Espectros (Henrik Ibsen)

Espectros (Henrik Ibsen) Espectros 1 (IBSEN, Henrik. Teatro completo. Aguilar. Madrid, 1952. Pp. 1202-1252) de Ibsen, e

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Espectros (Henrik Ibsen)

Espectros 1 (IBSEN, Henrik. Teatro completo. Aguilar. Madrid, 1952. Pp. 1202-1252) de Ibsen, es una pieza que muestra una manifestación humanitaria de amplia piedad para el mundo contaminado por las culpas de un pasado que se aparece por momentos, y al que se debe volver a matar. Ibídem p. 103. Está obra pone al descubierto cierta fisura moral del Capitán Alving que algunos representantes de la comunidad noruega de fines del siglo XIX se empeñan en ocultar. El heredero de esa grieta es Oswaldo Alving, su hijo, que carga a sus espaldas todo el daño que hizo en vida su progenitor. De esta manera, el padre se transforma en una presencia que se define por su ausencia. Es un espectro omnipresente, un fantasma que destruye a su familia un tiempo mucho después de su desaparición física. Ibsen manifiesta la hipocresía de una sociedad incapaz de verse a sí misma y establecer conexiones entre lo público y lo privado. Porque el señor Alving es uno de los más sobresalientes representantes de esta ciudad fría y sombría. Aunque, si bien es cierto que se muestra el mecanismo social de la hipocresía y la apariencia, también lo es que al internarse en lo psicológico anuda la repetición y la muerte. Que Oswaldo Alving padezca la misma enfermedad que su padre, que con ligeras variaciones ostente la misma conducta amorosa y que no pueda escaparse de ese universo en el que vive; más que una constatación de un mundo cerrado y asfixiante es la demostración de que la repetición es una de las formas de la muerte. En esta obra nadie realiza sus deseos pues la señora Alving, enamorada en su juventud del pastor Manders, se casó con un hombre al que no amaba; Regina vive una vida que no es la suya, y cuando se entera de sus orígenes ya es tarde; y, Jacobo Engstrand es un pobre hombre cínico y mentiroso. El mundo que escribió Ibsen es uno en el que no hay lugar para la verdad. La presencia del pasado en el presente, la renuncia al deseo, la claudicación de los ideales, la construcción de falsos ídolos y el desmoronamiento familiar siguen siendo parte de la existencia cotidiana; estas son algunas de las razones por la cual Espectros de Ibsen sigue siendo una obra vigente hasta nuestra época.

Es interesante cómo Ibsen equilibra en cada uno de los personajes virtudes y defectos, demostrando que ninguno es totalmente bueno ni totalmente malo y, con ello prueba que nadie tiene razón y que ninguno puede acertar; es decir, que todos son víctimas y que no se sabe bien de qué o de quiénes. Esta intervención de fuerzas intangibles, superiores a las de los humanos, da a esta obra un final infortunado que es singular.