Entrevista a Richard Rorty

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RICHARD RORTY

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RICHARD RORTY, nacido en 1931, es indudablemente uno de los filoso-

fos con mayor resonancia extramuros de la ciudadela usoniana, haciendo honor a la terminología de Frank Lloyd Wright. En su obra se lanza a la constante indagación de un léxico de lo público históricamente contextualizado y sujeto a las acciones de sus conciudadanos, abordando -entre la ironía y la esperanza- problemáticas cotidianas desde el juego redescriptivo del ironismo liberal. Richard Rorty es heredero de la rica tradición pragmatista, considerada por muchos como la única escuela filosófica, si cabe el término, surgida en suelo estadounidense. Más precisamente hablando, ha reincidido en el ámbito filosófico de su país recuperando la máxima moral del pragmatismo deweyano, a saber, mejorar el mundo. Este filosófo neoyorquino ha sabido defender su incursión en el debate político desde la atalaya del liberalismo social. Pero ya no buscando fundamentación filosófica ni para la democracia ni para su liberalismo, que es al fin y al cabo un “asunto del corazón.”(1) Desde 1998 Richard Rorty se desempeña como profesor en la californiana Universidad de Stanford. Allí conversó con Stefan Howald(2) acerca de política y filosofía, de los Estados Unidos, Europa y China, y hasta de Jacques Derrida y Michel Foucault. Nos complace ofrecerles a continuación la antedicha entrevista, a cuyo autor agradecemos su beneplácito para la traducción y posterior difusión de este artículo. Asimismo agradecemos a Sijmen Hendriks(3) por haber contribuido con las fotos.

Stefan Howald: En abril expresó usted en un artículo suyo de la London Review of Books su temor acerca de los efectos desgastantes que las medidas antiterroristas de los gobiernos occidentales tendrían irreversiblemente para la democracia. ¿Persiste dicho temor? Richard Rorty: Si. No cambié mi opinión al respecto. Nadie sabe si va a haber más ataques terroristas. Mas, en el caso de que esto suceda, el poder de los militares y de los aparatos de seguridad a expensas de representantes democráticamente electos.

Este artículo fue originariamente publicado como „Ganz Amerika wird Garnison. Die Anti-Terrorismus-Massnahmen der westlichen Regierungen unterhöhlen die Demokratie. Mit dem amerikanischen Philosophen Richard Rorty sprach Stefan Howald“ en el Nro. 750 de la revista Du de Sulgen, Suiza, en octubre de 2004, pp. 97-101, También salió publicado como .Interview with Richard Rorty. Stefan Howald talks to the US philosopher.“ En el Nro. 28 de Soundings de Londres, Inglaterra, en octubre de 2004, pp. 184-192 La entrevista cuenta con la autorización para la publicación de sus autores originales. La traducción del alemán es de Facundo Salles Kobilanski

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Stefan Howald: ¿Tiene alguna relevancia el resultado de las elecciones presidenciales? Richard Rorty: En algo va a repercutir, dado que Bush, Rumsfeld y Cheney no ven nada de malo en transformar al país en una guarnición militar, o bien en un Estado de Seguridad. En cambio, Kerry bien puede, de resultar electo, contrapesar esta tendencia. Stefan Howald: ¿Cuáles son las posibilidades de Kerry? Richard Rorty: Nadie lo sabe con exactitud. Todo el mundo supone que la contienda va a ser muy reñida. Por ejemplo, es muy posible, que Florida sea nuevamente la instancia decisiva, y nadie confía en que el Gobernador Jeb Bush, el hermano del presidente, va a garantizar unos comicios limpios. Stefan Howald: ¿Vale eso también para Ralph Nader? ¿Va a arruinarle la elección a los demócratas? Richard Rorty: Seguramente está haciendo lo posible para truncar las posibilidades de Kerry. Si diera un paso al costado para apoyarlo, beneficiaría en cierta medida a Kerry, aún cuando no lo hizo inicialmente. Stefan Howald: Greil Marcus recientemente me comentó que el opina que Nader es un demagogo de derecha. ¿Está usted de acuerdo? Richard Rorty: Nader es un demagogo inclasificable. No es lo suficientemente coherente como para ser catalogado de izquierda, o en su defecto, de derecha. Stefan Howald: ¿Reconoce usted en Estados Unidos a un país dividido? Richard Rorty: Bueno, creo que la polarización política es aún mayor de la que experimentado nuca antes en mi tieimpo de vida. Los partidarios de Bush se muestran incrédulos ante los de Kerry con absoluta incredulidad, y viceversa. Tanto un bando como el otro viven en mundos diferentes. La gente que trabaja en colleges y universidades dicen a menudo que nunca conocieron a nadie que haya votado por Bush. Y eso suena bastante convincente. Por el contrario, en el Sur rural hay ciudades en las que es posible que no se encuentre a nadie dispuesto a confesar que votaría por Kerry.

