Giordano BRUNO Mundo Magia Memoria-GOMEZ (1)

MUNDO, MAGIA, MEMORIA Giordano Bruno MUNDO, MAGIA, MEMORIA Edici6n de Ignacio Gomez de Liano BIBLIOTECA NUEVA SEC

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MUNDO, MAGIA, MEMORIA

Giordano Bruno

MUNDO, MAGIA, MEMORIA

Edici6n de Ignacio Gomez de Liano

BIBLIOTECA NUEVA

SECUNDA EDICION, mayo

© Ignacio Gomez de Liano, 1997, 2007 © Editorial Biblioteca Nueva, S. L., Madrid, Almagro, 38 28010 Madrid www.bibliotecanueva.es [email protected]

2007

1997, 2007

ISBN: 978-84-7030-487-3 Dep6sito Legal: M-16.367-2007 Impreso en R6gar, S. A. Impreso en Espana - Printed in Spain Queda prohibida, salvo excepci6n prevista en la ley, cualquier forma de reproducci6n, distribuci6n, comunicaci6n publica y transformaci6n de esta obra sin contar con la autorizaci6n de los titulares de propie­ dad intelectual. La infracci6n de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sigs., C6digo Penal). El Centro Espanol de Derechos Reprograficos (www.ce­ dro.org) vela por el respeto de los citados derechos.

fndice PR6LOGO A LA NUEVA EDICION

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PRELIMINAR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

DISTRACCIONES

Y

ESPECULACIONES NOLANAS

9 17

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21

SOBRE LA PRESENTE EDICION . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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GIORDANO BRUNO SOB RE GIORDANO BRUNO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Nota introductoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Primer texto Segundo texto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

49 51 55 57

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I.

MUNDO Nota introductoria a la Causa . 63 Sohre la causa, principio y unidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 1 Dialogo II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 1 Dialogo III . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 Dialogo IV .. .. . . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. . . . . .. .. .. .. .. .. .. . . .. . .. 1 1 9 Dialogo V . 1 37 .....................

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Nota introductoria al lnfinito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sohre el infinito universo y los mundos . . . . . . . . . . . . . . . . . . Dialogo I . . Dialogo II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Dialogo III . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

1 59 1 67 1 67 181 1 89

Nota introductoria a la Expulsion . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Expulsion de la hestia triunfante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Epistola explicatoria . . Dialogo II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Dialogo III . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

1 93 1 93 20 1 21 1 219

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GIORDANO BRUNO

8 II. MAGIA

Bruno el mago: Demonios y vinculos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 3 3 Sohre magia . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24 7 ..

III. MEMORIA Reforma de la mente y memoria magiea . .. .. .. .. .. .. .. .. . Sohre la composicion de imagenes Al muy noble e ilustre don Heinrico Eincellio . . .. [ Libra primero, Secci6n primera ] Secci6n segunda .

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EPIEULOGfA

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333 34 1 377

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 403

CRONOLOGfA DE GIORDANO BRUNO: Su VIDA BIBLIOGRAFfA

30 1

..

Y

SU OBRA

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.. .. .. .. .. .. 405

.. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . . . . .. .. . . . . .. .. .. .. 4 1 7

Pr6logo a la nueva edici6n La hoguera donde un dia de febrero del 1600 fue eje­ cutado Giordano Bruno tuvo la virtud de hacer de el un simbolo, un gran simbolo incluso: el del librepensador per­ seguido por el oscurantismo y la intolerancia. Pero la llama que hizo brillar al mdrtir fue la misma que oscureci6 al fll6sofo, comprimiendo su obra en la angosta forma de los lemas. Mitificado, reducido a un rasgo emocionante, Bruno gan6 en proyecci6n, pero ya era un Bruno esencialmente mutilado. En esas condiciones, fue reclamado por las tendencias filos6ficas mas diversas. Si a comienzos del siglo XIX Sche­ lling vio en el a un precursor del idealismo, un siglo des­ pues Ernst Bloch lo pondra en la n6mina del materialismo dialectico. Interpretaciones correctas y no incompatibles, tanto la idealista como la materialista; pero el Bruno que a mi me interesaba hace veinticinco afios, y que a{m si­ gue interesandome, es otro: es el Bruno de los metodos de la memoria, el del «idioma de la imaginaci6n»1; en una palabra, el Bruno mdgico. Por eso, a la hora de hacer una selecci6n de sus escritos, juzgue que las paginas latinas de magia y mnem6nica debian figurar junto a las italianas de metafisica y cosmologia. De no haberlo hecho asi, el re­ trato intelectual de Bruno habria resultado incompleto. Al cabo de los afios, me doy cuenta, sin embargo, de que yo tambien utilice a Bruno como ventrilocuo de mi tiempo; digo, de ciertas inquietudes de orden simb6lico que, en los primeros afios 70, pugnaban por salir a es­ cena a despecho del inundatorio marxismo epigonal del momento. Ciertamente, mi Bruno no esta en contra de Marx, pero tampoco forma en su cortejo. Bruno otorg6 a la materia prima una dignidad, positividad y dinamismo 1 Vease Ignacio Gomez de Liano, El idioma de la imaginaci6n. Ensayos sabre la memoria, la imaginaci6n y el tiempo, Madrid, 1 992 (i.• ed., 1 98 3 ) .

