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Palencia en tu bolsillo

índice SALUDA

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INTRODUCCIÓN Palencia, monumento y naturaleza

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1- ARTE E HISTORIA Pinceladas históricas

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2- ROMÁNICO PALENTINO Lección magistral de estilo

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3- PALENCIA VERDE

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4- EL CANAL DE CASTILLA El sueño de la ilustración

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5- CONOCIENDO LA CIUDAD RECORRIDO UNO: El arte de la calle RECORRIDO DOS: Un decorado vivo RECORRIDO TRES: caminando sobre la historia

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6- GASTRONOMÍA Y TRADICIONES

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DATOS DE INTERES

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saluda

Sa dellect ateces ditat minisime pra volo eius. Am fuga. Nam, tem excernam, temporporrum et re, temolor ape re odi id moluptiore sam aut eum facepre ribusapere culluptaqui ute volorem verum faccabo rrorero restrum sitiae con eostium fugiat velit et eos consequis nem ipsaect ecatiasperum vellacium quia volende bissum comnimillaut volores magniss equati deriberovit esequam accaero elicabo. Edio. Rum et atem et as eicium quosam, omnis restiur? Nistio totatur, volupis estiandia volenderum et volectem electiur a volesti omniame ndaectur reicatur molorernatem sinvel exceperes nihicipis volut alia sandita spienimet mos accatquam ex es seque estis des venihicimet inus voluptatium nobist, cuptatinus et qui dit quam auditib usaperum vendis exped maiossed molor aut eos aut aligniaes ne conse odist, ut alibus eventio rectoru ntiscieniet asi rem iur? Optate vel inciunt emperum seque et odis solorpor a voluptaquodi corrum et aut esti con rae as con nostibu sciasinci a solo vollaces seque laceate cestiis ipsum, omnist ut peria vendam, tem faccusam dolesci dolorib eaquis resentium andi nobis ma solentior acid ut qui aspelig enderest laut que ex eatibus est et moluptam soluptatur repel il in.

introducción

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Calle Mayor de Palencia. Compuertas del Canal de Castilla.

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jemplo vivo del saber estar castellano, Palencia es un lugar propicio para dejarse llevar por los placeres de la cultura, el paseo, la gastronomía o el deambular nocturno. Su patrimonio está basado en mitos, leyendas, personajes extraordinarios y hechos históricos de gran relevancia, configurando un mosaico social con carácter y mucha personalidad. Apoyada en tradiciones y costumbres ancestrales, la Palencia del siglo XXI despliega un pacto diario de convivencia con el que persigue, fundamentalmente, mejorar la calidad de vida de sus habitantes. A lo largo de las últimas décadas la ciudad ha cambiado de piel, reinventando su tejido urbano a partir de ciertos brochazos de modernidad que reafirman un envoltorio físico tan elegante como seductor, capaz de crecer y prosperar sin renunciar al buen gusto. El agua, ese organismo eterno y cambiante, tiene un peso decisivo en el ayer y el hoy de Palencia. El río Carrión constituye un eje que articula el devenir ciudadano al proporcionar su fluido de vida a la formidable dotación de parques públicos, espacios verdes y puentes tan emblemáticos como el de Puentecillas, custodio de buena parte del ADN palentino, el Mayor o el compacto puente de Hierro, tan representativo de la evolución en las formas arquitectónicas que se impuso a comienzos de la pasada centuria. En Palencia todo gira en torno al agua, un elemento esencial en la ingeniería del ciclo humano y natural. Y así conviven las aguas recreativas de las zonas de ocio y deporte, con aquellas otras cuya vocación es la de abastecer y asegurar la más fértil existencia.

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La eterna relación entre el agua y la vida también se hace patente en el conjunto provincial de una comarca que se disfraza de medievo en sus muchas ermitas e iglesias románicas, un puñado de verdades arquitectónicas que se han conservado a través de los siglos. La extraordinaria concentración de edificios y monumentos románicos, auténticos espejos de una fe limpia y primitiva, hace de Palencia un destino de lujo para los amantes de la cultura y los entusiastas de un patrón estilístico en el que predomina una belleza de proporciones exquisitas. El manto de piedras vetustas y venerables se extiende a lo largo y ancho de las estribaciones montañosas de la zona norte, en un recital de formas y conceptos que supone toda una declaración de principios a favor de la autenticidad arquitectónica.

Estela del Museo Arqueológico. Calle Mayor de Palencia.

Rescatando la memoria y descubriendo los tesoros de Palencia, nos encontraremos con una ciudad soñada pero también ideada que, a comienzos del tercer milenio, planta cara al futuro mientras presume de su rico pedigrí. Un núcleo urbano hecho a la medida del hombre y en el que prima, básicamente, una política del saber vivir. Todo el confort de la modernidad se impone en esta urbe acogedora, bien dirigida y equipada con una agenda ecológica sostenible, pues Palencia se da un baño de ego gracias a sus muchos parques y espacios rejuvenecidos por el refrescante latido del agua. Tejido vivo desde hace cientos de años, la ciudad combina con soltura lo antiguo y contemporáneo, hasta dar forma a un lugar privilegiado, tan sorprendente como fascinante.

arte e historia

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PINCELADAS HISTÓRICAS • AR TE E HISTORIA

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PINCELADAS HISTÓRICAS

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os rayos más luminosos de la historia ennoblecen la ciudad de Palencia, señero escenario que ha sido testigo de importantes episodios en el devenir nacional. La gloria de sus antiguas raíces viene de lejos, pues los orígenes de esta capital adornada con un brillante currículum se remontan al Paleolítico, según atestiguan diversos instrumentos líticos rescatados en las terrazas fluviales del Pisuerga. Aquellos primeros moradores dieron paso a la tribu de los vacceos, considerada una de las más cultas y avanzadas entre los pueblos celtíberos. No obstante, fueron incapaces de oponer resistencia ante el empuje arrollador de las legiones imperiales que hollaron el solar palentino, dispuestas a propagar su misión civilizadora por todos los confines del mundo entonces conocido. La pax romana trajo efectivamente una etapa de progreso y esplendor a la ya bautizada como Pallantia, capital de una extensa comarca que comprendía las inmensas llanuras de Tierra de Campos y se prolongaba hasta los escarpados perfiles montañosos de la zona norte. La ciudad diseñada por los expertos ingenieros romanos figura en la literatura clásica de la época, reconocida como una de las principales mansiones en la calzada que discurría entre Astorga y Tarragona. Su legendario perfume se perpetuó en tiempos de la monarquía visigótica, cuando los obispos de PaMontañas Palentinas. | Palomar en Tierra de Campos Antilla del Pino, en los Campos Góticos. | Río Carrión

Mosaico en la villa romana de La Olmeda, Gañina, Palencia. Catedral de Palencia.

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trajo consigo frutos de tanto relieve urbano como la primitiva catedral románica, el nacimiento de los barrios medievales y la restitución de la sede episcopal, importante sello de identidad dentro de la mitología propia. Y en ella figura, ocupando un lugar muy destacado, el rey Alfonso VIII, considerado uno de los grandes caudillos de la Cristiandad por su decisiva victoria en la batalla de las Navas de Tolosa. El monarca otorgó fueros a Palencia, cuyas calles y plazas se fueron rellenando con casonas, templos y palacios muy al gusto de la nobleza local. Buena prueba de la bonanza económica alcanzada se traduce en la fundación de unos Estudios Generales en 1208 que se consideran la primera Universidad de España, antes que Valladolid o la propia Salamanca. Centro de saber que procuró mucho lustre intelectual a una ciudad reconocida como el gran árbitro cultural de la época. En ella vivieron reyes, fue sede de las Cortes de Castilla, y la formidable doña María de Molina le otorgó el título de “Muy Noble”, justo galardón que reconocía la lealtad local encendida en el orgullo de su rica historia. Así lo demostraron a sangre y fuego las mujeres palentinas, cuando debido a la ausencia de hombres se vieron forzadas a protagonizar las operaciones de defensa para frenar el asedio establecido por las tropas del duque de Lancaster. Una hazaña que mereció, por concesión del rey Juan I, la licencia para que las féminas del lugar luciesen una banda de oro sobre el corpiño y lazo del mismo color en el cabello, colorido distintivo que aún perdura en el traje regional.

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lencia dejaban oír su voz en el concilio de Toledo y se construyó un pequeño templo que se corresponde con la cripta del actual recinto catedralicio. Según narran las crónicas, la ciudad fue arrasada por Teodorico en el año 410, bárbaro preámbulo para las sucesivas incursiones de las mesnadas musulmanas que, a partir del 711, atravesaron la provincia de sur a norte. Las tierras palentinas quedaron despobladas ante el temor a las razzias árabes, hasta que el empuje del rey Alfonso II propició el nacimiento, en la parte montañosa, de localidades como Brañosera, con un fuero propio datado en el año 824. Aquellos tiempos duros y épicos no fueron obstáculo para que Sancho el Mayor, rey de Navarra y conde de Castilla, comenzara en el siglo XI la reconstrucción de la vetusta capital de los Campos Góticos. La historia de amor entre don Sancho y Palencia

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Fuente del Parque de San Antonio. Pesquera del Puente Mayor.

Cada ciudad vive de su propia memoria, y la rebelión emprendida por varios núcleos urbanos en contra del emperador Carlos V y sus pretensiones políticas teñidas de centralismo, que se concretó en la bautizada como guerra de las Comunidades, marca un punto de inflexión en la trayectoria de esta Palencia dueña y señora de su destino, tanto por nombre como por historia. A partir de que el rodillo dispuesto por el poder imperial aplastase la sublevación se inicia una etapa de plácido letargo, en la que todos los afanes ciudadanos se concretaron en potenciar los pujantes mercados de lana y de

Puentecillas

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harina, hasta convertir Palencia en el más importante foco de la industria pañera en España. El tablero de los siglos nos lleva hasta el siglo XVIII, momento en que esa vocación de progreso tan palentina toma forma en el llamado Canal de Castilla, vía de agua dulce trazada por los políticos de la Ilustración con el propósito de buscar una salida marítima a los productos agrícolas cosechados en la meseta. Un órdago a la grande que sufriría multitud de aplazamientos y contratiempos, como la invasión de los ejércitos franceses a comienzos del siglo XIX, un agravio que se saldó después de años de hostilidades y brutalidades con el sorprende triunfo de las armas hispanas. Y ahí surge, dentro del selecto panteón de héroes patrios, la figura de otro ilustre palentino, el general Amor, uno de los grandes héroes en aquella tremenda campaña que acabó para siempre con la fama de imbatible que gozaba el general Napoleón Bonaparte. Después de tamaña proeza, Palencia se tomó un respiro hasta la década de los setenta del pasado siglo XX. A partir de entonces, curtida por la experiencia de tantos siglos, la ciudad ha volcado toda su sapiencia histórica en reformar y enriquecer un entramado urbano acorde a los presupuestos estéticos y sociales que exige nuestro tecnificado presente. Así se recoge en la divisa de su escudo heráldico: Palencia, armas y ciencia. Toda una declaración de principios para esta capital que conserva un extraordinario patrimonio natural, cultural y espiritual.