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Stefan Howald: ¿Se trata de una mera división política, o tiene un trasfondo más profundo, digamos, social? Richard Rorty: Tiene que ver con la discordia entre cristianos y no creyentes. Los fundamentalistas cristianos tienden a votar por Bush. Antes, en los tiempos del New Deal y de la Gran Sociedad, una considerable parte del clero cristiano se alineaba a la izquierda, pero en los últimos 30 años hemos asistido a la irrefrenable emergencia de una cristiandad evangélica más radicalizada. La gente toma cuestiones como el aborto o la homosexualidad muy a pecho, y si uno tiende a plantear cuestiones de índole sexual bajo el prisma de la moralidad, entonces es factible que se esté del lado de Bush. Stefan Howald: ¿Es una reacción a la liberación de los sesenta? Richard Rorty: Si, lo es desde varias perspectivas.Entre 1950 y 1960 los demócratas perdieron al electorado blanco del sur, por la legislación de derechos civiles, promulgada por intermedio de Lyndon Johnson. Johnson había predicho que el Sur se iba a volver, como corolario, republicano. Puede parecer a veces que el surgimiento de esta cristiandad evangélica tanto en el sur, como en el sudoeste, es en sí mismo un síntoma de la misma reacción ante la legislación de los derechos civiles. Los demócratas aparecen de repente como muy de izquierda, con una moral muy libertina, y cierto aire de esnobismo intelectual, que miran por encima de sus hombros a los rednecks(4) . Así que es bastante posible que los historiadores de la política estadounidense colegirán la creciente mayoría republicana en el Congreso, y su aparentemente continuo viraje hacia la derecha, de la reacción a los cincuenta y sesenta. Aunque no tanto contra el radicalismo estudiantil y las protestas antibélicas, sino más bien contra la idea de que negros, mujeres, gays y lesbianas deberían recibir un trato diferente a aquél que los convencionalismos sureños prescriben para ellos. Stefan Howald: ¿Cúal es el punto fuerte de las elecciones? ¿Irak o la economía? Richard Rorty: Supongo que Irak no juega un papel muy importante. Mas decisivo es cómo siguen los americanos el papel del Estado en la economía. Hace poco hubo una encuesta internacional sobre si los pobres eran pobres debido a la pereza, o bien a que socialmente corrían con desventaja.. Creo que, a grandes rasgos, arrojaba los siguientes resultados: que un 25 % de los europeos compartían con un 64 % de los estadounidenses, la opinión de que los pobres eran vagos. Entre muchos de ellos se encuentran obviamente muchos que cobran sueldos ridículos, pero que se rehusan considerarse a sí mismos como pobres. Es que si uno tiene un trabajo, entonces no se es vago.

