El sermon del monte-La Verdadera felicidad

La Verdadera Felicidad Mateo 5:1-2 “Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y ab

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La Verdadera Felicidad Mateo 5:1-2 “Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:”

Introducción: Es peligroso ir directamente a los detalles sin tomar en consideración la enseñanza global, debemos ir de lo general a lo particular porque de lo contrario corremos el peligro de caer en un en un desbalance de la verdad y una verdad desbalanceada ya dejó de ser verdad en el mejor sentido de ese término. Queremos introducirnos en la primera parte o en el primer punto el primer encabezado del sermón de nuestro Señor el pasaje que conocemos como las bienaventuranzas que acabamos de leer en los versículos 3 hasta el versículo 12 del capítulo 5. Como muchos de ustedes saben la palabra bienaventurado significa sencillamente feliz, pleno, dichoso, satisfecho; esta expresión describe una persona que ha llegado a conocer por su experiencia lo que un puritano llama: la extraña joya del contentamiento cristiano. Una persona bienaventurado ha conocido eso es una persona feliz, plena y satisfecha. Así que Cristo lo que nos está diciendo aquí en este texto en su calidad de Mesías, es que una de las características que poseen los ciudadanos de su reino, es que conocen esa bienaventuranza esa felicidad; los cristianos poseen el carácter descrito aquí y por eso son bienaventurados. Debemos recordar que Cristo no nos está enseñando aquí Cómo podemos llegar a ser cristianos, hermanos esto es importante y amigos que nos escuchan, Cristo no nos está enseñando en este texto cómo podemos llegar a ser cristianos. Esa no es la enseñanza del sermón del monte ese no es el mensaje esencial del Evangelio, en ningún lugar del nuevo testamento se nos dice has esto y serás salvo, has esto y vivirás. El mensaje del Nuevo Testamento es: cree en el señor Jesucristo y serás salvo. En una ocasión los judíos en Juan capítulo 6 preguntaron al Señor: ¿qué debemos hacer? note la pregunta ¿qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? he aquí problema primario del hombre natural para entender y aceptar el mensaje del evangelio, el hombre natural no puede concebir que este asunto es por gracia, él desea hacer algo; el hombre natural es pretencioso ,se le hablado tanto de sus capacidades innatas, que él ciertamente ha llegado a creer que posee la capacidad para vivir una vida agradable a Dios en sus propias fuerzas. ¿Qué debemos hacer? preguntan estos judíos y Cristo responde en Juan 6:29 esta es la obra de Dios, que creáis en el que Él ha enviado; una respuesta humillante para el orgullo del hombre, ellos preguntaron por obras en plural, cuáles son las obras que debemos poner en práctica, pero Cristo responde en singular, hay una sola cosa que se requiere, que creas en mí y eso no es obra de hombre es obra de Dios, he aquí la obra de Dios que creáis en el que él ha enviado.

Y esa es la enseñanza que encontramos a todo lo largo del Nuevo Testamento por gracia sois salvos, Efesios 2: 8 y 9 por medio de la fe y esto no de vosotros, es un don de Dios, es una gracia de Dios, es un regalo de Dios, no por obras para que nadie se gloríe. Así que el sermón del monte no nos está enseñando un camino de salvación por obras, Cristo no nos está diciendo allí hagan esto y serán cristianos, su mensaje es: si soy cristianos debéis vivir así. Estas son las características de los ciudadanos de mi reino y por tener esas características mis súbditos son bienaventurados. La primera cosa que menciona el Señor en su sermón es el estado de bienaventuranzas que caracteriza a los suyos, y eso es interesante hermanos, la última palabra que aparece en el Antiguo Testamento en Malaquías capítulo 4 versículo 6 es la palabra maldición, la primera palabra que menciona Cristo en su mensaje mesiánico es: bienaventurados. Aquel era un ministerio de condenación, Cristo es ministro de un nuevo pacto, sustentado con mejores promesas 9 veces en tan sólo 9 versículo el Señor dice bienaventurados, bienaventurados y allá viendo en el versículo 12 gozaos y alegraos. Eso no significa como veremos en un momento que los cristianos son personas ajenas a las tristezas y a las experiencias dolorosas que abaten a todos los seres humanos, cristianos o no, en ningún lugar de las escrituras se nos enseña tal cosa. No obstante en este sermón encontramos a Cristo hablando a los suyos acerca de la bienaventuranza que ha de caracterizar a los ciudadanos de su reino. Y qué podemos aprender de este texto como un todo acerca de la verdadera bienaventuranza, de la verdadera felicidad: noten que iremos de lo general a lo particular lo que queremos ver en el día de hoy no son todas las bienaventuranzas cada una por separado, queremos extraer de este texto 4 enseñanzas que se desprenden del texto global, del texto general acerca de la verdadera felicidad. 1. Es posible conocer la verdadera felicidad: La primera enseñanza que podemos derivar del sermón de las bienaventuranzas es esta: Es posible conocer la verdadera felicidad en este mundo caído. Es en verdad sorprendente que Cristo haya iniciado su sermón hablando de la verdadera felicidad, bienaventurados, bienaventurados; no hay que ser muy observador ni muy agudo para darse cuenta de que el mundo en que vivimos está plagado de problemas, solamente hay que dar una ojeada superficial a los periódicos y a las noticias y nos convenceremos rápidamente que este mundo está muy lejos de ser un paraíso, no hay un lugar en todo este planeta tierra que no esté recibiendo de un modo u otro los embates del pecado y la maldad del hombre. Muchos hondureños sueñan con llegar los Estados Unidos, se van hasta a pie por llegar allí, porque ellos entienden que sus problemas radican en este país, si tan sólo pudiera cambiar de ambiente, si tan solo pudieran irse de aquí sus problemas terminarían, sobre todo si pueden llegar a Estados Unidos de Norteamérica. Hermanos, amigos no hay un solo lugar en este planeta tierra que no esté maldito por causa del pecado del hombre, un solo lugar en el mundo entero; pero debemos saber que esto no siempre

