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Monografía Final Literatura del Siglo XIX Ciencia, progreso y terror Análisis de Frankenstein de Mary Shelley Los hombr

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Monografía Final Literatura del Siglo XIX

Ciencia, progreso y terror Análisis de Frankenstein de Mary Shelley Los hombres son perversos; serían peores aún si hubieran tenido la desgracia de nacer sabiendo. - Rousseau

La retórica de la ciencia ha tenido un lugar esencial en la literatura del Siglo XIX. A la literatura romántica, que elevaba a la naturaleza como centro de sus relatos, se le ha contrapuesto la lógica de la Ilustración. Aquellos personajes de espíritu expansivo, que buscaban una unión con lo natural y anhelaban una vida liberada de los límites opresivos del trabajo encontraron su contracara en el filisteísmo de los hombres de la ciencia. Éstos, deseosos de conocimiento, se abocaron al encierro y modificaron su vínculo con el ámbito de lo natural. Al hombre romántico se le enfrenta el hombre del saber científico que con las luces de la razón busca iluminar y revelar los misterios que esconde la naturaleza. Frankenstein (1818) de Mary Shelley se ubica en el medio de este enfrentamiento: toma a la ciencia como marco de su relato y la contrapone al terreno de lo natural. Sus personajes vacilan entre entre una duplicidad identitaria: sujeto científico y sujeto romántico. Victor Frankenstein y la criatura aparecen construidos (figurativa y literalmente)como sujetos de la ciencia. A través del relato de sus vidas, ambos narran un mismo acontecimiento: el modo en el que el conocimiento penetró en sus vidas, cómo dedicaron su vida a un aprendizaje y las consecuencias que esto trajo. Pero, al mismo tiempo, esta identidad científica se halla contrapuesta por el lugar que ocupa la naturaleza en aquel vínculo. Para analizar cómo se pone en juego esta ambivalencia en Frankenstein, tomaremos como eje la ciencia, el progreso, la naturaleza y el terror y nos haremos la siguiente pregunta: ¿Qué lugar ocupa la ciencia en el relato? ¿Qué rol tiene en esto la naturaleza? El propósito de este trabajo será dar cuenta de que en Frankenstein existe una crítica a la Ilustración ya que la ciencia y el conocimiento, en oposición al terreno de lo natural, se edifican como culpables de los terrores que acontecen en el relato. La tragedia, tanto para Victor como para su creación, encuentra su germen en su acceso al conocimiento. “The novel expresses doubts about the enlightenment doctrine of scientific perfectibility and of scientific progress, and voices an anxiety about the unforseen consequences of scientific and technological change” (Ellis, 2000: 155). En virtud de esta

reflexión de Markman Ellis, tomaremos a la “ciencia” como los estudios sobre la “filosofía de la naturaleza” (Shelley, 20013: **) de Victor Frankenstein y su experimentación. También tomaremos al “progreso” tanto como progreso científico así como también el acceso al conocimiento de la bestia en tanto búsqueda de insertarse a una sociedad ilustrada. Por último tomaremos el concepto de “buen salvaje” de JJ Rousseau como así también la crítica a la Ilustración de su “Discurso de la ciencias y las artes”. Es así que, para poder ver el modo en el que lo terrorífico emerge en el relato como consecuencia del conocimiento, plantearemos el siguiente camino: en primer lugar, veremos el rol que cumple el saber científico en la vida de Victor Frankenstein, la construcción de su identidad como un sujeto de la ciencia alejado de la naturaleza, recluido en el encierro del estudio, y las consecuencias terroríficas que conlleva la realización de la palabra científica. En un segundo momento, veremos cómo la criatura se inscribe entre lo científico y lo natural y el modo en el que, como su padre, se construye como ávido de conocimiento. Esta construcción se muestra como el motivo por el cual se desata la tragedia y, para dar cuenta de esto, analizaremos cómo este conocimiento funciona como factor de desnaturalización de su condición natural LITERATURA. Por último, veremos la oposición que se eleva entre el terreno de lo natural y el científico, oposición que retoma la tensión entre el discurso ilustrado y el romántico. Ese punto que, en cierto modo, iguala a la criatura con su creador - ese anhelo por conocer hasta lo más profundo las verdades de la naturaleza y la humanidad - es lo que da cuenta de la facultad de perfeccionarse del hombre en tanto, como establece Rousseau en El origen de la desigualdad entre los hombres, lo arrebata de su naturaleza. Esa facultad de perfeccionarse, la sed insaciable de conocimiento tanto de Victor como de la criatura será su condena: Triste sería para nosotros vernos obligados a reconocer que esta facultad distintiva y casi ilimitada es la fuente de todas las desdichas del hombre; que ella es quien le saca a fuerza de tiempo su condición original, en la cual pasaría tranquilo e inocentes sus días; que ella, produciendo con los siglos sus luces y sus errores, sus vicios y virtudes, le hace al cabo tirano de sí mismo y la naturaleza” (Rousseau, 2009, 49)

