Giro Hermeneutico

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de Holderlin "sobre las montañas más distantes entre sí"29.Ello tiene su propia dignidad, pues no debemos olvidar que fue la separación del pensamiento de la poesía lo que hizo posible la ciencia, llamando así a la filosofía a su vocación conceptual, por muy cuestionable que pueda parecer esta tarea de la filosofía en una época de ciencia. No me resulta posible constatar que deconstrucción pueda significar para Nietzsche, para Derrida mismo, una simple Suspensión de esta historia.

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bargo, es precisamente la violencia de las rupturas lo que acaba por señalar hacia un orden interior, que no consiste sin duda ni en verdades lógicas ni tampoco en un sisterpaJiLosqfls:o. Este tratamiento violento que se aplica a los textos se justifica únicamente si a partir ¿ de ello se abren nuevos horizontes, y esto es algo que tiene efecti-I vame'nré lugar para quien piensa. Es difícil seguir y desarrollar el pensamiento de un mundo lingüístico extraño, no sólo por lo que se refiere al alemán sino también por lo que se refiere a Heidegger. En Derrida se nota, sobre todo en sus escritos más tempranas, que Husserl sigue presente, pero se nota también la tendencia objetivadora del estructuralismo.. Asoma ahí un fondo filosófico. En el es~ctu~q¡.o es la lógica de';.¡l ~;¡,o;..-"'f' mundo mítico. Es esta una lógica a la, que_no_s~ refirió, 01 que 'in: tuyó jamás, un griego. Con todo, aflora por entre el legado más extraño, en Lévi-Strauss o en 'Foucault y mucho más en la teoría lingüística de Saussure. Es como un paso hacia una nueva Ilustración. No hay duda de que también Derrida quiso seguir el camino de Husserl, radicalizándolo. Sin embargo, posteriormente se percató de que de la dedicación del Heidegger tardío a Nietzsche podía extraer consecuencias para su propio camino. En Derrida, como también en Heidegger, la metafísica apenas pasa de una contraposición realmente realizable. Y es que no se puede pensar de una forma distinta a cama se da en uno el pensamiento. También a mí me ocurre lo mismo cuando me parece reconocer ahora en la elaboración conceptual de Derrida, por ejemplo en el caso de "Dissémination" y "Différance", la conciencia histórica de las influencias o la fusión de horizontes. No hay duda de que a Heidegger le molestó especialmente' el uso que yo hacía de la palabra "conciencia". En realidad!" "conciencia histórica de las influencias" no es más que un recurso . t para subrayar la temporalidad del ser. Aquello que quiero señalar aparece con mayor""élanaá"dsi hablo deun "carácter lingüístico", tras lo cual asoma la tradición cristiana del "verbum interius". También aquí se trata de una especie de condición cuasi-transcendental de la posibilidad, que es más una condición de la imposibilidad, tal como la representa para el entendimiento humano la encarnación. Intento ahora continuar la "superación" heideggeriana de la metafísica en un estilo fenomenológico, comprobándola por medio de la dialéctica de pregunta y respuesta. Sin embargo, esto significa que se parte de la conversación. Ahí se realiza la "différance", a travésde la cual- acaba manifestándose, con re@ntas_ v; respuestas la alteridad de: lo v~rdadero; ,En esta diaréctica~de pregunta y respuesta se traspasa permanentemente una frontera. Tanto en la pregunta como en la respuesta es. posible que ..hable también 'algo inefable, lo cual