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IGNACIO GOMEZ D E LIANO

ontol6gicos que habrian desconcertado a Arist6teles y que no desmerecen del materialismo marxista -alimentado, al fin y al cabo, en Heraclito y los estoicos, como Bruno-, pero tampoco se puede pasar por alto que nuestro fil6sofo empap6 la Materia en el licor de la Idea y el Inte­ lecto universal, y que en su filosofia esa Materia-Intelecto es irradiaci6n del Uno infigurable y supremo. En Bruno podemos seguir viendo al adelantado de la ciencia modema; pero mas que de la ciencia del cosmos, lo es de la ciencia del alma, de una psicologia que toda­ via hoy pugna por escalar esos abruptos picachos que se Haman Spaccio de la bestia trionfante y Degli eroici fu­ rori o que ostentan los raros nombres de los sistemas mne­ m6nicos2 que Bruno elabor6 una y otra vez desde el ini­ cio hasta el final de su vida literaria. Si Bruno me parece actual es, precisamente, porque su pensamiento gira alre­ dedor de la imaginaci6n y la imagineria simb6lica; porque sus artes de la memoria son tecnicas para la autoposesi6n del individuo, aun mas que para la formaci6n de mentes enciclopedicas . «La mayor y primera tarea del fil6sofo --decia Epicteto- es poner a prueba las representacio­ nes.» Bruno hace suyo este viejo ideal de los estoicos, pero no tanto por sus consecuencias gnoseol6gicas, como por la importancia que las representaciones y, en particular, las imagenes mentales tienen para la vida. Junto a su filosofia te6rica sobre el universo, el espa­ cio, la materia, el entendimiento, Bruno desarroll6 una pe­ culiar filosofia practica, a la que a veces denomin6 magia y en la que una y otra vez quiso sentar las bases de su religion del mundo y de la mente. Religiosidad audaz antropom6rfica y teom6rfica a la vez- que pretende ac­ tivar y orientar los progresos del espiritu gracias al poder magico de las imagenes, los simbolos, los diagramas. Sin dejar de ser un tramite situado entre los sentidos y la ra­ z6n, como queria Arist6teles y admite Bruno, la imagina­ ci6n es, sobre todo, instrumento de deificaci6n. Para de­ cirlo con palabras del neoplat6nico Sinesio que Bruno se apropia: «Si es don feliz ver al propio Dios en si mismo, ciertamente es oficio de una contemplaci6n mas antigua y apropiada captarlo mediante la imaginaci6n. Pues esta 2 Vease, al final de este volumen, la «Cronologia de Giordano Bruno: Su Vida y su Obra».

PR6LOGO A LA NUEVA EDICI6N

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es el sentido de los sentidos . . . el cuerpo primero del alma . . . termino medio entre lo temporal y lo etemo»3• La imagi­ naci6n, agrega Bruno, «es la puerta y entrada principal para todas las acciones, pasiones y efectos que se en­ cuentran en el animal; y la vinculaci6n de esta ocasiona la vinculaci6n de aquella potencia mas profunda que es la cogitativa»4• Asi como Bruno atribuye a la Materia universal las vir­ tualidades que los neoplat6nicos atribuian al Alma e In­ teligencia del Universo, de la misma manera asigna a las imagenes mentales 5 una fuerza y dignidad ontol6gicas que parecian estarles reservadas a las Formas Ideales. Decir imaginaci6n es, pues, lo mismo que decir, en su sentido mas pleno, vida y conocimiento. Visto en esta perspectiva, que no excluye sino que com­ plementa la idealista de Schelling y la materialista de Bloch, Bruno sale al encuentro de nuestro tiempo en uno de sus rasgos mas notorios: el interes que, desde hace mas de un siglo, despierta todo lo relacionado con el psi­ quismo. En mas de un aspecto, se le puede ver como pre­ cursor del analisis psicol6gico, particularmente del preco­ nizado por C. G. Jung, y, en general, de las indagaciones de cuantos han tratado de desenterrar ese idioma del alma que consiste en imagenes mentales -con los afectos aso­ ciados a las mismas- y en redes de itinerarios trascons­ cientes. Pero la importancia de la filosofia prdctica de Bruno va mas alla, para incidir en los ricos margenes donde florecen la estetica y la sociologia, la religion y la epistemologia. 1.0 Empecemos por el piano estetico. El Romanti­ cismo otorg6 extraordinaria importancia a la imaginaci6n creadora. Para un Coleridge o un Novalis s6lo esta tiene el poder de abrir las puertas de la trascendencia. 0, por mejor decir, no hay mas trascendencia que la de la imagi3 De imaginum I, 1 , 1 4 . Vease mas adelante, pags. 37 1 -372. 4 C fr. De magia. Vease mas adelante, pag. 296. 5 En La Imaginaci6n (Madrid, 1 905), L. Dugas distingue dos cla­

ses de imagen mental: por un !ado la que, despojada de sus principios activos y afectivos, se presenta como objeto de contemplaci6n o pura idea; por otro, «la imagen, acompaiiada de vehemencia y de deseo, que suscita creencias y actos». En sus sistemas mnem6nicos, Bruno opera con esas dos dimensiones de la imagen, en las que se fundan, respec­ tivamente, la intelecci6n y la volici6n.