Buscaremos, de este modo, ver que la esta facultad de perfeccionarse será lo que desate la tragedia y el terror en la novela. El problema de la vida como ciencia

Learn from me, if not by precepts, at least by my example, how dangerous is the acquirement of knowledge, and how much happier that man is who believes his native town to be the world, than he who aspires to become greater than his nature will allow. (Shelley, 2003: 47)

El relato enmarcado de Victor Frankenstein gira en torno a un mismo centro: el científico. Su “eager desire to learn” (Shelley, 2003: 33) se presenta como aquello que lo ha moldeado desde la infancia y se construye como una pieza esencial de su existencia: “Natural philosophy is the genious that has regulated my fate; I desire, therefore, in this narration, to state those facts that led to my predilection for that science” (ibídem: 34). Victor toma la decisión de abocarse por completo a lo que él llama “natural philosophy” y hace de esta decisión el eje de su historia. Su identidad, tal como él nos la presenta, se halla entonces definida a partir de su relación este conocimiento y es lo que lo lleva a constituirse, en esta primera instancia, un sujeto de la ciencia. De este modo, Victor condensa aquellos aspectos que harán de él la representación del hombre ilustrado: Science, or natural philosophy as it was more often called, was the preferred model of enlightenment progress. Science, its rational method and public verifiability, represented the highest expression of modernity. Enlightenment science was progressively revealing the essential laws of nature” (Ellis, 2000:121).

Ahora bien, ¿por qué hablar de esta relación de Victor y la ciencia como en “una primera instancia”? Esto se debe a que esta relación no se muestra de manera constante y uniforme sino que, por el contrario, atraviesa una serie de etapas. En la primera de ellas, la ciencia se presenta como puro conocimiento, pura palabra científica cuyos peligros aún se hallan resguardados en la hoja y en la teoría. El vínculo de Victor con esta palabra plantea una relación a la que él se encuentra completamente subyugado: The summer months passed while I was thus engaged, heart and soul, in one persuit. It was the most beautiful season; never did the fields bestow a more plentiful harvest, or the vines yield a more luxuriant vintage: but my eyes were insensible to the charms of nature” (Shelley, 2003: 49). Durante este primer período, el estudio de la ciencia tiene como consecuencia la constitución de Victor como un personaje que los románticos llamarían “filisteo”, es decir, como alguien que se encuentra sumido en un desencanto ilustrado de la naturaleza. Su vínculo con la misma no es, en efecto, uno romántico; no busca perderse en el idilio natural

sino que, por el contrario, busca hacer uso de la misma, revelar sus secretos, hacerla funcional a sus estudios. “Lo que los hombres quieren aprender de la naturaleza es servirse de ella para dominarla por completo, a ella y a los hombres” (Adorno y Horkheimer, ****, 60). A través de este sistema de dominación, se deja ver cambio de paradigma en la relación entre el sujeto y lo natural. En este punto es donde comienza a surgir una crítica a la ilustración cuya relación con el terreno de lo natural es de pura utilidad. En el período que transcurre

la

novela,

las

ciencias experimentales de tipo técnico estaban todavía en sus comienzos, pero su principio empezaba a resaltarse bajo la idea de que la naturaleza tiene como base un mecanismo que se puede conocer y, cosa más importante todavía, que se puede utilizar para los propios fines (Safranski, 2009: 175).