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Por el contrario, quien está desempleado, debe ser consecuentemente vago. Convencer a a alguien de lo contrario es muy difícil. En Europa los partidos de izquierda han hecho creer a la gran mayoría de la población que los gobiernos tenían la obligación, de manterner a la gente fuera de la pobreza. Hasta hace algunas décadas, esa idea también tenía vigencia en los Estados Unidos. Mas luego ese consenso desapareció bajo Reagan y los Bush. Stefan Howald: En uno de sus últimos libros critica usted a la izquierda, porque se ha concentrado en cuestiones culturales, olvidándose de vindicar la justicia económica. Richard Rorty: Esa crítica se relacionaba más bien con la izquierda académica, que no es relevante en lo político. Creo que lo peor que uno le puede decir a la izquierda culturalizada es que derrochan energías. Aparte creo que ya han traspasado su cénit. La gente se ha dado cuenta, que algunos de los chistes sobre la political correctness eran completamente justificados y que la ridiculizaban. Stefan Howald: Entonces, ¿Existe todavía una izquierda tradicional, tal como la que Usted describe a aquella de los años treinta? Richard Rorty: Es díficil decir como se compone. Hay negros y sindicatos. Pero los sindicatos están tan presionados, que han visto disminuida su significancia. Stefan Howald: Algunos años atrás escuchábamos en Europa, que los sindicatos estadounidenses habían conseguido con éxito recrutar nuevos sectores de la sociedad, sea en aquel de sueldos bajos o en el de las nuevas tecnologías. Richard Rorty: No parece haber sucedido eso.. Hace diez años yo tambíen pensé, que podría pasar. La AFL-CIO se propuso nuevas iniciativas, pero no han avanzado mucho. Y la hostilidad hacia las organizaciones sindicalistas se ha convertido entre tanto para las empresas estadounidenses en costumbre. A los ejecutivos los amenazan diciéndoles que si permiten a sus empleados organizarse en sindicatos, pierden sus trabajos. En materia jurídica es ilegal tomar acciones que restrinjan la actividad sindical. No obstante se sigue haciendo. Stefan Howald: De todos modos el estado de seguridad viene desarrollandose ya desde hace algún tiempo. Richard Rorty: Si, pero el papel que el complejo militar-industrial tiene ahora es incomparable con cualquiera que haya tenido en el pasado. Tras la Segunda Guerra Mundial desmontamos en gran medida el aparato militar, hasta la Guerra de Corea. No obstante, éste, que no es

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cosa menor frente a lo que Eisenhower llamó el complejo militar-industrial, se ha vuelto constantemente más poderoso en las últimas décadas. La clasificación de documentos por parte del gobierno ha tomado un tenor tal, que uno únicamente puede trabajar en los centros de investigación de Silicon Valley, si uno no ha sido clasificado como persona riesgosa. Todo el mundo interpreta estas medidas son necesa-rias, de manera tal que todos aceptamos que el gobierno mantenga en secreto asuntos que así considere, y que los presupuestos de los servicios secretos estén resguardados tras una suerte de velo místico. Stefan Howald: ¿Cómo debería manejarse Europa frente a EE.UU.? Richard Rorty: En el caso de que Gran Bretaña y España se hubiesen negado a apoyar la intervención militar a Irak, entonces, creo, no se hibuese llegado a eso. De haber transigido Blair con Chirac y Schröder en una posición común, se podría haber evitado la guerra. A mi parecer, recién con el apoyo de Blair se posibilitó la acción militar . Stefan Howald: ¿Se requiere mayor cooperación entre los intelectuales de EE.UU. y Europa? Richard Rorty: Eso estaría bien. Desearía que los intelectuales europeos no se dejen llevar por un antiamericanismo superficial, que no les permita ver ninguna diferencia entre Bush y Kerry. Sería conveniente que se reconozca en Europa que nuestro futuro, por más extraño que suene, depende de 20.000 votos en Florida. Y no estoy siendo disgresivo al decir algo así. Stefan Howald: ¿Cree Usted que el antiamericanismo europeo es realemnte un problema? Richard Rorty: No es ninugún problema fundamental, aunque si suficientemente grande, como para que uno intente desembarazarse de él. Por supuesto, los EE.UU. se han transformado en un imperio militarístico., pero eso no tiene por qué ser así, ese no debe ser un carácter nacional. El complejo militar-industrial, la derecha republicana y el fundamentalismo cristiano han surgido en determinadas condiciones, que son contigentes, y no piezas irremplazables de la nación americana. Stefan Howald: Usted tiene buenas relaciones con Europa. Richard Rorty:Yo paso mucho tiempo en Europa. Mis libros de filosofía tienen mejor acogida allí que en los Estados Unidos. Soy tomado más seriamente por filosofos alemanes que por mis colegas estadounidenses. Solo Alemania y China son los únicos países, en los que mis libros han sido traducidos.

