Friedrich Nietzsche

2 Filosofía Fiedrich Nietzsche 3 ÍNDICE Su filosofía ....................................................... 5 La

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Filosofía

Fiedrich Nietzsche

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ÍNDICE

Su filosofía ....................................................... 5 La muerte de Dios ...................................... 9 El superhombre........................................... 9 La voluntad de poder................................ 10 La verdad y el devenir............................... 11 El eterno retorno:...................................... 12 Nietzsche: uno de los maestros de la sospecha......................................................... 16 BIOGRAFÍA................................... ............. 18 SUS OBRAS en castellano....................... 20

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SU FILOSOFÍA

Por una parte, Nietzsche realiza una crítica radical a los fundamentos de la cultura occidental basada en una metafísica, una religión y una moral que han suplantado e invertido los valores vitales. Él insiste en denominar a esta cultura como un producto de resentimiento contra la vida, de total decadencia. Pero su pensamiento intenta una superación de la cultura que critica. Veamos cómo se manifiesta este propósito a lo largo de tres períodos de su pensamiento:

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El primer período (1876) se caracteriza por la interpretación crítica de la realidad y evidencia la influencia de Schopenhauer y Wagner. A este último lo considera como el regenerador del espíritu griego. En esta primera etapa, la obra más representativa es El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música, donde examina el origen de la tragedia y también aspectos generales que dan lugar al nacimiento de la cultura occidental, a la que Nietzsche analiza a partir de dos categorías complementarias: lo apolíneo y lo dionisiaco. Lo apolíneo (que toma como modelo al dios Apolo) representa el ideal de la belleza y de las formas acabadas, el orden, la luz, la medida y la razón. Representa, además, el principio de individuación que tiende a limitar al individuo encerrándolo en sí mismo. Lo dionisiaco (que toma como modelo al dios Dioniso) representa la desmesura, la embriaguez, la renovación, la fuerza, el arte inacabado, que se expresa fundamentalmente en la música y, además, representa la tendencia a la fusión con la naturaleza para hallar la plenitud. Pero ambos polos se necesitan mutuamente, y mutuamente se estimulan: la medida y la desmesura son la esencia no sólo del arte griego, sino de todo verdadero arte. En la pugna entre ambos, los dos salen victoriosos.

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Tal es el caso de la tragedia, que posee elementos apolíneos, como lo escénico y lo figurativo, y elementos dionisiacos, como la música y los coros. La fuerza, la profundidad y la grandeza del arte griego antiguo provienen de esta unión. Según Nietzsche, esta unidad se romperá a partir de Sócrates, cuya filosofía sometió la vida a la razón y convirtió lo real en una copia de otra realidad, pretendidamente más verdadera y más perfecta. Un segundo momento de este período está marcado por su interés por la ciencias positivas, a saber: biología, física, antropología, astronomía, etc. A partir de este estudio, revela su crítica al cientificismo aliado de la metafísica, la de la inversión de los valores, al sustentar como verdad objetiva un hipotético orden eterno que la ciencia pretende descubrir . Este mismo orden se refleja en el lenguaje conceptual que aprisiona el pensamiento en conceptos (ideas acabadas, fijas y con pretensiones inequívocas). Este período está signado por la crítica a la racionalidad socrática, desarrollada por el platonismo y por la tradición judeo-cristiana. El propósito de Nietzsche es hacer filosofía con el martillo, pues ataca los cimientos mismos que surgen del socratismo y el platonismo, co7

rrientes a partir de las cuales la virtud se coloca del lado de la representación, y se declara que la idea es lo auténticamente real, contra el instinto, contra el sentimiento y contra la vida. El segundo período está marcado por la aparición de su libro Así habló Zaratustra, en el que reformula la crítica de la metafísica, la moral y la cultura de Occidente. Aquí formula sus grandes temas: • el nihilismo • la transmutación de los valores • la doctrina de la voluntad de poder • el eterno retorno • el superhombre Todos estos temas conllevan una superación del espíritu de venganza o del resentimiento contra la vida que ha engendrado la metafísica occidental y su gran aliada, la religión. Zaratustra es el nombre de un mítico persa que predica el inmoralismo. Este libro está escrito como una parodia de los escritos religiosos y este personaje aparece como la figura opuesta a Cristo.