La sed de conocimiento de Victor se muestra ineludiblemente como una relación de poder sobre la naturaleza; busca conocerla, manipularla, usarla para su beneficio, revelar sus misterios. Por esta razón, la figura de Victor como científico, como “Doctor”, como hombre ilustrado funciona como una clara muestra de esta relación de poder. Su desafío a las leyes de la naturaleza sienta las bases para lo que más adelante será su condena. Ebrio del poder que el uso de la ciencia le dio, Victor busca dominar a la naturaleza: crea una suerte de reto a los límites entre la vida y la muerte: “Life and death appeared to me ideal bounds, which I should first break through, and pour a torrent of light into our dark world” (Shelley, 2003: 48). Este “torrente de luz en nuestro oscuro mundo” recuerda aquello que Rousseau mencionaba, a modo de burla, del hombre ilustrado que busca “con las luces de su razón disipar las tinieblas en las que la naturaleza le había envuelto” (Rousseau, ****: **). Se establece de este modo un sistema de dominación en esta búsqueda por revelar los misterios que esconde el terreno de lo natural. Pero en la primera etapa, la ciencia se halla aún como palabra limitada al papel: es teoría, conocimiento puro y no realidad viva. Hasta ese momento, los estudios sobre las reflexiones de Agrippa se mantienen como conjeturas y no será hasta que “la chispa de vida” haga de esta palabra una realidad que la dominación sobre la naturaleza será completada. En el momento en el que la palabra se realiza y se vuelve vida, en el momento en el que el desafío a la naturaleza ya ha sido realizado, es que se introduce el germen del terror en la novela. La criatura es creada de manera que hace realidad las teorías a las que Frankenstein tanto deseaba dar vida. Pero el empoderamiento que lo había embriagado previamente lo sobrepasa y aquel deseo por el que tan fervientemente había trabajado se transforma, de un

momento a otro, en pesadilla. “I had desired it with an ardour that far exceeded moderation; but now that I had finsished, the beauty of the dream vanished and breathless horror and disgust filled my heart”(Shelley: 2003, 51). Las palabras de Agrippa habían cobrado vida y el discurso pulido, civilizado e ilustrado de la ciencia es revelado como un peligro que debe ser prevenido. Para Victor, esta es la moraleja final y su objetivo es extinguir esa llama de vida que él ha encendido, revertir la condena que él ha iniciado sobre sí mismo. Una vez dicho esto, el relato de Frankenstein revela un objetivo: que todo aquel que lea su narración sepa y conozca los verdaderos riesgos de la ciencia. Esta intención se muestra en Victor no sólo a través de lo que dice sino a través de lo que calla. “This secrecy is moreover pervasive in the novel: as many readers note, ambiguity and obscurity are central to the novel’s tone. Victor´s secret, the secret of nature, is kept secret through the book” (Ellis: 2000, 153). El hecho de que se oculten los detalles de los mecanismos de operación de sus experimentaciones, que se mantengan en secreto, da cuenta de una necesidad de callar los progresos de la ciencia. El ávido deseo por el conocimiento llevará al científico a la desgracia: “es castigado por su hybris, por haber desobedecido las órdenes divinas” (Lecercle, 2001: 18). El origen del terror, de la monstruosidad, ha sido él mismo, ha sido la ciencia. AGREGAR POR QUÉ ES SINIESTRO EL MONSTRUO, POR QUÉ ES MONSTRUOSO EN SÍ EN SU PURA MATERIALIDAD: HABLAR DE FREUD Y LO OMINOSO DE SACAR ARREBATAR A LOS CUERPOS DE LA MURTE, EL VOLVER A APLICAR VIDA A ALGO QUE YA LA HABÍA PERDIDO. MÁS AUN CUANDO ESTA VIDA QUEDA EN EL PUNTO MEDIO ENTRE LA BESTIALIDAD Y LA HUMANIDAD.

