Ensayo Personalidad

UNIVERSIDAD DE SANTIAGO FACULTAD DE HUMANIDADES ESCUELA DE PSICOLOGÍA PERSONALIDAD I DE CHILE Estudiante: Profesor: Ay

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UNIVERSIDAD DE SANTIAGO FACULTAD DE HUMANIDADES ESCUELA DE PSICOLOGÍA PERSONALIDAD I

DE CHILE

Estudiante: Profesor: Ayudante: Fecha:

Sebastián Vásquez V. Hernán Contreras P. Benito Urra. 19/ 10/ 2012

La dimensión ética y política de la personalidad en la labor psicológica

El ser humano históricamente se reconoce cómo un ente único que forma parte del mundo y que por lo tanto puede ser descrito, definido, observado y comprendido en relación a la percepción que tiene sobre su propia persona y sobre la información que el medio le entrega sobre si, la cual es fundamental para poder entregar

un

discurso coherente sobre un yo. Es en este punto en que el desarrollo científico moderno y la psicología en particular pretenden comprender al ser humano desde distintos punto de análisis, para lo cual formulan diferentes teorías que permiten desde el lenguaje cotidiano hablar sobre la “forma de ser” de las personas, para lo cual utiliza un concepto que busca englobar la totalidad de las características que componen un sujeto en particular, a un grupo especifico o a la totalidad de estos, lo que constituiría su personalidad. La personalidad se define cómo las causas internas que subyacen al comportamiento individual y a la experiencia (Clonninger, 2003),

desde diferentes

focos, en primer lugar la psicología científica se refiero a la conciencia, luego a la conducta, después con Allport en 1930 a los rasgos, los humanistas se enfocaban en las fortalezas de la personalidad como un virtud y los cognitivistas, de las actividades mentales (Schultz & Schultz, 2009), Por esto el estudio de la personalidad es abordado por los psicólogos con la intención de dar cuenta de leyes generales que se aplican a todos los individuos para entender su comportamiento. A su vez el autor para complejizar la forma en que se estudia la personalidad la divide en tres ámbitos de investigación; dinámica de la personalidad cual se refiere al aspecto motivacional, que permite la adaptación y genera un estudio en términos de ajuste o desajuste de la salud mental.

También la descripción de la personalidad,

basada en la utilización de rasgos o tipos más numerosos y amplios que permiten comparar a los distintos sujetos o hablar de un individuo en particular. Finalmente el estudio del desarrollo de la personalidad que recopila las formas en que esta se manifiesta a lo largo de la vida, a través de las influencias biológicas y sociales (Clonninger, 2003) Lo anterior permite observar que el estudio científico de la personalidad, esta basado en un determinismo hacia la forma en la que comprende la naturaleza humana, no sólo en le ámbito académico y formativo, sino también en la forma en que en la vida cotidiana se habla sobre la personalidad de tal o cual persona.

El porque nos referimos constantemente a lo que sería en sí la personalidad, resulta relevante debido a que permite poder generar un discurso, sobre la propia persona y sobre el resto. Cada individuo cree poseer una idea de lo que sería la personalidad. Su utilidad radica en que busca dar cuenta de una totalidad que englobe todas las características físicas, superficiales y observables, además de considerar las cualidades internas, tanto sociales cómo emocionales que no se observan de manera directa a través de la conducta. (Schultz & Schultz, 2009) Es por esto que existen teorías de la personalidad, las cuales consideran un determinado

objeto de estudio, considerando al ser humano en su ontología,

epistemología y metodología para generar el conocimiento. Sin embargo es necesario detenerse en este punto, en la actualidad es la ciencia quién fija los parámetros para poder considerar algo como un conocimiento valido, real y verdadero para referirse a la personalidad, pero que sucede con el desarrollo histórico que hay detrás de cada planteamiento, el contexto social en los que se formulan estas teorías y sobre todo el componente ideológico que subyace al planteamiento de estas leyes generales. Resulta indudable que el estudio de la personalidad es un tema central en la disciplina psicológica, es por esto que la formulación de lo que se entiende por personalidad resulta ser sumamente útil en la labor que desempañan los psicólogos en la mayoría de los ámbitos en los que se desenvuelven profesionalmente. La aplicación de tests de personalidad para seleccionar personal, los trabajo realizado en establecimientos educacionales con niños/as y sobre todo el diagnostico clínico, que clasifica a la personalidad “sana” y aquella que sufre algún síntoma, síndrome o trastorno. (Schultz & Schultz, 2009) Sin embargo, que pasa con las personas en la vida cotidiana, cómo están ven que los psicólogos se refieren a la personalidad, que consecuencias tienen estas concepciones y las practicas que se llevan a cabo a partir de las mismas. El diagnostico clínico y el trabajo realizado sobre los trastornos psíquicos de la personalidad, son herramientas que

permiten a las personas considerarse cómo

sujetos libres, autónomos y responsables de sentirse a gusto cuando piensan en su propia personalidad. ¿De que forma el conocimiento sobre la personalidad es devuelto a los sujetos en la sociedad actual?, ¿que consecuencias tiene las formas en las que se clasifica a los individuos a partir de un perfil de personalidad determinado?