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Stefan Howald: ¿Alemania y china? Richard Rorty: Si. No tengo idea por qué. Stefan Howald: ¿Y en Francia? Richard Rorty: Algunos libros han sido traducidos al francés, pero no creo que alquien los compre. En comparación con las ediciones alemanas son migajas. Stefan Howald: De todas maneras, usted ha manifestado una sorpresiva admiración por Jacques Derrida. Richard Rorty: Para mi era un espíritu brillante y original. Nunca se me hubiese ocurrido leer a Platón, Nietzsche o bien a Heidegger, del modo en el que el lo ha hecho. No estoy seguro si su trabajo conduce a algún lugar. Nunca comprendí lo que significa deconstruir y por qué uno quisiera deconstruir un texto. Sin embargo encuentro a Derrida como uno de los filosofos contemporáneos más originales. Stefan Howald: En Alemania se lo reputa aún como posmodernista. Richard Rorty: Si, pero eso es algo similar a colocar al Heidegger y al Sartre de los primeros tiempos juntos bajo el rótulo del existencialismo. Eso no significa absolutamente nada. Creo, que el así llamado posmidernismo resultó tan atractivo tanto en Francia como en EE. UU., como así también en Gran Bretaña, por servir como sustituto del marxismo. Vio, Marx está out, Foucault está in, y Foucault es tan radical como Marx. La dificultad estriba en que no hay coincidencia entre Foucault y Derrida. No se interesan por las mismas cosas. Claramente no pueden pertenecer a la misma corriente de pensamiento. Di clases de Foucault durante un año entero. Porque todo el mundo lo leía y mis estudiantes querian oir sobre él. Pero cuanto más disertaba sobre él, menos interesante me parecía. Ninguna utopía política, solo la interminable sospecha de todo y cada cosa. Stefan Howald: Usted se queja en más de un ensayo acerca de la supremacía de la filosofía analítica en las universidades estadounidenses. No puedo que sea tan fuerte Richard Rorty: Pero es cierto. 90% de las clases son de filosofía analítica. Stefan Howald: Sorprendente.

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Richard Rorty: Es realmente sorprendente. Es un fenómeno específicamente angloamericano. Lo que ofrece la filosofía analítica es una profesionalización simple. Ya como estudiante puede uno ir perfilandose, interveniendo en controversias y escribir críticas del último artículo en la última revista, y publicarlo. Es una vía rápida hacia una carrera académica. Stefan Howald: En cambio, usted promueve a un filósofo como John Dewey, que fuera de los EE.UU., apenas es conocido ¿Por qué? Richard Rorty: En su tiempo, sus colegas ya hablaban del lenguaje. Por su parte, el nunca habló del lenguaje, sino de la experiencia. El giro lingüistico lo dejo en soledad. Además, su accionar político ha devenido ya parte del sentido común socialdemócrata. Políticamente hablando, Dewey ha acometido con sus propósitos. Filosóficamente hablando, todavía Dewey nos puede ofrecer algunas cosas útiles. Stefan Howald: Usted ha regresado hace poco de China ¿Que nos puede contar de su experiencia allí? Richard Rorty: Brindé una conferencia, en la que expresaba, cuan bello sería, sin los chinos pudieran mirar un poco hacia delante, a mediados de este siglo, cuando China haya desentronizado a los Estados Unidos como la nación más poderosa en materia económica y militar, y que se preguntaran que tipo de rol quisieran para su país en el mundo. La respuesta que recibí fue la siguiente: No sea incrédulo. Usted se vislumbra con los rascacielos de Shanghai, Pekín y otras ciudades, pero no debería olvidar que, en primer lugar, sus dueños son inversores extranjeros, y que, en segundo lugar, el gobierno chino ha destruido el estado de bienestar, para dar lugar al milagro económico. China no va ser la superpotencia de la que todos hablan, ya que está en aprietos. Stefan Howald: ¿Pudo hablar sin censura? Richard Rorty: Si, fue increíble. Cuando estuve en Irán ofrecí charlas en las que daba a conocer mi posición anticlerical, que justamente era lo que esperaba oir el público de mi. Les dije a los organizadores del evento que estaba sorprendido de poder expresar mis opiniones. Enseguida me aclararon que el gobierno iraní había adoptado el mo-delo chino. Tanto China como en Irán uno puede hablar de lo quiera, en tanto y en cuanto uno no reprensente un peligro para las estructuras políticas. Los intelectuales chinos, como así también los iraníes, pueden criticar al gobierno, pero no pueden hacer mucho al respecto.