Like father like son: ¿criatura de la ciencia o la naturaleza? ¿monstruo o humano? Of what a strange nature is knowledge! It clings to the mind, when it has once seized on it, like a lichen on the rock. I wished sometimes to shake off all thought and feeling;

but I learned that there was but one means to overcome the sensation of pain, and that was death. (Shelley, 2003: 107)

La criatura creada por el Doctor Frankenstein es en sí una amalgama de oposiciones. Por un lado, su creación ha sido el resultado de un experimento científico: por sus venas corren las palabras de Agrippa que han cobrado vida. Por otro, ha sido arrojado al mundo sin previo conocimiento sobre él: despierta en la naturaleza como un niño recién nacido que se asombra por las maravillas que lo rodean, “es la encarnación ficticia de una experiencia imposible pero que la filosofía de las Luces no había dejado de soñar: la experiencia de la tabula rasa. ¿Qué sería un hombre en estado de naturaleza sin haber conocido nunca la sociedad?” (Lecercle, 2001: 27). La respuesta a esta pregunta tendría dos posibles alternativas que pueden pensarse en términos rousseaunianos: el hombre en estado de naturaleza podría ser “un buen salvaje” o, por el contrario, dejarse corromper por el progreso y los agentes civilizatorios. En un primer momento, la criatura es en efecto la representación del “hombre salvaje, privado de toda suerte de conocimiento” cuyos “deseos no pasan de sus necesidades físicas, los únicos bienes que conoce en el mundo son el alimento, una hembra y el reposo; los únicos males que teme son el dolor y el hambre” (Rousseau, 2009: 43). La criatura, que comienza sus días de este modo, se le presenta la oportunidad de vivir una vida en aislamiento, en vínculo con la naturaleza. Pero la vida del hombre civilizado y social lo atrae y por ello abandona la suya que, en un principio, era una vida libre. La criatura desea ser parte de la sociedad: busca ingresar en un núcleo familiar, adentrarse en los límites encerrados de un hogar, aprender, iluminarse con las luces del conocimiento. Desea, en otras palabras, entregarse a una vida filistea y abandonar la expansiva. Su condición de

“buen salvaje” no lo satisface, él desea ser parte de la

civilización y para eso se instruye y aprende a serlo, observa, estudia, aprende a ser hombre. Pero en este sentido vemos cómo, del mismo modo que su padre, su condena está en ese mismo deseo de conocimiento. Como si la creación hubiese sido hecha a semejanza del creador, tanto Frankenstein como la criatura plantean un mismo desarrollo de sus vidas y hacen foco en el mismo punto: cómo las mismas han sido atravesadas por las configuraciones del saber y el aprendizaje y, a su vez, cómo este aprendizaje ha sido su condena.

¿En qué consiste, entonces, esta condena? Al despojarse de toda condición natural, la criatura busca penetrar el terreno de lo civilizado y, para eso, se instruye. Uno de los factores que lo introduce al conocimiento del mundo es la literatura. Ésta le abre las puertas a nuevas formas de vida, aquellas a las que no podía acceder a través de la ventana de los ***** :“I can hardly describe to you the effect of these books. They produced in me an infinity of new images and feelings that sometimes raised me to ecstasy” (Shelley: 2003, 114). El primero de los títulos que presenta es Las penas del joven Werther de Goethe. De Werther aprende a conocerse introspectivamente, a entrar en conocimiento con la parte sentimental de su existencia: “I thought Werter himself a more divine being that I had ever beheld or imagined; his character contained no pretension, but it sunk deep. The disquisitions upon death and suicide were calculated to fill me with wonder” (Shelley, 20013: 114). La lectura de esta novela romántica, en un contexto donde la ciencia se presenta como motor del texto, llama la atención. Se podría considerar a esto como la habilitación de un juego intertextual: la invasión de lo romántico en un terreno científico, juego que a su vez se replica en los diferentes modos en los que se construyen la identidad de los personajes entre la retórica romántica y la ilustrada, aspecto que retomaremos más adelante. Mientras tanto, vemos que esta intertextualidad continúa con la aparición de Plutarco y el Paraíso perdido. El primero, por un lado, introduce a la criatura a otro aspecto de la historia: el hombre como héroe, como figura de poder, como capaz de asesinar a otros hombres. El segundo, por otro, expone el discurso religioso: la creación del hombre le hace entender que puede ser considerado como una figura creada por Satán. Al instruirse con estos textos, la criatura comienza a entrar en conocimiento de su propia condición inclasificable y comienza a lamentar su existencia: “Increase of knowledge only discovered to me more clearly what a wretched outcast I was”(Shelley, 2003: 116). Antes de relacionarse con la literatura, antes de buscar ingresar en el núcleo familiar y civilizado, antes de conocer todos los aspectos humanos que carece, la criatura vivía en paz en la naturaleza, en completa ignorancia de las leyes sociales y los vínculos sociales. Werther lo hace entrar en conciencia de su soledad y su monstruosidad:“there was none to lament my annihilation. My person was hideous and my stature gigantic. What did this mean? Who was I? Whence did I come? What was my destination?” 115. Estos cuestionamientos dan cuenta del proceso de autoconocimiento que la criatura desarrolla. Pero este proceso es el que lo conduce a la angustia por su existencia, angustia que lo lleva a