Puente de Hierro.

el románico palentino

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LECCIÓN MAGISTRAL DE ESTILO

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partir del siglo XI llega a España un movimiento de renovación artística que se tradujo, a efectos arquitectónicos, en el llamado estilo románico, una recuperación de la tradición clásica occidental bajo el prisma sacro de la fe cristiana. El proceso repoblador de la zona comprendida entre la Cordillera Cantábrica y la Tierra de Campos trajo consigo la fundación de diversos monasterios empeñados en dinamizar sus respectivas áreas de influencia, creando vida y riqueza. El período de fiebre constructiva emprendido durante todo el siglo XII y los inicios de la siguiente centuria, ha dejado como majestuoso legado algunos de los edificios más bellos y sugerentes de la Alta Edad Media. Templos de piedra envejecida por el paso del tiempo que destacan como relicarios entre árboles y campos. La leyenda que narra el descubrimiento del cuerpo del apóstol Santiago en Compostela marcaría el inicio de una arteria de comunicación entre culturas que tuvo mucho que ver en el desarrollo y la consolidación del románico palentino, una lección magistral de estilo. El Camino de Santiago atraviesa de este a oeste la provincia, dejando a su paso un rosario de construcciones que van desde la más pequeña y delicada hasta iglesias que muestran todo el lujo del románico más sofisticado. No menor importancia artística preserva la zona montañosa del norte, con Aguilar de Campoo y Cervera de PiIglesia de Santa María La Blanca. Villalcázar de Sirga.

suerga como puntos de mayor interés por estar plagados de testimonios románicos que emanan majestuosidad y gracia. Los orígenes Maestros y canteros recorrieron las tierras palentinas dejando huella de su arte y de sus sueños en los 235 testimonios románicos que aún se conservan en la actualidad, lo que convierte a Palencia en dueña y señora de la mayor concentración de monumentos en dicho estilo de toda Europa. Un patrimonio pujante y bien cuidado que permanece envuelto en un halo de rigor y solemnidad. Corría el año 1034 cuando

Capitel románico de San Martín de Frómista. Iglesia de Santa Eulalia. Detalle.

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Este universo plagado de imágenes y símbolos se fue abriendo hueco y consolidando dentro del territorio palentino durante las primeras décadas del siglo XII, debido entre otros factores a la creciente importancia del Camino de Santiago, columna vertebral del progreso en Europa y, cómo no, foco de civilización trazado sobre la antiquísima Vía Láctea de los alquimistas. Al románico pleno, así llamado por algunos autores, pertenecen San Martín de Frómista, San Zoilo de Carrión de los Condes, San Salvador de Nogal de las Huertas y San Isidro de Dueñas. Sublimes construcciones en las que todo es autenticidad y sencillez arquitectónica. Por los documentos que conocemos, la fundación de tan ilustre nómina de templos se debe en primer lugar a la dinastía real, así como a los nobles que gobernaron los centros de decisión establecidos en Saldaña, Carrión y Monzón. A lo largo de la segunda mitad del siglo XII, al románico de la primera etapa se le añadieron chispeantes muestras de creatividad, especialmente reconocibles en los cada vez más refinados y complejos trabajos escultóricos. De esta forma, los programas iconográficos habituales se irían enriqueciendo con todo un muestrario de centauros, dragones, sirenas y otros seres mitológicos que asoman en los capitales de los templos, dando forma a una panorámica que se completaba en ocasiones con alguna representación de la vida cotidiana e incluso escenas de tono procaz. No podemos obviar que la vida de

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el rey Sancho III el Mayor restauró la sede episcopal palentina, adjudicando su gobierno a Ponce o Poncio, uno de los consejeros políticos del propio monarca. A aquella época pertenecen dos construcciones con tanto carisma como la cripta de San Antolín en la catedral de Palencia, una joya del primitivo románico, además de la ermita de San Pelayo sita en la localidad de Perazancas de Ojeda, otra maravilla erigida durante los primeros albores de un estilo capaz de reproducir con absoluta fidelidad los saberes y la espiritualidad de la época.

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cada pueblo giraba en torno a su iglesia, una suerte de casa colectiva donde también se convocaban los concejos abiertos. Por ello, precisamente, a día de hoy aún siguen en pie, reconocidas como uno de los grandes alicientes turísticos y visuales que ofrece Palencia al visitante. Apurando le memoria cronológica del románico, hay que mencionar de forma obligada el núcleo de grandes maestros que crearon en la zona norte de la montaña un abanico de edificaciones caracterizadas por su aspecto hermosamente arcaico. Es el caso de Santa Eufemia de Cozuelos, Zorita del Páramo, Nogales de Pisuerga y Santa María de Mave. Hacia el año 1200 hace su aparición un compendio de lenguajes y estructuras arquitectónicas que preludian el estilo gótico, renovación que se hace patente en Villamuriel del Cerrato. Monumentos que cierran el círculo mágico de un estilo artístico maravilloso que invita a la espiritualidad. Paseo por la belleza Siguiendo el rastro a los monumentos señeros del románico palentino, la primera y obligada referencia se encuentra en Frómista, uno de los hitos más notables del periplo jacobeo. Aquí converge el milenario Camino de Santiago con el Canal de Castilla, acontecimiento que bien merece un festejo arquitectónico como el que ofrece la iglesia de San Martín, cuya exactitud y vistosidad rozan la perfección. Fue fundada a coFrómista. Iglesia de San Martín. Iglesia de San Salvador de Cantamuda.

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mienzos del siglo XI por doña Mayor, condesa de Castilla y viuda por entonces del monarca Sancho de Navarra, bajo la filosofía espiritual de crear una obra maestra donde la presencia se impusiera sobre la apariencia. La grandiosidad antigua del templo hacen de Frómista una de las grandes capitales del arte románico provincial. Hacia el norte, siempre en busca del minucioso tapete natural en el que deslumbran las inmensas cumbres y los verdes valles, queda Herrera de Pisuerga, la antigua Pisoraca de los romanos, y más allá Alar del Rey, villa de pedigrí ilustrado cuya iglesia neorrománica presenta algunos restos traídos de la er-

Frómista. Detalle de la Iglesia de San Martín. Iglesia de los Santos Justo y Pastor. Olleros de Pisuerga.

mita de Villela. La imaginación se dispara ante la majestuosa estampa del monasterio de Santa María de Mave, declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931. De la construcción original, fundada en el siglo IX por los visigodos, se conserva la iglesia de planta basilical y tres naves que presentan pinturas murales en sus muros. Pone broche al recinto la portada exterior, adornada con arquivoltas y columnas rematadas por elegantes capiteles. Lo mejor de Olleros de Pisuerga es la iglesia parroquial de los Santos Justo y Pastor, cuya fábrica rupestre datada en el siglo X fue excavada en plena roca. A su mayor gloria, se halla enclavada en un paisaje sensacional que está repleto de restos funerarios y vestigios arqueológicos.

Iglesia de Santa María. Villalcázar de Sirga.

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Sita al pie de la Cordillera Cantábrica, Aguilar de Campoo es la localidad con mayor peso histórico y social de la comarca, célebre en el apartado gastronómico debido a las acreditadas galletas que elaboran sus industrias. Horizonte y corona del lugar, el monasterio de Santa María la Real surgió en el siglo X sobre lo que fue una ermita visigótica. Favorecido en el siglo XII por el rey Alfonso VIII, a lo largo de la Edad Media iría confirmando su condición de centro difusor de un estilo artístico, el románico palentino, que llegó hasta el rincón más remoto de la montaña comarcal. Tras una intensa renovación, hoy en día se ha transformado en Instituto de Enseñanza Secundaria y sede del Centro de Estudios del Románico, acogiendo una exposición que recrea en maquetas los principales edificios románicos de Palencia.

No podemos abandonar Aguilar de Campoo, que toma su nombre del promontorio rocoso llamado Aguilón, o nidal de águilas, sin visitar los restos de su castillo, un enclave estratégico durante los avatares bélicos de la Reconquista y más tarde sede de la Junta General del Reino, o la puerta de Reinosa, entrada a la muralla que fue declarada Monumento Nacional en 1925. El ideario estético del románico también aparece en la portada de la colegiata de San Miguel, originada en tiempos de los visigodos y reconstruida a lo largo del siglo XI. Cobija en su interior un buen retablo renacentista, los sepulcros de los marqueses de Aguilar, notables tallas románicas y un museo que expone distintas obras de arte utilizadas para el culto. Una vía local conduce a Gama, donde veremos la iglesia de San Andrés. Templo alzado en 1190, se asienta a los pies del castillo y presenta un llamativo programa iconográfico constituido por los relieves de animales que figuran en los canecillos y otros que aparecen en el ábside y el presbiterio, con sorprendentes representaciones de contorsionistas, músicos y danzantes. Más hacia el norte, apenas a un paso del límite fronterizo con la vecina Cantabria, alcanzamos Valberzoso y su pequeña iglesia consagrada a Santa María la Real. Lo más relevante del conjunto son las pinturas murales que decoran el ábside y el presbiterio, fechadas en el siglo XV y atribuidas al maestro de San Felices. Barruelo de Santullán fue en otros tiempos un emporio de la industria del carbón, como prueba el Centro de Interpre-

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tación de la Minería que abre sus puertas en la localidad. Su iglesia es la parroquial de Santo Tomás, dinamitada durante los disturbios sindicales de la llamada Revolución de 1934, aunque aún pervive parte de lo que era una iglesia románica del siglo XII. Una vez pasado el bosque de hayas y robles de La Pedrosa se halla Brañosera, cuya iglesia se adorna con un ventanal de vistosos capiteles. Y acabamos la primera excursión en Salcedillo, cuyo reconstruido templo enseña una portada que evoca el primer estilo arquitectónico que se extendió de forma unitaria por la vieja Europa. Un muestrario del mejor gusto Todo un muestrario del mejor gusto arquitectónico nos guía a través de los senderos del románico palentino. El pueblo de Salinas de Pisuerga, con su ermita de Quintanahernando, marca el punto de partida para un recorrido que se inicia en sentido sur. La iglesia parroquial de Barrio de Santa María se ve acompañada, dentro del repertorio sacro, por la ermita de Santa Eulalia, histórico y artístico recinto en el que vemos representadas, dentro de los capiteles del ventanal izquierdo, las escenas del pecado original con sus dos protagonistas. Mientras que en el correspondiente al lado derecho figura un surtido de animales fantásticos, en pose de lucha. Amparado por las hermosas vistas del embalse de Aguilar surge al paso Foldada, cuya iglesia de El Salvador tiene los capiteles correspondientes al arco triunfal decorados con máscaras y otros motivos. Carrión de los Condes. Iglesia de Santiago.

Del antiguo pueblo de Quintanilla de la Berzosa, enterrado actualmente bajo las aguas del embalse, se ha rescatado la iglesia de San Martín. A pesar de su evidente factura gótica, aún presenta valiosos argumentos románicos. Y a los pies del templo se hallan los restos de tumbas antropomorfas, herencia de la necrópolis medieval que hubo en este mismo lugar. La ermita de San Cecilio, en Vallespinoso de Aguilar, fue declarada Monumento Nacional en 1951, reconocimiento que se explica por el sensacional almanaque ilustrado que exhibe su fachada. La perfección geométrica y el esplendor clasicista se ven suavizados por distintos motivos decorativos, entre los que se cuentan arpías, personajes barbados, dragones y demonios.

Cisneros. Ermita del Santo Cristo del Amparo.