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Stefan Howald: ¿Que puede hacer la izquerda estadounidense? En su última obra usted ha reiterado su intención de que se genere un nuevo patriotismo. Richard Rorty: Cuando dije eso me refería a la izquierda académica. No me interesa que todo el país se vuelva todavía más patríotico. Desearía, que la izquierda utilizara un léxico más acorde la sentimiento patríotico, en vez de alimentar una versión vernácula del antiamericanismo. Los otrora estudiantes radicales de los años sesenta se convirtieron en los profesores que dictan cátedra acerca de la política estadounidense, describiendonos aún de hábito como racistas, sexistas, fascistas, imperialistas. Ya se lo que se quiere decir con tales palabras, pero eso es una verdad a medias. Stefan Howald: ¿No está imbricado esto con la diferencia entres lel reformismo y el radicalismo? Richard Rorty: Lo último que este país necesita es una izquierda radical. Nadie hubiera tachado a los ideales sociales de Roosevelt y Lyndon Johnson como radicales, pero supieron elevar a los Estados Unidos al nivel estándar de las socialdemocracias europeas. El problema de la izquierda estadounidense es tratar de reencontrarse con el consenso social que teníamos con Johnson, y no descubrir una nueva crítica radical. Stefan Howald: ¿Cómo se puede llegar a ese tipo de consenso social nuevo? Richard Rorty: No lo se. Cuando la situación económica de los pobres empeore aún más, cuando el sector de los ingresos bajos acoja cada vez más puestos de trabajo, cuando cada vez menos familias trabajadoras puedan costear la formación académica de sus hijos por los recortes en el presupuesto de educación, cuando la crisis de la previsión médica se vuelva insostenible – ese va a ser el momento de acción tanto para los de izquierda como también para los de derecha. Esto representaría una gran chance para los democrata sa reivindicar aquellas reformar que Roosevelt alguna vez volvió realidad. Pero en los años treinta cundía un peligro real, que desviaba a Estados Unidos hacia una forma de Estado fascistoide . Hoy en día los populistas de derecha pueden tener éxito. Podrían afirmar, que toda la actual crisis fue provocada por eggheads de izquierda homosexuales(5) y podrían llegar a tener éxito. Stefan Howald: En los últimos años los populistas de derecha, como Ross Perot o Pat Buchanan, han intentado, con frecuencia, aprovecharse del descontento social. Richard Rorty: La derecha religiosa, con gente como Fallwell, fue la más notoria, y cabe decir que le fue bastante bien. Ellos posibilitaron el viraje del Partido Republicano hacia la derecha, diciendo cosas como:

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Podemos retenerles mi-llones de votos si no responden ante la derecha. De todas maneras resulta curioso como la reacción del populismo de derecha en los años sesenta no impidió la formación de una opinión pública liberal. Nunca hubiese predicho que un 50% de la opinión pública se manifestara a favor de la unión civil. Ese es un logro de los sesenta. Esto fue atenuándose a lo largo de los años, lo que sumado a la nueva oleada de movimientos cristianos fundamentalistas, trajo como corolario una nueva polarización. Cuando vivía en Virginia, había bares en los que uno no podía atreverse a manifestar su aprobación respecto a la unión civil entre homosexuales. Se lo consideraba algo equivalente a un pecado mortal. Ni que hablar entonces de matrimonio. Stefan Howald: ¿Qué rol tienen en esta situación los intelectuales? Richard Rorty: Lo mismo que siempre. Hacer periodismo fiscalizador, del tipo muckracking(6), es decir, sacar a la luz escándalos. Por ejemplo Enron, Halliburton, o bien las elecciones en Florida. Stefan Howald: ¿Y los profesores de filosofía com Usted, que no hacen periodismo de fiscalización? Richard Rorty: Estoy muy orgulloso, de que mi padre haya hecho ese tipo de periodismo. Creo que fue mucho más útil para la sociedad de lo que yo alguna vez lo fui. Stefan Howald: Pero Usted es considerado un intelectual público. Richard Rorty: La expresión «intelectual público» es bastante vaga. Hace referencia a un profesor, que escribe un artículo para algún diario. Solo algunos pueden realmente darse ese mote. Paul Krugman, a modo de guisa, ya que sus análisis económicos ponen de relieve problemas cotidianos, relevantes.Yo no dispongo de este tipo de conocimientos.Yo escribo sobre filosofía, y ¿Quién se interesa por eso? Stefan Howald: El hecho, de que yo lo esté entrevistando,es un testimonio de su notoriedad pública. Richard Rorty: Bueno, pero vea que Usted es europeo. Ningún periodista estadounidense me haría un reportaje. En Europa los profesores de filosofía, que escriben artículos políticos, son más o menos tenidos en cuenta . En Estdos Unidos, la idea de que un profesor de filosofía sea entrevistado por algún medio periodístico, suena cómico. Stefan Howald: No lo puedo creer.

