Ensayo Motivacion

Universidad de los Ángeles Alumna: Edith Guadalupe Vázquez Martínez Dra. Celia Tania García Luna Maestría en innovación

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Universidad de los Ángeles Alumna: Edith Guadalupe Vázquez Martínez Dra. Celia Tania García Luna Maestría en innovación educativa Psicología educativa ENSAYO: IMPORTANCIA DE LA MOTIVACION EN EL PROCESO DE APRENDIZAJE

NOVIEMBRE 9, 2013

INTRODUCCIÓN Cuando nuestra mente percibe que algo responde a nuestros deseos y necesidades, activa los mecanismos de la atención y la percepción con más intensidad. Cuando tenemos una razón, un motivo para aprender algo, aprendemos mejor. La motivación al aprendizaje es un elemento importante para que se produzca el aprendizaje, pero no el único. Los niños aprenden cosas de forma natural y sin una clara conciencia de muchas cosas que van absorbiendo mientras maduran. Pero en la adolescencia el factor de la intencionalidad en el aprendizaje cobra una importancia extraordinaria. Pueden decidir no aprender, o simplemente dejar de aprender lo deseable y necesario para afrontar la vida. Por eso trataremos acerca de la importancia que tienen la motivación y las actitudes hacia el aprendizaje.

DESARROLLO

Motivación. Es el interés que tiene el alumno por su propio aprendizaje o por las actividades que le conducen a él. El interés se puede adquirir, mantener o aumentar en función de elementos intrínsecos y extrínsecos. Hay que distinguirlo de lo que tradicionalmente se ha venido llamando en las aulas motivación, que no es más que lo que el profesor hace para que los alumnos se motiven. La teoría del incentivo, se ha tratado en la escuela tradicional, fundamentalmente a partir de la Ley del Efecto de Thorndike, como elemento de refuerzo para consolidar conductas en los individuos. Sin negar el refuerzo, si quiero dejar constancia, que en dicha escuela el refuerzo se ha confundido con las notas y los premios (refuerzo positivo), o con los castigos (refuerzo negativo). En la educación contemporánea, intentamos que el incentivo se desarrolle, o bien en la consecución del objetivo, sobre todo en alumnos adolescentes o adultos, o en la misma actividad que sea significativa, en los alumnos más pequeños. La tesis de Maslow

Se ha tratado de sistematizar las necesidades humanas por parte de diversos autores y quizá la más aceptada y extendida es la de Maslow, que establece seis niveles representándolos en una pirámide escalonada de la forma siguiente: Una característica fundamental para la interpretación de este esquema reside en que es preciso tener satisfechas las necesidades del escalón inferior para que puedan surgir las del siguiente. De esta manera se explican conductas aparentemente relacionadas con un nivel cuando en realidad se están intentando cubrir las de niveles inferiores. Esta escala es por tanto ascendente en su desarrollo, y determina el predominio de la necesidad inferior sobre la superior, que implica mayores dificultades de satisfacción cuando se trata de niveles superiores. Los factores que inciden en el interés del alumno son el entusiasmo del profesor, el clima que reina en la clase, las buenas relaciones entre los alumnos y profesor o entre los mismos alumnos, el gusto por acudir a clase. Unos alumnos también pueden influir en otros, positiva o negativamente, la referencia a lo real, relacionar lo que se enseña con el mundo real, los hechos y experiencias del alumno, el reconocimiento del esfuerzo que desarrollan los alumnos. La variación de estímulos, la metodología didáctica y las nuevas tecnologías son suficientemente ricas en posibilidades como para que el profesor ponga en funcionamiento sus mecanismos de creatividad y pueda variar los estímulos, las actividades y las situaciones de aprendizaje con la frecuencia que cada alumno o grupo necesite. Cambiar de actividad, hacer participar, preguntar, hacer prácticas o ejercicios, cambiar de grupo o lugar, entre otras, ayudan a captar el interés o mejorar la atención. Un objetivo o actividad es significativa, cuando significa algo para el alumno, cuando se ve en ella alguna utilidad o cuando entretiene o divierte. Otro componente fundamental es el éxito en las actividades, el éxito anima, el fracaso desanima. Hay alumnos que saben de antemano de su fracaso, y no

ponen ningún interés en su aprendizaje. Una evaluación animosa por parte del profesor resulta eficaz. Es común ver en las aulas a alumnos a los que no les interesa estudiar, por lo que se dio paso a estrategia para dar respuesta a alumnos que tienen diversas capacidades, es por ello que el docente debe adquirir una serie de competencias básicas para su desarrollo personal y su inserción social y laboral. Es importante señalar que nuestra labor docente repercute en el interés y motivación de los alumnos. No todos los alumnos responden con el mismo interés y motivación aunque el contexto

de la enseñanza sea el mismo,

un mismo

alumno no presta el mismo interés, ni se esfuerza de la misma manera en todas las tareas, mucho menos cuando esas tareas son las mismas. Por ello es importante conocer cuáles son las características personales de los alumnos y alumnas contribuyen a que el interés y el esfuerzo que tienen por aprender sea el adecuado. Las necesidades, que se centran en la necesidad de logro de lo que se proponen, la necesidad de afectividad, pertenencia y reconocimiento al grupo de iguales, y la necesidad de dominio, de ser líder o ser protagonista, ganar o destacar en lo que hace. Las actitudes, el estado emocional y los sentimientos. Si los niños disfrutan o se aburren, están satisfechos, o irritados o tristes. Todo influye, y no todas las actividades son divertidas o fáciles, pero si pueden afrontar el cansancio y la frustración, y disfrutar aprendiendo, manteniendo un concepto positivo de sí mismos y sus capacidades, es más fáciles que alcancen sus metas. Sus aspiraciones y expectativas, lo que tienen en mente, como decimos coloquialmente, y que está vinculado con las razones que tienen para aprender. Cuando estas razones tienen una fuente externa, como el deseo de la recompensa, la promesa de un premio, o sacar buenas notas, o el temor a sacarlas malas, lo llamamos motivación extrínseca.