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Toca ahora retroceder sobre nuestros pasos y seguir al norte para llegar a San Cebrián de Mudá. En la parte alta del pueblo se halla la iglesia de San Cornelio y San Cipriano, equipada con una espadaña característica de la zona y diez capiteles profusamente decorados, incluyendo motivos de tono insinuante. A tiro de piedra, Revilla de Santullán preserva una obra excepcional por la calidad de su talla. Nos referimos a la iglesia, también dedicada a San Cornelio y San Cipriano y sita en el centro de la localidad. Está fechada en 1175 y los especialistas coinciden en considerarla uno de los tesoros más valiosos del arte español. El minucioso trabajo desarrollado por los canteros que trabajaron en la obra adquiere un formidable relieve

en los 57 canecillos del alero, donde aparecen desde exhibicionistas hasta damas ligeras de ropa. Puerta central de la montaña palentina, Cervera de Pisuerga custodia increíbles tesoros monumentales. Es el caso de la iglesia de Santa María del Castillo, que alberga en la capilla de Santa Ana una de las mejores tablas pintadas por Juan de Flandes durante su periplo artístico por tierras castellanas: La Adoración de los Reyes. Numerosas casas blasonadas exhiben sus galones nobiliarios, como la Casa de los Leones o el palacio de los Gutiérrez de Mier, ocupado en parte por el museo etnográfico que ofrece una nostálgica y retrospectiva visión acerca de los usos y costumbres ancestrales de la comarca. Capital del valle de Pernía, San Salvador de Cantamuda señorea un paisaje de ensueño que parece resumir toda una postal de ecologismo militante. Su antiquísima colegiata es una joya del románico cisterciense que fue fundada hacia 1181 por la condesa doña María Elvira, sobrina del rey Fernando I. Atención al atrio de entrada, la típica espadaña con su campanario y, sobre todo, al altar, sostenido por columnas esculpidas a la manera del más puro románico. Y cerramos la excursión en la abadía de Lebanza, nacida en su primera versión en torno al año 932. Más tarde fue reedificada por el conde Rodrigo de Gustios, que permanece enterrado en su interior, mientras que en el siglo XVIII se procedió a una exhaustiva transformación de este hermoso pedazo de verdad arquitectónica.

palencia verde

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PALENCIA VERDE

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iudad tapizada de naturaleza y de espacios que aúnan utilidad pública y belleza, Palencia presume con legítimo orgullo de ser la ciudad con mayor proporción de zonas verdes por habitante de España. Con el propósito de fomentar las buenas relaciones entre el entorno urbano y la vida cotidiana de sus vecinos, la piel de asfalto se ve jalonada por distintos mosaicos vegetales y refrescantes que constituyen toda una lección de medio ambiente. De esta forma se configura un anillo de agua y verdor modelado a medias por la naturaleza y la imaginación de los hombres. Al norte de la capital, en la avenida de Asturias, se halla el Parque de la Carcavilla, un oasis de belleza y calma que se dibuja sobre el antiguo cementerio municipal, fechado en 1876. Al crearse el nuevo cementerio Nuestra Señora de los Ángeles en 1943, dejó de cumplir su fúnebre función para transformase, según la decisión adoptada en 1981, en un tapiz de vida que alcanza la extensión de 29.000 metros cuadrados, lugar de reposo y esparcimiento en la barriada de San Antonio. Aún conserva, a modo de elemento decorativo, algunas piezas y panteones que se mezclan con evidente soltura estética con las pérgolas, jardines y lugares de ocio y recreo. Entre la estación de autobuses y la del ferrocarril se emplaza el entrañable y familiar Parque de los Jardinillos, trazado para ejercer como pórtico de la ciudad. Se trata de un ecosisPesquera del Sotillo.

Huerta Guardián. Jardines de San Pablo.

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tema vivo y radiante que está sembrado de abundante flora y vegetación, escolta de lujo para los equipamientos destinados al patinaje o los juegos infantiles. Su pequeño anfiteatro bulle de actividad en época estival, debido al cine de verano o las funciones de títeres que se programan para los más pequeños. Este auténtico vergel ha experimentado diversos cambios a lo largo de los tiempos, pero aún conserva un palomar de 1900 que presenta forma troncónica y tejado a dos aguas. Desde 1997 se ha establecido en el parque una Senda Botánica que facilita al visitante toda la información sobre el lugar, con fichas que recogen las características de las especies que lo habitan. Cruzando la calle Simón Nieto, como una prolongación, siguen los Jardines de San Pablo, con una pista en la que se disputan apasionantes y muy disputadas partidas de bolos. La cartografía urbana se remansa en el Parque de Huerta de Guardián, un jardín saturado de color y algarabía infantil que tiene una extensión de 16.700 metros cuadrados. Data del siglo XIX y, entre sus vestiduras vegetales, destacan árboles de tanta categoría natural como abetos, cedros y castaños de indias, que conviven sin discrepancias con un grupo escultórico que perteneció al antiguo cementerio y otras imágenes más modernas, talladas en los troncos por el artista palentino Teo Calvo. Su elemento más característico es la iglesia románica de San Juan Bautista, trasladada piedra a piedra desde el pueblecito montañés de Villanueva del Río antes de que quedase

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anegado bajo las aguas del pantano de Aguilar. En su interior se ha instalado el llamado Punto Románico, dotado con maquetas y paneles explicativos acerca de este estilo artístico tan implantado en la provincia de Palencia. Sosiego decimonónico Al igual que los hombres, las ciudades también maduran y el antiguo Paseo del Carmen, así llamado por encontrarse en el solar del desaparecido convento de carmelitas descalzos fundado en 1599 bajo la advocación de la Virgen del Carmen, es ahora el céntrico y lustroso Paseo del Salón. Fue construido siendo alcalde don Miguel de Soto y ampliado por decisión de don Francisco de Orense, marqués de Albaida. Por completar todos los datos históricos referidos a una delicia pensada para todos los públicos, en 1840 se acordó llamarlo Salón de Isabel II. Todo su sosiego decimonónico ha sido sustituido, en nuestros días, por una algarabía de color y divertimento, ya que cuenta con un circuito de educación vial, completo equipamiento de juegos infantiles y el auditorio que suele ocupar, en las plácidas tardes de verano, la Banda Municipal de Música. El Paseo del Salón se extiende a lo largo de 30.200 metros cuadrados y cuenta con diferentes especies de árboles y vegetación, así como con una escultura de Pilar Herrero en la rosaleda y otra del ya citado Teo Calvo, tallada en un olmo. Después de una última reforma y ampliación, debida a la peatonalización de la calle del mismo nombre, el parque ha cambiado de cara Jardines de la Isla.

y presenta una imagen más actual y vanguardista. Con motivo de las fiestas de San Antolín se convierte en divertido escenario de distintas actividades y verbenas, lo que consagra su protagonismo dentro de la memoria afectiva de la capital. Ocupando el margen derecho del cauce fluvial, frente a la iglesia de San Miguel, el Parque Natural Isla del Río Carrión es un ajardinado patio de vecindad para divertimiento de los palentinos. En lo que antes era uno de los tramos más deteriorados del río Carrión se ha habilitado un gran espacio de 24.000 metros cuadrados, dividido en dos zonas que están dispuestas

Puente de acceso a l Jardín de la Isla.

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entre un horizonte que es mitad verde y mitad agua. La parte norte se dedica fundamentalmente al paseo y los juegos infantiles, pues tiene un gran parque de actividades recreativas y otros muchos alicientes para el disfrute, como el geiser sobre las aguas del río, la fuente de impronta vanguardista, un lago con patos y hasta un pequeño auditorio sobre el agua. La zona sur se reserva para los deportes, ya que acoge distintas pistas, campos de fútbol, canchas de tenis y el campo municipal del golf Isla Dos Aguas, con un recorrido diseñado al hilo de los nuevos tiempos. Paseo del Salón.

Un corredor ecológico A su paso por la capital, las Riberas del Río Carrión se han acondicionado en un tramo de algo más de cinco kilómetros que discurre entre el antiguo puente del ferrocarril, aguas arriba del Campo de la Balastera, y la zona sur de la ciudad. Un trayecto utilizado por los palentinos para pasear o practicar deportes como bicicleta, senderismo o piragüismo. El siguiente punto de interés dentro del mapa verde local es el Sotillo de los Canónigos, que con una extensión de 73.400 metros cuadrados es una de las mayores zonas ajardinadas del casco urbano. Se trata de una alfombra natural que se extiende a la derecha del Carrión y a la que se accede por Puentecillas, configurando un espacio dedicado al ocio que cuenta con equipos de musculación, circuitos de mantenimiento y el complejo de piscinas municipales. Dentro de este gran corredor ecológico donde el agua se transforma en gran protagonista localizamos las llamadas Huertas del Obispo, así llamadas pues este terreno, propiedad del obispado, estuvo dividido en numerosas y pequeñas parcelas que se entregaron a las clases más desfavorecidas de la capital para su sustento, así como las Eras de Santa Marina, un complejo deportivo que cuenta con piscina climatizada, frontón cubierto, pista de tenis y el pabellón polideportivo “Marta Domínguez”,que lleva el nombre de la excepcional atleta palentina. Situado en el paseo del mismo nombre, el Parque del Cristo del Otero sirve a la ciudad para cambiar de ropaje gracias a su formidable patrimonio vegetal y faunístico. Apenas a seis kilómetros del capital, enclavado en los Torozos, despliega to-

en el siglo XII, todo huele a limpio y a bienestar en un lugar que presume de la libertad de los grandes espacios. Este bosque civilizado esta compuesto por una vegetación autóctona de encinas y quejigos, además de ofrecer una serie de rincones destinados al disfrute de mayores y pequeños. El Refugio, por ejemplo, cuenta con restaurante, cafetería con terraza y unas piscinas municipales. Distintos senderos nos acercan al parque reserva de ciervos, donde se puede contemplar a estos animales desde una distancia mínima. Y aún nos queda la Casa Grande, un edificio del siglo XVI que preside la panorámica de pistas deportivas y circuitos de mantenimiento, así como la Casa Pequeña, con vistas espléndidas sobre una ciudad de vocación verde que Miguel de Unamuno definió como oasis vegetal en medio del trágico desierto de la Tierra de Campos.

Monte El Viejo. | Jardines de la estación. Esculturas en Jardín de la Isla. | Paseo del Salón.

PA L E N C I A E N T U B O L S I L LO • PA L E N C I A V E R D E

para los palentinos. Vendido a la ciudad por el rey Alfonso VIII

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dos sus encantos el Monte El Viejo, lugar de escapada habitual

el canal de castilla

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E L S U E Ñ O D E L A I LU S T R A C I Ó N • E L C A N A L D E C A S T I L L A

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UN SUEÑO DE LA ILUSTRACIÓN

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bra maestra de la ingeniería hidráulica aplicada a la naturaleza, el Canal de Castilla fue proyectado por los hombres de la Ilustración para dar salida a los productos agrícolas de la meseta desde el puerto de Santander. Llevado a cabo entre los siglos XVIII y XIX, la arquitectura de la época sumió el gran reto de construir un río artificial que sigue impresionando por su porte. Se trata de un canal palentino por excelencia, pues nace en Alar del Rey y ayudó en su día a modificar la fisonomía comarcal al aportar valores de enorme importancia al ámbito regional y favorecer el riego de miles de hectáreas, además de propiciar el suministro de agua potable a muchas localidades de la provincia. A su paso, el Canal de Castilla fue dando forma a un impresionante patrimonio industrial de puentes, astilleros, esclusas, acueductos, edificios, almacenes, acequias y hasta municipios surgidos bajo su magnético influjo. Presenta forma de “Y” invertida y a lo largo de sus 207 kilómetros de longitud varía la anchura de los canales, que oscilan entre los 11 y los 22 metros, con una profundidad media de 2,5 metros. Concluido en 1849, el Canal de Castilla consta de tres ramales: el Ramal Norte (Alar del Rey-Calahorra de Ribas), el Ramal Campos (Grijota-Medina de Rioseco) y el Ramal Sur (Grijota-Valladolid). Para salvar los 150 metros de desnivel que existen entre Alar del Rey y Valladolid Peregrinos. Esclusa en Herrera de Pisuerga.