fue así, Dios creó al hombre con la capacidad de ser feliz y lo colocó en un lugar, en una situación especial donde su felicidad estaba totalmente garantizada. Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y una de las características que posee nuestro Dios es que Él es bienaventurado, las escrituras nos hablan de Dios como el bendito, aquel que es inmutablemente feliz, aquel que inmutablemente dichoso, pleno, feliz, auto satisfecho, bienaventurado, y el hombre fue hecho a la imagen de Dios con la capacidad y con el anhelo de vivir una vida feliz. También nos dice la escritura que ese hombre originalmente fue colocado en el huerto del Edén, una palabra hebrea qué significa: delicia, un jardín lleno de deleites, donde no había carencia de nada que el hombre necesitará, allí podía disfrutar Adán y Eva de la Comunión con Dios, del amor del uno por el otro como marido y mujer y aún de cosas materiales que Dios había creado para su deleite y satisfacción. He allí en breves palabras una descripción de lo que era la vida de nuestros padres originalmente. Pero sabemos que esa no es toda la historia, algo sucedió en ese lugar que trastorno por completo la existencia del hombre sobre la Tierra, nuestros primeros padres fueron tentados, fueron llevados a pensar, escuchen esto hermanos porque el diablo no ha cambiado su técnica, nuestros primeros padres fueron llevados a pensar que: Dios no les había dicho toda la verdad y aún había un nivel más alto de felicidad que ellos no conocían y que sólo podrían alcanzar si se independizaban de Dios. Satanás sabía que el hombre sólo podía ser feliz, mientras te mantuviera cerca de Dios y en obediencia a Él, el hombre sería feliz siempre y cuando Dios continuar haciendo su porción, siempre y cuando continuará rigiendo su vida por la norma revelada por Dios en su palabra. Así que sólo una cosa podía destruir la felicidad del hombre: el pecado, y eso fue precisamente lo que Satanás introdujo en el huerto del Edén, Él señor Jesucristo nos advirtió que Satanás es un homicida y un engañador, su propósito primario es destruir al hombre por medio del engaño; sedujo a nuestros primeros padres prometiéndoles una supuesta libertad que ellos no conocían. ¿Cuál era esa libertad? el ser libre de Dios. En una obra de aquel famoso filósofo existencialista Jean Paul Sartre, alguien decía, hablando en representación de Dios: el hombre es libre de mí, el hombre es libre de hacer lo que quiera y Dios decía en aquel momento: pero no se lo digan al hombre porque le pegaría un fuego los cuatro costados de mi palacio. Diciendo en otras palabras el hombre es libre, pero él no lo sabe. Si, el hombre es libre de Dios, cuando cayó en pecado, lo que el diablo no le dijo al hombre es que ser libre de Dios era ser esclavo del pecado, era ser esclavo del diablo, y el ser esclavo de sus propias pasiones. El diablo no le dijo toda la verdad. Pero noten algo importante: el hombre pecó y con el pecado todo quedó trastornado excepto una cosa, la capacidad del hombre de ser feliz y su anhelo de llegar a serlo, el hombre perdió su felicidad, pero el pecado no destruyó la capacidad que hay en el hombre para ser feliz, porque todavía seguimos siendo la imagen de Dios, una imagen trastornada es cierto, pero somos hechos a la imagen de Dios.