Lo que se pretende es poder reflexionar sobre la forma en que las clasificaciones de la personalidad que se realizan en la practica psicológica se utilizan con la finalidad de promover la libertad, la autonomía y el respeto por la diversidad de la condición humana, o mas bien son criterios que buscan perpetuar un sistema socio-historico, donde las personas son determinadas y reducidas bajo parámetros que hablan sobre la salud mental. Además poder introducir un análisis crítico sobre las formas en que la personalidad es considera muchas veces como la “esencia” de alguien, la forma en la cada uno esta condenado a relacionarse, a percibirse y a ser considerado por el resto. Al referirse a la personalidad antes de que el propio concepto fuera acuñado por la psicología y por otras disciplinas, es necesario dar cuenta que la forma en que se ha tratado de comprender la naturaleza humana desde sus inicios, esta siempre presente. Por lo que poder detenerse en este punto y reflexionar sobre la forma en que el psicólogo, en su rol es dotado de poder sobre otros, guía su trabajo, comprende la realidad y busca contribuir a mejorar la calidad de vida del ser humano. Cuando en la vida cotidiana se refiere a la personalidad, es necesario hablar de la persona y a la vez de su origen. Esta posee un carácter aditivo y genitivo, el primero cómo algo que se añade al “ser” de la persona, a pesar de que la imagen no corresponda a cabalidad con la persona que representa (simpático, inteligente, chistoso, etc.) a su vez el carácter genitivo percibe a la personalidad como algo, es decir la imagen o representación de alguien. Esto es muy importante,

hoy en día en el lenguaje coloquial

de acuerdo a esto el tener “una buena imagen” permite que

alguien pueda “ser”, la imagen que proyecta cada persona lo es todo (Polaino-Lorente, Cabanyes & del Pozo, 2003) Desde que la psicología se constituye cómo ciencia es posible apreciar una serie de teorías, desde diferentes escuelas que hablan sobre la personalidad, refiriéndose a sus funciones, características, génesis, desarrollo, utilidad, evaluación y sobre todo el intento de dar una explicación del comportamiento individual y colectivo. Existen tantas definiciones de personalidad, como teóricos que escriben sobre esta (Polaino-Lorente, Cabanyes & del Pozo, 2003) es por esto que es importante en la formación de los futuros psicólogos instruir sobre las formas en que la psicología de la personalidad a evolucionado, entendiendo que la posición que se adquiera para

comprender la naturaleza humana, es igual importante que la explicación o predicción de la conducta de un sujeto en una situación especifica. La teoría de la personalidad cómo disciplina básica, debe reconocer la influencia de el trabajo proveniente de otras áreas, cómo la sociología, la medicina, la antropología cultural, la historia, la filosofía, etc. y en sus formas aplicadas es posible encontrar la psicología social, la psicopatología o el estudio del ciclo vital (Fierro, 2004) En la actualidad al hablar de personalidad de los psicólogos ponen el foco la utilidad del constructo, hecho que resulta innegable en la labor profesional, pero en dónde no se explicita como se comprende y considera al ser humano, respondiendo a consideraciones de carácter ético, entendido como la definición de otro y su inclusión en la relación de la producción de conocimiento, y también político, como el lugar que ocupa un otro, en las relaciones de poder que se producen en la relación interpersonal. (Montero, 2001) Lo anterior lleva a preguntarse por la forma en que es comprendida la salud mental y a las estructuras que subyacen esta idea, cuando una personalidad “sana” se define bajo parámetros que tienen que ver con la adaptación de la conducta, para ser un elemento útil a cierto sistema social que genera desigualdad y mantiene las estructuras de poder existentes. La madurez personal es percibida cómo una característica deseable al referirse a un “yo”, aquel que genera relaciones afectuosas con los demás, que posee una seguridad emocional y una percepción conforme de la realidad. (Fierro, 2004) Además una personalidad madura debe presentar aptitud frente a las tareas, conocimiento acabado de si, una visión unificadora de la vida humana, una comodidad frente a la realidad, aceptación hacia los demás y a la naturaleza, establecer buenas relaciones personales y desear el progreso. (Fierro, 2004) Todas estas características hacen referencia a un ideal de persona, el cual debiera ser el objetivo de cada individuo en el mundo, en donde los psicólogos serian muchas veces los encargados de ayudar y guiar el proceso para alcanzar tan anhelado estado, pero a la vez también ser quienes condenan a aquellos sujetos que no cumplen con estos requisitos, cuyo comportamiento no es el correcto y que por lo tanto presentan algún tipo de problema. Es en este punto en dónde es posible revisar textos que hablan sobre los trastornos mentales de personalidad, como el CIE 10, utilizado en el ámbito medico y el DSM-IV que desde la psicopatología, considera el trastorno como un desajuste en el