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LA MUERTE DE DIOS Nietzsche dice. “Dios ha muerto”. Esto quiere decir que su muerte representa el fin de toda concepción idealista y el fin de la metafísica occidental. La gran mentira que convierte a la vida en una mera sombra, la negación de todos los trasmundos inventados por la religión. La gran enemiga es la idea de Dios como fundamento del verdadero mundo; se debe acabar con la dicotomía entre mundo verdadero y mundo de las apariencias, se debe aceptar que dios ha muerto, y no colocar allí nada en su lugar, porque de nada serviría sustituir la idea de dios por la de ciencia, humanidad, racionalidad, etc.

EL SUPERHOMBRE Asumir la muerte de Dios es saber que se está sin brújula, sin valores. Pero este reconocimiento pleno de la ausencia de sentido es la condición para que pueda surgir un sentido, para que pueda surgir la presencia del devenir que no ha de justificarse fuera de sí. Así se construye este súperhombre, un dios terrenal capaz de asumir plenamente la vida. Este súper hombre asume la muerte de dios y no lo sustituye ni por la ciencia, 9

ni por el estado, etc. Pues no precisa de los falsos valores, es el que es capaz de superar y transvalorar los valores contrarios a la vida que han caracterizado la historia de la cultura de occidente. No se trata de un hombre de una raza superior sino del más real de los hombres, es el que se opone al resentimiento contra la vida. El super hombre nos es anunciado por que vivimos aún la etapa del último hombre. Nietzsche anuncia mediante metáfora las tres transformaciones hasta la generación del superhombre: el camello ( el que carga la pesada moral invertida), este se transforma en león (el que critica la moral del deber-ser) y este último se transforma en niño (el creador espontáneo de su propio juego).

LA VOLUNTAD DE PODER Esta noción carece de cualquier clase de connotación política. No se trata de un deseo de poder político, o de un afán de dominio social, sino que expresa solamente el dinamismo del cual la vida es su manifestación, no sometido a ningún poderío exterior, a ningún dios, ni a ningún valor superior al de la propia vida. La voluntad de poder no consiste en ningún anhelo ni en ningún afán de apoderarse de nada ni de dominar a nadie, 10

sino que es creación; es el impulso que conduce a hallar la forma superior de todo lo que existe y afirmar el eterno retorno.

LA VERDAD Y EL DEVENIR En contra de la concepción de la verdad de la metafísica, aparece la voluntad de poder: el mundo como cambio, como proceso; la verdad como lo que favorece la vida. La verdad, tal como es entendida por las ideologías y la metafísica, no existe. Toda verdad es interpretación, y la propensión a considerar alguna proposición como verdadera es más bien fruto de una mejor correspondencia, no con el ser de las cosas, sino con las condiciones sociales y psicológicas que nos dominan, pues la misma conciencia a la que se impone esta verdad, ya es fruto de influencias sociales y culturales. Por ello, en contra de la visión religiosa y metafísica del mundo, la verdad es solamente lo que favorece la vida. El devenir no se puede apresar con los conceptos del entendimiento, sólo se deja entender mediante alusiones, con aforismos y metáforas, ya que los conceptos pretenden explicar una multiplicidad que nunca es igual: son la manifestación de la

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parálisis del entendimiento que no puede captar el devenir.