El hombre desea ser feliz, como alguien ha dicho la felicidad es el blanco al que todas las personas apuntan, y aun cuando las experiencias nos enseñan que este mundo está lleno de dolor, lleno de miseria, lleno de angustia, aun así tenemos esperanza de alcanzar algún día la felicidad. El soltero cree que lo alcanzara cuando se case, el pobre cree que la alcanzará cuando sea rico, el que tiene un matrimonio cuando su esposa se muera, y así sucesivamente. Cada persona tiene la esperanza de alguna manera de llegar a ser feliz y lo que Cristo nos dice en el sermón del monte: es que ciertamente eso es posible en este mundo miserable, en este mundo maldito por el pecado, viven personas a quienes Cristo llama bienaventurados; no se trata de un sueño imposible, inalcanzable. Estas personas tienen una correcta perspectiva de la vida, una correcta relación con Dios y por lo tanto disfrutan de algo que el mundo no conoce. No son personas escapistas, ni tampoco ligeros en su evaluación de los dolores y angustias esta vida presente, no; pero son bienaventurados. No son felices en el sentido o a la manera del mundo, sino a la manera de Dios, y eso nos lleva de la mano a nuestra segunda enseñanza general, las bienaventuranzas nos enseñan que la felicidad es posible en este mundo caído. 2. Cuan engañosa es la apariencia del mundo: En segundo lugar las bienaventuranzas nos enseñan cuán engañoso es la apariencia del mundo. Ninguna de las cosas que Cristo menciona en las bienaventuranzas apelan a nuestro concepto carnal de felicidad, el mensaje que el mundo nos ha vendido es totalmente contrario al mensaje de Cristo, el mundo dice: bienaventurados los que han alcanzado riqueza y prestigio, bienaventurados los que han llegado a ser alguien, los que poseen la determinación de obtener lo que desean cuando lo desean y cómo lo desean, bienaventurados los que no permiten que nadie los pise que nadie les pase por encima, bienaventurados los que saben hacer valer sus derechos. Ese es el mensaje que el mundo nos da. Pero Cristo dice: bienaventurados los pobres en espíritu, bienaventurados los que lloran, bienaventurados los mansos, una cosa es clara, los dos mensajes no pueden ser verdaderos; porque son mutuamente exclusivos, se excluyen el uno al otro, aceptar el mensaje del mundo es llamar a Cristo mentiroso, aceptar el mensaje de Cristo es un rechazo abierto y total a lo que el mundo proclama y enseña. Las palabras de Cristo en el sermón del monte son realmente demoledoras, cada una de las cosas que el mundo exalta, Cristo las llama a juicio y las encuentra culpables. El mensaje de las bienaventuranzas es tan simple como esto: nunca, nunca podréis encontrar la felicidad en las cosas que este mundo ofrece, eso es todo lo que nos enseña Cristo aquí. Los ofrecimientos del mundo son la carnada del diablo, el conoce al ser humano y sabe que tenemos la capacidad y el anhelo de ser felices, por tanto lo que él hace es capitalizar nuestros deseos para llevarnos cada vez más lejos de Dios, quién es la fuente de toda felicidad; amigo no lo olvides: Satanás es un homicida y un destructor y ha creado todo un en techado engañoso por medio del cual intenta destruir tu vida. A través de las riquezas, de la popularidad, de los placeres sensuales, pero todo eso no es más que una carnada que oculta un gancho agudo y peligroso por medio del cual te llevará a la destrucción.

No he ido muchas veces a pescar, cuando se hace con una carnada se escoge algo que resulte apetitoso para los peces y allí se oculta el anzuelo, así que al echar la carnada en el agua nuestro propósito no es alimentar a los peces, ese no es el propósito del pescador, nuestro propósito es tenerlos listo para nuestra próxima cena y eso es exactamente lo que el diablo quiere hacer contigo, y él lo hace apelando aquellas cosas que son apetitosas para tus sentidos carnales. Si las palabras de Cristo son verdaderas en las bienaventuranzas, entonces nos han estado engañando, hermanos nos han estado engañando a través de la televisión, a través del periódico, a través de la radio, a través de las revistas, a través del cine, nos han estado engañando: todo lo que el mundo ofrece es una ilusión, es un engaño. Si alguna vez hubo un hombre hubiese podido alcanzar la felicidad a través de las cosas que este mundo ofrece, ese fue Salomón; quizás como ningún otro hombre en la historia de la humanidad este pudo alcanzar todo lo que el mundo considera como un prerrequisito para ser feliz, el mundo dice: si tú tienes riquezas, cosas de placeres, tienes fama y prestigio, tienes que estar loco para no ser feliz; bueno Salomón disfruto de todo esto: en primer lugar pertenece a la nobleza, era hijo del rey David y por lo tanto pertenecía a la línea real a través de la cual vendría el Cristo, El Mesías, la línea real más noble que alguna vez haya existido; en segundo lugar era inmensamente rico, nos dice la escritura que la época de Salomón la plata era tan común como las piedras, nadie apreciaba la plata y su palacio real era tan majestuoso que probablemente no ha existido otro igual; en tercer lugar era inteligente muy inteligente su sabiduría era tan admirada que en su tiempo los reyes y Los príncipes venían escuchar a Salomón hablando; y en cuarto lugar disfruto de los placeres sensuales como probablemente pocos han podido hacerlo, mientras estuvo alejado de Dios no negó este hombre a sus ojos nada que desearan, lo tenía todo: casas, caballos, sirvientes, músicos, viñedos, estanques con peces, jardines y por si todo esto fuera poco, mil mujeres. Si las normas del mundo fuesen correctas, Salomón debió haber sido un hombre extraordinariamente feliz; saben cuál fue la conclusión de este hombre cuando llegó al final de su vida: vanidad de vanidades, todo es vanidad, en palabras de nuestro señor Jesucristo: Salomón entendió por la experiencia que la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee Lucas 12 15. Saben cuál es el problema: que las cosas materiales no pueden tocar el alma, porque el alma es espiritual; es tan simple como eso, no puedes llenar una necesidad espiritual con algo material, eso es imposible son cosas incompatibles, nunca llenaras tu vacío comprando un auto nuevo, o mudándote de casa, o irse a vivir a los Estados Unidos, o destruyendo tu matrimonio y casándose con otra persona para comenzar otra vez; eso no trabaja porque tu necesidad es espiritual. Vamos a explicarlo a la inversa y tal vez sea más fácil entenderlo: es la 1 de la tarde y tienes un hambre atroz, ¿qué se supone que debes hacer? ¿Saciar el hambre escuchando un buen sermón o viendo y contemplando un cuadro hermoso? no lo que debes hacer es comer, los buenos sermones no quitan el hambre, ni tampoco los paisajes hermosos; pueden entretenerse hacerte olvidar que tienes hambre pero no van a saciar el vacío que tienes en el estómago, porque ese vacío es físico y sólo puede ser llenado con algo físico, en este caso los alimentos. Bueno pues lo mismo sucede con el vacío que tenemos en el alma, ese vacío es espiritual ninguna cosa de este mundo logrará llenarlo, el mundo dice que puede, pero eso no es más que una

