Griego v. Verbo y Participio

ASPECTO Y TIEMPO EN EL VERBO (II parte) Concepto de “aspecto” Según el Diccionario de la Real Academia Española, ―En ci

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ASPECTO Y TIEMPO EN EL VERBO (II parte)

Concepto de “aspecto” Según el Diccionario de la Real Academia Española, ―En ciertas lenguas, categoría gramatical que expresa el desarrollo interno de la acción verbal [cursivas mías], según se conciba esta como durativa, perfecta o terminada, reiterativa, puntual, etc.‖ O como anota Rodríguez Adrados (op. cit., pag. 389), ―categoría del tiempo interno, de cómo se realizan la acción o el proceso verbal‖. A diferencia del español y del latín, en general el verbo griego privilegia el valor aspectual de la acción, y relega la noción temporal al modo indicativo, que es el único modo en el cual se puede usar, por ejemplo, el aumento (e)-) que los antiguos gramáticos indicaban no sólo con el término au)/chsij (aumento), sino también con xro/noj. El aumento, en efecto, originariamente era un adverbio de tiempo equivalente a ―una vez (en el tiempo pasado)‖, ―en aquel tiempo‖, pero gradualmente se vuelve parte integrante del indicativo, marcando, junto con las desinencias secundarias, el valor temporal pasado de un proceso verbal.

Tiempo y aspecto, juntos solamente en indicativo El indicativo, pues, es el único modo en el que concurren el valor aspectual y el temporal, mientras que en todos los otros modos y formas nominales, el aspecto se impone al tiempo. Desde el punto de vista estrictamente temporal, el tiempo presente sólo puede ser expresado en indicativo, cuyo aspecto es de ―duración‖, es decir, de desarrollo o desenvolvimiento de la acción. El imperfecto de indicativo, construido con el tema de presente, cronológica y aspectualmente expresa acción durativa en el pasado. Por su parte, el aoristo de indicativo expresa acción momentánea en el pasado, pura y simple, sin consideración de su duración. Rodríguez Adrados (op. cit, p. 429) anota que es un ―término enfrentado al aspecto del tema de presente: aspecto perfectivo frente al imperfectivo. Y tiene un núcleo común y fundamental en la expresión de una acción «con su término» y sin consideración de su duración‖. Se habla, pues, de aspecto perfectivo en el sentido de indicar una acción acabada, como lo es la del aoristo, en tanto que el aspecto imperfectivo se refiere a una acción durativa o no acabada, como lo es la del presente. El perfecto de indicativo expresa el resultado actual de una acción realizada en el pasado y, por ello, puede ser considerado un presente. Con el mismo tema de perfecto, el pluscuamperfecto de indicativo —como sucede con el imperfecto respecto del presente— señala una acción completa y concluida en el pasado sin efecto en el presente. Respecto del presente y del pasado, que son las dos dimensiones del tiempo objetivamente conocidos por quien habla y escribe (el pasado, porque lo ha visto y, por lo tanto, lo conoce; el presente, porque lo está viviendo), el futuro de indicativo pertenece a la esfera de lo ―no controlable‖ por parte de quien habla, de ―lo virtual‖ (en el sentido de ―no efectivo‖, ―no real‖), de lo incierto, porque aún no se verifica ni se realiza. A diferencia de los demás temas verbales, el tema de futuro siempre expresa tiempo no sólo en indicativo, sino en todos los otros modos. En el sistema de futuro, el aspecto es una idea secundaria frente a la noción de tiempo. El futuro no tiene aspecto puntual ni aspecto durativo; prácticamente es indiferente al aspecto. En fin, el futuro, más que expresar, en sentido estrictamente temporal, una realidad posterior al momento de hablar o escribir, expresa una posible realización del proceso verbal.

1.

PRESENTE (o( e)nestw£j xro/noj) El presente expresa, en general, un proceso durativo, es decir, comprendido en su desarrollo, del cual no se considera ni el momento inicial ni el final. Por ello, los gramáticos estoicos lo definieron ya como paratatiko/j (