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• Erick Armas

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EVOLUCIÓN DE LAS NECESIDADES HUMANAS Por: Dishan Misael Beltrán Morales. Las necesidades hacen referencia a la falta de algún objeto o servicio que es requerido para que el individuo que tenga esa necesidad se sienta realizado. Bajo esa premisa puede afirmarse que la evolución del hombre ha sido gracias a la búsqueda de su realización personal por medio de la satisfacción de sus necesidades.

Al comienzo de sus días, el hombre era una bestia sin raciocinio que se limitaba a cumplir sus necesidades fisiológicas pues lo único que requería era sobrevivir en una tierra que aún no sentía la huella de ecológica de la humanidad. Así, movido por la necesidad de subsanar su hambre, el ser humano tuvo a bien comenzar con el proceso de evolución tratando de erguirse para alcanzar los frutos de los árboles, construyendo herramientas con las cuales enfrentarse a sus enemigos y convertir en comida también a aquellos animales que por un tiempo estuvieron fuera de su alcance. El hombre en aquel tiempo supo que ya no iba a sufrir por hambre, pues ya sabía cómo conseguir su alimento.

Y como Maslow lo plasmó, la siguiente necesidad que preocupó al ser humano fue su seguridad y la socialización, esto seguramente se cubrió por primera vez probablemente cuando el hombre se dio cuenta de que podía ir a cazar bestias más grandes o defenderse de ellas si se unían en equipo. Poco a poco grupos de cazadores comenzaron a unirse y así en comunidad fueron forjado los principios de una sociedad, hombres recolectores y mujeres cuidadoras de la comunidad; así cubrían su necesidad de seguridad y al mismo tiempo formaban grupos fuertes ya que al tener actividades en común se forjaban las primeras relaciones de empatía.

Después de tiempo y vearios inventos intermedios (originados por la misma necesidad) la humanidad tenía ya tiempo para sólo vivir, así que sus necesidad comenzaron a irse al ámbito individual de la autoestima. Este tópico comenzó a verse cuando los primeros gobiernos comenzaban a

funcionar, por ejemplo el senado romano da reconocimiento o reputación a sus generales que daban un gran desempeño en sus batallas. Daba su lugar a los grandes exponentes culturales y hacía que su población se hinchiera de orgullo por que su república era la mejor al ver semejantes reconocimientos. En sus respectivos gobiernos la gente podía luchar para ser reconocido y recorcado, el ser humano comenzaba a tocar la vanidad.

Actualmente, gracias a todas las innovaciones que la humanidad ha logrado a hombros de gigantes se preocupa del nivel más alto de las necesidades de Maslow: la autorrealización. Al ser humano (en su concepto macro y no micro, para que no pueda refutarse los argumentos con países pobres) ya no le preocupa tener hambre pues tan sólo debe ir a un súper mercado y podrá alimentarse o bien un restaurante; tampoco le preocupa su seguridad ya que los gobiernos actuales tienen todo un sistema complejo de seguridad en los que pueden confiar en el caso de que se den situaciones de conflicto; las necesidades sociales están cubiertas de igual manera ya que día a día el hombre convive con diferentes grupos (trabajo, escuela, comunidades, ciudades, turismo, hobbies, etc.) lo que le permite sentirse identificado con al menos uno; la necesidad de autoestima tampoco es un problema, actualmente hay diferentes formas de sentirse reconocido y lograr reputación, por ejemplo, su profesión, hobbies, redes sociales, etc.

El tener los cuatro niveles de la pirámide de Maslow cubiertas, hace que el ser humano comience a hacer lo que realmente le gusta, comienza a desarrollar su verdadero potencial en el ámbito que mejor le vaya. Así pueden crearse nuevas empresas o grupos que cubran necesidades, por ejemplo, las empresas de cómputo (tareas que podían realizarse ya ahora se hacen con más rapidez), las religiones (tratan de levantar los ambitos sociales y de autoestima), restaurantes, proyectos especiales (misiones al espacio, construcción de maravillas, etc.).

Al final, algún día cubriremos todas nuestras necesidades y probablemente lleguemos a ser como Los Inmortales en el cuento del mismo nombre de Jorge Luis Borges; seremos unos indiviudos sin nada que hacer pues ya todo

lo habremos hecho, tan sólo veremos al vacío para ver si dentro de ese ocio hay algo que hacer.