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IGNACIO GOMEZ DE LIANO

nacion, cuya realidad es, si cabe, mas verdadera que la del mundo fenomenico. En consecuencia, la plenitud humana solo es concebible en terminos de imaginacion creadora. Casi un siglo despues, futuristas y surrealistas extre­ maron el proyecto romantico hacienda coincidir en un mismo punto de inmediatez imagenes lo mas alejadas po­ sibles, segiln ya habia hecho Leautreamont con su famosa «maquina de coser en una mesa de diseccion». «No voy a ocultar --dice Andre Breton en los Secretos de! arte ma­ gi,co de! Surrealismo- que para mi la imagen mas fuerte es aquella que contiene el mas alto grado de arbitrarie­ dad», y, en el manifiesto de 1924, cita un texto de Re­ verdy, de 19 18, segiln el cual: «La imagen no puede na­ cer de una comparacion, sino de un acercamiento de dos realidades mas o menos lejanas. Cuanto mas lejanas y jus­ tas sean las dos realidades objeto de la aproximacion, mas fuerte sera la imagen, mas fuerza emotiva y mas realidad poetica tendra. » Observaciones analogas las hara Salvador Dali, quien exacerba el impulso romantico al proclamar la convertibilidad omnidireccional -tan bruniana- de los signos perceptibles de la realidad y al querer hacer de la vida una obra de arte. A la zaga del impulso vanguardista de los tres prime­ ros decenios del siglo, los artistas que cultivaban en los afi.os 60 y 70 la poetica de la accion y del poema publico no pretendian otra cosa que recoger en un mismo haz la realidad fenomenica y sus metaforas. La vida pasa asi a ser un asunto de creacion poetica, de la misma manera que el arte se convierte en fermento de la vida. La vida solo merece la pena si en cada punto de la cotidianidad brota una metafora que rompa lo consabido, empezando por la linealidad de las hermeneuticas discursivas . Romanticos , futuristas, surrealistas, poetas experi­ mentales, todos ellos lanzaron sus sondas a los puntos mas diversos del planisferio de la imaginaci6n a fin de explorar las hibridaciones de fantasia y vida; pero lo hi­ cieron sin un metodo riguroso, a pesar del interes -bas­ tante desigual, por otro lado- que tienen la «escritura automatica», el «cadaver exquisito» y el «metodo para­ noico-critico» de Dali. Con sus artes de la memoria Bruno ofrece ese metodo riguroso: mediante la morfologia de las imagenes, la sintaxis de los diagramas-itinerarios, la se­ mantica de las figuras simb6licas 0 abstracciones per­ sonificadas- y la prosodia de los afectos, el fil6sofo na-

PR6LOGO A LA NUEVA EDICI6N

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politano desarrolla una compleja y bien trabada metodo­ logia de la vida interior. Confieso que fue el experimentalismo de los afios 60 lo que me llev6 a la magia mnem6nica de Bruno. Mi impli­ caci6n de entonces en la poetica de la acci6n y del poema publico me hizo pensar que antes de corear lemas como el de «la imaginaci6n al poder», se debia profundizar en los poderes de la imaginaci6n. El recurso a Bruno era, desde ese punto de vista, la coronaci6n del experimen­ talismo, pero tambien la via que llevaba a un fructffero dialogo entre Tradici6n y Vanguardia6• Pues ya en los primeros afios 70 era claro que la Vanguardia se estaba convirtiendo en el subterfugio de los simplificadores (y aun de los embarulladores ) , y que s6lo un dialogo a fondo con la Tradici6n -o con las tradiciones repre­ sentadas por Giordano Bruno- podia hacer, si no se per­ dian de vista las implicaciones filos6ficas, que el arte vol­ viera a servir a los mas elevados intereses del espiritu, segun queria HegeF. 2.0 La imaginaci6n bruniana tiene tambien una im­ portante prolongaci6n social y politica. Empece a estudiar esa dimension poco despues de publicada, en 1973, la pre­ sente edici6n. El resultado fueron dos libros: Los juegos de Sacromonte (1975), y La mentira social. Imagenes, mi­ tos y conducta (1989) . La primera frase de este ultimo -donde no falta un capitulo dedicado al «metodo mne­ m6nico de Giordano Bruno»- es casi un programa: «El hecho mas visible de nuestro tiempo es, sin duda, la om­ nipresencia de las imagenes .» Naturalmente, hablar de imagenes en ese contexto es tambien hablar de poesia y estetica, pero s6lo como factores que influyen en la for­ maci6n de las sociedades y en la idiosincrasia de los que las integran, asunto que ya fue analizado por Plat6n en Republica y Leyes cuando trata de las consecuencias po­ liticas de la «poesia imitativa», esto es, del teatro. Pues la 6 Mientras escribo estas lineas se celebra el 25° aniversario de los Encuentros de Pamplona, en los que se dieron cita numerosos artistas

vanguardistas y experimentales de la epoca y donde yo mismo realice varios poemas publicos y de acci6n. Al afio siguiente salia a la calle la primera edici6n de Mundo, Magia, Memoria.

