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• Pao Salas

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“ARMERO: Un pueblo que nunca volverá a existir, solo vivirá en la historia de un país.”

Las personas nunca estamos preparadas para circunstancias fuera de lo común, circunstancias que únicamente no dejan marcada la vida de algunas personas, sino también la historia de todo un país, un país que no estaba preparado para vivir esto, un fenómeno natural nunca antes registrado: la erupción del volcán Nevado del Ruiz, el cual deja muchas pérdidas, y con esto un gran aporte para en un futuro evitar la muerte de tantas personas, un acontecimiento que siempre será recordado. Hace treinta años un río de lodo y lava con una velocidad aproximada de 12 m/s y una altura de profundidad de treinta (30) metros, producto de la erupción del volcán Nevado del Ruiz, sepulto un pueblo llamado Armero, ubicada a poco menos de 50 km del volcán; este desastre natural deja más de veinte mil muertos (20.000), 20.611 damnificados y heridos, muchos de ellos mutilados y gravemente afectados, por no decir que derrumbados psicológicamente, e incalculables pérdidas económicas (4.400 viviendas, 19 puentes, $1.400 millones del comercio), lo que no se esperaba ya que este volcán estaba inactivo desde hace más de 70 años. Desde tiempo atrás, se venía observando el comportamiento que tenía este volcán, el cual desde días anteriores venia manifestándose, y que por la falta de información muchas personas no tenían conocimiento de lo que estaba sucediendo ni la magnitud de la gravedad de esto, para así realizar las evacuaciones correspondientes. La masa total de material expulsado por el Nevado del Ruiz fue de 35 millones de toneladas, alcanzando un índice de explosividad volcánica de 3; La erupción produjo flujos piroclásticos que fundieron la nieve y el glaciar de la cima del volcán, generando cuatro lahares que descendieron por los valles de los ríos en los flancos del volcán, destruyendo un pequeño lago que había sido observado en el cráter Arenas varios meses antes de la erupción, el agua caliente y ácida del lago aceleraron la fusión del hielo; Los lahares, formados de agua, hielo, pumita y otras rocas, incorporaron arcilla a su composición al erosionar el terreno por el que pasaban mientras descendían por las vertientes del volcán, desprendiendo rocas y destruyendo vegetación. Después de descender miles de metros por las vertientes, los lahares se dirigieron hacia los valles de los seis ríos que nacen en el volcán, donde aumentaron cuatro veces su volumen original; y así en uno de los lahares que avanzaba en tres grandes oleadas, murieron casi tres cuartas partes de los habitantes de Armero. En virtud de lo anterior, después de estas incalculables pérdidas, el observatorio Vulcanológico y Sísmico de Manizales estudia la actividad del volcán Ruiz, el cual es el segundo volcán más activo en Colombia después del Galera, donde se busca que no se repita lo que sucedió hace treinta años, o que por lo menos no deje tantas perdidas, y con ellas tantas tristezas; es así unas de las pocas formas

que se puede aportar a estas catástrofes naturales, que sin pensar hicieron historia en una país lleno de ilusiones.