EL ETERNO RETORNO:

El pensamiento más profundo y más difícil de captar Nietzsche reivindica la destrucción del sentido trascendente del tiempo lineal judeo-cristiano (un tiempo orientado hacia un fin que trasciende cada uno de sus momentos). Esto supone una crítica profunda de la oposición habitual entre pasado y futuro: el instante no es un simple tránsito desde un pasado hacia el futuro, sino que en él mismo se muestra el tiempo eterno. Pero esto tampoco supone afirmar la circularidad del tiempo, como acaba confesando el enano del Zaratustra: «Toda verdad es curva, el tiempo mismo es un círculo», ya que dicha circularidad, sin más, implica el hastío y la parálisis, en la medida en que tiende a la plena determinación (ya que todo cuanto sucede debe volver a suceder). Por ello, Zaratustra tampoco acepta la mera concepción cíclica del tiempo. La repetición de lo mismo, si es realmente de lo mismo es lo equivalente a afirmar que no se repite, pues en la repeti12

ción lo mismo no sería lo mismo. Por ello significa que cada instante es único, pero eterno, ya que en él se encuentra todo el sentido de la existencia. Por esto la doctrina del eterno retorno no es descriptiva, sino prescriptiva: el eterno retorno debe instituirse por medio de una decisión humana para que realmente cada momento posea todo su sentido. El resentimiento contra la vida nace de la incapacidad de asumirla plenamente, y asumirla plenamente es aceptar que todo lo que fue, fue porque así lo hemos querido, es decir, querer el eterno retorno. Desde esta perspectiva, la concepción nietzscheana del eterno retorno ha sido considerada por Gilles Deleuze como la base para la plena inversión del platonismo En el tercero y último período, sus obras más representativas son: Más allá del bien y del mal (1886), La genealogía de la moral (1887) y El crepúsculo de los ídolos (1889). En estas obras Nietzsche prosigue la crítica a la tradición emprendida por Sócrates que considera que debe explicar lo verdaderamente ente (lo que es) a partir de «lo verdadero», «lo bello», «lo bueno», es decir, a partir de un hipotético verdadero ser contrapuesto al falso mundo de las apariencias; que pone lo suprasensible como condición 13

de lo sensible, que pone el ser más allá del ser; que pone a lo Uno como condición de lo Múltiple, es decir, que sitúa a Dios como fundamento. En la moral, se ha engendrado unos falsos valores que proceden de la negación radical del valor de lo sensible, y los ha puesto en función de lo suprasensible más allá de la vida, es decir, en función de la muerte; en la ontología, porque sitúa la verdadera realidad más allá de la realidad verdadera del devenir; en la epistemología, porque pretende conocer mediante conceptos del entendimiento que sólo pueden conocer lo inerte, lo inmóvil, lo fragmentario, porque son presas de unas estructuras gramaticales que tienden a convertir en estático todo lo que es dinámico. Especialmente importante es su crítica de la moral, a la que considera profundamente antinatural al alzarse contra los instintos primarios de la vida y promulgar falsos valores (la modestia, la pobreza de espíritu, etc.) que tienen en el cristiano sermón de la montaña su mejor ejemplificación. La base filosófica de este resentimiento contra la vida, aunque fue instaurada por Sócrates encuentra en el platonismo su mejor formulación, y en el cristianismo (religión de débiles y esclavos que ponen su vida en función de otra vida futura que es negación de la vida auténtica, una religión que 14

es una metafísica de verdugos) a su mejor difusora. En La genealogía de la moral, Nietzsche rastrea los orígenes de los prejuicios morales fundamentales de nuestra cultura, examinando nociones como las de «bueno», «malo», «mala conciencia», «culpa», etc. Así, por ejemplo, lo «bueno», en su origen significaba lo noble, lo fuerte y espontáneo, se fue transformando, por mediación de la casta sacerdotal -los peores enemigos-, llena de resentimiento, en todo lo contrario. De noble y fuerte, «bueno» pasa a significar resignación, debilidad, pobreza de espíritu. Es la base de una moral de esclavos, débiles, enfermos y resentidos contra la vida, culpabilizadores y culpabilizados que ensalzan la autonegación.

