedas, con la Casa de Velarde, sede del Museo Etno­ gráfico de Cantabria*. Instalado en la casa fam iliar de Pedro Velarde, el héroe del levantam iento del Dos de M ayo en Madrid. E l museo ofrece un doble interés: la casona solariega que lo alberga, acerta­ damente restaurada, y la excelente colec­ ción de aperos, herramientas de oficios tradicionales, utensilios domésticos y lúdicos que reproducen formas de vida hoy difíciles de encontrar, aunque constituyen el pasado cercano del hábitat popular. En la finca exterior al museo se erige un hórreo, transplantado desde Pido, en Liébana, prácticamente la única comarca que mantiene alguna de estas construcciones que, en su día, existieron en toda la región. A 6 km de la capital, en las proximida­ des de Maliaño, está el aeropuerto de Parayas, que ofrece vuelos regulares con Madrid, Barcelona, Alicante, Málaga, Valen­ cia, Sevilla, Palma de Mallorca y Las Pal­ mas de Gran Canaria. También mantiene vuelos con importantes ciudades extran­ jeras como Londres, Roma y Frankfúrt. En

el alto de Parayas se alza una sencilla igle­ sia que guarda los restos de Juan de Herrera, el célebre arquitecto al que se debe el diseño de E l Escorial y el origen de toda una escuela. En el cercano polígono industrial de Raos está enclavado el segundo puerto deportivo de Santander, conocido como

Marina del Cantábrico. Rodeando la bahía, tras pasar E l Asti­ llero, en la recta de Heras, se encuentra el acceso a peña Cabarga, una subida de 7 km, con un desnivel de cerca de 500 m al final del cual se halla el monumento al Indiano, inaugurado en 1968, según pro­ yecto del arquitecto Angel Hernández Mo­ rales. E l lugar tiene un gran atractivo pai­ sajístico, especialmente cuando sopla el viento sur, sus inmensas vistas panorámi­ cas sobre la bahía de Santander, por un lado, y prácticamente media región por el opuesto. Desde Heras, con la interesante torre de los Alvarado, se puede tomar la carre­ tera CA 141 que conduce a Pedreña, famosa por Severiano Ballesteros y por el Campo de Golf, creado en 1928 y consi­ derado uno de los más bellos de España. Cruzando el puente sobre el río Miera, tam­ bién llamado Cubas, se llega a Somo y su playa del Puntal, un brazo de arena que cierra la entrada de la bahía frente a la Magdalena, repleta de bañistas durante el verano. Continuando por la CA 141 se llega a Loredo, con una playa escenario del famoso derby en agosto. Cerca de Loredo está el santuario de Nuestra Señora de Latas, uno de los centros devocionales de la comarca, iglesia restaurada que con­ serva un interesante retablo barroco con imagen gótica de la Virgen. Cierra el are­ nal la zona conocida como las Quebran­ tas, acantilados y fondos rocosos temidos

por los marineros, dado que aquí han nau­ fragado muchos barcos al enfilar la entrada de la bahía. Entre Loredo y Langre (también con playa abierta al mar) se encuentra la isla de Santa Marina, reserva natural al igual que la de Mouro, por las especies m ari­ nas que viven en las profundidades de sus cavidades rocosas. Es una zona idónea para degustar marisco y otras especies apreciadas por los pescadores, lubinas, jargos y doradas entre otras. Finalmente la ría y playa de Galizano, aunque menos turísticas, son excelente lugar para descansar. Cerca de Galizano se encuentra, hundido, el acorazado España, convertido asimismo en ecosis­ tema propicio a la colonización de las espe­ cies marinas. S i en lugar de tom ar en A stillero la carretera de Pedreña se sigue la A8, en dirección a Bilbao, el prim er punto de interés es Valdecilla, pintoresco pueblo con casas solariegas del XVIII y una exce­ lente iglesia parroquial, iniciada a fina­ les del XV, en la que destacan la portada y la sepultura yacente de un caballero no identificado, que se halla en su interior, así como el humilladero de piedra situado en el exterior. A 3 km aparece S olares, localidad lamosa por su balneario, ahora recon­ vertido en un lujoso centro hostelero. Ade­ más cuenta con importantes muestras de arquitectura civil, como el palacio de Val­ í»uena, clásico conjunto con portalada y capilla acompañando a la casona, hoy reconvertido en centro hostelero, o la cer­ ina casa de los Rubalcaba. Desde aquí hacia M arina de Cudeyo, a ’ km, se encuentra Agüero, con un inte­ nsante castillo gótico del siglo XIV. Retomada la autovía, en Hoznayo, adein.is de una surtida oferta hostelera, des­