sujeto, producido mediante una experiencia interna y un comportamiento que se aparta de las expectativas de la cultura, y que se manifiesta en la cognición, la afectividad, la actividad interpersonal y el control de sus impulsos, el cual persiste y se extiende una serie de situaciones personales y sociales. (American Psychiatric Association, Manual diagnostico y estadístico de los trastornos mentales, 1994) Debido a lo anterior la noción de un trastorno de personalidad y de salud mental encuentra espacio en la vida cotidiana en una realidad que es más social que biológica, y es que cada persona encuentre su lugar en la sociedad y que cumpla determinada función de forma correcta, sin violar las normas sociales, éticas, políticas y también económicas dónde el diagnostico es mas bien una estrategia de coerción y control social (Balenciaga, 2008). Por otra parte los psicólogos en su estudio de la personalidad, desde sus inicios con el trabajo realizado por Allport en 1930, dan cuenta de elementos que se mantendrían relativamente estables y duraderos en los sujetos, también los aspectos cambiantes del contexto en que se interactúa y la relación entre estos. (Schultz & Schultz, 2009) Sin embargo desde este punto de vista la personalidad no deja de ser considerada en términos esencialistas, lo que en el lenguaje cotidiano se asocia a una gran cantidad de términos provenientes del psicoanálisis, definidos bajo el determinismo psíquico, como por ejemplo el sujeto extrovertido e introvertido jungiano. Es por esto que referirse a la personalidad, es muchas veces hablar de un mapa que rige y guía la vida de forma definitiva, el muchacho introvertido entiende que timidez no le facilita el establecer relaciones con otros, el resto no se esfuerza en acceder a la interioridad de este para no irrumpir su integridad y la relación que se establece entre ambos, parece estar condenada a ser distante en la mayoría de los casos. Por lo anterior cabe preguntarse porque los psicólogos, no trabajan la personalidad en relación a los recursos, potencialidades y limitaciones, que el propio sujeto considera presentes en sí y no las que debe adquirir para poder ser “alguien en la vida”, es decir, la valoración que este rescata sobre sus cualidades, las que le gustaría explotar y las que considera que no le benefician, para poder sentirse a gusto con su persona.

En la actualidad el ser humano se encuentra bajo el dogma de que todos y todas somos iguales, que es necesario relacionarse lo más posible en otros/a, vivir en paz y armonía y llegar a acuerdos consensuados. Porque no valorar la diferencia, desde la practica, porque no respetar la multiplicidad de expresiones y valoraciones que tiene la condición humana de manera personal, comprendiendo el contexto social, cultural, político, económico y sobre todo histórico, porque es necesario actualmente que exista el consenso, quiénes se benefician con personas que creen en la ley, el orden, las enfermedades, las pastillas, los tratamientos, los test proyectivos, los cuestionarios y los diagnósticos. Lo anterior conlleva a revisar quienes fueron y son los encargados de entregar las bases de las teorías sobre la

personalidad, en su mayoría varones,

estadounidenses y europeos de raza blanca, incluso sus pacientes eran blancos, sin embargo ellos postulan con seguridad teorías que son aplicables a todos y todas, sin importar género, raza ni origen étnico. (Schultz & Schultz, 2009) ¿Se deja de lado la influencia social, cultural e histórica que afectan el desarrollo de la personalidad, cómo los estereotipos que se generan, los roles de genero y también la construcción producida en la interacción para identificarse a uno mismo y al resto? Ciertamente no en todos, pero si en gran parte de estos (Gergen, 1992). En este punto es necesario que los psicólogos reflexiones sobre la forma en que se trabaja a diario, es decir, poder ser capaces de pensar en las consecuencias que tienen en la población, el tratamiento y la aplicación de los conocimientos que se tienen sobre la personalidad, mediante la aplicación de test con niños/as, adolescentes y adultos/as, la forma en que la desecha a un sujeto, debido a que no cumple con el “perfil” esperado para un trabajo, la finalidad de un diagnostico clínico responsable, que complejice las variables observadas y sobre todo la posición política y ética que se tiene sobre la realidad en la que se encuentran. Debido a esto es necesario que antes de hablar de un trastorno de personalidad especifico, se pueda generar una critica a la base ideológica que subyace determinada postura, la que bajo el paradigma positivista imperante, no se explicita, ni mucho menos se plantea

como estas concepciones evolucionan, beneficiando a algunos y

perjudicando a otros. Un ejemplo plausible es la evolución histórica que tiene la psiquiatría, la psicología y la sociedad sobre la condición de la homosexualidad, en otras épocas esto

