Ensayo Desigualda de Genero

INTRODUCCIÓN La incorporación de la perspectiva de género en las políticas y prácticas de las organizaciones es una nece

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INTRODUCCIÓN La incorporación de la perspectiva de género en las políticas y prácticas de las organizaciones es una necesidad impostergable que contribuye a fomentar una cultura de igualdad que empieza en la infancia; porque cuando se ignora el análisis de género, implícitamente se está tomando al varón como modelo de lo humano y se invisibilidad a las niñas. Es en la familia donde todas las creencias sobre el género se socializan, mostrando a los niños y las niñas las pautas de comportamiento esperadas para cada uno de ellos. A medida que el niño va tomando conciencia del rol de su sexo, va haciendo propias aquellas concepciones sobre el ser hombre y mujer, de tal manera que desde la infancia se muestran ya las diferencias de género: es más común que las niñas ayudan en las actividades domésticas, que a los niños se les fomenten actividades de mayor independencia, o bien, que se les dé a ellos responsabilidades de cuidado, protección e incluso de corrección sobre sus hermanas. Así, la postura infantil ante los diferentes estereotipos y mitos respecto al ser hombre y ser mujer, se ve ya reflejada desde sus primeros años. Es indudable, que esta concepción es influida por la experiencia concreta del entorno familiar; esto es, las pautas de relación entre los padres, los roles asumidos por cada uno de ellos en la organización familiar, y las propias demandas hacia los hijos e hijas en tanto hombres o mujeres, ofrecen un marco de referencia bajo el cual se conciben y validan los diferentes estereotipos de género.

DESARROLLO La igualdad de género es un factor de progreso, de justicia social que influye al resto de las causas sociales. Cuando se trabaja por la igualdad de género también se impacta en otras desigualdades porque están interrelacionadas en la organización social, descansan unas sobre otras y a la vez se fortalecen mutuamente, para hacer una suerte de desigualdades acumuladas. Las relaciones de poder implican verticalidad entre dos personas o grupos, la que manda y la que obedece; esta relación está mediada con autoridad o por coacción. La autoridad puede ser impuesta o reconocida por rasgos de personalidad, por ley o por tradición cultural, y la coacción conlleva la amenaza abierta del ejercicio de la violencia; en ambos casos, quien manda busca imponer su voluntad para obtener lo deseado. La desigualdad en que se educa desde la infancia es la escuela básica del resto de las desigualdades sociales. Aprendemos a ver las diferencias en la condición humana con un sentido negativo, discriminatorio, sea para considerar a alguien inferior o superior. Esa desigualdad forma parte de nuestra conciencia, la interiorizamos, crea imaginarios de acción pero también limitaciones fatales como si fuera un designio del destino y emocionalmente

impacta

en

la

valoración

personal.

Una

de

las

consecuencias de la desigualdad es la discriminación, que es una condición estructural que trasciende el nivel individual. La perspectiva de género comprende valores culturales, mitos, estereotipos, aprendizaje social de roles genéricos e incluso la discriminación genérica dentro de la familia. Los roles de género señalan que los hombres son la máxima autoridad de la casa, independientes, libre, individualistas, objetivos, racionales y también explosivos. Por lo contrario, a las mujeres se les considera dependientes,

débiles, sumisas, emotivas, encargadas de las responsabilidades domésticas y de la crianza de los hijos. Estas concepciones reflejan los roles de género socialmente construidos, incluso al conservar conceptos tales como lo es la caballerosidad, o la idea de que ellas son más maduras, estas características análogas del buen comportamiento esperado en las mujeres como “que está obligada a mantener la rectitud en su comportamiento” mientas que al hombre se le permite ciertas faltas en sus acciones. Conductas como llorar, hacer deporte, hacer quehaceres domésticos, cuidas a los y las hermanas, bailar entre otras, se considera que pueden realizarse por ambos sexos sin hacer discriminación. Por otra parte pero refiriéndonos al mismo problema la desigualdad de género en la educación de los niños se ve muy presente en las aulas de las instituciones educativas ya que los docentes tienen marcado los estereotipos o reglas que debe seguir los mujeres y los niños. La educación constituye un fin en sí misma que ha sido, más tempranamente que otros, reconocida como un derecho individual. Los Gobiernos, en la medida de sus posibilidades, han provisto los medios para alcanzar cobertura universal en el nivel primario, incluso legislando sobre la obligatoriedad de asistir a la escuela. Este derecho individual tiene una contrapartida social y económica: también la educación es un medio para lograr una mejor inserción en el mercado laboral, aumentar la productividad social y los ingresos individuales Es importante entender cómo se ha desarrollado el sistema de desigualdad de género y cómo se reproduce hoy día. Hay una responsabilidad ética y política para actuar desde el conocimiento y no desde la ideología. De hecho la propia experiencia de vida es una fuente de conocimiento, analizarla desde

el enfoque de género crea conciencia para impulsar la transformación social; aunque ésta no es un proceso lineal de cambio, puesto que implica conflictos y auto cuestionamientos de orden personal, social y estructural. En materia de género, las diferencias biológicas entre niñas y niños han justificado las desigualdades sociales, cuando en sentido estricto la diferencia sexual no implica ningún tipo de desigualdad entre los sexos, lo primero indica riqueza y diversidad, mientras que lo segundo indica injusticia y dominación de un sexo sobre otro. Lo primero implica la existencia de dos o más significantes a los que se les puede dar muchos significados, y lo segundo implica la imposición de unos significados restringidos y estereotipados al sexo que tenemos. La desigualdad de género no es irracional, está anclada en la ideología patriarcal. El problema es que está invisibilidad, por la costumbre de un sistema patriarcal que solapa construcciones culturales sustentadas en las diferencias de orden biológico: nadie niega el racismo, la homofobia o la esclavitud, pero nombrar la misoginia cuesta más trabajo porque están implicados los roles y funciones del género culturalmente legitimados. El cuidado hacia las personas se ha delegado a las mujeres apelando a la sensibilidad y al “instinto maternal. Esta es una forma de expresión de la desigualdad desde la infancia y se transmite de manera “tan natural” que hay poco espacio de reflexión sobre sus implicaciones. La falta de valor económico de las actividades domésticas y de cuidado, que generalmente realizan las niñas y mujeres son una grave fractura en la sociedad y forma parte de la socialización en la infancia.

CONCLUSIÓN Para concluir con este ensayo podemos decir que aun cuando la concepción de género en niñas y niños presenta indicadores que apuntan hacia una valoración de igualdad entre ambos géneros, la distribución de lores, características y actividades para cada uno, conserva aún una diferencia marcada por las pautas culturales prevalecientes. La de desigualdad de género sigue estando muy presente hoy en día y que no hay mucha concientización del gobierno y la sociedad, presentándose primordialmente en la educación que es un factor muy importante en la vida de cada individuo. La desigualdad de género en la educación de los niños se ve muy afectada ya que ellos reflejan lo que valores y enseñanzas de sus padres y estos deberían ser buenos porque ellos son el futuro del país y por ende, los padres, docentes, gobierno y sociedad en general debe de promover y emplear actividades con el fin de disminuir la desigualdad de género y que no por ser de sexo, raza, cultura, religión o preferencias sexuales diferentes haya algún tipo de discriminación, porque ante la ley todos somos iguales y tenemos los mismos derechos. Con la colaboración de todas y todos, podremos construir entornos favorables y de desarrollo armónico para niños, adolescentes, hombres y mujeres.