El Reino Olvidado

El Hada y el Mago ¿Existe el amor a primera vista? No lo sé, de lo que doy fe, es que en una mirada se puede transmitir

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El Hada y el Mago ¿Existe el amor a primera vista? No lo sé, de lo que doy fe, es que en una mirada se puede transmitir amor verdadero y entregarse por completo, de alma, cuerpo, mente y corazón. Cuenta la historia que en el reino olvidado de las fantasías, existe una leyenda del HADA y el MAGO BLANCO, ésta habla sobre un mago blanco que siempre tuvo lo que quiso, pero nunca conoció lo que más anhelaba, el amor, se decía que su corazón siempre estuvo vacío y en soledad. Un día, volviendo a casa, ANGELICIO el mago blanco del bosque, se adentró en un bosque tenebroso que parecía no haber visto nunca, estaba oscureciendo pero ya no podía regresar, pensó que podía acortar camino pero pronto se hallaba en el medio del bosque, perdido. Caminando sin rumbo ni destino fijo, escuchó una dulce melodía a lo lejos, sin saber de dónde provenía y cautivado por la magia de aquella voz, se propuso dejar de lado el atajo y buscar el origen de aquél sonido, comenzó a guiarse escuchando la voz armoniosa, luego de muchos días de divagar , se acostó, cansado, en los altos pastizales del bosque, al levantar la vista divisó una figura, no estando seguro de lo que veía agudizó la vista y vio una hermosa mujer con la más dulce mirada que en toda su vida jamás conoció, por un instante, pensaron lo mismo, por un instante, se cruzaron sus horizontes, por un instante, se fundieron en UNO, él sintió una especie de flecha que penetró su pecho, al ver la belleza de esa mujer, su pelo oscuro como la noche, ondulaba al compás del viento, sus rasgos faciales perfectos y sus bellos ojos color miel lo cautivaron por completo. Aquella mujer era un HADA, que estaba esclavizada por un viejo hechicero que usaba magia negra, él era el amo del bosque. El hada descendió desde las alturas con una delicadeza que parecía un ángel, cesó su canto y le dijo suavemente al oído del mago blanco: “Escondido en este bosque, una puerta encontrarás, ha permanecido cerrada por siglos, a la espera de quien posea la llave para romper el “corazón de cristal” del hechicero oscuro”. Habiendo dicho esto, la mujer con forma de princesa desapareció, el mago blanco desconcertado sintió curiosidad por aquellas palabras, y en ese preciso momento

tomó

la

decisión

de

ir

en

busca

de

esa

puerta.

Han pasado ya 3 meses desde el día en que el mago blanco encontró a esa mujer angelical, y desde entonces no ha pasado un día sin dejar de pensarla y recordarla. Aún en búsqueda de la puerta secreta, el mago blanco había recorrido todo el reino y utilizado su magia para ver más allá de lo que sus ojos le permitían, sin embargo sospechaba que la puerta estaba protegida con un

tipo de hechizo. Recorriendo todo el terreno dominado por el hechicero, una noche con una luna llena e impregnada de estrellas, el mago divisa una luz blanca muy fuerte que se elevaba desde el suelo hasta lo profundo del cielo, como si naciera en la luna y se rompiera en el suelo del bosque , la curiosidad lo hizo seguirla, cuando logra llegar a la base donde nacía el haz de luz, lo recorre una gran sensación de incertidumbre, por fin había llegado a lo que tanto había estado buscando por años, se había topado por fin, con la puerta secreta, pero inmediatamente se encontró con una pregunta a la cual todavía no tenía respuesta, ¿Donde podría estar la llave que la abra?. La puerta tenía el tamaño de una montaña, no tenía ranuras, y era de un hierro

antiguo

desgastado,

parecía

impenetrable,

en

medio

de

aquella

inmensidad en el centro de la puerta se encontraba una esfera color negra, el mago blanco estaba impresionado, había encontrado lo que tanto buscaba pero ahora no sabía para que, luego de horas intentando abrirla con diferentes hechizos y conjuros, empieza a recordar al hada, sus palabras, su dulce voz, su belleza, sus hermosos ojos... Con la mirada perdida fijamente en la esfera, enfocándola pero no mirándola realmente, ésta, comenzó a cambiar de color, lentamente pasando por toda la gama de colores que compone un arcoíris, hasta que brilló con una luminosidad que lo obligó a cerrar los ojos, al abrirlos la esfera había vuelta a su brillo normal pero ahora poseía otro color, un blanco puro. La puerta se abrió, dejando ver un pasillo interminable.

