Familia Portadora de Vida

Familia portadora de vida. Gen 1:27-28: Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los

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Familia portadora de vida. Gen 1:27-28: Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Los bendijo Dios y les dijo: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra Dios ha confiado desde el principio de la creación a la primera pareja humana, el cuidado de este acto de su amor. La vida es algo sagrado, viene de Dios como de su fuente y tiende a él como su fin. La vida se nutre de Él, es reflejo de su querer que infunde la bondad de su ser en la existencia de todos los seres. Y allí en donde la vida cobra la forma de un hombre, la presencia de Dios en él hace a la familia un santuario. Dios se hace visible en la forma del hombre vivo. Como es un sueño primeramente de Dios, EL estableció las reglas sobre las cuales debe funcionar. Y quienes siguen las instrucciones de Dios, alcanzan un matrimonio saludable y una familia estable y feliz. ¿Por qué Dios creó al hombre y a la mujer? ¿Por qué quiso que en la pareja humana, más que en cualquier otra criatura, brillase su imagen? El hombre y la mujer que se aman, con todo su ser, son la cuna que Dios ha elegido para depositar Su amor, a fin de que cada hijo y cada hija que nacen en el mundo puedan conocerlo, acogerlo y vivirlo, de generación en generación, alabando al Creador. El Creador ha confiado el cuidado de la vida del ser humano, al mismo ser humano, no para que este sea su dueño, sino para que la custodie de todo aquello que amenace la bendición de la que ella es portadora en entrada al mundo. Esta bendición derramada en los albores de la historia humana se ha prolongado de generación en generación por medio de la familia. Es en ella en donde esta bendición se siente acogida y protegida de todos los ataques a que está expuesta, y por ella, esta bendición en figura de hombre se desarrolla de acuerdo a un verdadero crecimiento humano. Cuando Juan Pablo II afirma “La Familia es el Santuario de la Vida”…¿a qué está haciendo referencia? La expresión santuario de la vida tiene que ver con una función encomendada por Dios a la familia. En efecto, es en ella en donde la vida se recibe y se prolonga como acto de amor de los esposos. La familia es santuario porque en ella se hace presente la imagen viva de Dios por la fecundidad de los esposos. ¿Cómo se convierte la familia en protectora de la vida como bendición de Dios? La familia es protectora de la vida, cuando la transmite y la entrega de generación en generación, como el mayor bien dado a la humanidad para su conservación, y la defiende de quienes pretenden atacarla y destruirla, aún, a costa de aprisionar la verdad.

La familia protege la vida cuando responde a su misión de “custodiar, revelar y comunicar el amor”.

¿Se puede afirmar que la familia es sólo portadora de la vida biológica? La familia fuera de la vida natural surgida como regalo de la unión física de los esposos, transmite la vida de Dios a sus hijos, es decir, los esposos siembran en sus hijos la semilla de la fe que se cultiva, crece y germina por ejemplo de los Padres y se planifica en la entrega y ante todo por la vivencia del plan de Dios en la comunidad familiar. La familia es el motor que nos mueve hacia Dios, y Dios es vida por lo tanto la familia es portadora de vida Amor en la familia y en la sociedad Los cristianos sabemos que sólo en el misterio de Cristo se revela y se cumple en plenitud el misterio de la vida humana en todas sus dimensiones; sólo en el Hijo amado puede cada ser humano encontrar el amor del Padre eterno que sacia los anhelos más profundos de todos los corazones. Ese amor infinito llena de sentido la vida familiar y la convivencia social. “Yo he venido para que tengan vida” (Jn 10,10)

Jesús pide que la familia sea lugar que acoge y genera la vida en plenitud. Esta no da sólo la vida física, sino que abre a la promesa y a la alegría. La familia es capaz de «acoger» si sabe preservar la propia intimidad, la historia de cada uno, las tradiciones familiares, la confianza en la vida, la esperanza en el Señor. La familia es capaz de «engendrar» cuando hace circular los dones recibidos, cuando custodia el ritmo de la existencia cotidiana entre trabajo y fiesta, entre afecto y caridad, entre compromiso y gratuidad. Este es el don que se recibe en la familia: custodiar y transmitir la vida, en la pareja y a los hijos. Hoy tanto e Papa como los Obispos encomiendan a la familia hoy: vivir el auténtico amor cristiano, que es todo lo contrario al egoísmo y a la prepotencia. En la familia este amor se traduce en servicio y esfuerzo por hacer la vida feliz a los demás. Y nos recuerdan que la familia es la primera comunidad evangelizadora. Ella ha de recibir el mensaje evangélico, y ella lo ha de trasmitir a todos sus miembros, y las personas de su entorno. La familia cristiana se ha de tomar en serio la defensa de la vida humana, y la atención al espíritu. Una familia es una comunidad de vida y amor, y si esto es una realidad su propio espíritu se contagia necesariamente a los demás. La familia es el ecosistema humano en donde el hombre nace, crece y se desarrolla como persona. Ella es patrimonio de la humanidad, y como tal debemos cuidarla y defenderla. Que la Sagrada Familia sea modelo y ayuda para nuestras familias cristianas.

Oración Señor Jesús, Tú que quisiste quedarte en medio de nosotros, Para ser impulsor de todo nuestro ser, Hasta que desemboque, definitivamente, en el Reino de los Cielos, Te pedimos que nos dispongamos a que desarrolles toda la energía necesaria En nuestra familia y en cada uno de nosotros. Que siempre crezca en nosotros una espiritualidad basada en la palabra, La oración, la reconciliación y la eucaristía; Acompañadas con una formación constante y sólida, Descargando el accionar hacia una nueva evangelización, Por la cual, muchas familias vuelvan a encontrarte. Es nuestro deseo que tu Madre nos acompañe siempre, Por el camino que conduce al mejor puerto: el encuentro Contigo. Amén.