apariencia engañosa, una ilusión, una pretensión diabólica; ni las riquezas, ni la fama, ni los placeres sensuales, pueden dar al hombre la satisfacción que prometen. Alguna vez han leído la historia de los hombres ricos de nuestra generación, de los grandes actores y actrices de Hollywood, los actores de Hollywood son el prototipo del éxito de acuerdo a lo que el mundo promete: famosos, ricos y se dan todos los gustos habidos y por haber, sin que nadie los moleste. Lean sus vidas y verán que son probablemente las personas más desgraciada que existen en este planeta, vean cómo mueren, vean cómo viven al final de sus vidas cuando el glamur pasa y su rostro comienza arrugarse y comienzan a perder la fama y el prestigio de que disfrutaron cuando eran jóvenes y ustedes verán qué suspira son malditas, son unos desgraciados; son exitosos a los ojos del mundo pero no olviden que eso es mera apariencia, eso no es más que el departamento de publicidad del diablo; que introducen en nuestra mente a través de la televisión, de la radio, los periódicos y que muchos padres insensatos permiten que sus hijos se enfrenten sólo a esas cosas en su supervisión, es una insensatez dejar que nuestros hijos merodeen solos por el departamento de publicidad del infierno, hay que ser muy necio para hacer eso. Cuidado hermano, cuidado porque nos están engañando, vivimos en un mundo engañoso y seductor. Y si algo nos enseña las bienaventuranzas es que nos están mintiendo, nos están mintiendo, Cristo dice bienaventurados los pobres en espíritu, bienaventurados los mansos, los que lloran, los misericordiosos, aun los que padecen persecución por causa de la justicia pero 3. La verdadera felicidad consiste en conocer a Dios, en vivir en comunión con Él y en obediencia a sus preceptos: En tercer lugar también aprendemos de las bienaventuranzas que: la verdadera felicidad consiste en conocer a Dios, en vivir en comunión con Él y en obediencia a sus preceptos. Tanto la primera como la última bienaventuranza concluyen con las mismas palabras bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos, bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia porque de ellos es el reino de los cielos, esa es la razón primordial por la cual las personas descritas en este pasaje son felices porque pertenecen a ese reino. En una ocasión el señor Jesucristo envío a un grupo de 70 personas a predicar el evangelio y al volver estas personas estaban eufóricas porque vieron que los demonios se sujetaban en el nombre de Cristo, el señor Jesucristo aprovecho esta oportunidad para darles una perspectiva correcta los suyos acerca de la verdadera felicidad, Lucas 10:20 “…nos regocijéis de que los espíritus se sujetan sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos…” he ahí la razón primordial de vuestro gozo, pertenece al reino de los cielos. Y ¿qué es esto del reino de los cielos, que quiso decir el Señor cuando hablo de este reino? Debo advertir que no es mi interés en este día entrar en una discusión teológica profunda de esta expresión, así que me limitaré a dar una definición bien simple: el reino de los cielos es la esfera en que Cristo ejerce su gobierno como rey Mesías sobre su pueblo, se trata de una realidad presente pero que tendrá su consumación perfecta en el futuro, es presente y es futuro; es lo que algunos teólogos llaman el ya y todavía no del reino, ya estamos en el reino pero todavía no hemos llegado a su consumación final, no hemos llegado a su consumación perfecta, pero estamos en el reino, en muchos sentidos Cristo es ahora Rey sobre su pueblo aquí y ahora.