Antecedentes Desde inicios del siglo XVI, y de forma similar a la fiebre constructiva de canales y acequias que imperaba en la Europa de la época, comenzó a debatirse en España la necesidad urgente de desarrollar la navegación fluvial por las aisladas zonas del interior. Con el monarca Fernando el Católico ocupando el trono, se realizó hacia el año 1509 un proyecto para hacer navegable el río Pisuerga, aunque nunca llegaría a concretarse a pesar de las fuertes sequías que asolaban puntualmente los sedientos campos de Castilla. La idea fue retomada dos siglos más tarde por el marqués de Ensenada, uno de los más destacados políticos que lucharon por traer las luces del progreso y la razón a nuestro atrasado país. En un escrito que remitió al rey Fernando VI, el marqués afirma: No hay en Europa terreno más seco que el de España, y por consecuencia están expuestos sus naturales a padecer hambres por sus malas cosechas, ni tampoco Reino en que menos se haya ejercitado el arte para recurrir a la precisión de socorrer unas provincias a otras, evitando la extracción de dinero a dominios extraños, pues no se ha procurado que sus ríos

Diversos aspectos de la actividad humana en el entorno del Canal.

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se realizaron hasta 49 esclusas, utilizadas por las barcazas para afrontar la navegación sin mayores dificultades. Paisaje e identidad cultural se entremezclan en el Canal de Castilla, distinguido por una belleza tranquila y reposada que hipnotiza al viajero.

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sean navegables en lo posible, que haya canales para regar y transportar y que sus caminos sean cual deben y pueden ser. Conozco que para hacer los ríos navegables y caminos son menester muchos años y muchos tesoros, pero, Señor, lo que no se comienza no se acaba, y si el gran Luis XIV prescribió reglas y ordenanzas que siguió y siguen con tan feliz suceso, ¿por qué no se podrán adoptar y practicar en España siendo V.M. su Rey? Don Fernando acogió bien la propuesta de su consejero y en 1751 se crea una comisión para estudiar el desarrollo de un proyecto de navegación interior, necesidad ineludible en vista del penoso estado que presentaban las carreteras en la Castilla de mediado el siglo XVIII. Bajo semejantes presupuestos materiales y sociales, don Antonio de Ulloa comienza en 1753 las obras del Canal de Castilla como ingeniero responsable, basando su trazado en los informes realizados sobre el terreno por el francés Carlos Lemaur. Y todo ello bajo la supervisión del marqués de Ensenada, promotor de una vía de comercio cuya utilidad pública sería equivalente a la de las vetustas calzadas romanas. A lo largo de las siguientes décadas el Canal de Castilla fue cumpliendo etapas e hitos, hasta su definitiva conclusión en 1849. El llamado Canal Norte llegó a la localidad de Herrera de Pisuerga en 1761, pero hubo que esperar hasta 1791 para que las aguas del Canal Norte se unieran con las del Canal de Campos a la altura de Calahorra de Ribas. Las arcas públicas no pasaban por su mejor momento, pero en 1792 el conde de ValAtardecer en el Canal. Darsena del Canal de Castilla en la capital.

paraíso, sucesor del marqués de Ensanada, daba luz verde al inicio de las obras correspondientes al Canal del Sur. En 1803, finalmente, el Canal de Castilla alcanzó la dársena de la capital palentina. Corrían malos tiempos en el país debido a la invasión napoleónica y la consiguiente guerra de la Independencia, aparte de los eternos problemas de liquidez en la Hacienda Pública, circunstancias que no impedirían la consumación del final del trazado en el citado año de 1849, cuando las obras llegaron hasta Medina de Rioseco. Si nos atenemos a los datos prácticos, y hasta la irrupción del ferrocarril, el Canal de Castilla movió alrededor de 7,8 toneladas cada año por kilómetro, una golosina económica que propiciaCanal de Castilla.

El río, alma del paisaje La relación pragmática y emocional que entabla el Canal de Castilla con el agua se inicia en Alar del Rey, villa nacida gracias a tan influyente cauce fluvial. Por ello, el conjunto formado por la primera retención, la dársena y la pasarela ha sido reconocido con el título de Bien de Interés Cultural, mientras que en ese mismo punto donde toma sus aguas del Pisuerga, lo que podría considerarse el kilómetro cero, figura un monolito conmemorativo. A partir de este enclave se sucede una hilera de esclusas que rezuman esa distinción tan característica del siglo XVIII, construidas sin duda por los trabajadores contratados como mano de obra en tan remota época y que dieron origen a la localidad de Alar. En una decidida apuesta por el desarrollo sostenible y como alterativa de lujo para el ocio en familia, la dársena de Herrera de Pisuerga marca el punto de partida para el barco “Marqués de Ensenada”, bautizado con el nombre del impulsor del proyecto y uno de los ministros con más peso durante el reinado de Fernando VI. El navío tiene capacidad para treinta cruceristas y dos tripulantes, que se unen en una agradable ex-

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ría, en 1850, la constitución de la Sociedad Anónima del Canal, empresa que controló todos los recursos hasta bien cumplido el año 1919, ya en siglo XX. En 1955, la obra proyectada por los políticos de la Ilustración se cerraba definitivamente a la navegación, convirtiéndose en canal de riego para determinadas zonas. Y ahora, ejerciendo funciones de recurso turístico de primer orden.

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cursión aguas arriba, dispuesta entre un salón de árboles. Aún seguimos en la zona montañosa al llegar a Frómista, corazón del románico palentino y otro hito imprescindible dentro del Canal de Castilla. Un rosario de esclusas salvan los grandes desniveles del terreno, al tiempo que el concierto de los sonidos del agua parece dulcificar lo extremo del paisaje. Continuando con las peripecias arquitectónicas del canal, tras dejar atrás pueblos como el de Amusco, se alcanza en Calahorra de Ribas uno de los tramos más emblemáticos de todo el trayecto, ya que aquí mismo termina el Ramal del Norte y las aguas recogidas del Pisuerga pasan a formar parte del caudal perteneciente al río Carrión. El denominado Ramal Sur es el que hace una entrada triunfal en la dársena de la capital palentina, punto de gran interés turístico por estar perfectamente integrado en el paisaje urbano, y al que se llega a través del puente Mayor. Una visita a las esclusas de Viñalta, paseando a lo largo de la sirga, permite apreciar el complejo hidráulico ideado para que las barcazas salvaran los desniveles del terreno. Se trata, en definitiva, de la herencia dejada por la obra civil más representativa de la Ilustración en el patrimonio material y sentimental de la ciudad.

Esclusa Nº. 8. El Canal en Calahorra de Rivas.

conociendo la ciudad

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recorrido uno

EL ARTE DE LA CALLE

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RECORRIDO UNO: El arte de la calle

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lanura y granero, templo e historia… Todo confluye y se conjuga dentro de la madeja urbana de esta capital asequible y muy grata de recorrer a pie. Su estructura abierta y armónica facilita el paseo por calles, plazas, edificios y monumentos que nos van guiando a través de la historia palentina. El Puente de Puentecillas evidencia toda la autoridad de la tradición, ya que se trata de un enclave primordial en el desarrollo de las redes viarias y comerciales, desde la época de los vacceos hasta nuestros días. Esta obra de origen romano y aspecto medieval, ya que fue reformada en el siglo XVI, es ahora paso peatonal hacia el parque del Sotillo. Junto a su arranque encontramos el denominado “Bolo de la Paciencia”,mentidero tradicional por ser en otros tiempos lugar de reunión de hacejeros y lavanderas. Declarado Bien de Interés Cultural en el 2005, el puente supone un magnífico punto de partida para deambular por una ciudad tan cómoda como apetecible. Desde aquí se divisa la elegante silueta de la Catedral, cuyo cariñoso apodo de “la Bella Desconocida”fue acuñado en su día por el canónigo Eusebio Madrigal. El apelativo alude a la aparente sobriedad que caracteriza la fábrica exterior de este gran icono histórico y monumental de Palencia, merecedor sin duda de figurar por sus muchos méritos artísticos y arquitectónicos en el registro de las grandes seos castellanas. El templo catedralicio comenzó a construirse en 1321 sobre el anterior recinto de Puentecillas. Portada de la Catedral de Palencia.

Catedral de Palencia.

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traza románica, erigido a su vez sobre la humilde basílica visigótica que cobija los restos del patrono San Antolín. A causa de múltiples y poderosas razones las obras se prolongaron hasta el siglo XVI, lo que explica la superposición de estilos que van desde el gótico primitivo hasta el radiante renacentista que muestran algunos de sus ricos elementos interiores. La torre robusta y un tanto aislada precede a las distintas entradas: la puerta del Obispo o de Santa María, muestra sobre el arco exterior una imagen de la Virgen María. Es la más historiada de todas ellas, aunque el honor de ser la más popular recae en la puerta de los Novios, utilizada habitualmente por las parejas para entrar en la iglesia el día de su boda. Según narra la tradición, por ella pasó el príncipe Enrique, hijo del rey Juan II, para desposarse con Catalina de Lancaster. Y aún nos queda la puerta de los Reyes o de San Juan, de líneas platerescas y empleada siempre por la familia real para acceder a la Catedral cuando visita Palencia. Frente a la sencillez exterior impresiona la grandeza interior de un templo en el que se escucha perfectamente el silencio sonoro de las piedras y los siglos. Su planta es de cruz latina con tres naves, doble crucero y girola con capillas. Llama la atención la grandiosidad de la nave central, pues tiene 130 metros de longitud y sus bóvedas se sitúan a 27 metros de altura. Recorriendo con pausa este monumental relicario sacro hay que fijarse en el retablo del altar mayor, que incorpora esculturas de Felipe Vigarny y tablas de Juan de Flandes. Lo remata un Calvario de Juan de Valmaseda y, ya en el siglo XVII, se añadió al conjunto una imagen de San

Bóvedas de la Catedral

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Antolín que lleva la firma de Gregorio Fernández. Al lado se encuentra el Cristo de las Batallas, ante el que las tropas palentinas depositaban su pendón morado en vísperas de marchar a la lucha. También tiene gran interés el tríptico de los Dolores de la Virgen que vemos en el trascoro, una obra del pintor Jan Joest Kalcar que fue encargada en el siglo XVI por el obispo Fonseca. Se trata de una de las mejores muestras de la pintura flamenca que puede contemplarse en España. El coro se debe a Diego de Siloé, mientras que la reja con medallones y blasones que lo cierra fue elaborada por Gaspar Rodríguez en 1571. Un embrujo muy especial envuelve a las sucesivas capillas. La dedicada a San Gregorio está datada en el siglo XVI, pero quizá sea más llamativa la capilla del Sagrario, con un retablo del escultor local Juan Ortiz el Viejo, ejecutado Trascoro de la Catedral. Tríptico de los dolores.

Interior de la Catedral.

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entre 1529 y 1534. En ella está enterrada la reina doña Urraca, junto a varios elementos funerarios de primer orden. Con respecto al claustro, corresponde al siglo XVI y prueba la maestría constructiva de Juan Gil de Hontañón, aunque ha sido reformado en épocas posteriores. En uno de sus laterales localizamos el museo catedralicio, excelente muestra de arte sacro que incluye entre sus ricos fondos una colección de orfebrería religiosa, el conjunto de tapices flamencos donado por el propio obispo Fonseca, gran mecenas de la seo, además de la custodia del Corpus que talló Juan de Benavente en el siglo XVI. Una mención muy especial merece el apartado pictórico, ya que cuenta con tablas de Pedro Berruguete y el famoso Martirio de San Sebastián, pintado por El Greco hacia 1577.