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pueda desvelarse entonces de manera deconstructiva. Con todo, no es que hable por el simple hecho de que sea desvelado. Es más: quIZá ese sea el momento en que deje de hablar. Tampoco en la conversación estamos ante rupturas cuando aparecen nuevos puntos de vista, cuando se plantean siempre nuevas preguntas y respuestas, que aplazan todo una y otra vez. Se produce, de todos __ modos, una aproximación. Se empieza _a comprender, aunque se sepa adónde se'va a parar. Allí donde se trate de filósofía hay sin duda buenos motivos para afirmar el que se cae .una y otra vez en~lenguaje dt:...1a_m.s:taJÍ.., si9L.Lo que ocurre es que uno no debería imaginarse que los con- , ceptos filosóficos se encuentran, a disposición como en un archivo ( del cual se puedan simplemente extraer. Pensar en conceptos no es algo muy diferente del uso normalque hacemos ae 'leñguaje. En este caso tampoco hay nadie qu~;.pueda introducir un uso del lenguaje. Más bien es el uso del lenguaje el que se introduce a sí mismo, el que se forma en la vida del lenguaje hasta que encuentra 1 firme bajo los pies. El p-'ensam!~to cOllceptual mantiene siempre contornos imprecisos, tal como dijo Wittgenstein. Por lo tanto, resulta conveniente seguir la vida conceptual del lenguaje, lo cual sígnifica: situarse en el lugar ~n elque surge el con~ept~ del hablar mismo, en el "lugar en que se encuentra la vida". Esto es .algo que ocurre en la destrucción de Heidegger, este de~velamiento. Tampoco la deconstrucción se encuentra muy alejada de esto. Y es que la construcción aparece ahí de forma expresa en 'la denominación. También ella busca la ruptura con restricciones constructivas a través de las cuales el lenguaje se hace dueño del pensamiento. La meta común está siempre en romper las convenciones del discurso y del pensamiento para abrir horizontes nuevos. En consecuencia, el lema de la fenomenología era: "¡Hacia las cosas mismas!" Esto puede ocurrir de forma muy drástica." Úna-:f}arabra adqüíere de pronto un significado completamente diferente. Al derrumbarse lo que hasta, ahora era usual, se posibilita precisamente que se.hagan isibles relaciones completamente nuevas. Al final, toda buena ocü~ rrencia lo es porque incide sobre el pensamiento en camino, dé modo que cambia completamente la dirección. Precisamente por ello me parece que' en el pensamiento se esboza siempre' una meta: nueva, por muy difuminada que esté todavía. En todo caso, uno no remitiría a la recuperación por parte de Heidegger del concepto griego de ser" si Heidegger hubiera -pretendido únicamente. dejarlo al ,desc1JQi~Ito:'quitándoler"de, encima, los equivalentes conceptuales latinos de la filosofía griega, tales comq esencia, sujeto. o sustancia. Este es sólo un primer paso, aunque ne-

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cesario. Lo importante es más bien que el sentido de los conce tos ~egos,_muy próximo a la lengua hablada, y el de todos los conceptos hablantes e incisivos de la filosofía se ve enriquecido. De esta manera puede enriquecerse también un concepto fosilizado en la propia lengua materna, por ejemplo en el momento en que Heidegger comprende "Sein", ser, como hacienda, como "enseres", con lo cual "ser" queda libre para funcionar como verbo (que escribe incluso bajo la forma "Seyn"). y es que el recurso al lenguaje descansa sobre el hecho de que en el uso de 1a palabra va implícita una experiencia que carece de palabras pero que entra y se encuentra en la palabra pensada. Es cierto naturalmente que el pensamiento puede enredarse en aporías, tal como muestra Kant en su dialéctica transcendental. Pero también puede ser así que la experiencia sin palabras penetre por sí misma en el concepto;como ocurre en'la cosmovisióri' gríega" En este caso, el pensamiento griego mostrará con la inmediatez de una ruptura o de un rayo la verdad como si de otro mundo se tratara. Cuando una palabra empuja de esta manera hacia una nueva forma depensar, es como un aéófitecimiento, lo cual el lenguaje ~'produce frecuentemente sin mayor esfuerzo, cuando encuentra las palabras adecuadas. Si, por el contrario, se le confía al' peñsamiénto 'una ruptura verdadera, se derrumba todo por completo, como cuando Heidegger invierte el título de "¿Qué significa pensar?'"y lo transforma en "¿A qué obliga el pensar?". Con una inyersión..asl, a la vez que algo desaparece algo nuevo surge. De esta forma, existen entre el deconstructivismo y la hermenéutica en tanto filosofía coincidencias- queDas deberían ayudar a avanzar. Al fin y al cabo, ambas tienen un mismo punto de partida, que es la crítica por parte de Heidegger al olyido_ d~ la_pe :sistencia r de la ontología griega. Tal como demostró el Heidegger posterior en Die Zeit deS Weltbildes [El tiempo de la cosmovisión!, esta crítica filosófica incluye también a la ciencia de la edadmoderna, la cual está fundamentada sobre el concepto de método y de objetividad. En ..3.••.••_ este sentido, resultan evidentes las semejanzas de tono entre el lema heideggeriano de la destrucción y el lema de Derrida de la deconstrucción. Es cierto, por otra parte, que el concepto de metafísica con el que trabaja Derrida necesita, tal como he intentado demostrar, de una cuidadosa delirnitación.. En el fondo, para Derrida "metafísica" no es nada griego. Para él consiste en aquello que se encuentra ligado a la palabra desde-la Critica de la razón pura de Kant. Consecuentemente; el enfoque deconstructivista de la dialéctica apunta en Derrida únicamente. aquello que en el neokantismo .se denomina "metafísica. dogmática", También en el lenguaje de, Derrida se puede observar cómo su teoría de los signos penetra en "el lenguaje dela á