taca la portalada de Carasa-Arredondo y el palacio de los Acebedos.

Entram basaguas ofrece un intere­ sante conjunto de casonas -de la Pezuela, de Cagigal, de los Velasco- y los palacios de Villar y Hoyas. Del otro lado de la nacional, a 4 km, Villaverde de Ponto­ n es es solar de los M azarrasa, con su casona y palacio. Unos 5 km más adelante aparecen Añero y Hoz de Añero, donde destacan la igle­ sia parroquial y el palacio de los Cagi­ gal de la Vega. E l solar conocido como Desierto de Rigada era en su origen una casona, también de los Cagigal, pero actual­ mente es un convento de Carmelitas, rode­ ado de una hermosa finca con praderías y árboles frutales. Fue declarado monumento histórico artístico en el añol977. Entre la parroquia y el Ayuntamiento se conservan los restos de la monumental encina, hoy ya sin vida, bajo cuya sombra se reunían las Juntas de Trasmiera, institución fun­ damental en la historia de la región. En el paraje del término municipal, llamado “de los Nuevos Ricos” coloquialmente, resulta curiosa la reunión de castilletes y palacios de nueva planta en piedra de sillería. Siguiendo la carretera, pasado Preves, en Beranga, se pueden ver las ruinas de la interesante casona de Gómez del Corro y hacer un alto para comer en Hazas del Cesto, que tiene fama merecida por sus cocidos y carnes de ternera. Tras la comida, Solórzano, Quintana, Regolfo o el Portillo ofrecen amenos pai­ sajes y bellos monumentos, como el san­

tuario gótico de la Virgen del Fresnedo, en las proximidades del puerto de Fuente las Varas, de 447 m de altitud. Desde Santander se pueden visitar tam­ bién Santillan a del Mar [pág. 142], Comillas [pág. 84] o cualquier otro punto de la región.

S a n t illa n a d e l M a r

S A N T IL L A N A D E L M A R * *

.......................................... ...... (2, A2; 62 m, 4.180 habitantes).

Esta villa medieval es, junto a la capital, uno de los lugares más conocidos de Canta­ bria. El conjunto de sus casonas y calles empedradas hacen del lugar"una verdadera reliquia en la vida del hombre';como dijo de ella Jean Paul Sartre.

Artesanía Otro de los atractivos de la villa es su variada oferta en objetos en cobre, bronce, cerámica o piel que pueden encontrarse en tiendas o en casas de antigüedades.

Fiestas Santa Juliana, el 28 de junio, y San Roque, el 16 de agosto. En la noche del 5 de enero se representa el auto sacramental de la Epifanía en la plaza de la Colegiata, con la participación de los vecinos como acto­ res. En verano se convierte en subsede del Festival Internacional de Santander; por ello en la Colegiata de Santa Juliana pue­ den escucharse grupos de cámara de todo el mundo.

Gastronomía Santillana es la mejor embajadora de los

sobaos y las quesadas pasiegas, que se usan como postre en la mayoría de los restau­ rantes y en las múltiples tiendas de la villa. Es imprescindible probar la tableta, exqui­ sito bizcocho casero, y la gran variedad de quesos que se ofertan en sus tiendas y res­ taurantes. Cocido montañés, carnes de va­ cuno a la parrilla y fresquísimos pescados