Una refinada escalera plateresca nos conduce hasta la cripta de San Antolín, el monumento más antiguo de la capital y quizá el más emblemático por su gran carga de emotividad. El recinto presenta tanto elementos visigóticos como románicos, en dos construcciones perfectamente diferenciadas. Dentro de la cripta, la leyenda se mezcla con la historia y la supera en gracia e interés. Si hacemos caso a la tradición local, el rey Wamba trajo en el siglo VII los restos del santo francés desde la localidad de Narbona, levantándose una pequeña basílica para acoger tan venerables reliquias. Varios siglos más tarde, el rey navarro Sancho el Mayor perseguía desde el monte El Viejo a un jabalí que se refugió en la tenebrosa cueva. Y cuando el monarca se disponía a clavar su venado en el animal, una fuerza misteriosa sujetó su brazo para impedirle rematar a la pieza. Se trataba, cómo no, del propio San Antolín, transformado para la ocasión en abogado defensor del acorralado e indefenso jabalí. En recuerdo de aquel milagroso suceso, el monarca dio orden de erigir en el siglo XI la que sería primera catedral de Palencia. La solemne plaza de la Inmaculada acoge, además del templo catedralicio, un par de importantes esculturas. Se trata de una imagen de la Inmaculada Concepción (1904) y, varios metros atrás, el homenaje al maestro realizado por el escultor

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Cripta de San Antolín: Un tesoro bien guardado

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Rafael Cordero en el año 2003. A la vista queda el Hospital de San Bernabé, fundado en el siglo XII para prestar auxilio a los enfermos por parte de las instituciones eclesiásticas. El edificio fue reedificado y ampliado en el siglo XV por la familia de los Castilla, manteniendo su dedicación hospitalaria hasta tiempos relativamente recientes, según prueba la antigua botica y otros equipamientos médico-quirúrgicos del pasado. Como último dato, una portada enmarcada por varios escudos introduce en la capilla dedicada a San Bernabé, San Antolín y San Telmo. Muy cerca, la Iglesia de las Agustinas Recoletas forma parte de un convento edificado a comienzos del siglo XVII. El templo está consagrado a Nuestra Señora de la Expectación, debido al retablo del mismo nombre que constituye su principal seña de identidad, aunque también es notable la imagen en relieve de San Martín que puede verse en el muro, datada en el siglo XVI. Por calles que rebosan color y vida alcanzamos el Palacio Episcopal, monumento neoclásico de finales del siglo XVIII que alberga en sus dependencias el notable museo Diocesano. La colección se compone de diferentes apartados dedicados a la exposición de un valioso legado artístico, procedente en su gran mayoría de las iglesias pertenecientes a la diócesis palentina. Entre sus más de 300 piezas destacan las pilas bautismales historiadas, secciones de escultura con ejemplares de madera de los siglos XII y XIII, arqueología religiosa, tejidos y orfebrería, además de otras joyas. La pinacoteca abarca un compendio de Cripta de San Antolín. Palacio Episcopal.

Convento de las Agustinas Recoletas. Puerta del Palacio Episcopal.

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obras de primera fila con lienzos como un Cristo Crucificado, de Zurbarán, excepcionales tablas de Pedro Berruguete o Jerónimo de Amberes, así como reblados atribuidos al Maestro de Paredes. La Iglesia de Santa Marina, reconocida como una de las parroquias más antiguas de la ciudad, es un recinto pequeño que fue erigido originariamente en época medieval, pero cuyo aspecto actual corresponde a la profunda reforma en su estructura que se llevó a cabo en el siglo XVIII. Está adosada al Convento de la Piedad, perteneciente a las religiosas dominicas. El conjunto se edificó a finales del siglo XVI y comienzos del XVII en piedra, ladrillo y tapial, aunque su nota más distintiva radica en las celosías de estilo mudéjar que cubren los huecos practicados en el muro. En cuanto a la iglesia conventual, presenta una planta octogonal cubierta por cúpula con yeserías barrocas. El retablo mayor, de inspiración rococó, fue concebido por fray Juan Martínez y tallado, en 1749, por Juan Antonio Argüelles. Otra pieza destacada dentro del recinto interior es la escultura de un Crucificado que podemos ver en uno de los altares laterales, realzado por pinturas del siglo XVI. A modo de simpático y nutritivo detalle, las monjas de la Piedad gozan de muchas simpatías populares por la calidad de los dulces artesanos que ponen a la venta en su convento. Nos encontramos en la plaza de San Pablo, uno de los corazones antiguos de la capital, donde se ubican las dependencias

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del Conservatorio de Música, acompañadas de un sugerente grupo escultórico dedicado a la fundación de la Universidad de Palencia por el obispo Tello Téllez y bajo la tutela del monarca Alfonso VIII. Cuajado de historia, arte y gracia, el Convento de San Pablo es otro de los tesoros monumentales que luce la madeja urbana capitalina. Su fundación se debe a Santo Domingo de Guzmán, que fue estudiante y luego profesor de la Universidad de Palencia allá por el siglo XIII. Por cierto, el santo vivió en un edificio que se levantaba en esta misma plaza de San Pablo, derribado finalmente en 1892. El cenobio, incluido entre los más antiguos de la orden de Predicadores, tuvo gran protagonismo en tiempos medievales, pues entre sus muros se convocaron Cortes Generales de Castilla, se establecieron los citados EsIglesia de Santa Marina. Convento de la Piedad.

Iglesia de San Pablo. Convento de las Agustinas Canónicas.

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tudios Generales, germen de la Universidad, y aquí mismo la reina regente doña María de Molina aseguró el trono para su hijo Fernando IV. Sucesivos monarcas otorgaron sus favores y ofrecieron protección a una institución con mucho arraigo que, a día de hoy, sigue vinculada a los dominicos. Hasta nuestros días ha llegado la iglesia conventual construida entre los siglos XIV y XVI, siguiendo las pautas de un estilo gótico tardío. Declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1931, el templo fue ocupado por las tropas francesas durante la guerra de la Independencia, ejerciendo funciones de presidio y hospital militar. De cara al exterior, su fábrica destaca por el ábside decorado con ventanales renacentistas y numerosos escudos nobiliarios. Frente al ábside, en un espacio ajardinado, se recuerda al fundador Santo Domingo gracias a una escultura que se debe a Mariano Timón. Al entrar en la zona interior surge todo el encanto del arte gótico, distribuido a placer entre las tres naves separadas por pilares contrapuestos. Atención al retablo mayor, una filigrana plateresca que se relaciona con la escuela de Felipe Vigarny. Nos encontramos en la capilla mayor, reconstruida en el siglo XVI para sepulcro funerario de los marqueses de Poza. Entre un juego perfecto de luces y sombras podemos admirar, en la pared lateral izquierda, el exquisito mausoleo de don Juan de Rojas y doña María Sarmiento, primeros marqueses de Poza, con estatuas orantes de Francisco Giralte (1557). El monumen-

88 1- EL ARTE DE LA CALLE • CONOCIENDO LA CIUDAD

to se articula en dos cuerpos, adornados con imágenes de los Evangelistas y distintas esculturas, a cada cual más suntuosa. A la derecha, frente al anterior, descansan en su sepulcro clasicista los restos de don Francisco de Rojas y doña Francisca Enríquez de Cabrera, terceros marqueses de Poza. El túmulo fue labrado en mármol y bronce en torno a 1612, obra en la que intervinieron Antonio de Riera, Cristóbal y Francisco Vázquez, Antonio de Arta y Juan de Muniategui, todos ellos discípulos de Pompeyo Leoni. Magnífico broche de oro para un recinto tan imponente como sobrecogedor. Un apacible y risueño laberinto nos acerca a la Fundación Díaz Caneja, instalada en el museo inaugurado en 1995. Sus instalaciones recogen buena parte de la obra de este pintor palentino, muy relacionado con la vanguardia artística de las primeras décadas del siglo XX. Amigo personal de Picasso y miembro de la tertulia que organizaba Ramón Gómez de la Serna en un café parisino del barrio de Montparnasse, sus cuadros iniciales se enmarcan dentro del cubismo. Una vez pasada la guerra Civil, Caneja sería encarcelado durante tres años por el nuevo régimen franquista, mientras su pintura evolucionaba hasta convertirse en un sensacional paisajista de los horizontes de Campos Góticos, poblados de eras, viñedos y casas de adobe que se confunden con la propia tierra. Después de disfrutar con una obra que evidencia mucho del espíritu y el alma palentina, se adivina a lo lejos la impactante escultura del Cristo del Otero, uno de los símbolos que Fundación Díaz Caneja.

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mejor identifican el perfil ciudadano. En ese cerro, que despide por el norte el valle del Carrión antes de que se diluya en el Pisuerga, se alzó en 1931 una escultura de alargada figura y rasgos primitivos que representa a Cristo Rey con las manos abiertas. La imagen mide 20 metros y está colocada a 850 metros de altitud, lo que la convierte en la más grande representación de Jesucristo tras la de Río de Janeiro. El maestro local Victorio Macho fue el artífice de tan colosal obra, en cuyo interior permanece enterrado, y también existe un Centro de Interpretación de su obra. A los pies del Cristo, excavada en la montaña, hay una sencilla ermita dedicada a Santo Toribio. Es de origen rupestre y el pueblo la ha convertido en objeto de su devoción, al menos desde el siglo XV.

Cristo del Otero.

recorrido dos

U N D E CO R A D O V I V O

2- UN DECORADO VIVO • CONOCIENDO LA CIUDAD

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RECORRIDO DOS: Un decorado vivo

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l peatón es el gran protagonista urbano en la Calle Mayor, una arteria con categoría de monumento por estar salpicada de esculturas y edificios de mucho postín. Anteriormente tuvo las denominaciones de Mejorada, Paniagua o Pan y Agua. Pero antes y ahora, la tradición se deja ver en los escaparates y fachadas de una vía que tiene casi mil metros de longitud y enlaza la plaza de León con el parque del Salón. Precisamente en este punto final se encontraba el Arco del Mercado, erigido en 1784 con la finalidad de cerrar la muralla que rodeaba y protegía la ciudad. Buena prueba de su categoría es que dio título e imagen a Calle Mayor, recordada película del cineasta Juan Antonio Bardem.

La Calle Mayor.

Calle Mayor Cuatro Cantones. Terrazas en Calle Mayor..

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Su vitalidad arranca a lo largo del siglo XVI debido al asentamiento de comerciantes y artesanos, cuyas tiendas y talleres abrían sus puertas en la planta baja, destinando la superior a viviendas. En el siglo XIX la calle experimenta una gran transformación, con la finalidad de adaptarse a los nuevos tiempos. Como consecuencia de este proceso desaparecieron los soportales en uno de sus lados, sustituidos por construcciones de diversas características estéticas, miradores y zaguanes decorados con elementos de inspiración clásica y barroca. Ya en época reciente, durante las décadas de los 60 y 70 de la pasada centuria, la arteria vive una profunda reforma en su catálogo urbano, aunque manteniendo una impronta de señorío que la convierte en uno de los principales emblemas de la capital. Recorremos esta calle-insignia con pausa y detenimiento, para disfrutar de edificios con tanta prestancia como la Sede Central de Correos, erigida en 1916 según planos del arquitecto Jacobo Romero. Un poco más allá alcanzamos el Convento de las Agustinas Canónigas, cuyo lienzo de piedra y ladrillo construido a principios del siglo XVII ha resignado su antigua vocación religiosa para alojar ahora las dependencias administrativas del Ayuntamiento. En la esquina con la calle dedicada a Valentín Calderón se alza el palacio de los Aguado Pardo, el más importante y majestuoso de los edificios civiles barrocos de Palencia. La conocida popularmente como Casa Junco se dedica en la actualidad a centro de las actividades culturales que programa la Universidad.