7 En Arcadia· (Madrid, 1981), intente una sintesis dinamica de Tra­

dici6n y Vanguardia.

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vida social, i,que es sino interpretaci6n de papeles o ro­ les? No se trata solo de que, como queria Schiller en sus Cartas sabre la educaci6n estetica, el Estado se convierta en el espacio ideal del juego estetico, sino algo mas radi­ cal: la comprobacion de que las imagenes de los poetas --es decir, las «fabulas dramaticas»-son la materia prima con la que el legislador moldea al ciudadano. Basta leer «television, cine, revistas ilustradas, carteles» donde Pla­ ton escribe «poesia imitativa, teatro», para ver que los constituyentes estetico-imaginarios de la sociedad siguen siendo validos; mas validos, si cabe, en esta segunda mi­ tad del siglo XX que en el siglo IV antes de Cristo . Todavia quedan mas patentes los resortes imaginarios --o «melodramaticos», si se prefiere este termino-- cuando se pasa a estudiar el inmenso fenomeno social, economico y politico de la propaganda, donde, como si fuera un mar tempestuoso, chapotean los individuos en este final de mi­ lenio. No necesito extenderme en un fenomeno que es de­ masiado conocido, pero si quiero poner de relieve la in­ tima conexion de imagen mental y condicionamiento de la voluntad. La observacion de esa conexion8 sugiere que un metodo como el mnem6nico de Bruno puede ser muy conveniente -aunque solo sea por sus aplicaciones tera­ peuticas- en las peculiares condiciones de la planetaria Videopolis de nuestros dias . 3.0 No se debe olvidar que con su filosofia y, parti­ cularmente, con sus metodos mnemonicos Bruno apunta a una reforma de tipo religioso. Agudamente decia Flau­ bert que «el alma de los dioses esta unida a sus image­ nes». Bruno piensa que mediante los jeroglificos de sus ar­ tes de la memoria esta reinstaurando la religion «egipcia» del mundo y la mente, que le era conocida por los trata­ dos atribuidos a Hermes Trismegistos, los dialogos de Plu­ tarco y los escritos de los filosofos neoplat6nicos. Llama la atenci6n el parecido de los sellos de Bruno y los dia-

8 En el cap. VI de la Primera Parte, «Del hombre», del Leviatan, Hobbes observ6 agudamente que «como la marcha, la conversaci6n y otras mociones voluntarias dependen siempre de un pensamiento pre­ cedente respecto al d6nde, de que modo y que, es evidente que la ima­ ginaci6n es el primer comienzo intemo de toda moci6n voluntaria». Cfr. Ignacio Gomez de Liano, La mentira social, ed. cit., cap. I.

PR6LOGO A LA NUEYA EDICION

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gramas de la espiritualidad gn6stica de los siglos II y III. Debido a su formaci6n como dominico, Bruno pudo co­ nocer estos ultimos a traves de los Padres de la Iglesia (lreneo, Clemente de Alejandria, Origenes, Epifanio) . So­ hre la base de los cosmogramas y de la numerologia pi­ tag6rica, los diagramas gn6sticos y los sellos brunianos constan de compartimentos numerados donde --como se ve tambien en los mandalas del budismo tantrico- se alo­ jan figuras simb6licas. Lo que en esos diagramas y sellos se ofrece es un peculiar itinerario del espiritu, compara­ ble a la Subida del Monte Carmelo de San Juan de la Cruz, Las Moradas de Santa Teresa o el Via Crucis de la devo­ ci6n popular cat6lica. En todos esos casos, los loci y sus respectivas imagines agentes sirven para activar procesos de identificaci6n y proyecci6n empatica9• Ahora bien, frente al dualismo ontol6gico de gn6sticos y maniqueos, Bruno se mantuvo firme en el monismo de las tradiciones neoplat6nico-estoica y cristiana. 4 .0 El epistemol6gico es otro plano en el que tambien incide la filosofia practica de Bruno. No es solo que, como Arist6teles tantas veces repitiera en De anima, no poda­ mos pensar sin imagenes, sino que hay una especial vin­ culaci6n entre los paradigmas cientificos y los conglome­ rados imaginarios, ya que sin estos aquellos no logran afianzarse socialmente. Ademas, en las ciencias sociales y culturales cada vez se siente mas vivamente la necesidad epistemol6gica de profundizar en el imaginario colectivo y sus simbolos, como bien vio Georges Sorel al tratar de los mitos revolucionarios10. El Bruno magico que se destaca en la presente edici6n, les un Bruno parcial, distorsionado? Lo seria de figurar s6lamente esa faceta de nuestro fil6sofo, pero como casi la mitad de los textos que traduzco representan SU mas trillada filosofia te6rica, creo estar libre de ese reproche.