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Richard Rorty: Sin embargo es así. De veras. Me han entrevistado ya muchas personas, de distintos países, pero no recuerdo que alguno de ellos haya sido estadounidense. Es díficil de creer, cuan oscura resulta la filosofía en los Estados Unidos. Suelo encontrarme con profesores de Stanford, que se muestrán atónitos al enterarse de que aquí en Stanford contamos con una facultaf de filosofía. Stefan Howald: Pero su artículo de la London Review of Books seguramente ha sido publicado en los EE.UU., como así también discutido . Richard Rorty: No. Espere un momento, no, no lo publi-caron aquí. Por supuesto, revistas como The Nation o Dissent publican a menudo artículos míos. Stefan Howald: Peco de ignorante a este respecto, ya que la entrevista abarca varios temas aparte de su filosofia. Pero al visitar varias librerías me dió la impresión de que aún había una escena de revistas de periodismo crítico de izquierda activa. Richard Rorty: Es activa, pero se limita a un centenar de ciudades universitarias. La Universidad de Virginia en Charlottesville, donde he dado clases, es un pequeño enclave de izquierda en un estado de derecha. Así como Lincoln, en Nebraska. Cerca de las universidades uno encuentra librerías en las que puede adquirir libros de Chomsky y ejemplares de Dissent, pero ese tipo de material no suele conseguirse en todas las librerías. Antes eran los sindicatos la fuente de poder de los demócratas. Hoy se podría decir que han sido sustituidos por los Colleges y Universidades. No es una buena fuente, pero en definitiva es todo lo que tienen. Stefan Howald: ¿Que papel desempeñan los medios? Richard Rorty: Antes apoyaban al ala izquierda de los demócratas, difundían las nuevas ideas de las universidades entre la población. Luego llegaron la cadena Fox, comentadores de radio como Rush Limbaugh y otros como él, que entretanto han acaparado a la audiencia. A su vez, los medios liberales se enorgullecen de tener contrapesos, al mismo tiempo que la prensa de derecha se sale con las suyas. La New York Times Magazine ha publicado recientemente un artículo(7), cuya idea general consistía en que el gran cambio en la política estadounidense sobrevino con la ofensiva de los multimillonarios republicanos, que acopiaron medio millardo de dólares, para concebir nuevos think tanks, cursos de capacitación para políticos republicanos y empresas mediáticas, con las que tivieron éxito. Entonces describe entonces como algunos demócratas, de la mano de George Soros, buscan recrear algo similar para sí mismos. En vez de darle directamente el dinero al Partido Demócrata, financian think tanks

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y otros proyectos. Stefan Howald: Pero una estrategia tal necesita tiempo. Richard Rorty: Claro, el artículo ilustra que con ella ya se tiene en miras las elecciones presidenciales de 2012. Así como los republicanos en su momento empezaron con mucha antelación a presentar George W. Bush como pre-sidenciable. Realmente creo, que Bush, treinta años atrás, hubiese parecido absurdo. Nominar a alguien cuyo único mérito fue ser hijo de un ex presidente, hubiese sido inimaginable. Pero ahora los republicanos se pueden dar ese tipo de lujos.

Notas 1 - RORTY, R.: Eine Angelegenheit des Herzens, Neuer Zürcher Zeitung, 04/05/2005 2 - Stefan Howald es un periodista y escritor suizo. Su último libro publicado es Insular denken. Großbrittanien und die Schweiz. Facetten einer Beziehung (Zürich: NZZ-Verlag, 2004). Para más información: www.stefanhowald.ch 3 - Más información sobre Sijmen Hendriks www.sijmen.nl 4 - Forma peyorativa para referirse a un habitante de tez blanca del Sur de los Estados Unidos 5 - Palabra utilizada en el original para denominar a un intelectual inútil 6 - El término muckracking hace referencia al periodismo de investigación. Hemos decidido traducirlo por la adjetivación fiscalizador porque contiene en sí una connotación más precisa y similar a la del término anglosajón. En WAISBORD, S.: ¿Nada más que la verdad? Periodismo fiscalizador, Investigación y modernidad, Revista Diálogos de la comunicación, mayo de 1998, Vol. 51, p. 54 7 - BAI, M.: Wiring the Vast Left-Wing Conspiracy, New York Times Magazine, 25/07/2004

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