98 2- UN DECORADO VIVO • CONOCIENDO LA CIUDAD

A la altura de los Cuatro Cantones, encrucijada emblemática de la ciudad, se ubica el Casino, cuya planta superior estuvo ocupada por el Ayuntamiento en el siglo XVI, mientras que en el bajo estuvo el Peso Real, por el que pasaban todas las mercancías para comprobar su peso y conseguir el permiso de venta, además del mesón de la Fruta, una suerte de puesto regulador. Adquirido el edificio en 1862 por la Sociedad del Casino de Palencia, fue reformado por Jacobo Romero en la década de los 20 del pasado siglo y enriquecido, en 1998, con el mural de estética modernista que luce al exterior, obra del pintor Rafael Oliva. El paseo entre soportales formados por columnas prismáticas que sostienen los miradores de las casas, dando lugar a un decorado vivo y muy animado, nos conduce hasta la parte final, donde encontramos edificios como la Casa del Marqués de Albaida, quien fuera alcalde de la ciudad y presidente de las Cortes Constituyentes de la Iª República. Ocupa el número 102 y sobresale por su espléndida fachada, al igual que el Edificio de Pañerías Cebrián, asentado unos metros adelante y también de formas modernistas. Este bullicioso punto de encuentro y de compras tiene a modo de ornamento urbano varias esculturas: la dedicada a la Mujer, una obras de Indalecio López de 1998; la Castañera, trabajo de 1999 que lleva la firma de Daniel Calvo, un escultor ciego nacido en Palencia; o la simpática Niña de la Comba.

Soportales en la Calle Mayor.

Plaza Mayor. Palacio de la Diputación.

2- UN DECORADO VIVO • CONOCIENDO LA CIUDAD

Entre la originalidad y el capricho modernista, el catálogo arquitectónico realizado por el palentino Jerónimo Arroyo en su ciudad natal resulta realmente insuperable. Titulado arquitecto en Barcelona allá por 1899, donde tuvo como profesor al reputado Lluis Domènech i Montaner, de regreso a Palencia ejerció como arquitecto municipal y diocesano, al tiempo que ocupaba la plaza de profesor de dibujo en un Instituto local. Entusiasmado con el estilo modernista que se impuso en la capital catalana durante el cambio de siglo, Arroyo supo crear una obra redonda y muy imaginativa que combina dicha corriente artística con los conceptos básicos de la arquitectura clásica. Venido al mundo en la propia calle Mayor, varios son los regalos para los transeúntes que llevan su firma en la vía más animada y popular de la capital. Entre ellos, el Estudio Arroyo y Gallego, edificio de 1913 que destaca por sus llamativas vidrieras o la Casa de los Señores García y Germán. Fue terminada en 1916 para Flora Germán, hija del arquitecto Cándido Germán y su esposo, y en su planta baja se instalaron las oficinas del Gobierno Civil, siendo destinada la parte superior para vivienda del gobernador y un ordenanza. En el número 36 se alza el espléndido Colegio de Villandrando, construido por Jerónimo Arroyo entre 1910 y 1911

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Jerónimo Arroyo, una fiesta arquitectónica

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para cumplir la voluntad testamentaria de doña Eudivigis Sanz de Sedano y Monedero, vizcondesa de Villandrando, que creó a su costa el Asilo de San Joaquín y Santa Eudivigis, dedicado al recogimiento y formación de las huérfanas de labradores. El elemento más resaltable de este edificio con soportales, cuyos pilares presentan capiteles decorados con los escudos de los Villandrando, es el friso encargado al célebre Daniel Zuloaga, que representa a la vizcondesa en el acto de fundación del establecimiento, acompañada por dos emotivos ángeles. Jerónimo Arroyo también ha dejado su huella en otros puntos de la ciudad, pues la escultura de la Inmaculada que puede verse frente a la Catedral es fruto de su talento, al igual que el exquisito palacio de la Diputación y el Instituto Jorge Manrique, en cuyas dependencias se ha habilitado un museo dedicado al gran arquitecto palentino. Finalmente, una escultura que le homenajea, equipado con los utensilios de su profesión, se localiza en la Bocaplaza, justo enfrente del Consejo de Cuentas de Castilla y León, otra de las grandes creaciones de Jerónimo Arroyo en la calle Mayor. Fue realizada para Ramón Alonso, su cuñado, y ocupada más tarde por el Círculo Mercantil y el Café Royal. Centro de los rituales cotidianos en la capital, la Plaza Mayor fue antaño escenario de animadas fiestas, mercados y otros divertimentos. Y mucho antes, una superficie utilizada por los franciscanos para cultivar azafrán. Rectangular y porticada, al igual que las mejores plazas castellanas, este hogar público Monumento a Alonso Berruguete.

Iglesia de la Soledad. Iglesia de San Francisco.

105 2- UN DECORADO VIVO • CONOCIENDO LA CIUDAD

palentino tomó forma en el siglo XVII y está presidido por la Casa Consistorial, un edificio neoclásico que se construyó entre 1858 y 1878 y fue decorado por Jacobo Romero, aunque preservando la austeridad de su traza neoclásica. En el rellano se muestra un gran mural, pintado al óleo por el artista Germán Calvo en 1965, que representa una alegoría de la ciudad. Otro timbre de orgullo local se alza en el centro de la plaza, asiento desde 1961 para el Monumento a Alonso Berruguete, quizá la escultura más conocida de Palencia. El grupo escultórico, con casi cuatro metros de altura, se debe a Victorio Macho y consta de una imagen en bronce de Berruguete, en actitud de reflexionar, acompañado en la parte superior por un hombre con los brazos flexionados. A espaldas de la plaza Mayor, la Iglesia de la Soledad data de 1620 y es objeto de mucha veneración pues alberga la Virgen de la Soledad con su vistoso manto de terciopelo negro, una de las imágenes más reconocibles de la Semana Santa palentina. En el interior de la capilla destacan sus bóvedas de yesería. Máximo icono urbano, la Iglesia de San Francisco perteneció en su día a un extenso convento que incluía hasta cuatro grandes claustros y ocupaba una vasta zona. Su importancia histórica hizo que en tiempos medievales fuera sede de las Cortes Generales de Castilla y de algún Concilio, además de residencia de monarcas y dignatarios eclesiásticos. La situación del edificio empeoró durante el siglo XIX, al producirse

106 2- UN DECORADO VIVO • CONOCIENDO LA CIUDAD

la desamortización de 1839 y ser destinado a usos militares y civiles. Ya en la siguiente centuria se derribó gran parte de su fábrica, quedando únicamente este templo realizado en estilo gótico que presenta añadidos posteriores de inspiración barroca y renacentista. Su doble espadaña con campaniles es la mejor tarjeta de presentación para un recinto al que se accede a través de un pequeño claustro de arcos ojivales, sobre el que se abre un elegante rosetón. Pasando al interior, la capilla de San Ildefonso, obra de Juan de Corral en el siglo XVI, luce una espléndida bóveda de comPlaza Mayor.

pleja crucería. El retablo mayor fue ejecutado en 1732 por el vallisoletano Pedro de Correas, mientras que la obra escultórica corresponde a José de la Sierra. Mucho interés artístico ofrece la capilla de los Sarmiento, los artesonados de madera policromada de la sacristía y el bajo coro, así como dos tallas de Cristo Crucificado y la Dolorosa, ambas procesionadas en Semana Santa por la Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Crucificado. Todo este mosaico de valores ha merecido que la iglesia de San Francisco, cuyo culto atiende la Compañía de Jesús, fuera declarada Bien de Interés Cultural en 1962.

recorrido tres

CAMINANDO SOBRE LA HISTORIA

3- CAMINANDO SOBRE LA HISTORIA • CONOCIENDO LA CIUDAD

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Recorrido tres: Caminando sobre la historia

I

naugurado en 1898, según proyecto del arquitecto Juan Agapito y Revilla, el Mercado de Abastos supone un espléndido reclamo visual gracias a la estructura de hierro forjado y sus enormes ventanales, además de los azulejos que reproducen el escudo de Palencia y los diferentes oficios. Mientras en la zona interior hay todo tipo de tiendas de alimentación, en la parte trasera suelen colocarse puestos ambulantes que ofrecen sus mercancías al aire libre. Testimonio vivo de la historia local, el palacio neoclásico que alberga la Diputación Provincial está considerado por los especialistas como la obra maestra de Jerónimo Arroyo por la decoración de estética renacentista

Mercado de Abastos

Diputación Provincial. Teatro Principal.

113 3- CAMINANDO SOBRE LA HISTORIA • CONOCIENDO LA CIUDAD

que ostenta la fachada principal, donde figuran unos medallones que representan a Berruguete, María de Padilla y Alfonso X el Sabio, flanqueados por figuras alusivas a la industria, el trabajo, la agricultura, las bellas artes, el comercio y la ciencia. Coronando el conjunto aparece la figura de una matrona que sostiene el escudo de Palencia. Tras acceder al interior por un vestíbulo que muestra en su techumbre un fresco del pintor local Eugenio Oliva, puede verse el rico salón de actos, cuya vidriera recuerda la fundación de la primera Universidad del país. A modo de triste anécdota, Gaspar Arroyo, hijo del arquitecto creador, murió en 1966 cuando ayudaba a apagar un fuego que se produjo en el palacio. El Teatro Principal acoge los eventos culturales y sociales más importantes que se convocan en Palencia. Se inauguró en 1837 tras la rehabilitación del anterior, construido a principios del siglo XIX pero arruinado en 1826 a causa de otro gravísimo incendio. Reformado y abierto al público en 1993, en un acto que estuvo presidido por la reina Doña Sofía, destaca su patio de butacas, con planta de herradura. Leyenda y misterio se conjugan en el Monasterio de Santa Clara, fundado hacia el año 1378 por el rey Enrique II de Castilla y su esposa, la reina doña Juana Manuela. Más tarde pasaría a manos de los Almirantes de Castilla, quienes iniciaron la construcción de la actual iglesia en 1395, con la intención de ser utilizada como panteón familiar. El templo tiene planta de cruz griega y su retablo, fe-

114 3- CAMINANDO SOBRE LA HISTORIA • CONOCIENDO LA CIUDAD

chado en el siglo XVIII, es de concepción barroca. Aquí situó Zorrilla su relato sobre Margarita la Tornera, aunque la celebridad de “las Claras”, como se conoce popularmente al edificio, descansa en el sobrecogedor Cristo yacente. Imagen aureolada de belleza y un enigma que arranca en la misma época de su descubrimiento, pues a decir de la tradición fue encontrada por la flotilla de los Almirantes de Castilla en aguas del mar Mediterráneo, mientras guerreaba contra los siempre levantiscos musulmanes. En principio iba a ser trasladada a Palenzuela, pero finalmente se trajo al monasterio de Santa Clara para que la ciudad le rindiera culto. Es tal su verismo que se llegó a especular sobre si se trataba de un hombre momificado, duda despejada tras la restauración llevada a cabo en el 2006 con la certeza de que la escultura fue tallada para reproducir el paisaje del Descendimiento. Su patetismo ha inspirado a escritores como Miguel de Unamuno, que poetizó: La piedad popular ve que las uñas y el cabello le medran.

Monasterio de Santa Clara.

Iglesia de San Lázaro. Fachada plateresca de la Iglesia de San Bernardo.