Al escribir su carta a la iglesia de Colosas, el apóstol Pablo da gracias porque nosotros los creyentes hemos sido librados de la potestad de las tinieblas y trasladado al reino de su amado hijo, (Colosenses 1:12) no que seremos llevados, hemos sido librados de la potestad de las tinieblas, hemos sido trasladados al reino de su amado hijo, vivimos aún aquí en este planeta pero no somos de aquí, respetamos a las autoridades civiles que Dios ha puesto en el mundo, pero nuestra autoridad suprema es Cristo, el único amo dueño y gobernador de nuestra conciencia. Pero saben una cosa: en eso precisamente consiste nuestra felicidad, en el hecho de que Cristo nos gobierna, los pobres en espíritu son bienaventurados porque de ellos es el reino de los cielos, porque han sido librados de la esclavitud del pecado y hechos siervos de Dios, ahora no viven para sí mismos, viven para la gloria de Dios y consecuentemente se deleitan en Él. Es el testimonio que encontramos vez tras vez en las escrituras, recuerdan el contenido del Salmo 1 los versículos 1 al 3 bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, bienaventurados porque en la ley de Jehová tienen su delicia y en su ley medita de día y de noche. ¿Cómo serán esos hombres? Serán como árboles plantados junto a corrientes de agua que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae y todo lo que se hombre hace próspera, bienaventurados. Salmo 119 versículo 1, bienaventurados los perfectos de caminos, los que andan en la ley de Jehová. Que nos dice Santiago en Santiago capítulo 1 versículo 25 que aquellos que miran atentamente en la perfecta ley, la de la libertad y perseveran en ella, no siendo oidores olvidadizos sino hacedores de la obra, bienaventurados serán en todo lo que hacen. El Señor dijo en una ocasión: llevar mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y saben que hallaréis descanso para vuestras almas porque mi yugo es fácil y ligera mi carga, “Ah pero hermano yo no encuentro ese descanso mi alma, esta atribulada; cada vez que voy al médico me dice que estoy en una tensión terrible, ¿Qué debo hacer? Bueno, una de dos: o no te has puesto el yugo de Cristo y estás viviendo a tus propias expensas, o tienes el yugo de Cristo puesto sobre la cabeza y quieres escapar de él y te estás ahorcando, porque Cristo dijo: si llevas mi yugo encontrarás descanso para tu alma. Una cosa es requisito de la otra: el que tiene el yugo de Cristo ha encontrado descanso para su alma, el que no ha encontrado descanso para su alma no conoce yugo de Cristo. Llevad mi yugo dice el Señor y encontraréis descanso para vuestras almas, ¿saben lo que es un yugo? es algo que nos ata a Cristo de tal manera que no tenemos más opción que ir por donde Él va, los que se han puesto ese yugo han encontrado descanso para sus almas, la verdadera felicidad no consiste en la ausencia de problemas, la verdadera felicidad no depende de un buen matrimonio, la verdadera felicidad no depende de las riquezas, la verdadera felicidad no depende de la salud, la verdadera felicidad no depende de las circunstancias; la verdadera felicidad es un asunto del corazón, es un asunto interno. Los hombres y las mujeres a quienes Cristo llama bienaventurados en este texto: lloran por su condición, son pobres en espíritu, son perseguidos por causa de la justicia, pero son bienaventurados; es extraño esto, pero son bieaventurados.

El señor dijo a sus discípulos unos momentos antes de su arresto: también vosotros ahora tenéis tristeza, pero volveré a ver y se gozará vuestro corazón, pero hermano escuchen estas palabras, grave en la en su corazón y subráyalas: nadie os quitará vuestro gozo Juan 16:22 se gozará vuestro corazón y nadie, nada absolutamente quitará vuestro gozo. No podrán hacerlo dice Cristo porque vuestro gozo no es circunstancial, vuestro gozo no es externo, puede ser experimentado aún en medio del más profundo dolor, es el gozo de saber que Dios está en control, es el gozo de saber que todo esto tiene un propósito, Hermanos Cristo es nuestro rey y no solamente para dar órdenes sino también para cuidar y proteger a sus súbditos, Él es nuestro rey y allí está nuestra dicha, alguien decía que la gloria de un rey depende del bienestar de sus súbditos. Cuando vamos a un país pobre carente de muchas cosas básicas, eso les dice mucho de sus gobernantes, cuando vamos a la Iglesia de Cristo donde Cristo es Señor, donde Cristo es rey el mundo tiene que ver que nosotros conocemos una felicidad que ellos no conocen, porque eso es lo único que dará Gloria a nuestro gobernante. El hombre que no conoce a Dios es un miserable, no importa qué tanto pueda poseer y disfrutar de las cosas que este mundo ofrece, a la hora del dolor y de la aflicción le aseguro que no encontraba consuelo en ninguna de esas cosas, dice Proverbios capítulo 11 versículo 4 que las riquezas no aprovecharán el día de la ira. Yo no quiero sonar cursi, pero me voy a arriesgar a usar una que ustedes conocen muy bien, pero que tiene mucho de verdad, alguien ha dicho: que el dinero puede comprar una buena cama, pero no compra el sueño; que el dinero puede comprar una buena casa, pero no compra un hogar; el dinero puede comprar medicina, pero no compra la salud; el dinero ni las riquezas podrán salvar a nadie en el día de la ira, no lo liberaran. Recuerdan ustedes cuando Belsazar el rey de Babilonia estaba en fiesta en su palacio, bebiendo con los vasos de oro que pertenecían al templo, con toda su pompa y toda su majestad, en el libro de Daniel, Belsasar estaba feliz, contento, este hombre era rey de la máxima potencia que había en el mundo en aquella época, pero dice la palabra de Dios que repentinamente apareció en la pared una mano escribiendo: mene, mene, tekel, uparsin; Belsasar tu reino ha sido puesto en balanza y hallado faltó. Yo me pregunto: ¿que pudieron hacer las riquezas de Belsazar por él en este momento? saben lo que nos dice la escritura en Daniel 5:6 que el rey palidecio, y sus pensamientos lo turbaros y se debilitaron sus lomos y sus rodillas daban la una contra la otra, su conciencia decía Belsazar eres culpable, y un hombre con una conciencia culpable no puede ser feliz aunque tenga todo el oro que puede producir este mundo, sus rodillas comenzaron a chocar la una contra la otra, Belsazar se volvió una masa de pan en este momento y sus riquezas no podían hacer nada por él porque no podían acallar la voz de su conciencia que le decían eres culpable, culpable. Alguien dijo en una ocasión que las cosas de este mundo tienen la misma capacidad para guardar los de las turbaciones del alma, que la que tiene un papel para detener una bala, la misma capacidad; y si no pueden hacer nada por nosotros las riquezas en ese momento entonces son vanidades ilusorias; en cambio dice el salmista en el salmo 84 versículo 12 Jehová de los ejércitos dichoso, bienaventurado, feliz, el hombre que en ti confía.