■VISITA E l diseño urbanístico que presenta San­ tillana, prácticamente inalterado desde el siglo XVI, obedece a un esquema lineal, en forma de Y griega, cuyo brazo izquierdo o calle de Juan Infante, desemboca en la plaza del Mercado, o de Ramón Pelayo, núcleo económico-admistrativo, con des­ tacadas muestras de arquitectura civil. E l otro brazo de la Y nos conduce por una hermosa bajada hasta la Colegiata. Con­ viene empezar aquí la visita y dejar lo demás para el camino de regreso, dado que nos encontramos ante el edificio más representativo de la villa, la colegiata de Santa Juliana** (A3). Es una espléndida iglesia románica, cuyo núcleo más antiguo fue levantado a lo largo del siglo XII, aunque ha sufrido numerosos añadidos y modificaciones en las seis centurias siguientes, sin llegar a desvirtuar su espíritu medieval. Antes de explorar el recinto merece la pena dete­ nerse en el exterior. Los escalones de pie­ dra nos sitúan ante la fachada sur, donde se halla la portada principal con cuatro arquivoltas coronadas por una serie de relieves escultóricos. En el centro de esta serie se observa un pantocrátor cuya orla es sostenida por cuatro ángeles. E l fron­ tón triangular que corona la portada, pre sidido por la escultura de Santa Juliana, fue añadido en el siglo XVII. Todavía se conserva, a la derecha de la portada, la oí i ginaria tone cilindrica que debió de albei gar el primer campanario del edificio. E l interior está organizado en tres naves entre las que destaca la nave central, sepa rada de las laterales por pilares crucilt>i mes que sustentan arcos de medio punli i, y abundantes capiteles en las columnas

brería en el que destaca la cruz relicario del siglo XVI. Junto a la sacristía está el sarcófago de doña Fronilde, con inscrip­ ción latina, y en el crucero, el sepulcro de santa Juliana, de 1453. E l claustro*, levantado en el siglo XIII, junto a la fachada norte, es de visita impres­ cindible. Los magníficos capiteles histo­ riados que coronan las columnas en las galerías oeste y sur, junto con los de moti­ vos vegetales en la norte, forman un asom­ broso repertorio escultórico en permanente combinación con las luces y sombras que llegan hasta ellos a través del geométrico recinto. Para visitar el claustro y la Cole­ giata se adquiere una entrada, que sirve también para acceder al Museo Diocesano. Saliendo de la Colegiata, a mano izquierda, en lo que fueran las caballeri­ zas de los abades, el Ayuntamiento ha ins­ talado un museo dedicado a la obra escul-

S A N T IL L A N A D E L M AR Cámping a Camplengo

Historia Los hallazgos arqueológicos de térra sigilata, perm iten datar un asentamiento humano en el siglo I d.C. E l monasterio de Santa Juliana, origen del poblamiento medieval, se crea en el año 870. En 1196 se establece el cabildo, lo que indica que el monasterio ha pasado al rango de cole­ giata, prevaleciendo sobre Santander, lo que dio origen a una importante pugna entre ambas ciudades. Los siglos XIV y XV están marcados por el decaimiento de la ciudad debido a la permanente lucha entre nobles, canónigos y merinos, que sólo será superada con la intervención capitalista de los indianos. La construcción del con­ vento dominico Regina Coeli convirtió a Santillana en un importante foco cultu­ ral. Merced a la declaración de la villa de monumento histórico-artístico, en 1889, el casco antiguo recibe una importante protección. E l descubrimiento de las cue­ vas de Altam ira supondrá un hito en la trayectoria de la ciudad.

eos, contiene un valioso conjunto artís­ tico distribuido en tres calles y tres cuer­ pos, con cuatros excelentes tallas en la predela, representando a los evangelistas. Destaca en el centro la escultura de Santa Juliana, de taller barroco, y las reducidas tallas de los doce apóstoles, colocadas entre las calles. Las dos laterales se com­ ponen de tablas pictóricas, las cuatro infe­ riores con escenas del martirio de la santa, que según la tradición sufrió torturas por parte de su esposo, el juez Eulogio, por no querer renunciar a la fe de Cristo. Los relieves de los cuatro apóstoles, situados al pie del altar, debieron formar parte de la originaria portada principal del templo, y se fechan en torno al año 1200. En la zona posterior se encuentra la gran pila bautismal rom ánica con el relieve de Daniel y los leones. La sacris­ tía guarda un importante tesoro de orfe­