Cuando las razones por las que se implican en una tarea de aprendizaje no tienen una recompensa inmediata o visible a corto plazo, cómo disfrutar de lo que hacen, o considerarlo valioso, le llamamos motivación intrínseca y probablemente es cuando los educadores nos sentimos satisfechos. Es importante que tomemos las siguientes recomendaciones para propiciar la motivación y el alumno se sienta deseoso por aprender: al comienzo del curso se plantean problemas o preguntas o pasamos directamente a explicar, presentamos situaciones que llamen la atención o no lo hacemos, señalamos el objetivo a conseguir en la actividad propuesta, señalamos la utilidad de lo que se está enseñando con ejemplos concretos, relacionamos los conocimientos previos con el conocimiento nuevo; todo estos elementos son de suma importancia ya que es la pauta para conocer que estrategias o qué tipo de material utilizar. El aprendizaje a partir de la experiencia, podríamos relacionar esta situación para definir que se motiva más y mejor quien mayores y mejores experiencias vive en el aula. Leemos ya con bastante frecuencia, que en situaciones de aprendizaje nos importan más los procesos que los resultados. La razón es que los procesos permanecen siempre y sirven de refuerzo o motivación para los siguientes aprendizajes. Para motivar a nuestro alumnos es importante despertar su curiosidad, para que los alumnos puedan aprender, primero hay que conseguir es que quieran aprender, que tengan la intención de hacerlo y que persigan esa meta, lo primero que hay que hacer es que aquello que queremos que aprenda llame su atención, lo induzca a explorar su entorno, escuchando o indagando; a los alumnos le llama la atención lo novedoso, lo inesperado, lo que produce incertidumbre. Otro punto para motivar al alumno es mostrar la relevancia del contenido o las actividades: cuando los alumnos ya tienen definida la meta del aprendizaje es necesario que el alumno sepa en qué situaciones lo que está aprendiendo será útil para él. Para ello es necesario que el profesor se plantee las siguientes interrogantes:

 ¿Qué pretendo que aprendan mis alumnos?  ¿Para qué es útil conocer lo que pretendo enseñar?  ¿Qué situaciones o problemas de los que le interesan a mis alumnos tienen que ver con lo que pretendo enseñar?  ¿Qué tareas ponen de manifiesto la utilidad de saber en esas situaciones lo que pretendo enseñar? El despertar el interés y mostrar la relevancia del aprendizaje a lograr no es suficiente, es importante mantenerlo, hay que explicar, facilitar la comprensión y diseñar las tareas procurando que éstas ayuden a pensar. Las actitudes que debemos asumir y propiciar en las clases son: permitir que los alumnos participen, escuchar de modo activo, asentir y hacer relevancia de sus intervenciones y respuesta, señalar lo positivo de sus intervenciones aunque estén incompletas, preguntar por qué se dice algo, especialmente cuando la intervención refleja un error, promover el aprendizaje cooperativo.

CONCLUSIÓN Por todo lo anterior es importante recordar que un buen profesor es aquel que motiva a sus alumnos, es importante saber que no hay fórmulas mágicas para la motivación, hay que conocer los intereses, los sueños, las fortalezas y debilidades de cada uno de los alumnos. La preparación de nuestras clases, la elaboración de material didáctico; desde este punto de vista, el profesor debe plantearse un triple objetivo en su acción motivadora: suscitar el interés, dirigir y mantener el esfuerzo y lograr el objetivo de aprendizaje prefijado La motivación debe mantenerse hasta el final, y ser el punto de partida, si el proceso de aprendizaje tiene éxito, debemos dar nuevas motivaciones para los nuevos procesos. Es importante tomar en cuenta que cada alumno se motiva por razones diferentes esto nos lleva a una consecuencia: los incentivos tienen un valor motivacional limitado. La misma actividad incentivadora produce distintas respuestas en distintos individuos, o incluso en el mismo alumno en diversos momentos. En la práctica se traduce en una limitada eficacia de las motivaciones colectivas, si no van acompañadas de una individualización y adecuación a las particularidades del alumno, en las que influyen tanto los rasgos de personalidad como su misma historia. Es más importante crear el interés por la actividad que por el mensaje para ello hay que apoyarse en los intereses de los alumnos y conectarlos con los objetivos del aprendizaje o con la misma actividad. Hay muchos profesores que tienden a buscar técnicas interesantes para ellos pero que no provocan ninguna motivación en los alumnos. Los alumnos no se motivan por igual, por lo que es importante buscar y realizar actividades motivadoras que impliquen mayor participación del alumno.