9 En Mundo, Magia, Memoria abri el Camino que, en los ultimos afios, me ha conducido al estudio de los diagramas que, en los pri­ meros siglos de la era cristiana, utilizaron las comunidades mitraicas, gn6sticas, cristiano-gn6sticas y maniqueas, antes de pasar al acervo de la tradici6n budista. Actualmente esta en prensa el libro (El circulo de la Sabiduria) resultante de esa investi gaci6n. 10 Sobre estas cuestiones epistemol6gicas he tratado en «Fantasias y realidades, o los modos de! discurrir»; cfr. Revista de Occidente, fe­ brero, 1 994, pags. 5 1 -72, y tambien en el libro ya citado La mentira

social.

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La distorsi6n se habria producido de haber limitado la se­ lecci6n de textos al Bruno idealista neoplatonico, o al ma­ terialista epicureo, o al heliocentrista copemicano, o al Iu­ liano, o al hermetista, o al mago, o al mnemonista. Pero ese reduccionismo es, justamente, lo que aqui se ha evi­ tado. Reconozco, sin embargo, que en esta edicion hay algo que de alguna manera rebasa la filosofia de Bruno. En las «Distracciones y especulaciones nolanas», que en­ cabezan la seleccion de textos, y tambien en algunos pa­ rrafos de las Notas Introductorias, se habla de la distrac­ cion y la diversion, de juegos de lenguaje y acciones poe­ ticas, de raros banquetes y no menos raras ceremonias en honor del dios de la risa, del punto y la mirada, del hom­ bre locativo y el hombre calendario, de la convertibilidad y la superficialidad, de la diosa de la trivialidad y de los disfraces de la realidad, del silencio y la palabra. Nada de eso es estrictamente bruniano, pero todas esas nociones abren perspectivas que sirven para contemplar a Bruno desde otra clave hermeneutica, al tiempo que formulan una propuesta que, inspirandose en Bruno, apunta a nue­ vos rumbos filosoficos . Por ultimo, debo sefialar que la edicion de Mundo, Ma­ gia, Memoria que ahora presenta Biblioteca Nueva es el fruto de una revision a fondo de las anteriores. He pro­ curado limpiar los textos -tanto los traducidos de Bruno, como los mios propios- de las deficiencias de que ado­ lecian: erratas de diverso calibre, descuidos de estilo, rei­ teraciones innecesarias, maculas de traduccion, referencias a veces caprichosas. Las modificaciones mas importantes afectan a la «Cronologia de Giordano Bruno: su Vida y su Obra», que en la presente edicion es mucho mas com­ pleta y a la seccion correspondiente a la Expulsion de la bestia triunfante, que hace de bisagra entre Mundo por un lado, y Magia y Memoria por otro: los textos selec­ cionados son mas amplios y la traduccion mas cuidada. Por todo ello, pienso que Mundo, Magia, Memoria logra al fin la silueta que debio haber tenido cuando salio por primera vez, hace casi un cuarto de siglo, a la plaza pu­ blica. IGNACIO G6MEZ DE LIANO Junio de 1997

Preliminar Esta edicion es, ante todo, un acto de hospitalidad. Huesped de palabras hacemos aqui al Nolano -toponi­ mico con el que a Bruno le gustaba apellidarse- 37 3 a:fios despues de que su cuerpo ardiese en la hoguera que atizo el celo del Santo Oficio. Se pretende aqui recoger la palabra que el dejo, la pa­ labra dada, y, hacienda consonancias que a veces son tra­ duccion y a veces especulacion y diversion, descubrir sig­ nificaciones que olvido una historia de la filosofia dema­ siado ocupada en sus propios asuntos. Pues el olvido y el descuido en que se dejo sumir la especulacion, provoca­ cion e invencion brunianas del mundo hay que achacar­ los no tanto a mala voluntad de estudiosos y filosofos como a la incapacidad de ver mas alla de sus narices en que les ponian sus propias filosofias. Son solo culpables los filosofos en la medida en que no supieron o no pu­ dieron abrir ventanas en su propio discurso. Es en este sentido en el que este libro pretende ser una ventana de palabras. Hoy, cuando podemos acaso conocer mejor a Bruno, nos parece tonteria o desvario el que los ilustrados del xvm y los paladines positivistas del x1x llegasen a ver en su cuerpo en la hoguera el signo flameante del martir de la ciencia modema sacrificado por el oscurantismo ecle­ siastico. Bruno fue, en efecto, martir, dio testimonio, pero no de un corolario cientifico, sino -como veremos- de una desmesurada magica y visionaria, de una monstruosa concepcion del mundo y de la mente, que a los vigilantes del orden religioso les parecio heterodoxia y herejia. Y lo era ciertamente. Tampoco han tenido reparo un Schelling o un Ernst Bloch en hacer de Bruno filosofo idealista el uno, y an­ cestro de Marx, materialista dialectico avant la lettre el otro. Los filosofos, como la historia, han estado dema­ siado ocupados en sus propios asuntos como para hacer [ 1 7)