El mago blanco

empezó a adentrarse en la misteriosa cueva, en medio del pasillo, a pocos pasos de la entrada, había un pergamino enrollado, en el dorso decía: "Te sigo esperando, tu hada", al mago blanco se le cristalizaron los ojos, estaba tan cerca de liberar a su amor, en el pergamino estaban las instrucciones y algunos secretos para poder avanzar a través de los tres desafíos que el hechicero había preparado. Avanzando un poco más pero con cuidado ya que la oscuridad era muy espesa y apenas podía ver sus pasos, se topó con una pared de piedra que llegaba al techo, tenía marcas, todavía no podía saber bien de qué pero empezó a pasar su mano y distinguir los símbolos con el tacto, parecía ser algún texto en idioma que él desconocía, recorrió toda la pared con su mano intentando encontrar algún botón secreto pero al no tener éxito con eso se le ocurrió mirar nuevamente el pergamino, en la primer estrofa decía: - "Si alguien te tiene que amar, ya lo sabrás, sólo tendrás que saber reconocerlo. Recuerda cómo nos conocimos"- lo leyó una y otra vez pensando a qué se refería, sería el bosque, el árbol en el que ella estaba posada, sus vestimentas o podría ser... como si su corazón le hubiese dado una idea, empezó a cantar la melodía que había lo había guiado a través del bosque, poco a poco y a medida que él cantaba, los símbolos se iban iluminando al ritmo de la canción hasta que la pared se dividió en dos y se movió a los costados, dejando espacio para avanzar.

Todavía no sabía cómo había logrado cantar esa canción que había escuchado hace tanto tiempo, ahora no importaba, sólo pensaba en terminar de una vez por todas esta larga aventura. La última batalla, no tenía que cantar, ya que frente a él se alzaba uno de los dragones más feroces de todos los reinos, era un dragón de gran tamaño y con su corazón pintado del más negro odio que el hechicero pudo juntar, era el amo del camino, se dio cuenta que necesitaba usar su magia blanca para vencerlo, eso era algo que él dominaba a la perfección, el viejo hechicero maligno pensó en una trampa para simples mortales, no tuvo en cuenta que un mago blanco se toparía con ella. El pergamino decía: -"Sólo necesitas buscar dentro tuyo"-, haciéndole caso a su consejera, unió todos sus años de experiencia en batallas contra demonios para usar todo su conocimiento contra la bestia. Fue muy difícil vencerlo, sin embargo, le resultó más simple que las demás, ya que era su especialidad. El dragón quedó paralizado costado del pasillo, el mago blanco no pudo con su bondad y decidió perdonarle la vida, no él quién debía desaparecer, era su amo. Habiendo superado los obstáculos con mucha dificultad logró ver el final del pasillo, una piedra de cristal del tamaño de un puño, desesperado y ansioso corrió hasta que estuvo tan cerca que pudo tomar el objeto, al hacerlo se dio cuenta que estaba sobre una placa que hacía las veces de botón, con la oscuridad del lugar no logró ver que había un pequeño desnivel, y no lo notó hasta que no tomó el cristal, la placa activó un mecanismo y la puerta se empezó a cerrar lentamente, veía como la luz de la luna que entraba a la cueva se iba haciendo cada vez menor, paso por la división de paredes y logró salir segundos antes que la puerta se cierre por completo, estando afuera, a la luz de la hermosa luna llena y la tranquilidad del bosque vio que el objeto no era otra cosa más que lo que el hada le había dicho, un corazón de cristal. Juntó rabia desde lo más profundo de su ser y con un conjuro lo lanzó hacia la puerta, al impactar explotó y los fragmentos de cristal se dispersaron por todos lados. Tras unos instantes de quedarse inmovilizado al no saber cuál sería su próximo paso miró al cielo buscando respuesta, y vio como miles y miles de ángeles empezaron a elevarse muy lentamente regresando, a su verdadero lugar. Desconcertado intentaba divisar a su bella hada, no podía creer aquel asombroso espectáculo, sin previo aviso, alguien le tocó el hombro con una suavidad que lo tranquilizó, al voltearse, sintió que volvía a la vida, todos sus órganos vitales comenzaron a agitarse por la adrenalina, su corazón empezó a latir con más fuerza, sus extremidades temblaron… Era ella, el motivo de su existir, la persona que le había dado fuerzas para seguir adelante a pesar de todas las adversidades que tuvo que superar, la persona que aún estaba en sus sueños. El mago blanco, sin saber cómo reaccionar extendió sus brazos y la sujetó con fuerza en un abrazo que fundió sus almas hasta formar un solo ser,

suavemente, empezaron a elevarse y emprendieron el bello ascenso hacia las alturas, en el camino, observaban todo el paisaje desde una mirada y una forma nunca antes admirada por él. El cielo resplandecía y demostraba toda su belleza como nunca antes lo hubiera hecho jamás. El hada y el mago blanco se fusionaron con un solo objetivo, el de hacer llegar cada mañana, con la luz del alba, el amor a todos los habitantes del mundo. Cuando la vio por primera vez, sintió que eso era amor a primera vista, luego de todo lo vivido, se dio cuenta que no lo era, sino que la mirada que ella le había regalado, era una mirada de amor verdadero.