querer deshacerse de su naturaleza e igualarse a aquellos hombres civilizados que lo rodean tanto en su realidad como en la literatura, hombres que despiertan en él admiración. Estas reflexiones revelan que, frente a la dicotomía entre la vida natural y vida social que habita dentro de sí, la criatura elige la una por sobre la otra. Las diferencias entre ambos modos de vida ya habían sido cuestionadas por Rousseau en El origen de la desigualdad entre los hombres. Allí Rousseau se pregunta: de la vida social o natural, ¿cuál está más sujeta a convertirse en insoportable para quiénes la disfrutan? (...) Yo pregunto si alguna vez se ha oído decir que un salvaje en libertad hubiera tan sólo pensado en quejarse de la vida o en darse la muerte. Juzguese, pues, con menos orgullo de qué lados se halla la verdadera miseria. Al contrario: nada habría sido más miserable que el hombre salvaje deslumbrado por los conocimientos, atormentado por las pasiones y razonando sobre un estado diferente al suyo. (Rousseau, 2009: 52)

La palabra, esa “God like science” de los hombres a la que la criatura ha accedido a través de de la familia ****** y la literatura, le abren las puertas a un nuevo estado de miserabilidad: en efecto, ha sido “deslumbrado por los conocimientos, atormentado por las pasiones”al mismo tiempo que ha razonado “sobre un estado diferente al suyo” y allí es donde vemos nacer su condena. Por este motivo, cuando nos preguntamos de qué modo emerge el terror como fruto de este conocimiento, vemos que el texto procede a responder con un giro rousseauniano: el conocimiento, el reemplazo de una vida natural por una social ligada al progreso, al saber, a las artes lo dirigen hacia su propia perdición, hacia querer poseer más de lo que está en sus capacidades poseer, a poder ser aquello que no es y la imposibilidad de poder definir su existencia lo llevan a exacerbar su deseo de habitar el ámbito civilizado y social que lo rodea. Pero este deseo es tan solo temporal y su bondad natural se halla corrompida por los mismos hombres con los que tanto anhelaba convivir. En este aspecto, vemos como el terror emerge cuando la admiración de la criatura por el hombre finaliza. La criatura había entrado en conocimiento con dos aspectos de la humanidad: de lejos, había visto el aspecto familiar, gentil y amoroso del hombre; pero al traspasar la barrera de la contemplación pasiva y establecer un contacto directo, le fue revelado el aspecto bárbaro, violento y cruel. Su contacto directo con la gente del pueblo se ha demostrado, en cada ocasión, como un fracaso que pone en evidencia la cara más bárbara del hombre. Sobre su primer atisbo de ingresar al pueblo, la criatura dice:

I had hardly placed my foot within the door, before the children shrieked, and one of the women fainted. The whole village was roused; some fled, some attacked me, until grievously bruised by stones and many other kinds of missile weapons, I escaped to the open country, and fearfully took refuge in a low hovel, quite bare, and making a wretched appearance after the palaces I had beheld in the village (Shelley, 2003: 95)