Casa de licas más recientes como expresión del li oricismo montañés. \unque la mayor paite de las torres hislórii as ha sufrido graves deterioros, toda­ ' ia quedan excelentes ejemplos de estas viejas y sobrias fortalezas que fueron priiiiiii) instrumentos de control sobre cami­ nos, ríos y costas y después símbolo de i" ero abolengo. Si hubiera que desta1 las pocas, entre ellas podrían citarse 1- I Infantado (siglo XV), actual sede del V utam iento de Potes, y la de Mogrovejo (*iir lo XV), ambas en Liébana; la de Cabanen Herrerías, rodeada de un muro saeteras; la de Obeso (Rionansa), las ili 'm añoyBustam ante(LaCostana),en 1 upoo; las de Quijas, en Reocín; el lo

oh de Caries, en el camino del Besaya;

Resulta muy complejo diferenciar casona y palacio en Cantabria; muchas veces un mismo edificio recibe ambas denomina­ ciones y lo cierto es que existen escasos palacios en el sentido que habitualmente se considera en otras regiones. La mayor parte son en realidad casonas, más o menos grandiosas y solariegas, cuya arqui­ tectura suele presentar un mestizaje entre lo autóctono y lo clásico. E l palacio de Santibáñez (Cabezón de la Sal) es ejem­ plo de esta p articu lar integración ar­ quitectónica: solana corrida y soportal representativo de la vivienda rural cánta­ bra en la fachada sur y acceso principal con arcos a base de piedra de sillería en el lado este. Construcciones de esta índole existen prácticamente en todos los municipios de Cantabria y no será difícil para el viajero interesado identificarlos puesto que, den­ tro de las innumerables variantes, todas presentan una fachada principal en pie­ dra de sillería bien labrada, escudo de armas también en piedra, pilastras con basas y capiteles moldurados, y en muchos casos con capilla adosada y amplia finca en derredor. Si no se dispone de tiempo suficiente para deambular por la región en busca de todo este disperso patrimonio, siempre queda la oportunidad de visitar dos núcleos que reúnen buena narte de las tinolosías

E l co n texto

entre otras muchas cosas, un amplio mues­ trario de casas, casonas y palacios, mien­ tras que Bárcena Mayor, en el corazón de Cabuérniga, tiene fama de conservar el mejor conjunto de viviendas populares, o casas montañesas rurales, de la región.

Alojam iento rural Una posibilidad para admirar muchas de las casonas cántabras, y de paso disponer de un alojamiento asequible y tranquilo, es recurrir a la excelente red de estableciemientos incluidos en el listado de alo­ jamientos rurales tutelados por el Gobierno de Cantabria. La oferta está divida en cua­ tro categorías de las cuales dos, “Casonas y Palacios de Cantabria" y “Posadas de Cantabria” , permiten disfrutar como un inquilino más de unas construcciones incluidas dentro de los inventarios ofi­ ciales del patrimonio por su valor arqui­ tectónico. La primera categoría, Casonas y Palacios, se sitúan como mínimo en la

G a s t r o n o m ía categoría de hotel de tres estrellas en cuanto a su equipamiento y servicio, mien­ tras que tanto su estructura exterior como la decoración y el m obiliario responden a la estética reseñada en el apartado de Casonas y Palacios. La categoría de Posa­ das de Cantabria engloba alojamientos ubicados en inmuebles según el tipo de construcción que respete la estructura, mobiliario y decoración de las diferentes comarcas cántabras. Ofrecen servicio de alojamiento y desayuno en un mínimo de tres habitaciones. Existen otras dos cate­ gorías de turismo rural, “Viviendas rura­ les de Cantabria” y “Casas de labranza de Cantabria”, en las que respectivamente se exige que respondan a una tipología de construcción rural o que mantengan en activo las explotaciones agr opecuarias. En todos los casos prestan al cliente como mínimo, servicio de alojamiento y des­ ayuno y han de reunir unos requisitos míni­ mos de infraestructuras y dotaciones.

