fallla de san andres

3. ¿En qué consiste la falla de San Andrés? La falla de San Andrés es una fractura de la corteza terrestre que atraviesa

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3. ¿En qué consiste la falla de San Andrés? La falla de San Andrés es una fractura de la corteza terrestre que atraviesa 1.050 km del territorio continental de EE.UU. Una faja que se extiende de la costa norte de San Francisco al Golfo de California y que se hunde 16 km en la tierra marca el punto de encuentro de dos de las 12 placas tectónicas en las que se asientan océanos y continentes. Con un grosor promedio de 100 km, estas placas están en constante movimiento, pues flotan en la capa fluida del manto interno de la Tierra, empujándose una a la otra con enorme fuerza al cambiar de posición y deslizarse. Cuando chocan directamente, el impacto produce gigantescas cadenas montañosas, como los Alpes y Himalaya. Pero las circunstancias que rigen la falla de San Andrés son muy diferentes. Allí confluyen los bordes de la placa Norteamericana (sobre la que se asienta buena parte del continente) y los de la placa del Pacífico (que sostiene casi todo el litoral de California), pero se enfrentan como engranajes mal alineados, pues ni topan de frente ni se entrelazan suavemente. Dado que sus cortes se superponen, la energía friccional que se forma en sus márgenes no tiene manera de escapar, lo que da como resultado un leve temblor o un gran sismo, según la parte de la falla donde se genere esta energía. En las “zonas de deslizamiento”, donde las placas se cruzan más fácilmente, la energía acumulada se disipa en miles de suaves temblores de efecto menor, sólo detectables por los instrumentos sismográficos más sensibles. En contraste, algunos tramos de la falla parecerían del todo inmóviles, fijos en “zonas trabadas”; las placas están tan estrechamente unidas que nada se agita en dirección alguna durante periodos de hasta cientos de años. Esta presión desarrolla grandes tensiones geológicas hasta que, finalmente, las dos placas se abren paso en una violenta liberación de energía

contenida,

¿Cómo la actividad humana repercute en la geodinámica de la tierra? La capacidad humana para influir sobre los procesos terrestres superficiales se ha incrementado notablemente en la actualidad, y son multitud los ejemplos del papel de la humanidad como agente geomorfológico o como constructor de nuevas “antropogeoformas”, ya sean de acumulación (principalmente los grandes complejos urbanos) o de excavación (las grandes explotaciones mineras a cielo abierto). Una medida del significado de los seres humanos como agentes de excavación y transporte de materiales sólidos sobre el planeta nos la proporcionan los datos sobre consumo de rocas y minerales. Un indicador importante de la intensidad de los procesos geomológicos superficiales que afectan a una zona es la tasa de transferencia de materiales sólidos de una parte de la superficie terrestre a otra. La evolución del paisaje desde el punto de vista geomorfológico está fuertemente determinada por cambios de las formas y distribución de los materiales superficiales debidos a los procesos de erosión-sedimentación. Otro indicador de la intensidad de la actividad geomorfológica y de su sensibilidad ante la influencia humana es la frecuencia y/o la intensidad de procesos que implican riesgos para las personas, tales como deslizamientos del terreno o inundaciones Acciones que implican excavación y acumulación (construcción, minería), como indirecta, a través de la erosión inducida (construcción, minería, agricultura, silvicultura). Esas actividades también implican la construcción de nuevas “unidades geomorfológicas”, con formas, materiales y procesos característicos de cada una de las mismas (excavaciones y acumulaciones mineras, zonas construidas, etc). Muy directo desde el punto de vista humano. Las actividades que implican la excavación y acumulación de materiales terrestres también acentúan los procesos de erosión, contribuyendo así, de manera adicional e indirecta, a la transferencia de materiales, generación de sedimento y evolución de las formas del terreno

La transformación del terreno por el proceso de urbanización modifica la escorrentía superficial y, consecuentemente, la erosión y sedimentación, en especial en zonas de calles y caminos sin asfaltar, que son los que predominan en las áreas de expansión urbana de los países en vías de desarrollo. Entre las consecuencias de esos cambios se encuentran la formación de cárcavas y el aumento del riesgo de inundaciones. http://historiaybiografias.com/falla_andres/ http://www.rac.es/ficheros/doc/00466.pdf