He allí la verdadera bienaventuranza, consiste en conocer a Dios, en confiar en Él, en vivir para Él, en andar en obediencia a su voluntad revelada, bienaventurados los perfectos de camino los que andan en la ley del Señor. Es imposible vivir en obediencia a esta ley y ser infeliz desde el punto de vista de Dios, es imposible ser feliz y andar en desobediencia a esa ley. Pero aún podemos derivar una enseñanza más de las bienaventuranzas. 4. Hay muchas personas engañadas en lo que respecta a la genuinidad de su fe: Las bienaventuranzas nos enseñan que hay muchas personas engañadas en lo que respecta a la genuinidad de su fe. Como decíamos al principio, las bienaventuranzas no nos dicen cómo podemos llegar a ser cristianos, más bien nos dicen que si somos cristianos estas son las características que debemos poseer, los cristianos son así; todos ellos han de ser así. Aquí no se nos está describiendo algunos cristianos excepcionales, Cristo dice que las personas que son como las que Él está describiendo en este texto pertenecen al reino de los cielos y las demás no tienen parte ni suerte en este asunto, eso es lo que Cristo nos está diciendo: los cristianos son así, los que no son así, no son cristianos, tan sencillo como eso pueda sonar. Es interesante ver que el Señor repite en su sermón este concepto vez tras vez para que no haya lugar a dudas al respecto. Mateo capítulo 5 versículo 20 “…porque os digo que sí vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos no entraréis en el reino de los cielos…” ellos se apegan a una obediencia meramente externa de la ley, los cristianos obedecen la letra pero también obedecen el espíritu, ellos se afanan por cumplir ciertos mandamientos de la ley, los cristianos quieren vivir a la luz de todo el consejo de Dios, por lo tanto los ciudadanos de mi reino tienen una justicia mayor que la de los escribas y fariseos; y si no tenéis esa justicia mayor: no entraréis en el reino de los cielos. Mateo capítulo 25 versículo 29 al 30, “… por tanto si tú ojo derecho te tocan de caer sácalo y échalo de ti, pues mejor te es que se pierda uno de sus miembros y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno, Y si tu mano derecha te es ocasión de caer córtala y échala de ti pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno…” Hermano ¿y qué es lo que Cristo está enseñando aquí? que las personas que viven satisfaciendo los deseos de su carne no pertenecen a su reino, que aquellas personas que hacen todo lo que sus ojos su mente y sus sentidos perciben no son cristianos y a la hora de su muerte descenderán al infierno aunque piensen que son creyentes. Por eso el apóstol Pablo dice Romanos capítulo 8: “…si por el espíritu hacéis morir las obras de la carne viviréis…” aquí no se está diciendo que para llegar a ser cristiano hay que mortificar las obras de la carne, lo que el apóstol Pablo está diciendo es que los cristianos viven mortificando su carne todos los días de su vida y el que no mortifica su pecado no es cristiano, no lo es y a la hora de la muerte defenderán al infierno con sus dos ojos con sus dos manos y con sus dos pies.