117 3- CAMINANDO SOBRE LA HISTORIA • CONOCIENDO LA CIUDAD

En la plaza del mismo nombre se halla la Iglesia de San Lázaro, también envuelta en un aroma de leyenda dado que se levantó sobre un hospital de peregrinos y lazareto establecido por el mítico Cid Campeador. La iglesia se comenzó a edificar en el siglo XIV, aunque fue don Sancho de Castilla, señor de Palencia, quien la reconstruyó a partir de 1508. El recinto pasaría a formar parte del patrimonio de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y más tarde ejercerá funciones de parroquia, cometido que pervive al día de hoy. Además de la torre románica, su elemento más sobresaliente es el retablo renacentista procedente del templo de la localidad de Tordehumos, ya que las tablas de Juan de Flandes que decoraban el altar mayor se reparten hoy en día entre la Nacional Gallery de Washington y el museo del Prado. En dirección al río Carrión se localiza la fachada plateresca de la Iglesia de San Bernardo, fundada por Santa Teresa de Jesús a finales del siglo XVI e incrustada ahora en una institución de enseñanza.

Escenario para dos festejos con tanto arraigo como son el Bautizo del Niño y la bendición de los animales el día de San Antón, quiere la leyenda que en la Iglesia de San Miguel (22) contrajera matrimonio doña Jimena con Rodrigo Díez de Vivar, el Cid Campeador. El templo está enclavado en pleno barrio del Mercado y su esbelta torre, de ventanales calados, se considera una de las grandes referencias arquitectónicas de la ciudad por su privilegiada situación junto al río. Por cierto, hubo de ser protegida dado el peligro de derrumbe que corrió durante el terremoto de Lisboa, en 1755. El recinto interior es de factura gótica y acoge, entre otras joyas sacras, el Cristo de Medinaceli, espléndida talla que desfila por las calles palentinas el Martes y Viernes Santo. Monasterio de Santa Clara. Fachada de la iglesia de Nuestra Señora de la Calle.

119 3- CAMINANDO SOBRE LA HISTORIA • CONOCIENDO LA CIUDAD

3- CAMINANDO SOBRE LA HISTORIA • CONOCIENDO LA CIUDAD

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Apuramos los últimos tramos del recorrido por esta ciudad que goza de un enorme acervo popular en la iglesia de Nuestra Señora de la Calle (22), conocida igualmente como iglesia de la Compañía. Un templo de planta jesuítica que alberga, dentro del retablo mayor, una talla del siglo XV que representa a la Virgen de la Calle, patrona del lugar. Debido a

Casa del Cordón. Puente Mayor.

121 3- CAMINANDO SOBRE LA HISTORIA • CONOCIENDO LA CIUDAD

su aspecto ennegrecido recibe el amistoso apelativo de La Morenilla y se ve acompañada de una curiosa fábula. Cierto hombre blasfema mientras trata de encender el horno para cocer el pan, mientras en el exterior descarga una furiosa tormenta. Al ver que no arde un grueso leño lo toma por un extremo para arrojarlo a la negrura de la calle, al tiempo que masculla infinitas maldiciones. Al chocar el tronco contra el suelo se oye un gran trueno y se produce un halo de claridad a su alrededor, cuando se escucha una dulce voz llegada desde el cielo que afirma: De la calle me llamaré. Lo que el hombre había tomado por un simple tronco era, en realidad, la Virgen con el Niño en brazos. La Casa del Cordón (23) es un monumento civil del siglo XVI que debe su nombre al cordón franciscano que decora su fachada. Aloja en su interior el museo de Palencia, una muestra de extraordinario interés que recoge testimonios y vestigios prehistóricos, romanos y medievales. Y acabamos el trayecto en el Puente Mayor (24), una construcción en piedra del siglo XVI muy reformada con posterioridad. Su estructura de exquisita etiqueta clásica pone colofón a la apasionante aventura urbana que supone recorrer la capital palentina.

gastronomía y tradiciones

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GASTRONOMÍA • GASTRONOMÍA Y TRADICIONES

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GASTRONOMÍA

T

ierra de nobles asados, regia cocina y abundante chacinería, la gastronomía palentina se caracteriza por su solidez, la calidad de los ingredientes que la componen y su habilidad para evolucionar hacia postulados contemporáneos sin perder de vista la paleta de sabores tradicional. El recetario gira en torno al ritmo de las estaciones del año y los exquisitos productos de la Tierra de Campos, argumentos de seducción potenciados gracias a los manjares que se dan en la zona montañosa del norte provincial. Así se configura un excepcional patrimonio gastronómico de untar y saborear, que va directo al estómago.

Gastronomía Palentina.

126 GASTRONOMÍA • GASTRONOMÍA Y TRADICIONES

Un viaje con el paladar a través de las propuestas gastronómicas palentinas debe partir obligatoriamente de las estupendas legumbres y hortalizas que guarda la despensa local. La menestra de verduras es todo un ejemplo de buen hacer en el apartado de los platos de cuchara, aunque no desmerece en cuanto a categoría alimentaria la sopa castellana, preparada con pan de hogaza y aderezada con tacos de jamón y huevos escalfados. Dentro de la pizarra de sugerencias sobresalen las suaves y aromáticas alubias de Saldaña, pues ya lo dice el refrán: la alubia del Carrión, lo mejor de la región. Y si es de Saldaña, lo mejor de España. Otras propuestas de gran talla tienen como pilares al rojizo pimiento de Torquemada, las cebollas de Palenzuela o los guisantes, frutos de rango popular y suculento que se han ganado un espacio fijo en la carta. Y qué decir de las patatas que se cultivan en el valle de la Ojeda, acompañantes de mucha categoría para el bacalao o los callos. Pensando en los devotos de las carnes, los ricos pastos del norte son el marco ideal donde nacen y crecen unas reses de reconocida calidad. Los fogones echan humo a la hora de preparar la versión más suculenta del lechazo a la palentina o las chuletillas de cordero, manjares que se ven acompañados por el riquísimo pan elaborado en los hornos de Tierra de Campos. La provincia es rica en caza y el menú da buena fe de ello merced a un listado que incluye platos cuyo protagonismo central corresponde a liebres, perdices, pichones, o las rutilantes codornices escabechadas, consideradas desde antiguo como

Restaurante, interior.

un alimento de reyes. La fiesta prosigue con la variada y potente oferta que se deriva del rito de la matanza: embutidos, chorizos, la jugosa morcilla impregnada de sabor a cebolla o la cecina de Villarramiel, todo un clásico que es símbolo de la mejor cocina. Dentro del capítulo de pescados, las truchas del Carrión representan una sugerencia inmejorable, al igual que las cazuelitas con bacalao y los cangrejos de río, homenajeados en Herrera de Pisuerga con un Festival Internacional que reúne a miles de entusiastas. Infinidad de caprichos en repostería ponen punto final al ágape, constituyendo una dulce e irresistible tentación para los más golosos. Los socorritos de Cervera o los amarguillos de Villoldo son pequeñas obras de arte, al igual que las rosquillas de San Antolín que se consumen en la capital, las acreditadas galletas de Aguilar de Campoo o el chocolate de La Trapa, auténtica delicia conventual. Hay que dejar un hueco para los tocinillos de cielo, el brazo de San Lorenzo o las hojuelas típicas del Carnaval. Como alternativa, el paladar se divierte con el

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frituras y unas tortillas de patata para chuparse los dedos. Un cóctel variopinto de delicias con extraordinario postín. Más allá de la carta de especialidades antiguas y muy cercanas al sentir general, existe en Palencia otro tipo de gastronomía que es campo abierto a la innovación y la creatividad. Restaurantes y cocineros de mucho rango se centran en un tipo de cocina saturado de propuestas de autor que tratan de reinventar y si cabe mejorar el recetario regional, ya que tradición y renovación no deben estar reñidas. Así nace una cocina con hechuras de alta escuela y dinámica muy actual, que constituye un juego de inspiración a la vez que toda una fiesta para los sentidos. Un ejercicio de intuición y profesionalidad que se renueva cada día para redondear y enriquecer los platos de toda la vida con el sofisticado traje de la vanguardia.

Los clásicos amarguillos, las rosquillas, el lechazo asado y los embutidos.

GASTRONOMÍA • GASTRONOMÍA Y TRADICIONES

queso de oveja o las jaleas naturales articuladas en torno a productos tan particulares del solar palentino como son los arándanos. Y para beber, nada mejor que el vino rosado de Dueñas, un caldo mundano y divertido que es sinónimo de cultura y de vida, o los orujos de Lantadilla. Otros prefieren el agua, y ninguna mejor que la nacida en el manantial de Lebanza, enclavado en el corazón del Parque Natural de Fuentes Carrionas. El tapeo constituye un tipo de cocina en miniatura que resulta muy divertida pues permite mezclar, compartir y combinar todo tipo de antojos gastronómicos. Distintos locales y establecimientos de la capital ofrecen un surtido de pinchos que van desde el más humilde y tradicional, hasta las creaciones de última generación que se mueven a medio camino entre la degustación y las artes plásticas. Una forma de alimentarse muy apreciada en la cultura popular gracias a bocados tan mágicos como las gambas a la gabardina, los huevos encapotados, patatas preparadas de una y mil maneras, deliciosas

130 TRADICIONES • GASTRONOMÍA Y TRADICIONES

Fiestas populares El calendario lúdico y festivo no da tregua en Palencia, debido a un abanico de actos que entremezclan una identidad muy propia, la siempre gratificante cultura tradicional y el creciente número de turistas que acuden al lugar. El primer día del año, la cofradía del Dulce Nombre de Jesús programa el llamado Bautizo del Niño, un ritual simpático y emotivo que el fervor de las gentes ha ido tejiendo desde el siglo XVI. Son innumerables los vecinos que se acercan a la iglesia de San Miguel a primeras horas de la tarde, para asistir a una misa que se caracteriza por la extraordinaria devoción popular que muestran los fieles. Posteriormente, la cofradía organiza una procesión por los alrededores del templo en cuyo transcurso se sueltan palomas, salen a escena los bailes típicos de la región y el pueblo entero entona el villancico medieval Ea, que narra la venida al mundo de Jesús. Como acto final, las autoridades municipales acompañan a la madrina de turno en el lanzamiento, realizado desde el balcón de la casa rectoral, de una lluvia de golosinas y caramelos que se disputan, entre juegos y risas, los más pequeños. Un acervo milenario envuelve a la Fiesta de San Antón, fascinante registro de usos y costumbres que sirve para bendecir las semillas y los animales, mientras se escuchan distintos cantos centrados en la vida y milagros del santo. Una vez concluido el rito, es costumbre que los cofrades obsequien con las típicas rosquillas a los allí congregados. Con un punto de legítimo orgullo, la ciudad entera se pone de tiros largos el 2 de feBautizo del niño

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sentimiento que tiene tanto de recogimiento devoto como de explosión artística. Se trata de un fenómeno vivo y pujante, declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional, que se inicia el radiante Domingo de Ramos con la “procesión de la borriquilla”, escoltada por los ramos y palmas que portan los presentes. El aire se impregna de emoción al paso de tallas imagineras con tanto valor estético como la Virgen de la Soledad, el Cristo de la Misericordia o el sobrecogedor Cristo Crucificado. Uno de los momentos más emotivos llega con la procesión del Rompimiento del Clavo, que pone colofón el Domingo de Resurrección al binomio de tradición y religión que tira muy fuerte de las más enraizadas emociones locales.

Cristo Crucificado. Procesión de la borriquilla.