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IGNACIO G6MEZ D E LIANO

de si mismos el campo donde pudiese emerger, a su aire y manera, la palabra dada de Bruno. No negamos, ciertamente, que el estudio de Bruno pre­ senta dificultades de indoles muy diversas, pues no se constriiie a ser solamente un termino dentro de la tradi­ ci6n filos6fica. Los presocraticos, Plat6n, Arist6teles, Lu­ crecio, Plotino, los neoplat6nicos, Averroes, Avicebr6n, la escolastica y Nicolas de Cusa apoyan con sus atisbos y discursos el suelo filos6fico de Bruno. Pero es que en la misma medida en que Bruno participa en la filosofia par­ ticipa tambien de otras tradiciones, alejadas, por cierto, de las facultades de filosofia y de las practicas civilizadas. Nos referimos al hermetismo y a la magia, al arte de la memoria y al arte de Raimundo de Lulio, asociada esta ultima expresamente por Pico de la Mirandola a una suerte de cabala cristiana. Sus artes de la memoria no son «childish devices», se­ g(In la calificaci6n dada por un autor modemo; ni tam­ poco son sus tratados magicos 0 sus artes lulianas pasa­ tiempos en los que Bruno dilapid6 su precipitada vida de incansable viajero y de literalmente desplazado. Para no­ sotros es evidente que no se puede disociar el Bruno Mago y Artista de la Memoria -inventor de una mente artifi­ cial- del Bruno fil6sofo, pues su discurso filos6fico no es mas que anticipaci6n de una empresa magica que tom6 cuerpo, como reforma y revoluci6n de la mente, en sus artes de la memoria. La reforma del entendimiento tiene como paso obli­ gado en Bruno la reforma del universo y de la metafisica. Cuando le vemos prestando animaci6n y entendimiento a la materia, cuando le vemos proponer la urgencia de un vacio infinito, capaz de alojar y de producir mundos in­ numerables, Bruno insinua que la mente es ese lugar in­ finito, el locus memoriae, que poblara de especies e ima­ genes talismanicas. Y sera con la magia de las imagenes talismanicas como transportara los acaeceres de este mundo sublunar a la sede propia de la divinidad, al ter­ cer mundo -arquetipico y empireo- del que los magos, y el propio Bruno, tantas veces nos hablan. Son estos rit­ mos de comunidad, son estas sintonias, que, sin embargo, nos presentan un Bruno mas raro que nunca, lo que he­ mos pretendido sacar a la luz de los que quieran ver. Hoy nos deja at6nitos comprobar el heroico furor que debi6 poseer a Bruno y que le llev6 a escribir, en el corto lapso de una decada y en resquicios que arranc6 a sus

PRELIMINAR

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continuos desplazamientos -perseguido por l a intoleran­ cia-, millares de paginas sobre una tematica pocas veces igualada en la historia de la filosofia por lo versatil. Bien es verdad que la metafisica y cosmologia que expres6 en agiles dialogos italianos, la verti6 mas tarde en enormes poemas de farragosos hexametros latinos, y que sus artes lulianas y de la memoria, y sus escritos magicos repiten conceptos incansablemente. Como si con la repetici6n en lo escrito se curase Bruno del susto continua y del conti­ nua desplazamiento con que gan6 su libertad. Hemos dividido esta selecci6n de textos en tres enca­ bezamientos: Mundo, Magia, Memoria. En Mundo hemos traducido casi por completo los dialogo 11-V, que son los que realmente constituyen el discurso metafisico de De la causa, principio e uno. En los fragmentos que, a conti­ nuaci6n, recogemos del De l'infinito universo e mondi se encuentran los argumentos mas relevantes con que Bruno pide la infinitud para el universo. Esta primera parte ter­ mina con tres fragmentos del Spaccio de la bestia trion­ fante; hemos dejado al margen los pormenores en que se desarrolla en esta obra la reforma de las costumbres, ya que eso nos obligaria a la traducci6n de la obra integra, y nos hemos centrado solo en aquello que expresa clara­ mente c6mo Bruno emplaza la reforma moral en el cielo, donde las constelaciones describen con sus caracteres los vicios y las virtudes 1 • En Magia, segunda parte de este libro, recogemos casi integro uno de los tratados mas completos de Bruno so­ bre la magia, los demonios y las vinculaciones magicas. En Memoria, tercera parte del libro, se presenta el libro primero y mas relevante de los tres que constituyen el De imaginum, signorum et idearum compositione; fue esta la ultima obra que Bruno public6 en vida y viene a ser la suma de sus anteriores artes de la memoria. En ella la mnemotecnia para uso del ret6rico cede claramente el si­ tio a la empresa magica de construir una mente artificial desde la que poner en obra la reforma de la mente. Tanto el tratado De imaginum como el De magia presentan la particularidad de ser por primera vez traducidos del latin, y, probablemente, de ser este el primer intento de verter

1 Vease Giordano Bruno, Expulsion de la bestia triunfante, De los heroicos favores. Introducci6n, traducci6n y notas de Ignacio Gomez de Liano, Madrid, Alfaguara, 1 987.