Mateo capítulo 6 versículos 14 y 15 hablando del perdón: “…porque si perdonáis a los hombres sus ofensas os perdonará también a vosotros vuestro padre celestial, más si no perdonáis a los hombres sus ofensas tampoco vuestro padre os perdonará vuestras ofensas…” ah pero hermano no está diciendo el texto que el perdón de Dios depende del nuestro, eso no es lo que el texto está diciendo; lo que el texto está diciendo es que toda persona que ha experimentado en su vida el perdón de Dios, sabe lo que es perdonar las ofensas; el que no sabe perdonar las ofensas no ha experimentado en su vida el perdón de Dios, eso es lo que el texto nos enseña. Mateo capítulo 7 versículo 21 al 23 “…No todo el que me dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi padre que está en los cielos, muchos me dirán en aquel día Señor, Señor no profetizamos en tu nombre, y en nombre echamos fuera demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros, Y entonces les declararé nunca os conocí apartaos de mi hacedores de maldad…” aquí el señor no está describiendo un grupo de ateos, aquí el señor no está describiendo un grupo de borrachos y drogadictos; aquí el señor está describiendo hombres y mujeres que estaban en su iglesia y que llegaron al final de sus días creyendo que eran cristianos y cuando se encontraron con el juicio condenatorio de Cristo comenzaron a decir: pero Señor, Señor; Señor como que estamos condenados y no me recuerdas, Señor, yo predicar en la iglesia, Señor yo estaba haciendo milagros, yo profetice, en tu nombre, no lo hice en el nombre de belcebú, no lo hacía a través de brujería, era en tu nombre Señor y yo les declararé nunca os conocí, sois asesores de maldad. Y nos preguntamos: ¿pero Señor dónde estaba su maldad? la palabra maldad que aparece en el texto griego es anomia, estos hombres vivían sin ley, ellos eran su propia ley, servían a Cristo como a ellos les parecía, obedecían como a ellos les parecía conveniente, esa era su maldad. Y Cristo les dijo: nunca os conocí. No es que perdieron su salvación, estas personas nunca conocieron al Señor. Como dice el apóstol Juan “…salieron de nosotros porque no eran de nosotros, porque si hubiesen sido de nosotros habrían permanecido con nosotros, pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros…” Hoy día muchos enseñan algo distinto a lo que estos textos implican, todo comenzó con la Iglesia Católica Romana, que introdujo el pensamiento de que hay algunos cristianos excepcionales que deben ser considerados “Santos” y los demás que les queda: bueno son personas comunes y corrientes que no pueden pretender alcanzar el mismo nivel de santidad, pero esta enseñanza no se quedó exclusivamente en el reino de la Iglesia Católica, aún entre los mismos evangélicos encontramos que algunos enseñan cosas similares, estos nos dicen que todos los cristianos son salvos pero que no todos son Santos, todos han aceptado a Cristo como Salvador pero no todos los han aceptado como Señor, todos son cristianos pero pocos son discípulos. Hermanos, yo debo insistir en que esa enseñanza no encuentra ningún apoyo en las sagradas escrituras y debo insistir también en que esa enseñanza llevara al infierno a miles de personas creyendo que son cristianas. Claro eran cristianos carnales, no; no eran cristianos carnales, eran impíos, eran impíos.

Una frase común en nuestra sociedad: si camina como un ganso, habla como un ganso, y se mueve como un ganso, que no le quepa la menor duda: es un ganso. Habla como un impío, se viste como un impío, le gusta lo que le gusta a los impíos, camina como impío, no es un cristiano carnal, es un impío. Un impío que profesa ser cristiano, Porque un día hicieron una decisión por Cristo, levantaron su mano en la iglesia, pasaron al frente, pero de ahí en adelante nada cambió. Cristo nos dice en las bienaventuranzas: que los ciudadanos de sus reinos son distintos, esencialmente distintos de aquellos que no lo son, Cristo dice aquí: que los cristianos son pobres en espíritu, ellos reconocen que espiritualmente están destituidos, completamente destituidos de todo méritos ante Dios, conocen su propia corrupción interna, han podido identificar cuán terrible es la plaga de sus pecados y por supuesto lamentan su condición, él Señor dice bienaventurados los pobres en espíritu, bienaventurados los que lloran y que sigue: bienaventurados los mansos, al conocerte también así mismos saben que no tienen nada que defender, es manso; y que sigue bienaventurados los que tienen hambre y sed de Justicia, porque conocen a Dios y se conocen a sí mismos tienen hambre y sed de Justicia, anhelan vivir en santidad ,agradar a Dios, parecerse cada vez más a Él, aprueban lo que Dios aprueba, condenan lo que Él condenan; y así podríamos seguir con todo lo demás, cada característica nos lleva la otra y a la otra. Saben lo que algunas personas piensan que son las bienaventuranzas: un mercado donde usted va y dice me gusta aquella, la compró; y también está, voy a ser misericordioso y pacificador, no, no, no hermano esto no es un mercado en el que podemos decidir tomar uno y dejar otro… lo que Dios junto no lo separa el hombre y Dios unió estas bienaventuranzas, con un vínculo inseparable. El que es pobre de espíritu, llora por su condición, el que llora por su condición es manso, el que es manso tiene hambre y sed de Justicia, es misericordioso, es pacificador, etcétera, etcétera. Eso no significa que todos los cristianos poseen todas esas características en el mismo grado, yo no estoy diciendo eso, tampoco significa que los cristianos no tenga una lucha a muerte con las corrupciones de su propio corazón, que se levantan violentamente contra lo Cristo está diciendo aquí, no, eso no es lo que significa; tampoco significa que en algunos momentos los cristianos no fallan en mostrar este carácter como debieran. Pero sí significa que los cristianos aprueban esas características, ellos no son como aquellos que leen las bienaventuranzas y dice: “Ay pero está muy fuerte”. Si ese es tu pensamiento amigo tú no eres creyente, porque cuando los cristianos leen las bienaventuranzas en su corazón dicen: eso es lo que yo quiero llegar a ser, eso es lo que yo quiero mostrar todos los días de mi vida”. Apruebo la palabra de Dios me condenó a mí mismo, los impíos condenan la palabra de Dios y se aprueban asimismo; los cristianos aprueban esas características, anhelan conformarse a ellas, luchan por eso, experimentan tristeza y dolor cuando se quedan cortos y aún en medio de sus imperfecciones y de las debilidades propias de su humanidad no glorificada. Los demás, las personas que rodean a este individuo, pueden ver qué Dios ha hecho una obra en sus vidas, concediéndoles esas características en mayor o menor grado.

