Ensayo Filosofico Sobre La Muerte

ENSAYO FILOSOFICO SOBRE LA MUERTE El desarrollo de este tema nos motiva a buscar razones o posturas de diferentes ramas,

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ENSAYO FILOSOFICO SOBRE LA MUERTE El desarrollo de este tema nos motiva a buscar razones o posturas de diferentes ramas, entre culturas, corrientes filosóficas, religiones y escuelas psicológicas. Desde siempre ha sido el mayor misterio de la vida, y presentado así, como parte de la vida misma; la duda se plantea entre la impotencia del acceso del saber. ¿Es parte de la vida, como punto intermedio o es conclusión?, el acuerdo final reposa en el misterio. La muerte como saber inaccesible, provoca en cada uno de los seres humanos, el miedo. Todo aquello que reduce a la falta e ignorancia, provoca rechazo y miedo; de este punto parte el temor a la muerte. En el proceso capitalista de occidente, se ha abierto un camino de utilidad a este concepto de temor a la muerte. A partir de esto se maneja “La cultura del miedo” de Fromm. Tomando una mayor postura psicoanalítica, se muestra a la muerte como la conclusión del conflicto intrapsíquico que representa la vida, y al mismo tiempo al rendir cuenta de la falta en el sujeto, se interrelaciona con el registro de Real, provocando al miedo a la muerte como una motivación para la vida. A lo largo de la historia, podemos notar dos posturas frente a la inminencia de la muerte. Una de ellas es el rechazo al proceso de transición a la muerte, que es el sufrimiento; viendo en este paso un castigo. La segunda postura es una visión ligada a las creencias religiosas de diferentes partes del mundo, siendo la muerte no un castigo, sino un descanso; lo cual podremos ligar a la postura psicoanalítica antes presentada. Después de este recuento de posturas, es notorio el temor a la transición que representa la muerte, pero también se ve en ella un descanso sin importar la postura religiosa que se tome. Finalmente puedo hacer un resumen de todo lo dicho en un aforismo que planteo a continuación: - Todos quieren ir al cielo, pero al final, nadie quiere morir en el intento. Dikley Polo Santos

La muerte es algo de lo que nadie puede escapar. La muerte sigue a la vida con tanta seguridad como la noche sigue al día, el invierno sigue al otoño o la vejez sigue a la juventud. Las personas se preparan para no sufrir cuando les llegue el invierno; se preparan para no tener que sufrir en la vejez. ¡Pero pocos se preparan para la certeza aún mayor de la muerte! A casi nadie le gusta hablar de la muerte; duele demasiado. Sin embargo, tarde o temprano, todos tenemos que enfrentarnos a ella. No hay nada que pueda prepararnos para la muerte de un padre, un esposo o un hijo. Esta puede llegar de golpe o lentamente. Pero en todos los casos, el dolor que produce es inevitable y sus efectos son devastadores. La experiencia de la muerte en una persona cercana puede ser, sin duda, un detonante que nos lleve a replantearnos nuestra propia vida. El modo de ver la muerte cambia según la edad, las circunstancias y la formación de quién la experimenta más de cerca. la muerte debe, por consiguiente, agradecerse tanto como se agradece la vida ya que esta es necesaria; Si las personas vivieran para siempre, tarde o temprano empezarían a anhelar la muerte. Sin la muerte, enfrentaríamos gran cantidad de nuevos problemas, desde la superpoblación hasta el hecho de que las personas tuvieran que vivir para siempre en cuerpos avejentados. La muerte hace espacio para la renovación y la regeneración. El budismo ve la muerte como un período de descanso, como un sueño a partir del cual la vida recobra energía y se prepara para nuevos ciclos de existencia. No hay ninguna razón para temerle a la muerte, para odiarla o para buscar desterrarla de nuestras mentes. La muerte no discrimina, nos despoja de todo. La fama, la riqueza y el poder son todos inútiles en los solemnes momentos finales de la vida. Cuando el momento llega, en lo único que podemos confiar es en nosotros mismos. Ésta es una confrontación imponente ante la cual nos presentamos con la sola armadura de nuestra cruda humanidad, del registro real de lo que hemos hecho, de cómo hemos escogido vivir nuestras vidas. La biblia afirma que” Los muertos están como dormidos en el sentido de que se encuentran inconscientes y no pueden hacer nada. Pero el Creador de la vida puede resucitarlos.

Dios ha prometido que cuando llegue el momento oportuno, los muertos que estén en su memoria serán resucitados en un nuevo mundo justo. Los que resuciten sabrán quiénes son y reconocerán a su familia y a sus amigos. Y aunque el cuerpo ya se haya descompuesto, Dios les dará uno nuevo, pero serán las mismas personas que antes” Para morir bien, uno tiene que haber vivido bien. Para quienes han vivido fieles a sus convicciones, para quienes han trabajado por llevar felicidad a los demás, la muerte puede venir como un placentero descanso, como un sueño bien ganado después de un día de agradable ejercicio. El estar consciente de la muerte nos permite vivir cada día y cada momento lleno de agradecimiento hacia la incomparable oportunidad que tenemos de crear algo durante nuestra estadía en la Tierra. Creo que para disfrutar verdadera felicidad debemos vivir cada momento como si fuese el último. El presente nunca volverá. Podemos hablar del pasado o del futuro, pero la única realidad que tenemos es este momento presente. Y el confrontar la realidad de la muerte realmente nos permite generar creatividad ilimitada, valor y alegría en cada momento que vivimos.