nuergos (navajas). Tanto las almejas como is navajas son una especialidad en Pedreña Argoños -a la marinera las primeras v a i plancha o guisadas con arroz o patatas I.ts segundas-; en Comillas lo son los erizos le mar, en crudo o graduados, mientras ■¡tic los municipios de Miengo y Piélagos, ubicados en la desembocadura del río Pas, ■Iestacan por sus angulas. Más accesible es I cachón (sepia), que en Maliañov El Asti■lero se guisa en su tinta y con cebolla o . ¡latas. La influencia de la cocina vasca se ■ ja sentiren los fogones de Castro Urdias, que en las fiestas de San Andrés recuI «era dos platos típicos: el besugofl la preve i.usado y regado con un sofrito de ajos, guin1lilla y vinagre) y los caracoles a la vizcaína. 'i si la economía lo permite, conviene pro1 irlas langostas de Isla; si no, suspimien1 s de piquillo, con los que se confecciona una exquisita ensalada que incluye ven1icsca de bonito \ anchoas.

I

saje gastronómico

Iras la densa oferta marina, los valles v n mtañas del interior ofrecen alimentos v

■ G A S T R O N O M ÍA

I I tos tan diversos como su orografía. Quizá Las especies del mar invaden la mesa Lubinas, merluzas, cigalas, rapes, almejas, bogavantes, calamares, boquerones, boni­ tos, ostras, besugos, sardinas, doradas, cen­ tollos, nécoras... las capturas que arriban a los puertos de Castro Urdiales, Laredo, San­ toña, Santander o San Vicente de la Bar­ quera, entre otros, provocan lágrimas de emoción a cualquier viajero medianamente interesado por la gastronomía. La cocina tradicional de Cantabria, “presidida por el principio de exaltación del pescado”, según Néstor Luján, quizá no se distinga por un vasto recetario, pero sí por la fe ciega en la calidad del producto, ya sea del mar, del río o de la montaña. La costa occidental, entre San Vicente de la Barquera y Suances, y la oriental, de Pedreña a Castro Urdiales, así como la bahía de Santander, basan su oferta gastronómica en los pescados y mariscos capturados por sus flotas de bajura o altura, o criados en bahías y rías, como las almejas de Santoña y Santander o las ostras de San Vicente, cuya tradición se remonta a 1885, cuando se crearon los primeros parques de ostri­ cultura. Asados, horneados o en salsa, la

chote) o el pez de San Pedro (sanmartín) rivalizan en calidad con los otrora humil­ des boquerones y el popular bonito del norte. Estos últimos sostienen una potente indus­ tria conservera, inquieta por el cada vez más escaso boquerón (bocarte), y protago­ nizan guisos marineros de gran tradición como el sorropotún de San Vicente de la Barquera (bonito, patatas y cebollas) o la marmita de la costa oriental, con los mis­ mos ingredientes, a los que se añaden toma­ tes y pimientos. En Laredo, el bonito del norte se convierte en “pollo marino” cuandi i el pescado, cortado en filetes y frito, se baña en salsa de verduras. Al parecer, elocurrenlc nombre se debe a un pescador que, harto de no catar la carne, obró el milagro de coci­ nar el bonito para que pareciera pollo. Tani bién son típicos de Laredo losjibiones (cala mares o chipirones), que se pescan de fon ila artesanal con anzuelos (guadañeta) y se cocinan en su tinta o encebollados. En San tander se denominan maganos y son un ape­ ritivo habitual las rabas (tiras de calamar rebozadas y hitas). Otras exquisiteces de la costa son las amayuelas (almejas), los inoi dejones (mejillones de roca), los vengúelos (berberechos), el verde!o pdicato (caballa),

I omarca con la gastronomía más difei , tocino, ternera y repollo. 1 I lebaniego se suma a pucheros clási-