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NIETZSCHE: UNO DE LOS MAESTROS DE LA SOSPECHA

Según Paul Ricoeur, Marx, Freud y Nietzsche son considerados los tres maestros de la sospecha. A pesar de las grandes diferencias que los separan, se ha señalado una afinidad entre los pensamientos de los tres, a saber: muestran la insuficiencia de la noción fundante de sujeto (basada en el modelo del cogito cartesiano), sobre la cual se había elaborado la filosofía moderna. Tanto Marx (que opone, a la noción clásica de conciencia como ser del hombre, la noción de hombre concreto que trabaja y produce su propia realidad en un determinado modo de producción), como Freud (que recusa la idea de conciencia como determinante de la conducta humana, que está más bien regida por el inconsciente), como Nietzsche (que denuncia la falsedad de los 16

valores que fundan la noción misma de sujeto) coinciden en señalar que, más allá de dicha noción clásica de sujeto, se esconden unos elementos condicionantes, lo que permite sospechar la falacia que representa modelar una filosofía o una interpretación sobre esta noción y sobre la muy sospechosa noción de conciencia.◄

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BIOGRAFÍA

Filósofo alemán, nacido el 15 de octubre de 1844, en Turingia. A partir de 1859, estudió en la prestigiosa escuela de Pforta (la misma en la que habían estudiado Fichte, Klopstock, Schlegel y Novalis), donde recibió una educación esmerada y comenzó a experimentar la influencia de Schopenhauer. Posteriormente, estudió filología clásica y teología en Bonn, durante el curso académico de 1864 -1865, aunque abandonó la teología. Entre tanto, en 1875, trabó amistad con el compositor Köselitz, a quien Nietzsche llamaba Peter Gast. En 1876 obtiene una licencia por enfermedad, pues su salud se fue haciendo cada vez más precaria, y pasó el año en Sorrento. Aunque reanudó sus clases en 1877, tuvo que abandonar la docen18

cia debido a sus problemas de salud y acogerse a una jubilación voluntaria. Por esta época, en la que ya estaba casi ciego, la ayuda de Peter Gast fue decisiva, puesto que le ayudaba a escribir, e incluso escribía directamente al dictado del filósofo. Probablemente el estilo aforístico de Nietzsche no es ajeno a esta enfermedad, ya que le era materialmente imposible escribir durante largos períodos. En 1882 conoció en Roma a Lou Andreas von Salomé, de la que se enamoró y, aunque no fue correspondido, siguió manteniendo con ella una larga relación de amistad. Permaneció un tiempo en Basilea, después le trasladó a Jena, junto con su madre, y, después de la muerte de ésta, en 1897, a Naumburgo y Weimar, donde fue cuidado por su hermana y por Peter Gast. Hasta su muerte, acaecida el 25 de agosto de 1900, permaneció completamente mudo y prácticamente inactivo, limitándose a la redacción de unas pocas cartas, escritas en los primeros días después de su ataque, que mostraban signos de una grave enfermedad mental. La publicación de muchos de los escritos estuvo mediatizada por su hermana, quien los falsificó, suprimiendo partes enteras que desvirtuaban su signifi19

cado, destacando aquellos aspectos que luego serían reivindicados por la barbarie nazi. Gracias a unos archivos, después de la Segunda Guerra Mundial, Karl Schlecta examinó la obra completa de Nietzsche y demostró las falsificaciones y manipulaciones del pensamiento nietzscheano. A partir de 1964, empezó la edición crítica de sus obras -a cargo de los filósofos G. Colli y M. Montinari-, que comenzaron a ser conocidas íntegramente a partir de 1967.

SUS OBRAS EN CASTELLANO • El nacimiento de la tragedia, Madrid, Alianza, 1973, 1era. Ed. • Consideraciones Intempestivas , Madrid, Alianza, 1988, 1era. Ed. • Así habló Zaratustra, Madrid, Alianza, 1972, 1era. Ed. • Más allá del bien y del mal, Madrid, Alianza, 1972, 1era. Ed. • La genealogía de la moral , Madrid, Alianza, 1972, 1era. Ed. • Crepúsculo de los ídolos, Madrid, Alianza, 1973, 1era. Ed.

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• El Anticristo, Madrid, Alianza, 1974, 1era. Ed. • Ecce Homo, Madrid,Alianza, 1971, 1era, Ed.

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