Vemos aquí el modo en el que estos excesos de agresión aparecen vinculados al hombre en sociedad que con armas persigue y amenaza la destrucción de un otro cuya identidad encuentra monstruosa. Esta dinámica se repite a su vez en el esperado encuentro con la familia De Lacey en el que la criatura también se vuelve víctima: “Felix darted forward, and with supernatural force tore me from his father, to whose knees I clung: in a transport fury, he dashed me to the ground and struck me violently with a stick” (Shelley, 2003: 121). Es así que, frente a estos actos de violencia, la novela da cuenta de que su monstruosidad no es en efecto bestial sino que, por el contrario, es una monstruosidad humana: “por una inversión rousseauniana, demuestra que la fórmula de Hobbes se aplica, en realidad, al hombre en sociedad: sólo las leyes son sanguinarias” (Lecercle, 2001: 33). De modo que el afán de la criatura de igualarse al hombre permanece pero cambia de rumbo. Aquí nos encontramos con el factor que hace de la criatura un monstruo. Tras instruirse con la literatura de Plutarco que los hombres son capaces de masacrar a los de su propia especie (Shelley, 2003: 115) y tras el encuentro con los hombres del pueblo y con la familia de Lacey, la criatura entra en contacto con el lado bárbaro de los hombres y adapta su forma de ser a esta nueva monstruosidad. En su búsqueda por ingresar en el flujo del progreso social, su naturaleza pacífica es corrompida y su carácter pacífico desaparece. El conocimiento sobre la humanidad sienta las bases para su identidad terrorífica y vemos cómo

“las circunstancias moldean al monstruo y desnaturalizan lo natural que, en

principio, era bueno” (Lecercle, 2001: 33). “frente al rechazo, la segunda parte de su existencia consiste en deshacer, por la violencia, el contrato que los hombres han llevado a cabo y que lo exluye” (Lecercle, 2001: 33)

La bestia es un ser inclasificable, sin identidad.

“if my first introduction to humanity had been made by a young soldier, burning for glory and slaughter, I should have been imbued with different sensations” (115)

Pero, al igual que para Victor, los resultados de este aprendizaje son lo que lo conducirán hacia su condena:

Pregunta: ¿qué cosa de la ciencia hace de la criatura un ser terrorífico? Ante los ojos de Frankenstein, el mero hecho de que la ciencia haya desafiado las leyes de la ntuarelza haya cobrado vida es suficiente para no reclamar al fruto de sus experimentos. ASI COMO LAS PALABRAS DE AGRIPPA NO ERAN TERRORIFICAS EN TANTO ERAN PURO LENGUAJE CIENTIFICO, LA CRIATURA A SU VEZ, SE MUESTRA COMO LA TENSION ENTRE LO MONSTRUOSO Y LO HUMANO. Cuando su existencia es únicamente lenguaje, como cuando habla con el ciego De Lacey,

Aprende a ser humano: Así, adquiere los medios para intentar insertarse en el núcleo familiar. carece de identidad. Esta falta de nombre implica, a su vez, una falta de institucionalización del monstruo, una no- existencia en la sociedad civilizada. “Excluido de la cadena de los seres, ¿cómo podría ser nombrado, es decir, como podría serle asignada una identidad, un lugar en una red de relaciones sociales?” (idem). Para ser integrado a esta

red, el monstruo decide abandonar la tranquilidad de su vida en silencio para educarse, adquirir conocimiento sobre la humanidad y para comunicarse con el otro.

La ciencia ha introducido en la vida de Victor la tragedia, ha habilitado al terror. El progreso en la criatura, lo ha conducido hacia su propia perdición: ha hecho de él un monstruo, algo que no se hallaba en su naturaleza. Es en este punto donde nace el factor de lo sinies100-103. Ver qué onda la relación de la criatura con el lenguaj. Hasta qué puna puede servirm como signos del progreso al que él tanto deseo adcribirse. “Godlike science” busca comunicarse. Cómo lo lleva al terror y a la desgracia. En el relato de la bestia, se arriba a la misma conclusión que buscaba Frankenstein explicar a Walton: los mayores riesgos contra el hombre son el mismo hombre. La creación científica