II in de Cantabria como el cocido montam la olla ferroviaria, el potaje de legum1*i v las alubias rojas estofadas. E l cocido m- nIañés, propio de la comarca de SajaN.msa, se distingue por la presencia de alubias blancas y mucho cerdo (costilla, 1 1'■■rizo, rabo, oreja, morcilla, tocino...), un 11tras que la olla ferroviaria (Campoo) ' labora con carne de ternera, patatas, •i alionas, puerros, cebollas y pimien!"'■ Id plato fue ideado popios empleados di lien hullero que unía Campoo con La í 1 da (l.eón), y hasta inventaron una olla

Con los pescados del Cantábrico se elaboran magníficas conservas. Las alubias rojas, llamadas cancos en la Cantabria oriental, se guisan con verduras o productos del cerdo, principalmente en Meruelo y Guriezo, mientras que el potaje de legumbres (lentejas, alubias o garban­ zos) es característico de Polanco. Otros alimentos de la tierra son las pata­ tas de Valderredible, amparadas por una mención de calidad de rango autonómico, al igual que los tomates (de Isla, por ejem­ plo); las cerezas de Caries; los respigos (hojas tiernas de nabo) de Laredo; la coliflor de Escalante; los berros de Miera, o las hor­ talizas de Sudor/ano. con las que se elabora el pisto (calabacines, pimientos verdes y tomates) con huevos. Además de salmones y truchas pescados en los ríos Asón o Nansa, la despensa mon­ tañesa cuenta con carnes de alto valor. Las de vacuno están amparadas por una indi­ cación eeovráfira nmlpmrLi «m t™

GASTRONOMÍA

E l co n texto

principalmente en la zona de Saja-Nansa, aunque también cabe mencionar la men­ ción Carne de Vacuno Liébana, procedente de reses alimentadas con los pastos natu­ rales de la comarca. En el valle de Campoo es muy popular el lechazo y en diversas comarcas abunda la caza, principalmente jabalí, venado, corzo y cabra montés, car­ nes que se suelen estofar con verduras o castañas y acompañar con setas, abun­ dantes y variadas en los valles de Asón y Soba y los montes de Mazxuerras. La tradición ganadera cántabra, que se remonta al año 3000 a.C., también se mani­ fiesta en leche y mantequilla de primerísima calidad. Si a ello sumamos los frutos secos (avellanas, nueces...) y la miel (de brezo, flores o eucalipto y con mención de calidad), no resulta sorprendente la vasta repostería de la región: toribiucas (rosqui­ llas) y frisuelos (crepes) en Liébana; palucos (coco, miel y huevos) de Cabezón de la Sal; hojaldres, como las corbatas de Unquera, las pantorrillas de Reinosa y las pol­ kas de Torrelavega; estelucas (masa rellena de praliné) en Buelna; quesadas y sobaos pasiegos (estos últimos avalados con una indicación geográfica protegida); bizcocho del valle de Toranzo; sacristanes (mante­ quilla y azúcar) de Liérganes, o torrijas con miel en Riotuerto y Soba. Para acompañar semejante atracón, nada mejor que el tos­ tadillo de Liébana, un vino dulce y oloroso de larga solera, o el orujo de Potes, que ali­ gera digestiones si se acompaña con una infusión de té del puerto, hierba silvestre que crece en los puertos de Áliva. Los pala­ dares menos lamineros encontrarán una excelente alternativa en los muchos quesos que se elaboran en la región.

D oce q u e so s cántabros E l queso picón de Bejes-Tresviso es proba­ blemente el más singular de todos los que­ sos cántabros. Forma parte del selecto club de quesos azules y se distingue por su envol­ torio de hojas de plágano (arce). E l queso picón se elabora con una mezcla de leches crudas de vaca, oveja y cabra, y del método de elaboración ancestral conserva la madu­ ración en cuevas naturales de caliza (dos meses como mínimo). E l sabor, levemente picante, es más intenso cuanto mayor es la proporción de leche de oveja o cabra en la mA'/rl'-i Arlprn-k Hí »mnsumirlo como ane-

