Ensayo C.politica (Primavera Arabe)

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PRIMAVERA ÁRABE La realidad árabe suele presentarse como algo incomprensible para los demás, y ello queda plasmado en la manera de describir este mundo por la mayor parte de los medios occidentales, en los que nunca faltan las voces para alertar del “peligro islamistayihadista-fundamentalista”. Sin embargo, una visión menos condicionada podría encontrar otras claves de lectura, ya que las muestras de furor de los jóvenes en la llamada “Primavera Árabe” se caracteriza por el deseo de abrirse al mundo, es un modo de aproximarse a Occidente en su búsqueda de libertad, democracia y trabajo principalmente. Para ellos el modelo es Occidente. Gran influencia tuvo en estos alzamientos populares la creciente globalización, que difundió las ideas occidentales y que a finales de la primera década del segundo milenio terminó por tener una gran presencia en Internet, fundamentalmente, redes sociales. Técnicamente, Las revoluciones y protestas del mundo árabe en 2010 y 1011, consisten en una serie de levantamientos populares en los países árabes, caracterizados principalmente por un reclamo democrático y mejores condiciones de vida. Los meses de revueltas árabes, no han sido monolíticos, sino que, por el contrario, ha fluctuado el alcance, los cambios, el fervor mediático, la implicación popular, la localización, entre otros factores. De hecho, esta serie de alzamientos populares comenzó en Túnez y desde allí alcanzó al resto de los países árabes. Las causas generales de estos levantamientos pueden resumirse en un reclamo democrático, buscando con éste una mejora sustancial en las condiciones de vida. Éste reclamo incluye tanto libertades democráticas, como cambios que van desde lo político, pasando por cambios sociales, hasta los económicos. Reclamos bien fundados debido a arduas condiciones de vida arraigada al desempleo, con regímenes corruptos y autoritarios, generando falta de libertades, alta militarización de los países y falta de infraestructura, donde el beneficio de la economía queda monopolizado en unas pocas clases. Todo este malestar, se vio agravado por la crisis económica del año 2008. Es decir, la primavera árabe en general busca un cambio global y radical, capaz de transformar la estructura socio-cultural sobre la que se levantan dichos regímenes, debido a que éstos son, sobre todo, cultura, religión, pensamiento, valores. Por lo cual, es imposible que el sistema sea democrático si no se cambia toda la estructura sociocultural. Este cambio radical incluye de forma particularmente relevante la separación de la religión del gobierno: rechazar el uso político y social de la religión.

El común denominador en todos estos países son protestas, manifestaciones callejeras de distintos niveles de intensidad, menores o mayores –incluso tan radicales que han provocado quemaduras a lo bonzo de varios civiles- algunas de las cuales han generado auto inmolaciones e incluso el derrocamiento de gobiernos; esto último es lo ocurrido en Túnez y Egipto. Se pueden ubicar, entonces, a estos dos países dentro de la “ola democrática” de la Primavera Árabe, mientras que Libia, Yemen, Siria y Bahrein estarían incluidos dentro de la “ola represora”, debido a las fuertes medidas adoptadas frente a estos alzamientos: en Yemen se han producido ciertos cambios en el gobierno, no sin antes estar el país al borde de una guerra civil. En Libia y Siria se han desencadenado conflictos armados, mientras que Bahrein experimentó un conflicto mayor, con intervención extranjera. La comunidad internacional está concentrándose en estos casos extremos (de democracia o violencia) tratando de conseguir, por un lado, la celebración de unas elecciones democráticas limpias y justas en Egipto y Túnez, y por el otro, poner fin tanto al conflicto bélico en Libia como a las matanzas en Siria. En el caso de Egipto y Túnez se han producido rebeliones, específicamente, revoluciones. Esto es así debido a que en ambos países se produjo un abrupto cambio en las autoridades en un contexto de violencia generalizada debido a los alzamientos populares, y dieron lugar a nuevos gobiernos. Éste cambio fue propulsado por el mismo pueblo que, desconforme con los regímenes existentes, comenzó con los levantamientos, generando un importante foco de presión que culminó con la ya mencionada revolución. En la actualidad estos países se encuentran bajo el mandato de presidentes interinos, en transición a un régimen democrático. En Siria, Bahrein, y Yemen se observan resistencias pasivas camino a una revolución, debido a que todos estos países árabes buscan el mismo propósito: estados democráticos, mayores libertades, igualdad, mejores condiciones de vida. En el caso de Libia producto de los conflictos y enfrentamientos, se produjo la caída del gobierno. Éste, inicialmente, prometió una serie de cambios económicos y sociales, pero luego acudió a la represión, lo cual generó el rechazo por parte de Naciones Unidas y la intervención de EE.UU, Francia y el Reino Unido. Además, se produjeron importantes enfrentamientos entre los opositores y los seguidores del régimen, que culminó con la creación de un gobierno paralelo al del dictador Gadafi, el Consejo Nacional de Transición, que es reconocido por gran parte de los países del mundo, la Unión Europea y Naciones Unidas. En los países árabes hay una constante: el individuo, como entidad única y singular, no existe, no está reconocido, lo más importante es la familia, el clan o la tribu. La novedad que caracterizó las primeras manifestaciones en Túnez y Egipto fue la aparición del individuo; la gente en la calle no reclamaba aumento de sueldo, sino unos valores

universales como la libertad, la dignidad, el respeto a los derechos de la persona. Querían reafirmarse como individuos con derechos y obligaciones y se negaban a que los considerasen súbditos del jefe del Estado, por ello fueron alzamientos sin precedentes en el mundo árabe. Es importante tener en cuenta que el mismo fervor por el cual comenzaron estos alzamientos es el que obstaculiza un desenlace relativamente pacífico de los mismos. La explosión demográfica y la falta de expectativas de una juventud numerosísima, el declive económico, la ausencia de líderes en la oposición y de instituciones sólidas en general y la voluntad de perpetuación de unos regímenes tiránicos hacen difícil que las reivindicaciones básicas de la población árabe, resumibles en dignidad y libertad, puedan verse satisfechas. Lo que se busca, en definitiva, es un poder legítimo, apoyado en la obediencia libre de los ciudadanos, lo cual sólo se logra con la presencia de autoridad y no sólo la fuerza, ya que, si bien complementarios, la autoridad, al generar obediencia libre genera al mismo tiempo, indefectiblemente, estabilidad. Revueltas y levantamientos engendrados por el germen de la globalización, el fin de fronteras y la expansión de regiones, con una sociedad civil árabe con mayor apertura al mundo, reclamando por derechos considerados justos por las grandes potencias democráticas, la primavera árabe se presenta para muchos como la solución, la salida, a muchos problemas de larga data. El viento de esta primavera continúa soplando sobre el mundo árabe en su conjunto: el despertar de los pueblos árabes no ha terminado.

Alumna: Ma. Agustina Mascaró Cátedra: Ciencia Política I