Naturaleza romántica “Pero si el monstruo está solo, como el está el hombre en estado de naturaleza, su soledad le pesa; no piensa sino en un contrato social, y toda su historia se explica así” (Lecercle, 2001: 33) “el sujeto se estremece y se asombra; se trata de sentimientos muy complejos y bastante alejados de las percepciones simples; se trata, en realidad, de otro discurso que se instala: el discurso romántico del sentimiento de la naturaleza, de la inocencia de lo natural y de la bondad original del hombre” (Lecercle, 2001: 32) “a la vez, el discurso sensualista de la adquisición de las ideas, y el discurso del sentimiento romántico de la naturaleza, que presupone el espesor de una cultura; una tabula rasa, pero ya constituida y bastante colmada” (Lecercle, ****: 33) Naturaleza como refugio: “ The desert mountains and dreary glaciers are my refuge” (Shelley, 2003: 89) La construcción de la identidad de la criatura vacila entre lo puramente científico y, del lado contrario, lo natural. Esta última es, en cierto punto, romántica: vive en la naturaleza, vive de ella, lo emociona verla, se deleita de contemplarla tal como se lo narra a Frankenstein: “Happy, happy earth! fit habitation for gods, which, so short a time before,

was bleak, damp, and unwholesome. My spirits were elevated by the enchanting appearence of nature; the past was blotted from my memory, the present was tranquil, and the future gilded by bright rays of hope and anticipations of joy” (Shelley, 2003: 103) Conclusión

Entre el ámbito del conocimiento y el ámbito natural hay un mismo camino que es transitado de manera inversa por Frankenstein y la criatura. Victor, cuyo relato comienza con el origen de la ciencia en su vida, termina por abandonar toda experimentación y huye a la naturaleza en la que encuentra un refugio de los horrores que su sed de conocimiento científico ha provocado. La criatura, por el contrario, es arrojada en la naturaleza pero decide huir de ella para poder así penetrar en el flujo del progreso.

En ambos casos, mientras el conocimiento aparece de manera pasiva, no se presenta ningun tipo de peligro: mientras las palabras de Agrippa permanezcan en el papel y mientras la criatura observe de lejos a la familia, tanto Victor como la Bestia se hallan a salvo. Es en el momento en el que este conocimiento da un paso más adelante y busca despojarse su caracter pasivo, que emerge el desastre. La creación de Victor se torna en su contra, lo acecha y asesina a todo aquel que causó felicidad en su vida. La bestia, por su parte, conoce el caracter hostil del hombre en cada momento en el que busca crear un contacto directo. En tanto es pura palabra, en tanto no penetra en el mundo de lo civilzado, no corre riesgo y permanece como un ser gentil y bondadoso.

Hay un deseo de mímesis en la bestia, un deseo de convertirse aquello que contempla. AL ver que esto no es posible, su deseo de venganza de resume a inflijir en el otro el mismo dolor que él sinte: CITA. Pero en este procedimiento, permanece su intención primera, el igualar su existencia a la del hombre: si no puede hacerloa través de lo humano, será a través de la angustia y el dolor que ellos han causado sobre él. Esto aparece ejemplificado en el modo que tiene de responder a la destrucción de la criatura que habría de convertirse en su compañera. Al ver que su creador decide destrozar el cuerpo femenino, la amenaza de la bestia es: CITA. Su deseo ser{a, entonces, despojar a Victor de lo que él en primera instancia despojó a la bestia. la criatura procede siempre buscando igualarse con su

creador. Hay una barrera que limita a la criatura a una actividad pasiva con aquello se lo que desea ser parte.

“Cuando se mira a la perfección del hombre pulido, el bárbaro es una especie de niño y el niño una especie de bárbaro” (Starobinski: 1991, 22). A partir del conocimiento, este carácter de niño pasa a la adultez así como el carácter de bárbaro pasa al de ser civilizado. En este punto, el acceso al conocimiento ocupa un lugar fundamental. Gracias a la observación de la familia De Lacey y gracias a la literatura, la criatura adquiere no sólo el lenguaje sino su modo de pensar, sentir y ver el mundo.

(...) sus deseos no pasan de sus necesidades físicas, los únicos bienes que conoce en el mundo son el alimento, una hembra y el reposo; los únicos males que teme son el dolor y el hambre”