¿Y si eso es así? tenemos razones para creer que hay muchas personas engañadas en el mundo, pensando que son cristianos cuando realmente no lo son, no lo son. Nadie puede ser salvo sin tener en alguna medida los frutos que aparecen aquí, no, mil veces no, los cristianos son humildes, son mansos, misericordiosos, pacificadores; sabemos que no somos perfectos, nadie puede serlo de este lado del cielo, al estudiar estas características nos debemos mover a dar gracias a Dios por Cristo, debemos sentirnos agradecidos por Cristo, porque reconocemos que estamos muy lejos de mostrar estas cosas a la perfección, es Cristo quien llena la medida y él ha puesto su justicia perfecta nuestra cuenta, si no fuese por el estaríamos condenados; totalmente perdidos. Pero hemos de saber que los cristianos han aceptado el yugo de Cristo y ahora deben andar como él anduvo, el que dice: yo le conozco, y es un soberbio, no conoce la humildad, no tiene mansedumbre, no siente compasión, no es pacificador, no sabe lo que es perdonar, el tal es un mentiroso y la verdad no está en él; eso es lo que dice la escritura. No caeremos en el error de los perfeccionistas que enseñan que los cristianos pueden alcanzar la perfección en esta vida presente, no. Pero tampoco caeremos en el error de los antinomianos que nos dicen: que los cristianos porque se puede ser cristiano sin mostrar las evidencias de lo que somos, a través de una vida santa; eso es antinomianismo. Los teólogos de hoy nos dicen: ah! son cristianos carnales, la escritura nos dice: “Sin santidad, nadie verá al señor”. Aquel a quien Dios justifica, también lo santifica, los cristianos son aquellos que Cristo describió en este pasaje, con todas sus imperfecciones y debilidades manifiestan esas características, luchan por ellas, se afanan por crecer en ella día tras día. Y amigos y ese no es tu caso, no debes engañarte a ti mismo, estás excluido del Reino de Dios de acuerdo a la evaluación de Cristo. ¡Ah, pero yo soy miembro de esta iglesia! amigo no lo sé si tú eres miembro de la iglesia, la escritura dice que los cristianos son humildes, lloran por su condición, son mansos, misericordiosos, comparativos, pacificadores, saben lo que es perdonar como Cristo los perdonó y aún con sus debilidades e imperfecciones, aun así, los demás pueden reconocer que esa obra de Gracia sido hecha en su corazón, si tú no sabes lo que es eso, amigo tú estás perdido. Tú estás perdido, irremisiblemente perdido, ¿qué debo hacer entonces? En primer lugar: reconocer tu incapacidad para llenar esa medida, lo primero que debes hacer es reconocer su incapacidad para llenar esa medida. Recuerda que el reino de los cielos es para los pobres de espíritu, para aquellos que reconocen su miseria espiritual delante de Dios, a ellos y sólo a ellos ha prometido Dios: traer a la comunión íntima con Él. La verdadera felicidad comienza por una evaluación correcta de lo que somos delante de Dios, no de lo que somos delante de los demás, no. Una valuación correcta de lo que somos delante de Dios, ¿y que somos? no somos nada, no tenemos mérito alguno; pero Cristo llenó la medida y él ha prometido poner su justicia perfecta en la cuenta del pecador por medio de la fe. ¡Ah pastor, pero créame que yo he reconocido mi pecado, sin embargo yo veo que mi vida es completamente contraria a lo que dice aquí, totalmente contraria!

Bueno es posible que has reconocido tu maldad, que hayas llegado al reconocimiento de tu pecado, pero no tienes el menor interés de que Cristo gobierna sobre ti. Ese es el problema. Bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos, el lugar donde Cristo gobierna, ¿es allí donde tú quieres vivir o quieres vivir en el Reino del mundo recibiendo los beneficios del Reino de Dios? Eso no se puede, eso es imposible; Cristo dice que aquellos que creen en él, le obedecen y aquellos que creen en Él, Cristo por gracia pone su cuenta por la fe, no por su obediencia, porque nuestra obediencia siempre será imperfecta. Hermanos no se abatan por el hecho de que no llenamos la medida, nunca la llevaremos ese lado del cielo, nunca; Cristo lleno la medida por nosotros y él ha puesto en nuestra cuenta su justicia por medio de la fe, ese es el mensaje del Evangelio: Cree en el señor Jesucristo y serás salvo. No dice haz esto o lo otro, dice: cree. Pero nota quién es el objeto de esa fe: El Señor Jesucristo. Si crees que él es el Señor, llevará su yugo; si llevas su yugo, serás como la persona descrita en este pasaje y si eres como la persona descrita en este pasaje, conocerán la verdadera felicidad. Eso es el mensaje de la palabra de Dios, el mensaje que podemos aprender de las bienaventuranzas… que Dios nos conceda luz en este día para que podamos hacer una evaluación correcta de nosotros mismos.