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metafísica, por ejemplo en el momento en que se distingue en los signos entre un mundo de signos sensible y uno inteligible. El punto central es aquí, sin embargo, que para Kant la crítica a la metafísica de los conceptos "puros" experimenta una delimitación determinante por parte de la-razón práctica. La Crítica de la razón pura no quiere demostrar la existencia, por ejemplo, de la libertad o apoyarse incluso en tanto merafísica en_la física. Se trata más bien de construir a partir del factor razón que se encuentra en la libertad. La metafísica sólo resulta posible como metafísica moral, "en la frontera de la razón pura", como gustaba de decir Natorp. Nos encontramos aquí muy alejados de la experiencia originaria que desde Parménides, Platón y Aristóteles y la recuperación del pensamiento griego en el primer cristianismo decidió el lenguaje conceptual de la filosofía y determinó con el nominalismo de la edad moderna el concepto de ciencia. Los trabajos de Derrida ofrecen dificultades especiales al entendimiento en la medida en que se aplican a sí mismo la eliminación de toda construcción. De ello se deriva que incluso en eT caso de queDerriaa íiii:entase dar a sus trabajos una única dirección, se vería amenazado con caer de nuevo en un pensamiento metafísico. Y sin embargo, no puede evitar ser él quien representa tanto lo uno como lo otro. Por lo tanto, uno no sólo tiene el derecho, sino que incluso ¡ está obligado a convencer al aufOr de su identidad, para que de esta forma pueda llegar a constituirse siquiera en interlocutor. Y es que la identidad que tiene en una conversación un interlocutor no es una identidad determinada de antemano, y por tanto tampoco manifiesta. Se trata sencillamente de que la identidad va con la conversación. Al final, tendremos que insistir siempre en que el lagos no es monólogo y que todo pet;sar es un diálogo consigo. mismo y con el otro. Una dificultad especial la encontraba yo en la crítica que Derrida hacía a Husserl, publicada bajo el título de Die Stimme und das Pbánomen (La voz y el fenómeno): Sorprendente. Por entonces, cuando éramos jóvenes estudiantes de Heidegger, mucho antes de Ser y tiempo, habíamos intentado hacer la misma crítica. En aquel momento nos sentíamos bastante más cerca de Wilhelm van Hurnboldt y de sus comienzos en la filosofía del lenguaje que de la teoría de los significados que Husserl presentaba en sus Investigaciones lógicas. Es cierto que aún no habíamos sabido dar forma a nuestra extrañeza.e.Todavía hoy, y mirando hacia atrás, siento dificultades a la hora de contemplar la crítica que Derrida hace a Husserl.El papel que Derrida.le otorga a la.voz en su crítica a Husserl me. sigue. pareciendo bastante extraño. Y es que Hu~~rL era más que nada un matemático que transfirió el sentido del ser del ser ideal, objeto de las

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matemáticas, a su teoría de los significados. Esto es lo que nos llevó en su momento a recurrir contra Husserl a la filosofía del lenguaje de Humboldt. Ahora nos parece reconocer de repente, en la crítica que Derrida hace a Husserl, la crítica de Heidegger. Para su crítica, Heidegger había tomado como punto de partida la obra maestra del análisis fenomenológico husserliano, su tratado acerca de la conciencia del tiempo. Partiendo del concepto de Dasein, de la facticidad y de la futuridad, la fuerza ontológica que formaba la base de Heidegger desestabilizó al concepto de conciencia. ¿Cómo llegar a partir de aquí al giro que Derrida realizó hacia los conceptos de sigI!:0J_qu.