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en lengua modema las obras latinas de Bruno, que son

mucho mas numerosas que las italianas .

Obvias limitaciones editoriales impiden la publicaci6n de la parte menos estudiada de Bruno hasta el presente, sus artes lulianas. Algunos echaran con justicia de menos la ausencia de Degli eroici furori. Pero, z.no habra editor que Se decida a publicar integra al Castellano la mas be­ lla y artistica obra de Bruno? 2 A nosotros, en esta edi­ ci6n, nos ha guiado otra artisticidad, menos bella quiza, pero no menos estimulante. Resta ya, antes de atravesar el preliminar y de trans­ gredir el umbral, hacer dos declaraciones de agradeci­ miento. La primera es puramente literaria y va dirigida a Frances Amelia Yates, cuyos libros Giordano Bruno and the Hermetic tradition y The art of memory 3 me fueron tan utiles en el designio de explorar los derroteros bru­ nianos que olvidaron los fil6sofos. El segundo agradeci­ miento, mas facil de personalizar, va dirigido a Luis Al­ berto de Cuenca. Con eI recorri punto por punto toda la traducci6n latina, y a eI se deben, sin duda, muchos de los aciertos que en ella se encuentren. Sus buenos oficios estuvieron tambien presentes en la hora ingrata -para mi mortalmente aburrida- de las correcciones y revisiones del original. Por ultimo, quiero consignar -en estos tiempos feli­ ces de ayudas a la investigaci6n- que la que aqui ha dado lugar a esta edici6n no ha contado con el minima apoyo estatal o privado. Por lo demas, al autor del presente tra­ bajo se le habia retirado sin mas explicaciones un afto an­ tes de la docencia universitaria, impidiendosele terminan­ temente su reincorporaci6n. Bien es verdad que es a es­ tas vacaciones no pagadas a las que debo el tiempo libre que de otro modo acaso no hubiese podido dedicar a Bruno. IGNACIO GOMEZ DE LIANO Mayo de 1973

2 Vease nota anterior.

3 Vease: El arte de la memoria, version de Ignacio Gomez de Liano, Madrid, Taurus, 1 97 4.

Distracciones y especulaciones nolanas I En Art des devises (libro II, cap. 10) cuenta Le Moine la historia de un espafiol que quiso expresar su afliccion por la muerte de su dama. Siglo XVI!. Llego el espafiol a tal extremo que pinto toda su casa -por fuera y por den­ tro- de negro. Solo empleaba luz de cirios negros, se ha­ cia servir por criados negros, y en las amplias y vacias ha­ bitaciones -pintadas de negro- colgo de las paredes, a intervalos, Muertos pintados que lanzaban grandes flechas negras contra Amores inermes. Hizo arrancar del parterre todas las flores, toda la ver­ dura, y a los arboles del jardin los limpio de todas sus ho­ jas. De las dos fuentes que se encontraban en el parque, seco a la una, y mando escribir en una lapida de marmol negro con grandes letras: SECCADA DE MIS SOSPIROS. Dejo que corriese el agua de la obra y puso el letrero: AGUADA DE MIS LAGRIMAS. El espafiol de la historia de Le Moine echo fuera lo que tenia dentro, y fue en su exposicion como lo hizo sig­ nificativo. A la insignificancia del sentirse afligido le dio cara o mascara o signo con el decirse afligido. «Los monstruos son equivocaciones de la finalidad», dice Aristoteles en la Fisica. A grado de monstruo elevo e1 espafiol su casa cuando la convirtio en exhibicion de su pesadumbre ensimismada. Equivoca la finalidad de la casa; niega la pared, la fuente, el jardin, y es en la negacion de la habitabilidad convenida como se declara la afirmacio­ nes de algo, que, para ser de alguna manera, le faltaba precisamente el hacerse habitable. El dolor se hace habi­ taci6n, pues solo a manera de t6pico se puede vivir el duelo. (lOue quiere decir: «La sabiduria se ha edificado su casa, ha labrado sus siete columnas», Proverb. , 9, 1?) [2 1 ]