ces), el picón se puede emplear como ingre­ diente en numerosos platos, al igual que otros quesos azules; por ejemplo, se puede hacer una salsa con queso, mantequilla y crema de leche que acompañe un solomi­ llo o entrecot de ternera, todos ellos pro­ ductos tradicionales de Liébana. La zona de producción del queso Picón coincide con la denominación de origen protegida Quesucos de Liébana, que agrupa un catálogo heterogéneo de quesos de leche de vaca, oveja o cabra, o mezcla de las tres; todos tienen en común su pequeño tamaño, entre 8y 12 centímetros de diámetro, y una maduración mínima de 60 días, que puede ser inferior si se elaboran con leche pasteurizada. A partir de estas premisas, hay tantos quesucos como productores, pero algunos son especialmente conocidos, como los de Áliva, Brez y Lomeña, ahumados con madera de enebro. Son también quesucos los curados de Peñarrubia, los frescos de Pido y Espinama -donde también se cono­ cían variedades hoy desaparecidas, como los quesos de odre o de asadero- y los del valle de Guriezo, cerca de la costa oriental. La zona de producción de la denomina­ ción de origen protegida Queso Nata de Cantabria abarca toda la región, excepto Tresviso y Bejes. E l queso nata, elaborado exclusivamente con leche de vaca frisona y sometido a una maduración mínima de siete días, es de color blanquecino y pre­ senta una textura cremosa y un caracterís­ tico aroma a mantequilla. Al ser un queso poco curado, se puede acompañar con miel; también se emplea en sopas y potajes, ya que se funde con facilidad al calentarlo. Con cerca de 350.000 vacas pastando en sus verdes valles, se comprende que la varie­ dad quesera de Cantabria vaya más allá de las menciones de calidad. E l ya citado qucsi > nata se conocía antiguamente comopasiegi > prensado, pues era en el valle del Pas donde se elaboraba. Actualmente, en la coman ti se siguen elaborando quesos de vaca Ires eos sin prensar, principalmente en Onln neda y Luena. La excepción es Villa tu 11v, donde se ha recuperado un tradicional queso de oveja. Junto con el queso, quesadas y sobaos completan la trinidad de los derivadi>s lác teos pasiegos. Los sobaos, protegidi>s cimi unal.G.P., son una deliciosa masa de harina de trigo, mantequilla, huevos y azúcar, en

Ileva la quesada, a la que se incorpora leche cuajada o queso fresco antes de cocerla en •I homo. Al este de los valles pasiegos, en el muniipio de Ampuero, se localiza la zona de !traducción del queso de Las Garmillas, de leche de vaca. E l queso fresco -blanco y de iatura cremosa- no difiere mucho de otros quesos frescos de Cantabria, pero el semiarado (de 15 a 20 días), ligeramente ácido, ecuerda al afamado Camembert. En Campoo, la producción quesera arte­ sanal (vaca, oveja, cabra o mezclas) se con­ centra en Pesquera, que desde 1995 cele¡>ra a mediados de agosto una feria en la que concurren maestros queseros de toda España, Francia y Portugal. Por último, el queso de Cóbreces, en la i sada y acorde con el pulso habitual de la región. Tal vez sea el momento apropiad) > para visitar los muy interesantes museos de la capital, comenzando por el de Ptv historia y Arqueología, con importantes pie­ zas de arte mueble prehistórico, como el bastón de mando, hallado en la cueva del Pendo. Este museo ofrece un atractivo rw i rrido didáctico por la Prehistoria, desuní bocando-, a través de los hallazgos en el poblado de Celada-Maiiantes y elposterii > i asentamiento romano de Julióbriga, en la Edad Media, sin olvidar las impresioi 1:111 tes estelas gigantes de Zurita y Lombeiti, La Biblioteca Menéndez Pelayo y el Museo M unicipal de Bellas Artes emú