Victor como personaje ilustrado. ¿cuál es su relación con la ciencia? “It was the secrets of heaven and earth that I desired to learn; and whether it was the outward substance of things, or the inner spirit of nature and the mysterious soul of man that occupied me, still my enquiries were directed to the metaphysical, or in its higher sense, the physical secrets of the world” (Shelley, 2003:33) “I ardently desired the acquisition of knowledge. I had often, when at home, thought it hard to remain during my youth cooped up in one place, and had longed to enter the world, and take my station among other human beings. Now my desires were complied with, and it would, indeed, have been folly to repent” (Sheller, 2003: 40) “Two years passed in this manner, during which I paid no visit to Geneva, but was engaged, heart and soul, in the pursuit of some discoveries, which I hoped to make. None but those who have experienced them can conceive of the enticements of science” (Shelley, 2003: 45) “Learn from me, if not by precepts, at least by my example, how dangerous is the acquierement of knowledge, and how much happier that man is who believes his native

town to be the world, than he who aspires to become greater than his nature will allow” (Shelley, 2003: 47) “Life and death appeared to me ideal bounds, which I should first break through, and pour a torrent of light into our dark world” (Shelley, 2003: 48) It was a most beautiful season; never did the fields bestow a more plentiful harvest, or the vines yield a more luxuriant vintage: but my eyes were insensible to the charms of nature” (49) “I wished, as it were, to procrastinate all that related to my feelings of affection until the great object, which swallowed up every habit of my nature, should be completed” (49) “I had desired it with an ardour that far exceded moderation; but now that I had finished, the beauty of the dream vanished, and breathless horror and disgust filled my heart” (51) “How can I describe my emotions at this catastrophe, or how delineate the wretch whom with such infinte pains and care I had endeavoured to form?” “and a cold shivering cameo ver me. I threw the door forcibly open, as children are accustomed to do when they expect a spectre to stand in waiting for them on the other side; but nothing appeared. I stepped fearfully in: the appartment was empty; and my bedroom was also freed from its hideous guest” (54) “I was often tempted, when all was at peace around me, and I the only unquiet thing that wandered restless in a scene so beautiful and heavenly” (81) “Science, or natural philosophy as it was more often called, was the preferred model of enlightenment progress. Science, its rational method and public verifiability, represented the highest expression of modernity. Enlightenment science was progressively revealing the essential laws of nature” (Ellis, 2000:121) “The scientific enlightenment reflected a profound cultural transformation, in its belief in the power of human enquiry to solve the problems of existence and its rejection of received ideas of orthodox religión. Enlightenment science had its own politics, explicitly defined with its cultural context in society” “No other researchers may follow Victor, he says, because his experience has shown that the power he now possesed was too great for the mere human scientist to bear. Indeed, the only public knowledge demonstrated by his discoveries are but moral and political” (151) “The novel expresses doubts about the enlightenment doctrine of scientific perfectibility and of scientific progress, and voices an anxiety about the unforseen consequences od scientific and technological change” (Ellis, 2000: 155)

Ciencia como otra forma de explicar la realidad sin el anclaje divino de Dios,. La ciencia es palabra, El poder de hacer de la palabra, vida, es un poder que sobrepasa la expectativa. En tnto se comporta como dios, se aterra. La ciencia que busca institucionarlce como nueva verdad no ingenua, no puede prescindir

Plan de trabajo sobre la consigna “Ciencia, progreso y terror” en Frankenstein de Mary Shelley. Introducción: Captatio: Relación ciencia - naturaleza. Ilustración y romanticismo. Objeto de estudio: Ciencia, progreso y terror. Pregunta de investigación: La relación entre ciencia y naturaleza en Frankenstein de Mary Shelley: ¿Estos terrenos conviven o entran en tensión? Hipótesis de trabajo: La ciencia y la naturaleza entran en tensión en tanto la primera se presenta como desafío a lo natural. La consecuencia de esta tensión es lo que habilita el terror en la novela. Marco teórico: Tomaremos a la “ciencia” como los estudios de Victor Frankenstein y su experimentación. También tomaremos al “progreso” como acceso al conocimiento de la bestia en tanto búsqueda de insertarse a una sociedad ilustrada. Por último tomaremos el concepto de “buen salvaje” de JJ Rousseau como así también su crítica a la Ilustración de su “Discurso de la ciencias y las artes”. Partitio: - Saber científico: la “chispa de vida” y sus consecuencias. - Criatura: entre la ciencia y la naturaleza. De tabula rasa a sujeto de conocimiento. - Clasificar lo inclasificable: desnaturalización de la bestia. Lo siniestro. -Naturaleza como escape de la ciencia: ciencia, Ilustración y Romanticismo.