era considero como un trastorno de personalidad, que no era “normal”, una desviación que debía ser tratada, lo que hoy en día resulta ser totalmente reprochable y absurdo. (Balenciaga, 2008) Lo mismo sucede con todas las enfermedades mentales, estas van y vienen se dibujan y desdibujan, crean y destruyen, se inventan bajo la corriente social, político, económica y moral de la época (Balenciaga, 2008) ¿cómo sabe alguien que esta loco, que es hiperactivo, que es introvertido, que es neurótico, que se encuentra autorrealizado? eso depende muchas veces de cuantas personas crean que lo esta. Un fenómeno importante y característico de la época postmoderna es la psicologización de los trastornos sociales, es decir, el paso de dimensión colectiva de un problema a la dimensión individual del mismo, por lo que detectan

nuevos

síndromes, adicciones, enfermedades mentales; el síndrome premenstrual, el de alineación parental, el Peter Pan o la Superwoman, nuevas enfermedades cómo la andropausia, la fatiga crónica, la narcolepsia, etc. Para lo cual siempre existe una pastilla, un fármaco o un tratamiento que soluciona el problema y hace que todo vuelva a la “normalidad”. (Balenciaga, 2008) Mientras la timidez se convierte en fobia social, la psicopatía (diagnostico otorgado a Hitler, después de la Segunda Guerra Mundial) se convierte en conducta antisocial, los tratamientos aumentan y las clasificaciones que se hacen sobre los rasgos o tipos de personalidad aumentan cada año en los diferentes manuales. Los psicólogos

siguen

reproduciendo

lo

que

aprendieron

en

la

Universidad

y

desempeñaran su rol en las diferentes instituciones sean publicas o privadas. ¿Qué se puede hacer ante esto? La verdad que no es mucho, sin embargo el motivo por el cual se articula este escrito, cumplirá su objetivo si a partir de lo anteriormente expuesto, es posible que se genere una reflexión personal, para los y las psicólogos/as en formación sobre la importancia de asumir un postura ética y política clara sobre como se percibe la realidad y la propia naturaleza humana, explicitando a su vez las motivaciones ontológicas, epistemológicas y metodológicas de su praxis profesional para lograr ser un aporte en el cambio individual y colectivo de los grupos humanos con los que trabajan. Los manuales seguirán creciendo, las sociedades cambiando, el mercado determinando la vida de los pueblos y la personalidad puede seguir siendo concebida de todas las formas posibles, sin embargo, la capacidad de poder adquirir un

compromiso coherente y responsable con la labor que se desempeña actualmente es el desafío. Es necesario que los profesionales expliciten su postura sobre lo que esperan lograr con su trabajo, la posibilidad de considerar a los sujetos como objetos de estudio, que deben ser categorizados, medidos o explicados o bien la valoración de un ser humano capaz de empoderarse de su espacio y de su realidad, que construye conocimiento, que se desarrolla en la interacción y que se convierte en un gestor de la transformación social. El poder criticar e intervenir en las instituciones gubernamentales para generar un cambio que beneficie a aquellos que son oprimidos, que no son escuchados y que no toman las decisiones, supone un desafío mas bien personal que profesional, pero que debe asumirse de forma conjunta con aquellos y aquellas con los que se trabaja, mediante la concientización

de la desigualdad, abusos e injusticias que se viven

actualmente. En hospitales, en empresas, en colegios, en universidades o dónde sea el poseer una visión de una persona, activa y capaz de decidir permitiría aplicar las ideas sobre la personalidad, en esencia, desarrollo y dinamismo, con criterios políticos y éticos claros, en coherencia con las propias ideas.

Referencias: American Psychiatric Association. (1994). Manual diagnostico y estadístico de los trastornos mentales DSM (4ª.ed.) Barcelona; Masson. Balenciaga, I. (2008). Psicopatología, ideología y sociedad. Nomadas, Revista critica de las ciencias sociales y jurídicas. Universidad de las Palmas de Gran Canaria. Cloninger, S. (2003). Teorías de la personalidad. México: Pearson Educación. Fierro, A. (2004). Salud mental, personalidad sana y madurez personal; ¿hacia dónde va la psicología? Universidad de Malaga. Gergen, K. (1992). El yo saturado; dilemas de la identidad en el mundo contemporáneo. Barcelona: Editorial Paidós. Montero, M. (2001). Ética y política; las dimensiones no reconocidas. Venezuela; Athenea Digital. Polaino.Lorente,A., Cabanyes, J. & del Pozo, A. (2003). Fundamentos de la psicología de la personalidad. Madrid; Ediciones Rialp. Schultz, D. & Schultz, S. (2009). Teorías de la personalidad. Cengage learning editores.