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Museo de Bellas Artes de Santander. y conservan en sus auténticas joyas, la

im era procedente del legado que el isigne polígrafo donara a Santander, más e 40.000 volúmenes, y el museo con una mplia pinacoteca en la que se expone, de forma permanente, obra de los más ■¡estacados artistas montañeses. E l Museo Marítim o del Cantábrico presenta una 1 ipie vertiente -biología m arina y acua1ios, etnografía pesquera e historia marí1una- y realiza una m eritoria labor de investigación, instituciones como la Obra Social y CulI u ral de Caja Cantabria, la Fundación Botín o la Junta de Obras del Puerto, ade­ mas de la Universidad de Cantabria y la nc:05

es el lugar ocupado por el oficiante. Las más importantes sinagogas conservadas en España poseen una muy elaborada decoración mudéjar.

taracea. Técnica decorativa consistente en incrustar sobre un soporte de madera previamente horadada materiales diver­ sos (madera, marfil, nácar, carey) de dis­ tintos colores y texturas.

temple. Técnica pictórica utilizada en la saetera. En castillos y otros edificios de uso militar, tipo de abertura pequeña, alar­ gada y muy estrecha dispuesta de modo tal que perm itía disparar sin peligro. Cuando está destinada a armas de fuego se denomina aspillera.

salmer. Cada una de las dos dovelas situa­ das en los extremos de un arco y que, por tanto, reciben su peso.

pintura mural y basada en el empleo de colores disueltos en agua templada y mez­ clados con cola, clara de huevo u otras sustancias gelatinosas.

tenebrismo. Tendencia pictórica de los siglos XVI y XVII que se basa fundamen­ talmente en el violento contraste entre luz y sombra. termas. Casas de baño de la época romana

sarcófago. Tumba monumental, por lo general de bronce, piedra, mármol u otros materiales nobles, que suele ocupar un lugar destacado en una cripta o panteón. E n muchas ocasiones incluye una repre­ sentación o efigie escultórica del difunto en la tapa y los laterales adornados con relieves.

con instalaciones provistas de agua caliente. Solían estar formadas por una gran sala central en torno a la que se dis­ ponían numerosos espacios secundarios. Las principales estancias eran el frigidarium, o piscina de agua fría; el tepidarium, una sala caldeada mediante un sistema difusor de aire caliente, y el caldarium o piscina de agua caliente.

sillar. Piedra labrada en forma de parale­ lepípedo rectangular que se emplea en la construcción de un muro.

terracota. A rcilla modelada y cocida al

sillarejo. Piedra más pequeña que el sillar y de labra menos cuidada, excepto en las caras que quedan visibles en el muro.

testero. Cabecera o parte principal de im

fuego.

sillería de coro. Conjunto de sitiales y asien­ tos que componen el coro o lugar desti­ nado a la oración colectiva y a la reuinón de la comunidad. Van unidos entre sí y suelen estar traba­ jados en un mismo estilo, muchas veces con gran riqueza decorativa.

escultórica de los cuatro evangelistas mediante los símbolos que le atribuye a cada uno el Apocalipsis: águila (San Juan), ángel (San Mateo), león (San Marcos) v toro (San Lucas). Generalmente, acom paña a la imagen de Cristo Pantocrálor rodeado por la mandorla mística, o a veces también a la Virgen.

tímpano. Superficie interio.r de un fron sinagoga. Lugar destinado al culto en la religión judía. Entre sus elementos prin­ cipales detacan el tabernáculo o aron situado en la cabecera, donde se guardan los rollos de la ley o Torah, y el altar o

laceria. Decoración arquitectónica, en ocasiones calada, basada en la combina­ ción de diversas figuras geométricas.

tón que suele ir decorada con elementos en relieve. En las portadas délas iglesias románicas y góticas también recibe este nombre el espacio semicircular situado entre el din

tronera. Abertura existentes en el muro de un edificio defensivo (castillo, torre) que permite el disparo de cañones y otras pie­ zas de artillería.

ansepto. Nave transversa) del templo que corta a la nave principal. También es el espacio en el que ambas se cruzan. Es •quivalente a crucero.

vano. Todo hueco (puerta, ventana, óculo)

ascoro. En las iglesias y catedrales góti­

voladizo. Elem ento sobresaliente de un muro o una pared. Alero.

cas, es el espacio que está situado detrás iíel coro. Se denomina trascoro mayor al