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l,No existia la aflicci6n hasta su construcci6n artificial? Si respondemos que no, 1,que era entonces lo que sentia el espafiol? Ciertamente nada; nada en concreto, hasta que se lo formul6, y nada monstruoso hasta que hizo exhibi­ ci6n de su f6rmula. Pero con la exhibici6n se pone la limitaci6n (casa «X», en el lugar «y», con «n» variables) . Por eso no concluy6 mal su historia Le Moine: «On eust pu aussi demander au vision­ naire espagnol, pour quoy pour soutenir son affliction, et gar­ der l'uniformite de son deuil, ii ne mangeoit pas des char­ bons, et ne buvais pas de l'ancre dans une maison noire». Lo que se siente es ya inevitablemente una exhibici6n relativa, y son precisamente los limites de la exhibici6n los que delimitan la expresi6n. Bien es verdad que el Duelo y la Aflicci6n, en su imprecisa ilimitaci6n, pueden decirlo todo a cambio de no decir nada. Pues, en su ilimitaci6n, el Duelo y la Aflicci6n no son habiles . Y es en la habili­ dad donde se anticipa la exhibici6n. II El arte de la memoria es para Bruno la construcci6n de una mente artificial. Dandose cara es como la mente se en­ cara consigo misma y se pronuncia. Se asimila, en Bruno, la mente a un gran lugar, dividido en atrios o palacios, que a su vez se desglosan en compartimentos. En esos lugares se alojan las imagenes de las cosas, en sus espectros mas hirientes, a fin de que impresionen los sentidos y se gra­ ben mejor en la imaginaci6n. No voy a entrar ahora en pormenores del arte bruniana de la memoria. Pero si va­ mos a entrar en esa mente artificial. No hay puertas que sirvan de entrada, pues la mente artificial de Bruno es una mente con ventanas, o mejor, alli esta uno como en una ventana. En realidad, la ventana pliega el interior y el ex­ terior del edificio. Alli se exhibe lo que se inhibe. En esos lugares e imagenes, haces de correspondencias proclaman con signos magicos y astrales la universal sim­ patia de las cosas. Ese vinculo magico de simpatia uni­ versal no es otro que la identidad omnivoca del infinito vacio, del t6pico infinito, en que se encuentran las ima­ genes como efimera poblaci6n. Pueden simpatizar las co­ sas, porque estando en la indefinici6n del lugar infinito aparecen, sin embargo, como cuerpos diferenciados, como parad6jica publicidad omniforme de la Unidad. Las ima-

0ISTRACCIONES

Y

ESPECULACIONES NOLANAS

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genes de las cosas son las diversiones de la infinita uni­ dad distraida. La mente artificial de Bruno es, a manera de espejo vi­ viente, la ordenada especulaci6n del mundo. Esta mente es ojo viviente, que en si mismo ve todas las cosas, ojo artificial y ojo inventivo, pues es el punto de encuentro del universo. En este ojo de la confusion -en que se con­ funden todas las cosas como luz- la sustancia es un hiato, y el accidente es el carraspeo que hacemos despues de pronunciar una silaba y antes de atacar la siguiente. En el universo de Bruno la sustancia es el lugar infinito que como infinita materia engendra y hace salir de su super­ ficie las especies todas, los adjetivos todos. Sustancia y materia llama tambien Bruno al lugar de la memoria, pues la materia y el lugar de la cosmologia y metafisica de Bruno no son mas que la prolepsis de la empresa que se va a llevar a efecto en la mente artificial. El arte de la memoria no es ciertamente un arte de lo temporal, sino que es mas bien la replica a las artes di­ solventes, debilitantes del tiempo. Se adoptan del tiempo los mil disfraces con que viste a las cosas, pero no se trata ya de ausencias sino de hacer claramente presentes los dis­ fraces. Hacer presencias es lo que interesa al arte de la memoria. Al arte de la memoria, a la mente artificial de Bruno s6lo le interesa lo que de superficial muestra el tien:po y no lo que comporta de inferencia 16gica sui ge­ nerzs. El arte de la memoria de Bruno es la exaltaci6n del ojo -tantas veces comparado por Leonardo al espejo y a la ventana-, la conversaci6n del hombre en espejo vi­ viente y en lugar: el hombre es aquello a lo que mira, aquello a lo que aloja. Se vuelve el hombre asi poblaci6n de demonios y acci6n de dar presencia a un mundo que se creia mera mirada ausente. Podemos decir que Bruno ha hecho una mente de papel , y que lo que ha escrito en ella son agujeros («La pupila es al ojo lo que el agujero es al papel», Trat. de la Pint. , afor. 133, de Leonardo, Ma­ drid, 1947) . Esta mente que ve en si misma todas las cosas paga a la imagen su tributo, y, aunque en Bruno tienda a la agi­ lidad del fantasma, se hace prisionera de la imagen -en otro punto pensaremos sobre esto. Urbaniza y civiliza a la divinidad Bruno con su me­ moria local, diviniza lo com(m: el t6pico es la nueva di­ vinidad.

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(lnvito a leer el fragmento

1.149

de la Enciclopedia de

Novalis: «La memoria practica un calculo profetico-musical. Extrafias representaciones de la memoria hasta el pre­ sente -como una caja con imagenes, etc. Todo recuerdo descansa en un calculo indirecto- en una musica, etc.» Pareceria como si la «memoria artificial» de N ovalis hubiese de comenzar y abrirse cuando concluyese y se ce­ rrase la de Bruno.) III Fiesta de toros y cafias en la Plaza Mayor de Madrid,

1622. Asisten los reyes . Juan de Tassis se presenta vis­

tiendo librea sembrada de reales de, plata y una divisa para el escandalo y la provocaci6n: ESTOS SON MIS AMO­ RES. (B. Gracian lo consigna en su Agudeza y arte de in­ genio.) Mis amores son el dinero. Mis amores son efectivo. Mis amores son reales. Juan de Tassis -el poeta que mu­ ri6 por una invenci6n y acci6n poetica: sus ultimas pala­ bras en el momento en que lo asesinan: EsTO ES HECHO--, i,de que se visti6?,