TRADICIONES • GASTRONOMÍA Y TRADICIONES

brero, día de las Candelas, para rendir homenaje a la patrona. La Fiesta de la Virgen de la Calle vive su momento cumbre durante la procesión que lleva a la efigie hasta el templo catedralicio, asentada en una bonita carroza adornada con flores. Grupos y pasacalles ponen la nota alegre y musical a una celebración en la que no faltan las danzas de rigor. También es costumbre llevar a los niños a “pagar el cuarto”, además de presentarlos frente a la Virgen. Las gentes abandonan las trincheras del invierno para disfrazarse y salir a la calle con motivo del Carnaval, un tiempo de jolgorio y locura compartida en el que la vida normal queda aparcada. El agasajo en honor al irreverente don Carnal marca el final del ciclo festivo asociado al frío y los meses de penumbra, pues la llegada de la primavera cristiana toma forma en la solemne y austera Semana Santa, vivida en Palencia con un

134 TRADICIONES • GASTRONOMÍA Y TRADICIONES

Cofradías y pasos El eterno ritual de la Semana Santa se sostiene sobre remotos pilares antropológicos y culturales, entre los que destacan las cofradías penitenciales. Agrupaciones de ámbito religioso que, a base de entrega y dedicación personal, son las que sustentan un fenómeno tan vivo y pujante. Entre las cofradías palentinas más tradicionales destacan la Penitencial y Sacramental de la Santa Vera Cruz, la del Santo Sepulcro, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, entre otras. Y si nos referimos a los pasos procesionados por las calles de Palencia, entre un mosaico de fe, color, música y emotividad, hay que citar obligatoriamente a la Virgen de los Cuchillos o Quinta Angustia, obra del artista Antonio de Amusco, la Lanzada de Longinos o la Oración del Huerto, del siglo XVIII, una figura de vestir que presume de su pelo natural. Universo de aromas, colores y sabores, la Romería de Santo Toribio llega el domingo más próximo al 16 de abril y se inspira en una leyenda referida al “apedreamiento” por parte de los palentinos de Toribio, aquel obispo de Astorga que llegó a predicar el Evangelio y, ante tan contundente agresión, tuvo que refugiarse en una cueva sita en el cerro del Otero. Para refrescar el santoral, son ahora los concejales y el alcalde de Palencia quienes apedrean a los asistentes con nutritivos trozos de pan y de queso. A finales del mismo mes de abril, el día 25, la Caracolada de San Marcos reúne en el parque del Sotillo a gran número de ciudadanos que acuden a degustar un buen Procesión por el Otero. Romería de Santo Toribio.

Procesión del Corpus Christi.

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eminentemente cultural. Todo invita al disfrute en el Corpus Christi, rica solemnidad pública que incluye el cortejo presidido por la soberbia custodia de plata, conocida como el Carro Triunfante, que sale de la catedral escoltada por los Gigantes y Cabezudos, las cofradías y una representación de las autoridades para recorrer las ciudad envuelta en un baño de pétalos y otros rituales que Palencia, fiel a sus esencias, guarda como oro en paño. La mágica y bruja Noche de San Juan inicia el solsticio de verano a base de hogueras y costumbres tan curiosas como el reparto de tomillo en la iglesia de San Juan, enclavada en la Huerta de Guardián. A la mañana siguiente, y una vez extinguido el fuego sagrado que ahuyenta los malos espíritus y las peores vibraciones, los niños levantan altares al santo en distintas partes del entramado urbano y, cumpliendo al pie de la letra con una hermosa tradición, recorren las calles con una estampita y un platillo pidiendo limosna para San Juanillo. La traca final se produce en la primera semana de septiembre, asiento en el calendario para las Ferias y Fiestas de San Antolín, homenaje lúdico al patrono de la capital que se compone de todo un abanico de divertimentos. Es tiempo para la convivencia, los actos culturales, eventos gastronómicos, la Feria Taurina, a la que acuden las figuras más notables del toreo, el deporte y las risas compartidas. Llegado el 2 de septiembre, día grande, resulta obligado que los palentinos acudan a la cripta catedralicia para beber agua del pozo allí existente y así ganarse los favores y mercedes del santo. Más auténtico, imposible.

TRADICIONES • GASTRONOMÍA Y TRADICIONES

plato de caracoles, merienda amenizada por actuaciones musicales y una gran verbena. Porque las tradicionales rogativas pidiendo agua para los campos provinciales dan paso a esta expresión de diversión y gastronomía. Otro parque capitalino, el de los Jardinillos, marca el punto final de la Procesión de San Isidro, convocada por el gremio de agricultores para presentar en sociedad sus mejores productos y bendecir los campos provinciales. Durante la Semana de Pentecostés llega el turno de la Feria Chica, cuyos orígenes se remontan al siglo XIII. Una celebración con mucho arraigo en la capital, ya que ampara la convocatoria de la Muestra de Cerámica, la Feria del Libro de Ocasión y otras citas de carácter

138 COMPRAS Y DIVERSIÓN • GASTRONOMÍA Y TRADICIONES

Compras y diversión Pueblo de larga tradición artesana y alfarera, a la hora de llevarse un buen recuerdo de Palencia resultan infinitas las filigranas y cacharros elaborados a base de paciencia y talento que se ponen a la venta en tiendas de saber añejo y comercios de toda la vida que pregonan sus propuestas en la capital. Toda una batería de objetos e ideas decorativas llegadas, principalmente, de los talleres de Villarramiel y Paredes de Nava, especializados en la confección de calzado y prendas de cuero. Otros caprichos y detalles son fruto de la creación de los artesanos de la madera, la orfebrería y el mimbre, profesionales reputados como auténticos maestros a la hora de ofrecer ilusión a precios aptos para todos los bolsillos. Los puntos de exhibición de cerámica muestran en sus estanterías y escaparates distintos souvenirs y símbolos que eternizan y consagran el ambiente local, aunque el producto insignia sean las célebres mantas de Palencia, elaboradas a base de pura lana de oveja. Para los apasionados de la ropa y los complementos, todo un ramillete de tiendas selectas y franquicias de moda presentan un festival de creaciones, novedades y diseños revestidos del mayor glamour. Si nos decantamos por algún regalo de tipo gourmet, el mercado de Abastos y otros muchos establecimientos a pie de calle nos proporcionarán un dulce para el camino o un vino para el recuerdo. Llegada la noche, dos son las zonas especialmente recomendables para entrar en ambiente por estar cuajadas de Moderna zona de tiendas. Ambiente nocturno.

locales pensados para la diversión y el encuentro. La Palencia que no duerme suele iniciar la ronda de tapeo en los bares y restaurantes concentrados en torno a la plaza y calle Mayor y la plaza de Cervantes, para continuar una juerga rica en colores y emociones en la barriada de La Puebla o en la zona del Seminario, ambas bien surtidas de establecimientos para ver y ser vistos que están ambientados por rumores de vida. Un público joven e inquieto abarrota estos templos de modernidad para escuchar música de todo tipo y bailar hasta la madrugada. Rutas de la Luz Los fines de semana del verano, y como regalo añadido para naturales y forasteros, se organizan una serie de visitas guiadas que están amenizadas por breves representaciones teatrales inspiradas en las distintas etapas históricas vividas por la capital y otras leyendas de estirpe muy palentina. Terrazas.

Luz Real Los tiempos de cambio vividos tras el traspaso de los resortes del poder por parte de las dignidades eclesiásticas a la corona, un proceso generador de ciertos resquemores sociales, marca el nacimiento de un modelo de ciudad inspirado por los monarcas Carlos V y Felipe II. Es entonces el momento en que se incorporan a la madeja urbana la iglesia de la Virgen de la Calle, el palacio del Cordón, el edificio del Seminario y el Palacio Episcopal, además de conventos como el de las Recoletas, la Piedad o las Agustinas Canónigas. Luz del Progreso Referido a los siglos XIX y XX, el recorrido se inspira en las grandes transformaciones impulsadas en la capital por la burguesía local. Un marco temporal que incluye el derribo de las vetustas murallas, el impulso regenerador que trajo consigo la llegada del ferrocarril o el nacimiento de edificios públicos con tanta relevancia como el Ayuntamiento, la Diputación o el Colegio de Villandrando. Y ello sin olvidar construcciones modernas como el puente de Hierro o el majestuoso Cristo del Otero.

141 COMPRAS Y DIVERSIÓN • GASTRONOMÍA Y TRADICIONES

Luz Episcopal El primer itinerario recrea la época correspondiente al mayor esplendor del episcopado de Palencia, cuando los vecinos de la capital se agrupaban en torno a la catedral y otros templos con tanto protagonismo en la memoria de la ciudad como los de San Miguel, San Pablo, San Francisco o San Lázaro, así como el puente de Puentecillas, uno de los más queridos emblemas en piedra de la ciudad.

JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN Avda. Casado del Alisal. Tfno: 979 715 500 - www.jcyl.es Turismo OFICINA DE TURISMO MUNICIPAL Plaza de San Pablo. Tfno: 979 749 974 DEPARTAMENTO DE TURISMO. AYUNTAMIENTO DE PALENCIA Plaza Mayor, 1. Tfno: 979 718 197/ 979 718 134 www.palencia.es - [email protected]

Transporte TELE TAXI. Tfno: 979 724 040 RADIO TAXI. Tfno: 979 720 016

OFICINA DE TURISMO. JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN Calle Mayor, 105. Tfno: 979 740 068 www.turismocastillayleon.com - [email protected]

RENFE. Parque Jardinillos. Tfno: 902 240 202

PATRONATO PROVINCIAL DE TURISMO Calle Mayor, 31. Tfno: 979 706 523 www.palenciaturismo.es - [email protected]

CORREOS. Plaza de León, 4. Tfno: 979 722 000

Museos DÍAZ CANEJA: Calle Lope de Vega, 2. Tfno: 979 747 392

URGENCIAS. Tfno: 112

CATEDRALICIO: Plaza de la Inmaculada. Tfno: 979 701 347

POLICÍA LOCAL. Tfno: 092

DIOCESANO: Mayor Antigua. Tfno: 979 706 913

BOMBEROS. Tfno: 080

MUSEO DE PALENCIA: Plaza del Cordón, 1. Tfno: 979 752 328

GUARDIA CIVIL. Tfno: 062

JERÓNIMO ARROYO: Avda. República Argentina, 1. Tfno: 979 720 384

CRUZ ROJA. Tfno: 979 722 222

CENTRO DE INTERPRETACIÓN VICTORIO MACHO Ermita del Cristo del Otero. Tfno: 979 180 219

HOSPITAL DE SAN TELMO. Avda. San Telmo. Tfno: 979 728 200

PUNTO ROMÁNICO: Parque Huerta Guardián. Tfno: 979 718 197

HOSPITAL RECOLETAS. Avda. Simón Nieto, 31. Tfno: 979 700 813

ESTACIÓN DE AUTOBUSES. Parque Jardinillos. Tfno: 979 743 222 AEROPUERTO DE VALLADOLID. Tfno: 983 415 500

Urgencias POLICÍA NACIONAL. Tfno: 091

HOSPITAL RÍO CARRIÓN. Avda. Donantes de sangre. Tfno: 979 167 000

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DIPUTACIÓN PROVINCIAL Calle Burgos. Tfno: 979 715 100 - www.dip-palencia.es

APARCAMIENTOS CENTRO CIUDAD: Calle Cardenal Almaraz Calle Juan Ramón Jiménez Plaza Abilio Calderón Plaza Ponce de León Calle Gil de Fuentes PARQUE ISLA DOS AGUAS: Autocaravanas (gratuito)

D AT O S P R Á C T I C O S

142 D AT O S P R Á C T I C O S

Instituciones AYUNTAMIENTO Calle Mayor, 7. Tfno: 979 718 125 - www.aytopalencia.es